REVISTA GRATUITA DE CREACIÓN FOTO LITERARIA Número 1 Diciembre 2011 / Marzo 2012
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La Cámara de Escribir
Staff:
Nº 1: Marzo de 2012 Diciembre 2011 / Enero 2012
Dirección de arte fotografía: Noemí López Dir. de arte editorial y diseño: Marc Villalba Redacción: Alex Nogués Otero
Revista gratuita de creación foto literaria
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Foto portada: Noemí López Texto editorial: Alex Nogués Otero
Contacto: lacamaradeescribir@gmail.com
Visita nuestro blog: www.lacamaradeescribir.wordpress.com Síguenos en: www.facebook.com/lacamaradeescribir www.flickr.com/lacamaradeescribir Esta revista se distribuye bajo una licencia Creative Commons "Reconocimiento / No Comercial / Sin Obra Derivada"
B E F C I D R A M E EN
Los sueños, sueños son
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Texto: Patricia Borrás Foto: M.V. Volteretas
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Texto: Alex Nogués Otero Foto: Noemí López
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Atado
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Texto: Georgina L. Foto: Annick Galimont
Texto: Antonio de Paos Foto: Annick Galimont Luces y sombras
El príncep de les galetes
El viaje
Higuitus figuitus
Texto: Alex Nogués Otero Foto: Annick Galimont
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Texto: M.V. Foto: Alex Nogués Otero
Nostalgia pop rosa fucsia
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Texto: Antonia Toscano López Foto: Noemí López
Texto: Alex Nogués Otero Foto: M.V. Un tipo inteligente
Cada noche observaré tu sueño
Texto: Sonia Martín Foto: Annick Galimont
Texto: Alex Nogués Otero Foto: Noemí López Señales
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Texto: Julia Leirado Foto: M.V.
Texto: Albert Mateu Foto: M.V. Tiempo y espacio
Rompecabezas
Texto: Alex Nogués Otero Foto: Annick Galimont
Texto: Marc Monje Foto: M.V. Vuelve
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Texto: M.V. Foto: Noemí López
Texto: Alex Nogués Otero Foto: Annick Galimont El pez de hielo
Puntos de fuga
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R A M R A M
2. f. Inquietud, aflicción y congoja del ánimo, que no deja sosegar, o por el riesgo que amenaza, o por el mal que ya se padece. 40
Texto: Alex Nogués Otero Foto: M.V.
Kamikaze y la sabiduría popular
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Texto: Alex Nogués Otero Foto: Annick Galimont Perras cojos
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Texto: Olatz Baraka Foto: Noemí López Casi un Haiku
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Texto: Alex Nogués Otero Foto: Soledad Soler Mi nombre es Bosque
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Texto: Alex Nogués Otero Foto: Annick Galimont
Trending Chic derrotada
Texto: Georgina L. Foto: Annick Galimont
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en este número los relatos son de Alex Nogués Otero Marc Monje Patricia Borrás Albert Mateu M.V. Georgia L. Julia Leirado Antonio de Paos Sonia Martín Antonia Toscano López Olatz Baraka
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y las imágenes son de Annick Galimont M.V. Noemí López Alex Nogués Otero Soledad Soler
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editorial
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La Cámara de Escribir es... Curiosamente, si intento explicar en pocas líneas lo que es La Cámara de Escribir me resulta muy difícil. En esencia es un regalo. Un regalo cooperativo. Inicialmente debió ser un regalo de navidad para familiares y amigos. Pronto se dio la vuelta a la tortilla y se convirtió en un regalo de confianza que ochenta personas nos hicieron para poder tirar adelante un libro que hoy se codea con otros en las librerías que llevamos tantos años visitando. Y ahora puedes ojear otro regalo: LCDE, una revista digital de fotocuentos. No sabemos si es la primera, pero ciertamente no habrán muchas propuestas como la nuestra. Podría apostar alguna parte muy querida de mi cuerpo asegurando que no hay ninguna en la que se haya volcado tanta ilusión y franqueza. En LCDE encontrarás sobretodo altruismo: el trabajo artístico de muchas personas, que por el simple placer de crear y jugar han creído en el proyecto. Esperamos que todos disfrutéis del resultado: los amantes de la fotografía, los ávidos lectores, los apasionados del diseño, los buscadores de cosas nuevas, los que habéis participado, los que pronto participareis, los que nunca lo haréis... LCDE es nuestro regalo, bueno el vuestro... Alex Nogués Otero en Barcelona el 2 de Abril de 2012
los sueños, sueños son —El mismo sueño – dijo ella en el diván. —¿El mismo? –respondió el psicoanalista e hizo ver que apuntaba algo en su moleskine. 8
—Una hoja anaranjada, rojiza…una hoja de otoño y una red que intenta atraparla. Pero el aire mueve la hoja y la red, a pesar de que se hace más y más grande, no logra cazarla. ¿Tiene sentido para usted? – preguntó con un tono de falsa expectación. Él soltó un larguísimo monólogo sobre Jung y la interpretación analítica de los sueños, sobre los conceptos que transpiraban las imágenes del otoño, la persecución y la caza frustrada. Finalmente, tras una larga perorata sobre el inconsciente colectivo, se lamentó de que el sueño fuera tan parco en detalles y no poder ofrecerle por tanto mayor alivio, pues en nada había avanzado su análisis, a pesar de tantas sesiones dándole vueltas a la misma obsesión.
Se levantó del diván, se despidió del doctor y se fue. Cerró la puerta otro día más, y se enfrentó de nuevo a su estupidez. ¿Porqué no explicar todo el sueño? ¡Qué manera más ridícula de tirar el dinero y negarse a avanzar en su vida! Dentro, en la consulta, el doctor sacó una hoja y una red del cajón de su escritorio y se desplomó en el diván para enfrentarse a su cobardía. ¿Tan difícil era cumplir el sueño de ambos? ¿Por qué no decirle a aquella preciosa mujer que desde el primer día había entendido el sueño, a pesar de negarle detalles tan importantes? Pero eso se iba a acabar. Si lo pensaba bien, la representación real del sueño – por mucho que pudiera agradarle a él— seria por el bien de su paciente. En la próxima sesión se desnudaría, se taparía las partes nobles con la hoja y se dejaría perseguir por aquella mujer armada con una red. No obstante, en contra del sueño, de Jung y del buen juicio, se dejaría atrapar.
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Texto: Alex Nogués Otero Foto: Annick Galimont
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DIC
el pez de hielo —Ahora escucha. Abre el balcón, baja la persiana, hasta medio metro del suelo. Luego deja la silla al lado de la ventana. No pongas nada más. Tienes poco tiempo. —¿Y el vaso? ¿Qué hago con el vaso? 10
—Llénalo de agua hasta la mitad. Sólo hasta la mitad. —¿Y luego? Silencio. —El pez de hielo hará el resto.
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Texto: Marc Monje Foto: M.V.
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DIC
vuelve
Volviste. Y yo seguí gritando con la misma fuerza sin darme cuenta de que en realidad nunca te habías ido, pero tampoco estabas.
Una sola palabra cambió tu vida, dices. Porque las vidas cambian constantemente, rodeadas de grandes circunstancias fácilmente reconocibles, pero una palabra es algo tan pequeño, tan concreto…Que tu punto preciso de inflexión fuese una palabra…. Si tú sólo oíste un susurro: 12
—Mírame a los ojos. Cuando tu mirada se cruzó con la mía estábamos demasiado lejos. —Vuelve. Tú oíste un susurro. Pero yo gritaba con el dolor universal de una guerra: —¡¡VUELVE!!! Volviste. Y no se te dio mal la vida. Recuerdas de vez en cuando, eso sí, que hubo alguien a quien le gustaba susurrarte.
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Texto: Patricia Borrás Foto: M.V.
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DIC
volteretas No había nadie mirando. De ese modo me ahorraba los consejos, las advertencias, las risas estúpidas de los cobardes si fracasaba. Me alejé cuanto pude y pedaleé. Pedaleé con todas mis fuerzas. Quería conseguir de una vez por todas el triple salto. 14
En el preciso instante en el que salí propulsado, el tiempo se estiró, como si unas fibras gomosas atraparan los segundos con garfios invisibles y no les dejaran avanzar. En la primera vuelta vi las sombras. En la segunda pude confirmar que no había nadie y me asusté. En la tercera… Los heraldos de la muerte aplaudieron en su monótono mundo bidimensional. El espectáculo había merecido la pena.
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Texto: Alex Nogués Otero Foto: Noemí López
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DIC
atado ¿Recuerdas cuándo Sabina hablaba de las lágrimas para soñar que valen la pena? ¿Sabes que luchar por alguna cosa que ya se cree perdida es uno de los actos más valientes a los que podemos aspirar? 16
¿Alguna vez has tenido un día de esos en los que crees que el sol brilla más en cualquier otra parte?
¿Fue Krishnamurti quién preguntó ‘qué estamos buscando’? Sólo creo en no sentirme atado. La búsqueda, al final, no sirve para nada. ¿Son los recuerdos algo que se ha perdido o algo que siempre tendremos? Admiro los recuerdos tanto como las sonrisas. Alguien dijo que cuando un niño sonrió por primera vez, su risa se rompió en mil pedazos que saltaron por los aires en todas direcciones. ¿Cómo no queremos estar fascinados por el océano azul que nos cubre las cabezas? Aunque sigo preguntándome el porque no nos vemos reflejados en el cielo.
Estar solo no debe significar sentirse solo. ¿Sabes que me he convertido en alguien completamente celoso de mi soledad? A veces noto como si unas cuerdas me quisieran atar. Como que alguien me quiere unir a ambos lados. Pero no me importa. Me rio de ello. Siempre pienso que al árbol nadie le ha dicho hacia donde tiene que crecer y sigue subiendo, mirando hacia arriba, sin vivir en ninguna lucha constante.
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Texto: Albert Mateu Foto: M. V.
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ENE
tiempo y espacio Di la vuelta al sol un año más, a treinta mil kilómetros por segundo. Volví al lugar exacto donde me dejaste y durante una cienmilésima de segundo, fuimos uno sólo de nuevo.
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Texto: Alex Nogués Otero Foto: Noemí López
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ENE
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señales
El dibujo era muy claro: una silueta negra avanzando a cuatro patas.
Para empezar debo decir que en mi ciudad tienen ideas muy estúpidas.
En mi ciudad tienen ideas muy estúpidas, pero también el poder de convencernos.
Me arrodillé, me froté las manos y continué mi camino.
Salí de casa después de hacer unos estiramientos. El recorrido era el de cada día. Subí por la avenida dando grandes zancadas. Giré a la izquierda y avancé con pequeños saltitos y los pies bien juntos. Al tomar la segunda bocacalle esprinté. Me crucé con tres hombres que caminaban lentamente moviendo los brazos en círculos a la vez. Los tres me lanzaron una reprobadora mirada cuando pasé por su lado. A menudo me confundía. Frené en seco y comencé a caminar despacio, moviendo los brazos en círculos. Cuando me disponía a cambiar de calle y a esprintar, me la encontré cortada por unas obras. Tuve que avanzar un poco más y tomar un pequeño callejón que hacía mucho tiempo no pisaba. No sabía qué hacer. Busqué la señal.
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Texto: Alex Nogués Otero Foto: M. V.
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ENE
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un tipo inteligente
ta se sorprendió a si mismo diciendo – ¡Siéntate tú! ¡Psicópata! – e intentó disimular su propio asombro pulsando las teclas del nuevo teléfono – muuuuu!…, beeeee!…-
-Siéntate ahí Pablito, que te haré una foto!
A Ernesto no dejaba nunca de sorprenderle aquel renacuajo. Aunque no podía evitar sentir el orgullo de un padre convencido de que si su hijo utilizaba palabras como psicópata a tan tierna edad, terminaría siendo un tipo inteligente.
¿Comooo? Pablo no salía de su asombro. ¿El loco de su padre pretendía que se sentara “ahí” y que sonriera? Se le ocurrían otras formas de morir menos terroríficas que sentarse en un banco, que seguro que lo engulliría y se lo llevaría a un mundo lleno de horribles monstruos caníbales, mientras un payaso satánico pasaba su gélido brazo por encima de su hombro. Petrificado, solo pudo soltar un débil “No…”. Su padre insistió dándole un pequeño empujón. -Vamos hombre, será divertido… A Pablo le pareció ver en el rostro de su padre la misma sonrisa que le mostró la mañana de reyes, cuando desenvolvió lo que para él era “el móvil que debía tener un niño de seis años”: un teléfono de plástico de cuyas teclas salían sonidos de animales. ¡Esto es el colmo! pensó, pero sin darse cuen-
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Texto: M.V. Foto: Alex Nogués Otero
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ENE
nostalgia Pop rosa fucsia 24
La transición hacia un nuevo lugar siempre es desconcertante. Llevo ya haciéndolo meses y continúa sorprendiéndome. De los tres puntos de color en la pared tengo que tocar con el dedo índice el del centro, coger un paraguas y moverlo para quitarle el agua sobrante de la lluvia y cantar el hit del último verano. Confieso que la primera vez que leí las instrucciones estaba poniendo la lavadora y me encontré el papel entre la pared y el envase del detergente. Pensé que era una receta médica por sus líneas verdes, sus cuadrados delimitadores del espacio y porque rezaba ‘Acetilcisteína. Cada 8 horas’, pero se trataba de un libro de indicaciones para poder entrar en espacios de mi memoria y revivir momentos. Las palabras exactas eran: ‘Podrá volver al escenario donde le pasó lo primero que le pase por la cabeza’. Y así ha sido. Llevo ya unos cuantos viajes: he estado en mi colegio cuando llevé por primera vez gafas, en casa de mi abuela cuando me enseñó su cicatriz del abdomen, he visto el jardín aquel que me fascinó en mi excur-
sión al Montseny, he pisado el suelo que me costó un resbalón y que me amorató el ojo durante semanas… Todo tan y tan interesante que a veces cuando veo el telediario pienso que la realidad está en mis tres puntos y no en noticias económicas desastrosas (perdón por la redundancia), guerras con soldados Chacón (dícese de los que van a conflictos como quién va a un campamento de verano de los escoltas)… Bah, esos no es actualidad ni es nada. La actualidad, la mía, está sin duda en los tres puntos rosas. Así que si quieren probarlo no tienen más que alquilármelos. Pactaremos el precio, no se preocupe, y a cambio le aseguro que repetirá.
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Texto: Georgia L. Foto: Annick Galimont
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FEB
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puntos de fuga
el reía también al oírlo. Sabía que lo que decía removía más de un espíritu y eso le agradaba. Más aún que impartir clases de arquitectura. —Sin reacción no hay cambio—, solía decir.
Su voz retronaba en aquella enorme aula. Nadie le quitaba ojo de encima, mientras él caminaba de un lado a otro de la tarima jugueteando con un trozo de tiza.
Al salir de allí no pude evitar observar lo que me rodeaba. Esas líneas grises que, tal y como el nos acababa de contar, nos engullían y nos hacía pequeños y manejables.
—La ciudad nos engulle. Su arquitectura nos recuerda que la uniformidad, la repetición y la geometría son las leyes que rigen nuestros días. Pero en todo ese orden, que nos subyuga y nos hace ceder, hay pequeñas grietas, puntos de fuga.
Me paré en una esquina y busqué. Busqué con la mirada el punto donde convergía todo aquello. Un punto de fuga. Y la palabra “fuga” resonó en mi cabeza. Rebotó en mis sienes y llegó justo a la punta de mis pies. Empecé a correr. Corría en dirección a ese punto que escondía todas las respuestas, con la esperanza de que, tal vez, encontrarlo me permitiría cambiar algo.
Solo hay que seguir las líneas que lo componen todo, buscar su origen, su convergencia. Encontrar el principio absoluto de todo. Ese no es más que el punto. La mínima expresión. La sencillez. La libertad. El punto es el principio y el final de toda geometría y, por tanto, de todo orden. Aquel profesor que hablaba con tanta gravedad, escondía en todos los alegatos sus ansias de rebeldía juvenil ante todo lo impuesto. Lo cierto es que nos tenía el corazón ganado, o por lo menos a mí. Auto CAD Guevara le llamábamos entre risas. Y él,
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Texto: M. V. Foto: Noemí López
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FEB
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rompecabezas
Al llegar a casa, tiró a la basura todos los preservativos que encontró y unos cuantos libros y películas en los que había confiado sin éxito la resolución de su crisis existencial.
Andaba cabizbajo y pensativo. Su vida había entrado en un bucle de autosatisfacción, un sopor epicúreo que, en contra de sus, hasta la fecha, firmes convicciones, le hacía sentir vacío. Cenas, cines, teatros, bares, noches trasnochadas, muchas lecturas, falsa filosofía…
Se estiró desnudo en el sofá y espero pacientemente que llegara su novia. Sí quiero. Quiero tener ese hijo.
Entonces ocurrió, tal y como ocurre en las series americanas, donde el doctor da con la cura o el detective con el asesino gracias a un hecho casual que rompe las barreras del intelecto. Allí, en medio del sucio gris de la ciudad, una gran ficha de un puzle infantil. Podía reconocerla. Era la segunda ficha por la derecha de la segunda fila de un puzle del Libro de la Selva que de pequeño reconstruía con su hermana una y otra vez. Una sonrisa sincera y abierta le secuestro el rostro. Su corazón palpitó con fuerza, bombeando la sangre a zonas remotas y resecas de su cerebro y se fue feliz, cantando como si fuera el mismísimo Baloo.
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Texto: Alex Nogues Otero Foto: Annick Galimont
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FEB
cada noche observaré tu sueño Esa noche llegué más tarde de lo que solía hacerlo. Maldito día, bienvenida la noche, aún habiendo sufrido lo que había sufrido, corrí para llegar a tiempo. 30
Abrí la puerta, me quité los zapatos, sin agacharme siquiera, entré en la cocina, calenté un vaso de leche; mientras… quité toda la ropa que me sobraba. Por fin, llegué a la habitación, calenté esta vez mis labios con el vaso de leche, lo dejé sobre la mesilla… y besé su mejilla. Sin despertar, movió la cabeza, posó sus manos debajo y sonrío. Respiré, me senté a su lado… y continué observando su sueño. -Te quiero-, dije. Me eché a su lado, sonreí y soñé.
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Texto: Antonio de Paos Foto: Annick Galimont
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MAR
luces y sombras
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Llevábamos meses así, midiéndonos y retándonos con la mirada, eso sí siempre desde nuestras respectivas cajas de metacrilato. El tiempo fue testigo y aliado en la transformación paulatina de nuestra relación, y poco a poco, aun confinados, empezamos a hablarnos, sonreírnos, disfrutarnos, excitarnos… siempre coartados por los límites físicos de nuestras propias barreras. Aun desconocíamos el olor y el sabor de la atmósfera del otro, la temperatura de nuestros cuerpos y la textura de nuestras imperfecciones. Por primera vez empezamos a jugar conforme a unas reglas que nos eran desconocidas, focalizamos nuestra energía, en vez de para atacarnos y demostrar quién superaba a quién en altanería, en destruir nuestras barreras y en cierto modo a nosotros mismos, al menos esa parte que no nos dejaba ir más allá, que nos impedía arriesgarnos y dejarnos caer al vacío de las posibilidades. Todo quebró con la certeza de que vivíamos en cajas herméticamente selladas, irrompibles. Entonces todo lo que hasta entonces teníamos se volvió insuficiente La certeza de que éramos iguales impo-
sibles, incompatibles, nos impedía continuar juntos. Así con una última mirada como preámbulo, cogió su caja y cargando con ella y con todos sus reflejos y destellos dorados se marchó. Dejándome sola en el salón, oyendo como los ecos de sus pasos se apagaban al tiempo que las paredes de mi caja engordaban, para no dejarme ver a través más que luces y sombras.
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Texto: Julia Leirado Foto: M.V.
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MAR
el príncep de les galetes 34
Sempre que es mirava el paquet de galetes de xocolata notava a la panxa un rebombori d’emocions inconnexes. Als 36 anys seguia per vestir sants i havia d’escoltar dia rere dia el monòleg que li feien els seus familiars: Mira nena que si segueixes així se’t covarà l’arròs i no podràs tenir criatures…. i és que el temps no passa en va. A veure quan trobes un bon xicotet per casar-t’hi. Tanmateix, quan guaitava al seu voltant no hi veia mai el reflex del príncep dels seus somnis. Llavors sentia la seva pròpia veu: Serà que el somnis són un miratge i la realitat sempre els desmereix? Per no veure, ni tan sols veia al cavall que muntava el príncep. Vatua l’olla, fins i tot les cavalleries se’m posen de cul! Anaven caient les fulles del calendari i en el fons del seu cor començà a cerciorar-se de que aquell príncep anhelat no apareixeria mai al seu davant, encara que no renunciava a la fascinació que sentia per aquell desig imaginari de felicitat i perdius. Volia el final feliç de les pel·lícules de la MEG RYAN.
Un bon dia però, es va desvetllar a mitja nit. Com no podia conciliar la son va començar a donar voltes i a contar ovelles peludes islandeses. Un cop va estar esgotada de córrer amunt i avall del matalàs estrenyent-se les extremitats amb el llençol rebregat, es va llevar i es dirigí com un autòmat cap a la cuina. Obrí l’armari de dalt i agafà el paquet de l’embolcall plastificat des d’on el príncep somreia amb aquella expressió idiota que dóna la plena felicitat. En aquell mateix instant va decidir que ja en tenia prou. Volia felicitat, volia al seu príncep blau!!. Així que mentre tancava els ulls i es concentrava en el seu desig, es va produir una pertorbació en l’espai-temps que la va fer irrompre en aquell món publicitari. Des d’aquell dia els seus col·legues de colla no varen tornar-ne a tenir notícies però, quan anaven al supermercat i es paraven davant de la prestatgeria de les galetes de xocolata notaven una veu espectral que gemegava VULL SORTIR D’AQUÍ.
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Texto: Sonia Martín Foto: Annick Galimont
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MAR
el viaje Viajo en esta nave estrecha y profunda. Tengo que recorrer cien años luz en no sé cuánto tiempo. A veces me enredo en mi propio cuerpo, como ovillo de seda sideral y me abandono y ruedo en este espacio pequeño y hondo en el que me muevo. 36
Una cámara fija escondida en mi seno, recoge en sus píxeles todo movimiento, mi viaje olvidado, devenir del tiempo, mares de galaxias, universos océanos. Tengo que gritar – ¡tierra, tierra, tierra!- en algún momento, no sé si en segundos, años, siglos o milenios. No sé si podré con el reloj de la angustia oprimiéndome el pecho.
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Texto: Antonia Toscano López Foto: Noemí López
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higuitus figuitus
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Estábamos allí. Amorrados al cristal. Maravillados. Viendo como el péndulo de Foucault oscilaba sin pausa. El flagelo de la base de la esfera tumbaría otro palo, nos dejaríamos asombrar y esperaríamos un poco más. Entonces mi hija pequeña giró su cabeza hacia mí. Conocía perfectamente aquella mirada interrogativa. Me dispuse a explicarle la rotación de la tierra, el efecto Coriolis, el concepto de inercia…Pero me vi reflejado en sus ojos, quizás por primera vez. Podía también disfrazar nuestra existencia de sesuda bioquímica, precisa genética e inquebrantables leyes del azar. Pero, ¿no me dejaría la esencia en el camino? – ¡Higuitus figuitus! – dije al fin y continuamos disfrutando de aquella nada, tan hipnótica y densa.
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Texto: Alex Nogués Otero Foto: Annick Galimont
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MAR
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2. f. inquietud, aflicción y congoja del ánimo, que no deja sosegar, o por el riesgo que amenaza, o por el mal que ya se padece.
Apartó el fajo de billetes y lo substituyó por una soga. La ruleta rusa ya no estaba de moda.
- La uve doble – dijo con un hilo de voz. Grandes gotas de sudor surcaban su rostro. El hombre que tenia frente a él, tras una pausa teatral, dibujó un palito. El lápiz rasgó el papel y una sonrisa se perfiló en sus finos y pálidos labios. Con lentitud extrema, sin afectarle ni uno solo de los sollozos lastimeros de su contrincante, escribió las letras que faltaban, desvelando así el misterio. ZOZOBRA
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Texto: Alex Nogués Otero Foto: M.V.
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kamikaze y la sabiduría popular En boca cerrada no entran moscas, reza el refrán. Bendito refrán. 42
La mosca kamikaze, con sus patas goteando excrementos de gaviota y su pequeño cuerpo rebozado de Schericihia coli, tuvo que girar en el último momento y buscarse otro blanco.
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Texto: Alex Nogués Otero Foto: Annick Galimont
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perras cojos
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En Chile se pintan las calles con restos de terremoto y arena de tsunami. Las grietas son re-bautizadas en edificios post-coloniales que intentan guardar el alma de los caídos. El aire se va de vacaciones al sur, en busca de verde más verde, algo de paz y una fotografía azulada. El rio Mapocho observa guacho todos los retazos de historia, mugre y gloria perdida con la que una vez fue rey… reina. Un lienzo se entrevé quejoso, avergonzado…de norte a sur; de este a oeste. Son retratos de personas, abandonos e idiosincrasia perturbada. Trazan una línea fina entre la desdicha y alguien. Acompañantes vampiros de esta recién nacida Chile autoproclamada nación, libre y rica. Paradojas que se ahogan en el Bio-bio re-secado y se electrocutan bajo el sol de Atacama. Perras huérfanas de patas, cojas de vida. Perros vagabundos de almas perdidas.
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Texto: Olatz Baraka Foto: Noemí López
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casi un haiku El poeta descalzo se detuvo y contempló el suelo nevado. El aire murmuraba palabras extrañas. Sabía que el poema no andaba muy lejos, pero hacía tanto frío…Llagados los pies y petrificadas las manos aferradas a su viejo cayado, el poeta decidió alejarse de la vida para sobrevivir. 46
No pudo ver como el pez se desplazaba lento, como glaciar, hacia la rama de espino. El pez congelado que sueña con trópicos, busca su anzuelo. Susurró el viento.
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Texto: Alex Nogués Otero Foto: Soledad Soler
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mi nombre es bosque 48
Mi nombre es bosque. De liquen son mis barbas. De corteza mi atuendo, con muchos remiendos de musgos zurcidos. Mi pelo es fronda; calvo es mi invierno. Canto al viento. Lloro en las mañanas frías y en las muy frías apenas me despierto. Dicen de mí que siempre ando por las ramas, más tengo los pies bien en el suelo. Como tú, transeúnte de lo más íntimo, que posas tus ojos abiertos en todo y en nada. Sé bienvenido. Si esperas historias, nada prometo pues nada controlo. Si esperas las musas yo no las tengo. Si buscas saberes, solo una cosa: antes estuve y después seguiré estando, cuando todo para ti acabe. Serás entonces de nuevo bienvenido. Bosque es mi nombre, transeúnte. Antes, ahora y siempre.
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Texto: Alex Nogués Otero Foto: Annick Galimont
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trending chic derrotada 50
Aquí estoy. Sin las gafas gigantes de los ochenta, sin los pañuelos y los bolsos imitación de Louis Vuitton, sin mi pintalabios rouge, sin mis pantalones de pitillo y sin mis bailarinas chillonas. Sin mi I-phone, sin mi Mac y sin mi vida social. Delante del armario de mi abuela. Debe ser un funeral precioso así que le voy a colocar el vestido negro de lentejuelas que se ponía cuando se sentaba delante de la televisión para ver ópera en el Canal 33. Con eso y unos pendientes discretitos bastará. Yo -y sin que sirva de precedente- sólo llevaré un bolso grande de felpa con ribetes color púrpura a juego con mi sombra de ojos e iré toda de negro. Vaya, parece que escucho a la difunta: ¿Dónde vas así?, ¿Por qué todas vais iguales?, te parecerá que eso es tener estilo, ¡ja!, me rió yo de vuestro gusto… Era tan altiva. Me ha desbaratado la agenda. Me ha obligado a comerme un sin fin de cupcakes (Niña, eso sólo son magdalenas decoradas) y hasta puede que me haya sacado de mi frivolidad permanente. Siempre tan oportuna. Yo sólo
quiero pensar que la vida está llena de buenos diálogos, de ropa y complementos de moda, de sonrisas y miradas perfectas y de amor interesado. Todo lo demás ensombrece y no queda bien. ¿Y por qué tenía un dinosario de goma en el armario? Seguro que por nostalgia, por aferrarse a un sentimiento, es todo tan patético. Aquí estoy. ¡Maldita sea, esto parece una lágrima! Espero que por lo menos salga el sol.
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Texto: Georgina L. Foto: Annick Galimont
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Grup H de Ada. Pati d'accés Presentació-imauguració. Terrassa Performance: Companyia Petit Pâté "De Becquer a Barcelona" Grup H de Ada. Pati d'accés
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Performance. Terrassa Teresa Carbonell (aerografia) Taller fotografia antropològica. Sala Espai 16 Artur Isal Jornada foto-literaria: Sala Bar, Espai 2 La Cámara de Escribir Recital de poesia. Sala Espai 16 Col·lectiu Papers de Versàlia Recital de piano. Sala Espai 16 Elena Font (11 anys)
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Perfromance. Pati d'accés Irene Pérez Gil Teatre. Sala Abaco Companyia 8 (Terrassa) "Més bonica que una vedella a topos" Perfomance. Terrassa Companyia Petit Pâté "De Becquer a Barcelona" Música. Bar Grup Manu Factoria
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Sons i terapia amb campanes. Sala Ion Marc Pulido Taller viatges fotogràfics. Sala Espai 16 Joan de la Malla (wildphotography) Aquí y ahora con la Gestalt. Sala Ion Sergi Franch
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Danza Jazz. Sala Ion (15 min. descans entre actuacions) Victor Rodrigo Teatre. Sala Abaco Companyia 8 (Terrassa): "Més bonica que una vedella a topos" Acte de clausura. Pati d'accés Música: A Thousand Miles
SALA BAR
1- Soledad Soler 2- Miguel Pacheco 3- Madrización 4- Darío Cervantes 5- Iván Villamel Sánchez 6- Fran Mateu 7- Jesús Monroy 8- Elena Morisca 9- Camilo Bravo 10- Sergi Franch
MOSTRA DE CURTS
1- Alicia M. Ballard 2- María Díez 3- Rubén García 4- Teresa Prió 5- Roberta Requena 6- Thierry Couder 7- Joan Escolà 8- Nacho Suárez 9- Luciano González
LA CÁMARA DE ESCRIBIR EN
ESPACIO CONTENIDO 4, 5 y 6 de Mayo
Estela Ibartz. Instal·lació
Exposición permanente La Nau Ivanow, Barcelona. Sala Bar, espacio 2
Sábado 5 de Mayo, 11'30h.
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1- Núria Bolívar 2- Antonio Martínez 3- Elda Arangüena 4- Encarnación Domingo 5- Miguel Angel Invarato 6- Yolanda Martín 7- Juan Carlos Estudillo 8- José Moreno 9- Àngels González 10- Katia Muñoz 11- Valle Clarós 12- Sílvia Sánchez 13- Consuelo Font 14- Lluís Torrents 15- Antonio Suárez 16- Pilar Palomares 17- Ercilio Vidriales 18- O2 Miguel & Julio Olivares 19- Big Bang
Jornada foto-literaria presentación del proyecto y de las bases de la Maratón Foto-litearia Espacio Contenido.
1- Alfons Trigas 2- Marta Bretó 3- Luc Roussouliere 4- Vicente Greus
1- Jesús Joblar 2- La Cámara de Escribir 3- Mónica Busquets 4- Javier Recasens 5- Laura Pérez 6- Patrici Pérez
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