Critica de Teatro/ El Mundo

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DIARIO DE VALLADOLID. DOMINGO 25 DE MAYO DE 2014

CULTURA TARDES DE TEATRO C.TOQUERO

Carta escrita en la distancia

Alicia Soto baila en el Museo Nacional de Escultura, en el estreno de ‘Estudio 2: Silencio’. / REPORTAJE GRÁFICO:

PABLO REQUEJO / PHOTOGENIC

TAC La bailarina Alicia Soto estrena en San Gregorio ‘Estudio 2: Silencio’

Tormento y resurrección de una ‘Dolorosa’ J. T. / Valladolid

Flanqueada por la Banda de Cornetas y Tambores ‘Sagrada Lanzada’ de Valladolid salió Alicia Soto al claustro del Colegio de San Gregorio. Vestida de blanco, como una Dolorosa de Juan de Juni sin policromar, la bailarina y coreógrafa avanzó lentamente, en soledad, hasta el centro del patio. Ni un murmullo entre las piedras centenarias. La responsable de Hojarasca Danza estrenó ayer el segundo Estudio de su Cartografía del cuerpo en un espacio arquitectónico, titulado Silencio. Un proyecto, desarrollado en colaboración con el FIAR de Portugal (Centro de Creación de Rua de Palmela), con el que la artista indaga en la influencia que ejerce un escenario concreto, con los ecos de su pasado y de su presente, sobre el lenguaje de su cuerpo. Comenzó entonces Soto su danza de cautiverio, tormento, muerte y resurrección al ritmo de los tambores de la ‘Sagrada Lanzada’, primero, y de sus cornetas después, que se en-

contraban en una planta superior. Girando, arrodillándose, alzando los brazos al cielo... Un paso viviente. Con su vestido alzado, cubriéndose el rostro como con un sudario, parecía el capullo de un gusano de seda listo para la transformación, para el renacer. De ahí resurgió alegre, sin el gesto áspero del inicio, para corretear entre los músicos y elevarse sobre sus hombros. «Hay un pájaro blanco en mi corazón que quiere salir, pero yo soy tan dura con él que le digo: ‘quédate ahí dentro’. No dejo que nadie te vea», proclamó –un texto de Dolores de Matos, directora de FIAR y asesora en el montaje–. El TAC se despide hoy con la entrega de premios. En estos días se ha disfrutado de arriesgadas puestas en escena, sentidos montajes y medidas coreografías, de espectáculos comprometidos con la memoria, de acróbatas y clowns. Se ha visto un teatro que mueve a la risa, pero también ‘otro’ que ha dado risa. Y es que ese ‘no todo vale’ parece difícil de defender con tanta propuesta.

Los actores de Immaginario en el Campo Grande.

Alicia Sanz, al fondo, representando ‘El desconcierto’.

Floch, a vueltas con el circo El Foro de las Artes de Calle, Teatro y Circo concluyó ayer con la conferencia ‘El circo en transformación’, a cargo de Yohann Floch, coordinador de Fresh Arts Coalition Europe. Floch destacó que, en la actualidad, todas las formas circenses conviven, «combinándose el repertorio más tradicional, más familiar, basado en las habilidades de los artistas, con propuestas más realistas, con tramas y personajes que proponen reflexiones sociales, y tam-

bién con nuevas tecnologías». Han surgido, así, dos corrientes circenses básicas. «La primera, el circo urbano, conecta los proyectos circenses con fórmulas más de la calle, como el graffiti o el rap»,explicó Floch. El circo al margen es la segunda tendencias, que propone montajes difícilmente clasificables como ‘circo’, «pues son performances en las que la disciplina circense no es más que una herramienta a disposición del artista».

En ese popurrí que es el TAC, donde la mayoría de los espectáculos aunque se representen en la calle, no son de calle, y otros son de sala, en alguna que otra edición hay una grata sorpresa, como sucede este año con Salt, magistral trabajo, no de calle, representado en la Sala Negra del LAVA. Diría más bien que Salt, basado en Carta al viento, del Premio Nobel Antonio Tabuchi, es una rara joya teatral de esas que aparecen muy de vez en cuando. Cuenta con la soberbia, sabia y concienzuda adaptación escénica y dirección de Eugenio Barba, el actor y brillante músico Jean Ferslev, más la indiscutiblemente genial interpretación de Roberta Carreri, una de las más veteranas actrices del Odin Teatret de Dinamarca. A estas alturas está claro que Eugenio Barba es uno de los más grandes teóricos del siglo XX, creador del teatro de la antropología, y aunque es cierto que rezuma un cierto tufillo religioso, todos sus espectáculos son excepcionales, algunos los hemos visto aquí, en la desparecida Muestra Internacional de Teatro, y lo son porque se trabajan minuciosamente, y nunca se dan por cerrados, como esta joya, Salt, en la que Barba, Carreri y Ferslev seguirán investigando a pesar del rotundo éxito de cada función. Es impresionante lo que consigue Roberta Carreri con la voz, con el gesto y su cuerpo que se retuerce, se agita con una pasión, fuerza y entrega inaudita en el círculo de sal que son las islas que recorre a la búsqueda de su amor desaparecido. En esa hermosa carta escrita en la distancia, el cuerpo y la voz de Roberta Carreri se sacrifican en el círculo mágico de la sal, la chispa de la vida. Antes del viaje iniciático escanciará un gran chorro de agua sobre la palangana, para purificarse. Tan entrañable carta de la novela de Tabuchi Se está haciendo cada vez más tarde no solamente la escuchamos, sino que la sentimos en el cuerpo, en esos increíbles matices de voz de la intérprete. Sentimos amor apasionado, goce o sufrimiento en nuestro interior, porque penetra en nuestros huesos, nos cala, como esa lluvia de sal, final de esta sublime e irrepetible ceremonia teatral.


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