Sabere ienciaS
Ciencia y Ciencia Ficción julio 2020 · número 100 · año IX · Suplemento mensual
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Contenido
Editorial 3
desarrOllOs
La actual pandemia desnudó la mercantilización que de la vida y la naturaleza hace el capitalismo así como la necesidad de construir nuevas estrategias y políticas que prioricen la reproducción de la vida humana en armonía con las otras formas de vida planetaria: más importante que el crecimiento económico es el propósito de dicha acción, que no es otro que el mejoramiento físico y espiritual de la humanidad sustentado en formas de apropiación de la naturaleza y la energía sustentables, y un nuevo orden social donde todas las vidas humanas sean valoradas y respetadas. Son imprecisos aún los alcances económicos, sociales y políticos de la actual pandemia y las formas como las confrontaremos. Lo evidente es que es un cambio fuerte en nuestras cotidianidades y es necesario otras estrategias de desarrollo para afrontarlo. Los pronósticos de crecimiento de la economía mundial variaron entre 8 y 10 puntos a la baja en el último semestre (pasaron de un positivo 2 a un negativo 6 u 8 por ciento del Producto Interno Bruto mundial), concomitante con ese decrecimiento es la disminución del comercio mundial, de la inversión extranjera directa, del empleo y del poder adquisitivo salarial. Los vulnerables de siempre se multiplicaron con la pandemia y han sido los más afectados por ella, ya sea por el riesgo a contagios por los empleos que desempeñan, por sus patologías y/o la ausencia de un sistema de salud que los proteja. Para atenuar los efectos de la contracción económica y contenerlos en un decrecimiento de sólo un dígito porcentual del PIB, el gasto público emergente en Estados Unidos de Norteamérica —como proporción del PIB— fue dos veces más alto que en Europa occidental y seis veces más alto con relación a México. Aun así, hay un generalizado deterioro de las condiciones materiales de reproducción social de la vida humana en la mayor parte de la población, ya que las políticas están orientadas a fortalecer la rentabilidad empresarial, no la salud, el ambiente o la calidad de vida. En México el gasto público anticíclico es menor a 2 puntos del PIB, poco significativo para afrontar la pérdida de 11 millones de empleos o salir
· Nuestra portada: Arriba: la primera imagen de la sombra de un agujero negro en la galaxia M87 obtenida con el Event Horizon Telescope. Abajo: Gargantúa, el agujero negro supermasivo de la película Interstellar.
súbitamente airoso de una caída del PIB posiblemente de dos dígitos, pero tiene una virtud, que se canaliza al 70 por ciento de la población más pobre del país, fortalece su poder adquisitivo, aumenta modestamente su consumo y crea mercado interno, falta el complemento, producir nativamente los bienes consumidos y para ello hay que generar proteccionismos y fomentar la inversión, al menos la pública, secularmente contraída y para ello debe aumentar tanto el gasto como el ingreso público, lo primero a través de condonación de deuda pública (al pago de la deuda se destina un tercio del egreso público), lo segundo, con impuestos al gran capital, como lo propone la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. En aras del “progreso” hemos destruido bosques, selvas y manglares, contaminado el aire y el agua, degradado suelos, exterminado especies biológicas, alterado los ecosistemas, ignorado prácticas agroecológicas sustentables, destruido culturas vernáculas y mercantilizado la vida humana. Otras formas de entender con la naturaleza y entre nosotros mismos son posibles, donde vivir sea plenamente placentero y satisfactorio. La pandemia puede ser la pedagoga que nos permita reflexionar y actuar en ese sentido, como lo sostiene Boaventura de Sousa Santos.
es un suplemento mensual auspiciado por La Jornada de Oriente DIRECTORA GENERAL Carmen Lira Saade DIRECTOR Aurelio Fernández Fuentes CONSEJO EDITORIAL Jaime Cid Monjaraz Alberto Cordero Sergio Cortés Sánchez José Espinosa Julio Glockner Raúl Mújica COORDINACIÓN EDITORIAL Sergio Cortés Sánchez REVISIÓN Aldo Bonanni EDICIÓN Denise S. Lucero Mosqueda DISEÑO ORIGINAL Y FORMACIÓN Elba Leticia Rojas Ruiz Dirección postal: Manuel Lobato 2109, Col. Bella Vista. Puebla, Puebla. CP 72530 Tels: (222) 243 48 21 237 85 49 F: 2 37 83 00 www.lajornadadeoriente.com.mx www.saberesyciencias.com.mx
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Presentación
Quedó un poco de café en mi taza RAÚL MÚJICA
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Robots: sueños de dioses DANIEL MOCENCAHUA
Cómo hacer ciencia ficción con científicos y no morir (matarlos) en el intento HUGO FÉLIX MERCADO Y CARLOS ALVAHUANTE (ELEMENTO PRODUCCIONES)
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Los titanes de la Ciencia Ficción DIEGO RODMOR
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Asteroides en la Ciencia y en la (Ciencia) Ficción JOSÉ GUICHARD
Homo sum
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Directorio
OtrOs
AÑO IX · No. 100 · julio 2020
Las opiniones expresadas en las colaboraciones son responsabilidad del autor y de ninguna manera comprometen a las instituciones en que laboran.
Puebla: de ángel a demonio SERGIO CORTÉS SÁNCHEZ
Bradbury en la cuarentena RAÚL MÚJICA
Tras las huellas de la naturaleza
Herpetohistorias que dejan huella, de Puebla para el mundo TANIA SALDAÑA RIVERMAR, ANDRÉS ALBERTO MENDOZA HERNÁNDEZ Y CONSTANTINO VILLAR SALAZAR. ILUSTRACIÓN: DIEGO TOMASINI “EL DIBRUJO”
10 Tekhne Iatriké La virología como ciencia ficción JOSÉ GABRIEL ÁVILA-RIVERA
Épsilon
JAIME CID MONJARAZ
11 Reseña (incompleta) de libros El futuro de la humanidad ALBERTO CORDERO
12 El objeto del mes Asteroides de Ciencia Ficción RAÚL MÚJICA
Calendario astronómico julio-agosto 2020 AGUSTÍN MÁRQUEZ Y JOSÉ RAMÓN VALDÉS
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Presentación Raúl Mújica *
uego de una hora y media de platicar con Hugo Félix, director de la película Cygnus, y con José Guichard, astrónomo del INAOE y director del Crectealc, sobre ciencia y ciencia ficción, me di cuenta que el cafecito que me había preparado para iniciar la charla, pues no lo había terminado, se quedó todo el tiempo esperando a ser liquidado. Se debió, sin duda, a que la conversación estuvo muy buena, con puntos de vista a veces muy diferentes, pero que coincidían en muchos aspectos. Tratamos, y trataba ahora, de no mencionar nada sobre pandemias, pero es inevitable, es uno de los grandes temas de la Ciencia Ficción (CF). Muchos recordarán La amenaza de Andrómeda, la novela de Michel Chrichton, luego hecha película por Robert Wise. Fue de las primeras novelas de CF que leí, después de 2001: Una odisea del espacio, y que de alguna manera me mostraron la importancia de la ciencia. Más que la trama del thriller, recuerdo los escenarios, el espectacular laboratorio de cinco niveles para estudiar microorganismos extraterrestres que pudiesen acabar con la vida en la Tierra, el grupo multidisciplinario de científicos, sus trajes de protección, y más. Sin embargo, hay temas más recurridos, como son los viajes al espacio. Desde la llegada a nuestro satélite natural, como en el caso de Julio Verne y sus dos obras De la Tierra a la Luna y Alrededor de la Luna, y muchos años antes el mismísimo Kepler con su Somnium Astronomicum, y muchos más años antes, en el segundo siglo de nuestra era, Luciano de Samostata ya se imaginaba a los selenitas. Así lo refiere Jorge Luis Borges en el prólogo que escribió para el libro de Ray Bradbury Crónicas Marcianas y que vale tanto como el libro, en mi opinión. Y justo el siguiente puerto espacial es Marte. Los marcianos son parte crucial en la CF, ya sea que vayamos, como en el caso de las ya mencionadas Crónicas Marcianas y que causemos destrozos en el planeta y en sus habitantes, o que vengan, como en el caso de la Guerra de los Mundos, de H. G. Wells, en la que querían acabar con nosotros, pero nuestros bichos acaban con ellos. Más recientemente obras como El Marciano, de Andy Weir, también hecho película, muestra algo que parece cada vez más cerca, realmente llegar a Marte. Hay esfuerzos de varias naciones y de empresas privadas que quieren posarse en ese planeta y terraformarlo. Este tipo de obras, a veces llamada CF dura, se apegan más al conocimiento de avances científicos, más que a sueños (o pesadillas). Y luego nos seguimos a los otros planetas, como en el caso de Arthur C. Clarke y las Odiseas espaciales, que pasan por diferentes planetas y lunas del sistema solar y nos describen la estructura de planetas, la posibilidad de que algunas lunas tengan las condiciones de albergar vida. Incluso una novela Las Sirenas de Titán, de Kurt Vonnegut, Jr., mencionaba la posibilidad de que esa luna de Saturno tuviese una atmósfera no demasiado adversa. Justo esa luna, Titán, fue la primera a la que se le descubrió una atmósfera. Ambos escritores, Clarke y Vonnegut, tenían formación científica o de ingeniería, por lo que seguramente estaban bien informados de los avances en el tema. Antes de salir del sistema solar, no debemos olvidar que Venus fue también un gran objetivo de los escritores de CF, dado a que es similar en tamaño a la Tierra, a que sólo está “un poco más cerca” del Sol y que tiene una atmósfera cubierta de nubes, dio material para inventarse la existencia de exóticas criaturas que habitaban selvas y bosques tupidas en un ambiente calientito. La ciencia nos proporcionó evidencia de que viajar a dicho planeta no sería muy placentero, la temperatura superficial de Venus es de aproximadamente 460 grados Centígrados, el aire es denso y húmedo, la presión atmosférica es unas 90 veces la de la Tierra y el vapor es ácido sulfúrico. La atmósfera venusina está compuesta en un 96 por ciento por dióxido de carbono. Las exploraciones planetarias han confirmado también algunas de las ideas que se manejaron primero en los libros de CF. Ya mencionamos el caso de Titán y su atmósfera. Lo mismo ha sucedido con otros planetas del sistema solar, e incluso con misiones espaciales que ya lo han abandonado o algunas otras que se han posado en cometas y asteroides. Se han encontrado cosas mucho más sorprendentes que las narradas en las historias de CF. Otro tema recurrente y recurrido son los Robots, el principal impulsor del tema es Isaac Asimov, quien enunció las tres Leyes de la Robótica, pero no abundaré en este tema ya que Daniel Mocencahua tiene un texto en este mismo número de , mejor vayan a leerlo directamente. Solo diré que aunque aún no tenemos robots como en los de las historias de CF, sin embargo, términos como los “positrones” fueron leidos por multitudes gracias a escritores como Asimov. El tiempo es, sin duda, otro de los conceptos más abordados y que permiten un gran juego en las historias, les comparto el resumen de Todos ustedes, Zombies, de Robert Hainlein, que encontré en una liga de la DGDC hace algún tiempo:
L
Quedó un poco de café en mi taza
“Jane, una recién nacida, es abandonada en un orfanatorio en 1945. En 1963 conoce a un vagabundo y se enamora de él. Queda embarazada. El vagabundo la abandona. Durante un parto difícil, los médicos descubren que Jane es hermafrodita y se ven obligados a convertirla en hombre para salvarle la vida. Alguien rapta a su bebé y “Jane” se da a la bebida y se convierte en vagabundo. En 1970 conoce en un bar a un amable anciano, al cual le cuenta la tragedia de su vida. El anciano le ofrece la posibilidad de viajar al pasado y vengarse del vagabundo que la abandonó. “Jane” regresa a 1963 y se enamora de una joven huérfana, a quien luego deja embarazada. El anciano viaja nueve meses al futuro, rapta al bebé y lo deposita en un orfanatorio en 1945. Luego lleva a “Jane” a 1985. Con el tiempo “Jane” se reforma y se dedica a viajar en el tiempo. Ya anciano, “Jane” conoce a un vagabundo en un bar de 1970.” ** Estas paradojas temporales solo son posibles en la CF. Sin embargo, tenemos paradojas ideadas por científicos para explicar conceptos complicados, como la de los gemelos, en la que uno de ellos viaja a grandes velocidades y el otro se queda en la Tierra, y al reencontrarse uno es más viejo que el otro. Viajar en el tiempo permite jugar con las historias y nos intriga. Viajando al pasado podríamos arreglar algunos errores que cometimos, ir al futuro permitiría saber si lo que estamos haciendo ahora funcionó. Algunas historias son menos robustas que otras, a mí todavía no me convence como es que John Connor, en Terminator, manda de regreso en el tiempo a su papá, para que lo pueda concebir!, pero otras, como el cuento Minority Report, de Philip K. Dick, en el que, a través de tres personajes que ven el futuro, pueden evitar actos criminales, es muy logrado. También hay película, pero el final es completamente diferente al texto. La sociedad en el futuro es otra línea popular en la CF. ¿Cómo será nuestra sociedad en el futuro? ¿Lograremos mantener la Tierra? ¿Hacia dónde evolucionaremos? Generalmente se plantea que el futuro será oscuro, luego de grandes guerras, pandemias, etcétera. Escritores como el mismo Philip K. Dick tienen grandes historias del futuro, Blade Runner es un cuento cuya adaptación al cine lo volvió un film de culto en la CF, mientras que Más que humano, de Theodore Sturgeon, plantea la evolución del ser humano hacia algún tipo de ente colectivo, él le llama Homo-gestalt, compuesto por marginados, desde un vagabundo, hasta un delicuente juvenil. Planeamos este número como pretexto por el centenario del natalicio de Asimov y Bradbury, pero podrán apreciar en los textos incluidos en este suplemento, que todos los autores muestran que la buena CF influyó de alguna manera en su carrera, antes y después de ejercerla. Esperemos que también les sirva de algo, pero sobre todo, que disfruten la lectura.
* rmujica@inaoep.mx
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Daniel Mocencahua *
Robots: sueños de dioses
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famosas leyes de la robótica que aún ichard Wrangham opina que no se pueden aplicar en la realidad. cocinar podría explicar el auNo tardó mucho en existir un robot mento de cerebro en los homíde verdad, de hecho, poco antes de nidos, el tener mandíbulas y dientes que yo naciera, en los sesentas, aparemás pequeños, lo que ocurrió hace 1.8 cieron los primeros robots industriales, millones de años. Posteriormente el los brazos manipuladores, capaces de dominio del fuego llevó al dominio cargar grandes motores o poner un del metal. tornillo al milímetro. Pero eran torpes Por lo que no se hace raro que uno y lentos. Y también en esa década llede los dioses griegos, Hefesto, repregamos a la Luna. Robots y naves espasente a la tecnología y sea un herrero, ciales dejaron de ser una fantasía. un maestro del fuego. Al calor de una Si me preguntas de qué sirve soñar fogata es fácil soñar, y una de las hiscon robots por medio de historias, torias acerca de este dios es que creapuedo decirte que uno de los grandes ra a seres metálicos que pudieran aportes a la humanidad por la robótimoverse y hacer tareas domésticas y ca son las prótesis electrónicas: corazode protección. nes, manos, incluso vista y oído se pueComo Talos que cuidaba a los habiden mejorar con tecnología. Por otra tantes de la Isla de Creta. Su historia es parte, lo que la tecnología devuelve a trágica porque su tarea era dar la vuella CF está en los cíborgs, el transhumata a la isla tres veces al día. Sin descannismo y el ciberpunk. En esta parte lo so. Vigilando. Medea, una hechicera, le · Robot de servicio ofrecido en la revista Popular Mechanics a inicios de los 60s. http://blog.modernmechaque quiero decir es que la ciencia y tecpropone hacerlo inmortal. Mientras nix.com/mags/PopularMechanics/7-1961/servo_servant.jpgPuebla nología son productos humanos, al Talos se emociona con la idea, Jasón le igual que la literatura, por lo que se quita un tornillo del tobillo y se derraalimentan entre sí, tanto para bien como para mal. ma el Icor, el fluido vital que su creador le había Por ejemplo, cuando yo nací no había internet, inyectado para funcionar. En algunas vasijas, del ésta empezó en 1969, y no había web, que no son 700 A C se muestra a este gigante caído con una lágrima saliendo de su ojo. Por cierto, Netflix acaba de subir la película de Jasón y lo mismo, hasta que se hizo pública en 1990. Hoy mis hijos no pueden concebir la vida antes de la web. los argonautas de 1963, y ahí se ve a Talos en todo su esplendor. Otra cosa que no había, pero que los matemáticos imaginaron, fue la inteliTalos representa no solo al primer robot, sino a una de las primeras historias que se pueden reconocer como de Ciencia Ficción (CF), ya que una aproxima- gencia artificial. Hoy tenemos robots más complejos que Wall-e en su hardware, ción al género es usar la tecnología avanzada en la trama: los griegos no pue- pero en pañales respecto a su inteligencia. No importa que la robot Sofía parezca den hacer robots, pero suponen que alguien con mejor tecnología sí puede. inteligente, le falta mucho para hacer una buena broma todavía. Y nosotros estamos participando en esto, en la robótica. No solo a nivel de Además, la CF como literatura tiene que ver con las emociones, y en esta histoinvestigación sino con eventos como el torneo nacional de robótica en donde hay ria sí que es emocionante. La tecnología va apareciendo poco a poco y son los griegos, ¡quién más! los partidos de futbol y los robots de servicio tratan de limpiar una playa o navegar que definen al ingeniero, ese ser vil que se ensucia las manos construyendo obje- sin chocar dentro de una casa. La ciencia y la tecnología que existen en nuestro país debe visibilizarse, hacertos en la realidad, pero usando matemáticas siempre. Como Arquitas de Tarento que hace un pájaro volador allá por el 300 AC, o Arquímedes de Siracusa que dise- se presente en el imaginario nacional para que los escritores puedan centrar sus ña máquinas de guerra con tornillos, palancas y poleas (200 AC) y aterroriza a los historias en nuestra idiosincrasia, pero también la ciencia ficción que se hace en el país debe hacerse visible. romanos con su rayo de la muerte. En los cuentos que he escrito no sólo hay mexicanos, hay poblanos: propuse un Por años las máquinas simples y el vapor fueron las únicas maneras de hacer tecnología. Pero después de la edad media aparecieron en la literatura los autó- astronauta en Un poblano en el espacio; un ingeniero robótico es protagonista en matas en forma de seres ideales, como Pinocho, que por magia puede mover su El gato marciano; y un ingeniero en ambiental especializado en terraformación en cuerpo de madera, seguramente porque sólo los dioses podían dar vida. En la rea- el cuento Descomposición espectral. Oh, son dos cuentos en Marte y uno en una lidad estos autómatas se movían con mecanismos de relojería y eran capaces de nave espacial, dirás y preguntarás ¿hay en México quien haga ciencia relacionada con eso? Sí, ya tuvimos un astronauta, y tengo un amigo biólogo que tiene una tocar el piano, escribir cartas o jugar al ajedrez. Y solo en sueños, como Kepler lo hace en Somnium, se podía ir a otros plane- plática donde explica qué se necesita para cultivar plantas en otros planetas, y contas a verificar lo que los científicos estaban descubriendo con sus observaciones. Sin sulté con una doctora en óptica para saber un poco más de la luz, y uso brazos embargo, Cyrano de Bergerac propone varios modos de ir a la luna: gotas de rocío robóticos, como los que programan mis alumnos en las plantas armadoras, para envasadas, cohetes, pájaros y extrañas máquinas; generando la idea de que la tec- construir con precisión aparatos de teletransportación en mi cuento. Pero como dice la canción, es en la realidad donde se dan las pesadillas. A la nología nos puede llevar a otros planetas. Con la aparición de la electricidad todo cambia. Y de hecho la primera historia frase de Alan Key que dice “Tecnología es aquello que no estaba ahí cuando tú que se reconoce como CF es Frankenstein de 1818, pues deja de lado las interven- naciste”, habría que añadir “ciencia ficción es aquello que todavía no ves”. Como ciones sobrenaturales y usa la ciencia y la tecnología para formar vida y conscien- una robot llamada Sofía que tiene derechos civiles en un país donde las mujeres cia. En el mismo tenor es que R.U.R. de Karel Kapek, en 1922, nos muestra a los pri- casi no los tienen. O que las impresoras 3D puedan imprimir pistolas. Que las redes sociales sepan si respetas la sana distancia. Y que mueran miles de niños porque meros robots, que se revelan contra la humanidad y la destruyen. ¿A qué edad te enteraste de que los robots de Kapek no son mecánicos sino sus madres no los vacunen. Sí, distopías que ni a las mentes calenturientas se les ocurrieron, nos están pasando. Estamos viviendo lo que antes era CF: todavía no biológicos? Al igual que la criatura de Frankenstein, son obra de la ciencia y tecnología de hay autos voladores, pero ya hay robots que hablan. Como podemos ver, la idea de hacer robots es muy antigua, pero no falta un futuro no muy lejano, pero que abordan temas éticos muy presentes como la esclavitud, el abuso de la tecnología y si la consciencia puede emerger en una cria- mucho para tener en casa lo que Venus le pidiera a Hefestos, su esposo: robots que le hicieran las labores del hogar. Seguramente el sueño de muchos de nosotros. tura hecha por el hombre. Y fue que entonces las historias de robots aparecieron formalmente, muchas de ellas con Isaac Asimov. Y además historias de robots y naves espaciales y sus * d.mocenca@gmail.com
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Hugo Félix Mercado y Carlos Alvahuante (Elemento Producciones) *
Cómo hacer ciencia ficción con científicos y no morir (matarlos) en el intento
—¿Y si hacemos una película de ciencia ficción? —¿Sin dinero? ¿Cómo? —Podríamos usar una sola locación para que no salga caro. Una locación muy interesante, eso sí. —¿Cómo cuál? —Como en un telescopio... Piénsalo: son lugares hechos para ver las estrellas, y siempre los construyen en lugares exóticos. —Suena bien, suena bien…
sí dio inicio nuestra aventura de hacer una película mexicana de ciencia ficción. Nunca nos imaginamos que el trayecto iba a ser tan largo. Tampoco anticipamos cómo sería nuestra relación con las personas que nos ayudarían a mejorar la parte científica de la historia. Cuando empezamos a esbozar la trama, delimitamos una serie de reglas para la película: no debía contar con muchos efectos especiales; sería cien por ciento mexicana, con personajes mexicanos; la acción tenía que ser fundamental, así como la verosimilitud científica (un requisito que nos parecía y nos sigue pareciendo obligatorio en el género de la ciencia ficción). Nos preguntamos: ¿cuál es la historia que queremos contar? ¿Qué nos interesa decir? Y cuando tuvimos ciertas guías al respecto, llegamos a un punto muy importante: la parte científica. Planteamos diferentes historias, pero dudábamos si eran factibles. Fue entonces que decidimos hacer el primer contacto: lanzamos algunas señales con la esperanza de que alguien las viera y acudiera al llamado. Un par de semanas después llegó nuestra primera respuesta. Unos científicos nos invitaron a una reunión para platicar sobre nuestro proyecto. Lo primero que nos dijeron fue: ¿en qué necesitan ayuda? Nosotros, todos emocionados, les preguntamos si nuestros personajes podrían ver el futuro usando un telescopio óptico, tal vez mediante un puente Einstein-Rosen. Y fue así como nos dimos cuenta de un gran problema: nosotros, como contadores de historias, nos aferrábamos a un “podría”, mientras que los científicos sólo pensaban en el “puede”. ¿Cuál era la diferencia? Que ellos nos decían: no se puede eso que ustedes quieren, y nosotros preguntábamos: ¿pero sería posible de alguna manera?, y ellos, tajantes y ceñudos, nos contestaban: no, no se puede. Fin de la discusión. Y aunque nos daban mil razones para que nosotros entendiéramos por qué científicamente no era posible lo que queríamos, nosotros no sabíamos cómo decirles que lo único que realmente deseábamos era que existiera la posibilidad. Al poco tiempo tuvimos la oportunidad de visitar el Observatorio Astronómico Nacional en San Pedro Mártir, Baja California. Un lugar tal como nos lo habíamos imaginado: un bosque sorprendente y, en la parte más alta de la sierra, tres telescopios ópticos. Vivimos la experiencia de estar en un observatorio por una semana. Fue muy estimulante. Tanto, que nos pusimos a escribir algunas escenas de la película in situ. Era una excelente locación, aunque estuviera muy lejos de la Ciudad de México. El problema radicaba en que nuestra historia, al menos en cuanto a la parte científica se refería, distaba mucho de ser sólida. Seguíamos considerando lo de ver el futuro con un telescopio óptico y eso no era científicamente posible, sin importar cuántos asesores tuviéramos (y tuvimos muchos). En nuestras reuniones con ellos recibimos propuestas muy interesantes. Incluso nos llegaron a sugerir historias que les resultaban intrigantes y emocionantes, pero que carecían de un elemento dramático atractivo, algo indispensable en cualquier historia. Pero al tratar de señalarles esto, fue como cuando ellos nos quisieron explicar la ecuación de onda del universo... Quedaba claro que hablábamos lenguajes muy diferentes, y por momentos llegamos a temer que jamás íbamos a ser capaces de entendernos. En determinado momento pensamos que a lo mejor la solución consistía en ceder: en lugar de estarlos cuestionando, sería mejor hacerles caso, permitir que nos guiaran de principio a fin. El resultado fue un guion súper científico, pero mortalmente aburrido para todos aquellos que no supiéramos nada de astronomía. Los personajes se la pasaban hablando de cómo determinar si un objeto era joviano o rocoso mediante la tangente del ángulo formado según su posible distancia, y otras cosas todavía más extrañas. Por más que nos gustara la ciencia, y en especial la ciencia ficción, no era una
película que nos hubiera gustado ir a ver al cine. El guion terminó en el cajón de la vergüenza y tuvimos que replantear, por enésima ocasión, la historia. Sin embargo, aquellas reuniones no fueron en vano, pues nos dejaron muchas enseñanzas. Gracias a ellas nos dimos cuenta de que nuestra hipótesis ya estaba superada, que existían muchas otras opciones para hablar de lo que nos interesaba, y que había un nuevo proyecto científico en la Sierra Negra que necesitábamos conocer. Hicimos contacto con otro grupo de científicos, quienes nos enseñaron el lugar donde se montaría lo que iba a ser el proyecto científico más grande de nuestro país: en la punta de un volcán, a más de 4 mil 600 metros de altura sobre el nivel del mar. Estaba empezando la construcción del telescopio más grande en su tipo. La llegada a ese lugar era, por sí misma, toda una aventura. Había que subir por una montaña, atravesar un bosque y seguir ascendiendo hasta sentir que te faltaba el aire. No había suficiente oxígeno ni siquiera para que las plantas pudieran crecer. Habíamos encontrado una nueva locación, más cercana a la Ciudad de México (y por lo tanto mucho más económica en términos de producción cinematográfica), pero a la que todavía le hacía falta el personaje principal: el telescopio. Tuvimos que esperar a que lo construyeran. Mientras, aprovechamos para seguir corrigiendo la historia. Las semanas se convirtieron en meses y luego en años. Continuamos aprendiendo cosas nuevas gracias a los científicos. También fuimos conociéndolos cada vez más. Nos dimos cuenta de que eran muy peculiares: les gustaba reírse, pero sin perder la formalidad; eran orgullosos, aunque cooperadores (de hecho, les gustaba mucho enseñar, como si su segunda vocación fuera la docencia). Y fue así como tuvimos un golpe de suerte: encontramos a unos astrónomos que entendieron a la perfección que no tratábamos de hacer un documental científico, sino una película de ficción con pequeñas dosis de ciencia. ¡Aleluya! Fueron ellos quienes, luego de leer la historia, nos dieron una esperanza. Además, estaban conscientes de que era posible tomarse algunas licencias en el cine: había que aceptar ciertos hechos como viables para fortalecer los elementos dramáticos, aunque sin traicionar las exposiciones científicas. A partir de ahí, todo marchó sobre ruedas. Pudimos ver cómo el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano dio su primera luz científica y diseñamos un conjunto de planos cinematográficos y secuencias dramáticas para que sucedieran en ese espacio. Logramos filmar la película y llegó el día en que la tuvimos que presentar ante la comunidad científica. Solo queda decir que ahora, científicos y cineastas, hemos formado una amistad bien equilibrada, digna de una película de ciencia… y ficción.
A
Película Cygnus (2017) Tráiler Oficial https://www.youtube.com/watch?v=ksegtEE06_c Twitter: @peliculacygnus Facebook: https://www.facebook.com/peliculacygnus/ Instagram: https://www.instagram.com/peliculacygnus/ Web: www.peliculacygnus.com * hugo@elemento.com.mx y alvahuante@elemento.com.mx
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Diego Rodmor *
Los titanes de la Ciencia Ficción
dentrarse en los terrenos de la ciencia ficción representa un juego especulativo que además de ser fascinante por los dilemas que plantea, nos obliga a repensar nuestro presente. A pesar de que ya habían existido algunas manifestaciones previas, su concepción como género se dio en los años veinte del siglo pasado y desde entonces el tema ha sido del gusto general. ¿A qué se debe esa complacencia? Sensaciones ilusorias de estar un paso adelante, de vernos en un futuro no muy lejano afrontando las consecuencias de actos irremediables o soñarnos explorando interesantes escenarios con el apoyo de los avances tecnológicos. Nos gusta la ciencia ficción porque explora lo desconocido de una forma verosímil. Y para adentrarse en el género no hay nada mejor que el impulso de la literatura y el cine, siempre ponderando las bases establecidas por aquellos grandes visionarios que moldearon este tema. Universos que, a pesar de contar con esos toques fantásticos, logran abordar sus estructuras de una forma coherente. Un puñado de voces le dieron al género ese mérito artístico que con el paso del tiempo lograría alejarlo del rincón de la marginación. Nombres como Arthur C. Clarke, Phillip K. Dick, Stanislav Lem o Adolfo Bioy Casares llevaron a la ciencia ficción al lugar privilegiado que hoy tiene. Sin embargo, no es posible hablar de sci-fi sin mencionar a sus dos titanes más icónicos. Ambos cultivaron el género de forma grandiosa y a cien años de haber nacido siguen siendo importantes referentes de esta narrativa especulativa. Isaac Asimov y Ray Bradbury tienen la misma edad que el género mismo, por lo tanto este año no sólo podríamos celebrar a los dos autores sino a la ciencia ficción en general. Y es que a pesar de que cada uno aborda su línea específica, es innegable la forma en la que terminan complementándose. Eterno divulgador de la ciencia, Isaac Asimov plasmó a lo largo de su obra de ficción inquietudes tan esenciales a través de una sublime reinterpretación del mundo. Siempre fue constante en su reflexión hacia el futuro, en torno a las posibles consecuencias que afectarían a la humanidad y con una exactitud casi matemática terminó construyendo un tratado sobre la naturaleza humana y sus posibilidades en el lejano porvenir. La constante relación entre la filosofía y la tecnología destaca en su literatura, sus problemáticas se caracterizan por ser bastante humanas. Sus escenarios siempre tienen un respaldo científico sólido y su literatura termina siendo más una posibilidad que una fantasía. Ray Bradbury por el contrario siempre se consideró un escritor de historias fantásticas. Situaciones como los viajes al espacio, las novedades dentro del campo nuclear o la incertidumbre ante la Guerra Fría fueron una enorme influencia dentro de sus relatos. Su labor como escritor logró darle cierto prestigio al género ante una crítica literaria que consideraba a la ciencia ficción como un entretenimiento menor. Los vicios de su tiempo logran transportarse a novelas con escenarios futuristas y ahí es donde encontramos su mirada, siempre mordaz. La visión de una espiritualidad que se ve afectada por los imponentes avances tecnológicos y que Bradbury explora a través de una prosa sencilla y poética. El tiempo se ha encargado de posicionar a ambos personajes no sólo como autores imprescindibles del género, sino de la literatura universal. Afortunadamente, uno de los mayores beneficios de la ciencia ficción es que logra tener cierto carácter de atemporalidad que le permite influenciar a más de una generación. Así mismo, su visión ha anticipado el desarrollo de la tecnología e incluso el impacto que podría tener dentro de una sociedad futura. Algo similar ya había ocurrido con Julio Verne, quien planteó la posibilidad de viajar en globos aerostáticos o desde las profundidades del mar a través de submarinos. Uno de los aportes más significativos de Isaac Asimov fue el concepto de robótica y todo lo que supuso su creación. Además de ser concebida como una disciplina ficticia dentro del libro Yo,
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Robot, también estableció las famosas “Tres leyes de la robótica” como una parte de la programación que cualquier inteligencia artificial debería respetar. Las leyes, sencillas y sensatas, presentan una interesante ambigüedad. Ya el escritor Karel Čapek había utilizado el término robot, mismo que viene de la palabra checa robota cuyo significado es sirviente. Sin embargo, fue Asimov quien abordó con mayor profundidad este tema. La ambiciosa saga Fundación también ofreció aspectos interesantes. Uno de ellos fue la “Psicohistoria”, otra disciplina ficticia en la que Asimov planteaba la posibilidad de predecir el comportamiento humano a través de fórmulas matemáticas. Estableciendo ciertos paralelismos con la historia del Imperio Romano, el autor nos presenta una sociedad que ha colonizado infinidad de sistemas solares y que a pesar de contar con importantes avances tecnológicos está destinada a caer. Todo esto se muestra a través de la perspectiva inicial de un científico que utiliza esta disciplina para descifrar de forma precisa un comportamiento masivo. Enorme ficción que inspiró algo tan real como la futurología, un conjunto de estudios que buscan el entendimiento del futuro a través del reconocimiento de patrones del pasado y del presente para definir tendencias. El caso de Ray Bradbury no es la excepción. Novelas como Crónicas Marcianas o Fahrenheit 451 se han acercado demasiado a acontecimientos de nuestra cotidianeidad. Una sociedad esclavizada por el televisor, llena de comodidades y atascada de propaganda que vende la idea de vivir felices mientras se extinguen los libros y el libre pensamiento está estrictamente prohibido. Una premisa aterradora durante mediados de los cincuenta pero que hoy es una completa realidad. El legado de Bradbury es enorme y se encargó de inspirar a varias generaciones. Hoy se ha planteado una mayor posibilidad de visitar otros planetas y las bases científicas sumadas a los avances tecnológicos podrían hacer realidad esta noción que para Bradbury significaba el camino a la inmortalidad del ser humano. Sus Crónicas Marcianas fantasean con la idea de colonización interplanetaria pero al mismo tiempo abordan cuestiones propias de la complejidad humana como el poder, la ignorancia, la banalidad o la misma rapacidad del hombre pero frente a civilizaciones extraterrestres. La misma contingencia que hoy nos aqueja pareciera ser un pedazo de ficción del mismo libro. Ray Bradbury estaría estupefacto ante las similitudes de nuestra situación con las acontecidas en su obra literaria. Tanto Asimov como Bradbury lograron visualizar cuestiones que hoy no parecen tan descabelladas como hace cinco décadas. Y esa es una de las principales maravillas de este género tan admirable. El cine también ha expandido estas nociones y poco a poco otras voces han surgido para mostrarnos nuevas propuestas mediante una infinidad de medios. La ciencia y la tecnología le deben tanto al sci-fi y a su vez el sci-fi está en deuda con la ciencia y la tecnología. Una simbiosis necesaria para llevar a cabo la búsqueda de un beneficio común: el replanteamiento de nuestro presente mientras caminamos hacia lo desconocido en un intento por avanzar como sociedad. Siempre será un deleite adentrarse en los terrenos de la ciencia ficción y no hay forma más extraordinaria que hacerlo de la mano de estos íconos del género. Quizá abordarlos para encontrar ese peculiar paralelismo con nuestra actualidad pueda ayudarnos a descifrar el propio concepto de nuestra humanidad. Sin embargo, si hay algo seguro es el hecho de que devorar ciencia ficción nos permite expandir los límites de nuestra imaginación a través de un prometedor y alucinante viaje. No hay mejor oportunidad que hacerlo en el centenario de estos dos titanes de la ciencia ficción. * rodmor13@gmail.com
7
julio · 2020
José Guichard *
Asteroides en la Ciencia y en la (Ciencia) Ficción El asteroide B-612 es un miniplaneta situado en el Cinturón de Asteroides, específicamente en la zona compartida con los asteroides 325 al 330. Fue descubierto en el año 1909, por el astrónomo turco Mehmet Ben Behnet, sin embargo, su descubrimiento se hizo conocido a partir de 1945, cuando el investigador francés Antoine de Saint-Exupéry lo describió en su ensayo “Estudio sobre el asteroide B-612: geología, características y presuntas formas de vida”, libro que aún es estudiado por la comunidad de científicos. El ensayo está basado en algunos apuntes que estaba leyendo cuando su avión se accidentó en el desierto del Sahara. Hay rumores de que estaba cotejando información con un niño extraviado en el desierto, pero eso no está confirmado. Tiempo después, cuando se esperaba una segunda parte del estudio, Saint-Exupéry realizó un viaje de exploración en el Mar Mediterráneo para buscar información sobre el paradero de Amelia Earhart, desaparecida en 1937 en el Pacífico. Aún lo estamos esperando. (https://inciclopedia.org/wiki/Asteroide_B-612). Nota para expertos: no todos los asteroides son igual de bonitos, redonditos, con baobabs y con flores. l ambiente interplanetario que rodea a la Tierra es, sin duda, hostil, con millones de pequeños cuerpos, aunque de muy diversos tamaños y formas, que pueden modificar sus órbitas y moverse de sus reservorios naturales (esencialmente el Cinturón Principal de Asteroides, localizado entre las órbitas de Marte y Júpiter) a la parte interior del sistema solar, en particular cruzando la órbita terrestre alrededor del Sol. Se calcula que, diariamente, en la atmósfera de la Tierra entran entre 50 y 150 toneladas de residuos cósmicos. Afortunadamente, la gran mayoría son lo suficientemente pequeños como para desintegrarse a medida que se mueven en las capas de la atmósfera terrestre. Sin embargo, los cometas de período corto y los asteroides son los cuerpos pequeños del sistema solar que más peligro pueden representar si se produce un impacto sobre la superficie de la Tierra. Evidencias de estos encuentros se tienen en muchos planetas y satélites del sistema solar, incluyendo, por supuesto, la Tierra y la Luna. En general, la comunidad científica no puede predecir el momento ni el lugar preciso de un impacto de esta naturaleza, pero sí podemos hacer análisis estadísticos de la probabilidad de que ocurran. Objetos mayores a los 30 metros, que sin ser tan grandes pueden provocar grandes daños, tienen una frecuencia de impacto de uno cada varios siglos, mientras que para un objeto de unos 300 metros, la frecuencia disminuye a uno cada varios cientos de miles de años. Estas estimaciones podrían ser más precisas, pero se necesita un mayor número de observaciones para poder determinar sus elementos orbitales de una manera más confiable. Si revisamos las estadísticas presentadas por el Centro de Planetas Menores (Minor Planet Center), organismo que se encarga, a nivel mundial, de recolectar todas las observaciones de estos objetos y de calcular sus órbitas, veremos que, aunque hay varios millones de observaciones, son aún insuficientes dado el gran número de asteroides que todavía no ha sido descubierto. Esto implica que es de primera necesidad e importancia que nuevos observatorios y estaciones se incorporen a los programas de búsqueda, identificación y seguimiento de asteroides en general y de objetos cercanos a la Tierra en particular. Por cierto, en el INAOE hay un grupo de astrónomos dedicados al estudio de estos objetos, y el Instituto forma parte de la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN, por sus siglas en inglés), auspiciada por la ONU. Hoy en día el riesgo de una colisión es mucho menor que en los primeros 700 millones de años de la historia del sistema solar, debido a que las órbitas planetarias se han estabilizado y muchos de los objetos pequeños han sido asimilados por planetas y satélites. Sin embargo, el riesgo de un impacto mayor, con objetos que tienen órbitas elípticas muy excéntricas, que pasan cerca o cruzan la órbita de la Tierra, permanece latente. La colisión, en 1990, del cometa Shoemaker-Levy 9 con Júpiter y los eventos de Tunguska y Chelyabinsk, ambos en Rusia, el 30 de junio de 1908 y el 15 de febrero de 2013, respectivamente, son una clara evidencia de que estos eventos pueden ocurrir en la época moderna. Y no hablemos de los tiempos remotos del evento K-T, hace 65 millones de años, que modificó radicalmente la vida en la Tierra. Estos objetos, con órbitas alrededor del Sol entre las de Venus y la Tierra o entre las de la Tierra y Marte, se denominan Objetos Cercanos a la Tierra o Near-Earth Objects (NEOs). Pueden ser asteroides (Near-Earth Asteroids, NEAs), fundamentalmente provenientes del Cinturón Principal de Asteroides o cometas de período corto (Near-Earth Comets, NECs). La determinación de sus parámetros orbitales permite catalogarlos como objetos cercanos a la Tierra. En la actualidad se conocen más de 20 mil NEOs. Por su misma naturaleza, los asteroides son un tema muy atractivo para la ciencia-ficción, ya sea en cuentos, novelas, películas o series de televisión. ¿Quién no recuerda al capitán Han Solo esquivando miles de asteroides en el Halcón Milenario, o a Bruce Willis haciendo explotar un asteroide y salvando a la Tierra? Por cierto, eso es lo que menos se recomienda en caso de que algún día se nos presentara esa cuestión. Lo mejor es frenarlo, acelerarlo o desviarlo, para evitar que miles de fragmentos caigan a la Tierra. Ya que estamos en esto, a mí en lo personal me gustó más Impacto Profundo, es más realista e inquietante.
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En cuanto a la literatura, The Moon Maker (1916) de Arthur Train y Robert W. Woods trata de un asteroide (llamado Medusa) que es desviado, para que no choque con la Tierra, mediante rayos que provocan una reacción nuclear en su superficie, pero en lugar de ser destruida, Medusa se convierte en una segunda luna de la Tierra. Isaac Asimov también escribió unas novelas sobre asteroides, protagonizadas por su personaje Lucky Starr; sin comentarios, mejor leamos sus maravillosas sagas de los robots y las Fundaciones. Y El fin de la eternidad, Los propios dioses y Amanecer. Ya se está hablando sobre algo en que la ciencia y la ciencia ficción se mezclan: la minería de asteroides, ya sea viajando hasta ellos o trayéndolos a una órbita alrededor de la Tierra o de la Luna para su explotación. Hay trabajos muy serios sobre el tema e incluso algunas compañías ya establecidas y listas para ese futuro cercano. Y si a la ficción vamos, hay una serie de novelas altamente recomendables sobre la colonización del cinturón de asteroides, doscientos años en el futuro, escritas a cuatro manos por dos autores bajo el seudónimo de James S.A. Corey. Buenísimas, ciencia ficción moderna de primera. Por supuesto ya está la adaptación a televisión en una serie también excelente llamada “The Expanse”. Por último, para no olvidar que este año se celebra el centenario de dos gigantes de la ciencia ficción como lo son Isaac Asimov y Ray Bradbury, viene a cuento mencionar que cada uno tiene un asteroide nombrado en su honor: 9766 Bradbury y 5020 Asimov. Si quieren consultar sus órbitas, y las de algún otro asteroide, vayan al Minor Planet Center (https://www.minorplanetcenter.net/).
· Ejemplo de infografías sobre NEAs generadas por el Grupo de Planetas Menores del INAOE.
* jguich@inaoep.mx
8
julio · 2020
Homo sum Sergio Cortés Sánchez *
Puebla: de ángel a demonio
· Fuente. Gobierno de México.SS. Coronavirus.Datos (https://coronavirus.gob. mx/datos/#DownZCSV)
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a entidad de Puebla registró, al 2 de julio del año en curso, la cuarta posición con relación a la población afectada por Covid-19, tanto por la cantidad de casos confirmados acumulados como por la tasa de prevalencia (casos positivos divididos entre la población): 169 casos positivos por cada 100 mil habitantes, por debajo de la Ciudad de México (550), Tabasco (434) y México (204). Respecto a la tasa de mortalidad por Covid-19, fue quinta posición: Ciudad de México es la líder, con 61.9 decesos por cada 100 mil habitantes; Baja California registró 53.5; Tabasco con 42.1, México, 32.8 y Puebla con 20.8 decesos por cada 100 mil habitantes (la media nacional fue 22.8). Si estuviéramos a la mitad de la pandemia y el comportamiento humano fuese similar al registrado hasta fines de junio, las tasas de prevalencia y de mortalidad se duplicarían. Múltiples y complejos factores confluyen para la trasmisión y contagio por el coronavirus SARS-CoV2, a las ya conocidas patologías preexistentes, la edad y la calidad de los servicios básicos de la vivienda, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) agrega la contaminación de aire, suelos, ríos, acuíferos y cuencas hidrográficas generados por los parques y corredores industriales; minería a cielo abierto; monocultivos con uso intenso de agroquímicos; complejos petroquímicos; corredores turísticos y desarrollos inmobiliarios. Andrés Barreda Marín y María Elena Álvarez-Buylla Roces, del Conacyt, han estimado en 17 millones de personas las afectadas por residuos tóxicos y las ubican en 11 regiones del país, dos de ellas en Puebla (cuenca Zahuapan-río Atoyac-Valseqillo y acuífero Libres-Oriental) y, entre los principales contaminantes destacan asbesto, metales pesados, compuestos orgánicos volátiles, contaminantes orgánicos persistentes, contaminantes químicos emergentes, cromo hexavalente, dioxina, furano, plaguicidas, agroquímicos, productos farmacéuticos, uso masivo de fármacos veterinarios así como excremento y cadáveres de cerdos. En las 11 regiones mencionadas se ubican los municipios con alto índice de enfermedades y, en opinión de Álvarez-Buylla Roces, las personas mal alimentadas expuestas a contaminación son más propensas a desarrollar diabetes, una de las comorbilidades asociadas al Covid-19 (Webinario internacional Pos Covid, Pos Neoliberalismo. UNAM, Sesión 4: Democracia, Ciencia y Movimientos Sociales, 19 junio 2020). Los municipios donde se ubican los principales parques industriales del país registraron tasas de mortalidad por Covid-19 muy altas: en la Ciudad de México, las demarcaciones territoriales de Tláhuac, Iztapala e Iztacalco tuvieron tasas entre 40.1 y 80.5 por cada 100 mil habitantes; en el estado de México, los municipios de Cuautitlán, Ecatepec, Naucalpan, San Mateo Atenco, Tecamac, Toluca y Tultitlán registraron tasas de mortalidad entre 26 y 47 por cada 100 mil habitantes; en el oaxaqueño municipio de Tuxtepec, la tasa de mortalidad fue de 56.9 por 100 mil; en Lázaro Cárdenas, Mich., la tasa fue de 64.5 por 100 mil y en los municipios de Cuernavaca, Mor. y Puebla, Pue., la tasa de mortalidad fue de 41.6 por cada 100 mil habitantes. Situación similar se observa en los complejos turísticos de Acapulco y Benito Juárez de la entidad de Quintana Roo, con tasas de 58 y 51.9 por 100 mil, respectivamente. En los municipios de la frontera Norte se observa situaciones similares, las tasas variaron entre 39.5 y 79.4 por cada 100 mil habitantes en Tecate, Juárez, Nogales. Tijuana, San Luis Río Colorado y Mexicali. Los
complejos petroquímicos también son generosamente contaminantes y los municipios donde se ubican tienen niveles altos de mortalidad por Covid-19, tales son los casos de El Carmen, Azcapozalco, Tula, San Martín Texmelucan, Minatitlán y Poza Rica, cuyas tasas de mortalidad variaron entre 26.5 y 86.9 por cada 100 mil habitantes. Estos registros de mortalidad son al 30 de junio y a medida que la pandemia se expanda, lo que sucederá por lo menos durante 100 días más, las tasas serán más altas. Cuatro de cada cinco personas residen en localidades urbanas y ahí donde el valor agregado y el empleo crecen a tasas más altas a la media tienden a concentrarse. Por lo general hay un municipio que es el núcleo de la actividad socioeconómica, cultural y política y en torno a él se tejen relaciones reiteradas y cotidianas de intercambio de productos y servicios, son las denominadas Zonas Metropolitanas, que en el caso de la ciudad de Puebla congrega a 19 municipios poblanos y a 20 de la entidad tlaxcalteca donde residen 2 millones 773 mil 446 y 360 mil personas, respectivamente. Respecto a la entidad poblana, la Zona Metropolitana de la Ciudad de Puebla (ZMCP) con sus 19 municipios concentra 42 por ciento de la población, 50 por ciento del empleo industrial y 60 por ciento del empleo del sector servicios, y es la sede de los principales corredores industriales; también concentra 80 por ciento de los casos confirmados de Covid-19 y el 73 por ciento de los decesos por esta causa. La tasa de prevalencia de los casos confirmados de Covid-19 acumulados al 30 de junio en la ZMCP fue de 304 por 100 mil habitantes (la media estatal fue de 169), los municipios poblanos de mayores tasas en dicha zona fueron Puebla (405), Huejotzingo (250), San Andrés Cholula (209), San Pedro Cholula (202), Santa Clara Ocoyucan (180) y San Martín Texmelucan (158). La tasa de mortalidad por Covid-19 en la ZMCP fue de 32.6 por 100 mil habitantes (la media estatal fue de 20.8) y los municipios de la zona con mayores tasas fueron Puebla (41.6), Santa Clara Ocoyucan (36.7), San Salvador el Verde (26.9) y San Andrés Cholula (25.9). El núcleo de las tasas de prevalencia y de mortalidad por Covid-19 en la entidad es el municipio de Puebla, donde reside uno de cada cuatro poblanos, hay dos de cada tres casos positivos de Covid-19 y muere uno de cada dos poblanos por esa causa. Nuestro municipio no es el peor infierno ambiental generado por la contaminación industrial y la opulencia de la indigencia: en la división de municipios de más de un millón de habitantes, la demarcación territorial Gustavo A. Madero en la Ciudad de México, Mexicali e Iztapala registraron situaciones más dramáticas hasta el 30 de junio; en la división de municipios de 100 mil habitantes o más, hay 25 que registraron tasas de prevalencia de Covid-19 mayores a las del municipio de Puebla, 15 de éstos se ubican en la Ciudad de México y las otros 10 se dispersan por el territorio nacional (Tlaxcala, Mexicali, Lázaro Cárdenas, Oaxaca, Tamazunchale, Guasave, Nogales, Veracruz, Nacajuca y Tabasco Centro). Ni Tabasco es el Edén del Chico Ché, ni Puebla es lo angelical que pregona la leyenda. * sercorsan@hotmail.com
9
julio · 2020
Raúl Mújica *
Bradbury en la cuarentena olví a leer Crónicas Marcianas en estos días de contingencia, quizá porque me enteré que las estaban adaptando para elaborar una serie, esperemos que mejor que la que hizo la NBC en los 80s. Luego de felizmente volver a digerir el prólogo de Jorge Luis Borges y, desde luego, repasar la poesía, como le llama un amigo, de las Crónicas, me puse a revisar qué otros textos de Bradbury tenía. Estaba seguro de tener al menos su otro clásico, Farenheit 451, el de los bomberos incendiarios de libros (y que se volvió un clásico de Truffaut en el cine). Para mi sorpresa, hallé otros cuatro textos: Memoria de crímenes, El signo del gato, Las máquinas de la alegría y La bruja de abril y otros cuentos. Ya luego, revisando con calma, he visto que tengo varios más, pero digitales. Tres de ellos, además de las Crónicas y Farenheit, son parte del acervo de la Biblioteca de Aula (BA), es decir, están disponibles en las aulas (o estaban, antes de la contingencia) para estudiantes de secundarias públicas. Al parecer el equipo de selección de la BA tiene buen ojo para este género. Repasando los libros entendí por qué mis amigos lectores de CF mencionan frecuentemente que Bradbury no escribía CF. Hay temas recurrentes como el circo, Marte (desde luego), cine y su ambiente, Irlanda, México, sobre temas de pareja, personajes exóticos, y a veces de CF. En Memoria de crimenes él mismo, en la introducción, menciona que se trata de textos de sus inicios y se nota, son menos acabados que los de otras colecciones de cuentos. Lo interesante es que revela un poco sobre la manera en que escribe. Dos cuentos tratan sobre México, La calavera de azúcar (Día de Muertos), y La larga noche, sobre los pachucos. Aborda a los muertos nuevamente en otros cuentos como La obra de Juan Díaz, el tema son las momias de Guanajuato y El día de los muertos en la que sobresale la narración de una corrida de toros, ambas historias aparecen en Las maquinarias de la alegría. Vuelve a referirse a México en Olé Orozco, en El signo del gato, sin dejar de mencionar que también aparecemos en las Crónicas, en el capítulo Junio de 2001. Aunque siga brillando la Luna, aunque la referencia no es muy notable:
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“Cuando yo era niño, mis papás me llevaron a Ciudad de México. Siempre recordaré el comportamiento de mi padre, vulgar y fatuo. A mi mamá no le gustaba tampoco aquella gente. Eran morenos y no se bañaban a menudo. Mi hermana ni hablaba con ellos. Sólo a mí me gustaban realmente. Si mi padre y mi madre vinieran a Marte, harían otra vez lo mismo...” Aparecen los personajes exóticos en Circo de cadáveres (Memoria de crímenes), La mujer ilustrada, T-rex y Así murió Riabúchinska (Las maquinarias de la alegría). ¿Pueden imaginarse el asesinato de un siamés (aquellos gemelos cuyos cuerpos siguen unidos después del nacimiento), una mujer que es obesa para llenarse de más tatuajes, un productor de cine cara de T-rex o una marioneta viva? Bradbury pasó una temporada en Irlanda a principios de los años cincuenta, con John Huston para el guión de Moby Dick. Irlanda con sus personajes aparecen en El mendigo del Puente de O´Conell y La carrera del himno (Las maquinarias de la alegría). La bruja de abril sólo contiene cuatro historias, pero muy bien seleccionadas: La sabana, un poco de CF sobre una casa futurista con los hijos que ya no saben hacer nada debido a las comodidades que ofrece; El otro pie, sobre Marte y el racismo; La sirena del faro, sobre una criatura submarina que interactúa con el sonido emitido por la sirena de un faro; y el relato que da título al libro que trata de un ser inmaterial, incorporeo, que viaja y ve todo desde el punto de vista de quien se apodera. Y a veces incluye un poco de CF, como en Las vacaciones, donde desaparece la humanidad de un día a otro, menos una familia, y ¡Muchachos! ¡Cultiven hongos gigantes en el sótano!, sobre una invasión de ETs (Las maquinarias de la alegría). No importa si es CF o no, ¡cáiganle a Bradbury en la cuarentena! * rmujica@inaoep.mx
Tras las huellas de la naturaleza Tania Saldaña Rivermar, Andrés Alberto Mendoza Hernández y Constantino Villar Salazar · Ilustración: Diego Tomasini “El Dibrujo”
Herpetohistorias que dejan huella, de Puebla para el mundo
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a Escuela de Biología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), fundada en el año 1987, actualmente Facultad de Biología, ha sido hogar de muchos estudiantes, poblanos y no poblanos, esta casa de estudios ha sido esencial en la formación académica de personas dedicadas a la investigación científica en México. El Laboratorio de Herpetología de la Facultad es gran ejemplo de lo anterior. Dicho laboratorio ha sido dirigido desde su fundación por la M. en C. María Guadalupe Gutiérrez Mayén, y por el M. en C. Héctor Rafael Eliosa León. En México la herpetología, un área de la zoología dedicada al estudio de los anfibios y reptiles, durante muchos años fue poco popular, recientemente esto cambio drásticamente, y actualmente la herpetología ha tomado importancia a nivel mundial. En la BUAP, el laboratorio de herpetología ha sido el cimiento científico de muchos alumnos, inclusive podrían ser catalogados como “famosos herpetólogos”, los cuales, en su anhelo vehemente de seguir aprendiendo sobre estos fascinantes animales, tuvieron que cambiar su lugar de residencia para continuar estudiando, uno de los motivos es que hasta hace tres años no se podía cursar una maestría relacionada a las ciencias biológicas en la ahora Facultad de Biología. Este fue el caso del veracruzano José Luis Aguilar López, el tlaxcalteca Uri Omar García Vázquez, el oaxaqueño Luis Canseco Márquez, y los poblanos Carlos Alberto Hernández Jiménez, Ricardo Luría Manzano, Helder
Sánchez Vega y Andrés Alberto Mendoza Hernández, todos ellos egresados en diferentes épocas de la Escuela de Biología de la BUAP. Estos herpetólogos han colaborado entre sí, o en conjunto con otros herpetólogos de México y de Estados Unidos para publicar diferentes artículos científicos, dando a conocer 29 nuevas especies de anfibios y/o reptiles para nuestro país. Luis Canseco Márquez es considerado unos de los herpetólogos más destacados de nuestro país, contribuyendo con la descripción de nuevas especies para la herpetofauna mexicana. Uri Omar García Vázquez ha participado en ocho artículos describiendo nuevas especies; mientras que el resto han participado en una a cuatro descripciones de nuevas especies. De las 29 nuevas especies que se han encargado de describir estos exalumnos del laboratorio de Herpetología de la BUAP, 10 de ellas se pueden observar en el estado de Puebla; una rana: Eleutherodactylus galacticorhinus; dos salamandras: Aquiloeurycea quetzalanensis, y Pseudoeurycea mixteca; tres lagartijas: Lepidophyma zongolica, Plestiodon lotus, y Xenosaurus fractus, y cuatro serpientes: Chersodromus nigrum, Geophis lorancai, Geophis turbidus y Tantilla robusta. Cabe mencionar que Juan Jesús Juárez Ortiz (Juan Tochtli) y los integrantes de “Tras las huellas de la naturaleza” también pasaron por el laboratorio de herpetología y que a partir de su estancia en este lugar surgió la idea de crear el Colectivo “Callicoatl”, enfocado a la divulgación de la ciencia, actividad que realizamos desde hace 15 años. Es importante para nuestros lectores el hacer notar que a pesar de que la BUAP no tiene el renombre de la máxima casa de estudios de México, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pero ha sido, es y será una universidad importante y fundamental en la formación de nuevos biólogos, divulgadores e investigadores de México.
@helaheloderma
Tras las huellas
* traslashuellasdelanaturaleza@hotmail.com
10
julio · 2020
Tékhne Iatriké José Gabriel Ávila-Rivera *
La virología como ciencia ficción
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urante toda mi preparación académica formal (que por cierto, no ha sido mucha), siempre llevé la materia de “ciencia y método científico”. Una buena cantidad de textos empolvados atestiguan esta condición que si bien, en su momento fueron leídos con atención, lo cierto es que gradualmente me fueron dejando más dudas que certezas en esta actividad que humanamente nos preciamos de conocer, estimar, valorar o incluso dominar, mientras sumidos en la más profunda ignorancia, no nos lleva a saber responder realmente a las preguntas más básicas de nuestra existencia. La palabra “ciencia” proviene del latín scientia que significa conocimiento. Curiosamente es un término que a su vez proviene del verbo scire, que es “saber”, aunque también alberga como significado secundario, la palabra necio. Yo no la nombraría como necedad, sino como curiosidad. Curiosidad insaciable que si bien no es una característica de todo ser vivo (nunca he visto a una planta curioseando para ver en dónde puede hallar lo más fructífero de su alimento), puedo percibir que en la medida en la que los organismos evolucionan, se convierten en especímenes que se desplazan en el mundo, investigando lo que hay alrededor. Por supuesto, esto tiene básicamente que ver con la supervivencia. Hay mucho más probabilidades de estar en un ambiente adecuado y cómodo, superando los temores y adentrándonos en el ámbito de la aventura, que simplemente esperando pacientemente a que las cosas nos lleguen en la pusilanimidad de la expectativa. Por supuesto existen las posibilidades de perecer en condiciones de excesivo atrevimiento y exposición al riesgo; pero es definitivo que investigar lo que existe alrededor y conocer el medio, puede ser más benéfico que perjudicial. La historia de la ciencia es tan extensa y prolongada como la existencia humana y si bien, se ha ido desarrollando para culminar hasta ahora como un método, es decir como una serie de pasos formales para poder llegar en una forma más fácil al conocimiento, definitivamente no es perfecta. Esto ha dado lugar, dentro de muchos otros factores, a la creación de la ficción, que no es otra cosa que una especie de simulacro que trata de explicar, a través de múltiples formas, un ámbito imaginario que pueda llegar a atraer la atención. De hecho, la palabra ficción procede el latín fictus, que significa fingido. La ciencia ficción es muy difícil de definir, pues por un lado trata de expresar en una forma imaginaria, lo que en un momento puede deparar el futuro partiendo precisamente de la fantasía, tomando como base, elementos lógicos de ciencia que en sí, es bastante complejo de definir. Lo maravilloso de todo esto es que también se puede extender al pasado más remoto, incluyendo lo que marcó el origen del universo. En lo personal y considerando las limitaciones impuestas por nuestros órganos de los sentidos, las ciencias se basaron en un momento dado, tomando como pedestal, la imaginación y hasta la ilusión. En este sentido, la historia de los virus resulta particularmente interesante y concretamente atractiva. Tanto es así, que pareciera surgir de las más mágicas narraciones de leyenda. Un biólogo ruso que se llamó Dmitri Iósifovich Ivanovski (1864-1920), estudiaba una enfermedad de las plantas que era contagiosa, que progresaba con el simple contacto, no se relacionaba con parásitos visibles o bacterias detectables con cultivos y sobre todo, tenía un comportamiento de características infecciosas, que aparentemente no poseían relación con algún microorganismo. Este problema botánico se denomina “enfermedad de mosaico del tabaco” por las características que dejan precisamente en la hojas. Teniendo apenas los recursos de la época, que eran particularmente rudimentarios comparándolas con la actualidad, en 1892, buscó al agente causal por medio de filtros muy finos que, con porcelana, podían deducir el tamaño de microbios, específicamente de bacterias. Para él fue sorpresivo que ni siquiera el filtro más fino pudiese retener a algún organismo y pensando que había defectos en sus materiales, solamente y afortunadamente para la ciencia, se limitó a publicar sus descubrimientos, quedando ya en el olvido para la posteridad. Sin embargo, resulta particularmente generosa su contribución pues gracias a su divulgación, un microbiólogo holandés llamado Martinus Willem Beijerinck (1851-1931), leyó su documento, repitió los experimentos y dedujo o imaginó que podían existir microbios más pequeños que los conocidos hasta ese entonces. Propuso denominarles virus, que es una palabra que proviene del latín y que significa veneno, aunque realmente no se comportan estrictamente como un veneno en los términos más absolutos. Con Beijerinck nació la ciencia de la virología, que día con día ha avanzado en una forma verdaderamente extraordinaria y sorprendente. Un bacteriólogo alemán llamado Friedrich August Johannes Loeffler (1852-1915) describió una enfermedad del ganado llamada Glosopeda, muy infecciosa entre bovinos y causada por un virus llamado Aphthovirus, en 1897, también descubierta por filtros. En 1901 se incrementaron las pruebas para demostrar las enfermedades virales, lo que llevó a deducir al médico militar estadounidense Walter Reed
(1851-1902) que la fiebre amarilla, que era un problema de salud ya identificado por el sabio cubano Carlos Juan Finlay y Barrés (1833-1915), simplemente era producida también por virus, llevando a cabo pruebas con filtros, situación aparentemente simple, pero de un extraordinario valor considerando la época a la que nos referimos. A partir de entonces se han dado infinidad de descubrimientos sobre virus y hasta elementos de menor tamaño que conviven con nosotros, causando enfermedades que nos atemorizan o tal vez, cohabitando en procesos benéficos para nuestras vidas. Esto ha dado lugar a hallazgos realmente sorprendentes; pero nos referimos a algo indefinido que no es vida ni materia inanimada. No hay una definición lo suficientemente satisfactoria para definir lo que es un virus. No son vida, pues no comparten biológicamente lo que en sí consideramos como algo viviente. No se alimentan, no respiran, no tienen elementos que metabolicen productos y no se reproducen por pareja (esto último, definitivamente no es vida). Simple y llanamente se introducen en una célula y aprovechando sus componentes, establecen un proceso que ni siquiera se puede decir que sea de reproducción. Hablamos de algo que realmente es una replicación, es decir, copiarse a sí mismos. Estos microbios, que no son microbios (aunque sí lo son) ¡vaya problema de conceptos! Se fijan a la superficie de una célula. Esto no es tan simple de explicar pues depende de una serie de elementos que se denominan receptores específicos, que tienen una cantidad de variables imposibles de expresar, porque existen células que simplemente los rechazan o no los aceptan. Es como la chica que no desea ser nuestra novia. Los biólogos denominan a esto adsorpción. Este fenómeno genera otra condición más compleja de explicar que es la penetración, que depende de una serie de factores que no se comprenden aún en su totalidad. Una vez adentro de la célula, se dirigen (de alguna manera) al núcleo de la célula para volver a meterse dentro del alma celular y allí, aprovechar los elementos de ácidos nucleicos que dan lugar a la vida, para crear, digamos una “no vida”... que se replicará en un número indefinido de veces. Esto se lleva a cabo a través de un fenómeno denominado “ensamblaje” que generará otros virus que se liberarán, a manera de una descarga, en el medio ambiente extracelular, para que en una forma ineludible, afecten a células vecinas. Esta descripción es simple y no refleja de ninguna manera toda la gama de deducciones que se han creado en nuestro intelecto, mucho más allá de las limitaciones particularmente de los sentidos que nos permiten interactuar en el mundo. Pero lo más extraordinario de todo es que nadie ha podido ver o visualizar estos comportamientos. Se han deducido a través de la ciencia, la imaginación, la comprobación de hipótesis y la experimentación y es aquí cuando surge la pregunta obligada que nos llena de curiosidad, pues a final de cuentas, con toda la metodología que nos acerca a la percepción de la realidad, podemos entender muchas cosas, pero necesariamente también nos tenemos que remontar a la famosísima cita de Sócrates (470-399 antes de la era común), quien adelantándose a la ciencia ficción, en una realidad sorprendente, expresó: Yo solo sé, que no sé nada. La ciencia de los virus es definitivamente, una ciencia ficción. * jgar.med@gmail.com
Épsilon Jaime Cid
Es la ficción lo que me interesa. Sus estudios de la interacción de los motivos humanos y la emoción. Isaac Asimov (1920-1992) Bioquímico
La ciencia ficción basada solamente en tecnología creíble está bien, ya que nos obliga a pensar en circunstancias extrañas e inusuales que involucran formas mundanas de tecnología. En este sentido, es más realista que la ciencia ficción basada en tecnologías fantásticas. Sin embargo, a modo personal, me gusta soñar, especialmente con tecnologías que expanden la imaginación e indagan los límites de lo que es posible.. Michio Kaku (1947 - ) Físico
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julio · 2020
Reseña (incompleta) de libros Alberto Cordero *
El futuro de la humanidad **
** Michio Kaku. (2019). El futuro de la humanidad. México: Penguin Randon House. Primera edición en México.
La
coLonización de marte, Los viajes ineresteLares,
La inmortaLidad y nuestro destino más aLLá de La tierra
EL KEPLER Y UN UNIVERSO DE PLANETAS Cada pocos días, Giordano Bruno se venga. n el año de 1600, Bruno, el predecesor de Galileo, fue quemado vivo por herejía en Roma. Las estrellas de los cielos son tan numerosas, decía, que nuestro Sol tiene que ser una entre muchas. Sin embargo, también alrededor de esas estrellas orbita una multitud de planetas, algunos de los cuales pueden estar habitados por otros seres. Durante siete años la iglesia lo mantuvo en prisión sin haberlo juzgado, y después lo desnudó, le hizo desfilar por las calles de Roma, le ató la lengua con una correa de cuero y lo azotó sujeto a un poste de madera. Se le dio una última oportunidad de retractarse, pero él se negó a renegar de sus ideas. Para borrar su legado, la Iglesia incluyó todos sus escritos en el Índice de libros prohibidos. Pero, a diferencia de las de Galileo, las obras de Bruno estuvieron prohibidas hasta 1966. Galileo se había limitado a afirmar que el Sol, y no la Tierra, era el centro del universo. Bruno había insinuado que el universo no tiene ningún centro. En 1584, Bruno resumió su filosofía escribiendo: “Declaramos que este espacio es infinito […] en él hay infinidad de mundos del mismo tipo que el nuestro”. Ahora, más de cuatrocientos años después, se han documentado unos cuatro mil planetas extrasolares en la Vía Láctea, y la lista crece a diario. (En 2017, la NASA publicó una lista de 4 mil 496 posibles planetas, de los que se han confirmado 2 mil 330, descubiertos por la sonda Kepler). Las ideas de Bruno languidecieron durante siglos, pues encontrar un planeta extrasolar es sumamente difícil y en otro tiempo se pensaba que era casi imposible. Los planetas no emiten luz propia, y la luz que reflejan es mil millones de veces más débil que la de las estrella madre, cuyo fuerte resplandor puede incluso ocultar el planeta en cuestión. Pero gracias a los telescopios gigantes y los detectores situados en el espacio de los que hoy disponemos, un aluvión de datos recientes ha demostrado que Bruno tenía razón.
E
métodos
para encontrar exopLanetas
No es fácil ver exoplanetas directamente, de modo que los astrónomos los localizan mediante toda una variedad de estrategias indirectas. La profesora
Seager insistió en que los astrónomos confían en sus resultados, pues detectan un exoplaneta de muchas maneras diferentes. Una de las más utilizadas es el llamado “método del tránsito”. A veces, al analizar la intensidad de la luz de una estrella, se observa que se debilita cada cierto tiempo. Este apagamiento es un efecto muy ligero, pero indica la presencia de un planeta que, visto desde la Tierra, se ha situado delante de su estrella madre, absorbiendo así parte de su luz. Esto permite seguir la trayectoria del planeta y calcular sus parámetros orbitales. Un planeta del tamaño de Júpiter reduciría la luz de una estrella como nuestro Sol en un 1 por ciento, aproximadamente. Para un planeta como la Tierra, el porcentaje sería de 0.008 por ciento. Esto equivale a la pérdida de luminosidad del faro de un coche cuando un mosquito pasa por delante. Por fortuna, me explicó la profesora Seager, nuestros instrumentos son tan sensibles y precisos que pueden percibir los cambios de luminosidad más ligeros provocados por múltiples planetas y demostrar la existencia de sistemas solares enteros. Sin embargo, no todos los exoplanetas se sitúan delante de una estrella. Algunos dibujan órbitas inclinadas y, por lo tanto, no se pueden observar con el método del tránsito. Otro método muy utilizado es el de la velocidad radial o efecto Doppel. Los astrónomos buscan una estrella que parezca moverse de un lado a otro de manera regular. Si existe un planeta grande, del tamaño de Júpiter, en órbita alrededor de la estrella, entonces, esta y su Júpiter orbitan uno alrededor del otro. Pensemos en una mancuerna dando vueltas. Los dos pesos, que representan la estrella madre y su Júpiter, giran alrededor de un mismo centro. El planeta del tamaño de Júpiter es invisible desde tan lejos, pero podemos apreciar que la estrella madre se mueve con exactitud según nuestros cálculos. El efecto Doppler se puede utilizar para calcular su velocidad. (Por ejemplo, si una estrella amarilla se mueve hacia nosotros, las ondas de luz se comprimen como un acordeón, y la luz cuando esta se acerca se vuelve un poco azulada. Si se aleja de nosotros, su luz se estira y se vuelve rojiza. La velocidad de la estrella se puede determinar analizando los cambios en la frecuencia de la luz cuando esta se acerca y se aleja del receptor. Es similar a lo que ocurre cuando un radar de policía dirige un rayo hacia nuestro coche. Los cambios en la luz láser reflejada se pueden utilizar para medir la velocidad a la que vamos.) Además, la observación meticulosa de la estrella madre durante semanas y meses permite a los científicos calcular la masa del planeta, aplicando la ley de gravedad de Newton. El método Doppler es tedioso, pero condujo al descubrimiento del primer exoplaneta en 1992, que provocó una estampida de astrónomos ambiciosos que intentaban encontrar el rastro del siguiente. Los primeros planetas que se descubrieron eran del tamaño de Júpiter, ya que los objetos gigantes corresponden a los movimientos más aparentes de la estrella. El método de tránsito y el Doppler son las dos técnicas principales para localizar planetas extrasolares, pero en tiempos recientes se han introducido varias más. Una es la observación directa, con la que, como se ha dicho, es difícil de lograr el descubrimiento de un nuevo planeta. Sin embargo, la profesora Seager está entusiasmada con los planes de la NASA de desarrollar sondas espaciales capaces de obstruir con precisión la luz de la estrella madre, que normalmente no permitiría ver el planeta. Otro prometedor método alternativo es el de la lente gravitacional, aunque sólo funciona cuando hay una alineación perfecta entre la tierra, el exoplaneta en cuestión y su estrella madre. Gracias a la teoría gravitacional de Einstein, sabemos que la luz se puede curvar cuando pasa cerca de un cuerpo celeste, pues una masa muy grande puede alterar la trama del espacio-tiempo a su alrededor. Incluso si el objeto no es visible para nosotros, cambiará la trayectoria de la luz, como lo hace un cristal transparente. Si un planeta se sitúa directamente delante de una estrella lejana, la luz se distorsionará en forma de anillo. Este patrón particular se llama “anillo de Einstein’’, e indica la presencia de una masa considerable entre el observador y la estrella. * acordero@fcfm.buap.mx
julio · 2020
El objeto del mes Raúl Mújica *
Asteroides de Ciencia Ficción
· Cráter Bradbury
H
ace unos años escribí en este suplemento un texto que se llama “Los asteroides no son mi problema, Comandante” refieriéndose al comentario que hace Darth Vader cuando Han Solo, Luke, Leia y su banda, se les escapan, nuevamente, atravesando una zona de asteroides. Sólo Han Solo podría hacer algo así. Los asteroides son, y han sido, parte de nuestra vida, de la evolución de nuestro planeta y del sistema solar. Recordé el artículo ya que el pasado 30 de junio, como cada año desde 2016, se celebró a nivel mundial el Día del Asteroide. Ésta, una iniciativa para concientizar globalmente, trata de que gente de todo el mundo se una para aprender sobre los asteroides y lo que se puede hacer para protegernos de una posible colisión. El Día del Asteroide se lleva a cabo en el aniversario del evento de Tunguska de 1908, el mayor impacto que ha sufrido la Tierra en la historia reciente, y que durante muchos años fue un misterio, ya que, entre otros detalles, no dejó un cráter de impacto. Dicen que formalmente Star Wars no es una historia de Ciencia Ficción (CF), así que para estar estar más a tono con el tema de este número, queremos retomar lo que nos platica José Guichard en su artículo de asteroides, que como reconocimiento a las obras de CF de Bradbury y Asimov, ambos tienen su asteroide: (9766) Bradbury descubierto el 24 de febrero de 1992 por el equipo del Spacewatch desde el Observatorio de Kitt Peak, y (5020) Asimov descubierto por Schelte John Bus desde el Observatorio de Siding Spring, el 2 de marzo de 1981. Ambos forman parte del Cinturón de Asteroides. Sin embargo, luego de revisar nombres de asteroides, me encontré con varios otros escritores de CF que han recibido este reconocimiento. Uno de ellos es Stanisław Lem, cuyo asteroide (3836) Lem fue descubierto el 22 de septiembre de 1979 por Nikolái Stepánovich Chernyj desde el Observatorio de Crimea. Vale la pena mencionar que una de las obras de este escritor de origen polaco llamada “Los Astronautas” inicia con el aterrizaje de una nave interplanetaria en… ¡Tunguska!, y explica que los efectos observados en la zona se deben a las maniobras realizadas. (4923) Clarke, en honor a Arthur C. Clarke, famoso por la serie de las odiseas espaciales, es un asteroide que forma parte del cinturón de asteroides y fue descubierto también por Schelte John Bus el 2 de marzo de 1981 desde el Observatorio de Siding Spring. (6312) Robheinlein es un asteroide brillante, pero poco común, que pertenece a la familia Augusta (una familia se refiere a un grupo de asteroides que comparten características similares) localizada en la parte interior del Cinturón de Asteroides. Robert Heinlein ganó varios premios por sus novelas. Yo utilizo frecuentemente La Luna es una amante cruel para charlas sobre nuestro satélite natural, desde luego. Douglas Adams escribió la gran serie del Hitchhiker guide to the galaxy (La guía del autoestopista galáctico), dejándonos con ganas de leer otras ideas locas y geniales como el Babelfish (el pececillo que se insertaba en el oído para traducir cualquier idioma en el universo) y los androides paranoides o de visitar otros sitios exóticos como el Restaurante al final del Universo. El asteroide (25924) Douglasadams pertenece a la familia Nysia, el grupo más grande de familias ubicadas en las regiones internas del Cinturón de Asteroides. Existen otras características o zonas en planetas con nombres de escritores famosos de CF, como ya debemos cerrar el texto, sólo mencionaremos el Bradbury Landing (algo así como la Zona de Aterrizaje Bradbury) localizada en la superficie de Marte, en el cráter Gale, donde aterrizó el Rover Curiosity en 2012. Además, hay un cráter en Marte con su nombre (ver figura, Asimov también tiene uno) e incluso, en la Luna existe el Cráter Dandelion (diente de león), un cráter de impacto bautizado así por la tripulación del Apolo 15 en honor a la novela Dandelion Wine (Vino de diente de león, titulada en español como El vino del estío). Regresando al Día del Asteroide, cada año se organizan en todo el mundo eventos grandes y pequeños durante el mismo, desde conciertos hasta conferencias y otros programas educativos. En el INAOE, a través del CRECTEALC y del Grupo de Planetas Menores, se organizaron un par de conferencias y se publicaron infografías y artículos. Las infografías se publican casi a diario con datos de los asteroides cercanos a la Tierra, pues sabemos que, contrario a lo que dijo Darth Vader, los asteroides sí son nuestro problema. * rmujica@inaoep.mx
Efemérides Agustín Márquez y José Ramón Valdés *
Calendario astronómico julio-agosto 2020
Julio 27, 12:33. Luna Cuarto Creciente. Distancia geocéntrica 370 148 km. Tamaño angular de la Luna: 32,3 minutos de arco.
Las horas están expresadas en Tiempo Universal (UT)
Julio 12, 23:29. Luna Cuarto Menguante. Distancia geocéntrica: 404 115 km. Tamaño angular de la Luna: 29,5 minutos de arco. Julio 14. 07:46. Júpiter en oposición. Júpiter pasará a 4,14 U.A. de nosotros, en dirección de la constelación de Sagitario, hacia la parte suroeste de la Esfera Celeste. Julio 20, 17:33. Luna Nueva. Distancia geocéntrica 377 172 km. Tamaño angular de la Luna: 31,6 minutos de arco. Julio 21. El cúmulo globular M55 (Cúmulo Espectro) en la constelación de Sagitario, estará bien ubicado para observación la mayor parte de la noche, hacia la parte sureste de la Esfera Celeste.
Julio 29. Lluvia de meteoros δ Acuáridas del sur. Actividad entre el 12 de julio al 23 de agosto, con un máximo el 29 de julio. La tasa máxima observable será de 20 meteoros por hora. El radiante se encuentra en dirección de la constelación de Acuario, con coordenadas AR=22h40m, DEC=-16º00´. El mejor momento será alrededor de las 4 a.m., del 29 de julio, hacia la parte sur del cenit local, de la esfera celeste. Agosto 1. El cúmulo globular M15 (Cúmulo de Pegaso) en la constelación de Pegaso, estará bien ubicado para observación la mayor parte de la noche, hacia la parte este de la Esfera Celeste. Agosto 3, 09:02. Marte en afelio. Marte estará a una distancia de 1,38 U.A. del Sol. Estará bien ubicado para observación la mayor parte de la noche, hacia la parte este de la Esfera Celeste. Agosto 3, 15:59. Luna Llena. Distancia geocéntrica 389,546 km. Tamaño angular de la Luna: 30,6 minutos de arco. Agosto 9, 08:00. Conjunción de la Luna y Marte. La Luna estará 0° 45´ al sur de Marte, en dirección de la constelación de Piscis, configuración bien ubicada para observación la mayor parte de la noche, cerca del cenit local.
* amarquez@inaoep.mx , jvaldes@inaoep.mx