Revista La Alcazaba
Año VI Núm. 80 Diciembre 2016
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Página
Título
DIRECCIÓN:
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Feliz Navidad
ALFREDO PASTOR UGENA
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Del Ingenioso Hidalgo
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Don Quijote indignado
EDITA:
18
Quijote
EL MENTIDERO LITERARIO
20
Carlos de la Rica, el cura poeta
ISSN 2173-2184 MADRID
28
Un pesebre muy especial
Depósito Legal M-4639-2007
34
Azafrán y farmacia
WEB:
46
Piratas
56
León, cultura, naturaleza y gastronomía
oquendo1957@gmx.com
68
De como los brujos taimados...
TELF.: (+34) 605434707
72
Prosa “joven” versus “viejo”
76
Vicente López
86
Fotografía
90
Dos pinturas de un pintor
92
Poesía
104
Canto para un poema
110
Juan Rulfo en Stanford...
114
Laberintos de Poesía
120
El arrepentimiento
124
Un castillo
Asociación de Arte i Cultura El Mentidero
128
Un lugar para visitar
DIRECCIÓN POSTAL
130
Los libros de LA ALCAZABA
Revista LA ALCAZABA
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Publicidad.
LUIS MANUEL MOLL JUAN
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PUBICIDAD:
Av. De Elda, 75, 3º C 03610 Petrer (Alicante) España Telf.: (+34) 605.434.707
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Alfredo Villaverde
Nicolás del Hierro
Alfredo Pastor
Enrique Gracia
Manuel López Espino
Jesus Cañas
José M. Mójica Legarre
Luis Manuel Moll
Isidoro A. Montenegro
Miguel Romero
Jose Luis Najenson
Miguel Rubio
Washington Daniel Gorosito
Rafael Ruiloba
Adelina Arranz
Ángel del Valle Nieto Roberto Bianchi
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Obra de Fidel MarĂa de la Puebla
II PARTE
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JESÚS, EL DULCE, VIENE… Celeste primavera que la nieve, al pasar, blanda, deshace, y deja atrás eterna calma...
¡Señor del cielo, nace esta vez en mi alma! Jesús, el dulce, viene... Las noches huelen a romero... ¡Oh, qué pureza tiene la luna en el sendero! Palacios, catedrales, tienden la luz de sus cristales insomnes en la sombra dura y fría... Mas la celeste melodía suena fuera... Juan Ramón Jiménez
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Sepan vuesarcedes que siendo yo natural de Palazuelos de Eresma, nuestro amo me agrupó con hermanos que venían de Palomera, Pastrana, Segovia, la Cartuja del Paular, Zaragoza, Villanueva de Gállego y Tarazona ya que, cuando fuimos adquiridos, no había posibles para traer finos genoveses ni estirados de Angulema o del Bearn, por lo que debió contentarse con lo que tenía más a mano; pero eso no quita mérito a nuestro empleo pues en este caso no es arte el soporte sino lo que contiene. Por mor de mi nacimiento pude haber servido tanto a la Ley como a la Corona, las Audiencias o a la Iglesia; pero el azar y mi buena estrella quisieron que me adquiriese un hombre que revolucionó la manera de relatar situaciones que solo sucedieron en su intelecto. Los más agudos de entre los lectores ya habrán colegido que no soy más que una resma de papel elaborado a finales del siglo XVI y debo explicar que sobre mí, al igual que sobre mis hermanos, Don Miguel de Cervantes escribió una parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha; pero al igual que se lee en el principio de la gran obra del genial “Manco de Lepanto”, apuntaré que el manuscrito del que formo parte está en un lugar “de cuyo nombre no quiero acordarme”. Esto no significa que Don Miguel perdiera los papeles, aunque algunos dicen que en Argel estuvo a punto de perderlos junto con algo más, sino que permanecemos escondidos para, de este modo, evitar que muchos pierdan su tiempo intentando sacarnos a la luz después de tantos siglos. De cualquier manera mejor estamos, mis hermanos y yo, al abrigo de ojos tan alparceros como escudriñadores que, en lugar de apreciar la belleza que contenemos, en vez de admirar el ingenio de quien volcó su inteligencia convertida en palabras sobre nuestra tosca superficie, se desojarían hasta el hartazgo para poner de manifiesto errores, faltas de ortografía y fallos de sintaxis por desconocer que, en la época en la que nacimos, las últimas correcciones las hacían libreros e impresores quienes, a la postre, eran los encargados de dar forma definitiva a casi todas las obras literarias -los manuscritos de los
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autores estaban plagados de errores- y si bien las Españas han cambiado en muchas cosas con el paso imperturbable de los tiempos, la inquina de los fracasados que apoyan su ego y pretenden cimentar su valía en señalar fallos ajenos, sin aportar nada propio parido tras mucho maginar, ha ido a más. Cierto es que fui solo papel en su día pero hoy, convertido en parte de un mito, puedo afirmar con autoridad todo lo anterior porque, al formar parte de una obra intemporal, eterna, hemos alcanzado la singular capacidad de vivir al margen de los tiempos, transitando los años a la par de los seres humanos, siendo testigos de todo cuanto sucede; pero hoy, cansado de ser lo que muchos calificarían de “mudo testigo” de la historia, he decidido quebrar mi silencio al tiempo que intento romper una lanza en favor de los antiguos escritores en una lengua castellana, tan apreciada en el mundo como denostada en su lugar de nacimiento. Para principiar esta mi defensa, preciso es decir a quienes disfrutan escribiendo –mejor dicho: golpeando fichas cuadradas que como por arte de magia hacen aparecer las letras en unas pantallas luminosas- que, por muy bien que añuden las palabras, nunca podrán complacerse en el sicalíptico sonido del cálamo recién afilado con el cortaplumas, empapado en una mezcla de nuez de agalla, vitriolo y goma arábiga, trazando ideas sobre nuestra áspera superficie de papel corriente, como tampoco gozarán del aroma de la tinta mezclado con el de los pabilos encharcados en cera, ni de las pausas que impone a la mente el tener que mojar la pluma en el tintero, pausas calmas o febriles que pueden dar tiempo a que el magín idee alguna nueva treta para sorprender al lector.
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Don Quijote. Litografía de Dalí
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Sepan, pues, vuesarcedes, que tanto mis hermanos como yo mismo, con el pasar de los siglos, hemos visto mudar algunas palabras hermosas, biensonantes diría yo, por otras que no lo son tanto y sin saber el por qué se ha pasado de bebendurria a botellón, de buchinche a bareto, de catacaldos a bloguero, de lo alabancero a lo políticamente correcto y de mendacidad a discurso de político; pero gracias a Dios no hemos tenido que soportar la deformación, el encogimiento de la lengua castellana, con el que escriben algunos en los pequeños aparatos móviles que sirven para comunicarse a distancia; afortunadamente para ellos, nuestros modernos hermanos, blancos, pulidos, bien recortados a la misma medida y con apellido de moderno espía literario de su graciosa majestad llevado a lo que vuestras mercedes llamáis cine, se han librado por el momento de soportar el rechinante “Ola k ase?” y otras zarandajas y abreviaturas por el estilo, basadas en el idioma de Inglaterra. Inglaterra, sí: el ángulo de la tierra; un ángulo que constriñe a sus habitantes, puesto que, por definición, si no son agudos, ni tampoco graves, y mucho menos llanos, solo pueden ser obtusos. ¡Y a fe que lo demuestran! Y hablando de hijos de Inglaterra no podía por menos que hablar del contemporáneo del inmortal Don Miguel: Guillermo Sacudelanza, al que usarcedes conocen como William Shakespeare. No, no me equivoco pues, aunque en los días que corren se haya aceptado “Shakespeare” como su verdadero apellido, él mismo firmó como Shakespe, Shakspe, Shakspere o Shakespear y de esta última palabra hemos sacado la traducción literal, con la proverbial mala leche hispana, de la que ya nacimos contagiados. Dejaré a un lado la opinión de aquellos historiadores partidarios de que Shakespeare no es una persona sino que las obras que se le atribuyen pertenecen a varios bardos, lo que tampoco me extrañaría dada la inclinación de los ingleses en agavillarse para cualquier quisicosa. Pues bien, siguiendo el hilo de mis razones, parece ser que el tal Guillermo pudo viajar en el año de Gracia de 1605, como miembro de una delegación de 700 personas –mejor dicho: 700 ingleses- que llegaron en misión de paz a Valladolid, ciudad en la que residía nuestro amo Don Miguel en compañía de su esposa, su hija y sus hermanas; pero nuestro dueño no fue invitado a los fastos puesto que los
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correveidiles y cortesanos de la época, siempre ciegos a la cultura y a todo cuanto no sean curules y prebendas, no consideraron que mereciese tal distinción. Si Cervantes y Sacudelanza se conocieron, o no, es algo que guardaremos en secreto hasta que el tiempo, o un fuego benefactor acabe con mis hermanos y conmigo; pero lo que sí gritaremos a voz en cuello es que, mientras en las obras de Don Miguel no aparece ninguna concordancia con las del tal Guillermo, después de esta visita inglesa, sí que aparecen en Inglaterra alusiones a la obra de nuestro genial amo. Poetas como Wilkins en 1607 o Fletcher, en una obra firmada junto al mismo Guillermo -¡ah el bujarrón hideputa!- en 1613, obra que un tal Theobald retomó en 1727 en su obra “Doble falsedad” robando personajes del “Ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha” para sus escritos; de ahí se colige que si bien el ingenio de Don Miguel sorprendió favorablemente a los hijos de Albión -hago aquí un paréntesis para explicar a quienes esperaban que citase “La pérfida Albión” que este dicho no fue usado para describir a Inglaterra hasta 1793 y el honor de ser el primero en usarlo fue el poeta y diplomático francés de origen aragonés Augustin Louis Marie de Ximénès en su obra “L´ere des Français”- el caletre de Guillermo dejó fríos a los autores españoles. Claro que en cuestión de plagios, Don Guillermo sabía lo suyo puesto que, de todos es sabido, no dudaba en copiar versos clásicos completos para incluirlos en sus poemas. Algunos pensarán que no me gusta Inglaterra o que estoy en contra de las obras de Shakespeare; en cuanto a lo primero, no hay duda por haber nacido en las Españas, durante un tiempo en que los ingleses no dejaban de dar por saco, al parecer siguen en las mismas, y cualquier español deseaba ver a los hijos de Inglaterra, como poco, condenados a galeras apaleando sardinas. En cuanto a lo se-
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gundo, no estoy en contra de Don Guillermo, no; pero me molesta que los ingleses quieran ponerlo por encima de Don Miguel. Claro está que de esto tienen mucha culpa vuesarcedes, más inclinados a venerar lo extraño que lo propio, y a denostar lo patrio por el solo hecho de serlo. Por último, decir a vuesarcedes que el final de la inmortal obra de Don Miguel, fue bastardeado por la pluma que utilizó para escribir las últimas líneas y, por ello, donde se lee “Para mí sola nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo escribir; solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió, o se ha de atrever, a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero,” debe leerse “Para mí solo, humilde papel, nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo sostener su escrito; solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió, o se ha de atrever, a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero, porque no es carga de sus hombros ni asunto de su resfriado ingenio; a quien advertirás, si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos
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los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la fuesa donde real y verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado de hacer tercera jornada y salida nueva; que, para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros, bastan las dos que él hizo, tan a gusto y beneplácito de las gentes a cuya noticia llegaron, así en éstos como en los estraños reinos''. Y con esto cumplirás con tu cristiana profesión, aconsejando bien a quien mal te quiere, y yo quedaré satisfecho y ufano de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que, por las de mi verdadero don Quijote, van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna. Vale.”
Extracto del cuadro Miguel de Cervantes por Alejandro Cabeza (Casa Museo de Cervantes, Esquivias. Toledo)
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DON QUIJOTE INDIGNADO
Volvió Don Quijote,
con sus sueños de amores, de cadenas cercenadas y vengativos brujos. Se colocó al frente de los oprimidos y sin bajar de Rocinante, intentó hablar de sus pensares con los antidisturbios.
A Sancho Panza se le oyó gritar
--¡Mi Señor,que no son gigantes. que son molinos! Cuando en un momento de furor cargó Don Quijote al galope contra una muralla de escudos. Cayó al suelo D. Quijote, y dolorido, todos lo vieron
volver a levantarse, erguirse, sin una queja, mudo, y volver a subir al caballo.
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--¡Sancho tráeme la lanza que están casi vencidos! --¡Mi Señor que no son gigantes que son molinos! ¡Que aunque lleven tapada la cara y vayan tan raros vestidos, le digo que no son hombres muy grandes,
mire bien, cese en su desatino!
Don Quijote ya montado en su rocín
le dijo a su fiel escudero Sancho. --¡Mi buen y querido amigo estás hechizado sin duda! ¿Bajo que cielo lleno de nubes, se ha visto jamás de los jamases, que los molinos se pinten azules? ¡Por Dios que estás bajo un encanto!
¿No ves sus caras de hierro, y cristal invisible? ¿Cuándo nadie viera que los molinos se armen con palos? ¿No ves el humo, de su aliento envenenao?
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Cargó de nuevo contra la muralla de escudos y de nuevo cayó del caballo. Esta vez ya no pudo levantarse, quedó desmadejado en tierra, con el cuerpo como roto
y el cerebro desmayado.
Volvió de nuevo al mundo
al escuchar como de lejos, los gritos de su amigo Sancho.
--¡Mi Señor esta vez a vencido, lo que eran en verdad gigantes han huido! Los persigue la multitud que nos seguía, de villanos.
Al verle caer esta vez han saltado rabiosos todos a una, contra los falsos molinos azules maldiciendo algo de estar indignados!
Que nadie lo cuente a nadie, por una vez, Don Quijote había triunfado.
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Por la maltrecha llanura, vos en tu caballo enjuto, Quijote, maltrecho fruto de alucinada figura. Doblemente enamorado de Dulcinea y la vida, don Quijote pone brida a su amanecer dorado. Pudo ser caballo alado cual ClavileĂąo en su albura; mĂĄs, Rocinante, en altura, fue quien montĂł el caballero: La Mancha se hizo sendero por la maltrecha llanura.
Mercerl Pajot 18
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Paso a paso, monte a monte, y ya con Sancho a tu vera, cruzas campos y rivera llevando como horizonte un ideal que remonte dando a tu esperanza fruto. Siempre caballero astuto y entregado al bien ajeno, tu brazo no encuentra freno: vas en tu caballo enjuto. La Mancha, siempre pequeña en tu razón de hidalguía, pone al llano fantasía con la virtud que lo adueña. Luchas, y el luchar se empeña tras la pasión de lo enjuto. Nada te detiene astuto: tu sueño, siempre arrogante, impones a Rocinante, Quijote, maltrecho fruto.
Tuvo que ser Barcelona por sus arenas mordido, donde se oyera el gemido que atacara a tu persona. Luz donde el amor blasona, y lacerado en bravura, La Mancha de nuevo augura el renacer de tu estima: tu adiós dispuso la rima de alucinada figura.
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Desde el GuadazaĂłn, ese rĂo ancestral que lame la dehesa del Hoyo, recorre parajes romanos y brinca ante las musas del convento de dominicos en Santa Cruz, me viene a la memoria las rimas de Carlos de la Rica.
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Adán, soy Adán; el Hombre y nada más. Dios me hizo una tarde de siesta. Con ojos para ver, manos para tocar los árboles, oídos para escuchar la cigarra y la noche. Cuando llega a Carboneras, ya cumple sacerdocio que ha aprendido en el seminario de San Julián de Cuenca. Allí, en la ciudad de la Hoces, en esa Cuenca milenaria, en la plaza de la Merced, donde brilla el barroco y ruge el Júcar, él, estudió Cánones y Teología, por ser creyente en la moral católica y allí sentiría la sensación de abrir muro poético dentro de su creación más solemne. Había leído a Salustio y Terencio, bebida la pócima de Cervantes y magnificado el verso de Garcilaso, por eso, no fue esfuerzo sentar cátedra entre piedras milenarias, las mismas que los marqueses de Moya, Beatriz y Andrés, habían pisado y traído para levantar muros donde estuviera guardada la Santa Hijuela. La nave del templo en Carboneras sentía el espejo de las mieses oleando en el trigo del llano, a su lado la habitación de los frailes se recogía en torno al girasol del claustro. Lo que ha venido deparando el tiempo habido el desmoronamiento de paredes, desaparición completa del enorme andamio de la fábrica, emborronamiento de su grandeza. Y es que allí, entre la espadaña de aquel convento hecho panteón para dormitar los restos de aquellos marqueses, Carlos hizo su andamiaje particular pintando paredes con realismo católico, sin dejar de sentir su halo profético como poeta del tiempo. El Renacimiento le hizo demasiada mella en su contexto y por eso, las églogas, fueron sus primeros titubeos literarios, más luego, llegaría el verso prosaico como elemento contemplador del mundo que le rodeaba. Pero este hombre nacido en Pravia, tierra asturiana, un día de 1929, vino a Cuenca no sé ni por qué ni cómo, pero vino. Allí hizo su aprendizaje en las doctas leyes de la Sagradas Escrituras y luego, sentaría cátedra para hacer sacerdocio durante toda su vida. Lenguas del norte y del sur, hablan de su ascendencia borbona, y otros, más bien involucrados en el periodismo, dicen que su "hermano" el rey Juan Carlos, tuvo a bien hacer de él, un descendiente indi-
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recto pero sentido, pues invitado a su boda en tierras helenas, demostraría que no todo es olvido, sino credo de vida. Llega, como en silencio, al pueblo del Guadazaón y allí hace hogar para siempre. Este lugar, está enclavado en el Señorío de Moya, luego marquesado, y entre sus pueblos, Cañada del Hoyo por proximidad, Valdemorillo de la Sierra y antes Pajarón, Arguisuelas y sin dudarlo, hasta Cañete pisó, le haría formar parte de esa tierra que Raúl Torres llamase "la saga del Guadazaón". En su juventud, por eso de ser rebelde, apoyó cuanta revuelta ideológica marcaba rumbo; luchó contra la ausencia de libertades de un franquismo caduco y supo que el Concilio Vaticano II era necesario por el reformismo que provocaba. Sin embargo, se comprometió con el Postismo, un movimiento de alta modernidad y por ello, escribió los primeros versos que sus amigos de grupo, Ángel Crespo, Gabino Alejandro Carriedo y Federico Muelas, le iban definiendo. Colaboró en revistas como foro de expresión y así Deucalión y el Pájaro de Paja, le marcaron la senda de una poesía pastoral sin retorno.
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Sus primeras publicaciones son letales para el modernismo literario. Ciudadela en 1995 y La Casa, en 1960, abren la espita de la creatividad. Luego, los clásicos a los que adora, le advierten de nuevos retos y empieza a desenvolverse en la vanguardia del llamado "realismo mitológico" enfrentándose con aquellos poetas sociales que no admitían ninguna vocación humanística de la que bebía constantemente. Se une a los movimientos del 68, apoya a la juventud rebelde, se hace "hippy" y conversa con el tiempo futuro. Se observa en sus obras, como Edipo el rey, en 1965, y Poemas junto a un pueblo en 1977, cuáles van a ser sus raíces vanguardistas, llenas de amor por el judaísmo al que adora; el Neopostismo con su estética a través del grupo de la Camama, protagonizado por José del Saz Orozo, Manuel de San Martín, Carlos Asorey y Luis Lloret, creando la fundación del Toro de Barro en 1965. Su obra es tan ingente como su influencia social y cultural. Crea y revive con el Toro de Barro la editorial más reconocida en aquellos tiempos de la década de los setenta, porque siendo una de las diez editoriales más afamadas de España, abre el mundo poético y literario a Ángel Crespo, Eduardo Chicharro y Carlos Edmundo de Ory, sin dejar de lado aquellos poemarios vanguardistas en las generaciones más jóvenes de la poesía española. Y no queda ahí su sello, porque abre a la sociedad conquense, el significado cultural de la Real Academia de Artes y Letras de este lugar, arma que creará y presidirá con empeño de hacer carrera para que Cuenca y su gente tenga un porvenir en la cultura de vanguardia.
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Su obra es inmensa. Lo es, en poesía con más de veinte poemarios completos donde Loa y elogio de las cosas de Cuenca en 1984; Los mimbres de mi cesta en 1986; el hallazgo de Simuel en 1980; Piedras, rostros y paisajes en 1993; la razón de Antígona en 1980; setenta años de poesía en Cuenca en 1972 y Juegos del Mediterráneo en 2001, podían ser prueba más que suficiente, pero aún así, su obra es todavía mayor en contenido y belleza, porque Los duendes en esos Pliegos del Hocino; o los veinte poemas experimentales con Luis Muro, Antonio Gómez y rojas, hacen de su estirpe un recuerdo imborrable. Amó y pensó en sus poemas más clásicos, tuvo ese oficio de Alquimista y no quiso dejar atrás, Roma, una de sus emociones eternas. Carlos de la Rica fue imaginario y solemne. Amó el mundo hebreo como nadie y quiso ser amigo de Elías Canetti, al que conoció en Bulgaria junto a Jaime Vandor. Luego, creció entre las mimbreras de Carboneras, llegando hasta Cañete para hacerle sentido homenaje, junto a mí, como su monaguillo precursor, porque vio en la raíces del judaísmo un escape para el humanismo selecto. Todo lo hacía con sentimiento puro. Buscó en las raíces romanas de aquellos lugares, junto a Federico Campos, la sensación de la pureza clásica; hizo de la iglesia parroquial de Carboneras, un Museo de la pintura neo-románica para creer en su vínculo al clasicismo y desde aquí, junto a su amigo Enrique Domínguez Millán, buscó en la poética del tiempo, cómo y por qué, el sentir de Acacia Uceta, de Goñi en la pintura, de Víctor de la Vega en el mural, de Florencio, amigo que rompió su alma, en la crítica constructiva de la nueva literatura que nacía a camino de franquistas contratiempos.
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Recuerdo pues, su estela en figura extrema, con la melena rubia y blanca al viento, sus patillas ruinosas que descienden, su nariz aguileña y sobre todo, sus ojos vivos e inquietos de un hombre sabio que sabe bien, dónde se encuentra y lo que quiere. Me alegro de haberle conocido pues con él aprendí mis pasos en el Parnaso; le recuerdo en sus homilías de una iglesia-fortaleza en Carboneras y quise que él, fuera mi buen guía para correr camino en la Historia. Un día, caminábamos hacia Reillo y me hablaba del mundo, de Roma, de sus hijos ilustres como Séneca y Plauto, del Renacimiento y Boticelli y de sus maestros en el mundo de los vi-
vos, tal vez, de la poesía de Alexandre o de Alberti. Al desempolvar los papeles de antaño, ha llegado a mi mano, aquel artículo del Día de Cuenca, en fecha, 8 de septiembre de 1994, tres años antes de su muerte, firmado por él y con el título de "Aura de Cañete", aludía al pueblo de mis padres y adoptivo mío, al que ahora me recibe con la Biblioteca en titulación mía, y hablaba del Júcar y del Cabriel, ríos de las cien verdes corrientes; de la Virgen de la Zarza, patrona que es; de Álvaro de Luna, el condestable engañado por su propio rey Juan II en la Castilla del siglo XV; y luego de Isidro Romero, alcalde primero en
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tiempos de 1982 cuando se encontró el arco de daba entrada a la Sinagoga de Cañete y, después, de Manuel Marzal, alcalde actual que había ayudado a que la Real Academia de las Artes y las Letras conquenses hiciera homenaje a Elías Canetti, el sefardí que de aquí saliesen sus raíces a tiempos inmortales. En su artículo del Día de Cuenca, "Cañete resplandece en fiestas, y fiesta es el Kadish de alabanza al nombre de dios (¡Bendito sea¡) que se pronunciará ante la lápida que le celebra y le recuerda en la fachada del Ayuntamiento cañetero. Otro personaje inquieto, que lo fuera ya cuando era monaguillo mío en Carboneras, dirá su pregón de fiestas. Miguel romero ha escrito libros inolvidables dedicados a Cañete y a esa Sierra nuestra tan bella. El aura de Cañete es tan hermosa cuando pronuncia el nombre de Elías Canetti, su hijo." Y ahora, porque amigo es y de los buenos, el poeta nacido en Santander y afincado en Cuenca, le hizo un poema en el lejano 1997 para hacer homenaje a toda esa larga vida dedicada a la palabra, cuando aún vivía y su corazón a punto estaba de dejar el alma. Así le decía José María Abellán, el poeta del Mito encantado de Cuenca:
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Carlos, un hombre, un verso, un poema inacabado siempre, luz en la luz, voz, lucha. ¿Quién te dijo que la vida era un vuelo de la imaginación, una herida por el filo de una sonrisa? ¡Con qué pasión amamos cuando el dolor nos llama, cómo hilvanamos la duda a la esperanza y la esperanza a la fe y acaso a la certeza de la que la humana condición nos ennoblece¡ En este punto y seguido con el que la eternidad escribe hoy la historia, aquí estamos, aquí estoy, para poner mi hombro junto al tuyo en el banzo de la vida, y decirte que yo amé tus versos y los amo, Carlos, que los amé en La Casa y sin que Edipo Rey lo supiera, aunque nunca pusiera mi voz en aquel Toro de Barro. Hoy, quienes como yo, rendimos nuestra voz a tu palabra, queremos ser verso con tus versos, y poema entre los tuyos, con el hocino donde Federico acunara tus primeros latidos literarios. Carlos, hoy un verso herido, una historia de amor, un vuelo, una guerra lejana, un hombre amigo.
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La Adoración de los pastores. Murillo. Museo del Prado. Madrid
Cuando yo era un niño de trece años, esa edad heroica, en mi pueblo todavía se festejaban las Navidades de una manera digna de recordar, acorde con la tradición hispana y criolla. No había, como ahora, pinos ni nieve artificial, ni se veían esos hombres disfrazados de Santa Claus, panzones y ridículos, dando vueltas como trompos por todos lados. Había sí, regalos, y todos los chicos recibían el suyo, así fuese una muñeca de trapo o bolitas de vidrio pintado.
Pero lo más propio de la fiesta, eran los pesebres o nacimientos. En cada casa había uno y se instauraba una verdadera competencia, ya que el más logrado se convertía en el pesebre del municipio y era llevado al centro de la plaza, donde permanecía en exposición hasta el Día de Reyes. El padre Damián, cura párroco del pueblo, apoyaba la costumbre despotricando contra las nuevas modas de la Capital, que insistían en imitar lo que mostraban en el “biógrafo”, como aún se denominaba al cine.
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- ¡Son cosas de los gringos del norte! clamaba enfurecido- En España sólo nieva en la sierra, y aquí no tenemos nieve porque es verano. Tampoco en la Tierra Santa hay nieve en invierno, o sólo ocasionalmente. Y esos árboles están adornados a la manera de los paganos; ellos creían que su árbol sagrado era el eje del mundo. Nuestros niños, gracias a Dios, no esperan a Santa Claus sino a los Reyes Magos, que aparecen en nuestros libros sacros. ¡Festejad las Navidades con fervor, pero sin comer y beber como puercos! Y, de paso, os recuerdo que no debéis incluir cerdos en el pesebre porque Jesucristo, Santa María y San José eran judíos, y ése es un animal prohibido, por impuro, para ellos. Pero su celo era sólo preventivo, porque aquí, en el cristianísimo pueblo de Santa María del Sur, no había árboles de Navidad, ni Papá Noel. Yo conocía casi todos los pesebres del pueblo, que recorríamos con otros amigos, y algunos de las chacras y estancias vecinas; ya que a menudo acompañaba a mi padre, el médico local, en sus visitas a los pacientes que no podían acercarse a su sanatorio. Los había de ricos, con figurillas de porcelana o madera fina pintada, y de pobres, con estatuillas de terracota hechas por los mismos dueños. No obstante, todos tenían ese aire sagrado, sobrenatural, bajo la Estrella de Belén, así fuese ésta de mero papel plateado.
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Esa noche navideña, la del año 1984 del siglo pasado, pude contemplar el pesebre más extraordinario que había visto en mi vida. Mi padre tuvo que abandonar la mesa familiar poco después del Ángelus, para atender un parto urgente cerca de la estancia “El Lucero”, así llamada porque desde el pueblo, en el horizonte abierto de la pampa, se veía al planeta Venus, como si estuviera colgado sobre el casco de la estancia. Yo me empeñé en acompañarlo, aunque Domingo, el enfermero jefe, vendría para ayudarlo. Domingo era bien morocho, de recia estampa gaucha, y su cabello negro y piel oscura contrastaban con la melena rubia de mi padre y mi revuelto pelo rojo. Salimos en un sulky, esos coches abiertos tirados por uno o dos caballos, mejor que el automóvil para aquellos caminos de tierra que, cuando llovía, eran impasables, y ya el cielo estaba encapotado. Tronaba cuando llegamos al lugar, un campamento de gitanos al borde del alambrado, al que seguramente no le habían permitido quedarse en los predios de la estancia. La toldería estaba sujeta a las púas del alambre, y era una mancha apenas más oscura en el poncho infinito de la pampa, sin alturas y casi sin árboles. Mientras mi padre y Domingo atendían a la parturienta, yo recorrí el borde de las tiendas en hilera, hasta llegar al pesebre. Un gitano encendía un fueguito junto a la cuna, que era hermosa, aunque estaba hecha de madera rústica sin pintar. La vaca también era real, atada al palenque, así como la oveja y el cordero mamón, que dormían a su lado. No había estrella de latón ni truco alguno, y el Lucero brillaba como si fuera la propia Estrella de Belén. Me quedé mirando al gitano, que recitaba una oración en una lengua desconocida para mí, sin atreverme a seguir.
Natividad del Señor. Matías del Rey
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Cuando acabó el rezo, me dijo con un acento parecido al del párroco: - Ven, no temas, acércate al pesebre santo. Pronto nacerá el niño y, gracias a vosotros, saldrá sano y salvo. - ¿Gracias a nosotros? –repetí confundido. - ¿No habéis llegado, con tu padre y el enfermero, para ayudar a María? Ella es mi mujer por la gracia de Dios. - Sí, pero... - Pues ellos salvarán al niño y a su madre. Le están haciendo una cesárea... Como buen hijo de médico, a pesar de mi corta edad, yo sabía lo que eso significaba. Dios le oiga –contesté en un susurro mientras observaba la bella cuna. ¿Te gusta? -continuó élla hice con mis propias manos. Mi nombre es José y soy carpintero de oficio. Tantas coincidencias comenzaron a abrumarme, y me disponía a volver sobre mis pasos cuando él agregó: Adivine cómo se llamará el niño... No me cabe duda: Jesús, y también será carpintero... No. Tampoco lo fue en su Primera Venida.
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- ¿Qué quiere Ud. decir? - Bueno...No es fácil de explicar, pero tú pareces un niño inteligente. Tiene que ver con la religión de mi tribu, que es muy antigua. Nosotros creemos que la Paroussia o “Segunda Venida” de Jesucristo, de la que hablan los Evangelios y otros libros sagrados, tendrá lugar en el seno de nuestro pueblo. Si la Primera fue entre judíos, la Segunda será entre gitanos, la otra nación errante de la historia. Cuando renazca el Salvador, nosotros también volveremos a la Tierra Santa, ya que somos una rama extraviada de la tribu bíblica de Zabulón, la única de las doce tribus que poseía barcos y moraba a la orilla del mar. Nuestras leyendas afirman que ésta es la época propicia para su nacimiento, y que su misión comenzará cuando cumpla treinta y tres años, es decir, en 2017. En cada generación es posible su arribo, pero los designios del Señor son inescrutables. Por todo ello, os ruego que os quedéis al menos hasta la Epifanía, el día que vosotros llamáis de Reyes, y que cae el 6 de Enero, aunque nuestro calendario sea diferente. Sin vosotros, faltaría un detalle importante en el pesebre... - ¿Cuál? –le pregunté intrigado, dudando aún si creerle o no. - Los Tres Reyes Magos. No pude responderle, no sólo por el asombro, sino porque ya venían mi padre y Domingo con María a cuestas, que portaba al niño en brazos. Éste era moreno, como los gitanos, pero su piel resplandecía. En ese mismo instante, un rayo cayó sobre el único árbol cercano al pesebre y un chaparrón
colosal tamborilleó sobre el palio de lona basta que lo cubría parcialmente. Aunque parezca mentira, nadie se mojó por la lluvia ni tuvo frío. - Se viene el temporal...Ya no podremos volver por unos días, ni siquiera en sulky – afirmé como si de mí dependiera la decisión. - Serán nuestros huéspedes –ofreció José, mirándome fijo, mientras mi padre y Domingo asentían, resignados, y el niño y el cordero mamaban plácidamente, iluminados por el lucero, a pesar de la tormenta.
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La Natividad. John Singlenton Copley. Museo de las Artes. Boston
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Leo, a modo de introducción, en el artículo Mitología y Farmacia, del profesor Folch Jou que <<la diosa Hécate, confundida en numerosas ocasiones con Diana, es la diosa que ejerce sus poderes sobre la naturaleza, aparta las plagas, cuida de la fecundación. Vive en la Colchida, país donde se crían plantas medicinales cuyas virtudes conoce perfectamente.
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Usos medicinales del azafrán en el antiguo Egipto
Papiro de Ebers
Entre los muchos nombres que se le atribuyen está el de Pharmakis, que en este caso significaría hada. A su culto, en la Colchida, se dedicaban los pharmakides, que se cuidaban de los jardines de sus templos y nos cuenta la leyenda que en el jardín que poseía a orillas del Phasis se cultivaban, entre otras plantas medicinales, el azafrán, la adormidera y la mandrágora>>. Sea ésta la tarjeta de presentación histórica de nuestro protagonista. Varios han sido los productos aportados por Castilla – La Mancha a la Medicina y a la Farmacia a lo largo de los siglos: el aceite de oliva, la miel, la cera, los mercuriales; pero ninguno ha tenido el protagonismo terapéutico del azafrán, nuestro azafrán. Sí, ese Crocus sativus linneano que aporta sus estigmas a la Farmacología y que, en sí mismos, constituyen la droga denominada Croci stigma y que, como la planta, también recibe el nombre de azafrán. Veamos su recorrido histórico. El azafrán en la Antigüedad. En la farmacopea sumerio-acadiana era ya conocido y empleado, entre otros, el azafrán. Algunas tablillas asirias enumeran centenares de vegetales entre ellos: el azafrán (karkanu). En Egipto el arte de curar alcanza notabilísimas cotas y estaba encomendado a los sacerdotes que ya incluían el azafrán en su tesoro medicinal, que, con el nombre de Sangre de águila, aparece en
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Cultivadores de azafrán. Grabado en Pared en Creta. Cultura Mionica
un Índice hallado entre los documentos sagrados del antiguo pueblo egipcio y que data de unos 200 años a. de J. C. El célebre Papiro de Ebers (1600 a. de J. C.) contiene un centenar de materias odoríferas, entre las cuales se halla el azafrán usado en colirios, pomadas y emplastos para combatir las enfermedades oculares. La fitoterapia en la India alcanzó, asimismo, una gran riqueza, citándose el azafrán como muy empleado en su cultura médica y usándose como medicamento con el nombre de kasmira jaunna. Los griegos dieron a la planta del azafrán el nombre de krokis y sus flores son ya mencionadas por Homero. Una de las formas farmacéuticas en las que con más frecuencia fue usado el azafrán por los griegos es la de colirio. La Escuela de Alejandría (siglos IV-III a. de C.) aportó a la Historia y a la Ciencia
isis con stola tintada en color azafrán, Pintura Dido y África, Pompeya
el fresco del Recolector de azafrán son unos monos los que recogen las flores de azafrán en un paisaje rocoso; Knossós, 1600 aC-imagen-LOSVIAJEROS-COM
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farmacéutica tres de sus más célebres preparados: la Ambrosía de Zopiro, el Mitridato y la Triaca. Pues bien, en la composición de estos tres antídotos figura el azafrán y los dos últimos, han figurado en todas las obras de Farmacia hasta los albores del pasado siglo XIX. En Roma, el azafrán se llamó crocus. Allí se empleaba como droga medicinal, materia colorante y odorífera. Plinio, (nacido el año 23 d. C.) por su parte, nos dice que es muy útil a la Medicina, y que aplicado con huevo disipa todas las inflamaciones, especialmente las de los ojos. Y que, asimismo, está indicado en las ulceraciones del estómago, vientre, riñones, etc., siendo particularmente útil para combatir la tos y la pleuresía, empleándose también como diurético, soporífero y afrodisíaco. (Por ello, se esparcían flores de azafrán en el tálamo de los recién casados en su noche de bodas). Por su parte, el gran Dioscórides (siglo I d. J.C.) coincide con Plinio al afirmar que <<el azafrán bebido con vino impide la borrachera y estimula la lujuria>>.
Añade que aplicado en forma de emplasto, mitiga inflamaciones y, en toques locales, los dolores de oído. No deja de destacar su elevada toxicidad. Y llegamos a Galeno (130 d. J. C.). Él, precisamente, nos refiere el nacimiento del azafrán, tomándolo de unos versos de Philón de Tarsos. Según Galeno, el héroe Crocon o Croco fue invitado por Hermes (Mercurio) para jugar a lanzar el disco. Aceptada la invitación, Croco tuvo la mala fortuna de que el disco lanzado por su amigo le diera de lleno en la cabeza, muriendo en el acto. De la sangre que manó de su herida y que cayó al suelo, tomaron su color éste y las hierbas que de ella se impregnaron, naciendo de las mismas el azafrán, al que Mercurio le dotó de su brillo particular. Médicamente hablando, Galeno lo considera como algo astringente y cita en su obra diversos preparados a base de azafrán como el purgante denominado hiera. Del siglo II al IV, en la Galia, una especialidad médica parece haber tenido gran desarrollo, la del oculista. Éste poseía un sello en el que se mencionaban las substancias que formaban el colirio, entre las que no faltaba el azafrán .
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Edad Media. Ya en el siglo VII, Pablo Aegineta elaboraba un medicamento contra la podagra (la gota, especialmente cuando se produce en los pies) compuesto de azafrán y menciona otras fórmulas, también a base de azafrán, para preparar un emplasto contra la jaqueca. El arte médico-farmacéutico se recogió, posteriormente, en las Etimologías de san Isidoro de Sevilla del siglo VII. Se refiere en ella a los remedios preparados con elementos vegetales y estudia las hieras, la triaca, los colirios, electuarios, preparaciones todas en cuyas fórmulas siempre entraba el azafrán. Dentro de la Edad Media adquiere un relieve especial en las ciencias médicofarmacéuticas, el llamado período árabe. Los árabes apreciaban mucho esta droga, que conocían con el nombre de zahafaran.
Abu al-Qasim Jalaf ibn al-Abbas Al-Zahrawi (936 1013), más conocido como Abulcasis, pertenecía a la tribu árabe de los Ansar .
Página del manuscrito sobre los medicamentos simples que escribió Ibn al-Wafid
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No es de extrañar que, en sus comienzos, estuvieran influidos muy poderosamente por griegos y romanos con los que coincidían al fijar los caracteres y virtudes del azafrán. Así, Avicena lo considera dotado de los mismos o semejantes caracteres que los indicados por Dioscórides y declara que su virtud es estíptica (de estreñir), resolutiva, digestiva y aglutinante y la de su aceite, excitante. Añade que resuelve la erisipela, pero que engendra dolor de cabeza y obscurece los sentidos. Trataron sobre él, Serapión el Viejo (siglo IX), Mesué el joven (siglo X) y Serapión el joven (siglo XIII); concretamente el segundo de los citados, perpetuó un extraordinario número de preparaciones farmacéuticas con el azafrán como componente. La gran figura del período final del siglo X y primeros años del XI, es Abulcasis. Y en su obra, al-Tasrif, trata, naturalmente, del azafrán, La Edad de Oro de la farmacología musulmana coincide con la época de los primeros Taifas y es la de máximo esplendor de la ciencia en España: <<A mediados del siglo XI Sevilla era el paraíso de los poetas y Toledo de los científicos>>. Entre las grandes figuras que cultivaron las Ciencias de la naturaleza y la Medicina, destaca Ibn al-Wafid de Toledo (10071074). Perfecto conocedor de Dioscórides y Galeno; entre su abundante producción destacan varias de sus obras que pasaron al latín o a lenguas romances. El Libro de la almohada en Medicina, del que es autor, (es decir, de tenerlo siempre a mano) es una colección de recetas para la curación de enfermedades de la cabeza a los pies. Al azafrán se le cita en 43 recetas referidas a su empleo en oftalmología, como remedio cordial y como estimulante sexual, tres de sus más clásicas indicaciones.
El azafrán fue un clásico entre los remedios cordiales citados por Ibn alWafid . La siempre proclamada acción afrodisíaca del azafrán queda expuesta en estas dos recetas, curiosísimas, ya, desde sus títulos: “Medicamento que fortalece el deseo sexual, cuando se ha debilitado a causa del frío y la humedad” “Medicamento que refuerza el deseo sexual cuando se ha debilitado a causa del calor” En el campo de la Farmacología, una figura destaca en el siglo XII, la de Abu-S -Salt Umayya (1068-1134). Matemático, poeta y médico y autor de Tratado de los medicamentos simples. En esta obra afirma que el azafrán <<fortalece el corazón y lo conforta. Es, en general, tónico de los órganos internos. Sin embargo, es necesario no excederse con él>>.
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Las mujeres usaban el azafrán como colorante para sus ropas.
Ya en la Baja Edad Media florecieron las primeras Universidades occidentales, así como las llamadas Escuelas Médicas entre ellas destacaron brillantemente la de Salerno (Siglo X) y la de Montpellier. La primera de ellas estableció su Regimen sanitatis, conocido como Régimen de la Escuela de Salerno. Trata, en verso, de las virtudes medicinales de gran cantidad de drogas, sin faltar una explícita referencia al azafrán: El Crocus reconforta y dispone a la alegría. Restablece el vigor de los miembros y del hígado. En la boca desprende un agradable olor, pero del amor ardiente él enfría el ardor. Respecto a estos versos, comenta el profesor Folch Andréu <<que se había dicho que el azafrán era un buen afrodisíaco, hasta el punto que casi todos los autores de la Antigüedad coinciden en indicar […] que excita el coito; pero lo cierto es
que esta acción afrodisíaca es nula o bien dudosa>> avalando, así, el último verso. Pero la auténtica gran figura de la medicina hispana y europea de un borroso siglo XIII es sin duda, el autor valenciano Arnaldo, o Arnau, de Vilanova (h. 12401311), el más brillante representante de la medicina del siglo XIII. De todas sus obras, la más farmacéutica es su famosísimo Antidotarium. En él numerosas citas sobre el azafrán y que no son más que el exponente del papel preponderante jugado por esta droga a lo largo del devenir terapéutico de la Humanidad. También contempla la necesidad de componer medicinas cuando se trate de mejorar o enmascarar sus caracteres organolépticos <<como el azafrán con el castóreo o la nuez moscada con la asafétida>>. Y, así, las propiedades aromatizantes del azafrán le hacen entrar en la composición de la confección llamada Subfumigante para escapar de la mortandad y a
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El libro De “En menor daño de la medicina” de Alfonso de Chirino (publicada en 1505)
la que Vilanova considera <<un fumigante bastante perfecto, que va bien para escapar de mortandad y quitar la corrupción del aire>> y, asimismo, en el Fumigante en invierno y en una región fría, que <<va bien para el catarro, romadizo, tos, corrupción del aire y mortandad de hombre>>. En el siglo XIV la peste asoló a Europa. Los muertos se contaron por millones. Las medidas curativas y preventivas se multiplicaron, pero todo fue inútil: antídotos, purgantes, confortativos, fumigaciones, empleo de hierbas aromáticas, mascarillas para filtrar los ambientes impuros. No quedó ajeno el azafrán a esta batalla. Presente estuvo en antídotos, en electuarios cordiales y confortativos, en fumiga-
ciones y, más específico, en las muy apreciadas píldoras de azafrán. Alfonso de Chirino, médico de Juan II de Castilla y León, ya en pleno siglo XV, trata de las pestilencias y recomienda tomar unas píldoras de las que forma parte el azafrán, que, asimismo, recomienda “envuelto” en agua rosada para proteger los ojos en los casos de viruela. Francisco Fernández de Villalobos, médico del Emperador Carlos I y de su hijo, el príncipe Felipe, se constituye en un verdadero puente entre la Edad Media y la Edad Moderna. Su obra Sumario de la Medicina está desarrollada en verso y, en ella, cita al azafrán al tratar de la <<córnea y sus pasiones>>, de las viruelas y del sarampión.
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Edad Moderna. El Renacimiento supone un vuelco total en la línea del pensamiento del hombre y de su actitud ante Dios, la Naturaleza y él mismo. Y aparece el <<hombre universal>>, el <<hombre renacentista>> en cualquiera de los campos del saber. Es el caso, en niveles más relacionados con nuestro trabajo, del doctor Andrés Laguna (1489-1569). Anatómico, botánico, filósofo, farmacólogo, comentarista, políglota, gran médico. En 1555 redacta en castellano el Pedacio Dioscórides Anazarbeo, acerca de la materia medicinal y de los remedios mortíferos, obra que ha prestado un servicio fundamental a la Farmacología desde el siglo I de nuestra Era. Del azafrán nos dice el doctor Laguna << que es muy útil a cosas medicinales. Bebido con vino paso, impide la borrachera; e instilado con leche humana en los ojos, reprime el humor que a ellos destila. Mézclase en los brebajes compuestos para fortificar las partes internas, y en las calas y emplastos que se ordenan para las indisposiciones del sieso y de la natura de la mujer. Estimula la lujuria, y aplicado en forma de emplasto, mitiga inflamaciones y es útil en las apostemas de los oídos. Sus raíces bebidas con vino paso provocan la orina>>. El mediocre (moderado) uso del azafrán alegra, incita a comer y da gracioso color al rostro. Fernando Fernández de Segovia, en su Manipulum medicinarum (1522) expone <<que en su época se ordenaba en saculis cordialibus en polvo y en ungüento>>; es decir, como cordial y confortativo. Y cabe resaltar que en 1580 se señalan los medicamentos que las boticas de Sevilla debían tener cuando se declarase la peste y lo primero que se ordenaba era <<administrar la quinta esencia o extracción de azafrán, perlas y corales>>.
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En el siglo XVII destaca la personalidad de Nicolás Lémery (n. 1645). Establecido en París después de aprender la Técnica Farmacéutica publicó su Traité Universal des drogues simples. En ella y al referirse a las virtudes del azafrán, le asigna el de ser <<cordial, pectoral, somnífero, anodino, alexitérico y aperitivo, empleándose en los alimentos y en los remedios para fortificar, para resolver y para dulcificar; se le mezcla en los colirios para la conservación de los ojos en la pequeña viruela; entra en muchos emplastos, pero su principal uso es para el interior>>. Es, sin embargo, Thomas Sydenhann (1624-1689) el que hizo un gran uso del láudano, incluyéndose posteriormente este preparado en las obras farmacéuticas con su nombre: láudano de Sydenhann. A él se atribuye su fórmula a base de opio y tintura de azafrán, composición recogida hasta tiempos muy recientes en la mayoría de las Farmacopeas. Pero no podemos cerrar este siglo XVII sin destacar que en él se realizaron los primeros experimentos sobre administración endovenosa de substancias, y que lo que se inició como simple curiosidad experimentadora terminó alcanzando unos innegables fines terapéuticos. En ellos tuvo un especial protagonismo nuestro azafrán. Uno de los químicos franceses más notables del siglo XVIII fue el farmacéutico Esteban Francisco Geoffroy (1672-1731). En su obra Tratado de Materia Médica se ocupa del azafrán, tan en boga todavía en esta centuria. Así resume las virtudes que entonces se le atribuían: <<Muchos pueblos tienen el azafrán como excelente para sazonar las comidas. Se hace uso frecuente en Medicina y algunos médicos le han llamado Rey de los vegetales y Panacea vegetal a causa de sus grandes virtudes. Es aperitivo, digestivo, resolutivo y un poco astringente. Atenúa la masa de la sangre y recrea los espíritus. Es por esto que se le llama cordial y se prescribe en síncopes, palpitaciones y como antídoto. Fortifica el estómago, ayuda a la diges-
Nicolás Lémery
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En este cuadro del siglo XVII, obra de David Teniers el Joven, un alquimista está agitando un crisol, mientras ordena atizar el fuego a su ayudante.
tión, libra a los pulmones de una pituita demasiado espesa y apacigua la tos; por esto es el motivo que se le llama Alma de los pulmones y se emplea con fortuna contra el asma y la tisis. Quita las obstrucciones del hígado y cura la ictericia, remedia muchas enfermedades de la matriz y provoca la menstruación. Ayuda, de un modo específico, en los partos difíciles, haciendo salir los fetos>>. Tal fe se tenía en el azafrán que se empleaba como amuleto, colocándole en saquitos que se pendían del cuello para quitar las viruelas. En España brilla con luz propia la gran personalidad farmacéutica de Félix Palacios y Bayá (1677-1737). Natural de Corral de Almaguer se constituyó en figura fundamental en el siglo XVIII al introducir en España las ideas farmacoquímicas de Lemery y publicar su Palestra Pharma-
ceutica Chymico-Galénica, primera obra sobre medicamentos químicos escrita por un español. La Palestra es muy amplia en su abanico farmacéutico y en ella queda recogido con la amplitud que merece, el azafrán y sus preparados. Da, en primer lugar, recomendaciones para conservarlo <<en lugares medianamente secos>> y señala los vasos y recipientes que se han de escoger para su reposición, como <<Botes, redomas, Orzas, Félix Palacios dibujado y grabado por Pedro de Calabria e impreso con la primera edición de la Palestra pharmaceutica, 1706
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Ollas, Tazas, Cajas, Sacos, Espuertas>> , mencionándosele en numerosísimas composiciones: jaleas, looch, jarabes, electuarios, confecciones, hieras, polvos, trociscos, píldoras, aceites, bálsamos, ungüentos, emplastos, ceratos, aguas, espíritus, láudanos, extractos, tinturas, elixires. En muchas más obras y por más autores se siguen citando composiciones del azafrán aunque al finalizar este siglo XVIII, su número empieza a disminuir, desde los 160 que se citan en la Farmacopea Universal de Lémery, hasta solo los 8 que aparecen en la Pharmacopea Hispana de 1794. Edad Contemporánea. La Edad Moderna se ha llevado entre sus años, entre sus libros y entre sus Farmacopeas, el protagonismo terapéutico del azafrán y, así, en 1879, Sánchez Albornoz afirma textualmente que <<hoy en día ha perdido mucho, en cuanto a su importancia medicinal, por haber resultado ilusorias todas las virtudes que se creyó que tenía>>. Se rechaza, pues, todo el valor terapéutico del azafrán y sólo Couvet defiende su empleo, bajo el nombre registrado de Jarabe Delabarre, como agente ate-
nuante de las crisis dentarias de la primera infancia. Y es escaso el valor que se atribuye a las virtudes terapéuticas del azafrán en comparación con las que le concedían los médicos de siglos anteriores. Y así queda demostrado en el estudio comparativo de los preparados admitidos en las Farmacopeas: <<Contamos 15 en la III edición de la Hispana (1803) y 4 en la IX (1954). Sin embargo, es fuente de investigaciones médicas, farmacológicas y biológicas a partir, eso sí, de sus principios activos. Sí, definitivamente, la Medicina, la Farmacia y el Crocus sativus L., el Croci estigma, prosiguen sus luminosos caminos de servicio, pero ya no coinciden... A nuestro bello azafrán manchego, regalo de los dioses, sangre de águila, oro rojo, panacea vegetal, rey de los vegetales, alma de los pulmones, le contemplan seis mil años de Historia. En tal largo periplo se ha venido empleando en oftalmías, como estimulante sexual, aperitivo, estomacal, cordial, emenagogo, etc., etc. Ya no, pero seguirá tapizando por siempre con sus pétalos de lágrimas los nobles suelos de nuestra región.
Sánchez Albornoz
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Colaboraciรณn de Ernesto Vieco
Un trabajador honrado debe de trabajar mucho y ganar poco; la vida de un pirata, en cambio, es plenitud y saciedad, placer y fortuna, libertad y poder. Estas letras las afirmaba el pirata Roberts. 46
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Los fieros piratas del Atlántico y mar Caribe, muchos de ellos, acababan su vida colgados de una cuerda en algún lugar olvidado, pero jamás faltaron hombres para cubrir las dotaciones de sus bajeles, vivir en “su” libertad con sus propias leyes atracando y saqueando puertos e islas principalmente por todo el dominio español. Desde la más remota antigüedad el hombre siempre ha sido tentado hacia un mundo de vida en el que la fascinación de la aventura se unía a la satisfacción de la codicia y todo ello realizado bajo la eterna sugestión de la mar. Ante estos tres requerimientos, no tenía que ser raro que una mentalidad inquieta y ambiciosa, condenada a una vida mediocre, no sintiera la llamada del corso o la piratería.
La pirata Anne Bonny. Nadie sabe su historia completa, pero, la irlandesa Anne Bonny era conocida como la mujer pirata más respetada y famosa. Nació en una familia irlandesa que migró a América del Norte, Anne Bonny fue repudiada por su acaudalado padre cuando se casó con un pobre marinero y pirata llamado James Bonny.
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Edward England Su verdadero nombre era Edward Seegar, Edward England fue un pirata de 1717 a 1720, lapso en el que robaba barcos en el Océano Índico de la costa africana. England entró en la piratería cuando fue secuestrado por el capitán pirata Christopher Winter, que le obligó a unirse a la tripulación de piratas a su mando.
Stede Bonnet.A menudo llamado “el caballero pirata“, Stede Bonnet pertenecía a una familia rica inglesa ubicada en Barbados. En 1717, Bonnet decidió recurrir a la piratería debido a su matrimonio fracasado y pese a tener ninguna experiencia como marinero se compró un buque, al que llamó La Venganza. En 1718, Bonnet fue indultado por el gobernador de Carolina del Norte Charles Eden, y recibió la aprobación para ir de corso contra los buques españoles. Aunque Bonnet tuvo la tentación de volver a la piratería, también quiso mantener su perdón. Por lo tanto, adoptó el alias de “Capitán Thomas”, cambió el nombre de su barco a Royal James y volvió a la piratería en julio de 1718. Sin embargo, fue capturado el 24 de octubre 1718 y esta vez no recibió ningún perdón. Bonnet fue colgado en Charleston el 10 de diciembre de 1718.
England adquirió el mando de una nave robada, El James Real y le cambió el nombre a la Perla. Más adelante fue lanzado por la borda de su barco por su segundo al mando en Mauritius, murió de inanición a finales de 1720.
Las dotaciones que formaban esos barcos corsarios o piratas, la gran mayoría procedían de la marina mercante o bien eran desertores de la Armada Real. Los procedimientos habituales que existían para los marinos del primer grupo, eran el amotinamiento en su barco y dando muerte a su capitán o haber sido apresados por piratas y pasar a engrosar entre sus filas. Para los del grupo segundo, aquellos que procedían de la Armada, el salario escaso y la rígida disciplina eran los causantes de las deserciones y pasaban a convertirse en piratas. En el mundo de la piratería, la disciplina no era laxa, pero los incentivos eran sumamente extraordinarios.
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Howel Davis. El capitán de cuatro buques, a saber, el Cadogan, Buck, Saint James y el Rover, Howell Davis fue un pirata muy conocido a pesar de que su carrera sólo duró 11 meses. El capitán gales también en famoso por la crianza de Bartholomew Roberts, que sirvió a Davis como un navegador.
Las de-
Pirata durante 11 meses, se inició cuando fue atrapado por el pirata Edward England. Decidió unirse a Edward England y en recompensa le dieron el comando de la nave Cadogan. Howell Davis a diferencia de otros piratas no utilizaba la fuerza, utilizaba el engaño. Uno de sus mayores hazañas fue la captura del comandante de la Royal African Company. Davis fingió ser un corsario legítimo y engañó al comandante invitándolo a cenar. Davis murió a tiros el 19 de junio de 1719, mientras trataba de secuestrar al gobernador de la isla portuguesa de Príncipe.
El corsario Inglés que se dedicó a la piratería en 1716, Charles Vane era conocido por acosar solamente a los barcos ingleses y franceses. Con su buque insignia, el Ranger, Vane fijó su base en las Bahamas y era conocido por ser cruel, no sólo con sus enemigos sino también con sus tripulantes. En febrero de 1718, Vane fue acorralado por Vincent Pearse, comandante de la HMS Phoenix, donde aceptó el perdón real, pero volvió a sus andanzas siniestras tan pronto quedó libre.
sigualdades económicas, las injusticias sociales y las frecuentes conflagraciones durante los siglos XVI, XVII y XVIII, crearon un ambiente propenso a la subversión; los hombres buscaron el expeditivo camino de la ilegalidad para salir de la miseria ambiente. Tanto más, cuanto que la corrupción moral afectaba a la mayoría de las clases dirigentes de Europa era otra lacra que fomentaba a los hombres sin ley. La reina Isabel de Inglaterra, organizó y dio consentimiento gubernamental al la piratería, sobre todo, al acoso de sus barcos piratas a los de mercantes españoles que venían de las américas, creando así un monopolio oficial de filibusteros a pesar de que la acción independiente de estos hombres, podía ser un riesgo pasa su propia nación. Las continuas guerras de las épocas pasadas, legalizaban las actividades de corsarios y piratas, toda vez que las acciones de ambos se que-
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Barbanegra. Su verdadero nombre era Edward Teach, más conocido como Barbanegra – el notorio pirata Inglés, que aterrorizó a las aguas de las Antillas y la costa oriental de las colonias americanas desde 1717 a 1718. Aprendió el oficio bajo el mando de Benjamín Homigold en 1716. Pero muy pronto adquirió su propio barco, La Queen Anne’s Revenge. Sus alias Barbanegra, se deriva de su espesa barba negra y de aspecto formidable. Con una alianza entre piratas, realizo con éxito un asedio a la ciudad de Charleston, Carolina del Sur. Aunque Teach aceptó un perdón real, no tardó en volver a las andanzas el mar, lo que llevó al gobernador de Virginia, Alexander Spotswood a enviar a un grupo de soldados para la captura del pirata. El 22 de noviembre de 1718, una feroz batalla tuvo lugar en la que fue asesinado Teach por una pequeña fuerza de marinos dirigidos por el teniente Robert Maynard.
daban englobadas en el marco de las hostilidades. Eran malos tiempos para el bandidaje marítimo, pues los corsarios debían de acatar las leyes de la guerra y los piratas no tenían más remedio que someterse a la disciplina de la Armada, realizando la misma tarea pero con menos dependencia y lucro. Cuando llegaba la posguerra, con su secuela de inadaptados y con el hábito de guerrear afincado en grandes masas de individuos, el corso y el pirata atravesaban etapas muy buenas. El modo de ser, el modo de pensar de esos hombres era muy extraño y multiforme. Son los auténticos piratas – sin degeneraciones bucaneras o filibusteras- , cuyo único anhelo era el atraco marítimo por el gusto de llevar una existencia libre e independiente, tampoco actuaban con móvil patriótico que escudase sus depreciaciones, como era el caso de los corsarios. Hombres como el capitán Roberts, gentilhombre galante cuya devoción y respeto a la mujer fueron proverbiales en todas las acciones cuyo botín daba abundancia de damas. Otros como el capitán Daniel, raptó a un sacerdote para que dijera misa en su barco y mató a un marinero de su dotación por estar irrespetuoso durante la celebración de una de las misas. Ofrecer resistencia a estas gentes era ir directo a la muerte. Estas gentes elegían democráticamente a la persona que los tenía que llevar al mando y si no reunía las condiciones los sustituían inmediatamente. Tenían todos su participación en los botines capturados. Iban seguros bajo su sol sabedores de que la ley pirática les daba autorización para apoderarse de los bienes ajenos.
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Esta vida causaba un extraordinario afán de proselitismo. Al capturar un barco, la primera demanda después del expolio era invitar a los apresados a seguir la vida aventurera de los saqueadores. Muchas leyendas sobre los piratas, acusan a estos de matar indiscriminadamente a los supervivientes de un saqueo. Indudablemente esto sucedería en algunas ocasiones, pero si esto fuese habitual, el pirata perdería suculentos emolumentos al no pedir rescate por los capturados. Para los capitanes del siglo XVII y XVIII, su existencia era feliz y maravillosa al poder gobernar las corbetas, bergantines, navíos, fragatas, goletas, bricks, ampulosas embarcaciones de un intrincado aparejo para poder gobernar sus tres y cuatro palos donde sus trapos cuadrangulares y triangulares, daban una superficie velica capaz de atrapar para siempre al dios Eolo.
Su verdadero nombre era John Roberts y fue el pirata más exitoso de la Edad de Oro de la Piratería. Se estima que capturó a más de 470 buques, el pirata galés, sembró el terror en los mares entre Estados Unidos y África Occidental desde 1719 hasta 1722. Con muy pocos detalles acerca de él, se sabe que Roberts llegó a la mar a la edad de 13 años. Se dedicó a la piratería en 1719, cuando el barco de esclavos en que estaba trabajando como tercer oficial fue atacado por dos barcos piratas, el Royal Rover y el Royal James, dirigido por el capitán Howell Davis. Davis se encaprichó con el joven galés y descubrió sus habilidades como navegante, incluso lo consultaba durante sus viajes. Cuando el capitán Davis fue asesinado, Bartholomew Roberts fue elegido como capitán del Royal Rover. Roberts murió mientras luchaba con el HMS Swallow, comandado por el capitán Chaloner Ogle en febrero de 1722.
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Amaro Pargo, Quizá es el corsario español más famoso de la historia, debido a que operó en los años conocidos como Edad de oro de la piratería. Dominaba la ruta entre Cádiz y el Caribe, atacando a las potencias enemigas de la corona española, y alcanzando una fama similar a la de Francis Drake. Felipe V le nombró señor de soga y cuchillo. Nacido en San Cristóbal de La Laguna en 1678, murió en 1747 siendo enterrado en el Convento de Santo Domingo de Guzmán de la localidad, donde hoy se puede ver su sepultura en la que está grabada una calavera guiñando el ojo derecho, con dos tibias cruzadas.
Hubo un estado pirata fundado por el capitán Misson en el que los postulados de la Revolución Francesa se hicieron efectivos con cincuenta años de anticipación. La organización pirática se asentaba sobre unas bases democráticas propendía –como acontece en tierra firme- a la anarquía. Cuando un rebelde mostraba descontento y minaba la moral del resto de sus compañeros o fomentaba el motín, generalmente, con unos azotes a tiempo, volvía a la normalidad. El sistema de votación resolvía cualquier diferencia fundamental, y la mayoría sentaba indefectiblemente su criterio. El rigor de su ley, se aplicaba a los ladrones o asesinos de sus propios compañeros, así como a los delatores que revelaban información sobre las andanzas del barco. A los que desertaban y acusaban a sus antiguos compañeros, eran perseguidos implacablemente. A los que capturaban , convictos y confesos, se les aplicaba el “marooning”, que consistía en abandonarlos en una isla desierta provistos de una botella de agua, una carga de pólvora y una arma. En ocasiones, filibusteros más bien, imponían el castigo de cortarles la nariz y las orejas. En general, los casos de ferocidad con los propios tripulantes no eran demasiados frecuentes, y con los barcos apresados, su actitud estaba en relación con la resistencia y con la lealtad con que estos luchaban.
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La horca para los buitres del mar sería casi institucionalizada por los captores de piratas y también por artistas en sus obras, como el poeta español José de Espronceda lo inmortalizaría en obras como la Canción del pirata con sus versos:
...Y al mismo que me condena Colgaré yo de una entena Quizá en su propio navío….
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La literatura y la propaganda anglosajona han exagerado los episodios de una guerra que ganó España. Entre 1540 y 1650, de los 11.000 buques que hicieron el recorrido América-España solo se perdieron 107 a causa de los ataques piratas
Combate de un barco pirata.
El verdadero azote de la piratería era el alcohol. Aquellos rones donde parecía haberse quintaesenciado el jugo de las cañas jamaicanas; aquellas ginebras holandesas con toda bravura aromada del enebro; aquellas cervezas irlandesas plenas de espuma, cuya fortaleza hubiera hecho temblar al propio Gambrinus; aquellos ajenjos secos y cáusticos era la causa que en muchas ocasiones un barco pirata, atacado por otro, no estuviera en condiciones de defenderse.
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La bandera pirata apareció un día del año 1700 cuando el capitán del Poole, barco de la Armada Real Británica, avistó en aguas de Santiago de Cuba a un sloop que iba mandado por el pirata francés Emanuel Wynne, y que al verlo, vio como enarboló un pabellón negro sobre el que se recortaba una calavera con dos tibias cruzadas y un reloj de arena. Después de un breve cañoneo sin consecuencias, el oficial, a su arribada a puerto dejó constancia por escrito a sus superiores donde quedó por vez primera, grabada la existencia de la bandera pirata. Hasta entonces, corsarios y filibusteros navegaban bajo la bandera de su país o de la nación que los había contratado. En ocasiones y como señal de intimidación izaban una bandera roja, con cuya señal negaban todo cuartel al barco intimidado. Desde la innovación implantada por el pirata Wynne, el viejo símbolo de muerte quedó incorporado a la iconografía de los piratas. Ello no obstante, el flameo del “Joly Roger”, como se llamó en Inglaterra al pabellón bucanero, fue en su tiempo una visión que helaba la sangre de los navegantes que tenían la desgracia de toparse con algún buque enarbolando esta bandera. España, mantiene el “honor” de ser el primer y último país en tener piratas en el Caribe. El primer pirata del Caribe, se llamaba Bernardino de Talavera y el último que cruzó por esos mares se llamó Benito de Soto Aboal.
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Entre los pasados días 6 al 9 del mes de octubre, hemos participado en el Congreso Nacional de FEPET (Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo) visitando León capital, Astorga, Ponferrada y Valencia de Don Juan entre otras localidades. Un conjunto de rutas que nos llevan a proclamar que pasar unos días en León y su provincia es plantearse un viaje a través de los sentidos, preparándose para saborear, ver, oler, tocar… y escuchar relatos históricos realmente gratificantes. La provincia de León es “la tierra del contraste infinito”, aquí encontramos desde las más altas cumbres de Picos de Europa a las más extensas llanuras, al sur, en Tierra de campos, pasando por riberas, valles, páramos…Realmente sorprende a quien se asoma a conocerla: su variada gastronomía, la enorme variedad de paisajes indescriptibles, sus tradiciones centenarias, y un gran legado artístico que ha sido testigo mudo de nuestra historia. Todo lo descrito va unido a la acogedora amabilidad y hospitalidad de las gentes leonesas de cada una de las comarcas que forman en conjunto una de las provincias más diversas de España. Visitar León y su provincia es disfrutar de una estancia tranquila, sosegada, de una cultura única forjada a través de los siglos y de unas gentes de carácter noble, que siempre han acogido al visitante ofreciéndole lo mejor de sí mismos. En la provincia de León hay que aprovechar cada momento, no deben existir las prisas, hay que empaparse y disfrutar de todo lo que se nos ofrece y se nos muestra a nuestro alrededor que es mucho, variado y de gran calidad.
Vidrieras de la catedral de León.
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(…)“León ,nacida como campamento militar romano de la Legio VI Victrix hacia 29 a. C., su carácter de ciudad campamental se consolidó con el asentamiento definitivo de la Legio VII Gemina a partir del año 74. Tras su parcial despoblación con motivo de la conquista musulmana de la península, León recibió un nuevo impulso como parte del Reino de Asturias. En 910 comenzó una de sus etapas históricas más destacadas al convertirse en cabeza del Reino de León, participando activamente en la Reconquista contra los musulmanes, llegando a ser uno de los reinos fundamentales en la configuración de España. La ciudad albergó las primeras Cortes de la historia de Europa en 1188, bajo el reinado de Alfonso IX, gracias a lo cual en 2011 fue proclamada por la Junta de Castilla y León como Cuna del Parlamentarismo. Desde la Baja Edad Media la ciudad dejó de tener la importancia de antaño, en parte debido a la pérdida de su independencia tras la unión del reino leonés a la Corona castellana, definitiva desde 1301(…)”. A modo de introducción diremos que la ciudad, León capital, tiene algunos de los monumentos más espectaculares de España: la Catedral gótica con las vidrieras más hermosas de Europa, los frescos románicos de la Colegiata de San Isidoro, conocidos como la capilla Sixtina del románico, y la fachada más impresionante del plateresco, el Hospital de San Marcos. Diversas rutas temático-históricas blasonan la ciudad como: la del camino de
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Santiago, la romana, la judía, la de las fuentes… Entre sus callejuelas, destacan tres plazas: La Plaza Mayor, porticada y con el edificio del antiguo ayuntamiento, la Plaza de las Palomas, con edificios singulares y el plano-guía de la ciudad en bronce, y por último, la del Mercado, conocida popularmente como la Plaza del Grano, que es la que conserva más fielmente el encanto medieval y donde se sitúa el albergue de peregrinos. La muralla romana, a lo largo de la calle de los Cubos, en buen estado de conservación mantiene aún 36 torres o cubos lo que ha dado nombre a la calle. Arquitectónicamente destacan asimismo el palacio del Conde Luna, recientemente restaurando para acoger la sede de la Universidad de Washington, el de los Guzmanes, sede de la Diputación, y el de Inicio de la Calle Ancha en León Jabalquinto, ocupado por diferentes talleres artesanos (vidriería, encuadernación, pintura…). El Auditorio, justo al lado del museo, tiene un diseño rompedor y se programan actuaciones y conciertos de primer orden.
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Basílica San Isidro de León
Cáliz de Doña Urraca
Cómo no citar el Palacio de Gaudí- Casa Botines. El modernismo encuentra, en este edificio, en León, uno de las pocas manifestaciones de este arquitecto fuera de Cataluña (“fue un encargo de una familia con raíces catalanas”). Actualmente se organizan en él exposiciones y actividades culturales. En la plaza, ante la entrada principal, podemos observar una escultura del arquitecto sentado en un banco, admirando su obra.
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Palacio de los Guzmanes y palacio Gaudí.
León tiene museos para todos los gustos: el de Historia de León, el Etnográfico, el Episcopal, la Casa-Museo de Sierra Pambley (recreación de una casa burguesa del siglo XIX), y la Casa- Museo del pintor Vela Zanetti. Respecto a las huellas de la diversidad de su naturaleza podemos destacar que ésta se convierte en León y su provincia en un producto turístico de primer orden que contribuye a recrear un variopinto museo natural lleno de ecosistemas, frondosos valles, fauna y flora autóctona, así como paisajes y lugares de incomparable belleza. La férrea protección medioambiental de estos parques naturales permite la convivencia del visitante, el lugareño y el entorno natural. La manifestación más cualitativa de la diversidad y calidad de su patrimonio natural, son los numerosos Espacios Naturales Protegidos declarados en su territorio (Parques Nacionales y Regionales, Monumentos Naturales, etc.), así como la incorporación de una parte importante de la superficie provincial a la Red Natura 2000 de la Unión Europea o la declaración de siete importantes parajes como Reservas de la Biosfera por parte la UNESCO. Consciente de estos valores, la Diputación de León ha adquirido el compromiso de apoyar todas
Detalle palacio Gaudí. Escultura de San Jorge y el dragón
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Plaza de la Paloma
Plaza del Mercado
Plaza Mayor
Murallas romanas
Museo de Arte Contemporáneo
aquellas iniciativas que contribuyan a su divulgación, así como a su preservación. Necesitaríamos muchas páginas para hacer una descripción pormenorizada de todo este entorno pero nos vamos a ceñir a unos lugares concretos: -Las Médulas: En El Bierzo, al noroeste de los montes Aquilanos y junto al valle del río Sil, se encuentran Las Médulas, fantástico paisaje resultado de las explotaciones auríferas romanas. Es, sin duda, la mina de oro más grande excavada por los
romanos en todo su imperio. Los 300 millones de metros cúbicos de tierra extraídos para el lavado del mineral han configurado con el paso del tiempo y la erosión uno de los parajes histórico-arqueológicos con más valor y belleza de España. El profundo relieve de las Médulas tiene su origen en el sistema empleado para la explotación del oro: el ruina montium. El procedimiento debía de ser muy rentable, pues se calcula que los romanos extrajeron de Las Médulas 800.000 kilos de oro.
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Se recoge aquí la descripción que del paraje hiciera Enrique Gil y Carrasco: "Esta montaña, horadada y minada por mil partes, ofrece un aspecto peregrino y fantástico por los profundos desgarrones y barrancos de barro encarnado que se han ido formando por el sucesivo hundimiento de las galerías subterráneas y la acción de las aguas invernizas, que la cruzan en direcciones inciertas y tortuosas. Está vestida de castaños bravos y matas de roble, y coronada aquí y allá de picachos rojizos y de un tono bastante crudo, que dice muy bien con lo caprichoso y extravagante de sus figuras. Su extraordinaria elevación y los infinitos montones de cantos negruzcos y musgosos que se extienden a su pie, residuo de las inmensas excavaciones romanas, acaban de revestir aquel paisaje con un aire particular de grandeza y extrañeza que causa en el ánimo una emoción misteriosa". - La cueva de Valporquero. Situada al norte de la provincia de León, junto al pueblo de Valporquero de Torío, municipio de Vegacervera y a 47 km de la ciudad de la capital. Están abiertas al público desde 1966. La entrada a la cueva está situada a 1.309 metros de altitud. La temperatura en la cueva se encuentra durante todo el año en torno a los 7 grados centígrados, por lo que conviene equiparse con ropa de abrigo. La humedad de la cueva, causada por la corriente subterránea es del 99%.
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Las Médulas
La cueva de Valporquero. FOTO: Adelina Arranz
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Hoces del Vegacervera nevadas. FOTO: Pedro González.
Robles de Laciana. Declarado el pueblo más bonito de León en el 2011.
En estos parajes del espacio natural de las Hoces de Vegacervera pueden verse fenómenos normales asociados a los procesos de disolución superficial del matrial calcáreo: marmitas de gigante, torcas, dolinas y sumideros, entre otros. La verticalidad de sus paredes y el angosto valle crean aquí un paisaje de belleza incomparable, en el que perviven los bosques de hayas y robles, enebros, sauces y álamos. Hace más de un millón de años, en el Pleistoceno de la era Cuaternaria, cuando el hombre iniciaba su andadura por la Tierra, las frías aguas del arroyo de Valporquero, empezaron a colarse a través de los poros, fisuras y grietas de la roca caliza disolviendo sus entrañas lenta y tenazmente. Se abrió el corazón de la montaña leonesa para descubrirnos ahora las ocultas e increíbles maravillas subterráneas de esta cueva. -La Montaña Cantábrica Leonesa, que ocupa gran parte del norte de la provincia, estructurada sobre el eje varios ríos tributarios del Esla, a los que hay que añadir el Sil, con un poblamiento muy antiguo, vislumbran en la zona numerosos castros como los de Laciana. Son parajes paradisíacos dotados de rica arquitectura popular.
San Pedro de Dueñas. Monasterio de monjas benedictinas situado en la localidad española de San Pedro de las Dueñas
Castillo de Ponferrada. 64
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Catedral de Astorga. FOTO: Adelina Arranz
Palacio episcopal de Astorga
-Los valles del Curueño y del Torío, del Bernesga y Luna, Tierras de Luna.Laciana y Babia, de Omaña. -El sur leonés, con las riberas del Esla, Cea y Órbigo y los distintos castillos y bellos monasterios que realzan esas tierras con su presencia en parajes inigualables: Santa María de Carrizo, San Pedro de las Dueñas, Sandoval, Santa María de Gradefes. Castillos como Cea, Grajal de Campos, Almanza, etc -El Bierzo y los Anacares constituyen asimismo un inigualable patrimonio nacional. Destacar asimismo la visita realizadas a Ponferrada. Tiene esta ciudad su origen en la Edad Media, surgiendo como asentamiento alrededor del Camino de Santiago. Está situada en la confluencia de los ríos Sil y Boeza. Con un área metropolitana cercana a los 70.000 habitantes, es la capital de la comarca de El Bierzo. Asimismo es una parada obligatoria en el camino de Santiago e imprescindible enclave de la Orden del Temple (siglos XIIXIV). Se trata de una ciudad que ha sabido renovarse para ser moderna y hospitalaria. En Astorga, situada en el centro de la provincia de León, y capital de la Maragatería es uno de los lugares más conocidos y emblemáticos. Con algo más de 11.000 habitantes posee un patrimonio histórico y artístico difícil de igualar, lo que la ha convertido en uno de los enclaves más turísticos de la provincia.
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Castillo de Valencia de Don Juan. FOTO: Adelina Arranz
Su Catedral, con una estructura de tres naves, elevándose la central mucho más que las laterales, le confiere una silueta inconfundible. A través de los diferentes estilos artísticos de sus elementos constructivos y ornamentales podemos realizar un repaso de las corrientes artísticas desde mediados del siglo XV hasta el XVIII. Junto a la Catedral, tenemos el Palacio Episcopal que, como cualquier construcción de Gaudí, nos maravillará. Está construido con granito gris y cuenta con tres pisos y el sótano todo rodeado por un foso. Sus tres fachadas, un ábside y cuatro torreones le dan un aspecto de palacioiglesia muy particular. El interior presenta ambientes diferenciados, todos con una decoración muy cuidada y en los que Gaudí utilizó la cerámica vidriada de los artesanos de Jiménez de Jamuz. El edificio ha sido acondicionado como Museo de
los Caminos. El jardín del palacio episcopal nos llevará al paseo de las murallas medievales edificadas sobre los restos romanos. Cierra el conjunto de la plaza la Iglesia barroca de Santa Marta, patrona de Astorga, situada junto a la s la Oficina de Turismo. Valencia de don Juan Está situado en la comarca Esla-Campos, de la cual es su cabecera, entre la vega del río Esla y los Oteros. Es la población más importante de la comarca agrícola Esla- Oteros y uno de los pueblos que más destacan de la zona sur de la provincia leonesa. Llamada así en honor del infante Don Juan de Portugal, primer duque de la villa. A destacar dos iglesias: La Iglesia de San Pedro, con un retablo del S. XV, y la Iglesia de los Padres Agustinos, con una escultura de la Iglesia de San Pedro en Valencia de Don Juan
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Virgen de Nuestra Señora del Castillo, del Siglo XIII. Esta escultura es muy parecida a la bellísima Virgen Blanca de la Catedral de León pero con el añadido de que aún conserva parte de su policromía original. Destaca el Museo de la Indumentaria Tradicional Leonesa (MITEL) inaugurado en 2007 con un fondo de más de 1.000 piezas de indumentaria y joyería. Museográficamente se ha estructurado la colección siguiendo el recorrido vital (bautizo, ritos de la mocedad, fiestas, boda y funeral) bajo el título de “El Transito de la vida”. La visita obligada en Valencia de Don Juan es el Castillo de Coyanza situado en un promontorio a la ribera del Esla a la entrada de la población. Construido en el S. XV tiene la torre del homenaje de planta cuadrangular, que ha sido restaurada y en la que se ha instalado un pequeño Museo, mientras el resto de torres son circulares. -La gastronomía leonesa No se puede pasear por las ciudades y pueblos leoneses sin tener que hacer un alto obligatorio para descansar y disfrutar de la maravillosa gastronomía leonesa. Es muy rica y variada con fuertes contrastes geográficos, desde las regiones montañosas del norte que tocan la cordillera cantábrica, hasta el páramo leonés. Entre las exquisiteces culinarias más destacables tenemos el botillo del Bierzo, la morcilla, la cecina, el cocido maragato (que probamos en casa Cuca, en Castrillo de los Polvazares), sin duda uno de los pueblos con más encanto de todo León, bacalao al ajo arriero, las alubias de La Bañeza , la tortilla guisada, etc. En León capital es muy conveniente visitar el barrio húmedo, donde el tapeo es exquisito León y su provincia bien merecen una visita por todo lo que hemos indicado y lo que no hemos podido describir por falta de espacio. La hospitalidad de sus gentes, los contrastes de sus tierras, las bellezas de sus entornos, la monumentalidad de sus construcciones y los vestigios históricos, y su rica gastronomía, facilitan esta recomendación
Cocido Maragato
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Mátalo con la mirada¡ Le ordenó “el benefactor de la patria” a su brujo de cabecera, mientras abordaba el avión con destino a Roma. Acto seguido el dictador dio un alarido de júbilo al imaginarse a Pío XII rodar abatido por los disparos del más efectivo de sus sicarios: su brujo de cabecera. Estaba cansado de las constantes críticas del Nuncio cada vez que decapitaba emigrantes en la frontera de Haití. Había devuelto el golpe denunciando al obispo por ser un redomado pederasta, pero no era suficiente. Porque a pesar de quemar varios conventos, y de so-
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meter a varios sacerdotes a procesos judiciales amañados, las críticas del Nuncio seguían redoblando como un repique de campanas. Por eso decidió enviar un mensaje más contundente al Vaticano, organizando un atentado contra el Papa Pio XII. Pero “un acto de tal naturaleza podía tener repercusiones funestas para su gobierno”, le dijo su abogado Richard M. Nixon. No obstante, en un rapto de creatividad vesánica, el dictador designó a su brujo de cabecera como embajador en la Santa Sede para que pudiera realizar un atentado síquico contra el Sumo Pontífice. Nadie se dará cuenta se dijo, y así fue, hasta ahora. Por eso cuando el brujo caribeño vio al Sumo Pontífice oficiando una misa en el Vaticano, con ojos acérrimos le lanza una mirada capaz de desjarretar a un toro. Pero tras el aojo no sucedió nada. No obstante el susodicho nigromante tuvo una segunda oportunidad para asesinar al Papa cuando lo recibió con loable parquedad durante una audiencia protocolar como embajador en la Santa Sede. Allí el brujo lo miró y lo remiró y lo volvió a mirar y remirar varias veces con esa mirada de rayo que le dio fama de asesino rápido y certero, pero tras esa contemplación preñada de malos designios, el aojo no tuvo los efectos esperados. El Pontífice mantuvo la distancia, y escudado en las deferencias se retiró, dejando tras de sí el aire perfumado de santidad. Lo único que consiguió el burlado brujo fue levantar las suspicacias de los religiosos. Unos intuyeron un contagio emocional cargado de ambigüedad sexual; otros asumieron que era normal porque la magnética personalidad del Pontífice lo había dejado turulato. Sin embargo uno puede preguntarse ¿Y si el brujo no pudo mirar directamente a los ojos del escurridizo Papa? Quizás eso explica por qué al aojar al díscolo Pontífice, tan solo logró producirle un ligero hipo.
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-¿Un hipo? ¡Un miserable hipo¡ Es todo lo que has conseguido. Le gritó furioso, el dictador por teléfono. ¡Coño¡ Ese es el hipo más caro del mundo, me escuchas miserable¡ ¡Es el hipo más caro del mundo¡ Acto seguido instó al brujo de manera procaz, a cumplir con su cometido. Por eso cuando el nigromante solicitó una nueva audiencia, decidió llevar una pistola por si acaso el aojo le volvía a fallar. Pero en el Vaticano le negaron la audiencia. Y para no terminar alimentando a los tiburones en el Canal de la Mona, el brujo pidió asilo en Noruega. Pero lo que el nigromante nunca supo fue que el Papa Pio XII estaba protegido contra maleficios, aojos, atentados psíquicos y otros menesteres nigrománticos, debido a los oportunos conjuros realizados por el médico oficial del Vaticano, el oculista Ricardo Galeazzi, quien le fabricó a su Santidad lentes especiales contra el aojo. Documentos del Vaticano citados por el historiador inglés John Cromwell, autor del libro La Verdadera Historia de Pío XII, prueban que el pasatiempo favorito del médico de su Santidad, era la clarividencia y la exhibición públi-
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ca de cualidades esotéricas, emparentadas con la percepción extra sensorial. Muchos allegados del Papa, dice el historiador inglés, creían que el oculista era un charlatán, dotado de una peligrosa combinación de ignorancia y negligencia, cualidades que venían adornadas con curiosas prescripciones médicas. Y entre ellas encontramos los famosos lentes contra el aojo que usaba el Pontífice. Sin duda esos lentes le salvaron la vida al Papa, sin embargo, desde el día en que su Santidad fue atacado por el brujo caribeño no dejó de hipar. Durante el día y la noche, el hipo no dejó de producirle contracciones en el esófago. El hipo era peor que una tortura china. Informes médicos del Vaticano citados por Cromwell explican que el infortunado malestar se debía a complicaciones del esófago, producidas por la ingestión de enormes cantidades de ácido crómico, utilizado para teñir cuero. Este fue el remedio recomendado por su “brujo” de cabecera, para impedir que su Santidad perdiera los dientes y se le alterara la espléndida dicción. En este punto, uno puede tener una sospecha razonable de envenenamiento por parte del brujo del Vaticano o preguntarse si el hipo era producto del atentado síquico urdido por el brujo enviado por el dictador caribeño. La paradoja es que uno intentaba matarlo con una mirada vesánica; mientras el otro, quería salvarlo dándole a beber una pócima venenosa. Lo cierto es nos cuenta Cromwell que el oculista fue despedido, por la Santa Sede, argumentando cambios
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en su personalidad. Lo cual era un eufemismo usado para no referirse a su cordura. De inmediato fue sustituido por el Doctor Antonio Gasbarrini, quien de manera oficial declaró muerto al Sumo Pontífice, el 9 de Octubre de 1958, un año después de ser aojado por el taimado brujo caribeño. La autopsia dice que su Santidad falleció a consecuencia de “un trastorno circulatorio”, ¿Otro eufemismo? Sin duda, pero la pregunta cuya respuesta contiene uno de los mayores misterios de la historia del siglo XX es saber ¿Cuál de los dos brujos acabó con la vida del Papa Pio XII? ¿Murió por la destrucción por el ácido crómico recetado por su brujo de cabecera? O ¿Murió por el dardo psíquico lanzado por un brujo enviado por un dictador caribeño?
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A la poesía, como a cualquier arte, le vienen bien los guías, los maestros, los que ayudan y abren caminos a cuantos vienen después. No es que sean imprescindibles —¿qué lo es?—, pero sí que han existido siempre y en el vaivén de seguir a los que nos precedieron, continuar su línea o romperla o mitad y mitad se ha balanceado siempre la palabra poética.
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Recuerdo con agradecimiento y afecto a todos los maestros que más o menos frecuenté y ya no están: Ruiz de Torres, Rafael Montesinos, José Hierro, Luis Rosales, Claudio Rodríguez, Rafael Morales, Ángel González... por citar sólo unos pocos; como agradezco también el magisterio de mis mayores que aún están vivos: Eugenio de Nora, Benito de Lucas, Ríos Ruiz, García López, Badosa, Murciano, Gastón, Nicolás del Hierro... aquí la lista sería más larga. Todo ello sin contar mis más o menos coetáneos, que son muchos, e incluso algunos jóvenes de los que también he aprendido. De los extranjeros y los clásicos ya ni os cuento. Por eso me llena de estupor saber de algunos jóvenes que desprecian sistemáticamente lo anterior sin pararse a pensar que toda realidad depende de realidades que la preceden, aunque sea para reaccionar, que nadie empieza de cero y que la novedad puede estar en sus células jóvenes pero no en lo que hacen porque lo de "nihil novum sub sole" no será del todo verdad, pero casi.
Pinturas de Aldo del Vigo
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Por eso me da bastante risa escuchar que algunos jóvenes desprecian como lugares antiguos "de viejos" a las tertulias y ciclos de lectura que llevan muchos años realizándose y por las que han pasado los mejores autores de la segunda mitad del siglo XX y lo que va del XXI. Las desprecian, pero pierden el culo porque los inviten a leer allí sus versos. Todo eso, sin duda, es falta de coherencia y de respeto, además de un prejuicio ignorante y cortito de criterio.
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Ahora que proliferan las lecturas en cafés y bares de copas, esas que han dado en llamar "Jam" por la libre participación voluntaria, y en las que tanto aprendiz se cuela y son minoría los de auténtica calidad, es hora de reivindicar que hay otros muchos lugares donde la poesía también crece, y que los poetas no somos como somos por generación espontánea, y que la juventud, que es estupenda, no es una cualidad superior sino una situación que se termina con los años. La mayoría de los que ahora se creen innovadores con su verso libre, sus "perfomances" y demás florituras, se equivocan. Todo eso ya se hacía antes de que ellos e incluso los más viejos del lugar viniéramos a creernos que éramos especiales y originales. No vendría mal repetir aquella frase que he escuchado algunas veces: «En literatura, el que no es "hijo" de alguien, es un hijo de puta»; o lo que es lo mismo: desdeñar por principio lo que nos precedió, muchas veces desde el desconocimiento; despreciar lo que no es de nuestro "estilo renovador", las más de la veces supuesto y fatuo, sin pararse a pensar, es una soberbia destemplada que muchos tuvieron a lo largo de la Historia, pero que, pasado el tiempo, siempre se demostró falsa. No seamos ingenuos, no seamos pedantes. La disidencia es necesaria para avanzar, pero hay que andarse con tiento, porque para hacer una tortilla hay que romper los huevos, sí, pero si además se rompe el plato, el tenedor y la cara de quien nos deja la sartén, la tortilla puede terminar en bazofia o algo peor.
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PASEOS POR LA HISTORIA DEL ARTE: LA PINTURA
A.P.U.
“El rey Ezequías haciendo ostentación de sus riquezas”, actualmente en el Museo de Bellas Artes de Valencia. -
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(…) Coetáneo de Goya, este artista significa el fin de una época y los intentos artificiales por mantenerla. Formado en la tradición del barroco dieciochesco, su técnica era depurada, virtuosa en extremo. Unía a un dibujo riguroso el colorido alegre y las calidades materiales de la escuela española. Sin embargo, carecía por completo de penetración psicológica o de gracia compositiva. Especializado en retratos oficiales de los personajes de la corte, tan sólo dos cuadros destacan, eso sí, con una calidad sorprendente: el retrato de Don Félix López, un organista ciego; y el retrato de Goya. Ambos gozan de una profundidad, de un intimismo que no se volvió a repetir en ninguno de sus óleos. Tras la invasión francesa, Fernando VII sustituyó a Goya, sospechoso de afrancesamiento, por este pintor anquilosado e inofensivo (…)
Vicente López. Autorretrato. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Madrid
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Vicente López fue un pintor español nacido en Valencia el 19 de septiembre de 1772; murió el 22 de julio de 1850 en Madrid. Inició su formación artística como discípulo del franciscano Antonio de Villanueva en la Academia de San Carlos de Valencia. Durante su juventud, antes de su venida a Madrid, recibió numerosos encargos de. Posteriormente, siguió cultivando dicha temática en obras encargadas por templos de Madrid (Virgen de los Desamparados) o el de Santo Tomé de Toledo (La duda de Santo Tomás). Llevó a cabo una obra amplia que fue mejorando con el transcurso de los años hasta el de su propia muerte en una carrera constantemente ascendente. Manejó con soltura todas las técnicas del momento, tanto el óleo y el pastel como el fresco, en el que destacan sus trabajos en algunas de las bóvedas del Palacio Real de Madrid, en especial la del Salón de Carlos III.
Alegoría de la Institución de Carlos III-1827-1828– Museo del Pardo. Madrid
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Realizó también pintura religiosa como el Nacimiento de San Vicente Ferrer para la catedral de su ciudad natal. Ya en la Corte, consigue el primer puesto en el concurso de la Academia de San Fernando con el cuadro de pintura histórica Los Reyes Católicos recibiendo una embajada del rey de Fez (Academia de San Fernando, Madrid), y allí asimila con extraordinaria fidelidad las enseñanzas académicas heredadas de Mengs a través fundamentalmente de Mariano Salvador Maella, de quien Vicente López recoge el sentido barroco y colorista de sus composiciones y el gusto por el dibujo, preciso y analítico, como método de estudio previo de sus pinturas. Quedó igualmente deslumbrado por la fastuosidad barroca de los frescos de Luca Giordano y Corrado Giaquinto, que contempla en los sitios reales, y que influirán de manera decisiva en el lenguaje estético de sus composiciones.
Nacimiento de San Vicente Ferrer-1808Casa Natalicia de San Vicente Ferrer. Valencia
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Los Reyes Católicos recibiendo a la Embajada de Fez.-1790– Real ACADEMIA DE LAS Bellas Artes de San Fernando. Madrid
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El Pintor Francisco de Goya y Cifuentes.-1828-Museo del Prado. Madrid
Permaneció en Valencia durante la Guerra de la Independencia, época en la que, además de realizar el retrato de cuerpo entero de Fernando VII con el hábito de la orden de Carlos III , retratará en varias ocasiones al mariscal Soult y a otros militares franceses. Uno de sus lienzos más conocido , aunque no el más importante, es el que realizó en 1826 pintando a Francisco de Goya y Lucientes en el Museo del Prado de Madrid, un clásico muy conocido en los anales de la pintura española. Este cuadro no fue del agrado de los reyes por su excesivo realismo en la pintura de tan poco agraciada familia como era en aquel momento era la española. Con todo, es en este tipo de pintura donde más claro se muestra el aspecto que más se ha criticado a López: un excesivo apego a la técnica a costa de la espontaneidad de pincelada y tema que hacen que algunos de sus bocetos resulten más interesantes que los cuadros acabados.
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General Ramón María de Narváez.
Este retrato de Narváez es la última obra de Vicente López Portaña, que se dice pronto. El pintor realizó dos versiones de este cuadro, la primera para el Palacio Real de Madrid y la segunda, considerada como réplica, que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Valencia. Como no ingresó en esta institución hasta 1965, debemos suponer que fue realizado para el propio Narváez. Pese a ser considerada como una réplica, la versión valenciana es mucho más conocida y reproducida que la madrileña.
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El estilo retratístico de Vicente López, respetuoso y objetivo con sus personajes, captados con un personal sentido realista -heredado de la tradición naturalista valenciana, a través de los lienzos de Ribalta y Ribera-, junto a su extraordinaria maestría en la reproducción de las calidades de los tejidos y en la suntuosidad de las joyas y oropeles, hicieron que el 26 de julio de 1814 Fernando VII reclamara al artista valenciano a la corte, nombrándole el 1 de marzo del año siguiente su primer pintor de cámara. Desde entonces se convertirá en el pintor más solicitado de la aristocracia y burguesía adinerada madrileñas, alternando su trabajo en Palacio con su actividad docente, Entre sus obras más destacadas tenemos: El pintor Francisco de Goya, retrato del general Narváez, María Cristina de Borbón, reina de España, Antonio Pascual de Borbón y Sajonia, infante de España, María Josefa Amalia de Sajonia, María Antonia de Borbón, infanta de Nápoles, princesa de Asturias María Isabel de Braganza, El coronel Juan de Zengotita Bengoa, La Huida a Egipto, Fray Tomás Gasco, Carlos IV y su familia homenajeados por la Universidad de Valencia, El obispo Pedro González Vallejo, Antonio Ugarte y su esposa, María Antonia Larrazábal, etc
Isabl II-1831– Colección Particular. Madrid
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Retrato de DoĂąa Delicado de Imaz-1833-Museo del Prado. Madrid
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Textos:
Más allá de la nieve intocada, del desnudo crujir de la madera y el silencio cautivo del invierno,
más allá de los días sin historia se anuncia siempre una nueva primavera. 86
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Fotos:
A veces el paisaje, como la vida, sobrecoge. Aristas de piedra rasgando el cielo, nubes enmaraĂąadas que ciegan un sol cĂĄrdeno, la soledad de un mar infinito. Sin rumbo fijo ni puerto de arribada.
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FotografÍa:
JESÚS CAÑAS · “EL FOTERO”
Poema:
MIGUEL RUBIO ARTIAGA
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Ya no quedaba nadie
que acudiera a la cita. Las pisadas últimas estaban cubiertas
por las hojas de los álamos que se soltaban de las ramas en un último vuelo suicida.
El acudía todas las alboradas y llamaba susurrando
el nombre de su amante perdida. La niebla devolvía como un eco solo dos palabras “ Te quiero “
mientras la nube caída dibujaba un corazón que saliendo del agua
se convertía en amorosa llovizna.
Ahora ya no queda nadie
sola la soledad y la niebla no quedan corazones de gotas de agua y la niebla solo es una vaporosa cortina.
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DOS PINTURAS PARA UN PINTOR
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Poesía de Siglos Página al cuidado de Nicolás del Hierro
Brial”— sobre todo para reimprimir obras anteriormente aparecidas en otros lugares. A la edad de 17 años publicó un libro revolucionario de la lírica filipina: Rimas Malayas . Sería definitivamente en 1908 cuando su nombre se hizo presente en la escena literaria manileña al desafiar a los poetas filipinos más consagrados. En el concurso literario del Día de Rizal ganó, bajo pseudónimo, los tres primeros premios, con sus poemas Spes, Vae Victis e Himno a Rizal, lo que originó una polémica en verso con Cecilio Apóstol . A partir de este momento Jesús Balmori pasará a ser figura principal de la creación poética filipina. En 1926 Balmori recibió el Premio Zóbel —el más importante galardón literario filipino en lengua española— por las justas poéticas mantenidas junto a Manuel Bernabé en el género literario propio de las Letras Filipinas conocido como Balagtasan.
Escritor filipino en lengua española, Jesús Balmori nació en el barrio manileño de Ermita el 10 de enero de 1886. Estudió en el Ateneo Municipal y obtuvo su bachillerato en 1900 en el Colegio de San Juan de Letrán. Después de trabajar como abogado, decidió dedicarse a la prensa y a la literatura. La prensa filipina en español vivía sus mejores momentos, y Balmori fue uno de sus más activos colaboradores. Así, puede ser considerado como uno de los escritores filipinos más prolíficos. No sólo escribía para sí mismo, sino que se creó también un alter ego burlón de una prolijidad casi similar. “Batikuling” firmará gran cantidad de columnas poéticas satíricas , ciclos que se agruparán conformando verdaderos y deliciosos libros sobre la vida político-social de la época . Empleará también otro pseudónimo, está vez con nombre más señorial —“Julio
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En 1940 Balmori gana el Premio de la Mancomunidad con la obra Mi casa de nipa, en la que se realiza plenamente su intento de crear una estética filipina, superando así al Modernismo para alcanzar un nuevo estadio literario, la culminación de la literatura áurea hispanofilipina. Como narrador, es autor de dos novelas trascendentales del periodo, Bancarrota de almas (1910), novela naturalista que describe la degradación de la voluntad de los protagonistas hasta la ataraxia, y Se deshojó la flor (1915), una crítica a los nuevos valores impuestos por los invasores norteamericanos. El manuscrito de su tercera novela, Los pájaros de fuego, que el autor fue redactando y enterrando dentro de frascos de cristal en su jardín durante los últimos meses de la ocupación japonesa, permaneció perdido durante decenios. Rescatado recientemente del olvido, CLÁSICOS HISPANOFILIPINOS inaugura su colección con este relato inédito de una de las figuras capitales de las letras filipinas en español. La obra La obra balmoriana culmina en la novela Los pájaros de fuego, escrita durante la dominación japonesa y concluida en 1945, pocos meses después de terminada la guerra. Se trata de la única novela en español sobre la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico escrita por un asiático en contemporaneidad al conflicto. La obra consta de cuatro partes divididas en cinco capítulos cada una. Las primeras tres partes se escribieron durante la dominación japonesa y se encuentran mecanografiadas; la última parte se escribió después de la guerra y está manuscrita, tal como indica el proemio. El texto fue adquirido por el gobierno filipino y permaneció ilocalizable durante años. La novela nunca ha sido publicada por lo que pocos han sido los lectores que han tenido el privilegio de leerla en más
de medio siglo. Es por este motivo que la actual edición crítica representa la puesta en valor y recuperación para las Letras Filipinas de una obra capital, la culminación de la obra balmoriana y el testimonio del fin de un mundo
Fuente: Instituto Cervantes de Manila
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GRATIA PLENA (fragmento) Ya de ti ni siquiera en sueños me acordaba, Pero ante el blanco altar del Santo Sacramento Te he visto comulgando. Cuando el cáliz se alzaba ¡Tu frente se doblaba como una flor al viento! ¡Gratia plena, mujer! Cuando acabó la misa y pasaste ante mí con la frente inclinada, sin que abriera la alba de tu mirada: ¡Yo caí de rodillas! Y de tu encanto en pos, Ante mi Dios pequé, miserable de mí, Porque hasta ahora no sé si me postré ante Dios O me postré ante ti.
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Blasón Soy un bardo indohispano. En mi pecho cristiano mi corazón es vaso donde mezclada está la sangre de Legazpi, el capitán hispano con la sangre tagala de la hija del Rajah Con el talón hundido en olas y en espumas esperé sobre el mar el galeón español y España, al encontrarme, besó las rojas plumas que en mi frente temblaban como rayos de sol Era hermosa, era buena, era plena de amores puse a sus pies mis lanzas, mis espigas, mis flores le di mi corazón salvaje y oriental Y desde entonces va en mi pecho desnudo sirviéndome de férreo y de glorioso escudo con su idioma divino y su sangre inmortal
Nupcial Iluminó el idilio una lámpara azul, Nos velaron los ibis de un biombo japonés, Y sintió tu hermosura un diván de oro y tul Donde besé el perfume de tus descalzos pies. La penumbra de luna destacaba triunfal Tu desnudez de perla, dulce como un jazmín, En tanto despertaba como un verso inmortal Tu carne virginal de aurora y de jardín. ¿Acaso esto es amor? decías sin hablar; ¿Acaso esto es amor? querían preguntar El llanto de tus ojos y tu temblor de flor. Ya están lejos los ibis del biombo japonés Y la lámpara azul. Vuelvo a besar tus pies Y te juro ante Dios, que sí, que esto es Amor.
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BERNABÉ De la entraña del bosque oí un clamor lontane, que vino a estremecer mi nido castellano, y la voz parecía que era voz de un hermano Vengo de la manigua, de las pampas distantes, en las manos el tirso de las rosas fragantes, y en los labios el nombre de Dios y de Cervantes. Yo dormía en mi lecho de paja- Y a mi vera reía la fontana, cantaba la pradera, y el Sol era una hostia de eterna primavera. Yo soñaba en la paz del campo, que es mi cuna, y mí humildad creía que la mayor fortuna eran la fuente, el agua, el pájaro y la luna; Con la oración de Apolo saludar a la aurora, mientras una pareja de aves elabora, en el hueco de un tronco la vida triunfadora. ¡Qué quieto en la montaña mi nido lugareño! Allí, bajo los arboles, era mi dulce sueño ver el mundo muy grande, siendo yo tan pequeño! Labrando van los surcos hombres de raza fuerte, contentos con la vida, contentos con la suerte, pues tienen alma limpia, no temen a la muerte. Allí no llega el humo letal de chimeneas, ni el estruendo babélico de los hombres e ideas. ¡Si el hombre hizo las urbes, Dios hizo las aldeas! ¡Oh, la paz franciscana que dora los vergeles! Mientras bebo en la cuenca de mi mano las mieles, deja que me desciña mi manto y mis laureles! Como Fray Luis, lejos del mundanal ruido, aprenderé a olvidar lo que soy, lo que he sido, al beber en las aguas divinas del Olvido! Poeta, sois el príncipe del metro y de la rima;
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vuestra carroza es de oro, que un sol de gloria anima; yo me arrastro en la tierra, vos fulgís en la cima. Soy la frente desnuda, vos la fúlgida testa; si ilumináis los parques, yo tiemblo en la floresta; vos cantáis el orgullo, yo la virtud modesta. En guardia estoy, hermano. Aprestaos al instante, Pero ved que la hormiga puede volverse atlante, si se engarza en la estrofa la virtud de diamante. No rendiré mi espada de sol y poesía si en justa he de cantar a la Virgen María, o a la tierra de amores, la dulce Patria mía! ¡Señora de Antipolo! Como cuando era niño, cobíjame en tu manto, que es mi mejor coraza: La vida ha mancillado mis nieves y mi armiño, pero va en mi plegaria el alma de la raza. Si mi raza es la raza de grandes maravillas es porque el Cristianismo le dio su sangre y luz; y mañana, al ser libre, caerá de rodillas, y en la hostia de su frente refulgirá la cruz
Fotografía de Jesús Balmori en la entrevista que le realiza al tenor español Miguel Fleta, cuando visita Filipinas. Revista Excelsior (30 septiembre 1929). J. B., Los pájaros de fuego, Manila, Instituto Cervantes, 2010, p. LXVIII.
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¡DAME!! Dices que ya no escribo que mi pluma quebró sobre el cuaderno que la humedad acartonó mis hojas que la desidia hizo nido en mi pecho Dices que no te amo que mis labios ya no buscan tus labios que mi pincel no besa tu paleta y que tu lienzo se arruga sin mi aliento ¡Que sabrás tu de noches sempiternas, de amaneceres bañados en la escarcha de silencios brillantes como dagas de anocheceres quebrados por el miedo!
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¡Que sabrás tu de los remordimientos del sufrimiento sangrando en carnes vivas del sentimiento de culpa en mi costado de la pasión enterrada de por vida! Abro la boca y respiro por instinto pero apenas modulo una palabra miro y no veo, escucho mas no entiendo todo mi mundo es un mundo en el destierro Abre tus brazos, tu corazón, tu alma dame perdón y olvido a mis pecados dame la santa unción de tus caricias dame el calor de tu cuerpo enamorado dame tu mano y muéstrame el camino que me encienda de nuevo el firmamento dame tu brazo para seguir la senda porque mi cuerpo está viejo y cansados dame la luz de tus ojos inocentes dame el temblor de tu pecho tan amado dame la vida, el amor y la esperanza y volveré a resurgir de entre los muertos.
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FEBO INTEGRAL Cada rayo de luz, es una invitaciòn a cabalgarlo, con intensidad, porque su levedad y su fuerza, resumen el mensaje cenital, del febo integral.
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MONTES Y MANTAS En ese dìa lejano cada estrella mostraba la luz fuerte y sinuosa, del rayo mas tenebroso. En ese dìa lejano montes y mantas hablaban la lengua, confusa y hostil, de la soberbia odiosa. En ese dìa lejano cultos y analfabetos abrazaban la misma causa, la loca y ardiente causa, del querer siempre mas.
CON SE STESSI La vetta piú alta, Me atrae, La sfida ha Un suo sapore, ma la cosa piú bella, é competere con se stessi
Pequeño como la nada, Gigante como el todo, Cada huno es la medida De su hacer y su modo
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Arquitectura II El miedo es un gran arquitecto a él le debemos este no en balde, amor, mi vida, entre otras cosas que aunque pretenciosas y ridículas como el mundo de un ciego tienen la ingenua belleza de un rayo rupestre. Déjalo obrar al buen ingeniero repartiendo la carga, cosita, ¿la sientes? Tú que yendo te me estás para chute para páramo para un grito manuscrito. Sino pensá lo que sería que el corazón se te vuelva añicos en un sentido no figurado.
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N. de la R. No es el fósil de un papel en llamas; los aquí mecanografiados son espacios en blanco, pájaros muertos de aire liquidados como en un tiro al pathos; unos sobre otros entre el impulso de la pasión y el seco latigazo del tipo entintando. Es la trinchera vista cenital ¿el frente de un árbol? Así, de fojas cero digitado por una sombra pesada que huye extensa por esta nieve, pues aunque hoplita por fuera por dentro siempre se es cita , una nota al pie en retirada. Por aquella querella ausente, pregunta a pregunta el muro insatisfecho, el bardo frente a su placa de tórax - antes que nada, un esteta del vuelo – que obró su loco seno barricada lapidando helvéticamente coches fúnebres con palomas.
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Canto I
poema mío que te encuentro en la lágrima que saltas de aguacero en pedrerías en láminas de piel sobre un desierto que late sus oasis de ternura poema mío de los huracanes que rayan las distancias y los vuelos nunca olfatean el silencio errante que nace de la muerte de mi boca mi boca muere cuando no la encuentras poema mío de la sangre oculta hecho de rebeldía y de murmullos escondido de duda en la garganta puedo escribir y me raciman ojos me parte el tiempo sobre las pestañas duermo cuando libero peregrinos cansados de quedarse sin espejos poema tan mío que me enojas me das la vuelta con un carro de espuma me rabias el perfume que registro en cada noche que cierro mis pedazos poema antes de ahora no moría voy a morir porque me dejas solo lágrimas serán los días siguientes que deje de escribirte con mis uñas después me falta apenas una luz para encontrarte pequeña como un duende primitivo aquella luz que no recuerda el labio la misma que apagaste en la partida
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Canto II
dulcedad en el habla de pájaros ocultos por el alba sombría cuando no se descubren el día ni la noche porque empatan sus luces aproximadamente ciegas me detiene el oscuro la claridad me alienta y me inclino en las hojas para sembrar rocío pienso entonces que nadie es dueño de sus ramas nos anidan las aves con pensamientos tiernos y acecha la canalla cuando el día define juego a no despertarme y el rumor de la orilla me trae labios poetas que recorren mis ojos y todos los sentidos hasta el sentido dulce de la melancolía te pretendo poema desnudo entre mis manos cuando siempre tan lejos cuando siempre tan cerca como las golondrinas
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Canto III
Poema me das lengua cuando estoy sin saliva vienen tus olas rompen mis vacíos tus voces lamen canastos en el aire burbujas de temor en mis baldosas entonces soplan risas entran en las ligeras hendijas de mi cara te apoderas de aliento del ruido de mis dientes vienes a seducirme porque me sabes ávido como tierra que espera entonces llegan llantos entre descubrimientos de ruegos escondidos revisión de pasados sin perdón de las manos casi monótonos si creemos en nadie y sin embargo crédulo arrebato la carne salgo en carrera pretendiéndolo todo busco como perdido del rincón del encuentro me tropiezo los riesgos peligros sin medida hasta comprometerme de plena cacería poema mío y creo que llegas cuando partes otra vez a rendirle presentes a tu ausencia.
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Canto IV
Canto V
me aproximo a tu hombro poema allí descanso amenaza llover para siempre yo descalzo regándote la carga de mi aliento
lo cierto es que me quema la soberbia y creo que he llegado hasta tu rostro amante de mi hoguera poema mío de escondidas humedades resueltas en tu vientre pretendo poseerte y tú lo has dicho en todas tus ventanas en los ojos de miel de tus imágenes en la puerta labrada de tu casa que sólo abres para hallar el viento silencioso y querido de amores desvelados has dicho siempre: -mis ventanas se cierran a la siesta porque el sol parte sin piedad los huesos de los no prevenidos mi sangre corre sólo por mis venas no la regalo a nadie
me olvido que hoy es jueves y te requiero un verso como si estuvieras disponible esos días se mueran en jueves de vallejo ya no se si es el plomo de la sangre el verdadero lastre de mi historia si puedo confiar en letras que se cambian como luces de tarde en bocas que pronuncian reverencias y se esconden en horas de molusco
por eso gozarte y retenerte es siempre una quimera alguna vez te das a borbotones y quedo colmenado en mis celdas de cera después te vas y como siempre olvidan los caminos tu regreso poema que vales mi estómago mis nauseas la reciedumbre entera de mis miembros los tiempos en que habitas otros mundos la ansiedad ignorada de las piedras en la incansable historia de saberte ajeno
sé que las necesitaría entre mis uñas desesperadamente las retenga les muerda las vocales descuidadas bese sus consonantes pies hambrientos días en que no puedo ni adornarme con rabias en que me crispa la humedad del aire te recurro de urgencias imposible poema indefinido esqueleto de frío que te vas tan lejos
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Canto VI
te busco sangre y pĂŠtalos voz de matorrales explanada piel estremecida no se puede entender que te derrame te sintetice te recupere desde un laberinto no van a imaginarte corte lĂĄtigo olvidado a la diestra de mi mano conmovido en la boca de mi hambre justo al borde frutal de mi paciencia
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“Tú que llevas las orejas de fuera, fíjate a ver si no oyes ladrar los perros” ”.
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Corría el año 1982, cuando los alumnos de literatura latinoamericana de la Universidad de Stanford, una de las más prestigiosas de los Estados Unidos, recibieron al escritor mexicano Juan Rulfo, invitado por el chileno Fernando Alegría, escritor, crítico literario y diplomático, quien fungía como docente en dicha casa de estudios. La temática a compartir, hablar del oficio de escritor y de la soledad. Saber vivir buscando esa soledad para posteriormente, escribiendo trata de combatirla. Eric Nepomuceno, traductor de Gabriel García Márquez, Eduardo Galeano, Juan Carlos Onetti y de Juan Rulfo al portugués, presente en ese diálogo, escribiría posteriormente: “Rulfo encantó a la gente como un flautista encantador de serpientes con su música suave, mágica”. Rulfo “habló y habló. Al final había un especia de magia en el aire”. Dijo Rulfo en esa cita: “Todo es imaginación. El escritor escribe mentiras. Trabaja con la imaginación. Y su trabajo es crear, a través de la imaginación, una realidad que aparenta ser real, pero es mentira. Y ese es el gran riesgo, el escritor crea una realidad a partir de la mentira, pero jamás podrá crear una realidad partiendo de falsedades. Una cosa es la mentira del escritor, otra cosa es la falsedad. No se puede ser falso”. Ante la pregunta de un estudiante sobre el cuento No oyes ladrar los perros: ¿Qué significa, en ese cuento, la imagen del perro?, Juan Rulfo contestó, Un perro y explicó: es que en el campo no había luz, o la luz se apagaba muy tempranito en la noche y uno, al caminar, sabía que donde ladraban los perros había un pueblo.
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También Rulfo contó cosas del campo, habló de la revolución Mexicana, dijo que escribía primero a mano, después a máquina, y recordó todo el trabajo de cortar y cortar hasta llegar al texto puro. Recordemos que en varias ocasiones el escritor Eduardo Galeano solía decir que la brevedad la aprendió de Juan Rulfo, que le dijo: “Se escribe por la otra punta del lápiz, la que tiene la goma de borrar, pero ante todo debe cortarse con el hacha”. Regresando a la plática, dijo nuevamente que el escritor es un mentiroso. Una chica se levantó y le dijo a Rulfo. “Creo que tiene razón el escritor es un mentiroso. Usted maestro Rulfo dice eso de lo que escribió, y es mentira, pues mi abuela es de Jalisco y me cuenta historias muy parecidas a las que usted escribió. Y si ella me las cuenta, eso quiere decir que las historias de El llano en llamas son verdaderas. Así es dijo Juan Rulfo, el oficio de escritor es contar realidades que no lo son. El lema de la Universidad de Stanford es: “Die Luft der Freiheit weht”, cuya traducción del alemán es: “sopla el viento de la libertad”.
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En una entrevista con motivo del 60 aniversario de la publicación de la novela Pedro Páramo en el 2015, Clara Angélica Aparicio, viuda del escritor jalisciense dijo: “Juan Rulfo fue un hombre que disfrutaba la libertad para escribir, la libertad para vivir, libertad para todo”. Rulfo escribió dos obras, El llano en llamas (1953) y Pedro Páramo (1955); el escritor decía: “Quería escribir en forma más simple, con personajes más sencillos y no hablar como se escribe, sino escribir como se habla”. En su libro Memorias del fuego III, el escritor uruguayo Eduardo Galeano, escribe sobre el escritor mexicano; 1968- Ciudad de México- Rulfo. Narrador de desventuras de los vivos y los muertos, guarda silencio. Hace 15 años dijo lo que tenía que decir, en una novela corta y unos pocos relatos, y desde entonces calla. O sea: hizo el amor de hondísima manera y después se quedó dormido”.
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Isidoro A. Gรณmez Montenegro
Hombre y mujer han sido y serรกn la gran metรกfora del Gran Arquitecto del Universo.
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La poesía es atmósfera espiritual, el poema desglosa la expresión, las palabras del poeta son suyas, pertenecen al pueblo, al momento. Sin palabra no hay poema, sin palabra poética no hay sociedad, es producto social, condición previa a la existencia de la sociedad. El lenguaje alimenta el poema, nombra esto, aquello, agota su nombre central. La historia es encarnación del poema. Ser filósofo es pensar. En la antigüedad los pensadores eran poetas y filósofos, había influencia hebrea y persa, los grandes pensadores fueron griegos. Parménides de Elea, nos habla de “La vía de la verdad, se ocupa de «lo que es» o «ente», y expone varios argumentos que demuestran sus atributos” El ser que no piensa no puede filosofar. Educar es labor loable, noble, del espíritu a la que podemos aspirar; la meta es generar conocimiento en los demás y transformar sus vidas. La función de la pedagogía tiene métodos como: el aristotélico, metafísico, lógico, ético, basado en pensamientos verdaderos representa la búsqueda de deducciones, la función educativa va encaminada a mejorar la sociedad, a pensar correctamente, hubo algo que nos preparó para el renacimiento, no fue un movimiento más de ideales clásicos, se retoma a los grandes, a los griegos, a veces sin querer omitimos a esos grandes, de los que hemos sido separados por más de 20 siglos.
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Antón Castro
Los poetas creamos imágenes, no obligadamente, sino a través de emoción, inspiración, particularmente de amor, pero, insisto debe haber sinceridad en las palabras, escribir sobre algo real, la poesía es conocimiento, protección, dominio, abandono, operación de cambiar el mundo, actividad poética, revolucionaria por naturaleza, es ejercicio espiritual, método de liberación interior, la poesía es la novela del mundo, pan de los elegidos, alimento maldito, aísla, invita al viaje, al regreso a la tierra natal, iluminación, plegaria al vacío, diálogo ausente, letanía, práctica, alteración, pasión, epifanía, pensamiento no dirigido, hija del azar, arte de hablar en forma superior , confidencia, experiencia innata, visión, música, símbolo, regreso a la infancia, coito, caracol donde se renueva la música del mundo.
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Mary Cassatt (1844-1926)
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Carl Spitzweg (1808-1885)
Escapar al imán de las palabras no es cosa fácil, al leerlas interesas a los demás y reflejas tu mundo; como colgarse de árboles y mirar el infinito, remembrar ecos de frases lentas, precisas, venidas del espacio interior, del alma de poeta. No olvidemos las coordenadas morales, las enseñanzas primeras, lógicas éticas, verdaderas, sin imágenes deslavadas, sin temor a la culpa del pecado y sus disfraces. En el universo encontramos sentido no histórico, las obras trascienden al hombre, no por su significado, ni por sus materiales, bajo premisa precisa, moral y filosófica. El lenguaje hablado está más cerca de la poesía, el poeta no atenta contra la dignidad del vocablo, el poeta pone en libertad la palabra, la poesía irradia sin macula, cual vuelo nervioso de palomas, en forma finisecular. Nos orilla a hablar de otra manera a la vida, la poesía crea andamiajes en forma de hebra, de arte, en floreadas obras de
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vida, clara, a veces tersa, reedifica el amor en rumor de avenidas, tesituras de voces, color de sonidos, es otra cosa y vuelve a ser ella misma. Luengo sería mencionar desde los Salmos la influencia griega, persa y hebrea, “El cantar de los cantares”, el misticismo, poesía china, renga, haikú, no sin antes mencionar el yin y el yang, otros poetas fueron surgiendo a través de diferentes corrientes ideológicas, griegas, francesas, sociedades secretas de algunos poetas como Gerard de Nerval, Víctor Hugo, Milton, Jhon Donne, Butler Yeats, etc. O algunos otros influenciados simbolistas como Baudelaire, Rimbaud, Verlaine, Rainer María Rilke influenciado por los simbolistas, paladín de la poesía pura, poeta metafísico, místico, de hermosa prosa antigua, sus mejores poemas: “Elegias de Duino”, “Los sonetos de Orfeo”. Mención aparte merece el londinense William Blake, maestro de la palabra. No olvidemos a Dante Alighieri el poeta de la esperanza y Goethe. La poesía epopéyica de Homero, La Ilíada, La Odisea, La Eneida de Virgilio, los romances, el modernismo, el dadaís-
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mo, el ultraísmo, el nacionalismo de Velarde, la fenomenología del espíritu de Gastón Bachelard y su poética del vacío y del espacio, T.S. Elliot y su poesía hermética, Emily Dickinson, W. Whitman patriarca del verso libre, Ezra Pound, poeta errante, su influencia fue una verdadera revolución en la lengua castellana en los “Cantares de Pisa”, no cantos, se ve la dimensión de su obra, voces navegantes no olvidadas, remeras de barloventos del verso puro, blanco es practicado. La poesía se crea a base de inspiración, vibración, conlleva paz espiritual, es la otra voz de revoluciones improbables, repentina convicción de volver a leer al autor, sombra tatuada en tinta, en hojas de libros, esclavitud, placer, ajorcas en el tobillo de bella danzante, onirismo, cirio encendido, montículos de Venus, estancias donde los amantes representan y reconocen su geografía, sus dunas, médanos, territorios convocados en márgenes de vida, convicción, constante acoso de muerte, riesgo de temporalidad en este plano, cámaras de tiempo, genera rutilante navegar en mi interior. Sueño de dátiles hundida la evocación, reliquia no secreta, sino a la vista y acceso de todos. Hoy ratifico… yo la practico como ritual al surgir una emoción inspiradora.
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El arrepentimiento es un término que procede del latín, “poenitere” ser penitente, es decir llevar una carga por lo que se hizo o no se realizó lamentándolo, a sabiendas de no haber actuado correctamente. Retractación de un hecho pasado al cambiar nuestro pensamiento y considerar erróneo lo anterior generando un sufrimiento moral que lo percibimos en “el alma”, en nuestro interior sin ser capaces de quitárnoslo de la cabeza por mucho que hagamos para enmendar lo ocurrido. La pena nos viene impuesta por el acto, separando claramente las consecuencias; Que pueden ser generadas también por agentes externos a la persona, según las repercusiones externas que tengan. En ocasiones la justicia, en otras el ser al que fallamos y en otros casos son consecuencias materiales, impuestas siempre desde fuera y sin que nosotros podamos cambiarlas. Las consecuencias hacen que el arrepentimiento aumente y suframos más por lo que perdemos a consecuencia de la acción, y en ocasiones nos alivian, como forma de pago por lo ocurrido para limpiar nuestra moral, al no ver otra forma de pagar lo ocurrido y sentirnos mal con nosotros mismos. Es en el fondo una emoción generada por nuestro pensamiento para generar sufrimiento en nuestra estructura yoica ( lo que identificamos con nuestro nombre ante el mundo) a través del preconsciente ( nuestra parte de moral, que va creándose con las normas morales de nuestro entorno) para ir cambiando y creciendo como persona, renunciando a nuestro ser anterior que evaluaba lo ocurrido como apto mientras que este nuevo YO, lo rechaza y se avergüenza de lo hecho. Ese cambio si no se sabe explicar y aceptar, genera una emoción que se va transformando para que pueda ser asimilada, y en ocasiones nos llevan a conductas o procesos mentales patológicos por no tener capacidad de aceptación,
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En sus orígenes judeo-cristianos, implicaba volver a los mandamientos y a la palabra de Dios renunciando a los pecados y a la vida que se llevara en ese momento. Una definición dirigida a la moral y sus consecuencias en la vida. Isaías 1:18 (Mediante el arrepentimiento podemos ser limpios de nuestros pecados), tenemos multitud de muestras de la importancia que tiene el acto de arrepentirse en la religión, en cualquiera de ellas. Es un concepto afectivo, relacionado con la empatía y la sensibilidad, por lo que es completamente subjetivo y variable según las culturas y los acontecimientos vitales del momento. Cuanto más emociones hay en juego más nos arrepentimos y más sufrimiento nos generamos. Dentro de los recursos más típicos a los que recurrimos en cualquier edad es al deseo infantil que tenemos todos de pensar, que va a llegar el ser al que fallamos y nos va a decir que paremos ese discurso interno, que nos perdona y que se han terminado las consecuencias, que tenemos otra oportunidad, como si pudiéramos echar marcha atrás en nuestra vida y cambiar lo que hicimos. Por desgracia eso no suele pasar, tenemos que ser nosotros solos los que padezcamos ese dolor, aprender de él con madurez, asumir la realidad y aceptar lo que pasó. El dolor puede llevarnos a la depresión, a desvalorizarnos tanto, que ponemos nuestra vida en peligro o la entregamos a cualquier causa que pueda apaciguar ese sufrimiento, por lo que hay que vigilar en ese campo a los adolescentes principalmente ante el sufrimiento del amor no correspondido o la ruptura de una relación emocional, donde busquen una causa personal que lo explique y de la que se arrepientan por la consecuencia. La poca capacidad de frustración puede llevar a ideas o intentos autolíticos (hacerse daño a uno mismo, suicidarse).
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Una de las consecuencias buenas del arrepentimiento es el proceso de aprendizaje y de cambio que genera. La balanza de valores se modifica y podemos hasta cambiar nuestras prioridades vitales. Cuando uno se arrepiente, es bueno ver todo lo que ha hecho, sin culpar a otros ni buscar excusas, arreglar lo que se pueda y no estropear nada más. En ocasiones, aunque suframos, tan solo podemos quedarnos quietos y dejar que se nos perdone. Tenemos que nombrar el poema de Eda: "Me arrepiento"
Vemos claramente cómo ha cambiado la mentalidad del protagonista del tiempo pasado al presente, como le gustaría poder volver a ese momento para actuar de forma diferente, para hacer lo que no hizo, y ello conlleva sufrimiento a través del pensamiento suyo que le culpa por cómo actuó y por las consecuencias que conlleva. Una de las mejores descripciones poéticas de nuestro concepto.
Pienso, medito...pienso en...pienso en tantas cosas que, pude haberte dicho, haberte dado, haberte...hecho sentir. Tantas cosas que no te dí, que no hice, ¡me arrepiento! ¡me arrepiento de no haberte podido tomar y tener para mí! y sin embargo no te dí nada... Me arrepiento porque te perdí, te escapaste de mis manos, como agua sobre rocas, en silencio...sigilosa. Pero aún así, ¡Te amo! ¡Te amo! como el primer día en que te ví, ¡te amo tanto que me arrepiento! y lloro por tu falta, porque, ¡ya no estás y no te tengo! Pienso, medito...en cuántas veces, no te dije nada, recuerdo cuando aún sin tenerte, te perdí. ¡Me arrepiento! ¡Me arrepiento! El arrepentimiento de Caín. (Henri Vidal, 1896)
Pero aún te amo, como la primera vez...
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Situado en pleno corazĂłn de la provincia de Toledo, Esta fortaleza es un magnĂfico ejemplo, bien conservado, de los castillos residenciales del siglo XV propios de la provincia de Toledo. Habitado en la actualidad, podemos recorrer su exterior, apreciando el estĂŠtico resultado de las influencias del arte italiano en su arquitectura.
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Foto: Alejandro GarcĂa Bermejo. http:// alejandrogarciabermejo.blogspot.com.es/
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Foto: Alejandro García Bermejo. http:// alejandrogarciabermejo.blogspot.com.es/
Entre 1450 y 1520 se construyó esta fortaleza sobre una más antigua por órden del Conde de Fuensalida Fue ideado como refugio seguro próximo a Toledo. Dos recintos amurallados y un foso, con matacán sobre la puerta, dos cubillos, y el desaparecido puente levadizo protegen las dependencias interiores. Adosados
a los ángulos y paños de la muralla aparecen baluartes y defensas cilíndricas, con mayor altura las interiores que las exteriores. Las defensas están concebidas para la artillería, aunque aún podemos observar aspilleras medievales. Las labores de perlas y pirámides que lo adornan, y los escudos del fundador, hablan del gusto estético desarrollado en el siglo XV, de influen-
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Interior castillo
cia italiana. El interior alberga una interesante colección de armaduras, tapices, cuadros y muebles de época. Su constructor fue Don Pedro López de Ayala, conde de Fuensalida, que lo erigió sobre una fortaleza musulmana. Fue usado por las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia, e incendiado. Rehabilitado, fue vuelto a incendiar durante las guerras carlistas Ilustres personajes lo han habitado temporalmente: el matrimonio de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, el cardenal Cisneros, el emperador Carlos V, y, como prisionera, la princesa de Éboli, encerrada aquí por orden de Felipe II.
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CATATUMBAS DE LIMA, PERÃ&#x161;
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Cuando a muchos de nosotros nos hablaban de catatumbas, siempre hemos pensado en los túneles romanos o parisinos, pero jamás nos podíamos imaginar que en otras ciudad como en este caso Lima, nos pudiéramos encontrar unas impresionantes catatumbas bajo, en este caso, la iglesia de San Francisco, en pleno Lima.. Pasadizo, tumbas franciscanas repletas de cráneos, fémures o tibias, nos rodean en cuanto entramos por las puertas.. Construidas sobre el 1656, en su extenso recorrido se aprecia techos abovedados o planos unidos por pasajes y arcos de medio punto, construidas con ladrillo y cal y canto, en el piso de ellos se encuentran sepulcros rectangulares donde los féretros eran colocados unos sobre otros, separados por tierra y cal viva, para acelerar el proceso de descomposición, evitar epidemias y malos olores. Fueron abiertas al público en el año 1947, en ella se encuentran enterrados varios personajes de la historia peruana: En la cripta de los Venerables reposan los restos de Fray Juan Gómez, nació en Extremadura, España en 1560, llegó a Lima en 1587, fue
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enfermero en el Convento por 40 años y murió a la edad de 71 años el 2 de mayo de 1631, a quien inmortalizó Ricardo Palma en sus famosas Tradiciones Peruanas con la versión del “Alacrán de Fray Gómez”, fue enfermero de San Francisco Solano durante su larga enfermedad; así mismo está enterrado Fray Ramón y Tagle y Bracho, uno de los hijos de los Marqueses de Torre Tagle, quien falleció a la edad de 70 años, el 2 de Agosto de 1780 y de Fray Andrés Corso unos de los fundadores del Convento de los Descalzos en el Rímac, quien falleció el 10 de junio de 1620. También se halla sepultado en ese lugar el Padre Fray José Francisco de Guadalupe Mojica OFM, quien nació en San Gabriel de Jalisco, México, el 14 de Septiembre de 1896, famoso cantante de ópera y artista de cine de Hollywood, quien deja la vida artística e ingresa a la Orden Franciscana a la edad de 46 años, el 08 de marzo de 1942, falleció en Lima el 20 de Septiembre de 1974.
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Pasaporte de bruja y la racionalización del chivo expiatorio, en el análisis histórico-filosófico de María Lara
La Profesora de Historia Moderna María Lara Martínez ha publicado nuevo libro: Pasaporte de bruja. Volando en escoba, de España a América, en el tiempo de Cervantes. En este magnífico tratado, la autora nos revela casos asombrosos de la España del Siglo de Oro, al tiempo que, en su defensa de la perspectiva de género, hace justicia a tantas mujeres en el mundo y, en general, seres humanos, que, a lo largo de los siglos, han sido pasto de las llamas o víctimas de la violencia causada por quienes han visto en ellos a un chivo expiatorio: alguien a quien cargar con las culpas de los demás por envidia, fuente y suma de todos los pecados. El Diccionario de la Real Academia Española define chivo expiatorio en su primera acepción como "macho cabrío que el sumo sacerdote sacrificaba por los pecados de los israelitas"; en la segunda, nos remite a "cabeza de turco" en tanto que "persona a quien se achacan todas las culpas para eximir a otras". La creación literaria de la Doctora María Lara resulta exultante en titulares que condensan su ágil pensamiento y su encomiable magisterio sobre la Historia cultural y de las mentalidades en la Edad Moderna, combinando el análisis científico de las fuentes históricas con la reflexión filosófica y la amenidad del relato. http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-aventura-del-saber/aventuramlara/3739000/ En la entrevista realizada en el programa La aventura del saber de La 2 de Televisión Española emitido el 29 de septiembre, María Lara nos explica episodios ignotos sobre las prácticas esotéricas de los siglos XVI, XVII y XVIII, dando la palabra a todos los agentes que intervinieron en ese universo paralelo de la España oficial, desmitificando imágenes como la del inquisidor justiciero o la horrible bruja anciana. El auto de fe de Logroño celebrado en 1610 constituyó, a juicio de la Dra. María Lara, un punto de inflexión: el inquisidor Alonso de Salazar y Frías dio ejemplo de tolerancia intentando racionalizar el proceso, mientras los niños adquirían voz, en un período casi carente de infancia, al presumir de sus dotes mágicas como alumnos de las escuelas de estrigas ubicadas en plena naturaleza.
"Cervantes pasó de la barbería a Berbería mientras los duendes erosionaban la certeza" y "Los clásicos ejercen de espejo literario de ese palpitar de la sociedad de celestinas y pícaros" son algunas de las afirmaciones, a modo de aforismos, que la Escritora Premio Algaba y Primer Premio Nacional de Fin de Carrera en Historia, entre otras distinciones, ha realizado en el programa de Televisión Española del que es colaboradora en la presentación de esta excelente obra. Y es que jueces y delatados se convirtieron en personajes de una España imperial en la que, al final, la Luna le ganó la carrera al Sol. María Lara defiende la dignidad de los humanos, actuales y pretéritos, en aras de la paz universal, en esta etapa de globalización en la que, lamentablemente, todavía hay personas que convierten a otras en chivos expiatorios por sus condiciones socioeconómicas o por sus circunstancias vitales, situaciones tan dantescas como acusar a las viudas o a los gemelos de propagar el ébola o el sida en África, o seguir acosando, escolar o laboralmente al individuo íntegro por su honestidad y conducta intachable. Porque en la vida se recoge lo que se siembra (y se planta en base a la experiencia previa), pero también se halla lo que cada uno porta en su interior: María, la Escritora tolerante y comprensiva que ha reconciliado a inquisidores y brujas después de 500 años, emana Luz, Sabiduría y Bondad a raudales.
Laura Lara Martínez
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La vida está llena de tópicos queramos o no y la de un artista no escapa a esa realidad. La vida de un músico, como la de Frankie Boy, "el mejor cantante de todos los tiempos", encarna a la perfección este hecho, dotando a la novela de un realismo apabullante. Frankie Boy, el protagonista de "Buscando Oro" es digno de lástima y admiración al mismo tiempo. Los personajes que van apareciendo con un "determinismo" propio de un guión trazado al milímetro por un Ser Superior con la ayuda de un ayer desafortunado de Frankie Boy, en otro tiempo y en otro lugar -otra vida-, son un clásico en la existencia de un artista. ¿Cuantas veces no nos hemos visto en semejantes circunstancias? Ah… Si nos reuniéramos unos cuantos como Frankie Boy a intercambiar anécdotas, por seguro saldría material para tres temporadas de Buscando Oro, como poco. Ah, ¿no lo había comentado antes? Sería un perfecto guión para llevarlo a la gran pantalla. Más arriba me refería a los tópicos de la vida -artística y no artística- que Teodoro narra excelentemente en Buscando Oro; no hay otra manera posible de describir a alguien como el bueno de Frankie Boy, es así, no lo duden, para bien o para mal. Esta novela, a la que auguro una larga vida, es un ejemplo claro del peregrinaje de un músico que lucha por su música -en este caso además es escritor- y con unas poderosas ganas, a pesar de todo, de vivir. Los que hemos venido con cierto "Karma musical", nos identificamos con él… Sabemos los que es caminar por "el valle de las sombras", arrastrándonos tantas veces para poder ver la luz del Sol al día siguiente y como el payaso, riendo por fuera y llorando por dentro, al igual que Frankie Boy. A veces las cosas van bien, naturalmente, y con la misma naturalidad se estropean de nuevo, así, la caída sea tan brutal que nos saque del maldito tablero de ajedrez. Pues no, uno vuelve y vuelve y hace lo que tiene que hacer, seguir caminando…Como una eterna melodía. Kike Jambalaya
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ESTRATTO DEL ROMANZO "NELLA CORRENTE" Storia del lungo viaggio di Francisco Balbasor (1683–1743), di Telgate (o forse Valvasone), comandante di artiglieria, partito diciassettenne dal Veneto a Milano, poi da Milano a Madrid, da Madrid alle Fiandre, a Barcellona, a Siviglia, da Siviglia a Cadice, in Africa, a Gibilterra, ancora a Siviglia e, infine, di nuovo in Italia, a Napoli e a Manfredonia. Contiene anche vicissitudini, racconti, ricette antiche e profezie. Il suo vero nome era Francesco Valvassori. Uomo eclettico, artigliere, matematico, direttore della reale accademia di matematica e artiglieria di Cadice, scrittore, disegnatore, progettista di cannoni, primo gran maestro della massoneria spagnola, direttore della reale fonderia di cannoni presso la darsena del Castel Nuovo a Napoli, comandante dell'artiglieria napoletana, investigatore e conoscitore dell'animo umano.
L'uomo è esistito realmente, la storia è per la maggior parte vera. Era l'eroe fondativo che mancava all'Unione Europea? Il libro è stato pubblicato in ebook da CAVINATO EDITORE INTERNATIONAL nel luglio 2016, e si può trovare al link: http://tinyurl.com/nella-corrente
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(34)605.434.707 Entes colaboradoras: Academia Iberoamericana de Escritores y Periodistas (AIDEP) Restaurante Olive Bolsos Pepe Moll
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DEBEMOS FELICITARNOS POR LLEGAR AL Nº 79 CON UN AUMENTO CONSTANTE DE LA TIRADA. Esta revista llega a más de 241.000 correos electrónicos La Alcazaba no se hace responsable de los escritos de sus colaboradores
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