Suplemento Especial de La Jornada DIRECTORA GENERAL: CARMEN LIRA SAADE 30 de Octubre de 2015
Premios
Nobel mexicanos
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Recordación necesaria:
los premios Nobel mexicanos
Tenemos la fortuna de que los tres galardones son homenajes justos, merecidos e irreprochables
En el caso del listado de las personas que han recibido el Premio Nobel en sus distintas disciplinas es más que en otros cierta la expresión “ni son todos los que están ni están todos los que son”; es decir, el galardón no siempre es parejo y merecido, especialmente en sus ramas de Literatura y de la Paz. En la nómina de premiados hay tumbas olvidadas con toda justicia y fuera de ella saltan a la memoria individuos que jalaron la carreta de la historia y dejaron huellas perdurables. Sería poco piadoso sacar a los difuntos del olvido, pero no está de más recordar la grotesca paradoja de que Henry Kissinger y Barack Obama han sido ungidos con el Nobel de la Paz, una medalla que Mahatma Gandhi nunca vio en sus manos. Habría que recordar también que escritores universales, como Jorge Luis Borges y Carlos Fuentes, jamás fueron invitados a Estocolmo en calidad de galardonados. Los Nobel, se sabe, son a veces reconocimientos fundados a la trayectoria de científicos, literatos, constructores de paz y economistas, aunque en ocasiones los responsables de escoger a los nominados finales se dejan llevar por consideraciones geopolíticas, por campañas de relaciones públicas y hasta por un poco de marketing. Para 1982 sólo siete premios No-
bel habían caído en Latinoamérica como meteoritos excepcionales: cuatro en Argentina, dos en Chile y uno en Guatemala. El dato que mejor ilustra la sesgada distribución del premio es que en Brasil no ha caído uno solo hasta la fecha, a pesar de la enormidad geográfica, política, económica, cultural y científica que ese país representa en el mundo. Ante tal situación los mexicanos parecíamos resignados a quedar fuera de la repartición de máximas distinciones en las que tradicionalmente Europa
y Estados Unidos se llevan la parte del león y dejan los sobrantes al resto del mundo. Pero en ese año el Nobel de la Paz le fue concedido al embajador Alfonso García Robles por haber sido el impulsor principal del Tratado de Tlatelolco, que liberó a América Latina de la presencia de armas nucleares. Ese año fue galardonado también el colombiano Gabriel García Márquez, quien de mexicano tenía mucho más que la residencia. Ocho años más tarde le llegaría el turno a Octavio Paz,
quien recibió el galardón de Literatura por razones que ni hace falta detallar, y en 1995 se distinguió a Mario Molina con el de Química, por su contribución a la comprensión de la atmósfera y a los perjuicios que los humanos hemos causado en ella. Dos décadas más tarde los mexicanos seguimos teniendo sólo tres premios Nobel individuales, pero tenemos también la fortuna de que los tres son homenajes justos, merecidos e irreprochables a otras tantas vidas y obras fértiles
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Imágenes de
Mario Molina Mario Molina que pueden consultar los interesados. Yo voy a compartir aquí varias notas que recogen algunos de los temas que han interesado a Mario Molina en los pasados 10 años, los cuales se centran en el cambio climático y sus efectos… pero no sólo en eso. El cambio climático De no detenerse las emisiones de gases de efecto invernadero, producidos por la quema de combustibles fósiles, la temperatura media de la Tierra podría incrementarse en aproximadamente 5 grados centígrados. Un aumento
si no se frenan las emisiones de gases de efectos invernadero, la temperatura media de la tierra podría aumentar 5 grados centígrados
Foto: Marco Peláez
El premio Nobel le fue concedido, junto con F. Sherwood Rowland, por sus estudios sobre el adelgazamiento de la capa de ozono
JAVIER FLORES Este texto es el resultado de lo que de algún modo podría definir como mi conocimiento directo de Mario Molina. No me refiero a un trato personal, sino a las imágenes que he recogido durante los recientes años a partir de algunos contactos que he tenido con él, siendo testigo de varias de sus charlas impartidas en México y de alguna entrevista que le he realizado como parte de mi trabajo en el área del periodismo científico. Mi impresión, a partir de estos contactos, es que se trata de una persona que conjuga inteligencia y sencillez, pasión y honestidad científica. En suma, en mi opinión, Mario Molina es un genio y una gran persona. Y, sobre todo, un gigante de la ciencia mundial.
Nació en la ciudad de México en 1943 y estudió ingeniería química en la Universidad Nacional Autónoma de México, luego, como muchos científicos mexicanos lo han hecho, viajó al extranjero a realizar sus estudios de posgrado. Estuvo en Europa en la Universidad de Friburgo, en Alemania, y obtuvo luego el doctorado en la Universidad de California en Berkeley, en Estados Unidos. En 1974 Mario Molina y F. Sherwood Rowland publicaron un artículo en la revista Nature, en el que predicen el adelgazamiento de la capa de ozono como consecuencia de la emisión de gases industriales, en particular los llamados clorofluorocarbonos, lo que los hizo acreedores al Premio Nobel de Química en 1995. Hay muchos datos disponibles sobre la biografía y la obra científica de
que supondría la casi desaparición de las regiones polares del planeta, un incremento en los niveles de las aguas oceánicas, la prolongación de las temporadas de sequías y lluvias, así como la intensificación de fenómenos naturales, como ciclones o huracanes. Para Mario Molina los efectos más claros del cambio climático son de dos tipos: algunos por el aumento paulatino de la temperatura, que está derritiendo glaciares, proceso que en algunos casos tiene importancia para la agricultura, como sucede en Asia o en California, y que al mismo tiempo son demostración de que el clima sí está cambiando. El otro tipo de efectos son los extremos de clima, como las ondas de calor y las inundaciones. “En años recientes han ocurrido con mucho mayor frecuencia lluvias que son intensas (...) huracanes siempre ha habido y a veces muy intensos, pero eran eventos que ocurrían una vez cada 50 años, ahora ocurren cada dos años”. El riesgo, un valor inaceptable Mario Molina ha dicho que el cam-
bio climático es quizá el problema más serio que están enfrentando las sociedades, así como el de la calidad del aire, y lo que tienen en común ambos es que está involucrada la atmósfera del planeta, la cual se ve afectada por la emisión de gases de efecto invernadero a partir del uso de combustibles fósiles. El ingeniero químico explica que se han hecho trabajos muy detallados que indican que sí hay un cambio climático y que es causado con gran probabilidad, “no con absoluta certeza”, por actividades de la humanidad, lo que muestra su gran honestidad científica. Pero, siempre lo aclara, desde el punto de vista científico se puede hablar de un riesgo muy bien establecido. ¿Cómo enfrentar el riesgo? Requiere de una respuesta que no tienen que dar los científicos, sino la sociedad, cuya opinión apenas empieza a cambiar ante la presencia de eventos extremos del clima. No se puede decir que las inundaciones son causadas por el cambio climático, pero sí que los eventos extremos del clima y su intensidad están siendo claramente influenciados por este cambio. Y eso nos lo dicen la física y la climatología, afirma Molina. El reporte que acaba de hacer público el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) elevó a 95 por ciento la probabilidad de que el incremento de temperatura esté conectado con actividades humanas, en el reporte del 2007 estableció dicha probabilidad en 90 por ciento. La física básica, explica el premio Nobel, nos dice que cuando hay más energía en la superficie de los océanos los huracanes van a ser más intensos. No es que esté lloviendo más, sino que está lloviendo la misma cantidad pero más concentrada, por eso también hay sequías y las ondas de calor son reflejo de cómo se están expresando los cambios de temperatura. Que la comunidad científica tenga una opinión de que cada vez las cosas van a empeorar (aunque no se tenga la certeza), pues estima que hay mucha probabilidad de que estos problemas se agraven, implica que hay un riesgo, “y el riesgo debe ser un valor inaceptable para nosotros”.
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Foto: NOTIMEX/Francisco Martín
Foto: Carlos Ramos Mamahua
Intereses contra la evidencia científica Uno de los problemas alrededor del cambio climático, sostiene Mario Molina, es que la magnitud de los eventos extremos del clima no embona con la magnitud de respuesta del público en general, y con la discrepancia que existe entre miembros de la comunidad científica, pues algunos piensan que sí es un asunto serio y otros consideran que aún no existe suficiente información al respecto Enfrentar el cambio climático es algo urgente, pues ya empieza a afectar incluso a la generación actual, sin embargo, “hay grupos de interés muy poderosos, organizados para hacer creer que los resultados de la ciencia que investiga sobre el cambio climático son algo totalmente incierto, en ocasiones artificiales y se le hace creer a la sociedad que obedece solamente al interés de los científicos que quieren dinero”. Estas campañas han tenido mucho éxito, especialmente en Estados Unidos, y a esto se agrega que ante los medios de comunicación la comunidad científica no ha respondido muy eficientemente, ya que no ha presentando su posición con claridad. Pero hay otro factor, dijo en una entrevista el investigador, y es que el tema del cambio climático se politizó con mucha fuerza en Estados Unidos, nación que tiene gran influencia en la comunidad internacional, y no ha dado señales muy claras de re-
ducir sus emisiones. Y si esto es así, pues el resto de los países no lo va a hacer tampoco. “Por fortuna el presidente Obama sí quiere hacer mucho, pero tiene limitaciones del Congreso, que es el que decide”. Los costos Para Mario Molina, si se toman medidas oportunas el cambio climático en el presente siglo sería menor a los 2 grados centígrados, por lo que ha urgido a los distintos gobiernos a incentivar el uso de energías alternativas porque, de lo contrario, será imposible la vida en el planeta. La sociedad en general no conoce el cambio climático y sus efectos, o no lo acepta debido a las campañas financiadas que se han realizado, por ejemplo, en Estados Unidos, para cuestionar la ciencia del cambio climático y para fomentar la idea de
un reporte reciente del ipcc elevó a 95% la probabilidad de que el incremento de temperatura esté conectada con actividades humanas
que resultaría muy costoso pensar en una solución. El costo de los daños, afirma Mario Molina, es mayor al que implicaría una solución, no sólo desde el punto de vista económico sino desde el punto de vista ético, visto desde el desarrollo sustentable. El costo será moderado si se toman medidas razonables, por eso había la sugerencia de limitar en el mundo la concentración de bióxido de carbono en la atmósfera a 450 partes por millón, o dicho de otra manera, que la temperatura no subiera más de 2 grados Celsius. En abril de 2014 Molina expresó otra cifra. El costo para financiar los cambios que se requieren para enfrentar el cambio climático sería entre 1 y 3 por ciento del producto interno bruto (PIB) global, lo cual, reconoce, es muchísimo dinero, pero es menor que el costo que tendrán los impactos de este problema ambiental. El científico ha afirmado que la temperatura promedio del planeta ya se incrementó en 0.8 °C, y para cumplir con el objetivo de los 2°C se tendrían que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para el año 2020 hasta en 30 por ciento y en 50 por ciento para 2030, según lo señalan algunas proyecciones. Para Molina es un reto enorme ante el cual no se están tomando las medidas adecuadas. Y aparece en su rostro una sombra de pesimismo cuando afirma que ya es muy poco probable que la temperatura suba menos de 2 grados centígrados. En todo momento insiste en que a la sociedad corresponde decidir qué hacer, considerando que hay entre 10 y 30 por ciento de probabilidad de que ocurran desastres extraordinarios. Vuelve la mirada optimista, pues sí se pueden evitar los eventos catastróficos rela-
cionados con este problema ambiental, “ese es el consenso científico”. La ciencia Para Mario Molina la ciencia ha sido muy importante en la historia de la humanidad. En la actualidad es un instrumento para resolver los enormes problemas que tienen las sociedades, como en las áreas de la salud o el medio ambiente, entre muchas otras. Pero si bien la ciencia tiene logros evidentes en la innovación y al generar nuevas tecnologías, lo cual es evidente sobre todo en décadas recientes (como la era digital), todo eso proviene de ciencia muy fundamental, es decir, de la que está orientada a ensanchar los límites del conocimiento. Por ello, lo que tienen que hacer las sociedades es financiar y apoyar la ciencia fundamental, la cual, posteriormente, dará lugar a ciencia aplicada, la que mejora la calidad de vida a los habitantes del planeta. La educación En opinión de Molina, el desarrollo de la ciencia no puede estar al margen del progreso educativo. Si bien entre los retos del país en materia de ciencia y tecnología está la necesidad de mayor inversión, también se debe poner énfasis en lograr que la educación sea de calidad, y para ello ha insistido en que es necesario entender cómo aprenden las personas, en especial los niños. Mario Molina ha dicho que los niños aprenden ciencia, haciendo ciencia y si se realizan acciones para cambiar la forma en la que se enseña, desde los niveles básicos de educación, esto podría emplearse para mejorar la enseñanza en las universidades. Por ello, el premio Nobel de Química ha emprendido una cruzada por el desarrollo de nuevas modalidades para el avance educativo.
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Entre estas acciones se encuentra la asociación civil Innovación en la Enseñanza de la Ciencia (Innovec), que cuenta con el apoyo de la Secretaría de Educación Pública, los gobiernos de 12 estados, así como de fundaciones y empresas. Actualmente beneficia a más de 400 mil alumnos de educación básica que reciben clases de ciencia basadas en un novedoso modelo llamado Sistemas de Enseñanza Vivencial e Indagatoria de la Ciencia (Sevic). El Sevic toma en cuenta la curiosidad natural de los niños y las clases son vivenciales, es decir, en ellas los niños realizan experimentos, plantean hipótesis, proponen explicaciones y trabajan en equipo. Se trata de un método diferente al tradicional, en el que se requiere un entrenamiento especial para los profesores. Actualmente Molina es vicepresidente del Consejo de Innovec. Innovec fue creada en agosto de 2002 con el fin de impulsar la investigación, la innovación y el desarrollo de estrategias de apoyo para mejorar la enseñanza de la ciencia en la educación básica, y es parte de la Fundación México-Estados Unidos para la Ciencia, organismo no gubernamental creado en 1999 a partir del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, con la que colabora la Academia Mexicana de Ciencias. Mario Molina afirma que se pueden implementar métodos de enseñanza diferentes a los que se utilizan en todos los niveles de educación en el país y aprovechar la información que, desde la ciencia, nos puede ayudar a entender cómo aprendemos y al mismo tiempo encontrar la manera de enseñar con mejores resultados. Política y ciencia Molina ha dicho que afortunadamente muchos políticos saben de la importancia que tiene la ciencia fundamental y por eso hay inversiones en ella, pero el problema y el reto es que los resultados son a largo plazo, y muchas veces los sistemas políticos dan preferencia a los resultados de corto plazo. El primero de febrero de 2006 Mario Molina hizo un llamado en México a los candidatos a la Presidencia de la República para comprometerse a invertir mayores recursos económicos en áreas como educación, ciencia y tecnología. En ese mismo año, el premio Nobel de Química advirtió que las políticas en educación, ciencia y tecnología en México tenían una dirección incorrecta y agregó que se necesita emprender una verdadera revolución en estas áreas y realizar cambios de fondo porque, de lo contrario, el nivel de vida de la población iría en detrimento. Invertir más recursos en educación, ciencia
Asesores de Ciencia y Tecnología del presidente Barack Obama. En agosto de 2013, el premio Nobel de Química fue nombrado como uno de los 16 galardonados con la Medalla Presidencial de la Libertad, el más alto honor civil que otorga el gobierno de Estados Unidos. En esa ocasión el presidente Obama señaló: “La Medalla Presidencial de la Libertad se otorga a hombres y mujeres que han dedicado su vida a enriquecer la nuestra. Los homenajeados de este año han sido bendecidos con un talento extraordinario, pero lo que los distingue es su don para compartir ese talento con el mundo. Para mí es un honor presentarles una muestra de gratitud de nuestra nación”. Sobre Mario Molina, Barack Obama destacó que es un ingeniero químico visionario y un científico ambiental nacido en México, pero que contribuye con su trabajo desde hace tiempo con Estados Unidos, donde es profesor de la Universidad de California en San Diego. En agosto de 2013 Mario Molina dijo que el presidente Obama “es una persona muy interesada en la ciencia, por fortuna, aunque él no es científico, está muy consciente de la importancia que tiene para el desarrollo económico en Estados Unidos, por eso desde su primer periodo de mandato formó a este grupo de alrededor de 20 asesores, y nos reunimos con él periódicamente”
Foto: Marco Peláez
y tecnología, ha dicho, es un reto muy grande para un gobierno, sobre todo porque los resultados van a ser a largo plazo. Pero el gobierno que empiece a invertir más recursos sí podrá demostrar que el país avanza en la dirección correcta, lo cual sería un logro muy grande. A pesar de la realidad política del país, Mario Molina no se ha dado por vencido. Seis años más tarde, en 2012, dijo que empezaba una nueva época en México y confió en que habría una buena respuesta de los gobernantes y un reconocimiento a la importancia que tienen la ciencia y la tecnología. “Es el momento para ponerle más fuerza y avanzar a la par con la educación, para que nuestro país salga adelante. Ojalá empecemos ya”, decía. En abril de 2013, ya en la administración del presidente Enrique Peña Nieto, calificó de muy atinadas y como una buena oportunidad las acciones que se han emprendido para favorecer el desarrollo de la ciencia en nuestro país, como la decisión de aumentar el porcentaje del PIB a la ciencia y la creación de una coordinación de ciencia, tecnología e innovación de la Presidencia de la República. Barack Obama Desde 2011 Mario Molina es uno de los 21 científicos que forman parte del Consejo de
DIRECTORIO Suplemento Especial de La Jornada. FOTOS DE PORTADA: RUBÉN PAX, ANDRÉS GARAY Y NOTIMEX/CABACA DIRECTORA GENERAL Carmen Lira Saade, GERENTE GENERAL Tania Paulina Olmos Sánchez, COORDINADOR DE EDICIÓN Pedro Miguel, COORDINADOR DE PUBLICIDAD Marco Hinojosa, PUBLICIDAD Rubén Hinojosa y Eva Vargas, COORDINACIÓN DE ARTE Y DISEÑO: Francisco García Noriega, DISEÑO Brenda Moncada, EDICIÓN DE TEXTOS Andrés Ruiz. Fotografías: Archivo La Jornada. PROCESAMIENTO Y CONSERVACIÓN DE IMAGEN Rebeca Panameño, Alejandro Pavón y Francisco del Toro Editado por Demos Desarrollo de Medios, S.A. de C.V. Av. Cuauhtémoc 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, delegación Benito Juárez, C.P. 03310, México, D.F. Teléfonos: 9183 0300 y 9183 0400, ext.: 4475 y 4473 Página electrónica: http://www.jornada.unam.mx Impreso en Imprenta de Medios, S.A. de C.V. SUPERVISIÓN DE IMPRESIÓN Silvia Hernández. Av. Cuitláhuac 3353, col. Ampliación Cosmopolita © Se prohíbe la reproducción total o parcial de cualquier contenido sin autorización de los editores, México, 2015.
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El legado de
Alfonso García Robles Foto: Rogelio Cuéllar
La humanidad tiene una encrucijada: detener la carrera armamentista o enfrentar la aniquilación
JORGE EDUARDO NAVARRETE “Es un hecho conocido que, en el pasado, cada vez que se ha inventado un arma nueva la gente ha dicho —y, como es bien sabido, [Alfred] Nobel compartía esta creencia—que se trata de un arma tan terrible que nunca va a ser usada. Sin embargo, se emplea y, aunque se constata que en efecto es terrible, no ha hecho desaparecer al género humano. Ahora, como lo ha correctamente señalado el eminente filósofo de la historia Arnold Toynbee, ‘ahora, existe algo [las armas nucleares] que realmente puede extinguir la vida en nuestro planeta. La humanidad no se ha encontrado en situación tal desde el final del paleolítico (…) En realidad, la amenaza a la supervivencia humana es mucho mayor desde 1945 de lo que lo fue durante el primer millón de años de la historia’. No puede existir duda de que —y regreso a los autorizados conceptos de [Albert] Einstein y [Bertrand] Russell, expresados hace casi treinta años y que, como resulta evidente, son ahora aún más válidos— ‘se teme que si se utilizan muchas bombas-H se provocará la muerte universal —súbita sólo para una minoría, pero una lenta tortura de enfermedad y desintegración para la mayoría’.” El anterior es uno de los párrafos torales del discurso del embajador Alfonso García Robles, al aceptar, el 10 de diciembre de 1982 en Oslo, el Premio Nobel de la Paz.1 Pienso que la extensa cita se justifica por diversas razones: ya en el siglo XXI, dejada atrás la angustia opresiva de la gue-
rra fría y, aparentemente, alejado el riesgo del holocausto nuclear, se ha diluido ese sentimiento, tan presente y cotidiano hace 30 o 40 años; lo han remplazado una impresión ilusoria de la casi total improbabilidad de un conflicto que lo provoque o bien la prominencia de otros riesgos catastróficos, asociados a la disponibilidad y suficiencia de agua y de energía, al deterioro del ambiente y al calentamiento global. Sin embargo, el peligro a cuya desaparición dedicó su vida García Robles sigue amenazando al planeta, si acaso en forma aún más intimidatoria: los arsenales nucleares conjuntan ahora una mucho mayor capacidad destructiva; siguen fortaleciéndose tanto en número como en perfeccionamiento técnico; está en marcha una sustitución progresiva de armas nucleares y cohetes portadores tocados por la obsolescencia, por nuevos ingenios, más mortíferos y más utilizables aun en conflictos localizados, en los nuevos escenarios regionales y locales de los enfrentamientos. Por otra parte, ha flaqueado el esfuerzo multilateral y han disminuido los compromisos nacionales en favor del desarme nuclear. Sigue sin entrar en vigor, tras 20 años, el Tratado de prohibición completa de los ensayos nucleares (TNP), detenida por la falta de firma o ratificación de ocho países: los usuales sospechosos.2 La conferencia de revisión del TNP en 2015 terminó sin acuerdo. Más que la horizontal, más o menos limitada con éxito, continua rampante la proliferación
arnold toynbee dijo que ahora existen las armas que realmente pueden extinguir la vida en el planeta
vertical de armamentos nucleares. Ante las amenazas nuevas y las persistentes adquieren mayor dimensión la obra y el legado de García Robles. El desempeño de Alfonso García Robles como diplomático fue ejemplar en todos los sentidos. Su ingreso al servicio exterior estuvo precedido por una sólida formación académica en jurisprudencia y relaciones internacionales. Tras obtener, muy joven, su licenciatura en Derecho en la UNAM, hizo estudios de posgrado en el Instituto de Altos Estudios Internacionales de la Facultad de Derecho de la Universidad de París (1936), y un diplomado en la Academia de Derecho Internacional de La Haya (1938). Al año siguiente inició su carrera como tercer secretario de la legación en Suecia. Iniciada la guerra, en 1941 fue adscrito a la Secretaría de Relaciones Exteriores, como subdirector de Asuntos Políticos de la Dirección General del Servicio Diplomático. Participó en la Conferencia de San Francisco y, establecida la ONU en 1945, actuó por un decenio como jefe de la División Política del Departamento de Asuntos del Consejo Seguridad. De vuelta a la cancillería, fue director en jefe y delegado a las primeras reuniones de la Conferencia sobre el Derecho del Mar. Después de ser embajador en Brasil, tuvo a su cargo la Subsecretaría de Relaciones Exteriores de 1964 a 1970 y, has-
ta 1975, la representación permanente ante Naciones Unidas. En 1976 fue canciller de la República. América Latina fue el escenario de la mayor contribución histórica de García Robles: la desnuclearización de esta vasta zona, con áreas densamente pobladas y de composición política compleja y plural. No fue la primera en que se intentó establecer una zona libre de armas nucleares, pero sí la primera en que se consiguió. Los elementos señalados —así como las nunca abiertamente confesadas proclividades armamentistas nucleares de algunos gobiernos militares en decenios pasados— explican que hayan transcurrido 35 años para reunir las ratificaciones de todos los signatarios. De esta suerte, sólo cinco años después de la firma regía ya para más de la mitad (17) de los signatarios. También hubo que vencer obstáculos para la ratificación plena de los dos protocolos, que comprometen a estados extrarregionales a respetar el estatus de desnuclearización latinoamericano: la de los cuatro estados responsables, de jure o de facto, de territorios dentro del área del TNP, se concluyó en 1991, mientras que la de los cinco estados nucleares se había alcanzado en 1979. El legado del Tratado de Tlatelolco, que es en buena medida el de Alfonso García Robles, incluye, ahora, cuatro zonas habitadas libres de armas nucleares: la del Pacífico Sur (Tratado de Rarotonga, 1986); la del Sureste de Asia (Tratado de Bangkok, 1997); la de África (Tratado de Pelindaba, 2009), y la de Asia Central (2009). Mediante una declaración unilateral, Mongolia alcanzó un estatus similar. La desnuclearización cubre, además, mediante tratados específicos, tres áreas no pobladas: la Antártida, los fondos oceánicos y el espacio exterior. Las áreas pobladas desnuclearizadas por los cinco tratados cubren a 101 países, contando sólo a los ratificantes de los respectivos tratados. Habitan en ellos alrededor de mil 750 millones, aproximadamente una cuarta parte de la población mundial. La población de los nueve estados nucleares, de facto o de jure, suma cerca de 3 mil 500 millones, casi la mitad de la mundial. Alfonso García Robles cerró su discurso de aceptación del Nobel con la cita de una declaración que las Naciones Unidas adoptaron por unanimidad: “La humanidad está ante una encrucijada: detener la carrera armamentista y proceder al desarme o enfrentar la aniquilación” 1. En 1982, el premio fue discernido ex aequo a Alva Myrdal (1902-1986), escritora, diplomática y ministra a cargo de cuestiones de desarme del Reino de Suecia. 2. Corea del Norte, China, Egipto, Estados Unidos, India, Irán, Israel y Pakistán.
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Octavio Paz: el premio que tardó más de la cuenta Los 15 miembros de la Academia Suiza votaron unánimemente por el escritor mexicano Foto: Arturo Guerra
MÓNICA MATEOS-VEGA Octavio Paz y “su obra apasionada, abierta sobre los vastos horizontes, impregnada de sensual inteligencia y de humanismo íntegro”, consiguió el 11 de octubre de 1990 que los 15 miembros de la Academia Sueca decidieran otorgarle el premio Nobel de Literatura, con votación unánime por primera vez en la historia esa instancia, fundada en 1786. La máxima distinción literaria en el planeta reconoció al poeta mexicano que, explicaron los académicos, “personifica una unión de culturas que está en su sangre. Su familia materna era española, de Andalucía, mientras que su padre heredó la india y la española”. Destacaron también que la obra de Paz (poesía y ensayos) “deriva de una unión de culturas difícil de trazar pero fructífera: la precolombina, la de los conquistadores españoles y el modernismo occidental”. La “perspectiva internacional” del galardonado, añadieron, así como “su propia identidad, mexicana y en su sentido más amplio latinoamericana, han sido exploradas decisivamente en El laberinto de la soledad (1950)”. También fue la primera vez que los pronósticos y especulaciones tradicionales en torno a la designación del premiado fallaron, pues el Nobel 1990 se otorgó a un escritor de habla hispana, luego de que el año anterior se había premiado a un autor también en español: Camilo José Cela. Inclusive, el secretario permanente en ese entonces de la Academia Sueca, Sture Allen, debió aclarar que no se trataba de honrar a ese idioma, sino a escritores individuales: “Paz ha mantenido una mentalidad abierta y a ello se debe su fuerte influencia en la literatura contemporánea”.
la obra de paz “deriva de una unión de culturas difícil de trazar pero fructífera: la precolombina, la de los conquistadores españoles y el modernismo occidental” Foto: Fabrizio León
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En el acta del jurado en Estocolmo se mencionó que uno de los momentos más relevantes de la obra lírica del mexicano era su poema de largo aliento Piedra de sol (1957), inspirado en el Calendario Azteca. También se mencionó de manera especial el ensayo biográfico Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (1982), en el que el poeta “aplica la historia de la literatura y las ideas para describir a una mujer notable del siglo XVII. Esta poeta erudita y dramaturga, una dama de compañía que después se hizo monja, es tema de un incisivo análisis frente al telón de fondo de la sociedad y la cultura de su tiempo. La obra toma la forma de un retrato, que lleva la firma de un gran humanista”. El Nobel a Paz llegó “después de varios años de espera”, coincidieron en señalar en 1990 varios de sus colegas. El colombiano Gabriel García Márquez (Nobel de Literatura 1982), al felicitar al poeta señaló: “la Academia Sueca ha enmendado por fin su propia injusticia de no haber reconocido desde hace muchísimos años los inmensos méritos del escritor”. El poeta Luis Cardoza y Aragón dijo: “hace mucho tiempo Octavio tenía el premio con su obra tan diversa y siempre con una inteligencia moviéndose intensamente”. El escritor Sergio Pitol comentó: “tal vez ha sido un poco tardada, más de lo normal, la decisión de los miembros de la Academia Sueca del Nobel. Paz ha demostrado desde hace muchos años cuál es su calidad poética que lo hace merecedor a esta distinción”. Ramón Xirau señaló que se trataba de un premio “que las letras mexicanas ameritaban desde hace tiempo”, mientras que el poeta Alí Chumacero reiteró que “desde hace muchos años la obra de Paz ha sido reconocida como una de las más eminentes de nuestro mundo literario. Al otorgársele este premio cumple con una expectativa de muchos escritores que consideramos a Paz entre los hermanos mayores de la palabra. Su poesía, que es la más alta de las muchas que se escriben es este momento, merece y merecía desde antes ese premio”. El historiador Friedrich Katz consideró la obra de Paz “una visión de la inmortalidad” y añadió: “lo que me sorprende es que no se lo hubieran dado antes”. Por su parte, Edmundo O’Gorman desestimó los comentarios respecto a que el Nobel a Paz se debió más a una decisión política: “no es así, hay que distinguir: esta es una designación académica, no creo que debamos ligarlo con la cuestión política. Paz es un hombre que sin duda se lo merece por su trabajo, talento y fama. Viendo el momento que vive México, no creo que haya otra persona que se lo merezca”. Paz, quien en 1990 tenía 76 años, fue el segundo mexicano en recibir el premio que otorga la fundación ideada por el inventor de la dinamita. El primero fue Alfonso García Robles, quien obtuvo en 1982 el Nobel de la Paz
Homenaje a Margarita Michelena en el Palacio de Bellas Artes. Carlos Prieto, Margarita Michelena, Jaime Sabines y Octavio Paz. Foto: Víctor Mendiola.
“hace mucho tiempo octavio tenía el premio con su obra tan diversa y siempre con una inteligencia moviéndose intensamente”, dijo el poeta luis cardoza y aragón
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