Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00
L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum Año XLVI, número 42 (2.386)
EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt
Ciudad del Vaticano
17 de octubre de 2014
En la asamblea extraordinaria del Sínodo de los obispos
El 19 de octubre
Un debate abierto y claro
Beatificación de Pablo VI
Tras dos semanas de intenso trabajo se encamina hacia su conclusión, el domingo 19, la tercera Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los obispos sobre la familia, con el tema: «Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización». En estos días se sucedieron las diversas congregaciones generales, la presentación de la relación «post disceptationem» el lunes 13, los trabajos en los círculos menores (3 en inglés, 3 en italiano, 2 en español y 2 en francés) y la publicación de las conclusiones de dichos trabajos, decidido en la decimosegunda congregación general del jueves 16 por la mañana, y dadas a conocer por la tarde de ese mismo día. El sábado 18 se procederá a presentar el «Mensaje del Sínodo» por la mañana y por la tarde la «Relatio Synodi», el documento final. Durante esta semana también tuvo lugar un importante anuncio: tema y fecha del próximo Sínodo. Tendrá lugar en el Vaticano, será la la decimocuarta Asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos, del 4 al 25 de octubre de 2015 sobre el tema «La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo». Lo anunció, con autorización del Papa Francisco, el secretario general del Sínodo de los obispos, el cardenal Lorenzo Baldisseri, al abrir el lunes 13 de octubre, por la mañana, la undécima congregación de la Asamblea extraordinaria en curso. PÁGINAS 5-9
Mensaje por el
V
centenario del nacimiento de Teresa de Ávila
Santa andariega «La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección» de Teresa de Ávila. Lo escribe el Papa Francisco en el mensaje enviado al obispo de la ciudad española con ocasión del quinto centenario del nacimiento de la santa, que tuvo lu-
Y
12-15
Misa en acción de gracias
Memoria de los misioneros
gar el 28 de marzo de 1515. Las palabras de Teresa de Ávila «¡Ya es tiempo de caminar!» —destacó el Papa— «son la síntesis de su vida y se convierten para nosotros, especialmente para la familia carmelitana, sus paisanos abulenses y todos los españoles, en una preciosa herencia a conservar y enriquecer». Y el Papa dice a todos: «¡Ya es tiempo de caminar, andando por los caminos de la alegría, de la oración, de la fraternidad, del tiempo vivido como gracia! Recorramos los caminos de la vida de la mano de santa Teresa. Sus huellas nos conducen siempre a Jesús».
PÁGINA 10
El domingo 19 de octubre, en la plaza de San Pedro, será proclamado beato quien ha instituido, en 1965, el Sínodo de los obispos: Giovanni Battista Montini, Pablo VI, durante la misa conclusiva de la tercera Asamblea general extraordinaria sobre la familia, con la presencia y la participación de los miembros de esta asamblea.
Un himno para el día de la beatificación
Diálogo en tres estrofas Y
EUGENIO COSTA MASSIMO PALOMBELLA EN PÁGINA 2
Entrevista al cardenal Parolin sobre la situación en Oriente Medio
No hay que resignarse
PÁGINA 3
Convocado por el Consejo para los laicos del 20 al 22 de noviembre
congreso mundial de movimientos eclesiales y nuevas comunidades
III
PÁGINA 2
Dolor tras la muerte de un ser querido en los combates contra el
EI
en Kobane, Siria (Ansa)
PÁGINA 17
L’OSSERVATORE ROMANO
página 2
viernes 17 de octubre de 2014, número 42
Pablo VI en un retrato de Stefano Pachi publicado en la portada del «Boletín Salesiano» del número de octubre
Un himno para Pablo
VI
Diálogo en tres estrofas
EUGENIO COSTA y MASSIMO PALOMBELLA Un himno para el día de la beatificación del Papa Pablo VI, y para cada vez que se querrá poner de nuevo en el centro este don que el Señor dio a su Iglesia, es ante todo un canto al Señor mismo, un himno a Cristo. Por ello el corazón de las tres estrofas se concentra en el estribillo, junto a la aclamación (Christus, lumen gentium, Christus in Ecclesia) e implora (Mittat nos ad gentes). La Iglesia reconoce las grandes cosas que el Omnipotente hizo en el
humilde siervo suyo y pide ser ahora y siempre enviada a continuar su obra en el mundo. El himno, por lo tanto, gira en torno a este momento de unánime Magníficat, que compendia lo que hoy deseamos decir sobre el Papa del concilio y de la renovación. Asumir esta dinámica significa situar la admiración y el honor a él en una perspectiva totalmente cristológica. Identificado de este modo el núcleo central del himno, se ve claro el sentido de las estrofas, que es el de un recuerdo afectuoso de la gran figura del Papa Montini. Se recuerda la vocación personal y su horizonte de vida, su fiel y generosa acción de pastor, su aún presente irradiación sobre la Iglesia de hoy. Su lema pontificio (In nomine Domini) está entretejido en la trama de su existencia, mientras que algunas expresiones remiten a momentos cruciales, a intervenciones decisivas: el Concilio
Vaticano II (Lumen gentium, Ad gen- afrontar una escritura no inmediata, tes), las encíclicas y exhortaciones mientras que la asamblea se orienta apostólicas (Ecclesiam suam, Evange- naturalmente a cantar el sencillo inlii nuntiandi), el discurso a la ONU. ciso in nomine Domini y el solemne El himno, de este modo, quiere estribillo, pensado para una gran ofrecer una breve pero intensa mira- masa de personas. De allí nace una da, movida por la fe y la esperanza, situación de diálogo, que llama al sobre la existencia luminosa de un encuentro a todos los participantes gran creyente, que acogió una llama- en la acción litúrgica para que el da, la vivió con plenitud y abre todavía sus brazos hacia nosotros que lo llamamos beaEl punto central es un Magníficat. to, que damos gracias a su y nuestro Señor y que de él Un canto de acción de gracias mantenemos viva la memoria por las grandes cosas realizadas renovando nuestra fidelidad al por Dios con la colaboración camino que él abrió. El canto de un himno no debe durar de una de sus criaturas mucho: por ello se miden las palabras y se las confía al ímpetu fuerte y sereno de la música, que las pone en nuestros labios culto al nuevo beato sea un auténtipara que bajen al corazón. co acto de Iglesia, teniendo alta la La música entrelaza la narración mirada hacia la meta a la que tamrecitativa del coro y de los solistas bién hoy, con él, está llamada. con las intervenciones de la asamLa escritura de un himno debe blea y con el apoyo penetrante de desafiarnos con un texto que trate los instrumentos en una sólida uni- de no caer en lugares comunes, y dad formal, que respeta las caracte- con una música que siendo sencilla rísticas propias de cada sujeto. El no debe ceder a la tentación de ser coro y el solista pueden, en efecto, banal, y quizás también agramatical.
En noviembre el tercer congreso mundial de movimientos eclesiales y nuevas comunidades
Alegría misionera «La alegría del Evangelio: una alegría misionera». Es un pasaje de la Evangelii gaudium (n. 21) el que inspiró el tercer Congreso mundial de los movimientos eclesiales y nuevas comunidades, que —organizado por el Consejo pontificio para los laicos— se llevará a cabo en Roma del 20 al 22 de noviembre próximos. En el Colegio internacional María Mater Ecclesiae se reunirán los delegados de las realidades asociativas internacionales más difundidas, ya reconocidas como instituciones internacionales de fieles o en constante diálogo con el dicasterio vaticano. Han expresado su adhesión fundadores y responsables generales. Así como las ediciones anteriores de 1998 y del 2006 culminaron con los encuentros con los Pontífices Juan Pablo II y Benedicto XVI, también la cita de este año aparece estrechamente unida a la misa de Pentecostés de 2013 celebrada por el Papa Francisco con ocasión del Año de la fe precisamente con los miembros
de movimientos eclesiales y nuevas comunidades. En el Regina Caeli el Pontífice les animó: «¡Sois un don y una riqueza en la Iglesia! ¡Llevad siempre la fuerza del Evangelio! ¡No tengáis miedo! Tened siempre la ale-
L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum
EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt
00120 Ciudad del Vaticano ed.espanola@ossrom.va http://www.osservatoreromano.va TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE «L’OSSERVATORE ROMANO»
gría y la pasión por la comunión en la Iglesia». Además, después de ese encuentro, el obispo de Roma regaló a la Iglesia la exhortación apostólica Evangelii gaudium, que contiene un auténtico vademecum para los movi-
Misa de Pentecostés con los movimientos, comunidades y asociaciones (19 de mayo de 2013)
GIOVANNI MARIA VIAN director Carlo Di Cicco subdirector
Marta Lago redactor jefe de la edición
don Sergio Pellini S.D.B. director general
Redacción via del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano teléfono 39 06 698 99410 Servicio fotográfico photo@ossrom.va Publicidad: Il Sole 24 Ore S.p.A. System Comunicazione Pubblicitaria Via Monte Rosa 91, 20149 Milano segreteriadirezionesystem@ilsole24ore.com
mientos eclesiales y las nuevas comunidades. Por ejemplo, en el documento, la necesidad de una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría —«la dulce y confortadora alegría de evangelizar» (n. 9)— es considerada el objetivo prioritario para el camino de la Iglesia de nuestros días. Y partiendo precisamente de tales presupuestos, el Consejo pontificio organizó un nuevo momento de confrontación y reflexión común, para comprender mejor las palabras del Papa Francisco y releerlas a la luz de las experiencias y los desafíos que los movimientos eclesiales y las nuevas comunidades viven hoy en día, en esa que para muchas de estas realidades asociativas —fruto del Concilio ecuménico Vaticano II, del que celebramos el 50º aniversario— representa la época de la edad adulta, de la madurez. A los trabajos congresuales partiSIGUE EN LA PÁGINA 18
Tarifas de suscripción: Italia - Vaticano: € 58.00; Europa (España + IVA): € 100.00 - $ 148.00; América Latina, África, Asia: € 110.00 - $ 160.00; América del Norte, Oceanía: € 162.00 - $ 240.00. Administración: 00120 Ciudad del Vaticano, teléfono + 39 06 698 99 480, fax + 39 06 698 85 164, e-mail: suscripciones@ossrom.va. En México: Arquidiócesis primada de México. Dirección de Comunicación Social. San Juan de Dios, 222-C. Col. Villa Lázaro Cárdenas. CP 14370. Del. Tlalpan. México, D.F.; teléfono + 52 55 5594 11 25, + 52 55 5518 40 99; e-mail: losservatore@prodigy.net.mx, or.mexico@ossrom.va. En Argentina: Arzobispado de Mercedes-Luján; calle 24, 735, 6600 Mercedes (B), Argentina; teléfono y fax + 2324 428 102/432 412; e-mail: osservatoreargentina@yahoo.com. En Perú: Editorial salesiana, Avenida Brasil 220, Lima 5, Perú; teléfono + 51 42 357 82; fax + 51 431 67 82; e-mail: editorial@salesianos.edu.pe.
número 42, viernes 17 de octubre de 2014
L’OSSERVATORE ROMANO
página 3
«La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección» de Teresa de Ávila. Lo escribe el Papa Francisco en el mensaje enviado al obispo de la ciudad española con ocasión del quinto centenario del nacimiento de la santa, que tuvo lugar el 28 de marzo de 1515. Publicamos a continuación el texto del mensaje.
Mensaje del Papa Francisco para el quinto centenario del nacimiento de Teresa de Ávila
Santa andariega
Vaticano, 15 de octubre de 2014 A monseñor JESÚS GARCÍA BURILLO Obispo de Ávila Querido hermano: El 28 de marzo de 1515 nació en Ávila una niña que con el tiempo sería conocida como santa Teresa de Jesús. Al acercarse el quinto centenario de su nacimiento, vuelvo la mirada a esa ciudad para dar gracias a Dios por el don de esta gran mujer y animar a los fieles de la querida diócesis abulense y a todos los españoles a conocer la historia de esa insigne fundadora, así como a leer sus libros, que, junto con sus hijas en los numerosos Carmelos esparcidos por el mundo, nos siguen diciendo quién y cómo fue la Madre Teresa y qué puede enseñarnos a los hombres y mujeres de hoy. En la escuela de la santa andariega aprendemos a ser peregrinos. La imagen del camino puede sintetizar muy bien la lección de su vida y de su obra. Ella entendió su vida como camino de perfección por el que Dios conduce al hombre, morada tras morada, hasta Él y, al mismo tiempo, lo pone en marcha hacia los hombres. ¿Por qué caminos quiere llevarnos el Señor tras las huellas y de la mano de santa Teresa? Quisiera recordar cuatro que me hacen mucho bien: el camino de la alegría, de la oración, de la fraternidad y del propio tiempo. Teresa de Jesús invita a sus monjas a «andar alegres sirviendo» (Camino 18, 5). La verdadera santidad es alegría, porque «un santo triste es un triste santo». Los santos, antes que héroes esforzados, son fruto de la gracia de Dios a los hombres. Cada santo nos manifiesta un rasgo del multiforme rostro de Dios. En santa Teresa contemplamos al Dios que, siendo «soberana Majestad, eterna Sabiduría» (Poesía 2), se revela cercano y compañero, que tiene sus delicias en conversar con los hombres: Dios se alegra con nosotros. Y, de sentir su amor, le nacía a la Santa una alegría contagiosa que no podía disimular y que transmitía a su alrededor. Esta alegría es un camino que hay que andar toda la vida. No es
instantánea, superficial, bullanguera. Hay que procurarla ya «a los principios» (Vida 13, 1). Expresa el gozo interior del alma, es humilde y «modesta» (cf. Fundaciones 12, 1). No se alcanza por el atajo fácil que evita la renuncia, el sufrimiento o la cruz, sino que se encuentra padeciendo trabajos y dolores (cf. Vida 6, 2; 30, 8), mirando al Crucificado y buscando al Resucitado (cf. Camino 26, 4). De ahí que la alegría de santa Teresa no sea egoísta ni autorreferencial. Como la del cielo, consiste en «alegrarse que se alegren todos» (Camino 30, 5), poniéndose al servicio de los demás con amor desinteresado. Al igual que a uno de sus monasterios en dificultades, la Santa nos dice también hoy a nosotros, especialmente a los jóvenes: «¡No dejen de andar alegres!» (Carta 284, 4). ¡El Evangelio no es una bolsa de plomo que se arrastra pesadamente, sino una fuente de gozo que llena de Dios el corazón y lo impulsa a servir a los hermanos! La Santa transitó también el camino de la oración, que definió bellamente como un «tratar de amistad estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama» (Vida 8, 5). Cuando los tiempos son «recios», son necesarios «amigos fuertes de Dios» para sostener a los flojos (Vida 15, 5). Rezar no es una forma de huir, tampoco de meterse en una burbuja, ni de aislarse, sino de avanzar en una amistad que tanto más crece cuanto más se trata al Señor, «amigo verdadero» y «compañero» fiel de viaje, con quien «todo se puede sufrir», pues siempre «ayuda, da esfuerzo y nunca falta» (Vida 22, 6). Para orar «no está la cosa en pensar mucho sino en amar mucho» (Moradas IV, 1, 7), en volver los ojos para mirar a quien no deja de mirarnos amorosamente y sufrirnos pacientemente (cf. Camino 26, 3-4). Por muchos caminos puede Dios conducir las almas hacia sí, pero la oración es el «camino seguro» (Vida 21, 5). Dejarla es perderse (cf. Vida 19, 6). Estos consejos de la Santa son de perenne actualidad. ¡Vayan adelante, pues, por el camino de la oración, con determinación, sin detenerse, hasta el fin! Esto vale singularmente para todos los miembros de la vida consagrada. En una cultura de lo provisorio, vivan la fidelidad del «para siempre, siempre, siempre» (Vida 1, 5); en un mundo sin esperanza, muestren la fecundidad de un «corazón enamorado» (Poesía 5); y en una sociedad con tantos ídolos, sean testigos de que «sólo Dios basta» (Poesía 9).
Este camino no podemos hacerlo solos, sino juntos. Para la santa reformadora la senda de la oración discurre por la vía de la fraternidad en el seno de la Iglesia madre. Ésta fue su respuesta providencial, nacida de la inspiración divina y de su intuición femenina, a los problemas de la Iglesia y de la sociedad de su tiempo: fundar pequeñas comunidades de mujeres que, a imitación del «colegio apostólico», siguieran a Cristo viviendo sencillamente el Evangelio y sosteniendo a toda la Iglesia con una vida hecha plegaria. «Para esto os juntó Él aquí, hermanas» (Camino 2, 5) y tal fue la promesa: «que Cristo andaría con nosotras» (Vida 32, 11). ¡Qué linda definición de la fraternidad en la Iglesia:
andar juntos con Cristo como hermanos! Para ello no recomienda Teresa de Jesús muchas cosas, simplemente tres: amarse mucho unos a otros, desasirse de todo y verdadera humildad, que «aunque la digo a la postre es la base principal y las abraza todas» (Camino 4, 4). ¡Cómo desearía, en estos tiempos, unas comunidades cristianas más fraternas donde se haga este camino: andar en la verdad de la humildad que nos libera de nosotros mismos para amar más y mejor a los demás, especialmente a los más pobres! ¡Nada hay más hermoso que vivir y morir como hijos de esta Iglesia madre! Precisamente porque es madre de puertas abiertas, la Iglesia siempre está en camino hacia los hombres para llevarles aquel «agua viva» (cf. Jn 4, 10) que riega el huerto de su corazón sediento. La santa escritora
y maestra de oración fue al mismo tiempo fundadora y misionera por los caminos de España. Su experiencia mística no la separó del mundo ni de las preocupaciones de la gente. Al contrario, le dio nuevo impulso y coraje para la acción y los deberes de cada día, porque también «entre los pucheros anda el Señor» (Fundaciones 5, 8). Ella vivió las dificultades de su tiempo —tan complicado— sin ceder a la tentación del lamento amargo, sino más bien aceptándolas en la fe como una oportunidad para dar un paso más en el camino. Y es que, «para hacer Dios grandes mercedes a quien de veras le sirve, siempre es tiempo» (Fundaciones 4, 6). Hoy Teresa nos dice: Reza más para comprender bien lo que pasa a tu alrededor y así actuar mejor. La oración vence el pesimismo y genera buenas iniciativas (cf. Moradas VII, 4, 6). ¡Éste es el realismo teresiano, que exige obras en lugar de emociones, y amor en vez de ensueños, el realismo del amor humilde frente a un ascetismo afanoso! Algunas veces la Santa abrevia sus sabrosas cartas diciendo: «Estamos de camino» (Carta 469, 7.9), como expresión de la urgencia por continuar hasta el fin con la tarea comenzada. Cuando arde el mundo, no se puede perder el tiempo en negocios de poca importancia. ¡Ojalá contagie a todos esta santa prisa por salir a recorrer los caminos de nuestro propio tiempo, con el Evangelio en la mano y el Espíritu en el corazón! «¡Ya es tiempo de caminar!» (Ana de San Bartolomé, Últimas acciones de la vida de santa Teresa). Estas palabras de santa Teresa de Ávila a punto de morir son la síntesis de su vida y se convierten para nosotros, especialmente para la familia carmelitana, sus paisanos abulenses y todos los españoles, en una preciosa herencia a conservar y enriquecer. Querido hermano, con mi saludo cordial, a todos les digo: ¡Ya es tiempo de caminar, andando por los caminos de la alegría, de la oración, de la fraternidad, del tiempo vivido como gracia! Recorramos los caminos de la vida de la mano de santa Teresa. Sus huellas nos conducen siempre a Jesús. Les pido, por favor, que recen por mí, pues lo necesito. Que Jesús los bendiga y la Virgen Santa los cuide. Fraternalmente,
L’OSSERVATORE ROMANO
página 4
viernes 17 de octubre de 2014, número 42
Misa del Pontífice en Santa Marta El «de más» de Dios «Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá, porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre». Partiendo del pasaje evangélico de san Lucas (11, 9-10), en la misa celebrada en Santa Marta el jueves 9 de octubre, el Papa Francisco volvió a meditar sobre el tema de la oración, deteniéndose en la condición del hombre que pide y el amor de Dios que responde y da sobreabundantemente. Tras recordar el texto de la oración colecta pronunciada antes de la liturgia de la palabra —«Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican; derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir»— el Pontífice inició su reflexión resaltando que «es propio de la misericordia de Dios no sólo perdonar —eso todos lo sabemos— sino ser generoso y dar más y más...». Deteniéndose en particular en la invocación «y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir», el Papa Francisco destacó: «Nosotros quizá en la oración pedimos esto y esto, y ¡Él nos da más siempre! Siempre, siempre de más». Retomando posteriormente la idea del pasaje evangélico, el Papa recordó cómo, algún versículo antes del pasaje propuesto por la liturgia, los apóstoles le habían pedido a Jesús que les enseñase a rezar como Juan había enseñado a sus discípulos. «Y el Señor —dijo— les enseñó el Padrenuestro». Después el Evangelio comienza a hablar de la «generosidad de Dios», de la «misericordia que da siempre de más, más de aquello que nosotros creemos que se pueda hacer». El Papa Francisco entró en el corazón del texto: «Si uno de vosotros tiene un amigo, a medianoche... Hay tres palabras, tres palabras clave en este pasaje: el amigo, el Padre y el regalo». Es la ocasión para unirse a la experiencia cotidiana de cada persona: en nuestra vida, dijo el Pontífice, hay amigos de oro, «que dan la vida por el amigo», y hay también otros más o menos buenos, pero algunos son amigos de manera más profunda. No hay muchísimos: «La Biblia dice “uno, dos o tres... no más”. Los demás son amigos, pero no como estos». Siguiendo la pauta del pasaje de Lucas, el Papa prosiguió: «Yo voy a su casa y pido, pido, y al final se siente molesto por la importunación; se levanta y da lo que el amigo le pide». Precisamente «el vínculo de amistad hace que se nos dé lo que pedimos». Pero, explicó, «Jesús se adelanta y habla del Padre», haciendo estas preguntas a sus oyentes: «¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?». De aquí la sucesiva certeza: «Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo
dará el Espíritu Santo a los que se lo ro de camino que nos da lo que pe- na jamás, «tiene paciencia» y vuelve piden?». Esto significa que «no sólo dimos; el Padre que se preocupa de continuamente, incluso «hasta el fiel amigo que nos acompaña en el nosotros y nos ama; y el Espíritu nal de la vida», porque él «no deja camino de la vida nos ayuda y nos Santo que es el regalo, es ese de más lo que quiere para sí». da lo que nosotros pedimos; tam- que da el Padre, lo que nuestra También Jesús experimentó esta bién el Padre del cielo, este Padre consciencia no se atreve a pedir». realidad: en el evangelio de san Luque nos ama tanto», hasta preocucas se lee que «después de las tentaparse —dice Jesús— por dar de cociones en el desierto», el demonio lo mer a los pajarillos del cielo. dejó en paz por un período, pero De este modo el Señor, hizo notar que luego «volvía continuamente». Corazones el Papa Francisco, «quiere despertar Y los demonios «le tendían tramla confianza en la oración». Y citanpas» hasta el final, hasta la Pasión, vigilantes do de nuevo el Evangelio de san Lu«hasta la Cruz», diciéndole: «Si eres cas —«Pedid y se os dará, buscad y ¿Custodiamos bien nuestro corazón? Hijo de Dios… ven, ven con nosohallaréis, llamad y se os abrirá, por- ¿Lo custodiamos ante los continuos tros, así podremos creer». El Papa que todo el que pide recibe, y el que intentos del demonio de entrar en él Francisco explicó que es lo que nos busca halla, y al que llama se le y hacer allí su morada? Lo preguntó sucede también a nosotros cuando abre» (11, 9-10)— el Pontífice expli- el Papa Francisco durante la misa alguien nos tienta preguntándonos: có: «esta es la oración: pedir, buscar celebrada en Santa Marta el viernes «Pero, ¿tú eres capaz?». Por ello el cómo y tocar a la puerta del cora- 10 de octubre por la mañana, al re- «Jesús habla de un hombre fuerte, zón de Dios, el amigo que nos flexionar sobre el pasaje litúrgico del bien armado, que monta la guardia acompaña, el Padre» que ama a to- evangelio de san Lucas (11, 15-26): de su palacio, monta la guardia de das sus creaturas. «una historia triste», dijo, que co- su casa», porque el corazón de cada uno de nosotros es coAl final del pasaje, puso de relieve el Pamo una casa. Y entonpa, hay una frase que ces, se preguntó el «parece un poco crítpiPontífice, «¿monto la ca: «Si vosotros, pues, guardia de mi coraque sois malos, sabéis zón?». dar cosas buenas a En efecto, es preciso vuestros hijos, ¿cuánto «custodiar este tesoro más el Padre del cielo en el que habita el Esdará el Espíritu Santo píritu Santo, para que a los que se lo piden? no entren otros espíri¡Sí! Dará el Espíritu tus». Y es necesario Santo a los que se lo hacerlo «como se cuspiden». Precisamente todia una casa, con la «este es el regalo, este llave». Por lo demás, es el de más de Dios». dijo el Papa, en nuesPorque el Padre, destatras casas utilizamos có, «jamás te da un re«muchos medios de segalo, lo que le pides, guridad» para defenasí, sin envolverlo bien, dernos de los ladrones. sin algo más que lo ha¿Hacemos lo mismo ga más bello». Y «lo con nuestro corazón? que el Señor, el Padre ¿O dejamos «la puerta nos da de más, es el abierta»? Es necesario Espíritu: el verdadero «vigilar», recomendó don del Padre es lo el Papa Francisco, porque la oración no se que el demonio, si bien atreve a esperar». El «fue expulsado con el hombre toca a la puerBautismo, va a buscar ta de Dios con la oraa otros siete demonios ción para pedir una peores que él y vuelgracia. Y «Él que es el ve». Padre, me da ese de Por eso es necesaria más: el regalo, el Espíuna atención continua. ritu Santo». Es indispensable preEs esta, resaltó el guntarse siempre: Papa, la dinámica de la «¿Qué sucede allí», oración, que «se hace dentro de nosotros? con el amigo, que es el «Soy el centinela de mi compañero de camino William Blake «Jesús tentado por Satanás» (1815-1819) corazón?». El Pontífice de la vida, se hace con sugirió que aprendael Padre y se hace en el Espíritu Santo». El amigo verdadero mienza cuando Jesús expulsa a un mos de nuestra vida diaria: «¿Quién es Jesús: es Él, en efecto, «quien nos demonio, «y termina en el momento de nosotros, cuando está en casa, ya acompaña y enseña a rezar. Y nues- en que los demonios vuelven al alma sea en la cocina, ya sea en el despatra oración debe ser así, trinitaria». de la persona de la que habían sido cho, donde sea, y ve pasar a una Se trata de un relieve importante pa- expulsados». persona que no conoce, se queda Es una situación recurrente en la tranquilo? Nadie». Hasta tal punto ra el Papa Francisco quien, al concluir, recordó un típico diálogo que vida de todo hombre, porque, recor- que enseguida se dirige al desconotuvo muchas veces con los fieles: dó el Pontífice citando el pasaje de cido: «¿Usted quién es? ¿Quién lo «Pero ¿usted cree? Sí, sí. ¿En qué san Lucas, «cuando el espíritu impu- hizo entrar? ¿Por dónde entró?». cree? ¡En Dios! Pero, ¿quién es Dios ro sale del hombre, vaga por lugares También a nosotros nos puede sucepara usted? ¡Dios, Dios!». Un con- desiertos buscando alivio, y al no der lo mismo. «Cuántas veces —descepto un tanto general, abstracto, encontrarlo, se dice a sí mismo: vol- tacó el obispo de Roma— entran los que para el obispo de Roma no co- veré a mi casa». Por eso el demonio, malos pensamientos, las malas intenrresponde a la realidad. Porque, afir- cuando encuentra el alma en paz, ciones, los celos, las envidias. Tantas mó, «existe el Padre, el Hijo y el Es- «va y toma otros siete espíritus peo- cosas que entran. Pero, ¿quién abrió píritu Santo: son personas, no son res que él, entran en ella y hacen su esa puerta? ¿Por dónde entraron?». una idea en el aire». En resumen, morada». Y así, «la condición suce- Y si no nos damos cuenta a quién precisó, «este Dios spray no existe: siva de ese hombre llega a ser peor hacemos entrar en nuestro corazón, que antes». ¡existen personas!». este «se convierte en una plaza por En efecto, explicó el obispo de Este es en síntesis el mensaje final SIGUE EN LA PÁGINA 19 del Pontífice: «Jesús es el compañe- Roma, el demonio no se descorazo-
L’OSSERVATORE ROMANO
número 42, viernes 17 de octubre de 2014
página 5
Entrevista con el secretario general del Sínodo de los obispos
Un camino veloz Es decididamente positivo el balance del Sínodo al final de la primera semana de trabajos y, por lo tanto, a mitad de camino de la tercera asamblea extraordinaria, reunida desde el domingo 5 en el Vaticano para debatir sobre la familia. Quien habla es el secretario general del Sínodo de los obispos en una entrevista a L'Osservatore Romano. El sábado 11 de octubre, por la mañana temprano, los locales del aula sinodal están casi desiertos y se oyen sólo las voces de los colaboradores, que trabajan también el sábado. Aprovechando el momento más tranquilo el cardenal Lorenzo Baldisseri relata sin formalidad, como es en su estilo directo y eficaz, la preparación de la asamblea, el trabajo proficuo de estos días verdaderamente intensos, el clima sereno, haciendo referencia, por último, a las próximas etapas de un camino que se está recorriendo muy ágilmente. Eminencia, para usted ha sido la primera vez, después de una vida sobre todo en las representaciones pontificias de numerosos países: ¿cómo le ha ido? Tenía un poco de preocupación porque —incluso habiendo participado en muchas asambleas episcopales— no había estado nunca en un Sínodo y no lograba imaginar cómo sería esta nueva experiencia. Pensaba en una complejidad y en una rigidez mayores. En cambio no, el Sínodo es una asamblea como las demás, y existe una estructura y hay muchas personas, incluso muy preparadas, que han ayudado. ¿Desde cuando se está trabajando y cuáles son las novedades de esta asamblea? Trabajamos desde hace más de un año y, si bien no hubo cambios formales, hemos experimentado una dinámica entre las normas y su aplicación, que obviamente puede ser rígida o flexible, y hemos aprovechado de este espacio. Entre las novedades, la principal y más significativa ha sido, en estos meses, la participación
personal del Papa en todas las reuniones del Consejo ordinario de la Secretaría. En el debate en el aula hemos simplificado muchas formalidades e introducido el italiano, que incluso entre los padres sinodales es más conocido que el latín. Permitiendo de este modo, en un clima más informal, trabajos más eficientes y libres. ¿Hubo, sin embargo, críticas sobre la información: un Sínodo blindado? Todo lo contrario. También en este ámbito hemos simplificado, apuntando a los encuentros con los periodistas —incluso de cada uno de los padres, que son obviamente libres de conceder entrevistas— y abandonando el sistema de los resúmenes porque en realidad no reflejaban las intervenciones: el texto inicial escrito se sintetizaba y difundía, pero el pronunciado en el aula luego se modificaba. Pienso que de este modo se refleja más el debate. Un debate —lo repito— realmente libre. ¿Cómo han sido estos días? Hemos respirado un clima sereno, incluso en la confrontación leal de los diversos puntos de vista, porque he visto en todos un gran amor a la Iglesia como pueblo de Dios, en todos una fidelidad indiscutible a la enseñanza en la tradición, con una mirada de misericordia a las personas. Hemos escuchado a todos los que pidieron intervenir: 180 intervenciones programadas y 85 en el espacio reservado a las intervenciones libres. En total, 265 intervenciones en el respeto escrupuloso de los tiempos, tanto que sobró una hora y media, que naturalmente utilizamos inmediatamente. «Usted tiene un reloj suizo» me dijo con un guiño el Papa. Pero el debate se facilitó también por el hecho de que el sesenta por ciento de las intervenciones llegaron antes y fue posible tenerlas en cuenta en la relación «ante disceptationem», base precisamente del debate. Que no fue para nada dramático, sino serio y constructivo.
¿Y ahora? El lunes escucharemos la relación «post disceptationem», que está casi lista, luego el lunes por la tarde en los veinte círculos menores se prepararán los modos, es decir, las integraciones al testo, para llegar al jueves a su presentación en el aula. De aquí se pasará al documento final de esta asamblea, la «relatio synodi», otra novedad, que será votada el sábado y entregada al Papa. Mientras tanto, el sábado por la mañana, se publicará el «nuntius», es decir, el mensaje de la asamblea sinodal, que quiere hablar a los católicos y a los alejados, teniendo en cuenta a las personas, mujeres y hombres de hoy. El domingo tendrá lugar la misa conclusiva durante la cual —con la presencia y la participación de los jefes de las Iglesias orientales y de los presidentes de todas las Conferencias episcopales del mundo, miembros de esta asamblea— será
En la séptima congregación general
Debate apasionado Acerca de la cuestión de la comunión a los divorciados vueltos a casar el Sínodo acogió plenamente la petición del Papa Francisco de hablar claro y saber escuchar. Y así, el jueves 9 de octubre, por la mañana, en la séptima congregación general, surgieron diversas líneas de pensamiento, sin negar la indisolubilidad del matrimonio. Y se presentaron propuestas concretas. En particular, una de las cuestiones planteadas con mayor frecuencia se refirió a la validez de los numerosos matrimonios celebrados en
Los testimonios de Retrouvaille y los Equipos de Notre Dame
Dos movimientos para la familia Dificultades financieras, infidelidad y problemas de las familias de origen se cuentan entre las causas más frecuentes que ponen en crisis la vida matrimonial. Lo dijeron Stephen y Sandra Conway, esposos sudafricanos, al abrir, el miércoles 8 de octubre, por la tarde, la sexta congregación general. Tras haber salvado su relación, que entró en crisis en 2008, gracias a los cursos propuestos por «Retrouvaille», se convirtieron a su vez en voluntarios de la organización que ayuda a las parejas heridas y con riesgo de separación o divorcio. Tratando de valorizar los aspectos positivos de la relación familiar, con especial atención a los hijos y a la vida de fe, participan anualmente en el programa propuesto por el movimiento diez mil parejas que buscan, precisamente, «reencontrarse». Los dos hablaron también de los divorciados vueltos a casar que «se sienten constantemente reprendidos y culpabilizados por los errores del pasado», y de uniones entre personas del mismo sexo: «tenemos peticiones también de ellos y tratamos de mostrar comprensión y cercanía», dijeron.
proclamado beato quien instituyera, en 1965, el Sínodo de los obispos: Giovanni Battista Montini, Pablo VI. Desde el lunes nos encaminaremos hacia la asamblea ordinaria que se tendrá dentro de un año. Procediendo con agilidad, como hemos hecho hasta ahora. (g.m.v.)
El jueves 9, por la mañana, en la séptima congregación general, el tema de la «apertura a la vida» fue introducido por los esposos Arturo y Hermelinda As Zamberline, responsables del Equipo de «Notre Dame» (END) en Brasil. El movimiento de espiritualidad conyugal está presente en 70 países, con más de 137.000 miembros, de los cuales 45.500 son brasileños. Casados desde hace 41 años, y desde hace 20 en el END, tienen tres hijos, una nuera y una nieta. Al hablar de teología de la sexualidad y control de los nacimientos, los dos pusieron de relieve que según su experiencia «muchas parejas de católicos, incluso las que tratan de vivir con seriedad su matrimonio, no se sienten obligadas a utilizar sólo métodos naturales», ni consideran la anticoncepción un problema moral o un pecado que haya que confesar. Por ello END ha elaborado un estudio intitulado «Evangelizar la sexualidad», de donde emerge la discrepancia entre doctrina y praxis de la pareja, sobre todo entre los jóvenes.
la Iglesia. Al respecto se presentaron a los padres cuatro líneas para una solución. Las tres primeras orientadas a verificar los fundamentos cristológicos, la raíz sacramental-eclesial y posibles itinerarios educativos. La cuarta referida a la propuesta de pedir ad validitatem para el sentido matrimonial la voluntad de casarse «en el Señor». En concreto, se recordó que para la sacramentalidad del matrimonio lo que se pide, como condición mínima necesaria, es la intención de hacer lo que hace la Iglesia. Pero si falta totalmente la disponibilidad para querer casarse como cristianos pueden surgir dudas, sobre todo en las circunstancias actuales, acerca de la presencia de las condiciones necesarias para garantizar una comprensión suficiente de las propiedades esenciales del matrimonio. Esta solución se sitúa por analogía, se explicó, en la línea abierta de la dinámica del bautismo, sacramento que está en la raíz de la sacramentalidad del matrimonio. Por lo tanto, es necesario exigir que lo que el bautismo obró en los «nubendi» sea asumido por ellos personalmente en el momento del consenso matrimonial. Y se llega así a exigir más que una simple intención de hacer lo que hace la Iglesia, pidiendo al bautizado que quiere casarse sacramentalmente una asunción personal de su condición de miembro de la comunidad cristiana. En una palabra, los esposos deberían manifestar explícitamente su voluntad de casarse «en SIGUE EN LA PÁGINA 6
L’OSSERVATORE ROMANO
página 6
viernes 17 de octubre de 2014, número 42
El papel formativo de los padres
En la novena congregación general
Preparados para educar
Más espacio para los laicos
Durante la octava congregación general, siguiendo el esquema del Instrumentum laboris, la discusión trató el tema «La Iglesia y la familia frente al desafío educativo (parte III, cap. 2) El desafío educativo en general / La educación cristiana en situaciones familiares difíciles». Non basta cuidar la formación de los candidatos al matrimonio; es necesario atender también a la formación de los sacerdotes y de los agentes de la pastoral familiar. Es una de las indicaciones que surgieron del debate durante la octava congregación general, el jueves 9 de octubre, por la tarde, con la presencia del Papa Francisco. En las intervenciones que animaron la sesión de trabajo, en la que estuvieron presentes 181 padres sinodales —entre otros, tomaron la palabra los cardenales Yeom Soo-Jung, Calcagno, Turkson, Njue, Vegliò, y los arzobispos Nashenda, Menichelli y Nzapalainga—, se manifestó en diversas ocasiones la exigencia de una mayor preparación de los esposos en la tarea educativa de los hijos. Se subrayó cómo los desafíos que debe afrontar la familia en este ámbito son múltiples y a menudo los padres perciben que no están preparados. La atención de los padres sinodales se centró también en la situación de los hijos de parejas divorciadas o separadas. En particular, se recordó que precisamente ellos representan la parte más débil y, por lo tanto, están destinados a cargar con el sufrimiento por la división de los padres. En cuanto a los divorciados vueltos a casar, se puso de relieve la necesidad de un itinerario penitencial, acompañado incluso por una reflexión sobre quienes se quedan solos y a menudo sufren en silencio, al margen de la vida social. Durante las 21 intervenciones programadas y las 11 intervenciones libres se habló también de los problemas de las convivencias prematrimoniales, de las parejas de hecho, de la poligamia y de los nacimientos fuera del matrimonio. Se trató sobre los niños que quedan solos o sin relaciones seguras y serenas con los padres. No faltó una referencia a la cuestión de la anticoncepción y al significado de los métodos naturales de regulación de la fertilidad. Unión y procreación, se dijo, no están separados del acto conyugal. Por lo tanto, se condenan las prácticas como la manipulación genética y la crioconservación de los embriones. Diversas voces denunciaron el intento realizado por países y organizaciones del mundo occidental al presionar a algunas naciones —sobre todo en África— con el fin de introducir realidades como el aborto y las uniones homosexuales, dándoles el estatus de «derechos humanos» y condicionando su recepción a la concesión de ayudas económicas. Al respecto, se puso también de relieve que la expresión «derechos a la salud sexual y reproductiva» no tiene, en el marco del derecho internacional, una definición precisa, y que
termina por abarcar principios que se contradicen entre sí. Además, la promoción de tales «derechos», incluso careciendo de valor vinculante, supone un riesgo, porque puede influenciar la interpretación de otras normas, en particular, la lucha contra la discriminación de la mujer. Se planteó, además, la cuestión relacionada con la esencia de algunos matrimonios, que se presentan como una celebración meramente exterior «de bodas» y no conllevan la verdad del sacramento. En este caso no se trataría de matrimonios válidos. He aquí por qué, hoy más que en el pasado, no se puede considerar que la celebración de la boda equivalga a la efectiva celebración del sacramento. Se debe realizar, en cada caso, una atenta verificación según las normas canónicas. Normas que algunos padres sinodales pidieron que se revisen, en especial haciendo el procedimiento más sencillo y único en toda la Iglesia. SIGUE EN LA PÁGINA 7
Dificultades económicas, incomprensiones, falta de diálogo, violencias, pero también algunas cuestiones prácticas de la educación de los hijos —comenzando por el simple «mal olor de los pañales»— fueron presentadas al Sínodo por los laicos presentes en calidad de auditores. A ellos se les reservó la novena congregación general, el viernes 10 de octubre, por la mañana, presidida por el cardenal Tagle con la participación del Papa y de 185 padres sinodales. Tomaron la palabra, en total, veinte laicos y un sacerdote comprometido con la pastoral familiar. Médicos, sobre todo ginecólogos, políticos, docentes, o sea «agentes pastorales», desde hace años comprometidos con las cuestiones prácticas de la vida de muchas parejas y de la bioética, insistieron sobre la necesidad no de nuevas teorías sino de testimonios vivos para dar un cambio positivo a la familia. Todos pidieron más sintonía, en este campo, entre sacerdotes y familias. Aún
más, se propuso una auténtica «alianza» a través de una más cuidadosa preparación de los pastores desde los años del seminario, de modo que sean capaces de acompañar realmente el camino de las familias en su contexto específico. Y no faltó también la petición de homilías más cercanas a la cotidianidad y más comprensibles. En definitiva, se requiere un lenguaje nuevo. Y con este estilo se presentó, en la homilía de la Hora tercia, el obispo Orowae, sugiriendo comenzar a leer el Evangelio en familia y a rezar juntos. Los testimonios evidenciaron también cómo, a nivel mundial, las cuestiones prácticas de la vida familiar no son las mismas: en África y en las ciudades secularizadas de la vieja Europa, donde domina en cambio la soledad, los problemas no coinciden. Y, específicamente, los protagonistas de la pastoral familiar africana también pidieron al Sínodo un apoyo para oponerse más eficazmente a las presiones y a los planes lanzados por las organizaciones sanitarias que no tienen en cuenta los valores cristianos y ni siquiera las tradiciones locales. La familia, se reafirmó partiendo siempre de experiencias vividas en este campo, es uno de los temas fuertes del compromiso de los laicos cristianos en la política. Se indicó que sin embargo, se necesita un auténtico diálogo entre Estado e Iglesia para hacer posible la promoción de políticas en favor de la persona y de la familia en general. La planificación natural de los nacimientos fue una cuestión que se presentó con particular atención porque, se hizo notar, su correcta aplicación tiene efectos positivos en SIGUE EN LA PÁGINA 7
Séptima congregación general VIENE DE LA PÁGINA 5
el Señor». Esta solución responde a una cuestión presentada en numerosas intervenciones. En más de una ocasión, además, se pidió la agilización de los trámites de los tribunales eclesiásticos en las causas de nulidad de matrimonio. Y, al respecto, se presentaron diversas propuestas. Los padres sinodales explicaron detalladamente sus razones acerca de la admisión o no a la Eucaristía de los divorciados vueltos a casar. Con posturas, justamente, diversas. Se presentaron también historias particulares de personas que viven en condiciones de sufrimiento. Por ejemplo, se destacó la necesidad de de distinguir entre quienes han abandonado injustamente al cónyuge y los que, en cambio, fueron abandonados injustamente. Hubo intervenciones significativas, tanto de quien considera que no es posible introducir la comunión para los divorciados vueltos a casar como de quien invita al discernimiento de las diversas situaciones para no practicar una pastoral del «todo o nada». Un debate apasionado, por lo tanto, como pidió en la homilía de la hora Tercia al inicio de los trabajos el obispo de Mozambique Muandula, invitando a los padres a dejarse guiar por la sabiduría bíblica. La cuestión de los matrimonios mixtos no estuvo ausente. Se habló de ello sobre todo en lo que se refiere a los ortodoxos, en Rumanía, en Ucrania y en Grecia. Y se presentaron las cuestiones con el mundo protestante en Suiza y con la realidad interreligiosa de la India. El caso de la poligamia nutrió el debate. Se reafirmó tam-
bién la necesidad de una pastoral de la escucha, del respeto y la acogida hacia las personas homosexuales. Pero siempre con la claridad acerca de la visión cristiana del matrimonio. Concluido después de veinticinco intervenciones el debate sobre las situaciones pastorales difíciles —tomaron la palabra, entre otros, los cardenales Caffarra, Coccopalmerio, Eijk, Langlois, Koch, Marx, Napier, Scherer, Müller y Nichols—, la última parte de la mañana se dedicó a la apertura a la vida y a la responsabilidad educativa. Hubo ocho intervenciones (entre ellas la del cardenal Pell) sobre un tema que, dijo el cardenal presidente de turno Vingt-Trois a los 184 padres presentes, toca aspectos íntimos y muestra todo el contraste entre el Evangelio y los modelos de la cultura dominante. Se denunció la cultura abortista. Con la invitación a los cristianos a tener la valentía del testimonio a contracorriente y a no permanecer en silencio ante el drama de la disminución de la natalidad. Paternidad responsable y regulación natural de los nacimientos fueron los temas afrontados en las primeras ocho intervenciones, junto a la urgencia de relanzar la pastoral familiar en toda su amplitud. Se tuvo una particular atención a la educación de los niños, que es difícil en todos los contextos. Y no se debe olvidar, se destacó, de hablar de los hijos incluso cuando se pone el acento en los adultos. No faltó, además, una mención a la comunicación, con la invitación a usar el lenguaje de la «gramática de la sencillez» para no resultar incomprensibles a los creyentes mismos.
L’OSSERVATORE ROMANO
número 42, viernes 17 de octubre de 2014
La postura de las demás Iglesias y confesiones cristianas sobre el matrimonio, el divorcio y la familia se presentó al Sínodo de los obispos durante la décima congregación general, que tuvo lugar en presencia del Papa Francisco el viernes 10 de octubre, por la tarde. A través de un representante suyo, el patriarca ecuménico Bartolomé envió su saludo a la asamblea —168 los padres presentes— que escuchó las intervenciones programadas de siete delegados fraternos. La intervención del octavo delegado, su eminencia Hilarion, presidente del Departamento para las relaciones exteriores del patriarcado de Moscú, se pronunció en otra ocasión (ver 12ª congregación general, p.8). Se propusieron algunas reflexiones sobre la tradición de la Iglesia ortodoxa. Al precisar que los desafíos que afronta la familia son comunes a todos los cristianos, se destacó en especial que la Iglesia del patriarcado ecuménico quiere ayudar en las situaciones de sufrimiento, comprendido el caso de un matrimonio en crisis a causa de la debilidad humana. En estos casos el criterio debe ser pastoral, en virtud de la misericordia hacia la debilidad del hombre y del mundo en el que vivimos. El segundo matrimonio, se destacó, constituye en todo caso una desviación en relación al ideal de un matrimonio único. Ello representa a menudo una nueva posibilidad para corregir una culpa y se celebra tras un período de acompañamiento por parte de la Iglesia. En la tradición ortodoxa, en efecto, cada situación
En la décima congregación general las intervenciones de los representantes de otras Iglesias y confesiones
Familias cristianas debe contar siempre con un acompañamiento pastoral que trate de reconciliar a los cónyuges. Sólo si esto no es realmente posible se puede estudiar la posibilidad de un segundo matrimonio. Además, se destacó la exigencia de no ser demasiado moralistas ni demasiado rígidos respecto a los jóvenes, con el riesgo de no ser escuchados. Se citó también un texto de san Serafín de Sarov, quien respecto a la comunión afirmaba que cada hombre, siendo incluso el más grande de los pecadores, si se acerca al Señor con humildad y contricción de las culpas, está completamente purificado y renovado. En lo que respecta a las prácticas anticonceptivas, la Iglesia ortodoxa, en general, se conforma con remitirse al sentido del amor, pero deja la elección de los métodos a la conciencia del hombre y de la mujer,
Preparados para educar VIENE DE LA PÁGINA 6
Se habló también de los condicionamientos ambientales de la familia, como la pobreza, las desigualdades sociales, la falta de trabajo, la mentalidad hedonista que aleja a los jóvenes del matrimonio cristiano y los impulsa a encontrar otras soluciones que no comprometan su futuro de forma definitiva. Por ello se pidió cuidar más la preparación al matrimonio, porque cuando falta la preparación, ante la primera dificultad los esposos se ven tentados de seguir el camino del divorcio como la senda más fácil para resolver sus problemas. Antes de las intervenciones de los padres sinodales —en las ocho congregaciones generales las intervenciones programadas en total fueron 180, a las que se añaden las 80 intervenciones en el debate libre— se escuchó el testimonio de los esposos franceses Olivier y Xristilla Roussy, responsables de «Amour et Vérité», la sección apostólica de la Comunidad del Emanuel, casados desde hace veinte años y con siete hijos. Ella tiene a sus padres divorciados, él proviene de una familia numerosa. Juntos decidieron seguir este último modelo y se confiaron a los métodos anticonceptivos naturales, pero después del nacimiento del tercer niño
página 7
con la ayuda, si lo desean, de su padre espiritual. En algunas Iglesias ortodoxas los matrimonios mixtos entre creyentes y no creyentes se consideran legales y se aceptan como una modalidad de clemencia, basadas en la así llamada indulgencia paulina. En otras, en cambio, con el fin de conservar la fe cristiana y transmitirla, no se bendicen los matrimonios con no bautizados. Se procede así porque la transmisión de la fe se considera una tarea fundamental de la familia, vista como primera escuela donde se enseña a creer. Desde el punto de vista de las comunidades protestantes, se presentaron experiencias en el ámbito de la pastoral de la familia, considerando que en muchos casos los pastores están casados y tienen hijos. Se recomendó una adecuada formación de los jóvenes que se preparan para el matrimonio. Y se recordó que muje-
res, hombres y niños son iguales ante Dios: una realidad que hay que tener siempre presente para responder a los desafíos que se deben afrontar. Se indicaron también tres ámbitos esenciales en los que se debe poner atención en la pastoral de las parejas y de la familia: la defensa de los más vulnerables, la sensibilidad respecto a las familias que tienen que afrontar múltiples desafíos y el compromiso de transformar los núcleos familiares en lugares donde se comparta la buena noticia de Jesucristo y crezca la justicia y el amor. Voluntad de escucha y comprensión, lejos de todo tipo de condena, se aseguró respecto a las personas homosexuales; incluso si, se afirmó, el matrimonio sigue siendo la unión entre un hombre y una mujer. Al término tuvo lugar el debate libre en los círculos menores.
Más espacio para los laicos
la mujer «estaba exhausta, ya no éramos capaces de vivir serenamente nuestra relación», recordó Oliver, explicando la decisión de recurrir a la píldora. Pero —continuó— «Xristilla estaba a menudo de mal humor, el deseo estaba ausente y la alegría había desaparecido. En la vida conyugal habíamos cerrado la puerta al Señor». Desde ese punto el regreso a «un camino aparentemente más difícil, porque impone la continencia en los períodos fértiles incluso teniendo el deseo», el camino de los métodos naturales. «Con todo, lo vivimos de a dos —testimoniaron— y somos felices».
VIENE DE LA PÁGINA 6
la vida de la pareja, contribuyendo al éxito del matrimonio. Y en la preparación al matrimonio se recordó que se debe insistir más en la paternidad responsable. Se destacó, además, la importancia de una sinergia entre el ámbito académico —con la propuesta de instituir una red mundial de institutos universitarios— y el pastoral, para formar no tanto técnicos sino discípulos y misioneros, como sugiere precisamente la muchas veces citada Conferencia de Aparecida. Y de aquí también la petición de encomendar al laicado un papel más incisivo. Los laicos, se dijo, tienen que ser más es-
Georges Rouault, «Otoño en Nazaret» (1948)
cuchados, especialmente en lo que respecta a la esfera de la intimidad de la vida de la pareja. Además, un punto firme para los auditores es el papel clave que tienen las familias cristianas en la formación de las parejas más jóvenes. En el aula se denunciaron los dramas de la guerra y de los refugiados en Irak, en Líbano pero también en Ruanda, vistos a través de los ojos de familias literalmente desintegradas. En estos contextos de violencia y precariedad, se reconoció, la Iglesia resulta como un punto de referencia seguro. Y es útil, en esas regiones, que las parejas se preparen a ser mediadoras de paz y reconciliación. Se presentó también la experiencia de la muerte de un familiar con el consiguiente «desierto de los afectos». Volvieron a surgir después las cuestiones de las violencias dentro de las paredes domésticas, especialmente contra las mujeres, y de los matrimonios mixtos. Al final se invitó al Papa, que ha participado mucho, al matrimonio de la hija de una pareja de auditores. Los trabajos prosiguieron durante la mañana con la primera reunión de los diez círculos menores subdivididos por áreas lingüísticas: tres de inglés, tres de italiano, dos de francés y dos de español. Por la tarde tuvieron la palabra los delegados fraternos.
L’OSSERVATORE ROMANO
página 8
viernes 17 de octubre de 2014, número 42
En la undécima congregación general la relación post disceptationem
Un debate abierto y claro Tendrá lugar en el Vaticano del 4 al 25 de octubre de 2015 sobre el tema «La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo» la decimocuarta asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos. Lo anunció, por mandato del Papa Francisco, el secretario general del Sínodo de los obispos, el cardenal Lorenzo Baldisseri, al abrir el lunes 13 de octubre, por la mañana, la undécima congregación de la asamblea extraordinaria en curso; en presencia del Papa y con la participación de 184 padres. El anuncio —dijo el purpurado— se realizó precisamente el lunes 13 para que desde ahora se pueda «mirar más allá», ampliar horizontes y perspectivas del debate sobre las cuestiones fundamentales que se refieren a la vida y a la misión de la familia en este preciso contexto histórico. Ese mismo día por la mañana, en efecto, el cardenal relator general Peter Erdő dio lectura en el aula de la relatio post disceptationem que recoge —explicó— «los resultados de nuestras reflexiones y de nuestros diálogos» tal como surgieron en la primera semana de encuentro.
Así, pues —afirmó el cardenal Baldisseri— los padres sinodales pueden indicar inmediatamente los temas que hasta ahora, según su parecer, no se han tratado y sugerir otros que consideren necesario afrontar en la segunda fase del Sínodo. De este modo —destacó también el purpurado— en este año que nos separa de la próxima asamblea la secretaría general podrá trabajar de forma más amplia y orgánica, teniendo en cuenta todas las indicaciones y sugerencias prácticas. «Vosotros, en efecto, sois los primeros actores y protagonistas», recordó el cardenal Baldisseri a los padres. Como confirmación de que el trabajo para la asamblea de 2015 ya se inició, se anunicó también que en los círculos menores se distribuirán las cartas con las indicaciones necesarias para llegar a las elecciones de quienes, dentro de un año, participarán en los trabajos. En efecto, la asamblea ordinaria contará con una participación más amplia respecto a la extraordinaria. Lo afirmado por el secretario general del Sínodo de los obispos sobre el estilo y las perspectivas de los trabajos lo dijo también el cardenal
delidad, asegurando confianza y apoyo a quien elige el camino del matrimonio cristiano. En el sucesivo debate libre, centrado en la conveniencia de publicar todos los textos, tomaron la palabra los cardenales Pell, Erdő, Vingt-Trois, Martínez Sistach, Napier, Burke, Nichols y Parolin; los patriarcas Laham y Twal; y los arzobispos Léonard y Fisichella y el obispo Muandula. El trabajo de los círculos menores había comenzado el lunes 13, día que se había presentado la relación post disceptationem (relación posterior al debate). La relación post disceptationem presentada por el cardenal Erdő el lunes 13, por la mañana, «es un documento de trabajo, que resume las intervenciones y el debate de la primera semana». Posteriormente se propuso a la discusión de los miembros del Sínodo reunidos en los círculos menores, según lo que prevé el reglamento del Sínodo mismo. La puntualización de la Secretaría general del Sínodo de los obispos fue dada a conocer en una declaración por el director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, durante un briefing el martes 14 de octubre, por la mañana, en la que participaron los cardenales Filoni y Fox Napier, moderadores de dos de los diez círculos menores de trabajo sobre el texto de la relación. La aclaración fue necesaria, se destacó, «después de
Erdő en su relatio: estas reflexiones, acentuó, son «fruto del diálogo sinodal llevado a cabo con gran libertad y con un estilo de escucha recíproca» y «buscan plantear cuestiones e indicar perspectivas que deberán ser maduradas y precisadas por las reflexiones de las Iglesias locales en el año que nos separa» de la próxima asamblea, en octubre de 2015. Palabras que reflejan bien, por lo demás, el amplio debate libre que el lunes 13 por la mañana siguió a la lectura de la relatio. Se trató de una confrontación abierta, con tonos claros, bajo la presidencia de turno del cardenal Raymundo Damasceno Assis. Y con la clave de lectura sugerida, en la homilía de la hora Tercia, por el arzobispo peruano Salvador Piñeiro García-Calderón, que presentó la fuerza del testimonio de santa Rosa de Lima y expresó el deseo de que los pastores sepan acompañar de verdad el camino de las familias en el contexto de una sociedad donde no faltan falsedad e injusticias. Intervinieron en el debate libre, entre otros, los cardenales Kasper, Pell, Braz de Aviz, Turkson, Ouellet, Ouédraogo, Filoni, Dolan, Martínez Sistach, Schönborn, Vingt-Trois, Burke, Scherer, Napier, Ryłko, Müller, Scola y Caffarra; el patriarca Gregorio III Laham, y los arzobispos Paglia y Forte. Sobre la cuestión de la admisión a la Eucaristía de los divorciados vueltos a casar surgieron las diversas líneas ya expresadas en los días pasados. Las intervenciones de esta mañana precisaron ulteriormente en los detalles las líneas de la cuestión, tratando, sobre todo, en qué significan los conceptos de gradualidad y acogida, con sus implicaciones prácticas, y sin poner jamás en discusión la unicidad, la fidelidad y la indisolubilidad del matrimonio cristiano. Se pidió, además, una referencia explícita al bautismo, punto fundamental de todo camino de conversión. En el Sínodo, por lo demás, no se tiene un referéndum —se recordó— sino un diálogo. Durante el examen, muy atento, de la relatio —en el que se plantearon observaciones, sugerencias y propuestas— se pidió, entre otras cosas, poner más el acento en el papel de la mujer y la maternidad, como también la relación entre Evangelio de la familia y cultura contemporánea. Sobre todo se invocó un gran impulso profético para todas las familias que, incluso a costa de enormes sacrificios, testimonian cada día la verdad cristiana del matrimonio. En definitiva —se evidenció— sería oportuna una afirmación positiva del amor matrimonial, como también del valor social de las familias. En especial se destacó la obra de las familias misioneras —con la acción de asociaciones, movimientos y nuevas comunidades— que son testimonios con su misma presencia. Y esto vale no sólo para los lugares donde la Iglesia es minoría, sino también para todas las parroquias. Se propuso, además, indicar explícitamente a la familia como «Iglesia
SIGUE EN LA PÁGINA 9
SIGUE EN LA PÁGINA 9
Presentada el jueves 16
La conclusión del trabajo de los círculos menores Los padres sinodales pidieron explícitamente la publicación de las relaciones de los diez círculos menores, que se presentaron el jueves 16 de octubre, por la mañana, en la décima segunda congregación general. La decisión se tomó en un vivo debate, en presencia del Papa y bajo la presidencia de turno del cardenal Vingt-Trois. El cardenal Baldisseri, secretario general del Sínodo de los obispos, precisó que también estos textos, como ya la relatio post disceptationem, es material de trabajo que forma parte del itinerario del Sínodo. Y anunció luego que el Papa agregó al cardenal sudafricano Napier y al arzobispo australiano Hart entre los padres llamados a colaborar en la redacción de la relatio synodi, trabajo que se realiza desde el jueves 16 por la tarde. «De este modo están representados los cinco continentes», explicó el secretario general. Los dos padres colaboran con el relator general, el secretario especial, el secretario general, los cardenales Ravasi y Wuerl, los arzobispos Fernández y Aguiar Retes, el obispo Kang U-il y el padre Nicolás Pachón. Los trabajos de la décima segunda congregación, en la que participaron 178 padres, iniciaron a las 10.30 con la intervención del metropolita ortodoxo Hilarion de Volokolamsk, presidente del Departamento de relaciones exteriores del patriarcado de Moscú, que presentó ante todo el saludo del patriarca Cirilo. La cuestión de la familia, destacó el metropolita ortodoxo, es hoy particularmente grave y se puede ver como el termómetro del estado moral de toda la sociedad. Católicos y ortodoxos, afirmó entre otras cosas, están llamados a seguir proclamando la santidad del matrimonio precisamente a partir de las palabras del Salvador. Siguió luego la lectura de las relaciones de los diez círculos menores por parte de los relatores, con la presentación de propuestas, correcciones y sugerencias con vistas a la redacción de la relatio synodi. Incluso en la variedad de las observaciones y de las sugerencias indicadas, surgió la común necesidad de lanzar una señal de aliento a las familias cristianas que, incluso en la dificultad, viven cada día su vocación y su misión con fi-
número 42, viernes 17 de octubre de 2014
L’OSSERVATORE ROMANO
página 9
Llamamiento de los padres sinodales en favor de la paz en Irak, Siria y en todo Oriente Medio
Cercanos a las familias víctimas de conflictos Llamamiento de los padres sinodales en favor de la paz en Irak, Siria y en todo Oriente Medio Cercanía a las familias que sufren a causa de los conflictos, especialmente a las de Siria, Irak y de todo Oriente Medio, expresaron los padres del Sínodo de los obispos en el siguiente mensaje publicado el viernes 10 de octubre. «Reunidos en torno al sucesor del apóstol Pedro, nosotros padres sinodales de la III Asamblea general extraordinaria del Sínodo de los obispos, junto a todos los participantes, compartimos la paterna solicitud del Santo Padre, expresando profunda cercanía a todas las familias que sufren a causa de los numerosos conflictos en curso. En particular, elevamos al Señor nuestra súplica por las familias iraquíes y sirias, obligadas, a causa de la fe cristiana que profesan o de la pertenencia a otras comunidades étnicas o religiosas, a abandonarlo todo y escapar hacia un futuro incierto. Con el Santo Padre Francisco reiteramos que “nadie puede usar el nombre de Dios para cometer violencia” y que “matar en nombre de
Una familia de refugiados sirios en la plaza Kizilay en el centro de Ankara, Turquía (Afp)
Dios es un gran sacrilegio” (Discurso a los líderes de otras religiones y otras denominaciones cristianas, Tirana, 21 de septiembre de 2014). Al agradecer a las Organizaciones internacionales y a los países su solidaridad, invitamos a las personas de buena voluntad a ofrecer la necesaria asistencia y ayuda a las víctimas inocentes de la barbarie en acto, y al mismo tiempo
La conclusión del trabajo de los círculos menores VIENE DE LA PÁGINA 8
las reacciones y discusiones» suscitadas tras la publicación del documento, que «a menudo se le ha atribuido un valor que no corresponde a su naturaleza». Los resultados de la discusión de los círculos menores —recordó al respecto el martes 14 el padre Lombardi— se presentan a la asamblea en el curso de la congregación general del jueves 16 por la mañana. Y está previsto que la síntesis de sus trabajos sea publicada, de modo que sobresalga claramente el vínculo entre las rela-
ciones que precedieron y que siguieron el debate, la reflexión de los círculos menores y la Relatio Synodi que se presentará al Papa Francisco. Por su parte los dos purpurados confirmaron que en el ámbito de los círculos menores el debate sobre el documento procede ágilmente, con observaciones y propuestas que expresan los diferentes puntos de vista. «Estamos trabajando —aseguró el cardenal Filoni— para poner en las manos del Papa un resultado sobre el cual él mismo decidirá en vista del Sínodo de 2015».
Undécima congregación general VIENE DE LA PÁGINA 8
doméstica» y a la parroquia como «familia de familias domésticas». Además, se sugirió aclarar el papel específico de los dos padres y recordar igualmente la importancia de los abuelos. Una palabra más se pidió después sobre el papel de los sacerdotes en el acompañamiento de las familias y sobre la cuestión antropológica que evidencia el misterio trinitario. Se mencionó también el problema de la falta de fe, que está en la base de muchos fracasos. Respecto a la cuestión de los homosexuales, se pidió una formulación que tenga en cuenta a las personas pero que no contradiga de ninguna forma la doctrina católica sobre el matrimonio y la familia.
Otras intervenciones se centraron en cuestiones referidas al diálogo ecuménico. Muchas voces de África pusieron de relieve lo específico de ese continente: se destacó así el nudo problemático de la poligamia y la petición de que las organizaciones internacionales se preocupen más bien de llevar alimento y medicinas, y no programas contra los nacimientos. Posteriormente se propuso una palabra más fuerte sobre el drama del aborto así como la cuestión de la reproducción asistida y la explotación sexual, que incluye la pornografía en red, la prostitución y la trata de seres humanos. Algunos padres, por último, hablaron de una analogía entre el Sínodo y el clima que se vivió en el Concilio Vaticano II.
pedimos a la comunidad internacional que actúe para restablecer la convivencia pacífica en Irak, en Siria y en todo Oriente Medio. Asimismo, nuestro pensamiento se dirige a las familias heridas y que sufren en otras partes del mundo, sometidas a persistentes violencias. Queremos asegurarles nuestra oración constante para que el Señor mi-
sericordioso convierta los corazones y conceda paz y estabilidad a todos los que atraviesan duras pruebas. Que la Sagrada Familia de Nazaret, que sufrió el “camino doloroso del exilio” (Ángelus, 29 de diciembre de 2013), haga de cada familia, “comunidad de amor y de reconciliación” (ibid.), una fuente de esperanza para todo el mundo». Con la octava congregación del jueves 9 de octubre por la tarde —dedicada al tema «La Iglesia y la familia ante el desafío educativo»— se concluyó la fase del debate general, durante la cual se pronunciaron 180 intervenciones programadas, a las cuales se suman las 80 que tuvieron lugar en el debate libre. En la novena congregación del viernes por la mañana, en cambio, los padres escucharon los testimonios de los auditores y las auditoras. Intervinieron veinte laicos y un sacerdote comprometido en la pastoral familiar. Al término se reunieron por primera vez los diez círculos menores subdivididos por áreas lingüísticas (tres de inglés, tres de italiano, dos de francés y dos de español) que eligieron sus moderadores.
Relatores y moderadores de los círculos menores
Nuevos encargos para la relatio synodi El Papa Francisco, para la redacción de la relatio synodi, ha decidido prestar apoyo al relator general, al secretario especial y al secretario general con los siguientes padres sinodales: los cardenales Gianfranco Ravasi y Donald William Wuerl, los arzobispos Víctor Manuel Fernández y Carlos Aguiar Retes, el obispo Peter Kang U-il y el padre jesuita Adolfo Nicolás Pachón. Además, en las primeras reuniones de los círculos menores fueron elegidos los siguientes moderadores y relatores: Francés A: moderador, cardenal Robert Sarah; relator, padre François-Xavier Dumortier. Francés B: moderador, cardenal Christoph Schönborn; relator, arzobispo André Léonard. Inglés A: moderador, cardenal Raymond Leo Burke; relator, arzobispo John Atcherley Dew.
Inglés B: moderador, cardenal Wilfrid Fox Napier; relator, arzobispo Diarmuid Martin. Inglés C: moderador, arzobispo Joseph Edward Kurtz; relator, arzobispo Stephen Brislin. Italiano A: moderador, cardenal Fernando Filoni; relator, arzobispo Edoardo Menichelli. Italiano B: moderador, cardenal Angelo Bagnasco; relator, arzobispo Salvatore Fisichella. Italiano C: moderador, arzobispo Angelo Massafra; relator, padre Manuel Jesús Arroba Conde. Español A: moderador, cardenal Francisco Robles Ortega; relator, arzobispo Luis Augusto Castro Quiroga. Español B: moderador, cardenal Lluís Martínez Sistach; relator, obispo Rodolfo Valenzuela Núñez.
L’OSSERVATORE ROMANO
número 42, viernes 17 de octubre de 2014
páginas 10/11
Misa en acción de gracias por la canonización de Francisco de Laval y María de la Encarnación
En el Ángelus la oración por las víctimas del aluvión en Génova
Memoria de los misioneros
La invitación a las bodas
Al obispo Francisco de Laval y a María de la Encarnación Guyart Martin se les puede considerar fundadores de la Iglesia en Canadá. El domingo 12 de octubre, en la basílica vaticana, el Papa Francisco presidió la concelebración eucarística de acción de gracias por la canonización equivalente de estos dos santos de origen francés. Hemos escuchado la profecía de Isaías: «El Señor enjugará las lágrimas de todos los rostros…» (Is 25, 8). Estas palabras, llenas de esperanza en Dios, indican la meta, muestran el futuro hacia el que estamos caminando. En este camino los santos nos preceden y nos guían. Estas palabras también delinean la vocación de los hombres y las mujeres misioneros. Los misioneros son aquellos que, dóciles al Espíritu Santo, tienen la valentía de vivir el Evangelio. También este Evangelio que acabamos de escuchar: «Id ahora a los cruces de los caminos», dice el rey a sus siervos (Mt 22, 9). Y los siervos salieron y reunieron a todos los que encontraron, «malos y buenos», para llevarlos al banquete de bodas del rey (cf. v. 10). Los misioneros acogieron esta llamada: salieron a llamar a todos en los cruces de caminos del mundo; y así hicieron mucho bien a la Iglesia, porque si la Iglesia se detiene y se cierra, se enferma, puede corromperse, ya sea con los pecados, ya sea con la falsa ciencia separada de Dios, que es el secularismo mundano. Los misioneros dirigieron la mirada a Cristo crucificado, acogieron su gracia y no la guardaron para sí. Como san Pablo, se hicieron todo para todos; supieron vivir en la pobreza y en la abundancia, en la saciedad y en el hambre; todo lo podían en Aquel que les daba la fuerza (cf. Flp 4, 12-13). Con esta fuerza de Dios tuvieron la valentía de «salir» a los caminos del mundo, confiando en el Señor que llama. Así es la vida de un misionero y de una misione-
Apóstoles de América Cuando faltaban pocos días para la canonización de Juan XXIII y de Juan Pablo II, el Papa Francisco, el 3 de abril de 2014, procedió a las canonizaciones equivalentes de los beatos Francisco de Laval (1623-1708), primer obispo de Quebec; José de Anchieta (1534-1597), misionero jesuita originario de las Islas Canarias; y María de la Encarnación (1599-1672), ursulina francesa, a quienes el Pontífice inscribió en el catálogo de los santos extendiendo el culto a la Iglesia universal. No era la primera vez que el Pontífice procedía de este modo, ya lo había hecho con Ángela de Foligno (9 de octubre de 2013) y Pedro Fabro (17 de diciembre de 2013).
Con el Pontífice concelebraron los cardenales Lacroix, arzobispo de Quebec; Collins, arzobispo de Toronto; y Ouellet, prefecto de la Congregación para los obispos y, desde 2003 hasta 2010, arzobispo de Quebec; monseñor Durocher, arzobispo de Gatineau, así como obispos y sacerdotes indicados por la diócesis de Quebec. Las intenciones
ra…, para terminar después lejos de su casa, de su patria; muchas veces muertos, asesinados. Como les sucedió en estos días a muchos hermanos y hermanas nuestros. La misión evangelizadora de la Iglesia es esencialmente anuncio del amor, de la misericordia y del perdón de Dios, revelados a los hombres mediante la vida, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Los misioneros sirvieron a la misión de la Iglesia, partiendo el pan de la Palabra para los más pequeños y los más lejanos y llevando a todos el don del amor inagotable, que brota del
«La bondad de Dios no tiene fronteras y no discrimina a nadie: por eso el banquete de los dones del Señor es universal, para todos». Lo recordó el Papa Francisco en el Ángelus del domingo 12 de octubre, en la plaza de San Pedro, al comentar la parábola del banquete de bodas narrado en el Evangelio de san Mateo (22, 1-14).
de la oración universal fueron por la Iglesia, las vocaciones sacerdotales, los perseguidos a causa del Evangelio, los pobres, los pequeños y los extraviados de corazón, y por los obispos reunidos en el Sínodo dedicado a la familia. El servicio litúrgico estuvo a cargo de los acólitos del Colegio pontificio norteamericano.
corazón mismo del Salvador. Así fueron san Francisco de Laval y santa María de la Encarnación. En este día quiero daros a vosotros, queridos peregrinos canadienses, dos consejos: están tomados de la Carta a los Hebreos, y pensando en los misioneros, harán mucho bien a vuestras comunidades. El primero es este: «Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la Palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe» (13, 7). La memoria de los misioneros nos sostiene en el momento en que experimentamos la escasez de obreros del Evangelio. Su ejemplo nos atrae, nos impulsa a imitar su fe. ¡Son testimonios fecundos que generan vida! El segundo es este: «Recordad aquellos días primeros, en los que, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y sufrimientos… No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa. Os hace falta paciencia…» (10, 32. 35-36). Honrar a quien sufrió por llevarnos el Evangelio significa que también nosotros combatimos el buen combate de la fe, con humildad, mansedumbre y misericordia en la
vida de cada día. Y esto da fruto. Memoria de aquellos que nos precedieron, de aquellos que fundaron nuestra Iglesia. ¡Iglesia fecunda la de Quebec! Fecunda en tantos misioneros que fueron por doquier. El mundo se llenó de misioneros canadienses, como estos dos. Ahora, un consejo: que esta memoria no nos haga perder la fidelidad y la valentía. Quizá —no, más bien sin quizá— el diablo es envidioso y no acepta que una tierra sea tan fecunda en misioneros. Pidámosle al Señor que Quebec vuelva a este camino de fecundidad, para dar al mundo muchos misioneros. Que estos dos, que —por decirlo así— fundaron la Iglesia en Quebec, nos ayuden como intercesores. Que la semilla que sembraron crezca y dé fruto de nuevos hombres y mujeres intrépidos, clarividentes, con el corazón abierto a la llamada del Señor. Hoy se debe implorar esto para vuestra patria. Ellos, desde el cielo, serán nuestros intercesores. Ojalá Quebec vuelva a ser la fuente de misioneros audaces y santos.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
He aquí la alegría y la consigna de vuestra peregrinación: traer a la memoria a los testigos, a los misioneros de la fe en vuestra tierra. Esta memoria nos sostiene siempre en el camino hacia el futuro, hacia la meta, cuando «el Señor Dios enjugue las lágrimas de todos los rostros…». «Celebremos y gocemos con su salvación» (Is 25, 9).
En el Evangelio de este domingo, Jesús nos habla de la respuesta que se da a la invitación de Dios —representado por un rey— a participar en un banquete de bodas (cf. Mt 22, 1-14). La invitación tiene tres caraterísticas: la gratuidad, la generosidad, la universalidad. Son muchos los invitados, pero sucede algo sorprendente: ninguno de los escogidos acepta participar en la fiesta, dicen que tienen otras cosas que hacer; es más, algunos muestran indiferencia, extrañeza, incluso fastidio. Dios es bueno con nosotros, nos ofrece gratuitamente su amistad, nos ofrece gratuitamente su alegría, su salvación, pero muchas veces no acogemos sus dones, ponemos en primer lugar nuestras preocupaciones materiales, nuestros intereses; e incluso cuando el Señor nos llama, muchas veces parece que nos da fastidio. Algunos invitados maltratan y matan a los siervos que entregan las invitaciones. Pero, no obstante la falta de adhesión de los llamados, el proyecto de Dios no se interrumpe. Ante el rechazo de los primeros invitados Él no se desalienta, no suspende la fiesta, sino que vuelve a proponer la invitación extendiéndola más allá de todo límite razonable y manda a sus siervos a las plazas y a los cruces de caminos a reunir a todos los que encuentren. Se trata de gente común, pobres, abandonados y desheredados, incluso buenos y malos —también los malos son invitados— sin distinción. Y la sala se llena de «excluidos». El Evangelio, rechaza-
Los santos Francisco de Laval y María de la Encarnación Francisco de Laval nació el 30 de abril de 1623 en M0ntigny-sur-Avre, diócesis de Chartres (Francia). Estudió en colegios de los jesuitas, donde surgió su interés por las misiones en Canadá. Recibió la ordenación sacerdotal en 1647. Siendo archidiácono de la diócesis de Évreaux, visitó más de 150 parroquias, reformándolas según el espíritu del Concilio de Trento. El 3 de junio de 1658 fue nombrado vicario apostólico en Canadá; recibió la ordenación episcopal, secretamente, en París, el 8 de diciembre. Llegó a Quebec el 16 de junio de 1659. Al hacerse cargo de la colonia, tuvo que imponer su autoridad ante el obispo de Rouen, que favorecía a los padres suplicianos de Montreal. En 1663 fundó el seminario de Quebec, destinado a ser el corazón de la Iglesia en Canadá. En su ministerio destinó grandes sumas de dinero para ayudar a los pobres y ofrecer educación a los niños. En 1681 inició la última visita pastoral y renunció a su misión en 1684. A pesar de la enfermedad sustituía a su sucesor en sus ausencias y murió ejerciendo tales funciones el 6 de mayo de 1708. Juan Pablo II lo proclamó beato el 22 de junio de 1980.
María de la Encarnación Guyart Martin nació el 28 de octubre de 1599 en Tours (Francia). A los 17 años, a pesar de sentirse atraída por el claustro, se casó con Claude Martin, para respetar la voluntad de los padres. Dos años más tarde enviudó, con un hijo de seis meses. Se ocupó de la educación de su hijo, mientras vivía en la casa de sus padres y llevaba un profunda vida contemplativa. Tras sentir con insistencia la llamada a la vida religiosa, confió a su hermana la tarea de la educación de su hijo de 12 años y entró en el monasterio de las Ursulinas de Tours en 1631, tomando el nombre de María de la Encarnación. En 1639 respondió a la llamada de Dios de ir a Canadá. En el país de misión construyó y reconstruyó un pequeño monasterio para la comunidad, así como para las indias y las francesas, que las ursulinas recibían y educaban juntas. Además, escribió catecismos y oraciones en las lenguas indígenas; y en 1647 redactó las constituciones de las Ursulinas de Quebec. Murió el 30 de abril de 1672 en Quebec. Juan Pablo II la beatificó el 22 de junio de 1980.
do por alguno, encuentra acogida inesperada en muchos otros corazones. La bondad de Dios no tiene fronteras y no discrimina a nadie: por eso el banquete de los dones del Señor es universal, para todos. A todos se les da la posibilidad de responder a su invitación, a su llamada; nadie tiene el derecho de sentirse privilegiado o exigir una exclusiva. Todo esto nos induce a vencer la costumbre de situarnos cómodamente en el centro, como hacían los jefes de los sacerdotes y los
cias a Dios por este sacerdote y mártir, testigo heroico del Evangelio. Su valiente fidelidad a Cristo es un acto de gran elocuencia, especialmente en el contexto actual de las despiadadas persecuciones contra los cristianos. En este momento, nuestro pensamiento se dirige a la ciudad de Génova afectada duramente de nuevo por el aluvión. Aseguro mi oración por las víctimas y por quienes han sufrido graves daños. Que la Virgen de la Guardia sostenga a la querida población genovesa en el compromiso soli-
fariseos. Esto no se debe hacer; debemos abrirnos a las periferias, reconociendo que también quien está al margen, incluso ese que es rechazado y despreciado por la sociedad es objeto de la generosidad de Dios. Todos estamos llamados a no reducir el Reino de Dios a las fronteras de la «iglesita» —nuestra «pequeña iglesita»— sino a dilatar la Iglesia a las dimensiones del Reino de Dios. Solamente hay una condición: vestir el traje de bodas, es decir, testimoniar la caridad hacia Dios y el prójimo. Encomendamos a la intercesión de María santísima los dramas y las esperanzas de muchos hermanos y hermanas nuestros, excluidos, débiles, rechazados, despreciados, también los que son perseguidos a causa de la fe, e invocamos su protección también sobre los trabajos del Sínodo de los obispos reunido en estos días en el Vaticano.
dario para superar la dura prueba. Oremos todos juntos a la Virgen de la Guardia: Ave María... ¡Que la Virgen de la Guardia proteja a Génova! Saludo a todos los peregrinos, sobre todo a las familias y a los grupos parroquiales. En particular quiero saludar cordialmente al grupo de peregrinos canadienses llegados a Roma para la santa misa de acción de gracias por la canonización de Francisco de Laval y María de la Encarnación: que los dos santos susciten el fervor apostólico en el corazón de los jóvenes canadienses. Saludo al grupo del «Office Chrétien des personnes handicapées» llegados desde Francia, las familias del Colegio Reinado Corazón de Jesús, de Madrid, y los fieles de Segovia, los polacos aquí presentes y los que han promovido especiales obras de caridad con ocasión de la «Jornada del Papa». Saludo al numeroso grupo de la asociación Amigos de San Columbano para Europa, llegados con ocasión de la apertura del XIV centenario de la muerte de san Columbano, gran evangelizador del continente europeo. Saludo a las Hijas de María Auxiliadora que participan en el capítulo general, los fieles de la parroquia Santa María Inmaculada de Carenno, y los representantes de la diócesis de Lodi reunidos en Roma para la ordenación episcopal de su pastor, junto con los fieles de Bérgamo y Marne. A todos deseo un feliz domingo. Por favor os pido que recéis por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!
Una oración por las víctimas del desastroso aluvión que golpeó estos días a Génova pidió el Pontífice a los fieles presentes en la plaza. «Que la Virgen de la Guardia —deseó el Papa Francisco al término de la oración mariana— sostenga a la querida población genovesa en el compromiso solidario para superar la dura prueba». Queridos hermanos y hermanas: Esta mañana, en Sassari, fue proclamado beato el padre Francesco Zirano, de la Orden de los Frailes Menores Conventuales: él prefirió morir antes que renegar de su fe. Demos gra-
página 12
L’OSSERVATORE ROMANO
viernes 17 de octubre de 2014, número 42
La relación «post disceptationem»
Con ternura de madre y claridad de maestra El lunes 13 de octubre, por la mañana, el cardenal Péter Erdő, relator general del Sínodo de los obispos reunido en la asamblea extraordinaria dedicada al tema de la familia, presentó la «Relatio post disceptationem» que recoge lo surgido del debate general que tuvo lugar del 6 al 10 de octubre en el Vaticano, en el marco de la III Asamblea general extraordinaria sobre el tema: «Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización», celebrada en el Vaticano del 5 al 19 de octubre. Publicamos la traducción de la relación. 1. En la vigilia de oración celebrada en la plaza de San Pedro el sábado 4 de octubre de 2014 en preparación al Sínodo de la familia, el Papa Francisco ha evocado de manera sencilla y concreta la centralidad de la experiencia familiar en la vida de todos, expresándose así: «Cae ya la noche sobre nuestra asamblea. Es la hora en la cual gustoso se regresa a casa para reunirse en la misma mesa, en el espesor de los afectos, del bien realizado y recibido, de los encuentros que calientan el corazón y lo hacen crecer, del vino bueno que anticipa en los días del hombre la fiesta sin ocaso. Es también la hora más pesada para quien se encuentra a “tú a tú” con su propia soledad, en el crepúsculo amargo de los sueños y de los proyectos rotos: cuantas personas arrastran sus jornadas en el callejón sin salida de la resignación, del abandono, también del rencor; en cuantas casas se ha terminado el vino de la alegría y, por consiguiente, el sabor —la sabiduría misma— de la vida [...] De unos y de otros esta noche somos sus voces con nuestra oración, una oración para todos». 2. Vientre de gozo y de prueba, de profundos afectos y de relaciones a veces heridas, la familia es verdaderamente «escuela de humanidad» («Familia schola quaedam uberioris humanitatis est»: Concilio Vaticano II, constitución sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo, Gaudium et spes, 52), de la cual se advierte fuertemente la necesidad. No obstante las diversas señales de crisis de la institución familiar en los diversos contextos de la «aldea global», el deseo de familia permanece vivo, especialmente entre los jóvenes, y esto motiva la necesidad de que la Iglesia anuncie sin descanso y con profunda convicción el «Evangelio de la familia» que le ha sido confiado con la revelación del amor de Dios en Jesucristo. 3. Sobre la realidad de la familia, decisiva y preciosa, el obispo de Roma ha invitado a reflexionar al Sínodo de los obispos en la Asamblea general extraordinaria de octubre de 2014, para después profundizar la reflexión en la Asamblea general ordinaria que se tendrá en octubre de 2015, además durante todo el año
que transcurre entre los dos eventos sinodales. «Ya el convenire in unum alrededor del obispo de Roma es un evento de gracia, en el cual la colegialidad episcopal se manifiesta en un camino de discernimiento espiritual y pastoral»: así el Papa Francisco ha descrito la experiencia sinodal, indicando las tareas en la doble escucha de los signos de Dios y de la historia de los hombres y en la consiguiente y única fidelidad que sigue. 4. A la luz del mismo discurso hemos recogido los resultados de nuestras reflexiones y de nuestras conversaciones en las siguientes tres partes: la escucha, para mirar la realidad de la familia hoy, en la complejidad de sus luces y de sus sombras; la mirada fija en Cristo para repensar con renovada frescura y entusiasmo cuanto la revelación, transmitida en la fe de la Iglesia, nos dice sobre la belleza y la dignidad de la familia; y el en-
voca una sensación general de impotencia con relación a la realidad socio-económica que muchas veces termina por aplastarlos. Esto se debe a la creciente precariedad laboral que se vive muchas veces como una verdadera pesadilla, o por motivo de los impuestos demasiado pesados que, por cierto, no anima a los jóvenes al matrimonio. 7. Existen contextos culturales y religiosos que ponen desafíos particulares. En las sociedades africanas rige todavía la práctica de la poligamia y en algunos contextos tradicionales el hábito del «matrimonio por etapas». En otros contextos persiste la práctica de los matrimonios combinados. En los países donde la religión católica es minoría son numerosos los matrimonios mixtos con todas las dificultades que conlleva en orden a la configuración jurídica, la educación de los hijos y el recíproco respeto del punto de vista de la li-
Duccio di Buoninsegna, «La Maestà» (1308-1311)
cuentro con el Señor Jesús para discernir los caminos con los cuales renovar a la Iglesia y la sociedad en su compromiso por la familia.
Primera parte La escucha: el contexto y los desafíos de la familia El contexto socio-cultural 5. El cambio antropológico y cultural actual influye en todos los aspectos de la vida y necesita un enfoque analítico y diversificado, capaz de tomar las formas positivas de la libertad individual. Se debe señalar también el creciente peligro representado por un individualismo exasperado que desnaturaliza las relaciones familiares y termina por considerar a cada componente de la familia como una isla, haciendo prevalecer, en ciertos casos, la idea de un sujeto que se construye según sus propios deseos tomados como un absoluto. 6. La prueba más grande para las familias de nuestro tiempo a menudo es la soledad, que destruye y pro-
bertad religiosa, pero también con las grandes potencialidades del encuentro en la diversidad de la fe que estas historias de vida familiar presentan. En muchos contextos, y no sólo occidentales, se va difundiendo ampliamente la praxis de la convivencia antes del matrimonio o también de la convivencia no orientada a asumir la forma de un vínculo institucional. 8. Son muchos los niños que nacen fuera del matrimonio, especialmente en algunos países, y muchos aquellos que después crecen con uno solo de los padres o en un contexto familiar extendido o reconstituido. El número de los divorciados es creciente y no es raro el caso de opciones determinadas únicamente por factores de orden económico. La condición de la mujer todavía tiene necesidad de ser defendida y promovida ya que se registran no pocas situaciones de violencia al interno de las familias. Los niños frecuentemente son objeto de disputas entre padres y los hijos son auténticas víctimas de las laceraciones familiares. También las sociedades afectadas por la violencia a causa de la guerra, del terrorismo o de la presencia de
la criminalidad organizada, presentan situaciones familiares deterioradas. Las migraciones, además, representan otro signo de los tiempos para afrontar y comprender, con toda la carga de consecuencias sobre la vida familiar. La importancia de la vida afectiva 9. Frente al cuadro social delineado se encuentra en los individuos una mayor necesidad de tener cuidado de su propia persona, de conocerse interiormente, de vivir mejor en sintonía con sus propias emociones y sentimientos, de buscar una calidad relacional en la vida afectiva. Del mismo modo, se puede encontrar un deseo generalizado de familia que acompaña la búsqueda de sí mismo. Pero, ¿cómo cultivar y sostener esta tensión del cuidado de sí mismo y este deseo de familia? Aquí también existe un gran desafío para la Iglesia. El peligro individualista y el riesgo de vivir en clave egoísta son relevantes. 10. El mundo actual parece valorizar una afectividad sin límites de la cual se quieren explorar todos sus componentes, también aquellos más complejos. De hecho, la cuestión de la fragilidad afectiva es de gran actualidad: una afectividad narcisista, inestable y mutable que no siempre ayuda a los sujetos a alcanzar una mayor madurez. En este contexto, las parejas son a veces inciertas, dudosas y luchan por encontrar los modos para crecer. Muchos son aquellos que tienden a permanecer en las etapas primarias de la vida emocional y sexual. La crisis de la pareja desestabiliza la familia y puede llegar a través de las separaciones y los divorcios a producir serias consecuencias para los adultos, los hijos y la sociedad, debilitando al individuo y los lazos sociales. También la disminución demográfica no sólo determina una situación en la que la sucesión de las generaciones no está asegurada, sino que corre el riesgo, con el pasar del tiempo, de llegar a un empobrecimiento económico y una pérdida de esperanza en el futuro. Los desafíos pastorales 11. En este contexto la Iglesia advierte la necesidad de dar una palabra de esperanza y de sentido. Es necesario partir de la convicción de que el hombre viene de Dios y que, por lo tanto, una reflexión capaz de proponer las grandes cuestiones sobre el significado del ser hombres, puede encontrar un terreno fértil en las expectativas más profundas de la humanidad. Los grandes valores del matrimonio y de la familia cristiana corresponden a la búsqueda que atraviesa la existencia humana también en un tiempo marcado por el individualismo y el hedonismo. Es
número 42, viernes 17 de octubre de 2014
necesario aceptar a las personas con su existencia concreta, saber sostener la búsqueda, alentar el deseo de Dios y la voluntad de sentirse plenamente parte de la Iglesia, incluso de quien ha experimentado el fracaso o se encuentra en las situaciones más desesperadas. Esto exige que la doctrina de la fe, que siempre se debe hacer conocer en sus contenidos fundamentales, se proponga junto a la misericordia.
Segunda parte La mirada en Cristo: el Evangelio de la familia La mirada en Jesús y la gradualidad en la historia de la salvación 12. Con el fin de «verificar nuestro paso en el terreno de los desafíos contemporáneos, la condición decisiva es mantener fija la mirada en Jesucristo, detenerse en la contemplación y en la adoración de su rostro [...] De hecho, cada vez que regresamos a la fuente de la experiencia cristiana se abren nuevos caminos y posibilidades impensables» (Papa Francisco, Discurso del 4 de octubre de 2014). Jesús ha mirado a las mujeres y a los hombres que ha encontrado con amor y ternura, acompañando sus pasos con paciencia y misericordia, al anunciarles las exigencias del reino de Dios. 13. Desde el momento en que el orden de la creación es determinado por la orientación a Cristo, es necesario distinguir sin separar los diversos grados mediante los cuales Dios comunica a la humanidad la gracia de la alianza. En razón de la ley de la gradualidad (cf. Familiaris consortio, 34), propia de la pedagogía divina, se trata de leer en términos de continuidad y novedad la alianza nupcial, en el orden de la creación y en el de la redención. 14. Jesús mismo, refiriéndose al plan original sobre la pareja humana, reafirma la unión indisoluble entre el hombre y la mujer, mientras comprende que «por la dureza de sus corazones Moisés les ha permitido repudiar a sus esposas, pero desde el principio no fue así» (Mt 19, 8). De tal modo, Él muestra cómo la condescendencia divina acompaña siempre el camino humano, orientándolo hacia su principio, no sin antes pasar a través de la cruz. La familia en el plan salvífico de Dios 15. Puesto que, con el compromiso de la recíproca aceptación y con la gracia de Cristo, los novios se pro-
L’OSSERVATORE ROMANO
meten fidelidad y apertura a la vida, ellos reconocen como elementos constitutivos del matrimonio los dones que Dios les ofrece, tomando en serio su mutuo compromiso, en su nombre y ante la Iglesia. Ahora, en la fe es posible asumir los bienes del matrimonio como compromiso mejor sostenido mediante la ayuda de la gracia del sacramento. Dios consagra el amor de los esposos y les confirma la indisolubilidad, ofreciéndoles la ayuda para vivir la fidelidad y abrirse a la vida. Por lo tanto, la mirada de la Iglesia no se dirige solamente a la pareja, sino a la familia. 16. Podemos distinguir tres etapas fundamentales en el plan divino sobre la familia: la familia de los orígenes, cuando Dios creador instituyó el matrimonio primordial entre Adán y Eva, como fundamento sólido de la familia: hombre y mujer los creó (cf. Gn 1, 24-31; 2, 4b); la familia histórica, herida por el pecado (cf. Gn 3) y la familia redimida por Cristo (cf. Ef 5, 21-32), a imagen de la Santísima Trinidad, misterio del cual brota todo amor verdadero. La alianza nupcial, inaugurada con la creación y revelada en la historia entre Dios e Israel, llega a su plenitud con Cristo en la Iglesia. El discernimiento de los valores presentes en las familias heridas y en las situaciones irregulares 17. En consideración del principio de gradualidad en el plan salvífico divino, nos preguntamos qué posibilidades tienen los cónyuges que viven el fracaso de su matrimonio, o bien cómo es posible ofrecerles a ellos la ayuda de Cristo por medio del ministerio de la Iglesia. A este propósito, una significativa clave hermenéutica proviene de las enseñanzas del Concilio Vaticano II, el cual, mientras afirma que «la única Iglesia de Cristo subsiste en la Iglesia católica», también reconoce que «fuera de su organismo se encuentran diversos elementos de santificación y de verdad, que, perteneciendo propiamente por don de Dios a la Iglesia de Cristo, impulsan hacia la unidad católica» (Lumen gentium, 8). 18. Bajo esta luz, se reafirman sobre todo los valores y la consistencia propia del matrimonio natural. Algunos se preguntan si es posible que la plenitud sacramental del matrimonio no excluya la posibilidad de reconocer elementos positivos también en las formas imperfectas que se encuentran fuera de tal realidad nupcial, a ella de todos modos ordenada. La doctrina de los grados de comunión, formulada por el Concilio Vaticano II, confirma la visión de un modo articulado de participar en el Mysterium Ecclesiae por parte de los bautizados.
19. En la misma perspectiva, que podríamos llamar inclusiva, el Concilio también abre el horizonte en el cual se aprecian los elementos positivos presentes en las otras religiones (cf. Nostra aetate, 2) y culturas, no obstante sus límites y sus insuficiencias (cf. Redemptoris missio, 55). De la mirada dirigida a la sabiduría humana presente en ella, de hecho, la Iglesia comprende cómo la familia es considerada universalmente una forma necesaria y fecunda de convivencia humana. En este sentido, el orden de la creación, en el cual hunde sus raíces la visión cristiana de la familia, se despliega a nivel histórico, en las diversas expresiones culturales y geográficas. 20. Al hacerse por lo tanto necesario un discernimiento espiritual, acerca de las convivencias y de los matrimonios civiles y los divorciados vueltos a casar, compete a la Iglesia reconocer estas semillas del Verbo dispersas más allá de sus confines visibles y sacramentales. Siguiendo la amplia mirada de Cristo, cuya luz ilumina a todo hombre (cf. Jn 1, 9; cf. Gaudium et spes, 22), la Iglesia se dirige con respeto a aquellos que participan en su vida de modo incompleto e imperfecto, apreciando más los valores positivos que custodian, en vez de los límites y las faltas. Verdad y belleza de la familia y misericordia 21. El Evangelio de la familia, mientras resplandece gracias al testimonio de tantas familias que viven con coherencia la fidelidad al sacramento, con sus frutos maduros de auténtica santidad cotidiana, nutre además a estas semillas que todavía esperan madurar, y debe sanar a aquellos árboles que se han marchitado y piden no ser descuidados. 22. En este sentido, una nueva dimensión de la pastoral familiar actual consiste en captar la realidad de los matrimonios civiles y, hechas las debidas diferencias, también de las convivencias. De hecho, cuando la unión alcanza una notable estabilidad a través de un vínculo público, está marcada por un afecto profundo, por una responsabilidad en relación a los hijos, con la capacidad de resistir a las pruebas, pueden ser vistos como un germen para acompañar el desarrollo hacia el sacramento del matrimonio. Muchas veces, en cambio, la convivencia se establece no en vista de un posible futuro matrimonio, sino sin alguna intención de establecer una relación institucional. 23. De acuerdo a la mirada misericordiosa de Jesús, la Iglesia debe acompañar con atención y cuidado a sus hijos más frágiles, marcados por
página 13
el amor herido y perdido, dándoles confianza y esperanza, como la luz del faro de un puerto o una antorcha llevada en medio de la gente para iluminar a aquellos que han perdido la dirección o se encuentran en medio de la tempestad.
Tercera parte El encuentro: perspectivas pastorales Anunciar el Evangelio de la familia hoy, en diversos contextos 24. El diálogo sinodal ha permitido acordar algunas instancias pastorales más urgentes para confiarlas a su concretización en las Iglesias locales, en comunión cum Petro et sub Petro. 25. El anuncio del Evangelio de la familia constituye una urgencia para la nueva evangelización. La Iglesia debe realizarlo con ternura de madre y claridad de maestra (cf. Ef 4, 15), en fidelidad a la kénosis misericordiosa de Cristo. La verdad se encarna en la fragilidad humana no para condenarla, sino para sanarla. 26. Evangelizar es responsabilidad compartida de todo el pueblo de Dios, cada uno según su propio ministerio y carisma. Sin el testimonio alegre de los esposos y de las familias, el anuncio, aunque sea correcto, corre el riesgo de ser incomprendido o de ahogarse en el mar de palabras que caracteriza nuestra sociedad (cf. Novo millennio ineunte, 50). Los padres sinodales han subrayado varias veces que las familias católicas están llamadas a ser en sí mismas los sujetos activos de toda la pastoral familiar. 27. Será decisivo resaltar la primacía de la gracia, y la posibilidad que el Espíritu da en el sacramento. Se trata de hacer experimentar que el Evangelio de la familia es alegría que «llena el corazón y la vida entera», porque en Cristo somos «liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento» (Evangelii gaudium, 1). A la luz de la parábola del sembrador (cf. Mt 13, 3), nuestra tarea es cooperar en la siembra: el resto es obra de Dios. No hay que olvidar que la Iglesia que predica sobre la familia es signo de contradicción. 28. Para esto se requiere una conversión misionera: es necesario no detenerse en un anuncio meramente teórico y desconectado de los problemas reales de las personas. Nunca hay que olvidar que la crisis de la fe ha comportado una crisis del matriSIGUE EN LA PÁGINA 14
L’OSSERVATORE ROMANO
página 14
viernes 17 de octubre de 2014, número 42
La relación post disceptationem VIENE DE LA PÁGINA 13
monio y de la familia, y como consecuencia, se ha interrumpido frecuentemente la transmisión de la fe de los padres a los hijos. Ante una fe fuerte la imposición de algunas perspectivas culturales que debilitan a la familia y al matrimonio no tienen ninguna incidencia. 29. La conversión debe ser, sobre todo, del lenguaje, para que resulte efectivamente significativa. El anuncio debe hacer experimentar que el Evangelio de la familia es respuesta a las expectativas más profundas de la persona humana: a su dignidad y a la realización plena en la reciprocidad y en la comunión. No se trata solamente de presentar una normativa sino de proponer valores, respondiendo a la necesidad de estos, que se constata hoy también en los países más secularizados. 30. La indispensable profundización bíblica-teológica va acompañada por el diálogo, en todos los niveles. Muchos han insistido sobre un acercamiento más positivo con las riquezas contenidas también en las diversas experiencias religiosas, sin callar las dificultades. En las diversas realidades culturales se acogen en primer lugar las posibilidades y a su luz se rechazan los límites y las radicalizaciones. 31. El matrimonio cristiano no puede ser considerado sólo como una tradición cultural o una exigencia social, sino que debe ser una decisión vocacional asumida con una adecuada preparación en un itinerario de fe, con un discernimiento maduro. No se trata de poner dificultades y complicar los ciclos de formación, sino de ir en profundidad y de no contentarse con encuentros teóricos o con orientaciones generales. 32. Ha sido concordante el reclamo de la necesidad de una conversión de toda la praxis pastoral en perspectiva familiar, superando las ópticas individualistas que todavía la caracterizan. Por esto, se ha insistido muchas veces en la renovación de la formación de los presbíteros y de los demás agentes pastorales, a través de una implicación mayor de las mismas familias. 33. A la vez, se ha subrayado la necesidad de una evangelización que denuncie con sinceridad los factores culturales, sociales y económicos; por ejemplo, el espacio excesivo dado a la lógica del mercado, que impiden una auténtica vida familiar, determinando discriminaciones, pobreza, exclusiones, violencia. Por eso, es necesario desarrollar un diálogo y una cooperación con las estructuras sociales, animar y sostener a los laicos que se comprometen en el ámbito cultural y socio-político. Guiar a los novios en el camino de preparación al matrimonio 34. La compleja realidad social y los desafíos que la familia está llamada hoy a enfrentar requieren un mayor compromiso de toda la comunidad cristiana para la preparación de los novios al matrimonio. Con respecto a esta necesidad, los padres sinodales han estado de acuerdo en subrayar la exigencia de una mayor implicación de toda la comunidad
privilegiando el testimonio de las familias mismas, así como introducir la preparación al matrimonio en el camino de iniciación cristiana, destacando la relación del matrimonio con los otros sacramentos. También se puso de relieve la necesidad de programas específicos para la preparación próxima al matrimonio, para que sea una verdadera experiencia de participación en la vida eclesial y se profundicen los diversos aspectos de la vida familiar. Acompañar los primeros años de la vida matrimonial 35. Los primeros años de matrimonio son un período vital y delicado durante el cual las parejas crecen en la conciencia de los desafíos y del
«Familia» (arte africana)
significado del matrimonio. De aquí la exigencia de un acompañamiento pastoral que vaya más allá de la celebración del sacramento. Es de gran importancia en esta pastoral la presencia de parejas con experiencia. La parroquia es considerada como el lugar ideal donde parejas expertas pueden ponerse a disposición de aquellas más jóvenes. Es necesario animar a las parejas con una actitud fundamentalmente de recepción al gran don de los hijos. Se subraya la
importancia de la espiritualidad familiar y de la oración, alentando a las parejas a reunirse regularmente para promover el crecimiento de la vida espiritual y la solidaridad en las exigencias concretas de la vida. Liturgias significativas, prácticas devocionales y eucarísticas celebradas en familia, han sido mencionadas como vitales para favorecer la evangelización a través de la familia. Lo positivo en las uniones civiles y en las convivencias 36. Una sensibilidad nueva de la pastoral actual consiste en captar la realidad positiva de los matrimonios civiles y, reconociendo las debidas diferencias, de las convivencias. Es necesario que en la propuesta eclesial, incluso presentando con claridad el ideal, indiquemos también elementos constructivos en aquellas situaciones que no corresponden todavía o ya no a tal ideal. 37. Se puso también de relieve que en muchos países hay un «número creciente de parejas que conviven ad experimentum, sin matrimonio ni canónico ni civil» (Instrumentum laboris, 81). En África esto se lleva a cabo especialmente en el matrimonio tradicional, acordado entre familias y a menudo celebrado en diversas etapas. Ante tales situaciones, la Iglesia está llamada a ser «siempre la casa abierta del Padre […] donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas» (Evangelii gaudium, 47) y a ir al encuentro de quien siente la necesidad de reemprender su camino de fe, aunque no sea posible celebrar el matrimonio canónico. 38. También en Occidente está en continuo crecimiento el número de aquellos que, después de haber vivido juntos por mucho tiempo, solicitan la celebración del matrimonio en la Iglesia. La simple convivencia a menudo es elegida a causa de la mentalidad general, contraria a las instituciones y a los compromisos definitivos, pero también por la expectativa de una seguridad existencial (trabajo y salario fijo). En otros países las uniones «de hecho» son muy numerosas, no por motivo del rechazo de los valores cristianos sobre la familia y el matrimonio; sino sobre todo por el hecho de que casarse es un lujo, de modo que la miseria material impulsa a vivir en uniones «de hecho». También en tales uniones es posible percibir valores familiares auténticos o al menos el deseo de ellos. Es necesario que el acompañamiento pastoral parta
siempre de estos aspectos positivos. 39. Todas estas situaciones deben ser abordadas de manera constructiva, buscando transformarlas en oportunidad de camino hacia la plenitud del matrimonio y de la familia a la luz del Evangelio. Se trata de acogerlas y acompañarlas con paciencia y delicadeza. Con esta finalidad, es importante el testimonio atractivo de auténticas familias cristianas, como sujetos de evangelización de la familia. Sanar las familias heridas (separados, divorciados no vueltos a casar, divorciados vueltos a casar) 40. En el Sínodo ha resonado la clara necesidad de opciones pastorales valientes. Reconfirmando con fuerza la fidelidad al Evangelio de la familia, los padres sinodales han advertido la urgencia de nuevos caminos pastorales, que partan de la efectiva realidad de las fragilidades familiares, reconociendo que estas, la mayoría de las veces, han sido «sufridas» más que elegidas en plena libertad. Se trata de situaciones diversas por factores ya sean personales o culturales y socio-económicos. No es sabio pensar en soluciones únicas o inspiradas en la lógica del «todo o nada». El diálogo y el debate vividos en el Sínodo deberán continuar en las Iglesias locales, involucrando a los diversos componentes, de manera que las perspectivas que se han delineado puedan encontrar la plena madurez en el trabajo de la próxima Asamblea general ordinaria. La guía del Espíritu, constantemente invocado, permitirá a todo el pueblo de Dios vivir la fidelidad al Evangelio de la familia como un misericordioso hacerse cargo de todas las situaciones de fragilidad. 41. Cada familia herida debe ser primero escuchada con respeto y amor, haciéndose de ellas compañeros de camino como Cristo con los discípulos de Emaús. Son válidas, de manera particular, para estas situaciones las palabras del Papa Francisco: «La Iglesia tendrá que iniciar a sus hermanos —sacerdotes, religiosos y laicos— en este «arte del acompañamiento», para que todos aprendan siempre a quitarse las sandalias ante la tierra sagrada del otro (cf. Ex 3, 5). Tenemos que darle a nuestro caminar el ritmo sanador de projimidad, con una mirada respetuosa y llena de compasión, pero que al mismo tiempo sane, libere y aliente a madurar en la vida cristiana» (Evangelii gaudium, 169). 42. Un tal discernimiento es indispensable para los separados y divorciados. Debe ser respetado sobre todo el sufrimiento de aquellos que han sufrido injustamente la separación y el divorcio. El perdón por la injusticia sufrida no es fácil, pero es un camino que la gracia hace posible. Del mismo modo, se debe destacar siempre que es indispensable hacerse cargo de manera leal y cons-
número 42, viernes 17 de octubre de 2014
tructiva de las consecuencias que la separación o el divorcio tienen en los hijos: ellos no pueden convertirse en un «objeto» de contienda y se deben buscar las formas mejores para que puedan superar el trauma de la división familiar y crecer en el modo más sereno posible. 43. Diversos padres han subrayado la necesidad de hacer más accesibles y ágiles los procedimientos para el reconocimiento de casos de nulidad. Entre las propuestas han sido indicadas la superación de la necesidad de la doble sentencia conforme; la posibilidad de determinar una vía administrativa bajo la responsabilidad del obispo diocesano; un proceso sumario para realizar en los casos de nulidad notoria. Según propuestas autorizadas, se debería considerar la posibilidad de dar relevancia a la fe de los novios en orden a la validez del sacramento del matrimonio. Hay que destacar que en todos los casos se trata de establecer la verdad sobre la validez del vínculo. 44. Sobre la agilización del procedimiento de las causas matrimoniales, solicitado por muchos, además de la preparación de suficientes agentes, clérigos y laicos con dedicación prioritaria, se pide el aumento de la responsabilidad del obispo diocesano, el cual en su diócesis podría encargar a un sacerdote debidamente preparado que pueda gratuitamente aconsejar a las partes sobre la validez del matrimonio. 45. Las personas divorciadas pero no vueltas a casar se han de invitar a encontrar en la Eucaristía el alimento que los sostenga en su estado. La comunidad local y los pastores deben acompañar a estas personas con preocupación, sobre todo cuando hay hijos o es grave su situación de pobreza. 46. También las situaciones de los divorciados vueltos a casar requieren un discernimiento atento y un acompañamiento lleno de respeto, evitando cualquier lenguaje o actitud que les haga sentir discriminados. Hacerse cargo de ellos no supone para la comunidad cristiana un debilitamiento de la fe y del testimonio de la indisolubilidad matrimonial, sino que expresa su caridad en esta atención. 47. Con respecto a la posibilidad de acceder a los sacramentos de la Penitencia y de la Eucarística, algunos han argumentado a favor de la disciplina actual en virtud de su fundamento teológico, otros se han expresado por una mayor apertura a las condiciones bien precisas cuando se trata de situaciones que no pueden ser disueltas sin determinar nuevas injusticias y sufrimientos. Para algunos, el eventual acceso a los sacramentos debe ir precedido de un camino penitencial —bajo la responsabilidad del obispo diocesano—, y con un compromiso claro a favor de los hijos. Se trataría de una posibilidad no generalizada, fruto de un discernimiento contemplado caso por caso, según una ley de gradualidad, que tenga presente la distinción entre estado de pecado, estado de gracia y circunstancias atenuantes. 48. Sugerir limitarse a la sola «comunión espiritual» para no pocos padres sinodales plantea algunas preguntas: ¿si es posible la comunión espiritual, por qué no es posible acceder a la sacramental? Por eso ha sido solicitada una mayor profundización teológica a partir de
L’OSSERVATORE ROMANO
página 15
vínculo conyugal, como un camino de maduración, en la aceptación cada vez más profunda del otro y en una donación cada vez más plena. En este sentido, cabe destacar la necesidad de ofrecer caminos formativos que alimenten la vida conyugal y la importancia de un laicado que ofrezca un acompañamiento constituido por un testimonio vivo. Indudablemente es de gran ayuda el ejemplo de un amor fiel y profundo hecho de ternura, respeto, capaz de crecer en el tiempo y que en su concreta apertura a la generación de la vida experimenta un misterio que trasciende.
los vínculos entre el sacramento del matrimonio y Eucaristía en relación a la Iglesia-sacramento. Del mismo modo, debe ser profundizada la dimensión moral de la problemática, escuchando e iluminando la consciencia de los cónyuges. 49. Las problemáticas relacionadas con los matrimonios mixtos han estado presentes a menudo en las intervenciones de los padres sinodales. La diversidad de la disciplina matrimonial de las Iglesias ortodoxas plantea en algunos contextos graves problemas a los que se deben dar respuestas adecuadas en comunión con el Papa. Lo mismo vale para los matrimonios interreligiosos. Acoger a las personas homosexuales 50. Las personas homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer a la comunidad cristiana: ¿estamos en condiciones de recibir a estas personas, garantizándoles un espacio de fraternidad en nuestras comunidades? A menudo desean encontrar una Iglesia que sea casa acogedora para ellos. ¿Nuestras comunidades están preparadas para serlo, aceptando y valorando su orientación sexual, sin comprometer la doctrina católica sobre la familia y el matrimonio? 51. La cuestión homosexual nos interpela a una reflexión seria sobre cómo elaborar caminos realistas de crecimiento afectivo y de madurez humana y evangélica integrando la dimensión sexual: se presenta, por lo tanto, como un importante desafío educativo. La Iglesia, por otra parte, afirma que las uniones entre personas del mismo sexo no pueden ser equiparadas al matrimonio entre un hombre y una mujer. Tampoco es aceptable que se quieran ejercer presiones sobre la actitud de los pastores o que organismos internacionales condicionen las ayudas financieras a la introducción de normas inspiradas en la ideología del gender. 52. Sin negar las problemáticas morales relacionadas con las uniones homosexuales, se toma en consideración que hay casos en los que el apoyo mutuo, hasta el sacrificio, constituye un valioso apoyo para la vida de las parejas. Además, la Iglesia tiene atención especial hacia los niños que viven con parejas del mismo sexo, reiterando que en primer lugar se deben poner siempre las exigencias y derechos de los pequeños. La transmisión de la vida y el desafío de la disminución de la natalidad 53. No es difícil constatar la difusión de una mentalidad que reduce
El desafío de la educación y el papel de la familia en la evangelización 56. El desafío fundamental que encuentran las familias hoy es seguramente el desafío educativo, que es más difícil y complejo por la realidad cultural de hoy. Se requiere tener en cuenta las exigencias y las expectativas de las familias capaces de testimoniar en la vida cotidiana, lugares de crecimiento, de transmisión concreta y esencial de las virtudes que dan forma a la existencia. 57. La Iglesia puede desempeñar en esto un papel precioso de apoyo a las familias, comenzando por la iniciación cristiana, a través de comunidades acogedoras. A ella se le pide, hoy más que ayer, en las situaciones complejas como en las ordinarias, sostener a los padres en su compromiso educativo, acompañando a los niños, adolescentes y jóvenes en su crecimiento a través de caminos personalizados capaces de introducir en el sentido pleno de la vida y de suscitar elecciones y responsabilidades, vividas a la luz del Evangelio.
Katie M. Berggren, «Bright as a Sun» (2012)
la generación de la vida a un variable proyecto individual o de pareja. Los factores de orden económico ejercen un peso a veces determinante contribuyendo a la fuerte caída de la natalidad que debilita el tejido social, compromete la relación entre las generaciones y hace que sea más incierta la mirada hacia el futuro. La apertura a la vida es exigencia intrínseca del amor conyugal. 54. Probablemente también en este ámbito es necesario un lenguaje realista, que sepa comenzar por la escucha de las personas y que sepa dar razones de la belleza y de la verdad de una apertura incondicional a la vida, como aquello de lo que el amor humano necesita para ser vivido en plenitud. Sobre esta base se puede apoyar una enseñanza adecuada acerca de los métodos naturales, que permita vivir de manera armónica y consciente la comunicación entre los esposos, en todas sus dimensiones, junto a la responsabilidad generativa. En esta luz, se redescubre el mensaje de la encíclica Humanae vitae de Pablo VI, que subraya la necesidad de respetar la dignidad de la persona en la valoración moral de los métodos de regulación de la natalidad. 55. Por lo tanto, se debe ayudar a vivir la afectividad, también en el
Conclusión 58. Las reflexiones propuestas, fruto del diálogo sinodal llevado a cabo con gran libertad y con un estilo de escucha recíproca, buscan plantear cuestiones e indicar perspectivas que deberán ser maduradas y precisadas por las reflexiones de las Iglesias locales en el año que nos separa de la Asamblea general ordinaria del Sínodo de los obispos prevista para octubre de 2015. No se trata de decisiones tomadas, ni de perspectivas fáciles. Así, pues, el camino colegial de los obispos y la implicación de todo el pueblo de Dios bajo la acción del Espíritu Santo, podrán guiarnos para encontrar vías de verdad y de misericordia para todos. Es la esperanza que desde el comienzo de nuestros trabajos el Papa Francisco nos ha dirigido invitándonos a la valentía de la fe y a la acogida humilde y honesta de la verdad en la caridad.
L’OSSERVATORE ROMANO
página 16
viernes 17 de octubre de 2014, número 42
COMUNICACIONES Colegio episcopal Monseñor Celso Morga Iruzubieta, arzobispo coadjutor de Mérida-Badajoz (España) RENUNCIAS: El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis metropolitana de Chicago (Estados Unidos) que el cardenal FRANCIS EUGENE GEORGE, O.M.I., le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Francis Eugene George, O.M.I., nació en Chicago (Estados Unidos) el 16 de enero de 1937. Recibió la ordenación sacerdotal el 21 de diciembre de 1963. Juan Pablo II le nombró obispo de Yakima (Estados Unidos) el 10 de julio de 1990; recibió la ordenación episcopal el 21 de septiembre sucesivo. El mismo Papa le promovió a arzobispo de Portland en Oregón el 30 de abril 1996, y el 8 de abril de 1997, le trasladó a la archidiócesis de Chicago. El Santo Padre le creó cardenal, del título de San Bartolomé en la isla Tiberina, en el consistorio del 21 de febrero de 1998. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Salford (Inglaterra) que monseñor TERENCE JOHN BRAIN le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Terence John Brain nació en Coventry, archidiócesis de Birmingham, el 19 de diciembre de 1939. Recibió la ordenación sacerdotal el 22 de febrero de 1964. Juan Pablo II le nombró obispo titular de Amudarsa y
Enviado especial El Santo Padre ha nombrado enviado especial suyo para las celebraciones del 500º aniversario de la evangelización de Myanmar, que tendrá lugar en Yangón del 21 al 23 de noviembre de 2014, al cardenal OSWALD GRACIAS, arzobispo de Bombay (India).
Audiencias pontificias EL SANTO PADRE HA RECIBID O EN AUDIENCIA:
Sábado 11 de octubre —Al cardenal Marc Oullet, prefecto de la Congregación para los obispos.
P.S.S.,
—Al cardenal Geraldo Majella Agnelo, arzobispo emérito de San Salvador de Bahía (Brasil). —A monseñor Francesco Moraglia, patriarca de Venecia (Italia).
auxiliar de Birmingham el 5 de febrero de 1991; recibió la ordenación episcopal el 25 de abril sucesivo. El mismo Papa le trasladó a la sede de Salford el 2 de septiembre de 1997. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Arundel y Brighton (Inglaterra) que monseñor KIERAN CONRY le había presentado en conformidad con el canon 401 § 2 del Código de derecho canónico. Kieran Conry nació en Coventry, archidióces de Birmingham, el 1 de febrero de 1951. Recibió la ordenación sacerdotal el 19 de julio de 1975. Juan Pablo II le nombró obispo de Arundel y Brighton el 8 de mayo de 2001; recibió la ordenación episcopal el 9 de junio sucesivo. EL PAPA
HA NOMBRAD O:
—Arzobispo metropolitano de Chicago (Estados Unidos) a monseñor BLASE J. CUPICH, hasta ahora obispo de Spokane. Blase J. Cupich nació en Omaha el 19 de marzo de 1949. Recibió la ordenación sacerdotal el 16 de agosto de 1975. Juan Pablo II le nombró obispo de Rapid City el 7 de julio de 1998; recibió la ordenación episcopal el 21 de septiembre del mismo año. Benedicto XVI le trasladó a la diócesis de Spokane el 30 de junio de 2010. —Arzobispo metropolitano de Liubliana (Eslovenia) al padre STANE ZORE, O.F.M. Stane Zore, O.F.M., nació en Sel pri Kamniky, archidiócesis de Liubliana, el 7 de septiembre de 1958. Ingresó en la Orden de Frailes Menos, donde recibió la ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1985. En su ministerio ha desempeñado, entre otros, los siguientes cargos: vicario parroquial, párroco, rector del santuario nacional de Brezje y de Sveta Gora, guardián en diversas comunidades, maestro de novicios, ministro provincial y presidente de la Conferencia de religiosos y religiosas de Eslovenia. —Arzobispo metropolitano de Sydney (Australia) a monseñor ANTHONY COLIN FISHER, O.P., hasta ahora obispo de Parramatta. Anthony Colin Fisher, O.P., nació en Sydney el 10 de marzo de 1960. Recibió la ordenación sacerdotal el 14 de septiembre de 1991. Juan Pablo II le nombró obispo titular de Buruni y auxiliar de Sydney el 16 de julio de 2003; recibió la ordenación episcopal el 3 de septiembre sucesivo. Benedico XVI le nombró obispo de Parramatta el 8 de enero de 2010.
—Arzobispo coadjutor de MéridaBadajoz (España) a monseñor CELSO MORGA IRUZUBIETA, hasta ahora arzobispo titular de Alba marittima y secretario de la Congregación para el clero. Celso Morga Iruzubieta nació en Huércanos, diócesis de Calahorra y La Calzada-Logroño (España), el 28 de enero de 1948. Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de junio de 1972. Benedicto XVI le nombró arzobispo titular de Alba marittima y secretario de la Congregación para el clero el 29 de diciembre de 2010; recibió la ordenación episcopal el 5 de febrero de 2011. —Obispo de Salford (Inglaterra) a monseñor JOHN ARNOLD, hasta ahora obispo titular de Lindisfarna y auxiliar de Westminster. John Arnold nació en Sheffield, diócesis de Hallam, el 12 de junio de 1953. Recibió la ordenación sacerdotal el 16 de julio de 1983. Benedicto XVI le nombró obispo titular de Lindisfarna y auxiliar de Westminster el 6 de diciembre de 2005; recibió la ordenación episcopal el 2 de febrero de 2006. —Obispo de Erfurt (Alemania) a monseñor ULRICH NEYMEYR, hasta ahora obispo titular de Maraguia y auxiliar de Maguncia. Ulrich Neymeyr nació en WormsHermsheim, diócesis de Maguncia, el 12 de agosto de 1957. Recibió la ordenación sacerdotal el 12 de junio de 1982. Juan Pablo II le nombró obispo titular de Maraguia y auxiliar de Maguncia el 20 de febrero de 2003; recibió la ordenación episcopal el 21 de abril sucesivo. —Obispo de Formosa (Brasil) a monseñor JOSÉ RONALD O RIBEIRO, hasta ahora obispo de Janaúba. José Ronaldo Ribeiro nació en Uberaba el 28 de febrero de 1957. Recibió la ordenación sacerdotal el 5 de mayo de 1985. Benedicto XVI le nombró obispo de Janaúba el 6 de junio de 2007; recibió la ordenación episcopal el 28 de julio sucesivo. —Obispo titular de Torri della Concordia y auxiliar de Nápoles (Italia) al presbítero SALVATORE ANGERAMI. Salvatore Angerami nació en Nápoles el 26 de noviembre de 1956. Recibió la ordenación sacerdotal el 22 de junio de 1997. Ha desempeñado, entre otros, los siguientes cargos: vicario parroquial y párroco; delegado episcopal para el culto; confesor ordinario y director espiritual del seminario mayor; miembro del consejo de asuntos económicos y de la comisión de arte sacra. En el último pe-
ríodo era rector del seminario diocesano. —Abad Ordinario de la abadía territorial de Montevergine (Italia) a dom RICCARD O LUCA GUARIGLIA, O.S.B. Riccardo Luca Guariglia, O.S.B., nació en S. María de Castellabate, diócesis de Vallo de la Lucania, el 2 de marzo de 1967. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de abril de 2000. Obtuvo la licenciatura en Sagrada Liturgia en el Pontificio Ateneo San Anselmo de Roma. Ha desempeñado su ministerio como ecónomo, docente de liturgia, consejero del visitador provincial para Italia, maestro de novicios y prior claustral.
Luto en el episcopado El 25 de agosto, tras una larga enfermedad, falleció a la edad de noventa y tres años monseñor JOSÉ WU SHIZHEN, arzobispo de Nanchang (provincia de Jiangxi, China Continental). Había nacido el 19 de enero de 1921 en el condado de Linchuan, en la ciudad de Fuzhou (Jiangxi), de una familia de larga tradición católica. Ingresó en el seminario en 1933 a la edad de doce años, realizó su formación filosófica y teológica de 1942 a 1949. Fue ordenado sacerdote por el entonces obispo de Yujiang, monseñor William Charles Quinn, C.M., el 6 de noviembre de 1949. Después de la ordenación sacerdotal, regresó a su lugar de origen para ocuparse de la agricultura. Sucesivamente se dedicó a la práctica de la medicina tradicional china, desempeñando un servicio de asistencia médica en algunos hospitales del condado de Linchuan hasta 1980. En 1982 volvió a la diócesis y comenzó su ministerio pastoral en las comunidades católicas de Linchuan, Jiujiang y Lushan. Monseñor Wu desempeñó su ministerio en tiempos difíciles. Buscó asegurar una sólida formación humana y espiritual a los seminaristas y a las religiosas de su archidiócesis, reparó y volvió a abrir diversas iglesias, y guió a las comunidades locales con celo pastoral. Las exequias tuvieron lugar el 30 de agosto en la catedral de la Inmaculada Concepción de María en Songbaixiang (Nanchang). La comunidad diocesana ora al Señor para que acoja el alma del prelado en su Reino.
número 42, viernes 17 de octubre de 2014
L’OSSERVATORE ROMANO
página 17
Entrevista al cardenal secretario de Estado sobre la trágica situación en Oriente Medio
No hay que resignarse Es fundamental el papel de los líderes religiosos para favorecer el diálogo «No debemos olvidar, no debemos resignarnos». Es este el llamamiento lanzado por el secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin, ante las trágicas noticias que siguen llegando de las zonas de conflicto en Oriente Medio, y en particular de las zonas afectadas por la ofensiva del así llamado Estado islámico, con centenares de miles de personas perseguidas por su fe. En una entrevista a L’O sservatore Romano, el cardenal Parolin ratifica el compromiso de la Santa Sede en favor de las poblaciones de la región y recuerda cómo, para debatir acerca de la delicada situación, el Papa Francisco convocara un consistorio el próximo 20 de octubre, a poco más de dos semanas del encuentro de los nuncios apostólicos en Oriente Medio convocado en el Vaticano. Eminencia, ¿por qué un encuentro de los representantes pontificios de Oriente Medio en el Vaticano? El Santo Padre decidió convocar a los nuncios apostólicos en Oriente Medio para dedicar una reflexión acerca de la dramática situación que desde hace tiempo se vive en la región y para manifestar cercanía y solidaridad, de su parte y de toda la Iglesia, a las personas que sufren las consecuencias de los conflictos en curso. Particular atención se dedicó a los cristianos y a los demás grupos que son perseguidos a causa de su fe religiosa, especialmente en algunas zonas de Irak y Siria, por parte del así llamado Estado islámico. Participaron también en el encuentro los jefes de los dicasterios de la Curia romana que tienen responsabilidades directas hacia la Iglesia católica en Oriente Medio. La presencia de los observadores permanentes de la Santa Sede ante las Naciones Unidas en Nueva York y en Ginebra y del nuncio apostólico ante la Unión europea quiso destacar la dimensión y las consecuencias internacionales de este drama. Estos representantes del Papa expresan en ámbitos multilaterales la postura de la Santa Sede sobre diversas cuestiones y mantienen continuos contactos con los representantes diplomáticos de numerosos países. De este modo ha sido posible un rico intercambio de informaciones y una valoración de la situación partiendo de la experiencia directa sobre el terreno para evaluar lo que puede hacer la Iglesia y lo que se puede pedir a la comunidad internacional y salir al encuentro de la triste situación actual. Una ulterior confirmación de lo que le preocupa al Santo Padre surge de su voluntad de dedicar el consistorio del próximo 20 de octubre a Oriente Medio.
Sobre la base de las informaciones de los nuncios, ¿qué puede decir de las comunidades cristianas y de los demás grupos que sufren por la violencia en la región? Hemos escuchado con conmoción y con gran preocupación el testimonio de las atrocidades inauditas cometidas por diversos sectores, pero sobre todo por los fundamentalistas del grupo que se denomina a sí mismo Estado islámico: las decapitaciones, la venta de mujeres al mercado, el reclutamiento de niños en combates sangrientos, la destrucción de los lugares de culto. Esto ha obligado a centenares de miles de personas a huir de sus casas y buscar refugio en otros sitios en condiciones de precariedad. Son personas humilladas en su dignidad y sometidas a sufri-
mientos físicos y morales. Al respecto, los representantes pontificios y los superiores de los dicasterios presentes en el encuentro reafirmaron el derecho de los refugiados de regresar y vivir en dignidad y seguros en el propio país y en el propio ambiente. Se trata de un derecho que debe ser sostenido y garantizado tanto por la comunidad internacional como por los Estados de los cuales ellos son ciudadanos. ¿Qué puede hacer la comunidad internacional? La situación es verdaderamente compleja. En la base del desarraigo forzado de millones de personas en Oriente Medio hay una conflictualidad violenta e inhumana que ve implicados abiertamente o en la penumbra a grupos de mercenarios, grupos no estatales, potencias regionales y globales. La elección de la lucha armada, en lugar del diálogo y de la negociación, multiplica el sufrimiento de todas las poblaciones implicadas. El camino de la violencia conduce sólo a la destrucción; la senda de la paz conduce a la esperanza y al progreso. En varias ocasiones y con iniciativas asumidas en primer lugar por el Santo Padre —como su peregrinación a Tierra Santa, la oración en el Vaticano con los presidentes israelí y palestino, y sus mensajes a todo el mundo— la Santa Sede reafirmó la convicción surgida de la experiencia que con la guerra todo se pierde y con la paz todo está ganado. El primer paso urgente para el bien de la población de Siria, de Irak y de todo Oriente Medio es deponer las armas y dialogar. La destrucción de ciudades y poblados, el asesinato de civiles inocentes, de mujeres y niños, jóvenes reclutados y forzados a combatir y la separación de familias, nos dicen que es una obligación moral para todos decir basta a tanto sufrimiento e injusticia y comenzar un nuevo camino en el que todos participen con iguales derechos y deberes como ciudadanos comprometidos en la construcción del bien común, en el respeto de las
diferencias y los talentos de cada uno. En diversas ocasiones el Papa Francisco denunció cómo el tráfico de armas está en la base de todas las guerras. Es verdad, tristemente. Especular y obtener ganancias a partir de la vida de los demás suscita serias cuestiones éticas. En un momento de particular gravedad, dado el número creciente de víctimas causadas por los conflictos surgidos en Oriente Medio, la comunidad internacional debe afrontar la cuestión. Mientras más disponibles están las armas, con más facilidad se es tentado. En lo que respecta al así llamado Estado islámico, la cuestión es aún más grave y sería necesario incluso prestar atención a las fuentes que sostienen sus actividades terrorísticas a través de un más o menos claro apoyo político, además del comercio ilegal de petróleo y el abastecimiento de armas y tecnología. ¿Es lícito el uso de la fuerza para detener al así llamado Estado islámico? Como se afirmó también en el comunicado final, los participantes en el encuentro reafirmaron que es lícito detener al agresor injusto, siempre en el respeto del derecho internacional. Cuando el Santo Padre, al responder a una pregunta de los periodistas afirmó que es lícito detener al agresor injusto, precisó: «Subrayo el verbo: detener. No digo bombardear, declarar la guerra, sino detenerlo. Habrá que estudiar los medios con los que se le puede detener». Por mi parte quise desarrollar algunas ideas al respecto en mi reciente discurso a la Asamblea general de las Naciones Unidas. En cualquier caso, como se reafirmó en el encuentro, no se puede confiar la resolución del problema sólo a la respuesta militar. Este se debe afrontar con mayor profundidad a partir de las causas que están en el origen del mismo y de las que saca provecho la ideología fundamentalista. La comunidad internacional a través de las SIGUE EN LA PÁGINA 18
L’OSSERVATORE ROMANO
página 18
viernes 17 de octubre de 2014, número 42
La trágica situación en Oriente Medio VIENE DE LA PÁGINA 17
Naciones Unidas y las estructuras que formó para tales emergencias deberá actuar para prevenir posibles genocidios y para atender a los numerosos refugiados que corren el riesgo de una vida en medio de estrecheces y una muerte lenta pero cierta. En el caso específico de las violaciones y los abusos cometidos por el así llamado Estado islámico parece oportuno que los Estados de la región se vean directamente implicados, junto al resto de la comunidad internacional, en las acciones a emprender, con la consciencia de que no se trata de proteger a una u otra comunidad religiosa o a uno u otro grupo étnico, sino a personas que son parte de la única familia humana y cuyos derechos fundamentales son violados sistemáticamente.
tensión de formar un califato y de denominarse «Estado islámico», sino también para condenar más en general las prácticas indignas del hombre cometidas por los extremistas, como el asesinato de personas por el solo motivo de su pertenencia religiosa. Come dijo el Santo Padre en Albania: «¡Matar en nombre de Dios es un gran sacrilegio! Discriminar en nombre de Dios es inhumano». Al respecto se deben destacar y apreciar las expresiones de solidaridad hacia los cristianos y los demás grupos
que sufren en Irak por parte de algunos líderes musulmanes y responsables políticos islámicos que han condenado las acciones del Estado islámico. Ellas merecen ser alentadas. Como afirma una importante y reciente declaración del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso: «La dramática situación de los cristianos, de los yasidíes y de las demás comunidades religiosas y étnicas numéricamente minoritarias en Irak exige una toma de posición clara y valiente por parte de los respon-
¿Cómo responder a la grave emergencia humanitaria en la región?
¿Y los líderes religiosos? Los líderes religiosos, judíos, cristianos y musulmanes, pueden y deben desempeñar un papel fundamental para favorecer el diálogo entre las religiones y las culturas, y la educación en la mutua comprensión. Además, ellos deben denunciar claramente la instrumentalización de la religión para justificar la violencia. En el caso concreto del así llamado Estado islámico una responsabilidad particular recae en los líderes musulmanes no sólo por desmentir su pre-
sables religiosos, sobre todo musulmanes, de las personas comprometidas en el diálogo interreligioso y de todas las personas de buena voluntad. Todos deben ser unánimes en condenar sin ambigüedad alguna estos crímenes y denunciar la práctica de invocar la religión para justificarlos. De lo contrario, ¿qué credibilidad tendrán las religiones, sus seguidores y sus jefes? ¿Qué credibilidad podría tener todavía el diálogo interreligioso pacientemente buscado en estos últimos años?».
Refugiados sirios en un campamento del distrito Suruc, en Sanliurfa, Turquía (Ansa)
Tercer congreso mundial de movimientos eclesiales y nuevas comunidades VIENE DE LA PÁGINA 2
ciparán también obispos provenientes de realidades diocesanas y de organismos de la Curia romana, como signo concreto de comunión eclesial. El objetivo es manifestar la alegre adhesión de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades a la invitación del Papa de entrar en la «dinámica de la salida misionera». La cita de noviembre había comenzado a tomar forma después del encuentro entre las diversas realidades asociativas internacionales, que tuvo lugar el 27 de junio del año pasado en la sede del dicasterio en el Palacio san Calixto. En esa ocasión se inició una reflexión común sobre el tema: «Un nuevo Papa, un nuevo inicio». El Consejo pontificio para los laicos consultó a los nuevos movimientos eclesiales y nuevas comunidades respecto a la organización, la logística y las principales temáticas para afrontar en el Congreso mundial. Y a esta cita los superiores del dicasterio dedicaron también el encuentro anual con los movimientos eclesiales y nuevas comunidades, que se llevó a cabo el pasado 27 de junio. El obispo Josef Clemens, secretario del Consejo pontificio para los laicos, llevando a los congregados también el saludo del cardenal presidente Stanisław Ryłko, agradeció la numerosa y solícita adhesión, recordando los precedentes históricos y destacando como línea fundamental de preparación para la edición de noviembre la invitación del Papa Francisco, contenida en la Evangelii gaudium, para edificar una Iglesia en salida, que se convierta en protagonista de la propia transformación misionera también a través de la colaboración de los movimientos eclesiales y nuevas comunidaes, porque «las demás instituciones eclesiales, comunidades de base y pequeñas comunidades, movimientos y otras formas de asociación, son una riqueza de la Iglesia que el Espíritu suscita para evangelizar todos los ambientes y sectores. Muchas veces aportan un nuevo fervor evangelizador y una capacidad de diálogo con el mundo que renuevan a la Iglesia» (n. 29). Por
esto, continuó el obispo secretario, «el congreso de noviembre quiere ser una respuesta clara y decidida de los movimientos eclesiales y de las nuevas comunidades acerca de su aportación para un despertar misionero en toda la Iglesia». Monseñor Antonio Grappone, jefe de oficina del dicasterio, presentó además el programa, destacando el profundo significado de las temáticas tratadas y reconduciéndolas a la exigencia de conversión y de reforma que interpela personalmente a todos los cristianos y a Iglesia en su conjunto y que, según lo que afirmó el Papa en la Evangelii gaudium (n. 130) se dirige también, de modo especial, a todas las realidades que el Espíritu Santo quiso inspirar en el seno de la Iglesia de nuestros días determinando la «nueva época asociativa de los fieles laicos» (Christifideles laici, n. 29). Por último los superiores y oficiales del dicasterio escucharon las numerosas intervenciones de los participantes en el encuentro, que demostraron el profundo conocimiento de los movimientos eclesiales y nuevas comunidades respecto a su propio papel en este programa de conversión y de reforma. Surgieron además la voluntad y el deseo para que el Congreso se muestre como una ocasión fecunda para analizar cómo cada uno según el carisma propios y en comunión profunda con toda la Iglesia y las demás realidades pueda aportar su contribución de madurez y el compromiso dentro del proyecto deseado por el Papa Francisco. Monseñor Clemens recordó, por último, que la modalidad del Congreso mundial será la del encuentro, del diálogo y la escucha recíproca. No se tratará, por tanto, de un encuentro de carácter académico, con conferencistas que hablen a una platea de oyentes, sino de un mutuo intercambio de ideas, reflexiones y experiencias en donde los mismos congresistas, en los numerosos y amplios espacios reservados al debate y en los momentos comunitarios, puedan convertirse en actores principales compartiendo consideraciones y valoraciones.
Es necesaria una renovada voluntad de solidaridad por parte de la comunidad internacional y de sus estructuras humanitarias para abastecer con alimento, agua, habitación, educación para los jóvenes y asistencia médica para los desplazados y refugiados en todo Oriente Medio. Las cifras del drama humanitario son impresionantes. En Siria, por ejemplo, la mitad de la población necesita asistencia humanitaria, por no hablar del drama de los refugiados, que se cuentan por millones. Y detrás de cada número hay una persona concreta que sufre, un hermano nuestro que necesita ayuda. La Iglesia, por su parte, busca dar su aportación, en especial a través de las Cáritas locales ayudadas por diversas agencias caritativas católicas que asisten no sólo a los cristianos sino a todos los que sufren, sin ninguna discriminación. Al respecto me urge indicar que la asistencia humanitaria a los necesitados puede ofrecer también un marco de colaboración entre cristianos y musulmanes. ¿Qué se puede decir a quien sufre en Oriente Medio? A todas las víctimas de injusticias y violencia los participantes en el encuentro aseguraron su cercanía espiritual y su compromiso en apoyar toda iniciativa práctica que lleve a la reconciliación y a la paz y asegure los medios necesarios para atender a quien pasa necesidad, hasta la deseada normalización de la situación en los países afectados. Al mismo tiempo, pidieron y reafirmaron la importancia de dirigirse al Señor, el único que puede dar la paz verdadera. En particular para los cristianos la palabra de esperanza no es otra más que Jesucristo mismo, que venció el mal, el pecado y la muerte y nos asegura que el mal jamás tiene la última palabra. Como dice la exhortación postsinodal Ecclesia in Medio Oriente, «los cristianos sabemos que sólo Jesús, habiendo pasado por la tribulación y la muerte para resucitar, puede traer la salvación y la paz a todos los habitantes de esta región del mundo» [n. 8]. Siento como una responsabilidad de toda la Iglesia sostener con la oración y con todo medio posible a nuestros hermanos cristianos que confiesan su fe en Oriente Medio y animarlos a seguir siendo en su tierra una presencia significativa para el bien de toda la sociedad. Y a todos dirijo un sentido llamamiento: no debemos olvidar y no debemos resignarnos.
número 42, viernes 17 de octubre de 2014
L’OSSERVATORE ROMANO
página 19
VIENE DE LA PÁGINA 4
donde todos van y vienen». Falta la intimidad. Y allí «el Señor no puede hablar y ni siquiera ser escuchado». Entonces sucede que, incluso si nuestro corazón «es precisamente el lugar para recibir al Espíritu Santo», sin la adecuada vigilancia «el Espíritu acaba en un rincón», como si lo encerráramos en «un armario». Y ahí el Espíritu está «triste». Así pues, ¿cómo se puede evitar que ocurra esto? Para dar una respuesta, el Papa recurrió una vez más al Evangelio. Y citó una expresión usada por Jesús, «que parece algo extraña: “Quien no recoge conmigo, desparrama”». Partiendo de la palabra «recoger», el Papa Francisco explicó que es necesario «tener un corazón recogido», un corazón en el que logramos ser conscientes de lo «que sucede». En este sentido, es recomendable la práctica, muy antigua «pero buena», del examen de conciencia. «Quién de nosotros —se preguntó el Pontífice— a la noche, antes de terminar el día, cuando se queda solo» y en silencio, «no se pregunta: ¿qué sucedió hoy en mi corazón? ¿Qué sucedió? ¿Qué cosas pasaron por mi corazón?». Es un ejercicio importante, una verdadera «gracia» que puede ayudarnos a ser buenos custodios. Porque, como recordó el Papa, «los diablos vuelven siempre, incluso hasta el final de la vida». Y para vigilar que los demonios no entren en nuestro corazón es necesario saber «estar en silencio ante nosotros mismos y ante Dios», para verificar si en nuestra casa «entró alguien» que no conocemos y si «la llave está en su lugar». El Papa concluyó diciendo que esto «nos ayudará a defendernos de muchas maldades, incluso de las que nosotros mismos podamos realizar». Porque «estos demonios son muy astutos» y capaces de engañar a todos.
Misa del Pontífice en Santa Marta Jesús». Pero precisamente por eso «Jesús los reprende» en diversas ocasiones: «Vosotros, ¿no sois capaces de distinguir los signos de los tiempos?», les dice en el Evangelio de Mateo recurriendo a la imagen de la higuera: «cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas, deducís que el verano está cerca, y vosotros no entendéis los signos de los tiempos». El Papa Francisco exhortó a interrogarse acerca del motivo por el que los doctores de la ley no entendían los signos de los tiempos, invo-
Al respecto, el obispo de Roma reconoció que se trataba de una ley «hecha por amor, para ser fieles a Dios», pero se había convertido ya en un sistema normativo cerrado. Ellos «simplemente habían olvidado la historia. Habían olvidado que Dios es el Dios de la ley», pero es también «el Dios de las sorpresas. Y también a su pueblo, Dios le reservó sorpresas muchas veces»: basta pensar en «cómo los salvó» en el mar Rojo de la esclavitud de Egipto, recordó el Papa. A pesar de esto ellos «no entendían que Dios es siempre nuevo; jamás reniega de sí mismo, jamás dice que lo que había dicho era un error, jamás; sino que siempre sorprende. Y ellos no entendían y se cerraban en ese sistema hecho con tanta bue-
El Dios de las sorpresas «Un corazón que ame la ley, porque la ley es de Dios», pero «que ame también las sorpresas de Dios», porque su «ley santa no es un fin en sí misma»: es un camino, «es una pedagogía que nos lleva a Jesucristo». Es lo que el Papa Francisco invitó a pedir al Señor en la oración, durante la misa celebrada el lunes 13 de octubre. En la homilía el Pontífice se detuvo sobre todo en el pasaje del Evangelio de san Lucas (11, 29-32) en el que Jesús reprende a la muchedumbre que se amontonaba para escucharlo como «una generación perversa» porque «pide un signo». Según el obispo de Roma «es evidente que Jesús habla a los doctores de la ley», que «varias veces en el Evangelio» le piden «un signo». Ellos, en efecto, «no veían muchos signos de
Miguel Ángel, «El profeta Jonás» (Capilla Sixtina)
cando un signo extraordinario. Y propuso algunas respuestas: la primera es que «estaban cerrados. Estaban cerrados en su sistema, tenían perfectamente acomodada la ley, una obra maestra. Todos los judíos sabían qué se podía hacer, qué no se podía hacer, hasta dónde se podía llegar. Estaba todo ordenado». Pero Jesús los desconcierta haciendo «cosas extrañas», como «ir con los pecadores, comer con los publicanos». Y esto a los doctores de la ley «no les gustaba, era peligroso; estaba en peligro la doctrina, que ellos, los teólogos, habían hecho durante siglos».
na voluntad; y pedían» a Jesús que les diera «una señal», continuando sin entender «los numerosos signos que hacía Jesús» y permaneciendo en una actitud de total «cerrazón». La segunda respuesta a la pregunta inicial, destacó el Pontífice, se dirige al hecho de que ellos «habían olvidado que eran un pueblo en camino. Y cuando uno está en camino, se encuentra siempre cosas nuevas, cosas que no conoce. Y estas cosas debían asumirlas con un corazón fiel al Señor, en la ley». Pero también en este caso, «un camino no es absoluto en sí mismo, es el camino hacia un punto: hacia la manifestación de-
finitiva del Señor». Por lo demás, toda «la vida es un camino hacia la plenitud de Jesucristo, cuando vendrá por segunda vez. Es un camino hacia Jesús, que regresará en la gloria, como habían dicho los ángeles a los apóstoles el día de la ascensión». En definitiva, afirmó el Papa Francisco repitiendo las palabras del pasaje evangélico, «esta generación pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás»: o bien —aclaró— «el signo de la resurrección, de la gloria, de esa gloria escatológica hacia la que vamos de camino». Pero muchos de sus contemporáneos «estaban cerrados en sí mismos, no abiertos al Dios de las sorpresas»; eran hombres y mujeres que «no conocían el camino y ni siquiera esta escatología, hasta tal punto que cuando en el Sanedrín, el sacerdote pregunta a Jesús: “Pero responde, ¿eres tú el Hijo del hombre?” y Jesús dice: “Yo soy. Y veréis al Hijo del hombre sentado a la derecha del Poder y que viene entre las nubes del cielo”, estos se desgarraron las vestiduras, se escandalizaron. “¡Ha blasfemado! ¡Blasfema!”, gritaban». El signo que Jesús les da era una blasfemia para ellos. Por ese motivo, explicó el Papa, Jesús les define «generación perversa», en cuanto que «no entendieron que la ley que custodiaban y amaban era una pedagogía hacia Jesucristo». En efecto, «si la ley no lleva a Jesucristo, no nos acerca a Jesucristo, está muerta». Es por esto que Jesús reprende a los miembros de esa generación «por estar cerrados cerrados, por no ser capaces de conocer los signos de los tiempos, por no estar abiertos al Dios de las sorpresas, que no están en camino hacia ese triunfo final del Señor», hasta el punto que «cuando Él lo explicita, ellos creen que es una blasfemia». De aquí la recomendación final de reflexionar sobre este tema, de interrogarse sobre los dos aspectos, preguntándose: «¿Estoy apegado a mis cosas, a mis ideas, cerrado? O ¿estoy abierto al Dios de las sorpresas?». Y también: «¿Soy una persona inactiva, o una persona que camina?». Y, en definitiva, concluyó, «¿creo en Jesucristo y en lo que hizo», es decir «que murió, resucitó... creo que el camino siga adelante hacia la madurez, hacia la manifestación de la gloria del Señor? ¿Soy capaz de entender los signos de los tiempos y ser fiel a la voz del Señor que se manifiesta en ellos?».
L’OSSERVATORE ROMANO
página 20
viernes 17 de octubre de 2014, número 42
En la audiencia general del miércoles 15 el Papa Francisco habla de la Iglesia que espera el encuentro final con el Esposo
En la tienda de Dios Donde ya no habrá prevaricaciones o distinciones sociales, étnicas y religiosas «La Iglesia está llamada a convertirse en ciudad, símbolo por excelencia de la convivencia y de la relacionalidad humana», donde «ya no habrá aislamientos, prevaricaciones y distinciones de naturaleza social, étnica o religiosa». Lo puso de relieve el Papa Francisco en la audiencia general del miércoles 15 de octubre en la plaza de San Pedro. Continuando las reflexiones dedicadas a la Iglesia, el Pontífice habló de la «espera del encuentro final con el Esposo». Queridos hermanos ¡buenos días!
y
hermanas,
Durante este tiempo hemos hablado de la Iglesia, de nuestra santa madre Iglesia jerárquica, el pueblo de Dios en camino. Hoy queremos preguntarnos: al final, ¿qué será del pueblo de Dios? ¿Qué será de cada uno de nosotros? ¿Qué debemos esperar? El apóstol Pablo animaba a los cristianos de la comunidad de Tesalónica, que se planteaban estas mismas preguntas, y después de su argumentación decían estas palabras que están entre las más hermosas del Nuevo Testamento: «Y así estaremos siempre con el Señor» (1 Ts 4, 17). Son palabras sencillas, ¡pero con una densidad de esperanza tan grande! «Y así estaremos siempre con el
Señor». ¿Creéis vosotros esto?... Me parece que no. ¿Creéis? ¿Lo repetimos juntos? ¿Tres veces?: «Y así estaremos siempre con el Señor». «Y así estaremos siempre con el Señor». «Y así estaremos siempre con el Señor». Es emblemático cómo en el libro del Apocalipsis Juan, retomando la intuición de los profetas, describe la dimensión última, definitiva, en los términos de la «nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo» (Ap 21, 2). He aquí lo que nos espera. He aquí, entonces, quién es la Iglesia: es el pueblo de Dios que sigue al Señor Jesús y que se prepara día tras día para el encuentro con Él, como una esposa con su esposo. Y no es sólo un modo de decir: será una auténtica boda. Sí, porque Cristo, haciéndose hombre como nosotros y haciendo de todos nosotros una sola cosa con Él, con su muerte y su resurrección, se ha verdaderamente casado con nosotros y ha hecho de nosotros como pueblo su esposa. Y esto no es otra cosa más que la realización del designio de comunión y de amor tejido por Dios en el curso de toda la historia, la historia del pueblo de Dios y también la historia de cada uno de nosotros. Es el Señor quien lleva adelante esto. Hay otro elemento, sin embargo, que nos anima ulteriormente y nos abre el corazón: Juan nos dice que en la Iglesia, esposa de Cristo, se hace visible la «nueva Jerusalén». Esto significa que la Iglesia, además de esposa, está llamada a convertirse en ciudad, símbolo por excelencia de la convivencia y la relacionalidad humana. ¡Qué hermoso es, entonces, ya poder contemplar, según otra imagen también sugestiva del Apo-
calipsis, a todas las gentes y a todos los pueblos reunidos juntos en esta ciudad, como en una tienda, «la tienda de Dios!» (cf. Ap 21, 3). Y en este marco glorioso ya no habrá aislamientos, prevaricaciones y distinciones de algún tipo —de naturaleza social, étnica o religiosa—, sino que seremos todos una sola cosa en Cristo.
Los tuits en @Pontifex_es 9 O CT [12.45 PM] Queridos jóvenes, Cristo cuenta con ustedes para que sean sus amigos y testigos de su amor infinito 11 O CT [11.11 AM] La fuerza espiritual de los sacramentos es inmensa. Con la gracia podemos superar cualquier obstáculo 14 O CT [12.45 PM] Conforta, Señor, a cuantos sufren, especialmente a los enfermos, a los necesitados, a los desempleados
La invitación dirigida a los fieles
Sigamos rezando por el Sínodo El Santo Padre invitó a los fieles presentes en la plaza de San Pedro a seguir rezando por el Sínodo de los obispos sobre la familia, reunido en el Vaticano del 5 al 19 de octubre sobre el tema: «Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización». Al final de la audiencia general, como es costumbre, el Papa saludó a los diversos grupos. Al dirigirse a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados dijo: «Sigamos invocando la intercesión de la Virgen María sobre el Sínodo para la familia». A los jóvenes, prosiguiendo con el saludo, recomendó dar gracias siempre «por el don de la familia», a los enfermos les pidió: «unid el ofrecimiento de vuestro sufrimiento a la intención de oración por la paz en las familias», y a los recién casados les dijo: «vosotros, queridos recién casados, fundad vuestra casa conyugal sobre la roca de la Palabra de Dios».
En presencia de este escenario inaudito y maravilloso, nuestro corazón no puede dejar de sentirse confirmado con fuerza en la esperanza. Mirad, la esperanza cristiana no es sencillamente un deseo, un auspicio, no es optimismo: para un cristiano, la esperanza es espera, espera ferviente, apasionada de la realización última y definitiva de un misterio, el misterio del amor de Dios, en quien hemos renacido y en quien ya vivimos. Y es espera de alguien que está por llegar: es el Cristo Señor que se hace cada vez más cercano a nosotros, día tras día, y que viene a introducirnos finalmente en la plenitud de su comunión y de su paz. La Iglesia, entonces, tiene la tarea de mantener encendida y bien visible la lámpara de la esperanza, para que pueda seguir resplandeciendo como signo seguro de salvación e iluminando a toda la humanidad el sendero que conduce al encuentro con el rostro misericordioso de Dios. Queridos hermanos y hermanas, he aquí, entonces, lo que esperamos: ¡que Jesús regrese! La Iglesia esposa espera a su esposo. Debemos, pues, preguntarnos con mucha sinceridad: ¿somos de verdad testigos luminosos y creíbles de esta espera, de esta esperanza? ¿Viven aún nuestras comunidades en el signo de la presencia del Señor Jesús y en la cálida espera de su venida, o bien se presentan cansadas, adormecidas, bajo el peso del agotamiento y de la resignación? ¿Corremos también nosotros el riesgo de agotar el aceite de la fe y el aceite de la alegría? ¡Estemos atentos! Invoquemos a la Virgen María, madre de la esperanza y reina del cielo, para que nos mantenga siempre en una actitud de escucha y de espera, para poder ser ya ahora permeados por el amor de Cristo y participar un día en la alegría sin fin, en la plena comunión de Dios. No lo olvidéis, jamás olvidarlo: «Y así estaremos siempre con el Señor» (1 Ts 4, 17). ¿Lo repetimos? ¿Tres veces más? «Y así estaremos siempre con el Señor». «Y así estaremos siempre con el Señor». «Y así estaremos siempre con el Señor».