EL PRIMER BOLÍVAR EN CARACAS DE ARÍSTIDES ROJAS

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EL PRIMER BOLÍVAR EN CARACAS Arístides Rojas


EL PRIMER BOLÍVAR EN CARACAS Arístides Rojas


EL PRIMER BOLÍVAR EN CARACAS Arístides Rojas Colección Claves

Ediciones MinCI

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Comunicación e Información. Parroquia Altagracia, Caracas-Venezuela. Teléfonos (0212) 802 83 14 / 83 15 Rif: G-20003090-9

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Edición y corrección de textos/ Maria Ron, Ricardo Romero Diseño y diagramación/ Luis Manuel Alfonso Depósito Legal: DC2018000584 ISBN: 978-980-227-372-0

Edición digital en la República Bolivariana de Venezuela Marzo, 2018


EL PRIMER BOLÍVAR EN CARACAS Arístides Rojas


EL PRIMER BOLÍVAR EN CARACAS


NOTA INTRODUCTORIA

L

a obra de Arístides Rojas representa para Venezuela uno de sus patrimonios intelectuales más importantes en su historia republicana. Es diversa y abarca desde lo periodístico hasta lo científico. El presente trabajo, El Primer Bolívar en Caracas, nos conduce a acercarnos a los orígenes de la familia del Libertador, es un viaje que transporta a una época y momento que nos permite tener un panorama más amplio sobre la caraqueñidad y la venezolanidad. La presente edición ha sido tomada del volumen de la Colección Clásica # 244 Orígenes Venezolanos (Historia, Tradiciones, Crónicas y Leyendas), publicada por Biblioteca Ayacucho. Hemos mantenido el estilo y las notas al pie de página con la variación correspondiente a la numeración. Nos complace colocar a disposición de los usuarios estas lecturas en formato digital, para su deleite y contribución a la promoción y difusión de la cultura de nuestro pueblo.

Los editores


EL PRIMER BOLÍVAR EN CARACAS

EL PRIMER BOLÍVAR EN CARACAS

A

los veinte años de haber sido fundada la ciudad de Caracas, carecía ésta de las condiciones necesarias de todo poblado, es decir, la creación de egidos, de propios, de ordenanzas, de archivos; la distribución de tierras y de aguas y de cuanto se conexiona con la vida política y civil de un pueblo, en el cual todo debía comenzar a un tiempo, en beneficio de la comunidad. Habían concluido los tristes sucesos de la gobernación de don Luis de Rojas en 1586, y castigo inmediato alcanzó este triste mandatario por sus ridículas arbitrariedades, cuando llegó a Caracas un varón distinguido de aquella época, el general don Diego de Osorio Villegas, que acababa de desempeñar en La Española el alto empleo de jefe de las galeras guardacostas en aquella región. 8


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Con el Gobernador Osorio llegaba un vasco notable emparentado con su familia, que hacía treinta años que figuraba en el gobierno de La Española, ya como escribano de Cámara de la Audiencia de Santo Domingo, ya como receptor de penas de Cámara de la misma. Este personaje era Simón de Bolívar, del Señorío de Vizcaya, que venía a compartir con Osorio Villegas los progresos de la colonia venezolana, a la cual dejaría por rico legado un nombre ilustrado por la historia de tres siglos, y por uno de los más gloriosos hechos de la historia moderna: la emancipación de la América del Sur.

¡De dónde viene el patronímico Bolívar, y cuáles son sus antecedentes históricos en los anales vascongados! A orillas del mar Cantábrico hay un río que se desprende de la Sierra de Aranzazu en la provincia de Guipuzcoa, sigue hacia el norte por el valle de Lenis, llega a Escoriaza y desagua en el Deva: ese río se llama Bolívar. El mismo nombre lo lleva al fondo del valle que, entre los dos ríos, está rodeado de elevados montes sembrados de plantas útiles que dan sustento a sus pacíficos moradores. Bolívar se llama otro lugar, al sur de Vitoria, en la provincia de Álava, donde reposa el cuerpo de aquel Segismundo mártir, guardado y venerado en rica arca por los naturales del poblado. Bolívar, finalmente, es el nombre que llevan tres pueblos de la provincia de Vizcaya. Este nombre de las provincias vascongadas no se encuentra en ninguna otra de las de España. 9


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Con las ínfulas de su origen, hidalgo, dueño y señor del solar y casa infanzona de la Rentería, en el lugar de Bolívar, en Vizcaya, se presenta en Caracas el primero de este nombre en América. Al escribir ahora años, en la celebración de la fiesta con la cual fue inaugurada en Caracas la estatua de Simón Bolívar, Los Orígenes del elemento vasco en la historia de Venezuela, apelamos a la erudición de un distinguido escritor español, que versado en cuestiones de orígenes históricos, podía conducirnos hasta las fuentes más remotas de la familia Bolívar. El renombrado don Antonio de Trueba, con gallarda cortesía, supo corresponder a nuestros patrióticos deseos, con un estudio que versa sobre los orígenes de la familia Bolívar, en la bella región de España que bañan las olas del mar Cantábrico.

“Cuando aparece en la América latina un libro escrito en castellano correcto y puro, y no viciado con los galicismos indisculpables, y los modismos locales mucho más digno de disculpa, que por regla general se advierten en la literatura moderna de aquellos países, –dice aquel fecundo escritor– cuando este libro tiene por principal objeto la resolución de cuestiones históricas que interesan lo mismo a los americanos que a los españoles, cuando su autor, a la par que de un gran fondo de instrucción, de buen gusto literario y de sano y profundo criterio, ha hecho noble alarde de otro gran fondo 10


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de imparcialidad y aun de amor al pueblo que llevó la fe religiosa, el idioma y la civilización a América; cuando tal libro aparece, ni un período de la índole de La Ilustración española y americana debe callar su aparición, ni entre los escritores españoles debe faltar uno que se encargue de saludarlo. No soy digno de enviar este saludo a un libro de las condiciones que dejo indicadas, publicado no ha mucho en Caracas, capital de la República de Venezuela; pero como veo que ninguno de mis cofrades literarios desempeña esta justa tarea, me decido a emprenderla, por más que desconfíe de mis fuerzas, para darle cabo un poco honrosamente.

“Simón de Bolíbar1 fue el alma de la revolución venezolana, o mejor dicho, de la revolución de América, y el académico de Caracas empieza por biografiarle. Los escritores americanos, incluso el mismo señor Rojas, no se muestran nunca indiferentes a la oriundez y la genealogía del Libertador (nombre que uso por cuenta ajena, y no en manera alguna por la propia); pero en esta investigación no alcanzan a ver más allá de 1590, en que pasó a Venezuela, con el gobernador Osorio, el primer ascendiente americano del Libertador, que saben únicamente se llamaba como éste, Simón de Bolívar, procedía y era señor

1 Don Antonio de Trueba escribe con b y no con v la última sílaba de este apellido, porque la v, dice, es puramente latina y extraña al éuscaro, a que pertenece el apellido de que se trata. 11


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de la casa solar de la Rentería en el lugar de su apellido en el señorío de Vizcaya, y había desempeñado empleos importantes durante algunos años en la isla de Santo Domingo.

Dejando de seguir por un momento el excelente escritor venezolano, ocúrreme preguntar, como debe ocurrirse a todo el que registre la historia general de ambos mundos, desde que los vascongados con el nombre de cántabros aparecen en la historia, hace más de veinte siglos: ¿qué pueblo es ese que, contando poco más de un millón de habitantes a uno y otro lado de los Pirineos, ocupando un suelo limitado, quebrantado y pobre, componiéndose casi toda su población de rústicas caserías, aisladas en valles y montañas, en menos palabras, llevando la oscura y humilde vida campesina, y casi pudiéramos decir pastoral, se le encuentra en todas las regiones, en todas las grandes empresas, en todas las grandes conquistas, en todas las grandes hazañas, en todas las grandes etapas del trabajo del progreso humano conmemoradas por la historia, desde la resistencia a la invasión latina, hasta la resistencia a la invasión musulmana; en todas las luchas de siete siglos sostenidas para reconquistar la patria de la dominación sarracena; en todas las empresas de descubrimiento, conquista y civilización de nuevos continentes que comienzan cuando acaba la Edad Media? ¿Qué pueblo singular es ese que siendo en el océano de la humanidad como una gota de agua en el 12


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océano de los mares, tan importante y visible y glorioso papel desempeña en el teatro de la historia?

“No ha podido pasar por el pensamiento de nadie la idea de que yo pudiera cooperar en algún punto a la ilustración de la historia de la América Latina, y no obstante algo puedo ayudar a los escritores americanos en un punto para ellos muy importante, cual es el que se refiere a la oriundez y al apellido de Bolíbar. “El apellido Bolíbar, que es clásicamente éuscaro equivale a “pradera del molino”, como compuesto de bol, radical de bolu, bolu-a, molino, y de ibar, ibarr-a, pradera, la pradera.

Iñíguez de Ibargüen, historiador vizcaíno e inédito como Iturriza, dice que el escudo de armas de la primitiva casa de Bolíbar, llamada Bolíbarjáurregui, para distinguirla de la moderna, tenía una piedra de molino en campo de plata, y estas mismas armas, según testimonio de Iturriza, se veían en la losa de una sepultura de tres personas procedentes del mismo linaje, que existía en el pórtico de la iglesia de Santo Tomás de Bolíbar. En cuanto a la primitiva casa, consta que existió con el molino y la ferrería al lado (que casi siempre tenían las principales casas solariegas de las provincias cantábricas) en una pradera, después de cultivada, orilla del riachuelo que se inicia en la falda septentrional del monte Oiz y desciende 13


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por la república de Bolíbar a la cercana villa de Marquina, con dirección a Ondarroa, y por consiguiente al mar. En tiempos relativamente modernos, y cuando el nombre de aquel solar se había generalizado a toda la ante-iglesia2, los señores de Vizcaya, a quienes por causa que luego diré, había pasado la casa de Bolíbar, establecieron en ésta la Rentería, y que era una especie de alhóndiga y oficina donde cobraban dichos señores los derechos sobre el hierro y otros que les estaban señalados por fueros, y así se explica que el nombre primitivo de aquel solar fuese sustituido por el de la Rentería, de donde con razón decía proceder el caballero vizcaíno que con el nombre de Simón de Bolíbar pasó a Venezuela en 1588.

La casa de Bolíbar existía desde tiempo inmemorial en el sitio indicado. Hacia el año de 1053 tenían los vizcaínos grandes altercados y disgustos con la Sede Episcopal de Armenta a que pertenecían, como durante los siglos subsiguientes los tuvieron con la de Calahorra, que usurpó en 1076 la armentiese. Estos disgustos y altercados procedían de que la autoridad eclesiástica pugnaba siempre por conculcar la libertad foral. El obispo de Armentía D. García, acompañado de fuerzas que creyó suficientes para subyugar a los vizcaínos, tuvo el

2 Así el nombre como el escudo de armas de casi todos los pueblos vascongados, se tomaron de los de la casa solariega más importante de la localidad. 14


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atrevimiento de penetrar personalmente en Vizcaya por la merindad de Durango, e indignados los vizcaínos, le salieron al encuentro entre Aramayona y Arrázola, acaudillados por tres mancebos de la cercana casa de Amandarro, y en la pelea que allí se trabó murió el Obispo, como lo conmemora una piedra que allí hay y es conocida con el nombre Episticoarriya (la piedra del obispo), y un cantar que dice: Amandarroc mutillie ez Vizcayac pechuric ez,

equivalente a “Amandarro no tiene ya hijos, pero en cambio Vizcaya tiene libertad”.

Según se colige de este cantar, los mancebos de Amandarro, o murieron en la pelea o murieron a manos de la justicia; pero no fue tan feliz o desgraciado Gonzalo Pérez de Bolíbar, complicado en la misma resistencia a la invasión episcopal, pues por ello fue desterrado a Francia y confiscados todos sus bienes, incluso el patronato divisero de la iglesia monasterial de Santo Tomás que recayeron en los señores de Vizcaya. El linaje de Bolíbar no desapareció de aquella comarca, donde fundó nueva casa, si bien abandonó su antiguo y sencillo escudo de armas, sustituyéndole con el de alguno de sus 15


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entronques, de modo que el de la casa moderna era una faja azul y con panelas en campo verde. Los labradores censatarios de los señores de Vizcaya, que en aquella comarca eran veinte y tres, fundaron a principios del siglo X el monasterio o iglesia parroquial de Santo Tomás Apóstol, y la casa de Bolíbar hizo la erección a expensas propias, a condición de indemnizarse con el patronato y diezmos perpetuos. En 1386, siendo ya rey de Castilla, con el nombre de don Juan I, el señor de Vizcaya, cedió éste el patronato de la iglesia de Bolíbar para la fundación de un hospital anexo a la colegiata de Cenarruza, de que aquella feligresía se desmembró en el siglo X.

La puebla de Bolíbar forma parte de la ante-iglesia de Cenarruza, una de las ciento veinte y cinco repúblicas que constituyen el señorío de Vizcaya; dista de Bilbao siete leguas, y su caserío, habitado por unas seiscientas personas, está disperso a orillas del riachuelo que baja de Oiz y en los declives y planicies de los collados de la izquierda. La puebla de Bolíbar ha producido hombres muy notables, entre ellos el general de la Armada Pedro de Zubiaur, entre cuyos famosos hechos se cuenta el de haber apresado en 1601, tres grandes naves de guerra holandesas. En cuanto a los procedentes de la casa de Bolíbar han figurado con frecuencia y desde tiempo muy antiguo en el gobierno de Vizcaya, y si la memoria no me es infiel, el primero que pasó a América, antes de alejarse de la 16


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patria, había sido honrado con el sufragio de ésta para formar parte del gobierno universal de la misma. Reciba el ilustrado escritor venezolano el testimonio de agradecimiento que la patria de sus antepasados le envía por la justicia que ha hecho a la misión civilizadora que los peninsulares llevaron a cabo en aquella rica y hermosa región de América, y por la luz que ha derramado en un punto histórico de la historia española que aparecía oscurecido y desfigurado por el error o la malicia”3. ***

En la intimidad que existía entre Osorio Villegas y Bolívar, ninguno más apto que éste para seguir y desarrollar las avanzadas ideas del Gobernador, acerca del progreso de la colonia venezolana. Era Bolívar, por lo tanto, como espíritu práctico en las cosas de América, y conocedor de todas las necesidades de un pueblo naciente, el llamado a representar a Venezuela, ante el Monarca, para recabar de éste cuantas medidas pudieran remediar las necesidades de Caracas y de la colonia en aquella época. Tales ideas encontraron eco en el cabildo, y en diciembre de 1589; este cuerpo, después de llegar a Caracas los re-

3 Antonio de Trueba, “Venezuela y los vascos”, La Ilustración española y americana, 1876. 17


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presentantes de las diversas secciones de la provincia, nombró en sesión del día 4 de diciembre de 1589 a Simón Bolívar, procurador de la colonia en la corte de Felipe II. Era el primer procurador que enviaba Caracas, y el segundo de Venezuela, pues ya en 1560, antes de existir la actual capital, había estado en la corte de Carlos V don Sancho de Briceño, hombre notable de aquella época, fundador de la respetable familia de este nombre en Caracas, Trujillo, Mérida y Barinas. En el nombramiento de Bolívar tomaron parte, no sólo los miembros del cabildo de Caracas, sus alcaldes y regidores, sino también los siguientes representantes: R. Espejo, por las ciudades de El Tocuyo, Valencia y San Sebastián de los Reyes; Bernardo de Quiroz, por la de Nueva Segovia de Barquisimeto; Miguel de Morillo, por El Portillo de Carora; y Rodrigo de Argüecese, en nombre de la Nueva Zamora, de Maracaibo, quienes, sin la asistencia del gobernador Osorio, nombraron al dicho Bolívar, “por concurrir en éste todas las condiciones que tan delicado encargo requería”, según las frases estampadas en el acta del cabildo. El Gobernador aprobó y ratificó el nombramiento, por el espacio de dos años, con el sueldo de sesenta reales diarios de a treinta y cuatro maravedís, del cual debían salir los gastos de copia y derechos que debía pagar el Procurador en la corte. Esta instrucción la autorizaron ante el escribano Cristóbal Flores, Antonio Rodríguez, Sánchez del Villar, Garcí-González 18


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de Silva, Lázaro Vásquez, Tristán Muñoz, y Ambrosio Hernández, y se le entregó original al secretario Simón de Bolívar, procurador general, por ante Alonso García Pineda, escribano público y de gobernación4.

Las instrucciones dadas al procurador Bolívar en 23 de marzo de 1590, constan de veinte y siete artículos, que fueron otras tantas súplicas hechas al Monarca respecto del ensanche y necesidades de la colonia venezolana. A todas contestó el rey con una real cédula. En el término de la distancia, llegó Bolívar a Madrid, y hubo de presentarse al Monarca con las recomendaciones de su rango, familia, antecedentes y las credenciales del gobernador Osorio Villegas. Y tan afortunado anduvo en el desempeño de su noble encargo, que según lo informa el historiador Oviedo, consiguió sin dificultad, no sólo los principales artículos de la instrucción, sino otras muchas gracias y mercedes que fueron de gran recurso a la colonia venezolana, entre las cuales debemos mencionar el encabezamiento de alca-

4 Por la primera vez, en la historia de Venezuela, se publican estos pormenores que con gran trabajo hemos tomado de las Actas del Cabildo de Caracas de 1589 y 1590. Sólo con la ayuda de un poderoso lente y de mucha paciencia, pueden descifrarse los escritos de aquella época. Nada se encuentra desde la llegada de Bolívar hacia atrás, y lo que se conserva hacia 1600 es del todo ilegible. La acción del tiempo sepultó ya estos primeros libros del Cabildo de Caracas, en la época del primer Bolívar. 19


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balas en las afueras de Caracas, por una corta cantidad con la cual debía contribuir la ciudad a los fondos reales, durante el tiempo de diez años; la prorrogación de la merced concedida anteriormente a instancias de Sancho de Briceño, para que la ciudad de Santiago nombrase todos los años persona que trajese por su cuenta un navío de registro al puerto de La Guaira, y otras más que, aunque no de tanta consideración para la colonia, lo fueron de grande estima.

Entre estas concesiones hechas a Bolívar figura, por la honra que le dispensó el Monarca, la licencia que aquél le concedió para que nombrase sus tenientes oficiales y que se les guardasen a éstos las mismas preeminencias que si fuesen nombrados por el Rey. Esta marcada distinción habla muy alto a favor de los grandes méritos del Procurador de Caracas. Poco más de dos años permaneció Bolívar en la corte de Madrid, y a su regreso a Caracas, en 1593, preséntase investido del título de regidor que le había concedido Felipe II. Ya con este título, con el de procurador, o el de contador general que regentó durante diez y seis años, concediósele a Bolívar la licencia de asistir al cabildo, como si fuese uno de sus miembros, con el derecho de votación y demás prerrogativas; honra que le fue discernida por los notables de Caracas como un homenaje a los relevantes méritos de tan noble patricio. 20


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En posesión de reales órdenes, Osorio señala a las ciudades sus propios y egidos; reparte las tierras; erige sus archivos y protocolos, primera base de las escrituras y contratos; reduce los indios a poblado; crea las ordenanzas del buen gobierno y comienza a poner en planta cuanto había mediado en obsequio del adelanto y ensanche de Caracas y de la colonia. Sin recursos pecuniarios, pero sí con indios para continuar la obra comenzada, Bolívar había recabado del Monarca el permiso para que anualmente entraran a Venezuela tres mil esclavos africanos, en buques españoles o portugueses. Sobre esta importación se fijó el derecho de un peso en oro por cabeza, producto dedicado exclusivamente para la construcción de la fortaleza de La Guaira, cuyo primer plano y comienzo se deben al Gobernador Osorio. Al derecho de esclavos se agregó el valor de las multas impuestas como penas por la Cámara en la Gobernación de Venezuela, durante diez años, para terminar, como dice la real cédula, las atarazanas, el fuerte y la caleta del puerto de La Guaira. Con esta renta se prosiguieron las primeras obras oficiales del puerto de Osorio y de Bolívar desde 1593.

Creíase, y con razón, que el nuevo puerto iba a fijar la época de Osorio y recordar a las generaciones futuras la historia de un suceso tan honroso para los habitantes de aquella comarca, como el que había presenciado la villa del Collado, cuando los moradores 21


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de éste la abandonaron antes que sufrir las arbitrariedades que quiso imponerles el gobernador Luis de Rojas en 1586. Y a fe que La Guaira surgía en una época que hoy podemos llamar creadora, pues tanto Osorio como Bolívar, por sus actos, disposiciones y las reales cédulas recabadas del Monarca castellano, en beneficio de Venezuela, plantaron las bases de un gobierno sólido y abrieron la vía del progreso material y político del país. Entre los grandes beneficios conseguidos por Bolívar, fue uno de los principales, el que a La Guaira llegaran de España dos navíos anuales de menor porte, con flota o sin ella, para aprovechamiento de los vecinos; y además un navío de registro anual, por cuenta particular de los habitantes de la capital. Así, la costa de Caracas al crear su puerto, comenzaba directamente su comercio con los de la madre patria, prescindiendo del de Borburata, que desde tiempo atrás era el único puerto de estas costas.

Entre las reales cédulas que consiguió Bolívar hay varias que no figuran en la enumeración de que hemos hablado. Por la de 4 de septiembre de 1591, Felipe II concede a Caracas un sello de armas; por la de 22 de junio de 1592, la creación de un seminario, y por la de 14 de setiembre del mismo año, un preceptorado de gramática castellana. Estas primeras concesiones del Monarca de España, en beneficio de Caracas, pueblo fundado, y sobre todo, las que se conexionaban con el adelanto intelectual de los pobladores, como la creación de un seminario y en defecto de 22


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éste, un preceptorado de gramática castellana, están de acuerdo con las concesiones que, desde un principio, hiciera la corte de España a las diversas capitales de América.

Con fecha 22 de junio de 1592, aparece en los archivos antiguos, la real cédula por la cual mandaba Felipe II erigir en Caracas un seminario, ordenando que, en la provisión de los colegiales, se tuviese particular cuenta y cuidado de preferir los hijos y descendientes de los primeros descubridores. Este documento, desconocido de los historiadores venezolanos, es de alta importancia cronológica. No habiéndose podido entonces llevar a cabo el pensamiento de Felipe II, ya por falta de recursos y de población, ya por lo prematuro que hubiera sido fundar un colegio en una población tan reducida, que apenas podía bastarse para su subsistencia material, el Monarca accedió al deseo de que se fundase en Caracas un preceptorado de gramática castellana, mandado a establecer por Real Cédula de 14 de setiembre de 15925. Ya en 16 de julio de 1591, el Ayuntamiento había mandado recoger una contribución de cincuenta pesos para ayudar a un tal Luis Cárdenas Saavedra que se había ofrecido para fundar una escuela. La alcabala fue establecida en Caracas por real cédula de 1° de noviembre de 1593, pero no hubo de durar mucho tiempo,

5 En virtud de esta real disposición el Ayuntamiento de Caracas agregó a la suma indicada treinta pesos más anuales a Juan de Arteaga, como primer maestro de gramática. 23


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tal era la pobreza de los primeros pobladores de esta ciudad: y no puede tenerse idea del estado precario de este pueblo, sino leyendo las disposiciones dictadas por el Ayuntamiento en presencia de las necesidades públicas. A cada momento se veía la autoridad impedida a embargar ya el vino llegado a La Guaira, por haberse presentado casos en que no había ni para la misa; ya la exportación de harina, porque necesidad tenía de ésta la pequeña población; ora el aceite, porque no había donde comprar el necesario para la lámpara del Sagrario; ora el maíz de las campos, finalmente, porque lo reclamaban los menesterosos de la población.

¿Cómo podría entonces sostener los derechos de alcabala una población que carecía de los artículos de primera necesidad? ¿Y cómo podría sostener un seminario, si apenas había podido erogarse treinta pesos anuales para ayudar en sus gastos al primer preceptorado de gramática castellana creado por el Monarca? Sin embargo, a pesar de tanta pobreza, no faltaban nobles deseos. Sucede con los pueblos lo que con los individuos: el espíritu creador que en la pobreza es casi siempre lúcido, es abandonado en la opulencia; los pueblos pobres son más celosos de su suerte, más entusiastas de su adelanto que los prósperos y abundantes. En 1593 un soldado poeta de nombre Ulloa, se ofrece al Ayuntamiento para escribir La corónica historia de la conquista de la pro24


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vincia de Caracas, según decía el autor en su representación al Ayuntamiento; y éste hubo de nombrarle como cronista en 26 de noviembre del mismo año. Favorecedor el Ayuntamiento de una obra que transmitiese a las futuras generaciones los inmortales sucesos de la conquista de los Caracas, desde el primer viaje de Fajardo a las costas de Chuspa, en 1555, hasta la sumisión de los indios Quiriquires en 1579, nombró a los conquistadores Juan de Riveros y Garcí-González de Silva para que favoreciese al autor con cuantos datos y noticias pudieran; lo que equivalía a consignar los hechos por el relato de los mismos autores y testigos de la gloriosa conquista. Tal escrito, que fue, no la obra de uno sino de muchos, sirvió al historiador Oviedo y Baños, ciento treinta años más tarde, para engalanar sus páginas con el relato de hechos históricos que algún día servirán de argumento a la musa épica6. 6 De los manuscritos de Ulloa que Oviedo y Baños no cita tomó este historiador cuanto se refiere a los episodios de la gran conquista, así como de los cronistas castellanos y de fray Simón, todo cuanto se refiere a la historia de los pueblos al occidente de Caracas. Del manuscrito de Ulloa sólo conocimos en 1846 dos hojas, copia sin duda del original que tuvo Oviedo y Baños en su poder. Como entonces ignorábamos que existiese tal manuscrito y más aún que un soldado-poeta hubiera escrito en verso la historia de la conquista de los Caracas, nada nos sorprendió al leer una escena que ya conocíamos por la obra de Oviedo. Nos pareció en esta ocasión que alguno había puesto en verso lo que había escrito en prosa el historiador. ¡Quién nos hubiera dicho entonces que, treinta y tres años más tarde, encontraríamos comprobado esto por los archivos y actas del Cabildo de 1593! Es de sentirse que el trabajo de Ulloa, en el cual tomaron parte los actores principales como Riveros, Infante, Becerril, González de Silva, etc., etc., se haya perdido por completo. 25


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Con un hecho escandaloso para al Ayuntamiento de Caracas se abre el año de 1594. Negado este Cuerpo a satisfacer ciertos honorarios que reclamaba el Juez pesquisidor Inojosa, nombrado por la Audiencia de Santo Domingo, encarcela a varios de sus miembros, produciendo en la ciudad un escándalo inusitado. Este incidente, aunque de corta duración, obliga al cabildo a elevar al Monarca una representación enérgica, que tuvo la aprobación del gobierno español. En esta misma época, el Ayuntamiento pone en venta los oficios de ocho corregidores. Eran éstos, encargados del orden público y celadores que contribuían al progreso de la República; y como en los primitivos días de Caracas y durante siglos, fue gala el desempeñar estos destinos, quiso la corte española que ellos fuesen comprados, pues sólo los hombres pudientes podían distraerse de sus trabajos para ocuparse en el desarrollo del bien público. Mucho tenían, en efecto, que trabajar los empleados municipales de la ciudad, pues habían de atender, no sólo al comercio, sino también a la construcción de las vías de comunicación, entonces veredas, y a otras obras públicas. Así, desde 1595 comenzó la apertura del camino de los valles de Aragua, al mismo tiempo que continuaba el de La Guaira; y fijóse en 30 por ciento la ganancia de los importadores, mientras que la de los revendedores no podía pasar del 25. Ya desde 1592, por real cédula se habían igualado los puertos de Venezuela a los de Cuba y Puerto Rico, que sólo pagaban el 2 y 1/2 por ciento de almojarifazgo. 26


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Cuando llegan estos días precursores para Caracas de una desgracia, estaba Osorio Villegas en la visita de la provincia, y encargado de la Gobernación, aquel Juan de Riveros que había salvado a Caracas en 1588 de las garras de un pesquisidor terrible, y a quien dejaban al frente del gobierno, “por ser hombre que repugnaba el mando, experimentado ya, y que siempre lo había dejado sin adquirir hacienda”. Estas frases del Ayuntamiento de Caracas son el más cumplido elogio que puede hacerse de aquel noble patricio7.

Eran los días en que Venezuela adquiría una ciudad más, Gibraltar, a orillas del Lago de Maracaibo, fundada por Piña Ludueña, la cual correspondía a la que más antes, en 1593, y durante la misma gobernación de Osorio Villegas, había surgido, en las regiones de Portuguesa, la ciudad de Guanare, fundada por Juan Fernández de León. Parte de las costas de la isla de Margarita fueron robadas en la misma época por corsarios ingleses a las órdenes del capitán Lagton. Como dos mil ducados de perlas, pudieron sacar de la Asunción los filibusteros que la asaltaron durante una noche. Ignorantes los invasores del lugar donde existía la Villa, pudieron hacerse de un español que se hallaba en la playa, al cual obligaron a que los acompañase a la ciudad que estaba a cinco leguas de

7 Véase “Dracke y los historiadores de Venezuela”, Leyendas históricas, (serie primera), p. 288. 27


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distancia. Al sentir los habitantes la irrupción de los ingleses huyeron, dejando rico botín que éstos condujeron a bordo de sus naves, después de haber pasado en tierra cinco días. A su retirada molestaron a los habitantes de Cumaná, y continuaron a las Antillas. ¡Qué desarrollo tan lento en toda Venezuela al cumplirse un siglo de haber Colón descubierto el Nuevo Mundo!

El general Osorio Villegas al cumplir el tiempo de su gobernación en Venezuela dejó a Caracas para presidir el gobierno de La Española, donde le llamaban nuevos deberes que realizar en beneficio de esta colonia de España. Simón de Bolívar mientras tanto quedó en Caracas, lleno de títulos y de honores. Lo ininteligible de las actas de esta época, últimos diez años del siglo decimosexto, nos imposibilita adquirir nuevas noticias acerca de este personaje, pero en los archivos religiosos encontramos que el creador de la colonia venezolana, don Simón de Bolívar, se casó en segundas nupcias, en 1600 con doña María de Luyando. Ya en 1592, se había casado Simón Bolívar el joven, con doña Beatriz de Rojas. Desde entonces entroncaron los diversos miembros de la familia Bolívar con las de Guevara, Rojas, Villegas, Rebolledo, Martínez de Vilela, Samaniego, Pacheco, Maldonado de Almendares, etc., etc. 28


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Ignoramos la fecha en la cual desapareció de la escena caraqueña el procurador Simón de Bolívar tan lleno de consideraciones y tan amado por sus contemporáneos: pero por un documento que ha llegado a nuestro conocimiento, sabemos que existía por los años de 1606 a 1607, época en la cual el Monarca español le concede nuevos honores por real rédula fechada en Madrid a 27 de octubre de 1607. Este importante documento histórico es el siguiente:

EL REY Oficiales de mi Real Hacienda, de la Provincia de Venezuela

T

eniendo consideración a lo que Simón de Bolívar, mi contador de esa Caja, me ha servido, y a que por su edad, enfermedad y falta de memoria se halla impedido para continuar en el ejercicio de su oficio, he tenido por bien de jubilarle y hacerle merced, como por la presente se la hago, de los ciento y treinta mil maravedís de salario que tiene con el dicho ofi29


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cio, para que durante su vida goce de ellos en su casa, sin obligación de servir; y así os mando que desde el día de la fecha de esta mi cédula en adelante, acudáis al dicho Simón de Bolívar, estando en su casa en esa tierra o donde quisiere y por bien tuviere, con los dichos ciento y treinta mil maravedís en cada año, de cualquiera hacienda mía, como hasta aquí se le han pagado y se le pagara si sirviera el dicho oficio de contador, no embargante que no lo haga, que así es mi voluntad; y que con su carta de pago o de quien su poder hubiere y fe debida, y traslado signado de esta mi cédula de que han de tomar la razón mis contadores de cuentas, que residan en mi Consejo de las Indias, mándoos reciban y pasen en cuenta, lo que así le diéredes y pagáredes sin otro recaudo alguno. Fechado en Madrid, a 29 de octubre de 1607 años. ***

Anciano y achacoso como estaba para estos días el célebre fundador de la familia Bolívar en la América española, es de suponerse que no sobreviviera por mucho tiempo a la generosa 30


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concesiĂłn de esta cĂŠdula, con la cual corona el Monarca los servicios del ilustre vascongado a la causa americana en la colonia de Venezuela.

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El Primer Bolívar en Caracas La obra de Arístides Rojas representa para Venezuela uno de sus patrimonios intelectuales más importantes en su historia republicana. Es diversa y abarca desde lo periodístico hasta lo científico. El presente trabajo, El Primer Bolívar en Caracas, nos conduce a acercarnos a los orígenes de la familia del Libertador, es un viaje que transporta a una época y momento que nos permite tener un panorama más amplio sobre la caraqueñidad y la venezolanidad. Arístides Rojas (Caracas, 1826 - 1894)

Este gran caraqueño ha dejado un impresionante legado en las ciencias y letras nacionales. Médico, historiador, periodista, científico, investigador de ciencias naturales, entre sus obras destancan: Estudios Indígenas, Contribución a la historia antigua de Venezuela. Orígenes de la Revolución Venezolana, Estudios Históricos y Orígenes venezolanos. La patria lo ha honrado, dándole el inmortal reconocimiento al dejar reposar sus restos en el Panteón Nacional.

Ministerio del Poder Popular para la Comunicación e Información


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