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El objeto del mes
Raúl Mújica *
El planeta del inframundo
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Hace 90 años, el 18 de febrero de 1930, Clyde Tombaugh descubrió el planeta, actualmente clasificado como enano, al que nombraron Plutón. Hace 20 años, Ed Weiler, entonces administrador asociado de la NASA, declaró a la prensa: “Estamos fuera de los asuntos de Plutón. Se acabó. Está muerto. Está muerto. Está muerto”. Sólo tres veces dijo que estaba muerto. Afortunadamente eso no sucedió, y hace casi cinco años, el 14 de julio de 2015, la misión New Horizons (Nuevos Horizontes) llegó a Plutón, rebasando todas las expectativas al descubrir la gran complejidad del sistema plutoniano. Todos estos aniversarios hacen que Plutón sea el objeto de este mes.
Plutón para los romanos, Hades para los griegos, era el dios del inframundo, un sitio oscuro como los límites del sistema solar, donde se buscó por varios años, de manera sistemática, un noveno planeta, un mundo frío.
Esta búsqueda sistemática del noveno planeta fue instigada por otros astrónomos antes de Tombaugh. El más destacado es, sin duda, Percival Lowell, quien a principios del siglo 20 predijo la existencia de un planeta más allá de la órbita de Neptuno e inició su búsqueda. Luego de elaborados estudios matemáticos de la órbita de Urano, encontró ciertas irregularidades que atribuyó al efecto gravitacional de un planeta más allá de Neptuno. Realizó cálculos de su posición probable y en 1905, en colaboración con el personal del observatorio en Flagstaff (ahora llamado Lowell), organizó la búsqueda sistemática del planeta. Infortunadamente fue hasta 14 años después de su muerte, ocurrida en 1916, que se descubrió a Plutón.
Varios otros astrónomos contribuyeron al descubrimiento de Plutón. Por ejemplo, William Pickering predijo, en 1919, la existencia de otro planeta más allá de Neptuno y dio una posición para el objeto, mientras que Vesto Slipher, quien llegó a ser director del Observatorio Lowell, organizó y guió la búsqueda que resultó en el descubrimiento de Plutón.
El 18 de febrero de 1930, Tombaugh identificó Plutón, y el 13 de marzo el Observatorio de Lowell anunció el descubrimiento del nuevo planeta, el único descubierto por astrónomos estadounidenses. Muchos años después, en 2006, Plutón fue reclasificado como un planeta enano. Sin embargo, las propiedades del nuevo planeta determinadas de las observaciones no coincidían con lo esperado en los cálculos matemáticos. Hubo grandes esfuerzos para estimar su distancia, tamaño y masa, pero sólo fue hasta 1978 que se pudo determinar la masa exacta del planeta, cuando se descubrió Caronte, una de sus lunas.
Sorpresivamente, Plutón resultó demasiado pequeño para ser el responsable de provocar las perturbaciones en las órbitas de Urano y Neptuno, la masa de Plutón es solo 0. 2 por ciento de la masa de la Tierra, esto implicaba que en las observaciones había errores, pero también que el descubrimiento había sido puramente accidental.
Otra sorpresa que dio Plutón fue la protuberancia encontrada por James Christie en fotografías de gran calidad amplificadas, y que dio pie al descubrimiento de Caronte. Dado que la protuberancia cambiaba de lugar, se movía sobre Plutón cada 6.39 días, dedujo que podía ser su período de rotación y que, o había una enorme montaña sobre Plutón, o tenía una luna. Dos años después, en 1980, Antoine Labeyrie, mostró que había un “hueco” entre Plutón y la protuberancia, es decir, que estaban separados. A pesar de su tamaño, Plutón tenía un satélite. Seguramente no fue muy difícil para Christie bautizarlo, Caronte es el barquero que transportaba a los muertos a través de la laguna Estigia, al Hades.
Plutón y Caronte ya sincronizaron sus giros, siempre “se ven” la misma cara. El período orbital de Caronte (6.39 días) es también el período de rotación de ambos cuerpos. Pero Caronte no es el único satélite de Plutón, en 2005, el Telescopio Espacial Hubble descubrió otros dos, Nix e Hidra. Luego, en 2011, se descubrió Cerbero y Styx (Estigia) en 2012. Todos los nombres relacionados con el inframundo.
Siguieron las sorpresas, la imagen obtenida por New Horizons a su llegada a Plutón, y que mostraba al glaciar más grande conocido en el sistema solar, unos mil kilómetros de ancho, se volvió viral, ¡tenía forma de corazón! Y seguramente seguirán más sorpresas luego de que los astrónomos terminen de analizar las imágenes de Plutón obtenidas por el New Horizons. Seguiremos pendientes.
Efemérides Agustín Márquez y José Ramón Valdés *
Calendario astronómico marzo 2020
Marzo 20, 03:34 (marzo 19, 21:34 hora local). Equinoccio de primavera.
Marzo 20, 10:33. Acercamiento de Júpiter y Marte, con Júpiter a 0° 42´ al norte de Marte, en dirección de la constelación de Sagitario. Configuración visible en la madrugada, hacia el sureste de la Esfera Celeste.
Marzo 18, 10:18. Conjunción de Luna y Júpiter, con la Luna a 1° 30´ al sur de Júpiter, en dirección de la constelación de Sagitario. Configuración visible en la madrugada, hacia el sureste de la Esfera Celeste. Marzo 18, 10:32. Acercamiento de la Luna, Júpiter y Marte, estarán pasando a menos de 1° 30' uno del otro y Saturno a menos de 2° 05' de ellos, en dirección de la constelación de Sagitario. Configuración visible en la madrugada, hacia el sureste de la Esfera Celeste. Marzo 19, 02:09. Venus en perihelio, estará a una distancia de 0,72 U.A. del Sol. Marzo 21, 11:01. Luna en perihelio. Distancia heliocéntrica 0,9936 U.A. y la Tierra estará a una distancia de 0,9963 U.A. del Sol. Marzo 24, 09:28. Luna Nueva. Distancia geocéntrica: 406 644 km. Tamaño angular de la Luna: 29,4 minutos de arco. Marzo 24, 15:22. Luna en apogeo. Distancia geocéntrica: 406 667 km. Tamaño angular de la Luna: 29,4 minutos de arco. Marzo 31, 10:56. Conjunción de Saturno y Marte, con Saturno 0° 55´ al norte de Marte, en dirección de la constelación de Capricornio. Configuración visible en la madrugada, hacia el sureste de la Esfera Celeste. Las horas están expresadas en Tiempo Universal (UT)
* amarquez@inaoep.mx y jvaldes@inaoep.mx
Ana Luisa Ramírez Téllez y Liliana Estrada Quiroz *
Jóvenes que estudian y trabajan reciben menores ingresos que aquellos que sólo trabajan
Hoy en día las condiciones laborales de los jóvenes son muy precarias. Según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en el año 2019 los jóvenes entre 15 y 24 años que trabajan, sumaron un total de 9 millones, de los cuales 39 por ciento gana más de uno hasta dos salarios mínimos. Mientras que 23 por ciento gana hasta un salario mínimo, esto quiere decir que más de la mitad de los jóvenes que trabajan ganan máximo dos salarios mínimos, recordemos que un salario mínimo en 2019 fue de 102.68 pesos diarios.
Cabe agregar que dentro del total de estos jóvenes que trabajan algunos también estudian; aproximadamente 76 por ciento sólo se dedica a trabajar y 24 por ciento realiza ambas actividades. Aquellos que combinan estudios y trabajo son los que perciben menores ingresos: 35 por ciento menos de un salario mínimo y 27 por ciento de uno a dos salarios mínimos; mientras que para los que sólo trabajan las proporciones son de 19 y 44 por ciento, respectivamente, como se puede apreciar en la gráfica.
El bajo nivel salarial de los jóvenes trabajadores se relaciona con el hecho de que se incorporan en gran medida en los sectores de servicios y comercio, con un total de 5.2 millones; en empleos poco calificados y remunerados. En el caso de aquellos jóvenes que sólo trabajan, 33 por ciento participa en el sector servicios y 20 por ciento en el comercio; en contraste los que estudian y trabajan, 45 por ciento y 33 por ciento, respectivamente.
En general, los jóvenes que trabajan en México tienen bajos niveles de ingreso y más si estos son estudiantes. Esto podría deberse a que no cuentan con la experiencia ni las habilidades necesarias para tener un empleo formal con mejores condiciones laborales (con contrato y prestaciones de ley, por ejemplo).
Muchos de los jóvenes que estudian y trabajan deciden entrar al mercado laboral, principalmente, por la existencia de una carencia económica dentro de su núcleo familiar. Lo hacen para colaborar con los gastos del hogar o bien para poder continuar con sus estudios.
Vale la pena pensar en los programas que se han establecido en nuestro país o bien, los que se podrían implantar para impulsar el desarrollo de los estudiantes que trabajan; a fin de que éstos tengan mejores condiciones laborales y puedan obtener ciertas habilidades o conocimientos que les permitan tener un oficio o un empleo formal.
· Fuente: Elaboración propia con base en INEGI, ENOE, segundo trimestre de 2019.
* lilianaeq100@gmail.com Edith Martínez Rojas y Liliana Estrada Quiroz **
Evidente precariedad laboral entre los jóvenes que estudian y trabajan en México
No es novedad la dificultad que encuentran los jóvenes para incorporarse al mercado laboral, la cual ha sido justificada sobre todo por su falta de experiencia. De acuerdo con la información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, 2019:2T), en la actualidad México cuenta con 21.7 millones de jóvenes, considerando sólo aquellos de 15 a 24 años. Entre ellos, 8.7 millones estudian (40 por ciento), 6.9 millones trabajan (32 por ciento), 3.9 millones ni estudian ni trabajan (18 por ciento) y 2.2 millones combinan estudios con trabajo (10 por ciento).
Como se ha señalado, quienes estudian y trabajan representan el grupo menos numeroso de jóvenes; sin embargo, llaman la atención porque su situación es especialmente vulnerable, debido a que deben conciliar dos actividades que suelen demandar tiempo y responsabilidades de diferente índole, de manera que están llamados a hacer un uso efectivo de su tiempo, de sus recursos y de sus capacidades, a fin de cumplir con los compromisos que cada una requiere.
Su limitada disponibilidad de tiempo para trabajar los lleva a buscar trabajos con condiciones laborales que suelen ser más precarias que las de las y los jóvenes que sólo trabajan. Esto lo podemos verificar a partir de algunos factores que sirven para identificar la precariedad en el trabajo: el acceso a prestaciones laborales, el nivel de ingresos y la jornada laboral.
Concretamente en el caso de los jóvenes que combinan estudio y trabajo, 69 por ciento de los hombres y 64 por ciento de las mujeres, no tienen prestaciones laborales (aguinaldo, vacaciones pagadas, acceso a instituciones de salud, etcétera). Una de las principales razones de no tener acceso a prestaciones es que gran parte trabajan en el sector informal o en negocios no constituidos en sociedad (mujeres 59 por ciento y hombres 62 por ciento).
En especial estos jóvenes sufren de la falta de derecho laboral al acceso a instituciones de salud: 77 por ciento de los hombres y 75 por ciento de las mujeres que estudian y trabajan en México.
Llama la atención que, si bien 45 por ciento de estos jóvenes estudiantes trabajadores (tanto hombres como mujeres) laboran menos de 25 horas semanales, lo cual se puede explicar por la combinación de estas dos actividades, una parte considerable: 22 por ciento de las mujeres y 24 por ciento de los hombres, trabajan jornadas de 40 a 48 horas semanales. Lo cual les deja poco tiempo para sus estudios. Esto implica un uso intensivo de su tiempo, a costa de su tiempo de reposo y de esparcimiento, y de su rendimiento escolar.
En cuanto a su nivel de ingresos, éstos son muy bajos para ambos sexos, poco más de una tercera parte percibe ingresos menores a un salario mínimo (34 por ciento entre los hombres y 37 por ciento entre las mujeres). Y otra parte significativa percibe de uno y hasta dos salarios mínimos (26 por ciento entre los hombres y 27 por ciento entre las mujeres).
A la luz de los resultados anteriores, es importante crear condiciones favorables para integrar a hombres y mujeres jóvenes en el mercado laboral mexicano, en especial para quienes deciden o se ven en la necesidad de trabajar y estudiar, a fin de que puedan relacionar sus habilidades, destrezas y conocimientos en el ámbito laboral, pero sin dejar de lado su formación profesional. Esto implica ofrecer opciones de escolarización superior flexibles, así como empleos de medio tiempo en condiciones de formalidad, que garanticen sus derechos laborales y un salario digno.