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MANUEL ANTÓNIO PINA: POESÍA Y PLACER
from Semanal 9/04/2023
by La Jornada
DIRECTORA GENERAL: Carmen Lira Saade
DIRECTOR: Luis Tovar
EDICIÓN: Francisco Torres Córdova
COORDINADOR DE ARTE Y DISEÑO: Francisco García Noriega
FORMACIÓN: Rosario Mateo Calderón
MATERIALES DE VERSIÓN DIGITAL: Juan Gabriel Puga
LABORATORIO DE FOTO: Adrián García Báez, Israel Benítez Delgadillo, Jesús Díaz y Ricardo Flores.
PUBLICIDAD: Eva Vargas
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La Jornada Semanal, suplemento semanal del periódico La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, S.A. de CV; Av. Cuauhtémoc núm. 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, Delegación Benito Juárez, México, DF, Tel. 9183 0300. Impreso por Imprenta de Medios, SA de CV, Av. Cuitláhuac núm. 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, Azcapotzalco, México, DF, tel. 5355 6702, 5355 7794. Reserva al uso exclusivo del título La Jornada Semanal núm. 04-2003081318015900-107, del 13 de agosto de 2003, otorgado por la Dirección General de Reserva de Derechos de Autor, INDAUTOR/SEP. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin permiso expreso de los editores. La redacción no responde por originales no solicitados ni sostiene correspondencia al respecto. Toda colaboración es responsabilidad de su autor. Títulos y subtítulos de la redacción.
El portugués Manuel António Pina, nacido en Sabugal en 1943, y muerto en Oporto hace una década, en 2012, fue periodista, dramaturgo, guionista y ensayista, pero principalmente poeta y autor de literatura infantil. Se formó y ejerció como abogado, fue técnico en publicidad y finalmente se dedicó al periodismo en el Jornal de Notícias como redactor, editor y cronista. Recibió numerosos premios por las distintas facetas de su obra y en 2011 fue galardonado con el Premio Camões, el mayor premio de la lengua portuguesa otorgado a quienes han contribuido a su difusión. Entre sus obras destacan A guerra do tabuleiro de xadrez (1985) (teatro); O Inventão (1988), O meu rio é de ouro (1995) (literatura infantil); Nenhum sítio (1984) , O caminho de casa (1988), Um sítio onde pousar a cabeça (1991), Cuidados intensivos (1994), Atropelamento e fuga (2002) y Os livros (2005) (poesía). Alguna vez dijo: “Lo que no es hecho con placer, raramente suscita placer.” Los poemas incluidos aquí pertenecen a la antología O coração pronto para o roubo (Editora 34, São Paulo, 2018), realizada por Leonardo
Gandolfi
Rodolfo Mata
Amor como en casa
Regreso despacio a tu sonrisa como el que a casa vuelve. Hago de cuenta que no es nada conmigo. Distraído recorro el camino familiar de la añoranza, cosas pequeñitas me atrapan, una tarde en un café, un libro. Despacio te amo y a veces de prisa, amor mío, y a veces hago cosas que no debo, regreso despacio a tu casa, compro un libro, entro en el amor como en casa.
Hansaplatz (1)
¿Qué hay debajo de la cama? ¿Qué está detrás de las cortinas? De noche, en la puerta, claman las voces terribles del pasado.
En cualquier sitio fuera de mí hay estos tilos, este jardín, y estoy yo estando allá en mí y esto recordándose en mí.
¿Qué ave canta aún cuando la noche ha terminado? Muerto y solo, despierto en el cuarto y hace frío como en un parto.
Hansaplatz (2)
En otra plaza, no en ésta, otra persona pasa ni en la otra ni en ésta. Quedo, otro y solo, en una plaza
–alguien real queda–donde niños fuera de mí juegan con otros niños reales, pero (plaza, niños), ¿cuáles?
¿Los de ahora o los de otrora? ¿Los tilos de dentro o de fuera?
¿En cuál plaza de mi memoria yo y todo somos memoria?
Mitad de la vida
Me perdí en Hölderlin y me hallé en Dante en el sitio más distante del estante; a mitad de la vida, cuando la mies debía estar sembrada y la casa construida.
Cuando leía a los clásicos y me entregaba inútilmente a la melancolía, María Herminia, la Musa, ávida, hacía cuentas con la vida, mi única vida: en algún sitio me hacía falta una Oda (y un Amor Loco), y además de eso, leía mucho y escribía poco; los tiempos se iban por la Crítica, y ella sería, la Musa-en-sí, mi segura secretaria.
Y así en adelante; que, de no atarme por mis manos al Destino, enloquecería (si no es que me matara). La despedí.
Entonces, no me pidas Armonía, hermano lector, mi semejante: pídeme miedo. Bajo su tejado disonante prendí fuego y consumí la forma, y atrás de la puerta guardé mi vida, mitad viva mitad muerta, y mis libros, su ciego instrumento.
Como los dioses (con poco me contento), De libros y silencio me alimento.
It’s all right, ma…
Todo está bien, madre, estoy solo y me desangro, la sangre va y viene, tengo mucha sangre.
Lo que no tengo es paciencia ni tiempo que baste (ni espacio), me dejaste poco espacio para tanta existencia.
Menos recuerdos me hacían bien, y el olvido también y menos sangre y agua.
Habría cicatrizado la herida de al lado, y yo resucitado por el lado de dentro.
Que es el lado por donde estoy clavado, sin mandamiento y sin sufrimiento.
En tus manos entrego mi espíritu, hágase tu voluntad, y de allí para adelante.
Que no se perturbe ni intimide tu corazón, estoy solo, muriendo en vano.
Atleta que estuvo a punto de participar en los Juegos Olímpicos de Helsinki y que, habiendo nacido en Chicago, se libró de ir a la Guerra de Corea, y desertor de la carrera de Medicina, porque se metió por azar a la actuacíon en la televisión, la carrera en ese medio y en el cine de Xavier López Chabelo es versátil en argumentos y personajes. Este artículo muestra su trayectoria ganada a puslo.
La televisión, confieso, fue importante para mí a finaels de los años sesenta, ya que en ella podía explorar no sólo múltiples películas, sino series televisivas que me encantaban (La dimensión desconocida, Dr. Who, Los vengadores, El prisionero, La isla de Gilligan, Mi bella genio, Hechizada, Los Monsters, Los Locos Adams y Ultramán, entre otras). A fines de septiembre de 1968 mi querido tío Carlos, el único hermano de mi papá, me imagino que con sacrificios adquirió un televisor a color, motivado por los inminentes Juegos Olímpicos que se llevarían a cabo en nuestro país. Así, en aquellas ocasiones que no asistíamos a las matinés dominicales de los cines Máximo, Florida o Alarcón, visitábamos a mis tíos y a mis únicos tres primos: Paty, Gina y Carlos, en su casa de la colonia Moctezuma. Solíamos llegar temprano y, por ello, los encontrábamos viendo “a todo color” En familia con Chabelo (transmitido entre 1967 y 2015), programa que adoraban. Recuerdo incluso un LP que atesoraban mis primos, con canciones que interpretaba el animador y en cuya portada aparecía Chabelo recostado en el piso, rodeado de cubos de madera enormes. La verdad no me producía mucha emoción el personaje, aunque me divertía su sección “Lo que no se debe hacer” y los concursos con preguntas de cultura general para niños de primaria (Marco Polo, Magallanes,