La alcazaba 85

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Revista La Alcazaba

Año VII Núm. 85 Junio 2017

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Página

Título

DIRECCIÓN:

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Ruta Cervantinoquijotesca

ALFREDO PASTOR UGENA

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Me dijo don Quijote

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Los trabajos de Persiles y Sigismunda

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Hispanic Society of América

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Monasterio de Santa María la Real

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El Pensamniento

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A un siglo de la muerte de José E. Godot

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Otro poeta en la feria del libro

74

Simplemente Perro

86

Sigo siendo Libro

FACEBOOK:

88

Personas que se refugian en nosotros

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La Lluvia

LINKEDIN

96

La poesía

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Dos pinturas de un pintor

FOTOGRAFÍA:

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Paseos por la historia del arte

118

Un castillo

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Un lugar para visitar

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Libros y publicidad

LUIS MANUEL MOLL JUAN EDITA: EL MENTIDERO LITERARIO

ISSN 2173-2184 MADRID Depósito Legal M-4639-2007 WEB: http://www.elmentidero.org EMAIL: oquendo1957@gmx.com TELF.: (+34) 605434707

AFOCU IMAGEN PORTADA: Pencil Ilustraciones MAQUETACIÓN:

Luis Manuel Moll Ernesto Vieco PUBLICIDAD: Asociación de Arte i Cultura El Mentidero DIRECCIÓN POSTAL Revista LA ALCAZABA Av. De Elda, 75, 3º C 03610 Petrer (Alicante) España Telf.: (+34) 605.434.707 2


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Alfredo Villaverde Ana Palacios Alberti

Alfredo Pastor

Enrique Gracia

Jesus Cañas

Luis Manuel Moll

José M. Mójica Legarre

Isidoro A. Montenegro Washington Daniel Gorosito

Miguel Rubio

Manuel López Espino Carlos Villarrubia

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II PARTE

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Cervantes siempre ha sido amante de su fiel Quijote, y juntos han hecho mundialmente conocidos los campos y pueblos de Castilla-La Mancha y algunas otras zonas más españolas. Por eso, recorrer estas tierra como lo hicieran los dos hombres, uno imaginario y el otro imaginante, cruzando lugares y parajes imposibles de olvidar… comer aquí y comer allá, cabalgar por este sitio e irse por otro aquel. Perderse entre los mares de estrellas que son las guias en las noches cervantinas o contemplar el horizonte con los calores del sol que es el guía quijotesco. Todo es un descubrir español a través de los lugares y los tiempos de los siglos XVI y XVII y que gracias a estas aventuras de Don Quijote y Sancho, y gracias a las letras de Cervantes, podemos descubrir lugares y gentes que sin estos hombres jamás lo hubiéramos hecho porque seríamos diferentes.

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Seguimos caminando por estos senderos viejos como la antigüedad, cruzando parajes de trigo, cebada, olivos, entre sombras de los molinos de viento y las casas encaladas, algún que otro riachuelo; cipreses y cementerios, cabras, gallos y gallinas, ovejas y esos gatos que ya no se inmutan por ver al hombre; todo esto es parte de los paisajes manchegos creadores del horizonte que oculta la estrellada noche para ver la interminable luz del día. Dejamos la tierra de Las Pedroñeras y de camino hacia El Pedernoso, pueblo que se levantó en nombre de los Reyes Católicos para reclamar que su dependencia fuera de la Corona El Marqués de Villena, a cuyos dominios pertenecía El Pedernoso, intentó dominar a sus pueblos levantiscos, pero los Reyes enviaron a un capitán llamado Jorge Manrique que pudo hacer cumplir la voluntad de estos pueblos y los recibió en nombre de la Corona, haciéndolos villa.

Casa de las 14 rejas. Casa Solariega del siglo XVII La casa es de planta irregular, doble altura y realizada en mampostería y los dinteles en piedra. Debe su nombre a la rejerfa antigua de los huecos.

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Ayuntamiento. Un edificio de estilo barroco del siglo XVII, punto de referencia de la arquitectura civil en la localidad

A tanto movimiento. Camino a Villarrobledo, cruzamos por una de las zonas lacustres más importantes de La Mancha pobladas por las lagunas de del Paso de la Muela, la Celadilla y del Taray y de obligatoriedad el detenerse. La población conocida antiguamente como Las Mesas Rubias (la actual Las Mesas), nombre dado por el color de los cereales que se sembraban por aquellos entonces del siglo XVII. Tierra mágica donde se unen los misterios fantásticos de las Cuevas del Tesoro en el Cornicán. La crédula tradición asevera todavía que muchos kilómetros de galería guardan talegos de plata y oro todavía por descubrir. Estos sitios guardan mucha verosimilitud en muchos comentarios en nuestro Quijote: “Oyendo lo cual Sancho, que con gran atención le había estado escuchando, dando una gran voz, dijo: ¿Es posible que haya en el mundo personas que se

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Villarrobledo, ayuntamiento. Una de las obras más destacadas de la arquitectura civil renacentista realizada en La Mancha en el siglo XVI. Desde el punto de vista histórico el Ayuntamiento en sus orígenes fue concebido para dar cabida al Pósito y la Audiencia de la Villa, aunque, también, pudo ser casa-palacio del Marqués de Villena. Con motivo de la adhesión de los vecinos de Villarrobledo a la causa de los Reyes Católicos en 1475, estos monarcas le devuelven su privilegio de Villa, arrebatado por el Marqués de Villena. A partir de esa fecha se inicia la construcción de su Gran Casa Consistorial, que se completaría en el siglo XVI con la construcción de la fachada actual.

atrevan a decir que este mi señor está loco?. Digan vuestras mercedes, señores pastores: ¿Hay cura de aldea; por discreto y estudiante que sea que pueda decir lo que mi amo ha dicho, ni caballero andante, por más fama que tenga de valiente, que pueda ofrecer lo que mi amo ha ofrecido? “(II, 58)

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Dejamos las tierras conquenses, de momento, para iniciar el camino a través de la provincia de Albacete. Villarrobledo, se nos presenta como es ella: “majestuosa”. Obligado paso cuando los viajeros de la época cervantina se desplazaban de Cuenca a Granada o viceversa. Tierra que en el pasado fue difícil la vida debido a las continuas razzias entre musulmanes y cristianos hasta que Alfonso VIII puso fin gracias a la conquista de Alcaraz en el 1213. Su época dorada coincide con la vida de nuestro Cervantes entre el siglo XVI y hasta mediados del XVII. El despegue demográfico y económico se cristaliza en la erección de obra civil y religiosa muy diversa como: la iglesia de San Blas que “iba para catedral” y posedora de un retablo impresionante, una portada de estilo vandelviresco así como una escalera del estilo de Alonso de Vandelviria, del conocido como “el caracol de La Mancha”. Las arcadas del Ayuntamiento son muy bonitas y según consta sobre las armas de la ciudad y que dice “S.P.V.R.”, cuya traducción del latín es: “El Senado y el Pueblo de Villarrobledo”; el Rollo, los Pósitos, los Conventos de San Francisco, Las Claras, San Bernardo y Las Carmelitas. Casa de Andrés López Muñoz. Fue construida a finales del siglo XIII por los fundadores de Villarrobledo; tiene tras de si una larga historia: fue lugar donde se pagaban los impuestos al Marqués de Villena, los frailes dominicos ejercieron desde aquí su poder y sus sótanos sirvieron de cárcel a la Inquisición.

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Iglesia de San Blas. La iglesia de San Blas, de los siglos XV y XVI es un bello ejemplo de la arquitectura gótica, renacentista y barroca, lo que le ha hecho merecedora de la declaración de Monumento Nacional, titulo obtenido en 1977. La parte más antigua del edificio es de estilo gótico flamígero ejecutado con gran maestría. El resto se construyó al más puro estilo renacentista y con el sello impreso de Vandelvira.

Monasterio Purísima Concepción y San Bernardo. Fundado en 1597, fue el primer convento creado en Villarrobledo. Se construyó sobre el antiguo Hospital de la Caridad, que a su vez había sido levantado sobre la primitiva iglesia de la Concepción de mediados del siglo XV. Desde el punto de vista arquitectónico el monasterio de San Bernardo es de estilo renacentista popular, ocupa un gran solar en la zona centro de Villarrobledo y cuenta con una iglesia de una sola nave, en cuyo interior, tradicionalmente, se venera al Cristo de Medinaceli.

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Castillo Santiago de la Torre. El castillo fue construido en el siglo XIII, en tiempos de la reconquista. Sus primeros propietarios fueron los caballeros de la Orden de Santiago, la cual dio nombre a la fortaleza y su aldea aledaña. Posteriormente pasó a manos del Marquesado de Villena, y de los Reyes Católicos.

Nos desviamos un poco, por esa cuestión que haría posiblemente el señor Cervantes en su época de recaudador de impuestos y de alimentos para poder dar de comer a la Gran Armada de Felipe II, hacia El Provencio, pueblo crecido entorno al río Záncara, que un poco más arriba, su corriente baña los entornos del castillo de Santiago de la Torre, conocido también como Santiaguillo.

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Revista La Alcazaba Ajopan

Ya los paisajes están repletos de girasoles y nos atisba la Villa de San Clemente, donde “tan bueno es el vino como la gente”. Población ésta, que parece ser que debe su nombre a un hidalgo llamado Clemente Pérez de Reus procedente del castillo de Reus, existente ya antes, y que diera nombre al Santuario de la Virgen y al río. En esta Villa, aparte de los monumentos en piedra, Cervantes, tuvo posibilidad de admirar entre su paladar los monumentos gastronómicos como el ajopán, matambre y ajo arriero, migas mieras con uvas o el atascaburras y es posible, si su economía se lo permitía, que pudiera comer algo de caldereta de cordero. Amén que todos aquellos andantes de estas tierras, conocemos la afición que hay sobre los manjares que da el Cerdo. La matanza, ha sido durante siglos un rito tradicional en el que se instauraba la liturgia del aprovechamiento total del cochino. Muñoz Coronel nos deja escrita una coplilla sobre el Cerdo que nos lo dice todo: Hubo seis cosas En la boda de Antón: Cerdo y coichino, Puerco y marrano, Guarro y lechón.

Palacio de Osma. De estilo renacentista dentro de la línea del clasicismo puro, en esquina de forma rectangular, con dos plantas más un torreón, coronado por un gran escudo Real de los Austrias. Es obra del arquitecto Domingo de Zalvide y fue construido en el siglo XVI. Fue un obsequio de la emperatriz Doña Isabel, señora de la villa desde 1526 a 1539. Sus arcos coinciden con los del palacio de Carlos V en la Alhambra de Granada. 12


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San Clemente fue recorrida más de una vez por Miguel de Cervantes. De ahí se deduce que resulte natural la expresión «¡V oto a Rus!» del capítulo XXV de la segunda parte, que es pronunciada por Sancho en el episodio de la aventura de don Quijote con la compañía de maese Pedro, titiritero de profesión, que llevaba un mono capaz de adivinar el pasado y el presente, así como un retablo o teatro de marionetas portátil: Señor, este animal no responde ni da noticia de las cosas que están por venir; de las pasadas sabe algo, y de las presentes algún tanto. El lugar concreto en el que se desarrolla esta escena pudo ser la venta de Lomas, apareciendo referencias a la ermita de Rus, donde hace su habitación un ermitaño que dice ha sido soldado [...]y junto a la ermita tiene una pequeña casa. Por lo visto el tal ermitaño no se encontraba allí a la sazón, no pudiendo beber «de lo caro», como eran sus deseos, pues sólo había agua barata según les dijo «un sotoermitaño que en la ermita hallaron».

Torre Vieja. Antigua torre de vigía interior fundado por Hernán González del Castillo, bisnieto de Clemente Pérez de Reus. 13


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Ayuntamiento y Arco Romano

Por estos lugares se oye una y otra vez el «¡V oto a Rus!», o «¡V oto a Dios!», en forma eufemística, pronunciado por Sancho, que añadió estas palabras interesado por los saberes del mono adivino: ¡No dé yo un ardite porque me digan lo que por mí ha pasado!; porque ¿quién lo puede saber mejor que yo mesmo? Y pagar yo porque me digan lo que sé, sería una gran necedad; pero pues sabe las cosas presentes, he aquí mis dos reales, y dígame el señor monísimo qué hace ahora mi mujer Teresa Panza, y en qué se entretiene.

Ermita y paraje de Reus. A unos 10 km. De San Clemente, está este Santuario de la Virgen de Reus desde el siglo XVII, a pesar de tener un aspecto posterior.

En el mismo capítulo hace referencia Cervantes al Santo Oficio, mención que parece obligada en los alrededores de San Clemente, cuyo Santo Tribunal de la Inquisición fue uno de los más activos de La Mancha.

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Y nos vamos para Vara del Rey donde las razones quijotales, nos hacen ver que por estas llanuras alomadas de Dios, nuestro cabalgador más importante tuvo que estar pernoctando bajo sus cielos o en alguna vieja posada. En el pueblo nos sorprende con sus calles repletas de rincones y monumentos.

Cubo. Los cubos y chozas surgieron del esfuerzo y trabajo de nuestros antepasados, donde a base de simples materiales como es la piedra, crearon sus propios refugios para pernoctar o refugiarse de las inclemencias del tiempo, descanso nocturno de largos días de trabajo que debido a su lejanía al pueblo se veían obligados a pasar las noches en ellas. Junto a ellos aparecen corrales anexos construidos en piedra, cuya utilización era para guarda de ganado.

Por esta tierra de caminos y cielos interminables vamos con rumbo hacia La Roda y pasamos por pueblos como Sisante donde Cervantes, en su trasegar, se pararía para recoger los impuestos sobre el trigo que los lugareños recogían una vez al año. Pasamos por Pozoamargo, antiguo nudo romano de comunicaciones y que tiene una impresionante iglesia dedicada a la Santísima Trinidad y algunas casas señoriales.

El Palacio del Marqués de Valdeguerreros.,Vara del Rey. Se trata de un conjunto de edificios del siglo XVI, con capilla cuyo interior es de estilo gótico, también posee almacenes y patio. La fachada y el patio son de una extraordinaria belleza.

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Iglesia de San Salvador, La Roda. Iniciada entre los años 1510-1515. Se encuentra situada en lo que se conoce popularmente como "Loma del Castillejo" por encontrarse allí el antiguo castillo de Robda (destruido por orden de Isabel la Católica entre los años 1476 y 1478). La diseñó e inició el arquitecto vasco Pedro de Alviz ayudado por su hermano Juan de Alviz. Su estructura comprende tres estilos arquitectónicos: Gótico, Barroco y Renacentista, predominando éste último.

La Roda, inmersa dentro del Camino Real de Granada a Cuenca, nos puede sorprender con algunas aventuras quijotescas. La torre de su iglesia se la conoce como “el faro de La Mancha”. En plena llanura manchega, nos encontramos con esta localidad, patria del fonetista Tomás Navarro Tomás, autor del libro de fonética castellana más importante que lleva por título: “Manuel de pronunciación española”. La localidad conserva en su parte antigua, dentro de un marco ambiental de calles y plazas de acusado tipismo y casas blasonadas, una destacada riqueza histórica y artística. El personaje cervantino “Maese Pedro” seguramente tuvo que estar por estos lugares. .Esta ruta cervantinoquijotesca, la dejamos parada aquí en espera del siguiente tramo.

Esquina de Alcañabate. Obra calificada como una extraña pieza renacentista por la disposición de su fachada en forma de esquina, la fecha de su ejecución, 1627.

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Palacio del Dr. La Encina. Este edificio fue construido bajo las órdenes de D. Fernando de la Encina (1650-1740), la vivienda se constituye en torno a un magnífico patio porticado con columnas toscanas que sostienen techumbre de madera.

Posada del Sol (Teatrealizada). Entre estas edificaciones encontramos la Posada del Sol, antiguo parador que perteneció en su día a la Condesa de Villaleal quien lo recibió por herencia de su padre. Algunos autores lo relacionan con el capítulo de “El retablo de Maese Pedro” de “Don Quijote de la Mancha”. Está considerada como la más bella y evocadora posada de toda La Mancha..

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Una vez me dijo Don Quijote que no me fiara del diablo pero que por si acaso tampoco me fiara de dios. Me dijo que buscara una Dulcinea y un Rocinante y un escudero sabio y simplón para que recogiera mis trozos baldeados después de cada pelea. Que en esta vida tan esperpéntica donde la razón es irrazonable me hiciera el loco. Me contó

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que él, bien sabía que los molinos no eran monstruos. Que él mismo se agarró a las aspas porque le apetecía estar un rato dando giro tras giro. Que estaba harto de los brujos traicioneros pero que eso de hacerse pastor no era trabajo para un caballero. Díjome que no existían los sabios ni los nobles nobles siquiera lo eran los catedráticos ni los obispos. Que solo se vovió loco de verdad cuando por su bien le quemaron los libros. Eran mas sagrados en su corazón que las biblias repetidas y los sermones ridículos en misa,los domingos

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Miguel Romero Saiz

"Solo entendemos la vida y el Universo cuando aprendemos a amar" y tal vez sea este aforismo de mi buen amigo Paulo Coelho el que me va a servir para iniciar un sentimiento, creo que muy comĂşn en todos los presentes, que hace de la obra cervantina el ideal de vida y de concepto social para entender los valores eternos de una sociedad en la que nos ha tocado vivir.

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Está claro que un hombre que no sabe oír, no puede escuchar los consejos que la vida le da en cada instante; por eso, sólo quien escucha el ruido del presente podrá tomar la decisión correcta. No hay duda que nuestro buen amigo Sancho escuchó sin rechistar alegatos como éste y que, el propio escudero supo reaccionar -tal cual debería hacer un político de ahora- en el sentido del buen deber, ese mismo deber que honradamente Alonso Quijano procuraba demostrar en sus "cabalísticas conclusiones". Decía Aristóteles que en su Estética como ideal de trabajo, la "Admiratio" era la clave para entender la maravilla como excelencia si en su conceptualidad hablamos de verdad o verosimilitud. Y es que esa verdad -criterio riguroso al que deberemos darle el contenido que merece y sólo ese- sea la que posiblemente llevase a Miguel de Cervantes a escribir su Persiles como ese resorte novelesco que bien aplica el universal escritor, es decir, como asunto clave en la construcción del argumento narrativo de la obra. Y es así, amigos cervantinos, es así. Sólo el amor nos hace escapar porque sólo el amor a lo que hacemos transforma la esclavitud en libertad, esa misma que Miguel de Cervantes traslada a cada texto de sus obras, de sus enrimadas andanzas, esas que tanto definen a los apóstoles de un pórtico gótico y que él, como buen albacea de la historia hace y deshace en cada trabajo, en cada escena, tanto de su Viaje al Parnaso como en los Trabajos de Persiles y Segismunda, tal cual hicieran en las "Etiópicas" de Heliodoro, con el que se atreve a competir el mismo Persiles.

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Un profeta es alguien que continúa escuchando las mismas voces que oía en la infancia, porque cree en ellas, lo mismo que Miguel de Cervantes hace en el Persiles. Ahí están sus paisajes cervantinos aludidos en esta obra póstuma y que ya se encuentran en el prólogo de sus Novelas Ejemplares, en la dedicatoria de Ocho Comedias y Ocho Entremeses, en la dedicatoria al conde de Lemos en su Segunda parte del Quijote y el prólogo al lector del mismo libro. Este Libro de Entretenimiento, como algunos lo llaman, es un libro moral de constante didáctica; en el Persiles es habitual la referencia a la verdad de la narración que describe, por muy increíble que pueda parecer, traduciendo una concepción de la ficción como simulacro convincente de historia verdadera. Es increíble cómo consigue mezclar lo verdadero y lo mentiroso que constituye la ficción pero que en su idea pretende hacer predominar la apariencia de la verdad, sin la cual no puede darse un hermoso concierto o armonía.

Cervantes cerca de sus últimos días. Oleo de Victor Manzano

Cervantes tiene una estética y una poética, sin duda. Para él, es un placer la letra misma que utiliza porque es la que cree ver. Por eso hay ilusión y desengaño a esa salida del mundo que él encuentra. Yo, modestamente, tildaría el Persiles como un romance -al uso de lo que hacen los anglosajones- como esa ficción que nos presenta un mundo mucho más agradable que ese mundo real que viven. Porque es así, al revés de lo que sucede en El Quijote donde la intriga principal, ese relato-marco tiene el sabor realista de la novela como tal y, en cambio, las historias intercaladas o episódicas son casi todas de tipo "romance". Y

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es que El Persiles es, a la vez, novela y romance, y eso le da ese plus. Existe un puente hacia lo invisible al alcance de las manos, por el cual se puede transitar sin miedo, basta tener Fe; esa misma que tiene Miguel de Cervantes en cada paso narrativo de sus obras. Cervantes modera el recurso a lo sobrenatural, elimina los portentos, milagros, monstruos y prodigios, los "bullentes lagos" y aguas encantadas que multiplican ad libitum los libros de caballerías que dieron vida a su Quijote, y deja también de lado las entidades puramente alegóricas. Pero tampoco renuncia a lo mágico, a lo portentoso porque le resultan recursos cómodos para entender lo sobrenatural, manipulando con cautela esas maravillas sospechosas de inverosimilitud (hechizos, adivinación, profecía, etc.) Hay una verdad poética en El Persiles que deberá buscarse en las propiedades artificiosas de su escritura mediante la cual se logra una presencia convincente del mundo imaginario y eso es lo que le da la esencia como obra escrita. Maravillosa, tal cual diría, el crítico del tiempo; espectacular en su exorcismo estructural; cómica y serena entre sus entretelas; mordaz, irónica y lúdica a la vez -en compendiado equilibrio-; hiperbólica y emocional, peyorativa, subliminal, transcendente en moralidad y mensaje: "los muchos cuerpos que en la mazmorra estaban sepultados, bullendo y palpitando" o esa doncella de "rara y extremadamente hermosura". Esta obra que, por si misma, tiene ese valor y grandeza de ánimo de que está bien dotada, nos ha traído aquí y con ella, nos ha vuelto a reunir hacia esa persecución de nuestros sueños, a un nuevo encuentro planeado más por el alma que por el cuerpo, y que tiene en el mundo cervantino, en la esencia de cada pala-

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bra del más universal de los escritores, la verdad de la amistad. "Los hombres y mujeres somos maestros de nuestro propio destino" porque bien han dicho los ideadores del fonambulismo que la palabra es el pensamiento transformado en vibración y que esa palabra, dicha, oída o escrita, tiene un poder mucho mayor que esos rituales del mundo distante, más distante que la propia luna, ahí donde la música es capaz de penetrar y hacer milagros, casi tantos como la misma palabra. Y como acabar un Pregón sin hablar del Quijote y cómo hacerlo sin hablar de ese mítico "Lugar de la Mancha" que inicia contenido y expresión... "En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme..." nos abre, en su lectura obligada, el caminar de las aventuras interminables de ese Alonso Quijano, caballero Don Quijote, el mismo inventado por Miguel de Cervantes o tal vez, ¿fue Quijano quien inventase a Cervantes?. De una u otra manera, el gran escritor cervantino, dejó sin nombre el lugar de origen para mantener el misterio tan preciso de dejar en la oscura sintonía esa duda en la que todos, unos y otros, hemos querido caer para mantener las cábalas de descifrar lo indescifrable y hacer valer la grandeza de la misma obra. Ese "lugar de la Mancha", tal vez, comarca, población o aldea, que unos y otros, escritores, literatos, filólogos, cronistas o convertidos, han querido definir en lo indefinible de la metáfora, de la controvertida matemática o del refrán molinero que, allí, al lado, bien quiso situar el

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cervantino autor para dar creencia al soliloquio de las brujas indefensas. Esquivias para Francisco Rodríguez Marín, Luis Astrana Marín y Gregorio B. Palacín; Santa María del Campo Rus, para Ramón Serrano Vicens; Alcázar de San Juan, para Ángel Ligero Móstoles; Argamasilla de Alba, para Diego Clemencín, Mota del Cuervo para González Mujeriego; luego las propuestas de José de Hermosilla, Fermín Caballero, Giménez Serrano, Azorín, Ramón de Antequera, Rupert Croft-Cooke, Rafael López de haro y muchos otros cervantinos má. Y ahí nos queda la incertidumbre porque ahí quiso dejarla así Miguel de Cervantes. Y lo dijo como sentía en su porvenir pensamiento cuando al final de su obra comenta: "...cuyo nombre no quiso poner o dejar dicho Cide Hamete puntualmente, por dejar que todas las villas y lugares de La Mancha entendiesen entre sí por ahijársele y tenérsele por suyo, como entendieron las siete ciudades de Grecia por Homero." Tal vez, entre todas la posibilidades sea Argamasilla de Alba la que más "novios" acarrea y lo sea, por esa privilegiada situación en el mapa que permite hacer verosímil la ruta, enclavada entre el Campo de Calatrava y el Campo de Montiel. Y si, además, llegamos a esa intrahistoria de esta villa manchega, nos acercaríamos más a las elucubraciones, pues no en vano, allí vivía un tal Rodrigo Pacheco y Avilés de Sotomayor, al que alguien quiso identificar como ese Alonso Quijano por formar parte del cuadro al óleo pintando en la capilla de la iglesia parroquial de San Juan Bautista.

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Y no quisiera que en mi devenir, alartodos estos elementos elaboró páginas indeando de conquensísmo, por eso de que mortales pobladas de pastoras enamoradas en todas las hipótesis realizadas sobre el y de doncellas dolientes. En su novela, posible "lugar de la Mancha", hay escritohay rumores de agua y umbrías frescas, res conquenses por medio: Luis Astrana fiestas bucólicas, encantamientos favoreMarín para Esquivias; Argamasilla de Alcidos por la bondad del ambiente. Tamba para Fermín Caballero y Mota del bién, claro está, los ecos del abrasador y Cuervo, para González Mujeriego; afino de sus consecuencias: en el Quijote apeen mi comentario que algo habrá de nas llueve. "orgullo natal" Cervantes debió y algo habrá de estar escride buenas rabiendo dos zones. Bien obras a la vez, o conscientes casi a la vez; somos de que porque en el Don Miguel 1605 se publica de Cervantes, la primera parte sobre la base de El Ingenioso de un país que Hidalgo don conocía muy Quijote de la bien, inventó Mancha, y en el una geografía, 1615, la segunen parte real y da parte. Un en parte imaaño después de ginada. El esla muerte de pacio geográCervantes aconfico, nos dice tecida en 1616, Madariaga, es se publicaría deliberadaLos Trabajos de mente imprePersiles y Seciso ya que el Los Trabajos de Persiles y Segismunda, ilustración de Christian Frie- gismunda. En autor alcalaíno- drich Tieck ambas novelas alcazareño en como bien nos duda contorvertida-, no pretendió hacer un dice Guerrero- repetirá el autor aquello de libro realista en el sentido de atenerse a la que "no quiere acordarse" de un lugar de verosimilitud geográfica, cronológica, ni La Mancha que está tan próximo a El Tosiquiera de incidentes, añade el catedrátiboso y a Quintanar de la Orden. co y académico Francisco Rico. Lo cierto Está claro que la obra cervantina está es que el autor del Quijote vio en La Manactualmente viva y lo estará eternamente. cha una tierra plena de prados, de floresSu concepción de los valores universales tas, de alamedas y de sotos, de fuentes, de y el tratamiento de los mismos nos permiruiseñores, de cascadas y de lagos. Con te definir a esta novela como moderna,

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aplicando sus enseñanzas morales y su estructura novelística a los conceptos actuales sin que con ello se pueda perder un ápice de estudio morfo-sintáctico-social del tiempo en el que fuese escrita. Pero no hay duda, también, que en la obra global de Cervantes, la presencia erasmista está presente y ello nos ha permitido poder interpretar a los personajes desde las ópticas más filosóficas en función de ese caballero cristiano cuyo manual define el Enquiridión erasmista y el manual del caballero andante del Quijote cervantino. Está claro que en el pensamiento de Miguel de Cervantes influyó y mucho, las circunstancias políticas, sociales y religiosos del momento vivido, tales como la actuación del cardenal Cisneros y la Inquisición, así como la Contrarreforma provocada por el Concilio de Trento y el propio Renacimiento con todo el cambio cultural y artístico que arrastraría. Algunos autores como Marcel Bataillon, Menéndez Pelayo e incluso, Américo Castro, nos hablan del erasmismo cervantino desde diferentes apreciaciones. Sin duda, Erasmo fue el hombre más influyente en Europa durante este periodo y ello generó que su influencia fuera decisiva a la hora del tratamiento de cada texto. En algún caso, hasta sus postulados pudieron ser más radicales como ideas de renovación y cambio que las propias de Lutero en su Reforma.

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¿Cómo influye en Cervantes? Está claro que las ideas erasmistas condenarías repetidas veces la literatura caballeresca como el mismo autor cervantino, entendiendo que eran de poco provecha para el espíritu y de ninguna orientación para su conducta. En España Luis Vives y los hermanos Valdés, se encargaron también de criticar esta literatura. Como sabemos, el Quijote es una parodia de los libros de caballerías, pero al mismo tiempo, es el mejor de ellos. La influencia de Erasmo no se limitará solamente a la intención de Miguel de Cervantes, sino que en muchos capítulos se detecta al tratar el tema de la filosofía, sin que el autor fuera filósofo ni el libro tampoco así se considere, pero sí que la obra se articula alrededor de dos ejes fundamentales, uno el del Quijote y su idealismo y otro, el de Sancho y su realismo. Esto es un neoplatonismo que se manifiesta entre apariencia y realidad y sobre todo, por la representación del mito de la caverna platónica en el descenso que realiza el héroe a la cueva de Montesinos. El problema de la realidad aparece muy a menudo en Cervantes a lo largo de su obra en esa variada percepción de las cosas dependiendo de la actitud que adopte el sujeto. Así se había tratado en el Elogio de la locura, obra de Erasmo, y así aparece repetidamente en la obra cervantina. La cueva de Montesinos lleva al propio Quijote a su propio conocimiento. A partir de ese momento comienza en el interior del hidalgo, la duda sobre sí mismo y su ideal. Se inventa a la Dulcinea encantada y le permite llega a profundizar en su propio interior, en ese idealismo que inicia esa perdida y el sentido del desengaño de de allí en adelante va a agobiar al héroe por verse incapaz de conservar su ideal. Lo mismo le va a pasar con su concepto de la naturaleza, siguiendo así esos ideales renacentistas, haciendo ver que la locura es incluso un regalo de la mis-

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ma naturaleza, incluso cuando Sancho piensa en ella como en un mismo Dios. Sancho insiste en la obra que, cada cual aspire a vivir de acuerdo con su condición natural, esa misma en la que ha nacido, porque don Quijote aparece como ese caballero que "de tanto leer y tanto dormir, se le secó el cerebro, de manera que vino a perder el juicio." Por eso imagina que todo cuanto ha leído en los libros de caballerías es verdad, llegando a esa unión entre cordura y locura, porque su locura consiste en entender que "la verdad es simple coincidencia con su pensamiento o su imaginación". Este concepto de la locura está imitando el de Erasmo en su Elogio de la locura porque toda la historia que se lee en el Quijote está basada en la ilusión, la misma que le lleva a dejar su vida rutinaria o a inventar a la bella Dulcinea, porque de su locura emanarán todos sus bienes, siendo incluso la fuente de la felicidad. Muchos de sus episodios así se basan, incluso ese pasaje de la Cueva de Montesinos citado, porque es el mejor ejemplo para ilustrar esa estrecha relación entre Cervantes y Erasmo en base a la experiencia místico-religiosa o místico-simbólica que allí sufre el hidalgo manchego, diciendo que lo que allí ha visto no sabe si es un sueño o imaginación o realidad. Por último, al analizar ese constante dualismo del Quijote en cuanto que opone la materia al espíritu, el cuerpo al alma, el vicio a la virtud, lo exterior a lo interior, son claras evocaciones erasmistas, que bien tratadas en el Enquiridión fueron luego puesta en la práctica de la sociedad del momento. Claro estaría en esa parte del Quijote cuando el hidalgo le dice a Sancho que es la hermosura: "Sancho, ha dos muestras de hermosura: una del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y en la buena crianza y todas estas partes pueden estar en un hombre feo; y cuando se pone la mira en esta hermosura y no en la del cuerpo. Yo Sancho, bien veo que no soy hermoso; pero también conozco que no

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soy deforme y bástale a un hombre de bien no ser monstruo para ser bien querido, como que tenga los dotes del alma que te he dicho." Y como acabar sin hablar de El Toboso. Esta Villa bien nombrada por Alonso Cárdenas, este lugar, frívolo en esencia cervantina, culto en intimidades y locuaz en sus mecanismos culturales que le hacen más grande entre su monumentalidad cincelada. Tal vez nuestra Señora de las Angustias, advocación de su parroquial que el santiaguismo iniciase le haya infundio ese halo que bien recrean ahora sus ediles - con Doña Pilar Arinero a la cabeza-, o ese mismo credo que hacen gentes audaces -como Isabel en su Casa de la Torre- infundiendo el respeto del mundo cervantino para crecer en progreso de tiempo vivido.

Las Clarisas, los Agustinos y los Trinitarios dieron la solvencia de reencuentros espirituales, pero será Don Miguel de Cervantes el que, adornando a su Dulcinea crease el sentimiento de un bien universal cuyo amor sintetizaba el soliloquio de sus encantos. Cuando la Virgen de los Remedios voltea cada corazón de un toboseño, hace crecer el pálpito de aquellos colegiales de las Misioneras, o sin duda, provocan cada sensación estremecedora de sus mujeres, altivas, soñadoras, ejemplares y bellas. Dulcinea en sus paseos por la Huerta de los Frailes, alentó su corazón en esa búsqueda constante de un Amor engrandecido a fuerza de ilusión, o tal vez fuese su alma enclaustrada en esa Ana Martínez Zarco de Morales, la que bien dejase dicho que en los "bailes" de San Blas siempre me verás.

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No hay brocal de buen pozo -de esos tantos que aquí hay- que no haya vivido soneto cervantino o frase frívola para entender los amores donde la ilusión define el sentimiento: El pozo del Calvario, el de la Gascona, el de la Puerta, el de la Hilandera, de la Cadena, de los Mozos, de los Machos, el de la Virgen, el Dulce por eso de buen querer o el de las Nieves... Sea pues para ellos, toboseños y toboseñas, estas humildes rimas de trovador sin mandora o cítara: Tal vez, casarse con una dulce voz o vivir en mil y unas noches, no llega a transfigurar en el sonido que escuches,

la voz del Persiles enamorado cuando la Isla Nevada le abruma; ni siquiera la demencia del Amor surge en el verdadero dolor, el mismo que Segismunda clama sin que Rutilio lo aviste; tal vez, lo que Cervantes tuviera fueran madrugadas ciegas, porque ¿quién puede vivir sin palabras? sin ellas, quedaríamos colgados en la zona estrecha, esa, que angosta la razón sin pretenderlo tal cual hiciera Sinforosa y ahora, nosotros.

Veamos, tal cual, un paso en dos líneas, ¿qué hacer?, si matar a yerro como el bárbaro o escribir palabra en papel prestado de Isabel, a filo de un Toboso engrandecido. Tal vez, no haya duda, yo no la tengo.

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Ana Palacios Alberti

El fruto de la pasión de A. M. Huntington La Hispanic Society of America Museum and Library fue inaugurada en 1904, y abierta al público en 1908, y es el fruto de la pasión de un americano, Archer Milton Huntington, su sueño, un museo de arte español. A principios del siglo XX algunos multimillonarios americanos se dedicaban a coleccionar y atesorar objetos artísticos procedentes de España, pero él se distinguía por ese deseo de crear una colección sistemática que sirviera de referente de lo hispano en Estados Unidos. Huntington no es comparable a J.P.Morgan, o Hearst, Frick, o Altman.

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En apenas cuarenta años Huntington consiguió que la Hispanic Society of America albergara el mayor y más valioso fondo de cultura española fuera de nuestras fronteras. Y nunca quiso comprar piezas artísticas en España, siempre las consiguió fuera de nuestro país, a marchantes extranjeros, ingleses, franceses, alemanes o americanos. No quería de este modo, colaborar al expolio del patrimonio español, tan frecuente entre otras cosas, por la desidia de las autoridades españolas. El interés de Huntington comenzó por crear una biblioteca de literatura española, y ya desde joven engrosará su colección con libros raros, documentos históricos e incunables. A continuación, y gracias a su holgada posición económica, creará una magnífica colección que incluye todas las bellas artes y todas las épocas del arte hispano. Y todo esto lo hizo desde una posición bastante anónima ya que Huntington siempre fue un hombre muy celoso de su intimidad, y apenas figuraba como protagonista de noticias o de eventos. Ni siquiera dio su nombre a la fundación, Hispanic Society of America, como lo hicieron otros coleccionistas del momento (Frick Collection).

Archer Milton Huntington (Nueva York, 1870- Conneticutt, 1955) arqueólogo, bibliófilo, poeta y filántropo, entre 1890 y 1920 se dedicó al coleccionismo de arte español, no como pasatiempo, sino como ocupación, aunque en palabras del mismo Huntington, “muchos se reían de esta nueva manía de un rico”.

J.M.López Mezquita Archer Milton Huntington 1926

Huntington era hijo de una de las mayores fortunas norteamericanas, Collis

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Explanada de la Hispanic Society con la estatua del Cid, de Anna Hyatt, segunda mujer de Huntington.

P. Huntington, un acaudalado constructor de ferrocarriles y astilleros. La figura de su madre, Arabella, será fundamental para la vocación de su hijo, pues ella misma colecciona pintura y le apoya de manera incondicional. La continua correspondencia entre madre e hijo nos aporta muchos datos sobre el recorrido de Huntington. Era un hombre de talla descomunal tanto física (a los 16 años, mide 1.93 y pesa más de 120 kilos) como intelectual y humana. De porte elegante, con una mirada de ojos azules muy especial, Huntington, fue a

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Huntington viaja por España

los mejores colegios privados de Nueva York, viaja a Londres y Paris, ya con solo 12 años, donde se despierta su amor por los museos, al visitar el British Museum, y el Louvre. Como apunta Mitchell Codding, actual director de la Hispanic Society y gran estudioso del tema, ya comienza a hacer sus propio museo con recortes de papel en una caja. Sus primeros contactos con lo hispano debieron ser en un temprano viaje a México, y tras leer un libro comprado en Londres sobre los gitanos, de manera que a los catorce años comienza a aprender el español. Es en 1889, en uno de estos viajes a México, cuando comunica a su padre el interés por hacer un museo de arte hispánico y no dedicarse a los multimillonarios negocios de la familia.

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Por aquel entonces ya llevaba tiempo creando una gran biblioteca de títulos españoles y elaborando la primera versión inglesa en tres tomos del Cantar de Mío Cid. En 1890 ya poseía una biblioteca en español de 2.000 volúmenes. En paralelo comenzó una importante labor editorial para poner al alcance de los hispanistas libros raros y manuscritos en ediciones facsímiles (poseía copias únicas y primeras ediciones de obras tan significativas como Tirant lo Blanc, La Celestina, El Quijote y casi toda la obra de Sor Juana Inés de la Cruz, además de 250 incunables). Y comenzó a preparar meticulosamente el que sería su primer viaje a España en 1892, aprendiendo la lengua árabe (para acudir a las fuentes de la cultura española), y todo tipo de conocimientos prácticos para el que consideraba un viaje peligroso. Asimismo viaja antes a Cuba, todavía colonia española.

El Duque de Alba por Antonio Moro. Hispanic Society of América

Todas sus impresiones de este viaje llenan la correspondencia con su madre, que luego, resumida, se recoge en Notebook in Nothern Spain, como su descubrimiento a los 22 años del Museo del Prado. Repetirá sus viajes a España, reforzando la idea de crear un museo de arte español. No será un coleccionista al uso, más bien un filántropo. Investigaba sobre todos los fondos que compraba, y su colección no era tanto en cantidad como en calidad. Los continuos viajes le hacen descubrir en sus gentes rurales donde Huntington veía el alma auténtica de España, y conocer a intelectuales españoles como M.B. Cossío, G. Azcárate, Sorolla, Raimundo de Madrazo que admiraban su labor. La Duquesa de Alba de negro por Goya.. Hispanic Society of América

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Su interés por la historia de España le llevó a colaborar en excavaciones arqueológicas, como la de Itálica. Siempre completó sus estudios con fotografías, de las que la Hispanic Society posee una ingente colección, fotografías en blanco y negro que encargaba a sus fotógrafas, siempre mujeres, como Ruth Anderson. De este modo puso esta nueva tecnología al servicio del arte, lo que era en sí toda una novedad.

En 1897, como regalo de la boda con su prima, Helen Gates, su padre le regala el primer cuadro de su colección pictórica, Retrato de Fernando Álvarez de Toledo, Tercer Duque de Alba, de Antonio Moro (1549). Será a partir de 1900, que muere su padre y hereda millonarios recursos, cuando se dedique de lleno a la creación de su museo

Pedro Mocate por Goya. Hispanic Society of América

Por otro lado, España acaba de perder una guerra con Estados Unidos, que había resultado devastadora para el país, lo que creó un sentimiento general en EEUU de antipatía hacia España, por lo que Huntington fue muy criticado Se mantuvo, como siempre, en un discreto silencio sobre sus opiniones personales y sobre los acontecimientos políticos. Incluso viajó a España en ese fatídico año de 1898, sin hacer mención del conflicto, y en sus diarios se limita a anotar que salió de España el día anterior a la declaración de guerra con EEUU. Huntington continúa con su colección, y adquiere en España, como excepción, la biblioteca del Marqués de Jerez de los Caballeros, de gran interés por sus títulos de literatura antigua española. Este hecho levanta ciertos recelos en la esfera cultural española, le hace prometer el propio Alfonso XIII que no colaborará al expolio de arte español.

El Conde Duque de Olivares por Velázquez

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La

Retrato de niña por Velázquez

Hispanic Society nace en 1904, y se abre al público en 1908, en Audubon Terrace, alto Manhattan, Broadway, entre las calles 155 y 156, en un edificio de estilo modernista (más tarde se completará con la escultura del Cid de Anna Hyatt, su segunda mujer). La biblioteca estaba muy nutrida ya, y el museo, solo tenía 23 pinturas en esta fecha de 1904. Cuando abre las puertas al público, Huntington ya ha duplicado el número de pinturas, aunque algunas de las que adquiere son de atribución falsa. El mercado del arte es en este momento muy activo, pero también es poco fiable en ocasiones. La disciplina de Historia del Arte apenas está desarrollada y hay muchas compras de atribuciones falsas Su interés por los grandes maestros de la pintura española, Velázquez, Goya, y más adelante, El Greco, le llevan a seguir adquiriendo obras. De entre las primeras que adquiera cabe destacar los tres cuadros de Velázquez (hay que recordar que ni el Louvre tiene tres Velázquez): el Cardena Pamphili, el personalísimo Retrato de una niña, y el retrato de Gaspar de

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Sorolla. Hispanic Society of América


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Guzmán, el Conde Duque de Olivares (Arabella, su madre, lo dona en memoria de su padre, en 1910, a la Hispanic Society).

También en sus inicios, en 1906, adquirió en París, el famoso cuadro de Goya, la Duquesa de Alba, y para completar su colección de la escuela española compró desde fecha temprana cuadros de El Greco. Le unía una estrecha amistad a Cossío, gran especialista en este pintor y adquiere joyas como una Piedad de su etapa romana, un San Jerónimo de madurez. Su mayor legado le dice a su madre, es “preparar el camino para otros”, gracias a las posibilidades de su museo y su biblioteca que continúa creciendo. Seguirá adquiriendo pinturas de la escuela española, de Zurbarán, Murillo, Valdés Leal, Luis de Morales, Carreño de Miranda. Quería un resumen exhaustivo de la pintura española del Siglo de Oro.

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Mapa-mundi de Juan Vespucci (1526). Hispanic Society of América

Amigo de Raimundo Madrazo, que vivía en París, este pintor le sirvió de intermediario para adquirir otro retrato de Goya, Pedro Mocarte, uno de los favoritos de Archer M. Huntington, así como piezas de artes decorativas medievales españolas, piezas cristianas e hispanomusulmanas, tejidos de seda nazaríes, piezas de marfil, brocados, cerámica de Manises, metalistería, vidriería…

ya que reflejan en sus pinturas la España que ha conocido en sus viajes, y les organiza en 1909 una exposición en la Hispanic Society. Primero fue la de Sorolla, de éxito arrollador, con su visión optimista y tradicional de lo español. Y luego la de Zuloaga, que da una visión más negra y pesimista de España, y que tuvo menos éxito. Sorolla será el que reciba el encargo más importante para decorar la Hispanic Society: “Visiones de España” una serie de lienzos inmensos (una superficie de más de tres metros de alto, por sesenta metros de ancho) para decorarla con motivos tradicionales españoles. Es en el mundo rural donde Huntington, que lo ha recorrido hasta en burro, ve lo auténtico de España.

Comenzó a adquirir para su museo bocetos y pinturas del propio Raimundo de Madrazo y de su padre, Federico y su abuelo José, así como de Fortuny, con lo que comenzó también una magnífica colección de pintura del siglo XIX, comprando lo mejor del mercado de arte. Para Huntington será de especial importancia conocer a pintores como Sorolla y Zuloaga. Se entusiasma con estos dos últimos,

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Sorolla en su paso por Hispanic Society of América

El otro encargo que Joaquín Sorolla recibe de Huntington es una serie de retratos de intelectuales españoles contemporáneos: Benito Pérez Galdós, Emilia Pardo Bazán, Antonio Machado, Leonardo Torres Quevedo, Marcelino Menéndez Pelayo, José Echegaray, Vicente Blasco Ibáñez y Juan Ramón Jiménez y tantos otros. Zuloaga también colaboró a la colección del museo con retratos, como el de Miguel de Unamuno y otras pinturas que mostraban una España más dramática (y quizás, más real) que la de Sorolla (Los flagelantes, La familia del torero gitano….) por lo que completaba Huntington su visión de España. A estas pinturas se añaden otras de los pintores modernistas catalanes, con los que también tuvo contacto a través de Sorolla: Ramón Casas, Santiago Rusiñol, H. Anglada Camarasa, Isidre Nonell…

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Fotografía dedicada de Sorolla a Archer Milton Huntington


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Hispanic Society of America en NY

Siguió viajando a España con asiduidad, estuvo en la Exposición Universal de 1929, y al final de su vida ya no realizó muchas adquisiciones de peso, se dedica más bien a hacer regalos y donaciones. Se fue desvinculando hasta su muerte, a los 85 años, y en su testamento legó dinero y una caja de dibujos, manuscritos y libros que guardaba (donó su caja de recortes, los orígenes reales de su museo) a la Hispanic Society of America, el fruto de su pasión. Había conseguido “escribir un poema con un museo”, según M. Codding.

Madrid), miembro de Reales Academias, de patronatos de museos, y por lo tanto como un gran difusor de la cultura española de todos los tiempos más allá de nuestras fronteras. En la actualidad la Hispanic Society of America Museum and Library está cerrada por obras, no abrirá sus puertas hasta 2019 (aunque sí estará abierta la biblioteca, de gran importancia para los hispanistas), con una apuesta seria por ganar visitantes, proyectarlo en la ciudad de Nueva York, ya que queda fuera de los circuitos culturales. La línea actual de la Hispanic Society se dirige hacia la compra de arte de Sudamérica, para así completar la visión de lo hispano.

Hay que recordar a Huntington como un gran filántropo, reconocido en varias universidades americanas y españolas con el título de Honoris Causa (Yale, Harvard, 42


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La financiación de la Hispanic Society es un problema, no procede de las visitas, por deseo de su fundador el acceso es gratuito y así se mantendrá, según su actual director, Mitchell Codding. Lo que sí se ha hecho es modificar sus estatutos para ampliar el número de patronos (desde los cinco hasta los veinticinco como máximo), con el fin de recaudar más fondos. La gala anual del museo es una importante fuente de financiación NOTA FINAL: El Museo del Pr ado, en Madr id, ha or ganizado una exposición llamada Tesor os de la Hispanic Society of America, del 4 de abril al 10 de septiembre de 2017, comisariada por M. Codding.

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Aguilar de Campoo-Palencia

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El norte de la provincia de Palencia es sinónimo de románico y naturaleza. En sus tierras podemos encontrar desde grandes monasterios hasta pequeños eremitarios, siempre emplazados en parajes de singular belleza. Un auténtico museo natural que destaca por sus incomparables paisajes físicos y culturales, situados aquí y allá, prestando un sinfín de testimonios sobre el pasado medieval de estas tierras. Sin duda estamos haciendo alusión a uno de los conjuntos románicos más amplios e interesantes de la Península Ibérica que nos permite disfrutar, , en silencio y soledad, de una espiritualidad que sólo el románico nos puede transmitir. El entorno monumental y natural de Aguilar de Campoo es la zona con mayor concentración de iglesias románicas de Europa: 250 iglesias en un perímetro de 50 Kms. Recordemos que la fortaleza y el templo son los iconos más importantes de la comunidad románica pero de ambos es la iglesia el edificio más emblemático, tanto por su proximidad a todos los estamentos sociales, como por ser el símbolo de la divinidad. El comienzo del segundo milenio coincide con una relativa calma que propicia cierta estabilidad social y un crecimiento demográfico y económico que no se conocía desde el esplendor del Imperio Romano. Esta situación favoreció el desarrollo de muchos monasterios, abadías y nuevas parroquias. Esta sociedad se ve a sí misma bajo el amparo de Dios y va perfilando poco a poco el orden feudal. Se trata de una organización muy piramidal donde el débil rinde vasallaje al más fuerte y donde las relaciones de dependencia alcanzan a todos. En la Península Ibérica se van configurando diversos reinos cristianos que mantienen rivalidades permanentes aunque el enemigo común son los musulmanes. Es ahora cuando se erigen los templos románicos que conocemos y diversos rasgos culturales que siguen la estela de la gran ruta espiritual del momento: el Camino de Santiago.

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Para que surja una iglesia o un monasterio es fundamental la existencia de reliquias. La propia comunidad parroquial o monástica asumirá los costes de la obra buscando además el apoyo de la nobleza o de ricos burgueses, del obispado e incluso de la realeza. Podemos señalar que la época románica coincidió con una fiebre constructiva. La religión ordena la vida terrenal. La iglesia no es sólo el lugar de oración, la Casa de Dios, sino que es también parroquia, el órgano administrativo de la comunidad, en torno a la cual se organizan las aldeas o los barrios de las ciudades. Allí se reúne el concejo, se cobran los impuestos, se reciben las noticias, se dispone el mercado y se sitúan los cementerios, etc. Sus campanas marcan las horas y con sus distintos sones se informa de las noticias alegres o tristes, siendo asimismo el lugar de reunión por excelencia. Para el hombre románico la escritura es el símbolo de la sabiduría, y hasta tal punto es así que el Pantocrátor sostiene siempre en

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su mano izquierda el Libro. En un mundo donde el acceso a la lectura es un privilegio, se deja todo por escrito: fueros, privilegios, acontecimientos importantes, compras, ventas o donaciones y también recordatorios del tránsito a la otra vida. Cada monasterio importante tenía un scriptorium, donde trabajaban afanosamente los clérigos calígrafos, copiando los libros o los miniaturistas dibujando viñetas de diversos colores. La piedra es el otro soporte que utilizó el hombre románico para transmitir sus mensajes a la posteridad. En los muros de las iglesias es frecuente encontrar inscripciones que cuentan cuando se construyó el edificio o cuando se consagró, quien era el abad bajo el que se construyó y ocasionalmente quien fue el maestro de obras. En días pasados tuve la oportunidad que me ofreció la Fundación Santa María de dar fe a estas reflexiones, visitando el monasterio de Santa María la Real y alrededores, en la localidad de Aguilar de Campoo que se ubica en la margen izquierda del río Pisuerga y entre éste y Peña Longa , en la zona nororiental de la provincia palentina. Es el centro neurálgico del Románico Norte en esta provincia. La Fundación Santa María la Real tiene en esta zona su centro neurálgico así como el Centro de Estudios del Románico. Labor encomiable la que desde 1978 llevan a cabo bajo la dirección de José María Pérez González ("Peridis").

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Este monasterio es una antigua abadía de la orden Premonstratense construida entre los siglos XII y XIII en un estilo de transición del románico al gótico con elementos del arte cisterciense. En la actualidad acoge un Instituto de Educación Secundaria, la Escuela de Idiomas, la UNED, así como las sedes de la Fundación Santa María la Real, el Centro de Estudios del Románico y del Museo ROM: Románico y Territorio. Es Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento Histórico-Artístico Nacional. El risco y ,el agua que corre a sus pies, son la clave de su existencia. “Según el relato legendario, carente de cualquier base histórica, esta casa cenobítica fue fundada por Opila, abad del Monasterio de San Miguel de Tablada en las orillas del Ebro, en algún momento de principios del siglo IX. Un hermano de Opila llamado Alpidio, encontrándose de caza por las riberas del Pisuerga, descubrió escondidas en el bosque dos pequeñas ermitas visigóticas dedicadas a Santa Ma-

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ría y a los apóstoles San Pedro y San Pablo. En ellas estaban depositadas ciertas reliquias de los titulares y un arcón con una cruz de gruesos maderos encima. Los hermanos abrieron el arcón y en su interior hallaron una imagen del Santo Cristo (hoy venerada en la Colegiata de San Miguel de Aguilar de Campoo) que les impresionó por la nobleza de sus rasgos y por la fragancia que despedía la llaga de su costado. Ante tal prodigio, comenzaron a construir una casa religiosa en el mismo lugar del hallazgo”. El monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo es uno de los edificios emblemáticos del románico en Castilla. Fue fundado por el abad Opila en el año 882; a mediados del siglo XII- como ya hemos señalado- es ya un boyante monasterio, siendo entregado en el año 1169 por el rey Alfonso VIII a los premostratenses, pasando a ser fundación real. El nuevo edificio es una magnífica muestras del estilo románico de transición. En su exterior destaca la portada abocinada, con tres arquivoltas sustentadas por columnas acodadas, coronándose el conjunto con una espectacular espadaña. Por esta puerta entrarían los fieles al templo. Los monjes accedían a la iglesia a través del claustro, otra de las joyas arquitectónicas del cenobio. Fue levantado en el siglo XIII y consta de dos plantas, la parte baja está formada por arcos de medio punto que descansan sobre columnas con capiteles y cimacios. El monasterio se organiza al modo cisterciense entorno a su claustro. La iglesia, de planta basilical, se acabó de edificar en 1213. Situada al lado norte del claustro, se orienta canónicamente y consta de tres naves de cuatro tramos cada una

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más el transepto. La central rematada en ábside de siete lados, cuatro de los cuales lucen hoy alargados ventanales dobles ya en clave de transición hacia el gótico. Recios pilares cruciformes con semicolumnas adosadas segmentan el espacio interior y reciben los empujes de las bóvedas a través de arcos fajones y formeros apuntados, así como de las nervaduras de las crucerías. Un bello espacio recuperado, en cuyas naves laterales podemos contemplar reproducciones de buen número de templos románicos del entorno. Las tres naves de la iglesia están separadas por seis contundentes pilares compuestos, con pares de medias columnas adosadas, que soportan bóvedas de crucería, salvo los brazos del crucero, que tiene bóvedas de cañón apuntado como un ábside, precisamente las partes más antiguas del templo, de la segunda mitad del siglo XII. El resto es de comienzos del siglo XIII. El presbiterio es de planta heptagonal con gruesos contrafuertes radiales al exterior. Dos puertas comunican con el claustro y con el exterior, esta a los pies y bajo la espadaña. En el costado norte se abre la capilla del Cristo, clasicista (1650). En el lado opuesto la sacristía, cuadrada y obra del siglo XV. Exteriormente es muy destacable la citada gran espadaña, símbolo de Aguilar, indicando dónde se halla el hastial de poniente del templo, y también la portada de tres arquivoltas abocinadas sobre parejas de columnas acodilladas.

Elaborados sepulcros de estilo gótico encontrados en las obras de restauración del monasterio, pertenecientes a los almirantes de Castilla, Pedro y Nuño DÍaz de Castañeda

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El claustro data del siglo XIII, disponiendo de arquerías de medio punto que descansan sobre columnas decoradas con capiteles y cimacios que culminan y adornan la planta baja. Se dispone en el lado sur; el claustro bajo es del siglo XIII, con arquerías apuntadas de vanos triples sobre capiteles pareados y bóvedas de crucería peraltada. El alto es del siglo XVII. En su costado este la sala capitular (1209) con seis tramos cuadrados sobre dos columnas. En el lado opuesto la cilla, con restos del siglo XI. La nueva fachada y las dos alas que salen de ella se construyeron en el siglo XVIII, con celdas individuales en la planta alta. Los capiteles que aún quedan en Santa María la Real presentan leones atrapados en entrelazo, grifos o decoración vegetal de elegante hechura. La Desamortización de Mendizabal supuso la ruina del monasterio, iniciándose ya durante la Segunda República una primera campaña de restauración. La definitiva tuvo lugar entre los años 1978 y 1987, un magnífico trabajo realizado por la Asociación de Amigos del Monasterio de Aguilar que le valió la Medalla de Plata concedida por Europa Nostra -grupo de asociaciones dedicadas a la protección y promoción del patrimonio europeo.

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Manuel López Espino

Del latín “pensare” El término es comúnmente utilizado como forma genérica que define todos los productos que la mente puede generar incluyendo las actividades racionales del intelecto o las abstracciones de la imaginación. Según la definición teórica, el pensamiento es aquello que se trae a la realidad por medio de la actividad intelectual. Por eso, puede decirse que los pensamientos son productos elaborados por la mente. El pensamiento tiene capacidad de generar nuestra realidad, de ahí esa frase: “ten cuidado lo que deseas, que se puede hacer realidad”, o tan solo,

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Andrea pensando. Óleo de Pardo Orlando

es que ¿el pensamiento nos mueve para hacer cosas que son las que nos llevan a esa realidad? Contando con todo aquello que hacemos inconsciente, todo eso está directamente influenciado por el pensamiento y junto con lo consciente, al final somos nosotros los que conseguimos nuestro sueño gracias a lo que pensamos y hacemos. Eso me dice la razón, pero mi parte irracional me dice que también influimos en la realidad fuera de nosotros cuando deseamos algo con mucha fuerza. Somos parte del todo que nos rodea y estamos hechos de lo mismo que hay a nuestro alrededor, por lo que si puede haber algún tipo de comunicación entre el todo de fuera y mi pensamiento será una energía

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que nace en la psique y se lanza al mundo donde influye de alguna forma aún no cuantificable. ¿Alguna vez has estado pensando mucho en esa persona y de pronto te llamó o te la encontraste? podemos creer en la casualidad o pensar hay algo más. Está científicamente comprobado que el mundo no es realmente como se ve, a donde mires puedes ver árboles, edificios, personas, coches o animales, pero si miras con un microscopio verás que todos los objetos y seres están compuestos por partículas subatómicas y cuando seguimos reduciendo la materia podemos darnos cuenta de que en realidad un átomo se compone por pequeños paquetes de energía vibrando a diferentes velocidades, nada es sólido, todo está compuesto de energía, y es la velocidad a la que vibra la energía lo que determina si es una roca o si es agua, por tanto, esa energía se comunica para formar la realidad, y eso tiene que tener un lenguaje que puede ser el mismo que produce nuestro pensamiento. Como muy bien dijo Marco Aurelio: “La vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella.” Podemos creer en los signos del zodiaco con su influencia en nuestra vida, por la hora y día de nacimiento, creer en la capacidad de algunas personas en adivinar el futuro, creer en dioses desde que el hombre es homo sapiens, y ¿por qué no creer en el efecto del pensamiento aunque aún la ciencia no conozca ese lenguaje?. Parece que si hay influencias ajenas a lo racional, que ha movido al hombre en su evolución.

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Durante la guerra fría tanto EEUU como la Unión Soviética gastaron millones en estudiar las capacidades psíquicas de algunas personas, donde se vio que si pueden mover objetos, adivinar pensamientos e influir en otras personas a través de su psique. Capacidades que llevamos décadas sin desarrollar ni fomentar por el raciocinio. Recordemos cómo se construyeron ermitas en lugares donde hoy en día se sabe hay energías diferentes a las de su entorno, donde se ha comprobado que los lobos no cazan en esa zona, el ejemplo más claro es el Monasterio de El Escorial, situado justo sobre dos fallas tectónicas, donde se abre la tierra al fuego del centro de la tierra. A parte de hacerse en conmemoración de la Batalla de san Quintín, (1557) o en honor del emperador Carlos I, hay una tercera versión que dice que Felipe II lo hizo ahí para tapar las puertas del infierno, recordemos que en esas épocas no había forma de medir ni de saber eso, tan solo era capacidad de percepción de algunos humanos. A mí me convencen todos estos datos como para sí creer que tenemos capacidades que pueden influir en lo que nos pasa independientemente de lo que hacemos, tan solo por lo que pensamos. Lo bueno es saber

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Violeta pensando. Óleo de Pardo Orlando.

que nuestro pensamiento nos lleva a conseguir objetivos, y lo malo es que la influencia de determinadas personas nos hacen pensar en ideas que no son nuestras y al final nos movemos por el pensamiento de otros sin darnos cuenta, renunciamos a nuestros sueños porque el otro no quiere los consigamos y al final pensamos en lo que el otro o los otros quieren para nosotros. Dejamos de ser dueños de nuestros pensamientos y nuestras vidas las dirigimos hacia dónde quieren los demás. Dejamos de vivir nuestra vida para vivir la que nuestro entorno nos dice que debemos vivir, sin darnos cuenta de cómo se produce este proceso. Es la nueva esclavitud que se vive en esta sociedad, defendiendo ideas

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y actos de otros y creyendo son nuestros; no hace falta decir que esto pasa a pequeña escala entre nuestro grupo, o a gran escala con las ideas políticas, o las marcas que usamos o donde vivimos o donde vamos.

lucha interna, tanto psicológicas como físicas, todo por no saber afrontarlo y resolverlo. Nuestro cuerpo que es muy sabio, usa esas dolencias como válvula de escape a esa presión que nos ocasiona, cegándonos y dejando de ver la realidad, nos hace fríos y distantes por la pérdida de sensibilidad al tener nuestros sentidos enfocados solo en terminar con esa tensión de la forma más rápida o fácil independientemente sea la mejor opción o no. Incluso falseando la realidad y sin ver lo bueno o lo malo de cada parte, nuestro consciente tan solo quiere pintarse una realidad que le valga para mantener una actitud que creemos

En ocasiones entramos en contradicciones entre nuestro propio pensamiento y el de las influencias externas y solemos somatizarlo, bien en dolores, o en una conducta más agresiva al tener una lucha real en nuestro interior, todo por querer contentar a los de fuera más que seguir nuestro propio instinto. Cuantas enfermedades están producidas por esa

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Pensamiento. Óleo de Jean-Despujols. Museosy-pinturas Juan-CarlosBoveri

nos sacará de ese mal estar. El ejemplo más claro es en el amor, una emoción tan frágil y tan manipulable cuando nos hace sufrir, donde el mal estar nos hace escuchar consejos ajenos a la relación y por tanto a la realidad, pero que consideramos más importantes que lo que nosotros pensamos ya que lo nuestro nos hace sufrir y tan solo queremos acabar con ese sufrir,

sin importar que la salida sea la mejor. Recuerda que nuestros sentimientos distorsionan el pensamiento independientemente de la realidad, por lo que procura controlarlos o puedes llegar a hacerte daño al poner tu pensamiento contra ti. Los sentimientos negativos como la ira, la rabia y el odio te llevarán a pensamientos negativos no solo hacia el otro, todo lo

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Pensamiento. Código y rima. Hilario Bravo

que piensas te afecta a ti. Cuando algo te desagrada, piensa que eres tú quien ha creado toda esa negatividad hacia ello y por tanto te produce esa sensación, tan solo mira la parte positiva de eso y veras como tú percepción cambia, pudiendo llegar a convertirse hasta en algo positivo. Cuantas veces nos hemos puesto malos (descomposición, dolor de cabeza, de estomago, un catarro) ante una situación que pensamos es difícil y cuantas veces nos hemos recuperado ante una situación que creemos nos va a hacer sentir bien ( una fiesta, una cita con la persona deseada o un trabajo que deseamos conseguir), o tan solo pensar que esa comida me va a sentar bien o mal y se cumple; está claro que nuestro pensamiento influye en nuestro cuerpo, al igual que en nuestro estado de ánimo en cuanto pensamos ahí me voy a aburrir o me lo voy a pasar bien sin ver aún la realidad de lo que me voy a encontrar. ¿Quien no ha deseado mucho que ocurra algo para intentar llegar a lo que desea, que al final ha ocurrido. Como desear que me toque un bin-

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go para estar más tiempo con mi amor, o que esté un sitio abierto para no irte aún a casa, o que vendan una casa en el bloque donde quiero vivir?. Si alguien a sonreído es porque lo ha vivido y me alegro haber creado un pensamiento agradable en algún lector. Si preguntara: ¿De qué depende tu vida, tu éxito o tu fracaso? Mucha gente hablaría acerca de la suerte, la buena fortuna, la casualidad etc. Es impresionante que la gente crea que absolutamente todo en el universo es gobernado por leyes y principios, excepto sus propias vidas, piensa en esto: El universo es gobernado por leyes y tú eres parte del universo de manera que tu vida no es obra de la casualidad si no de principios y leyes que se han puesto en funcionamiento y tu pensamiento es parte de ese proceso. Está claro que el pensamiento mueve nuestra vida y es responsable de cómo vivimos y de lo que hacemos, pero tengamos cuidado con las nuevas tendencias del pensamiento positivo, nuestro pensamiento debe ver toda la realidad, y así poder hacer una elección más acertada. Aceptemos que el sufrimiento es parte de la realidad y que en ocasiones es el único camino para conseguir nuestro bienestar. Tan solo ten cuidado con los falsos pensamientos, porque se vuelven hacia nosotros y según la ley de causa y efecto, llamada

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"karma". Quien no quiere escuchar debe oír. Cuando desees algo no renuncies a ello por muy difícil que parezca ni por muy imposible que todo el mundo te diga que es, lucha por ello, sin perjudicar a nadie y haciendo las cosas bien, el mundo se pondrá de tu lado para que lo consigas. Ya lo dijo Jesus en Mateo 17:20

“… porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible”.

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Washington Daniel Gorosito Pérez

“La civilización de un pueblo adquiere su carácter, no de las manifestaciones de su prosperidad o de

su grandeza material, sino de las superiores maneras de pensar y de sentir que dentro de ella son posibles”. José Enrique Rodó Montevideo-Uruguay-1871- Palermo-Italia- 1917

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José Enrique Rodó fue autodidacta por excelencia, su madurez intelectual es casi simultánea con su aparición en el mundo de las letras. Crítico por 1894, es también poeta accidental y periodista, para lograr la cúspide como ensayista con “Ariel” en el 1900. Rodó vivió su doble calidad de pensador y hombre. Su obra no es una trama ficticia, sino la verdad de Rodó frente a la vida, frente a la razón de la existencia humana, cuyo sentido trata de desentrañar, indicando, por fin, a través de Ariel un sendero a seguir, por el cual fue el primero en transitar predicando con su ejemplo. En la producción literaria de Rodó podemos destacar varios aspectos. Fundamental su concepción vital, su concepción de existencia. La obtiene oponiendo el idealismo al utilitarismo. Rodó siempre estuvo alienado en el idealismo, de allí hizo un firme llamado al mantenimiento de la integridad del ser humano. Lucha por el triunfo del espíritu, de la razón, del sentimiento de lo estético, lo bello, del equilibrio sobre el instinto, la materia, el sensualismo y la torpeza. Enfrenta sí, a dos imágenes personificadas en Ariel, a quien invoca como su númen y Calibán, a quien representa el objeto de sus más severas críticas. Los caminos dibujados por Rodó son imborrables, pues, tienen su base en lo más profundo de nuestro yo. Para el escritor uruguayo, el ideal de moralidad humana resultaría de la conjugación de los principios de la caridad cristiana dentro de los moldes de la cultura griega de la cual se declaraba un gran admirador. En su opinión el Cristianismo es

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un cuadro de juventud del alma, de gracia y de candor y Grecia es la encumbrada realizadora porque tuvo la juventud, la alegría y el entusiasmo. Y de esa manera surgió el arte, la investigación, la filosofía, la conciencia de la dignidad humana. Lo imperecedero de Atenas es que fundó, según Rodó, su concepción de la vida en el concierto de todas las facultades humanas. Es que el escritor aspiraba a que los individuos desarrollaran la totalidad de su ser y no un solo aspecto del mismo. Cada uno debe ser un ejemplar no mutilado de la humanidad en el que ninguna noble facultad del espíritu quede descartada. Al hacer una evaluación de todos lo elementos superiores de la existencia racional considera el sentimiento de lo bello, la visión clara de la hermosura de las cosas, el que más fácilmente marchita la aridez de la vida. La criatura humana será plenamente buena cuando sepa al manifestar su virtud respetar el sentimiento de lo hermoso, aliado del sentido común y del moral, así como de la dignidad de las costumbres. Otro elemento clave en su obra es la concepción de Democracia, la cual admite como un hecho ineludible, soporte junto a la ciencia de la civilización, esta se basará en dos principios: igualdad, en cuanto a que todos tengan las mismas posibilidades para alcanzar similares metas y selección en cuanto a que dicha igualdad no vaya en perjuicio de la distinción que merecen aquellos que, por sus talentos y virtudes, sus relevantes condiciones morales e intelectuales deben ocupar un lugar preponderante dentro del ámbito social. La democracia tendría que consagrar la jerarquía emanando de la libertad. Su valor dependerá de las superiores maneras de pensar y de sentir que dentro de ella son posibles y no de su exclusiva prosperidad o grandeza material.

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Por otro lado Rodó es un escritor que se define, es decir no adopta posiciones intermedias. Entre el idealismo y el utilitarismo se vuelca abiertamente por el primero, sin buscar un compendio de cualidades eventualmente positivas de ambas concepciones vitales. No reconoce la más mínima consideración al materialismo, luchando sólo por la conducta desinteresada, la espiritualidad de la civilización y la convocatoria a una existencia superior.

va acción, por sus méritos, el reconocimiento general, el distingo personal. Pero Rodó, cree decíamos, pero cree en la juventud de nuestra América. Emite su pensamiento esencial a través de un mensaje a esa juventud, porque la misma es el terreno fértil, donde la palabra noble y el consejo generoso, pueden rendir frutos maravillosos. Y como confía en América, sueña con una América hospitalaria, pensadora, sin menoscabo de su actitud para la acción por lo tanto a su juventud invoca.

También es destacable en el escritor su profunda fe, su constante conjugación del verbo “creer”. Sí, por sobre todas las cosas José Enrique Rodó, cree, y cree en el hombre, en la civilización, en la humanidad, en el esfuerzo propio para alcanzar las más nobles posiciones. Según él, debe premiarse a los que logren por su exclusi-

Y hablar a la juventud para Rodó, no es más que una metáfora para hablar a la humanidad toda, pues ésta no es más que el producto de la renovación de sus propias

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juventudes, las que deben ser conscientes de la fuerza bendita de la cual son portadoras. Para Rodó el honor de cada generación debe lograrse en la conquista por su exclusiva acción, de aquellos ideales y fines vitales que, previamente, la misma se haya fijado, desarrollando la plenitud de la condición humana. Pero sin lugar a dudas, lo más destacable es su americanismo que lo mantiene siempre vigente. Rodó sueña y cree en una América joven, entusiasta y activa. Indudablemente su inspiración en parte ha sido el pensamiento de otro gran americanista oriental, me refiero a José Gervasio Artigas. Pocos como él poseyeron el instinto depositado en América cuando esta era más mito que verdad, más hipótesis que realidad; fue un gestor de América, de aquella que con la fuerza de su juventud constituyó la renovación de la civilización en muchos ideales y aspiraciones.

Fue Artigas portador de cooperación, unión, fraternidad, solidaridad, hermandad y como se diría en el lenguaje de la época: los más caros anhelos, tratando de materializar el ansia general de emancipación preexistente en América, con lirismo de poeta y premonición de profeta. En Ariel, José Enrique Rodó expone lo que para nuestra América significa la derrota española en la guerra relámpago con Estados Unidos en 1898. Rodó habla de la “nordomanía” como el inútil afán por hacer de nuestra América otro Estados Unidos, porque tratando de serlo no acepta la superioridad del coloso y, con ello, el nuevo coloniaje. El Ariel de Rodó será el gran llamado de alerta ante el gran equívoco; un llamado a la realidad al que medio siglo antes había apuntado Juan Bautista Alberdi. Ser hombre no es ser yanqui, francés o inglés.

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Ser hombre es ser, simplemente, lo que se es, latinoamericano, como el yanqui es yanqui, el francés, francés y el inglés, inglés. De ahí que los filósofos latinoamericanos como lo señalaba Rodó, posteriormente se lanzarán a la búsqueda de lo propio, lo original de los pueblos latinoamericanos. El escritor y filólogo Pedro Henríquez Ureña en una conferencia que impartiera en el Ateneo de la Juventud de México titulada la obra de José Enrique Rodó y publicada en el volumen Conferencias, México 1910 no vaciló en calificar a Rodó como “el primero, quizá que entre nosotros influye con solo la palabra escrita”. La vigencia de Rodó para América es impresionante, en él encuentran un beneplácito a su conducta no sólo las personas, los entes individuales, sino también las naciones, los núcleos colectivos que buscan el desarrollo o la recuperación por rumbos correctos. Solo la acción inspirada en edificantes objetivos, de las generaciones actuales y de las venideras, podrá reportar beneficios para las comunidades que la integran. El principio que aureola la obra de José Enrique Rodó de que a cada persona, a cada generación, a cada colectividad, corresponde otorgarles la recompensa que por su estímulo sean acreedores, lo hace resalta más que nada como un verdadero paladín de la justicia. Para él sólo serán objeto de distinción los que a través de senderos rectos y limpios alcancen metas similares. Son normas axiomáticas, muchas veces repetidas, hoy a veces “ninguneadas” o descartadas. Rodó impide su olvido. Su pensamiento increíblemente precoz tiene permanente vigencia, diría: perenne actualidad, con su mensaje el escritor uruguayo se constituyó en una de las glorias máximas del pensamiento americano.

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Enrique Gracia Trinidad

Esto de la Feria del Libro está muy bien. Sin duda está muy bien. Pero dejadme que despotrique un poco, que hoy me he levantado, como dirían los hermanos Álvarez Quintero, con "ganas de reñir". Vale que la llamen feria del libro, porque llamarla feria de los tenderos de libros estaría mal visto, pero eso es realmente lo que es: una feria de comerciantes en la que en vez de vender ganado, artesanía o comestibles se venden libros. Dirán los editores y distribuidores que no son tenderos, pero en la feria ponen también su caseta, y una caseta no es más que una tienda ¿o es que los regalan?

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Los autores firmando en las casetas hacemos bonito, no cabe duda, solo que casi todos somos prescindibles. La gran mayoría pasamos por la feria vendiendo una docena de ejemplares a amigos y conocidos, amén de algún aficionado que también caiga. Es repugnante ver extraordinarios y desconocidos novelistas, ensayistas, poetas, dramaturgos, cuentistas, ilustradores, viendo circular a las multitudes que buscan con fruición al famoso televisivo de turno que ha escrito la última gilipollez de moda (o le ha encargado a un "negro" que se la escriba). He visto colas inmensas, para conseguir el libro y la firma de un chef famoso, de algunos mozos de esos que hacen el imbécil en los programas de vísceras (perdón, del corazón), o al periodista, político o tertuliano televisivo, sean ellos o ellas, que tanto da. Todos lo hemos visto en la Feria, y todos sabemos, o deberíamos saber, que eso

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no es literatura, no es comunicación escrita, es negocio, mercadería, dinero que se mueve. Que sí, que es necesario que se mueva el dinero, que todo el mundo tiene derecho a escribir (aunque no sepa) y cualquiera a escoger la lectura que le dé la gana (aunque en el fondo no lea), claro que sí, pero eso que llamamos el libro y la lectura es otra cosa. Admiro a todos aquellos que marchan por la feria buscando libros interesantes, acostumbrando a sus hijos a ver los libros, buscando ahorrarse un poco con los descuentos, visitando amigos por las casetas y tomándose luego un refresco. Igual que detesto a los que no pisan una librería en su vida y va a la feria a ver qué famosillo se encuentran para que les firme unas páginas que casi con seguridad no leerán en la vida.

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En el fondo, hasta me detesto a mí mismo porque también este año me toca estar firmando un par de horas. ¡Cómo se lo voy a negar a los buenos amigos con los que me encontraré allí un rato! ¡Cómo le voy a negar a mi editora ese apoyo de difusión de un libro que ha tenido la gentileza de editarme! Bastante tiene la pobre con echarle el valor de publicar poesía... Ya sabéis, ese género que cuando lo ven algunos de los paseantes feriales, salen corriendo como si la poesía mordiese. ¡Y muerde, que conste! ¡Hacen bien en correr!

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José Manuel Mójica Legarre

Simplemente Perro NOTA: Con este relato se inicia una sección en LA ALCAZABA donde se irán intercalando este tipo de relatos con otros de gastronomía, todos ellos del mismo autor José Manuel Mójica. La dirección espera que sea de su agrado.

La población fronteriza comenzaba, apenas entre dos luces, la dura tarea de desperezarse con esa mezcla de ajetreo y languidez, casi sensual, que tienen los amaneceres en las zonas de clima húmedo y caluroso. El implacable sol empezaba la tarea diaria de achicharrar Maicao asomando, engañosamente tibio, agradable, por un horizonte rosado que no anunciaba el asfixiante bochorno de las dos de la tarde. La anárquica ciudad situada en la península de la Guajira, un violento canto épico de tierra reseca y apariencia salvaje-

mente agresiva, comenzaba a definir sus arbitrarios contornos, mil veces calcinados sin piedad por el sol colombiano, revelando las interminables calles, algunas con montones de arena acumulada al pie de las casas, basuras por las esquinas, al tiempo que despertaba a una población dispuesta a recibir el nuevo día, entre el sonido de aparatos de radio y olor a café de puchero. Los chivos, en la parte indígena de la población, balaban inquietos oyendo intranquilos las protestas de sus congéneres que, a esas horas tempra-

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Calles de Maicao

nas, estaban siendo degollados para después ser vendidos en el mercado. A espaldas de aquellas escenas cotidianas había quedado la noche, alcahueta corrupta, cómplice de negocios clandestinos, plagada de trazados ilícitos, andarina de caminos verdes hilvanados al amor de la picaresca para evitar a las autoridades venezolanas; pero también llena de música vallenata parida por aguardentosas acordeones abotonadas inspirada por torrentes de bebidas espirituosas, con el seco contrapunto de algunos disparos, que evidenciaban la dureza de la vida en aquellas tierras. Ajeno a todas esas consideraciones, el perro se desperezó estirando sus patas, con un bostezo largo que mostró una lengua enorme, amenazada por la sierra irregular de dientes desgastados que circundaba el interior de su boca como una muralla a medio derruir y, tras unas enérgicas sacudidas que corrieron como oleadas por su hirsuto pellejo desde cola la a la cabeza, se puso en marcha con el trotecito cansino de la costumbre. El todavía tibio ambiente de la mañana, aún por estrenar, parecía revitalizar los cansados huesos del animal, mientras se dirigía con un portantillo alegre hacia la plaza, respirando con fruición aquella placentera sensación de libertad; su cuello orgulloso había permanecido libre de collar desde el día de su nacimiento, nunca tuvo dueño y el único nombre por el que se había oído llamar era Perro. Simplemente, Perro. Se acostó indolente cerca de un parterre reseco, cercado con ladrillos, en plena

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plaza Bolívar, como hacía todas las mañanas a esa hora, de cara al naciente sol, cerrando bien los ojos para disfrutar mejor de aquel momento, el más grato del día, en el que el calor acariciaba su piel con mano suave en lugar de abrasarla despiadadamente, como solía suceder en el caluroso mediodía tropical.

turales, tratando de agotar su mercancía antes de que el calor se hiciese insoportable. A Perro, desde cachorro, le había divertido escuchar los ininteligibles y estridentes gruñidos de aquellos raros animales que caminaban en inusitado equilibrio sobre sus patas traseras; siempre le habían fascinado aquellas pezuñas tan extrañas, de plantas completamente planas, de muchos colores y formas, sin dedos ni uñas, difícilmente compatibles con sus patas delanteras, llenas de dedos, que agitaban con alarde de aspavientos para acompañar sus ladridos; por un instante se preguntó cómo esos animales, tan débiles que debían cubrir su piel desprovista de pelo y sus cabezas peludas, con extraños trapos, para soportar el calor, eran capaces de conseguir algo de alimento que les permitiese seguir con vida tanto tiempo.

Observó cómo, en la plaza presidida por una estatua de Simón Bolívar, libertador de aquellas tierras, se afanaban todos aquellos atrabiliarios machos humanos, ladrando de manera extraña con mil sonidos diferentes, distribuidos en corrillos aparentemente formados al azar, aunque repetidos todas las mañanas, ante la mirada perezosa de los policías que ocupaban el cubículo del Comando de Acción Inmediata. Por entre los grupos, se desplazaban con vociferante agilidad vendedores de café, de arepas y de jugos na-

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Todo en aquellos animales, tan anormales a los ojos de Perro, era extraño; incluso cuando tenían cachorros debían llevarlos a cuestas mucho tiempo porque no eran capaces de valerse por sí mismos.

pendieran sus gruñidos creando un silencio sólo roto por el fragor del combate para, acto seguido, ponerse a rugir de manera discordante alentando a uno u otro combatiente. Perro, sin moverse, observó con ojo experto la pelea apostando en su fuero interno por el de pelo negro; la mirada violenta, la decisión y la furia de las dentelladas de aquel animal, decían alto y claro que estaba dispuesto a engendrar, a ganarse la inmortalidad por medio sus genes.

De repente, desde una esquina de la plaza, a Perro le llegó un aroma excitante que trajo a su memoria recuerdos de su ya lejana juventud; al volver la vista para ventear mejor, distinguió con sus ojos cansados a una hermosa perrita, sin duda fuente de los prometedores efluvios que había percibido, seguida por un reducido pero abigarrado cortejo de jóvenes perros sobreexcitados.

Perro sabía mucho de las peleas por conseguir los favores de una hembra dispuesta. Las cicatrices que lucía con orgullo en su embrollado pellejo, como medallas militares ganadas en batallas siempre heroicas, relataban por sí mismas, de manera muda, enfrentamientos perdidos y ganados, días de dolor, de soledad humillante, de amargos lametones en las heri-

La actitud amenazadora de dos de ellos presagiaba un enfrentamiento que no tardó en producirse; un torbellino de polvo lleno de espinazos retorcidos, dientes, babas y gruñidos alterados, tuvieron la virtud de conseguir que los hombres sus-

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das; pero también eran huellas de días llenos de orgullo triunfante, de dulces montas a perritas increíblemente bellas y de la tranquilidad que deja el deber cumplido. Sin embargo, había pasado mucho tiempo desde que dejaron de preocuparle aquellas tareas; la edad, la experiencia y sobre todo, el convencimiento de que nada podía ya contra los ejemplares más jóvenes y llenos de fuerza, le habían persuadido de que no merecía la pena dejar más descendencia en un mundo que, a los cachorros, sólo les traería dolor y hambre.

Al ver que el can de pelaje negro sometía a su contendiente, dejándolo con las patas mirando al cielo, solicitando clemencia como él había previsto antes de empezar la fiera pelea, Perro se levantó, se estiró al tiempo que bostezaba y sus patas pusieron rumbo al mercado Guajiro; siempre cabía la posibilidad de que, como había sucedido en algunas ocasiones, le echaran desairadamente algunos huesos, o bien que algún pellejo de chivo, todavía tibio, terminara en su estómago. Las inacabables calles de Maicao se asfixiaban a sí mismas en un ambiente denso, polvoriento, iniciando la andadura hacia otro día de calor sofocante. Perro conocía de memoria, por repetirlo a diario desde hacía algunos años, el camino al mercado. Sabía con exactitud en qué lugares podría encontrar pequeños charcos de agua aparentemente limpia, aunque con un extraño sabor a suciedad que le dejaba en el paladar un regusto metálico, y dónde se hallaban las zonas más umbrías para eludir el acoso de un sol que, a esas horas, ya comenzaba a desplegar su potencia. Con ese trote ladeado, típico de los perros callejeros que, por amarga experiencia, nunca descuidan la zaga, cruzó un par de calles dejando atrás la plaza. Al dar la vuelta a una esquina pudo ver sobre un montón de basura multicolor, rodeado de moscas zumbadoras, el cadáver hinchado de un congénere al que había conocido con vida. Perro sabía que la muerte, el abotargamiento y el hedor formaban parte de la ley natural; pero no pudo dejar de sorprenderse ante la perfecta blancura que exhibían los dientes del despojo. De reojo pudo ver que los gallinazos, muy por encima de su cabeza, empezaban a formar el corro para iniciar el maldito baile circular que precedía a los fes-

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tines de aquellos carroñeros desagradables, que a pesar de su mala fama y peor aspecto, al menos cumplían la misión de mantener las calles limpias de carne putrefacta. Cuando en su camino localizó la sombra fresca de la iglesia, se acostó sacando la lengua para refrescarse. Por la puerta entreabierta, al final de la sombría nave, pudo divisar al macho humano, casi desnudo, siempre inmóvil; Perro no sabía qué malas cosas había hecho para que lo tuvieran colgado de un madero en forma de cruz, con el pellejo sangrante, a la vista de todos pero, según el castigo que le estaban aplicando, debía haber hecho algo horrible porque, de otro modo, se hubieran conformado con tirarle unas piedras o mandarle un mal palo como hacían con él cuando cometía un error o se descuidaba. Perro podía disfrutar casi todos los días de aquella sombra reparadora aunque, en algunas ocasiones, en días señalados, aquella estancia presidida por el hombre torturado se llenaba de luces, de humos aromáticos, velas encendidas y de olor a seres humanos recién bañados. Entonces, en esas fechas, un hombre cubierto hasta las pezuñas con trapos coloridos, se ponía detrás de la mesa que había en el fondo de la estancia y ladraba en susurros para que los presentes respondieran a coro con latidos similares. Aquellos días especiales, Perro había aprendido a evitar aquella sombra protectora; unos humanos lesionados, a los que les faltaba alguna pata, o que se apoyaban en palos para poder caminar, se reunían en la puerta para que los que salían de las reuniones les pusieran en las manos pequeños discos de metal brillante que, más tarde, le daban a otro humano a cambio de burbujas de cristal que olían fuerte: A menudo, esos humanos que a buen seguro habían sido heridos en alguna pelea brutal por aparearse, utilizaban los palos que les servían de apoyo para ahuyentarlo. El sol estaba alto cuando el animal llegó al mercado Guajiro. Caminó por entre los puestos que vendían trozos de chivo recién sacrificado, moviendo alegremente el rabo y mirando a los humanos queriéndose aparecer simpático a sus ojos. Aquella pose le había dado buenos resultados con anterioridad y no había razón alguna para que no surtiera efecto en ese momento; pero, por alguna razón, los indios que estaban en los puestos aquel día no tenían una expresión alegre en sus hocicos mientras vigilaban los jugosos trozos de carne. En realidad, Perro, nunca había logrado entender cómo

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podían tener aquellos animales tan mal semblante con tanta carne a su disposición. Perro la oyó llegar. La vibración del aire le puso en guardia y, con un violento escorzo de su cuerpo, evitó por muy poco que la piedra se estrellase violentamente contra su costillar. Cuando se rehízo, llegaron a sus oídos las risas de aquellos cachorros de humano que, sin razón alguna, querían hacerle daño; Perro pensó que sólo aquellos animales raros disfrutaban haciendo daño. Desde siempre le había intrigado la maldad intrínseca de aquellas crías que atacaban sin haber sido molestadas; pero, por si se repetía la agresión injustificada, adoptando un ligero trote puso la distancia necesaria para que las piedras no llegaran hasta él y se acostó bajo la exigua sombra de un trupillo, sin perder de vista a los malvados cachorros. Desde el punto en el que se encontraba tendido podía divisar cómodamente la casi totalidad del mercado, mientras trataba de intuir, o de sorprender, un gesto amable en aquellos hombres para acercarse a por un trozo de hueso o un poco de grasa, al tiempo que se mareaba disfrutando el gozo de aquella sinfonía de agradables olores a carne fresca y a médula, que desataron un babeo incontrolado en sus fauces. Perro entrecerró los ojos ligeramente, en un duermevela atento y, cuando los abrió tuvo que mirar dos veces antes de creer lo que estaba viendo; en uno de los puestos, sin un solo ser humano que lo protegiera, se veía abandonada en el mostrador de zinc, al alcance de sus dientes, una enorme pata de chivo de la que colgaban algunos coágulos de sangre. Con los 80


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músculos en dolorosa tensión se incorporó, oteó los alrededores midiendo la distancia que le separaba de los grupos de humanos que ladraban incoherentemente y, con una velocidad increíble para su edad, se acercó al puesto, agarró la pieza de carne con una certera dentellada, tiró de ella, e inició una veloz carrera para alejarse del mercado. Lo primero que le puso en guardia fue el griterío que oyó crecer detrás de él. Miró de reojo hacia su espalda, sin perder velocidad ni soltar la jugosa presa, y vio cómo a uno de los indios guajiros le crecía en la mano aquella especie de prótesis metálica, tristemente negra, que escupía llamaradas y producía truenos. Los pequeños surtidores de polvo que nacían a su alrededor, acompañados de una especie de aullido silbante, le hicieron acelerar la carrera. Perro sabía por experiencia ajena, que aquel conjunto de sonidos e imágenes terminaba mal; en algunas noches, cuando aún tenía edad para vagar por las calles a horas intempestivas, había visto cómo algunos seres humanos sentados alrededor de unas tablas, sacaban aquellas cosas negras, relucientes, y producían truenos que a veces acababan con la vida de algún perro despistado.

Al doblar una esquina, presintió que ya podía aminorar el frenético ritmo de la carrera; pero no quiso fiarse de sus instintos porque en alguna ocasión había pagado muy cara aquella confianza y siguió corriendo. Apurando un poco más el aire de sus pulmones llegó a las últimas casas del pueblo; unos Perro sabía por experiencia ajena, que aquel conjunto de sonidos e

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imágenes terminaba mal; en algunas noches, cuando aún tenía edad para vagar por las calles a horas intempestivas, había visto cómo algunos seres humanos sentados alrededor de unas tablas, sacaban aquellas cosas negras, relucientes, y producían truenos que a veces acababan con la vida de algún perro despistado.

Apurando un poco más el aire de sus pulmones llegó a las últimas casas del pueblo; unos cachorros humanos totalmente desnudos se protegían del implacable solazo mirando curiosos cómo Perro, jadeante, se perdía por la última curva del polvoriento camino con la pata de chivo entre sus fauces babeantes.

Al doblar una esquina, presintió que ya podía aminorar el frenético ritmo de la carrera; pero no quiso fiarse de sus instintos porque en alguna ocasión había pagado muy cara aquella confianza y siguió corriendo.

Bajo la rala sombra de un matorral reseco Perro dio cuenta de su presa, relamiéndose, deleitándose en cada uno de los bocados; no todos los días tenía uno la suerte de disfrutar una comida como aquella que no era en nada comparable a los

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huesos resecos y los pobres pellejos con que debía contentarse casi siempre.

alegre, los ojos siempre atentos y el estómago confortablemente lastrado, buscando algún charco de agua relativamente limpia que pusiera digno final a una desmedida siesta tras una comida gloriosa como hacía años que no disfrutaba.

La abundante comida le produjo un agradable sopor, entrecerró los ojos y poco más tarde dormía acariciado por una brisa que traía lejanos acentos caribes. Cuando despertó sintió una sed sobrenatural. Estiró sus viejos músculos y puso rumbo al pueblo, mientras el sol comenzaba a declinar camino a su muerte diaria envuelto entre rojos, violetas y negros. Maicao se aprestaba a recibir el atardecer con el cansancio de quien, expuesto al sol inclemente, ha logrado subsistir contra todo pronóstico a la calcinación completa. Perro se desplazaba con un trotecillo

Cruzando frente al zaguán de una vivienda, pudo ver de reojo que una ponchera llena de agua’epanela descansaba sobre una silla invitándole a beber el dorado y refrescante jugo de la caña de azúcar. Con mucho sigilo se acercó al provocador recipiente y lamió con fruición el dulce líquido, poniendo sordina a su lengüeteo, hasta que se sintió pletórico, feliz. Cuando ganó la calle de nuevo pensó que había sido el mejor día de su vida; casi nunca se conseguía una suculenta pata de chivo entera, fresca, y menos frecuente aún era po-

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der disfrutar a voluntad, hasta saciarse, de una bebida fresca, dulce, propia de seres humanos. Viendo que el sol estaba a punto de ponerse, el animal se dirigió a las afueras de Maicao. Desde hacía algún tiempo, sin saber por qué razón, Perro se había acostumbrado a salir de la población para contemplar a su gusto las puestas de sol. Sin conocer la causa, se consideraba razonable feliz viendo cómo los colores se empujaban en el cielo, al tiempo que la agradable temperatura, después de un día caluroso, le hacía sentirse en armonía con el universo, plenamente integrado con el paisaje que le rodeaba. Al pasar frente al poblado guajiro, Perro fue recibido por un coro de perros atados que se ocuparon a fondo de escupir al aire vespertino un desagradable coro de agrestes ladridos furiosos, como avisándole de que estaba a punto de internarse en territorio hostil; pero, en lugar de responder a los ladridos, irguió su cabeza con gesto orgulloso y siguió indiferente su camino sin preocuparse por aquellos parias, vergüenza de la raza perruna. En el fondo, Perro, sentía un enorme desprecio por aquellos animales que vendían su libertad a cambio de comida, que cambiaban el extraordinario gozo de vivir sin ataduras por la relativa comodidad, siempre sumisa, humillante y esclava, de no tener

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que buscar alimento. Perro aceleró un poco el paso presintiendo que iba a llegar tarde a su cita diaria con el ocaso. Cuando estaba acercándose al paraje que había elegido desde hacía tiempo para ejercer de invitado al colorido espectáculo, sus viejos ojos se enredaron tontamente en los cambiantes matices del atardecer; las gordas nubes de apariencia mórbida heridas por los últimos rayos solares, presentaban toda la gama de colores desde el púrpura más oscuro hasta el amarillo más cegador, exponiendo en el cielo la paleta de un pintor inspirado y creativo. El animal siguió caminando para acostarse en primera fila, donde las matas no estorbaran la vista del espectáculo. Cegado por la belleza de la hermosísima exhibición que se ofrecía ante sus ojos, no puso atención al lugar donde pisaba. Advirtió un movimiento rapidísimo que le puso en guardia pero era demasiado tarde: sintió en su pata trasera la mordedura de la serpiente venenosa, adivinó que era una mapanare rabo seco, y supo que todo había terminado para él. Aunque deseaba quejarse, hubiera querido aullar, sabía que nada podía aliviarle porque notaba cómo el veneno de la serpiente comenzaba a ganar terreno en sus venas. Cojeando desesperanzadamente, Perro se acercó al lugar en el que tenía por costumbre admirar el ocaso, se acostó suavemente, tratando de acomodar la pata herida para que no le molestara demasiado en aquellos últimos momentos de agonía, y, plácidamente, se dedicó a mirar cómo el sol, convertido en un enorme disco rojizo iba desapareciendo empujado por la noche, ignorando a fuerza de coraje el dolor que le causaba aquel chorro de muerte ardiente que iba subiendo por sus venas. El agonizante animal no recordaba ninguna puesta de sol tan hermosa y estaba seguro de que jamás había contemplado una como la de aquel día. Al moverse un poco tuvo plena consciencia de que el veneno estaba invadiendo su organismo, pero prefirió achacar el violento mareo que sentía a la belleza inconmensurable del atardecer. De alguna manera, pensó Perro, no había llevado tan mala vida como podía esperar un perro sin dueño perdido en un pueblo fronterizo. Había nacido y vivido en plena libertad y, por si aquello fuera poco, en el momento de morir, en los últimos instantes de su existencia, le cabía la enorme fortuna de hacerlo después de una jornada verdaderamente especial, con buena carne y mejor bebida, contemplando además un espectáculo insuperable que llegaba a diario como premio a quienes hubieran sido capaces de alcanzar el final del día sin renunciar a la lucha por la vida. De pronto, ante sus borrosos ojos perrunos, se abrió el cielo en un espacio lejano y, lo que en principio fue un minúsculo punto brillante, se convirtió en un círculo que proyectaba una viva luz sobre su cuerpo emponzoñado. Antes de cerrar sus ojos para siempre, Perro tuvo tiempo de pensar que, a lo mejor, era verdad aquello que contaban los canes más viejos en tiempos de su abuelo, que después de la muerte sí existía un lugar al que iban los perros que habían conservado fieramente su libertad, donde los matorrales producían chuletas, los charcos eran de leche y las perritas estaban perpetuamente en celo.

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Carlos Villarubia quívir de Betis a Triana, la cinta milagrera que aún me habla. Por Córdoba despierto entre flores de un futuro llenito de canciones. Tengo el sol de mi lado y el deseo no se ha fugado. Vive en mi si el Paraná zigzaguea, si se acerca Buenos Aires y aquel tango de Malena. Nuevas danzas apuntan conciertos en Viena y el Danubio de pronto se atreve entre la niebla. Bosque de la memoria que todo lo enlaza. London popTámesis y el sonido acelera. Douro-Duero saudoso y Miño tan mimoso deslizándose entre maizales. Agua, sí somos agua, en corriente de vida, transmitiendo emociones en caminos mojados. Siempre el río nos lleva, siempre baja a la tierra con el don tan divino y un mensaje de estrellas. Sonrío gozoso porque el río me llama, sigo siendo en su curso la pasión creadora; voluntad y firmeza, energía en historia. Sonrío y sigo siendo más río, del Rin al Missisipi, del Pisuerga hasta el Orinoco. Un vals en el Danubio, opereta en Viena, cabaret por el Sena y en Llobregat la vela que suma y suma sueños generando su Universo, el pequeño planeta en la galaxia -espuma que al Mediterráneo se asoma ya sin brumas

Caligrafía del cielo sobre la tierra.Huellas de dedos santos, rumor de estrellas. Viaja por las riberas del infinito mi alma exploradora. Silueteo meandros entre las rocas y dibujo pendientes por si las horas me regalan cariño a manos llenas. Voy cruzando las aguas, de sierra en sierra. Y me busco refugios en oquedades, si se tercian Guadianas bien subterráneos. Fresco zumo de vida por los neveros y amor entre la hierba de primavera. Buscando el litoral me abro en horizontes, sigo siendo río sin perder el norte. Y fluyo bajo los puentes del Sena y soy el lazarillo del Tormes saltarín. Me acuno entre los vinos de Ribeira por cañones del Sil de navegante o por Rimac del puente a la Alameda si Lima por Victoria parrandea en canciones de amor y luna llena. A río de verano, los recuerdos me saben dulces, algodón de azúcar, manzana de feria y caramelo; jamás lograrán enviar mi alegría al desierto.Si bailo una rumbita, Manzanares me deja por Madrid buscar las huellas del tiempo luminoso, magisterio de tantas líneas que habitan mi cuaderno. Acudo a memoria sumergida y el Ebro me saluda en Zaragoza; el cierzo aún presenta credenciales pero enfría calenturas de mis males. Guadal-

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El río Duero por Zamora

El Guadalquivir a su paso por Córdoba

Los cañones del Sil

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No os preocuéis. No voy a tocar el tema de los Refugiados como ya estamos cansados de hacerlo. Solo os voy a comunicar mi experiencia de este pasado año 2016, en que fui PRIVILEGIADA. Como voluntaria del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de S. Fernando de Madrid, se me ofreció la posibilidad de explicar a un grupo de Refugiados. No quería que se me notara, pero el corazón me saltaba en el pecho. Me preparé seriamente, leí, reflexioné, me hice consciente, y….¡¡¡nada!!!. Ah, la noche anterior a la visita, no dormí bien. O no se si más bien, estuve soñando. Por motivos que comprenderéis, no daré datos de los hombres y mujeres, jóvenes, que vinieron al Museo. Solo si os digo, que salí a la puerta a recibirlos, pues quería que fueran los más importantes visitantes de este lugar mágico. Mi Coordinador me había dicho “¿en qué idioma les hablarás?”. No lo sabía al principio, luego tuve una certeza: además de su intérprete, había un lenguaje universal: las palabras del amor.

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Me incliné por pocas obras, y después de pedirles permiso para mostrar Mitología y Cristianismo, sin que hubiera ningún problema, éstas fueron las obras transmitidas: + “Alegoría de la Paz y la Justicia” de Corrado Giaquinto. Los ojos asombrados de chicas y chicos, ENTENDIAN PERFECTAMENTE, que si todos en el mundo nos comportáramos con estas dos bellas actitudes, NADIE TENDRIA QUE HUIR, y todos, como se ve en los dos “putti” de abajo a la derecha del cuadro, que se apoyan en una gavilla y el cuerno de la abundancia, tendríamos el sustento necesario para ser humanos. SONREIAN. Para mi, su primer regalo.

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“Venus, Cupido y Mercurio”, de Louis Michel van Loo. Belleza, color espléndido y sobretodo AMOR. Pedí al intérprete que les dijera si alguna o alguno, quería enviar un mensaje amoroso a quien hubieran dejado lejos en su huída hacia la libertad. Un muchacho, peluquero-barbero en su tierra, dijo que él lo haría. El intérprete, a petición mía, habló en su idioma a su amada. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, y yo veía circular EL AMOR de un país a otro lejano, porque no hay distancia para quienes se aman. Todos aplaudimos, y luego se hizo un silencio comprensivo. Segundo regalo recibido por mi.

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+ “La Dolorosa” de Pedro de Mena. Pedí al intérprete, les dijera que no la vieran como a la Virgen María o a Myriam de Nazaret, sino, como UNA MADRE. Todos hemos tenido un vientre que nos llevó y unos pechos que nos amamantaron. Y que le dijeran a esa MUJER DOLORIDA, que llorara por los refugiados y por quienes los expulsan de su vida humana. En el grupo, había una madre y su hija, jovencita. Se abrazaron. Tercer regalo.

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+ “El ángel caído” de Bellver. Nos cogimos de las manos, y el intérprete les dijo de mi parte que, aunque exista el mal en el mundo y seamos sus víctimas, puede más el perdón, la reconciliación, la lucha sin violencia por salir adelante. Sabiendo lo difícil que es. Pero que, miraran el ala del ángel que se expande vertical hacia el cielo. Que ellos volaran. Que no se dejaran arrastrar por nada ni por nadie. Y que ellos y yo, NUNCA hiciéramos mal a ningún ser humano. Cuarto regalo para mi. ¡¡¡UNA FOTO CONTIGO ISABEL!!!. Creía que no podíamos hacerla por seguridad, pero, se sintieron tan seguros y queridos, que allí estamos todos, JUNTOS, CARIÑOSOS, SEGUROS DE QUE NADA NI NADIE NOS PUEDE QUITAR NUESTRA DIGNIDAD.

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Juan José Moragrega

LLUVIA Lluvia que cae sobre mi pecho ardiente, calmando el dolor, limpiando mi duda. Fluyen pensamientos como el agua en el río, atraviesan mi alma, dan luz a mi mente. Cuando la lluvia cae sobre un banco del parque en soledad, los ruiseñores se esconden y yo salgo. Escucho el agua caer sobre el asfalto cruel, acariciando las hojas del alcornoque seco y rajado. Dando vida, respirando ese olor a tierra mojada que invade mis sentidos. Como la vida misma fluye el agua y, como las gotas que se diluyen en el mar, se nos va. Algunos sentimos la lluvia, otros simplemente se mojan.

Descalzo va por el reguero que marca esta, sorteando piedras, haciendo fuerza. Me duermo en ese banco en la oscuridad de la noche, mojado y húmedo, pero no me importa, me siento afortunado, feliz. No me he convertido en piedra, en esclavo, en indigno. Lluvia que cae sobre mi pecho.

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POESÍA DE SIGLOS.

Isidoro A. Gómez Montenegro

La vasta obra de Guadalupe Amor ha sido publicada por Editoriales: Aguilar, Espasa, Calpe, Colección Austral en España y Argentina, así como en Fondo de Cultura Económica en México y traducida a varios idiomas. En un libro de poesía y Décimas a Dios, ella hace el prólogo, expone que: De niña descubrió la muerte al final de su imagen, desde entonces, Dios fue su máxima inquietud. Al principio lo buscó como cualquier ser humano. Habla con Él y más tarde busca su cielo, al no encontrar su presencia, empezó a sentir vacío, cava su cimiento en esa oquedad. Es cuando nacen estas preciosas décimas de las que Pita Amor dijo no haberle costado mucho escribirlas, engendrarlas…sólo Dios puedo saberlo.

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Se define en el prólogo como un ser desconcertante y desconcertado. _Estoy llena de vanidad, de amor a mi misma y a estériles e ingenuas ambiciones. Manifiesta que las décimas son contradictorias, pasan por diferentes estados de ánimo, desde la fácil herejía hasta el impaciente misticismo, desde el punto más lucido de su mente, hasta el más exaltado latido de su corazón. El libro se publicó en 1958 Yo siempre vivo pensando como renacer si es que existes de que esencia te revives cuando de te vas entregando ¿Debo a ti llegar callada? Para encontrarte en lo oscuro o en el camino seguro el de la fe luminosa es la exaltación grandiosa o el silencio maduro… Pita Amor desde niña fue sumamente bella, hija de hacendados. Nace en la Cd. de México un 30 de mayo de 1918 en una familia venida a menos, desde niña no se adapta a los valores establecidos que se tambalean hacia ella, da muestras de estridente inquietud, de gran soledad, aunque teme a la oscuridad hasta paralizarla. Busca refugio en una sirvienta llamada Viviana, su familia pasa por apuros económicos recurren constantemente al Monte de Piedad. Venden tesoros que trajo consigo la Revolución. Al perder la familia su riqueza, en la adolescencia, Pita se viste de manera estrafalaria cubriéndose con mantos y capas, vestidos escotados, no acostumbraba usar medias ni ropa interior.

Pita Amor. Pintura de Raúl Anguiano.

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Fue pintada por Diego Rivera, Juan Soriano, Martha Chapa. Alfonso Michel, Raúl Anguiano, Roberto Montenegro, por citar algunos artistas. Fue la última de siete hermanos a los que sus padres no pueden controlar, a los 18 años se llamaba así misma la reina de la noche. Vive de manera intensa todos los placeres. Se enamora de un ganadero mayor que ella. A de este Soneto XVIII Al dueño del desierto americano del llano devastado desolado a Rulfo, que del llano enamorado

arrasó el Continente Americano a Arreola el florentino mexicano a Salaino su gorra lo ha bordado con alamares de festón plateado que dibujó con tinta de su mano a la honda contrita Emma Godoy que practica la misma en Do mayor a Guadalupe Dueñas la infernal

y a su pluma celeste y terrenal a Guadalupe Amor la mexicana que es dueña de la tierra mexicana. Guadalupe Amor llegó a decir que su obra podía ser equiparada con la de Sor Juan Inés de la Cruz y la de Octavio Paz, opinión muy personal con la que no estoy de acuerdo. Ella es, ha sido y será considerada la Undécima musa, su estilo único hace grandes aportaciones a la cultura, su palabra espontánea es reflejo fidedigno de la música de nuestro tiempo, no era sólo un juego de palabras, podía detener el tiempo y limitar lo insondable, afirmaba que su poder era espiritual, por lo tanto su obra inconmensurable.

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Su figura con vestido violeta, caprichoso, solitario, en el ocaso de su vida, vendiendo sus sonetos, asĂ­ terminĂł, en la Zona Rosa apoyada en un bastĂłn, con una rosa en la cabeza. Queda como figura inolvidable para quienes tuvimos el privilegio de verla, de escucharla o leerla. Muere el 8 de mayo del 2000, dejando su obra a sus seguidores.

Pita Amo. Pintutra de Juan Soriano

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Norberto Pannone

EL SUICIDA Se marchó sin saludarme. Se fue por el ojal del plexo profanado

mostrando la burla de una risa, noble gesto a la parca agradecida. Atravesó el espejo clavando las espinas de la vida en el muro vacío de los miedos; absurda y cárdena su herida. Se marchó sin saludarme, deshonrando al silencio, sin el grito. Y me dejó la mirada del suicida tamizada del plomo de los tiempos. Se fue sin saludar siquiera; sin muestra de dolor, ni suplicante; deslucida la pólvora agridulce cual grieta de espanto en la pechera. ©2017Norberto Pannone, Junín, Buenos Aires, Argentina. De su libro: “Estampas de miedo”. 2017

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LA LLEGADA «Soneto endecasílabo» Oscura y rigurosa muerte abyecta,

que entrando por los poros receptivos, recogen sentimientos convulsivos llevando el alma triste que conecta. Seguir camino recto que detecta, fluidez, de la tristeza de cautivos transportar llantos en ojos esquivos, huyendo de la súplica imperfecta. Aguarda hasta el ocaso de la vida, ya mi lucha ha de ser más satisfecha cubriendo la guadaña que tú portas. Será lo más tardar, la futura huida. Thánatos tomará pronta cosecha partida decidida que transportas.

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Antonio Portillo Casado

ECLIPSE DE AMOR Ante mí, desnuda te encuentras amada, ante mi cuerpo desnudo. Sin pinceladas de Kandinsky, sin pálidos sonrosados de Goya, de blanca seda perfilada por Modigliani amaneces en este azul, que nos sumerge en las frías aguas de este loco mundo.

Yo, desnudo y mudo, tu sencilla belleza observo y te desnudo de luz pausadamente, cual eclipse de luna. Tú, desnuda y serena, en penumbra grana, tu misterio me descubres delicadamente en este nuestro eclipse de amor, donde las sombras y la luz oscilan con las rojas estrellas de la pasión encendida. En esta danza de amor celeste, cuya música dulce nuestros latidos acentúan, nuestras almas vuelan tejiendo sentidos besos que como luceros, en el cielo resplandecen.

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ERES MI AMOR

Cuando amanece y sale el amor, tú, rosa, amor en flor, amaneces alondra mía alegrando el alma mía. Cuando el agua cristalina baja la verde colina,

eres tú, mujer mía, el dulce olor que desprende mi amor. Cuando eres ligera, paloma mía, cielo descubierto soy, ¡oh!, mi inicio de primavera. De tu amor, el corazón tengo abierto porque me floreció de amor al arribar a tu bello puerto.

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Esther Ruiz Zumel

SONETO DE UNA SOĂ‘ADORA Como olvidar aquella mirada la luna cubre oscuras nubes.

la noche se escapa moribunda abandona placeres en derroches. Dulce enredadera apegada aguas de tristezas en islas dulces pĂĄlida garganta afortunada soledad enterrada tu quien eres. Tiritan estrellas del infinito eres la mujer vestida de diva. sentimiento de haberla perdido. Trina con profundidad el otoĂąo humillada con versos de tristeza sus poemas arena del olvido

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AROMA DE MADRE" > Tu vientre despierta con emoción otorgando el regalo mas inmenso originando vida. Madre. Das luz con caricias alumbrando besos acunando con amor incondicional el aroma maternal. Madre. Con pureza en tu dulce regazo conciliabas mi

sueños con hermosas nanas silenciando mis llantos de bebé. Madre. Eres la inspiración de mis versos componiendo poemas escribiendo con mi sangre el orgullo eternal de ser tu hija. Madre. Tu aroma de madre perfuma enseñanzas a tus nietos con placida ternura. Eres única mama. Te amo Madre.

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Dos pinturas para un pintor

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Salah Alsharda

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Foto:

Jesus Cañas “El Fotero”

Poema: Miguel Rubio Arteaga 108


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POETAS PALESTINOS

Levanto mi copa de vino y se humedecen mis ojos. No puedo luchar a su lado, pero sí puedo llorar, con los poetas palestinos. Los leo y leo mi rabia, leo a Celaya nacido árabe, al Lorca más florido en plena llamada guerra, lo que no es manipulado más que un genocidio. Leo al Hernández en la Cárcel, al Machado más sabio, al Blas de Otero, más misterioso, al Unamuno, más arrepentido. A Mahmud Darwin, resucitado, ya que nunca sus versos estuvieron más vivos. Desde mi idioma castellano, preñado de palabras árabes, desde mi sangre compartida durante mil años. Levanto mi copa de vino y en silencio los abrazo y les tiendo firme la mano. No puedo luchar con ellos, pero si puedo llorar con los poetas palestinos

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Revista La Alcazaba A.P.U.

PASEOS POR LA HISTORIA DEL ARTE: ARQUITECTURA

Palencia

“(…)De los eremitorios rupestres que menudeaban en la zona norteña de Palencia, persistieron ejemplos del fervor popular plasmados con el quehacer artístico en las rocas arenisca hasta formar auténticas iglesias rupestres como ésta de Olleros de Pisuerga, dedicada a los santos Justo y Pastor, una ermita subterránea realizada a través del farallón rocoso, que nos conduce a una contemplación casi mística (…)”.

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El fenómeno eremético fue una actitud de carácter místico-social, siempre relacionado con alguna filosofía de carácter religioso contemplativo. A través de la mano del hombre, se realizaron excavaciones rupestres en las rocas areniscas ubicadas en entornos de alta calidad ecológica en las faldas de las montañas. Este tipo de edificaciones hipogeas tienen su origen en los movimientos emigratorios-repobladores de los siglos IX y X que surgen en la península de norte a sur y viceversa, principalmente de las diferentes oleadas mozárabes que emigraban de la España musulmana y que se instalaron en los valles norteños. Todas las edificaciones que fueron usadas como ermitas o santuarios tienen adosados a ellas, o próximas a ellas, cementerios (necrópolis), como es el caso de Olleros que es, sin duda, uno de los ejemplos más relevantes de este tipo de conjuntos ereméticos rupestres, que se relaciona con el enigmático mundo altomedieval de las iglesias rupestres. Se trata de una iglesia románica excavada en una roca bajo un conglomerado de arenisca teniendo a sus pies una agradable pradera formando u bello conjunto, con el valor añadido del panorama que se disfruta desde su entrada: a los pies, el pueblo de Olleros y extendiéndose en el horizonte el valle y los montes que le cobijan. Junto a la entrada se encuentra una cueva o laura que sirvió para acoger, en sus orígenes, a los catecúmenos de la Comunidad y junto a ella restos,

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en el suelo de roca, de tumbas antropomorfas . Asimismo observamos a la derecha que se levanta una torre erigida sobre un peñasco que posee en su base una caverna. Esta laura cobijó en su tiempo el antiguo baptisterio y se cree que bajo el piso actual existirán los restos del mismo, cuya ceremonia sería por inmersión. La planta del templo consta de dos naves con sus correspondientes capillas, abriéndose en la nave de la derecha una estrecha galería, hoy utilizada como sacristía y ubicándose en la de la izquierda una capilla. Actualmente este edificio hipogeo, excavado en la roca, presenta añadidos posteriores al S.X, añadidos sobre todo en el S. XII de acuerdo con las corrientes románicas existentes.

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Su falsa bóveda de cañón es apuntada con arcos fajones. Los ábsides se cubren con bóveda de cascarón. El coro, de madera, está sostenido por una única pilastra y tres columnas, dos de ellas artificiales del S. XVIII, pues las originales se deterioraron. Su decoración es muy escasa, tan solo en el coro se ven capiteles dobles, muy toscos. La iluminación del interior de la iglesia se resuelve mediante diversos vanos abiertos en la pared frontal. Cuatro soportes dividen las naves, se trata de un pilar a los pies labrado directamente en la roca y tres columnas, dos de ellas toscanas e insertadas en épocas posteriores y la tercera situada junto a la cabecera retallada en la propia piedra a partir de un pilar cruciforme que debió existir en época románica. La iglesia conserva restos de pintura mural, detrás del retablo tras la hornacina central, en un arcosolio (tumba, de forma abovedada, destinada a personajes notables como santos y mártires) ubicado en el

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muro del Evangelio, donde aparecen unas representaciones geométricas esquemáticas junto al sol y la luna en tonos azules de época renacentista y sobre la puerta de entrada a la sacristía, con la representación de una cruz latina con motivos geométricos romboidales, rodeada de elementos vegetales esquemáticos en tonos rojizos, fechadas en la siglo XVII. La imagen actual interior de la Iglesia de los Santos Justo y Pastor de Olleros es enormemente sugestiva ya que, al contar aún con culto esporádico, alberga el conjunto de dotaciones mobiliarias necesarias para las prácticas litúrgicas tales como bancos, púlpito, altares, retablos, imaginería, etcétera. Esta iglesia-ermita de Olleros de Pisuerga es uno de los conjuntos de mayor belleza del eremitismo español, calificándosela como la basílica del eremitismo rupestre. Constituye una auténtica joya arquitectónica y cultural rodeada de un halo de misterio y leyenda.

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Monasterios y Castillos

Alicante

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Este castillo está asentado sobre el Cerro del Águila dominando la Villa de Almansa que tranquila, posa a los pies de sus muralla.. La construcción original pudo corresponder a los almohades, los cuales solían utilizar la técnica del tapial para sus edificaciones defensivas. En 1248 el castillo será testigo del encuentro entre Jaime I de Aragón y su yerno Alfonso X el Sabio, en el cual acordarón que el castillo de Almansa marcaría los limites fronterizos entre los reinos de Murcia (Castilla) y Valencia (Aragón)

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Almansa y sus alrededores pasarian a formar parte del señorio del infante don Manuel en el 1310 y más tarde de su hijo don Juan Manuel, quienes conceden a Almansa diversos privilegios que serían confirmados un siglo después por los marqueses de Villena, los de Aragón y los Pacheco y más concretamente por Juan Pacheco segundo marqués de Villena. El señorio de los Manuel pasó a don Alfonso de Aragón primer marqués de Villena hasta que Enrique IV ya en el siglo XV lo entregará a Juan Pacheco segundo marqués de Villena y uno de los hombres más poderosos de la época Será este personaje quien le de al castillo de Almansa la configuración actual y quien construya la fantastica torre del homenaje que hoy podemos observar.

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En el año 1476 Almansa pasa a formar parte del patrimonio de la Corona y por tanto de los Reyes Católicos, por el apoyo prestado por la familia Villena a las pretensiones al trono de Castilla de Juana La Beltraneja. Aunque el castillo tiene sus origenes en una construcción almohade, la primera reforma efectuada fué realizada en el siglo XIV por el infante don Juan Manuel (autor del libro "El Conde Lucanor"), pero sería en el siglo XV, cuando don Juan Pacheco, segundo marqués de Villena, cuyas armas aparecen en la torre del homenaje quien transformará el castillo y le dará su aspecto actual Su recinto amurallado está adaptado a los desniveles del terreno, con torreones cilíndricos en las esquinas y almenas en todo su perímetro. El cerro del águila tiene forma amesetada alargada de norte a sur, el castillo se adapta de forma asombrosa al terreno sobre el que se asienta. Se trata de una fortaleza de 100 metros de largo por 30 metros de ancho. Entre los elementos a destacar tenemos los muros almenados, la torre del homenaje situada en el centro mismo del castillo, las barbacanas de acceso y las troneras para las armas de fuego de la época. De su época almohade sólo nos resta un muro construido en la típica forma de construcción almohade de tapial,

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siendo esta la parte mรกs antigua del castillo. Las reformas posteriores del castillo realizadas por la familia Manuel y los Pacheco se realizarรณn en mamposteria, diferenciandose del tapial almohade La muralla es de buena mamposteria con torres semicirculares en los angulos y barbacana para defender la entrada.

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UN LUGAR PARA VISITAR

Cholu

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ula.

Puebla. México No se sabe con exactitud cuándo se empezó a construir la pirámide pero los arqueólogos creen que fue en el 300 antes de Cristo o al comienzo de la era cristiana. Se estima que duró entre 500 y 1000 años hasta que la pirámide fue acabada. La construcción del templo de Chiconaquiahuitl (dios de las nueve lluvias) se realizó a lo largo de varias generaciones. Dio inicio en el siglo II antes de nuestra era, y concluyó a la caída de Teotihuacán, que fue la última cultura prehispánica que imprimió su sello en el gran basamento (900 d. C. 1100 d. C.), antes de la llegada de los españoles. Una de las prácticas constructivas de los mesoamericanos era la remodelación de antiguos edificios, remodelaciones que tenían como objetivo la ampliación y mantenimiento de las construcciones originales, por lo que el dilatado período de construcción de este templo debe ser entendido en ese contexto. Para el 1300 d.C, Cholula fue abandonada por los toltecas y a la llegada de los españoles en el año 1519, los cholultecas eran tributarios privilegiados de tenochtitlan y enemigos de los tlaxcaltecas. En ese momento, el templo de quetzalcoatl se ubicaba al lado poniente de la gran pirámide, el cual fue destruido y con sus piedras se edificaron los principales monumentos coloniales. Cholula, además, posee notables ejemplos de pintura mural, como el llamado "Mural de los Bebedores".

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