2 minute read

Baudolino y la mentira

Next Article
Marco Teórico

Marco Teórico

Cuando a una gran mentira se le dedica una vida, deja de ser mentira y se convierte en ideal, en utopía. Baudolino, un muchacho del siglo XI, pobre, nacido campesino en un contexto de muchas limitantes, goza de una enorme ventaja: la de hacer que las cosas dichas parezcan realidad, parezcan verdad. En otras palabras: Baudolino era un gran mentiroso. Esto ocasionaba problemas al papá del muchacho en muchas ocasiones, pero a la vez ese problema fue su bendición pues conoció a un personaje que al darse cuenta de esa “habilidad” del chico, la habilidad de mentir con gracia y elegancia, lo adoptó. Lejos estaba el padre natural de Baudolino de saber que la nueva familia del muchacho sería la familia real más poderosa del momento. Su padre putativo: Federico I Barba Rossa. Nada más ni nada menos que el Emperador del Sagrado Imperio Romano Cristiano. Esta relación le permite ser educado bajo la tutoría de importantes personajes de la época, entre los cuales había políticos, historiadores y lingüistas, otorgándole una extraordinaria educación. Inclusive es enviado a París para perfeccionar sus conocimientos. Allí entra en contacto con las narraciones del casi inalcanzable reino del Preste Juan. A partir de entonces Baudolino se dedicará a lograr que su padre, el emperador, establezca relaciones con un reino que reúne tanto el poder político como religioso pues el Preste Juan era rey y sacerdote. Redacta una carta, falsa, en la que el propio Preste Juan propone al Emperador una embajada. Por azares del destino, esa carta no llega a su padre sino al enemigo de su padre, el Basíleus o emperador bizantino, quien deseaba a toda costa establecer él mismo esa relación con el Preste Juan; avivando la vieja intriga y lucha de poder que significaba un imperio cristiano romano separado de un imperio bizantino que no se resignaba a perder el poder obtenido con la división entre occidente y oriente. División no tomada en cuenta por Carlo Magno. La vida de Baudolino, ya adulto se complica al encontrarse en medio de estas luchas de poder, en las que además entran en juego el Papado y los poderes locales de ciudades estado de la Europa medieval.

Sin ánimos de realizar una semblanza de la obra, en la novela “Baudolino”, Eco pone en evidencia que, por medio de la exaltación de la mentira se hace posible la legitimación de los imperios, llegando esa mentira a constituirse en una verdadera apología de la utopía. Ya Virgilio había logrado elevar a Cesar a la calidad de Dios, por medio de la afirmación amparada en hechos históricos demostrables, que descendía directamente de Enéas y de la Diosa Venus. ¿Verdad o mentira? Pero esa afirmación colocó no solo a Cesar sino a su familia en el panteón de los Dioses Romanos.

Advertisement

Y como nota final a las observaciones sobre este libro, el propio Baudolino, siendo viejo, escucha de labios de otros aquellas mentiras que esparció siendo niño, que corrieron de boca en boca y después de dar la vuelta al mundo llegan a sus oídos por boca de otros, lo que le hace reflexionar y decir:

¡Entonces… yo tenía razón!

Umberto Eco, haciendo gala de un virtuosismo único, redacta el primer capítulo de este libro en un lenguaje inventado por él mismo, un lenguaje que en realidad no existe pero que logra revestirlo del sentido de todo el desarrollo de la obra. El lector al final llega a comprender ese sentido y reconocer que todo lo leído ya había sido captado desde el inicio.

This article is from: