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Unidad
from El anarquismo en América Latina (1921-1959. Los casos de Argentina, Cuba y México
by Kclibertaria
The Industrial Worker, el vocero de la Industrial Workers of the World (IWW), entrevistó al primer contramaestre del Shilka. De esa, que podría considerarse información de primera mano, se desprendieron y/o clarificaron algunas cuestiones y alumbró, pálidamente, elementos sobre la represión contra los anarquistas.289
Unidad
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Una de las formas en como la Revolución de octubreinfluyó en el anarquismo fue intensificar en su seno los debates en torno a la organización específica, es decir, la creación de una sólida organización de elementos anarquistas capaz de orientar los esfuerzos populares hacia la construcción del comunismo anarquista. Del debate sobre dicho tema, ocurrido entre los años 1918-1922, se dibujaron dos tendencias: una, apoyó los esfuerzos encaminados a federar a los grupos libertarios, otra apeló a no concretar una organización con la capacidad, real, de centralizar las actividades y las ideas.
La discusión de crear o no una federación alumbraría otras preocupaciones, como el papel de las minorías revolucionarias y, como consecuencia, la ‘deriva o disposición’ al autoritarismo de ciertos anarquistas. Las disquisiciones desarrolladas muestran los argumentos de toda la familia anarquista y cómo quedaron mancomunados, al menos en esta cuestión los grupos editores de La Protesta y La Obra contra quienes fundaron Bandera Roja. Si bien la idea de
289 Apuntó: “Los bolcheviques, nombre qué significa mayorista, puesto que bolshe quiere decir mayoría y viki tienen ruso el valor de nuestro sufijo castellano ista, son una coalición de socialistas, reformistas, socialistas revolucionarios, sindicalistas y anarquistas. Estos últimos según expresión del contramaestre fueron cogidos [con] temor en el primer momento, pues se tenía de ellos la idea difundida por los capitalistas, pero han demostrado poseer un alto grado de espíritu de desinterés y sacrificio personal, habiéndose captado la confianza y la simpatía de los demás, y llegando todos a comprender que rotas las barreras de la presente sociedad, no son tan grandes las diferencias que le separan”, A lo anterior agregó una imagen, transmitida por el entrevistado, donde entremezcló eventos reales con consideraciones deseadas o anheladas, pero no acontecieron de tal manera, por ejemplo se refirió: “los mismos enemigos de la libertad tienen garantizado el de expresar sus pensamientos, los periódicos reaccionarios siguen publicándose”, situación que contrasta con las declaraciones de Robert Minor, por otra parte sostenía una situación presente en todas las revoluciones, de cualquier matiz, y es “que el pueblo ruso está ansioso de saber y los bolcheviques les ofrecen, teatros, iglesias, hasta palacios han sido transformados en escuelas y el analfabetismo desaparecerá con la presente generación”, M Salinas, “La nueva Rusia…”, Vida Libre, núm. 10, Tampico, 6 de julio de 1918.
una organización específica no cristalizó hasta 1922 y 1923 con la Unión Comunista Anárquica Argentina y la Alianza Libertaria Argentina , es pertinente evidenciar los debates por tener como referencia lo acontecido en Rusia, y la consecuencia de esas reflexiones: el surgimiento de tres grupos: los nucleados e influidos por La Protesta; los editores de los impresos La Obra, Tribuna Proletaria, El Libertario y La Antorcha, catalogados comúnmente como antorchistas y los banderojistas o anarco-bolcheviques.
Aún antes del triunfo bolchevique los anarquistas de la Argentina llamaron a concretar una unión de anarquistas bajo el argumento que, a pesar de representar una fuerza real y efectiva, no habían llegado a desarrollar una verdadera acción revolucionaria, su accionar se desenvolvía pobremente, aislados de la gran masa y sin vinculación entre grupos e individuos. Bajo la creencia de poder hacer una labor ‘verdaderamente revolucionaria’ , impulsaron la asociación de fuerzas “para forjar una vasta organización anarquista a fin que, dentro de ellas, militen todos los anarquistas del país, enlazando estos grupos entre sí, basta formar la federación anarquista regional”.290
José Alday, un colaborador asiduo de La Protesta, manifestó la imprescindible necesidad de organizar a las huestes ácratas en grupos y la coligación de estos para dar forma a una federación puramente anarquista, convirtiéndose al tiempo en portavoz de los anarquistas en contra del régimen estatal. Esta federación, tendría el objeto de coordinar la lucha libertaria, afirmó: “es urgente, pues, compañeros, la reunión de los átomos anarquistas para que de esa combinación resulten moléculas, formadas de hambre, miseria, explotación y tiranía, al hacer explosión, derrumbe el andamiaje capitalista”.291
Ante las propuestas de formar una federación se alzaron voces impugnándola. Una de ellas alegaba estar de acuerdo en la necesidad de crear una organización puramente anarquista para, en los momentos necesarios, se respondería como un sólo hombre a las necesidades de la lucha. Su única discrepancia era la forma de concebir y de llegar a realizar dicha aspiración.
290 “La acción anarquista…”, La Protesta, núm. 3107, Buenos Aires, 4 de julio de 1917. 291 J Alday, “Los anarquistas y…”, La Protesta, núm. 3256, Buenos Aires, 26 de diciembre de 1917.
Una federación debía ser un medio de ejercer acciones concretas y no una institución fija, estructurada y burocrática, ni formada por la adhesión a un comité central. Siendo contemplado como un peligro en cuando al momento de emprender una tarea la misma sería descubierta por los organismos represivos. El mejor método era seleccionar, preparar y pulir al mayor número de hombres conscientes, haciendo un constante intercambio de ideas, y debates, entre las minorías revolucionarias a través de la prensa.292
Un texto, aparecido sin firma en La Protesta, expresó la necesaria unificación del pensamiento con el objeto de aunar las fuerzas dispersas, desorientadas e incapaces de oponerse a la reacción estatal, de ahí la necesidad de la unidad, tanto en el pensamiento como en la acción.293
En respuesta, Xaxara aclaró que ciertos grupos anarquistas hablaban de organizar a los anarquistas como si se tratara de formar un ‘partido’ anarquista. Dicho propósito, a decir de Arango, no tenían ni bases de organización ni presentaban los principios morales para mantener el mutuo acuerdo de las dispersas fuerzas ácratas y quienes pretendía la unión lo hacían con el único propósito de rotular las actividades y erigir, ser ellos, una cabeza directora. Por eso, Arango proponía que lo primordial no era crear una organización existente sólo en el sello sino dar pasos lentos pero firmes, debatir qué clase de organización convenía y si era idóneo sincronizarla con los principios ácratas, acentuar cuáles serían éstos y cuál su programa.294
La disquisición sobre la fundación de una federación se apagaría en las páginas de La Protesta, pero tendría su aparición, con bastante intensidad, en La Obra donde su cuerpo editor se pronunció en contra de la propuesta y pormenorizó en el intento de unificación de las fuerzas libertarias. Si La Protesta referenció que el llamado a la federación nación de una convocatoria realizada por los grupos de Junín y Campana. La Obra partió en aclarar que la idea de una agrupación ácrata emanó de La Rebelión de Campana y Nubes Rojas de Junín,
292 Incognito, “En pro de la federación…”, La Protesta, núm. 3363, Buenos Aires, 1 de mayo de 1918. 293 “La unidad libertaria”, La Protesta, núm. 3387, Buenos Aires, 30 de mayo de 1918. 294 López Arango, “La organización…”, La Protesta, núm. 3394, Buenos Aires, 7 de junio de 1918.
secundada por ellos, los obristas, mas aseguraron la propuesta no era nueva pues La Protesta la había dibujado años atrás, precisamente de la mano de González Pacheco. Independiente de ello, La Obra censuró el llamado “a comprometerse en una organización que concentré en ella todos los pensamientos y todos los objetos sustituyendo la libertad de los anarquistas. Antes de comprometernos en una organización cualquiera, los anarquistas preferimos actuar libremente sin ninguna organización y esto es realmente la anarquía”.295
Ante la respuesta obrista contra la pretensión de forjar una federación recibieron una crítica bastante iracunda de los redactores de La Rebelión, quien lo acusó de debilidad y fosilizados. La Obra les respondió develando el talante autoritario de quienes formarían el grupo editor de Bandera Roja, y los principales promotores de la futura ALA, apuntó
Muy pronto pide La Rebelión nuestro cese y el de nuestras giras por todo el país, esto mismo demuestra cuál será el exclusivismo de esta federación que en tal forma se propicia, no, nosotros somos Juan sin miedo, el proyecto de esa federación no ha aparecido como así, resultó en realidad un simple propósito de sobreponer una propaganda y hasta unos propagandistas a otros, de dictar exclusiones, deberían tener más propósitos y no desear una federación [para] acallar a todos los demás con quienes no están de acuerdo, preguntarnos si tenemos miedo de sentirnos menoscabados o si desconfiamos de nuestra propia fuerza para no convertirnos en caudillos desde la federación, es como preguntarnos si tenemos miedo o desconfianza de convertirnos en caudillos aceptando la colaboración con el Estado, no es esta la cuestión, la cuestión es que La Rebelión no ha dado otras razones para la organización del anarquismo que la organización de los partidos políticos y la organización del estado.296
Ahondando en el tema antes citado, para La Obra los anarquistas eran, aunque les repugnara la palabra, un partido, el partido del no gobierno, significando el concepto partido como la unión de partidarios de una idea, en sus diferentes tendencias. Por lo mismo, los anarquistas estaban organizados, aunque esa organización no correspondiera a un afiliación partidistapolítica, existiendo, por concatenación, una disciplina diferente a la de los demás partidos por residir en la filiación o la permanencia, en el partido anarquista se es libre.297
295 “Sobre la federación anarquista”, La Obra, núm. 21, Buenos Aires, 20 de julio de 1918. 296 “Llamamos al orden a La Rebelión”, La Obra, núm. 23, Buenos Aires, 20 de septiembre de 1918. 297 “El partido anarquista”, La Obra, núm. 25, Buenos Aires, 31 de octubre de 1918.
En la argumentación esgrimida en contra de la federalización, La Obra dejó en claro dos cosas. La primera, no se oponía a la federación siempre y cuando existiera un diario difusor de los principios comunistas anarquista; la segunda, evidenciaron el espíritu autoritario y ‘cuasi dictatorial’ de los impulsores de la federación. La Obra, como grupo editor, propuso al grupo de La Rebelión fusionarse y sacar un impreso. El cotidiano sería un diario de la mañana titulado La Revolución Social, “con influencia completa en América del Sur, lo cual obligaría a plegarse a La Protesta también”. La proposición fue aceptada durante una reunión de ‘notables’ (estaban presentes los editores de La Protesta, los anarco-bolcheviques, los obristas, foristas y sindicatos autónomos). No obstante, en la segunda reunión encontraron todo cambiado, flotando en el aire la desconfianza, la cual nació por la presencia de los tres delegados de La Obra. Obedeciendo aque ‘el grupo de notables’ tomó a su cargo la dirección de la reunión y elaboraron un programa. Ese programa no era del periódico sino el de la revolución, con ello el ‘grupo de notables’ cambió todo y puso a consenso su propuesta.
La Obra objetó la creación del programa de la revolución social, para ellos ya existía y era el del comunismo anarquista. Ante la violencia cometida contra los acuerdos los delegados de La Obra se retiraron. A fin de cuentas, el programa fue aprobado. Por último, La Obra finalizó: “nosotros personalmente seremos siempre anarquistas y es natural que cuanto toquemos haremos obra anarquista, no nos conformamos, ellos no nos interesan, no sabemos después cómo habrá quedado el famoso programa, son los mismos iniciadores de la federación anarquista. Es que ésta se hubiera cambiado también o hubiera adoptado el mismo programa menor, el nombre del diario también fue cambiado después a Bandera Roja”.298
Las críticas elaboradas por Arango con relación al posible surgimiento de una cabeza directora dentro de una unión anarquista, con el poder de censurar a otros anarquistas o detener iniciativas, fue un ejercicio practicado de común por el grupo editor del diario Bandera Roja, aún sin consolidarse la mentada federación, como lo anotó el cronista de La Obra. Arango también advirtió ese atributo al criticar la fusión de los periódicos La Rebelión y Voces Proletarias, anteponiendo los objetivos de propaganda de Campana por Rosario.299
298 “Mayoría”, La Obra, núm. 27, Buenos Aires, 21 de diciembre de 1918. 299 López Arango, “Criticones”, La Protesta, núm. 3320, Buenos Aires, 12 de marzo de 1918.