LabTipCcs: versión digital libro «Dibujos a máquina», Rafael Cadenas, 2012. Caracas, Venezuela

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camelia ediciones t caracas


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DIBUJOS A MÁQUINA Rafael Cadenas


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Dibujos aa máquina máquinade deRafael RafaelCadenas Cadenasfue fuepublipubliDibujos A L–crítica, –crítica, cado originalmente originalmente en en lalarevista revistaCCal literatura–número número58, 58,del delaño año1966, 1966,diridiriarte y literatura– Caracaspor porGuillermo GuillermoMeneses Menesesyybajo bajolala gida en Caracas dirección artística artísticadel deldiseñador diseñadorNedo NedoMion MionF.F. dirección Camelia Ediciones Ediciones con conprólogo prólogode deLuis LuisMiguel Miguel Camelia Isava, yy de de la la mano mano de de los los diseñadores diseñadoresÁlvaro Álvaro Isava, JuanFernando FernandoMercerón, Mercerón,publica publicaestos estos Sotillo y Juan «versos‒imágenes»que quemantienen mantienensu suvigencia vigenciayy «versos-imágenes» muestran una una faceta faceta poco pococonocida conocidade delalaobra obra muestran Cadenas, hija de Cadenas. Cadenas.Agradecemos AgradecemosaaPaula la hija del poeta, del poeta, quien mostró el artículo de Cque AL Paula, quien nos nos mostró el artículo de Cal que animó nos animó a realizar este libro, que hemos nos a realizar este libro, y queyreproducireproducido como facsímil en su sobrecubierta. mos como facsímil en su sobrecubierta.

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« Dibujos a máquina »: escribir con trazos de alfabeto luis miguel isava


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En la Enciclopedia de las ciencias filosóficas (1830) , Hegel sentenció que la escritura alfabética era «en sí y para sí la más inteligente» porque en ella «la palabra –la forma propia y más valiosa que tiene la inteligencia de expresar sus representaciones– se trae a la conciencia y se hace objeto de reflexión » y «las representaciones tienen nombre propio; el nombre [que] es el signo simple para la representación propia, esto es simple, y no para la [representación] que aglutina sus caracterizaciones ni la que se compone a partir de ellas» ( §459 ). Con un tal dictamen, parecía querer desterrar para siempre no sólo formas de escritura ideográficas –el blanco de su crítica era la escritura jeroglífica– sino además toda tentación figurativa en el uso de la escritura alfabética. Y no obstante, será precisamente en el ámbito de la escritura alfabética de las lenguas occidentales que encontramos a lo largo de la historia un significativo conjunto de textos que ha experimentado con la posibilidad de instaurar, si no de reinstaurar, el carácter ideogramático y aun jeroglífico de la escritura. La tradición que va desde los epigramas compilados en la Anthología Graeca, pasando por los manuscritos ilustrados, los libros de emblemas, ciertos poemas barrocos, hasta llegar al Coup de dès mallarmeano, los caligramas y las diversas formas de poesía visual vanguardistas y post ‒vanguardistas ( letrismo, poesía concreta, poemas visuales, etc.) , evidencia una innegable pulsión visualizante que siguiendo diferentes estrategias parece tratar de sustraerse al impulso conceptual ‒ abstracto ( la palabra, el concepto o, como dice Hegel, el nombre) que la escritura alfabética impone al lenguaje. Sin duda dicha tradición operaba casi siempre a contracorriente pues resulta evidente que en la medida en que las culturas occidentales se afianzaron en la construcción de sus mundos ( y eso equivale a decir sus formas singulares de subjetivación, de enseñanza y de


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transmisión del saber) a partir de un lenguaje alfabético, una tal pulsión visualizante se les hacía más ajena. De allí que lo que podría aparecer como una suerte de «nostalgia » por una escritura visual se haya convertido sobre el trasfondo de la historia de la literatura occidental en casos de insistentes –reincidentes– transgresiones. Las vanguardias históricas y las segundas vanguardias del siglo XX, para sólo hablar de las instancias recientes, son un claro ejemplo de ello. En todo caso, al margen de su carácter aparentemente inapelable, la posición de Hegel hace patente una tensión que recorre esta tradición: la tensión entre la abstracción de conceptos e ideas y la re ‒presentación de lo nombrado, del referente, del objeto. Desde Horacio y su famoso «ut pictura poiesis», pasando por Lessing y llegando hasta Praz y, más recientemente, Krieger, la literatura crítica ha ofrecido diversas formas de entender lo que llamé la pulsión visualizante de la literatura. Por ello, quedarnos con la idea de que esta pulsión del lenguaje sólo responde a un intento de re ‒presentación simple, sería simplificar injustificadamente el problema. Habría que agregar que ciertos fenómenos de la modernidad han venido a complejizar aun más el problema: en el campo de las artes visuales, el arte abstracto y el arte conceptual; en el de la literatura, el letrismo y la poesía concreta. A ellos se deben fundamentales redefiniciones de lo visual y lo escritural que hacen posible que la tensión se formule en términos menos oposicionales. En efecto, a la luz de las propuestas del arte abstracto, ¿cómo restar importancia a las formas, figuras y trazos que la escritura alfabética misma contiene?; y atendiendo al arte conceptual, ¿qué impediría que lo escrito adquiriese carácter plástico en tanto concepto? Estos fenómenos han permitido a los escritores explorar de manera menos simple las implicaciones de la visualidad: ya no en la dirección de la representa-


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ción de un referente, sino en la de patentizar la visualidad de los elementos del signo que, de acuerdo a Hegel, en sí mismo «no ofrece nada para pensar» y «tiene sólo el propósito de significar la idea simple como tal» (idem). De allí que el interés de esta pulsión visualizante pueda situarse en una gama que va desde la representación de objetos a través de textos ( los caligramas de Apollinaire serían el ejemplo más evidente aunque, hay que decirlo, menos complejo) hasta la patentización de las formas de las letras y/o las disposiciones textuales (el caso de la poesía concreta). En un punto intermedio entre estos dos polos se sitúan los «Dibujos a máquina» de Rafael Cadenas. Publicados en la revista Cal (no.58) en 1966, estos ¿textos? quedaron fuera del canon de la poesía de Cadenas por diversas razones. Arriesguemos algunas. En primer lugar, tal vez no parecía serio ocuparse con «juegos verbales» en un momento histórico políticamente cargado como el que se vivía en Venezuela en esos años –momento que el poema «Derrota» parece haber fijado, para desmayo del propio Cadenas, en nuestra literatura–; tampoco resultaba serio hacerlo frente a la urgencia del reclamo ético que Cadenas hará a la literatura en años posteriores. En segundo lugar, si bien estos textos seguían un cierto impulso experimental ‒transgresivo que caracterizó sus libros hasta ese momento (Los cuadernos del destierro, Falsas maniobras), no se avenían bien con el trabajo verbal y reflexivo –y fundamentalmente abstracto– que marcaría la escritura de sus libros siguientes. Por último, en apariencia no resultaban más que divertimentos verbales cuyas potencialidades significantes no se exploraban –ni habrían de explorarse posteriormente– en profundidad. Y sin embargo, sería posible «refutar» estas razones y mostrar que, subrepticiamente, todos estos aspectos están al menos insinuados en estos «juegos verbales».


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En primer lugar, habría que indicar que los «Dibujos a máquina» apelan por momentos a una clara distinción entre lo verbal y lo visual. Como cuadros con títulos explicativos –hay que notar que Cadenas no prescinde del lenguaje articulado en ninguno de estos ejercicios–, los versos‒imágenes (así los llamaré, por conveniencia) se complementan, esto es, dicen lo que dibujan y viceversa. Véase, por ejemplo, la indicación «el jugador de bowling », en el texto «Nada»: de inmediato la mirada proyecta sobre el «7» con el punto al lado, la figura del jugador inclinado hacia delante con la bola al extremo de su brazo extendido hacia atrás. A este registro pertenecen casi todos los versos‒imágenes de ese texto así como los de « Otras distracciones» y «Aventuras y triunfos de la estrella solitaria». En otros casos, sin embargo, la distinción parece problematizarse: allí lo verbal y lo visual parecen suplementarse de forma más bien abstracta, por lo que el dibujo deja de ser una ilustración para convertirse en un nuevo significante jeroglífico –no alfabético– de lo enunciado. Véase, por ejemplo, la indicación «el látigo apocalíptico en acción », también en el texto «Nada», que se asocia con el «2». Sin duda la asociación procede de una cierta analogía visual ( la semejanza con algo delgado y flexible, digamos); pero nada hace necesario en ella las nociones de «acción» y de «apocalíptico». Lo mismo podría decirse del texto «Aparta de nos este cáliz». De nuevo aquí la asociación parece motivarse en ciertas analogías visuales ( la de alguien postrado, con brazos extendidos hacia algo que está sobre él), pero sólo la proposición, el verso-imagen, hará que veamos en el dibujo la frase bíblica, alterada por un «nos», con todas sus implicaciones históricas y culturales. En estos casos, como vemos, la oposición figuración-abstracción parece borrarse: ambos procedimientos tienden al contrario a converger en esa otra forma de


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significación tan denostada por Hegel. Y será necesario no perder de vista esta «anfibología» entre la complementación y la suplementación de lo visual y lo verbal para entender el tipo de lectura que proponen –y requieren– estos textos. No falta en ellos la huella de lo político. Aparece de manera patente y con una doble ironía en «Poema más insignificante aún », en el que parece ilustrarse el día a día del «burgués» con su hacerse cada vez más obeso –hasta que acaba, delgado y postrado, en la cárcel. Aparece también, y como en el caso anterior adecuándose a la retórica de esos años, en la indicación «la estrella seriamente amenazada», del texto «Aventuras y triunfos de la estrella solitaria», que se ilustra con la estrella en la cercanía del signo $, así como en las de «ha estado a punto de ser fusilada» y «la querían arrestar y no pudieron», del texto «Otras aventuras de una estrella». Todos estos versosimágenes parecen indicar un estado de control, de intervención, de persecución, así como a su anhelada superación utópica, alegorizada en la estrella –el ideograma « *». De allí que se su-

plemente en uno de los casos la aparición de «la estrella solitaria» con la inversión del verso del «Ave María»: «ahora y en la hora de nuestra vida». Pero tampoco faltan en estos textos claves de la poética misma de Cadenas, tanto de la que asumía en esos años, como de la que iría desarrollando en su obra posterior. Un caso patente es el texto «Mis movimientos», en el que coexisten la suplementación verbal-visual («me asombro O», «me

duelo i») y su complementación («escribo G», «me desperezo S»). Este texto debe leerse, a mi juicio, en relación con el de «Mi pequeño gimnasio» del libro Falsas Maniobras, aunque curiosamente la «0», que en éste último aparece vinculada a un «artefacto […] en el que me doblo para evitar los


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reclamos de mi conciencia», aparece acá como signo de uno de los aspectos centrales de la poética posterior de Cadenas: el asombro. De hecho, quizá se podría especular que el verso-imagen final de «Mis movimientos»: «me vuelvo rayo z», apunta a una apertura que en «Mi pequeño gimnasio» aún no se vislumbra: «espero con ellos [los ejercicios] dejar de ser absurdo». También es posible establecer relaciones entre Falsas maniobras y el «Poema insignificante». En este texto, como en el anterior, reaparece el yo en diferentes posturas, con la importante variante de que aquí parece darse un desdoblamiento: pasamos sin transición del «apunto F» a «el verdugo pide perdónV», es decir, el yo se convierte en perseguido y perseguidor, en víctima y victimario. También pueden vincularse las indicaciones «estrella hacia donde el hombre boga» y «estrella que sale a encontrarlo», del texto «Aventuras y triunfos de la estrella solitaria», con el poema «Satori»… Incluso en elementos dispersos hay atisbos de la poesía que vendrá. Tal es el caso de la indicación «el hombre que trata de convencer», que figura una postura agresiva, y la aparición de la «O» como «me asombro» y como «escucho», dos claves en la poética del permitir que se apoderarán de esta obra. Sin duda, algunos de estos textos, o por lo menos algunos de sus versos-imágenes, pueden resultar demasiado directos y hasta ingenuos para lectores entrenados en la poesía anterior y posterior de Cadenas. No es mi intención negar esa percepción. Sin embargo, como creo haber demostrado, no dejan de estar en estrecha relación con sus poéticas y su escritura. Abrían además un camino que aunque no explorado luego por su autor no deja de ser interesante e incluso enriquecedor en el sentido anti‒hegeliano y por tanto transgresivo que discutí al comienzo: el de convertir el conjunto del alfabeto y sus signos diacríticos en elementos de una articulación significante ni alfabética


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ni fonética, sino figural –para usar el término de Lyotard–; y hacerlo, además, a partir de lo que era posible inscribir con un artefacto tecnológico particular: la máquina de escribir. ¿Será una sorpresa saber que resulta muy difícil reproducir estos textos con los procesadores de palabras que utilizamos hoy en día? En ellos no disponemos de la libertad que ofrecía el rodillo para imprimir caracteres a diferentes alturas en una misma línea ni para imprimir en un mismo espacio diversos caracteres. ¿No apunta este hecho a corroborar la afirmación de Nietzsche, convertida en máxima de la teoría de los medios, de que «nuestros instrumentos de escritura influyen en el nacimiento de nuestros pensamientos»? En todo caso, habrán sido estos ejercicios signos mudos –pirámides, según la analogía jeroglífica de Hegel– de una escritura que parte de los trazos del alfabeto: una forma alternativa de escribir que atiende a los elementos visuales de las letras y los emplea para producir y configurar nuevas significaciones. Berlín, agosto y 2011


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MIS MOVIMIENTOS


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me levanto

I

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me enrollo

g


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camino

H

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descanso

W


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me asombro

O

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discuto

y


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me duelo

i

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avanzo

P


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escribo

G

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me desperezo

S


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me vuelvo rayo

z

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TODOS LOS DÍAS


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ella

M

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yo

L


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juntos

LM

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NADA


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la cargadora de agua

%

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el hombre que trata de convencer

& /


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la cabeza que sale a buscar la cola

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todavía buscándola sin éxito alguno

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el jugador de bowling

7

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el látigo apocalíptico en acción

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el ocho en posici贸n de descanso

&

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un perro cualquiera

______ O


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tierra y luna

o

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รกrbol simple

I


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OTRAS DISTRACCIONES


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copa

(-) I

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4

jirafas

ffffff


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diversas sillas

h

n

x

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6

trampa

W M


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tres estrellas, nada

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satĂŠlite

o /

/


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APARTA DE NOS ESTE CÁLIZ

U´ _ ˚

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POEMA INSIGNIFICANTE


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me apoyo en la pared

K

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saco la lengua

Q


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me siento

h

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cruzo las piernas

k


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oigo

o

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me levanto

S


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apunto

F

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el verdugo pide perd贸n

v


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se desespera

Y

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cae


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yace

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POEMA MÁS INSIGNIFICANTE AÚN


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el burguĂŠs en la maĂąana

P

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el burguĂŠs en la tarde

B


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el burguĂŠs en la noche

D

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el burguĂŠs todo el dĂ­a

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el burguĂŠs en la cĂĄrcel

___

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AVENTURAS Y TRIUNFOS DE LA ESTRELLA SOLITARIA


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estrella solitaria

*

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estrella que sale del mar

* __


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estrella rodeada de moscas

*

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estrella que acaba de derribar un muro

*/


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estrella seriamente amenazada

$

*

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estrella en peligro ante diversos ganchos

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* 3

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estrella sometida a un terrible bloqueo

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* 6

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estrella perseguida por serpiente

S *


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estrella a punto de ser engarzada

*

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estrella que quieren convertir en bombilla

_____ ? (_ *)


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estrella entre dos hachas

d * p

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estrella escupida por un sapo

/_7 *


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estrella bajo el conjuro de un mago

( ) * __

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estrella a la que van a poner banderillas

( / ( ) *

(

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__


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estrella en traje de guerra

* (/ I ) I

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estrella en desfile

* /L _


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estrella hacia donde el hombre boga

* 6 / _____

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estrella que sale a encontrarlo

* (

/ 7 / _____


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estrella solitaria

*

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ahora y en la hora de nuestra vida


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OTRAS AVENTURAS DE UNA ESTRELLA


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los robots la atacan en formaci贸n

* k k k k k k k k

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un escuadr贸n tonto la persigue

* lllllllllllllll


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ha estado a punto de ser fusilada

F

*

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la querĂ­an arrestar y no pudieron

*


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se disfrazó de gallo, piña, señora

* H

* 8

* ( ) ( )

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aprendi贸 a burlarse de los barcos

*

o o _ m _ __)_____/ 篓___


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© Rafael Cadenas, 2012 © Camelia Ediciones, 2012

Diseño gráfico: Álvaro Sotillo Asistencia de diseño y composición tipográfica: Juan Fernando Mercerón Hecho el depósito de Ley lf 6692012800882 isbn 978-980-6450-45-5 Impreso en Caracas por Editorial Exlibris www.cameliaediciones.com




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