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El No Lector No debería yo decir de qué escribo, el escritor, a mi parecer, le urge apropiarse de todo, la difícil mirada holística, tal vez tomar partido, luchar por algo, mantener su influencia; pero no dejar pasar una sola cosa o pensar que es innecesaria, ausente de interés. El Yo debe estar parado en el borde, a punto de caer en el abismo y listo para subir la montaña. Siempre me siento inseguro al dejar que otros puedan acceder a mis textos, a pesar de que nunca podrán acceder como yo; es el miedo irrefutable a pensar una y otra vez si lo que escribo, vale la pena ser leído, si tal vez estoy siendo egoísta con el lector al entregarle palabras demasiado precoces. Parece estúpido decir que me importa demasiado “el lector” al escribir, cuando en verdad siempre intento simplemente concentrarme en lo que arde, lo que me desorganiza el cabello y saca ojeras, lo que solo a mí me concierne, pero no, porque entonces otro llega a leer y también le concierne a él, se vuelve su responsabilidad y está muy presente la idea de que no entienda, incluso la posibilidad de que el texto sea demasiado o muy poco para él; “el señor lector”, que siempre insisto en decir que no es muy señor. No me gusta hacerme muy amigo de alguien a quien le gusta un texto mío, prefiero mantener la tensión, los guantes puestos, aquellos solo me interrumpen y me hacen daño, no me permiten progresar, esos, los que me van a arruinar. Si te gusta algún poema de este libro, no me lo digas, pero si es lo contrario, adelante, ven a mi casa, ¡cuidado con la llave! No vaya alguien a sacarle copia.
Juan José Escobar Gil. 2
Para ella
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¿Dónde están mis sueños? ¿A dónde se fueron mis sueños? ¿Dónde está ese niño alegre y lleno de esperanza? ¿Dónde está toda la música que tenía en el alma? ¿Dónde? Solo encuentro el infierno de mis sabanas La noche profunda, el pavor Los pies cansados La demencia con su enorme sonrisa El viento frío de todos los inviernos Un pecho que cruje ¿Dónde están mis sueños? ¿Quién se los llevó? Se han hundido en el mar de whisky Han olvidado cómo nadar Cómo flotar Se ahogan. ¡Mis sueños! Ya los he olvidado ¿Dónde está lo que yo tenía en el alma? No es más que penumbra.
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¿Y mi tren?
¿Y el tren que me iba a llevar a otros tiempos? ¿Dónde está el París de los años veinte? ¿Dónde están Los Ángeles de Bukowski? ¿El viaje en la noche de Céline? ¿La Rusia de Tchaikovsky? ¿El Medellín de Vallejo? No Nada de eso para mí Ni siquiera el cuadrilátero de Hemingway, Solo esta ciudad que se devora el campo Las mujeres que no quieren estar conmigo Los buses vibrantes que me van a dejar sordo La lluvia y las luces de la noche Miedo al fin y al cabo. Tampoco me tocó la Bogotá de Carranza Ni el Sinú de Jattin. Nada Me tocaron otros ríos y otras nubes Me tocaron otros odios.
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A la niña de la cara redonda Para Alejandra Pizarnik
Estuviste en mi primera depresión Entre tú y Cioran me moldearon la cabeza, Y tú te quedaste a hacerme compañía ¿Dónde estás, Cioran? ¿Te cansaste de mí? ¿Te alojaste en otro burdel? Porque tú, Aleja, a ti aún te puedo sentir Mi niña del cero disimulado ¿Cómo puede ser que te veo y me veo Allí adentro? Yo, que soy mediocre Y tú que no te equivocas de verso ¡Ay niña! Tú que te negaste a esta realidad Te digo que fue este mundo El que se negó a ti Él, que no estuvo a tu altura Y que no parece estar a la mía. Las pastillas La noche desafiante que intenta amanecer Y la soledad que habita en cada poema Te arrebataron de mí y antes De que pudiera darme cuenta, Ahora estás en la nada La que me espera A mí Que también tengo ojos Como trozos de infinito. 6
Alternativa
Me dolía el pecho Mis manos no paraban de temblar Inmóvil Con los ojos concentrados En arrastrar mi cuerpo Por el barranco del edificio; En vez de eso Crucé la calle Y fui al bar A cazar mariposas.
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Amanezco
Yo amanezco como el día Sobre todo como esos días pálidos Con el ronroneo de la lluvia que pica Amanezco callado como cuando El sol se equivoca de montañas Y amanezco siempre delgado Como un viento frío, frío Que se escabulle Bajo las ranuras de la puerta. ¿Cómo amaneces tú?
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Bienvenido mi amigo
Cada palabra Cada suciedad Dolor Putrefacción Mal aliento Sobacos crujientes Mujeres sin voz Días lentos Noches frías, Todo Todo persiguiéndome Ayudándome Gritando Con miedo. Aquí estoy Camarada Ven por mí Te has demorado ¿Acaso me temes? ¿Acaso? Supongo que sí Soy el último de los tuyos. Ven a buscarme He dejado La puerta sin aldaba. 9
Caída Estoy muy reducido Cuando las hormigas Caminan en el borde de mis piernas Se caen porque sus patas No encuentran suelo donde moverse, Mis ojos están muy débiles Las letras se caen de los libros, Nada fluye en mí Ni las palabras del Nogal, Me hago a las sombras de estas paredes Que nunca alzan la mirada Y yo, ahogándome ¿Dónde están los sueños del colibrí?
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Conductores Son autores, El ultimo Encendi贸 la luz Para que yo terminara El poema.
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Creo que tenía un sueño Creo que yo tenía un sueño Pero ya no Ahora el amanecer y el ocaso Son lo mismo, solamente el sol Se encuentra en la montaña contraria, Yo tenía un sueño Pero ahora es como una mujer Olvidada en una estación bajo el mar Yo tenía un sueño y creo que también una sonrisa Ahora es la canción de un sordo Un puño de sal Yo tenía un sueño Ahora es gasolina.
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¿Dónde estás mi poesía? ¿Dónde estás poesía mía? ¿A dónde te has ido? No te vayas con ella Quédate conmigo Te lo pido asustado No me abandones Abrázame Dame fuego, vino, un beso ¿Cómo podré encarar El mundo sin ti? Por favor Por favor No me dejes llorando en la oscuridad.
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El buen chico Y si yo fuese otra cosa Cero alcohol Cero cigarrillos azules Si no fuese ilusión Si mi presencia agradara a los otros Si no oliera a excremento Si mis axilas agrias fueran perfume Si mis manos no estuvieran llenas de golpes Y las mujeres se sentaran a mi lado Si alguna otra cosa me persiguiera Y no las sombras de la muerte, Los hombres no somos tulipanes Todo hombre es una cloaca Una cañería que lo bota todo Peleamos en las tumbas y no lloramos Tenemos miedo siempre Pero le damos en la cara Hasta tumbarle los dientes Y yo soy esos hombres ¿Pero qué tal que no lo fuera? Que me parara firme y pudiera sonreír Que fuese otra cosa Sin letras Sin humo Sin vinagre… ¿Valdría yo algo?
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Devuélveme mi esperanza ¡Estoy cansado! Me vas a entregar mi esperanza No la vas a guardar más ¿Quién te dijo que podías quedarte con ella? Abre ese maldito cajón y dámela Prefiero tenerla en mi casa Guardarla, esconderla realmente Ponerla en el mismo baúl de mis sueños ¡Sueño! Mejor dicho, Es un baúl enorme, lleno de ecos Tiene una ranura chiquita, chiquita Y el viento circula con su acero frío. No creas que voy a darte la llave Ni podrás sacar copia De hecho, La llave la tiraré al mar A que se la coma la sal del tiempo Y el baúl le dejaré empolvarse Por muchos años Hasta encontrarlo Escondido entre discos, botellas y libros, Luego enterrarlo En la cruda roca de una montaña Y entregarlo de nuevo al olvido Sin masticar el recuerdo Que alguna vez tuvieron Tu nombre y color. 15
El hombre en la silla No me queda mĂĄs que fumar Todos los cigarrillos del mundo Y meterme por la cara Todas las botellas de vino Que encuentre Y convertirme En un olvido Como todos los hombres Que no tienen sueĂąos En el almanaque.
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Esperando
Me parece que siempre estoy esperando Con los ojos girando hacia un cosmos que no brilla Condenado a estar quieto ¿Qué estoy esperando? ¿Qué aguarda al otro lado de la pared? ¿Mi muerte? ¿La noche fría? ¿Un murmullo cargado de tristeza? ¿Dolores pasajeros? ¿Una mujer de piernas ligeras que viene a besarme? ¿Un niño que me ofrece un cigarrillo? Es indescifrable esta espera Un signo de interrogación con puntos suspensivos Y volver como si nada A la dulce sombra que crece en estos muros sin color.
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Estado anquilosado No me encuentro bien Sonrío y me burlo de las eventualidades Hago como que cambio No sé mejorar El tiempo no está de mi lado Me vuelvo semilla triste Este dolor no me permite germinar Las clases no me forman La calle no me dice nada El mundo ahora me es muy grande e indescifrable No me hayo entre estos árboles y estas voces ¿Qué hay bajo mi carne? ¿A dónde se fueron mis buenas ideas? No encuentro mi corazón En las cavidades y pasillos de mi pecho No soy más que tripas.
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Obsesión fantasma Ventanas vacías Peinillas con pelos Cuchillas de afeitar oxidadas Sabanas frías Un corredor oscuro que sirve a una calle en la noche Vigas que se doblan, hay un cielo afuera Corazón macabro Teatros lúgubres Cadena de espejos que se rompe Locos y locas Buses llenos Libros mediocres Niños con hambre, hombres cobardes Agua tibia, toallas húmedas Carne morada Obsesiones de arena Insomnios de papel Navaja brillante Canción repetida Recuerdos mal vistos Ideas suicidas. Debería ser ilegal que un hombre llegue a tal estupidez ¿Cómo alguien puede estar en todas partes? ¿A qué se debe que un montón de carne se ahogue por amor?
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El miedo en las sábanas Y es mi cama a lo que tengo miedo Cuando esté allí preguntándole cosas a la oscuridad Y saber que tú serás cada respuesta Vendrá la obsesión No voy a recordar cuando estabas con el otro O cuando me dejabas solo O tu cara seria como si no quisieras hablarme, No, nada de eso Lo que voy a recordar Sera tus manos Tus mejillas pálidas El olor del cabello Alguna risa, Solo voy a recordar lo que me duele. No quiero ir a mi cama Voy a enredar el tiempo Pondré música Abriré una y otra vez la ventana Repasaré todas las emisoras jugando con el dial Revisaré la ropa del closet Levantaré las persianas para que entre toda la luz de la calle Y las volveré a cerrar antes del amanecer. Cuando el sol comience a salir Mis tripas seguirán con los vasos reventados Y los canales con grietas y goteras, Lo más probables es que te vaya a buscar Para traerme de nuevo el miedo a mi cama. 20
Mal paso El bus La calle Un bus de colores Otra calle El mismo paisaje De hace veinte años ¿Quién lo lograría sobrio?
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Tal vez haya algo ahí Mira esas piernas blancas Mira esa carne flácida Esos ojos Esa boca seca El pubis facial Mira ese cuerpo triste Mira ese hombre Aquel corredor sin luz La chimenea sin ventana Ese marco pálido en el espejo Tal vez haya algo ahí Tal vez un alma O simplemente Un vacío de mejillas rojas.
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Mi tiempo a los 20 a単os Puede que tenga un futuro Tal vez, se ha sugerido, Solo me veo en estos instantes Uno tras otro Repetidos 多Mi pasado? Extinto 多Mi presente? Un error 多Mi futuro? Una nostalgia sin alma.
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La infamia de abrir los ojos Afuera, al parecer ha amanecido Estoy en mi cama, no es precisamente tibia La primera sensación, inevitable Me ahogo, el ardor en el alma Debo levantarme, es necesario ¿Qué sentido tiene quedarme allí A debatir recuerdos, en donde La única conclusión es el dolor? Me miro en el espejo Mis ojos creen que son verdes Pero no, son un manto rojo de trasnochos Aunque últimamente con pastillas He logrado engañar al insomnio. No lo creo, el que está en el espejo no soy yo, Imposible, se ve tan joven Y yo tan viejo Esos labios quebrados, agrietados Añorando a otros labios, unos perdidos Mis parpados se encuentran desprotegidos Las pestañas se han mudado a otra piel ¿Qué voy hacer? ¿A dónde iré? A ninguna parte, soy inútil, no le doy la talla a nada. Aún me tiemblan las manos Mi boca es amarga Me acaricio el rostro con nostalgia Saldré al jardín y me comeré una hortensia Tú seguirás sin estar allí. 24
Muñequito alegre Ir por la calle lleno de alegría Moviéndome al compás Al unísono Al hilo vibrante de la ciudad Cargar euforia E ideas de colores rodantes Luces, Saludar de mano Y hacerle el quite a la copa Pero entonces… ¿Quién me va a reconocer? ¿Quién dirá que ese muñequito Con perfilada sonrisa, soy yo?
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Negro ¿Qué culpa tienen el negro De que los otros colores no lo quieran? La envidia se tiñe de blanco Cada color hostiga más que el anterior No importa el orden, son ridículos Tan inseguros de sí mismos Que necesitan que les presten atención, Por ejemplo el rojo es alborotador Y el azul no puede alzar más el meñique El negro tiene la ventaja Llega a todos sin que lo busquen Y se queda allí a perfilar ideas, El blanco es un ratón con los dientes despicados No hace nada, es mediocre, aburrido; El negro no tiene la culpa de que el blanco No de la talla, que no eduque, que no forme El blanco está a medida de un cualquiera El negro noche es el color de las obsesiones Y el dolor es setenta veces siete Más creativo que la alegría. El resto de colores no entienden nada Viven en un mundo corto de ficciones, A los colores se les han acabado las ideas Odian al negro, lo marginan Les parece extraño que algo pueda Tener tanta clase sin aparentar Y en todo caso El negro no tiene la culpa de ser negro ¿O sí, Blanco? 26
Ninguna novedad
Por la ventana Pasó un colibrí con el pico roto Crimen alado Fue enterrar mis uñas largas y sucias En mi cabeza Para no encontrarlo allí, Pasé mis dedos por las paredes Por cada cavidad, pero nada En el fondo, solamente Encontré una botella, La destapé Pero no contenía líquido. Era evidente, ya lo sabía En mi cabeza solo hay botellas vacías.
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Para la señorita Victoria Secret
Señorita Victoria La saludo en este medio día Que más que caluroso Se me hace de preguntas Y por eso le pregunto: ¿Quién le dijo a usted Que tenía las mujeres más hermosas? ¿Acaso tiene usted la formula? ¿Tiene el guion para la hermosura? Si es así, que tristeza ¿Le parece que las mujeres deben lucir Como usted, moverse como usted? ¡Ah! Lo cree de esta manera Entonces señorita Victoria Déjeme decirle que usted No conoce a María José Usted no ha leído a Alfonsina Storni Usted no conoce una risa Y ¿cuál es tu secreto, Vicky? Porque a simple vista No tienes ninguno ¿A caso tienes tus propias ideas? Porque todos sabemos Que eres buena para los negocios Y para modelar horrores, ¡digo!, errores ¿Qué guardas, Vicky? ¿Hembras mutiladas? ¿Sueños castrados? 28
¿Qué cosa? Dime. Si algún día En una de tus plataformas Se te ocurre responderme Quedas enterada De que todos los martes En la tarde, guardo un espacio Dedicado a la nada Y me parece propicio Ocuparlo contigo, Podemos discutirlo En la cama si te apetece, Mi dirección está en Las páginas amarillas De la Vía Láctea.
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Para una ciudad chiquita Putica con mal aliento Mujer con cuerpo de serpiente Morgue extendida Hoy vi como intentaste matar A un muchacho que iba caminando, Pero te cogió por sorpresa Albertico fue más rápido, Otra vez el que no tuvo Tiempo de reaccionar fui yo Y me amenazaste con una navaja, Pero no te preocupes También me has hecho sonreír ¿Te acuerdas del día que pusiste Ese par de piernas en mi regazo? Fue una buena tarde. Como puedes ver, soy justo contigo Admito la miseria que repartes A diestra y siniestra Pero también esas alegrías que De vez en cuando se te ocurre soltar Acepto todo lo tuyo Porque somos amantes Y yo te quiero más de lo que Tú me quieres a mí Eso no está en discusión. Para entenderte No se puede hacer cursos en la universidad Ni siquiera caminar tus calles Se necesita algo más Algo que aún no logro descifrar ¿Quién puede saber lo que hay En tu cabeza, loquita? Para amarte no se puede intentar comprenderte Eso lleva a cualquier hombre a la demencia O puede seguirte la corriente, lo que es peor Y mírame a mí Que en silencio te sigo queriendo Como un silbido en la noche Como un pájaro que no encuentra30 Cielo para volar.
Relación intelectual Son ojos surrealistas Que giran por el cuerpo Como bolas de fuego, El poeta no sabe de qué escribe Pone las palabras como rodillos En las líneas del ferrocarril Y se llama a sí mismo poeta, Prefiero un whisky Finalmente se dijo.
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Lo que imaginaba Desde que no la veo Pienso que ella se acuerda de mí y dirá: “¿Dónde estará?” “Ya habrá comido” “Estará borracho” “Le habrán sanado las quemaduras” “Anda buscando mujeres” “Se fue de putas” “Por favor, que no haya peleado” “¿Cómo durmió?” “Finalmente lo ha hecho”. Eso y otras cosas imagino Que ella piensa de mí, Lo más seguro Es que ni siquiera me recuerde, Debe estar con otro hombre Teniendo nada que olvidar de mí Porque eso fue lo que le ofrecí para recordarme.
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Un hombre de aceite Soy un hombre egoísta No le quiero dar mi dinero Ni mi tiempo a nadie Solo quiero publicar Unos cuantos libros, No me importa si son mediocres Si engaño al lector Con retoricas suicidas, Solo quiero que se vendan mis libros Para poder nadar en whisky Que mis genitales se irriten en burdeles Y morir como fui creciendo, Vacío.
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Vaga presencia Habito estas paredes Como una sombra moribunda El destello, un cristal que se expande Afuera va mi eco marchito.
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Y cuando tratamos sobre la intencionalidad de lo que hacemos, o nos hace en un sentido más esencial, como la exacerbación de los sentidos que buscamos; esa intencionalidad extrema, ha de medir lo que somos en la construcción de la Maniobra Intencional de Provocación Extendida (MIPE), dado que desde allí, es desde donde se inicia la tarea de transmisión de la evidencia oscura en la que nos movemos. O desde donde comenzamos a movernos. Y por ello la intencionalidad es básica. No es accesoria, insistamos, es básica, porque ha de intentar saber de qué se trata, del por qué, del para qué y del cómo. No siendo estos necesarios en todo momento de la intencionalidad en lo que se hace; porque no tienen ni tendrán nunca el carácter de sometimiento a una estructura. Existe la estructura, que se da cada uno (a), por eso se realiza en la temperatura de cada uno. Como el mercurio. La condición mercurial de la inquietud. O sea, somos es en la inquietud intencional. Por eso mismo, lo uno se encuentra en lo otro, y lo otro en uno. Es resultado de una provocación intencional, con causa en su principio. Quiebran y fracturan el sentido de aquello que se hace teniendo una intuición principal, hilo de hierro e imán de un gay saber, y de allí que las hélices se muevan. Todos tenemos hélices con las que nos movemos o con las que hacemos mover y transformamos la odiosa y obscena circunstancia con la que se quiere determinar el movimiento de la intencionalidad. Tensión e intencionalidad, lo que dice que la intencionalidad ha de tener tensión, de lo contrario, es irrita su maniobra. Gesto: El torso desnudo por el momento, para observar el movimiento de los ostiones en el observatorio astronómico. Es lo que transparenta lo que se nombra. Invocar a sus Grandes Transprentes es lo que los hace escritores, en su taller o estudio en la intervención de la naturaleza y la ciudad babélica de sí mismos. Óscar Jairo González Hernández Profesor Coordinador del Taller/Los Campos Magnéticos. Facultad de Comunicación. Comunicación y Lenguajes Audiovisuales. Universidad de Medellín
Diagramado por: KOOBE BOOKS Septiembre 2014