Luz del Yax

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Cuaderno 39 / Octubre - noviembre 2018

:Luz del Yax Montserrat Faura




CUADERNO 39 / luz del yax DIRECTORA

Zita Finol COORDINADOR EDITORIAL

Nicolás Durán de la Sierra EDITOR

Agustín Labrada Aguilera DISEÑO

Arnaldo Blanco Leal RELACIONES PÚBLICAS

Flor Tapia Pastrana CONSEJO EDITORIAL

Jorge Polanco Zapata Juan Carlos Arriaga-Rodríguez Juan José Morales Agustín Labrada Aguilera Pricila Sosa Ferreira www.gacetadelpensamiento.com

Gaceta del pensamiento es una revista de carácter cultural que aparece los primeros días de cada mes con un tiraje de 3000 ejemplares. Editor responsable: Nicolás Durán González. Se distribuye en todos los municipios del estado de Quintana Roo y la Ciudad de México Certificado de Licitud y Contenido de la Comisión de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación en trámite. Certificado de reserva de derechos de uso exclusivo del título expedido por el Instituto Nacional de Derechos de Autor en trámite.


LUZ DEL YAX



NOTA DEL EDITOR La luz del Yax, la plaquette que el lector tiene ante sí, no es la primera travesía de la pintora y escultora Montserrat Faura por las aguas de la literatura, aunque sí es el primer navío de papel que reúne lo que ella tiene como sus versos mejores. Si bien con otros ropajes, la poesía le ha asistido desde siempre y de ello da seña su dilatada obra, que le ha valido recibir, entre otros lauros, el grado de maestra artesana escultora de la Generalitat de Catalunya, su tierra natal. Montserrat es una dama dulce y dulzura es lo que vibra en sus poemas. La hay en los que evocan las canciones de cuna: “Abuela Luna / cántame una nana / deja que duerma / sin pensar en nada”; y en los textos que recuerdan el aroma de la Generación del 27: “El frío duerme arropado / entre las hojas del jardín”. También la hay en sus versos más recientes, aquellos que dejan ver su seducción por la filosofía maya, desde Puerto Morelos, Quintana Roo, donde está su nueva residencia. Las imágenes que adornan esta edición nacen del pincel de la autora y se relacionan con el pensamiento mágico maya peninsular, con la luz del Yax, de la que se inspira para ir por buena parte del libro. Si se mira con atención, sus líneas y sus versos, superada la fascinación del primer encuentro con una cultura madre, hablan de una búsqueda espiritual y estética de la artista, de una búsqueda en la que más de un lector se deslumbrará también con esta nueva y antigua luz… Así, quien esto lee tiene en sus manos un obsequio doble de Montserrat Faura, pues aunados van sus dibujos y sus versos. Enhorabuena para todos.

Nicolás Durán de la Sierra 7


“En clave verdeazul, azulverde, me miraron, me escucharon, me comprendieron. Me nombraron Yax� Moramay Micalco, Yax.

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Yax significa serenidad, origen, mente transparente y clara y, sobre todo, iluminación. Su luz verde-selva y azul-intenso del cielo se funden en la perfecta unión turquesa del mar Caribe. Luz del Yax está escrito a golpes de sentimiento. Son vivencias de primera mano como instantáneas cazadas al vuelo y con ellas quiero rendir homenaje a la feminidad de estas tierras, a la autenticidad de mis compañeras de viaje, quienes me mostraron, con un tan sólo un gesto, la fuerza, la belleza, el linaje y los dones de estas tierras mayas, donde uno a uno fueron surgiendo estos poemas. A todas ellas va mi agradecimiento. Montserrat Faura 9


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BENDICIÓN Qué la luna vele tu descanso, qué el viento acune tu hamaca y qué (hasta que el sol vuelva a iluminarnos) las estrellas guíen nuestros sueños

NANA DE REBOZO Nana de rebozo, al ritmo de pasos ya cansinos. Abrazada, al petate de tus sueños, regresas a cocer los frijoles de mañana. A tu espalda, el chavito sueña con gotas de leche tibia y tamales dulces.

CARITA DULCE DE CAJETA Carita color dulce de cajeta, lunita oscura que juegas a eclipses de rebozo. Tu cuerpo confiado dormita apretado en la espalda curva de la madre jeets’meek. 11


Son tu calor y tu constante peso las fuerzas que la empujan a seguir siempre adelante. Carita color dulce de cajeta…

CANCIÓN DE ABUELA Quizás nunca supiste que tú me ofreciste el ceremonial huipil que lucen en las fiestas las abuelas, bordado a puntadas chicas de complicidad y risas, y luego lo adornaste con listones de todos los colores de las lágrimas. Quizás nunca supiste en qué lejanas galaxias, escondiste tu estrellita mañanera privando a mis ojos de tu luz lejana… Quizás nunca supiste que guardo,

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en mi cajita de tesoros, las tardes en el parque con sabores de elote y marquesita, paletas y antojitos, haciendo volar alto (en el columpio) los sueños compartidos. Quizás nunca supiste que, al marcharte, pusiste en tu maleta mi esperanza y un trozo de mi ser que es todo mi mañana… Quizás nunca supiste que ahora sólo me queda un lápiz y un papel y una vieja canción de lunas y ciruelas cantada en el vacío, que gime añoranzas y tu silencio…

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TRENZANDO POEMAS A veces, las palabras surgen como racimos de uvas dulces y ordenadas. Otras, a borbotones cual subterráneas aguas que pugnan por la luz y su libertad soñada. A veces, se quedan dentro, secretas, en el cenote sagrado de la intimidad callada. A veces, madre niña, te sigo con la mirada, mujer cargada de sueños con tu mañana a la espalda. Y en tu pelo de obsidiana, voy trenzando mis poemas con listones de esperanza, porque, a veces, las palabras son miradas que en complicidad nos unen y no hace falta decir más nada. 14


PEQUEÑOS VENDEDORES CALLEJEROS Bajaste del rebozo para agarrarte a un puñado de pulseras coloridas. Dando vueltas a la noria de la vida, diste tus primeros pasos en el radio de las faldas de tu madre cantando con tus hermanos: “A diez pesos, tres por veinte…” ¿Qué voy a hacer si jamás se acuñaron monedas suficientes para pagar esa sonrisa tuya?

NIÑA En la caja de la tienda, me abordaste: “Cómprame un chal o un rebozo…” “No, linda, ya tengo”, y seguí atareada con mis cuentas.

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Rodeada de golosinas, en estantes a tu altura, me dijiste muy bajito: “Invítame a algo” y te dije que no… Cuando quise darme cuenta, tú bajabas por la cuesta, cabizbaja y ya demasiado lejos…

MAMITA CHIQUITA Chiquita menuda, tu estatura todavía se puede medir a palmos, y ya cargas, a la espalda, al hermano pequeño. Tus juegos son ayudar a la madre y tu mirada es inocente y fiera. ¡Orgullosa por ser portadora de un linaje de creadora de vida!

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ABUELA LUNA Abuela Luna, cántame una nana como cuando niña tu luz me velaba meciendo mi cuna hasta la mañana. Abuela Luna, cántame una nana, deja que me duerma sin pensar en nada. Qué el viento me arrope en la duna blanca, junto a las tortugas, envuelta en las algas y así en silencio… me convierta en agua.

AMIGA LUNA Tengo tanta suerte, porque ni entre nubes nunca estás ausente… Amiga del alma, compartes secretos, rumores y chismes, bajo las palmas…

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A veces ansiosa, llegas a la cita del sol poniente y mientras te abanicas con brisas marinas, dejas que él te envuelva con rosas, rebozos de neblinas finas, que ocultan deseos de mejilla ardiente. Tengo tanta suerte, porque siempre acudes frente a mi ventana… Aunque no te vea, porque distraída ande atareada, tú siempre me esperas hasta que impaciente vienes a mi encuentro rielando el agua. Tengo tanta suerte….

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NOCTURNO Todo queda en silencio. El frío duerme arropado entre las hojas del jardín. Sueña, esperando la magia en que la mañana la convierta en sedosa bruma, blanco edredón de plumas, que cubre el valle. El día volverá a parlotear en el mercado de la vida.

LLUVIA Llueve mansamente cual pequeñas lenguas transparentes, las gotas lamen el cristal lentamente como un niño a su paleta de miel. En el vaho dibujo colibríes libando en corazones, y en el techo suena la marimba de tejas y agua, poniendo música a los recuerdos.

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LUNA LLENA La luna brilla en silencio, luz clara que no quema... Nunca ociosa, cantas nanas con las olas bordando cristalinas estrellas. Blanca linterna de la oscura noche, pasas de puntillas, lejos del grito del monarca ardiente... ¡A ti siempre te podemos mirar a la cara!

NOCTURNO EN EL MAR Esta noche el mar canta en estéreo sobre el pentagrama del arrecife. Un silencio absoluto lo escucha arrobado. Incluso las estrellas cerraron sus ojos. Y tras el oscuro telón de las nubes, danza la interminable cantata de sal líquida y arena. Un intenso aroma de algas, como volutas de incienso, abre las secretas puertas de lejanos recuerdos...

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A VECES A veces, hay demasiado silencio dentro de la casa. Tanto que las paredes tiemblan como si de papel fueran y un acorde armónico, inaudible a nuestro oído, las hiciera vibrar cual tenso tambor de recuerdos. Libre el verso y la acción de pensarlo, se cuelga por sí solo en el pentagrama imaginario, frente a mis ojos de mirada errante. Notas saltarinas que intento espantar con un gesto mecánico de mi mano… A lo lejos, la cajita de música del carrito de las nieves, despierta en mi boca

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el sabor de la menta, el coco y el cacao… Bajan por la garganta, mezclados con la sal hasta mi pecho, y es allí donde oigo tu voz, pero estás muy lejos… De golpe, la canción de las olas se hace presente. Siempre está ahí, eterna y persistente. Llega y se va y llega nuevamente. Hay una cosa que se llama añoranza y que me la tengo prohibida.

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PARA LEER UN POEMA Lee lentamente y, si no entiendes, simplemente ¡siente! Las palabras de un poema son colores que se mezclan con el alma. Lee dulcemente, deja que te impregnen las letras como el arrope al bizcocho. Sé poroso y que invadan los rincones que olvidaste con la vida. Siente y pinta tus recuerdos. Utiliza tus sentidos que despiertan las palabras… Un poema es la paleta donde mezclar los pigmentos que sedimentaste en años. ¡Pinta y siente tus vivencias! Siente y pinta tu silencio…

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ESENCIA Si fuera capaz de captar una molécula de vuestra esencia tan sólo con una pincelada, ya no haría falta más para plasmar en un lienzo la inmensa embriaguez del color del Universo.

UNA RANA EN LA VENTANA Esta mañana, me até resuelta el telar de la vida a mi cintura. Empecé a tejer, con mimo, los hilos de colores de un día nuevo… En la fregadera, dejé los trastos con restos de risas compartidas de la comida de ayer.

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Me quedé recogiendo con la escoba las migajas del pasado…, trapeando las baldosas recuadradas del presente, para que luzcan brillantes bajo los pies desnudos de mañana. Una rana en la ventana se quedó quieta esperando la lluvia…

¿DIBUJAMOS UNA ESTRELLA? ¿Dibujamos una estrella? Claro que sí, me respondiste. Son mis amigas. Cada noche, en mi hamaca, me dan luz desde los agujerillos del techo, y jugamos a las escondidas hasta que me duermo…

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Llueve torrencialmente y pienso en ti. En los agujerillos del techo, sobre tu hamaca… y en las estrellas que hoy no vendrán a jugar contigo. ¿Desde qué húmedo rincón de la palapa, jugaras hoy a las escondidas con la lluvia?

AGUA Albercas enormes llenas de agua. Campos de golf con pastos perfectos, bajo el tórrido sol. Agua de un pozo excavado a golpes de esperanza. Agua acarreada por espaldas encorvadas. 27


Agua que calma la sed y engaña hambres. Agua de lluvia en el fondo de un balde, mimada hasta la última gota. Mientras escribo esto, el agua mana, sin cesar, entre nuestras distraídas manos. Qué incongruente injusticia…

MUJER DE QUINTANA ROO Pensé que al volver al mar cambiaría la escena y cerraría, quizás, un capítulo en mis poemas dedicados a ti, pero no fue así.

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Quedó el recuerdo vívido y no tan sólo eso, te encontré donde antes no había mirado con los ojos del alma… Te encontré, rodeada de chavos, racheada de sol, esperando la combi. Te encontré cerca, muy cerca, compartiendo vecindad, luciendo tu huipil, con orgullo de casta, arrebujado entre los jeans, pero hilando el B’Atz de la vida y escribiendo en él una nueva historia.

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SI ME VOY Para mis hijos y para todos aquéllos que me han dado el gran galardón de su amor Si un día veis que me voy, no querrá decir que no me quede, aquí y en cada uno de todos vosotros. En el núcleo de cada célula vuestra, me encontrareis saltando entre galaxias de pura energía. Si me buscáis podréis sentirme reír, en medio de las estrellas, que con alegría se reflejan en este mar tan azul, amado, pequeño y nuestro. Aquí estaré como siempre, para lo que pueda serviros, si no me borráis de vuestro recuerdo, agradecida por vivir mientras viváis. 31


Qué mis palabras borren todos los llantos. ¡Alegraros! La buena nueva es que por fin habré sido premiada con el eterno y mágico polvo que hace volar a las hadas.

COMO LOS ÁRBOLES DEL MANGLAR Mudos de colores, mis pinceles se confabularon con los torcidos garabatos sobre el blanco listado, en libreta de colegiala, quizás para que mis manos no quedaran totalmente ociosas y huyeran de la comodidad, aséptica de un teclado frente a una luminosa pantalla. Tiempo ha que el lienzo perdió su albura bajo el polvo, arrinconada, de cara a la pared, sufriendo el castigo injusto que le infringe mi auto-castigada alma. Excusas… todas… ¡Y ninguna válida! 32


Maletas a medio llenar y vaciar, debajo de camas extrañas que no logran dar descanso. Pies descalzos de tiempo sobre pisos que cambian. Tiempos de ser, sin estar. Sólo la poesía me sigue a todas partes con la fidelidad de un can y la persistencia del agua empeñada en dulcificar las rocas. Me siento en deuda con el aroma de la trementina y los pigmentos en constante peregrinar, agarrándome al móvil mástil de una barca sin puerto, dando bandazos o soportando interminables calmas… Cansancio de desarraigo y añoranzas, añoranzas de mí misma, vagabunda en un ahora que no termina de ser presente y relampaguea en la retina…

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Los días pasan y las excusas siguen y los pinceles continúan mudos… Quizás este habitar sobre corales me está mostrando que donde no hay tierra para hundir raíces, hay agua y aire para crecer como los árboles del manglar.

AGRADECIMIENTO Todo lo que de mí sale ya no me pertenece, ni tan siquiera me perteneció cuando se gestaba, como un hijo, en el regazo del alma antigua… Lo que hago es solamente devolver aquello que me fue regalado: sentimientos, impresiones, vestidos con algo sacado de la esencia más profunda de mí misma. 34


Agradezco que algún día alguien tenga a bien posar sus ojos en ellos.

PÁJAROS DE PASO De mis poemas diré que son tan sólo aves de paso en el pentagrama de la vida. Fugaces, impredecibles algunos. Otros tenaces y fieles, volviendo al mismo nido una vez tras otra. Cómplices de sentimientos, demasiado arraigados o quizás no resueltos. Unos son chiquitos y pardos, casi imperceptibles, melancólicos y miméticos entre los árboles del camino como soplo de aire sobre las hojas.

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Los hay zancudos, desgarbados, vadeando aguas inciertas, casi patosos, manteniendo el equilibrio literario como Dios les dio a entender. Y unos pocos, muy pocos, lucen plumajes vistosos de colores iridiscentes, inspirados en estrellas fugaces que, sorprendida, casi no reconozco. Este vicio mío de garabatear palabras, hollando la blancura de las páginas… no puedo ni quiero quitármelo. Es así, pero al fin y al cabo son tan sólo pájaros de paso.

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Un día llegan, al otro se van y el manglar empieza a secarse y se resquebraja esperando la fecunda lluvia de alguna perdida lágrima.

¡TE TENGO! ¡Te tengo! Así juega al “pilla-pilla” mi alma con la vida. Demasiadas distracciones, demasiados olvidos de mí misma, y me pierdo, vagando en los quehaceres cotidianos. Y así pasan los días no vividos o ¿sí? Pero qué hermoso, en la brevedad de un silencio, poder decir: ¡Te tengo jugando al “pilla-pilla,” mi alma con la vida!

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CAFÉ DE OLLITA Te encontré casi desapercibida entre coloridos puestos de rojos jitomates y verdes aguacates. Al momento pensé que sólo estabas sentada, descansando… Pero luego vi, delante de ti en un cajoncito, un puñadito de café molido esta mañana por tus nervudas manos en las piedras del metate. Al lado, atraían las abejas un par de dulces piloncillos montando guardia a cuatro ramitas de canela, oscuras como tu piel. Sin preguntarte el precio dije: “Por favor, doña, póngamelo todo.” De tu bolsillo sacaste un papel,

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cuidadosamente doblado, y con gran primor envolviste tus tesoros. Al rato, te vi volver a casa con un cartón de leche, unos panes dulces y una sonrisa de abuela satisfecha.

TITIRITERA Lo quiera o no, en este circo de la vida, creo que ya he hecho todos los papeles. A veces, fui patético clown con pinturas chorreantes de sudor y lágrimas; o paquidermo desplazado moviendo grandes orejas para alcanzar a oír utópicos sonidos selváticos. Hubo momentos, en que afilé con fiereza mis uñas de tigre contra rejas oxidadas. 40


Me convertí en jirafa de tanto alargar el cuello para mirar por encima de las bardas que me impuse. Con sombrero de copa, dirigí fanfarrias, y con voz de falsete presenté espectáculos al redoble de tambores. Me lancé a volar en trapecios de arcilla, sin tensar la red de seguridades inciertas. Intente domar cuadrigas galopantes y a la vez ser danzarina sutil en sus lomos. Todo esto y más desde la cuerda floja, haciendo equilibrios con la cotidiana vida; habitando el carro que recorre caminos sin quedarse mucho en ninguno; haciendo hogar

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bajo las estrellas y bailando cual zíngara al son que suene; luciendo desgastadas ropas, zurcidas de recuerdos y esperanzas. Todo ello me lleva a pensar qué curiosa es esta decisión mía de ser… titiritera, porque el destino se cumple sólo si uno lo elige.

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MAÑANA DE DÍA DE MUERTOS Danzando como la última hoja, en la desnuda rama agitada por otoñales ráfagas heladas, me mantengo en la duda de seguir aferrada a mis sueños o volar libremente hacia el olvido para sólo ser crujiente canción bajo los pies de distraídos paseantes de la vida. Quisiera convertirme en amarilla cempasúchil y desojarme en los sagrados caminos que marcan el regreso a la casa, uniendo mi aroma al copal, iluminando las calaveritas y los panes junto a las veladoras que cada año son más numerosas. Esta mañana el silencio planea en el panteón del recuerdo, y el encuentro del sin tiempo, tan sólo por un día, nos hace eternos.

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DESPUÉS DEL DÍA DE MUERTOS Hasta el lago amaneció hoy en silencio, tenso como una boca cerrada, prieto y engarzado en la palabra “ahora”. Esmeralda en el centro del dije de colinas…. Sólo un suave hálito susurra bajito esparciendo, entre veladoras agotadas y restos de ofrendas, los marchitos pétalos de los dorados cempasúchiles. El día después es un pasar de las horas sin tiempo, lamiendo la sal de las mejillas, incluso respirando quedito para que ni se note, y sentarse en la media penumbra de una casa, vacía de risas y de cantos, con las manos reposando en el huérfano regazo y esperar a que se acostumbre el alma otra vez al silencio.

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AUSENCIAS Me preguntáis: ¿cómo lo llevas? ¡Amigos míos, las ausencias no se llevan, se soportan con más o menos gracia, estilo, donaire!, depende del día. Las nostalgias son como los olores de guisos caseros, por mucho que cierres puertas y prendas extractores, siempre encuentran resquicios por donde colarse… A veces huelen rico y otras a quemado. Por eso a mí me gusta hornear pasteles, para que huela rico, a dulces y queridos recuerdos.

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DUNAS DE SAL Hay días que llueve mansamente, quedito, susurrando, entre sueños de párpados cerrados, y la sal se acumula en las mejillas cual cristales de mica, como estrellas en el mapa de las dunas, forjadas por los años. Es bello saber que, de vez en cuando, devolvemos al mar unas gotas de esta sal que nos dio la vida.

LLEGAR Llegar no es lo mismo que arribar, venir, presentarse o aparecer en un lugar. Llegar es alcanzar, entrar, extenderse, alargarse,

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resistir, conservarse y mantenerse. Llegar tiene mucho más que ver con encaminarse, acercarse, impactarse, dejarse emocionar y aceptar. Llegar es partir, marchar, salir de tu pasado y vivir… ¡Hoy!

ELIJO Elijo, porque es mi derecho, subirme a las alturas donde los sentimientos, como aire, se afinan y se vuelven transparentes. Primero hay que escalar por pedregales de egos dejando atrás

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inútiles barnices, maquillajes de vida y convencionalismos, para llegar, con la desnudez inocente del niño, donde el aire se afina... y volverme transparente.

CUANDO TÚ DUERMES Cuando tú duermes, yo escribo, escribo, escribo para tejer las campanas de la noche con los sueños de la vida. Las palabras de un poema son silencios a gritos, campanas de medianoche... Cuando tú duermes, yo escribo, escribo, escribo...

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VENDEDORA DE ALCATRACES Ellos se fueron a sembrar edificios en tierra de serpientes. Ellas los siguieron a trapear sumisas casas de otros. Los campos quedaron huérfanos, el maíz seco, que abrazado al olvido, terminó rindiéndose a la selva. Sólo quedaste tú en la piel fósil del presente, cosechando con amor un puñado de alcatraces. Día a día, camino del mercado, las cargas a tu espalda como alas plegadas, arropando recuerdos y esperanzas.

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CANCIÓN DE LA TEJEDORA Me até el telar de cintura para tejer un huipil que fuera el pentagrama de tu vida en el aquí. Despacio lo fui tejiendo, con los rayitos de sol, arco iris de listones llenándolo de color. Metamorfosis de oruga, roja como flor de abril, en el centro mariposas con algún toque de añil. Hija de la luna inquieta, llévalo con honor, pues éste es testimonio de una madre y su amor. Tú tendrás que terminarlo y, cuando yo no esté aquí, átate a la cintura el telar para el huipil que tejerás a tu hija… ¡y viviré siempre en ti!

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FRENTE A LAS AVES DEL MANGLAR Qué mi alma anide en la libertad de tus alas y mi paso sea decidido, resuelto y firme, pero apenas perceptible, como el tuyo en la laguna. Qué sea capaz, todos los días de mi vida, de aprender de ti el gozo de volar alto y la serenidad de aterrizar con confianza, compartiendo este espacio que, por tan limitado tiempo, se nos ha dado con comprensión y respeto. Qué mi alma anide en la libertad de tus alas. y la paz no sea sólo palabras.

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SERENIDAD Serenidad deseada en la tormenta, perdida en el loco festejo. Serenidad que llegas cuando ya vas cargando una vida… Serenidad deseada, perdida, buscada y por fin ¡¡hallada!! entre arrugas de experiencia, con sonrisas de paciencia. Bendita serenidad, verdeazul, azulverde. ¡Luz del Yax!

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Impresión Grupo Editorial Estosdías SA de CV. Avenida Maxuxac, No. 471, entre Nizuc y Sacxán, manzana 377, lote 06, fraccionamiento Proterritorio, Chetumal, Quintana Roo, México. Código postal 77086. (983) 118-4114, 118-4115.


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Este cuaderno apuesta al futuro y no tan sólo como proyecto editorial, sino también como vehículo para la expansión de las ideas que se generan en Quintana Roo; la única manera de que podamos alcanzar un porvenir luminoso como comunidad depende de lo que sembremos ahora.

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