LA
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IDENTIDAD
Y AUTONOMÍA
DOCUMENTACIÓN
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Documentar con vídeo* Isabel Cabanellas1 ı Alfredo Hoyuelos2
El vídeo es uno de los instrumentos más usados (y, tal vez, abusados en la escuela). Como artista visual tardé en reconocer que el vídeo siempre me estaba mostrando cosas invisibles: la primera vez que miré a través de una cámara de vídeo los primeros pasos de mi hijo (…) Todas las imágenes dejan de ser ante todo el registro óptico de una experiencia para ser más como una visión, es decir, una combinación de percepción, sentimiento y recuerdo. Dicho de otro modo, yo buscaba una imagen de cómo se sentía una experiencia desde el interior y no de cómo la veía un observador externo. Bill Viola Por tratarse de una imagen condensada en un instante o desarrollada en mil presencias, el vídeo se convierte en una herramienta que nos ofrece la posibilidad de llevar a cabo el deseo de narrar las experiencias de la infancia, permitiéndonos hacer posibles modos de mirar e investigar desde acercamientos diversos: El vídeo se muestra, en definitiva, como motivación, como resorte, como medio de evaluación y como medio de acción. Nos permite pararnos ante el encantamiento que nos produce cada sonrisa de la infancia, sabiendo que podemos salir de él repitiendo las secuencias para buscar nue23 | Aula de Infantil Núm. 39. Septiembre-Octubre 2007
vos horizontes, porque los niños no son sólo esos seres encantadores que vivimos desde nuestra postura de adultos. Son personas con cultura para entender y aprender. El vídeo nos da la posibilidad de escapar de ese encanto e intentar conocer y comprender mejor las potencialidades de la infancia. Nos da tiempos nuevos en cámara lenta o rápida. Nos permite abrir preguntas sin la ansiedad de que se nos escape la respuesta. Rescatar una duda y dejar otras para una nueva lectura, porque quedan ahí como pequeños tesoros ocultos dispuestos a abrirse ante nuevos interrogantes, ante discusiones, ante «roles» distintos de los observadores.
Toda grabación debe ser realizada con diversos planos cinematográficos (generales, medios, de detalle, cenitales…), manteniendo el ritmo del proceso infantil y respetando unas reglas mínimas de calidad de filmación: estabilidad y enderezamiento de las imágenes (con el uso aconsejado del trípode), movimientos de cámara armónicos y decididos, evitación del abuso del zoom… Este trabajo debe acabar con un documento público que sea visible. Con una narración que cuente con autonomía aquello que hemos investigado u observado. Es un error mostrar el «bruto» de lo grabado. La construcción de una
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narración audiovisual supone un proceso de reflexión complementaria a la propia investigación, de descentración que nos obliga a pensar cómo expresar aquello que queremos decir, que pensamos saber. Porque muchas veces nos hemos encontrado con que al querer poner en imágenes nuestras ideas hemos visto que no estaban suficientemente claras, y hemos tenido que hacer un nuevo esfuerzo de análisis y síntesis, de descubrimiento de nuevos matices. Se trata de construir una película –como dice Umberto Eco (1997)–, una «ficción de la realidad». Porque mostrar la realidad, tal cual ha sido grabada, no sería eficaz para nuestras intenciones, sería aburrido, pesado y el espectador no entendería lo que queremos decir. Esta ficción de la realidad, que, a su vez, se hace real en una cinta de vídeo o en un DVD, debe poner en conjunción tres contenidos, tres formas y tres tiempos para ser «legible y soportable»: 1. El tiempo de la grabación en el que las cosas sucedieron. 2. El tiempo que llamamos del discurso o de la construcción cinematográfica, que es diferente, hay que reconstruirlo con los diversos planos, efectos, etc. 3. El tiempo del espectador, su forma de mirar, sus tiempos de atención, su forma de comprender desde fuera la realidad que no es nuestra forma vivida. Si no se da esta coordinación simultánea de los tiempos y contenidos, la narración fracasa. Una narración que es visual y, también, sonora. El audio debe buscar un equilibrio adecuado entre los sonidos del ambiente que dan realismo al montaje final, la voz en off, la música y los silencios, que también son significativos. La voz en off, sin excesos, debe orientar y reforzar la imagen, no para decir obviedades 24 | Aula de Infantil Núm. 39. Septiembre-Octubre 2007
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que ya son visibles, sino para mostrar nuevos significados o dirigir la atención de los espectadores. La música –como dice Edgar Morin (1975)– subraya y colora emocionalmente las imágenes, los acontecimientos, hace de nexo entre el film y el espectador, haciéndole partícipe de él. Llevar a cabo todo esto necesita tiempo: muchas horas de preparación, grabación, guionización, edición y producción. Valen la pena, pero hay que disponer de ellas. Es el medio documental que más tiempo exige. El vídeo es un instrumento que, bien usado, puede servir para dejar constancia precisa de lo acontecido, pero tiene el riesgo, también, de poder traicionar nuestras mejores intenciones. Notas * Este texto es una reelaboración de un capítulo del libro Momentos. Cantos entre balbuceos. 1. Doctora en Bellas Artes. 2. Doctor europeo en Filosofía y Ciencias de la Educación. Referencias bibliográficas CABANELLAS, I.; HOYUELOS, A. (1998): Momentos. Cantos entre balbuceos. Pamplona. Universidad Pública de Navarra. ECO, U. (1997): Interpretación y sobreinterpretación. Madrid. Cambridge University Press. MORIN, E. (1975): El cine o el hombre imaginario. Barcelona. Seix Barral. SUN, S. (2007): «La luz entra en ti. Entrevista a Bill Viola». Arte y parte, 68, abril-mayo, pp. 32-47.
HEMOS HABLADO DE: Identidad y autonomía personal Conocimiento de uno mismo
Isabel Cabanellas Universidad de Navarra icabanellas@ais.upna.es Alfredo Hoyuelos E.I. Haurtzaro. Pamplona hoyuelos@ahoyuelos.jazztel.es