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Ciudad de México

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Marco Teórico

Marco Teórico

Mexico Ciudad de

Como ya se ha mencionado, Mérida llega a esta ciudad en compañía de su esposa Dalila, es aquí donde nacen sus hijas Alma y Ana.

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En 1921 colabora con Diego Rivera en el mural del Anfiteatro Bolivar de la Escuela Nacional Preparatoria, dos años después diseña y ejecuta su primer mural para la Biblioteca Infantil en la Secretaría de Educación Pública y se inscribe como miembro fundador del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores y Escultores de México. Sin embargo, poco tiempo después cobra distancia del movimiento del muralismo mexicano, ya que lo considera portador de un mensaje demagógico, con una fuerte carga política, mientras que según Gonzalez Goyri, Mérida totalmente dueño de su consciencia, establece una dicotomía y opta por “Una ruta más de acuerdo a sus íntimas convicciones: el de hacer un arte que fuera puro, sin mácula, libre de compromisos de ninguna especie, atendiendo a sus valores meramente plásticos”. Esta situación lo dejó prácticamente solo, aislado de la corriente principal, ocasionando cierta exclusión de la escena oficialista, un ejemplo de ello es el mural diseñado para la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México -UNAM-, el cual no pudo ser construido debido a que David Alfaro Siqueiros amenazó al comité encargado de la universidad para impedir su realización.

Para poner en contexto lo anterior, debe recordarse que en esa época México vive la euforia de una Revolución en pleno apogeo, ya consolidada, por lo que cualquier intento que pudiese considerarse un retorno al Porfiriat era inmediatamente señalado, los aspectos sociales son el tema y motivo central. Mérida lo sabe, pero su discurso va más allá, es hacia una estética que se integre a lo útil con lo funcional, en conse-

cuencia en 1949 en pleno apogeo del espíritu moderno latinoamericano, el crecimiento de las ciudades, Mérida investiga sobre la integración de la plástica y la arquitectura, coherente con las preocupaciones sobre como la era de la máquina poco a poco cobraba terreno y como poder hacer que la arquitectura y la ciudad recuperaran su sentido humano, que lejos estaban de imaginar la realidad actual.

Es cuando colabora con los arquitectos Mario Pani, Salvador Ortega y Ruth Rivera, quienes aplicando la tesis de la modernidad en la cual los nuevos paradigmas en urbanismo, también buscan integrar el arte a la arquitectura, al igual que otros arquitectos en Latinoamérica, Pani comparte estas ideas y las aplica, primero en el Multifamiliar Alemán, proyecto construido de 1947 a 1949, en el cual Mérida interviene la guardería; sin embargo, es en el Centro Urbano Presidente Juárez, construido de 1951 a 1952, donde verdaderamente se logra una integración plástica, gracias a la colaboración en equipo, como lo registra Graciela de Garay: “el reto era encontrar un lenguaje que recogiera las ideas plásticas del pintor y una pintura funcional que armonizara con las ideas del arquitecto” ocasión que Mérida encontró oportuna para impulsar su propuesta de una narrativa basada en lo prehispánico, pero con un lenguaje abstracto, integrando en el edificio a través de murales que fueran parte de los elementos de interconexión, por lo tanto parte de la funcionalidad y por ende de uso cotidiano, distanciándose de lo simplemente decorativo. Todo lo anterior será validado en los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna -CIAM-, principalmente en el VIII celebrado en Hoddesden, Inglaterra, en 1951, denominado “El Corazón de la Ciudad”, esto demuestra que el centro intelectual productor de ideas y conocimiento, ya no solo son los países que por tradición lo habían sido en Europa, Latinoamérica es lugar de vanguardias, véanse los casos de Brasilia, la Ciudad Universitaria de la UNAM o el mismo Centro Cívico de la Ciudad de Guatemala.

En 1987 la UNAM recibió el mural titulado “Abstracción Integrada”, el cual había sido realizado para la Fábrica de Bujías Champions en una zona industrial de la ciudad; sin embargo, con el ánimo de que pudiera ser apreciado por más público, se instaló de manera aislada en la Avenida Insurgentes Sur, contradiciendo la tesis de Mérida de lograr una integración a la arquitectura.

Vivió y dejo testimonio de sus casi cuarenta años de vida en la Ciudad de México, tiempo durante el cual generó alrededor de 24 proyectos de integración plástica a la arquitectura; sin embargo, es lamentable que mucha de su obra ya no pueda ser visitada ya que por diversas circunstancias fue destruida.

Murió en la Ciudad de México un 21 de diciembre de 1984, dejando un legado que debe ser conservado por su carácter de importancia patrimonial único y universal, lo integran valores históricos, filosóficos, sociales, culturales, artísticos, tecnológicos, todos ellos de importancia no sólo para los guatemaltecos o mexicanos, sino para toda la humanidad.

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