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Un cuento para

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P O E

P O E

No hay nada más maravilloso que ver y sentir la atención que ofrece un niño cuando le van a contar un cuento. Su mirada, su respiración, su atención plena cuando escucha la historia, y sus manitas y pies tan quietecitos no hacen más que confirmar que estamos nutriendo su alma y su corazón en ese momento.

La importancia de los cuentos en la vida de los niños, va más allá de incentivar desde pequeños su interés por la lectura (que es ya un gran objetivo). Tiene que ver con un desarrollo mucho más profundo, intenso y sin duda vital para su desarrollo personal y particularmente emocional.

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Los cuentos son para ellos el momento sublime para imaginar, para crear, para reconocerse en los personajes, pero también para desconocerse en ellos. Sin que lo planteemos deliberadamente, ya los niños definen que rol quieren asumir en la historia; y eso también sienta las bases de sus valores más íntimos, fortalece sus raíces inconscientes, eso que crece y se fortalece dentro de ellos, sin que nos demos cuenta. La Revista Genciana, me ha permitido esta vez compartir una serie de cuentos escritos a partir de mi experiencia personal como madre y últimamente también como contadora de cuentos. Es una propuesta para que en casa La Genciana ofrezca un espacio para compartir con los más pequeños, y para que ellos al disfrutar el cuento también puedan dar rienda suelta a su imaginación y crear y dibujar a los personajes.

Desde esta columna Un cuento para Gabriela, les dejo con el primer cuento de esta temporada.

- Mamá ¿Por qué confías tanto en mí? ¿Por qué me tienes tanta fe?

- Creo en ti hija mía, porque sé que brillas cuando te lo propones. Como las luciérnagas por las noches.

Nadie se imaginó que aquel día sería tan especial para la pequeña larva brillante. Se había pasado muchas noches y muchos días comiendo gusanos y babosas y cada vez se hacía más grande.

Su piel había mudado cinco veces, y su luz le parecía cada vez más brillante.

Estaba preparada para volar, y no sabía muy bien cómo hacer. Su instinto hizo lo demás y voló; pero sin luz.

La oscuridad la acompaño.

Ella sabía que tenía una semana en la que podía descubrir el bosque que la rodeaba. Sabía que tenía que vivir allí toda su vida, y estaba segura de que no había mejor lugar.

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