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Vista del Teide 1


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4 Cervantes, el 23 de Abril 8 La medida del Otoño 11 Una imagen un poema 12 Castillo de Arcos de la Frontera 16 Por San Blas... 24 De el Gran Capitán a Fernando el Católico 30 Elías Canetti

40 Carlos V, el rey-emperador 50 Un libro 55 Zapatos de mujer 64 La ludopatía 70 El Arte: La pintura 75 Buendía (Cuenca) 84 Aborígenes en la Patagonia 88 Pedras negras (en portugués) 91 La religión, espejo de la sociedad 94 Montevideo en 1752 97 Publicidad 2

C o n t n e I d o


Revista La Alcazaba

DIRECCIÓN: ALFREDO PASTOR UGENA LUIS MANUEL MOLL JUAN

ISSN 2173-2184 MADRID Depósito Legal M-4639-2007 WEB: http://www.elmentidero.org EMAIL: oquendo1957@gmx.com TELF.: (+34) 605434707 FACEBOOK: https://www.facebook.com/pages/LaAlcazaba/446791628677017?fref=ts LINKEDIN https://www.linkedin.com/home? trk=nav_responsive_tab_home

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Créditos

EDITA: EL MENTIDERO LITERARIO


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Nicolรกs del Hierro

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l 23 de abril de 1616, Miguel de Cervantes se despedía de la vida. Se le quebraban las cadenas del ser y el existir para pasar, afortunadamente, a la inmortalidad que la literatura ofrece a sus elegidos. Su existencia personal dejaba de ser creadora en la gran parcela terrenal del idioma castellano; pero también desde aquel mismo día la virtud de su palabra escrita impulsaría con mayor fuerza la hasta entonces impecable altura que, desde lustros atrás, ya hubiera comenzado a ser el trampolín que agigantara la perpetuidad con su literatura. No pocas veces, paradójicamente, el cuerpo de la persona donde radica el genio ha de tragárselo la tierra para que el nombre del mismo se prolongue en la constancia a través de su quehacer anterior.

Aquel luchador de Lepanto, presidiario, cobrador de alcabalas, buena persona y permanente buscavidas, magnífico prosista, ponedor de su propio pensamiento humano en el cerebro y labios de un tranquilo neurótico, aquel “famosillo” entrecomillado, junto a famosos de turno que, como poeta, mintiera asegurando que fuera ésta, la ciencia del verso, “una gracia que no quiso darle el cielo”, le bastó sola su mano derecha para escribir la mejor prosa española que haya dado jamás la literatura en nuestro idioma.

Perdonad que me cite en uno de mis ya antiguos sonetos dedicados al genio cervantino; un soneto que repite su autorima: De una mano tan sólo, de la mano tan sólo con que el hombre, el escritor, se sirve cuando escribe, cuánto amor pudo salir, Cervantes, de una mano. No hacía falta más, sólo tu mano derecha y tu cerebro soñador, soñando que la vida y su dolor

estaban al alcance de tu mano. Tú eras la vida misma, la existencia, el fruto y la razón, eras conciencia,

de noble humanidad, eras el brote más puro del amor, naturaleza, la poesía misma, la grandeza… Y te nos diste todo en Don Quijote. Cervantes visto por Gustav Doré

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Esto, que sucedió con don Miguel, no es una excepción ni mucho menos, pero sí lo es un vivo ejemplo, un gran ejemplo. La segunda parte de El Quijote, sumó y acrecentó el acierto que ya obtuvo en la primera, no sólo por el éxito editorial sino también por lo que suponía la corona literaria del escritor casi septuagenario, que había peleado durante toda su vida entre las luchas de guerra, las sociales y las del espíritu, pero sobre todos con las económicas, dentro siempre del duro resultado que la cruda existencia le proporcionó en los personales campos de todas sus batallas, y cuyos ecos triunfales le llegaban postrado en un sillón donde, todavía, el escritor incombustible y nato, daba los postreros retoques a la última de sus novelas, “Los trabajos de Persiles y Segismunda”, cifrando en ella sus mayores esperanzas, pero harto convencido de que aquello era el final de su existir. No en vano su confesional apoyo sobre los versos de antiguas coplas en la dedicatoria que, desde esta obra, hizo al conde de Lemos: “Puesto ya el pie en el estribo con las ansias de la muerte

Conde resultó ser lo último escrito por el “Príncipe de las Letras”, muy pocos días antes de aquel infausto 23 de abril, cuyas cercanas, próximas y nominadas calles podemos recorrer aún cualquier día, incluso visitar la casa donde alguno de ellos próceres habitara entonces.

Cervantes recibiendo el cordón trinitario de la Venerable Orden de San Francisco

gran señor, ésta te escribo...”

Justo tres semanas antes (el 2 de abril de aquel mismo año), había profesado Cervantes en la Orden Tercera de San Francisco, con cuyo hábito sería amortajado el día 24. Y aunque hemos podido leer en diferentes medios impresos que recibió sepultura en el convento de las Monjas Trinitarias Descalzas que había en la entonces llamada calle de Cantarranas, hoy Lope de Vega, también en otros escritos se dice que, “en gratitud a esta Orden, quiso ser enterrado en el cementerio de la Plaza del Humilladero de Madrid, que po-

Premonitorio, y adivinando cercana su terrenal despedida, lo escribiría en su casa de la madrileña calle de León, en el hoy “Barrio de las Letras”, o de “las Musas”, barrio que hicieron inmortal las triunfadoras obras literarias que salieron de mentes y de plumas, de dramaturgos, poetas y escritores que en aquel Siglo de Oro español lo habitaron, nombres y apellidos tan ilustres como fueron y son Lope de Vega, Quevedo y el propio Miguel de Cervantes, entre otros, aseverando los investigadores y biógrafos de éste que tal dedicatoria al

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La obra apareció en librerías en los primeros días de 1617, alcanzando desde el primer momento tal popularidad, que aquel año se hicieron siete ediciones de la misma. Pero luego, como es bien sabido, la generalizada, extensa y maravillosa obra cervantina, quedaría minimizada ante la magnitud y grandeza de “Don Quijote de La Mancha”, imponiéndose en el mundo de las traducciones, publicaciones y lecturas.

seían anejo al monasterio las Madres Trinitarias”, desde donde, al ser posteriormente trasladados algunos de aquellos restos al nuevo convento, durante siglos se ha ignorado lo que pudo suceder con los de Miguel de Cervantes. Duda que ha permanecido vigente (¿?), hasta nuestros días, pues tras la noticia de que la investigación y excavaciones llevadas a cabo en el nuevo convento trinitario el pasado año 2015, nos ponen en camino de la verdad, cuando la oficialidad dio por resultado el hallazgo de un mínimo resto óseo que parece ser del propio don Miguel de Cervantes Saavedra.

Se dice, y es la pura verdad, que el mejor homenaje que podemos hacerle a un autor, vivo o ya no entre nosotros, es leerle en sus obras. Por ello, cuando de nuevo el 23 de abril celebremos el Día del libro y con él el de Cervantes, o lo que supone mayor fuerza aún, el mismo día en el que ya vayan a cumplirse o se hayan cumplido cuatro centurias de tres importantes eventos literarios en la vida y en la obra del mejor y más universal prosista que hayamos tenido en nuestro idioma (obran completa de Don Quijote: 1615; fallecimiento del escritor: 1616, y publicación de Los trabajos de Persiles y Segismunda: 1617), no deberíamos dejar de ejercer este ejemplo en la extensión de su obra y a través suyo, porque amplio es el mundo de las bibliotecas, inmenso el de las librerías, o lo que hoy nos impulsa con mayor fuerza, la digitalización de los libros y la fecunda publicación de tan inmortales y conocidos títulos. No dejemos, pues, de viajar por ellas, de visitar unas y otras, abordando con un diálogo entre todos, los ambientes, medios y modos para llegar a la mejor lectura en castellano que mantienen los siglos.

Lo cierto es que, de una u otra forma, una vez más la desidia nacional y el generalizado poco aprecio de los valores personales en los momentos de la existencia de quienes están dotados de méritos para una mayor atención con su persona, sus restos quedaron confundidos en el osario común, casi imposible de identificar cuando el nombre se inmortalizó a través de la obra y quisieron recuperarse. Sí quedó a buen recaudo el manuscrito de “Los trabajos de Persiles y Segismunda”, en los que tantas esperanzas había puesto Cervantes, terminados como estaban y en vías, entonces, de hallar el privilegio necesario para su publicación, que pronta y afortunadamente consiguiera su viuda doña Catalina Salazar y Palacios y que vendiera a Villarroel.

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Alejandro Bovino Maciel

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“Y en mitad de la siesta se levantará el Bien, y será como la mañana. Y te acostarás y no habrá quién te espante. El ojo del malvado se consumirá y su esperanza será agonía del alma”. Job 11: 17-20

mándose. Yo les dije que ni aunque galoparan toda la noche sobre esa arena erizada podrían alcanzarlos. Uno de ellos me dijo: La distancia se acorta de noche. No sé cuál de ellos, eran muchos. Yo salí a mirar y en el callejón la arena seguía latiendo de calor a pesar de los cascos marcados como ojos oscuros. Todos tenían tacuaras y banderas rojas que ondeaban. Banderas rojas y tacuaras altas, ya sabrían ustedes lo que es ver esa revoltosa a medianoche y más si hay luna que quema como si estuviera el sol. De noche no pude ver mucho pero no hay necesidad de ver el rojo, se presiente porque donde está el rojo hay violencia, la sangre es roja y sin verla una ya sabe cuando está escapándose por una herida. El fuego es rojo. El otoño es rojo.

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inieron cuando la luna cortaba el paso de las casuarinas. Yo les dije que de todas formas ustedes iban al galope, porque la tierra martillaba de caliente cuando me acosté a pensar que podía dormirme. Vas a cerrar los ojos, vas a rezarle a la Virgen y así hasta quedarte dormida, me dije. Pero los sueños son enemigos de los pensamientos.

Isabel me acompañó hasta la capilla en la mañana. Otro se acercó al que comandaba y le dijo “está mintiendo, deben haberse escondido en algún sitio acá cerca”. Miraba el pasto y escupía mientras el caballo mordía el freno, inquieto en esa noche pesada. El otoño es rojo, Ventura no estaba en la casa, el sol seguía derritiéndose en el aire encerrado porque mamá había atrancado puertas y ventanas y el olor dulzón del jazmín se esparcía por la casa oscura.

Y esa noche todo lo que me habían contado de esos días del otoño volvía una vez, otra vez, ya se iba perdiendo en la lejanía pero no, otra vez volvía y volvía la misma vieja historia. Es hora de apagar el candil, dijo mamá que ya puede soñar desde que dejó que las cosas vinieran o se fueran según sus antojos, hay que ver que algunas cosas son caprichosas. Para mamá, todo era lo mismo. Hace tiempo dejó de pelear con las desgracias. Una debe de llegar a vieja muy cansada en este pueblo resignado.

Cuando guardaba las cobijas de invierno mamá dijo: Todo se está volviendo viejo aquí. No me dijo ni a mí ni a nadie, habló para convencerse ella misma, el olor de los jazmines se volvió ruinoso, cuando mamá hablaba de tristezas nombraba muy despacio, apenas se podía escuchar lo que decía como si el tiempo también desgastara las conversaciones que también se van avejentando, una se acuerda entonces que los sueños no envejecen y

No pude ver los caballos cuando ustedes se despidieron pero supe que galoparon sin cansancio en el retumbo de la arena todavía caliente desde que el sol de enero no paró de quemar un solo día, nunca termina de caer la luz quemada en las siestas de enero. Ya pasaron dos meses y sigue quemando, sigue latiendo de llamaradas aunque no se vean, se sienten que-

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entonces sueña mucho, envejece soñando como sucedió con mamá. Tal vez por eso no pude saber quién eras cuando viniste esa misma noche, solamente supe que venían huyendo porque los cuerpos les sudaban el miedo. Yo misma tuve miedo y no dormí pensando que después del sol de marzo vendría otro otoño y el olor de los jazmines seguiría descomponiéndose en el aire escaldado. En el camino hacia mi casa el olor a los jazmines hacía presentir cosas desgraciadas, Isabel caminaba molesta, casi no miraba por dónde íbamos las dos. Desde entonces no me gusta escuchar galopes de noche. Suenan como un corazón a punto de quebrarse, se llena de pena el pecho con ese ruido hueco, se presienten muchas cosas. Mamá quedó dormida en la mecedora seguramente, cerca de la alcuza. Seguramente por eso no supo lo que pasaba, Isabel corría al ver la humazón. Cuando más corríamos, más nos desesperábamos. Tuvo que forzar la puerta para entrar, llorando me arrastraba para buscar a mamá entre el humo que nos abrazaba, encontramos a mamá en la sala, todo ardía y las llamaradas atravesaban las paredes, se prendían a los travesaños como gatos enfurecidos, bajaban por los horcones hasta que todo cayó sobre nosotras: una lluvia de llamas.

Supe que nunca pudieron alcanzarlos. Que iban a contratiempo. Mejor, así han de creer que ustedes todavía viven. Yo misma no me resigno a creer la verdad envuelta en el humo y el olor de jazmines como estoy. Y todavía creo que después del sol de marzo ha de venir de nuevo el otoño rojo como este atardecer que se desvanece mientras retumban los caballos de la siesta sembrando los redondeles de las pisadas que siempre se alejan. En este pueblo nadie vuelve, todos se van detrás de ustedes.

En el techo se abrió una boca de fuego y más allá, los pájaros barriendo el cielo del atardecer: todo rojo. Las llamas rojas. El otoño rojo. El fuego subía, se lo podía sentir hirviendo en la sangre, los pastizales parecían muy viejos desde la ventana, ocres, ásperos como el viento del atardecer.

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UNA IMAGEN, UN POEMA A LA NOCHE Noche fabricadora de embelecos, loca, imaginativa, quimerista, que muestras al que en ti su bien conquista, los montes llanos y los mares secos;

habitadora de celebros huecos, mecánica, filósofa, alquimista, encubridora vil, lince sin vista, espantadiza de tus mismos ecos; la sombra, el miedo, el mal se te atribuya, solícita, poeta, enferma, fría, manos del bravo y pies del fugitivo.

Que vele o duerma, media vida es tuya; si velo, te lo pago con el día, y si duermo, no siento lo que vivo.

Poema: Lope de Vega Fotografía: Daniel Montesinos.

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l castillo de Arcos de la Frontera, fue clave en la defensa de la ciudad al Oriente y está constituida por cuatro torres, un cubo central y el flanqueo de un par de torreones del que solo subsiste el de la izquierda a la bajada, llamado la Torre de la Traición, que fue reconstruida en los siglos XVII y XVIII, desde ella pueden apreciarse restos de muralla encajonados entre las casas. Desde el exterior aparece un arco rodeado de viviendas, con una capilla de sencilla bóveda con linterna que guarda en su interior una buena talla, restaurada recientemente de la Virgen del Pilar. Leyendas.

Infinidad de leyendas medievales se asocian a los muros y pasadizos de la fortaleza, como aquella, referente a la conquista de Arcos por Alfonso X, que narra cómo los cristianos se sirvieron para tomarla de un conducto oculto que conectaba el castillo con el río Guadalete, utilizado por las noches por una bella musulmana, señora de la villa, para bañarse en sus aguas, y por eso llamado "el baño de la reina". Otra historia legendaria relata el suceso de la favorita del reyezuelo musulmán de Arcos, quien, tras partir en una expedición, la había dejado encerrada en la fortaleza con provisiones para que aguardara su re-

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greso, que nunca se produjo. Quedaría ya para siempre prisionera en la denominada "alcoba del amor", contándose que el espíritu de la infortunada toma en las noches de luna llena la forma de un buitre que vaga entre las almenas y los tajos. La mayoría de los habitantes de Arcos os hablarán del dragón que hay dormido en el interior de la peña de Arcos, y que, cuando despierta, hace sonar los acantilados. Debajo de la peña siempre se ha contado la historia de los pasadizos secretos de la ciudad, aunque nunca se ha logrado de-

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mostrar tales afirmaciones. Esta leyenda data de la época en la que los cristianos conquistaron Arcos a los musulmanes. Los cristianos estaban intentando encontrar un camino que los llevara hasta el castillo de Arcos, mientras que la reina musulmana estaba intentando escapar del asedio. Una noche, la reina pasó por los pasillos secretos con su bebé, y los cristianos escucharon el llanto del niño, encontrando así la forma de poder llegar hasta el castillo. Otra leyenda se refiere a dos de las torres del castillo de Arcos. El duque que vivía en el castillo tuvo una hija que estaba enamorada de un jo-

ven de una familia de clase inferior. El duque de Arcos no podía aceptar este enlace, por lo que encerró a su hija en una de las torres del castillo, mientras que el joven tuvo que ser asesinado en la otra torre para evitar el posible casamiento. Dicen que, ese día, dos palomas volaron de cada torre, y cuando los guardias entraron en la torre para liberar a la hija del duque, no estaba allí, ni tampoco el cuerpo del joven en la otra torre. Muchas personas de Arcos dicen hoy en día que aún se pueden ver muchas veces dos palomas revoloteando por los alrededores del castillo. Cuenta la leyenda que el fantasma de una mujer musulmana deambula por las almenas del castillo todas las noches de luna, en busca de su amante.

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テ]gel del Valle Nieto

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as cigüeñas blancas son tan familiares al hombre que muchos y excelsos poetas las han llevado hasta sus versos; versos que traemos a este artículo para mostrar a los lectores de Alcazaba cómo viajan, cómo anidan, cómo nos resulta familiar su presencia, blanca y elegante.

Y lo vamos a hacer con esta selección de versos que aquí presentamos. “Por San Blas, la cigüeña verás”. Y yo completaría esta afirmación con una pregunta: ¿Y quién las ve llegar?. Porque, cito el Tesoro de Covarrubias, “cuando vuelven no nos damos cato a su medida, hasta que tienen tomada posesión de sus estancias; las cuales (digo nidos) dejaron cargados y pertrechados, porque el aire no se los desbaratase con las tempestades del invierno”. Antonio Machado nos lo dice así en <<Del pasado efímero>>, de Campos de Castilla:

Cigüeñas en el campanario de la iglesia de San Jorge el Real, en Tudela, Navarra

“Este hombre del casino provinciano / bosteza de políticas banales / dicterios al Gobierno reaccionario, / y augura que vendrán los liberales, / cual torna la cigüeña al campanario.”

Antonio Machado nos cita su regreso en “Orillas del Duero”: “Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario. / Girando en torno a la torre y al caserón solitario/ ya las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno, /de nevadas y ventiscas los crudos soplos de infierno.”

¿Y qué significa la llegada de la cigüeña? Para ella, el final de su emigración prenupcial; para nosotros, la proximidad de la primavera, de la que es alado e infalible heraldo:

Y así las saluda José García Nieto en “Víspera hacia ti”:

“-¡Mira, dueña, tiene /ya flores la acacia! /-¡Mira, dueña, el viento /desnuda las ramas! /-¡Mira, las cigüeñas /vinieron!...”

“¡Campanas altas! ¡Campanas! /Bronce y viento. Claridad. /Al fin cubren mi ciudad /tus cigüeñas más lejanas.”

De esta forma nos lo dice Federico Muelas en “Romances y canciones de espera y recuerdo”.

Y Antonio Machado suspira desde Baeza por la primavera soriana y, cargado de nostalgia, pregunta por sus signos a su amigo José María Palacio:

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“Palacio, buen amigo, /¿está la primavera /vistiendo ya las ramas de los chopos /del río y los caminos? /Por esos campanarios /Ya habrán ido llegando las cigüeñas.

espadaña /rota de la iglesia, /va siguiendo el ritmo /la vieja cigüeña.)

En abril, viajero en tren, va recordando el paisaje de Soria y, desde su Guadalquivir, añora el crepitar de la encina en la chimenea para borrar el cierzo helado y escribe en “Recuerdos”:

Y es en esta época de celo cuando producen un sonido muy intenso castañeteando con el pico; es decir, crotorean:

Una vez acondicionado el nido, empollan y crían que es a lo que han venido a nuestras latitudes.

En su “Canto”, Miguel de Unamuno se refiere a ello con estos versos:

“Tendrán los campanarios de Soria sus cigüeñas, /y la roqueda parda más de un zarzal en flor”.

“Campanario campesino, / crotorea tu cigüeña”.

Regresan, pues, “pajes de la primavera”...

Su “voz” se llama, pues, crotoreo, que realiza con un batir rítmico de sus mandíbulas y que generalmente es una manifestación de celo.

Y construyen sus nidos. ¿Con qué materiales? Olvidémosnos de que en ellos han aparecido los más diversos: papeles, trapos, gomas, etc. y que nos conteste Machado: “y las cigüeñas, /de sus nidos de retamas”,

Fernando Villalón construye su poema “Señora cigüeña”, perteneciente a su obra “Andalucía la Baja”, sobre la onomatopeya del crotoreo cigüeñil, precisamente, recurriendo a él como contestación a preguntas dirigidas a la cigüeña. Veámoslo:

También, en sus “Apuntes y canciones”: “La cigüeña absorta, / sobre su nido de ramas, / mirando la tarde roja”. Una vez construidos, los habitan y continúan proclamando a la primavera. Seguimos con la voz de Antonio Machado, esta vez en “Pascua de Resurreción”, de “Campos de Castilla”:

“Usted que en la torre /fabrica su nido / y ensucia la torre /con paja y carrizos. / ¿Tiene permisión /del señor obispo? / Karratrak/ Karratrak /Karratrak”.

“Ya sus hermosos nidos habitan las cigüeñas, /y escriben en la torre sus blancos garabatos”.

Y, naturalmente, se reproducen. Recurrimos una vez más, a los versos de Antonio Machado. En esta ocasión a los del poema “La casa” de “La tierra de Alvargonzález”. Del cuidado de los cigoñinos nos habla así:

O en las espadañas, como nos apunta Carlos Murciano en “El mirlo”: “El mirlo se pone /su levita nueva, / recoge su flauta, /sube a la azotea /e inicia el concierto /de la primavera:/ (Sobre la

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“Y era allí donde los padres /veían en primavera /el huerto en flor, y en el cielo /de mayo, azul, la cigüeña /-cuando las rosas se abren /y los zarzales blanquean- /que enseñaba a sus hijuelos /a usar de las alas lentas.” Cigoñinos a los que hay que alimentar, según nos dice Joaquín benito de Lucas en “Cigüeña”: “En el pico rojizo / de sol y de verano / sostiene un ratón blanco, /una culebra de agua y una rana /verde que se marea con la altura. /Es el botín de guerra /que transporta del campo de batalla /hasta la paz del nido /donde sus hijos, /los tiernos cigoñinos, /esperan el milagro –como todos nosotros -/ de alimentarse.” Es en esta época cuando su vuelo se enseñorea de nuestros cielos: “Castillo. Vuelos al sol.

(nos dice Gerardo Diego en “El Puerto”) Entre almenas, /resbala por la piedra /-qué maravilla- /la sombra de la cigüeña”. Y es que se trata de un vuelo sostenido, como corresponde a las aves planeadoras y tan suave que “resbala su sombra por las piedras”. Es tardo y perezoso, casi duermen volando: “¡Oh tarde luminosa! (nos canta Antonio Machado en “Galerías” XVI) El aire está encantado. /La blanca cigüeña / dormita volando”. El alma también se queda quieta al ver volar a la cigüeña en la llanura manchega, tal y como lo canta José Bergamín en su “Apartada orilla”: “En la llanura manchega /bajo las nubes se agacha /el vuelo de la cigüeña”. Sin embargo, Fernando Villalón hace de su vuelo una aventura trágica en este panorámico poema “Aire” de “Romances del 800”:

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Y rezan las campanas en las torres /de afiladas agujas; las cigüeñas /-ibis sagrados de la fe de Cristo- /devotas se persignan con sus picos /al borde del abismo, encomendando /su ánima al cielo en la aventura trágica /de dominar al aire y se despegan /volando huecas con sus patas rígidas /hacia atrás estiradas.”

cer testigos de la salida de Alfonso XIII hacia el exilio: “La primavera ha venido /y don Alfonso se va. /Muchos buques le acompañan / hasta cerca de la mar. /Las cigüeñas de las torres /quisieran verlo embarcar...” José García Nieto las destaca en “Cigüeñas sobre el acueducto de Mérida”:

Vuelan, nos dirá definitivamente Antonio Machado en “Apuntes y Canciones”, “como una ballesta, / en el cielo azul, /, hacia la torre mudéjar...”

“Bebía el mar de Dios los afluentes / vuelos, y batidoras, níveas señas /ponían en los arcos las cigüeñas, /graves, ancladas, mágicas, ausentes.”

Y en estas “sus torres”, nos observan y se incardinan, con su perfil y sus garabatos –con los que parecen “escribir letras japonesas” en expresión de Góngora- en nuestros más familiares paisajes:

Un poeta palentino, farmacéutico, igual que Federico Muelas y León Felipe, a los que también cito, nos las presenta de esta forma en “El pueblo” de su libro “La trébede”:

“Y habrá cigüeñas al sol / mirando la tarde roja, / entre Moncayo y Urbión.”, nos asegura Antonio Machado que, en “Mairena póstumo” LXXI, las llega a ha-

“Dígame la verdad... /Usted no ha estado /apenas en el pueblo...Sé que vino /dos veces a un entierro, sé que cobra /

Cigüeñas sobre el acueducto de los Milagros, en Mérida, Badajoz

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puntualmente su renta de nostalgias, / que aquí nació su madre, por ejemplo, /pero no ha visto nunca una cigüeña /suspirar en la torre de Santiago”. José María Hinojosa nos la sitúa, respectivamente, en pino o en torre, bien sea en “Poema del campo” o en “Pueblo”: “Un pino solo / en la llanura inmensa, / y en el pino, / una cigüeña”. “Su torre es la cigüeña / puesta sobre tejados, / ella sola es la dueña / de un mirar despejado.” En “Cáceres”, Miguel de Unamuno no se olvida de citarlas: “Y así van las horas, / paso a paso, / al pie de las torres / donde se alzan, centinelas de modorra, / las cigüeñas / de Cáceres.” También León Felipe las recuerda en el pueblo vacío de su poema “La mosca” de “Rocinante”:

“Aquel pueblo con su campanario / y su cigüeña.” A veces, identifican a una ciudad, como en “Primer número”, de Gerardo Diego:

Casa de las Cigüeñas. Construida a finales del siglo XV por Diego de Cáceres. También se conoce el monumento por "Palacio de las Cigüeñas" . Cáceres.

“Construid nuestra Soria viva sobre las ruinas, /Soria de las cigüeñas y de las golondrinas;”

“encinas matriarcales /que ceñís espadañas donde sueña, /mientras la esquila duerme, la cigüeña /al peso de las horas estivales.”

María Luisa Muñoz de Buendía las retrata en pleno campo con esta bellísima metáfora de su poema “Cigüeñas” de “Poemas andaluces”:

En estilo casi telegráfico e impresionista nos las trae de la mano Valle-Inclán en su “Medinica” (clave VIII de “Claves líricas”):

“Cigüeñas en los trigales / como blancas azucenas.”

“Un pueblo con soportales /y balcones de madera, /casas de adobe, corrales, / cigüeñas y rastrojera.”

También lejos de las torres ciudadanas nos las sitúa Unamuno en “Leyendo un libro vivo de un amigo muerto”:

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Antonio Machado las hace actrices de esta representación estival en “Otros días” , de “La tierra de Alvargonzález”: “Ya están las zarzas floridas /y los ciruelos blanquean; /ya las abejas doradas /liban para sus colmenas, /y en los nidos, que coronan /las torres de las iglesias, /asoman los garabatos /ganchudos de las cigüeñas.” ...Los garabatos. Ya los tenemos aquí: Antonio Machado se constituye en su primer cantor: Así, en “Galerías” (XVI): “La blanca cigüeña, / como un garabato, / tranquila y disforme, ¡tan disparatada!, / sobre el campanario.” E insiste en “Pascua de Resurrección”:

“Ya sus hermosos nidos habitan las cigüeñas, /y escriben en las torres sus blancos garabatos.” Son tan machadianos estos garabatos que Jorge Guillén alude a ello en “Cigüeña en lugar sagrado”, de “Final”: “Cigüeña en lugar sagrado, / Especie de jeroglífico / Que admira Antonio Machado, / Cristianamente pacífico.” Estos garabatos los hacen muchas veces (mejor dicho, los escriben contra el cielo) apoyadas en una sola pata, como aquellos primitivos ermitaños, los estilitas, que vivían sobre una mínima columna, haciendo infinitamente mayor la austeridad de su retiro. Vivían, pues, alargando el sentido de la imagen, sobre una sola pata. No se le escapa a Valle-Inclán todo lo anterior y en poema 13 de “Clave V”, en “Claves líricas”, nos lo dice: “A Simeón el Estilita /En penitencia sobre un pie, / Desacredita /La cigüeña falta de fe.” Y, enlazando con esta imagen, no resisto a citar aquí esta expresiva redondilla de cuyo autor, lamentablemente, he perdido la referencia:

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“Estilita la cigüeña /en ruina de campanario /avizora el escenario /del ocaso con que sueña”.

He aquí el (resumido) “Elogio a las cigüeñas blancas” de Federico García-Lorca en “Poesía inédita de juventud”:

Sobre sus patas, hechas o no garabatos, las cigüeñas se quedan como absortas. Esta quietud inspira a Guillermo Valencia estos versos de “Las cigüeñas blancas”:

“Ejemplos sapientísimos para la humanidad./Maestras del olvido, que buscáis en las torres /Las cercanías del cielo y los grandes acordes /Que claman las campanas mensajeras de paz. /Actitudes plomizas sobre fondo de olor, /Sois interrogantes de la naturaleza. /¡Ah, pájaros derviches llenos de gentileza! /¡Ah, pájaros divinos sin gracia y sin amor! /Cigüeñas musicales amantes de campanas /¡Oh! ¿Qué pena tan grande que no sepáis cantar!”

“Y en reposo silente sobre el ara, /con su pico de púrpura encendida, /tenue lámpara finge de Carrara /sobre vivos colores sostenida.” García-Lorca va más allá y lo identifica con un éxtasis en su “Romance de la Guardia Civil Española”:

El primer poema de su “Nuevo cuaderno de Soria”, de Gerardo Diego, tenía que titularse, inevitablemente, “Cigüeña”. Él va a poner la última voz, el último timbre a esta conferencia:

“La media luna, soñaba / un éxtasis de cigüeña.” La cigüeña es sociable y poco tímida con el hombre, pero nunca agresiva a no ser que esté herida y nos resulta tan familiar que Rafael Alberti no duda en escribir una “Nana de la cigüeña” (¿hay algo más íntimo y familiar que una nana?) en “Marinero en tierra”:

“Cigüeña, vieja amiga de las ruinas, /la del pico de tabla y el vuelo campeador. / Cigüeña que custodias las glorias numantinas. /Cigüeña de las peñas de Calatañazor. //Yo soñaba contigo, roja y blanca / sobre el nido de leña; /o en el vuelo extendida –pico, cuello, ala y zanca- /pero tú no bajabas a mi ciudad costeña. //Tú eras entonces milagrosa y buena, /hada madrina de los campanarios. /Cuando la nube amaga y la tormenta truena /guardabas del pedrisco los tesoros agrarios. //Ahora ya conozco tu apostura, /tu lento vuelo sesgo, tu paso señoril, /cigüeña de San Blas que nos augura /el luminoso abril. //Y así siempre te busco cuando voy de camino /y detengo mi ruta para verte volar, /y te envidio, cigüeña, tu bifronte destino, /tus inquietudes nómadas, tu constancia de hogar.

“Que no me digan a mí /que el canto de la cigüeña /no es bueno para dormir. //Si la cigüeña canta /arriba en el campanario, / que no me digan a mí /que no es del cielo su canto.” Y se van. Nadie las ha visto partir, porque parten de noche, pero se van. También su marcha se ilumina con la poesía de Antonio Machado en “La casa”:

“Es una tarde de otoño. /En la alameda dorada /no quedan ya ruiseñores; / enmudeció la cigarra. /Las últimas golondrinas /que no emprendieron la marcha, / morirán, y las cigüeñas, /de sus nidos de retamas /en torres y campanarios, / huyeron.”

Palabras blancas como las cigüeñas de nuestros cielos o cigüeñas blancas como la voz luminosa de los poetas…

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María Lara Martínez

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El Gran Capitán observa el cadáver del Duque de Nemours tras la batalla de Ceriñola. Obra de Federico Madrazo.

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n ocasiones, cuando el mar documental osa abrumar al historiador tapando al personaje de estudio, supondría un acierto comparar la Historia en pleno con un gran humano, tendencia a la antropomorfización que puede revelar tintes de los intereses de los tiempos pretéritos y de las inquietudes de los presentes. Y un “gran humano” precisamente de la época dorada de los Tercios, la Edad Moderna. Porque, a diferencia de Leviatán, el monstruo bíblico, o el Estado tiránico de Hobbes, está consensuado que la grandeza no reside en el tamaño del gigante, sino en la humildad y en el sentimiento sincero del ente que se desliza con pies de barro.

ta alentó a continuar impulsando, a partes iguales, la firmeza y el diálogo, la contundencia en la seguridad y el respeto a todos los ciudadanos de buena voluntad, con independencia de esas diferencias que crean la riqueza intangible pero visible de la sociedad intercultural. El título con el que se conoce a este sujeto es el de Gran Capitán, no resultó pretencioso, sino merecido, el adjetivo que se le aplicó. Hijo segundo del V señor de Aguilar de la Frontera y de Priego de Córdoba, Gonzalo Fernández de Córdoba tuvo que contentarse al presenciar cómo la princesa Isabel, la mujer de sus sueños, a la que había servido con donaire de mocedad y fidelidad extrema, era desposada por el aragonés, primo de ambos.

En 2015, año sacudido por amenazas fanáticas y atentados terroristas, una silue-

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Hoja del libro de las famosas "Cuentas del Gran Capitán", redactadas y libradas después de la Segunda Campaña de Napoles. Se compone de 942 hojas soleadas. Se encuentran en el Archivo General de Simancas en España.

No fue fácil liderar las tropas en los últimos años de la guerra de Granada, la familia de Boabil era un avispero de conjuras y, en paralelo, la corte castellana no paraba quieta, ya fuera por la rivalidad con el hermanastro Enrique IV, la disputa abierta contra la supuesta sobrina de Isabel, Juana la Beltraneja, o las extensas cabalgadas apaciguando las maniobras del marqués de Villena, unas veces a favor de los duques del Infantado, otras dorando la píldora al arzobispo Carrillo, mas de cualquier modo siempre espiando a través de la celosía de Belmonte para colocar a los suyos en buen sitial.

nos, soportar la humillación de las famosas “cuentas” tras la campaña de Nápoles de 1506. La respuesta del vasallo cordobés a Fernando fue desafiarlo con una enumeración de gastos exorbitantes en conceptos absurdos: en picos, palas y azadones, cien millones…, aludiendo al heroísmo de sus efectivos que había supuesto la derrota francesa. Si un rasgo descolló en la personalidad de este estratega fue el talante negociador. Así lo demuestran las cartas cru-

Tampoco fue agradable para el Gran Capitán el dar la cara y afrontar los motines por el retraso de las soldadas. Y, me-

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Revista La Alcazaba Fernando el Católico

zadas con su soberano. En una de ellas, éste se desahogaba con el más fiel

por mano de flamencos, y así su vida no está sin mucho peligro”.

caballero, comentándole la indignación que sufría por el trato que el Felipe (el Hermoso) le daba a su hija Juana (la Loca): “que no se ha contentado con publicar por loca a la reina, mi hija, su mujer, y enviar acá sobre ello escrituras firmadas de su mano, e más he sabido que la tienen en Flandes como presa e fuera de toda su libertad. E que no consienten que la sirva ni vea ni hable ninguno de sus naturales, e que lo que come es

En junio de 1515 Gonzalo recayó en un tipo de fiebre llamada “cuartanas”. A principios del mes siguiente dejó Loja y, como por intuición, se dirigió a Granada. En otoño, enfermo en cama, fue informado del desastre papal frente a las tropas galas en Marignano, cerca de Milán. No obstante, diez años después, el éxito de Carlos V en Pavía se fundamentaría en las reformas militares emprendidas bajo su criterio. De hecho, las innovaciones en el ejército llevadas a cabo por Fernández de Córdoba en el transcurso de las guerras de Italia desembocarían en el Tercio.

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Había terminado el Medievo, la época de los castillos donde la caballería ejercía de reina de las batallas, ¡qué bien lo sabría don Quijote! En la era de los Estados nacionales el predominio vendría a recaer en la infantería, de ahí que se sustituyera el choque medieval por la táctica de defensa. ¡El valor reside en el término medio entre la cobardía y la temeridad!, arengaba el de la triste figura. El 30 de noviembre de 1515 redactó el último testamento, introduciendo dos cambios: la incorporación en su identificación del rango de Gran Capitán, y el anhelo de ser enterrado en el monasterio granadino de San Jerónimo. Rubricó el documento el 1 de diciembre. En la siguiente jornada dejaba finalmente este mundo, rodeado de su segunda mujer, María Manrique de Lara, duquesa de Sessa, y de su hija, Elvira. Con 62 años, 3 meses y 1 día moría el hombre, nacía el mito. En su honor, el cuartel de la Legión Española en Melilla lleva su nombre. En el conjunto de epístolas expresando condolencias, llegó la del Rey Católico. También la de su nieto, Carlos de Hasburgo. Curiosamente, Fernando fenecería sólo un mes después, el 23 de enero, en Madrigalejo (Cáceres). Las malas lenguas propagaron que el motivo del óbito fue el brebaje ingerido para tener descendencia con la joven Germana de Foix. En 2016 se conmemora el V Centenario del hijo de Juan II de Aragón y esposo de Isabel I de Castilla. En la vida y en la muerte, la misión del escudero es ejercitarse en la docilidad para preparar fastos, callar palabras o utilizar su integridad como baluarte en aras de proteger y, a la par, abrir paso al señor entre las murallas.

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Estatua orante de el Gran Capitรกn

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ería bueno comenzar este trabajo con uno de aquellos aforismos a los que el propio Canetti dedicó gran parte de sus últimos días: “A los vivos, a los que se conoce bien siempre, hay algo que reprocharles. En cambio, se puede ser siempre grato a los ojos de los muertos porque no prohíben a nadie que les recuerde...”, y es que no hay duda, porque ahora en la mente de cada cañetero hay un pequeño espacio donde ha quedado grabado el nombre de este genial escritor que supo dar el sentido a su vida con el más bello arte: la escritura.

Elias Canetti en 1917.

Tal y como bien nos dijo Enrique Domínguez Millán, en aquel lejano homenaje de 1982, “...entre las 35.000 familias hebreas que se vieron forzadas a emprender el duro camino de la emigración en aquel año de 1492 –el mismo de la toma de Granada y del Descubrimiento de Américaestaba la que andando el tiempo, habría de generar la figura, admirable y admirada, de un Premio Nobel. Familia tan arraigada en la noble villa conquense, tan identificada con ella, que tomo su nombre por apellido. Y con este apellido de Cañete llegó al exilio, donde cambios y modas lo fueron transformando hasta devenir en Canetti.

Y es así, porque aquella III Alvarada, llevada a cabo en el año 2001, sirvió para dos cosas realmente importantes, una, unir en sentimiento común a todo un pueblo que vió como se consolidaba ante la humanidad un acontecer cultural como patrimonio de todos y, otra, porque sirvió para dignificar un poco más, dándole la generosidad del tiempo, la figura de aquel búlgaro que un día sintiese en su corazón la patria de aquellos antepasados que, por la ironía de la vida y de la historia, dejaron el hogar que les viese nacer para buscar un nuevo rincón que marcase destino. Porque nos dicen las páginas de la historia, que:

Aquella familia expulsada de España por mantenerse fiel a sus creencias, a sus principios y tradiciones, se llevó consigo, sin embargo, muchos de los principios y tradiciones de la tierra que se veía obligar a abandonar. Y no sólo los llevó consigo, sino que los guardó como un rico tesoro y los fue transmitiendo de generación en generación, a despecho de avatares y vicisitudes y sin parar mientes en lejanías de tiempos y espacios. Además del idioma,

“..De Cañete hace, unos cuatrocientos años aproximadamente, salía camino del destierro, expulsada por el fanatismo de una Reina, una familia judía, una más de tantas y tantas, que tan enraizada en nuestra tierra llevó, junto a su corazón, el sentimiento de su cuna, y junto a su nombre, el apellido del lugar de procedencia.”

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conservaron la nostalgia, el recuerdo de aquella Sefarad de la que procedían, en las que habían quedado vivencias y raíces. Y conservaron también el talante. Entre todos los judíos de la diáspora, entre todos los que poblaron las aljamas de Asterdam, de Hamburgo, de Centroeuropa, de los Balcanes, de Salónica, de Estambul, de Esmirna, los sefardíes, es decir, los procedentes de España Mathilde Canetti y sus hijos Elías, Nissim y Georges (Zurich, 1917) . tenían un sello distinto, un sello de distinción que los hacía singuaquel comerciante de lares. Todavía cuatro siglos después de la Rutschuk que bien alardeapartida, en la infancia de Elías Canetti, se ba de su “butica” y pureza mantenía esa diferenciación, ese signo esde sangre, tuvo que marpecífico. En su delicioso libro “La Lengua char hacia Franfurt para, después, instalarse en Vieabsuelta”, el propio Canetti nos lo dice”. na, en cuya universidad obTal fue el destino, que aquella familia tendría el título de Doctor que tan injustamente tuvo que abandonar en Filosofía y Letras. Desde el hogar que les había visto nacer, marchó entonces empezó a escribir a instalarse a Bulgaria, en la lejana Europa y aunque su vida fue un tradel Este, donde el vidish, por una parte, y siego de viajes y nuevos el sefardí por otra, hicieron, sus primeras lugares de residencia, decijornadas relativamente fáciles hasta su dió instalarse en Zurich plena identificación, llegando a integrarse hasta el momento en que le en una nueva sociedad sin abandonar en llegaría, desgraciadamente, su corazón aquella lejana tierra de la Casla muerte. tilla aragonesa que un día lejano les viese

Su vida, al igual que su obra, habla por sí misma y él, tan dado a sus pensamientos y reflexiones lo reflejaba claramente cuando dijo: “...sólo en el exilio se da uno cuenta de que el mundo ha sido siempre un mundo de exiliados.”

partir. Elías Canetti nacería de aquella familia a comienzos de siglo XX, concretamente en el año 1905, en Rutschuk, pequeña ciudad situada en el curso bajo del río Danubio. En 1911 se trasladaría con sus padres, judíos de origen español, a Inglaterra y en 1913, tras la muerte de su padre, hijo de

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Porque, a despecho de algunos, Canetti era, ante todo, un hombre desarraigado. Por eso quizás, es de difícil lectura y quizás aparece también como un desconocido para muchos, pero su obra es, ante todo, una reflexión parabólica sobre el aislamiento a que se siente sometido ese peregrino que es el hombre en su aventura vital. Un aislamiento, el de Canetti, que durante mucho tiempo de su vida, planeó como un ave negra por encima de cada una de sus páginas. Quizá, el “angel negro” que tocaba el corazón de Unamuno o la austeridad de una tierra que tan necesariamente está en las visiones lejanas de su propia sangre. Por eso, Elías un día escribía que: “...solamente sentimos de veras que nos sobrecoge el miedo cuando notamos que nos roza el alma el Absoluto.”

siempre recordado, Carlos de la Rica, aducía en su alocución en ese nexo tripartito entre Cervantes, Canetti y el propio Kafka, identificando el sustrato judaico de las tres obras que, a partir de la obra “Auto de fe”, en esa locura como común denominador en el “alocado desenfreno en busca del castillo” no sin dejar de enfrentar a Don Quijote con el profesor Kien y considerar la locura como un camino de salvación.

Este era, sin duda, el Canetti que al mundo sorprendió con la consecución del más alto galardón universal de la letras, en aquel año de 1981; un hombre sencillo, marcado por la impetuosidad de su propia vida, inserta en avatares de tremendo desasosiego y que, bien reflejado quedaba en su obra. Esto y otras sensaciones justificaban su admiración por Kafka, en su crítica tan exacerbada en ese sutil análisis de “el otro proceso”, admiración compartida por el exilio, en este caso, lingüístico y que, el bueno y

Tendríamos, como sigue diciendo Carlos, que haber inventado a Canetti, en caso de no haber existido, porque es agarrar al mismo viento y hacerle estar ahí quieto, sin estridencias, sin lastimar siquiera la realidad viviente.

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Su obra es como él mismo era, directa, reflexiva, transparente y, es tal, que hasta su propia vida se introduce en la nuestra y participamos con él en la de los demás, se nos hace familiar e imprescindible. Y con el sentimiento más conquense o, más cañetero, si cabe, la Academia Conquense de Artes y Letras, buque del culto conquensismo, tomó las riendas y, por cierto, nunca mejor tomadas, y puso en marcha un proyecto que culminaba en esos actos bien hilvanados donde el Ayuntamiento de la villa, al unísono, cantaba la aureola del más puro paisanaje para culminar en un emotivo encuentro llevado cabo el 19 de diciembre de 1982, con la presencia de Carlos de la Rica, por entonces Presidente de la Academia de Artes y Letras y un servidor de Vds., Miguel Romero. Tal fue que una placa en la fachada principal del edificio del Ayuntamiento conmemora aquel insigne acontecimiento:

Deseo darle mi más expresivas gracias por el título de Hijo Adoptivo que el pueblo de Cañete me ha dispensado,...”

“La Academia Conquense de Artes y Letras al eximio escritor Elías Canetti, Premio Nobel de Literatura 1981, cuyo linaje sefardita tuvo sus raíces en esta noble villa de Cañete”.

Así, entre la sencillez de su espíritu y la magneficencia de su obra, Elías se sentía muy nuestro, a pesar de que esa vinculación del escritor a España, a Cañete, a nuestra propia alma, fuese tardía, pero el tiempo siempre dice la verdad, siempre adula la honestidad del valor, del deseo porque, la igual que su propia obra en esa, a veces, lectura difícil es también lectura obligada, para saber por dónde andan las ideas de quienes, hoy por hoy, hacen algo más que dejarse llevar por la imagen o por lo superficial de las lecturas precipitadas y espectaculares, algo que ya denunciase Cristóbal Sarrias en “Vía Libre”.

Frente al recuerdo, entre ceremonia engalanada, las autoridades regionales con el Consejero Antonio Rodríguez, las provinciales con D. Juan Bautista Alarcón, las locales con D. Isidro Romero, alcalde de la villa y las personalidades culturales de la Academia, adornaban un acto que el propio representante del escritor, D. Jaime Vandor, no pudo más que agradecer textualmente aquella misiva que el propio Elías había enviado: “...El homenaje del que a mis años he sido objeto en Cañete me ha conmovido profundamente y me ha llenado de gozo.

Así es el pueblo. Adulador por necesidad y sencillo por autonomasia. Ahora

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más que sonrojarme y llorar pues, pese a mi ausencia, he sentido el calor que Vd. y sus colaboradores de la Academia Conquense han puesto en esos actos y con un pueblo que me enaltece inmerecidamente al nombrarme su hijo adoptivo. De ahora en adelante, Cuenca y Cañete ocuparán en mi corazón un lugar predilecto.” Elías era cañetero de alma, -en el recuerdo por su ausencia así se le debe de considerar porque él mismo lo dijo y quiso-, y no quiero con esta afirmación parecer dar rienda al aforismo más clásico del oportunismo gratuito, porque su conciencia está en Cañete, en cada uno de sus vecinos que ahora lo sienten como parte de su historia y es que ante la carta enviada desde Cuenca para ofrecerle homenaje en diciembre de 1982, él mismo nos dijo: “ Roza lo maravilloso que al cabo de quinientos años esta ciudad de Castilla me cuente entre los suyos...porque lo que más desea un autor que es, la continuidad de su nombre por su supervivencia para la posteridad, me ha venido concedido de una manera muy diferente: por pervivencia, por la ligazón de mi nombre con la villa de Cañete.”

que se siente sefardita por herencia, ahora que refleja literatura entre pilares del medievo es, pueblo de escritores, consumados o en ciernes, y, quiere sentirse más universal, más de todos, porque el arte encierra personalidad del mañana y se adueña del espíritu de artistas haciendo lo que el propio Elías decidió, tomar un nuevo punto de partida y emprender un camino original frente al enigma de la llamada formación de masas.

Y es que la fuerza del sefardí reside en la nostalgia, en un deseo de vuelta y de retorno, porque no sólo por sefardí cuya fuerza le liga a España, sino por judío quienes, en general, poseen una especie de mística o sentido universal perfectamente armonizable con su constante vuelta a la Tierra de la Promesa.

Él lo dijo numerosas veces cuando recibió el premio, cuando habló después y tantas veces cuantas tuvo que mantener contestación a esas misivas sentimentalistas de nuestras raíces conquenses. Lo fue a la prensa desplazada a Suecia, lo fue a sus amigos en Bulgaria y lo fue a Carlos, a Vandor, a Muchnik y a mí, por eso escribía a Domínguez Millán: “... no puedo

Por eso en su confesión queda tan patente su origen, su impronta, su osadía ancestral bien definida, y él lo reafirma y lo sufre: “la edad y sus achaques ya no me permiten el viaje a España y a Cañete;

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por ello el hecho de que ahora en pensamiento pueda sentirme en casa allí, adquiere para mí un significado especialmente hondo”. Y muchos con voz de fuerte sentimiento literario y de un gran dominio de nuestra lengua lo reafirman en excelentes ensayos, avivados de pensamiento profundo, como las siempre afables palabras de su editor Mario Muchnik, las de su fiel traductor y albacea al que me siento unido por haberme permitido hablar con el mismo Elías, quien cariñosa carta me enviase en febrero de 1983, Jaime Vandor, o las de Claudio Magris, Luis Izquierdo y sobre todo, un Florencio Martinez, como siempre bien hacedor de la buena escritura que, no hace mucho escribía, “...que Elías Canetti murió en Zurich oyendo las voces de Cañete, como Marrakesh Pastel de Marie-Louise von Motesiczky, 1992 oía las de Marrakesh sin poder venir a cosechar las manzanicas de la Condestable con la llave de sus antepasavega del río Mayor o de la vega del río dos para introducirla en una puerta de la Cabriel, como aquellas que recordaban calle de las Eras. sus antepasados en Stambol”. Y así sigue Florencio en su bien titulada “las voces de Y si hace casi treinta años fue la AcaCañete”, en esa su despedida en son de demia Conquense de Artes y Letras, de la elegía al decir “...que Cañete podía rommano de nuestro añorado Carlos de la Riper ya los sellos de las puertas que estaban ca, él mismo, más albacea que ninguno y esperándolo, pero no así su memoria de casi tan cañetero como el propio Elías, cañetero del alma, de sefardita cabal, de vuelve a la carga doce años después y junspaniol legítimo, como le llamara en ocato, a un servidor de ustedes, prepara nueva sión memorable Hermann Broch..." velada literaria, llena del encanto frente a la fachada de aquel San Julián, el santo Qué bien enlaza sus palabras Florenobispo amigo de conversación con judíos cio¡, porque sabe reflejar y así lo dice y amplio conocedor de los escritos de cuando que el propio Elías estaba oyendo Maimónides, para dar rienda suelta a esen sus voces, esa llamada del paraíso y critos semipoéticos llenos de ese amor a donde no es ninguna ilusión pensar que de lo sencillo y a lo humano. no habérselo vedado sus alifafes, el viejo profesor se habría llegado a la Villa del

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Por eso, un 7 de septiembre de 1994, año fatídico de su muerte, frente a un público que ansiaba recordar, recitamos historia, entre la añoranza de un rico pasado y el vivo sentimiento de un brillante futuro, porque había que hacerlo y tenía que seguir viva la estela encendida.

Para ello, un cuatro de agosto de aquel 2001 se inició semblanza y nada mejor que inspirar, por el aire, melodías de bellos acordes acompasados de una voz, magistral por si misma, salidos de una garganta que privilegia el sentido: Mónica Monasterio. Ella misma, candor y dulzura entre movimientos perdidos por causa de su ceguera, deleitó sin límites a un público agolpado en el bello marco de la iglesia de San Julián, la misma que cubriese telón en aquel primer homenaje, ya póstumo pero que entonces, marcó estela de vida.

Es así cuando se llega a la XI Alvarada y se llega con el firme proyecto de mantener viva su figura y su obra, por lo menos en el sentimiento de quienes llevamos a cabo la organización de este evento y así, con el recuerdo, homenajear en esta revista “El Postigo”, a quien desde siempre se sintió cañetero, sobre todo en el fondo de un corazón sefardí, el suyo, herido por la nostalgia, la marcha forzada y, sobre todo, la persecución de ideologías y razas sin sentido.

Pero el día glorioso por el que, el espíritu selecto del alma de Canetti, vagaba ayudado de querubines entre un ambiente preparado y seleccionado, fue un cinco, sábado, día santo por la Torá y, sin embargo, día de gloria para su recuerdo entre nosotros.

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Entre nosotros estuvo, Abraham Haim, llegado desde esa Jerusalem acostumbrada al sufrimiento eterno, acompañándonos e invitándonos a llegar hasta el más íntimo Elías. Abraham, sencillez y humildad enrazada, parece heredero o, quizás, parte misma de esa generación que ayudó en este siglo a elevar cultura judía y dentro de un grupo en el que Alban Berg, Herman Broch o Alma Mahler, comparte historia y hace vibrar la referencia entre sinagoga medieval, percibiendo hasta el rumor entre sus paredes, con los Salmos y las plegarias de los Sábados, ¡qué agradable es tu descanso, Sábado Reina, por eso nos apresuramos a tu descanso, Novia Ungida...¡

nos acerca lo marginal a lo básico, dando como resultado una metáfora de imperceptible aproximación entre su obra y su vida.

En su salmo, en su homilía, en su pregón, en su magistral conferencia, nos inundó de fuerte sabiduría y nos conduce, arropado en el vocablo más sencillo, hasta las comunidades europeas de un Sefarad amado, nos conduce hacia el recuerdo del sufrimiento de épocas heridas por el xenófobo avance de un fascismo sin límites y establece mapa de cunas sefarditas, ilustradas y vivas por su mismo afán de la herencia de hombres sin límites, hasta llegar por rutas alejadas, desde unos Balcanes helados hasta esa Alemania tan viva, cruzando caminos entre la Bulgaria querida, y sobre todo por ellos, por esa Austria imperial que te acerca a fronteras más mediterráneas o, quizás lugares más cercanos a nosotros, como Zurich, Aquitania y Florencia.

Y es así, porque la inmensa tarea que Canetti se impuso era suprimir esa antítesis mortal entre vida y verdad porque él mismo era el valioso poeta de un dilema que aún aprieta la garganta de nuestro siglo: la intercambiabilidad y la simbiosis mortal entre autodefensa y autodestrucción. Así lo hace en su obra “Auto de fe” y así lo refleja Abraham en su biografía humilde, detallada en su conferencia, tan amena como sencilla y tan viva como la realidad de su pasado pero tan cruel como el propio destino de su obra. Cuando acabó su mágica disertación, en el aire se percibía su alma y como escorzo del arte, debía tener continuidad su recuerdo y es ahí el momento en el que el fácil verso de Julián López Razola empezaba a inundar el ambiente. Aforismos del final de la vida de Canetti se entrecruzaban con una dulce poesía entrecortada, avivada y sentida que captaba cada rincón del templo y llegando casi al final, una voz, nunca tan fiel como esperada, llenó

Pero en su verso profetizado, Abraham nos impregnó profundamente de bálsamo Canetti, nos abrió su corazón a una obra inmensa y nos hizo ver esa capacidad de relacionar elementos en principio dispares y esa transparencia con la que en su prosa

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el ánfora del tiempo, abrió el vestíbulo de Sefarad, cruzó hogares perdidos por el sufrimiento del destino y nos dio vida a todos los que, privilegiadamente, pudimos escuchar, sentir, acercar a nuestro corazón: la voz de Amparo donde la historia ha encontrado dulzura; una voz sin límites de acordes aprendidos y que es capaz de llenar el ambiente más exigente en “..el lugar apropiado y el momento adecuado”, porque ella tiene el don, entre otros, del virtuosismo culto, adornado de arte y en el que la humildad le distingue. Amparo Ruiz fue, como siempre, fiel a sí misma y a la historia que tanto ama.

le admiran, que le quieren y que le tienen en su propia intimidad.

Canetti es nombre que parece agarrar al mismo viento, Cañetti es tan cañetero como su estampa porque esa Virgen de la Zarza, románica pero vestida, que ya entonces vieran los suyos atravesar el laberinto viejo de arriba, le aviva y porque barrunta conquensismo entre sus poros, al sudor de su obra y, también es vienés, un sefardí nacido búlgaro, un ciudadano universal que se aposentase en Suiza, todo tan enteramente libre y que, ahora, vuela con su espíritu por todos los rincones en una atmósfera que él siempre deseo de todos y para todos. Fue y es, hombre universal como su obra y Cañete lo acoge como grande de su tierra, se lo roba al tiempo, a la historia, al viento y le hace estar ahí quieto, sin estridencias, sin lastimar siquiera la realidad viviente.

Llegado el momento final y fue por eso, por lo que palabras de esperanza, de deseo por encontrar esa paz perseguida y anhelada, ese cruce entre culturas y ese afán de encuentro entre todos, por la cultura, por la paz, por la amistad,....por la vida, cerraron en un marco adornado en el año 1982 y después en ese 2001, homenaje que estuvo reforzado por la presencia y el recuerdo, palabras de deseo que saliendo del corazón de Tsuriel Raphael, Ministro Consejero de la Embajada de Israel, adornaron el viento y surcaron los confines de la Plaza Mayor de esa villa cañetera, para cerrar un homenaje que nunca fue tardío porque en su propia singularidad estuvo la frescura del momento y porque todo amante de la historia y de la cultura revivirá en cada momento. Con él y con las palabras del Ayuntamiento de Cañete, Elías volvía a su hogar, a la cuna de sus antepasados, al lugar donde dejó el sentimiento más profundo como hijo adoptivo, oyendo, como bien decía Florencio Martinez, esas “Voces de Cañete” que le llaman, que

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Alfredo Pastor Ugena

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Los Austrias son monarcas españoles que pertenecen a una mentalidad de monarquía moderna de reyes con poder absoluto, que vinculan el Estado a su persona y su ideario político gira alrededor de la unidad católica y de la hegemonía de la Corona española; por otra parte, además, Carlos I es rey y Emperador, por lo que entiende su misión con la responsabilidad de restaurar el imperio cristiano en el que él sea Rey de Reyes, concepción contraria

Imperio Romano Germánico) . Heredó una compleja y diversificada organización territorial intercontinental que tuvo como epicentro a Castilla, un amplio y poblado territorio que se había expansionado por el Atlántico descubriendo un Nuevo Mundo que le aportó grandes riquezas. Heredero de la moderna monarquía hispánica, que habían forjado sus abuelos maternos, los Reyes Católicos, y del imperio alemán de su abuelo paterno Maxi-

A las tres de la madrugada del día 24 de febrero del año 1500, Juana, la hija de los Reyes Católicos, dio a luz al segundo de sus hijos, que tuvo con Felipe de Habsburgo, el que habría de ser heredero de las coronas de Castilla y Aragón, de las Casas de Austria y Borgoña y del Sacro Imperio Romano Germánico: Carlos I de España y V de Alemania”. Isabel la Católica, al conocer la buena nueva, dijo: "Este será el que se lleve las suertes".

a Francia y a los príncipes alemanes, en especial a los protestantes, a los turcos, en plena expansión, e inclusive al Papa (Ruiz Trapero-358).

miliano I, forjó la idea de un Imperio universal cristiano bajo su poder, teniendo que afrontar muchos y variados conflictos internos y externos de todo tipo: los turcos en el Mediterráneo, los príncipes alemanes y el protestantismo, la rivalidad con Francia, los enfrentamientos internos de las Comunidades en Castilla y las Germanías en Valencia, , etc.

Carlos I de España y V de Alemania, fue un monarca-emperador renacentista cuya vida se inicia con el comienzo del S. XVI (nace en, Prinsenhof el 24 de febrero de 1500 en el Condado de Flandes, Sacro

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A partir de 1515 recibió esta inmensa herencia. En 1516 heredó las posesiones de sus abuelos maternos (los Reyes Católicos), y fue proclamado, por tanto, rey de España. Esta herencia era la siguiente:

Maximiliano I de Habsburg (o de Austria): los estados patrimoniales de la Casa de Austria: los ducados de Austria, Estiria, Carintia, Carniola, el condado del Tirol, y otros dominios en Alsacia y en Suiza (como el condado de Habsburgo), más la opción al título de emperador de Alemania.

Isabel la Católica: los reinos de Castilla y León, el reino de Granada, Canarias, las Indias, las plazas norteafricanas de la Corona de Castilla, el reino de Navarra [a través de la regencia de Fernando, tras la muerte de Isabel].

María de Borgoña: Holanda, Luxemburgo, Artois y el Franco Condado ( con capital en Besançon), más la reivindicación del ducado de Borgoña (con capital en Dijon) ocupado por Francia.

Fernando el Católico: la Corona de Aragón (el reino de Aragón, el reino de Valencia, el reino de Mallorca, el condado de Barcelona -que incluye toda Cataluña-, el reino de Nápoles, el reino de Sicilia, el reino de Cerdeña), las plazas norteafricanas de la Corona de Aragón.

Carlos fue un príncipe del Renacimiento. Su infancia se desliza entre el boato cortesano y la complicada etiqueta, guiados sus primeros pasos por su tía Margarita de Austria ((esposa de su fallecido tío Juan de Trástámata, único hijo de los Reyes Católicos) y el sagaz Chièvres junto al cardenal Adriano de Utrech,

Entre 1515 y 1519, recibió la herencia de sus abuelos paternos:

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quien en un futuro sería el Papa Adriano VI. A pesar de sus eminentes tutores, Carlos, en su infancia, no dio muestras de poseer una inteligencia precoz. Prefería la caza, los deportes y los torneos, actividades en las que llegó a destacar. También estudió música y fue aficionado a tocar la espinela y el órgano. En Carlos quedaron probados profundamente los conceptos de honor y defensa de la fe católica, tal como estipulaban los estatutos de la Orden del Toisón de Oro.

que no se detuvo en los horizontes de nuestro Carlos fue rey de España de 1516 a 1556 y emperador de Alemania de 1519 a 1556. El 6 de julio de 1519 Carlos I recibió en Barcelona la noticia de su elección como nuevo emperador. En octubre de 1520 fue coronado en Aquisgrán, pero aún le faltaba recibir otras dos coronas, en esta ocasión de manos del Papa: por un lado la corona de hierro de Lombardía y por otro la definitiva corona imperial que le convirtiera definitivamente en Emperador, con todos los derechos, incluido el de nombrar a su sucesor.

Influido por el erasmismo en la primera etapa de su reinado, trató de hacer realidad el inicio del aludido imperio universal cristiano, pero para ello necesitaba el Milanesado como medio de unión de sus reinos. Lo consiguió en 1526, a través del Tratado de Madrid, y también el ducado de Borgoña al vencer en 1522 a Francisco I en Bicoca y en 1525 en Pavía.

El 14 de marzo de 1516 es nombrado rey de Casatilla y Aragón. Carlos no fue ni flamenco, ni borgoñón, ni español, ni alemán, ni italiano; fue un europeo con visión ancha, algo utópica,

Jan Van Beers. El rey Carlos V, niño. Como sus padres tuvieron que trasladarse a España, en 1501, para hacer valer su muy discutido derecho al trono castellano, la educación de Carlos recayó en Margarita de York, y en su tía Margarita de Austria.

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Carlos I de España y V de Alemania, cuadro de Tiziano El Emperador Carlos V en Mulberg (Museo del Prado, Madrid).

Carlos V recibió la corona lombarda el 22 de febrero de 1530 y dos días más tarde, coincidiendo con su cumpleaños, la corona imperial. El ceremonial de la coronación fue espectacular; a la ceremonia asistieron los principales nobles del Imperio, desde Castilla hasta Alemania. Carlos V hizo un juramento solemne de convertirse en el defensor de la Iglesia de Roma y del catolicismo. Este juramento, que respetó el resto de su vida, le llevó a guerrear

constantemente tanto contra los turcos como contra los protestantes. El 29 de septiembre de 1520 fue el día elegido para llevar a cabo la coronación de Carlos V en Aquisgrán. Pero la amenaza de la peste puso en peligro el acto. Al nuevo Emperador se le propuso que la coronación tuviera lugar en un sitio distinto, ya que al fin y al cabo esta podía realizarse en cualquier catedral. No obstante, Aquisgrán era la vieja ciudad de

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Carlomagno, el centro del Imperio y el lugar donde se habían coronado los emperadores desde hacía setecientos años. Carlos accedió a que se retrasara la ceremonia, pero no a que se realizara en otro lugar. A finales de octubre, Carlos llegó finalmente a Aquisgrán, rodeado de los principales nobles del Imperio y envuelto en un suntuoso ceremonial. El 23 de octubre tuvo lugar la ceremonia de coronación en la que Carlos V se comprometió a defender la Iglesia frente a sus enemigos, ser un juez justo de sus pueblos y amparar a los pobres y oprimidos frente a los poderosos. El Emperador sintió una gran atracción hacia Italia, cuna del mundo Antiguo y del Imperio Romano. De Italia, que dominaba prácticamente por entero, Carlos adoptó el espíritu renacentista. Carlos heredó un Imperio inmenso, compuesto por decenas de territorios que hablaban idiomas distintos, se regían por leyes diferentes, donde a veces se enfrentaban por cuestiones nacionalistas, religiosas o territoriales. Tenían una vinculación particular con el Emperador y unos intereses con frecuencia opuestos a su política. La política extranjera de Carlos V trajo desastrosas consecuencias para Castilla. Durante su reinado se estableció el dominio de los banqueros extranjeros sobre las fuentes de riqueza del país, además quedó determinado que Castilla llevaría el principal peso de la carga tributaria en España: casi todo el peso fiscal recayó sobre las clases menos capacitadas para soportarlo.

Jacob Seisenegger en Viena. El emperador Carlos V con perro, 1532 (Kunsthistorisches Museum, Viena).

Durante la primera mitad del siglo XVI hubo una considerable expansión de

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las actividades financieras. La Hacienda Real de Castilla se estuvo apoyando en los cauces de adelanto y transferencia de dinero desarrollados al amparo del auge mercantil, pero correlativamente generó un aumento de los costes financieros que estuvo relacionado, en parte, con la aparición de fenómenos especulativos. En los años centrales de la centuria tanto Carlos V como Felipe II entendieron que, con el fin de enderezar el déficit, convenía atajar los intereses excesivos que conllevaban los cambios. De esta manera fueron promulgando las pragmáticas de 1551-1552, 1555 y 1557,cuyos efectos pudieron ser contradictorios con los objetivos que perseguían. En el eje del mercado de activos financieros a corto plazo, donde convergían la demanda de financiación monetaria con la oferta de medios de pago a corto plazo, se encontraba el cambium per litteras, es decir, la letra de cambio. Los tradicionales circuitos mercantiles y financieros que recorrían Europa, cuyos polos eran las ferias y plazas de intercambio y pago en las que se disponían, adelantaban y reintegraban los cambios, y cuya celebración estaba entramada temporalmente: en Castilla, Sevilla, Burgos, Villalón, Medina de Rioseco y Medina del Campo; en los Países Bajos, Amberes; en Alemania, Frankfurt, Colonia y Estrasburgo; en Francia, Lyon; y en Italia, Génova, Venecia, Roma y Nápoles Sin duda alguna, la principal tarea de los Austrias consistió en adaptar su organización política, social y económica, esencialmente medieval, a las necesidades creadas por la responsabilidad de regir un imperio universal. En gran parte se consiguió hacer frente a estas necesidades en el plano institu-

Interior de la Catedral de Aquisgrán, considerada la catedral más antigua del norte de Europa. Su origen se remonta a la Capilla Palatina construida por el emperador franco Carlomagno a finales del siglo VIII.

cional, con una clara pervivencia de las estructuras antiguas. Era patente la descentralización de los distintos reinos que conformaban el Imperio Carolino, lo que también se plasmaba en la economía, como señala Ramón Carande: cuando se examina durante el reinado de sus abuelos (los Reyes Católicos) y en el de Carlos, y después de él, la supervivencia disociada de las economías de cada uno de los cinco reinos peninsulares, sin que ninguna organización superpuesta y asimiladora abriese camino a una

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más sus fuentes de recursos presentes y futuros. Desde el primer momento quedó claro que el gobierno no podía hacer frente a sus gastos, siempre en aumento, sólo con las fuentes de ingresos ordinarias. El Emperador recurrió a varios expedientes: se apropió de los envíos de plata americana de particulares y los favoreció con juros o vales del gobierno. Finalmente, se acabó por usar la venta de juros y se recurrió a la permanente y sangrante ayuda de banqueros extranjeros. Hasta los años críticos de 1552 en adelante, los banqueros estuvieron dispuestos a ofrecer su ayuda, después, a los fallos de tesorería, respondían los banqueros cortando en seco sus aportaciones

Los efectos del intervencionismo estatal en la economía tuvieron una faceta primordial en la práctica hacendística. Las haciendas de los incipientes Estados nacionales europeos se enfrentaban en el siglo XVI a dos problemas fundamentales: la racionalización de la gestión de los recursos y la necesidad de aumentar sus ingresos. Ambos problemas estaban ligados al proceso de consolidación del aparato estatal y a las exigencias de la citada política bélica exterior. En realidad, aunque el aparato cortesano consumía importantes recursos y los gastos de la Administración real crecieron de acuerdo con el propio crecimiento de la maquinaria burocrática, fue la guerra, siempre acechante, la que exigió los mayores esfuerzos económicos.

economía nacional unitaria, se presiente que ninguna política procuró fundirlas en el crisol de la unidad nacional. Principio del formulario Los problemas económicos en que derivó el intenso fluir de gastos fueron culpables en gran medida, de la suerte del Imperio. Por ejemplo, los años finales de reinado endurecieron aún más la situación. Carlos V, siempre desesperadamente falto de recursos. Éste se dirigía sucesivamente a sus distintos dominios en busca de dinero y negociaba, en una situación desfavorable, con sus banqueros genoveses y alemanes para obtener préstamos que le permitieran superar los momentos de aguda penuria, hipotecando cada vez

Ninguno de los dos problemas se resolvió de forma completamente eficaz, aunque se registraron indudables progresos. El primero de ellos se abordó mediante la reforma de las instituciones hacendísticas existentes. En Castilla correspondió

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Carlos V en Yuste. Retrato de Jan Cornelisz Vermeyen, c. 1530

esta misión a los Reyes Católicos, quienes crearon una doble contaduría: la Contaduría Mayor de Hacienda y la Contaduría Mayor de Cuentas, la primera con carácter de gestión y, la segunda de control. Sin retocar en exceso las bases de la fiscalidad castellana, la mejor gestión hacendística se tradujo durante este reinado en un aumento importante de la recaudación. Carlos I, creó en 1523 un Consejo de Hacienda con carácter ministerial que pasó a engrosar el sistema sinodal de gobierno de la Monarquía hispánica. Tenía el objetivo, nunca alcanzado, de “mediar los gastos con los ingresos”, para lo cual adoptó el modelo flamenco, asesorado por personas de sus confianza.

Los impuestos podían ser ordinarios o extraordinarios, directos o indirectos. Los impuestos directos requerían generalmente de la aprobación de las Cortes, como ocurría en los reinos hispanos, quienes daban su aprobación a la recaudación de estos servicios ordinarios y extraordinarios

El segundo problema, el del aumento de los ingresos, se intentó solucionar por una doble vía. Por una parte, el incremento de la presión fiscal y la diversificación de las fuentes de recaudación. Por otra, el diseño de una política económica proteccionista que, al procurar un aumento de la riqueza del país, mejorara de paso las expectativas de recaudación tributaria.

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nientes de las Indias. Estaba dedicado por entero a los asuntos económicos y financieros de la Corona. Si la hacienda castellana resistió los embates de la atroz y progresiva falta de recursos durante las décadas centrales del siglo XVI, fue por la situación favorable de la coyuntura imperante que generó momentáneamente la confianza en un rico y escaso grupo de mercaderes, lo que Ruiz Martín ha considerado un “pequeño capitalismo nacional”. El alto endeudamiento de los Austrias españoles era inevitable por tres razones: los gastos del imperio eran desmesurados, exigían disponer de los metales rápidamente y, además, había que transportarlos al extranjero donde operaban las tropas, que exigían cobrar en oro y plata. Para atender a esos gastos el monarca firmaba los asientos, que eran contratos que implicaban tres operaciones distintas: préstamo, transporte y cambio de moneda (plata por oro y, después, vellón por plata). A veces en los asientos se incluían otros contratos como el suministro a las tropas, el arrendamiento de impuestos o cualquier otra operación monetaria o mercantil.

Carlos en manos de los banqueros

Entre los impuestos ordinarios eran frecuentes aquellos que gravaban el comercio o el consumo, como la alcabala en Castilla, impuesto sobre las compraventas que constituía una de las fuentes más saneadas de ingresos de la Hacienda real. El Consejo de Hacienda administró los recursos de la Península y los prove-

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Almudena Mestre

UNA LECTURA A ANDRÉS ORTÍZ POR SU LIBRO YO SOY LA LOCURA La saturación del color, la pureza y las pinceladas del impresionismo se asemejan a los relatos que integran el reciente libro publicado “Yo soy la locura” de Andrés Ortiz Tafur en Ediciones Huerga y Fierro y que firmó el pasado junio en la Feria del Libro en El Retiro de Madrid. Dentro de sus veinticuatro relatos que integran “Yo soy la locura” nos encontramos una sucesión de continuas obsesiones y deseos ocultos del ser humano, un cúmulo de sensaciones y sentimientos expresados a través de recuerdos y viajes en el tiempo donde Andrés juega con las palabras con un lenguaje coloquial y sencillo en donde mezcla la simulación del personaje y la ficción. Las pasiones que el hombre desata hasta el límite a veces se convierten en locuras y socialmente se conciben de ese modo; el sexo aflora desde el principio hasta el final como un deseo irrefrenable mezclado con cierta inseguridad e incertidumbre donde la libido del género humano aflora constantemente. El amor acaba siendo el motor que rige la conducta humana y sin duda el más importante a pesar de los sinsabores de la vida que se relatan en el libro. Existe sin duda una lucha interna y a veces paradójica por parte este autor andaluz, de las pulsiones más ele-

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mentales del hombre. Según el psicoanálisis, el Eros representa el instinto de vida y es un instinto cuya característica es la tendencia a la conservación de la vida, a la unión y a la integridad, a mantener unido todo lo animado. Un instinto que posibilita el sexo como placentero y como generador de nueva vida. Thanatos, por el contrario, es el instinto de la muerte. Designa las pulsiones de muerte que tienden hacia la autodestrucción con el fin de hacer que el organismo vuelva a un estado inanimado, a la desintegración, hacia la muerte en una palabra. Pues de este modo, en los relatos de este libro nos toparemos con la ambivalencia de estos impulsos, uno vital y otro de autodestrucción y aniquilamiento del propio ser humano.

A lo largo de sus páginas encontramos un enfrentamiento de realidad y elementos ficcionales donde la mentira se hace verdad y viceversa. Las dicotomías de Dios e infierno, de Eros y Tanatos, de verdad y mentira, del bien y del mal son partes integrantes que se suceden en casi todas las historias donde abundan los personajes redondos que van modificando su comportamiento en cada una de ellas. Un código deóntico se establece desde el principio en donde las aprobaciones o exclusiones, las normas sociales y las obligaciones quedan patentes.

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coherencia interna y una intensidad elevadas en cada una de sus palabras a través de la realidad literaria en contraposición a la irrealidad, un binomio que él domina perfectamente para hacer partícipe al lector de una imagen cósmica, global, estructural y completa del género humano. Utiliza con maestría los diálogos y las descripciones con un lenguaje sencillo repleto de imágenes plásticas y visuales donde resaltan los conflictos originados por los personajes principales que en cada relato el desenlace o desencadenante final es de “locura” y donde la desaprobación social queda patente. La lujuria, el desenfreno y la sorpresa nos inducen a una forma de pensamiento del hombre. Los instintos salvajes, de destrucción y de aniquilamiento son capaces de crear situaciones que podrían haberse solucionado de otra forma. El comportamiento humano queda al desnudo, despojado en sí mismo a través de las imágenes y símbolos que él expresa con su lenguaje, el único capaz de expresar el momento, el sentimiento y el pensamiento de las acciones que un hombre realiza a diario. En cada uno de los relatos existen siempre personajes masculinos y femeninos principales que dejan a los secundarios como personajes pla-

Andrés Ortiz y Charo Fierro

La locura es parte del género humano al igual que el sentido común o la cordura; las verdades y las mentiras forman parte de esquema mental. Maslow, un psicólogo estadounidense, máximo exponente de la psicología humanista considera exactamente lo que el autor ha querido mostrar en su libro de forma magistral. Es decir su teoría se basaba en la satisfacción de las necesidades más básicas o subordinadas y que da lugar a la generación sucesiva de necesidades más altas o superordinadas. Su modelo es considerado como la “pirámide de las necesidades” donde el ser humano debe satisfacer en primer lugar las fisiológicas (respiración, alimentación, descanso, sexo…) para ir ascendiendo a los otros cuatro niveles de seguridad, afiliación, reconocimiento y autorrealización. Andrés Ortiz parte desde el origen del libro de la satisfacción de las pulsiones y necesidades más elementales y primarias en cada una de sus tramas donde logra una

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nos, es decir, inalterables a pesar de las circunstancias que los originan.

gustia por temor al descubrimiento de la verdad a través del propio conocimiento.

En el libro se suceden continuas elecciones y decisiones de vida del ser humano que en definitiva son el producto final de un proceso mental-cognitivo que afecta a cualquier persona. Los diferentes caminos o bifurcaciones por los que Andrés nos conduce en estos deliciosos relatos, a veces escabrosos y escalofriantes en su sentido más real, nos plantea una severa toma de decisiones diaria que realizan los personajes que se ven inmersos en un mundo problemático y hostil, donde la soledad y el aislamiento tienen lugar privilegiado.

Se refutan y se aprueban, se niegan, se contradicen…las pruebas del comportamiento humano ante la sociedad y cómo no, ante uno mismo. Dentro de un código epistémico del relato encontramos el enigma humano que los protagonistas de cada relato tienen al buscar su propia identidad. Dentro del discurso narrativo de los relatos que forman el libro de Andrés Ortiz Tafur podemos ver tres partes bien diferenciadas: la voz, la focalización y el tiempo. Siguiendo la clasificación de Gérard Genette el narrador de la gran mayoría de los relatos es heterodiegético es decir, en 3a persona. En cuanto a la focalización o punto de vista, aspecto, perspectiva asumimos que se refiere a la idea narrativa entroncada directamente con la ideología del relato. Para T. Todorov, la mirada en su sentido etimológico es el aspecto; él diferencia en tres clases el volumen de información del narrador y del personaje dentro de la posición estructuralista en la que nos situamos. Pero en todos los relatos que nos narra Andrés Ortiz, el narrador sabe exactamente lo mismo que el personaje, no sobresale de él, se sitúa en el mismo plano y por tanto hay una equivalencia entre narrador-personajes.

Desde el punto de vista narratológico, existiría un código atlético en donde se establecerían dentro de las coordenadas espacio-temporales una serie de acuerdos, disyuntivas, dicotomías y paradojas que darían lugar a un continuo de casualidades que el destino o el azar en la vida diaria nos tienen preparados. A veces me pregunto si el propio autor intenta buscar causalidades donde el efecto causado desenlace el final de cada relato o simplemente casualidades donde intervenga el propio destino del hombre. La veracidad de los hechos induce a veces a la mentira y al fingimiento de las conductas donde entran en juego las sospechas de la propia ficción que el autor maneja perfectamente. Los actos fingidos que tiene lugar en los relatos nos derivan a una consecución de remordimientos y an-

El tiempo es muy importante en cada una de las historias. En palabras de Todorov, "El problema de la representación del tiempo en el relato se plantea a causa de la diferencia entre la temporalidad de la historia y la del discurso” Es un tiempo lineal en el relato, en la historia es pluridimensional. El autor deforma la linealidad del

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texto con valores estéticos y a veces las historias complejas tienen más historias adyacentes.

ductas común a todos los humanos que en mayor o menor medida destaca por la crueldad de sus escenas, por la brutalidad de sus acontecimientos en donde la psiquis humana tiene el papel primordial.

Cada uno de los relatos de Andrés según tiene una sucesión lineal en el tiempo aunque a veces fuerza la analepsis o retrospectiva con respecto al pasado (véase en “Caminando en círculos” donde aparecen continuas alusiones a los 80) y la otra la prolepsis es la que anticipa el futuro (pero en los relatos es un futuro muy próximo en el tiempo, véase “Esto no es un atraco, nena”). El ritmo del discurso narrativo en cada uno de los relatos muchas veces es suprimido y se produce una elipsis. Ahí es donde Andrés intenta que el lector colabore e interactúe con el propio autor; pero otras veces, describe las escenas tal y como se produce a los ojos del lector en el trascurso de la realidad.

Dentro del código axiológico del relato, Andrés logra expresar un viaje personal como ser humano donde prima y expresa valores positivos y negativos que permanecen en el propio hombre. En cierto modo ese viaje es el del propio autor, Andrés Ortiz Tafur que se refugia y se marcha en 2012 a vivir al valle del río Madera con la intención de disfrutar de la naturaleza, realizarse como persona y escribir sus cuentos y canciones, siendo sus máximas aficiones y profesiones las de escritor y músico.

Todos los relatos son singulativos en donde se cuenta una vez lo sucedido; sin embargo a lo largo del libro se produce un continuo relato anafórico es decir, en el que se repite un número de veces lo ocurrido continuamente. La conducta humana se repite una y otra vez, se caen en los mismos errores y los aprendizajes de cada historia son reiterativos de forma diversa. Se sigue un patrón de con-

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Alfredo Villaverde Gil

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T

engo ante mis ojos una imagen del primer zapato conocido hasta hoy, una sandalia egipcia de paja trenzada que tiene aproximadamente diez mil años de antig<úedad. También existen otros vestigios de miles de años atrás como esas botitas de cuero rellenas de líquenes que se encontraron en un cadáver que reposaba en un glaciar en los Alpes de frontera italo-austriaca, o esa sandalia encontrada en Norteamérica y datada tmabién con siete mil años de antigúedad. Zapatos de mujer cuya evolución nos lleva desde la necesidad perentoria de proteger los pies para caminar y realizar las duras labores agrícolas hasta la más exacerbada so- Sandalias hdty (sandalias blancas, que eran rituales). Se denominan tbwt pintadas fisticación de los mode- en el ataúd de madera de una mujer desconocida de la XI dinastía, proveniente de los artesanos de los Asyut y hacia el 1950 a.C. Las sandalias blancas eran utilizadas en el culto funeragrandes diseñadores del rio como un símbolo de pureza, ya que el difunto debía aproximarse a Osiris llesiglo XXI que nos dicen vándolas puestas, estando así sin polvo ni suciedad. como Christian Loboutin que sus zapatos están hechos para mujereivindicando esa relación un tanto sadores que auieran alcanzar el cielo y ello, masoquista de las mujeres con sus zapatos obviamente conlleva cierto sacrificio a la de moda actual, ya que muchas de ellas altura de sus tacones o sus plataformas, sacrifican de jóvenes la salud de sus pies y mientras que Sandra Choi de la afamada sufren con el tiempo graves problemas de firma Jimmy Choo nos asevera que si fueosteoartritis (los famosos juanetes) por ran tan cómodos y fáciles de llevar con haber abusado de los tacones de aguja counas zapatillas estarían al alcance de todas mo un elemento que mostrara su esbeltez las mujeres y ya no serían exclusivos, o simplemente alargase su estatura.

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Mujeres en los baños romanos. Una de ellas se está calzando un zapato romano.

Largo ha sido el recorrido de los zapatos femeninos a lo largo de la historia, Ya en Egipto fueron un objeto de deseo ya que sólo la familia real y las aristócratas podían usarlos, aunque en Grecia, siglos más tarde, se democratizan y son de uso frecuente entre las diversas clases de la sociedad, siendo objeto de atracción sexual en las hetairas cuyas sandalias llevan pintadas en la suela la palabra sígueme. Por otra parte, en la misteriosa China de la época, las mujeres sacrificaban su salud y movilidad a la atracción sexual que creaban sus diminutos pies vendados y deformes, que en tiempos de la dinastía Shang llegaron a medir como máximo 7 centímetros, aberración que continuó hasta el siglo XX y que podemos constatar en las

fotografías de los escasos viajeros occidentales por su extenso imperio Es en Roma, sin embargo, donde las sandalias femeninas, que sólo podían usar las mujeres libres, comienzan a adoptar múltiples formas que han llegado hasta nosotros, siendo las más comunes las anudadas con cuerdas al tobillo y la parte inferior de las piernas. Es en la Edad Media donde se empieza a vislumbrar a través del gremio de zapateros, un intento de diferenciar cada cubrepies y darle un toque de distinción individual aunque los zapatos femeninos alcanzaron plataformas de más de setenta centímetros de alto que ocasionaban una dificultad casi insalvable a la mujer para

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caminar . Pero fueron sin duda los hombres, detentadores del poder, los que dieron impulso al zapato como elemento estético. El rey Carlos VIII de Francia utilizó unos zapatos de punta cuadrada que ocultasen a los demás los seis dedos que tenía en cada pie y los zapatos de tacón empezaron a utilizarse como útiles para los ejercicios Zapatos de Catalina de Medici llamados chopines. Catalina, lució zapatos de tacón en ecuestres al encajar su boda con Enrique II de Francia, contribuyendo, así, a popularizar este calzado bien en los estribos de las cabalgaduras según nos muestra Leonardo de Vinci en sus dibujos. La reina Catalina de Médicis, protectora de Rubens, nos los muestra en la ceremonia de su boda con Enrique II de Francia, pero fue sin duda Nicolás Lestage, zapatero de Luis XIV, el rey Sol, el que pusiera de moda en su esplendorosa corte, el uso de los zapatos de tacón alto hacia 1660, pienso que para hacer más alta su estatura, al igual que posteriormente lo hizo la amante de su bisnieto Luis XV madame de Pompadour, lo hiciese hasta el punto de dar nombre a un estilo como tacones Detalle del cuadro de Madame Pompadour. Oleo de Pompadour. François Boucher (1756). Se pueden observar los zapatos.

Desde entonces hasta hoy, los zapatos de mujer más deseados, sensuales y simbólicos del poder femenino son los conocidos como de aguja o

Chinelas con el tacón Pompadur 58


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styletto debidos a la creación por el barón del mismo nombre en 1760 de un calzado con un vástago (tacón afilado) necesario para las maniobras ecuestres de los jinetes y como soporte para las espuelas. Fue la mujer la que se adueñó progresivamente de dicha moda que detenta en exclusividad salvo honrosas excepciones masculinas como las botas vaqueras o las de algún tipo de baile como el flamenco. La Revolución Francesa fue también un hito en la evolución del zapato de la mujer que dio lugar a la aparición del zapato bajo, los escarpines y sandalias para hacer olvidar los tacones de la aristocracia. El siglo XIX con la Revolución Industrial y la aparición de las máquinas para cortar, coser y pegar el calzado determina la industrialización del calzado y por ende una revalorización del calzado artesano, sólo al alcance de los más pudientes. El siglo XX con sus dos Guerras Mundiales populariza el zapato femenino que va cambiando de formas y diseños en consonancias con las circunstancias sociales y los gustos, desde las zapatillas y zapatos bajos de las mujeres en épocas de contienda hasta el regreso del tacón de aguja como resurgimiento del poder de atracción sexual. Vaivén entre altura y comodidad que se prolonga hasta nuestros días donde se alternan las plataformas, los altos

tacones y las bailarinas que tanto puso de moda Audrey Hepburn hace cincuenta años en su famosa interpretación en la película “Sabrina”. Sin olvidar el toque freudiano que asevera que el tacón había surgido como consecuencia del deseo visual masculino por ascender piernas arriba hacia la contemplación del pubis femenino ya que al hacerlas más altas facilitaba tal mirada. Sin pretender ser exhaustivo, los zapatos de mujer tienen un amplio espectro de nombres y estilos. Zapatos de tacón que elevan el talón de la mujer y que pueden clasificarse en bajos (hasta 6 centímetros), medios (de 6 a 8,5 centímetros) y altos (desde los 8 centímetros en adelantes) y que reciben multitud de nombres similares como zapatos de corte, bomba, aguja, ópera, chapines, pumps, escarpines, etc... Zapatos de plataforma que tienen una plataforma en el empeine y que facilitan el andar desde considerable altura, objeto de preferencia de famosas modelos, actrices e incluso de nuestra reina actual. Zapatos peep toe que cuentan con una abertura en la punta y habitualmente son de diversos tipos de tacón. Zapatos con plataforma de arranque bastante excéntricos y unisex. Zapatos de aguja o stiletto muy altos y delgados (desde 6 a 25 centímetros) que dan lugar a una forma de caminar peculiar con flexión de rodillas y realce de busto y glúteos. Zapatos de gatita con tacón de 3 a 5 centímetros, Zapatos de taco o block, más altos pero de tacón más grueso, Zapatos de cuña o taco chino, más cómodos por su altura hasta 5 centímetros, Zuecos realizados de una sola pieza y sin talón, Sandalias de todo tipo y altura, Botines y Botas de altura y formas variadas como las de cowboy o las kinky boots también

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Proceso en im谩genes de la creaci贸n de un arte: la fabricaci贸n de los zapatos.

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Fotos: Luis Manuel Moll Juan


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ocupan un lugar destacado en una nómina extensa que va desde Proust y sus duques de Germantes ( “A la busca del tiempo perdido”), pasando por “El gran sueño” de Raymond Chandler, la curiosa Agatha Christie, el enigma de Virginia Woolf y el heterodoxo Bukovsky. En la más reciente actualidad, “Adictas a los zapatos” de Beth Arbison, “Los zapatos de mi vida” de Jane Eldershaw y “ Los zapatos de Valeria” de la valenciana Elisabet Benavent, son ejemplos de una chic lit en la que brillan con luz propia estos iconos de la moda y del deseo.

conocidas como mosqueteras que cubren las rodillas. Zapatos de salón muy utilizados para bailar con punta cerrada o abierta, tacón sólido y de altura media. Zapatos de ascensor, flamencos, y tantos otros que dan lugar a la sofisticación más extrema en cuanto a formas, diseños y ornamentación que a veces los convierten en joyas inalcanzables para la mayor parte de las mortales.

Zapatos de mujer que en España alcanzan las más altas cotas de calidad en cuanto al diseño, los materiales y la confección artesana o industrial. Marcas con renombre en todo el mundo que luchan por conservbar su puesto de privilegio ante la avalancha de productos de países orientales y que en muchos lugares de nuestro país como Petrer, Elche, Elda,

Zapatos de mujer, arma de seducción que puede convertirse en fetiche y objeto adictivo de deseo. Su paseo por la literatura nos lleva desde la zapatilla de cristal de Cenicienta hasta la crueldad de los zapatos rojos que terminan con la vida de Karen en el clásico cuento de Hans Crhistian Andersen. Desde los zapatos de gatita de Audrey Hepburn en “Sabrina” hasta los stilettos de Sarah Jessica Parker en “Sexo en Nueva York”, la adaptación al cine de la obra de Carrie Bradshaw o la colección de Toni Collette en “Mis zapatos” y Anne Hatthaway como Andrea Sachs en “El diablo viste de Prada”. Las zapatillas rojas de Dorothy en “El mago de Oz” y la remembranza de las botas de Tess de Urberville, la novela pasade Thomas Hardy,

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Sax, Arnedo, etc...dan trabajo y crean riqueza entre sus vecinos. En sus fábricas, donde puedo constatar la calidad de sus materiales nobles como el cuero, así como la elevada tecnificación de su proceso productivo, pero también las viviendas de esas sacrificadas y laboriosas trabajadoras que ensamblan y cosen con mimo las piezas de cada pieza artesana, un zapato que lleva a ser obra de arte en muchos casos y que es símbolo de gusto, belleza y poder en la mujer que los usa. Zapatos de mujer que llenan las pasarelas de moda, cubren los pies de las famosas y a veces nos hacen volver la vista cuando sobre ellos camina una mujer airosa, decidida, orgullosa de su identidad y de su propia feminidad.

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Manuel L贸pez Espino

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L

a ludopatía generalmente empieza a comienzos de la adolescencia en los hombres y entre los 20 y 40 años en las mujeres siendo ellas un tercio de los individuos afectados, con una prevalencia entre los adultos del 1 al 3% de la población general.

Las personas con este problema tienen un comportamiento de juego desadaptativo y recurrente, con dificultad para resistirse a controlar el impulso a jugar de forma persistente y progresivo, afectando de forma negativa a la vida personal, familiar y laboral. [] Aunque comparte características del trastorno obsesivo compulsivo, la ludopatía es una afección diferente, donde muchos individuos buscan la euforia o la excitación del riesgo más que el dinero. En el trastorno obsesivo, se realiza la conducta para reducir el síntoma negativo, aquí ocurre muchas veces el acto de apostar para reducir el estado de mal estar, bien sea agresivo o depresivo, que les lleva el intentar no jugar sin éxito. Se podría interpretar como la adicción a una droga, siendo la droga en este caso el efecto de las hormonas que crean ese estado de excitabilidad por la mezcla de estímulos, entre los que estarían: el riesgo de perder dinero, la euforia de ganarlo, la falsa capacidad de control sobre el juego, creyendo que uno lo domina y le puede ganar con sus habilidades, las luces o bien de la máquina con sus sonidos condicionados a dar premios o del entorno evocador a la noche de los demás sitios de juego, la rapidez de las jugadas para que piense que en poco tiempo puede recuperarlo todo o cambiarle la suerte. Estamos ante unos sujetos con distorsión de la realidad, manipulados por la superstición, por una

confianza excesiva y la negación de su problema y enfrente uno de los negocios más lucrativos de la humanidad, que invierte miles de millones en crear todas las condiciones óptimas para que el jugador no deje de serlo y para atraer nuevos individuos a su telaraña de perdición. El enfermo cree que el dinero es el problema y la solución a todos sus males y que la gente de su entorno no sabe y no valoran su capacidad para afrontarlo. Por lo que miente y esconde su conducta ante cualquiera, siendo capaz en algunas fases de cometer un delito o romper relaciones si se anteponen al juego. Suele ser gente que antes de caer en el juego ya eran muy competitivos, con un mayor índice de padecer trastornos del estado de ánimo que la población general, así como estrés, adicción al trabajo o a los estudios, normalmente va ligado el abuso de sustancias tóxicas así como conductas antisociales y con personalidad narcisista. Para recibir el diagnóstico de juego patológico, el individuo debe cumplir al menos cinco de los siguientes síntomas:

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Preocupación. El sujeto tiene pensamientos frecuentes sobre experiencias relacionadas con el juego, ya sean presentes, pasadas o producto de la fantasía. Tolerancia. Como en el caso de la tolerancia a las drogas, el sujeto requiere apuestas mayores o más frecuentes para experimentar la misma emoción. Abstinencia. Inquietud o irritabilidad asociada con los intentos de dejar o reducir el juego. Evasión. El sujeto juega para mejorar de su estado de ánimo o evadirse de los problemas. Revancha. El sujeto intenta recuperar las pérdidas del juego con más juego. Mentiras. El sujeto intenta ocultar las cantidades destinadas al juego mintiendo a su familia, amigos o terapeutas. Pérdida del control. La persona ha intentado sin éxito reducir el juego.

por parte de la FDA para el tratamiento del juego patológico.

Actos ilegales. La persona ha violado la ley para obtener dinero para el juego o recuperar las pérdidas.

Jugadores anónimos es un tratamiento comúnmente utilizado para la ludopatía, modelado con base en el tratamiento de Alcohólicos Anónimos, que hace hincapié en un enfoque de ayuda mutua.

Arriesgar relaciones significativas. La persona continúa jugando a pesar de que ello suponga arriesgar o perder una relación, empleo u otra oportunidad significativa.

Se ha visto que un enfoque, la terapia cognitivo-conductual reduce los síntomas centrándose en la identificación de los pensamientos relacionados con el juego, las distorsiones cognitivas y del ánimo que incrementan la vulnerabilidad al juego incontrolado. Así como en los castigos y refuerzos tanto del ámbito del juego como los de la vida del sujeto.

Recurso a ajenos. La persona recurre a la familia, amigos o a terceros para obtener asistencia financiera como consecuencia del juego. Expanda sección

En la actualidad no se considera ningún tratamiento como el más eficaz, y no se ha aprobado ninguna medicación 66


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El juego es algo legal en la mayoría de los países, por lo que tendremos que educar a la población bajo los conceptos de la libertad de poder utilizarlo con control de nuestros impulsos para que sea difícil caer en su dependencia, ya que sabremos de ante mano los peligros y como evitar las emociones que dejo de controlar. El concepto de prohibir es para las poblaciones infantiles que no tienen capacidad de ser responsables y son sus dirigentes los que actúan como padres de ellos. Lo que no nos damos cuenta en muchas ocasiones que lo bonito de la vida es cuando soy libre para hacer cosas peligrosas y mi madurez es quien no quiere hacerlas. Cuando me doy cuenta que soy libre y decido lo mejor para mí en base a las variables que manejo, cuando ni el estado, ni la adicción deciden por mí.

La terapia psicoanalítica es también eficaz aunque más lenta en sus resultados, ya que analiza más la personalidad del enfermo a través de la información que este va dando, produciéndose los cambios ante el contraste con la realidad, este va creciendo y madurando asimilando su comportamiento y lo que ello conlleva a su vida en general. Para llevar a cabo esta terapia tenemos que asegurarnos que estamos ante una persona estable y con recursos, ya que el 20% de los pacientes de ludopatía, que afrontan cualquier tipo de terapia hacen un intento de suicidio.

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Viajeros al tren... Desesperada y gris, un poco loca, se dispuso a viajar conmigo al fin del mundo. -Eso está lejos -dije-, mejor nos vamos hasta el parque, patatas fritas y cerveza, sol, para qué más. Pero ella siguió haciendo el equipaje. Cientos de cachivaches, zapatos y pañuelos, una florete de esgrima (me sigo preguntando para qué) guantes, perfume, rulos, crucigramas; y tuve que trepar a las maletas para que se cerrasen. -¡Vámonos! tengo ya los billetes del tren. Era la dueña del asunto. Se sentó en el asiento junto a la ventanilla, apoyó la cabeza, y vi el reflejo de su rostro: tenía una sonrisa de las que no dejan salida. -Voy un momento a por tabaco -dije. Seguía ensimismada. Sus ojos se agrandaron a lo lejos, cuando le dije adiós desde el andén. Ni ella ni las maletas regresaron jamás. De "Juego de damas" 2005

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Gato de Ursaria, el indolente Hacer, hacer, hacer... Gato de Ursaria decidió que era tiempo de no hacer. Mientras sus convecinos se afanaban en subir o bajar muebles, asuntos, precios, escaleras; cambiar todo de sitio sin descanso: objetos, esperanza, amor o ropa, agitándose siempre, nerviosos, obstinados, imparables, Gato de Ursaria, el indolente, se refugió a la sombra de un tejo centenario (sabido es que esa oscuridad callada es dulce y venenosa como un beso y otorga a algunos hombres la locura de conocer el nombre de las cosas) Sintió los mágicos efectos de aquella sombra única pero no quiso pronunciar palabra.

De "Sin noticias de Gato de Ursaria" 2004 (Premio Emilio Alarcos de poesía del Principado de Asturias 2004)

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PASEOS POR LA HISTORIA DEL ARTE A.P.U.

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uis XIV fue uno de los monarcas europeos que más importancia dieron a la impronta y difusión de su imagen durante su permanencia en el poder desde 1643 hasta 1715 (hace ahora 300 años de su fallecimiento),especialmente a partir de la muerte de su ministro Mazzarino. Pretendió crear un entorno, absolutista y de grandeza enmarcados en un ambiente cercano a la megalomanía y a la idea de divinidad y de héroe, pretendiendo con estas actitudes ser un modelo para otros reyes. Esta exaltación de la pomposidad del monarca-recordemos su obra del palacio de Versalles- debe considerarse en la idealización de un rey de personalidad fría y sin piedad que disfrutaba de lujos inconmensurables mientras el pueblo francés pasaba hambre y grandes necesidades. Sometió a sus súbditos a notables esfuerzos bélicos para imponer el respeto, la consideración y el imperialismo de su poder en Europa. Combatió en tres grandes guerras: la Guerra de Holanda, la Guerra de los Nueve Años y la Guerra de Sucesión Española. Ocupó Estrasburgo y territorios alemanes, saqueó Heidelberg y Mannheim.

Hyacinthe Rigaud . Fue el pintor de retratos más importante de la corte deLuis XIV de Francia. Su instinto para encontrar poses impresionantes y una presentación grandiosa se ajustaba perfectamente a los deseos de los miembros de la realeza, embajadores, clérigos y cortesanos que posaron para él. En 1682 se le otorgó el Premio de Roma.

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Hyacinthe Rigaud, nacido en Perpiñán en 1614 se convirtió en retratista de la realeza francesa y la aristocracia de la Corte de Luis VIV gracias a su estilo directo, intimista y cercano a la exaltación y brillantez de sus clientes. Supo representar siempre en sus retratos el gran parecido de los personajes que retrataba con una gran elegancia, inmersa en la influencia que tuvo de Van Dyck, acentuando el aire noble de sus modelos.

rado, rodeado de armiños y flores de lis que acrecientan el mensaje de poder y majestuosidad que quiere transmitir el monarca.

En la plasmación de su físico observamos unos ojos cansados junto a una mandíbula algo hundida (por una extracción dental realizada unos años antes), pero representada su imagen en un cuerpo joven y con una posición de sus pies en forma de ballet, ya que era un gran bailarín

Este retrato del rey Luís XIV, pintado en 1701, es la obra más conocida del francés H. Rigaud. Está realizado en óleo sobre lienzo. Mide casi tres metros de alto y casi dos de ancho En esta pintura, que se encuentra actualmente en el Museo del Louvre, el monarca francés Luis XIV( el paradigma del absolutismo monárquico, conocido como “el Rey Sol”), fue retratado cuando tenía 62 años. Observamos como luce la corona y el cetro, la espada de Carlomagno y el manto real. El pintor del cuadro sabe combinar con la sabiduría de sus pinceles el realismo y la idealización, presentando al monarca con toda su majestuosidad, impregnada de unos ropajes suntuosos en el marco de un espacio palaciego muy deco-

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El retrato presenta al monarca inalterable, benévolo y majestuoso, en el contexto de un decorado exaltado cuyos efectos, sin duda, representan la finalidad del pintor: representar al rey absolutista en la medida de su importancia histórica y de plena satisfacción y gusto del monarca que se sintió muy satisfecho con el retrato del que mandó a Rigaud hacer varias copias, enviando una de ellas a los reyes de España. Como conclusión histórica, indicar que estamos ante la imagen de uno de los protagonistas principales del siglo XVII y de toda una época. Era hijo del rey Luís XIII y de una infanta española, y se casó igualmente con una infanta española, María Teresa de Austria. Su nieto Felipe pasó a ser rey de España con el título de Felipe V de Borbón. Dueño de una personalidad megalómana, el conocido como Rey Sol (gustó mucho de identificarse con el dios Apolo), Sus sucesores trataron de mantener esa forma de actuar, que implicaba enormes gastos soportados por el Tercer Estado, hasta que la Revolución de 1789 acabó con la monarquía.

En el interior actuó como dueño absoluto de su país (hasta el punto de ser muy famosa su frase “El estado soy yo”. El absolutismo implicaba el dominio absoluto de un monarca, que justificaba su posición, entre otras razones, por el mandato divino. En la práctica ese poder no era tal, ya que los reyes tuvieron que aceptar el poder económico y social de los estamentos privilegiados; y la ineficacia de las administraciones antiguas impedían que su voluntad se ejerciera con rigor dentro de sus países.

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Alberto del Val Grande

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Murallas medievales

a localidad de Bluendía, fue la primera posesión de la familia Acuña de Castilla y la localidad de Dueñas, siendo don Pedro Vázquez de Acuña y Albornoz (fallecido en Buendía el 25 de octubre de 1482), el I conde de Buendía, noble castellano de ascendencia portuguesa que alcanzó una fuerte influencia en la corte de Juan II, Enrique IV e Isabel I. y cabeza de los estados señoriales de esta familia, que se ubica en el Cerrato palentino. En el siglo XVIII debido a la extinción de la rama masculina del linaje Acuña y a diversas alianzas matrimoniales el título pasó a la Casa ducal de Medinaceli, que actualmente mantiene el título.

Buendía, alberga entre sus entrañas centenarias, constantes sorpresas para descubrir. Tiene un aroma medieval que se filtra por su muralla del siglo XV rodeándola en sus restos de tramos de forma intermitente y discontinúa. En el tejido ur-

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Plaza Mayor y su Ayuntamiento

bano destacan su Plaza Mayor con los edificios mas importantes del siglo VXI Iglesia, Ayuntamiento y C谩mara del Duque esta plaza es siamesa de la plaza de abajo ambas porticadas con arcos de medio punto sobre pilares cuadrados.

La uni贸n de las plazas se establece mediante un p贸rtico de cuatro vaos y ambas est谩n hermanadas en el empedrado del suelo.

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Calles de BuendĂ­a y soportales de la Plaza Mayor

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La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción capitanea el conjunto arquitectónico de la Plaza Mayor, del gótico al renacimiento contiene muestra de diversos estilos y su fachada herreriana es de gran belleza, la puerta principal nos muestra varias placas conmemorativas de cuando se realizaron las puertas estamos hablando del año 1721.Su interior es impresionante con la planta de salón o estilo columnario con tres naves y sus columnas con acabado de forma de estrellería o Palmera, en su interior podemos encontrar una pila de Bautismo de piedra Arenisca Caliza del siglo XVI aproximadamente, cuatro capillas ( Capilla de los Condes, Patrona de Buendía Nuestra Señora de los Desamparados, Nuestra Señora del Rosario y Capilla de Jesús de Nazareno y San Isidro Labrador) El retablo mayor data de los años 60 realizado en Valencia y destacan las tallas de Nuestra Señora de las Angustias (Patrona de la diócesis de Cuenca) y Nuestra Señora de la Asunción también podemos observar en todas las paredes de la Iglesia los machinales (Restos de la construcción de la Iglesia) manteniendo en algunos casos la madera y la cal.

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Siete fueron las ermitas que tuvo Buendía: San Antón. San Benito. San Juan Bautista. San Sebastián Fue patrono de la villa, Santiago. Ntra. Sra. del Rosal y la de Ntra. Sra. de los Desamparados. De las que tan solo queda la de los Desamparados. Igualmente tuvo unos muy afamados aguas y barros termales. Posiblemente anteriores a los romanos, pues en una remodelación llevada a cabo a comienzos del siglo XVIII, se encontraron monedas De César Augusto y Tiberio, inscripciones y tumbas. Hoy se hallan bajo los cimientos de la presa de Buendía. Por su condición de Villa, tuvo enclavada en el camino Real a Cuenca, el Rollo o Picota. indicativo de que la misma ejercía las dos funciones; la jurisdiccional y penal. Hay una leyenda que hace referencia al nombre del pueblo: En época de reconquista estos territorios hacían de frontera, en una escaramuza entre moros y cristianos, siendo más numerosas las huestes moras, y viendo el capitán cristiano próxima la derrota, se encomendó a la Virgen, como sus tropas estaban maltrechas, les arengó, dándoles ánimo para continuar, al final del día la victoria cayó sobre bando cristiano, y éste, de rodillas, dando gracias a la Virgen, se dirigió a sus soldados diciéndoles "Soldados buen día hemos echado hoy...", desde entonces cambió el nombre de Fuentesauco a Buendia. No hay nada escrito sobre esto, pero todos los buendieros conocen esta historia. Existe todavía un manantial llamado Fuente del Sauco.

Cuevas, pantano y caminos de la sierra de Altomira en Buendía

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La Virgen de Los Desamparados es la Patrona de la Villa de Buendía, celebrando su festividad el segundo sábado del mes de Mayo. Con tal motivo, la Virgen sube desde su Ermita al retablo que, en la Iglesia de La Asunción de Nuestra Señora, tiene en Buendía celebrándose varios actos litúrgicos y solemne procesión el domingo. Y aquí permanecerá hasta la primera semana de Septiembre, momento en que volverá a su santuario en la Ermita. Se cuenta que la pequeña imagen de la Virgen de Los Desamparados fue traída a Buendía por Don Martín Herreros un vecino del pueblo que cumplió levas en las tierras de Valencia en el año 1690, bajo el reinado de Carlos II.

Desde el primer momento fueron muchas las manifestaciones milagrosas atribuidas a su advocación, hasta el punto de que varios dignatarios de la Iglesia concedieron prerrogativas y bulas. Entre ellas cabe destacar indulgencias otorgadas por el Papa Benedicto XIV el 17 de Agosto de 1756. Su remozada Ermita se encuentra en el paraje natural, de singular belleza, que forma el cañón del rio Guadiela flanqueado de altísimos farallones de roca donde buitres y aves rapaces encuentran feliz existencia y nidificación. Un camino de cinco kilómetros, bordeado de matas y arboleda, acompaña al rio en su trayecto, siendo éste camino el medio más usado por el romero. Al final del mismo encontrará el acomodo y la paz a tan esforzado caminar.

La ermita de la Virgen de los Desamparados, es un lugar de gran arraigo y devoción popular situado a 11 km del pueblo. Cuenta la leyenda que la Virgen de los Desamparados desaparecía de la iglesia y aparecía en este lugar. Tantas veces como se llevaba al pueblo, tantas veces como ella se volvía al, también llamado, “El Sitio”. En la antigüedad había allí un antiguo y pequeño eremitorio que albergaba al Cristo del Amparo. En los siglos XVI y XVII se amplió para dejar a la patrona de Buendía en esa ermita de septiembre a mayo.

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la Ruta de las Caras situado en el paraje conocido como La Península, está situado a tan solo tres kilómetros del casco Urbano . Todo empezó en el verano del 1992 cuando Eulogio Reguillo reparador de fachadas de profesión y Jorge Juan Maldonado, ceramista, acampaban junto a sus respectivas familias desde hace va- Escultura El Chamán. En muchas culturas de todo el mundo representan a Charios años en la misma zo- man como un brujo que utilizaba sus poderes para sanar a la gente na donde hoy nos encontramos la ruta, observando como jugaban Monja una escultura de unas dimensiones con palos en la piedra haciendo algunos de 1,1 x 0,7 Metros. dibujos, decidieron esculpir en la piedra arenisca sin tener una idea clara de lo que En la actualidad hay más de una quinquerían esculpir dejándose llevar por la cena esculturas que se pueden visitar en sugerencias de la roca. La Primera esculmenos de una hora realizando un pequeño tura que tallaron en la roca arenisca fue la recorrido de un kilómetro y metro.

Esculturas de Krishna y Maitreya. Escultura inspirada en el dios de la india con varios abalorios típicos de la mitología-indú y con la pluma de pavo real ya que era el medio de transporte de este dios y en Buda, que según el budismo nacerá de la tierra para completar la plena iluminación del budismo. Entre la cejas de esta escultura podemos encontrar el tercer ojo que según para budismo y el hinduismo es el ojo de la conciencia o iluminación. 82


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Imágenes del Museo del Carro.

Entre la colección destaca la Calesa que se utilizaba para traer el correo desde la localidad cercana de Huete, la Diligencia que hacia el servicio Buendía-Madrid y viceversa tardando tres o más días en llegar al destino, pasando los viajeros las noches en las antiguas casas de postas, además en la colección también encontramos los carros donde nuestros antepasados realizaban el transporte de mercancía agrícola como puede ser la paja, el grano, cebada entre otras especies e incluso podremos ver el carro que transporto las piedras para la construcción de la presa de Buendía en los años 1946 a 1956 aproximadamente. La colección actualmente cuenta con un total de 12 carruajes, algunos de ellos donados por los propios vecinos de la localidad y otros comprados por el Excelentísimo Ayuntamiento de Buendía en 1995 y 1996. Todos ellos restaurados por vecin@s de la localidad en su mayoría mujeres, mediante un módulo de formación profesional de restauración que tuvo lugar entre los meses de abril y octubre del año 1997.

En el edificio del antiguo Pósito Pío también conocido como la Tercia, s. XV, lugar donde nuestros antepasados llevaban la décima parte de sus frutos para el señorío o para el Estado, nos encontramos un Museo dedicado al medio de transporte que hasta hace muy pocos años se utilizaba tanto para el de mercancías como el de personas, estamos hablando del Museo del Carro.

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Susana Roberts

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(En honor al año del sesquicentenario de la llegada de los Galeses a la Patagonia)

al cruzar el mar desde el norte en descenso al sur, frio, viento, tormentas, muertos, marejadas... hoy estos pensamientos regresan a ellos para abrigarlos y me suspenden de ternura en un intenso agradecer por su/s capacidad/des de soportar lo inhóspito hasta convertirlo en una tierra próspera más allá del paralelo 42 , concepto que atrajo mis años jóvenes hacia aquí ,mi lugar, mi inmigración temprana, mi amor , mi respeto y admiración a todos los que trabajaron este sur, durante años, una parte olvidada del suelo argentino.

D

e repente el aire de este día se ha vuelto cálido , el viento sacude las ventanas hasta abstraer mi mirada en sentires que cruzan los cielos a mucha distancia , hacia el país de Gales , tierra de valerosos hombres , los que emigraron a estas tierras del sur en la hazaña de encontrar un suelo donde vivir en Paz.

Ellos , los galeses, llegaron a una tierra cuyo abrigo era el mismo viento y algunas cavernas en las bardas que le hacían de morada , era escaso el abastecerse , higienizarse, conseguir algún alimento, y la búsqueda de agua dulce para beber era toda una odisea cuya historia lleva mi mirada rumbo al valle , desde sus cánticos y el cymraeg coexisten en mi adosada la sensación de las primeras angustias de

Han pasado ciento cincuenta años y la memoria se pone fuerte cuando enlaza remembranzas colmada de admiración cuando uno como yo, que es un inmigrante interno de este país entiende el desapego como una audacia de renovada voluntad hacia la búsqueda de un trabajo que dignifique y llene el ser de bienestar pleno de avance llamado familia, trabajo, fecundidad en toda su dimensión cultural y social, pienso en ellos que partieron en el velero Mimosa desde el Puerto de Liverpool en noviembre de 1865 , tiempos de esperanza hacia una tierra que desconocían, no imaginaron una tierra tan árida y desértica, les habían dicho que los indios patagónicos eran de temer , los más salvajes de la tierra, que eran Foto: Lewis Jones -fundador de Trelew junto a indios Tehuelches , corresponcapaces de comerse a la gende al archivo de manuscritos de la ciudad de Gales-Bangor. te. Después de tan largo viaje

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meros tiempos se festejaba el desembarco con fiestas donde participaban los indios en carreras pedestres y otros entretenimientos, también traían regalos para algún amigo y esperaban a cambio un regalo de mayor valor . El relato histórico cuenta que así pudieron vivir pacíficamente muchos años , eso era vital porque ellos se sentían indefensos, eran un puñado de galeses ante miles de nativos que habitaban la larga extensión de la meseta hacia la cordillera , norte , sur, este-oeste, algunos eran muy belicosos , dados al pillaje, más los que vivían al noreste. Continúa el relato diciendo..”Me asombra lo poco que teníamos, ellos y nosotros, pobres en aquella época”.

Escuela galesa en Puerto Madryn.

esos pobladores, del primer fuerte donde hombres , mujeres y niños vieron por primera vez a los nativos, cuenta la historia: “La primera vez que los indios bajaron al valle coincidió con dos casamientos que tenían lugar en el fuerte viejo, nos habíamos puesto nuestra mejor ropa, cuando un hombre montado a caballo venia al galope diciendo “Gente, llegaron los indios” , me atrevo a decir que el miedo y el temor se adueñaron de todos los corazones y hubieron muchos suspiros y plegarias al Altisimo. Poco después le dieron uno a uno las manos e invitaron con pan blanco y barabith (especie de pan de frutas), pero ellos no tenían idea que era eso y esperaron a que comieran primero los colonos para después probarlo, ellos querían saber de que se trataba y le dijeron eso es “Bara” (pan), fue la primera palabra que los nativos aprendieron del idioma galés . Desde entonces cuando venían pedían más Bara, estos nativos eran los de la tribu de Francisco y con el tiempo se hicieron amigos.

El Sr John Murray Thomas abrió tiempo después una casa de comercio, el se fue, estuvo en Buenos Aires trabajando para algunos comerciantes británicos, cuando regresó fue de mucho estímulo para la colonia, en muchos aspectos, fue amable , se lo consideraba protector y guía. Siguió llegando gente nueva de Gales y de otras partes , los colonos tendrían sus pequeños comercios con poca experiencia y decidieron unirse hasta formar la primera cooperativa mercantil..

De allí que el indio y el inmigrante comenzaron a usar el trueque y la amistad , ambos tenían necesidad , ambos estaban escasos de muchas cosas. Desde los pri-

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Los sueños de muchos se iban cumpliendo ,y muchos apellidos dejaron huellas para siempre con sus obras : Berwyn, Parry, Jenkins, Owen, Evans ,Jones, Matthews, Roberts, Williams, y tantos otros que quedaran prendidos a la historia de esta tierra para siempre, sus semillas , ellos sus hijos y los hijos de sus hijos siguen llenando de amor los recuerdos desde una cultura pulcra de entendimiento y trabajo. Pienso que todas sus luchas, alegrías o tristezas , sus altos y bajos , ese dominar el viento a la hora del té quedaran por siempre en las raíces del valle como ejemplo a sus hijos , a los que hemos llegado de otras latitudes y valoramos hondo la colonización en todos sus aspectos que sigue vivo al honrarlos con esta fuerza de “amistad” primera que dio la necesidad, el temor y el hambre entre el culto y el ignorante sin diferencias, una cosa los unía: ese espíritu de supervivencia para resaltar en estos años míos diciendo una vez más que por algo los horizontes en la Patagonia son tan especiales e interminables , los amaneceres tan diferentes con su pulcra luz , la soledad tan única y las tardes del valle que no se despegan de su rio ni sus norias, de sus museos y relatos que hacen vivir el recuerdo más de ciento cincuenta años y todos los años que seguirán con el entender de las raíces en la pura conexión a la tierra y la habilidad de sonreírle a la vida , con tesón ,con amor en cada una de sus tan humanas hazañas.

Durante el corriente año, a fines del mes de Mayo ,en Liverpool, Reino Unido, se celebraron los 150 años de la partida del velero Mimosa con una serie de eventos . Entre el 29 y 31 de mayo se llevó a cabo en la ciudad el Festival Mimosa, organizado por la Asociación de Patrimonio de los Galeses del Merseyside. El festival incluyó la presentación de un coro de niños de Trelew, conferencias en inglés y galés sobre la historia de la colonia y conciertos, entre otras actividades culturales. El 28 de mayo se inauguró un monumento recordatorio en el puerto de la ciudad en el extremo oeste del río Mersey conmemorando la partida del Mimosa. El monumento está en galés e inglés, con el texto:

«Esta placa registra la salida de Liverpool del velero Mimosa el 28 de mayo de 1865, con 162 galeses (recordando también a los tres que salieron delante de ellos). Desembarcaron en Puerto Madryn, en la Patagonia, el 28 de julio de 1865 donde establecieron una colonia de habla galesa que sobrevive hasta estos días. Descubierta el 30 de mayo 2015 por la Señora Elan Jones».

(Este Texto es enviado traducido al inglés al grupo de escritores en Liverpool-'The University of Liverpool Creative Writing ). Puerto Madryn

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Juan Carlos Lozano Guzmรกn

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fermo, roedores, insetos e algum peixinho contaminado não me fazem tão mal, continuo vivo. Creio ter conseguido alguma estabilidade nestes anos, uma boa casa com vista para este mar fétido, a esse horizonte de sangue e a esse Deus de fogo, a esse sol danoso, ao qual não posso nem nomear para não queimar minha língua inútil, desgastada de não usá-la. Antes falava só, falava à noite, na penumbra da minha cova, falava ao fogo... Mas decidi pôr fim a essa loucura. Agora só falo a eles, aos animais que consigo capturar nas armadilhas que tenho distribuídas por todos os caminhos. Porém, eles não me respondem e tenho que os sacrificar antes que morram. Apenas aquele pequeno pardal errante acompanhou-me durante alguns dias com seus gorjeios, antes de desaparecer. Que terá ocorrido com ele? Consegui canalizar e filtrar a água que se condensava nas folhas destas palmeiras duronas, assim consigo tomar uma espécie de chá meio decente. Elas são um exemplo para eu seguir, continuam pelejando para viver e quando aparecem mortas... Um broto verde aparece semanas depois, me dizendo que continuam ali, lutando como eu. Por isso, não termino de jogar a toalha com os malditos cocos. São como o presente de uma mãe e, ainda que eu não os goste muito, não lhes faço uma cara má.

Fa

z tempo que não vejo nenhuma mensagem no horizonte. Nem sequer algum dos incêndios fortuitos, a chuva ácida ou uma distante nuvem fazem-me sonhar fugazmente, dão -me alguma gota de ilusão com as que bebam meus cansados olhos e brilhem as quase esquecidas esperanças de que possa haver alguém mais. E aquelas ilhas seguem ali, tão distantes como sempre. Desde que meu ultraleve ficou sem combustível e tive que aterrissar nesta maldita ilha, não posso pensar noutra coisa que encontrar alguém. Não pode ser que só reste eu. Desde muitos dias, penso que o futuro não me trará nada novo a esta praia. São mais de trinta anos de solidão desde que tentei aproveitar aquele descobrimento do hangar e do depósito de gasolina, esquecidos naquele empoeirado povoado deserto. Mais me valesse ter ficado quieto, mas... Tinha que tentá-lo. Não podia seguir por aquelas carcaças de cimento sem vida.

Cada dia controlo as armadilhas das veredas, recolho os ramos secos para a cozinha e para a fogueira do mirante. Sinto como uma comichão espe-

O cardápio de cocos: massa de cocos, conserva de cocos, biscoitos de cocos, coco salgado, coco doce, licor de coco... Lagartixas, serpentes, algum passarinho en-

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cial quando tenho que subir ali. Ainda que eu não fale com ninguém, não renuncio a comunicar-me... Por isso são tão importantes estas pedras escuras que são regurgitadas pelo mar... Primeiro passo pela praia, para ver se algum caranguejo o algum peixe caiu nas cestas, e recolho estas rochas que se abrem como conchas e que levam números inservíveis. Eram uma praga, lixo industrial, mas agora são meu passaporte para me conectar com o mundo. Antes, parece que todas as pessoas utilizava-as, antes que caíssem todos os satélites. Antes que se proibissem os computadores e os meios de comunicação independentes, para nos obrigar a todos a usar outros aparatos mais novos, mais avançados. Eram uma espécie de peça, de chip oficial, localizado numa das orelhas e que servia para enviarmos-nos notícias, músicas e ordens. Um castigo. Sempre estávamos controlados. O meu, consegui arrancar-mo faz anos... Agora, essas pedras gastas e oxida-

das, uma vez secas, ardem tão bem... Produzem uma fumaça de cores, diferente e densa, que contrasta com a fumaça cinza das ilhotas que ainda suportam o avanço impassível do podre mar. Na fogueira do mirante, as pedras Nok dão uma bola azul, as Mot dão uma bola preta; as Eric dão uma bola vermelha... Qualquer humano que as veja, saberá que estou aqui, esperando, mas já são tantos anos sem alguma resposta, sem nenhum sinal... Que parece que estou só.

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María Beatriz Muñoz Ruiz

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uando me he sentado delante del teclado, el tema a plantear iba a ser otro, pero me he dado cuenta de que la persona que iba a hablaros no iba a ser yo, sino alguien que tan solo estaba dispuesta a exponeros un momento histórico que cualquiera puede encontrar fácilmente en internet sin necesidad de que una escritora de novela romántica os lo redacte. Por eso, cuando iba a hablar sobre el papel de la mujer en las religiones monoteístas, me he dado cuenta, de que en realidad no me importa el hecho de que haya habido tanta discriminación en la religión con respecto a la mujer, porque las distintas religiones no tienen la culpa, fue la sociedad quien decidió que la mujer era inferior, fue la sociedad quien relegó a la mujer a un segundo plano. Las religiones son el reflejo de esa sociedad que el hombre creó para protegerse, pero a pesar de todos esos muros, la mujer ha sabido ir poco a poco rompiendo las cadenas de la desigualdad. Hace muchos años, las más valientes, comenzaron a luchar por un mundo más justo, por un mundo en el que existiese el derecho de igualdad, un mundo en el que se nos escuchara. Imagino que sería duro… incluso en el budismo para hacerse monja, exigían que las mujeres observaran ocho votos más que los hombres, todos ellos relacionados con la subordinación.

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Al igual que en el budismo, en las demás religiones, la mujer también fue abriéndose paso lentamente. Y a pesar de que hayan deseado restarles importancia a las mujeres, éstas han conseguido hacerse escuchar.

minadas actuaciones de muchas religiones, lo que sí tengo claro, es que durante la historia, a parte de las mujeres, todo aquel que fuese distinto, era tratado desde la desigualdad, y si debemos estar agradecidos a alguien, debe ser a los que se negaron a quedarse sentados, a los que lucharon por algo mejor, los que tuvieron que recorrer un largo camino para abrirse paso.

No soy quien para tachar de injustas deter-

A lo largo de este camino podríamos nombrar a mujeres como Juana de Arco, heroína que dio un giro decisivo en la guerra de los cien años. Santa Teresa de Jesús, fundadora de los Carmelitos Descalzos, y canonizada en 1622. Madre Teresa de Calcuta, Premio Nobel de la paz. Pero sobre todo hay alguien a quien me gustaría destacar por encima de los muchos nombres que podría seguir dando, esa es María, sin María no existiría Jesús, no habría historia católica, aún seguirían esperando al mesías. Ella fue la mujer que cuidó y educó a un hijo que tenía una misión, ella fue quién sufrió la muerte de un hijo, pero como ella, también existen mujeres

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Washington Daniel Gorosito Pérez

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l alférez Francisco Millau y Maraval se dirigió en 1751 al Río de la Plata, formando parte de una de las comisiones demarcadoras de límites con Portugal, que estaba bajo las órdenes del Marqués de Valdelirios.

Plata, y el 17 de febrero llegó a Buenos Aires.

Millau realizó importantes trabajos de levantamiento de planos y mapas que acrecentaron su nombre de geógrafo y cartógrafo meticuloso y exacto.

Hace pocos años que tuvo principio la población de Montevideo con algunas familias que vinieron para fundarla de las Islas Canarias, se han aumentado estas considerablemente, así enlazándose entre sí, como uniéndose con un gran número de forasteros, que se han quedado allí establecidos, empleándose los más en el cultivo de las tierras y algunos en el tráfico del comercio. Éste ha traído otros moradores más modernos, y todos juntos forman al presente un vecindario bastante crecido.

La comisión del Marqués de Valdelirios se embarcó en la fragata de Jason, partiendo del Puerto de Cádiz el 16 de noviembre de 1751. La fragata entró el 26 de enero de 1752 en el Puerto de Montevideo, tuvo que esperar aquí dieciocho días al práctico a fin de asegurarse la navegación por el Río de la Puerta de la Ciudadela 94

El mismo año Millau regresó a Montevideo, ya ascendido a alférez de alto bordo o de navío y realizó la siguiente descripción de la ciudad:


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tes de unas a otras, mediando entre ellas algunas barrancas y aberturas, que causan las aguas en aquel terreno que se compone lo más de cuestas, cuyas pendientes, aunque no son de mucho declive, son muy resbaladizas en tiempo lluvioso por su piso de barro o greda, lo que hace reparar la poca perfección que tiene aún este establecimiento, con todo de que no se deja de conocer lo que le fomenta el tráfico en su Puerto. Hay sólo tres templos, una Iglesia mayor y otra, con un convento de San Francisco. Es gobernada esta Ciudad por un oficial de grado que proveído de sus títulos por el Rey, manda todo lo económico y civil y está sujeto en lo militar al Capitán General de la Provincia. Su jurisdicción se extiende unas veinte leguas para el Este hasta cerca de Maldonado y como veinte y cinco para el Oeste, señalando su fondo para el Norte el término de las haciendas que hay por aquella parte.

Puerta de la Ciudadela .

La ciudad es de una regular extensión, cercada por la mayor parte del mar y sólo con murallas en la angostura de tierra que la une con la Campaña; tiene para mayor defensa por esa parte, inmediata a aquellas, una ciudadela con cuatro baluartes y obras correspondientes en su interior y exterior, pero necesita mucha composición su fábrica, que en lo más principal ha empezado a arruinarse por varias partes.

El gobierno espiritual está en un Vicario del Obispo de Buenos Aires, cuya omisión recae ordinariamente en el Cura Párroco. Es cortísimo el número de los negros y mulatos, de los que sólo se encuentran algunas familias en muy pocas casas, y en las demás, como en las habitaciones de la campaña, se halla tal cual persona de esa casta. El servicio regular se hace en las haciendas con los peones en que necesitan hacer grandes faenas sus dueños, los que fuera de ese tiempo continúan solos con su trabajo personal y el de sus familias.

El material de las casas es en las más de piedra, por la mucha que hay en esa banda y principalmente en las orillas del Río, donde hay muchas canteras y peñas, en otras es de adobes. Cuasi todas son bajas y algo reducidas. Aunque llevan su dirección para formar calles iguales, aparece al presente mucho desorden por los huecos y separaciones que hay en varias par-

Los vecinos de Montevideo tienen entre todos repartida la campaña con un gran número de haciendas, en las que se cultivan los mismos frutos que en Buenos Aires, criándose igualmente en ellas grandes

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porciones de todos ganados y muy poco distantes unas de otras. Se mantienen allí sus familias por temporadas y se vienen en otras a la ciudad. Tienen en esa posesiones la comodidad de lograr mucha leña y maderas, que les suministran con abundancia los bosques que pueblan las orillas de muchos ríos y arroyos, cerca de las que se halla situada la mayor parte de sus habitaciones.

Algunos fuertes y guardias hay en la Campaña para procurar alguna defensa a la mayor parte de estas haciendas, y se disponen también salidas con bastante número de gente. Se ha conseguido en ocasiones recobrar los robos con muertes de los agresores, pero no equivale la satisfacción que algunas veces toman, a los muchos daños que continuamente reciben.

Lo más lleno de éstas coge sólo un espacio de doce a quince leguas todo alrededor de la Ciudad, de donde sólo prosiguen por un lado y otro algunas pocas, que con ese motivo son de grande extensión, pero están más expuestas a las continuas irrupciones de los Portugueses, algunos infieles y vagamundos, que destruyendo con sus repetidos insultos estas estancias más avanzadas y las que están cercanas, impiden el adelantamiento de otras y que se saque algún fruto de las excelentes tierras que quedan todas sin cultivo del lado de Maldonado y hoy están abandonadas por la expresada causa.

El vestuario de los habitantes de Montevideo difiere en nada del que usan los que viven en las campañas de Buenos Aires, a quienes son en todo parecidos, así en el género de vida como en sus costumbres.

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DEBEMOS FELICITARNOS POR LLEGAR AL Nº 71 CON UN AUMENTO CONSTANTE DE LA TIRADA.

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