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SUNAFIL Cajamarca lanzó aplicativo SOS Alerta Contra el trabajo infantil y el trabajo forzoso
La Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil), a través de la Intendenta Regional de Cajamarca Yliana Galindo Peralta, el día lunes 06 de marzo del presente año, mediante conferencia de prensa se ha puesto a disposición de la ciudadanía un aplicativo útil denominado SOS alerta contra el trabajo infantil y el trabajo forzoso; en dicho evento participaron representantes de las diferentes Instituciones públicas de la Región Cajamarca.
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Este aplicativo va a permitir a cualquier persona que tenga conocimiento de estos casos (Trabajo infantil y trabajo forzoso) a alertar a SUNAFIL a fin de que se tome las acciones que corresponda de acuerdo a sus competencias. Dicha herramienta estará activo las 24 horas del día y se podrá acceder desde cualquier dispositivo digital. Para el acceso solo se deberá ingresar a la página web de la Sunafil: www.gob.pe/sunafil en la sección “Campañas y eventos”, que está a la mitad de la pantalla, ahí encontrará un botón rojo con las letras SOS.
Es importante resaltar que no es necesario identificarse al hacer uso del aplicativo en mención, existe la opción de no hacerlo, en caso no quieran comprometer su identidad, también deberá hacer una descripción de la alerta, donde señalarán los presuntos hechos de trabajo Infantil o forzoso, el lugar donde han observado el caso, subrayando que, además de Cajamarca, aplica para cualquier región del país. El aplicativo permite enviar ubicación exacta, así como adjuntar fotos o videos útiles para la alerta de estos casos.
¿Qué es lo que queremos conseguir con este aplicativo?
Involucrar a la sociedad en la tarea vigilante que tiene la Sunafil. De esta forma, las alertas comunicadas por la ciudadanía permitirán tener información oportuna sobre la incidencia de estos hechos a nivel nacional, generando con ello tableros de control y mapas de calor por regiones, provincias y distritos, los cuales servirán de insumo para las acciones que desarrollan los integrantes del Grupo Especializado de Inspectores del Trabajo en materia de Trabajo Forzoso y Trabajo Infantil de la Sunafil (GEIT-TFI Sunafil), así como los inspectores y el personal de prevención de las intendencias regionales.
Una vez recibidas las alertas, se compartirán con otras entidades públicas que participan en la Estrategia Nacional para la Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil (Enpeti), habilitando una funcionalidad que permitirá remitirlas a través de correo electrónico, buscando así unir esfuerzos para que el estado cumpla con la protección a la población vulnerable.
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En 1956 el mundo era muy distinto: Fidel Castro desembarcaba en Cuba, el gobierno norteamericano detonaba pruebas nucleares en las Islas Marshall, y en el Perú se libraba una transición del autoritarismo de Odría hacia el sistema democrático. En las salas de cine, el público conoció la nueva entrega del legendario director John Ford: “Centauros del desierto”, su película número 119 y, según muchos, uno de los más intensos y personales relatos sobre el Viejo Oeste.
Quienes con la palabra “western” imaginan un género cinematográfico trasnochado y simiesco, poblado de pistoleros bufones y de tramas nacionalistas; pueden encontrar en “Centauros del desierto” la más auténtica refutación a semejante prejuicio. Como las mejores, esta narración de John Ford es independiente de su propio etiquetaje: su inspección psicológica, sus paisajes delirantes y sus encuadres poéticos trascienden cualquier género.
La historia empieza con la llegada a casa de Ethan Edwards (John Wayne), un enigmático pistolero que tras años de misterio retorna al hogar de su hermano. Así como Ulises recorre las islas del Mediterráneo y Leopold Bloom las calles de Dublín, el periplo de Ethan lo obliga a sortear peligros y emboscadas en medio del desierto por el lapso de varios años. ¿Qué lo lleva a emprender tan desgastante travesía?. La búsqueda de su sobrina Debbie, capturada por indios comanches tras la brutal masacre de toda su familia. Al rescate propiamente dicho, claro está, se le suma una cuota de venganza personal así como una obstinación que, en muchas ocasiones, llega a extremos enfermizos y angustiantes.
A diferencia de otros protagonistas de este género americano, la categoría de “héroe” es dudosa cuando se le aplica a Ethan. A la par de su rudeza excesiva, se suma una virulenta obsesión por aniquilar y exterminar cualquier rastro de indios nativos. Cuando en un viaje inicial Ethan y otros pistoleros descubren una sepultura comanche, este dispara a los ojos del muerto con una descarnada sonrisa.
“De acuerdo a sus creencias comanches — responde Ethan cuestionado— quien no tenga ojos no puede entrar a la tierra de los espíritus y tendrá que vagar por siempre entre los vientos”. Su locura homicida no se limita a las acciones del mundo terrenal.
El desierto de John Ford no es solo un telón de fondo, es casi un personaje adicional. Además de imponer soledad y melancolía, las aéreas desérticas y los pobladores del “Monument Valley” intervienen directamente en la trama: enloquecen personajes, dilatan la búsqueda de Debbie y propinan un limbo hostil donde el tiempo pareciera detenerse y el peligro mortal asechar en cada metro. ¿Quién imaginaría que donde hoy se alzan los edificios Phoenix los niños aprendían a manejar sables y esconderse en cementerios, los mayores a cabalgar por días enteros y las familias a vivir en la más absoluta incertidumbre?. El desierto, según la visión del director, se postula como un territorio fronterizo entre la supervivencia y la muerte, entre la tradición y la modernidad. Al complejo retrato psicológico de Ethan, la película incorpora un despliegue escenográfico impecable, una fotografía con colores plásticos y encuadres donde la fatalidad humana y la inmensidad del desierto son resueltos en términos estéticos impactantes. Grandes escenas de batallas nos hacen vibrar, tanto como las que muestran la intimidad de los ranchos sureños y las cabalgatas en los páramos infernales. Pero, de ninguna manera, se trata de una estética vacía o de mera voluptuosidad imaginativa, sino más bien del enriquecimiento de la compleja divagación del protagonista, una divagación que es doble: a la vez geográfica y psicológica. Dentro de una historia, el inicio y el final son agentes determinantes. No hay mayor ejemplo que este filme para probarlo. Cuando Ethan regresa de su viaje y entrega a Debbie a sus familiares, rápidamente se queda solo. Incluso su aprendiz, el joven Marty, lo deja para reencontrarse con su prometida. Mirando a través de una puerta oscura —y mientras escuchamos una lírica balada de Max Steiner— el protagonista se resigna y se vuelve hacia las dunas. No hay llantos, ni explicaciones ni diálogos. Su violencia lo ha condenado al aislamiento; y el desierto, a la soledad perpetua.
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Nota: Publicado en el diario El Tiempo de Piura (05/03/2023) superflua e irreal. La efusividad y el éxtasis parecen dos demonios, recién salidos de la cárcel, alocados y distorsionados, dispuestos a acecharte en el instante menos pensado, se alimentan de lo irracional, de lo tonto, de tus vulnerabilidades y es que para conocerlos y/o sentirlos se debe optar por lo fácil e inconsciente, por la payasada, por el circo, por el histrionismo cargado de un ego regordete antipático y antisocial. Aparentemente son inofensivos, pero a medida que los vas conociendo te invaden, te persuaden y manipulan, tienen el poder de destruirte de maneras inimaginables. “No juegue con el diablo, el diablo tiene candela.” cerebral ingiriendo algún estimulante que pueda justificar la necesidad de desfogar desesperadamente alguna crisis existencial, alguna emoción mal gestionada, algún trauma, algún dolor, alguna pésima e insoportable experiencia; es por eso que las peores ecenas humanas se pintan de emociones extremas que van desde risas estrepitosas hasta gritos desesperados, ambos estados en medio de un escenario paupérrimo; porque la necesidad de sacar algo profundo duele y ese dolor fluye con escándalo y mal oliente, con fiebre en su máxima expresión, es la necesidad de explotar algo muy infectado en la cara de todos, no se puede más, se cae al fondo.
La comunicación para el desarrollo es una herramienta fundamental para promover el cambio social y económico en comunidades y países en desarrollo. A través de esta estrategia, se busca fomentar la participación ciudadana, la educación, la salud, el empoderamiento de las mujeres, la reducción de la pobreza y la promoción de la sostenibilidad ambiental.
La comunicación para el desarrollo (C4D) se basa en la idea de que la información es un elemento clave para el cambio. Al proporcionar información clara y relevante, las personas pueden tomar decisiones informadas y responsables sobre su vida y su comunidad. Además, la comunicación para el desarrollo promueve la participación ciudadana y el diálogo entre los diferentes actores sociales, lo que puede ayudar a resolver conflictos y mejorar la gobernanza.
La comunicación para el desarrollo no se trata solo de transmitir información, sino de establecer un diálogo real y significativo con las comunidades. Esto significa involucrar a las personas en todo el proceso de comunicación, desde la planificación hasta la implementación y la evaluación. Las comunidades deben tener la oportunidad de expresar sus necesidades y preocupaciones, así como de contribuir a la solución de problemas. Esto no solo promueve la participación ciudadana, sino que también aumenta la probabilidad de éxito de las iniciativas de desarrollo.
Otro aspecto importante de la comunicación para el desarrollo es la importancia de utilizar los medios de comunicación adecuados para llegar a la audiencia correcta. En muchos países en desarrollo, la radio sigue siendo el medio de comunicación más accesible y efectivo. La televisión y los teléfonos móviles también pueden ser herramientas importantes para llegar a audiencias más grandes y diversas. Es crucial utilizar el medio adecuado para transmitir la información de manera efectiva y asegurarse de que llegue a las personas que más lo necesitan.
La comunicación para el desarrollo es un enfoque que busca utilizar la comunicación de manera estratégica para lograr cambios positivos en las comunidades y sociedades. Este enfoque se basa en la idea de que la comunicación es un proceso fundamental en el desarrollo humano, ya que permite la transmisión de información, la construcción de relaciones sociales y la participación ciudadana en la toma de decisiones.
La comunicación para el desarrollo puede aplicarse en diversos ámbitos, desde la promoción de la salud hasta la lucha contra la pobreza y la desigualdad.
En cada uno de estos contextos, se busca establecer un diálogo abierto y participativo entre los diferentes actores implicados, como los responsables políticos, los profesionales de la comunicación, las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad en general.
Uno de los principales objetivos de la comunicación para el desarrollo es fomentar la participación ciudadana y el empoderamiento.
En resumen es una herramienta vital para promover el cambio social y económico en comunidades y países en desarrollo. La clave para el éxito es involucrar a las comunidades en todo el proceso de comunicación, proporcionar información clara y relevante y utilizar los medios de comunicación adecuados para llegar a la audiencia correcta. Al hacerlo, podemos trabajar juntos para crear un mundo más justo y sostenible para todos.
Podría vanagloriarme y catalogarme como la mejor mujer del mundo, o en su defecto, podría dramatizar sobre cualquiera de las condiciones que por default o suerte me tocaron en la vida, como por ejemplo: ser mujer y ser latina (que dicho sea de paso me siento orgullosa de ambas, el ritmo en mis venas se siente bien).
Pero no entraré en detalles, porque no es mi intención usar marketing, es decir, no quiero distorsionar la percepción que tengo de muchas cosas solo por el hecho de captar followers: fans o haters, incluso maquillar las palabras resulta injusto para ellos. Solo tengo ganas de escribir algo espontáneo, de la manera más sincera posible.
Se dice que la sinceridad asusta, estoy de acuerdo, pero solo cuando se torna incipiente. Es decir, cuando se la usa sin delicadeza, sin empatía y se torna más dura cuando no se cuenta con simpatía, se vuelve hipócrita y algo acartonada cuando se comparte con otros sin sentirse cómodo, sin sinceridad. Las sonrisas fingidas o sarcásticas solo satisfacen a los bufones. Creo que el mundo es tonto, tosco, un poco bruto, no saluda ni pide permiso, y si lo hace es porque supuestamente cuenta con algún interés escondido, pasa empujando con todo su derecho y sin conciencia del sentido del deber, se cree que no debe nada, se piensa tan dueño de todo que no escatima en daño alguno. Es por eso que el carisma, la atención y el respeto de algunas personas se vuelve una luz brillante en medio de una inmensa oscuridad e insoportable frialdad.
Trato de buscarle lógica y sentido al desfogarse dañándose o dañando ¿Dónde cabe el hecho de que sea una solución evitar la propia realidad? Distrayéndote con porquerías, en porquerías, y mi cerebro humano cae en cuenta que la naturaleza de la inconciencia es sacarse todo lo almacenado en el subconsciente, dejar la carga cómo se pueda y sobre todo, sin contar con la idea de que la forma en la que fluye puede sumar más daños. La consecuencia no se hace consciente hasta que pasan los efectos de lo ingerido, duele todo y cuando se recobra el estado real ¡Oh fatalidad! el dolor causa más dolor, y es que sanar implica comprender qué es humano y qué no. Para no convertirse en marioneta del destino hay que forzar la conciencia al orden.
Mi mamá dice que se nace con carisma, yo creo que es aprendido, talento y ejemplo, pero también creo que se puede desarrollar en cada una de nuestras personalidades contando con la conciencia de las herramientas necesarias para la real buena vida: valores y moral (tendencia a la paz, cariño, respecto, unión, buenos deseos, etc.). Cada vez se celebran menos las cosas simples y cotidianas, socializar se ha vuelto una carga diaria, una razón que merece incluso un esfuerzo insostenible (por eso muchos prefieren la virtualidad). Y es que se ha perdido el sentido de percibir la vida y oportunidades en cada segundo de ella. A pesar de los supuestos miles de años de evolución, las inseguridades mal gestionadas del ser humano lo han convertido en su propio verdugo, en un ser evasivo, poco profundo, torpe y bastante banal, más instintivo y funcional que humano.
Amo a los perros, puedo pasarme horas jugando con ellos, son tan recíprocos, puedo observar disfrutando cada uno de sus movimientos y expresiones. Todos los seres vivos cargamos naturaleza con ciertas características, un animal doméstico como un perro en su estado natural, nos muestra su inocencia y confianza en su máxima expresión, pero a medida que va pasando el tiempo y viviendo experiencias es que muchas de esas características innatas se van perfilando o se van perdiendo. En el caso de los humanos nos pasa algo similar, las experiencias nos corroen el cerebro o nos afinan el temple y la personalidad, depende de cada uno elegir qué hacer con el cuerpo y la mente, muchos piensan que se pueden separar, yo no lo creo ¡Imposible!
No quisiera convertirme en alguien intermitente frío y calculador, que cargue un ambiente con energía rara y deambule por el mundo por inercia, que busque gente por necesidad o soledad, que sea manipulable y poco confiable, que hiera corazones y pise cabezas. No quisiera denotar poder y mucho menos vanagloriarme de lo bueno que me ha dado la vida frente a las situaciones paupérrimas que pasamos todos. Creo que lograr tener los pies en la tierra, hacer consciente la necesidad de razonar y pensar de manera más humana se ha convertido en un mecanismo de vida óptimo frente a una sociedad cargada de odio insaciable. Recibes balas, dardos y lanzas todo el tiempo y de maneras inimaginables, en consecuencia se ensancha la protección inconsciente hasta convertirte en alguien frío y calculador.
No creo que la solución para sobrellevar al mundo sea cerrarse y tergiversar la inteligencia. Creo que muchos no tienen idea del poder que les confiere el hecho de ser humanos, no tienen idea de que la libertad proviene del hecho de manejarte adecuadamente, con respeto, con orden. Para mí, el sentirte digno es uno de los poderes más grandes que tiene el ser humano, y es que te vuelve inquebrantable y renovable, es decir, absolutamente nada podría destruirte si estuvieses consciente de que los límites son líneas amorales grabadas en tu mente y que nada tienen que ver con dejar de usar el corazón. Hay que romper la frialdad y las restricciones, hay que evitar tener un corazón coraza.
Felicitamos a los flamantes esposos: Nadia Rebaza Díaz y Carlos Bueno quiénes celebraron con familia y amigos en su espectacular matrimonio, donde la banda hora loca hizó bailar a todos. Muchas bendiciones en esta nueva etapa.
Inauguración
Felicitamos a la Sociedad Nacional de Industrias por su nueva sede en Cajamarca