Semanal13032016

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■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 13 de marzo de 2016 ■ Núm. 1097 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver

CaRlos oliVa Mendoza

Arte y experiencia estética: entre la revolución y el mercantilismo

RosaRio Castellanos:

correspondencia desde Tel Aviv

elena Poniatowska

Di que sí

tobías wolff Entrevista con

ClaRa Janés aleJandRa atala Mazatlán: historias

sobre cuatro ruedas

ollin VelasCo


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En un conciso y lúcido ensayo, Carlos Oliva se acerca al viejo problema –en nuestros tiempos tal vez más grave y recrudecido– de la relación entre arte y sociedad, experiencia estética y contexto político. En la era de la reproducción masiva de casi cualquier cosa, incluidas las obras de arte, y de la omnipotencia del capital y el consecuente mercantilismo que inunda todos los ámbitos de la vida, esta reflexión es sin duda pertinente y necesaria. Por su parte, Elena Poniatowska nos presenta cuatro cartas dirigidas a Ofelia Benavides, de la entrañable narradora y poeta chiapaneca Rosario Castellanos, que nos

13 de marzo de 2016 • Número 1097 •

En junio de 2015 pasado, Tobias Wolff cumplió setenta años de edad. Su biografía incluye su participación en la Guerra de Vietnam, una estancia periodística en The Washington Post, muchos años de enseñanza en la Universidad de Stanford y la publicación de varios libros, entre los que hay autobiografías y novelas, pero sobre todo cuentos. Ha recibido varios premios literarios y en septiembre de 2015 reciente fue condecorado por Barack Obama en reconocimiento a su trabajo. Tobias Wolff pertenece a la generación de Raymond Carver, con quien compartió no sólo la misma corriente literaria sino también la cátedra en la Universidad de Siracusa, una amistad confiada y el fervor por la obra de Chéjov, entre otras cosas. Como otros miembros del grupo, Wolff rechaza el calificativo minimalista aplicado a su narrativa. “Di que sí” forma parte de una selección de sus cuentos (Our Story Begins, Alfred A. Knopf, Nueva York, 2008), elaborada por el mismo autor.

Di que

conceden un atisbo al mundo interior, Leandro areLLano

familiar y literario de la autora de Balún Canán. Completan esta entrega un cuento del narrador estadunidense Tobias Wolff en sus recientes setenta años, una entrevista con la polifacética Clara Janés, hija del gran editor Josep Janés, y una crónica sobre las tensas calles de Mazatlán, de Ollin Velasco. Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx

M

ientras fregaban los trastes, su esposa lavaba y él secaba. La noche anterior a él le había tocado lavar. A diferencia de buena parte de los hombres que conocía, él realmente contribuía en las labores del hogar. Unos meses antes había escuchado por casualidad a una amiga de su esposa felicitarla por contar con un esposo considerado. Y él pensó: lo intento. Ayudar con los platos era una manera de mostrar que era considerado. Conversaban sobre distintos temas y de algún modo incurrieron en el asunto de si los blancos deberían casarse con los negros. Él dijo que, en vista de las circunstancias, lo consideraba una mala idea. –¿Por qué? –preguntó ella. Algunas veces su esposa adoptaba cierta mirada en la que fruncía las cejas y mordía su labio inferior observando fijamente hacia abajo. Al verla así, él supo que debía

mantener cerrada la boca, pero nunca lo hacía, de hecho hablaba aún más. Y ella tenía ese gesto ahora. –¿Por qué? –preguntó ella de nuevo, manteniendo su mano dentro de un tazón, sin lavarlo, sólo sujeto, por arriba del agua. –Escucha –dijo él–, fui a la escuela con negros, he trabajado con negros y he vivido en la misma calle con negros y me he llevado siempre bien con ellos. No vengas ahora con el cuento de que soy racista. –No he dicho eso –respondió ella y comenzó a lavar el tazón de nuevo, haciéndolo girar en su mano, como si le estuviera dando forma–. Simplemente no veo qué hay de malo en que una persona blanca se case con una negra. Eso es todo. –Ellos no provienen de la misma cultura que nosotros. Escúchalos alguna vez, hasta su propio lenguaje tienen. Conmigo no hay problema, me gusta oírlos –era cierto, por alguna razón eso siempre le levantaba el humor–. Pero es diferente. Una persona de su cultura y una persona de nuestra cultura no pueden nunca conocerse realmente. –¿Cómo tú me conoces? –preguntó su esposa. –Sí, como te conozco. –Pero si se aman..–dijo ella. Ahora lavaba con rapidez, sin mirarlo a él. Ay, Dios, pensó él y dijo: –No me creas a mí. Mira las estadísticas. La mayoría de esos matrimonios se rompen. –¡Estadísticas! –ella apilaba platos en el escurridor apresuradamente, luego de pasarles el trapo. Muchos de ellos seguían grasientos, él podía observar restos de comida entre los dientes de los tenedores–. Está bien –dijo ella–. ¿Y qué con extranjeros? Supongo que piensas lo mismo de dos extranjeros que se casan. –Así es en efecto –dijo él–. ¿Cómo puedes comprender a alguien que proviene de un ambiente totalmente diferente al tuyo? –Diferente –dijo ella–. No el mismo, como nosotros. –Sí, diferente –replicó él, molesto con la maña de su esposa de repetir sus palabras haciéndolas parecer ridí-

Directora General: Carmen Lira Saade, Director: Hugo gutiérrez Vega(†), Jefe de Redacción: LuiS toVar, Edición: FranCiSCo torreS CórdoVa, aLeyda aguirre rodríguez y riCardo yáñez, Coordinador de arte y diseño: FranCiSCo garCía noriega, Diseño de portada y dossier: m arga P eña , Diseño de Columnas: J uan g abrieL P uga , Relaciones públicas: V eróniCa S iLVa ; Tel. 5604 5520. Retoque Digital: a Le Jandro P aVón , Publicidad: e Va V argaS y r ubén H inoJoSa , 5688 7591, 5688 7913 y 5688 8195. Correo electrónico: jsemanal@jornada.com.mx, Página web: www.jornada.unam.mx

Portada: Sin likes la vida no vale nada Street art de IHeart en una calle de Vancouver, Canadá Fuente: www.iheartthestreetart.com

La Jornada Semanal, suplemento semanal del periódico La Jornada, editado por Demos, Desarrollo de Medios, S.A. de CV; Av. Cuauhtémoc núm. 1236, colonia Santa Cruz Atoyac, CP 03310, Delegación Benito Juárez, México, DF, Tel. 9183 0300. Impreso por Imprenta de Medios, SA de CV, Av. Cuitláhuac núm. 3353, colonia Ampliación Cosmopolita, Azcapotzalco, México, DF, tel. 5355 6702, 5355 7794. Reserva al uso exclusivo del título La Jornada Semanal núm. 04-2003-081318015900-107, del 13 de agosto de 2003, otorgado por la Dirección General de Reserva de Derechos de Autor, INDAUTOR/SEP. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido de esta publicación, por cualquier medio, sin permiso expreso de los editores. La redacción no responde por originales no solicitados ni sostiene correspondencia al respecto. Toda colaboración es responsabilidad de su autor. Títulos y subtítulos de la redacción.


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CREACIÓN

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Tobias Wolff

culas o hipócritas–. Estos están sucios –dijo él y devolvió los cubiertos al fregadero. El agua se había enturbiado. Ella miró hacia el fregadero manteniendo sus labios muy cerrados y luego hundió las manos en el agua. –Ay –se lamentó echándose para atrás. Cogió su mano derecha por la muñeca y así la mantuvo. Le sangraba el pulgar. –Ann, no te muevas –dijo él–, quédate aquí. Corrió hacia el baño escaleras arriba y buscó en el botiquín alcohol, algodón y una bandita adhesiva. Cuando volvió abajo ella se apoyaba en el refrigerador con los ojos cerrados, sosteniendo todavía su mano por la muñeca. Tomó él la mano y frotó el dedo con el algodón. El sangrado se había detenido ya. Comprimió el dedo para ver la profundidad de la herida y brotó una gota de sangre, temblorosa y reluciente, que cayó al piso. Por encima del pulgar ella lo observaba con mirada acusatoria. –Es superficial –dijo él–. Mañana lo habrás olvidado. Confiaba en que ella reconocería la rapidez con la que había acudido a ayudarla. Lo había hecho preocupado por ella, sin la idea de obtener nada a cambio, por lo que se le ocurrió que sería un noble gesto de parte de ella no comenzar otra vez con aquella conversación, de la que él estaba agotado. –Yo termino –dijo él–. Ve a descansar. –No te preocupes –dijo ella–. Yo secaré. Comenzó él a lavar los cubiertos nuevamente, prestando mucha atención a los tenedores. –De modo que no te hubieses casado conmigo si fuera negra –dijo ella. –¡Por amor de Dios!, Ann! –Bueno, eso fue lo que dijiste, ¿no? –No, no fue así. La sola pregunta es ridícula. Si tú fueras negra seguramente ni nos hubiésemos conocido. Tú hubieras tenido tus amigos y yo los míos. La única mujer negra que realmente he conocido era mi compañera en el club de retórica, y entonces yo andaba ya contigo. –¿Pero si nos hubiéramos conocido y yo hubiera sido negra? –Probablemente entonces tú hubieras andado con un negro. Tomó el mango del enjuagador y roció los cubiertos. El agua estaba tan caliente que el metal adquirió un tono azul pálido y luego tornó a platearse de nuevo. –Digamos que no andaba –dijo ella–. Digamos que soy negra, no comprometida, nos conocemos y nos enamoramos. Él le lanzó una mirada. Ella lo observaba y sus ojos brillaban.

–Mira –dijo él, adoptando un tono razonable–, es una estupidez. Si tú fueras negra entonces no serías tú –al decirlo estaba convencido que decía una verdad absoluta. No había argumento posible contra el hecho de que ella no sería la misma persona si fuese negra. De modo que lo repitió: –Si tú fueras negra no serías tú. –Lo sé –dijo ella–, pero supongamos. Él inspiró profundamente. Había ganado el argumento pero aún se sentía arrinconado. –¿Supongamos qué? –preguntó. –Que yo soy negra, pero la misma yo, y nos enamoramos. ¿Te casarías conmigo? Él reflexionó. –Bien –dijo ella acercándose a él. Sus ojos brillaban aún más–. ¿Te casarías conmigo? –Déjame pensarlo –dijo él. –No lo harías, lo sé. Vas a decir que no. –No vayamos tan rápido en este asunto –dijo él–. Hay muchas cosas que tomar en cuenta. No queremos hacer algo que lamentemos el resto de nuestras vidas.

–No más consideraciones. Sí o no. –Ya que lo pones así... –Sí o no. –Por Dios, Ann. De acuerdo, no. –Gracias –dijo ella y salió de la cocina hacia la sala. Un momento después él la escuchó hojear una revista. Sabía que se hallaba bastante molesta como para efectivamente leerla, pero no la hojeaba rápido como él lo hubiese hecho, lo hacía despacito, como estudiando cada palabra. Ella le demostraba así su indiferencia y tuvo el efecto que él supo que ella pretendía. Y lo resintió. No le quedó más opción que mostrar indiferencia hacia ella. Tranquila, concienzudamente, lavó el resto de los platos. Luego los secó y los retiró. Limpió el fregadero y la estufa y pulió el linóleo donde había caído la gota de sangre. Mientras lo hacía decidió que igual podía trapear todo el piso. Al acabar, la cocina parecía nueva, como cuando les mostraron por primera vez la casa, antes de que se mudaran ahí. Tomó el bote de la basura y salió. La noche era diáfana y pudo contemplar algunas estrellas en el poniente, donde las luces de la ciudad no las empañaban. En el camino el tráfico fluía leve y continuo, pacífico como un río. Se sentía avergonzado por haber permitido que su esposa lo indujera a aquella discusión. En unos treinta años más o menos ambos estarían muertos. ¿Qué importaría todo eso entonces? Meditó en los años que llevaban juntos, en su cercanía y en lo bien que se conocían; entonces su garganta se tensó al grado de que tuvo dificultad para respirar. Su cara y su cuello le produjeron comezón y un ardor inundó su pecho. Se mantuvo así por un rato, disfrutando aquellas sensaciones y luego recogió el bote y salió por la puerta trasera. Dos perros callejeros habían derribado el depósito de basura nuevamente. Uno se revolcaba sobre su espalda mientras el otro mantenía algo en la boca. Cuando lo vieron venir se alejaron con pasitos cortos. Usualmente él les arrojaba una piedra o dos, pero esta vez los dejó ir sin más. La casa estaba a oscuras cuando volvió a entrar. Ella se hallaba en el baño y él se detuvo en la puerta y llamó. Escuchó el tintineo de botellas, pero ella no le respondía. –Ann, en verdad lo siento –dijo–. Me reivindicaré, te lo prometo. –¿Cómo? –preguntó ella. Él no esperaba esa respuesta. Mas por su tono de voz, el volumen y un acento curioso, extraños para él, supo que su respuesta debía ser la correcta. Se recostó sobre la puerta. –Me casaré contigo –murmuró. –Ya veremos –dijo ella–. Ve a la cama, saldré en un minuto. Él se desvistió y se metió bajo las cobijas. Oyó al fin cómo la puerta del baño se abría y se cerraba. –Apaga la luz –dijo ella desde el pasillo. –¿Qué? –Que apagues la luz. Estiró el brazo y tiró de la cadenita de la lámpara de noche. El cuarto quedó a oscuras. –Listo –dijo él. Pero nada sucedía–. Listo, dijo de nuevo. Entonces escuchó un movimiento en la habitación. Se incorporó pero no pudo ver nada. El cuarto estaba en silencio. Su corazón latió con violencia, como en su primera noche juntos, y así seguía cuando lo despertó un ruido en la oscuridad, que aguardó hasta oírlo de nuevo, el ruido de alguien que se movía en la casa: una extraña.

Traducción de Leandro areLLano Collage digital de Marga Peña


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R osario

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E le n a Po n iatowsk a Mi querida Ofelia:

LLANOS CUATRO CARTAS DE ROSARIO CASTE RE 1971 A OFELIA BENAVIDES, ESCRITAS ENT ERTE. Y 1972, DOS AÑOS ANTES DE SU MU E SABE EN ELLAS, LA AUTORA DE MUJER QU PADECIÓ LATÍN “REITERA LA ORFANDAD QUE TODA SU VIDA”.

en el año Dur ant e su esta nci a en Tel Avi v, ribi ó a esc le s ano tell de 1971, Ros ario Cas ped iaico méd Ofe lia Ben avid es, esp osa del era bién tra Láz aro Ben avid es, qui en tam iz. Su una gra n ami ga de Raú l Ort iz y Ort tuv o a hija , la pin tora Em ilia Ben avid es, Ros aque tas bien ent reg arm e cua tro car que las rio le esc ribi ó a su mad re y en dur ant e reit era la orfa nda d que pad eció an la tod a su vid a. Esa s car tas con firm ra rito esc n gra act itud ant e la vid a de la que itió que a lo larg o de los año s nos rep tino ella era la mal que rida y que su des sus de el r, amo des el estu vo mar cad o por sofiló del el de, pad res , prim ero , y más tar dijo ario fo Ric ard o Gue rra , su mar ido . Ros con el que hab ía inte nta do com uni car se uch ara y mu ndo sin enc ont rar qui en la esc due nde s sus con hab ló de las cita s fall ida s Ofe lia y sus mu sas . Afir mó que su ami ga tall er de –ta mbi én esc rito ra y mie mbr o del e Raú l Alic ia Tru eba en el que dim os clas ría de deja ás jam Ort iz y Ort iz y yo– y de esto rec ord arla . “Ah ora reg res o./ Lle vé lo que la ola, par a romper se, llev a/– sal, esp um a y estr uen do– ,/ y toq ué con mis man os una cria tur a viv a:/ el sile nci o. Hem e aqu í sus pira ndo / com o el que ama y se acu erd a y está lejo s. Est as car tas a Ofe lia dat an de 1971, env iad as des de Tel Avi v, con Cas tell ano s nom bra da emb ajad ora de Méx ico por el pre side nte Lui s Ech eve rría Álv are z:

especialmente en escr ibir pasa es que como mi trabajo consiste o creas que no me acuerdo de ti lo que s más fáci les com o ese med io de com unic ació n si no otro usar yo iera quis no ya so can des cua ndo ecci ona mie nto inte rior s no lleg uem os a ese esta do de perf la tele patí a, por ejem plo. Pero mie ntra ar oportunidades como esta de ) habrá que conformarnos con aprovech (o a algunos otros adelantos técnicos erno, un reposo forzado en la e siniestra con la entrada feroz del invi grip una ra: aho ndo valie y esto me la que sea obligación. de dedicar lo a lo que me gusta sin que cama, esto es tiempo libre y posibilidad me extraña ese entusiasmo si a siasmo con que sigues tus clases y nad Mucho gusto me ha dado saber el entu curiosa relación en esto de la somos muy amigos hemos tenido una el maestro es Raúl Ortíz. Además de que en 196 3 o algo así– y al fin del Facu ltad de Filo sofí a y Letras –cre o que la en o curs un ezó emp Él za. ñan ense terminé pero al prinidad de horarios. Me lo heredó a mí. Lo tibil mpa inco por rlo deja que tuvo e primer semestr a las mías y así sucesivamente y volvió a sus manos. Y después otra vez cipio del semestre siguiente me enfermé también cursos especiales como en casa de Carmen Turrent que organiza hasta que ambos volvimos a coincidir o no. Si se la sujeta a análisis atura tenga una importancia objetiva liter la si sé no Yo . ndo lleva s está tú los que o “saber de salvación”, subjetivo, como actividad liberadora, com to asun o com Pero a. oron desm se – –como todo vista atrás y a recordar mi infando esencial. Yo no me atrevo a volver la por lo menos para mí ha sido y sigue sien s, sin términos de comparación, rece por primera vez, sin explicacione cia, esa etapa caótica en que todo se apa orden, a entender y, por lo tanto a que a mí me ayudó a poner un poco de o únic Lo rdo. absu o, nad rcio ropo desp elos muy baratos. eran pergeños muy toscos, copias de mod cipio prin Al rlo. resa exp de tud apti la tuve la suersobrevivir, fue más y se va uno exigiendo más. En mi caso o iend pud va se o, man la o and solt va Pero poco a poco se a fuera aún peor de angustiosa y de cómo la juzgue, de que la adolescenci te, no sé si buena o mala, depende de ción tan satisfactoria como la con la que yo pudiera establecer una rela ona pers una ca nun do ntra enco er no hab , sí a pedir menos que aprendí, si no a dar más que no es fácil s pué Des s. libro los con ido blec esta que ya había es pero me temo que todas han es, admiraciones muy hondas, gratitud casi es indispensable. He tenido amistad tacharon de pedante y que lo sería ta ocasión escribí algo que los críticos estado ya teñidas de literatura. En cier transformar en palabras una o sino lo redactado. Mientras no puedo vivid por doy no yo que to: cier a fuer si no podido siquiera platiplo, la muerte de mis padres. Jamás he ejem Por do. teni erla hab to sien no experiencia el sentido conmuchas maneras (aunque quizá no en de que mí, a ó teci acon me que o, carla como algo íntim he podido incorporar a mi histoescr ibir una letra al respecto. Jamás la vencional) me dolió. Jamás he podido traumas psicológicos no resueltos. ria y creo que seguirá siendo uno de mis Quiere decir que estoy o. Pero ya, por lo menos, salió un poema. mism lo a rrier ocu me que í tem riel Con Gab nte. y que eso me ayudará a vivir la plename comenzando a asumir la maternidad no podría decir nada más que yo l Israe de que o ong de tiempo. Sup Pero la literatura, como todo, es asunto has cosas y observado muchas í nueve meses y creo que he visto muc aqu o Teng . iales erfic sup nes resio imp las problema de integración un país muy complejo, con un enorme Es las. ular form aún ría pod no que nuestra eduotras pero do y que tienen unas peculiaridades que mun del es part s toda de en vien que de sus ciudadanos dignidad propia, un aprecio a que son admirables. Un sentido de la cación nos ha enseñado a aborrecer pero para quienes un intelectual o que no encuentras en otros pueblos ient ocim con al ivo cult un y ncia lige la inte muy plausible. Pero en la , desprecio o risa. Esto en abstracto es anza onfi desc ita susc sea) que a gorí (de la cate r algo es inco nce bibl e) sin able. Jam ás pue de ped irse algo (ord ena vida coti dian a resu lta más bien ingo bern rich os? Sí, a men os que se s raci ona les y fund ar el ped ime nto. ¿Cap tene r que dar toda clas e de exp licac ione ceder a ellos. lo suficientemente imbécil como para admita que es un capricho y que eres ar reda ctad o tu plie go de petillev que n de bell eza tien es saló un a vas Si les. nive los s todo en Eso se da ras. Hasta el problema de la milo que se debe hacer, no lo que tú quie cion es porque de otro modo te hacen ren salir para ven ir a la Tier ra os por caso. Clam an al cielo porq ue quie grac ión. Los judí os en la urSS , pon gam bre en Rus ia, en el muro de lales nieg an el perm iso. Hue lgas de ham as étic sovi des rida auto Las a. etid prom con fere ncia s, artíc ulos aga nda en el mun do ente ro, ciclo s de prop de a pañ cam va Acti í. aqu de s mentaci one se les da la visa . Se reún e una ndo hab la del dere cho de irse ! Por fin, en los peri ódicos, ¡has ta Salv ado r Elizo y dan abra zos y beso s ¿y qué l de Lod para reci birlo, baja n, reci ben mul titu d en el aero pue rto inte rnac iona erse de allí porque no les gusta Se sientan en el suelo y se niegan a mov lga. hue una , ente tam edia Inm n? hace a es caliente y los sepaque las casas no son cómodas y el clim do sabi han ue porq ron, gna desi les a. ¡Increíble! el sitio que a hacer sus trámites para regresar a Rusi ente dam rápi n ieza Emp etc. etc. etc. y rarán de sus amigos increíble aún. Pero se les respeta que es todavía más en la línea aérea de Israel no te s en un hotel internacional o volando está si Y más cosas: el Shabath en que era un desacato prender el hace chorrocientos mil años y dijo que ibió proh lo sés Moi ue porq ar fum permiten los grup os de s en los hos pita les sin que los linc hen psia auto r hace para s logo pató los de fueg o. Y las luch as mundo. iones hospitalarias más modernas del fanáticos religiosos… junto a las instalac lo que me cuentas es bastante usiva en paradojas en México. Aunque En fin, como tú ves no tenemos la excl que manda en cualquier el poder es una ficción y de que el único que de rme ence conv a do llega he Yo inexplicable. el que transmite los a la gente, el que contesta el teléfono, r pasa deja que el , serje con el sino parte no es el jefe rrollar esta idea de otro modo. totalmente aislado. Algún día voy a desa recados. El poderoso es inerme y está cartas nunca han caído en contestadora por razones obvias pero tus Y no dejes de escribirme. Yo no soy puntual certe y platicar contigo. o y me hacen desear volver a México y cono hísim muc ran aleg me y o estim las y saco roto para ti y para los tuyos Y un año nuevo que te traiga lo mejor cas? épo s esta en así dice se ¿no , Feliz Navidad te desea, Rosario.

N

Fotos: Conaculta


: s o n a l l e t s Ca correspondencia d e s d e Te l Tel Aviv, 24 de agosto de 1971. Sra. Ofelia M. de Benavides. México, D.F. Mi querida Ofelia: enas y encontrarte, al través de ellas, tan ucho gusto me dio recibir tus dos cart ad a dar y a dart e a los dem ás. Es en verd tusi asta , tan gen eros a, tan disp uest a y es don tus o iand o centro de ella, irrad envidiable tu familia por tenerte a ti com procurando la felicidad de todos. nacido envidia. Yo tuve la desgracia de haber Me dio gusto pero también un poco de res. Nuno que la desavenencia dividía a mis pad en un hogar en el que algo más profund humaad arid solid o ni de amor ni de amistad ni de ca vi, entre los dos, el más mínimo sign or, renc un palabras pero sí con actos un rechazo, na sino al contrar io. Sin expresarse con tuve s que que no sólo presencié los veintidós año un deseo de aniquilarse mutuamente ían sus didirim que el en ser el campo de batalla la suer te de vivir al lado de ellos sino de ferencias que eran radicales. me orizada de una convivencia de la que sólo Para colmo fui hija única y quedé tan horr ho tiempo simultánea) que me mantuve sola muc libró la muerte de ambos (que fue casi rimonio. , el para mí terr ible paso que era el mat hasta que me atreví a dar el gran paso o y que la vivid y rmada pro lo que había visto Me temo que yo estaba demasiado defo mente siva rme apta para la felicidad no era exce persona que cometió el error de supone o menos sión. El resultado fueron trece años más pródiga tampoco en simpatía y compren muy imporio y como ganancia cosas que me son infernales en los que yo saqué en limp la altura de a r esta tres, se me mur ieron dos) y, para tantes. En primer lugar, un hijo (tuve ias al cua l un seri o trat ami ento psic oan alíti co grac las circ uns tanc ias de la mat erni dad, en la que yo rela ción muy prof und ame nte tier na mi hijo y yo hem os esta blec ido una mi hijo se y trat ar de que las circ uns tanc ias en que proc uro pon er lo mej or de mí mism a , vari os ción aten or re que no le pres tó nun ca may mue ve (un hog ar des hec ho, un pad enmom un , de sus mae stro s, de todo lo que en dest ierro s y sepa raci one s de sus ami gos evit arten. Creo tene r la sufi cien te luci dez para to dad o con side ra su mun do) no lo afec mi man o darl e lo que no teng o. le tram pas muy obv ias pero no está en que gad o a lo que dec ía Sor Juan a: finja mos En muc hos sent idos mi hijo me ha obli s de ento ami pre lo apa rent o ante él. Los des garr soy feliz . No siem pre lo soy pero siem rese rva para los poe mas. las vest idur as y el cruj ir de dien tes se de alitenga mi propia vida para que no trate Por otra parte, es una ventaja el que yo ificios sacr os uest sup ués cobrarme a lo chino de los mentarme de la suya. No quiero desp se que y sí re en Méx ico. Qui ero que él viva para que hag o por él com o es una cost umb nas bue la tute la mat erna . En fin, ya ves que por inde pen dice lo más pron to pos ible de rno. infie el nta ime pav se buenas intenciones intenciones no quedamos. Pero que con han Me el. Isra en ho nte. Estoy trab ajan do muc Pero bast a de auto biog rafía dep rime de o curs un Heb rea de Jeru sale m y voy a dict ar ofre cido una cáte dra en la Universi dad Rede o ferencias en el Instituto Latinoamer ican novela mexicana contemporánea. Y con siste con qué en bien muy o toda vía no enti end lacio nes Cult ural es y la Emb ajad a que al. porque no hay dinero, como es norm puedas devaluado país. Escr íbeme siempre que este e desd zos abra y dos Muchos salu una gran siva . Tus cart as me pro duc en siem pre y no tem as ser ni inop ortu na ni exce aleg ría. Ros ario.

M

Aviv Tel Aviv, a 9 de julio de 1971

Querida Ofelia: a aqu í en Isra el y si ecib í opo rtun ame nte tu segu nda cart hab er hec ho un por me tard é un poc o en con test arla fue o de regresar. viaj e fuer a del país del que ape nas acab unic ació n con tigo Me com plac e muc ho man tene r la com en un punto más con pero me gus taría que la esta blec iéra mos uns tanc ias, de tus aspi cret o: que me con tara s de ti, de tus circ resp ecta eso no es nec eraci one s, de tu trab ajo. En lo que a mí todo lo que ha ocu rrid o sari o porq ue creo que prác tica men te no men cion o algo no es lo he con tado por escr ito. Y cua ndo ado sino por que no me por que lo con side ro dem asia do priv pare ció inte resa nte. trab ajo, qué hag o, qué Tú sabe s (por lo que has leíd o) en qué tera ¿Por qué no com plepers ona s con stitu yen mi fam ilia, etcé Te aseguro que la amistad tar este cuadro con una imagen tuya? fáci lme nte. pod ría ento nce s pros pera r muc ho más pre tu amiga, Rosario. Esperando tus letras, quedo como siem

R

sigue

F


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Tema y variaciones Gabriel Bernal Granados

claro de luna sobre la superficie vibrátil del lenguaje. Claro de luna Tel Aviv, a 22 de septiembre de 1972.

en el agua clara

Mi querida Ofelia:

Q

uizá lo que me ha paralizado para contestar es, entre otras cosas, el sentimiento de culpa. Tú me has escrito cartas tan largas, tan sinceras y tan generosas que yo [ilegible] me en el mismo nivel y para ello tendría necesidad de tiempo, de un poco más de ropos (sic.) y (aunque tú no lo creas) de fluidez para escribir. Cuando la literatura se convierte en un oficio empieza uno por inventar trucos a los que le llama técnica o estilo y al final el truco acaba por apoderarse de ti y ya no puedes más que obedecerlo e ir a desembocar siempre a los mismos lugares comunes. Mucho me alegra que hayas leído y te hayas dejado conmover por mi libro de poemas. Para mí también esta reunión de lo que durante tantos años estuvo disperso me pareció una sorpresa. Algunas veces agradable, otras, vergonzosa, pero la mayor parte del tiempo incomprensible. Se establece una distancia tan grande entre los yos que se van sucediendo y expresando a lo largo del tiempo y el yo que contempla cuando lee. Me imagino que tú has tenido este tipo de experiencia y que entiendes muy bien lo que quiero decirte. Nada me cuentas en la última carta sobre los problemas que tanto te preocupan en relación con la profesión de tu marido y de las instituciones para el cuidado de la infancia. Se dice que la falta de noticias son buenas noticias y yo quisiera que, en este caso, el dicho fuera verdad. Tengo el proyecto de ir a México pero todavía no [sé] la fecha para el viaje. Mientras nos vemos por primera vez personalmente no dejes de escribirme y no atribuyas nunca mi silencio a otra causa que el trabajo, la falta de tiempo y la confianza de que sabrás perdonarlo. Con un abrazo muy cariñoso se despide, Rosario. La muerte de Rosario Castellanos en Tel Aviv el 7 de agosto de 1974 habría de causar un hondo estupor en el medio intelectual y político mexicano. La propia Golda Meier, gran política y protectora de Israel, habló con mucha pena de su desaparición. En México, la ausencia de Rosario antes de cumplir los cincuenta años nos hizo recordar también la muerte muy joven de Sor Juana Inés de la Cruz. Hoy ambas poetas y escritoras (Sor Juana, la más grande de nuestro continente) son objeto de culto. Estudiosos universitarios, feministas y lectores de todas las edades las reverencian

del lenguaje. Claro de luna en el dorso del agua.

Ma Yuan, Flores del ciruelo a la luz de la luna, Dinastía Song del Sur, principios del siglo XIII


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CRÓNICA

13 de marzo de 2016 • Número 1097 • Jornada Semanal

Mazatlán: historias sobre cuatro ruedas Ollin Velasco DICE EL BUTO QUE ÉL SÍ SE “PEGARÍA” AL CHAPO, HASTA DONDE DIOSITO LO DEJARA.

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ómo reconoces a un narco en Mazatlán?” Las calles del puerto sinaloense pasan en ráfaga a través de las ventanillas del taxi de José, quien conduce hacia uno de los aeropuertos más importantes (por distintas razones) de México. El hombre guarda silencio unos segundos ante la pregunta y contesta que “es bien fácil darte cuenta, porque se los carraquean (acribillan) a plena luz del día, dentro de sus troconas o mientras pistean con sus cuates”. El hombre de cabeza rapada tiene treinta y seis años de edad y recorre las ardientes calles mazatlecas en busca de pasajeros desde hace unos meses, cuando dejó “el vicio”, porque lo llevó a ver de cerca la muerte. En el interior de su auto retumban canciones de banda, que él adelanta constantemente, en busca del narcocorrido para la ocasión. Aprovechando el alto en un semáforo, cuenta que muchas personas todavía piensan que la ciudad está “roja”, pero que ya no es así. “¿Y sabes por qué, plebe? Pues por la gente del Chapo, que tiene la plaza tranquilita. Ese bato es otro nivel, por eso todos acá lo quieren y protegen machín.” Con un ojo a la carretera y otro al estéreo, no se detiene hasta encontrar unos acordeones norteños, tras los que canta a pleno pulmón: “Todo el tiempo he peleado/ contra el poder del Estado;/ desde aquel abril, recuerdo, del año 57,/ desde entonces no he parado.// Yo trabajo pa’ mi pueblo,/ tengo un gran equipo armado./ Mil historias han contado/ y hoy por ser Primer Ministro/ me mantienen señalado.” “Para mí, esta de ‘El Primer Ministro’ es la mejor canción que le han compuesto. Lástima que ya lo agarraron de nuevo. Le dije al cabrón que no se anduviera exponiendo –bromea y se carcajea–. Yo lo admiro un chingo porque empezó de la nada, cultivando y recogiendo naranjas y mota en los ranchos de La Tuna, en Badiraguato, donde nació. Desde entonces ya no paró de trabajar, crecer y ayudar a su raza. Hasta que hoy ya se peló dos veces de la cárcel y, con lo chingón que es, seguro alguna vez ya estuvo en la misma mesa de gobernadores, senadores o hasta con el presidente. Y que se cuiden, porque en una de ésas se les escapa por tercera vez”, dice José, quien pide que lo llamen por su alias: el Buto. “Pero soy Buto con “b ”, no con “P ”, ¿eh?”, aclara con insistencia. Durante el trayecto, patrullas y camionetas del Ejército rebasan al taxi. Incluso, helicópteros de la Marina sobrevuelan cerca. Pero es “normal”, dice el hombre detrás del volante forrado de cuero. “Ustedes tranquilas, m’ijas, que vienen con alguien que sabe cómo es la cosa acá”, asegura. La temperatura del noroeste mexicano golpea con plena furia de mediodía. José continúa: “Si yo pudiera ver al Chapo alguna vez, sin pensarlo le pediría que me diera jale, o le preguntaría si puedo ayudarlo en algo, lo que fuera. Imagínense qué honor...” El Buto dice que empezó a trabajar “honradamente” desde que, por ir drogado, chocó contra un tráiler, quedó prensado debajo de él con todo y auto, y sobrevivió

para contarlo a cuanto pasajero aborda su atmósfera de historias sobre cuatro ruedas. Cambiando nerviosamente de canción admite que alguna vez sí anduvo en “malos pasos” pero que se arrepintió, le juró a su madre que nunca más bebería ni se drogaría, y se volvió cristiano. “Dinero ya tuve, igual que morras, mota, perico, pisto, el mejor whiskey... Pero cuando estuve a punto de perderlo todo por una pendejada, hasta se me quitaron las ganas de caminar chueco. Eso sí, si se tratara del Chapo otro gallo cantaría, con el perdón de mi madrecita chula. Y seguro que cualquier otro sinaloense te diría lo mismo. A ese bato lo logras ver una vez en tu vida, con suerte. Yo sí me andaba pegando con él hasta donde Diosito me dejara.” Tras media hora de camino, la Zona Dorada y turística de Mazatlán ha quedado atrás. Por las ventanillas ahora pasan amplios tramos de tierras verdes y alguna que otra casa de tabiques con nombres pintados a brocha gorda y bellas mujeres, en las entradas, con vestidos estrechos. “¿Cómo van con su pisto, plebes?”, pregunta, y mira de nuevo por el retrovisor atiborrado de rosarios de metal y plástico. “N’ombre, esas chilangas sí que son lentas, ¿eh? Jálenle machín, que ya casi llegamos al aeropuerto y es de mala suerte dejar un ballenón (envase de un litro) de cerveza Pacífico a medias. Las voy a ambientar, pues…” El Buto sube el volumen a sus bocinas, que a su vez reproducen historias de desamor y glorias valuadas en billetes verdes. “Jálenle pues pa’ adentro, m’ijas”, reclama a grito tendido. Hasta Élmer Mendoza, el escritor sinaloense considerado precursor de la “narcoliteratura” en México, sabe que dejar una Pacífico (“la única ‘chela’ del mundo que no engorda”, según dice siempre con un guiño) es casi sacrilegio. Y tiene razón. Lo grave de la falta radica en que a eso sabe Sinaloa: a su cerveza Pacífico, a narcocorrido y peligro. El taxi entra a la zona federal del puerto aéreo con los vidrios arriba y da vueltas alrededor de la glorieta central, hasta que su conductor se asegura de ver limpio el fondo de los ballenones. “Ahora sí, morras, que les vaya bien. Cuando vuelvan, llámenme para que les dé un verdadero narcotour por la ciudad. Ahora hagan el favor de tener a la vista sus maletas, no sea que les metan mano, y de paso otra cosita…” José se despide persignándose con el billete recibido, bajándose las gafas y subiéndole de nuevo a la música. Aun con lo indefinible que es, Mazatlán se concreta en esa imagen. Por un lado está su gente viviendo en la normalidad de una violencia entre líneas, en calles donde hasta los taxistas tienen alias de guerra, en sierras henchidas de secretos camuflados y, por el otro, la ciudad no se entiende sin sus retenes y despliegues exagerados de seguridad para intentar desmentir una de las frases más repetidas por pescadores, tenderos, turistas y por el mismísimo Buto a lo largo del camino: “El Chapo es el jefe: el de todo Sinaloa y el de todo México, ¡y a ver cómo le hacen!”

El Chapo y Malverde en Mazatlán, Sinaloa. Fuente: Flickr/ CC BY 2.0


Arte y experiencia

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entre la revolución y e

“LAS LUCHAS SOCIALES, LAS RELACIONES ENTRE LAS CLASES QUEDAN IMPRESAS EN LA ES Marcel Duchamp, Fuente (réplica), Scottish National Gallery of Modern Art Fuente: www.wikiwand.com/ CC BY-SA 3.0

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Carlos Oliva Mendoza I

partir de cierto punto en adelante no hay regreso. Es el punto que hay que alcanzar”, escribió Kafka en el siglo pasado. De una u otra forma, parece que a ese punto ya hemos llegado, al lugar donde todo es una circunferencia, sin retorno y sin final. Dentro de esta obscura pero esférica hipótesis, quisiera volver a un viejo tema, el de la determinante política del arte. Determinante que se genera en su apertura social, ya sea ritual, religiosa, comunitaria o, como sucede prioritariamente ahora, mercantil y capitalista. Este hecho implica el desarrollo de dos temas centrales dentro del mundo del arte. Por un lado, el tema de la revolución; por el otro, el de la mímesis o la posibilidad de seguir viendo en el arte formas de representación de sentido. Al respecto, Theodor w . Adorno dice lo siguiente: “Las luchas sociales, las relaciones entre las clases quedan impresas en la estructura de las obras de arte. Las posiciones políticas en cambio que ellas puedan adoptar son sólo epifenómenos que sirven normalmente como un impedimento para su estructuración y finalmente también para su verdad social.” Con estas líneas, el esteta alemán indica que la obra se cierra en su forma y emana una representación: la de las luchas sociales y las relaciones de clase. Por el contrario, no resguarda ni estructura la praxis ideológica de clase. Tenemos así una idea muy importante: la obra de arte, y por lo tanto las técnicas de apropiación de la misma, ya implican una puesta en escena de las luchas sociales y de la estratificación de clase que hay en nuestras sociedades. En este sentido, la obra de arte siempre es potencialmente revolucionaria, en tanto devela y pone en juego el conflicto social ya sea a través de la o el autor, de las tradiciones artísticas en pugna o, en el mejor de los casos, en la obra misma y su interpretación. En este contexto, podríamos pensar que para realizar el momento revolucionario de la obra hay que dejar atrás la idea de representación y señalar como elemento central de la obra el juego; en otras palabras, un ludismo violento y autárquico que deje mostrar las tensiones internas de la obra. Quien mejor vio este fenómeno fue Walter Benjamin al señalar además que la forma lúdica del arte necesariamente lo lleva a una constante fundamentación política: “La obra de arte reproducida se vuelve en medida creciente la reproducción de una obra de arte compuesta en torno a su reproductibilidad. De la placa fotográfica es posible hacer un sinnúmero de impresiones; no tiene sentido preguntar cuál de ellas es la impresión auténtica. Pero si el criterio de autenticidad llega a fallar ante la producción artística, es que la función social del arte en su conjunto se ha trastornado. En lugar de su fundamentación en el ritual, debe aparecer su fundamentación en otra praxis, a saber: su fundamentación en la política.”

Sin embargo, habrá que aclarar que no se trata de la política romántica y revolucionaria, como lo pretendieron las y los pensadores de inicios del siglo xx . Por el contrario, al ser una política desplegada y condicionada por el capitalismo, necesita como elemento central el juego, no la institucionalidad de lo político. De ahí este comportamiento paradigmático del capitalismo occidental contemporáneo: el ser humano es tal cuando juega (y se divierte), no cuando padece. II Este debate tuvo su auge en los inicios del siglo xx, el tiempo de entreguerras, cuando parecía posible el advenimiento de la revolución mundial, y con el telón de fondo del arte modernista y vanguardista. ¿Cuál es la situación actual? Bolívar Echeverría comenta al respecto: “Con la Segunda Guerra Mundial y la destrucción de Europa por el nazismo y sus vencedores, las vanguardias del ‘arte moderno’ completaron su ciclo de vida. El nervio ‘revolucionario’ que las llevó a sus aventuras admirables se había secado junto con el fracaso del comunismo y el fin de toda una primera ‘época de actualidad de la revolución’. La in-

dustria cultural, es decir, la gestión capitalista de las nuevas técnicas artísticas y el nuevo tipo de artistas y públicos, ha sabido también integrar en su funcionamiento muchos elementos que fueron propios del arte de esas vanguardias y hacer incluso del ‘arte de la ruptura’ un arte de la ‘tradición de la ruptura’, un arte que retorna a su oficio consagrado en la modernidad ‘realmente existente’, a la academia restaurada como ‘academia de la no academia’, regentada por ‘críticos de arte’, galerías y mecenas.” ¿Qué sucede entonces con la obra de arte al perder la posibilidad de acoplarse y acompañarse del hecho revolucionario, hecho que daría pleno sentido al extraño y oscuro montaje que realiza de la lucha social y la lucha de clase que está presupuesta en el sistema tecnológico del capitalismo? Echeverría vuelve a avanzar sobre este problema. La obra de arte y las experiencias del arte quedan inmersas plenamente en una tecnología sublime, esto es, en un despliegue no clásico, donde no se interpretaría respecto a una esencia o sacralidad, sino en el juego de las dos grandes líneas del arte sublime: la fuerza y la dinámica. En este caso, los vectores de interpretación veloces y potentes que, sin piedad o tregua, despliega el capitalismo del mundo mercantil. Dice Echeverría:

BANKSY: ¿ARTE O VANDALISMO?

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adie como Banksy, el graffitero británico que revolucionó el street art, juguetea con tanta soltura entre las dicotomías artísticas: vive en el anonimato, pero a la vez es conocido en todo el mundo; se burla del mercado del arte y al mismo tiempo lo conquista; trabaja en la ilegalidad, pero su obra es subastada en millones; aspira a que su arte funja como un detonante revolucionario al tiempo que muchos de sus murales adornan las casas de la farándula; escapa de la justicia mientras que algunos gobiernos protegen su obra. ¿Arte o vandalismo? El mercado se ha inclinado por la segunda opción. Incluso, el colectivo Sincura Group se dedica a arrancar sus graffiti y subastarlos. En 2008, Sotheby’s organizó la mayor retrospectiva del artista, en la que vendió setenta de sus piezas en más de 800 mil dólares, un récord para el mundo del street art, lo que él calificó simplemente como “repugnante”. Con un discurso anticapitalista, antibélico, anticonsumista y de sátira política, sus graffiti se erigen en muros de Cisjordania, Chiapas, en el campamento de migrantes en Calais, Francia, en su natal Gran Bretaña y varios lugares más. Sin embargo, sus más acérrimos detractores lo acusan de haberse vendido y haber encontrado en el anonimato y la “disidencia” la mejor forma de publicidad. Para cuestionar el valor de su propio trabajo, en 2014 vendió dos de sus cuadros en el neoyorquino Central Park por 60 dólares, sin que sus compradores lo reconocieran. Unos días después fueron subastados en más de 50 mil dólares. Lo cierto es que sus vigorosas críticas lo acechan hasta a él mismo.

Bansky, The streets is in play, primera instalación de graffiti para el proyecto Bansky´s Nueva York Better Out Than In, 18 Allen Street


estética:

KOONS, HIRST Y WEIWEI: CONTRACULTURA Y EXTRAVAGANCIA

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ranscurrió ya casi un siglo desde que Marcel Duchamp exhibió su mítico mingitorio en un museo y rompió con las reglas de lo que es arte y lo que no. Cien años más tarde y varios ismos rebasados, no cesa el debate en torno a ideas como la industria cultural, el arte suplantado por la publicidad o el artista convertido en una marca, sembradas por filósofos como Theodor Adorno y Walter Benjamin. La discusión continúa y lo que ha mutado son los autores puestos en el banquillo. Ya no son Andy Warhol o Jackson Pollock los escudriñados, sino multimillonarios y polémicos artistas conceptuales que explotan sus capacidades empresariales, técnicas de marketing y los medios masivos de comunicación para diseminar su obra, como son los casos de Damien Hirst, Jeff Koons y Ai Weiwei. Uno de los creadores más exitosos –al menos comercialmente hablando– es el inglés Damien Hirst, quien a menudo es comparado con Warhol. Junto con su rotunda fama, las críticas lo acechan. Sus enemigos más puntillosos aducen que los tiburones disecados que exhibe en formol, o sus gigantescos cuadros hechos con alas de mariposas reales, no son más que un timo y además plagiado, muy lejano a la obra de arte. En contraposición, hoy en día es el más cotizado y alabado. Será recordado, entre otras cosas, por haber sido el primero en presentarse a nombre propio en una casa de subastas, sin la representación de ninguna galería. En 2008 ganó la cifra récord de 198 millones de dólares al vender 223 de sus obras en Sotheby’s. No menos polémico que Hirst es Jeff Koons, el corredor de bolsa estadunidense convertido en creador, quien ha copado los escaparates del arte en las últimas tres décadas. La estrella del arte pop y el kitsch monumental no ha dejado de generar controversia con sus esculturas de animales inflables, como el Balloon Dog (la pieza subastada más cara de un artista vivo, vendida en unos 58 millones de dólares). Con una fortuna valuada en 500 millones y un éxito arrasador en muestras como la del Guggenheim de Bilbao (que el año pasado atrajo a medio millón de personas), se han referido a él como “una de las marcas más rentables de Estados Unidos” junto con la Coca Cola. Por su parte, el disidente chino Ai Weiwei transita entre el activismo y el moderno consumismo. Con un discurso bastante ecléctico, fusiona la tradición milenaria de su cultura con el arte objeto y una aguda crítica política. Tras su paso por la cárcel, el activista se ha convertido en un experto en el uso de las redes sociales en su favor; tanto, que consiguió más de un millón de dólares de sus seguidores virtuales para pagar una multa que le impuso el gobierno chino. Su lucha a través del arte ha sido contra la censura y el totalitarismo, lo que llevó a la revista Time a elegirlo como uno de los disidentes más influyentes. ¿Acaso ellos, que abarrotan las páginas culturales y la discusión de los expertos, son artistas? ¿Acaso su obra, vendida en millones de dólares y exhibida en los mejores museos, es arte? Son preguntas que continúan vigentes en los círculos de la crítica y la academia.

el mercantilismo

STRUCTURA DE LAS OBRAS DE ARTE”: ADORNO

El tiburón, Damien Hirst, Doha 2013 Fuente: Gazanfarulla Khan/ Flickr/ CC BY-ND 2.0

La obra de arte solicitada por la sociedad moderna capitalista debe completar la apropiación pragmática de la realidad –la naturaleza y el mundo social, sea real o imaginario– que el “nuevo” ser humano lleva cabo a través de la industria maquinizada y el peculiar conocimiento técnico-científico que la acompaña. Y lo hace de una manera especial; la apropiación que ella entrega de esa realidad es por un lado indirecta y por otro directa: indirecta, porque, en el objeto que ella vuelve apropiable, la realidad misma no está allí sino sustituida o “representada” por un símbolo o simulacro suyo; y directa o placentera (“estética”) porque el símbolo que representa esa realidad es aprehendido como una especie de “adelanto” cognitivo sensorial de la “verdadera” apropiación de la realidad, la apropiación pragmática, que se cumple con los productos del trabajo humano industrializado.

Tendríamos entonces dos despliegues de la obra de arte en la tecnología del Capital: el desenvolvimiento indirecto, que consiste en una representación deformada por el plano simbólico social –en la época de la reproductibilidad, toda obra, artística o no, es un simulacro– y el desenvolvimiento directo, la aprehensión crediticia donde mis sentidos participan, a través de la representación simbólica, del placer de la aprehensión de una virtualidad del mundo plenamente vigente. Yo me apropio, en la obra de arte reproducida, del proceso de trabajo industrializado; se trata de un hecho similar a cuando me compenetro con la vivencia estética, que crea el cine, de otra realidad; vivencia que guarda su poder, no en la representación misma, sino en el ejercicio de formación de otra realidad que es la constante del cuerpo laboral hecho mercancía. Este fenómeno ya estaba plasmado en el cine de Chaplin, que es final y esencialmente un cine de y contra el capitalismo. Por ejemplo, en Tiempo modernos, la aprehensión indirecta acontece como toda la socialización desplegada al servicio de la reproductibilidad y seriación de los objetos de consumo. Incluso cuando el obrero sale de la fábrica sigue encontrando el comportamiento industrial y, ya incipiente y potencialmente virtual, de la reproductibi-

Jeff Koons,Balloon Dog (Yellow), MET roof Fuente: Flickr/ CC BY-ND 2.0

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Amedeo Modigliani, Nu Couché. Fuente: www. modigliani foundation.org

EL MERCADO CHINO: ARTE Y ESTATUS

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egún la revista Forbes, hacia noviembre de 2015 China albergaba 240 multimillonarios, muchos de los cuales apuestan al arte como una inversión y símbolo de estatus, a la manera de “nuevos ricos”, pisándole los talones a los jeques petroleros árabes que hasta el momento detentan las compras más exorbitantes. Ese mismo mes, la casa Christie’s de Nueva York vendió Nu Couché, de Modigliani, en 170.4 millones de dólares, hasta hoy la cifra más alta ofrecida en una subasta. El excéntrico postor hizo la oferta por teléfono y pagó su adquisición con su American Express, para ganar millas y poder viajar gratis por el resto de su vida. El comprador, el chino Liu Yiqian, es hoy uno de los coleccionistas más ostentosos y visibles. Comenzó como taxista y vendedor ambulante, para luego entrar al mercado bursátil y amasar una cuantiosa fortuna. Hoy posee una importante colección de arte clásico y contemporáneo oriental y está interesado también en el occidental. Incluso construyó dos museos para exhibir su colección: los no muy visitados Long Pudong y el Long West Bund. ¿Se trata de un amante del arte o sólo de un nuevo rico?

lidad capitalista. Por el otro lado, la única forma de que esto suceda es en compañía de una aprensión directa, crediticia, en la que yo poseo realmente el mundo a través de dar crédito a esa vivencia y seguir en deuda con ella. De ahí la importancia de los gestos –en especial la sonrisa–, la ropa, el estilo fallido o la recurrencia del enamoramiento, pero también el valor, el honor y la fortuna, en toda la historia artística del personaje chaplinesco. III Creo hallarme, felizmente, en la Convención Cósmica de Concheros. Algo de pronto, tal vez el ring, me recuerda la existencia del box. Carlos Monsiváis

Frente a estos pliegues, el estertor revolucionario del arte de principios de siglo es, en un primer momento, al igual que la utopía política revolucionaria, la negación de cumplir el encargo de la sociedad moderna capitalista, pero, paradójicamente, no por la vía que niega el simulacro simbólico o el placer crediticio, sino, por el contrario, llevando al límite tanto al simulacro como al placer de posesión en el frenesí violento y destructivo del cubismo, el salvajismo, el dadaísmo, el surrealismo e, incluso, el futurismo. ¿Qué sucede finalmente con esa política de juego, con esa irresponsabilidad frente al mandato moderno, con ese desfloramiento de la técnica sublime que intenta mostrarse, más allá de toda textura, tonalidad y colorido, como pura energía y grandiosidad en su resistencia violenta al mandato del Capital? Acontece un recentramiento del fenómeno estético: en lugar de entenderlo como representación, se entiende como juego y experimento. Es la vía del juego, gran tecnología de lo sublime, la que guía el arte en la actualidad. Sin embargo, secretamente opera una regresión de corte revolucionario, el juego y el experimento cobijan un principio conservador en su interior: el regreso a la mímesis o representación festiva. Es como si, dentro de un retorno clásico a la categoría central de represen-

tación, volviera a coagularse la experiencia barroca dentro de los estrechos márgenes de la sublimación moderna de la reproducción capitalista. El problema, entonces, toma completamente otra dimensión si se observa la experiencia formal y existencial de la mímesis como una experiencia de segundo grado, esto es, no el conflicto entre el arte clásico y el arte sublime o entre el valor de culto y el valor de exhibición, pues estas son las formas en las que la modernidad capitalista nos tiene presos, sino si se observa cómo, dentro de la jaula de oro, opera una mímesis que desquicia el hecho moderno: acentúa la forma sublime romántica –mediante el juego y el experimento– pero regresa de modo enrevesado a una festividad fundacional como la del arte clásico. No es pues la industria cultural el lugar en donde puede entrenarse ejemplarmente el acontecer revolucionario, como pensara Walter Benjamin, sino en la estetización salvaje de la vida cotidiana que, frente a la barbarie, opta por la afirmación festiva de la vida. Esta afirmación, además, necesariamente es mimética porque se sustenta en la materialidad concreta de “la vida”, pero no opera ya como una mímesis franca, sino como una de “segundo orden” o grado, donde la misma mímesis o representación se colapsa constantemente por el uso –reproducción, montaje, circulación y consumo destructivo– de materiales intervenidos por la cadena sublime y lúdica de las tecnologías del proceso de valorización, que tiene como meta desechar la misma materia y revalorizar una nueva forma material y mercantil. Ejemplos de esta mímesis de segundo orden son, recuerda Echeverría, Giorgio De Chirico, Kandinsky, Constantin Brancusi, Kasimir Malevich, Marcel Duchamp, Vladimir Tatlin, Arnold Schönberg, Bertolt Brecht, Dziga Vertov, Adolf Loos y el Bauhaus: “todos ellos plantean el problema de una práctica del arte que saca a éste del ámbito en que parece ser una representación de la vida y el mundo, dirigida a un tipo especial, ‘estético’, de apropiación cognoscitiva de los mismos; una práctica nueva que lo traslada a otra esfera, en la que su relación con ellos es de un orden diferente. Este orden es el que se intenta definir aquí como el de una mímesis de segundo grado, referida a una primera, festiva, en la que, con necesidad, el ser humano reafirma en la región de lo imaginario la especificidad de su ser libre en medio del automatismo igualmente necesario de su existencia”. Se trata de la mímesis no en su proceder claro y trágico del mundo comunitario y clásico, ni en su proceder oculto y fiduciario del mundo del Capital, sino la mímesis rota, virtual y explosiva, que trabaja con materiales ya sublimados por el Capital pero insiste en el regreso festivo a la afirmación del sentido en la vida y, por lo tanto, abre, aunque sólo sea breve y espasmódicamente, las posibilidades de emanciparse de la vida abúlica y dañada que nos lega el capitalismo actual

NET.ART, EL ARTE EN LA RED

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l debate sobre lo que es arte y lo que no se acentuó con las nuevas tecnologías de la información que aportaron nuevos medios para la expresión. En los años noventa del siglo pasado, aparejado con el desarrollo de internet, un grupo de creadores europeos dio vida al Net.Art, definido como un conjunto de prácticas artísticas realizado en y para la red. La controversia se profundizó, ya que esta corriente sólo existe en la web; no es algo material. Permite la participación lúdica del espectador. Pone en duda la noción de autor, porque constantemente sufre intervenciones de otras personas. Su reproducción es ilimitada, por lo que no tiene el aura de obra única, en términos de Walter Benjamin. ¿Se puede vender? Unos dicen que no, porque es algo intangible. Otros buscan comercializarlo. Resulta complicado definir y poner límites a este tipo de arte, cuya historia, aún corta, está en constante evolución.


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LEER

Jornada Semanal • Número 1097 • 13 de marzo de 2016

Campeón gabacho, Aura Xilonen, Random House, México, 2015.

LOS ATRIBUTOS DEL HÉROE JUAN GERARDO SAMPEDRO

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erecedora del Premio Mauricio Achar 2015, Campeón gabacho es una novela que, afortunadamente y después de mucho tiempo, parece recordarnos –aunque mencionarlo parezca obvio y excesivo– que en toda buena historia hay siempre una gran ficción. Bien documentada y narrada en dos planos, uno presente y el otro en un pasado muy inmediato, la voz del personaje central, un joven migrante boxeador nato, Liborio, Campeón gabacho se halla lejos de las modas estilísticas actuales de la novela mexicana. Liborio es un “foquin” que suele enfrentarse a los “camajanes” perseguidores de “chivatas” hermosas. Se trata de una novela donde el lenguaje cinematográfico es más que notorio y se encuentra cuidadosamente estructurado. Imaginativa y ocurrente, la autora sólo deja hablar a Liborio. Aquel reiterativo “pinche” que le da ritmo al discurso de El Complot Mongol, de Rafael Bernal, aquí aparece como el “foquin” en la exclusiva voz de Liborio: “Jamás he sabido si existe eso del ‘foquin’ amor a primera vista [...] Es que antes esto era un restorán de mexican food y esa puerta era para sacar toda la ‘foquin’ basura, por eso hay cochambre entrelañado el techo de esta parte, putarraco sicalíptico.” Lo meritorio de Campeón gabacho es que el argumento no busca complicarse por una simple pose intelectual, aunque tampoco sigue una línea recta ni se cae (como decía Pablo Palacio de las malas novelas) de la boca a la punta de los zapatos. Liborio es un migrante que trabaja en una “foquin” librería bajo las órdenes de un “foquin” Chief y que ordena rápido sus pensamientos y sus acciones. De pronto se enamora y, al tiempo que busca obsesivo a la “chivata”, son descubiertas de manera aleatoria y accidental (a través del olfato de un imprescindible personaje, el señor Abacuc Shine) sus dotes naturales para romper quijadas y costillas a cuanto “camaján” dañino se le cruza en el camino. Así comienza a entrenarse en el ring, excediéndose y dejando inservibles a sus adversarios.

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Liborio vive entre lo que algunos críticos han visto como la picaresca contemporánea de un gabacho cuyo lenguaje es un ingleñol arriesgado de tristeza y soledad. Un homicidio imprudencial obliga a Liborio a cruzar el Río Bravo; lo espera el sueño americano pero otra es la realidad: el hostil terreno donde los migrantes son maltratados y humillados. Sin una identidad plena (Liborio no está ni siquiera seguro de su edad) conoce –vía el señor Abacuc– a una niña en silla de ruedas, Naomi, quien aprende a escucharlo y que vive en Casa del Puente, el lugar de entrenamiento. En las dotes de Liborio para liarse a golpes y resistirlo todo hay un mensaje: todo gabacho puede ser también un héroe. Un pequeño exceso, quizá. Por lo demás, Campeón gabacho nos vuelve la idea de que no todo está concluido, que sí hay temas y verdadera ficción en la novela mexicana • Cuentos completos, e . l . Doctorow, Malpaso, Barcelona/México/Buenos Aires, 2015.

NOVELISTA Y ¡CUENTISTA! ORLANDO ORTIZ

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s casi un lugar común decir: Fulano de tal es un buen cuentista pero pésimo novelista. Tales son los casos de, por ejemplo, Horacio Quiroga y Guy de Maupassant, por mencionar solamente a dos grandes. También se dice lo contrario, y en este caso viene a colación porque hace años, cuando leí Ragtime, quedé impresionado de la capacidad narrativa de Doctorow, posteriormente leí El lago y me deslumbró, literalmente, pues no acababa de discernir qué había leído, pero sin duda lo había leído sin preguntarme en qué genero debería ir ese libro. No obstante, quedé convencido de que e . l . Doctorow era un novelista singular, extraordinario. Sentí que estaba frente a un ejemplo de lo que es la novela, ésa que –no recuerdo quién– afirmaba que era el género en el que todo cabía y, lo más interesante, que este autor te seducía, te hacía seguir leyendo hasta terminar el libro. De un libro a otro había diferencias en la organización y las técnicas, sin embargo, el estilo era muy evidente. Esta ha sido una de las características, creo, de las obras de Doctorow: nunca se aferró a un cartabón, a la forma y temas que gustaron a los lectores. Él mismo declaró, en una entrevista que le hiciera César Rindueles: “Algunos de mis libros son narraciones lineales, otros tienen una trama discontinua que aumenta la tensión, algunos tienen una sola voz, otros son corales. No les digo a mis libros cómo tienen que ser, son ellos los que me lo dicen a mí. Sólo les pido que funcionen, que consigan desarrollar sus potencialidades.”

En nuestro próximo número

Cuando tuve en mis manos sus Cuentos completos, me pregunté si este novelista sería también cuentista. Lo que recordaba de sus novelas –pluralidad de historias, de voces, de técnicas, fragmentación, personajes complejos en extremo, ritmo pausado ininterrumpido, novelístico por excelencia– chocaba con la idea del cuento, o con lo que muchos preceptistas establecen como poética del género narrativo breve. Me bastó leer “Willi”, el primero de los textos del volumen, para saber que el novelista también era un cuentista excelente, aunque estuviera infringiendo el canon preceptista. En todo caso, estaba manejando su historia con la idea del témpano de hielo (Hemingway lo dijo). A medida que avanzaba en la lectura confirmaba mi opinión, su malicia cuentística afloraba en cada relato, y al llegar a “Glosas a las canciones de Billy Bathgate” vi, pleno, al Doctorow de las novelas: pluralidad de voces, historias, etcétera. Su versatilidad como narrador también se evidencia en “Niño, muerto, en la rosaleda”, relato policíaco pero a la manera de Doctorow, es decir, sin sujetarse a los cánones. Me abstengo de comentar cada uno de los cuentos porque estaría fuera de lugar; sólo puedo aseverar que todos, excepto el último, “Vida de los poetas”, son cuentos excelentes. Y el último no lo es porque en realidad es una novela corta de espléndida factura. Una cualidad más de esta compilación es que la armó el propio autor, sin seguir el orden en el que aparecieron, pues son textos que se publicaron a lo largo de cuarenta años, y estuvo pendiente de la edición hasta el día de su muerte, ocurrida el 21 de julio de 2015, pocas semanas antes de que el libro saliera a circulación. Por último, el prólogo de Eduardo Lago ayuda mucho a contextualizar a este ya clásico autor estadunidense •

La Jornada Semanal

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CULTURA Y PSICOANÁLISIS en la postmodernidad Mario Campuzano


ARTE Y PENSAMIENTO ........

13 de marzo de 2016 • Número 1097 • Jornada Semanal

Francisco Torres Córdova

Ricardo Venegas ricardovenegas_2000@yahoo.com

Felipe Garrido MENTIRAS TRANSPARENTES Encuentro La vio dos filas adelante. La reconoció enseguida. Hubiera preferido que no estuviera allí. Sintió que debía saludarla, pero temió lo que ella pudiera decirle. No habían terminado bien. Recordó cómo habían llegado a la cama, después de cuatro o cinco veces en que se habían visto para revisar un artículo que él había escrito. Ella podía ayudarle a publicarlo en una revista importante y, sobre todo, le gustaba. La había abrazado por la espalda, mientras ella preparaba café. La había besado en el cuello y había metido una mano por debajo del suéter. La recordó con los ojos en blanco. Pero luego venían las discusiones sobre el texto, y entonces ella y él se volvían feroces. Atacaban y se defendían. Dejaron de verse. Y, sin embargo, en el intermedio, llegó a donde estaba y la saludó. No lo conozco, dijo ella. Si alguna vez lo vi, no lo recuerdo. No sé quién es usted. Lo he olvidado, repitió, mientras se alejaba, y añadió: Pero no lo he perdonado •

Ricardo Yáñez DE PASO Cecilia Tiene veintiún años. Por estos días se irá o fue a vivir a Islandia. ¿A cuántos países ha viajado? Al pasar de la decena decidí no contar. Cuando muy niña, su madre le tiró unos pants fetiche ya algo rotos. La pequeña sin nada decir los recuperó y cosió pacientemente. Pilar no tuvo ya corazón para desecharlos. Jaime, su padre, es mecánico y hace no malos versos. Completa la familia Gibrán, llamado así ¿por quién será?, que practica el mismo deporte que su hermana y estudia ingeniería petrolera. Cursaba Cecilia cuarto año y asimismo sin nada decir se integró a la oncena de sexto, que ganó una competencia intraescolar. De esa escapada queda, platinado, un trofeo. Es, sin alarde alguno, bien plantada, y empática. Podría ser modelo, idea que imagino muy cerca de su sonrisa y distantísima de su horizonte. En un partido, cuenta su padre, expulsaron a la portera, y como entre las demás ella era la más alta,“ahí descubrió su vocación”. Defiende el arco de nuestra Selección Femenina de futbol •

bitácora bifronte Propuesta de nivelación del snca

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ecientemente recibí una importante propuesta firmada por reconocidos creadores de México, la cual va dirigida a las autoridades de la cultura; la reproduzco para su conocimiento público: “Se reconoce que el Sistema Nacional de Creadores de Arte (snca) hizo esfuerzos por hacer menos injusto el reparto de sus recursos entre los artistas mexicanos; no obstante, éstos se consideran insuficientes porque el propio esquema meritocrático en uso facilita que las becas vuelvan una y otra vez a los mismos artistas, estimulando la formación de camarillas y de una clase letrada a la que cada vez es más difícil el acceso para autores jóvenes y/o cuya trayectoria ha tenido un desarrollo distinto al retribuido en sus normas. Es por ello que, apelando a los antecedentes de modificaciones a su funcionamiento que el propio snca ejecutó en otros momentos, se propone incluir en las convocatorias por venir incentivos a creadores literarios en el ámbito federal algunas reformas que consideren lo siguiente: I. Reconsiderar a la alza la dotación de recursos al fondo asignado para el caso a partir del ejercicio en marcha del Presupuesto Base Cero. II. Asignar el 30 por ciento del presupuesto que se estipule por separado para cada categoría del nuevo Sistema (o equivalente) con el objeto de atender exclusivamente las postulaciones de creadores mayores de 34 años, y sin límite de edad, que no hayan recibido dicha distinción y el respectivo estímulo económico del snca con anterioridad. III. Instituir para el caso la categoría de Creador Emergente para la disciplina de Letras en sus diversas especialidades, a saber: Ensayo, Narrativa, Poesía y Traducción Literaria. IV. Los criterios de selección para Creadores Emergentes en Letras harán énfasis principal, pero no exclusivamente, en la presentación de proyectos viables de calidad, propositivos y significativos; avalados por muestras en archivos digitales (con extensión por definir) de un oficio creativo de excelencia en su especialidad, comprobado con la evaluación de la correspondiente Comisión de Selección o equivalente en turno. V. Será opcional para Creadores Emergentes la consideración de premios y distinciones, así como la relación de obra publicada en plataformas convencionales (libros, suplementos y revistas); notas, reseñas, invitaciones y constancias de asistencia y/o participación en eventos afines al motivo de la postulación. VI. La distinción y el estímulo económico para Creadores Emergentes sólo podrán ser otorgados una sola vez por cada postulante, hasta por un período de tres años, de acuerdo con las Reglas de Operación vigentes para el snca. VII. El Creador Emergente recibirá un estímulo económico correspondiente a diez salarios mínimos durante su período de permanencia en el nuevo Sistema (o equivalente) en esa ocasión, acatando todas las disposiciones evaluatorias y de retribución social consignadas en la convocatoria. Suscribimos: Ana Clavel, Vicente Quirarte, José María Espinasa, Aline Pettersson, jd Victoria, Rocío Cerón y 50 firmas más”. Saltillo (Coahuila)-Cuernavaca (Morelos), diciembre de 2015 •

ftorrescordova@gmail.com

monólogos compartidos Deshoras Para Copelia Zamorano

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pesar del tiempo y sus rigores, siempre hay una tarde que se queda, un hueco del día que dilata su presencia, una sombra que destella en la noche su lúcida vigilia, un rellano en la escalera de las prisas, las tareas, deberes y ambiciones que nos colman. Porque no cuenta su cuenta en clepsidras, almanaques, mareas o lunarios, ni en cuadrantes de agua, de sol o digitales, esos días, horas o minutos si eso fueran tienen una fina resonancia en la conciencia, un relieve propio en la materia delicada del silencio. Fuera del alcance de la ley y a un costado inaccesible de las cifras que todo clasifican y procuran, y sin embargo en sus resquicios, entre sus fibras más severas, su inherente incompetencia para toda empresa necesaria y estricta en metas y objetivos es motivo de sospecha, de miradas hoscas y serias desconfianzas: son simientes del caos en la ciega armonía cotidiana, augurio de perezas y de mórbidas presencias. Pero los gatos, los enfermos y los niños las conocen. En sus juegos, duermevelas y reposos, gimen o mascullan una lengua que suena oscura y antigua, absortos en un diálogo que fluye sin tropiezos con alguien o algo que los oye y les contesta, les sonríe a su sonrisa, medita como ellos su reflejo o consuela el íntimo lamento de sus males. También los viejos saben. En la nervadura del mundo, húmedos los ojos y las manos temblorosas, miran un principio en su muerte venidera y algo reconocen y revelan, mueven levemente la cabeza y afirman o niegan, no se sabe con certeza, un ovillo de absurdos y vacíos o una verdad por fin rotunda y lisa. En todo caso, son horas a deshoras siempre, propicias por ejemplo para trazar con la punta de la lengua el contorno sonrojado de una oreja, o seguir con los ojos a plena luz de la memoria los sedosos hilos de una prenda que incita la sed con los aromas que cultiva; para dejar con la voz a la distancia el calor de la boca en la nuca o en la espalda, acaso sólo entonces todo cercanía; para oír en las ingles el golpe sanguíneo de la vida, su danza a contrapunto del coxis y los hombros, los talones y la frente, el pecho y las rodillas, el poder de los tobillos y la viva sal de las axilas, y en ese destello del tiempo que colapsa su aritmética implacable, abrirse al soplo sagrado de las cosas, a la justicia natural con que nos salvan. Desde su vieja y persistente infancia, el poeta pretende esa sutil inteligencia, esa rara libertad que a veces la palabra le concede:“Las tardes que serán y las que han sido/ son una sola, inconcebiblemente./ Son un claro cristal, solo y doliente, / inaccesible al tiempo y a su olvido./ Son los espejos de esa tarde eterna/ que en un cielo secreto se atesora. / En aquel cielo están el pez, la aurora,/ la balanza, la espada y la cisterna./ Uno y cada arquetipo. Así Plotino/ nos enseña en sus libros, que son nueve;/ bien puede ser que nuestra vida breve/ sea un reflejo fugaz de lo divino./ La tarde elemental ronda la casa./ la de ayer, la de hoy, la que no pasa” (“La tarde”, Los conjurados, Jorge Luis Borges.) •

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........ ARTE Y PENSAMIENTO O

Jornada Semanal • Número 1097 • 13 de marzo de 2016

Miguel Ángel Quemain quemainmx@gmail.com

El centenario de Elena Garro, el mundo teatral

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ACE UN PAR DE semanas, Alejandro Ortiz Bullé Goyri, en el marco de las tertulias que organiza en la casa blanca de la uam, presentó un mosaico rico y variado de la concepción que tiene del teatro de Elena Garro. La complicidad, el juego de la puesta en escena con lecturas dramatizadas, viene de un grupo nutrido de estudiantes que cursan en la Universidad Autónoma Metropolitana de Azcapotzalco la especialidad en Literatura Mexicana Contemporánea que él mismo coordina. Fue una auténtica celebración, pues la visión que del teatro tiene de Elena Garro ha logrado romper los lugares comunes más ordinarios sobre la obra de una de las dramaturgas del siglo xx más originales y vigentes hasta nuestro siglo. Ortiz Bullé Goyri es un académico en toda la línea y, aunque hace lo que muy pocos: reconocer la línea de sus maestros, la de Armando Partida Tayzan sobre todo, posee rigor y conocimiento de la historia teatral que se aúna a los saberes de la dirección escénica, la actuación y la adaptación. Sus clases como académico del teatro ponen en evidencia ese saber que parece imprescindible en la comprensión del teatro de Elena Garro, y que consiste en encontrar las resonancias dramatúrgicas en su narrativa, desglosar de tal modo sus personajes y sus recursos hasta convertirlos en un elemento sonoro y visual que recrea en un ejercicio coral que suele proponer en sus clases, mismas que derivan muchas veces en la introducción de una puesta en escena donde el análisis del texto se transforma en una vivencia de sus contendidos simbólicos y retóricos. La edición del Fondo de Cultura Económica del trabajo de Bullé Goyri permite analizar dieciséis obras y tender una amplia red de significados, utilización de recursos y visiones temáticas. En dicho tomo se encuentran vivos todos los fantasmas que convocó Elena desde los años cin-

LA OTRA ESCENA cuenta, cuando su teatro se confrontaba del mejor modo con lo más destacado de nuestra escena literaria conformada por otros narradores. Bulle Goyri tiene numerosas publicaciones sobre teatro mexicano: Cultura y política en el drama mexicano posrevolucionario (Alicante, 2007) y Cuatro obras de revista para el “Teatro de Ahora”, 1932 ( uam Azcapotzalco, 2008) y están accesibles en su blog www.ortizote.blogspot.mx. Ha participado como actor y director en diversos montajes de Elena Garro, desde Un hogar sólido, como actor bajo la dirección de Daniela Esquivel y, como director, en La señora en su balcón.

Parte de las ideas que se discutirán en este centenario próximo, las esbozó hace ya algunos años y se hicieron evidentes en las sugerencias que sus alumnos de la especialidad en Literatura Mexicana hicieron visibles en el homenaje que le rindió la uam a Garro en febrero. Una de las obras que se leyeron es El árbol, y por ahora sólo me refiero a ella en sus propias reflexiones. Dice que posee dos “prodigios”: el primero, la posibilidad de encuentro entre dos realidades encarnadas en dos personajes de distinta condición, no sólo social sino también en términos de su capacidad de percibir el mundo. Es justo ahí donde Bullé Goyri se arriesga a interpretar que se desarrolla un conflicto que va más allá de lo anecdótico, pues se unifican en un solo acto la confesión y la expiación de las culpas. El otro prodigio al que se refiere es considerar en Elena Garro la profundidad para colocar en el corazón de la escena un aquelarre de fuerzas oscuras, incluso la propia muerte, dice el ensayista, que rondan un diálogo entre dos mujeres solas. “La complejidad de El árbol radica no sólo en lo que cuentan los personajes sino en el hecho de que un personaje, Luisa, provocará la muerte de Marta a través de la fuerza misma de sus palabras.” El reconocimiento que hace Bullé Goyri de la fuerza poética de Garro lo lleva a completar:“Marta se convertirá en el árbol que absorberá y cargará con los pecados de Luisa para después secarse. Si al principio Marta ve en Luisa a un ser inferior, conforme la acción y las confesiones avanzan, esa situación se trastoca y la mujer que en un principio se nos muestra fuerte y dueña de sí misma, termina siendo la débil y la víctima expiatoria.” Concluye Bullé Goyri, con una comparación entre El árbol y Parada San Ángel, que la vida en sí misma “puede ser extremadamente dura y difícil de vivirla, pero hay un tiempo y una realidad alterna que pueden permitir enriquecer esa vida en la medida en que el ser humano tenga la lucidez de percibir sus circunstancias”. Hay muchas otras ideas que vale la pena mostrar y discutir •

Alonso Arreola @LabAlonso

Fito en el viento

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NORME FITO PÁEZ. Enorme. Así se le ve desde abajo del escenario. Así se le escucha. Así se le siente. Con las dimensiones de una leyenda que supo colocarse en la mejor zona del rock en español y de la cultura pop argentina, atendiendo al amor y al dolor, al pulso diario de nuestras capitales, siempre rindiendo tributo a los artistas que precedieron su voz, que alimentaron su espíritu. Nacido en el año '63 y luego de formar distintas bandas de folklore y rock progresivo en su adolescencia, entre los dieciocho y los veintitrés años se estableció como un indispensable de la escena sudamericana tras su paso por los conjuntos de Juan Carlos Baglietto y Charly García. Años después vendrían sus colaboraciones con Caetano, Mercedes Sosa, Spinetta, Djavan, Rita Lee, Joaquín Sabina, Pablo Milanés y tantos más a los que supo adosar su gran talento. Pues bien, dicho esto le contamos felizmente lectora, lector, que compartimos escenario con él en la primera edición de la Fiesta del Viento de Pachuca, Hidalgo, también conocida como Festival del Arte, el Oficio y la Locura. Allí nos invitaron el fin de semana pasado. Cosa rara, no hizo tanto aire ni pegó tanto el frío. Empero, escuchando al rosarino la piel se enchinó como si nos hubieran metido a una tina con hielo. Desde el principio de una actuación que pasó las dos horas (hubo tres bises), el gigantesco escenario al aire libre le quedó pequeño. Caminándolo paso a paso, vestido de blanco y con la guitarra al hombro, logró explosiones que contrastaron eficazmente con sus magistrales momentos al piano. Hace algunos meses hablamos aquí de su más reciente visita a México presentando el disco Locura total al lado del brasileño Paulinho Moska. Ahora volvió para girar en distintas ciudades con un quinteto que, apoyándose en algunas secuencias, supo transformarse en aplana-

BEMOL SOSTENIDO dora y sacar de sus cabales a los más de quince mil espectadores que asistieron gratuitamente al Parque David Ben Gurión. Hablamos de un combo integrado por el guitarrista Diego Olivero, el bajista Mariano Otero, el tecladista Juan Absatz y el baterista Gastón Baremberg. Todos con prolíficas carreras en solitario y que contribuyen a un viaje sonoro de tres décadas con estancias estéticas variopintas. Creador de melodías pegajosas pese a su longitud y complejidad; de frases largas y laberínticas; de acompañamientos armónicos locuaces y bases rítmicas simples pero poderosas, lo de Rodolfo Fito Páez termina por cuajar sobre las tablas, allí donde lidera a su banda con pequeños guiños e indicaciones que demuestran empeño arreglístico, compromiso artístico. Es así como coros, metales (ejecutados en teclado) y programaciones, brillan abriéndose paso entre múltiples capas que saben fracturarse otorgando una respiración de alto rendimiento y profundidad, disfrutables tanto en un estadio como en un foro cerrado.

La primera vez que lo escuchamos en concierto, precisamente, fue hace casi una década en el Teatro Coliseo de Buenos Aires, cuando a su lado sonaba el extraordinario bajista y cómplice Guillermo Vadalá (con él hizo el proyecto Chapa y pintura). Entonces presentaba Moda y pueblo, el décimo cuarto álbum de veintitrés grabados en estudio, algunos convertidos en verdaderos clásicos del repertorio hispanoamericano. Verbigracia: Giros, Ciudad de pobres corazones, Circo Beat y El amor después del amor, registrado como el álbum más vendido en la historia del rock argentino. Aquella tarde bonaerense, decíamos, no hubo distorsiones. Se trató de un recital íntimo en el que todos murmuraban sus versos. La semana pasada en la Bella Airosa hidalguense, por el contrario, Fito desbordó energía y pasión. Así sonaron, entre muchas más,“En esta puta ciudad”, “Circo beat”, “Al lado del camino” y hasta “Hoy vengo a ofrecer mi corazón”. Finalmente, algo de lo que no se habla mucho en estos días –por fortuna–, es que la madre de Fito Páez murió cuando él tenía ocho meses de edad. Que su padre falleció cuando rondaba los veintitantos. Que su abuela (quien lo crió) y tía abuela paternas, fueron asesinadas horriblemente por un excompañero de colegio, músico y psicópata. Si lo mencionamos hoy es para elogiar aún más la curva de una obra mayormente optimista que, incluso en momentos de oscuridad, ha contribuido a la inteligencia del arte latino. De allí el homenaje discográfico que se le dedicara en México durante 2006, así como las cientos de versiones que se han hecho de sus piezas a lo largo y ancho del continente. También podríamos decir algo sobre sus esfuerzos cinematográficos y, recientemente, literarios. Pero eso es harina de otro costal. Hasta aquí llegamos con el gran Fito. Buen domingo. Buena semana. Buenos sonidos y buenos vientos •


ARTE Y PENSAMIENTO ........

13 de marzo de 2016 • Número 1097 • Jornada Semanal

Jorge Moch

Verónica Murguía

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I DE GRANDES SE te antoja otra mujer, qué harías. Si me enfermo de gravedad. Si tú te enfermas de gravedad. Si me pongo gorda como balón. Si somos muy ricos. Si somos muy pobres. Si yo quiero ponerle Pascacio al primero de nuestros hijos. Si no puedo tener hijos. Si no puedes tener hijos.” Estas preguntas, tan inquietantes, tan descaradas, tan en el filo de la impertinencia, se nos han ocurrido a todos. Nos rondan y, a veces, atemorizan. Pero excepto la de ponerle Pascacio a un hijo, son peligrosas y solemos callarlas. Quien pregunta se expone a que le respondan, a que lo hieran, a enterarse de que el amor no es lo que imaginaba. Pero de estas preguntas y sus respuestas temerarias está hecho el amor adolescente, aquél que no ha sido domesticado por la realidad, al que la rutina no ha limado los colmillos. De ese amor, de los rescoldos que deja –que animan al adulmano de estas grises metáforas). Pensó que, o dejaba de creer en el pendejo amor, o dejaba de existir”. A Simón, al borde del precipicio, se le abre una puerta, pero no es la que él desea. En el fondo es un Don Quijote que no puede dejar de creer en el pendejo amor. Y Gerardo Flánagan Uribe, alias el Pollo, su amigo de siempre, un gordo sensualista y terrenal, tan desengañado como él, será el Sancho Panza que intentará hacerlo entrar en razón y lo acompañará en el road movie que Malpica ha trazado para sus lectores. Querétaro, Campeche, ¿Quito?, la colonia Lindavista… Un trayecto en el que hay dos espejismos que alcanzar: el amor y el dinero. El amor en la forma de Majo, el dinero en la de un boleto premiado de Melate. Un trayecto en que se verán obligados a preguntarse por qué sus vidas se han transformado en esos escenarios que no reconocen; si el dinero es la respuesta, si alguna vez fueron felices, si ha valido la pena “madurar”. Y si lo fueron, ¿cómo volverlo a vivir? ¿Cómo recuperar la libertad si uno solito se metió en la jaula en la que está preso? ¿De verdad el dinero lo compone todo? Hay un amigo más. El que ha sido más dócil ante las imposiciones del mundo, ante la trampa de las apariencias, de la quincena segura. Molina. El contrapunto: una nota discordante en cada momento decisivo. Molina es desafortunado en amores, se ha enfundado en un traje de casimir por decisión propia y no quiere moverle porque le da miedo terminar de viene-viene en los alrededores del wtc . Todos tenemos algo de Molina. Los miedos. Y todos hemos tenido algo de Simón, o por lo menos hemos anhelado amar así. Esta novela enfrenta al lector con las concesiones que ha hecho a la realidad. Y le pregunta: ¿eres feliz? Y si no, ¿por qué? •

LAS RAYAS DE LA CEBRA

Malos modos OS MEXICANOS GOZAMOS DE una vena digna de Blanchot o Klossowski, porque vivimos tirando mordiscos y vituperios que fácilmente aumentan, aunque lo único de fondo es el dinero ya sea ajeno o peor: del erario. La cosa culmina dramáticamente demasiado a menudo con balazos y la existencia se desmorona en horrendos capítulos que alguna vez fueron leyenda urbana y hoy una cotidianidad espantosa. La vida es para muchos el tránsito entre un cuento de hadas y una película gore y México es ya uno de los países más violentos y crueles del orbe. Vivimos crispados. Hemos constatado en los últimos tiempos al menos dos verdades horribles: la inoperancia de la inmensa mayoría de la policía, metidos los gendarmes también a narcos y sicarios y viles rateros (y violadores, y tratantes y cuanta funesta variedad ofrezcan la delincuencia misma o la oscura imagi-

nación del lector), y el divorcio evidente entre la versión oficial que recitan como merolico las televisoras y la mierda que tenemos que pisar a diario. Corrupción sin recato es el nombre del juego. Corrupción que parece condición para ser político de cualquier nivel, empezando por el presidente. Corrupción desde luego también en los medios: el periodismo se ha manchado feamente de caca las manos, baste recordar aquel pasquín de Guerrero que aplaudía en 2014 que policías criminales, valga más que nunca el oxímoron, balearan a normalistas inermes y secuestraran y desaparecieran a muchos de ellos. Y peor, que un hecho tan inadmisible, lastimero, brutal, se repitiera luego en Veracruz y en un enorme territorio hoy salpicado de enterramientos clandestinos y tiraderos de muertos. ¿Y el civismo? Muerto y enterrado, también. El problema es de trato cotidiano y elemental cortesía. La violencia diaria que parece haber mudado las puras mentadas de madre por balas expansivas aparece en todos los barrios. Y aunque la jodida televisión mexicana (léase Televisa primero y tv Azteca después) con su cochinero de telenovelas, seudonoticieros mentirosos y programas de concursos estúpidos y distracciones colectivas y enajenantes, como el futbol o el Canelo Álvarez, se empeñan en modelar usos y costumbres en México (baste ver la alharaca demencial hace poco que visitó este país el señor Bergoglio) hay que recordar siempre que no somos personajes de telenovela y jamás conducirnos como hacen esos monigotes. Por eso esta columna se permite reproducir (dispensándose la libertad de adaptarlas a la jerga del mexicano), de la magnífica pluma de la venezolana Carolina Espada (TalCual, Caracas, 5/ ix / 2002), algunas recomen-

daciones para encauzar la colisión de las voliciones que originalmente la autora tituló “Reglas básicas para contender y alegar razones contra el parecer de otra persona”. y que vienen como anillo al dedo en estos tiempos de malos humores presidenciales, prensa ingrata y politicastros ratas que se han forrado a costa de la ingenuidad, la ignorancia o la estupidez públicas: “1.- No grite. A más decibelios, menor entendimiento. 2.- Escuche y luego opine, y después vuelva a oír con atención. La cosa es como ping-pong. 3.- No gesticule. 4.- No diga ni media mala palabra. Hay una enorme diferencia entre decir: ‘Tú sabías que te estabas robando esa lana’ y ‘cabrón, eres un pinche ratero’; las vulgaridades y asperezas transforman el debate en riña encendida. 5.- Nunca arranque con un: ‘Eso que tú estás diciendo es una pinche mentira.’ Más bien inicie su exposición con un:“Lo lamento, pero no estoy de acuerdo porque…” y por ahí se sigue. 6.- No agreda, ni veje, ni hiera, ni insulte a su opositor con asuntos que no vienen al caso. Olvídese de mencionar edad, raza, religión, apetencias sexuales, defectos físicos y afines.” Si se está discutiendo el tema de la malversación de fondos, ¿qué importa si la señora está en pleno ciclo menstrual o el señor sufre de hemorroides? Evite el facilismo adjetival, porque los argumentos de peso se diluyen en un: bulímica, marrano, frígida, naco, apretada, mantenido, lagartona, sarnoso, celulítica, chaparro, mofletuda, mariquita sin calzones. Y no sólo se esfuma lo sustantivo y trascendente de la controversia, sino que se cae – bajísimo– en un abismo insalvable de desprecio, vergüenza e intimidación. Seamos racionales, ¿qué nos importa si una mujer es muy promiscua o si un hombre sufre de halitosis •

CABEZALCUBO

tumbaburros@yahoo.com @JorgeMoch

#CorreYPonteALeer

to en el que nos hemos convertido a punta de experiencias– y el espejismo de la vida “madura” trata #MásGordoElAmor, la novela más reciente de Antonio Malpica. Este es un brioso relato en dos tiempos, sonriente y lleno de preguntas duras que se deslizan entre los chistes y los diálogos divertidos como quien no quiere la cosa. Malpica logra en #MásGordoElAmor una serie de escenas amorosas y tragicómicas perfectamente ensambladas; quizás el sostén más firme sea su capacidad para escribir diálogos naturales y al mismo tiempo llenos de matices. Aquí todos hablan como personas, los oímos con claridad. Este naturalismo se alterna con las descripciones, a veces poéticas, del narrador: una voz reflexiva que mantiene una distancia sardónica y cariñosa del mundo que nos muestra. Dos jóvenes se enamoran en la década de los ochenta. La escenografía de este amor entrañable es Ciudad Satélite, con ese aire que tuvo de suburbio donde la vida estaba todavía por desplegarse y despegar. Ella es Majo, María José Tuck. Escurridiza, deslumbrante, misteriosa. Oculta un secreto familiar doloroso. Él, Simón Jara, no oculta nada: es temerario, soñador y buen amigo. Ella, después de aceptarlo, desaparece. Él la olvida. No, no la olvida: se le traspapela el recuerdo en el fárrago de la vida, de una vida como cualquier otra. Es decir, una vida que no es aquella con la que soñaba. Ni de lejos. Treinta años después Simón, aburrido y gris, abre la puerta de su casa para descubrir a su pareja con otro. Y claro, como hacemos todos cuando nos damos de narices con la pared, antes de deprimirse hace un balance de sus circunstancias: “… su vida era una total porquería, puros pasivos, nada de capital contable (en la prepa había llevado contabilidad general y a veces echaba

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........ ARTE Y PENSAMIENTO PENSAMIENT

Jornada Semanal • Número 1097 • 13 de marzo de 2016

Luis Tovar

Saúl Toledo Ramos

@luistovars

Guadalajara 31 (i de ii)

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UEÑA ANTONIO TABUCCHI. Y en su sueño no nace en Pisa, Italia, sino en Lisboa, Portugal. Recorre las avenidas viejas de esa ciudad, cargadas de ilusiones y memorias. Lo acompaña una presencia que ora se le aparece como un hermoso reyezuelo de madera de ojos humanos que se posa cerca de él y canta melodiosamente, ora como un hombre que tiene un aire de tristeza. Juntos recorren y agotan calles y lugares. El acompañante dice cosas al oído de Tabucchi en una lengua dulce y rítmica. En cierto punto el hombre murmura:

GALERÍA

El sueño de Antonio Tabucchi

acia la mitad de su desarrollo, el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (ficg) da la impresión de estar volviendo por sus fueros, cosa que le viene bien a un evento que, en las pasadas dos o tres ediciones, había venido generando cierto desencanto producido, en buena medida, por lo equívoco de la sede que lo alojaba: el galerón semivacío de la Expo Guadalajara, muy bueno para la Feria Internacional del Libro, así como para exposiciones orientadas a ganaderos, quinceañeras, perfumistas y hasta negocios de pompas fúnebres, pero decididamente malo para ver, escuchar y hablar de cine; desencanto producido también por el desaire, difícil de calcular pero inocultable, con el que esa y otras circunstancias estaban perjudicando al que, sea como sea, es el festival cinematográfico mexicano más longevo con sus treinta y una ediciones hasta ahora y mal hacía en darse el antilujo de ir perdiendo. Fuera de esa suerte de exilio interior que es la desangelada mole arquitectónica de la Expo, el ficg volvió a darle relevancia al Cineforo, cálida y emblemática sala de aire setentero de la Universidad de Guadalajara, sede originaria del ficg cuando era la Muestra de Cine Mexicano, además de haberse instalado también en el Museo de Arte o musa , donde está el Paraninfo de la u de g . (Habrá quien opine que asuntos como éstos del dónde no son tan relevantes, pero dos décadas atestiguando el estado de ánimo colectivo en la exMuestra hoy Festival, demuestran que en materia de certámenes fílmicos, ese dónde no es un asunto menor.)

El qué dEspués dEl dóndE

No soy nada. Nunca seré nada. No puedo querer ser nada. Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo. Luego le revela:“Pude ser Virgilio para guiarte, pero preferí ser Alberto Caeiro y Ricardo Reis y Alvaro de Campos y Fernando Pessoa. Todos en uno. Varias almas habitan este cuerpo que algún día desaparecerá.” Muchas, entiende Tabucchi, son las almas de los humanos. Se impone una pero las otras no dejan de manifestarse. Abre entonces el soñador su mente y le permite recrear los sueños de otros espíritus como si fueran de él. Sueños de sueños… Ante sus ojos aparecen paisajes desconocidos y fantásticos; misteriosos y utópicos. Distintos infinitos extienden sus naturalezas y se dejan admirar. Versos le vienen a la mente: Cuéntame, oh Musa, la historia de los hombres de muchos senderos, que anduvieron errantes… A los linderos de sus oníricas andanzas llegan entonces el arquitecto Dédalo, artífice del laberinto en que fue confinado Asterión; el vate Ovidio, quien le platica las Metamorfosis; el otrora monje Rabelais, quien mucho lo divierte al describirle las vivencias de Gargantúa y Pantagruel; el asesino Caravaggio, pintor que reflejaba en sus obras las más

entreveradas emociones humanas; Rimbaud, poeta que descendió al infierno para contaminarse y así poder edificar la más portentosa de sus obras; Freud, interprete de sueños ajenos; Francisco de Goya, quien le dice:“El sueño de la razón produce monstuos.” Se sueña entonces Tabucchi en vigilia y con sustancia de escritor. Embargado de una emoción siempre creciente enhebra palabras, hilvana los párrafos con los que habrá de detallar los sueños que soñó que soñaron aquellos que lo visitaron. Un ángel negro sobre la línea del horizonte anunció las llegadas de Monteiro Rossi, enemigo declarado de la intolerancia, y de Marcello Mastroianni, alter ego de Pereira. Sostiene Tabucchi que quiso compartir con sus lectores el relato del tormentoso verano en que sus sueños se entrecruzaron para demostrar que la vida ciertamente es difícil para los que ansían vivir en libertad y que hay que luchar día a día para acceder a ella. El tiempo envejece, se hace cada vez más tarde. Tabucchi soñó ser el artista que fue. Los libros que escribió se escaparon de sus manos como pájaros, volaron; se fueron cerca y lejos para extender sus alas frente a los ojos atónitos e incrédulos de toda clase de lectores. Sólo después de eso pudo acunarse en el sosiego más profundo. Sus sueños mantienen vigencia cada vez que alguien se monta en los lomos de esas aves y se deja llevar a tierras de belleza intolerable •

Definido desde hace algunos años ya el perfil del festival, el público sabe que la parte sustantiva de la programación consiste en cine iberoamericano en general y mexicano en particular, con sendas secciones en competencia oficial, a las que se suma el Premio Mezcal por el que compiten cintas de contenido lésbico gay bisexual travesti transexual transgénero intersexual (lgbttti) de cualquier parte del mundo, lo que es un hecho especialmente saludable no sólo por el claro apoyo a la diversidad sexual, sino porque se da precisamente en las otrora extremadamente homófobas tierras de Doña Herlinda y su hijo. Lo que este ponepuntos no asumirá nunca sino como un despropósito, es la necedad de poner a competir filmes de ficción contra documentales, algo tan absurdo como cotejar jazz con huapango porque ambos son música, aviones con barcos por ser transportes, o poesía con ensayo porque ambos son escritura. Si bien es un hecho más que sabido que toda frontera genérica es porosa y fluctuante, y a veces incluso difícilmente determinable, no es menos cierto que hay diferencias ineludibles de concepción, ejecución, elementos discursivos y

formales, pero sobre todo de intención creativa, que permiten ubicar a los dos géneros en la misma mesa, por decirlo así, pero en distintos platos. No por nada existe infinidad de festivales y concursos de documental o, para el caso, de cortometraje de uno u otro género, de animación, video experimental, etecé. Pareciera que se pierde de vista la obviedad de lo que aguarda al final de esa línea lógica que ayunta lo injuntable: puestos a mezclarlo todo, pónganse a competir entonces cortos con largos de todo tipo, intención y nacionalidad, lgbttti o hetero o indiferente al respecto, y a ver quién entiende algo.

si dE comparar sE trata… …hágase con meridiana pertinencia, verbigracia, revisando el nivel de calidad mostrado por el largometraje de ficción en conjunto respecto del que exhibe el largo documental igualmente en conjunto, así como lo más natural, es decir unos con unos y otros con otros. A reserva de ver lo que falta –el ficg acaba hoy, pero esto es escrito cuatro días antes–, el saldo preliminar indica que va dejando de ser cierto algo que ya era costumbre decir: hablando sólo de cine mexicano, con su inquebrantable tendencia a la generalización Lugarcomún afirmaba que mientras el documental era casi todo bueno, la ficción era mayoritariamente mala. Botones de muestra, como es obvio y para evitar el error de lo sumario, pero entre los primeros están Derecho de playa (Jorge Díaz Sánchez, 2016) y Nueva Venecia (Emiliano Mazza de Luca, 2015), sendos ejemplos de que en documental hay evidencia reciente de aspectos deplorables no de orden técnico o de factura –de lo que no adolecen estos filmes aunque sí otros docus aquí exhibidos–, sino de concepción y formales, en particular el epitelialismo preciosista, el engolosinamiento icónico y el bucolismo, todas ellas formas eficaces de quedarse más bien a las puertas, si no que de plano fuera, del tema que se aborda • (Continuará)

CINEXCUSAS

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ENTREVISTA

Clara Janés es la 16 última de las diez mujeres que ocupan un sitio en la Real Academia Española de la Lengua

13 de marzo de 2016 • Número 1097• Jornada Semanal

con Clara Janés

*Traductora, narradora, editora y poeta, la hija del célebre editor catalán Josep Janés recientemente fue elegida miembro de la Real Academia Española de la Lengua. *Es apenas la décima mujer que, a lo largo de más de tres siglos, ocupa un sitio en la rae . Clara Janés nació el 6 de noviembre de 1940 en Barcelona, España. Estudió la carrera de Filosofía y Letras en la Universidad de Pamplona y la maestría en Literatura Comparada en La Sorbona de París. Poeta, narradora, traductora y ensayista, es autora de más de cincuenta títulos, entre ellos Orbes del sueño, Guardar la casa y cerrar la boca y Poesía erótica y amorosa. Entre muchos otros reconocimientos, fue galardonada en 1972 con el Premio Ciudad de Barcelona de Ensayo por La vida callada de Federico Monpou y en 1983 volvió a obtener el mismo premio con Vivir; en 1997 recibió el Premio Nacional de Traducción por el conjunto de su obra, y en 2007 el x Premio de las Letras Españolas Teresa de Ávila, también por el conjunto de su obra. En mayo de 2015 se le otorgó un lugar, el asiento “ u ”, en la Real Academia Española de la Lengua.

¿

En qué momento de tu vida y cómo naces a la poesía?

–Un niño –o niña– que antes de un año, antes de saber andar y poder expresarse, siente que la vida es como la música que cruza la oscuridad, probablemente ha nacido ya con la sensibilidad poética. Une tres elementos fundamentales en poesía: música, luz y vida. La poesía es música, es una búsqueda de la luz en la oscuridad –en lo desconocido–, y parte de la vida. Es decir, sin duda no se trata de un momento de la vida, sino del mismo ser que incluye el ser poeta. –¿Cómo fue la relación con tu padre, el poeta y editor Josep Janés?

–Mis primeros recuerdos de mi padre van unidos a la música, como los de mi madre. La idea de acunarme con el Concierto para dos violines seguro que era de mi padre, pero mi madre tocaba el clavicémbalo y el piano y escuchaba música con sus amigas. Así recuerdo muy bien el día que murió Rachmaninof (yo contaba tres años) y escucharon el Concierto núm 2 y yo, hundida en una butaca, mientras lo oía veía oscurecer y aparecer las estrellas. Mi padre era muy alegre y bromista, por ejemplo, por esos mismos años yo sabía –por él– que el hombre más importante que había existido era el músico Bach. Me dijo un día: “Esta tarde vendrá a casa Bach.” Yo temblaba y, escondida detrás de una cortina, miraba a un señor Bach que entraba por la puerta. Me decía: este no puede ser el más importante de todos los hombres. Y no lo era. Se llamaba Bach, en efecto, pero era el dueño de una imprenta. Había otras cosas: nos llevaba a mi hermana segunda y a mí a contemplar el atardecer en silencio. Yo sentía una fuerte comunicación con él, era una evidencia la belleza y, el enigma, el paso de la luz intensa al cambio hacia el rojizo del crepúsculo y luego hasta la oscuridad. Era un enigma ese silencio intenso e íntimo y compartido. –¿Qué ha sido lo más relevante de tu camino de poeta, narradora, ensayista, traductora y cantante?

La Real Academia, los libros y la poesía Alejandra Atala –No se puede decir que sea “cantante”, pero cantar e improvisar siempre lo hice. De hecho empecé a escribir poesía mentalmente movida por el ritmo de los pasos al andar y por la melodía. En mi casa se cantaba mucho. Mi padre tenía una hermosa voz de tenor y hasta una vez, en una comedia interpretada por aficionados, cantó en el Liceo de Barcelona. Junto a eso, oír cada tarde tocar a mi madre el clave, oír a mis tías canciones catalanas... Así y todo empecé escribiendo prosa, una novela. Y mi aspiración era ésa, ser novelista. La vida que me rodeaba era muy interesante e interpretar las personalidades me fascinaba. Luego vino el descubrimiento de San Juan de la Cruz y de la generación del ’27, Lorca y Jorge Guillén sobre todo. Y mi afición por la cultura japonesa que me hace traducir del inglés sin haber seguido más que un curso, y por gusto, varias obras de Teatro Noh –acabados de cumplir los veinte. Años después aparece Holan y me lanzo a aprender el checo. Por entonces ya he empezado a escribir la vida del músico Federico Mompou, amigo de mis padres que venía cada domingo a casa y tocaba –desde que yo tenía dos años. Eso era ya un ensayo apasionante... Después viví en París y me matriculé en La Sorbona para estudiar literatura comparada. Escribí Cirlot y el surrealismo. Son caminos sin vuelta atrás. –¿Qué es para ti un libro?

–Un libro tiene muchas caras. Yo soy hija de editor. Mi padre me regalaba las maquetas. Es posible imaginar, yo que pasaba la vida dibujando, antes de escribir, unía ambas cosas y aún conservo el primero con sus ilustraciones al modo japonés hechas con tinta china, acuarela y purpurina, y con pequeños poemas. Esto no lo he abandonado. He realizado libros hechos a mano por mí misma o acudiendo a quien hace papel a mano y toda la encuadernación a mano. Otra cosa es la escritura que irá dentro del libro. Me gusta que sea unitaria, tanto en poesía como en prosa. Así, cuando descubrí el Diván, de

Gunnar Ekelöf, me lancé por ese camino: contar incluso en poesía una historia. –¿Qué es para ti un poema? ¿Cómo te defines como poeta?

–Un poema, digamos que es un soplo, una revelación que une un interior y un exterior que muchas veces ignoras y se hace presente en la página. ¿Definirme como poeta? Diría que soy inocente. –¿Cuál es la fuente de tu ingenio, qué te inspira?

–Einstein decía que no era un genio sino un ser movido por una infinita curiosidad. No creo ser ingeniosa, pero sí tener esa enorme curiosidad y, para conocer algo, ir de modo que llegue a su meollo, aunque no lo conozca. Siempre algo se revela. –¿Crees que la literatura de mujeres y de hombres es distinta?

–Cada uno al escribir parte de sí mismo, de su lugar y de su tiempo. Todo cuenta en ello. La situación actual no se parece a la del Renacimiento o de la Edad Media. Algo me hace sospechar que volveremos a la Prehistoria, a algo equiparable al momento de los nidos arbóreos –eso para la mayoría– sin apenas identidad. Claro que habrá, como ahora, quien lo manipule todo. –¿Cuál es la diferencia entre un escritor y un artista?

–¿Qué significa ser un artista? Probablemente no necesariamente tiene que ejecutar algo, puede simplemente vivir. Un escritor escribe. –¿Cuál ha sido tu experiencia como la décima mujer que obtiene un asiento en la Real Academia Española de la Lengua, en los trescientos años de su historia?

–Aún no tengo la experiencia porque hasta que no lea mi discurso soy sólo “electa” y no tengo que ir a reuniones ni comisiones. La única experiencia, de momento es ver cuántas personas se han alegrado y me alientan, lo cual es extraordinario •


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