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Don Lorenzo de las manchas (Epílogo)

Javier Bustillos Zamorano

Personajes: Don Lorenzo de las manchas, caballero andante de Tlalpan. Ciro Muro, escudero de don Lorenzo. (En la penumbra de un cuarto húmedo y sobre un catre yace don Lorenzo, con la mirada perdida en el techo, su yelmo y lanza en el suelo. Una figura regordeta y pequeña aparece en la puerta.)

DON LORENZO: (con un hilo de voz) Quién es…

ESCUDERO: La vieja Inés.

DON LORENZO: Qué estúpido sois, a veces, hijo mío.

ESCUDERO: Perdón mi señor don Lorenzo, soy yo, vuestro fiel escudero; es que no soporto verte en desta situación, ya no ríes, no declamas, ni siquiera insultas a los indios; ya no es vida, ésta mi señor, hasta las ganas de vivir se me están yendo. ¿Qué os pasa?

DON LORENZO: This is the end.

ESCUDERO: ¿Eh?

DON LORENZO: Digo, que es el fin.

ESCUDERO: ¿El fin de qué, mi señor? No, no digáis eso por amor de Dios. No eres vos el que dice tales cosas, mi señor don Lorenzo es otro, es el que pelea con gigantes, el que desface entuertos, el que enamora doncellas. ¡El que daría su vida por la democracia! ¡Vamos, mi señor! ¡Levantaos! ¡Tomad vuestra lanza, montad vuestro BMW y vayamos a luchar contra esos malnacidos que están destruyendo nuestra obra!

DON LORENZO: (sin moverse, débil) Ya no hay nada que hacer, hijo, todo está perdido.

ESCUDERO: No, perdonadme señor mío, estáis desvariando. La marcha del domingo fue un éxito, ¡más de medio millón sólo en aquesta ciudad!

DON LORENZO: No llegamos ni a 90 mil.

ESCUDERO: ¡Pardiez! ¡Y desde cuándo nos ha importado eso! ¡Vamos, señor mío, levantaos! Todavía tenemos a la Corte de nuestro lado, nuestros amigos jueces echarán abajo ese maldito plan B, pero necesitamos de vuestro liderazgo, por favor, mi señor, levantaos, os lo suplico (se arrodilla, llora).

DON LORENZO: Resignación, hijo, vos y yo volveremos a nuestros obscuros cubículos de la UNAM…

ESCUDERO: Decidme, os lo ruego, ¿qué hechizo os dieron para ponerte así, qué habéis oído, qué habéis visto, qué pudo haberte afectado tanto?

DON LORENZO: Lo de García Luna.

ESCUDERO: (se levanta) ¿Tan grave es?

DON LORENZO: Diole en la progenitora a todo.

ESCUDERO: Pero el PAN…

DON LORENZO: Ya no nos sirve así, la coalición está muerta, nuestros enemigos triunfarán.

ESCUDERO: Don Claudio X…

DON LORENZO: Se irá del país.

ESCUDERO: ¡Nuestros pensadores, don Héctor, don Enrique, don Roger!

DON LORENZO: Ya chochean.

ESCUDERO: Tenemos aún a los medios; a nuestros amanuenses, Ciro, Loret, Raymundo, Marín; a la televisión y a la radio, ellos moldean el pensamiento de las masas, manipulan a los desinformados…

DON LORENZO: Ya no les creen. Ya veis lo que se supo de El Universo, los dineros que les dio García Luna.

ESCUDERO: ¡El imperio del norte!

DON LORENZO: Se entienden mejor con el maldito pejelagarto, ahí encaja lo de García Luna.

ESCUDERO: O sea que su detención…

DON LORENZO: Ya no me fatiguéis más, hijo, dejadme descansar.

ESCUDERO: (Toma el yelmo y la lanza; encara a don Lorenzo) No, maldita sea, no permitiré una derrota, tenemos un futuro brillante. ¡Vos me lo prometisteis! ¡Vamos, levantaos de ese maldito catre! ¡Dejaos de quejarte! ¡¡¡Levantaos, mierda!!!

DON LORENZO: Con una chingada, pinche enano insolente, ¿qué parte no entiendes de que me dejes en paz? Por tu culpa quedé en ridículo por la pendejada ésa que dijiste del ADN y la democracia; ¡en qué estabas pensando cuando lo dijiste, grandísimo pendejo!

ESCUDERO: Te estás saliendo del personaje, bro; y yo sólo repetí lo que tú me dijiste, que la democracia no está en el ADN de la sociedad mexicana; y si de pendejadas hablamos, la tuya de burlarte de los indios estuvo peor; por tu culpa no nos bajan de racistas…

DON LORENZO: (se incorpora bruscamente)

A ver, maldito gato, ¿gracias a quién te hiciste millonario, insecto? ¿Gracias a quién te van a dar un finiquito de más de 7 millones? ¿Así muerdes la mano de quien te dio de tragar, puto?

ESCUDERO: No, momentito, si a ésas vamos, tú me debes más a mí que yo a ti, ¿eh?

DON LORENZO: Hijo de perra (salta sobre el escudero; éste lo esquiva y sale huyendo)

¡Ven para acá, hijo de tu pinche y naca madre! ¡Ven para acá! (toma un zapato y sale detrás del escudero) ¡Te voy a matar, pinche enano malagradecido! ¡¡¡Agarren a ese gato, agárrenlo!!!

El pasado 17 de marzo falleció, a los noventa y cuatro años de edad, Carlos Payán Velver (Ciudad de México, 1929-2023), periodista, editor, poeta y fundador de La Jornada . Su legado en la vida cultural de México es uno de los más trascendentes de los siglos XX y XXI.

(1929-2023)

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