taller de escritura
lĂquenes
Meditaciones
OSCAR
JAIRO
GONZÁLEZ
Coordinador
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Cuando se tiene la intención, o sea, cuando uno ha sido formado o se quiere formar en la intención, haya que ella es necesaria para incluirlas dentro de las metódicas en su mundo del arte. Como Metódica de la Observación o como Metódica de la Obsesión (las y nuestras M.O.) y desde el momento en que se concentra en ellas, para realizarlas, para desarrollarlas,
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va haciendo la conexión y estableciendo los nexos con la totalidad de los sentidos. Y de esa manera sentir, se hace y se involucra con los sentidos, y por eso aquello que hacemos, tiene sentido. Cuando no se siente no hay sentido, quién no siente no puede tener sentido en lo que hace o realiza. Hilos de tormenta que nos mueven, lluvias zodiacales que cayendo nos muestran el sentido del que hace sentir en sí mismo. Mismidad en la estética. Concentración en la Totalidad. Concentración en movimiento hacia el secreto. Tensión dialéctica del secreto y lo evidencial, lo que se exhibe en medio de la turbación de sí mismo.
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Yo no soy el que debe hacer o mover cosas para que ellos o ellas lean. Yo leo y eso se transmite. No se comunica. Cuando se comunica mi interés de lector obtuso, ellos o ellas ya no leen. Y el resultado es excelente; es para mí, excesivamente hermoso, por el carácter de su dialéctica. Nunca leen o no porque yo les indique, sino porque ellos y ellas, los más
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incitados en sí mismos, los más excitados en su rebelión con ellos mismos, leen. Leen en el Gran Libro de su Obsesión Tensional. Por eso mismo
nuestro Taller, tiene esa
perspectiva ilacional. No determina, no mueve, no consume, no exhibe. Es en cada uno de ellos o ellas. O de nosotros. Tenemos lectores extraordinarios. Y muchos de ellas o ellas, han leído lo que necesitan leer; ellos y ellas dan la medida de su lectura, si es que es necesario medirla. Tener estadística lectora. O consumo lector. Nunca llevo a nadie a nada, le muestro lo que él o ella necesitan para su obsesión, para
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formarla, y cada uno de ellos en su esencialidad se decide y huye o se queda, o se queda huyendo que es lo mismo. Pero ya nos escuchó. Ya se escuchó a sí mismo en medio del desierto o de locomotoras oxidadas en la ciudad desconocida. No a mí, sino a la Comunidad Tentacular de Obsesión, que trato de que haya en mí. Recuerden mi Metódica de la Obsesión (MO). Y si hay una intencionalidad, es descubrir y hacer que haya eclosión de su obsesión. Quién en el arte, no es obsesivo no puede tener metódica. Y así. Yo no induzco ni instruyo a lectores (ras) sino hacia el arte. Y si así procedo, si eso alcanzo a hacer, entonces ellos o ellas leerán y escribirán desde su arte. Intolerancia de la sensitiva. O decisión radical hacia dónde y cómo intenta llevar su masa sensitiva; y ellos o ellas por sí mismos, pueden extraer lo que hay allí desde la obsesión, para leer y leerse como seres de temperaturas irresistibles, en la dimensión estética de lo que se posee. Estética de la posesión. Metódica de la posesión.
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Las intervenciones aquí, las que hacemos, tienen una intención. Y tienen un hilo conductor incandescente o imantado. Hilo radiactivo. No son porque sí. No son porque no. No lo indico por uno (a) de ustedes, sino que la totalidad de la concentración en la tarea es necesaria provocarla desde aquí. Todo tiene una forma, un hilo. Una estructura en la cual
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se realiza, se desarrolla por la Metódica de la Invocación. No todo cabe aquí. Cuando establecemos que no es necesario el caber o no caber. Cavar más bien o más esencial. Y cada uno (a) tiene que darle su forma, demostrar el sentido de su inclinación, la inversión de su perspectiva, la hilaridad que le causa, la intención que indica. Tiene que ser de intención. Y cuando se hace mucho, ese mucho quizá no sea lo que es en la mismidad de cada uno (a) de nosotros (as), o sea, no es el exceso, y si se da ha de ser, ha de ser como una inyección de sentido o sin sentido.
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No se quiere con ello, condicionar o cohibir la intervención, el carácter de la intervención, pero sí moverlo hacia cada uno de los miembros como una total incidencia inmutable. No se trata de la inclusión ni de la exclusión, sino de la exacerbación de las sensaciones. Tratado de la exacerbación de las sensaciones.
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Cada uno (a) hace su teatro. Tiene el sentido, la necesidad indestructible de hacer su catarsis para ello. No podemos formar a nadie ni prepararlo para su misma catarsis, pues él o ella, son quienes la tendrán que inventar, darle forma, construirle su estructura; porque de lo contrario nada haremos si le formamos desde lo exterior real. O sea, si le
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damos órdenes para ello, con ese propósito o si le indicamos a qué o cómo debe obedecerse o rebelarse contra sí mismo (a). Poseer la necesidad delirante para sí mismo. Y extraviarse perturbadoramente en sus dominios. Nunca hablar desde aquello de lo que "cree" tener conciencia, sino de aquello que eclosiona en el inconsciente. Inicialmente, ha de ser así. Y como siempre estamos en el inicio, en el principio de las cosas, pues entonces no es necesario problematizar nada, sino transformar lo que se siente en uno mismo, escandalosa y hermosa tormentosidad, como quien quiebra la membrana de su sueño en la realidad. No contra la realidad, sino formando
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más movimiento tentacular de realidad, o sea, de lo que hace
condición de lo intencional como de lo intencional. Tender los
eclosión desde el sueño inexorable. Absoluto. Total.Por lo
hilos allí. Tensionarlos allí: En uno (a)mismo.
mismo: Aquí entre nosotros no se le dice nada de lo que habrá de hacer, sino que son él o ella quienes tienen que decírselo. Por eso nada es condenable ni criticable ni nadie se rebela contra lo que hacemos aquí, porque es lo que hace cada uno, donde él tiene su medida o su exceso, donde es abarcable o inabarcable, donde tiene su dimensión o donde no la tiene. Donde es o donde no es. Disidente o no de sí mismo. Por lo mismo: No se basa en la contradicción sino en la contracción para hacerse una estética, que es la de sí mismo. No la de los demás, ni estar contra los demás, sino de estar contra uno mismo en la transformación de su esencialidad histórica, para hacer una esencialidad hacia su naturaleza misma. Tensiones, no contrariedades. Contradicción en sí, no contrariedad o fastidio. Por lo mismo: No nos mentimos. Ni nos equivocamos. Ni nos problematizamos lo que no sea esencial a la naturaleza de lo intencional. Extremar la
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Asáf Josué Puentes
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Hago fotografías porque el alma necesita comunicarse, los pensamientos necesitan salir a flote, por que el cuerpo mismo, el cuerpo del ser social por excelencia, el ser humano, necesita transmitir lo que cree, lo que piensa, lo que sueña, lo que es o tan siquiera, lo que desea ser. Por eso hago fotografías, porque soy consciente de la capacidad creadora que me dio el Dios en el cual he decidido vivir, porque es necesario hablar y generar
De mi fotografía
diálogos reflexivos sobre la realidad, quizás común, quizás corriente, pero por el simple hecho de ser realidad ya es sorpresiva, invasora, encantadora; es mágica. Igual de mágica como la idea que es un papel blanco donde no vemos nada aguarda una imagen, una que no estás viendo pero que poco a poco, como la fe o la esperanza, te va mostrando lo guardado en ese papel.
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Mi intención de esto que AMO hacer es que las personas que están alrededor mío, cerca o lejos, puedan conocer algo de lo que soy. Yo considero que cada quien ve lo que le interesa ver, lo que le duele, lo que le incomoda, lo que lo apasiona, para eso hago fotografías, para compartir mi interpretación de la realidad con los demás, compañeros y compañeras de vida y de camino para que finalmente o inicialmente como ideal, se construya una relación dialógica donde TODOS absolutamente TODOS se construyen, se destruyen y vuelve a transformarse la visión de realidad que primero se tenía.
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AZUCENA
MECALCO
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Le hubiera gustado esconder la erección bajo sus pantalones. Mas era demasiado evidente para que ella no la notara. Al menos eso hablaba bien de sus “atributos” personales. Nadie podía culparlo. ¡Había esperado tanto tiempo por encontrarse en aquella situación! Y esta vez no eran las manos invisibles de sus fantasías las que se aferraban a su cuello y
Hojas de otoño
surcaban su cuerpo con tímidas caricias de colegiala inexperta. Eran las manos de ella, sus labios sedientos de él, y su cuerpo a medio vestir bañado en el sutil sudor de la desbordante pasión contenida por largo tiempo. Afuera llovía. Era precisamente el clima con el que más disfrutaba de la música de Miles Davis. Pero esta vez, los acordes incomparables de Autumn Leaves, que normalmente acompañaban sus fantasías sobre ella, llegaban a sus oídos como el eco remoto de la espera que concluía. Impulsado por el sonido de la trompeta intentó reproducir las acciones
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repetidas en su cabeza en sus noches de insomnio: besar su
Ella se incorporó liberando sus piernas del delicioso peso que
cuello, recorrer el contorno de su cuerpo, arrancarle la ropa…
lo hacía temblar. Se acercó hasta la mesita en donde se
mas la figura palpable frente a él lo perturbaba en demasía.
encontraba el ordenador, repitió la canción, y regresó a su
No conseguía moverse. Era como si le hubiesen succionado de
lado contoneándose al rito de la música de Davis.
golpe la fuerza y no pudiera siquiera levantar los brazos para acariciarla. Sus rodillas cedían bajo el peso de ella, temblando como cuando iban juntos al colegio y la veía aproximarse
- Me gusta esa pieza –le susurró al oído una vez que volvió a
sacudiendo grácilmente su todavía imperfecta figura bajo la
su posición original, sentada sobre sus piernas.
falda de tela escocesa. La melodía terminaba y con ella su valor para tocarla comenzaba a disiparse, como el humo de los cigarrillos que encendía sin parar al imaginarla, y que dejaban tras de sí sólo el aroma de la ausencia.
Él sintió como su piel se erizaba. Recordaba perfectamente la primera vez que le había dicho esa frase. Tenían 13 años. Ya entonces se deseaban el uno al otro, sólo que ninguno de los dos lo sabía. Habían crecido, ido al colegio y jugado juntos.
El silencio se abatió repentinamente sobre la habitación
Eran tan herméticos que no permitían el paso de nadie más a
dejando sólo el sonido de su respiración agitada y la lluvia
su pequeño universo, y precisamente por ello los cambios que
golpeando las ventanas del hostal. Su corazón saltaba tan
surgían entre ellos pasaban desapercibidos. Creían
agresivamente que creía que ella sería capaz de percibir el
erróneamente que las sensaciones que experimentaban
tumultuoso e incesante ruido que producía.
provenían de la música que escuchaban juntos. Si alguien le hubiese explicado en aquel momento que no todas las mujeres te hacen estremecer con una sola sonrisa hasta que tu cuerpo
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se debilita… ¡era una lástima que nadie se lo hubiera dicho a tiempo!
Se habían separado al iniciar la Universidad. Ya por entonces
La rudeza con la que lo arrojó a la cama lo devolvió a la
ambos estaban conscientes de que la atracción que sentían no
habitación del sucio hostal. No podía perderse en sus
era producto del jazz. Pero en ese momento él salía con
recuerdos teniéndola a ella en el presente con vistas a un
Justin, quien a diferencia de ella, no lo hacía vibrar, y
excitante futuro (por lo menos un “futuro” próximo). Al sentir
extrañamente eso le brindaba seguridad. Ella, por su parte,
su cuerpo chocar contra el colchón, se preguntó si aun con su
era reacia a establecer “relaciones” serias. Era de mente más…
menuda figura sería ella más fuerte de lo que pensaba, o si era
liberal.
que su cuerpo se había vuelto demasiado endeble para soportarse a sí mismo. Lo único que lo consolaba era que todavía había algo rígido en su cuerpo
además de sus
articulaciones. Los labios de ella succionaban su cuello con delicadeza mientras sus manos le desabotonaban la camisa. Cerró los ojos y la dejo continuar tranquilamente, disfrutando de las curvas de sus caderas entre sus manos. Ya no necesitaba más a Miles Davis para guiar sus movimientos. Era noche de jazz y había que improvisar. Sin embargo, los espectros de sus
Pese a su relativa comodidad, él vivía sintiéndose culpable por tocar a otras con su mente en otro lugar. No era que no lo satisficieran las otras mujeres, tan sólo que no eran “ella”. Ahora estaba ahí,
de frente observando el coordinado de
encaje rojo, con la lluvia partiendo el silencio de la noche, en medio de aquella cama extraña que quién sabe cuántos habrían ocupado antes que ellos. Le resultaba una fantasía ideal. Bueno, le hubiera gustado que el encaje de las pantaletas fuera negro, pero no estaba mal, de cualquier
propios recuerdos se cernían sobre la escena.
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forma no lo llevaría puesto por mucho tiempo, por lo menos
-
eso creía él.
respiración irregular. Mi esposo no debe tardar. Su vuelo llegó
Una vez que terminó de desnudarlo con sus bien entrenadas
Sólo hasta que pare la música- susurró ella todavía con la
hace 15 minutos- sentenció mirando el reloj de pared.
manos, y sin darle tiempo de respirar se corrió las bragas a un
Mientras se despedía de ella en la puerta del viejo hostal, lo
lado y en un instante que apenas comenzaba, culminó con las
asaltaron todas las posibilidades en algún momento, sin
fantasías acumuladas por 15 años.
saberlo, había tenido . Pero eso ya no importaba, porque Miles
Un par de minutos
después se dejaba caer sobre él, exhausta. El contacto con su cuerpo, todavía con la ropa de encaje puesta, lo asfixiaba, y la desesperación lo invadía como una poderosa llama que arremetiera contra un prado seco en pleno otoño. Su corazón
Davis había dejado de tocar. 終わり A.B.L.
latía con más fuerza que antes, como si estuviera a punto de empezar en lugar de haber concluido.
2012年11月五日月曜日。
Ella hizo ademan de levantarse.
3時17分am
-
¡Quédate así! –dijo él con tonó casi suplicante.
La melodía estaba por terminar.
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CÁNDIDA
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Cándida
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El llanto se ahoga en la soledad, se muere. Recibo las espaldas de la dulzura y sollozo, esa terrible acción de llorar sin poder hacerlo, de estrujar las facciones del rostro en busca de escurrir alguna lágrima para solo obtener sequedad. La noche me baila polka entre los párpados, ríe, solamente le duele mi dolor en las mañanas porque a esta hora está en lo más salvaje
Desierto
de sus deseos y solo quiere matarme; También es que tengo ganas de llorar y no logro conseguirlo, como cuando el alma grita para que no la escuchen o cuando se escribe sin sentirlo, solo por el placer que produce el vicio de combinar palabras para que resuenen de manera exitosa. Estoy cansada de escucharme los pensamientos y de sentirme (a mí, no a mi cuerpo), no sé cuándo terminará este vacío infinito y no puedo simplemente echarme a la basura porque me sobre-evalúo en demasía. Estoy en el imposible; me sobre exalto con cada suspiro, la energía que concentro o me
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concentra quiere escapar de la paredes cóncavas de mi
en la taza de cerámica fría que cubre el retrete y descanso mis
cuerpo, me araña con una sutileza infernal e indecorosa todas
preocupaciones por un instante, abro la puerta de la huida y
las extremidades, hace que grite por dentro tan
me pierdo, no importa cuánto sueñe, sé que despertaré
silenciosamente que mis oídos muy difícilmente pueden
mañana.
escucharme, ¡ah! Pero como me tortura, son las uñas largas y fuertes de una mujer madura rechinando en el tablero del interior de mis carnes. Me halo las pieles con el fin de no sentirlas, me destrozan los nervios. He pensado en cortarme la piel para verlas lucirse, criaturas desgraciadas que solo viven en pro de mi tortura. Estas noches de insomnio inolvidables, el tiempo se mece sobre mis párpados y los hace pesados y erectos, las criaturas me torturan todo el tiempo, la respiración se agita y no me alcanza; el cuerpo se estremece por completo, se frunce, se acomoda, se revuelca entre las sabanas, golpea. Estoy sentada al borde de la cama en la oscuridad, ambas manos en la cabeza, tiritando de sueño, con la boca seca y ganas de orinar; el suelo se siente fresco, pero el entorno me espanta, corro sin más para huir de lo desconocido, me meto
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CARLOS
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Nunca he sido alcohólico, pero tenía una caja de vino barato y no tenía miedo de usarla, es en serio. Lo que me alteraba no era qué tanto de ella iba a beber antes de quedarme dormido, mi ocupación se centraba en dónde poner a reposar tan banal bebida y mi finalidad era deshacerme del olor a tetrapack, tres plásticos y un cartón.
Delirio
Ese vaso, que no es vaso, es pocillo, el mismo que buscaba, ahora mismo se encuentra en el marco de la ventana que rara vez (nunca) abro, mirando a la ciudad a la que nunca miro, una ciudad con dos edificios cercanos y un montón de lucecitas a lo lejos, mientras, unas diminutas gotas de lluvia caen estremeciendo su consistencia pasiva. Es el fin de este mundo y por raro que suene este apocalípsis no produce sonido alguno y tengo miedo lo reconozco, podría decir que desde siempre me ha acompañado, porque no recuerdo un
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origen o un parto para este horror vacui, tal vez sea este mismo vacío en mi memoria lo que lo alimente. Otra gota cae y el vaso está a punto de rebosar, casi que puedo imaginar el estruendo minúsculo que se niega a llegar a mis oídos, es como un cataplum, seguido del mantra que susurran las grandes olas dirigiéndose a la orilla y lo veo, no hay tierra más allá de esas fronteras, es el fin del mundo, -Lo siento Colón, en esta expedición no hay nuevo mundo, soy yo todo lo que puedes conocer.
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Flashback. El vaso que no es vaso, es pocillo, descansa sobre el marco de la ventana, estoy mirando por la ventana que rara vez (nunca) abro, la ciudad que nunca miro, a su lado, el cigarrillo que ya no fumo sostenido por la mano que uso casi todo el tiempo. Apenas caen gotas sobre la ventana, y mientras las brasas de
Melancolía
aquella imitación de carbón cripean, mi habitación se llena del humo más denso con el que me he topado en mi vida. Te veo, mi yo ingenuo, aún no comprendo cómo hiciste para dar ese salto desde las costas sucias y asentadas por los desechos de Mamonal, contenidas por las murallas, hasta el valle en que hoy se ha convertido tu vida. Te veo sorprendido porque en Cartagena fumaste y nunca escuchaste a un cigarrillo cripear, te veo sin un asomo de nostalgia y te añoro, Medellín hoy es un río que se lo lleva todo y a ese todo le
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llaman suciedad y por si no recuerdas las clases de geografía ese todo termina en el mar pero no en el que yo esperaría, no es ese mar cochino y asentado que todo lo devuelve a la orilla y que cada vez que vuelvo quiero visitar, tal vez con la ilusión de que todo lo que era entre por mi boca después de ser arrastrado por una ola. Otra gota cae y el vaso está a punto de rebosar, imagino el estruendo minúsculo, y mi cigarrillo al verse agobiado lanza un aullido a este cielo que no deja ver la luna, solo yo sé que es una plegaria al dios pagano en el que ahora creo y en mi infinita misericordia tomo su última bocanada y la expulso lo más lejos posible, junto con la colilla.
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Este poema que me reta para escribirlo a ciegas, que me pide que lo escupa por no saltar de un segundo piso, que me pega en la cara por no romperme los dientes; este poema que me la pone fácil al negarse,
Drama
al cortarme la luz, al no contestarme el teléfono... Lo único que espero, es que al prender la luz no me deje leerlo, que no sea más que un crucigrama matutino, que no aprender braille me sirviera para algo, y que al no poder leerlo, se me niegue su autoría para negarlo como mi poema. Evítame pagar los servicios de esta noble "entintación",
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a la que por un problema de inteligencia espacial se le acabaron los dos pisos en tinta libre hacia abajo, y que no promete más que dolores semánticos y ortográficos, poco localizados
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ACTO PRIMERO Movimiento acelerado y desincronizado de un pincel tatĂşa el rostro del hermano gemelo de la muerte, en la piel de un lobo, que fuma un cigarrillo en una noche sin luna, mientras avanza sin maltratarse los pies con las estrellas.
SueĂąo
ACTO SEGUNDO De las cenizas de un cigarrillo nace un reptil, instintivo, sin escamas, sin edad, vagabundo y absurdo moribundo, que arrastra su muerte en la espalda.
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ACTO TERCERO Una amapola, en la espalda de un cadáver, glorioso, muerto… joven… con el poder de mil reinos, y el recuerdo afrodisíaco de una manzana… siniestra la mano que la sostiene. ACTO CUARTO Se levanta amenazando a un cielo o un infierno incierto, buscando envainar su espada, mientras evita cortarse las piernas, con el filo de una flor pronto muerta.
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Son las diez de la mañana, la persiana de la ventana que anoche abrí se encuentra cerrada, el día tampoco colabora, hasta los ladrillos de los edificios y las casas hoy son grises y a estas horas ya no se les ve el alma, las luces están apagadas. Me levanto después de dormir mas bien poco y profunda e incómodamente por la borrachera, el vaso se encuentra vacío
Cuerpo
y apenas tinturado por los residuos que rebeldes no se dejaron caer a mi boca, por otro lado a la caja le queda poco o menos de un tercio de su contenido.
Durante mi vida me he despertado miles de veces, ahora más que intento dormir en las tardes, pero nunca igual de desnudo, intento continuar en posición fetal pero el dolor de las articulaciones, agravado por el calor del aumento de la presión sanguínea a causa del licor ingerido, hace que bajo estas sabanas mi cuerpo se sienta como la cena de navidad a
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punto de salir del horno. Me estiro para demostrarme a mí mismo que aún estoy vivo y todos mis huesos y carne vibran tras el estruendo que produce mi cuerpo intentando volver a ocupar su lugar, creo que no hay articulación que no haya alguna vez traqueado. Mientras mis brazos continúan su pertinente crecimiento hasta el infinito al que ansían llegar, el olor a mango biche con limón y pimienta que sale de mis axilas se adhiere a mi nariz, haciendo que mi estómago ruja por el hambre, para mi instinto es demasiado tarde ya no lo dejaré seguir devorándome.
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He descubierto que me gusta dormir contigo mujer anónima. Me gusta montarte la pierna encima para equilibrar la columna. Me gusta agarrarte a teta derecha para no caerme del colchón. Mojar tu cabello con saliva y respirar el aire que suspira tu
Deseo
nuca. Tu rostro es cumbre y yo soy la carga que carga tu montaña en mi posición de escalador. Déjame dormir, déjame arrullar mis ojos con la ausencia de tus palabras. Satisfacer mi morbo con los párpados cerrados. Narrarte las historias que ocurren a tus espaldas con los sonidos de mi nariz.
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Refugiar mis dedos con frío, en tu ombligo.. y remojarlos cuando me des suficiente calor… Estremécete que tengo fe, estremecerte es mandato divino. Si entre mis dedos está el grano de mostaza En esos momentos, sólo en esos, la palabra de Dios tiene sentido Y los ojos se abren para que mi espalda te vea de frente.
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Esa pijama, la que cuelga de tus ojos, me sabe a amanecer Y más cuando los abres y me dejas ver aquel tierno rabillo, que silencioso se come con cuchara, para que tenga sabor en la lengua. Atrapada la aceituna en mi boca el mediodía se acerca,
Erotismo
mi lengua dilata en diafragma y el sol cenital tensa mi cabello. -No te cubras con esta sábana que huele a gaitas- le digo. Ella lo hace y sus ojos quedan cerrados. Pronto se hace de noche y desde adentro no se escuchan más que pitos, ella le saca música al olor de las sábanas y yo me siento ridículo,
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no soy ella, pero ella está en mí. Alegato del timbre. Sale eyaculada y se derrama sobre mí, feroz, mordaz, se acuesta lentamente dejándose sin fuerzas tal vez esperando un souvenir por la visita a medianoche. Se teje sobre mí, y ahora soy yo quien está dentro de ella, y con sus delicadas manos pone en sus ojos su delicada pijama, y soy un susurro desde sus ventanas que le dice -Esa pijama, la que cuelga de tus ojos...
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Tienes ojos de gata, tienes orejas de gata, tienes nariz, bigotes, cola… tienes pelo de gata,
Rebeldía
tienes lengua de gata… Sí, lo último puedo asegurarlo y si se me permite citar burdamente a Magritte esto no es… no eres humana y tampoco gata. Aunque me mires con esos ojos verdes y aún cuando me das la espalda.
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Tu quédate abajo que yo subiré y me acostaré con un sueño, le haré el amor a un sueño.
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Si pudieras verme dormir entre un libro de Truffaut, dos artículos sobre Jattín y mi billetera que es la representación pública de mi identidad.
Ver
Soñando besos en la nuca, microsegundos de exaltación, de prolongación del placer de lo terrenalmente imposible, de lo que sólo hace posible una pantalla de exhibición.
Inconsciente de las quemaduras en mi garganta y de la acidez de mis palabras. Palabras que hieren mi boca y la cuartan.
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Estoy dormido te lo juro, aunque no lo parezca estoy dormido, con los ojos abiertos, en una posici贸n inc贸moda y en una cama roja.
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¿Qué necesidad tengo de salir de aquí? si aquí tengo todo lo que quiero mi rabia, mi sesgo, mi amor tormentoso y mi poesía punta roma, la que no me saca los ojos, ni hiere mi carne.
Hidráulica
¿Qué necesidad tengo de salir de aquí a buscarte allá afuera? Si el deseo se encuentra aquí, sí, aquí, entre mis manos. ¿Qué mayor placer pudiera darte además de éste? Entonces dime ¿qué necesidad tengo de salir de aquí?: a ensuciarme las manos corriéndote el pelo a ensuciarme la boca besándote un ojo
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a mojarme los pies con la marea a callarme el pecho porque te acercas a tragar sal porque me revuelcas.
¿Qué necesidad tengo de estar acá afuera? Dilo conmigo ¿Qué hago acá afuera? Dilo hasta que sea evidente ¿Por qué estoy afuera? Si continúas sin saberlo, me lavaré los pies, me iré antes que me regañen por salir sin permiso. Daré media vuelta y cabizbajo me iré. me iré ante tus golpes a la tierra, ante tus silbidos, ante tus lágrimas salpicando mi espalda.
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¿Dónde andas? ¿Ya te acostumbraste a fumar cigarrillos en el techo con los gatos? ¿Dónde vas la luna sale de día? ¿Y en las noches qué pasa? ¿Me aturdes como salvaje violeta?
Caos
¿Destintas mis manos como papel? ¿Mojas mi cara como el salitre? ¿Callas mis ojos como amapola? ¿Visitas mi centro como palabra? ¿Ocultas sendero como razón? ¿Sacudes mi pene como mano? ¿Besas como canción? ¿Sonrojas como frío?
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¿Callas como sol? ¿Aló? ¿Aló? ¿Aló? ¿Aló? ¿Te fuiste? ¿Por qué no les dices a los gatos de dejen de morder los cables?
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La carga no la llevo en la espalda, de hecho extirpada, la carga
Levantamiento de pesas
la llevo en las entrañas, cubierta por el cuero y las tripas, lejos del corazón y cerca de las amígdalas, atrapada en una burbuja de saliva. De vez en cuando transita por la sien, desnuda, altiva, triste, pasiva. Una bacanal con rostro de mujer sobre la nuca.
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10 de mayo de 2013 Querida Alejandría, hoy eres ceniza envasada en una botella de cristal azul y los reflejos de esa botella son hoy una oda a tu mirada cada vez menos diáfana por el polvo. De cuando en vez me gusta pasar por tu lado y mirar si aún estas ahí, si el impulso de la brisa que entra por mi puerta no
Mediodía
te ha derribado,
si el lugar en el que te he puesto con las
demás te protege de tu ausencia. Eres mi resto más delicado y al que más descuido porque no me importa lo que seas, lo que me importa es que estés ahí. Puedes terminar mi vida siendo una piedra amorfa y opaca y seguiré estando feliz porque logré que me acompañaras el resto de ella. Aún recuerdo cuando recogí tus cenizas en mitad del holocausto que representa el sol de mediodía en Cartagena. Antes de eso, de ti no tengo recuerdos. Era un viernes santo como el de cualquier otra semana para nosotros, en esa época, te vi sentada en la esquina y me di cuenta de que mi nueva
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verdad no podría existir si tú seguías deambulando por ese, mi lugar común. Así que mi dios se arrodilló y me pidió que acabara contigo, no pude negarme a su petición por miedo, hay siete razones para obedecerlo -¿verdad faraón?- así que después de fumar mi primer cigarrillo arrojé la colilla a tu vestido y vi cómo te crecían llagas en las mejillas y como explotaban tus ojos por el calor, mientras las chismosas se convertían en sal. Lo disfruté, no puedo mentirte y si fuera otra persona hubiera abandonado tus cenizas en mitad de la calle para que te confundieras con el polvo que barrían las madres y las empleadas todas las mañanas. Tal vez fue la brisa que te levantó amagando esconderte de mí para siempre, tal vez las muchas partículas que entraron a mis ojos y me hicieron lagrimear, pero fue ahí, en ese momento cuando supe que por fin eras mía.
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Yace en su asiento, envuelta en sus flecos, La costurera zurciendo en silencio. Sus ojos cansados, de risa y deseo Mientras que con botones cerraba aquél pecho
Hilo
Muñeco de trapo, Sus ojos, un par de alfileres Y su piel de gamuza. El sabor de sus senos le dio el color a su cuerpo.
Cosidos sus brazos, Un pañal blanco con unas nodrizas, El dolor y la sangre lograron lunares, Y luego con tiza al muñeco, ella se regaló una sonrisa.
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Las costuras sanaron, queriendo el olvido Sentado a lo lejos él mira como con ojos ella le hace un vestido No hay temor en su cara, No se da cuenta que para cada puntada ella usa el destino.
Se asoma al balcón a ver una película, Al rato se entra y con un burdel de papel se masturba, A la mierda el arroz, a la boca el dinero A este muñeco que hoy rojo se pone al mirar otros senos.
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Carlos Correa
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El bosque puede ser el vaso, la niebla, el soplido que apaga las velas, el sueño, la propia carne que devoro, mi cama, el párpado, mi ignorancia, mi cama roja, aquello que habla de mí y yo aún no he escrito, mi silencio, una pregunta, el peso sobre mi espalda, la carta que no te he entregado, la costurera
Bosque
que me parió. Estas letras son un bosque.
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Carolina Hoyos
lĂquenes
Carolina
Hoyos
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Carolina Hoyos
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Y despertó sobresaltado. Una vez más había estado teniendo pesadillas. Miró a su alrededor logrando alcanzar paz, cuando de nuevo
fue
torpemente
interrumpido
por la
angustia.
¿Realmente era esa su habitación? Una habitación llena de telarañas, sombras, grietas, bichos… y curiosamente
Habitación
llena también de arboles y helechos, los únicos que daban vida a su nueva habitación. Trató de seguir durmiendo pero los bichos le hacían cosquillas en todo su cuerpo. Se encaramaban como abrazándolo, como aclamándolo, sin duda, parecía su dueño. Por otro lado, tampoco hubiese conciliado el sueño con el goteo que salía de las grietas, o con las arañas construyendo más telarañas, o con los arboles que extrañamente cada minuto daban frutos los cuales caían
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al piso de madera dura y casi negra… era un pum pum
se elevaba, fue aterrizado de golpe en su triste realidad de
inevitable.
cautivo en su propia habitación.
Al ir asimilando la situación se levantó dispuesto a
Se sumaba ahora el frío insufrible de la habitación,
acabar con todo. Con furia comenzó a arrancar los
transformada ahora en una especie de caverna maloliente
helechos y las telarañas, y a aplastar cada bicho que
cuya
pasara. ¡Estaba decidido a no dejarse persuadir! Lo malo
inevitable. Se dirigió a su armario buscando un abrigo.
era que por cada bicho que mataba surgían hasta diez
Por desgracia, sólo quedaba uno, justo el que menos le
más y que cada telaraña que arrancaba se iba quedando
gustaba, los otros habían desaparecido inexplicablemente.
pegada en sus manos, hasta que acabó con las manos
De igual manera lo tomó y se arropó, con mucho trabajo
grises y regordetas como algodón sucio.
pues sus manos aun seguían regordetas, arrullándose cual
Estaba desesperado y angustiado. Se sentó en su cama
única
belleza
eran
los
arboles
del
pum
pum
niño espantado por lo sucedido.
mientras pasaba lo que él creía era una alucinación y observó
Sabia que debía pensar con cabeza fría, y ¡si que la tenia
cada detalle. Pensó en lo que había hecho el día anterior, en la
fría!. Trató de abrir la puerta de la habitación para
ropa interior que tenía puesta, en que sólo tenía dos naranjas
buscar ayuda pero cada vez que intentaba tomar la
y un huevo en su refrigerador, y en el gato de su vecino que
cerradura esta se movía de un lado a otro no queriendo
siempre maullaba de medianoche al cual siempre quiso
que la tocara. Intentó también escapar por la ventana,
lanzarle un zapato como lo hacen en los dibujos animados.
pero un gigantesco ciruelo se lo impedía. Gritó, gritó con
Pero cuando su alma volaba otras tierras surreales y su mente
fuerza pero ni él pudo escuchar su propia voz. Se sentía desesperado, atrapado.
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Al mirar atrás vio como una gran figura, tal vez humana,
No le importó tener sus pies mojados. Miró el reloj…
tal vez alienígena se le acercaba poco a poco. Lo
eran las dos, debieron ser dos de la tarde por los visos
intimidó.
iba
de luz que se alcanzaban a percibir por la ventana y
la
debajo la puerta. Pensó en lo solo que estaba y anheló
habitación se hacia infinita, le pareció que corrió horas sin
profundamente tener a alguien a su lado que quizá lo
moverse del mismo punto…
pudiera socorrer o acompañar en semejante paradoja.
acercando
atrapado
Quedo aquella
por
impávido cosa;
aquella
observando corrió
cosa
cuando
para
se
escapar
por
extraña
cómo
fin
se
y
sintió
inexplicablemente
desapareció y él, él seguía estupefacto ante aquel suceso. Sintió miedo, nunca lo negó.
La
laguna
tomaba
colores
distintos
cada
vez.
Unos
momentos era verde y otros momentos amarillenta. Tenía unas plantas verdes y cafés, como una especie de algas. Unas
Observó todo a su alrededor con más calma y ahora se
flores moradas y grandes que olían muy mal, algo de tierra y
encontraba en
pantano, todo le daba un toque de perfecto asco a la laguna
su confortable cama, con su pijama y su
vaso de leche a medio tomar. Despertó sobresaltado.
nauseabunda.
Sintió paz al saber que todo era un sueño, miró a la
Cuando estaba observando los colores de la laguna se le
ventana para recibir el sol del nuevo día pero el ciruelo
atravesó un sapo horrendo y naranjado, el cual hizo que
de aquel sueño seguía allí impidiéndole ver. Volvió a
lo comenzara a seguir para analizarlo. El sapo saltaba y
gritar. Se levantó acelerado y sus pies descalzos sintieron
se movía por toda la habitación y él lo perseguía
que el suelo ya no era de madera, ahora era una laguna
distraído, pensando sólo en el animal, sin fijarse siquiera
llena de sapos, gusanos y moscas.
por donde caminaba. Pisaba todo lo asqueroso de lo que la laguna estaba compuesta, con sus pies descalzos pisó hongos,
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matorrales, pantano…Lo persiguió mucho tiempo, hasta
otros libros indescifrables, notas tan sinsentido como “regar el
imitaba sus movimientos. Se permitió ser el sapo para tratar
cactus” o “hablarle a Samsara”, y varias postales de África.
de atraparlo más rápido pero fracasó. El sapo era astuto,
Cama confortable y muy grande: colchas amarillas con
hábil. Hubo momentos en los que incluso sentía que el sapo se
bordados blancos y figuras geométricas rojas. Salidos de la
hacía mucho más grande que él, sin embargo continuaba
cobija unos pies grandes, al seguirlos con la mirada se iba
persiguiéndolo y el animal huyendo de él.
descubriendo entre aquellas cobijas, por debajo de ellas, un
Cuando por fin lo tuvo acorralado contra la pared, se lanzó
sobre
el
sapo
para
atraparlo,
pero
éste
se
desvaneció en el acto, provocándole un severo golpe
cuerpo de enclenque. 7 AM. Y despertó sobresaltado. Una vez más había estado teniendo pesadillas.
contra la pared en su cabeza que lo dejó inconsciente y lastimero. Habitación pulcramente pintada de blanco. Ventanal con persianas grises y entreabiertas. Puerta de madera clara. Armario con puertas abiertas de par en par: ropa doblada y ubicada perfectamente. Mesa de noche con lámpara de lava azul, un reloj pequeño digital, un vaso de leche con las sobras de una galleta de chocolate, un libro escrito en un idioma aún desconocido. Suelo de cerámica brillada. Otra mesa, un poco más grande con un televisor pequeño de antena y perilla,
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David Restrepo
DAVID
RESTREPO
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David Restrepo
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Pensé en un desierto, y su silencio apaciguo mi mente indolente Imagine un desierto, y su nada espanto cualquier designio inexistente Soñé con un desierto, y su frío, enmarcado en la noche,
Desierto
congelo cada deseo inconsciente Fui a un desierto, y yo, desnudo, me fundí en su paz inminente Luego escribí sobre un desierto, y las palabras, como enjambre enfurecido, caotizaron mi mundo Y sus sonidos ofuscaron mis pensamientos Y su horizonte confundió mis imágenes
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David Restrepo
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Y sus demonios sonrieron ante mis sueños, despiertos ahora a cambio de mi cordura Y yo, insano e infame, no quería mas que dejarme caer ante las palabras Y embriagarme del monstruo que lleva a un deseo desconocido.
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DIANA
CORREA
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Yo veía medio borroso, el plástico no me permitía divisar bien el exterior, por allí se paseaban constantemente unos seres que me parecían extraños, con movimientos infrecuentes y con hábitos bastante raros, luego de un tiempo me enteré de quiénes se trataba, eran los humanos, no me sirvió de mucho ese nombre, pero de tanto verlos pasar, me di cuenta de que acostumbraban a tomarse de las manos, algo raro para mí y para las que estaban conmigo en aquel reducido lugar, porque
Memorias de una cuchara
no tenemos de esas, se referían entre ellos con nombres muy extraños, no entendía, me parecía algo ilógico, nosotras las cucharas estábamos hechas para desempeñar la misma función y no necesitábamos tan trabajosa diferenciación, ellos nos batían sin cuidado y nos devolvían a nuestro lugar, rechazándonos. El tiempo que permanecí ahí me permitió familiarizarme con los sartenes de en frente, de muy buena calidad, decía la gente que se paraba allí mientras nos daban la espalda, cada día se despedía una gran cantidad de esos
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sartenes y llegaban muchos más de otros tamaños y calidades.
movimiento brusco de la caja y el ruido que se producía por el
Un día con la esperanza de que pudiésemos salir por fin de ese
choque entre nuestras cabezas, me indicó que habíamos
lugar, nos pusieron en un lugar muy oscuro, nos estaban
salido de aquel vecindario de sartenes y de humanos con
escondiendo detrás de otras cajas ¡era el final! , íbamos a
nombres extraños.
quedarnos allí por una eternidad, no había algo que pudiésemos ver que nos permitiese sacar hipótesis como lo habíamos hecho con los humanos, con la fe rota y obligadas a quedarnos escondidas, asumimos una culpa inexistente, con un pesado silencio en el ambiente y con una turbiedad insoportable, se empezaron a escuchar unos movimientos aislados, sin prestarles mayor atención a tales, se empezaron a acercar y acercar despacio, sin tener conciencia de cuánto tiempo pasó cuando eso, una luz se filtró por una de las esquinas superiores y de repente un chorro de luz nos cegó y perdimos por un momento toda sensación consciente, nunca supimos cuánto estuvimos así, yo sentía como si hubiese sido poco tiempo, pero no tenía como comprobarlo.
Para no terminar con la serie de acontecimientos extraños que nos sucedían de manera precipitada, se sumó el abandono de nuestro lugar de comodidad, una especie de cama de icopor sobre la que en totalidad dieciocho cucharas reunidas en seis mini-espacios, se acoplaban tres de nosotras. Fue algo precipitado, el hecho de ver vertidas el resto de mis compañeras sobre una superficie de baldosa blanca, cada una de nosotras estaba pasando por un proceso de limpieza exhaustiva, un hombre nos cogía en sus manos y les frotaba un trapo húmedo, no podía irme de allí, estaba totalmente impedida, no quería quedarme. Sentí luego sus manos sobre mí, nadie antes me había tocado, sus manos eran suaves y me di cuenta que con lo que hacía no pretendía maltratarme,
Pasar de la completa quietud y penumbra a la incertidumbre
antes intentaba cuidar de mí, por lo que me relajé y las ganas
de no saber dónde me encontraba en ese momento, y el
de irme se había convertido sólo en una pretensión odiosa.
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No imaginaba la vida que estaba viviendo, me sentía cómoda y
Ya no me preocupaba el tiempo, seguía contando con la
no había necesidad de algún tipo de reclamación, me gustaba
fortuna o eso creía, de ser elegida frecuentemente, había
mi lugar de descanso, era amplio y con una buena circulación
conocido entonces el helado, la sopa, el postre tiramisú, el
de aire, había logrado hacer buena amistad con los cuchillos y
cereal con yogurt, había batido grandes tazas de café negro y
algunos pocos tenedores, con mis colegas las demás cucharas
de malteada. Algo que me encantaba y con lo que me
siempre fue fácil la relación, pero el trabajo como tal se
obsesioné, era que él acostumbraba a verter en el helado de
complicaba porque éramos escogidas al azar, todo dependía
vainilla un cuarto de taza de café negro caliente sin azúcar y
de la suerte que tuviese ese día para lograr salir de aquel
comérselo frente al gran ventanal de su casa que daba a la
cajón. Era de las pocas que no había sido utilizada por aquel
calle del río que pasaba por toda la ciudad, a tal invento que
hombre, las demás cucharas llegaban con ese olor a limpio,
para mí era maravilloso, también lo nombró, seguía sin
algunas veces a lavanda y otras veces a avena, y hacían
entender muy bien esa tendencia de querer definir todo en
comentarios que para mí eran como cuentos que tenía que
palabras, situación para mí todavía sin sentido, pero ese
reconstruir en mi cabeza. Una vez distraída en mi oficio de
nombre no me incomodó en absoluto, era tan suave al odio,
escucha, sobre los incidentes de un cuchillo, sentí el agarrón
tan versátil y tan perfecto …“Negroide”. Me di cuenta que el
de aquella mano, esa vez mojada y un poco temblorosa, abrió
“negroide” relajaba su mundo y junto al de él el mío, era un
un vaso mediano, me volví a sentir en plenitud y regresé al
disfrute de ambos, nunca nos cansábamos de él, era explorar
cajón oliendo a limón, describí el Arequipe como algo
una perfecta delicia en diez minutos.
cremoso, que se adhiere fácilmente a la superficie, pegajoso y con un olor fuerte dulzón.
No sabía que no iba a volver a ese cajón, no sabía que me iba a quedar en el lugar donde me puso la primera vez, esa baldosa
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tan limpia, tan fría y tan desconocida. Estaba expuesta a un
donde humeaba el café, luego prendía un cigarrillo que sacaba
ambiente irreconocible y ajeno, pero me dio la oportunidad de
de una caja amarilla y lo prendía siempre con dificultad, cada
verle más seguido y haciendo otras cosas, no sólo comiendo
noche me fue dejando en la taza con el café que no se
“Negroide”, vi su forma de caminar, vi su pelo revuelto en las
terminaba y con varias colillas de cigarrillos, y me fui
mañanas, vi su baile ridículo mientras lavaba los platos, lo
cansando, el insomnio que ella me compartía me fue
escuché cantar mientras se paseaba por toda la cocina
desgastando, la última noche que la vi, me tomó bruscamente
revolcando los trastes y las ollas, siempre me incluía en sus
y empezó a golpearme contra una lata, era tanto la fuerza con
planes, cargaba los condimentos, la sopa, me limpiaba, robaba
la que me golpeaba, y sentía la ira en sus manos, esa lata un
también algún pedazo de torta de la nevera, y claramente no
obstáculo contra el yo me magullaba una y otra vez hasta que
podía faltar el “Negroide” en la tarde de cada día.
me doblé, tomé una nueva forma, me doblé para siempre,
Era feliz por esos días en esa vida impredecible que hasta el momento me había exaltado sobremanera. Un día caminaba una persona extraña por toda la casa, no la había visto nunca, era una mujer delgada, le gustaba caminar descalza; desde que llegó, por la cara con la que se acercaba a la cocina, yo imaginaba que el insomnio la atacaba furtivamente todas las noches, por lo que se preparaba una taza cargada y grande de café negro, me tomaba en sus manos ásperas y torpes y
terminamos en el suelo, yo junto a ella, cuando él se asomó, soltó un gemido y la tomó en sus brazos rápidamente y salió corriendo, la lata empezó a soltar un líquido que poco a poco iba llegando hasta donde yo me encontraba, y sentía como me empezaba a quemar, me daba cuenta de que ya no iban a existir más “Negroides” frente a la ventana, ni más café en las madrugadas, no más de esas sopas con las que el experimentaba para su almuerzo, no más de esa vida, el
presurosamente vertía grandes cantidades de azúcar a la taza
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tiempo que se demoró fue suficiente para darme cuenta que ya no lo iba a ver nunca más.
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Felipe Echeverri
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FELIPE
ECHEVERRI
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Felipe Echeverri
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I José Antonio Casesnoves había vivido como un personaje ejemplar toda su vida, cumpliendo con su oficio de juguetero de jornada regular, hasta que un día de 1916 cerca del río Isonzo, José Antonio Casesnoves, observó morir a su hija de 6 años y a su esposa, el amor de su vida. José tenía su casa a las afueras Gorizia y en ella un pequeño
El
Juguetero
taller donde los niños llevaban sus juguetes viejos, la casa había sido construida cerca del 1880, era amplia y con un hermoso techo de cerámica que relucía en los días soleados, las paredes exteriores eran blancas impecables y en estas se podían vislumbrar unas pequeñas ventanas de color ébano, seis en la parte superior y cuatro un poco más grandes en la parte inferior, a la entrada de la casa había un pórtico amplio que José adaptó para poder ubicar ahí su taller, él se había encargado de la restauración y el cuidado de la casa desde su
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llegada, consideraba que tenía que dar lo mejor de sí mismo
ese hermoso pastizal se veía opacado por un café violáceo,
para el bienestar de su familia, al igual que con su trabajo,
luego de unas horas decidió volver al pueblo, su cuerpo
éste se entregaba de cuerpo y alma al cuidado de estos
pesaba y se le dificultaba respirar, sentía que cada bocanada
juguetes. La inocencia en ellos en tiempos de tristeza y
de aire eran miles de agujas que perforaban su pecho y que
violencia, representaba el tesoro más grande que quería
cada paso que daba causaba que todo lo sucedido se volviera
salvar; todo esto se marchitó el día que la violencia tocó a su
más real un paso a la vez, el hecho de llegar a su casa y
puerta, en el momento en que veía cómo la sangre manaba del
escuchar el silencio de la soledad lo atormentaba, él estaba
vientre de su amada a través de sus manos, mientras éste
agonizando en vida y él era consciente de eso. Se detuvo en
trataba de ejercer presión inútilmente, pensando que al igual
una piedra ubicada sobre una colina y observó desde la
que sus juguetes “Tenía un arreglo”. Ese día de 1916, José
distancia el río Isonzo, mientras el sol se reflejaba en sus
deseo estar muerto por primera vez en su vida, el hecho de su
aguas, cerca al río habían unos cultivos de trigo cuyas espigas
existencia sin sus dos amores le parecía aberrante, sin duda
bailaban cada vez que el viento pasaba, era tan familiar y al
representaba el infierno en la tierra, y sin dudarlo se lanzó
mismo tiempo tan desconocido ese paisaje para José, pensar
sobre un joven militar que respondió con un golpe en seco
que hace unos pocos días él había estado observando ese
sobre la parte posterior de su cabeza.
mismo paisaje con su familia le parecía tan distante, esos
Al despertar José Antonio Casesnoves, descubrió que los militares se habían marchado, llevando con ellos los cuerpos de su esposa e hija. José sólo se sentó en el pastizal donde solían yacer los cuerpos a observar cómo el verde brillante de
pocos días le parecían una eternidad, apoyó las dos manos sobre la piedra y se inclinó hacia atrás de tal forma que pudiera ver el cielo, y mientras lo observaba detenidamente, pensó en los ojos de su hija, en los ojos de su esposa e incluso
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líquenes
en los ojos de sus asesinos, José se reincorporó y un frío recorrió todo su cuerpo.
-¿Necesitas algo más? José no alcanzaba a procesar las palabras, simplemente
-Me dejaron para sufrir-. Murmuró José mientras advertía la llegada de unos residentes del pueblo, algunos incluso vecinos.
pensaba en su esposa e hija. -¿Necesitas algo más?- repitió nuevamente el Tabernero mientras se acercaba a José.
II Al llegar al pueblo fue acompañado a su casa por el Tabernero del pueblo y un Joven Ayudante de Sastre, luego de dejarlo en la puerta de su casa el Joven Ayudante se retiró, a diferencia del Tabernero que acompañó a José hasta la cama y luego le ofreció algo de beber, el tabernero trajo una silla y se posó al lado de la cama, con una mirada caritativa y comprensiva, José no pudo mantener la mirada del Tabernero y se sintió
-No-. Lentamente pasó un trago de saliva. -Bueno, si necesitas algo más estaré en la planta de abajo hasta antes de anochecer, luego vendrá el Joven que nos acompañó antes. -¿Y cómo se llama? -¿Quién?
incómodo por la situación, así que escondió su rostro en la
-El Joven – José advirtió que también desconocía el nombre
almohada sin pronunciar una palabra por una hora o dos,
del tabernero.
José escuchó al tabernero levantarse y murmurar algo. -¿Qué?- pregunto José mientras se retiraba la almohada del rostro.
-Lucio – dijo mientras asentía con la cabeza -¿Y usted?
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Felipe Echeverri
-Leonardo- dijo mientas se retiraba de la habitación.
líquenes
III
José se recostó y observó el techo detenidamente, podía ver
Esta era la sexta noche que José no podía dormir, la pesadilla
algunas manchas que se habían formado en la parte inferior
siempre era la misma, era José a la distancia viendo cómo
gracias a la humedad, la noche anterior él había estado
violaban y mataban a su esposa él corría lo más rápido que
observando el techo de la misma manera pero no notó nada
podía con el fín de rescatarla pero cada vez la colina parecía
irregular, tal vez el hecho de que su esposa estuviera
alargarse más, cuando veía que éstos ya tomaban el cuerpo
preparando la cena y no Leonardo era la razón para que José
inerte y lo echaban en hombro él corría
notara la existencia de esas pequeñas manchas. Leonardo era
siempre terminaba igual, él llegaba cuando ya todos se habían
tan desconocido para José como lo era todo el pueblo, él
marchado, en este momento es cuando José despierta
nunca se interesó en lo que quedaba después de su estudio, su
gritando, las primeras tres noches Lucio entraba exaltado a la
esposa e hija, solían invitarlo a caminar pero él siempre
habitación a verificar, pero luego se acostumbró a los gritos y
encontraba excusas en su trabajo para no ir, “seguramente
simplemente seguía durmiendo. José apoyo su cabeza sobre el
ellas sí conocían a Lucio, a Leonardo y a todas las personas
espaldar de la cama mientras retiraba las sábanas de la cama,
que vi en la colina”, pensó José mientas pasaba lentamente su
el sudor frío recorría su sien, mientras él observaba un haz de
mano por su rostro para enjuagarse el sudor, Abajo se escuchó
luz lunar que entraba por la ventana; era el florecimiento
una voz juvenil, Lucio había llegado a remplazar a Leonard
desapercibido de la noche, aquel que había acompañado estas
aún más pero
últimas seis noches a José, la primera vez que advirtió esto fue la cuarta noche cuando al despertarse luego de una pesadilla, vió cómo una hermosa luz plateada atravesaba su ventana,
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líquenes
ésta se asimilaba a la textura de la seda dando una sensación
de copas que había acumulado dado a los regalos de los
de bruma, mientras observaba detalladamente ese pequeño
familiares más cercanos, incluso habían copas que tenían
pero mágico descubrimiento ésa fue la primera vez que José
mayor edad que la difunta madre de José, ya que estas se
lloró luego de haber perdido a su familia, el deseo de
habían dado de generación en generación. José sirvió un poco
compartir este fenómeno con su familia lo hizo estallar en
de agua en la copa más costosa y la bebió rápidamente, la
llanto y así fue también la noche siguiente, pero esta noche era
copa era una copa hermosa, trabajada con el mejor cristal por
diferente, José observaba detenidamente el haz de luz
los más finos artesanos de la provincia de Chieti, mientras el
mientras se encontraba apoyado en sus dos manos pero su
agua corría por su garganta sentía alivio a su sed al igual que
conciencia viajaba en todos los acontecimientos de la última
un exquisito sabor , no fue sino hasta terminada la copa que
semana, así fue durante horas pero cuando trató de tragar
advirtió cierto sabor ferroso en ella pero no le importó y
saliva la resequedad de la boca se lo impidió. José se levantó,
nuevamente llenó la copa.
abrió la puerta muy lentamente para evitar que las bisagras chirrearan y despertara Lucio. Al bajar a la primera planta notó la oscuridad así que palpaba con la mano sobre la mesa del comedor tratando de encontrar la linterna de petróleo, cuando por fin la encontró la prendió rápidamente y se dirigió hacia la cocina, dejó la linterna sobre un pequeño y viejo armario rojo que había heredado de una tía, en este armario su esposa solía guardar una gran cantidad
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Felipe Echeverri
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Aún puedo recordar su mirada, sus globos oculares bañados en sangre y su iris tan profundo como el mar, traté de dar un paso hacia ella pero mis piernas estaban totalmente paralizadas, sentí un nudo en la garganta y un pequeño gemido salió de mi boca, rápidamente ella advirtió mi presencia y me observó detenidamente cual depredador que
La
niña del bosque
observa su presa, recuerdo un haz de luz que se filtraba por los árboles y bañaba su pálido rostro resaltando el rojo de la sangre y ese azul sin fondo, nos observamos durante un tiempo, no estoy segura cuánto, parecía que el tiempo dejó de existir mientras miraba sus ojos, sentí poder bañarme en el mar de nostalgia que reflejaba su iris… cuando el hormigueo en mis piernas cesó, me acerqué lentamente a ella sin dejarla de mirar a los ojos, mis manos temblaban y mi respiración estaba algo acelerada, traté de contenerme para evitar
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líquenes
asustarla, ella seguía observándome pero ahora su mirada era
ciertamente hermoso y también pensó que le gustaría
la de un pequeño cachorro esperando a su amo, las hojas
llevárselo a casa si no fuera por la alergia que este le causaría
secas crujían bajo mis pies a medida que me acercaba a ella,
por el polvo.
cuando estaba a sólo seis pasos de ella, levantó su mirada al cielo y dejó salir un alarido que parecía desgarrar el cielo, las aves se levantaron y el cielo pareció oscurecerse, yo, cerré los
-¿Le gustaría algo de té?—Preguntó Ana haciendo reincorporar a Julio.
ojos fuertemente mientras tapaba mis oídos con las manos,
-No, muchísimas gracias – dijo algo alarmado y se levantó
cuando
rápidamente del sofá y detuvo la grabadora.
abrí los ojos nuevamente, noté que ella había
desaparecido, había desaparecido con la noche, su alarido fue su despedida, profundo y melancólico al igual que ella. Sus ojos aún perdidos se tornaron algo llorosos mientras mordía sus labios.
-¿Café tal vez? Usted ciertamente parece un hombre de café. Él ciertamente era un hombre de café, usualmente solía tomar de a 9 ó 10 tazas de café diario, siendo escritor el café y el cigarrillo eran sus mejores compañeros, pero ese día no le
- Creo que nunca podré olvidar ese día.- Sus manos
apetecía nada, sentía una cierta emoción que le impedía
temblaban y trataba de acomodarlas.
tomar ese café, él sentía que esa era una buena señal.
Julio la observaba desde una esquina del salón sentado en un
-Muchas gracias pero ya me tengo que ir, había quedado con
sofá algo antiguo, se podía notar su antigüedad por como los
mi editor y ya voy algo tarde.— Sacó el cassette de la
colores del bordado habían perdido su vivacidad y se habían
grabadora y lo depositó en una pequeña caja que estaba
transformado en colores pasteles, él pensó que era
marcada con el número dos.
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Felipe Echeverri
-Bueno entonces no te demoro más. -En serio muchas gracias por todo, estaré pasando en estos días y con gusto aceptaré ese café. -Gracias a ti, últimamente nadie se preocupa por las historias
líquenes
le había regañado durante mucho tiempo y siempre utilizaba como ejemplo a la joven universitaria. Juliana— murmuró Julio sintió un escalofrío que recorría toda su espalda.
de los viejos, espero verte pronto. — dijo mientras se despedía y acompañaba a Julio a la puerta. -Ten por seguro que volveré – gritó mientras cerraba la puerta de su viejo Fiat, logró ver que los labios de la anciana se movían pero no le prestó la menor importancia. De camino a Bogotá él no dejaba de pensar en la historia de Ana, hace más de tres meses estaba investigando sobre un supuesto fantasma que solía aparecer en un bosque cercano al parque Jaime Duque; algunos decían que era el espíritu de una joven universitaria que fue asesinada hace aproximadamente ocho años. Julio recuerda aun los encabezados de las noticias, también recuerda que su madre
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Gloria Isabel Gómez
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GLORIA ISABEL GÓMEZ
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Gloria Isabel Gómez
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Isolda. Mujer hecha de estrellas ajenas y educada entre los menesteres más finos: Siento que Te Amo. Vi tu imagen en el castillo en que viviste y tomé una foto prohibida del conejo que fue tu único compañero en esa casa:
A Isolda Echavarría:
mazmorra de inmensidad. Siento que te conocía o que te conozco ahora, siento que tienes la cara de alguien conocido pero tu gracia te ha delatado. Ninguna como tú. No se conoce ninguna así, no hay más Isoldas en Medellín. Existes en el enigma y en la especulación. No en el recuerdo pues quienes podían recordarte ya murieron, te olvidaron.
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Gloria Isabel Gómez
líquenes
Pero aunque estés lejos de la mente de todos, tienes un
….Pero amaste? Yo tengo 19 años: Ya amé, ya me dolió, ya me
momento para vivir entre los turistas y esas tus colegialas.
puedo morir tranquila.
Isolda, mi Amiga! Hay algo fascinante en tu fatalidad. Eres eternamente joven, Inmóvil. Sin otra expresión que la de la foto que vi, sin otro vestido que el que te pusiste para ser presentada en sociedad. Me pregunto muchas veces porqué a tus tiernos diecinueve años vino la Oz a llevarse tu piel de porcelana y tu ingenuidad adinerada pero no hubiera deseado que vivieras más ni que hubieras muerto en el país, pues a pesar de haber estudiado política, jamás hubieras podido comprender, al regresar, nuestras propias polis, urbes, montañas. En cambio, me atormento cuando asevero que moriste sin haber amado y sentido el dolor de la partida del amor. Confío en que leíste, escribiste y sobretodo, abusaste del piano que te regaló tu papá…
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Gloris Mosquera
líquenes
GLORIS
MOSQUERA
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Gloris Mosquera
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Tantos tanto... Hacer tanto Duele tanto...
Sentir tanto Arde tanto...
Tantos
tanto...
Querer tanto Quitar tanto...
Dar tanto Llevarte tanto...
Soñar tanto Escribir poco...
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Gloris Mosquera
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Trotar sobre el viento Llorar al bucear Arrojar tu cuerpo en el manglar Patinar en la levedad Sacrificar tu querer Combinar dolor y placer
Levitar
Morir vivo Sujetar el tiempo Trasformar palabras en silencio Desvelar el pálpito Respirar tu inconsciente Sentir claustrofobia de tu ombligo Morderme un beso
Levité...
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Gloris Mosquera
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La inspiración no llega ni tiene por quién llegar. Sólo se doblega ante los referentes que involucran emociones fortuitas... ¡Parecementira! Hoy le huyo a la LUNA... pero ella sigue allí, de péndulo en lo inmenso... Hurgando en mi ventana para llenarme de tranquilidad.
Plenilunio sin plenitud
Una noche de elixir prometí siempre reír al verla. Esta noche de letras no te ignoro, te evito... ¡Olvidésonreír! Duele sentirte cerca pero no lo suficientemente cerca... Mirar y negar mirar, huir sin querer escapar. ¡Sí!
Cobardía plena...
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Gloris Mosquera
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Tantos cuerpos inertes se incorporan en el ejército de la cordura dominados por la cúspide que sangra la libertad soñada y cuántos llantos fértiles oculta el alma cuando su escudo se compone de materia naturalizada al existir. ¿Dónde vive el vivir? para ignorar el morir, o tal vez sea el miedo a la vida quien frustra las ansias de inmortalidad.
Ultimátum
Me atrevo a desafiar la oscuridad con el arma de la duda sin contemplaciones; la duda pesa mucho más que la muerte, con ella vives con la muerte no sé, otra duda. Como duele la sombra que guindada a tu cuerpo desea abandonarte y crear otra utopía, dejar de ser guardiana de la luz para reunirse con su amada tiniebla.
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Gloris Mosquera
líquenes
El complemento del amor ficticio domina las masas tangentes al placer purrela, siendo así el sofisma muta a desecho donde mantener la mirada incrustada en un ser implica leer el color de su iris fermentado diluyendo la malicia e ignorancia en partes iguales. La pertenecía se le atribuye al querer solapado que ratifica el individualismo sentimental monopolizado y reflejado en dos. La infinitud conquista el renacer sigiloso que le apuesta a lo eterno redundante -La Luna-; Ganar-Perder/Odiar-Amar. En la ruleta del sin fín daré un paseo que te absuelva de no mirarme.
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Gloris Mosquera
líquenes
Yo, como representante legal del dolor Defiendo a mi cliente del humano Por saber sentir y renegar de su nobleza Es más importante que la felicidad y la belleza. El dolor vuelve animal al humano
La defensa del dolor
Además de ser justo, coherente Es el único que no tiene problemas con la mente. El dolor llena vacíos Validemos el dolor Nos hace sabios cautelosos ¿Por qué lamentarse de él? Cuando te toque no lo esquives
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Gloris Mosquera
líquenes
Te trae experiencia Como cuando podas el árbol le duele pero crece No tiene facetas, menos estructura El dolor es así: directo y frentero Lo más bonito del dolor es su lealtad, nunca se ausenta El dolor su señoría El dolor debe consumirse como agua del día Argumenta la existencia, he dicho.
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Gloris Mosquera
líquenes
Es revertir, regresar, quedarte ahí en primera persona Mirar en las huellas de Hermes dejar un pasado al frente No es una cura tampoco una pócima
Antídoto
El antídoto ante todo ser, es la voluntad en sustancia Vivir inundado de antídoto Que en sequía se convierta en veneno Hoy estamos secos Ni antídoto, ni veneno Escribir Mi antídoto, mi veneno.
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Isabel Tibaduiza
líquenes
ISABEL
TIBADUIZA
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Isabel Tibaduiza
líquenes
Me siento atraída por las ventanas. Siempre las imagino grises y viejas. Su proporción simétrica seduce mi cuerpo, me invita a acercarme. Procuro tenerlas cerca para atisbar la vida. Otear. Nuestros encuentros siempre son tácitos. Esperan mi llegada y me abrazan. Elevan mi modo observación y comienzo a bullir. Miro. Miro como quien espera. Creo que
Ventanas
en realidad eso hago, espero. Defenestro mi alma. Vislumbro paisajes y personas, construyo historias, pero más que todo, espero. Espero encontrar desde la ventana un abrazo que me muerda la vida, una persona que me revuelque las vísceras y las pinte con flores, un beso que sepa a mandarina y un amor que pernocte. Ahí me encontré, en la ventana, inhalando a bocanadas el ventus que dejó el lento aleteo del búho negro que pasó y me golpeó el rostro. Ahí me encontré, reconstruyendo lo que me queda de cuerpo a pedacitos. Permuté y esperé, frente a la ventana.
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Isabel Tibaduiza
líquenes
Esa es ella. La vida la ha tratado con crudeza. Ha vivido entre realidades que vibran por acrimonia y dulzura. Se convirtió en flor. En una flor nívea y suave.
Una flor, cruda y nívea.
Nació por error y vive por ensoñación. Siempre creándole melodías de miel a lo que vive. Se cansó de esperar. Decidió darle vueltas a su mundo. Vivir entre giros que abracen sus pétalos. Alucinar con su blancura casi translucida. Quitarle contraste al paisaje y des saturar los colores. Camina en puntitas para no recordar el dolor del pasado. Abraza cuanto puede y ama con su carne cruda y desgarrada. Convierte sujetos en verbos, carne en tela. Es una flor que florece y marchita en cada despertar.
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Isabel Tibaduiza
líquenes
Es una flor que huele. Y llora con su palidez. Encrudece y endulza.
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Isabel Tibaduiza
líquenes
No sé qué fue lo que hice diferente. Caminé como de costumbre. Lo único distinto que hice fue no morder la manzana por el lado en que suelo hacerlo. Todo estaba normal, era la típica caminada de regreso a la oficina. El primer síntoma lo noté cuando mi pie izquierdo dejó de responderme y casi caigo al intentar moverlo. Casi que inmóvil mientras me esforzaba por arrastrar mi pierna, un
Implosión
zumbido áspero retumbó en mis oídos. Caí sentado sobre la acera. Había perdido el equilibro y el control sobre mis extremidades. Mire hacia el cielo y todo estaba normal. Segundos después vino un parpadeo que me cambió el panorama; todo estaba amarillo. Parpadeé rápidamente unas 3 veces más para ver si todo volvía a la normalidad pero no fue así, cada parpadeo me trajo un nuevo color. Rojo, verde, morado, azul, violeta, naranja.
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Isabel Tibaduiza
líquenes
Sin que el zumbido en mis oídos se fuera, perdí por completo
conviene. No podía juzgarme y reprocharme el actuar como
el manejo de mi cuerpo. Los colores no eran agradables, me
siempre lo hago. ¿Qué podía hacer? Ese olor me traía el
mareaban. Cerré los ojos. Sentía que las personas me pasaban
recuerdo de ella. Nada más importó en ese momento. Sentí
por el lado, caminaban como si nada pasara, me esquivaban,
ganas de llorar. Lloré. Vomité un poquito. Quise abrazarla y
nadie se detuvo a ayudarme. Me refugié en el suelo y en el
decirle todo lo que nunca le dije. Quise pintar una tarde
alivio de mantener mis párpados quietos. La manzana todavía
lluviosa en la calle mientras dos palomas con sombrillas
estaba en mi mano y me aferré a ella buscando refugio.
corrían, y regalárselo. Respiré como nunca lo había hecho.
Saboreé mi boca moviendo la lengua lenta y detenidamente.
Con el llanto parpadeé constantemente y me encontré más
No había sabor ni viento, no había clima. A mi cuerpo
poli cromático que nunca.
crispado un olor a durazno lo arrullaba, creo que dormí por unos segundos. Todo se fue a negro.
Me desperté percibiendo un sabor a sangre en mi boca. Toda sabía a metal. Recordé el sabor que no me abandonaba
No soñé. Fue como si me desconectaran el alma, la energía, la
cuando siendo niño pegaba mi lengua al congelador de mi
batería. Abrí los ojos de nuevo. Esta vez me acompañó el color
abuela buscando rastros de las paletas de leche que solía
naranja, veía a la gente pasar, me veía a mi mismo acostado
hacer. La sensación en mi boca era extraña. No sentía la mitad
como un demente en plena calle. El olor a durazno no se iba,
de mi rostro. Reconocí mi nombre pronunciado por una voz
me encantaba ese olor. Solté la manzana y me aferré a él, a esa
masculina. Sentí
dulzura frutal que acariciaba mis narinas o fosas nasales. Así
cambiara de ángulo. Abrí los ojos y con una ceguera que hacía
soy, así he sido siempre, un lunático que busca lo que le
arder mis ojos, los abrí poco a poco. No había filtros de
como si después de la voz mi postura
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Isabel Tibaduiza
líquenes
colores. Seguí ciego hasta que escuché un clic. No sabía realmente lo que estaba pasando pero una mano femenina me sostuvo: “Todo ha terminado; el mareo se le pasará en cuestión de horas”.
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Isabel Tibaduiza
líquenes
Esa capa brumosa que sucede al abraso del fuego, ansiosa, colorida y espesa; decora andenes y nubes dándoles forma y sentido. Así como las nebulosas nebulas en el universo, coquetas y misteriosas, translúcidas, coloridas y excesivas; el humo en mi ciudad refleja restos de bocas y pensamientos extintos de aquellos, quienes dibujan paisajes de ideas en las
Humo como nebulosa
calles y luego se alejan tras pasos efímeros a la espera de que el viento esparza eso que dejaron de sí. Las nebulosas en el universo deambulan entre comienzo o fin. De manera trascendental, ellas albergan nacimiento de estrellas o el fin de las mismas en su naturaleza. Eso lo veo en mi ciudad, en esa ciudad que construí y que comparto cada que me relaciono con las ciudades de los otros. Lo veo en las calles que recorro cuando floto entre esa bruma de vicio que me eleva en un sin saber y me ubica entre ese humo y ese olor
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Isabel Tibaduiza
líquenes
que me inquietan. No me molesta percibirlo, estornudo y me hincho como reflejo, me sumerjo en la dinámica e imagino por qué lo habrá fumado, quién lo habrá hecho y desde dónde lo hace, qué lo mueve e invita a dejar un rastro de su ser que ahora nace en las calles, en el suelo, en el cielo, en el tiempo. Inquieta trato de mirarlo y descifrar también el resto quizás extinto del cuerpo que esa boca acaba de dejar ir para darle vida en la ciudad.
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Jorge Alonso Espíritu
líquenes
JORGE ALONSO ESPÍRITU
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Jorge Alonso Espíritu
líquenes
Pasas una vez más del calor al frío. No es algo nuevo, como no es nuevo el estrépito que te abruma y te impulsa a acercarte a la baranda del puente peatonal. Te asomas al pequeño precipicio, te mareas, pero no puedes dar un paso atrás. Te sientes aplastado por la velocidad inerte de los automotores, por la migraña, por los 2 mil 200 metros de altura sobre el nivel del mar. Te dirán que son ríos. De gente, de autos, de
Desierto...
asfalto. “Secos”, piensas, tal vez. La luz amarilla se transforma en roja, y abre heridas como de cuchillo en lo que ven los ojos. Flotan por segundos y se desvanecen. A la derecha de la avenida un hombre camina cansado, arrastra los pies y levanta polvo. Arena. Se hunde en la espesura del cemento sucio, pero sigue caminando. Tú pasas del frío al calor.
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Jorge Alonso Espíritu
líquenes
Adentro de los vagones del metro otra soledad espera. Las personas van y vienen. Cambian. Te recargas en la puerta y ves pasar la ciudad estoica: sobrevivió un día más. Como un vapor se levanta el cansancio de la tierra enorme, parecen abrirse surcos donde más caminó la gente. El viento es fuerte y las últimas personas corren. Las tiendas cerradas ceden espacio a la nada y a los puestos ambulantes vigías. Las últimas personas corren.
El aire tibio dentro de los vagones, los últimos que viajan hoy, te produce nostalgia. Extrañas. Extrañas la risa. La piel y la risa. El abrazo y la risa. El descanso y la risa. El camino y la risa. Y el metro avanza siempre hacia adelante y detrás quedan reflejos, hojas, flores. Te hundes en un silencio del silencio. La ciudad son dunas llenas de recuerdo y arena. Y arena. Todo es arena.
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Jorge Alonso Espíritu
líquenes
Te invento tanto
Personajes
que quedas anónima o con mil nombres
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Jorge Alonso Espíritu
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Cerraste los ojos y acomodaste tu cuerpo en el sillón pequeño, como insectos acomodándose en su arca, en una cajita. Incómoda, con la cabeza en el descansabrazos y los pies colgando, tardaste dos minutos en quedar dormida. Bruja, soñaste. ¿Qué soñaste en tan poco tiempo? ¿Cuáles son tus atajos a los ensueños? Bruja azul, cerraste los ojos y dormiste y yo te miraba. ¿Las brujas azules sienten frío? Yo me levanté a taparte, con la cobija más calientita. Apenas la cobija cubrió
Azul
Noche
tu cuerpo, tú sonreíste, como si me vieras y sonrieras por verme. Soñabas y sonreíste. Brujita azul, ¿qué soñaste?
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Juan Camilo Gil
líquenes
JUAN
CAMILO
GIL
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Juan Camilo Gil
líquenes
De amores y desamores, de sentadas en cualquier lugar inmerso en el aroma de un café con música de fondo que combine con el ambiente en claroscuro, donde se disfrute en ese momento y genere la situación apropiada para el beso, ese beso que tanto esperabas y que se hace realidad, aquí es donde se rompe el ciclo, donde la palabra pensada por tanto tiempo luego de dicha, genera un silencio incómodo, no ese
Life isn't a sitcom...
silencio del que tanto dice Mia en Pulp Fiction: "¿No los odias?, ¿esos silencios incómodos? ¿Por qué necesitamos decir algo para rellenarlos? Es por eso que sabes que has encontrado a alguien especial. Puedes estar callado durante un puto minuto y compartir el silencio.". No, en este caso, ese silencio nunca ha existido, lo que hay en estos momentos es una abstracción de lo que te imaginabas en una situación hipotética hace dos horas mientras te arreglabas para verla, y que gracias al "adorado" Murphy se te ha meado en la cara y quedas estupefacto.
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Juan Camilo Gil
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Ahora es cuestión de que alguno de los dos hable, y por ende, siempre "Don sabiondo" tiene algo que decir y es una verborrea incoherente que haría reír al mismísimo Magritte, y es acá donde la música sigue, la luz sigue y la gente alrededor sigue hablando de sus tópicos normalmente... y no hay créditos, ni un "to be continued...", eso no existe. Lo que sí es evidente es el cambio de gestos en los dos rostros, la desviada de la mirada por parte de ella y bajar la cabeza e intentar iniciar de nuevo, pero con un arrepentimiento por parte de él... "...Tan amable nos trae la cuenta..." Y luego en el taxi el mutismo es más obvio, el que al llegar a la casa de ella se interrumpe con un "nos vemos luego...", si, ese luego que se convierte a un "estamos hablando..." y ahora en un "no, en este momento no puedo..." hasta ya ni sonar el celular con tu nombre en la pantalla...
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Juan Camilo Gil
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Acá sentado en este sitio donde la muerte se pasea día y noche, intento jugar con ella por un instante. Pero ella es lista, me deja vencerla por máximo dos partidas y al final toma ventaja cuando mis ojos se deleitan con las montañas del paisaje.
De mis ojos llenos de vida a los tuyos perdidos en el letargo de la muerte.
..
Sí, en este sitio donde las lágrimas son el diario comer de las almas perturbadas por el silencio, me bebo un té que me carraspea en la garganta. Ese amargo sabor me acuerda de tu fría compañía cuando el fastidioso "beep" del respirador artificial interrumpe mis pensamientos y mi despedida a aquel cuerpo que ahora está vacío y que se preserva artificialmente. Aquí yo te digo: "Admito mi derrota, soy un mortal que intenta comprender las pulsaciones de este planeta, pero por más que intento no puedo." Te siento presente mas no te observo y aquí acepto mi derrota ante ti.
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Juan Camilo Gil
líquenes
Llévate a este cuerpo que ansía descansar de la vida, vida que sólo conocí por un cuarto de siglo donde sufrí, reí, lloré y me arrepentí de las cosas que no hice. Llévate a la perteneciente de mis bendiciones, de mis recordatorios, de mis cuidados, de mis desayunos viendo televisión en las mañanas. Te lo doy para que lo cuides y lo trates bien, ya que en el estado en el que se encuentra no es humanamente tratable y por eso necesita de tu ayuda. El 24 de Junio a las 10:00 P. M. pierdo este juego. Toma esos ojos perdidos, toma esas manos sin energía alguna, pero por favor, déjame la voz en mi mente para al menos saber si se comunica conmigo o añorar que me pide un favor a gritos. Hasta pronto...
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Juan Camilo Gil
líquenes
Rayos de luz inundan cada rincón de oscuridad donde la noche una vez fue dueña. Los olores cambian, se modifican, mis ojos inyectados de sangre alcanzan a descubrir levemente el matiz de algunos objetos que hasta ahora eran de sólo un color: negro. Mi mente ahora no distingue entre sabores, el agua se adormece al igual que mi lengua y cada alimento que ingiero tiene un leve tono a papel.
Matutino
Ahora la luz ya ejerce su dominio sobre mi cuarto, y el corredor. Se adueña de mi casa, espanta a la noche como si ésta fuera una amante que no quiere ser descubierta, pero tampoco la extraño, dejo que se escurra hacia los rincones más profundos de la casa dejando el recuerdo de lo grande que fue y que ahora tiene el tamaño un cuarto, ese cuarto del desorden donde no llega luz alguna.
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Juan Camilo Gil
líquenes
De una en una van cayendo, de una en una van saliendo, acarician mi rostro y luego llegan a mis manos. Son saladas cuando se escapan a mi boca, mis labios las prueban y mi visión es distorsionada. En un charco me vi, mientras una nube corta mi cabeza en el reflejo, rayo de luz que mis oídos no soportan, rostros aparecen y desaparecen por las puertas abiertas, tienen forma
Rito
de niño, son pálidos y con arrugas, emergen del suelo hecho arena mientras camino mirando hacia los lados. Agarro mis dedos, los corto, los dejo al aire para que se sequen, la sangre cae en mi rostro que se mezcla con mis lágrimas, lágrimas de sangre, saladas y espesas, con sabor a metal, a mi alma pútrida, un aroma a ceniza que luego son el vacío que me somete.
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Juan Camilo Gil
líquenes
En medio de una calle, solo, me doy cuenta que las falsas esperanzas iluminan de igual manera que los postes de luz, un sucio en el ojo, una herida sin sanar me recorre el brazo y lo que hago es lamer la sangre que brota a cada paso que doy. Entre tantas letras, letras que queman mis retinas mi dulce agonía me calma, ¡Hambre, hambre, hambre! Es lo que me enloquece, una risa, un silbido, una mirada cortante como las
En
la
acera
navajas que rasuran axilas y luego simulan ser de tal suavidad como la mirada de un bebé. No hay reglas en nada... todo se va al igual que una bebida se bebe, un cigarrillo se fuma, una droga se consume... adieu.
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Juan Camilo Gil
líquenes
La sangre y la lluvia, mezclas de una violación mental en la cual los deseos más oscuros salen a flote. Cenizas de un cigarrillo mal fumado, el placer más corto acorde a una masturbación llena de perico. Acá desde mi ventana miro cómo el agua cae como sangre del techo, me ensucia mi rostro mientras me ahogo en el ruido sórdido de unos disparos que ahora acarician el último respiro
Absorto
de un cadáver que intenta digerir una botella rota en busca del más agrio licor. Pero ¡Qué va! Una caricia en su cabello, un beso inconcluso y aquí nuestros dedos se cruzan en una palabra no dicha, en una mirada jamás alcanzada, en una herida hecha por el más crudo amor.
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Juan Jose Escobar
líquenes
JUAN JOSÉ ESCOBAR
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Juan Jose Escobar
líquenes
¡Ten cuidado conmigo!
Créeme, eres el hombre más cerdo, puerco, enfermo que conozco, Dejas la puerta abierta cuando entras a cagar
Amenaza
Ves pornografía en la mañana cuando estás de resaca Te haces la paja cada noche a pesar de montarme; Pero te aseguro que no podrás conmigo. Yo seré para ti como lo es esta ciudad; cruel Violenta Ruidosa
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Juan Jose Escobar
líquenes
Andrajosa
Siempre has sido un cobarde,
Oxidada
No, tranquilo, mueve la cabeza y di que no, pero mira cómo te
Desventurada Destartalada y podrida. Empezaré por lo que más te gusta, Te voy a quitar la bebida. ¡Imagínate! Sin beber no podrás escribir
tiembla esa copa entre los dedos. Vas a creer que sólo vives para mí, Yo conozco tu mierda existencialista y tu pesimismo y todo lo tuyo, Pero créeme, no tienes la menor idea de lo que haré de ti El tiempo no será tu sepulturero, yo seré tu último
No vas a aguantar la vida
sepulturero
Te pondrás cuerdo
Y cuando mueras, de ti nada quedará, porque yo no permitiré
No vas a ser tú. Ya tienes miedo, lo sé
que algo quede. Yo seré tu Ofelia, tu Marcela Tu Alejandra
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Juan Jose Escobar
líquenes
Tu Daniela Tu Mariana Tu Sara Tu Mónica Tu Raquel Tu Silvia Seré una y todas Desnuda sobre una sábana blanca Asfixiando cada una de tus ilusiones con mis piernas largas.
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Juan Jose Escobar
líquenes
Este desierto está lleno de calles y cloacas De edificios blancos bañados por el sol de la tarde De luces de neón De hospitales, cárceles, manicomios
Amenaza
De hombres barbados que agrietan el sobaco de sus camisas con un olor putrefacto De putas derritiéndose sobre las escalas De indígenas arrojados a las esquinas como bolsas de excremento De niños crueles y farsantes De asesinos, violadores, atracadores
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Juan Jose Escobar
líquenes
De coperas que te cobran un brazo por un trago
Mi señora toca a la puerta
De acaudalados insensibles que se pudren con su negación
La hago pasar
De multitudes áridas
Pongo un trago entre sus dedos
De pilas de muertos
Me sonríe
De un cinismo que burbujea en las gargantas
Miro el desierto
De palabras violentas
Todo parece seco, estéril, adusto
De estupidez y arrogancia
Sigo los pasos de mi señora
De demencia e ironía
La acompaño al atravesar la ventana.
De desesperación y dolor; Un desierto que está en guerra, que siempre estará en guerra, Pasa un viento frío y filoso que corta tus ojos Una mujer en una falda Un cigarrillo encendido
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J e n n i fe r Ta b o rd a
líquenes
JENNYFER TABORDA
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J e n n i fe r Ta b o rd a
líquenes
Debo confesar que realizando este tipo de fotografías es la única forma con la que puedo precisarle al mundo lo abyecto que es para mí, en cuanto al exceso de hastío y de repugnancia
El espejo abyecto del tú, del yo y del nosotros
que me causa el ir descubriendo, que este mundo esta sostenido por dos grandes pilares indestructibles, uno recibe el nombre de falsedad, y el otro el nombre cinismo. Por lo anterior, a medida que he ido involucrando mi yo con las interrelaciones debidas o indebidas, he ido redescubriendo, que toda esa repulsión que me causan muchas personas, que ayudan a sostener esos paradójicos pilares, trae una aversión positiva a mi mundo estético, porque en algún momento de mi vida he pensado que el arte es la extensión del alma y del mundo del artista.
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J e n n i fe r Ta b o rd a
líquenes
Esta serie de fotografías la realicé con la intención de recrear
hombre común y corriente devorándose un cuerpo pequeño
una puesta en escena, que funcionara como un tipo de espejo
hecho de carne cruda, que significa la desnudez del ser como
metafórico, donde al espectador le cause repulsión ver esa
tal, y la debilidad que posee frente a otro ser exactamente
determinada situación de destrucción, es allí cuando los entes
igual.
que sostienen aquellos pilares de falsedad y cinismo se develan así mismos y es allí donde se genera un auto rechazo y una auto repugnancia. Mis dos grandes referentes son Francisco de Goya y Caravaggio, quienes se destacaron en un principio por realizar pinturas para la aristocracia, en mi interpretación trabajaban en pos de aquellos seres que sostienen los pilares, pero cuando caen en la cuenta del porqué y para qué están realizando arte, cambian de perspectiva y comienzan a construir su mundo de una manera diferente, comienzan a hacer una especie de crítica social que iba en contra del moralismo de un mundo que desde sus inicios ha sido abyecto, así como Caravaggio pintaba a las prostitutas de su ciudad y Goya plasmaba su estado oscuro de intromisión, yo expreso lo autodestructiva que es la sociedad, al utilizar a un
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lĂquenes
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J e n n i fe r Ta b o rd a
lĂquenes
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Katherin Vásquez
líquenes
KATHERIN VÁSQUEZ
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Katherin Vásquez
líquenes
En el previo acercamiento, las pupilas dilatan, los pulmones inhalan, pero dejan de exhalar, es este el momento en que uno a uno los pequeños poros se desprenden de su cueva subterránea y salen a la luz como mariposa de capullo, desde los brazos, pasando por los pechos, dejándolos en punta; un
Sobre Pablo Neruda y el poema “Tus manos”
recorrido que convierte el vientre en una pequeña e interna explosión de adrenalina, sube a la garganta y se posa allí, como si ese fuera el refugio que había buscado durante un largo tiempo. Los poros de las piernas deciden imitar a los que viven más arriba y así formar un cuerpo lleno de deseo, pero el fin amor, cuando estés allí, junto a mí, es no dejarte escapar. Un simple roce de manos, su significado, la reacción del cuerpo, cuando sabe que las manos que están en frente son pertenecientes a aquella persona que hace estremecer. Extremidades superiores que siempre llevan el control, lo
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Katherin Vásquez
líquenes
pierden, comienza a destilar un líquido sigiloso de su palma. Ya no son deseables, ya no son palpables. ¿Quién querría tocar algo que no deja de temblar y se humedece con cada centímetro que te acercas? No, no puedo permitirme evitar tal suavidad, piel de seda que cobija, siente libertad. Ahora tus manos están posadas sobre las mías, aún no respiro, no puedo permitir que el viento de mi respiración haga esfumar tal suavidad y la pierda, y pierda el instante que esperado tanto tiempo. Ahora amor, me quedaré inmóvil, dejaré que tus manos me recorran y cuando estén ahí y decidan quedarse, entenderé porque espere tanto tiempo tu presencia.
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Katherin Vásquez
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Salían pequeñas chispas de sus ojos, Pareciese que una luz quisiera, con todas sus fuerzas, salir de ellos. ¡Apriétalos fuerte! No dejes que vaya a salir, Si lo dejas escapar… ¡Escúchame bien!
Oda a mi hermana
No volverás a tener entre tu espalda esas exuberantes y hermosas Alas de mariposa con colores infinitos. No volverás a recorrer por los aires los jardines del paraíso, No sentirás la brisa golpear en tu rostro, como caricias De terciopelo, no te alimentarás de la miel viva de las flores, Pero sobretodo, no volverás a ser lo que siempre quisiste ser.
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Katherin Vásquez
líquenes
Línea tras línea, una conlleva hacia otra, marcaciones sin fin, recorrido inagotable, inacabable. _¿Cómo encontrar la salida?_ se pregunta_ Un camino seguía, un camino recorría, cada vez creía encontrar una salida, pero hacía al fondo más se dirigía. Un
Ser
mitológico
camino trazado por Dédalo, el arquitecto más hábil de la aldea, el ser que no tenía contrincante, un ser sin rival, un hombre capaz de asesinar a su propia sangre con el fin de lograr que absolutamente nadie tuviese su misma y hermosa habilidad. Si tu habilidad es tanta, tienes que demostrarlo_ Dijo_ ¿Qué tengo que hacer para probarlo?_ Responde_ Tienes que crear un lugar, en el cuál la mirada se convierta en un poso oscuro, que hacia donde se observe sólo se vea una
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Katherin Vásquez
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masa oscura e infinita, que el olor de la hiedra penetre lo más
separarlos. La creación de Dédalo fue perfecta para encerrar a
profundo de las fosas nasales y al buscar otro aroma, no sea
la bestia.
reconocida, que el tacto se convierta en una capa áspera y dura sin sentido, una coraza inquebrantable cansada de palpar y palpar su alrededor, que el gusto se pierda totalmente y todo sepa a amargura y desolación. ¿Quieres que cree un lugar inhabitable? Pregunta_ _No, quiero un lugar donde pueda dar castigo a todos aquellos seres incapaces cumplir con su palabra y valorar lo
Los sentidos dejaron de ser un palpitar de emociones, de sentimientos, y se convirtieron en una efímera y gruesa capa de sin sabores, de melancolías, de días de eterna búsqueda, de salidas imaginarias, de recuerdos, del pasado oscuro y de un futuro lejano, un futuro que jamás llegará, de ojos cegados, narices selladas, manos atadas y sabores simples, un lugar donde los sentidos dejaron de ser sentidos.
que se les ha otorgado_Responde_ Falta algo muy importante_ Dice_ El oído, sentido encargado de dar equilibrio y crear una única armonía dentro del lugar, pues lo único que se escuchará allí, será los gemidos y gruñidos fuertes, espantosos y hambrientos del Minotauro, animal de fuerza bruta y hambre insaciable. Trazos perfectos, líneas que se cruzan como dedos entrelazados, que se unen tan fuerte que ya nada es capaz de
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Te consumo de pies a cabeza absorbo lentamente tu ser, hasta que llene cada uno de mis 贸rganos impalpables
BAJO
EL
HUMO
me pierdo entre tu alma y esencia llevo la vida y recorrer contigo a mi lado no te aparto compa帽ero fiel, te has convertido en mi sombra, mi juventud y vejez. Ahora estas impregnado en mi, invadiste todo mi cuerpo sin piedad,
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sin dejar un sólo trozo de carne roja, jugosa y viva, te adueñaste de mi sin preguntar, te creí mi amigo, confié en ti, deje que me cegaras, sin saber que al final Sólo querías ser el causante y presenciar mi muerte.
Dedicado a: José de Jesús Guzmán (abuelito).
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Laura GD
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LAURA
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El Dr. Henkins se encuentra, preguntaba un hombre alto, robusto, con un gabán negro y guantes de cuero, en la recepción de los laboratorios C.F.N. Si, contestó la secretaría. El hombre alto y robusto caminó sin permiso hacia el ascensor hasta subir y llegar al pasillo de oficinas que en el fondo ocultaba una puerta con un letrero en madera
Una visita inesperada..
desalineado que decía “Solo personal autorizado”. Antes de traspasar clava un golpe incisivo en la cabeza del guardia que vigilaba la puerta. Desde el laboratorio, el Dr. Henkins ve por el monitor de seguridad que un sujeto con un gabán negro se acerca. Henkins oculta papeles con análisis y oprime un botón azul para cerrar un cilindro de cristal que se recubriría con metal al oprimir dicho botón.
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-Doctor Henkins, dijo el hombre del gabán negro- Henkins
- Ya no hace falta clarificarle el destinatario. -Dijo el hombre
voltea rápidamente mientras acomoda sus gafas por el brusco
del gabán- Dr. Henkins usted tiene algo que le pertenece en
movimiento.
un 50% al señor Donald.
-¿Quién es usted?, ¿Cómo entró?
-¡Es mío! –Grito Henkins- Su jefe abandonó el proyecto hace
El hombre del gabán suelta una risa pequeña -La seguridad de el lugar me ha subestimado Henkins abre el cajón derecho se su escritorio mientras sus dedos husmean en la búsqueda de un rociador de pimienta. El hombre del gabán con rostro y una ceja tan arriba como la superioridad de sus músculos le ofrecía traquea su cuello. - No se molesto Dr. Jenkins yo solo vengo a informarlo además de aterrorizarlo. Henkins toma asiento y se limpia con un pañuelo la frente permeada de pequeñas gotas de sudor. -¿Quién lo mandó? Hmmm…. Donald ¿verdad?
10 años. El hombre del gabán aproximándose lentamente al escritorio de Henkins - Esa información me es indiferente- Acerca su torso al escritorio y se estira hasta que la punta de su nariz toque la de Henkis- Yo vengo a hacer mi trabajo. Henkins se reclina mientras su respiración acelerada le aturde el habla -¿Qué quiere? -Hasta ahora esa ha sido una pregunta conveniente.. Los análisis y archivos. Dice el hombre del gabán negro
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Laura GD
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Henkins respira más de lo debido se para, y camina hacia un
El hombre del gabán saca un revolver y apunta a la cabeza de
archivero gris en la esquina del laboratorio. Saca una carpeta
Henkins.
que tiene un sello negro “confidencial” y se lo entrega al hombre del gabán. -
Es todo Dr. Henkins? –añadió el hombre del gabán
-
Si y quiero que se largue ahora mismo.
El hombre del gabán coloca la carpeta encima del escritorio y mira penetrantemente al Dr. Henkins- Grita- ¡No es todo Dr. Henkins. Abre el cajón del escritorio! Henkins se limpia de nuevo la frente con el pañuelo y abre el cajón -Los análisis entréguemelos- Dice el hombre del gabán negro. -Son indispensables par mi investigación, no puedo entregárselos- Responde el Dr. Henkins.
-Obedezca Dr. Sería una pena desperdiciar tan excelente materia gris por una negligencia. Henkins observa los análisis por unos cuantos segundos y los entrega. - Tómelos y lárguese- dice Henkins. - Gracias Dr. -dice el hombre el gabán mientras hace un gesto de complacencia con su cabeza, guarda el arma y sale del laboratorio. Henkins se asegurador medio del monitor de seguridad de que el hombre se allá ido por completo y oprime de nuevo el botón azul. Se produce un sonido efecto de la cubierta de metal removiéndose,
que cubría el cilindro de cristal.
Henkins se aproxima al cilindro y da click a la tecla 1Lhg de la computadora conectada al cilindro. Una luz verde y amarillosa ilumina todo el cilindro. La mirada de Henkins se
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desborda mientras observaba un gigantesco lepidosaurio, de color marrón y verde, de escamas gigantes, ojos ensangrentados con una pequeña pupila de color azul, una lengua que se unía a sus dientes este tejido tenía casi unos tres metros y en la punta de su cuerpo unas protuberancias en forma de puntas. Henkins respira hondo. – Mi gran Migrad es momento de que navegues. Henkins se acerca a su escritorio y abre un libro con hojas amarillas y busca el mito de jörmudgander, mira fijamente la ilustración del libro y voltea, mira el cilindro con la criatura dentro y sonríe.
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La primera Aventura
El cabalgar de los caballos era cada vez más latente a los oídos del rey Melion, la muralla estaba rodeada de arqueros, artillería pesada, caballeros y escuderos. El derramar de
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sangre sería inminente y se sentía el escalofrío de los gritos
consigo la cama de Miriam, el aire era ya espeso y del fondo
paralelos al inicio de la batalla. A las orillas del puerto
de la roca se producía una niebla de color magenta.
desembarcaban los barcos del enemigo, el príncipe Godar, quien lucía la mitad de una máscara que cubría su rostro con una sombría penumbra que invocaba cual fuera el destino, la
Rodeado por los brazos somnolientos de Miriam se encontraba Sr. Ben quien
conquista o la derrota. Este era el cuento antes de dormir que
tenía unas orejas cafés redondas, ojos negros y pequeños, una
escuchaba con fascinación Miriam mirando fijamente el
nariz prominente y magullada efecto de los primeros años de
movimiento de los labios de su madre al leer. En medio del
amistad con Miriam, abrigo azul con un elegante moño vino
trance para concebir el sueño, Miriam escucha el cierre
tinto en su cuello y una figura cambiante debido a una fisura
imperioso del cuento, el arrastrar de la silla y la fiebre
en el brazo izquierdo por donde salía su relleno de felpa.
esporádica provocada por el beso de su madre en la frente, un “tip” del switch que provocaba el lóbrego azul negruzco que recubría su habitación y el cierre de la puerta al compás de los ojos verdosos de Miriam. El viento provoca que las cortinas de seda de color del cuarzo dancen al unísono, la ubicación de la luna permitía el reflejo del bonsái que acompañaba la ventana, además de distorsionar la estantería con juguetes. Un temblor hace
emerger una roca puntiaguda elevando
Sr. Ben había despertado por efecto de la turbulencia, con cautela se escurrió de los pesados brazos de Miriam y observó la neblina magenta, se acercó con sigilo al borde de la cama asombrado con la enorme roca que sostiene a forma de balanza la cama. Sr. Ben Corre hacia Miriam he intenta despertarla. Del fondo de la gran piedra sale una pequeña criatura espantosa, de color negro con pequeñas patas como pies y garras como manos, extremidades con pelos delgados y
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puntiagudos, antenas, cuatro ojos y una pequeña boca viscosa
monstruo dispara una luz cegadora por sus cuatro ojos y un
dentada. Sr. Ben falla en el intento de despertar a Miriam, se
chillido estrepitoso que desorienta a Sr. Ben. Se abre un portal
aproxima por segunda vez a la orilla y avista como la
para entrar a los sueños de Miriam, la honorífica criatura
horrorosa criatura escala la roca.
salta, Sr. Ben observaba con impacto el salto de la criatura y
Sr. Ben angustiado reanuda su fallida tarea de despertar a Miriam; la criatura ya había escaldo lo suficiente como para llegar a la cama. Sr. Ben lo observa y saca una pequeña espada dispuesto a salvar la alucinación de su amiga pues sabía que estas horribles criaturas penetraban en lo sueños de los niños y les provocaban pesadillas.
con valentía salta dentro del portal justo antes de que pudiese cerrarse. Sr. Ben cae en el comienzo de los sueños de la pequeña Miriam mientras la horrorosa criatura corre ágilmente. Sr. Ben camina hasta la primera puerta localizada en una hoja gigante y azulosa de un árbol de mentas, entra, ve un pasillo con puertas de masmelo y colores diferentes. Sr. Ben debe abrir cada puerta con precaución y encontrar a
La criatura ágil se escabulle por los costados del cuerpo de
Miriam dentro de una de ellas, pues mientras la horrorosa
Miriam, Sr. Ben corre en las diferentes direcciones sin éxito,
criatura viva los sueños de Miriam podrían convertirse en
de un salto la criatura se posa en el cabello negro de Miriam y
pesadillas.
mira fijamente a Sr. Ben quien responde a la mirada dando pequeños pasos intentando aproximarse; la criatura voltea la cabeza y con una de sus garras coge un mechón del cabello de Miriam y lo acaricia. Sr. Ben había llegado lo suficientemente cerca para poder estocar su espada en la criatura, levanta su brazo de felpa y lo mueve hacia ella, pero este horripilante
Se abre la primer puerta es una habitación llena de ventanas de madera decoradas con flores, cortinas bailarinas rosadas y sedosas con bordes en hilo brillante. En el centro un helado de chocolate, con almendras, pasas y cacahuates, que nunca podría derretirse. Dentro de la segunda puerta hay piezas de
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algodón entretejidas que estilaban miel. En la sexta un bosque
rama y hacer cosquillas en sus pies. La pequeña comienza a
seco y abrumador con un aire espeso y huellas en la poco
moverse y expulsar carcajadas, que despiertan a los dragones,
fertilizada tierra de niebla magenta. Sr. Ben abre la onceava
la enredadera se mueve abruptamente y Miriam sobresaltada
puerta, ve a Miriam durmiendo en un helecho de Margaritas
mira a su alrededor, Sr. Ben – debemos saltar de esta
encadenado a los colmillos de los dragones ubicados a cada
enredadera y llegar al puente. Miriam prende de sus brazos a
lado y bajo del helecho un agujero negro. Sr. Ben camina con
Sr. Ben y salta hasta el puente. Los dragones agresivos aunque
cautela por el puente, único medio para llegar hasta Miriam,
torpes caminan tras de ellos emanando bocanadas de fuego
alcanza el final del puente y retrocede trece pasos pues debe
enormes, la puerta de salida
alcanzar el impulso necesario para sujetarse de una
abraza fuertemente a Miriam y cierra sus ojos, Miriam mira
enredadera. Los felposos pies permutan un arranque
hacia atrás huyendo de la persecución del fuego, alcanza la
despiadado contra el suelo, Sr. Ben se eleva, sujeta la
manija de chocolate ya derretida por el calor producido a
enredadera con su brazo izquierdo pero comienza a resbalarse
efecto de los, estira sus pies, los junta y se envuelve para llegar
pues de la fisura sale su felposo relleno. Con el otro brazo
fuera.
agarra su espada y la sostiene firme enmarañándola en la enredadera como una palanca, se balancea con dificultad y logra treparse, desenreda su espada, recoge varios pétalos que introduce en la fisura para ajustar su felpudo cuerpo, camina con cautela, llega a la oreja de Miriam y comienza a gritarle para que despierte pero no responde así que decide coger una
parecía inalcanzable, Sr. Ben
Ya con la victoria Miriam cierra de inmediato la puerta. Sr. Ben tendido en el suelo logra levantarse con dificultad, camina hasta Miriam quien agitada está sentada con las rodillas arriba y sus brazos en forma de correa las rodean. Sr. Ben trepa por sus rodillas y recoge el cabello de Miriam y sonríe. Miriam da un vistazo a Sr. Ben y suelta una sonrisa
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LIZA
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Si nuestro destino estuviera guiado por un faro
nos
aventuraríamos al mar, a los precipicios, a los caminos empedrados aunque fuera de noche. Si supiéramos que hay un final tan claro y luminoso, no tendríamos la incertidumbre que por las noches o en los días festivos nos invade, no temeríamos tanto a los errores
Virginia Woolf. Al faro. (1927)
porque sabríamos que allí
estaría siempre ese faro, que a pesar de las ausencias, de las derrotas, de las confusiones, de la momentánea desesperanza, allí, a lo lejos estaría el faro, ese faro.
Con la aventura de buscar aquel objeto lejano, Virginia Woolf nos introduce a la vida familiar de los Ramsay, donde prevalecen dos figuras femeninas que entretejen diferentes historias, pero que comparten una misma soledad. La señora Ramsay es una mujer entregada a su matrimonio, a satisfacer
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los caprichos de su esposo, a develar sus silencios, a mediar
negó el derecho a la rebeldía, no las juzgo ni las señalo, a veces
sus ofensas y a alabar su vanidad, ella espera inquieta cada
hasta las admiro, porque ellas construyeron la vida de los y las
palabra que sale de su boca, pero no necesariamente para
inconformes de hoy, así es como surge la
someterse a ella, sino para contrariarlo si se trata de sus hijos
femenina de este libro, una artista que aunque se le negaba su
o para alimentar su confianza si se trata de él. Ambos
talento y se le presionaba por casarse, se constituyó junto a su
sostienen una batalla emocional por buscarse entre los
lienzo y su pincel, como una mujer independiente.
segunda figura
intersticios de la incertidumbre y la duda que los colma, él desea el reconocimiento por su trabajo filosófico, ella desea la aceptación de los otros, ambos se buscan, se quieren, se
Lily Briscoe es una joven que materializa los momentos que
acompañan, pero a la vez se temen, porque la presencia o la
normalmente se llaman ordinarios y los convierte en
ausencia de las palabras pueden llevarlos a la confrontación
extraordinarios, dota la cotidianidad de belleza, lo simple de
con sus miedos. Estas son las contradicciones que habitan en
complejidad y lo inadvertido lo vuelve esencial. “Hay que
la Señora Ramsay, y en muchas mujeres que se adaptan a su
seguir mirando fijamente, sin consentir que se afloje ni por un
rol de esposa, madre y anfitrionas, mujeres que satisfacen
momento la intensidad de la emoción ni la decisión de
las exigencias sociales, que deben casarse, tener hijos y ser el
mantenerme en ella, de no dejarme embaucar. Hay que coger
pilar de una familia para realizarse, pero creo, que como con
la escena, afianzarla como con tornillos y no permitir que
la Señora Ramsay, siguen viviendo en una soledad difícil de
nada venga a estropearla. Lo que se necesita -pensaba Lily,
llevar, siguen asistiendo a la planeación de su vida sin que sus
mientras mojaba el pincel concienzudamente- es mantenerse
sentimientos y pensamientos participen en ella, a ellas se les
al nivel de las experiencias ordinarias, sentir simplemente que esto es una silla y aquello una mesa, pero también al mismo
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tiempo que es un milagro, un éxtasis.” Es esta sensibilidad la que la relaciona con la señora Ramsay, la capacidad de fijarse en las miradas perdidas, en los seños fruncidos, en el olor y el color de las paredes. Lily se reafirma como traductora del mundo sensible gracias a la influencia de esa madre que muchos tacharían de complaciente. Al final con la ausencia de este ser querido
termina una de sus pinturas, como si el
recuerdo alimentará su imaginación, volviendo así esa resistencia al olvido la guía para su camino.
Este libro no habla de proezas ni de héroes, el relato no escenifica grandes hechos históricos, en esta ocasión lo increíble son los sentires que se presentan en una familia cuando van a cenar o a caminar por la playa. Esta pieza literaria convierte los recuerdos y las personas en ese faro que queremos que sea nuestro destino.
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MARÍA FERNANDA JARABA
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(Presentación del libro de Faber Agudelo: Callejuelas del silencio con la flaca. Librería Simsalabim. 2012). Soy una mala lectora. Tengo un alto déficit de atención. Mi memoria es absurda y todo lo olvido. Aunque en ciertas ocasiones, nada de esto es cierto.
..Callejuelas del silencio con la flaca
Este libro causó algo diferente en mí. Y de entrada acepto ciertas cosas. Lo empecé a leer en un viaje, iba en el carro no sé hacia donde con mi familia y yo quería leer, se supone que no se debe hacer en un auto en movimiento pero igual lo hice. Puede que esta decisión fuera lo que condicionaría mi interacción con él: en lugares incorrectos. Pero también pienso que eso mismo fue lo que le dio el valor que tiene en este momento para mí, unas páginas abarrotadas de verdades, sensaciones, circunstancias que no por nada me movieron hasta el pensamiento más ignorado en ese rinconcito en el
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centro del pecho que no es el corazón y que siente todo cuanto
de cumplir con mis labores, lo positivo era que cuando la luz
hacemos en la vida.
se iba podía realizarlas, mi ceguera es majestuosa. Después de
Recuerdo perfectamente el sitio en el que más lo leí y en el que me obsesione un poco. Estaba en ese bar y eran más o menos las cuatro de la tarde, se supone que debería estar haciendo algo distinto pero leía ahí, parada, con un lápiz al lado –lo acepto, he profanado sus páginas escribiendo pensamientos sueltos sobre ellas, cosas a las que me remite, un poco para no olvidar lo que despertó, también tengo subrayados pensamientos encontrados, que sin duda, dicen lo que yo siento– yo leía y volvía a leer de nuevo, lo comentaba con mi mejor amiga, discutíamos el poder de cada frase; cada relación, la manera tan ingeniosa de llevarnos de una cosa a la otra, porque para saber llevar se necesita ingenio y tacto, pero no de ese que pensamos –de decir las cosas maquilladas para que no duelan tanto, no, de eso no tienen nada y es lo que más me agrada– es un tacto que lleva el ritmo arrítmico de cualquier creación sincera, porque se siente, se puede tocar
eso, algo me hizo dejarlo. Pasaron al menos dos semanas sin que por equivocación tomara el libro y me sentara a leer, o me parara a leer o durmiera con él. Simplemente no podía. Y era lo mejor. Al momento de volverlo a tomar, dos madrugadas en las que no salí de mi cuarto hasta terminarlo, fue maravilloso; es que no era el momento, me decía, no era mí momento con la flaca, la mujer ballena y Hortensia, todo tiene su instante mágico y el mío no se habría consagrado de haber sido más cabeza dura de lo que soy. Incluso escribir esto me llevo más tiempo del que jamás me habría permitido –porque cumplo con lo que digo y dije que lo entregaría “a tiempo”– no me obligo a escribir, las letras, como cada minúscula cantidad de energía, son libres. Mis dedos hablan cuando así lo desean, aunque puede que los quiera obligar a ratos; dejé de comer, dormir y tantas fueron las creativas pesadillas en las que veo una hoja en blanco y me bloqueo… Como tantas otras veces…
con las manos. Pasé todo ese fin de semana leyendo en lugar
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pero mi obsesión no es la que condiciona mi deseo de
tener una intención aparentemente clara, no una que el lector
expresar cosas.
pueda develar, desentrañar, arrancar de las páginas y burlarse
Cada una de las partes de este libro me conmovió. Me sentí la flaca; yo estaba ahí acompañándolo en esa acera buscando cigarrillos y tomando tinto, mirándolo contarme las historias de pensamientos aleatorios, viendo la vida que relataba, que vivía y contemplaba a diario sin importar lo que pasara; la sentía, le dolía lo que veía; a nadie al parecer le importa o hace algo para salir de ese conformismo ciego en el que con dos vueltas que les dan, es suficiente para contentar angustias. A veces fui él leyendo lo que pienso, porque yo pienso así, todos lo hacemos, es lo natural. Pensamos de forma desordenada, meditando mucho –cuando lo hacemos en realidad–. Es un chorro de ideas, de sensaciones mirando de frente la realidad. Viví dos madrugadas esas calles, amé y odie las aceras y a la flaca, sentí odio, pasión, alegría, tristeza, sobre todo tristeza; fue un viaje al que me llevó Fáber sin premeditarlo. No sé cuál habría sido su intención, o si no tenía intención alguna y eso ya, en sí mismo, significa una intención: la intención de no
de ella. Es que eso es lo que hace este libro, provoca, incita a dejar a un lado tantas cuestiones trascendentales que nos armamos en la mirada para que veamos lo que está de frente, lo que nos gusta ignorar, lo que evitamos por miedo, por pereza, por simple apatía a la verdad; el afán de vivir en el más allá, de sentir el futuro, de hablar mal del presente por no entenderlo, de no tener en cuenta el pasado y entorno porque ya se volvió paisaje, ya no importa “lo que pasó, pasó, no hay vuelta atrás” o tan solo “vivamos el momento, somos jóvenes y estamos vivos”. Pamplinas. No nos detenemos a vivir, a sentir lo que pasa ahora desde las entrañas. Que cuando duela, duela de verdad y cuando amemos lo hagamos hasta perder la cabeza; no nos preocupa lo que debería preocuparnos si es que algo debería hacerlo. Somos ajenos a nosotros mismos y callejuelas me dio unas cuantas cachetadas, me tiró al vacío y me esperó desde abajo viendo derrumbarme mientras lo decía pasitico.
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Puede que todo fuera cosa del momento en el que lo leí, las circunstancias rondantes de mi mente o el clima, pero significó muchas cosas que son difíciles de exponer. Cuando te hablan con tanta entrega, con la sinceridad como carta de presentación, es difícil no escuchar atentamente. Mucho después de leerlo y antes de concluir este escrito, soñé con esas letras. Fui de nuevo cada personaje y sus palabra se repetía una y otra vez recitando versos que no sé de donde surgieron pero me invadieron toda. Y al final, puede que en realidad nunca logre entender la esencia del texto, puede que como en muchas ocasiones y como en todos los casos, interpretara a mi parecer lo que allí decía; acomodé cada cosa a mis intenciones, busque las respuestas que necesitaba y la tranquilidad llegó. Caos y calma, como siempre debe ser, esto es y será callejuelas del silencio con la flaca para mí.
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No va a creer cuando le cuente lo que pasó, pero en realidad ocurrió, o eso me dicen los sentidos. Se montó a un hidroavión pues era la manera más fácil de llegas a Sharm el-Sheikh o eso le dijeron en la agencia de viaje. Le vendieron “un viaje del que jamás se podrá olvidar, en el que va a cumplir el sueño más grande de su vida en una
Mi
Egipto
maravillosa ciudad especializada en turismo y buceo”. Nadie se lo impediría, las barreras estaban en su cabeza. El entusiasmo lo embriago en el acto y ya no había vuelta atrás, el tiempo avanzaba implacable, ya no le quedaban hijos, nietos, esposa u ser alguno por el cual ocuparse. Era hora de pensar en sí mismo, en realizar sus metas, en gastar cada centavo que había conseguido en sus 90 años de vida.
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Llegó y lo primero que sintió fue un aire cálido que le entraba
ese hecho. Bajó la ventana para sentir el calor del sol y
por la nariz, todo olía fuerte. El agua, el excremento de
escuchar el viento. Abrió la boca, desde niño le gustaba hacer
camello, la basura a no más de 500 metros, la gente, la
eso, sentía que se tragaba las nubes y saboreaba los antiguos
comida, mmm, exquisita comida que jamás había pensado
secretos que nadie, ni con dos dedos de frente, podría
conocer y el estómago pedía un bocado. Con la calma que lo
degustar. Llegaron al hotel, bajaron el equipaje; el conductor
caracterizaba esperó que todos bajaran, se levantó de su
se despidió y éste le correspondió con un ligero movimiento
asiento, tomó su equipaje y bajó con el corazón en la mano. La
de cabeza. Se registró, tomó un vaso de agua e
ansiedad lo estaba consumiendo y sonreía para disimularse a
inmediatamente pidió lo llevaran al muelle.
sí mismo esto. Bajó como si desde antes supiera el camino. llegó al muelle, despacio, sintiendo el movimiento del mar; la sal que le golpeaba la cara y sobre sus hombros las miradas desaprobadas de los otros turistas al verlo obstruyendo el camino. Nada le importaba, él estaba allí, no ellos, él era el protagonista, y el mar, a eso había ido.
Desde antes de partir había programado todo. Llegaría en el vuelo de las 8 am, lo recogería un auto pago con anticipación que lo llevarían al hotel; dejaría su equipaje y sin pensarlo dos veces iría a cumplir su sueño. A diferencia de muchos, no le interesaban las pirámides, no quería pasar horas caminando en el desierto donde no había nada, ni sentir ruinas bajos sus
Un carro lo estaba esperando, lo llamaron por su nombre de
pies. Él quería agua, quería vida, quería sentirla. Llegaron en
soltero y se le encogió el alma al escucharlo, enseguida les
menos de treinta minutos al lugar en el que la agencia había
entrego una maleta pequeña mientras subía al auto, la
prometido, cumpliría lo que siempre había deseado. Al llegar,
metieron en el porta equipaje y partieron. La radio sonaba a
se presentó y sintió un breve silencio. Sonrió y no les dio
un volumen un poco más alto de lo normal pero no le molesto
mucha importancia, explico todo lo que le habían dicho en la
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agencia e hicieron un par de llamadas. Escuchó fuertes
sentir las nubes, los pájaros. Sus manos eran más rápidas de
discusiones un par de veces y al cabo de varios minutos
lo que recordaba, sus piernas lo tenían todo. La garganta
hablaron directamente, y por primera vez, con él.
tragaba sin ganas el aire comprimido del tanque que, para ese
–No es usual que esto ocurra peor con gusto seré la encargada de su viaje a un nuevo mundo. Prepararon todo. Le dieron unas cuantas instrucciones y salieron hacia un bote no muy grande situado en la parte trasera del local, en el que partirían mar adentro.
entonces, ya no pesaba a sus espaldas. Se sentía uno de nuevo. Las personas que iban con él jamás entraron al agua. El tanque tenía una duración de quince minutos y tenían una mezcla de alucinógenos recetada especialmente por aquel hombre. Al momento de llamar a la agencia de viajes, me explicaron que el gran sueño de ese hombre, era morir en el
Se sentó en un extremo del bote, derechito y en silencio.
mar; terminar con el sufrimiento de estar solo y no poder ver
Alzaba la cabeza haciéndole frente al viento. Le pasaron el
el mundo que lo rodeaba, más allá de sus texturas, sus
traje y se cambio sigilosamente, todos lo observaban de reojo,
sabores, sus olores y sonidos. Ellos le prometieron permitirle
no querían que sintiera las miradas aunque igual lo hacía. Se
bucear aunque fuera ciego. Lo miré ir hacia el fondo y no hice
sentó de nuevo, respiró profundamente la sal en el viento,
nada, no hice nada. Esto me torturó gran parte de mi vida,
escuchó atento el oleaje, el moto, los latidos de su corazón.
hasta que encontré el formulario que rellenó ese día, me
Llegó la hora, le dijeron. Con una sonrisa en el rostro tomó el
agradecía por hacer su sueño realidad, por no detenerlo y me
tanque y se lazó al agua. Sintió como cada minúscula parte de
cuenta otras cuantas cosas más de su vida.
su ser se mojaba, se empapaba de sal, de vida. Se sentía solo, libre; por fin podía volar como tantas veces lo soñó, podía
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Día 1: Hoy necesito sentir las olas en mi cuerpo, el mecer de la marea que me recorre la piel, hoy quiero sentir la arena mojada en la planta de mis pies, quiero caminar sin buscar llegada, mientras veo nuestro infinito, quiero agua, quiero
Palabras:AguaMar...
azul, navegar sin rumbo, flotar con tranquilidad, con la cabeza al cielo y contando las estrellas, respirar tu sal, sentir tu viento cargado entre mis silencios, hoy quiero sentir la arena que huye por entre mis dedos, quiero una fuga, un sueño lejos de tanto ruido, una huida hacia el mar, a la deriva, junto al viento y la marea.
Día 2: Gotitas que caen entre dedos, me gusta como se dibuja y desdibuja tu figura entremezclada con mi reflejo. Hilos
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descendentes que me recorren de pies a cabeza, me exploran, me investigan, me purifican. Sentir tu piel sobre la mía, que me hables entre goteos, saborearte mientras te deslizas por mi paladar. Aunque te dicen insípida, yo te siento tan dulce… Agua…
Día 3: Siento la lluvia en mí… Hoy no me importa si me mojo, quiero mojarme, quiero lavarme de tanto pensamiento, de tanta duda, quiero lavarme de sentimientos, quiero convertirme en agua. Quiero nadar, fluir, adaptarme, olvidar que duele, olvidar cuánto duele y sólo seguir… Correr y avanzar rápido, Ahogar gritos en el alma y arrasar caminos de lágrimas.
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“Falta de fuerzas después de realizar un esfuerzo físico, intelectual o emocional, o falta de descanso. Pero puede ser una enfermedad, sino hay una actividad previa que lo justifique“.
Estoy enferma? Tal vez lo esté…
Palabra Cansancio..
Enferma por mantener una farsa en mi camino vivencial. Por cargar mascaras para ocultar lo débil que me siento, para evitar que notes cómo me consumes con tus vaivenes. Enferma del alma y el corazón, de esa aguja que se enterró muy adentro y ya no es posible sacar… Aprendo a vivir con ella o me matará con lentitud.
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Enferma por las mentiras, por lo que me ocultas, por lo que
correcta, la que me lleve a la tranquilidad o sólo una grieta
crees que no alcanzo a comprender, pero cuán bien lo
más en el camino.
comprendo… Enferma de esperanzas vanas, de pensamientos hostiles y sueños delirantes… Enferma de tu amargura y cómo me la has transmitido gota a gota… Enferma de despertar todas las mañanas sabiendo que en mis sueños era más feliz. De gastar más horas al día haciendo cosas de las que no me enorgullezco y encerrada en lugares en los que no soporto estar. Enferma de no poder dejarme llevar por mi imaginación y mi instinto, y disfrutar de los aromas y paisajes del mundo que quiero recorrer… Estoy enferma porque todavía guardo esa duda incontrolable de no saber si cada paso, cada palabra o acción será la
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No sé cómo empezar esta carta, no sé qué podría decirte que no haya pasado aún por tu cabeza, que no se haya deslizado por tu piel. Te leo y no sé si debo reír o ensimismarme más. Me causas tantas dudas! Tal vez sea el momento. Sí, no es un buen momento, hace rato no lo es… Creí que entre tus líneas podría olvidar este vacío, pero creo que cada vez se vuelve más hondo. -“No sé expresarme por palabras. Lo que siento es
Carta
a
Clarice
intraducible. Me expreso mejor por el silencio“.- Sí, tú lo sabes… Tú sabes muy bien cómo me siento. No tener los nervios para seguir, para escribir algo más que simples palabras sueltas. Caminante solitaria en un mundo hostil. Soy tus palabras. Quiero serlas. Poder mostrarme tan pura, tan espíritu, como sin temor; aunque sé muy bien que lo tienes. Tanto como yo… Tal vez un poco menos. Y escribir frases en el agua, en el fuego, en la tierra y dejar que se las lleve el viento. Cerrar los ojos y sólo ser, en toda su desfachatez, porque sólo
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así podré llegar a mi cara más profunda, a ese personaje
ponle mi otro nombre. Ese que te robé, aún no estoy
sombrío que es sólo mío y no un retazo de muchos otros.
preparada para que me lean.
Señora Clarice, buena amiga de llantos ahogados, tomé tu nombre. Lo tomé porque necesitaba ocultarme de las miradas cercanas. Las lejanas no me importan, pero esas cercanas hieren tanto y saben perfectamente cómo hacerlo. Tomé tu nombre porque me da fuerza, porque me recuerda que al igual que tú debo ser una guerrera y continuar jugando en esta vida de sentires desvelados. Espero no te molestes con mis nauseas palabríficas. Hace tanto necesitaba escupir esta bola de pelos que tenía amarrada al alma… Siento que hayas sido tú la espectadora. Gracias por pasar casualmente por mis caminos, gracias por tener esa palabra correcta para desarmarme y acorazarme de nuevo. Ese soplo de vida que siempre me das, aunque entra con amargura, me hace tanto bien… Esta era una carta de silencios olvidados que sólo tú debías conocer. Que no se te pierda y si la llegas a hacer pública
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Silencio, el viento sopla, la arena se desliza por mis pies… Es esto arena? El tic tac del reloj en mi cabeza, silencio… Me consume el llanto, me falta el aire, escavo, escavo, escavo. Paso las horas, los tic tac en mi cabeza, escavando para escapar de aquí, pero es inútil, imposible.
Viaje por un desierto
La arena cae nuevamente a este hoyo, tal vez el doble, tal vez un poco menos, pero… Es esto arena…? Cierro los ojos y escucho a lo lejos, sólo silencio, sólo el silbido del viento, soledad, sólo soledad, el desierto es tierra de gatos… La arena se siente fría a mis pies, los entierro en ella sólo para plantar raíces, tal vez pueda convertirme en un rizoma y
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escapar de aquí, o mantenerme o segregarme, o disiparme o transmutarme, tal vez sólo un gato puede vivir aquí. Tal vez sólo logre llevar una mano afuera y mi cuerpo se mantenga unido a lo que hoy me ahoga. Tal vez no haya escapatoria. Tal vez… Es esto arena o un desierto de sal…?
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Tomar un taxi - Al extremo del mundo por favor – darle todo lo que posees monetariamente. Bajar, estar ansiosa, por qué no llamaste antes? Por miedo - Por qué no te fuiste para tu casa? - Por deseos incontrolables de verte… No estás en casa. Hora: 4:10am. - Qué vas a hacer? – No sé, no me queda ni un sólo centavo, creo que voy a pensarlo mientras camino a mi lugar… - Está tarde, el lugar es peligroso y tú estás sola… - Ese nunca ha sido un problema
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para mí… Camino sola, las lagrimas se derraman por mi rostro, los pensamientos se aglomeran en mi boca, quiero gritar tantas cosas, pero me trago las palabras y sólo brotan en pequeñas gotitas de agua que salen de todo mi ser…
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Llego a un paradero. Hora: 4:55am. Chica, va por la 80? – Sí, pero no tengo dinero… - Y qué va a hacer? – Esperar que un bus pase y me lleve por la de atrás… - Tranquila, yo la llevo. Él se fuma un porro muy provocativo. - Me espera me termino esto? – Sí hágale, pero me da unos plones? – Hágale, tranquila, tome. Él me pasa esa mechita que le quedaba y la aspiro con placer, miro al cielo y boto el humo con lentitud, le doy otro plon y se lo paso. No quiere más? – No, así estoy bien… - Bueno, vámonos. Subo al taxi, me siento en la silla de adelante, no encuentro cómo abrocharme el cinturón, lo dejo a un lado. Hoy no me importa si algo sucede con mi cuerpo. Hoy estoy cansada de sentir… La vida es un baile lleno de tropiezos, malos pasos y baches rítmicos… Pero todos siempre seguimos bailando al son que nos toque el músico…
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Maria Paulina Barrera
Caminaba ella sin rumbo, Aureolada por colores fúnebres , diluidos con los químicos que la mantenían de pie. De cuando en cuando, una palabra hebrea indicaba un lugar de peligro, casi todas cerca de las gavetas de fármacos. Los puentes
Árboles de hojas híbridas
levadizos no la llevan a ninguna parte , y ella a cada paso se sentía más cansada, como adherida a una corriente de energía que salía de un hoyo negro y la aspiraba.
Por primera vez lamento que los cristales estuvieran rotos, le gustaba la reconstrucción de los claustros, está ves transparentes, delimitantes, pero con una condescendencia cortés para aquellos pájaros sin alas que allí habitaban. La gotas de pintura se deslizaban mejor por esas trasparencias, las virtudes afrodisiacas se incrementaban para los
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Maria Paulina Barrera
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sumergidos, lo que creaba un nexo implícito con una adultez
Un día, con un hilito de sangre en la comisura de los labios,
abrazadora e indeseable, pero más aferrada que nunca.
luego de haber agrietado las paredes con sus ecos una y
No quería pelear más con el encierro, después de tantos años te acostumbras a vivir allí, así, sin más que un horizonte ilusorio y expectante.
muchas veces, vio unas manos que empañaban el vidrio divisorio de la espera y el hastío; se alejó asustada y mientras lo hacía un estallido feroz irrumpió en su burbuja, abrió sin saberlo una verdadera desolación árida y terrible. Fragmentos
Se poseía a veces a sí misma, adentro, apoyada en un árbol
difusos volaron, arrojándola de nuevo a la mar, a olas que la
aún goteante, con frágiles hojas híbridas, de pigmentos
masticaba en silencio y la dejaron, aureolada por colores
verdosos, lilas y cafés. Los paseantes no se exaltaban ante los
fúnebres, en puentes levadizos con palabras en hebreo cerca a
movimientos de aquellos cuerpos; no era un cuerpo , ni dos,
gavetas de fármacos, que no la llevan a ninguna parte.
eran todos sus cuerpos fusionados en un viven de silencios exhalados, que se resistían a abandonarla. Llegaba la noche y podía ver como Luciérnagas palpitaban en la tierra, como si fueran astros, logrando la sensación de sumergirse en el cielo, volátil, ligera, frágil, pero no vulnerable, vulnerable jamás!, porque seguía envuelta por los cristales, goteantes, con árboles pintados.
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Melissa Cartagena
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Melissa Cartagena
Mientras ella bailaba sola y veía al mundo a blanco y negro su cuerpo se iba desdoblando a un ritmo lento, ella solo pretendía mostrar la belleza de esas,
desnudas y con
artificios. Encerradas en una habitación, tan quietas al principio, tan tímidas y minimizadas que sus primeras fotos reflejan lo pequeña que se siente su alma.
Génesis
La música
continúa. Ella sigue desnuda en su cama. Su intención es llevarlas a una posición sublime, sin máscaras, sin prejuicios, solo belleza a blanco y negro.
Esas se sienten incómodas aún, mientras ella se aprovecha de su debilidad. Una ráfaga de flashes interviene el espacio. Con el poder de la obturación en su mano,
ella las deja ser.
Alguien toca la puerta y ellas se desconectan. Ella le sube el volumen a la música e ignora cualquier ruido. Ella necesita
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Melissa Cartagena
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vivir con esa pasi贸n, sentir y recordar ese instante decisivo para siempre, como una camale贸n de mil colores, esas se convierten y se camuflan en un ser completamente diferente, la timidez ya se fue y delante de ella esas emergen como un ave que solo quiere resurgir y sentirse bien con ellas mismas y su desnudez.
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Melissa Cartagena
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Samir Meluk
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SAMIR
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Samir Meluk
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25 años viviendo el mito de la caverna Guerra eterna, ojos vendados, mil dudas internas Pero entre todo esto aprendí que la mayor riqueza es apreciar lo que se tiene Sin apego a banalidades ni tampoco a ilusorios vienes
Ven y despierta..
Hay quienes mueren sin haber comprendido la vida Sin saber que en cada uno se halla la felicidad perdida Gran acogida a aquellos pocos Que conmigo ríen, sufren, y abrieron los ojos A un lado el enojo que la vida es una Y de conocimiento tuvimos la fortuna Por esto me cuestiono mirando el universo en busca de algo que no he visto
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Samir Meluk
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Y por esto que no he visto, probablemente existo Sé que puedo sonarte algo demente Pero la verdad, hago caso omiso a críticas degenerativas de la gente Se elocuente que naciste para ser real, mas no perfecto Y el hecho de no cuestionarse he indagar más ya es un defecto No tiene sentido muchas veces dice la razón Pero hazlo ya, fue lo que grito el corazón Con razón cada vez más decae el progreso Vivimos en un mundo donde hay auto-desconfianza en exceso Qué es esto!, No lo permitamos Lleguemos más allá, pero no salgamos por donde entramos Recorramos tramos, abramos puertas Cerremos unas dejemos otras abiertas Ven y despierta Permitiendo abrir en tu mente las más grande compuerta.
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Mi boca habla cuando hay algo que le importa Dando a conocer todo lo que mi ser no soporta Mis amigos aquellos que me aportan Y los demás (jajajaja) la verdad poco me importan.
Hablando de aquello..
Como me trates, así te tratare Cuando te vea mal de levantarte yo me encargaré Después seguiré solitario Sin sentirme como Harry aquel lobo estepario. A diario me encierro, algo escribo y percibo Que para vivir siempre tengo mil motivos
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Samir Meluk
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Vos no sabes cómo me estoy sintiendo Lógicamente, pues ni yo muchas veces me entiendo. Enciendo aquello para sentirme de aquella manera Mientras trato de entender esta eterna primavera Ojalá entendieras Que si en la mañana mal despiertas, probablemente en la noche mal te acuestes. Resta darles a entender Que por golpes de la vida yo no voy a padecer Voy a pretender ser quien soy yo Alguien seguro de lo que soy y para donde voy Hoy me encontré conmigo mismo En la inmensidad de este oscuro y profundo abismo.
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Hermosa niña Que mis días de dolor culmina Me anima Hasta con su más inexpresivo comportamiento
Hermosa
Niña
No discrimina Para ella todas son personas merecedoras de amor Me fascina No le gusta ver en la calle a nadie llorando de dolor Todo sucedió una tarde Ella llegó, se sentó y con un profundo sentimiento me miró
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Dando a entender a su amiga que el de camisa gris le gustó
Entre besos y caricias el tiempo trascurrió
Ése era yo!
Tan rápido ocurrió
Preguntó por mí con ganas de conocerme
Que sin darnos cuenta, en un carro empañado ella y yo, la
Como es la vida Sin darme yo cuenta, uno encuentra lo perfecto Hermosa niña la cual no he podido encontrarle ningún
noche terminó Pero para los dos todo comenzó Una hermosa relación surgió
defecto
Trayendo paz a dos almas perdidas
Ni se lo encontraré
Que intentan aprender de las experiencias vividas
Que rico fue
Y por si no sabías
Cuando entre alcohol y humo
Te escribo a ti Juliana Ardila
Ella lo decidió, me miró y un beso me pidió
Porque eres la niña de mis alegrías.
La miré, no lo dudé Me acerqué a sus labios y la besé Desde ahí todo cambió
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Samir Meluk
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La verdad yo no voy a mal-hablar Solo quiero desde mi interior expresar Todo lo que pienso y siento Ya que me fastidian lo que hablan sin conocimiento Quien dijo que el Rap es solo drogas, armas y violencia
Respeto a este arte.
Te digo yo mi pana: más bien coge de este arte conciencia Que de supuesto rapero te pueden quitar la licencia Y dejarte frío sin evidencia Esto va dedicado para lo que rapean con amor y no critican Para los que la sudan y la trafican Entienda, yo hablo de rimas no de drogas Aunque acepto que hay quienes las consumen a ciertas horas Yo no escribo por moda, lo hago con amor y con respeto
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Samir Meluk
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Para aquel que le gusta pero mĂĄs para el que no es su complemento.
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12:31, momento oportuno Me siento, a mí mismo yo me asumo Lápiz en la mano la más poderosa arma Tan sincera que desarma cualquier alma Voy con calma cuestionando al inconsciente Sobre el presente y cuestiones de la mente Entiende valiente es aquel que confronta los problemas
12:31
pm
Saliendo de ellos tan fácil sin mucho dilema El blasfema yo calló y lo saludo El muere con palabras yo crezco con mi escudo A menudo paro, me cito a mí mismo Mismo lugar, misma hora, mismo abismo Fuckin’ consumismo has dañado mucha gente
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Samir Meluk
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Haciéndolos creer que el tener es el presente Ausente trato de vivir de todo esto Pues como ser pensante merezco más que eso Y por eso te amo tanto soledad Nos cuestionas, nos das la gran oportunidad De pensar de porque actuamos como actuamos Recorramos tramos y no salgamos por donde entramos Vamos conócete a ti mismo Y no hagas de tu vida une espejismo 12:31 lugar oportuno Ésta en mi conciencia y en el rap que consumo.
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Sara Acevedo
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SARA
ACEVEDO
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Sara Acevedo
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Este trabajo salió de la tarea de hacer un ensayo fotográfico, después de pensar mucho el tema por casualidad tuve una salida a Cisneros, en donde pasamos por un túnel en el que la única luz era la de la moto que nos llevaba. Ahí tomé varias fotos de larga exposición y me gustó la idea de hacerlo sobre los recorridos nocturnos, oscuros, sombríos. Además llevaba varias semanas saliendo continuamente de noche a caminar por la ciudad y las luces de las lámparas de la calle dan
Ruta
Nocturna
sombras que se proyectan en diagonales que me parecieron perfectas para el movimiento, para generar una distorsión y que se sintiera la particularidad de los ángulos. Luego organicé las fotos que escogí que reflejaran esa sensación de movimiento que quería dar y que por su sucesión dieran la impresión de un viaje interior y de exploración, en el que se ve que es la figura, que es el mismo fotógrafo, el que realiza el recorrido y no otro.
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Sara Palacio
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SARA
PALACIO
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Sara Palacio
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Si algo había aprendido María de sus tíos, era que, para no terminar como sus padres, no debía meterse en conversaciones ajenas. Y María había aprendido tan bien la lección, que nunca respondía nada que no fuera una pregunta directa. Eso sí, había heredado la curiosidad de sus padres, lo que había hecho de ella una excelente observadora.
De
Viaje
El día después de cumplir 21 años, María empacó sus cosas, fue al aeropuerto, hizo el check-in, y se sentó en la sala de espera rumbo a Europa, en donde planeaba pasar al menos un año, haciendo uso de la herencia que sus padres le habían dejado. Durante sus años de colegio, María había aprendido varios idiomas, que leía, escribía y entendía perfectamente, pero que no hablaba casi, porque ella, en general, no hablaba casi. Por eso viajaba a Europa, para estar en un ambiente que la obligara a practicarlos.
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Sara Palacio
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En la sala de espera, María se había sentado frente a un
María no podía creer que estuvieran teniendo esa especie de
hombre con traje y corbata, que estaba sentado al lado de una
conversación en frente de ella. No se estaban diciendo nada
mujer joven y bonita, vestida con unos jeans, una camiseta
porque no habían encontrado un código común, pero ella
blanca y un sombrero. El hombre miraba de reojo a la joven,
sabía que el italiano y el francés eran lo suficientemente
que alternaba su atención entre el hombre y la lectura de un
parecidos. Lo que le parecía extraño era que ninguno hablara
libro que tenía en las manos. María, como siempre, llevaba
español, y si lo hablaban, que no hubieran intentado empezar
lentes oscuros, y los miraba de vez en cuando sin que ellos se
por ahí. Mientras María pensaba esto, el hombre y la mujer ya
percataran.
se habían dicho un par de frases más, y era evidente que ella
En cierto momento, el hombre se acomodó en la silla, giró
no hablaba inglés.
todo su cuerpo hacia la joven a su lado, se aclaró la garganta y
El hombre volvió a intentar con el francés. "Je m'appelle Jake"
le dijo con un fuerte acento del sur de Estados Unidos: "Salut,
(mientras se señalaba a él) "Et vous?" Mientras la señalaba a
comment ça va?" La joven y María lo miraron a la misma vez,
ella. La joven sonrió y dijo, tocándose el pecho con los dedos
una porque se había dirigido a ella, y la otra por pura
de ambas manos: "Tatiana".
curiosidad. La joven lo miró sonriendo, entrecerró un poco los ojos y negó con la cabeza, al tiempo que decía: "¿Ah?"
María, que no dejaba de mirarlos, no podía evitar sonreír. Si ella les estuviera ayudando, todo sería bastante sencillo, pero
El hombre señaló el libro que ella estaba leyendo y le dijo:
nadie le había pedido ayuda, así que no tenía por qué meterse.
"N'est pas Français?". La joven miró el libro, y dijo: "Italiano".
Alcanzó a escuchar también que, Jake era de Estados Unidos y
El hombre entonces le dijo: "Maybe English? Do you
Tatiana de Brasil, así que ninguno estaba hablando en el
understand English?"
idioma que más conocían.
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Sara Palacio
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De repente, por los altavoces dijeron, primero en español y,
poniendo de pie, si todavía faltaba un poco para que saliera el
luego en inglés, que el aeropuerto estaba cerrado y no saldrían
vuelo.
hasta el día siguiente. María, tan concentrada como estaba, no se había dado cuenta que llovía fuertemente y el cielo estaba completamente nublado. Mientras buscaba el celular para avisarles a sus tíos que debía permanecer un día más con ellos, captó otro poco de la conversación. Jack, que había entendido el mensaje en Inglés, trataba de explicarle a Tatiana la situación, que lo miraba como esperando justo eso. "Est fermé! On doit rester ici". Evidentemente Tatiana no entendía. María encontraba esto muy extraño, porque sabía
María sentía que su intervención se estaba haciendo necesaria, pero tantos años de guardar silencio se lo impedían, además, tendría que explicarles que estaba escuchando su conversación desde el principio, y no era capaz de hacer eso, al fin y al cabo, iba en contra de todo lo que le habían enseñado siempre. Esto sin contar que, intervenir le implicaría hablar en otro idioma, justo la parte en la que se sentía menos segura.
que si le hubiera dicho a Tatiana: "L'aeroporto è chiuso e
Como tenía algo de tiempo mientras su tío regresaba por ella,
dobbiamo restare qui fino domani", ella habría entendido
María continuó mirándolos sin decir nada. Tatiana miraba a
perfectamente, y las palabras se parecían lo suficiente. Pensó
Jake mientras decía: "Cosa succede?", y Jake, ya con todo su
entonces que se trataba de un problema de acento, que
maletín en la mano, le respondía: "Venez avec moi. On
efectivamente en ambos era muy fuerte.
reviendra demain". "Cosa vuoi Jake? Dove vai?" Le decía
Jake y Tatiana seguían intentando comunicarse, Jake
Tatiana una y otra vez.
explicándole a Tatiana que se podían ir a buscar un hotel, y Tatiana sin entender por qué Jake y los demás se estaban
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El celular de María sonó, era su tío que la esperaba afuera. Ya no tenía otra oportunidad para ayudarle a Tatiana y a Jake antes de irse, así que hizo lo único que se atrevió a hacer. Colgó con su tío, mantuvo el teléfono pegado a su oreja, recogió sus cosas, y al pasar por el lado de Tatiana, dijo lo más claro que pudo: "zia, il volo è stato cancellato. Parto domani", y siguió caminando sin mirar atrás. De salida averiguó el nuevo horario de vuelo y lo que debía hacer con la conexión, y mientras se subía al carro de su tío, vio como Jake y Tatiana, tomaban el mismo taxi un poco más adelante.
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Sebastián Betancur
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SEBASTIÁN BETANCUR
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Pareciera como si la gravedad aumentara cuando se acerca a la zona de los párpados, y sumiendo a los espectadores en un manto implacable de oscuridad, los jala hacia ella con la deliberada e invisible fuerza de sus tentáculos horadando sus finas contexturas. Y sin importar la situación, sin saber si es de día o de noche, estas delgadas mantas sucumben irremediablemente ante su fuerza opresora y dejan a sus
El
abridor de párpados
dueños a merced de una oscuridad que los aleja de las preocupaciones y alegrías del mundo de afuera para navegar sin control en su inconsciencia y recorrer la penumbra de los callejones de su interior. Pero, dada lo frenética y veloz que es la vida, aquel escape no siempre es bienvenido, pues desconectarse del mundo mientras se transita en el transporte público o se conduce un automóvil, puede llegar a ser devastador: nada más angustiante que saber que te pasaste del lugar en el que debías desprenderte del asiento para seguir con tu cotidianidad, sentir un frenazo duro que balancea tu
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Sebastián Betancur
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cabeza tan fuerte que tus párpados se atreven a desafiar la
apariencia le preocupa, por eso a veces, por estar preocupado
opresora gravedad y abren la puerta a una angustia sin
por la inclinación de su sombrero o la fijación de su corbata a
esperanza; bajarse lo más rápido posible y caminar hacia atrás
la camisa, los párpados se le escapan y su caída es tan pesada,
hasta llegar al sitio que debió haber sido la meta de llegada. O
que es capaz de debilitar el mismo cuello y dejar que toda la
que el cansancio te deje ciego por sólo un segundo mientras
cabeza sucumba ante la gravedad; pero en ese mismo
que tus manos yacen en las diez y diez sobre el volante y al
instante, el abridor de párpados recurre con agilidad y levanta
siguiente tu nariz sangra y todo el frente del carro yace en
con fuerza las membranas sin importar que su sombrero se
pedazos y tu imagen se distorsiona a través del parabrisas
balancee sobre su cabeza o que las mangas de la chaqueta se le
agrietado en miles de partes.
suban hasta los codos, pues su deber es primero.
Allí es cuando aparece el abridor de párpados. Vestido de frac,
Y así se la pasa, de persona en persona, de situación en
guantes blancos, sombrero de copa alta y zapatos bien
situación, iluminando rostros y despertando consciencias.
lustrados, se desliza hasta quedar en los pómulos o a veces se
Aun así, nada puede impedir que, cuando la muerte haya
incorpora en la frondosidad de las cejas y si te encuentras en
terminado por secar toda la vitalidad de un cuerpo y unas
una conferencia, clase o seminario, el abridor de párpados se
manos ajenas a él quieran hacer pensar que aquél que yace
pondrá en posición para revelar el mundo ante los ojos cual si
está dormido, el abridor de párpados se revuelque en su
estuviera corriendo una impenetrable cortina de una
frustración al no poder abrir, ni con sus más avanzadas
habitación oscura a las doce meridiano y al instante toda
técnicas o herramientas, aquellos párpados que no podrán
aquella oscuridad se desvaneciera como el llanto de un niño
volver a revelar nada a nadie. No tienen un público que
cuando le dan de comer. Aunque jamás sea visto, su
aplauda la cortina que se desprende hacia los lados para
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Sebastián Betancur
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quedar en pliegues y destapar una anticipada sorpresa. Ahí el abridor de párpados hará una reverencia ante la fantasmagórica audiencia que lo ignora y se alejará con su sombrero en concordancia con el eje de su cuerpo, sus zapatos marcando su caminar, y su bastón entre sus dedos en busca de un nuevo rostro qué iluminar.
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Sergio González
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Sentada espero una noche que demora, una noche tardía que me preocupa, pues llevo en mis venas la sangre contaminada. Existe en mí la posibilidad latente de la espantosa mutación, aquella que me matará de hambre. Me contemplo ante este espejo sucio tratando de evitarme, intento no hacer odiosas comparaciones con mis colegas que
La mujer elefante.
mañana ostentarán mayor belleza y mejores formas; formas que difícilmente llevarían a un "no contundente", a un rechazo ineludible. Me contemplo a sabiendas de que el padecimiento me destruirá. Cabizbaja me asumo, me desvío hacia el armatoste de prendas buscando los trapos que mejor luzcan; ya que en mí es un deber el mantenerme encantadora, yo debo lucir bien, delante de los anarquistas, los arquitectos, los pintores y los fútiles miserables que a mi boca el pan llevan en este tiempo mullido que exuda en mí la urgencia. Selecciono mis trapos y me hago
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Sergio González
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peinados, me pinto las uñas, me hago linda para quedarme en
encuentro. Hallo la indicada, y al verla me es inevitable pensar
sus ojos, para dotarlos de interés.
en como se me verá mañana, como mierdas se me verá,
Yo sé que mi encanto radica en sorprender, así como lo haría una bayoneta inesperada, que como hechizo sublime, les apresure a tomarme el culo entre músicas sin sentido y humo pestilente. ¡Ay mierda, que por favor lo hagan rápido, lo
cuando con violencia irrumpa mi enfermedad. De seguro no se verá muy bien, de seguro las miradas que recibiré dentro de poco serán las del agudo ojo médico que, asqueado y curioso, me deshará en posibles curas.
hagan antes de que se oculte la luna y mi piel se torne rugosa y
Lista entonces y con mi voluptuosidad en evidencia salgo de
nauseabunda, antes de que cada una de mis extremidades se
casa, salgo con ganas, con la cabeza clara, dándome cuenta de
pierda en un mar de bultos. Necesito esa rapidez pues
que yo soy artífice del hambre y juego bien mis cartas, sin
experimento el desespero cáustico que en alianza con Cronos,
desperdiciar una sola oportunidad, porque yo tengo puntería,
destruye mis bondades con desfachatez. Dicho esto, no me
una puntería alabarda con la que me procuro un placer
queda más que moverme inquieta, incongruente y maliciosa.
innecesario.
Tengo que darme prisa antes de que el destino me encuentre.
Soy yo una puta enferma, ja, ja y ja, soy yo la artista de la
¡Y me pierdo, pero siempre vuelvo en mí y deslizo el labial por
noche, la que lleva en el coño pestilente los anhelos del
mis carnes!, reemplazo el blanco fantasmal por el rojo
hombre que, hundido en penas, sólo se detiene a juzgar y
escandaloso, tomo los trapos, los que elegí; esos que se ríen
devorar…devorar a pedazos. Y es que así su naturaleza se lo
del mito estético. Contemplo bien mis faldas, observo sus
pide, es así que él se concibe, no obstante articule hermosos
franjas, detallo que sean profundas y sugerentes, para llenar
adverbios y generosos versos; el hombre es malo y yo de eso
los ojos vacíos de esos monstruos que vendrán a mi
no tengo dudas, pues le he visto tornarse negro, necio e
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imperiosamente hambriento, ansioso. Yo de esto me
Llego al bar, descargo mi bolso en la barra y me muerdo las
aprovecho, lo hago para resultarle indispensable, resultarle
manos impaciente. Agarro un cigarrillo y miro las pintas: son
atractiva, ser su placer más inmediato, su placer fugaz, aquél
los mismos mierdas de siempre, los prácticos, los
que no lleva culpa o esfuerzo.
pragmáticos, los que sólo balbucean y los que sólo están ahí
Voy afuera e ilustro mi misión con un afán que mata, aquél afán consciente del monstruo, ese que me pone ansiosa y hace que las uñas me muerda. Espero al bus que llega repleto de miserables y me subo en él. Me siento y me miro las tetas, las contemplo. Cuando alzo mis ojos me doy cuenta de que ya
sin saber por qué... y ahí me siento en un silla a esperar mi caníbal, a esperarlo encantada... por puta. Me asustan los escozores, los dolores y el horror de perder la autosuficiencia; sin embargo, llevo a cabo mi profesión hasta que el monstruo lo permita.
varias miradas me invaden, me consumen, me devoran
Aj! y más aj a esta vida injusta!, que no me deja ser artista,
caníbales y me hacen cadáver, yo complacida con esos gestos
que no me permite continuar con esto. ¡AJ maldita injusticia,
me desvío, ya que no me importa, pues ando sin
maldita enfermedad…maldita seas cuando me hagas perder
remordimiento alguno, yo lasciva, juego a ser su muñeca sin
las proporciones!.
importancia, porque a mí lo único que me duele es la condición de mis huesos que se quebrarán y hundirán tan pronto.
Cuando me llegue la hora, a la humanidad le importará un comino, le importará un culo cuando mi cuerpo de uso público pase a ser sólo mío, y yo, inútil, sin poder hacer nada por mi belleza, me convierta en un bulto, un bulto que se tragará mis codos y mi cuello…un bulto desgarrador que me hará caer en esas formas que los griegos jamás esculpieron.
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Y sin mi cabeza podría decir yo que esta ciudad no respeta las limitaciones humanas, que cambia el idioma y convierte a las personas en bárbaras, las deja sin sabores. Aquí en esta ciudad sin mar, trazada por surcos y semillas como púas, se vive inútil. ¡Medellín, no te das cuenta quién eres! Estás inmersa en un mar de sangre y hedor a muerte. Tú, ciudad sin olas, eres un valle repleto de santos de cerámica, un valle lleno
Medellín olas
sin
de estampillas de ángeles, de portadores malsanos del bien común. Eres un país extranjero para tus habitantes, una sombra en la colina; una sombra con inmensas montañas de ojos pétreos y dolores. Medellín, tú que no vacilas en asesinarme, tú que me empapas en rojo y enojo, entre tus palomas y mitos, entre tus cifras de violencia, entre tus ráfagas de pólvora y tus ancianos que se reducen a un montón de arroz partido desde el fondo. Tú, mi ciudad de heridas largas, que de sur a norte te mueves con cuerpo de serpiente metálico, me taladras. Tú, con alas de bárbaro, con suave caer,
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vivida por tantos ojos y tantos odios; eres alquimista, eres mina embarazada de lluvias y flores y luces que golpean. ¡Tú, eres inclemente!Medellín que pudres bajo el manto de tus hojas secas y tu clima que aterra; déjame quedar sepultado en tus brotes de amor y miseria para que cuando me incline, pueda aprovechar tus beneficios, ya estando muerto y con los ojos bien separados.Medellín y dime por un instante que te bese... que te bese bajo tus nubes y tus caminos, en tu negro desierto, desde donde te miro. Urbe solapada con tren de polvo que el cuello estiró tal serpiente, júntame sin fallos y déjame vagar por tus campos asfaltados, entre tus maldiciones sombrías. Déjame recorrerte ciudad que corroe, déjame como en procesión ser tu víctima, la de tus circunstancias; aquella que como a rata alimentas a la fuerza con tu fuerza. ¡Y Date por entendida, ciudad escarpada! que somos tus habitantes los hijos idos del infierno, esos que en ti procesamos sueños y debilidades. Entérate villa que somos nosotros, tu filiación... el mayor fracaso. Ciudad con labios de barro, vil recuerdo.
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SIMÓN
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Pasadas las dos horas de estar caminando, cuando terminó de subir sobre una gran duna, le pareció ver en el fondo unas pequeñas edificaciones rodeadas de un lago y unos animales que bebían de este. – ¿Serán alucinaciones? – se preguntó a si mismo mientras observaba el pequeño poblado que se revelaba como una
La
tribu
salvación de una muerte segura Corrió sin la ilusión de que su martirio acabaría pronto, sabía que era improbable que lo que acababa de ver fuera real. Llegó sin aliento a portas de aquel pequeño pueblo, y se recostó sobre una de las cabañas construidas en aquel lugar, solo para darse cuenta que era real; su salvación estaba allí. Sin embargo, el cansancio y la deshidratación lo vencieron. Cuando su mente sintió que por fin podría descansar un poco, calló en el suelo desmayado, el sudor de su frente se mezcló
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con la arena, y unas voces fueron apareciendo mientras iba
Ð
perdiendo el conocimiento.
amable.
Abrió sus ojos lentamente, el cansancio que sentía ya se había ido y cuando pudo levantar su tronco se vio en medio de un centenar de ojos que lo miraban atentamente, eran unos seres sucios y desnudos, de cuellos largos y bocas pequeñas. Se asustó inmediatamente, pero antes de que pudiera
¿Cómo te sientes? – dijo el anciano con una voz cálida y
El sobreviviente se sorprendió al ver que hablaban el mismo idioma – Muy bien, muchas gracias– respondió el sobreviviente –. ¿Quiénes son ustedes?
articular alguna palabra todos quienes lo observaban se
– Sea bienvenido, Gran Maestro. Hemos estado esperando
inclinaron haciéndole una reverencia, de uno de los bohíos
su llegada hace más de setecientos años. Hoy tenía que ser el
salieron algunos de los seres trayéndole comida y agua. Sin
gran día, los astros lo habían predicho.
pensarlo tomó y comió hasta que su estómago no puedo soportar más, los seres extraños no se movieron y lo miraban con admiración y una esperanza que se podía leer en sus ojos.
El sobreviviente soltó una pequeña sonrisa que nadie notó. – ¿Me acaba de decir Gran Maestro?
El sobreviviente se paró del lugar donde estaba acostado, era
– Los dioses te han enviado para guiar el camino de nuestra
una especie de cama mal manufacturada con unos detalles
tribu, la profecía ha dicho que al tercer ciclo solar llegaría
tallados muy cuidadosamente. Se le acercó un anciano, se
nuestro salvador, quien reinará hasta que las tinieblas cubran
podía decir que era el líder pues tenía una especie de güito
el día, aquel que traería abundancia y buenos caminos para
que lo diferenciaba del resto.
nosotros, ese eres tu maestro.
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El anciano se volteó a mirar hacia la tribu quienes estaban atentos a la conversación. – Hermanos, ha llegado el día en nuestro camino encontró su estrella guía, a partir de hoy nuestro pueblo tendrá el favor de los dioses. Ya entrada la noche el sobreviviente se reunió con los tres líderes de la tribu. Sentía miedo pues no sabía donde se encontraba y pensaba qué sería de su familia, nadie sabía
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– No puedes salir de acá – respondió el más anciano–. No conocemos eso que tú llamas civilización. Tú, mi Gran Maestro, eres el primero en venir a esta aldea en los últimos nueve lustros. No tenemos conocimiento de algo fuera de nuestro pequeño territorio. – Pero eso no puede ser – respondió el sobreviviente agarrándose la cabeza–. Tiene que haber alguna forma de salir de acá.
nada de él, necesitaba saber qué estaba pasando, quería volver
– Podrías aventurarte a caminar por el desierto, pero no es
a casa lo más pronto posible. Cada uno de los líderes se sentó
recomendable que hagas eso Gran Maestro– El anciano
dándole la cara al sobreviviente que estaba en una silla más
cambió de expresión–. Además, a esta tribu se le ha destinado
alta.
un guía enviado por los dioses y tú tienes la responsabilidad
– Estoy muy agradecido por haberme cuidado durante el
de llevarnos a mejores tiempos.
día de hoy– dijo el sobreviviente–. Me siento alagado y con
El sobreviviente se paró de su silla y caminó pensativo y con
fuerzas renovadas. Me gustaría que me dijesen hacia dónde
cabeza fría. Dio vueltas unos cinco minutos hasta que se
puedo seguir mi camino para llegar a la civilización.
detuvo y se dirigió a los líderes:
Los líderes de la tribu se miraron extrañados, murmuraron algunas cosas entre ellos.
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Simón Calle
– Si he sido elegido por los dioses, pues que así sea, si esta tribu me necesita, pues les aseguro que los llevaré a un mejor destino– Los líderes se pararon emocionados al oír estas palabras. – ¡Pero primero! – Continuó el sobreviviente–. ¿Qué problemas hay en esta comunidad? Necesito que me los digan para saber qué puedo hacer al respecto. Los líderes volvieron a murmurar inseguros entre ellos hasta que uno de ellos respondió: – La verdad es que nada nos agobia, nuestra tierra es lo suficientemente fértil para alimentarnos, nuestros animales tienen crías constantemente y las personas viven en armonía con la naturaleza. En realidad somos felices.
líquenes
Los ancianos hablaron entre ellos un momento hasta que uno de ellos habló. – La profecía de los astros nos promete un cambio, si esta idea de progreso es la que traes tu Gran Maestro, pues que así sea. Los tres líderes se inclinaron ante el sobreviviente arrodillándose y llevado sus cabezas hasta el suelo. El sobreviviente se sintió bien y poderoso; estaba seguro que su llegada no era fortuita, ya comenzaba a sentirse un elegido. Tres semanas pasaron y los cambios ya se comenzaban a notar. La primera transformación que el sobreviviente hizo en la tribu fue el de mandar a hacer unos discos de piedra bien tallados con diferentes valores para que la comunidad tuviera una moneda, la comida que antes se repartía ahora había que
– Entiendo – dijo el sobreviviente–. Pero, ¿cómo es posible
canjearla por el dinero en una especie de mercado donde se
que una comunidad tan antigua como esta todavía siga
llevaban todos los alimentos recogidos. Los seres empezaron a
viviendo de esta manera? Cosas mal construidas, seres sucios
cobrar por los trabajos que realizaban, los curanderos
¿no creen que es necesario el progreso?
cobraban monedas por sanar a quienes se enfermara y
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Simón Calle
accidentara, los que araban la tierra y mataban los animales se les pagaba con las monedas que el mercado recogía, quienes talaban árboles para hacer las construcciones cobraban al igual que quienes recogían piedras para las herramientas, ya se había implementado un sistema que funcionaba muy bien por varios meses, la comunidad progresaba. Una noche llegaron al bohío donde dormía el sobreviviente los tres líderes con una muy mala noticia. – ¡Gran maestro, necesitamos su ayuda urgente! – gritaron los líderes. – ¿Qué pasa? ¿ A qué se debe este alboroto? – respondió el sobreviviente. – Acaban de matar a un adulto de la comunidad, al parecer unos jóvenes trataron de quitarle sus monedas. – ¿Asesinaron a alguien por robarle su dinero?
líquenes
Los líderes se quedaron mirándose desconcertados por aquellas extrañas palabras que acababan de escuchar. – ¿Asesinaron? – dijo uno de ellos – ¿Robarle? – dijo otro. – No entendemos lo que quieres decir con esas palabras, pero algo tendremos que hacer con este terrible suceso. El sobreviviente se quedó pensando un rato hasta que por fin habló. – Ya sé que hacer. Vamos a poner algunas personas que cuiden afuera de las cabañas, a ellas les daremos lanzas y martillos para que puedan defender a la comunidad de todo aquel que quiera robar las monedas, así mantendremos el orden. Los ancianos quedaron satisfechos con la sabiduría del Gran Maestro y todo se hizo exactamente como él lo ordenó.
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Simón Calle
líquenes
Todo transcurrió muy bien durante una semana, los que
El sobreviviente se quedó pensativo con la mirada fijada en
intentaron volver a robar fueron atrapados y castigados
la punta de una cabaña la cual se alineaba con una nube en
severamente. Un día se aparecieron en la cabaña del
forma de ave rapaz.
sobreviviente dos hombres que necesitaban hablar con él. Uno era uno de los hombres que cuidaba la tribu en la noche, y otro de ellos era el guía espiritual de la comunidad. – ¿Que necesitan? – dijo amablemente el sobreviviente. – Necesitamos hablarte de un asunto muy importante – dijo el guía espiritual. – Díganme ¿en qué les puedo ayudar?
– Ya sé cómo solucionar esto– dijo el sobreviviente alegremente–. Yo como cabeza de esta tribu les voy a pagar sus servicios a la comunidad, y para esto voy a empezar a cobrar a los habitantes dos tributos. Uno de ellos son los voy a llamar impuestos, y con eso podré pagar a los cuidanderos; y otro de ellos los voy a llamar ofrendas, con los cuales vamos a pagarle a los guías espirituales de la tribu. Los dos hombres quedaron asombrados con la inteligencia
– Tenemos un problema con el dinero – dijo el cuidandero
y la capacidad de discernimiento que poseía el Gran Maestro.
con voz autoritaria–. Lo que ocurre es que nosotros no hemos
Definitivamente los astros nunca se equivocan, pensaron
podido conseguir monedas para pagar la comida. Los trabajos
ambos al escuchar aquellos sabios mandatos.
que nosotros dos realizamos no nos los está pagando nadie, y también tenemos que comer y alimentar nuestra familia. ¿Qué podemos hacer Gran Maestro?
Todo estuvo muy bien en la tribu durante varias semanas. Todo se encontraba en un orden milimétrico y con los impuestos y las ofrendas se pudieron pagar los constructores
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Simón Calle
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para que hicieran una gran choza para el sobreviviente y hacer
monedas de otros en las calles, aparecieron algunos heridos y
mejoras en todo el resto de la tribu.
otros muertos a causa de unos que en su desesperación no
Un día, la hija del mercader principal cayó enferma de
encontraron otra salida que arrebatarle a los que si tenían.
gravedad y el mercader tuvo que hacer llamar a uno de los
El sobreviviente se dio cuenta de esto e inmediatamente
curanderos para que pasara día y noche al lado de su pequeña
ordenó que se pusieran más cuidanderos que rondaran la
y asegurarse de que tuviera el mejor cuidado. El mercader se
pequeña tribu, así todos podrían seguir su vida en paz, pues la
vio en una situación muy grave al no tener dinero para pagar
seguridad había llegado. Sin embargo, al incrementar la
médico, ofrenda, impuestos y comida al mismo tiempo; así
cantidad de cuidanderos, el sobreviviente entendió que
que decidió tomar comida de su mercado sin que los líderes se
necesitaba cobrar más impuestos para poder sostener la tribu
dieran cuenta, pero su necesidad no paró ahí, también elevó
y que el orden pudiera reinar. Y así lo hizo, ordenó duplicar el
los precios de los alimentos para poder cuidar dignamente de
impuesto semanal.
su hija.
La tribu no estaba contenta, el pueblo estaba en su mayoría
Esto llevó a que en cuestión de días todos los seres de la
hambriento, pero nadie entendía por qué, los alimentos no
tribu subieran los precios de las profesiones que realizaban.
escaseaban, pero aún así el hambre reinaba por doquier. Así
Esto afecto a algunos y benefició a otros; los curanderos, los
que una mañana la tribu se organizó, y comandado por uno de
mercaderes, y los líderes fueron los que se vieron más
los líderes, se dirigieron a la casa del sobreviviente. Llegaron
beneficiados mientras el resto de la población sufría por
hasta su puerta con algunas armas que habían encontrado en
conseguirse las monedas para pagar la comida de cualquier
el camino y lo llamaron a gritos. La ira permeaba el ambiente
manera posible. Las personas comenzaron a tomar las
y los ojos enfurecidos de la comunidad alumbraban más que
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Simón Calle
líquenes
las misma estrellas de la noche. El sobreviviente no entendía
El pueblo quedó a oscuras, no se veía nada. Por un
que estaba pasando, él había hecho todo de una manera
momento mágico todos se olvidaron de los problemas y se
adecuada para que el progreso llegara. Salió a la puerta y le
miraron entre ellos. Cuando la luz volvió, todos giraron sus
dio la cara a la multitud que esta vez ya no se arrodillaba, sino
ojos hacia la puerta del Gran Maestro, ya no había nadie allí,
que exigía.
se había esfumado sin que nadie se diera cuenta.
– Señor Gran Maestro– dijo el líder rebelde–. El pueblo
El desierto abrasador cubre con su arena y no perdona, el
tiene hambre, miedo a salir de sus bohíos; tiene ira
sol cobra a la humanidad aquello que le debe al cosmos.
acumulada, y todos sabemos que esto se debe a ti.
Calienta.
Justo antes de que el sobreviviente pudiera modular una sola palabra, la luna comenzó a cubrir el sol en el firmamento. Se estaba produciendo un eclipse solar. La comunidad alguna vez supo con precisión qué día iba a ocurrir, pero los problemas y el hambre hicieron que se olvidaran de aquellos sucesos celestiales. – Se ha cumplido la profecía– dijo el líder espiritual que se encontraba en aquel lugar–. El día se está cubriendo con tinieblas. El reinado del elegido ha terminado.
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TATIANA
SERNA
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Voy camino a casa, siempre huyo del usado asiento del autobús, me aburre el cotorreo, no soporto ver la manada de cyborgs que llevo a mi lado, me da asco la mugre y la peste contenida en cada parte que es cotidianamente manoseada, como aquella mujer de culo grande que asqueada no le queda más remedio que intentar moverse entre los enervados postes que al desconectarse de su conversación solo refunfuñan, huyo en mis pensamientos, sonorizados por los Acrtic
Desierto
Monkeys, a veces Janis o Amy o tal vez por Alabama Shakes, divago entre el por qué aunque me asquea esta soledad, sigo firme en la idea de ayudar, y me respondo recordando el amor que recibo por unos cuantos y que hacen de mí, todo. Me encuentro en un desierto de arenas color ocre y un aire espeso, odio cuando sudo como un cerdo, y con un estrepitoso corte a negro me veo besándote semidesnuda y apasionada, nos invade un fluctuante deseo explosivo, y lo desfogamos como aquel artista que placenteramente hace lo que ama,
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caemos extasiados y derretidos en la ardiente arena que nos quema, me susurras “Je suis au paradis” y tras el freno abrupto del autobús, noto que casi llego a mi casa y va a llover.
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Ese doloroso día, en el que mi abuela quiso regalarme ese casquillo, descubrí su extraña colección de balas, pero no cualquier tipo de balas, no, eran las balas por las que habían muerto mi abuelo y dos de mis tíos. A él, mi abuelo, no le conocí, sé que fue un hombre vagabundo, bebedor, agresivo y derrochón de dinero, en mujeres y licor. En muchas ocasiones golpeaba sin pensarlo a mi abuela y abusaba de ella, también era muy agresivo con sus hijos e hijas; un día de una golpiza
Una colección muy singular”
dejó loca a mi abuela y ella tuvo que pasar tres meses en el hospital mental. Doña Colombia, así la llaman todos, incluso nosotros, sus familiares, desde niña asumió el nombre de su país como propio, pues así le decía su padre, ella odia su nombre de pila y por respeto a su odio no lo revelaré.
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Ese día, el que ya mencioné fue muy doloroso para mí, tras la
mataron a Mario, lo mataron los paracos”, él se llamaba Mario
oferta poco tentadora de mi abuela, le pregunté sobre el
de Jesús Castrillón García y murió borracho. Luego del aviso
porqué ella conserva las balas, se me hacía muy extraño, como
mi abuela no sabía qué hacer y un cuñado de ella, le dijo
algo masoquista, ya que por las muertes que ellas
“¿cómo lo van a dejar por allá tirado como un perro?
ocasionaron, mi abuela sufrió mucho y el conservarlas era una
¡Tráiganlo!”. Cuando lo trajeron se lo llevaron a la casa a mi
forma de recordarlo fuertemente. En fin, ella me contó
abuela, lo dejaron en el piso y ella llorando lo miró, él llevaba
entonces las historias, sobre mis tíos solo recuerdo la historia
aún la bala incrustada en su frente, ella la guardó y la
de uno, que por coqueto lo mataron y cinco años después
conserva desde entonces.
cuando exhumaron sus restos, una tía le vio esa bala y mi abuela se quedó con ella. La anécdota de la muerte de mi abuelo es algo más fuerte, ya que en una de esas perdidas que él se metía para irse a vagabundear, apostar y conseguir más dinero, una amenaza hacia él se cumplió y los paramilitares lo mataron porque no pagaba la vacuna de sus terrenos, él estaba en un pueblo, si mal no recuerdo era Turbo – Antioquia, él estaba en el parque tomando y ¡pum! Ahí quedó, entonces allá no había quien respondiera por su sepelio y demás cosas que pudieran implicar en aquel entonces su muerte, un señor llamó a mi abuela y le dijo “Doña Colombia,
Colombia tuvo doce hijos, cuatro mujeres y ocho hombres, una de esas cuatro mujeres es mi madre, Yazmín, con la historia de ella termino este relato: Un Sábado, no muy lejano, mi mamá, estaba tomando tinto con mis tías, estaban en la cafetería de mi abuela, era un día normal, todo transcurría como casi todos los sábados, gente caminando, gente sentada en el atrio de la iglesia, que queda en frente de la cafetería; yo estaba dos cuadras abajo, estaba con mi hermano visitando a Pili, la señora que cuidó toda nuestra infancia, Santi, mi hermano, jugaba Play Station y yo seguramente veía televisión con Pili, como esa cuadra es una loma, yo sentí que alguien
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líquenes
venía corriendo, porque sonaban muy duro los zapatazos, de
tiempo que entra en el récord Guinness de corrida con llorada
pronto alguien tocó a la puerta con desespero, era mi prima
incorporada. Al llegar sólo quedaban en la cafetería de mi
favorita, Ana María, llegó sin aire, estaba pálida y muy
abuela una de mis tías, mi abuela y un zapato de mi madre,
asustada, yo también me asusté cuando la vi, ella con el poco
debajo de una mesa, era un zueco beige con flores, lo recuerdo
aire que tomaba me dijo: Le dieron. ¿Le dieron qué? Le dije,
a la perfección, yo lo vi y lo recogí, lloraba incesantemente, vi
le dieron un tiro, dijo Ana.
también el hueco en la pared, allí había dado la bala y fue
Muy aterrada y con un vacío en el alma y físicamente en el estómago le pregunté: ¿A quién?
entonces cuando mi abuela me dijo: “No llore Tati, a ella ya se la llevaron para el hospital, mire, ¿se quiere quedar con la bala?”...
Ana respiraba, con unas notorias ganas de llorar. ¿A mi tío Memo?, No, dijo ella, ¿A tu mamá?, No, volvió a responder. Ana comenzó a llorar y entre el llanto tomó el impulso y dijo: A tu mamá. Yo no puedo recordar bien lo que sentí, era una mezcla de todo, miedo, dolor, tristeza, susto, vacío, mil y mil cosas, inmediatamente comencé a llorar abrazada a Ana, Pili que había presenciado todo también lloraba y mi hermano, seguía jugando Play Station, fui y le dije que subiéramos, él no quiso, entonces subí corriendo y llorando junto con Ana en un
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Silencio, el viento sopla, la arena se desliza por mis pies… Es esto arena? El tic tac del reloj en mi cabeza, silencio… Me consume el llanto, me falta el aire, escavo, escavo, escavo. Paso las horas, los tic tac en mi cabeza, escavando para
Viaje por un desierto
escapar de aquí, pero es inútil, imposible. La arena cae nuevamente a este hoyo, tal vez el doble, tal vez un poco menos, pero… Es esto arena…? Cierro los ojos y escucho a lo lejos, sólo silencio, sólo el silbido del viento, soledad, sólo soledad, el desierto es tierra de gatos… La arena se siente fría a mis pies, los entierro en ella sólo para plantar raíces, tal vez pueda convertirme en un rizoma y
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Ta t i a n a S e r n a
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escapar de aquí, o mantenerme o segregarme, o disiparme o transmutarme, tal vez sólo un gato puede vivir aquí. Tal vez sólo logre llevar una mano afuera y mi cuerpo se mantenga unido a lo que hoy me ahoga. Tal vez no haya escapatoria. Tal vez… Es esto arena o un desierto de sal…?
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Ta t i a n a S e r n a
líquenes
14-04-13 Tomar un taxi - Al extremo del mundo por favor – darle todo lo que posees monetariamente. Bajar, estar ansiosa, por qué no llamaste antes? Por miedo - Por qué no te fuiste para tu casa? - Por deseos incontrolables de verte… No estás en casa. Hora: 4:10am. - Qué vas a hacer? – No sé, no me queda ni un sólo centavo, creo que voy a pensarlo
14-04-13
mientras camino a mi lugar… - Está tarde, el lugar es peligroso y tú estás sola… - Ese nunca ha sido un problema para mí… Camino sola, las lagrimas se derraman por mi rostro, los pensamientos se aglomeran en mi boca, quiero gritar tantas cosas, pero me trago las palabras y sólo brotan en pequeñas gotitas de agua que salen de todo mi ser…
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Ta t i a n a S e r n a
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Llego a un paradero. Hora: 4:55am. Chica, va por la 80? – Sí, pero no tengo dinero… - Y qué va a hacer? – Esperar que un bus pase y me lleve por la de atrás… - Tranquila, yo la llevo. Él se fuma un porro muy provocativo. - Me espera me termino esto? – Sí hágale, pero me da unos plones? – Hágale, tranquila, tome. Él me pasa esa mechita que le quedaba y la aspiro con placer, miro al cielo y boto el humo con lentitud, le doy otro plon y se lo paso. No quiere más? – No, así estoy bien… - Bueno, vámonos. Subo al taxi, me siento en la silla de adelante, no encuentro cómo abrocharme el cinturón, lo dejo a un lado. Hoy no me importa si algo sucede con mi cuerpo. Hoy estoy cansada de sentir… La vida es un baile lleno de tropiezos, malos pasos y baches rítmicos… Pero todos siempre seguimos bailando al son que nos toque el músico…
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taller de escritura
líquenes
Gravitación de mis palabras La palabra del poeta no sustenta idea alguna, no sustenta ningún pensamiento, ni ningún ideal; es existencia en sí, expresión, gesto, hálito. Es una especie de realización de naturaleza animal; en su lado oscuro radican su rareza y la pobreza de su alcance, observable incluso en grandes obras. Gootfried Benn
líquenes
Oscar Palomino
OSCAR
PALOMINO
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líquenes
Oscar Palomino
MELANCOLÍA Una copa de vino, noche de luna llena sentado sobre un taburete invertido al borde de un precipicio… caída inminente al vacío… con luz de luna nueva en la espalda y el arco iris en mis ojos.
Palabras
DELIRIO Danza incesante de las ramas de los árboles, al son de los tambores se lanzan los troncos al río… y se lo fuman, tabaco y fuente interminable del humo que anhelamos. EROTISMO Retazo del ala de una mariposa agonizando. DRAMA Convulsiones de las aguas hereditarias encausadas por el azar.
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líquenes
Oscar Palomino
VER Dictadura oblicua de la rutina. AGUA Recorrido indeterminado de las ansias. CUERPO Telaraña flexible y red infinita de prolongada rutina. ZODÍACO Casualidad ordenada de melodías estelares. DESEO Filigrana y tejidos de salivas táctiles. HIDRAULICA
HILO Laberinto desesperado construido por una delicada explosión. MEDIODÍA Imantación de los rayos con las nubes unido al reflejo de la sombra de mis ojos. CAOS Alfabeto inverso, incompletidad enclaustrada de la herida. HELICONIAS Insinuación de texturas y color arrastrada por la brisa… atrapada por el surco que deja el brinco de unas cejas. LEVANTAMIENTO DE PESAS Rastro de una hoja seca en el pico de una paloma.
Competencia y camino de los dedos por un punto infinito.
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Andrea Montoya
líquenes
ANDREA MONTOYA
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Andrea Montoya
líquenes
DELIRIO Imaginar y creer ver cosas incoherentes o incluso irreales, que no tienen explicación o justificación lógica, dentro de las convenciones culturales. Estrechamente relacionado con los síntomas de la locura. MELANCOLÍA Estado de ánimo que puede ser de hecho, una característica
Palabra
de la personalidad, una orientación del pensamiento, asociada a la profunda tristeza o desengaño, a la añoranza de otros tiempos, tal vez mejores. DRAMA Vinculado a las emociones,
a las situaciones trágicas y
complejas que despiertan sensaciones fuertes. A la tensión.
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Andrea Montoya
SUEÑO Meta, proyecto que uno desea llevar a cabo. Por otro lado sueño es aquello que motiva. Tiempo en el que se duerme y se descansa y simultáneamente aquello que ocurre dentro de ese tiempo. Algo fascinante, irreal, un espacio en el que no existen límites ni temporales, ni espaciales. El espacio en el que todo
líquenes
regresa, se apaga, algunas veces de forma permanente pero solo frente a determinadas cosas. EROTISMO Pulsión. Directamente vinculado a la libido y a la sensualidad, una manera de expresar a través de la seducción, del encanto.
es posible. CUERPO Como algo físico, como algo material, que tiene una forma, que es limitado. En los seres humanos, estuche que cubre lo intangible y vehículo en el cual se transportan del interior al exterior ideas, sueños, conceptos, emociones. Medio para expresar. DESEO Ganas, impulso de hacer algo ya sea por instinto conservación o por elemental placer. Fuerza poderosa que puede desbordarse de formas increíbles, inconstante. Se va y
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taller de escritura
OFELIA
lĂquenes
David Restrepo
líquenes
Ofelia Párpados cerrados, mirada firme Boca cocida, voz entonada Sentimientos destruidos, corazón latente Permíteme disfrutar a piel viva, como el frío que carcome mis huesos
DAVID
RESTREPO
La lluvia inclinarse en el suelo ante mis pies Pasos sin movimiento, vida sin expresión Cual mundo onírico De Ofelia nada espero, Ofelia es la nada que espero Y cuando el último eco de mi sangre que fluye te toque Recuerda que espere sentado cada noche tu llegada
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Cándida
liquenes
Catastrófe Cuando Ofelia existe yo muero y viceversa. Ofelia no existe y no sabe que no existe, sueña todo el tiempo y jamás ha cerrado los ojos, camina con pasos largos sobre mis hombros y sonríe; Ofelia no existe y no sabe que existe, se tumba entre mis costillas cuando descanso tranquila en la sombra, sale a pasear en las noches cuando mi cuerpo se
CÁNDIDA
FRANCO
descansa, vuela casi siempre con los brazos extendidos; Ofelia vuela y no sabe que no puede volar, vuela. Ofelia existe y sabe bien que no existo, se ríe de mí cuando me avergüenzo porque siento sin poder sentirlo; yo sé que ella es la amargura que se me trepa desde el vientre hasta el pecho cuando hablo en mi contra; Ofelia no defiende porque no soy
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Cándida
liquenes
suya ni de nadie, pero se revuelca porque me detesto en
piscinas porque el hipoclorito de sodio le hierve los
instantes y en vez de quitarme a Ofelia me quiero arrancar la
pensamientos y el agua estancada está enojada todo el tiempo.
cara para poder verlo todo con los ojos del alma; Ofelia se ríe de mi desvarío y se columpia en la blancura de mi vientre interno que no es rojo, ni es blanco; Ofelia me pisotea los cabellos y hace que me piquen las orejas. Ofelia existe cuando yo dejo que exista, miento. Ofelia a veces me deja existir por pura cobardía, yo sin embargo quisiera que todos los días existiera Ofelia porque cuando el sol me derriba la mirada yo sé que Ofelia está durmiendo, o muerta o me ha abandonado; yo sigo existiendo porque sé que regresará Ofelia, porque si Ofelia se marchara sin un futuro propenso al cambio moriría yo entonces, por ella; aunque ella no exista y aunque cuando ella existe yo muero porque no existo, moriría sabiendo que no hay más Ofelia. Ofelia es la única capaz de besarle en la lejanía, porque no existe, yo sigo existiendo y le extraño. Ofelia solo se despierta entre versos mal diseñados porque la perfección solo existe conmigo, no con Ofelia. A Ofelia no le gusta el agua de las
Ofelia no existe porque yo no quiero que exista, ni quiero que se muera, porque si Ofelia existe yo no vuelvo y soy cobarde, porque si muere no vale que vuelva yo a hacer ¿Qué? con esta vida sin ella. Cuando Ofelia existe estoy tranquila y perfecta, ella se ocupa del correcto desarrollo del destino, de resolver los problemas que me inventé y que me amarre de las narices, de limpiarle los labios cuando los he manchado, de mirarle los ojos fijamente, eso, solo cuando duermo; cuando Ofelia duerme me pesan los dientes amarillos y quiero matarme, que viva Ofelia, siempre, a Ofelia no le importa lo que dicen las mujeres en la calle, ni los hombres. He puesto todas estas letras en el papel, en espera de que salga Ofelia, para mostrarla. Ofelia que se me esconde, yo que la busco en los pensamientos, nada. Ofelia que no sale, yo que sigo escribiendo, dizque en espera de que salga Ofelia, la
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Cándida
liquenes
premisa es que Ofelia no existe cuando existo yo y viceversa, para cumplir mi deseo y el de ustedes de mostrarles a Ofelia no puedo vivir yo, para que pueda hablar ella, para que Ofelia exista debo morir y soy cobarde, catastrófe. Viene Ofelia…
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El llanto se ahoga en la soledad, se muere. Recibo las espaldas de la dulzura y sollozo, esa terrible acción de llorar sin poder hacerlo, de estrujar las facciones del rostro en busca de escurrir alguna lágrima para solo obtener sequedad. La noche me baila polka entre los párpados, ríe, solamente le duele mi dolor en las mañanas porque a esta hora está en lo más salvaje de sus deseos y solo quiere matarme; También es que tengo ganas de llorar y no logro conseguirlo, como cuando el alma grita para que no la escuchen o cuando se escribe sin sentirlo, solo por el placer que produce el vicio de combinar palabras para que resuenen de manera exitosa. Estoy cansada de escucharme los pensamientos y de sentirme (a mí, no a mi cuerpo), no sé cuándo terminará este vacío infinito y no puedo simplemente echarme a la basura porque me sobre-evalúo en demasía. Estoy en el imposible; me sobre exalto con cada suspiro, la energía que concentro o me concentra quiere escapar de la paredes cóncavas de mi cuerpo, me araña con una sutileza infernal e indecorosa todas 233
las extremidades, hace que grite por dentro tan silenciosamente que mis oídos muy difícilmente pueden escucharme, ¡ah! Pero como me tortura, son las uñas largas y fuertes de una mujer madura rechinando en el tablero del interior de mis carnes. Me halo las pieles con el fin de no sentirlas, me destrozan los nervios. He pensado en cortarme la piel para verlas lucirse, criaturas desgraciadas que solo viven en pro de mi tortura. Estas noches de insomnio inolvidables, el tiempo se mece sobre mis párpados y los hace pesados y erectos, las criaturas me torturan todo el tiempo, la respiración se agita y no me alcanza; el cuerpo se estremece por completo, se frunce, se acomoda, se revuelca entre las sabanas, golpea. Estoy sentada al borde de la cama en la oscuridad, ambas manos en la cabeza, tiritando de sueño, con la boca seca y ganas de orinar; el suelo se siente fresco, pero el entorno me espanta, corro sin más para huir de lo desconocido, me meto en la taza de cerámica fría que cubre el retrete y descanso mis preocupaciones por un instante, abro la puerta de la huida y me pierdo, no importa cuánto sueñe, sé que despertaré mañana.
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lĂquenes
Liseth Bustamante
Mi
Ofelia
.
Palabras Gozo Fruto tan solo de lo que deseo Â
LISETH
BUSTAMANTE
Palpitaciones aceleradas Besos apasionados Caricias Deseo Letras, Borrones
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líquenes
Liseth Bustamante
Retazos
Dueñas de mis instantes
Mis letras sobre ella
Pensamientos renovados
Borrando cada rincón
Mi alma
Te amé y amare
Mi espíritu
Como el mar a los pigmentos de sal
Mi corazón
Sal amarga que irrita mi ser
Mi memoria
Fortalece mi existencia
Se enciende la luz
Mi eterna Ofelia
Luz blanca
Producto de ira
Luz magenta
Enojo y pasión desesperada
Luz amarilla
Adiós.
Mentiras Traiciones
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líquenes
Maria Paulina Barrera
Ofelia
Una luz húmeda tocaba su piel fría y azul, que yacía sobre hilos mudos y hojas cenicientas. Como presagiando su final el viento traía y llevaba partículas cristalizadas , diminutas, que la empujaban con cantos hipnóticos a las profundidades. Las olas que oía llorar en sus huesos, no arrojaban más que
MARIA
PAULINA
BARRERA
cenizas de féretros con el pecho desnudos y huellas del otro lado del río, donde se supone anidan místicas y pálidas flores. El agua le servía de espejo, en esa sucia superficie móvil y dócil al viento se reflejaba alguien ajeno a ella, alguien que en doble vía encapsulaba en sus ojos otra mujer, y esa otra, y esa otra, y así; ninguna ella, y
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todas ella. Mujeres con deseos diseminados en sollozos que
La muerte le hacía el romá, mientras le desgarraba el alma y
soplaban dedos de muerto, que la magnificaban a
se saciaba con su dolor exquisitamente anclado en el centro
constelación y la hundían en el aullido feroz de la noche,
del pecho, agridulce, enmarañado en cada músculo, en cada
mientras la muerte asentía como si la quisiera, como si no
tejido; dador de infinito, de interminables plegarias que
hubiera más manjar que su cuerpo indefenso y plácidamente
terminaban
exaltado, en el instante mismo donde los labios se ponían rojos y las torsiones azotaban como látigos en una Lucha terca por el control.
convirtiéndose en bendiciones, en suplicas de muerte para todos, porque si esa era la muerte todos merecían morir y naufragar dóciles en el misterio del amor.
Ofelia se exasperaba con piel y baba, se adhería desesperadamente a su oscuridad y prolongaba el éxtasis. Mientras la muerte le chupaba la sombra del vientre, ella se daba como una bestia frenética, incapaz de su propia angustia, arrancando el tiempo a gritos, sacralizando ese instante de delirio en la delicada ausencia del rocío. Sudor y lágrimas, sangre y libido bajaban en la porosidad del espacio; trenzando sombras negras y sonámbulas que mendigaban fervorosas un cuerpo al cuál seguir. Bajaban en el centro de la ausencia mientras pétalos pálidos danzaban en los restos ya moribundos de su exhalación.
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Ta t i a n a S e r n a
líquenes
Ofelia
.
Me encanta esa insaciable necesidad de verte, contemplarte, esperar a que la tardía oscuridad me permita sentirte, aunque sea a distancia y acompañada por tantas luces como tu belleza amerita, te observo congelada, no solo por el frío que sueles traer con tu llegada, es tu totalidad, tu seducción que me envuelve, me fascina el complemento que tengo al analizarte cuando mi cuerpo alucinado trasciende en tu existencia, eres
TATIANA
SERNA
mi Ofelia, mi pasión, mi obsesión, mi predilección, mi inspiración, que sin sentido tiene un día cuando no logro verte, pienso en tu blancura, en el brillo invasivo que te sigue, lo que logras en esta mujer es mas fuerte y voraz que los inherente estímulos mentales y sexuales de todo cuerpo, te extinguirás en mi, así y solo así será que estos ojos dejarán de verte y que mi alma no podrá sentirte.
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taller de escritura
líquenes
CRÓNICAS
Daniel Jurado
líquenes
DANIEL
JURADO
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Daniel Jurado
líquenes
Cuando nace, un bebé se enfrenta a un mundo completamente nuevo, en los primeros días quiere absorberlo todo con sus ojos. Cada objeto tiene una fuerza poderosísima pues es la primera vez que existe. Si alguna vez eres capaz de volver a mirar el mundo como cuando lo miraste por primera vez es
La
primera mirada
posible que ante ti las cosas se muestren tal como son y hasta puede que te revelen sus secretos. Es una paradoja: Hoy tienes el lenguaje pero no puedes ver como la primera vez y la primera vez que viste el mundo no tenías cómo describirlo. En inglés existe la expresión “To change your mindset” que quiere decir cambiar tu forma de pensar pero literalmente sería algo como cambiar la programación de tu mente. Creo que con el tiempo la vida en sociedad programa la manera en que nos relacionamos con el mundo. Los sentidos se acoplan a esa construcción colectiva de realidad y los ojos se enceguecen tras ver lo mismo repitiéndose una y otra vez como una cinta gastada de VHS. Cuando dispares una cámara trata de mirar
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Daniel Jurado
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como el bebé, tus ojos pueden fragmentar esa realidad en capas y correrás el riesgo de descubrir un nuevo mundo en el intersticio. Aparecerá un mundo que tal vez ya conocías pero que a lo mejor no guardabas en tu memoria.
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Marcela Acosta
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MARCELA
ACOSTA
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Marcela Acosta
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Luego de 26 horas de viaje, tomar 4 aviones, pisar 4 países diferentes y volar por encima de miles de ciudades, kilómetros de agua y tierra, llego a mi destino final, India. Aeropuerto Indira Gandhi. Delhi. 1:30am. 26 grados (léase de nuevo, 26 grados a la 1 y media de la mañana, -esto no es normal) Sentimientos encontrados, vacío el estómago, el agotamiento
Incredible India (léase en inglés)
es increíble, hace calor, estoy a miles de kilómetros de casa, de mi zona de confort, pero pienso: – Valió la pena haber volado tanto, sé que voy a tener una experiencia increíble. Aunque no soy la única extranjera en el avión, siento que todas las miradas están dirigidas hacia mí y claro, una mujer blanca, de pelo corto, tatuada y con piercings en India, debe ser bastante extraño. Y sí, no es que lo sienta, de hecho todas
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las personas, absolutamente todas, se quedan mirando
Empieza la verdad. India es color por donde se mire, las
cuando paso por sus lados, como si estuvieran viendo un
mujeres visten lindos vestidos coloridos, de flores; los
dinosaurio o una vaca rosada.
hombres usan pantalones, camisas de manga larga y chanclas,
Luego de esperar 5 horas en este aeropuerto tomo mi último avión con destino a la ciudad que será mi hogar por los próximos 12 meses: Chandigarh, India. La ciudad más moderna de India, la primera ciudad planeada. (Cuando uno dice la ciudad más moderna uno piensa en grande y se imagina muchas cosas o bueno así pensé yo, y cuando la vi me cuestioné, en fin, luego escribiré más al respecto de Chandigarh). Aeropuerto Internacional de Chandigarh. 1 hora de vuelo. 7:30 am. 32 grados. Lo de las miradas ya me es familiar así que no me preocupo. El calor es más o menos soportable.
sí, chanclas. En India se maneja por la izquierda, todavía me estoy tratando de acostumbrar a eso. Chandigarh es la de la ciudad con el tráfico más tranquilo, entonces pienso: - ¿Si esto es lo más tranquilo, cómo serán las demás? En las calles se ven montones de bicicletas, motos, carros, buses y tuk tuks (lo que conocemos en Medellín como moto taxi). Este y el bus es el medio de transporte más usado. También están los taxis pero son muy costosos. 8:30 am. Algún restaurante en algún sector de Chandigarh. Desayuno. (Chandigardh está divida por sectores en forma de laberinto) El desayuno por excelencia en India es la Parantha, es una
En la puerta del aeropuerto Andrés Gallo, un amigo de
tortilla a base de vegetales y otros ingredientes, se come con
Colombia y Abhishek Singla un amigo de India, con el cual
mantequilla o yogurt. Mi primera comida India. Solo tengo
hablo virtualmente desde hace 4 meses y por fin conozco.
algo que decir: DE LI CIO SA (léase marcando los espacios).
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Seguimos nuestro camino, me dirijo al sector 50d, lugar donde pasaré algunos días mientras consigo un lugar donde vivir. En India se pelean por el que más pite mientras manejan, pitan para parar, pitan para arrancar, pitan para pasar, pitan para afanar, le pitan a la luz roja, le pitan al del frente, le pitan al de atrás, le pitan a los de los lados, pitan por pitar. Luego de un cómodo viaje en auto, me dispongo a tomar mi primer tuk tuk, con esta cara de extranjera seguro me van a sacar un ojo de la cara por llevarme, (aquí no te roban en la calle, no te quitan tus pertenencias pero si te estafan). Dicho y hecho, el señor conductor pedía una cifra absurda por el trayecto, luego de pedir rebaja como buena paisa, conseguí una tarifa considerable. He llegado a mi lugar de destino, una casa muy agradable, 4 hombres de cuatro países, Ucrania, Brasil, Colombia, Togo. Estoy al otro lado del mundo y la aventura apenas comienza…
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ANA
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¡Qué gran sorpresa se llevaría Gabriel García Márquez al encontrar una de las novelas más destacadas como “Cien años de soledad “compartiendo lugar con tomates, papas y yucas !. Ahora Macondo, el pueblo imaginario pasa a ser algo común al lado de esta panorámica que se observa en la Plaza de mercado de Envigado; donde unas pequeñas canastas ubicadas en tres baldosas del lugar son ocupadas por libros viejos y desgastados.
Una “Quijotada” entre las frutas
Es inevitable, que este pequeño local pase desapercibido para los clientes que van a la Plaza con el objetivo principal de llenar sus bolsas de mercado, pero que impredeciblemente salen con un libro en la mano untado de cebolla y lechuga, pero que tal vez, no encontrará en ningún otro lugar. Libros que ellos mismos le ponen el precio o le intercambian por otro.
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Jaime Bedoya después de trabajar 25 años como funcionario
político, sino de esta novedosa estrategia que implementó
público, se le ocurre esta “Quijotada” así como él la describe.
Jaime, este loco soñador que fantasea con que esta librería en
Hace aproximadamente 14 años, inicia este proyecto utópico y
medio de una revueltería pueda ser un inicio para trasformar
soñador con gran entusiasmo. Reúne los libros familiares y
la ciudad, combatiendo el analfabetismo e a la lectura.
monta esta librería en la Plaza. Para Jaime esto se
ha
convertido en una experiencia maravillosa, la cual quiere
fortalecer y expandir en diferentes Plazas de mercado como la de Bello e Itagüí e incluso más adelante a nivel nacional. Aunque muchos pensarían que en las Plazas de mercado solo hay lugar para locales donde prima el olor a verdura, Jaime rompe el esquema mezclando esto con las obras literarias arrugadas y mojadas, que a pesar del olor contienen en sí un aire de frescura en medio de tanta “algarabía” que se ve en la Plaza. Recetas de cocina, la constitución política de Colombia e incluso una de las copias del Plan de desarrollo que diseñó el exalcalde de Medellín Luis Pérez para su gobierno, terminó al lado de una canasta de lechugas. Y no, no se trata de una estrategia de marketing ni de una crítica al controvertido
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Ana María Chica
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taller de escritura
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L Í QU E NE S Ta l l er de es c r it u ra Los C am p o s M ag né tico s Co ord i na d or: O s car Jairo González .
Pu bl i cado p o r: Ko o be B o o k s Ed i t or i al D i g i t al Pri m era edi c i ón M e de ll ín - Col o m b i a e- ma i l : ko o b e b o ok s@ gm ai l. com
Dis eñ o de portada: Sara Nanc lares / Javi er Mo ns alve
ko o be bo ok se d it o ri a l. weeb ly. com
Il us tracion es : Sara N an clares / Javier Mon sal ve N i ngu n a p art e d e e s t a p u b li cac i ón p ue de s er repro d ucid a en ninguna fo rm a s i n p e r m is o e sc r it o d el aut or.
Campos Magnéticos
Dis eñ o g ráfi co y fotog rafía: M ario Q u in tero Diag ram ac ión : Dan iel a Ló pez Editores : Van es sa Gu is ao / Maria Al ej an dra Ocamp o/ Meli ss a C artag en a Coordi nac ión Editorial : Jos é Ig nacio Pen agos Hincap ié