Sabado 25enero2014

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Sábado 25.01.14 EL NORTE DE CASTILLA

CULTURAS

Anuska Allepuz pone imágenes a las voces maternales de Sylvia Plath VIRGINIA T. FERNÁNDEZ

Nórdica recupera ‘Tres mujeres’ y en Valladolid el libro se presenta en una sesión dramatizada VALLADOLID. La vehemencia con que la norteamericana Sylvia Plath agitó su corta existencia, volcada tan visceralmente en su obra, sigue despertando pasión editora. Con motivo de los 50 años de la muerte de la escritora, quien puso fin a su vida en 1963 en su casa de Londres, la editorial Nórdica no ha dejado escapar el 2013 sin homenajear a Plath con una delicada edición bilingüe de ‘Tres mujeres’, el poemario en que la creadora hace una disección lírica de la maternidad. El legado de un ser excepcional parece que requiere una materialización excepcional. Así lo pensó Diego Moreno, el editor. Recurrió por ello a unas manos refinadas, las de la ilustradora Anuska Allepuz (Madrid, 1979), que asegura que este trabajo nace de una verdadera obsesión por no traicionar la intención de los versos de Plath. El libro aúna dos rastros; el texto y la imagen, que no se entorpecen ni se solapan, se complementan, fluyen durante la lectura el uno al lado del otro alimentándose mutuamente. «Intenté huir de las metáforas visuales que ella des-

H

ay algo desgarrador en Sylvia Plath. Algo como el escozor de una herida intrínseca, como una mancha original que teñía incluso sus poemas más luminosos. No es la visión morbosa que algunos, malintencionadamente, y desde posturas misóginas quisieron ver. Es un dolor a través del cual mira el mundo y nos mira, y lo escribe, asustada, a veces per-

A la izquierda, un momento de la representación. Arriba, la traductora María Ramos y la ilustradora Anuska Allepuz.

cribe en el texto para no repetir lo que ya dice con sus versos, quise expresar las emociones, lo invisible», reflexiona Anuska. La esencia de lo invisible reside además en este poemario en la oralidad. La poeta lo escribió para ser recitado en la BBC. Y ahí una segunda excepcionalidad de la que Valladolid fue testigo el jueves. El Laboratorio de las Artes acogió una dramatización creada expresamente para la presentación del libro en la ciudad.

:: GABRIEL VILLAMIL

chó a sí misma durante horas mientras trabajaba. Lo recitaba una y otra vez, como hacía Plath, cuenta, porque buscaba conservar la fluidez sonora de los versos de la escritora norteamericana en su idioma original. Desde que, con esta obra, la poeta empezó a concebir sus poemas para ser recitados, se produjo «un cambio estructural y de contenido» en su forma de escribir, asegura la traductora, que habla con pasión de la autora de ‘Ariel’, una mujer extraordinariamente «exigente consigo misma» que acabó «desbordada por las expectativas que se impuso» y por sus circunstancias vitales. Vivió la II Guerra Mundial y la guerra de Vietnam. «Acabó utilizando la poesía como el terreno sobre el que desplegar la mordacidad que la sociedad le instaba a emplear. Aunque ella no vivió como feminista en la poesía se liberaba completamente desde la ironía y la acidez», cuenta Ramos. En ‘Tres mujeres’ la escritora indaga en la «distancia entre géneros y la decadencia de los valores ante el desarrollo militar y capitalista del mundo». Encontró en sus versos una «función agitadora» quien fue «una antibelicista declarada», recalca. En los últimos meses de su vida, cuando escribió esta obra, inminente la separación de su marido, el también escritor Ted Hughes, su producción literaria fue fructífera: «Empezaba a quitarse lastre, a tener una voz más independiente, y a independizarse también de la sombra de su marido. Multiplicó su productividad y su imaginación y su forma de abordar la escritura», añade.

Libro sonoro Y así el público asistente pudo disfrutar de un segundo libro que emana del de papel, el libro sonoro. Las tres almas que sobrevuelan sus páginas se reencarnaron en las voces de las actrices Mª José Pelayo, Ruth Rivera y Silvia Herráiz: la maternidad esperada, la desesperación por el pequeño rostro que no llega pese al deseo vigoroso, la duda en torno al futuro del hijo nacido pero entregado por necesidad a otros brazos. Tres sensibilidades plasmadas en un montaje con el foco en colores y objetos muy acordes con las ilustraciones del libro: el blanco y el rojo, los pétalos de rosa. Anuska Allepuz desvela que los colores elegidos «expresan sentimientos» y están sacados de la obra de Plath. El color respeta la línea, limpia, y la ausencia de ornamentación es el contrapunto a la densidad del texto: «No podía optar por una ilustración barroca porque hubiera sido pelearme con el texto. Quería alojar las palabras, acompañarlo». Lo acompaña con una secuencia de imágenes pensada «como una película», dejando espacios entre las voces, como si los ojos del lector se situaran detrás de «una cámara que introduce las escenas poco a

poco», explica la creadora. Las formas femeninas no inciden en la identificación de los rostros sino en la «expresión de actitudes a través del lenguaje corporal». Y siempre se encuentran en escenarios naturales inhóspitos, nocturnos, imprecisos, cercanos a lo onírico porque la naturaleza es elemento recurrente en ‘Tres mujeres’. Si los vallisoletanos han podido esta semana escuchar el poemario, su traductora, María Ramos, se escu-

OPINIÓN ANGÉLICA TANARRO

TEORÍA DEL DESGARRO pleja, de su propia visión. ‘Tres mujeres’ es uno de esos libros que alimentan el mito de su autor. Las tres voces que lo integran son, en

su variedad, en sus circunstancias diferentes, la inconfundible voz de Plath abriendo surcos en el cuerpo, en la naturaleza, en la

conciencia de sus contemporáneos. Tres mujeres, tres voces, un mismo bisturí tan afilado que, cuando disecciona la realidad, es difícil mirar en su interior. Así, con crudeza y un apasionado y apasionante lirismo, construyó la poeta americana trasplantada a Inglaterra el tiempo que le tocó vivir, y su propia vida. De las muchas posibilidades, Anuska Allepuz ha optado por la delicadeza y

por la extrema sencillez a la hora de mostrarnos el mundo de Plath. Lejos de acentuar el lado más rocoso de su poesía, la ha traducido en colores apagados, grises y azules, como la niebla, paisaje exterior e interior de su escritura, y rojos como la sangre tan presente en la obra. El resultado, en ese aparente contraste, resulta acompañamiento adecuado. Brilla la palabra sobre las sombras.


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