Departamento de Orientación. 3º de ESO. Diversificación.
La narrativa medieval: la épica. César Luis Nogales Herrera.
La narrativa medieval: la épica. El gusto por la narración, por escuchar las historias que nos cuentan, es común a todos los hombres y a todas las épocas de la humanidad; desde un niño que aún no sabe hablar hasta un anciano, todos experimentamos un placer intenso cuando escuchamos, cuando leemos o contemplamos historias (narraciones) que son de nuestro agrado. En la actualidad tenemos un fácil acceso a los textos literarios que contienen narraciones (novelas y colecciones de cuentos, fundamentalmente), pero esta situación no ha sido siempre similar; en la Edad Media, por ejemplo, había especialistas en este oficio de narrar historias de pueblo en pueblo y de castillo en castillo: eran los juglares, auténticos hombres-espectáculo que, junto a números de funambulismo, juegos de manos y canciones, incluían en sus repertorios, como parte esencial de su actuación, el relato recitado y cantado, acompañado de música, de la historia de un valiente guerrero y de sus magníficas hazañas. No olvidemos que estamos en una época en la que las batallas entre los reinos eran muy frecuentes, más todavía contra los musulmanes; en este ambiente, como podéis suponer, tales relatos eran acogidos con entusiasmo. Estas narraciones, que son las más antiguas de nuestra literatura, y las que les siguieron (como las vidas de santos narradas por Gonzalo de Berceo, el primer nombre propio conocido en la literatura española) se sitúan en un plano impersonal, puesto que tratan de vidas ejemplares, muy alejadas de las de los receptores de estos relatos. Sin embargo, ya en el siglo XIV, encontramos un autor y una obra (Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, y su Libro de Buen Amor) que utiliza la primera persona; es decir, nos cuenta la historia como si le hubiera ocurrido al narrador. Todas estas obras utilizan el verso, pero existen otras escritas en prosa. Conviene que recordéis ahora todo vuestro trabajo del año pasado. Unas y otras estudiaremos y comentaremos en esta Unidad Didáctica, de acuerdo con el siguiente esquema: 1.- La narración en verso a.- La épica. b.- El romancero. c.- El Mester de Clerecía Hemos aprendido ya en otras Unidades Didácticas que en la larga Edad Media la literatura se caracterizaba por su oralidad, fundamentalmente en lo que se refiere a la difusión de las composiciones; unas veces el juglar cantaba el texto, otras veces lo recitaba, formando con el poema y otras actuaciones todo un espectáculo. Reflexionad con vuestros compañeros sobre el papel que en la sociedad medieval tenía el juglar. Si lo necesitáis documentaos recordando las no pocas películas que sobre tema medieval habéis visto en el cine o en la televisión o consultando textos. El oficio del juglar ("Mester de juglaría") cumplía un papel social importante en la Edad Media. Hoy en día también existen personajes de características similares a los juglares de los que estamos hablando: esto es,
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desempeñan el mismo rol en nuestra sociedad que los juglares en la suya. Reflexionad por escrito sobre ello. El texto que el juglar cantaba y recitaba no era, por tanto, para ser leído, sino para ser escuchado. Tendría que tener el poema características propias de la literatura oral. Señalad aquellas que recordéis del estudio de la lírica primitiva o tradicional. El Poema de Mío Cid cuenta las proezas de Rodrigo Díaz de Vivar, caballero castellano que vivió entre 1040 y 1099. El texto se elaboró sin lugar a dudas mucho después. Es seguro que lo copió un tal Per Abad en 1307. ¿Qué tipo de razones creéis que hicieron que el personaje del que se cuenta la historia tuviera interés para los hombres de comienzos del siglo XIV?. Según lo que acabamos de leer se cuenta parte de la vida de Rodrigo Díaz de Vivar. ¿Coincide ésta con su vida real? Buscad datos sobre el personaje de nuestra historia. Por último antes de comenzar a leer fragmentos del Poema de Mío Cid: en la lírica tradicional el interés fundamental era transmitir un sentimiento. ¿Qué interés puede que tenga el "autor" de este Poema al transmitir la historia del Cid si, como hemos visto, además éste no coincide con el verdadero caballero castellano? Vamos a trabajar con una selección de textos de el Cantar. El primer fragmento corresponde a los primeros versos del Poema y nos muestra a Rodrigo saliendo de Vivar y mirando hacia atrás para ver lo que dejaba: De los sos ojos tan fuertemientre llorando, tornaba la cabeça e estábalos catando. Vio puertas abiertas e uços sin cañados, alcándaras vazias sin pielles e sin mantos, e sin falcones e sin adtores mudados. Sospiró Mío Çid, ca mucho habié grandes cuidados. Fabló Mio Çid bien e tan mensurado: "¡Grado a ti, Señor, Padre que estás en alto! Esto me han vuolto míos enemigos malos."
En el camino hacia el destierro, con los pocos hombres que le siguen, el Cid busca alojamiento en Burgos, pero el rey Alfonso VI lo ha prohibido. Llegan a una posada, llaman a la puerta, y sale una niña que le replica al Cid: Convidar le íen de grado, mas ninguno non osaba, el rrey don alfonso tanto avié la grand saña; antes de la noche en Burgos d´él entró su carta con gran recabdo e fuertemientre sellada: que a Mío Çid Ruy Díaz que nadi nol´diessen posada e aquel que ge la diesse sopiesse vera palabra que perderié los averes e más los oios de la cara a aun demás los cuerpos e las almas. Grande duelo avién las yentes christianas, ascóndense de Mío Çid, ca nol´ossan dezir nada. El Campeador adeliñó a su posada, assí como llegó a la puerta, fallóla bien çerrada
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por miedo del rrey Alfonso, que assí lo avién parado que si no la quebrantás por fuerça, que non ge la abriese nadi. Los de Mío Çid a altas vozes llaman, los de dentro non les querién tornar palabra. Aguiió Mío Çid, a la puerta se llegaba, sacó el pie del estribera; una feridal' daba; non se abre la puerta, ca bien era çerrada. Una niña de nuef años a oio se paraba : "¡ Ya Campeador, en buen ora cinxiestes espada! El rrey lo ha vedado, anoch d' él entró su carta con gran recabdo e fuertemientre sellada. Non vos osariemos abrir nin ciger por nada; si non, perderiemos los averes e las casas, e demás los oios de las caras. Çid, en el nuestro mal vos non ganades nada, mas el Criador vos vala con todas sus vertudes sanctas." Esto la niña dixo e tornós' pora su casa. Ya lo vee el Çid que del rrey non avié graçia (...)
Finalmente el Cid se aloja a las afueras de la ciudad, junto al río; al día siguiente, antes de reemprender el viaje, vuelve la cara del caballo hacia la catedral: La cara del cavallo tornó a Santa María, alló su mano diestra, la cara se santigua: "A ti lo gradesco, Dios, que gielo e tierra guías; válanme tus vertudes, gloriosa santa María! D'aquí quito Castiella, pues que el rey he en ira non sé si entraré y más en todos los mios días. Vuestra vertud me vala, Gloriosa, en mi exida e me ayude e me acorra de noch e de día! Si vos assí lo fiziéredes e la ventura me fore complida mando al vuestro altar buenas donas e ricas; esto he yo en debdo que faga i cantar mill missas."
Se dirige a continuación al monasterio de Cardeña, donde van a quedar alojadas su mujer y sus hijas; antes de salir al destierro quiere despedirse de ellas: Afevos doña Ximena con sus hijas do va llegando; señas dueñas las traen e adúzenlas en los braços. Ant el Campeador doña Ximena fincó los inojos amos. Llorava de los ojos, quísol besar las manos: 'Merçed, Campeador, en ora buena fostes nado"! Por malos mestureros de tierra sodes echado. Merçed, ya Cid, barba tan complida! Fem ante vos yo e vuestras fijas iffantes son e de días chicas, con aquestas mis dueñas de quien so yo servida. Yo lo veo que estades vos en ida e nos de vos partir nos hemos en vida. Dadnos consejo por amor de santa María! Enclinó las manos la barba vellida a las suas fijas en braço las prendía, llególas al coraçón, ca mucho las quería. Llora de los ojos, tan fuerte mientre sospira: "Ya doña Ximena, la mi mugier tan complida commo a la mie alma yo tanto vos quería. Ya lo veedes que partir nos emos en vida, Yo iré y vos fincaredes remanida.
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Plega a Dios e a santa María, que aun con mis manos case estas mis fijas, e quede ventura y algunos días vida, e vos, mugier ondrada de mí seades servida!”
Desde que inicia el camino el Cid comienza a batallar y a ganar tierras, riquezas y fama gracias a su valor y a sus victorias. Esto le permite, en muy poco tiempo, reunir un nutrido ejército con el que conquista Valencia. Gracias a los presentes que constantemente envía al rey Alfonso consigue que éste le permita que su familia se reúna con él en la ciudad recién conquistada; cuando llegan su mujer y sus hijas, sube con ellas al alcázar para mostrarlas sus territorios: Se dirigió con ellas al alcázar, allá las subió al más alto lugar. Ojos hermosos miran a todas partes, contemplando Valencia, cómo yace la ciudad. Del otro lado, tienen ante la vista el mar. Miran la huerta, que es muv densa y grande, v todas las otras cosas que daban solaz. alzan las manos para gracias a Dios dar por esta ganancia, que es tan buena v grande. Mio Cid y su compañía con gran placer están. Ya el invierno ha cesado, pues marzo quiere entrar.
La paz familiar dura poco, porque el Cid se tiene que enfrentar con las tropas marroquíes que pretenden recobrar Valencia; una vez más, en la batalla, el Cid demuestra su valor: Mio Cid quebró la lanza, de la espada echó mano; tantos moros mata, que no son para contados; por el codo abajo, le corre la sangre destellando, Al rev Yusef, tres golpes le hubo dado [ ... ] Una enorme ganancia en su mano ha quedado Los cincuenta mil enemigos fueron bien contados: de todos, no escaparon más de ciento cuatro.
El rey Alfonso, ya casi totalmente reconciliado con el Cid, le ofrece a éste la posibilidad de casar a sus hijas con dos hermanos, los infantes de Carrión; el Cid, buen vasallo, obedece a su señor. De este modo se lo comunica a su familia: -Gracias al Creador, ya vengo, mujer honrada. Yernos os traigo que darán honra a esta casa; ¡agradecédmelo, hijas, pues seréis bien casadas! Besáronle las manos la mujer y las hijas, y todas las criadas de que ellas son servidas. -¡Gracias al Creador,'y a vos, barba vellida! Todo cuanto hacéis es de buena guisa No serán menores en todos vuestros días. -Cuando vos nos caséis, seremos bien ricas -Mujer doña Jimena, gracias al Creador. A vos digo, hijas mías, doña Elvira y doña Sol, que con este casamiento crecemos en honor. Mas sabed la verdad: no lo he concertado yo:
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os ha pedido y rogado mi señor don Alfonso tan firmemente y con tanto corazón, que yo a su ruego no supe decir que no. Os he puesto en sus manos, hijas, a las dos. Creédmelo bien: él os casa, no yo.
Los maridos de sus hijas resultan ser unos cobardes que, avergonzados por su comportamiento, deciden vengarse de sus esposas, razón por la que, con la excusa de un viaje, las abandonan en el robledal de Corpes, después de haberlas desnudado y azotado. El Cid pide justicia al Rey, y sus hombres se baten con los cobardes infantes, que son derrotados: Abrazan los escudos ante los corazones, bajan las lanzas rematadas en pendones, inclinaban las caras por sobre los arzones batían los caballos con fuertes espolones, Pedro Bermúdez, el que antes reto, con Fernando el infante de cara se juntó; hiérense en los escudos sin ningún pavor. Fernando González a Pedro el escudo traspasó, pero entró en vacío, en la carne no te dio, aunque por dos lugares el astil le quebró. Firme estuvo Pedro Bermúdez, y no se ladeó; si un golpe recibiera, con otro más fuerte hirió; le quebrantó el escudo y a un lado se lo echó, traspasóselo todo, de nada le valió. Metióle la lanza por e1 pecho, cerca del corazón por la boca afuera, la sangre le salió; las cinchas se partieron, ninguna resistió, por la cola el caballo a tierra lo derribó.
Para resarcirle, el Rey le propone dos nuevos maridos para sus hijas, los herederos de los tronos de Navarra y Aragón, con lo que la gloria del Cid sube aún más. Cuestionario de trabajo. a.-Antes hemos hablado del interés del juglar al transmitir el texto. ¿De qué funciones del lenguaje se sirve para alcanzar su fin? Teniendo en cuenta los elementos que intervienen en un acto de comunicación literaria señalad las diferencias entre la Lírica y la Épica. ¿Podemos decir que las composiciones Líricas y Épicas obedecen a características distintas desde este punto de vista? A ese conjunto de características le vamos a llamar Género. b.-Volviendo a la oralidad del texto observaremos que, como la lírica tradicional , la épica se fundamenta en procedimientos de repetición. Señálalos en los textos. c.-Si nos fijamos bien podremos también analizar el poema desde otro punto de vista: el métrico.
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d.- Fijaos el número de versos de cada uno de los textos que os hemos ofrecido. ¿Coincide?, ¿cada uno de los versos tiene el mismo número de sílabas que los que le acompañan? (para hacer la medición ayudaos de los textos en castellano medieval). Fijaos también en la terminación de los versos. ¿es asonante o consonante? e.- Por último releeremos el texto que inicia el poema conservado: si hacemos una lectura cuidada nos daremos cuenta de que en el verso hacemos siempre una pausa en la mitad.
De este análisis podemos sacar las siguientes conclusiones: 1.- Los versos se agrupan en estrofas o tiradas de extensión variable. 2.- La rima es sólo de las vocales, esto es, asonante. 3.- La pausa que hacemos a mitad de verso se llama cesura y divide el verso en dos hemistiquios. La cesura suele corresponder con la conclusión de un grupo fónico o de un sintagma.
Por otro lado, parece que en el poema se nos trata de presentar al Cid como un héroe, es decir, un hombre que se manifiesta superior a sus prójimos. Tratad de señalar en los distintos textos aquellos rasgos que convieten al personaje en héroe. Fijaos en lo que Jimena elogia de Rodrigo Díaz de Vivar. Pero daos cuenta que las virtudes del personaje no sólo son militares sino que también lo son físicas, religiosas, familiares, de vasallaje, de generosidad de cortesía, de audacia, de discreción. ¿Os parece lógico este tipo de personaje en la época que está viviendo Castilla? Recordad cómo se produce la expansión castellana. Si os fijáis bien, personajes similares nos los encontramos también en las narraciones sobre la conquista de América o sobre los pioneros de Oeste norteamericano. Seguro que muchas veces habéis deseado pareceros a esa clase de héroes que tanto os han impactado. ¿Creéis que los oyentes de los Poemas épicos en la Edad Media, al oír la grandeza del Cid, querían emularle? ¿Esto beneficiaría la causa expansiva castellana? ¿Pudo haber sido empleado el Poema para alistar reclutas durante la Reconquista? ¿Tiene, entonces la épica en la Edad Media un sentido sólo estético o las pretensiones eran diversas? Pensad sobre estas cuestiones y hacedlo luego reuniendo todas vuestras conclusiones.
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