Enseña a tu gato con el clicker by Kns ediciones

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Enseña a tu gato con el clicker Karen Pryor

Libro ganador del premio de la Cat Writers Association al mejor libro de comportamiento

Hazte con un clicker Lleva a tu gato de la correa ¡Mira cómo toca el piano!

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Enseña a tu gato con el clicker Karen Pryor

Traducción: María Reimóndez Meilán

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Este libro es traducción de la obra Getting Started: Clicker Training for Cats de Karen Pryor Publicada en inglés por Clickertraining, (KPCT)/Sunshine Books 49 River Street, Waltham, MA 02453, EEUU www.clickertraining.com Tel: 781-398-0754

Se publica por acuerdo con Sunshine Books, Inc. Waltham, EEUU © Karen Pryor 2001 © De la traducción María Reimóndez Meilán © De la edición en castellano Kns ediciones SC 2014 Pedrouso 42 15883 Cacheiras-Teo A Coruña www.knsediciones.com comercial@knsediciones.com

ISBN 978-84-934609-9-0 Depósito legal: C 788-2014 Traducción: María Reimóndez Meilán Diseño de cubierta: Alberto Mosquera Lorenzo Maquetación: Ana Loureiro Iglesias Corrección técnica: Benigno Paz Ramos Corrección de pruebas: Mensi Cortizas Bouza

Impreso en España Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los editores, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. (Diríjase al Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org, si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.)

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Índice 1. Introducción ..........................................................................

2. Comportamientos útiles..................................................... 27 3. ¡Diversión! ............................................................................. 45 4. Problemas y soluciones ...................................................... 63 5. Recursos ................................................................................. 83 Apéndice. Quince consejos para enseñar a gatos con el clicker ...................................................................................... 87 Sobre la autora.......................................................................... 91

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1. Introducción ■ ¿Para qué enseñar a un gato? Este libro trata sobre una nueva forma de divertirnos con nuestro gato. Se llama adiestramiento con el clicker. ¿Para qué se nos podría ocurrir adiestrar a un gato? Todo el mundo sabe que es imposible. “Adiestrar gatos” es un oxímoron. “Ponerle el cascabel al gato” es una metáfora para intentar algo que es imposible. Y además, qué le podemos enseñar a un gato, ¿a mostrar sus encantos? Eso ya lo saben hacer. ¿A no hacer sus cosas en casa? La mayoría de los gatos ya es experta en esto. ¿Acaso deseamos que el gato haga ejercicios como los perros y se ponga sombreritos? Seguro que no. Respetamos a los gatos por su dignidad. ¿Y qué tal enseñarles a ser inteligentes, cariñosos y divertidos? Eso ya lo son. Los gatos no necesitan adiestramiento, por eso precisamente nos gusta su compañía. Ya vienen de fábrica con todo lo que necesitan saber. De hecho, nuestro gato es el que nos adiestra a nosotros. Sin embargo, el clicker no es el tipo de adiestramiento en el que pensamos habitualmente. No consiste en dar órdenes y obedecer. No depende de una relación social como la dominancia o un deseo de complacer. Es más bien un tipo de intercambio. Imaginemos que intentamos regatear con alguien que no habla nuestro idioma. Podemos utilizar gestos y sonidos para comunicarnos. “Me gustaría comprar esta pulsera. Le doy tanto.” El clicker es una especie de regateo. Como los gatos no siempre reconocen nuestros gestos y sonidos, utilizamos el clicker. El sonido clic identifica lo que nos gusta y le anuncia exquisitos premios.

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Es así de simple. El gato se baja de la mesa, hacemos clic mientras salta y después le damos su premio. Si lo repetimos varias veces el gato bajará de la mesa en cuanto nos vea. ¿No queremos esto? Vale, entonces hacemos clic cuando el gato se suba a la mesa y después le damos un premio. Después de unos cuantos intercambios el gato se subirá a la mesa en cuanto nos vea. Cuando el gato se muestre seguro con este plan podemos añadir una palabra o gesto que indique la tienda está abierta y pagamos por saltar. ¡Arriba! Y el gato se sube. ¡Abajo! Y el gato se baja. Clic. Sorprende a tus amistades. El clicker te da la capacidad de controlar el comportamiento del gato y puede que haya veces en las que quieras precisamente eso. Pero es más que una forma amable de mantener al gato alejado de la mesa. (O sobre la mesa si lo prefieres.) Es realmente una forma de comunicarse con otra especie. Es rápido y fácil. Y divertido para el gato. El juego del clicker (porque eso es lo que es, una especie de juego espectacular) puede mejorar la salud de tu gato, su nivel de actividad y su actitud frente a la vida. Puede hacer que sea más feliz y más cariñoso. Al cambiar su actitud también puede cambiar la actitud de tu familia y amistades hacia el gato. Sobre todo (y esto es lo que hace que merezca la pena probar) las transacciones con el clicker nos pueden ayudar a nosotros y al gato a desarrollar un nivel de comunicación mutua, comprensión y cariño que nunca habíamos contemplado antes.

■ Mejorar la vida diaria y actitud del gato El adiestramiento con el clicker le proporciona al gato (sobre todo a los gatos que viven en casas o pisos) la oportunidad de hacer algo aparte de comer y dormir. Incluso una breve sesión con el clicker, tal vez tres o cuatro minutos diarios, puede cambiar a nuestro gato. Los animales agresivos e hiperactivos se tranquilizan, los que no hacen nada se activan. En un gato anciano las actividades con el clicker estimulan de

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nuevo el juego y la exploración. Sabemos que los gatos pueden ser divertidos y amables, ahora veremos estos comportamientos más a menudo y también los verán nuestras amistades, personas que vivan con nosotros y familiares. El juego del clicker también puede hacer que el gato se interese más por nosotros. ¿No habéis tenido alguna vez la sensación de que los gatos se aburren con nosotros? ¿Nos ignora hasta que oye cómo abrimos la lata de comida? ¿Se escapa cuando nos agachamos para sujetarlo, se retuerce cuando lo tenemos en brazos, nos esquiva cuando le ofrecemos una caricia? Los juegos con el clicker pueden cambiar todo esto, no sólo porque le damos recompensas sino porque nos convertimos en un desafío interesante. El papel del gato en el juego no es aprender trucos sino encontrar maneras de hacer que hagas clic y le des una caricia o un premio. Desde nuestro punto de vista le estamos enseñando a venir cuando lo llamamos o a darse la vuelta. Desde el punto de vista del gato, nos está adiestrando a hacer clic y esto le resulta muy interesante. En cierta medida, los juegos con el clicker sustituyen la emoción no disponible de explorar y cazar en la naturaleza. Le dan al gato algo interesante que hacer, no simplemente a su ágil cuerpo sino a su remarcable inteligencia. Un gato que conoce el clicker (uno que ha aprendido a comunicarse a través del juego) puede que incluso inicie juegos con nosotros utilizando su propia creatividad. (Lo cual suele ser mucho mejor que encontrar nuevas formas de crear problemas, cosa que al gato le puede divertir pero a nosotros no.) Si nuestro gato tiene problemas de comportamiento, el adiestramiento con el clicker puede ser la solución (véase el capítulo 4 “Problemas y soluciones”). Pero el adiestramiento con el clicker no tiene como objetivo controlar los comportamientos que no nos gustan, está diseñado para crear nuevos comportamientos. Con esta herramienta constructiva podemos suplantar los comportamientos anteriores que no nos gustaban con otros nuevos y lo que es más, podemos utilizar nuestra imaginación (y la de nuestro gato) para encontrar cosas nuevas que hacer juntos. El adies-

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tramiento con el clicker es una manera de mejorar la vida de nuestro gato y también la nuestra.

■ ¿Qué es el adiestramiento con el clicker? El adiestramiento con el clicker es un término que se usa de forma popular para denominar un sistema de base científica, el condicionamiento operante, que utiliza el refuerzo positivo y una señal para crear nuevos comportamientos. Las personas que adiestran delfines (en ese caso usan un silbato en vez del clicker para identificar el comportamiento que quieren reforzar y conformar) fueron las primeras en identificar y desarrollar esta tecnología. Ahora, gracias al uso de Internet, el adiestramiento con el clicker se ha expandido a muchas especies y usos en todo el planeta (véase el capítulo 5 “Recursos”). Los adiestradores caninos utilizan el clicker y el refuerzo positivo en vez de los anticuados collares de castigo y tirones de la correa. Las personas que tienen caballos están pasando de espuelas y fustigazos al clic y los premios, para alivio y alegría de los caballos. El personal de los zoos utiliza ahora el clicker para todo tipo de animales “no domesticables”, desde jirafas a osos polares, para facilitar su manejo y traslado y el tratamiento veterinario. No hablamos aquí de adiestramiento tradicional. Las personas que adiestramos con el clicker no le damos órdenes de un lado a otro al animal ni intentamos forzarlo a que nos acepte, ni utilizamos señuelos, ni lo perseguimos para decirle cosas bonitas para que haga algo. En vez de esto, observamos al animal y hacemos clic cuando realiza algo que nos gusta o cuando da un pequeño paso en la dirección que nos interesa. Después lo premiamos. Luego esperamos y observamos hasta que nos ofrezca de nuevo (repita) el mismo comportamiento. El clic (o cualquier otra señal arbitraria) es vital. Identifica el comportamiento por el que queremos pagar en el instante en el que ocurre. Los animales lo entienden porque ese es el modo en que aprenden cuando viven en la naturaleza. Cada vez que hacemos clic le decimos al animal: “¡Eso es!

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Te voy a pagar exactamente por eso”. Si damos un premio de comida sin más no da el mismo resultado, el único mensaje de la comida es: “¡Rico!”. De hecho, darle comida o mostrársela sólo distrae al animal de aprender sobre su comportamiento. Y los halagos de los humanos, aunque a los gatos les suelen gustar, no indican realmente lo que les valió tal recompensa. El clic en el instante correcto o un evento similar que los sorprenda un poco, identifica el comportamiento con gran exactitud. Establezcamos un clic y habremos establecido un sistema de comunicación.

■ Pongámonos en marcha El adiestramiento con el clicker comienza con dos cosas: un pago codiciado (normalmente pero no necesariamente comida) y algún tipo de señal que identifique la acción por la que pagamos. En este último caso podemos utilizar cualquier cosa que haga un sonido breve y agudo: podemos hacer ruido con la tapa de un potito, hacer clic con el accionador de un bolígrafo o con una grapadora de bolsillo. Las personas que adiestran delfines utilizan silbatos. Las personas que trabajan con animales sordos utilizan un destello de linterna. Al personal con experiencia en adiestramiento o en los zoos le gustan los clickers especiales de adiestramiento, una versión en bruto de las ranas de metal con las que juegan los niños (véase el capítulo 5 “Recursos”). Luego vamos a necesitar recompensas. Para nuestro gato debe ser algo que ese gato en particular ADORE, no simplemente algo que nos parezca que le gusta y que pensemos que es bueno para él. A la mayoría de los gatos les gusta el jamón en taquitos, el queso en taquitos, carne de pollo en taquitos y, por supuesto, el atún. Si no sabes lo que le gusta a tu gato, pregúntale probando distintas cosas. La recompensa tiene que ser blanda de forma que la pueda comer rápidamente y tiene que ser algo que se le pueda dar en trocitos: el tamaño de un guisante es apropiado para el gato. Si no quieres que se te llene la alfombra o los muebles de restos de comida puedes utilizar un platito. Cada vez que hacemos clic tenemos que

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poner el premio en el platito y dejamos que el gato se lo coma. Si nos preocupa que engorde podemos retirar un diez o un veinte por ciento de su comida habitual y adiestrarlo antes de comer y no después. ¿Qué ocurre si nuestro gato está a dieta? Utilicemos premios exquisitos al principio mientras el gato aprende el juego. Luego podemos pasar a su comida habitual, simplemente deberemos adiestrar justo antes de darle de comer, de manera que tenga hambre. Los premios para gatos que se venden en las tiendas (secos, limpios y sabrosos) vienen bien para llevarlos en el bolsillo si queremos darle un premio de forma inesperada pero no son buenos para el adiestramiento con el clicker. La mayoría son tan grandes que el gato se sacia al cabo de un par de premios y seguramente nos interese seguir con el adiestramiento más allá de un par de repeticiones. La mayoría de las golosinas comerciales también requieren un cierto tiempo de masticado y deglución con lo cual en ese tiempo el gato puede olvidar por qué se le hizo clic. Por eso preferimos la comida fresca por lo menos mientras el gato aprende a jugar.

■ ¡Manos a la obra! Nuestra primera sesión de clicker Elijamos un momento en el que nuestro gato tenga hambre. Preparemos entre diez y veinte pequeños premios (cachitos de pollo cortado o de jamón o queso) y pongámoslos en un recipiente. Si se los vamos a dar en un plato llevemos también el plato. Y el clicker. Sugeriría que empezásemos esta nueva relación con el clicker enseñándole al gato cómo tocar una diana. Este es un comportamiento fácil con el que trabajar y tiene muchos usos potenciales. Una diana puede ser cualquier objeto en forma de palo como por ejemplo un lápiz, o un palillo de comida china o una cuchara de madera. Sentémonos en un lugar cómodo y conocido donde interactuemos habitualmente con nuestro gato: en la cocina, en la mesa del desayuno o en el sofá del salón.

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Si tenemos más de un gato empecemos con el más sociable y hambriento, no con el que tiene mayores problemas de comportamiento. Nosotros también tenemos que aprender, así que tomémoslo con calma. Elijamos un momento en el que estemos a solas con el gato, el trabajo con el clicker requiere concentración y si hay otras personas nos distraeremos. Si tenemos otros animales llevémoslos a otra habitación o vayamos con el gato elegido al baño y cerremos la puerta. Dejemos que el gato olisquee los premios, luego pongámoslos en un cuenco cerca de forma que podamos llegar a él con facilidad (y defenderlo de ataques, si fuera necesario). Tomemos un premio y de forma simultánea hagamos clic y démosle al gato su premio. Se lo podemos dar, dejarlo caer en el plato o simplemente tirarlo delante del animal. A mí me gusta tirárselo a suficiente distancia de forma que tenga que moverse para hacerse con él. Relajémonos y no hagamos nada mientras el gato se come su premio. Repitamos cuatro o cinco veces. Estamos “cargando el clicker” al identificar que clic significa “premio”. No intentemos tocar al gato. No le hablemos. No intentemos influir en él de ninguna manera. No tiene que mirarnos ni estar cerca de nosotros para aprender que “clic es premio”. Simplemente hagamos clic y demos el premio. Después de unos cuantos clics simultáneos podremos hacer clic y retrasar el premio medio segundo aproximadamente; primero hagamos clic y luego demos el premio (no al revés).

■ ¿El gato no nos hace caso? Durante las primeras sesiones muchos gatos se alejan después de un par de clics y premios. Esto es normal, lo dejamos ahí. Cinco clics son mucho mejor que ninguno. El gato todavía no entiende que estos pinchitos salidos de la nada no son acontecimientos aleatorios. No tiene idea de que puede controlar el juego y hacer que continúen, así que abandona cuando se le pasa la novedad. Intentémoslo de nuevo unas horas más tarde o al día siguiente. Después de unas cuantas sesiones el