1 minute read

Donde gimen los ocasos - Sebastián Solana

* HUBO UN TIEMPO *

Hubo un tiempo... que te amé y realmente me amaste, abriendo tu alma ante la luz de mis ojos, como un colibrí me sostuve en ti bebiendo el néctar de tus besos.

Advertisement

Hubo un tiempo... que tus lágrimas se colgaban en tus mejillas formando racimos de estrellas... tus labios se agitaban con respiración presurosa, en el surco de tu vientre mi alocada boca deshojaba los pétalos de la frágil rosa.

Hubo un tiempo... que el sol reverberaba en tus pupilas, cuando ya te amaba desde entonces. Tu antigua raza guerrera no pudo resistirme, cediendo con ternura al grito del amor.

Hubo un tiempo... que tu voz era embriagadora melodía, que mis manos enlazadas a tu cintura te ceñían, llenándose tus sentidos de emociones indefinibles, mientras el ardor corría por tu agitado cuerpo y tu boca buscaba aliviar la sed con mi ambrosía.

Hubo un tiempo... que se abrieron las enredaderas de tu alma y furioso penetró el viento para ser... tempestad, pasión, amor y vida.

Hubo un tiempo... en el que tu mirada no se podía alejar del primaveral brillo de mis ojos.

¡¡Se secó la fuente del milagro!! se quebró el arco en el grito de guerra frente a la multitud de mis caricias, todos huyen a mi paso, los gnomos, hadas y duendes ya no rumorean como aves en el ocaso.

Los días de los grandes ojos se han ido, en el fondo de mi alma una nube gris tapa la luz que me da vida.

Hubo un tiempo... En que tanto...tanto me querías y ese tiempo lo atrapé en mi alma para toda la vida!!

This article is from: