HABLAMOS DE… HABLAMOS DE… HABLAMOS DE… HABLAMOS DE…
Con las familias Carolina Ostiz, José Joaquín Martínez eimmeudebaldea @animsa.es
LA IDENTIDAD
DOCUMENTACIÓN
Y AUTONOMÍA
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Representaciones informativas que llenan espacios en nuestras vidas A menudo no nos damos cuenta de lo que realmente se puede llegar a construir con pequeños detalles, que al final se hacen enormes, cuando vemos que forman parte de nuestra propia vida en relación con la escuela de nuestros hijos e hijas. La incertidumbre siempre se adueña de los padres y madres cuando decidimos llevar a nuestros hijos e hijas a una escuela infantil. Los vemos como lo que son: pequeños seres que se van a enfrentar a un nuevo espacio, a un reto sin nuestra presencia. Y en esas circunstancias, todo tipo de preocupaciones van apareciendo en nuestra cabeza al comienzo de curso. Todo son interrogantes que a menudo nos agobian: ¿se adaptará?, ¿se sentirá feliz?, ¿qué tal será el profesorado?, ¿se desarrollará?, ¿comerá?... En definitiva, hay veces (sobre todo al principio) que se nos encoge el corazón cuando los llevamos, pues dejamos algo que consideramos totalmente propio. Y ahí es donde la labor de la escuela infantil, con pequeñas acciones, con breves informaciones, con sucintas visiones, nos acerca a su funcionamiento y hace que nos sintamos copar-
tícipes de la educación de nuestros hijos e hijas. Simplemente el ver una fotografía, el observar un dibujo, el saber cómo ha comido..., nos hace comprobar que nuestros seres más queridos se encuentran interaccionando en su propia educación y divertimento. Nos damos cuenta de que no los «aparcamos», sino que acuden a un centro, a una escuela infantil que ofrece los medios para el desarrollo de los niños y las niñas, que completa nuestra labor como padres y madres. Actividades cotidianas hacia una educación Es increíble cómo podemos disfrutar de una sola imagen. Cuando vemos a nuestro hijo o hija que, por ejemplo, ha sido camarero y lo imaginamos como esa personita responsable que está ejerciendo una labor... a veces es difícil de visualizar. Los vemos también con esas caras de felicidad, soplando las velas de su cumpleaños. Con esa sonrisa y las de sus compañeros, que se sienten protagonistas por un momento de lo que es su día a día. Cuando vamos a dejar los abrigos o miramos la ropa del baño y vemos en los arma-
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rios las caras de sus compañeros (muchos amigos y amigas), nos imaginamos la propia dinámica de la clase y, en cierto modo, sentimos que formamos parte de ese mismo lugar, pues recordamos sus nombres y extrapolamos todo a otras caras (padres, abuelas, hermanos y hermanas), que establecen unos lazos dentro y fuera de ese ambiente. También es muy importante el poder participar en las fiestas, las reuniones con el profesorado y el resto de padres y madres, los libros en los que aparecemos; en definitiva, en todo un mundo. Espacios que se abren aquí y allá Mientras escribo, recuerdo esa foto de su clase puesta en la cabecera de su cama y que algunas noches repasa, nombrando a cada uno de sus compañeros, y nos cuenta pequeñas historias de lo que para él ha sido un día intenso y que acaba a la hora de irse a dormir. Y, por supuesto, el documento más impactante son los vídeos que podemos ver en las reuniones con las familias, donde nuestros hijos son los protagonistas de su propia película. Los observamos hacien-
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Con las familias do las actividades habituales, pero de una forma totalmente real y directa. Sentimos nervios y, sobre todo, nos emocionamos; su visión nos otorga la felicidad de ver que están bien, que disfrutan, que se desarrollan… Datos sumamente valiosos para nosotros, que hacen que nos sintamos bien, al igual que esas veces que hacemos de «espías ocasionales» paseando por fuera de las aulas, por el patio… Confianza en sentirnos correspondidos En definitiva, son peque-
ñas piezas que, conforme se van uniendo, forman parte de algo enorme: el protagonismo de nuestros hijos e hijas y, lo que es más importante, el comprobar y ser conscientes de que su educación sigue adelante, y que la escuela infantil, más que un mero lugar de paso del tiempo para que nosotros podamos trabajar, es un lugar central. Por todo ello, es crucial la información, cualquiera que sea, verbal, a través de imágenes, escritos..., pues nos hace compartir esos espacios y sentirnos dentro de una organiza-
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ción donde no existen «paredes» ni espacios cerrados, sino simplemente un funcionamiento lleno de claridad de unos profesionales junto a nuestros hijos e hijas. Por eso, agradecemos esa capacidad que la escuela tiene de mostrar la vida como un lugar que al principio es incierto, pero que poco a poco con todas esas representaciones forma parte del ámbito de los alumnos al igual que del de las familias. Carolina Ostiz y José Joaquín Martínez, madre y padre de un niño y una niña de la Escuela Infantil Mendebaldea