Semanal31122017

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Christine Angot la novelista francesa más allá del escándalo

■ Suplemento Cultural de La Jornada ■ Domingo 31 de diciembre de 2017 ■ Núm. 1191 ■ Directora General: Carmen Lira Saade ■ Director Fundador: Carlos Payán Velver

E ve G il

La resurrección de Martín Luis Guzmán, José María Espinasa

• Entrevista

con Yorgos Rouvalis, traductor y poeta, Ricardo Venegas

• Urbanismo

contemporáneo: siete propuestas, Carlos Oliva Mendoza

• El temblor que sigue,

Mario Campuzano


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D ante y un venDeDor De pepitas De calabaza Manuel Illanes Desde su primera novela –género en el que ha publicado alrededor de veinte títulos–, a la francesa Christine Angot la persigue un par de prejuicios

El sombrero de palma no logrará ocultar ese rostro del sol, con su insidia. Pero una siesta, aunque sea sobre

recurrentes en quienes juzgan

un incómodo banco, en una calle desierta,

literatura: en primer lugar, si la

siempre protege de su furia.

narrativa de Angot es o no

He aquí una tarea de titanes:

autobiográfica y, en caso afirmativo, a qué grado; en segundo, el escándalo suscitado por los temas que suele abordar, sobre todo lo referente al incesto. Sin embargo, Eve Gil anota un prejuicio más: el que hace a la crítica volcarse de modo excesivo en el contenido, olvidando la forma y el fondo literarios. En su ensayo, la también narradora mexicana aborda la vida y obra de Christine Angot más allá del escándalo… y los prejuicios. Publicamos asimismo un fragmento de Un amor imposible, la más reciente traducción al español de la extensa obra de la autora de Una semana de vacaciones.

Comentarios y opiniones: jsemanal@jornada.com.mx

ni todos los óbolos pagados a Caronte por pasar a los muertos en su barca, servirían para arrancar de la miseria al vendedor de pepitas. Ah, flaneurs del infierno, expertos en el Dante y los avernos que la política inventa, basta de estadística y respondan de una vez; respondan culos limpios, pepenadores del whisky y de las líneas de perico armadas con apuro sobre la mesa nacarada, respondan antes que estos versos se vuelvan una burbuja de ceniza: ¿qué exquisito hechizo de la palabra, qué fantasma de profecía y revolución podrá despertar al pobre viejo dormido que sólo aguarda dos monedas para sobornar al barquero?

Directora General: C armen L ira S aade , Director: L uiS T ovar , E d ic i ón : F ranCiSCo T orreS C órdova y r iCardo y áñez . Coordinador de arte y diseño: F ranCiSCo G arCía n orieGa , Formación: m arGa P eña , Diseño de Columnas: J uan G abrieL P uGa , Tel. 5604 5520. Retoque Digital: a L e J a n d r o P av ó n , Publicidad: e va v a r G a S y r u b é n H i n o J o S a , 5688 7591, 5688 7913 y 5688 8195. Correo electrónico: jsemanal@jornada.com.mx, Página web: www.jornada.unam.mx

Portada: Enfant terrible del siglo XXI Fuente: Flickr

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Albergue para damnificados de los multifamiliares de calzada de Tlalpan. 3 de octubre de 2017. Foto: Carlos Ramos Mamahua/ La Jornada

Mario Campuzano

El tEmblor quE siGuE DESPUÉS DE LA CATÁSTROFE AMENAZA OTRA DE ÍNDOLE DIFERENTE PERO NO MENOS OMINOSA, ANTE LA QUE DEBEMOS ESTAR ATENTOS. AQUÍ SE HACEN ALGUNAS ADVERTENCIAS ÚTILES Y SE SUGIEREN MECANISMOS PARA ELLO. DIAGNÓSTICO DE LA DESTRUCCIÓN DEL TERREMOTO

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ecapitulemos: como se ha dicho, los efectos naturales del terremoto del 19 septiembre dependieron de la cercanía del epicentro (poco más de 100km de distancia) que aumenta la aceleración del suelo producida por las ondas sísmicas y la naturaleza del subsuelo de Ciudad de México establecida en una amplia superficie, sobre lo que fueran lagos, lo que conforma un terreno con sedimentaciones blandas que amplifican aún más la aceleración del suelo. Ambos factores incrementan la fuerza destructiva del fenómeno. En cuanto a las causas sociales, no se encontraron evidencias de que la intensidad del sismo superara las normas de construcción establecidas después de 1985, por lo cual no debió caerse ninguna casa o edificio construidos bajo esos parámetros, quedando así en evidencia la falta de observancia y supervisión de las edificaciones por razones de corrupción. La otra causa fue la falta de establecimiento de normas de actualización para las construcciones edificadas con las normas anteriores, omisión grave e imperdonable de las autoridades que causó noventa por ciento de las afectaciones a casas y edificios.

MEDIDAS DE CONTROL: ¿QUIÉN VIGILARÁ A LOS VIGILANTES?

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n la sociedad perfecta que describió Platón en La República, la clase guardiana estaba para proteger a la Ciudad. La interrogante que Platón le presenta a Sócrates, personaje principal de la obra, es “¿quién vigilará a los guardianes?” Este es el origen de un tema vigente hasta la actualidad: ¿dónde radica el nivel último de supervisión?

Los encargados de establecer y vigilar el cumplimiento de las normas de construcción son los funcionarios gubernamentales, pero múltiples experiencias, como ahora la del sismo, nos muestran que no funcionan eficazmente ya que a los funcionarios fundamentalmente les interesan más sus negocios privados, legales e ilegales, obtenidos a la sombra de su puesto, y no la seguridad y bienestar de los ciudadanos. Es por esta razón que ahí deben concentrarse los esfuerzos de la sociedad civil: tener un nivel de control, vigilar a los vigilantes, pues las autoridades gubernamentales no son confiables, como tampoco las constructoras privadas.

MECANISMOS DE SEGURIDAD

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ómo hacerlo es el desafío que tenemos y se requiere un esfuerzo colectivo para diseñar mecanismos de control de la sociedad civil que garanticen que los compradores de vivienda tengan la seguridad de conservar su vida y la vivienda misma. Algunos de esos mecanismos podrían ser los siguientes: 1. Que el potencial comprador de la vivienda tenga acceso a los planos estructurales del edificio o casa, para realizar una consulta con un ingeniero estructuralista que verifique su seguridad. 2. Que las normas de construcción se actualicen periódicamente. 3. Que las casas y edificios construidos con normas atrasadas se actualicen de manera obligatoria, y que haya formas de apoyo para su realización, lo cual es imprescindibles en una población depauperada. 4. Que la situación particular de cada casa y edificio, en relación con las normas de construcción, sea asequi-

ble públicamente para que los potenciales compradores tengan parámetros de seguridad. 5. Debe lograrse que el Atlas de Riesgos de Ciudad de México, financiado con dinero del pueblo, sea de acceso público por razones de seguridad para los ciudadanos, y evitar así que las autoridades no lo sigan ocultando en función de sus intereses inmobiliarios.

Tenemos las capacidad técnica. Fueron profesionales mexicanos quienes en 1972 aconsejaron a los nicaragüenses, después del terrible sismo que en ese año destruyó Managua, que no reconstruyeran ahí, ya que era la zona donde pasaba una falla sísmica. El problema son los intereses económicos en juego y la pinza que forman los empresarios privados y los funcionarios gubernamentales en turno. Seguramente podrían pensarse otras medidas útiles. Es una tarea colectiva que habrá de realizarse, así como la difusión pública y la presión social para que se lleven a cabo. Sin embargo, es necesario tener claro que no será nada fácil. Tengo constancia personal de un caso donde un ingeniero recibió la notificación de tener que devolver su licencia de dro (Director Responsable de Obra) porque había dado autorización a una construcción que tuvo problemas. En realidad, él nunca había trabajado en dicha obra. Resultó que le habían falsificado su firma y tuvo que iniciar un juicio para conservar su licencia. En ese proceso se enteró de que también existían obras autorizadas por un dro ya fallecido. De ese tamaño es la corrupción en las delegaciones de Ciudad de México. Además, se hicieron cambios en el reglamento que rige a los dro y se les quitó su autonomía, de manera que si a una empresa constructora no le conviene uno, puede retirarlo y contratar a otro que funcione “más a modo”


Urbanismo conte

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Park, street art de Banksy en el centro de Los Ángeles, California. Fuente: www.banksy.co.uk

SIETE IDEAS SOBRE LA CIUDAD En Ersila, para establecer las relaciones que rigen la vida de la ciudad, los habitantes tienden hilos entro los ángulos de las casas, blancos o negros o grises o blanquinegros según indi­ quen relaciones de parentesco, intercambio, autoridad, re­ presentación. Cuando los hilos son tantos que ya no se puede pasar entre medio los habitantes se van: se desmontan las casas, quedan sólo los hilos y los soportes de los hilos. Italo Calvino

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iudad y mercado son dos entidades que parecen necesarias en su constitución y aparición. La sociedad o comunidad mercantil desarrolla una ciudad, a la par que la ciudad se constituye a través de mercados y relaciones mercantiles diversas. II

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a relación entre ciudad y dinero no parece una relación consustancial. Sin embargo, cuando las ciudades se desarrollan, parecen suplir las relaciones de intercambio mercantil simple por relaciones dinerarias, esto es, abstracciones de la socialidad a partir de un intercambio mediado por el equivalente monetario. Esto fractura permanentemente la relación concreta en las ciudades. III

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s clara y progresiva la subordinación del intercambio mercantil simple, entre mercancía y mercancía ( m - m ), o trueque, por un intercambio más complejo entre mercancía-dinero-mercancía (m -d -m ) en la constitución permanente y progresiva de la ciudad. Este equivalente, que funge como el mediador –el dinero– se constituye socialmente en lo que se denomina “capitalismo impreso”. Pensamos que este capital impreso es la moneda, el billete, el cheque, la tarjeta

de crédito o el libro, pero la principal forma del capitalismo impreso es el calendario y el reloj. De ahí su vigencia y uniformidad dentro de los sistemas capitalistas. Cada año, cíclicamente, renovamos nuestros calendarios, reajustamos nuestro reloj. Ritualmente damos crédito a todo el sistema normativo del capitalismo impreso. Respecto a las ciudades, éstas dejan de constituirse como ciudades-mercados y se actualizan como calendarios y metrónomos. Fechas, tiempo y ritmo. La ciudad deja de ser un mercado, como el que ha resurgido de formas variadas y complejas en el establecimiento y abastecimiento de los centros de acopio después del terremoto del 19 de septiembre (donde incluso vemos surgir formas pre-mercantiles como el obsequio, el regalo, el presente, el robo o el acto de solidaridad, caridad o ayuda mutua). Por el contrario, con el capitalismo impreso, la ciudad se transforma en un calendario, con un ritmo de 24 horas, encaminado a la producción. Los mercados siguen existiendo en la ciudad, pero ahora lo central es el dinero. La ciudad deviene la forma arquetípica del intercambio mercancía-dinero-mercancía (m -d -m ). IV

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l núcleo urbano se alcanza en esta relación ( m -d m). Es móvil y dinámico. Donde la mercancía alcanza mayor sedimentación del dinero, antes de transformase en otra mercancía, es donde se establece el núcleo urbano. Por esto puede construirse una “ciudad universitaria”, porque ahí la mercancía del saber-conocimiento-arte-ciencia-y-técnica está en permanente formación (garantizada con muy disímbolos e inequitativos salarios, con becas, condiciones privilegiadas de estudio y desarrollo; todo esto es dinero), con el fin de poder convertirse en la mercancía social profesional. No el oficio, sino el conocimiento y “talento” profesional. Igualmente por esta razón –el privilegio del intercambio dinerario– en este temblor acaecido el cabalístico 19 de septiembre, el núcleo urbano no fue definido por los terribles colapsos, sino por los colapsos que sucedieron en las zonas capitalizadas de la ciudad, esas colonias adonde “vamos a pasear”, y pa-

seamos en ellas porque ahí está aconteciendo el permanente tremor de una mercancía convertida en dinero; la espera llamativa y fulgurante al ser testigos de en qué mercancía devendrá ese dinero acumulado (es lo que sucede al pasear frente a los aparadores y los mercadillos, al entrar a las cafetería, los bares, los restaurantes, al oír a los músicos que deambulan en esas colonias prototípicas). Es increíble que con todo el saber acumulado –el capital epistemológico acumulado– no hayamos sido capaces de despoblar o reorientar el repoblamiento del corazón de Ciudad de México. Ahí deberían existir lagos, ríos, parques, pequeñas y públicas edificaciones, grandes ciclovías y sistemas públicos de transporte. Debería ser un proyecto de mediano y largo plazo, y no un proyecto que se edifique sobre nuestros cadáveres. V

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l núcleo urbano genera, además, un movimiento interno y violento para establecerse. Debe limitar los alrededores. Su identidad básica la construye al postular la diferencia entre lo urbano y lo rural, entre el campo y la ciudad. Después procede a limitar la ciudad y la periferia. Es un movimiento normativo y expansionista; es la norma para crear más núcleos urbanos. En el fondo, es un correctivo social para que toda mercancía deba servir, antes que al proceso de producción y consumo, al proceso de intercambio dinerario. Su objetivo es generar plusvalía, una ganancia extra y sobrepuesta a la relación de producción y consumo. VI

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egún Bolívar Echeverría existen tres grandes despliegues en los que se media y confronta la relación entre el campo y la ciudad, entre lo rural y lo urbano. Estos serían la relación entre aldea y campiña, campamento y desierto, asentamiento y plantación. Se trata de oposiciones que responden al modo de producción. Así como la aldea y el asentamiento son formas sedentarias, de diversa escala, el campamento es establecido por una comunidad nómada que sólo tem-


emporáneo:

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definiciones, límites y necesidades

DESPUÉS DEL SISMO DEL 19 DE SEPTIEMBRE DE ESTE AÑO, EL PRESENTE ENSAYO REVISA EL CONCEPTO DE CIUDAD EN SU DIMENSIÓN ECONÓMICA Y SOCIAL, PORQUE PENSARLA TAMBIÉN ES HABITARLA.

Carlos Oliva Mendoza Medusa, manipulación fotográfica de Víctor Enrich (Barcelona), proyecto Retratos de la ciudad, 2010. Fuente: www.unframedphoto.com/vendor/victor-enrich/

poralmente se asienta para producir, pero cuyo objetivo siempre es migrar. Todos estos elementos preludian, constituyen, prefiguran y permanecen en las ciudades, pero se definen por su relación con lo que ya ha sido marcado como rural o natural. No olvidemos que estas confrontaciones están fracturadas por la constitución del núcleo urbano. La campiña es, respecto de la aldea, una forma natural domesticada, pero con un límite preciso que, al desbordarse, se vuelve silvestre. Así es la ciudad, o lo urbano, en muchos de sus espacios y tiempos. Un parque es un espacio domesticado, pero a ciertas horas de la noche se vuelve un lugar silvestre, peligroso, al que el aldeano o aldeana citadino no puede acceder sin riesgo. El desierto, por su parte, enfrenta simbólicamente al campamento. A tal grado se reconoce el despliegue de la forma natural, que un grupo humano sólo puede acampar y siempre debe saber partir, antes de que lo rural destruya a ese grupo. Es la actitud clásica del migrante que se sabe ajeno al mismo cuerpo urbano establecido y que debe migrar permanentemente para sobrevivir. Finalmente, la plantación es el modo de producción más tenso sobre la forma natural, pues introduce una variable que obliga a un asentamiento crucial y, aparentemente, definitivo; domestica y transforma plenamente lo rural. Un papel similar en las ciudades es el que juegan las escuelas y los centros de educación. O los grandes rascacielos que, como plantaciones de monocultivo, afectan y norman todo a su alrededor. Es importante no perder de vista que estos comportamientos, tensiones y límites siguen operando en nuestras ciudades, por eso se muestran y operan en situaciones de emergencia y de catástrofes sociales y naturales. Es importante, a la vez, no perder de vista que si bien sobre estos comportamientos se forma la ciudad comercial o burguesa y la ciudad-Estado, que dará lugar a las naciones, nunca desaparecen los pares de con-

flicto entre lo urbano y lo rural. Es en estas configuraciones, ten siones siempre entre el campo y la ciudad, donde podemos vislumbrar nuevas formas de poblar y permanecer en la ciudad. VII

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o existe propiamente una ciudad; existen, según la resolución espacial y temporal del conflicto entre lo rural y lo urbano, muchos tipos de ciudad. Incluso en un mismo espacio urbano conviven diversas ciudades. Sin embargo, no hay que perder de vista que ese conflicto está creado por un comportamiento mercantil complejo, que media las cosas de forma abstracta –a través del dinero– y que construye y reconstruye un espacio violento y jerárquico: el nú-

“l a

Gr an ciudad c apitalista no

rEspEta la EspEcificidad dEl campo s i n o q u E lo t i E n E co m o E n t i da d técnicamEntE sustituiblE quE puEdE s E r p r o d u c i d a a pa r t i r d E l a s nEcEsidadEs citadinas .”

bolívar EchEvErría

cleo urbano. En la actualidad, ese comportamiento es tan radical que ha alcanzado a borrar, en muchos aspectos, el conflicto entro lo urbano y lo rural y se ha establecido más allá de la ciudad burguesa o estatal; es lo que se denomina la ciudad capitalista. Bolívar Echeverría la definía así: “La gran ciudad capitalista no respeta la especificidad del campo sino que lo tiene como entidad técnicamente sustituible que puede ser producida a partir de las necesidades citadinas.” Este punto conlleva una variación radical: en lugar de pensarla como ese ente dinerario ( m - d - m ), la ciudad sería un hecho de circulación petrificada y espectral que se genera entre el dinero, la mercancía y el dinero ( d - m - d ). En el capitalismo contemporáneo la ciudad vuelve a ser una mercancía pero, en la apoteosis del capital, sostenida sólo por dinero y apuntando hacia el dinero. El dinero simbólico y acumulado –como en el crédito nuestro de cada día– solamente se materializa en una mercancía para generar más acumulación crediticia. Esto explica un hecho fundamental: la ganancia se centra en la renta de esa mercancía que debe estar produciendo dinero constantemente. Por esto las ciudades capitalistas generan monopolios de la propiedad, créditos para viviendas precarias, hechizos para invertir en zonas europeizadas dentro de la ciudad –esas colonias que dan la impresión de posibilitar, por un breve tiempo, la utopía del vivir en un país desarrollado, entre dos colonias, digamos, de riesgo o de servicios elementales. Todo esto se descubre, de manera angustiante y enigmática a la vez, cuando en las ciudades capitalistas contemporáneas acontece una desgracia. Entendemos que la forma mercantil sobre la que nos encontramos, nuestra ciudad, no existe sustancialmente si no está anclada, como muchas formas de nuestra vida, a un frágil aparato de acumulación de capitales que no tiene ningún sentido y que no nos garantiza, ni siquiera, la vida cotidiana

Street art de Blu, artista italiano


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entrevista con Yorgos Rouvalis Ricardo Venegas

Los soLes de

La poesía griega UNA BREVE CONVERSACIÓN CON UN POETA Y TRADUCTOR GRIEGO QUE MUCHO HA TRABAJADO POR ACORTAR LA DISTANCIA ENTRE LA POESÍA DE SU PAÍS Y LA DE MÉXICO.

https://athenswpf.wordpress.com En medio de este campo con higueras, la cúpula blanqueada resucita historias de Bizancio, un Bizancio sin oro, sin mosaicos, íntimo y campesino. Hugo Gutiérrez Vega, Los soles griegos

Yorgos Rouvalis estudió Derecho, Relaciones Internacionales, Historia Económica y So­ ciología en la Universidad de Atenas. Estudió en el Instituto de América Latina de la Uni­ versidad de París con Ruggiero Romano, alumno de Fernand Braudel. Ha traducido escritores de toda América Latina, entre quienes se encuentran José Emilio Pacheco, Sergio Pitol, Ricardo Posas y obras como la novela cubana Tres Tristes Tigres de Guillermo Cabrera Infante, entre muchos otros autores y obras. Trabajó para instituciones comunitarias de la Unión Eu­ ropea y actualmente es presidente de la Aso­ ciación de Hispanistas Griegos. Esta charla se desprende de su reciente visita a Cuer­ navaca, en donde dio una conferencia ma­ gistral sobe la poesía griega moderna, aus­ piciada por Ediciones Eternos Malabares y la revista Bitácora Pública.

-T

uviste intereses en el Parlamento Euro­ peo, ¿cómo nace en ti el interés por la poesía griega contemporánea? –Mi doble carrera como profesor universitario en la Universidad Autónoma Metropolitana y la unam en México, así como de funcionario internacional en las instituciones europeas no me impidió leer poesía y literatura. Al contrario, era necesario para escapar de las obligaciones burocráticas. En lo personal empecé a escribir poesía después de los cincuenta años, de vuelta ya en Grecia, después de treinta años de ausencia del país. Tengo ya publicados cinco volúmenes de poesía, de los cuales uno, Archipielago de Sirenas, fue escrito directamente

en español. No olvidemos que Grecia es un país por excelencia poético, con dos Premios Nobel, los poetas Yorgos Seféris, 1967 y Odysseas Elytis, 1979. Así, uno de cada dos griegos, hoy escribe poesía. –Como autor y lector, ¿qué afinidades encuentras entre la tradición lírica mexicana y la griega? –Los dos pueblos se parecen. Tienen sensibilidad, empuje, y una necesidad de brillar en las letras y superarse. El tamaño de los países pequeños como Grecia no tiene ninguna importancia, puesto que América Latina igual que pequeños países (Nicaragua, Chile, Uruguay) han generado grandes poetas. Además, México y Grecia son países extrovertidos, con gran orgullo de su pasado glorioso. Desgraciadamente en Grecia se conoce poco la poesía mexicana, con excepciones (el gran poema erótico “Piedra del Sol”, de Octavio Paz ha sido traducido por cuatro diferentes poetas griegos). Personalmente he traducido al griego buena parte de la poesía y prosa de José Emilio Pacheco, del propio Paz y de otros destacados poetas mexicanos: Efraín Huerta, Jaime Sabines, Carlos Pellicer, José Carlos Becerra, Homero Aridjis, Marco Antonio Montes de Oca, Carlos Montemayor y otros cuarenta poetas latinoamericanos). En México también se conoce poco la poesía moderna griega, fuera de Kavafis, Seferis y Elytis. Existe la antología de Carlos Montemayor y Rigas Kappatos, publicada en Lima, que presenta en traducción a otros poetas griegos que merecen ser conocidos más ampliamente. –Entre los estudiosos mexicanos de la lírica griega tenemos a Rubén Bonifaz Nuño, Alfonso Reyes, y más cerca de nosotros a Carlos Montemayor, ¿con cuál de ellos te identificas más? –Más de la mitad de los volúmenes de las obras completas de Alfonso Reyes versan sobre temas griegos. Su humanismo y amor por Grecia clásica es un ejemplo para los demás poetas mexicanos. No olvidemos que la mitología griega ha inspirado multitud de libros, pinturas, obras de teatro… en todo el mundo. Obviamente Carlos Montemayor fue el que más se acercó a la Grecia moderna y antigua. Su traducción de fragmentos de Safo es ejemplar. Tuve el honor de conocerlo brevemente un poco antes de su desaparición temprana. Era un ser apasionado para todo lo que emprendía. Igualmente podemos decir que José Emilio Pacheco fue bastante inspirado en la Antigüedad griega, sobre todo por Heráclito, habiendo traducido poemas de Seferis y Kavafis. Estos eruditos hicieron mucho para el acer-

carlos montEmayor fuE El quE más sE acErcó a la G rEcia modErna y antiGua . su traducción dE fraGmEntos dE s afo Es EjEmplar . camiento intelectual de los dos pueblos, labor que todavía no ha sido reconocida (excepto por Reyes). –¿A qué se debe que no hemos terminado de descu­ brir a los poetas griegos contemporáneos? –La falta de buenos traductores, de editores emprendedores. La lengua es siempre una dificultad, ya que se trata de un idioma complejísimo y riquísimo, muy difícil de manejar a la perfección. En América Latina tenemos los ejemplos del chileno profesor Miguel Castillo Didier, gran traductor de griego moderno y de otra antología poética, así como del argentino Horacio Castillo, ya desaparecido. En México la maestra de griego Natalia Morleón sigue traduciendo, así como Selma Ancira que produjo recientemente Alexis Zorba, de Kazantzakis, a Francisco Torres Córdova, con sus traducciones puntuales para La Jornada Semanal, un trabajo de gran calidad. Existe también la antología de cuento de la exdirectora del Instituto Cervantes de Atenas, Nati Gálvez. Asimismo, muchos jóvenes traductores españoles formados en la Facultad de Málaga con Vicente Fernández González. Desgraciadamente, el Estado griego, además de ser pobre, atraviesa los últimos siete años por una grave crisis económica y de deuda. Así que ya no existen programas de apoyo a la traducción de obras griegas. Todo depende de la generosidad, laboriosidad y dedicación de los traductores y de algunos pequeños editores y es una lástima porque nuestra poesía griega es de calibre mayor. –Si tuvieras que hacer una antología de la poesía griega actual, ¿cómo armarías tu nómina de poetas? –Es difícil soltarlo así, de improviso, una serie de nombres no dirían nada al profano. Aconsejo consultar las antologías de Miguel Castillo Didier (ed. Monte Ávila, Caracas), así como la mencionada antología de Montemayor y Kappatos (Pontificia Universidad Católica del Perú y también editada por la unam en México)


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o el nihilismo de todos los días Ricardo Guzmán Wolffer

EN LA VAGA LÍNEA ENTRE LO HISTÓRICO Y LO FICTICIO SE SITÚA EL ESPECTRO DE ALEKSANDR WOLF. EN ESTE ARTÍCULO SE EXPLORAN ALGUNOS ASPECTOS DE ESE BINOMIO QUE EN LA NOVELA EVOCA LAS CONSTRUCCIONES LITERARIAS DE BORGES.

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ntre los muchos textos notables de Gaito Gazdánov (Rusia 1903-1971) destaca la novela El espectro de Alek­ sandr Wolf (1950) donde la mirada del exilio, luego de la guerra civil, no impide que una historia inicialmente bélica termine remitiendo al concepto de Borges sobre el eterno retorno o, dicho de otro modo, a las dificultades casi siempre insalvables de lo humano para integrarse a lo inmortal. La novela inicia con el enfrentamiento accidental del narrador, casi al finalizar la guerra civil rusa, donde dispara a un enemigo en la soledad del campo, tras lo cual huye con el caballo del contrario. Nos advierte el personaje que eso sucedió “dentro de unos contornos confusos y vacilantes” y uno supone que se refiere a la confusión de las batallas, o a la muerte absurda de la guerra, donde el resultado podría ser el mismo sin la muerte de miles o millones de personas. Pero al seguir del texto vemos que esa vaguedad se refiere a la línea existente entre lo histórico y lo ficticio.

LA TENUE FRONTERA ENTRE LO REAL Y LO LITERARIO

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omo Borges y su Aleph, Gazdánov sugiere la indefinición entre lo objetivo y las otras realidades personales. Borges solía jactarse de los mundos que visitó como lector y sus obras sobre literaturas del norte de Europa lo confirman: destaca las construcciones literarias, pero mayormente en tanto dan nota de una percepción distinta sobre el mundo, como si los normandos o los germanos habitaran otro planeta, además de otra mitología. El personaje de El espectro... sufre durante años por el asesinato cometido, hasta que un día lee un cuento, “La aventura en la estepa”, y descubre que el texto describe el mismo hecho, con la salvedad de que en el libro no muere quien recibe el disparo en el rostro. Como si una onda en el agua deformara el contorno del objeto que la causó, así la literatura modifica la percepción del entorno del lector, al plantearle la posibilidad (que después confirmará) de que no es un asesino. Así comienza la búsqueda del escritor. El título del libro, Vendré mañana, comienza a tener sentido: no sólo se trata del nombre de otro de los cuentos de la recopilación, también resulta un aviso de la inmediata llegada a la vida del lector-cuasi asesino, del escritor y cuasi asesinado. Primero el hecho, luego el recuerdo doloroso y ese jugar de la mente con lo sucedido en el tiempo arroja el suceso a lo ficticio, con lo cual uno puede esperar que, a partir de la experiencia “real” donde el personaje central casi mata a Wolf, los círculos concéntricos de su vida cambien de eje para traslapar el hecho a lo literario. Aunque de entrada el cuento publicado por la víctima-escritor aparenta ser una catarsis saludable y justificable para alguien que casi pierde la vida, ante la obsesión del tirador por dar con ese Wolf, es claro que el hecho primigenio ha alcanzado lugares más profundos, más vidas y, sobre todo, el alma del fallido asesino, quien afirma tener en la mente el momento en que casi mata al soldado. Más tarde explica que esa obsesión le ha cambiado la forma de percibir

31 de diciembre de 2017 • Número 1191 • Jornada Semanal

Gadzánov y BorGes

Gaito Gazdánov y Jorge Luis Borges Fuente: www.elpunt.cat

todo: sufre un “desdoblamiento de personalidad insuperable y terriblemente tenaz, que envenenaba las mejores horas de mi existencia y con el que luchaba en vano”: le gustan de igual forma las cosas opuestas y su cuerpo goloso y concupiscente debe tratar de convivir con una mente culta, sensible y espiritual. Se adentra febrilmente en lo grotesco a pesar de repudiarlo, y todo ello se reflejaba en sus relaciones con las mujeres: “Me parecía ser como un hombre que sufre un vértigo espantoso pero que tiene la suerte de vivir en un país donde no hay montañas ni precipicios, sólo extensas llanuras.” El repudio del personaje devino durante años de la culpa por suponerse asesino en condiciones extremas: cualquiera de los dos que hubiera muerto, habría tenido una muerte sin sentido, sin trascendencia en esa guerra casi terminada. Esa intrascendencia de la existencia lo ha llevado a vivir con ahínco, pero con la seguridad de que apenas interesa, salvo para uno mismo, lo que uno haga en la vida. Cuando platica con el amigo de Wolf-escritor para encontrarse con su casi-asesinado, el amigo le hace ver que sus vidas sólo trascenderán si Wolf los menciona en sus libros: como si fuera la impronta literaria la que hiciera trascender sus vidas.

EL DIVORCIO ENTRE EL AUTOR Y LA OBRA

A

lo largo del texto, una vez que está seguro de no haber matado al enemigo en la guerra, el personaje central acepta que ha meditado sobre qué persona ha resultado de tan peculiar suceso y qué mecanismos lo llevaron a escribir en una lengua que no es la propia (él es ruso, pero el libro está en inglés) y cómo llega a escribir con esa claridad. El hombre se asume como admirador del escritor, pero conforme conoce a las amistades del autor establece que no puede ser tan distinto del bebedor enamorado de las mujeres o de la gitana capaz de pasar de un amigo a otro y luego a un tercero sin dificultad. Se le dificulta empalmar el objeto de su admiración con la persona que le describen terceros. Incluso cuando lo conoce. El tirador tarda varios días en decirle al escritor que él ha sido quien le disparó años atrás. Durante ese tiempo lo analiza: ve una mirada “inmóvil y esa expresión indefinida” y menos comprende cómo su forma de escribir le ha perturbado tanto, más allá de la historia misma. Hasta que recapitula y establece que ese Wolf se había convertido “en una involuntaria personificación de todo lo muerto y triste que había habido en mi vida”, a lo que añade la culpa del asesinato que durante años creyó haber cometido. A veces pareciera mejor quedarnos con la obra y evitar al autor. El texto retoma la referencia de Borges: el personaje comprende que ha vivido con esa “seducción y repugnancia, esta disposición inmóvil al crimen”; la disociación es raíz de su alma. El encuentro con la literatura de Gazdánov es evocadora y remite a las referencias del lector, ya sea al Borges inmediato o al nihilismo cotidiano, por todos advertido incidentalmente. Es un “espectro” del lector inquisitivo


Christine

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LOS TEMAS DE ESTA NOVELISTA FRANCESA HAN GENERADO MUCHA CONTROVERSIA, PERO SERÍA ABSURDO NEGAR LA ALTA CALIDAD DE SU ESCRITURA. ESTE ARTÍCULO SE ACERCA CON LUCIDEZ A DOS DE SUS POLÉMICAS OBRAS: UNA SEMANA DE VACACIONES Y UN AMOR IMPOSIBLE.

C

Fuente: www.wikiwand.com

hristine Angot, “la escandalosa”, ha llegado a nuestra lengua con “escandaloso” retraso que pudiera adjudicársele al shockeante contenido de sus novelas –me disculpo por el anglicismo: no encuentro un calificativo en español que la defina mejor. Es hasta 2014 que la editorial Anagrama publica Una semana de vacaciones y, en este 2017, Un amor imposible: dos de diecinueve títulos. En su país natal –nació en Chateauroux, Francia, el 7 de febrero de 1958– no le resultó nada fácil empezar a publicar. No es sino hasta 1990 que aparece su primera novela, Vu du ciel, aunque acaparó la atención de los críticos casi diez años después, con L’inceste, que produjo el efecto de una bomba. Tras conocer una mínima parte de la obra de esta autora, me quedo con la sensación de que los críticos en su lengua, que suelen ser agudos, no han realizado la lectura que ella merece. Enganchados con el conte-

nido, han dejado pasar la forma y el fondo, cosa que tiende a suceder con las escritoras y no tanto con los escritores… incluso en la muy culta Francia. Se especula sobre si lo que escribe es autobiografía o autoficción. Y sin bien todo parece indicar que se trata más de lo primero –aunque ella juega a que es lo segundo–, lo que verdaderamente importa es la extraordinaria calidad de su prosa, así como su técnica narrativa, sensible y brutal; quirúrgica y muy visual. A muchos sorprendería mi confesión de que he llorado al leer Una semana de vacaciones y Un amor imposible (que leí en orden inverso a su publicación: recomiendo hacerlo así), que aborda, esta última, una relación complicada, pero infinitamente conmovedora entre una madre y una hija que comparten una tragedia… más allá del incesto entre un padre y su hija, la propia Christine y un hombre que, sea o no producto de la ficción, o de la manipulación literaria de una persona real, constituye uno de los personajes psicológicamente más complejos con que

Un amor imposible* (fragmento) Christine Angot

Fuente: twitter.com/ Nuria Piñeiro Yáñez (@nuriapy)

me he topado. Pierre Angot, cuyo nombre se menciona en Un amor imposible, pero nunca en Una semana…, es el caballero culto y exquisito, de sutilísima crueldad, que puede parecer encantador pero presenta rasgos narcisistas y hasta sociopáticos. Él y su hija natural sólo se han visto esporádicamente, y sólo hasta que la niña se aproxima a los quince el padre, casado con otra mujer tras una intermitente relación con la madre de Christine, la inscribe con su apellido. Siendo Christine una adolescente de diecisiete años, Pierre, oficialmente su padre, la invita a pasar unas vacaciones, lejos de su esposa e hijos legítimos, y es cuando se consuma el incesto, el cual no implica ningún complejo de Electra; tampoco se trata de una violación, ni de una seducción: es algo que Pierre propicia de manera inesperada, como un juego, y lo incorpora a lo que, en público, transcurre como una relación normal entre padre e hija. Christine llega a una conclusión en sus novelas, lo mismo que en sus entrevistas, y es que la pretensión de

N

o se trata sólo de una historia perso­ nal, entiéndelo, no es una historia privada. No. No es lo que se conoce como vida privada. Aquí es la organi­ zación de la sociedad lo que está en juego, a través de lo que nos ocurrió. La selección que llevan a cabo las personas entre sí. No es la historia de una mujercita común y corriente, ciega y que pierde la confianza, no es la historia de una idiota, no. Es mucho más que eso. En efecto, ¿por qué pierde la confianza? Tienes razón al decir que fuiste rechazada. Se trata de una ingente empresa de rechazo. Social, pensado, intencionado. Organizado. Y admitido. Por todo el mundo. Nuestra historia no es otra cosa que eso. Hasta el final. Hasta llegar a lo que me hizo a mí. Que, por cierto, es ante todo lo que también te hizo a ti. Supone la perpetua­ ción de ese rechazo. Para humillar a alguien, lo mejor es avergonzarlo, te consta. ¿Y qué mayor vergüenza, precisamente, que convertirte, después de todo lo demás, y justo cuando creías haber salido del túnel, en la madre de una chica a la que su padre le hace eso? Fuiste rechazada debido a tu identidad, mamá. No de­ bido al ser humano que eras. No a quien tú eras. No a la persona que eras. Y ese rechazo llegó al extremo de hacerle una cosa así a tu hija. Hasta ese punto. Así de lejos. Todo quedaba inscrito en la misma lógica. Fue necesario llevar la lógica al extremo. Porque tratas­ te de oponerte a ella. No debías salir del túnel. Sólo te estaba permitido soñar con ello. Alguien como tú debía permanecer en un callejón sin salida. En el interior del túnel, donde no se ve nada, precisamente.


Angot

31 de diciembre de 2017 • Número 1191 • Jornada Semanal

9

Eve Gil

más allá del escándalo

Pierre, no tan inconsciente, es deslegitimizar su paternidad a través del sexo. En Una semana de vacaciones, no obstante, tras afirmar que con su hija legítima no se atrevería a tener sexo, el hombre compara el pubis de la hija recién reconocida con el de su media hermana. Cuando Christine Angot señala en entrevistas que el tópico del incesto en sus novelas es “bastante banal”, creo entender a qué se refiere… y no tiene que ver con explotar lo que Hannah Arendt denominó “la banalización del mal”… menos aún con glorificar el incesto. Hay muchas otras cosas por encima de esto: el asunto de la maternidad es fundamental. Rachel Schwartz, antítesis de Pierre, la madre de Christine, es otro espléndido personaje. Rachel, judía, habrá de despertar lo que pareciera una loca pasión en un francés alemanista –que elige a una alemana para casarse– y se convertirá en el juguete perpetuo de ese enigmático hombre que se aleja pero nunca del todo; que no deja de escribirle hermosas cartas y retorna cuando sabe que ella ha pa-

rido a su hija, para volverse a ir; se casa con la alemana y algunos años después reconoce al fruto de su relación con ella… sólo para sodomizarla. Rachel, obsesionada con siempre hacer lo correcto, permite que Christine establezca un vínculo con el padre que apenas conoce, entre otras cosas porque la chiquilla parece encantada… más con la idea de tener un padre que con su padre en sí. A partir de esto, la impecable relación entre madre e hija empieza a fracturarse. Invariablemente la chica regresa malhumorada y Rachel asume que, tras establecer comparaciones entre su madre, recepcionista de un hospital psiquiátrico, y el padre, filólogo y traductor, Christine ha terminado identificándose más con la figura paterna. Es hasta la tercera o cuarta salida que la chica rompe en llanto ante la madre y le habla de lo mal que la trata su padre, y procede a narrar un episodio en el que Pierre estalla contra ella por dejar un frasco de leche fuera del refrigerador, el cual aparece tanto en Una semana de vacaciones como en

Un amor imposible. Rachel le ofrece la alternativa de nunca más salir con su padre, sin imaginar por un segundo que ha padecido algo más que maltratos verbales. A continuación Pierre ofrece a su hija un viaje a Italia. Christine, más obligada que complacida, accede a reunirse de nuevo con su padre…, pero a través de una tercera persona con la que Christine parece haberse sincerado, Rachel se entera de la verdad y casi muere, literalmente, de la impresión. Christine y Rachel no empezarán a juntar los pedazos y rearmar su historia en común con Pierre sino hasta después de la muerte de éste. Christine Angot también provocó escándalo al mantener una tórrida aventura con un rapero hardcore de nombre Don Gynéco, quince años menor que ella, y novelarla en Le marche des amants. Gynéco es una especie de Basquiat de la música pop, para nada un rapero al estilo estadunidense. Él afirmó en su momento haber encontrado en Christine a su Madame de Merteuil, aludiendo a la protagonista de la novela Relaciones peligrosas

–No comprendo muy bien lo que quieres decir, Christine. –¿Quieres que te diga cómo veo realmente las co­ sas? Estoy segura de lo que digo. Puede que no estés de acuerdo, pero yo estoy segura. Pertenecíais a dos mundos diferentes, ajenos el uno al otro; en cualquier cosa, así fue como se establecieron las cosas desde el principio. Y tú aceptaste que fuera así. Porque estabas sola, porque eras pobre, porque eras judía. –Mmmm. –No tenías a nadie que te protegiera. –Eso sin duda. –Y eras guapa. Distinta a las demás. –Oh, bueno… –Claro que sí. Es importante. Eso cuenta. Tal vez te creíste más fuerte. Ahora bien, él te previno desde el principio, que desde luego podías estar en contacto con él, pero sólo con él, con su persona, con el indivi­ duo. Ni hablar de que tomaras contacto con la persona social. Es decir, su medio, su identidad. Ni hablar de que vuestras dos identidades se unieran. No debían entrar en contacto. Te hacía cumplidos relativos a tu persona, desde luego, pero poniendo cuidado en denigrar al mismo tiempo las marcas sociales inherentes a ti por la cultura y la lengua. Te hacía cumplidos sobre ti, pero desde arriba, sin perder de vista el nivel que ocupabas, permaneciendo muy por encima. –Ah, eso sin duda, se consideraba muy por encima de mí. De hecho se consideraba por encima de mucha gente, tanto a sí mismo como a su padre o a su familia, ya sabes, él no era un cualquiera, me lo dejaba muy claro.

–También te hizo comprender que tenía una visión general de la sociedad y que tú tenías esa visión. Pues­ to que él pertenecía a un mundo superior al tuyo. –Sí, bueno, tanto da. Lo cierto es que como su mundo era superior al tuyo en varios planos, según la clasifica­ ción de esa gente, no sólo en el dinero, sino también, como suele decirse, en el de la “raza”, te recuerdo que aunque nunca lo mencionen para ellos cuenta, existe, pues eso, que no podía haber consecuencias sociales entre vosotros. El objetivo era conseguir que te per­ dieras. Podríais tener una relación, pero a condición de respetar ciertas reglas que garantizaban que no te in­ filtrarías en su mundo. Que habría unos límites. La se­ paración de nuestros mundos debía quedar nítidamen­ te establecida, manteniéndose muy por encima la superioridad del suyo. No debía haber fusión. De ma­ nera que, evidentemente no se casaría contigo. Eso era básico. No te presentaría a sus seres queridos. Por eso podías venir a París, pero a un cuartito de alquiler. No tenías derecho a comer en el bulevar Pereire, ni a las ostras en familia. Tener un hijo era factible, a condición de que eso no cambiase nada en el orden social y que no me reconociera. No se trata de una historia privada, co­ mo comprenderás. No es un arreglo personal, sino un arreglo social, en el que todo el mundo participa, inclui­ da tú. Es la historia del rechazo social. Y de la selección. La presencia de un hijo hacía más peligroso el ejercicio, y por lo tanto más interesante para él, más excitante. Cuando surge una crisis y hay un valor que resiste, sig­ nifica que se trata de un valor seguro. Como el sector inmobiliario en París tras la crisis de 2008. ¿Lo entien­

des? Resistió. Pues bien, ellos igual, resistieron, y eso que había una historia de amor y un hijo deseado de por medio. Es muy fuerte. Ellos son fuertes. Llevas a alguien muy cerca del objetivo que jamás alcanzará y en el úl­ timo momento lo dejas ko. Arguyendo, con el pie plan­ tado en su pecho, que le dijiste desde el principio que no podía ganar. Que es él quien ha querido competir. Le recuerdas, en el último momento, que no es más que una mierda. Cierto, podíais tener un hijo, un hombre y una mujer pueden tener un hijo, e incluso amarse, en principio no hay problema. Pero eso no iba a acercaros. Te lo avisó, no lo reconocería. Tener un hijo contigo era como una prueba de solidez, podríamos decir. Le inte­ resaba. Voy a tener un hijo con ella, pero en lugar de auparla, la hundiré. Puedo muy bien hacerle un hijo porque socialmente no será mi hijo. Cree que le ha to­ cado el gordo, que eso la hará cambiar de esfera social y subir dos o tres peldaños en la escala, cuando lo que hará es bajarla. Y para mí no cambiará nada, seguiré estando arriba. Porque estoy en lo más alto por dere­ cho, por naturaleza. Rozar el límite permite constatar su existencia. Eso los excita. Tener un hijo en tales con­ diciones le permitía comprobar hasta qué punto perte­ necíais a dos categorías separadas. No cambiaría nada. Podía muy bien tener un hijo contigo y seguir siendo superior, estar muy por encima en su propio mundo…

* Publicada por Editorial Anagrama, Barcelona, España, 2017. Páginas 213­217.

traducción dE rosa alapont


10 31 de diciembre de 2017 • Número 1191 • Jornada Semanal

José María Espinosa

La resurrección de martínluisGuzmán LA LÚCIDA Y ÁGIL CONFERENCIA DE JUAN VILLORO SOBRE LA PERSONA Y LA OBRA DEL GENIAL Y CONTROVERTIDO AUTOR DE LA SOMBRA DEL CAUDILLO Y EL ÁGUILA Y LA SERPIENTE EN EL COLEGIO NACIONAL, Y LA NARRACIÓN DE UN ASISTENTE EMOCIONADO

P

ocos escritores han sido sepultados bajo sus propias palabras como Martín Luis Guzmán. Sus desafortunadas declaraciones sobre la represión estudiantil de 1968 volvieron muy antipática a las nuevas generaciones de entonces a la persona que había escrito dos novelas centrales de nuestra literatura: La sombra del caudillo y El águila y la serpiente. Esa antipatía no se tradujo automáticamente en silencio sobre su obra aunque sí en desprecio sobre el hombre. Se le leía con recelo, se reconocía su papel central entre los novelistas de la Revolución mexicana y se miraba para otro lado. Desde hace unos años la revisión de ese movimiento literario ha sido emprendida por Jorge Aguilar Mora con gran tino y filo crítico. Lo que trajo un cambio de óptica que se concreta en varios hechos recientes o no tanto. Desde el lado académico es una referencia esencial la edición crítica que de La sombra del caudillo hizo Rafael Olea Franco, gran conocedor de la literatura mexicana, aunque ligado al análisis de la obra de Borges. La segunda es la aparición en libro de otro trabajo académico, La que da motivo a estas notas es, sin embargo, de muy distinta índole: la primera conferencia del ciclo Novelas mexicanas, dictada por Juan Villoro en El Colegio Nacional y que trató, además de sobre La sombra del caudillo, sobre Pedro Paramo (Rulfo), Los relámpagos de agos­ to (Ibargüengoitia) y El desfile del amor (Pitol). No es sorprendente que en ellas haya un público muy numeroso, pues esa institución ha creado un hábito entre los asistentes. Ya antes, los meses de mayo y junio, en un curso más especializado de Luis Frenando Lara sobre las fuentes de otras lenguas en el español mexicano, se habían dado cita numerosos asistentes, pero en las de Juan Villoro, que se desbordó hacia las salas con pantalla de televisión, el hecho hace pensar en estrellas del espectáculo. Ya en su discurso de ingreso a El Colegio Nacional, Villoro había dado muestras de lo que

puede hacer cuando se toma el asunto con todo rigor y no sólo lo acompaña de gracia, simpatía y buena pluma. Para los escritores de mi generación ver a algunos de sus contemporáneos tomando la palabra en esa aula en la que hace cuarenta años oímos a Paz, a Del Paso, a Pacheco, es emocionante. Lo es al menos para mí. Y lo es más cuando se toma como tema un libro tan poco frecuente entre nosotros como La sombra del cau­ dillo para destacar su enorme calidad como autopsia del funcionamiento político mexicano surgido en la postrevolución y presente aun hoy. Es decir: la autopsia de un cadáver que anda todavía vivito y coleando como en serie de televisión gringa. Tania Huntington nos muestra que la biografía de Martín Luis Guzmán, y no sólo la bibliografía, es fascinante. Su forma rocambolesca casi de salvar la vida y salir al exilio en 1919, su vida en España, su manera vicaria de ser un gran escritor junto al hombre de acción que tal vez hubiera preferido ser, su condición extraña de exiliado español en México –vive en España de 1921 a 1936, cuando al no poder vivir en la península regresa a México–, su trabajo como editor en sellos editoriales y revistas, que lo lleva a ser fundador de la actual

Comisión Nacional de Texto Gratuito (Conaliteg), su figura de consejero áulico del poder en los años cincuenta y sesenta, sus desafortunadas declaraciones sobre la represión estudiantil… Como lo había hecho unos meses antes con López Velarde, Villoro toma la vida de la persona y las anécdotas de las obras para ir con mano inteligente acercándose al estilo y a la estética de Guzmán, a su ins tinto de narrador, a su conocimiento del funcionamiento del poder, a su aliento periodístico y testimonial. Miles de obras literarias, ensayos y narraciones han continuado la labor que Guzmán inicia con La sombra del caudi­ llo, el tratar de entender eso que Federico Campbell, uno de sus mejores lectores, llamó la criminalización del Estado. La pregunta ahora sería si el poder es criminal antes incluso de ser Estado o sólo cuando se subsume en él ocurre la conversión. Así los narradores realistas posteriores a Guzmán en sus diferentes épocas –desde Magdaleno, Rubín y Revueltas hasta Aguilar Camín o el propio Aguilar Mora, pasando por Luis Spota tanto como por Carlos Fuentes– han tratado no de entender al caudillo mismo sino a su sombra. Una expresión propia de novela negra – vuélvete su sombra como acto de vigilancia– nos puede dar algunas pistas: la sombra es nuestra parte oscura materializada externamente, no un fantasma freudiano sino un hecho irrenunciable para el hombre (no para el vampiro: si no puede vivir en la luz, no tiene sombra). Villoro, al final de su conferencia y aprovechando un hecho anecdótico que casi parece de ficción –la primera edición de la novela no traía la última página–, comparó a Axkaná González con el Ismael de Melville en Moby Dick, ese sobreviviente necesario que contará la historia y hará a través de la narración sobrevivir a los muertos

Martín Luis Guzmán cerca de 1940, cuando escribía Muertes históricas y había terminado Las memorias de Pancho Villa. Fuente: IISUE/ AHUNAM/ Fondo Martín Luis Guzmán


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Leer

Jornada Semanal • Número 1191 • 31 de diciembre de 2017

Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger, Mario Santiago Papasquiaro, edición crítica de Rubén Medina, Matadero, México, 2016.

La rebelión poética de Papasquiaro EVODIO ESCALANTE

E

l camino del infierno está empedrado de bue‑

Establecer la historia del texto estudiado, compulsar

nas intenciones. La clásica sentencia podría

los cambios que éste pudo haber registrado a partir

aplicarse de modo perfecto al libro que está hacien‑

de la primera edición, incluso, a partir de los manus‑

do circular el compañero de ruta de los infrarrealis‑

critos, en caso de que éstos existan; trazar el entor‑

tas y actual académico en la Universidad de Wins‑

no crítico de la obra, reunir ensayos que permitan

consin, Rubén Medina. Me refiero a la pretendida

esclarecer su génesis y su significación, e incluso una

“edición crítica” del famoso poema de Mario Santia‑

historia de la “recepción” del mismo en el contexto

go Papasquiaro, Consejos de 1 discípulo de Marx a 1

nacional. Nada de esto encontramos por desgracia

fanático de Heidegger. Por supuesto, hay algo muy

en la compilación de Medina, que antes que nada

positivo en esta reunión de textos que me apresuro

parece una reunión de amigos que aprovechan el

a destacar. El hecho de enfocar la atención en este

prestigio del poeta para hacerse notar y decir “aquí

poema que circulaba ya en versiones en mimeógra‑

estamos”. De otro modo, ¿cómo explicar que se

fo a mediados de los años setenta del pasado siglo

incluya en el libro un poema del peruano Jorge

xx , representa un acierto indudable del recopilador.

Pimentel, o bien esa especie de conversación post-

Soy de los que piensan que Mario Santiago es uno

mortem (y por lo mismo delirante) que en prosa

de los mejores poetas de su generación, y sin duda

cursi sostendrían con Mario Santiago las poetas

el primero entre los miembros del infrarrealismo, el

Mariana Larrosa, Geles Lebrija y Pita Ochoa,

movimiento literario que él llegó a encabezar y que

todas al alimón?

catapultó a la fama Roberto Bolaño en su novela

El abanico de ensayistas que completa el volumen

Los detectives salvajes. En el México de la “guerra

no da mucha materia para contar. Los textos vario‑

sucia” declarada por el presidente Luis Echeverría

nos de Hora cero) así como a “teorizar” acerca del

pintos de Rubén Arias, John Burns, Andrés Cisneros

contra los disidentes de ideas comunistas, y de los

arte disidente apoyándose en citas del libro de Peter

de la Cruz, y el curioso testimonio de Pedro Damián

subsecuentes sexenios que dieron continuidad a

Bürger, Teoría de la vanguardia, que en un exceso de

Bautista (“Mario Santiago: un zapatista disfrazado

esta política represiva, la poesía de Mario Santiago,

pedantería él cita una y otra vez en inglés, siendo

de pachuco”, sic) pueden caer en el olvido. De Nibal‑

escrita desde la experiencia callejera y deambulato‑

que dicho título está traducido desde hace cuan‑

do Acero yo rescataría esta definición de Consejos de

ria, fue un testimonio de la nueva mentalidad juve‑

do menos tres décadas al español, como si nos

1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger: se trata,

nil que sintonizaba con la poesía beat, se extasiaba

descubriera el “hilo negro”. Ninguna palabra, en

sostiene, de “un vasto parlamento que inicia filo‑

con el rock y protestaba contra el extendido clima de

cambio, acerca de las lecturas “mexicanas” de su

sófico y obtura cinematográfico” (por las mencio‑

represión política propiciada por el régimen. Fue un

estudiado, ni mucho menos acerca de los talleres

nes a Antonioni, Chaplin, Mary Pickford y Harold

testimonio, también, de una generación emergente

de poesía en los que había participado el autor de

Lloyd que hay en el poema). Por último, Ignacio

que rechazaba la ya para entonces sofocante hege‑

Jeta de santo (Madrid, fce , 2008). ¿Cómo ignorar que

Bajter, aunque da en el blanco al mencionar la

monía cultural que ejercía Octavio Paz, convertido

Mario Santiago y muchos más se formaron en los

influencia de la revista El Corno Emplumado que

en el Gran Tlatoani de las letras nacionales, y que

talleres que dirigían los ya fallecidos Juan Bañuelos

publicaban Sergio Mondragón y Margaret Randall,

por lo mismo se identificaba con las figuras rebeldes

y Alejandro Aura, uno en el décimo piso de la Torre

así como el indudable antecedente histórico de

de Efraín Huerta (al que cariñosamente llamaban

de la Rectoría, el otro en la Casa del Lago? Todavía

Maples Arce, incurre en un par de comparaciones

“Infraín”) y José Revueltas, el apandado del priismo

más grosera resulta la ausencia de quien, tanto por

tan infamantes como innecesarias. Según Bajter, la

en el poder.

sus textos como por sus actitudes “antisistema”, fue

pugnacidad de Mario Santiago habría colocado a

El estudio introductorio de Medina, desafortu‑

el mentor directo de Papasquiaro: el poeta Orlando

Juan Bañuelos… en la “galería de poetas perdidos

nadamente, ignora por completo el contexto políti‑

Guillén, sin cuya influencia y personalidad nada se

como un maestro ingenuo” (¿?), mientras que, ¡oh

co y cultural en el que emerge la poesía de los infra‑

puede entender. ¿Por qué borrarlos del mapa? ¿Qué

manes de la comparación!: “A la luz de la escritura‑

rrealistas. En lugar de eso, se dedica a documentar

se gana con ello?

taladro de Mario Santiago […] la poesía de Efraín

los libros de poetas extranjeros que conocía Mario

Profesor de literatura desde hace años en una

[Huerta] parece la de un anciano que recorre el

Santiago (William Carlos Williams, Pound, Auden,

universidad de Estados Unidos, Rubén Medina

parque.” “Bájale, Bajter”, creo que es lo mínimo que

Olson, Frank O’Hara, Ginsberg y los poetas perua‑

tendría que saber en qué consiste una edición crítica.

se impone recomendar ◆


Leer La cuestión del odio. Acercamientos interdisciplinarios a la homofobia en México, Héctor Domínguez-Ruvalcaba, Universidad Veracruzana, México, 2016.

C

31 de diciembre de 2017 • Número 1191 • Jornada Semanal

Homofobia: contra la aceptación del prejuicio MARIANA DOMÍNGUEZ BATIS

ada día se visibiliza más la violencia contra la

en 2006 en Ciudad de México: “Hacía un bien a la

mujer y los feminicidios en el mundo, y parti‑

sociedad, pues esta gente hace que se malee la

cularmente en México. Sin embargo, hay un

infancia.”

tema que se inscribe también dentro de la violencia

Es común leer los condenables casos de feminici-

de género, que no aparece a diario en los noticieros

dios, pero no lo es tanto abrir un periódico y cono‑

o en las discusiones sociales y que, por el contrario,

cer el caso de alguno de los mil 11 hombres que

se trata de silenciar: los crímenes de odio motivados

fueron asesinados por violencia homofóbica en

por la homofobia, que también llegan al exceso del

el país (entre 1995 y 2004) de las maneras más

asesinato.

cruentas: por castración, mutilación de pene,

Para entender la dimensión de esta realidad,

destrucción del cráneo, asfixia, golpes hasta la

baste recordar que nuestro país ocupa el segundo

muerte, objetos incrustados en el ano. Una de las

lugar a nivel mundial en crímenes por homofobia,

razones es que la mayoría de los casos no son

sólo precedido por Brasil, según un informe de 2015

denunciados y los que sí, se dan a conocer como

de la Comisión Ciudadana contra los Crímenes de

crímenes pasionales y no por homofobia, por lo que

Odio por Homofobia. De acuerdo con una cifra

ye una sociedad del odio, al tiempo que derriban,

de 2005, el país es escenario de más de cien crímenes

uno a uno, varios prejuicios que, sin darnos cuenta,

La cuestión del odio aparece como un libro que

de este tipo al año.

se repiten en los medios de comunicación y a través

motiva la controversia, que se atreve, en un primer

de los líderes políticos y religiosos.

momento, a hablar de un tema del que nadie habla;

La cuestión del odio es una mirada interdisciplina‑

quedan en el silencio y el olvido.

ria a esta problemática social. Además de la riguro‑

Los autores parten de un argumento que si se

en segundo, a cuestionar la estructura patriarcal

sa y atinada introducción de Héctor Domínguez‑

reflexiona es bastante sólido: “ninguna posición

que promueven la Iglesia y el Estado, y en tercero,

Ruvalcaba, el libro reúne siete ensayos de igual

prejuiciosa y discriminatoria cuenta en nuestra

a visibilizar la problemática de una minoría, pero

número de investigadores mexicanos de la unam , la

cultura con un consenso social tan amplio como

no de manera partidista, sino con base en una visión

Universidad de Guadalajara, la de Sonora, la de

el que goza la homofobia”, ya que es un prejuicio

científica.

Texas en Austin y la de Guelph en Canadá, quienes

silenciosamente aceptado, mientras que el racismo

El esfuerzo editorial no se queda en describir y

dan luz al tema, a partir de la filosofía, literatura,

se censura, el antisemitismo se condena y la miso‑

explicar el fenómeno social, sino que se orienta en

psicología, ciencias políticas y los estudios latinoa‑

ginia ha perdido ya legitimidad.

última instancia a proponer soluciones, que van

La hipótesis central de la edición, de acuerdo con

más allá de destapar la cloaca de la homofobia.

Una de las mayores riquezas del volumen es

el coordinador de la misma, Domínguez‑Ruvalca‑

Una de las ideas es promover una ley que sancione

justamente el caleidoscopio que ofrece desde distin‑

ba, es que existe una “amplia aceptación social de

a todos los que emitan discursos de odio, incluidos

tas disciplinas sobre la homofobia, pero en ningún

la violencia homofóbica”, debido a un discurso del

los políticos y la Iglesia.

momento con tinte de opinión, sino con una meto‑

odio, “que legitima la injuria contra miembros de

Al final, busca promover una política antihomo‑

dología rigurosa, académica y, a la vez, con un tinte

identidades minoritarias, motivados por una iden‑

fóbica que persiga “la ruptura de todo un sistema

ligero que conduce al lector a comprender, a partir

tidad mayoritaria”.

jerarquizante de género y toda fórmula desigual de

mericanos.

Asesinar a un homosexual no está bien visto por

diferencia”, según explica Domínguez‑Ruvalcaba,

nadie en su sano juicio; sin embargo, en los hechos

lo que acabaría con la intolerancia hacia las identi‑

Con base en argumentos, estadísticas, análisis,

existe una “sangrienta homofobia” de la que poco

dades diferentes, terminaría con la discriminación

ejemplos históricos, datos e investigación hemero‑

se habla. El ejemplo más terrorífico es el testimonio

y abogaría por la libertad, lo que no sólo beneficia‑

gráfica, los siete ensayos van desgranando minu‑

que rindió el asesino serial de homosexuales Osiel

ría a la comunidad lgbtt , sino a la sociedad como

ciosamente los mecanismos con los que se constru‑

Marroquín Reyes, el Sádico, cuando fue procesado

conjunto.

de las ciencias sociales, un fenómeno que aqueja a la sociedad mexicana.

En nuestro próximo número

MINIFICCIÓN: LA ENORME BREVEDAD Javier Perucho @JornadaSemanal

La Jornada Semanal

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Jornada Semanal • Número 1191 • 31 de diciembre de 2017

Arte y pensamiento



PROSAISMOS orlando ortiz

Buenos días tristeza* Odysseas Elytis

Tercera parte Y María Nefeli dice: Hola tristeza Buenos días tristeza insecto que anidas dentro de mí y toda la noche acechas cuándo abriré los ojos... Al principio te he olvidado; miro las líneas del techo– de pronto avanzas y entras en la conciencia Vienes a amargar el café de la mañana a desprender algo de la mínima alegría de mi mano en la manija de la ventana traes anomalías al agua del baño provocas el primer telefonema desagradable eres un monstruo microscópico Minotauro que pide alimento y se mantiene con lo mínimo... Comes comes Minotauro; estas son carnes no aire así como vas no quedará nada. Hola tristeza Buenos días tristeza te has instalado permanentemente dentro de nosotros eres peor que los virus y los bacilos los filósofos te examinan en el espectroscopio has dado asidero a una literatura excepcional la leemos y “nos encontramos a nosotros mismos” chupamos nuestro negro caramelo Fuera de aquí patanes de una felicidad de quinto o sexto piso.

Cuando la desgracia conviene tómala por prostituta. *Tomado del libro María Nefeli (1978). Versión de Francisco Torres Córdova, realizada como parte de una selección (inédita) de la poesía de Odysseas Elytis, proyecto apoyado por el Sistema Nacional de Creado‑ res de Arte, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (2004‑2007).

L

LA CURIOSIDAD…

A CURIOSIDAD MATÓ al gato, se dice con frecuencia como advertencia a quien es proclive a meter las narices donde no lo llaman. No dudo que en ocasiones mate al felino, pero las más de las veces conduce a hallazgos (sobre todo en la ciencia). O También cuando uno anda husmeando en los libros. Siempre me ha parecido asombrosa la cantidad de páginas que escribió Ignacio m. Altamirano y lamento sentir que no podré leer completo ese mundo de cuartillas. No obstante, cuando tengo “un tiempito” leo algo de él. Me acerco al librero y dejo que sea el azar el que lleve alguno de sus libros a mis manos; en dicho volumen busco en el índice algo que llame la atención, es decir, que suscite mi curiosidad. En esta ocasión me brincó a las manos Paisaje y leyendas. Tradiciones y costumbres de México, y en la relación del contenido: “La noche Buena (Leyendas, tradiciones y costumbres)” y sin pensarlo mucho me propuse recorrer esas cuartillas teniendo presente (y tal vez haya sido el motivo principal) su Navidad en las montañas, además, que, como todos saben, el primer arbolito de navidad en nuestras letras se encuentra en Clemencia, de este increíble y mítico autor, del cual habría mucho que decir pero lo dejaré para otra ocasión. De momento me interesa decir que el texto aludido más arriba me llamó muchísimo la atención desde las primeras líneas, pues al parecer lo mexicano no era la médula. No se trataba de una crónica costumbrista. El propósito de Altamirano era, lo dice, indagar en el origen de esta celebración, husmeando en la historia y sin dejarse llevar a priori por la idea de que surge con el cristianismo. Hace una revisión etimológica de la palabra navidad, remitiéndola a la latinidad, y posteriormente asienta que tal festividad se remonta “hasta el origen mismo de la Iglesia cristiana de Occidente. Fue instituida por el Papa Telésforo, y puntualiza que "cuando surge la celebración, era movible, pues en algunas partes, la celebraban el 6 de enero, con el nombre de Epifanía”, en otras el 13 de agosto o el 20 de abril, pero “aunque en la cristiandad se celebra el 25 de diciembre como el día del nacimiento de Jesús”, en realidad la fiesta toma forma cuando el cristianismo vence el paganismo romano y “la gran fiesta pagana que se celebraba en honor del invicto sol se convierte en fiesta del nacimiento de Jesús”. Papas van y emperadores vienen, y muchos de ellos intentaron hacer una separación absoluta entre la celebración pagana al sol y la del nacimiento de Jesús, pero la promiscuidad prevalece hasta fines del siglo iv. En todo ese tiempo, hay quienes piensan y sienten la fiesta como eminentemente cristiana, no obstante, para otros, como los gnósticos, los maniqueos y los priscilianistas, creen que la Navidad “es una simple transformación de la fiesta pagana de diciembre, Dies natalis invicti soli, como acaba de decir Balzer, de las Brumalia, de las Sigillaria, de las Strenae, etc.” Por momentos y con discreción hace alusiones a las raíces paganas del catolicismo pero elude abundar al respecto porque sólo le interesa abordar la cuestión de la Navidad; así pasa a la relación con las letras y desde luego a la presencia del tema en los villancicos y otras expresiones líricas, menciona el Cancionero sagrado, de Rivadeneira, a poetas como Lope de Vega, Francisco de Ávila, Francisco de Ocaña, Francisco de Velasco, Andrés de Claramonte y otros. Para esta primera revisión concluye que para él la fiesta de Navidad “no es más que la sustitución de las antiguas Saturnales romanas y de las Sigillaria, así como de la llamada Dies Natalis invicti solis, que eran celebradas en Roma con gran pompa.” Los romanos se hicieron católicos pero como estaban acostumbrados a celebrar en esas fechas al sol, siguieron haciéndolo, es decir, sucedió algo similar a lo que algunos dicen que fue la sustitución de Tonantzin por la Virgen de Guadalupe. El texto sigue y analiza también las similitudes de fechas en celebraciones que ocurren en otras partes y no en torno a Cristo, es decir, incursiona por el rumbo de los romanos, los egipcios, los griegos y en la religión de los antiguos mexicanos, que la fiesta solsticial de invierno la solemnizaban con grandes fiestas “y sacrificios humanos en los últimos días del mes Panquetzalistli, según algunos historiadores, o en los primeros del mes Atemoztli, según otros, y justamente en los días correspondientes a los de las Saturnales romanas o a las de nuestra Navidad”. El recorrido que nos entrega Altamirano es sorprendente por lo completo e inusitado de sus referencias, y por los relatos que hace de las costumbres en diversos países y tiempos. Podría decirse que, apoyándose en San León, concluye que “en su tiempo había en Roma gentes que decían que lo que hacía digna de veneración esta fiesta (la Navidad) era, no tanto el nacimiento de Jesús, cuanto la vuelta, o como ellos la llamaban, el nuevo nacimiento del sol.” En este caso y volviendo a las primeras líneas, estoy convencido de que la curiosidad no me mató. Y tampoco a ustedes. Viñeta de Juan Puga

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Arte y pensamiento

31 de diciembre de 2017 • Número 1191 • Jornada Semanal

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LA OTRA ESCENA

RAYAS DE LA CEBRA

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verónica murguía

FIN DE AÑO

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RIMERO: ¡FELIZ AÑO NUEVO! Que este año que comienza esté lleno de salud mental y física para que podamos votar por quien le convenga a la mayoría; que haya dinero para cubrir las necesidades básicas y más; que haya amor para soportar lo que la vida nos traiga y no nos aplaste el desaliento. Sobre todo, lo de la salud. Te deseo que no des el viejazo, tengas la edad que tengas (el viejazo también puede caerle encima a un joven y dejarle cara de bagre. Es mental) y que puedas reírte de ti mismo. Segundo: convengamos en que el fin de año no es sino la conclusión de una vuelta de nuestro planeta alrededor del Sol. Para los chinos, la cuarta parte de la población mundial, el Año Nuevo se celebra en febrero. Para los judíos, donde quiera que estén, el Rosh Hashaná tiene lugar en los primeros días del séptimo mes. Para los hindúes, el Diwali es en octubre y para los musulmanes, en el mes de Muharran, por septiembre. El año azteca o Xíhuitl duraba más que el nuestro. Su siglo tenía una duración de cincuenta y dos años, al final del cual se oficiaba una ceremonia que ha de haber sido muy impresionante: el célebre Fuego Nuevo que solemnizaba el Xiuhmolpilli o “atado de años”. En ese día se rompían las estatuillas que representaban a los dioses y se destruían todas las posesiones, tanto sacras como profanas de la familia: ropa, muebles, telares, aperos de labranza. Luego se apagaban todos los fuegos de la ciudad y la gente subía a la azotea. Mientras, los sacerdotes, vestidos como los dioses, caminaban de forma solemne hacia Iztapalapa. Allá, el sacerdote encendía un fuego en el momento en el que las Pléyades llegaban al cenit. Entonces, corredores escogidos ceremonialmente encendían teas en esa hoguera y llevaban el fuego

nuevo a todos los templos de la ciudad, de esta misma Ciudad de México. Al día siguiente el pueblo entero comenzaba una nueva vida, con Tenochtitlán limpia como una gota de agua. Pero todo esto sucedía en noviembre, no en enero. Ahora cdmx suele comenzar el año llena de basura de la fiesta del 31, con medio mundo crudo y los platos sin lavar, sucios de romeritos quemados y pavo tieso. Curiosamente, esa limpieza anual a fondo también es celebrada en Japón, donde se le llama susuharai. Escribo esto para no dejarme llevar por la idea, enraizada hondamente en mi sistema personal de creencias, de que se ha cerrado un ciclo no sólo sidéreo, sino personal. Claro que las atribuciones con las que hemos caracterizado esa fecha son simbólicas. Los símbolos tienen peso, pero no definen el curso de nuestras vidas. Lo que podemos hacer es eso: usarlos como señal.

Admito que cumplí con todos los rituales de buena suerte y casi nunca funcionaron. He ido con maletas alrededor de la casa, comido las uvas, lanzado globos de Cantoya (nunca más, ahora sé que son peligrosos), comprado calzones rojos y amarillos, barrido la entrada y todo eso. He emprendido limpiezas entusiastas equipada con guantes de látex, delantal comprado ex profeso y botellas de cloro. Lo malo es que la energía nunca está a la par de la voluntad. Las limpiezas terminan siempre antes de tiempo y el contenido de los cajones sigue siendo una mezcolanza. También he redactado listas de deseos y de propósitos; adquirido tenis nuevos para asegurar mi asistencia puntual al gimnasio, cuadernos para la nueva novela y un etcétera que revela que no sólo soy ingenua, también terca. Qué más quisiera que decir que el año que termina se lleva con él los temblores, políticos corruptos, delincuentes, a Donald Trump y a todos los de su calaña; aquí, en China y todos los países que hay en medio. Poder decir,“Uy, sí, qué misoginia tan horrible, pero se quedó en el 2017”. Pero quiero añadir una cosa: 2018 puede traer un cambio. Es decir, podemos cambiar las cosas nosotros, con toda el alma. Será difícil. Somos una sociedad dividida y asustada, que vacila entre la rabia y la indolencia. Pero la rabia no se la merece el señor de junto y la indolencia nos condenará a que las cosas sigan igual. Y en México, que las cosas no cambien significa, quién sabe por qué, un empeoramiento que culmina con la destrucción de vidas y bienes. Con los sismos lo comprobamos. No contamos con ellos, pero la diferencia la puede hacer el de al lado, otro ciudadano común. No renunciemos a nuestro mínimo poder para cambiar las cosas. Ni al voto, ni a la voluntad de mejorar nuestra vida. Y de nuevo: ¡felicidades! ◆

miguel ángel quemain quemainmx@gmail.com

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BERTA HIRIART, MEMORIA, LITERATURA Y TEATRO

N ESTA VISIÓN SELECTIVA del breve y consistente Cuaderno para la exploración teatral con niñas y niños, continúo la referencia a la reflexión que la compiladora coloca como parte de los testimonios que sobre la creación escénica, literaria y dramatúrgica, configuran esta aportación tan rica para quienes han decidido encaminarse por las rutas de lo infantil en el teatro y del ejercicio escénico con pequeños que se asoman a la sorpresa de la escena. Las relaciones entre literatura y teatro son fundamentales desde varios puntos de vista del proceso. El primero –y en el marco factual imprescindible– consiste en apropiarse de un texto a través de la lectura silenciosa, comprensiva y a solas de un material que se pretende entender e interpretar exclusivamente con las herramientas del análisis textual. También la lectura colectiva forma parte de estas metamorfosis del texto en la interioridad de los participantes. La manera de movilizar el interés consiste en trabajar un cuento breve para leer en equipo. También se puede preparar un fragmento improvisado, hacer una lectura en voz alta o actuar un resumen de algún texto. Hiriart concibe este ejercicio como un espacio de creatividad, de vínculo con la narrativa y el teatro, y como un poderoso estímulo para la lectura. La dramaturga refiere un aspecto que asombra y propone una meditación sobre el papel de la memoria, la rigidez, el esquematismo que caracteriza mucho del trabajo teatral escolar:“nunca montamos un texto memorizado. No sólo nos faltaba tiempo para ello sino que los niños se tensaban ante la dificultad de repetir un parlamento al pie de la letra, en especial si eran largos. Los juegos de improvisación constituían el camino para llevar al teatro las palabras leídas.”

Esta visión coloca la práctica teatral en el territorio de la improvisación y la escritora no deja de señalar que el método de Viola Spolin, con sus jerarquías graduales de la dificultad, era la guía para trabajar con los grupos cuyos desafíos fundamentales consistían en tratar de resolver los problemas escénicos “no intelectualmente, sino en la acción espontánea”, que es donde se echan a andar todas las capacidades expresivas. Explora un ejemplo que permite llegar a una ecuménica conclusión: son incontables los asuntos que pueden explorarse siguiendo esa técnica que han desarrollado actores, directores y maestros de teatro desde muchas ópticas. Se puede utilizar de muchas maneras, tanto en ejercicios individuales o en parejas, como en equipos o en un grupo grande. Expone un ejemplo muy interesante por sus posibilidades expresivas, temáticas y simbólicas: un fragmento de Robinson Crusoe, que facilita la exploración sobre el espacio, los objetos que lo pueblan y la metáfora del naufragio

y las posibilidades de sobrevivencia que propone, no sólo la individual sino la de la cultura y la imaginación frente a un espacio desconocido y feroz. Cuenta cómo fue la discusión, cómo se construyeron los personajes y cómo se abordó un texto que en apariencia era sencillo, pero que contenía el germen de los vínculos escénicos entre los personajes y las dificultades actorales y coreográficas que presenta ese despliegue de los sentidos, y la intelección de un texto que se ha convertido en una diáspora de sentidos y significados. Hiriart recupera la experiencia y relata que “una vez terminadas las improvisaciones, hablamos sobre el material que había surgido de ellas, con la mira puesta en rescatar lo más interesante y decidir el suceso sobre el que construiríamos la obra”. Lo que seguía era una lista tentativa de escenas, haciendo un resumen de cada una, era el armado de una escaleta, de una estructura, de un armario donde se colocarían cada una de las corrientes que animarían la puesta en escena. Al final, la idea fue que cada actor se adueñara del tema, el orden de las escenas, las acciones, los textos que les correspondían a cada uno. Finalmente, una experiencia como la que propone Hiriart consistía en concentrarse en lo que ocurre en el escenario. No existe un espacio más importante que ese.“No hay acción que esté mal en sí misma; los accidentes, equivocaciones y olvidos son el material sobre el que se sostiene la improvisación y permite salir adelante.” Lo más importante, y que nos deja la lección fundamental de lo teatral: el sentido del trabajo en equipo, el apoyo mutuo que hace de la empresa teatral algo indispensable que construye la confianza en uno mismo y los demás ◆


BEMOL SOSTENIDO

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Jornada Semanal • Número 1191 • 31 de diciembre de 2017

Arte y pensamiento

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Alonso Arreola @LabAlonso

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NTRE MUCHAS OTRAS claridades, el filósofo holandés Rob Riemen dice que la fragmentación de nuestro mundo en pos de las élites políticas, industriales y mediáticas ha pulverizado la idea de un plan colectivo basado en la “nobleza de espíritu”. Después de verlo en entrevista (vino a la fil de Guadalajara a presentar su libro Para combatir esta era), nos quedamos pensando en lo acontecido con los pasados terremotos de septiembre y sí, efectivamente es ante la tragedia que el individualismo se trastoca y volvemos a cuidar del otro noblemente. Es allí –sobre todo civilmente– cuando la división da paso a una realidad compartida. En tal contexto sucede que muchos músicos, verbigracia, renuncian momentáneamente al excesivo profesionalismo mercantil que impera en su industria, para regresar a valores básicos de unidad. Sin embargo, hay un problema sistémico. Como bien señala Riemen: las escuelas, universidades, academias, instituciones de investigación (más las privadas, pero no únicamente), igualmente contribuyen al fortalecimiento del fascismo, el racismo y la intolerancia, pues se han convertido en negocios alejados del humanismo, entregados a una especialización desintegradora que provee certificados como si fueran productos lácteos. Asimismo, en pos de una “libertad” anticonservadora, grandes intelectuales de izquierda renuncian a hablar sobre esa pérdida de fuerza espiritual que, pareciéndoles retrógrada o simplista, hoy se impone como vacío de empatía. “A pesar del progreso científico y tecnológico y del enorme acceso a la información –dijo Riemen entrevistado por Letras Libres– la fuerza dominante de nuestra sociedad es la estupidez organizada. No se detiene el fascismo a través de la economía, la tecnología o la ciencia, ni

POR LA RECONSTRUCCIÓN, HAY UN NOSOTROS siquiera a través de las instituciones –porque dependen de las personas que las conforman–, sino con una mentalidad distinta [...] Para cultivarla no se necesita dinero, ser tecnológicamente avezado o tener un título universitario. La nobleza de espíritu es una mentalidad, es saber de qué se trata la dignidad humana.” ¿Por qué filosofamos hoy en este espacio musical? Pues porque fuimos invitados a participar en el proyecto Hay un nosotros (que busca recaudar fondos para los damnificados por los terremotos) y porque, metidos como estamos en el asunto de las horrendas precampañas electorales, percibimos que esa mentalidad que nos unió por unos días ha ido desapareciendo. Iniciativa impulsada por la exitosa plataforma en línea Cultura Colectiva, y más específicamente por Liliana Estrada, quien allí trabaja, consistió en que varios colegas compusieran y grabaran temas esperanzadores, inspirados en lo que tanto subraya Riemen: la solidaridad. Esa misma solidaridad que en 1985 le mostrara al gobierno el poder del pueblo. Esa misma solidaridad que puede salvarnos de lo que se nos venga tras la Ley Mordaza, la Ley de Seguridad Interior y tantas malas decisiones más.

A nosotros nos tocó producir y arreglar la pieza escrita por Jaime López, cancionista de época. Se llama “Hombro con hombro” y saldrá al aire el primero de enero. Para grabarla invitamos a Cecilia Toussaint, Denise Gutiérrez, Mardonio Carballo, Marión Díaz y Sofía Mora. Encadenamiento de imágenes que describen nuestra fuerza ante la adversidad y el pillaje gubernamental, en su último coro hay un canto liberador que apela a la hermandad:“Abre los ojos amor, en lo que pasa el dolor, tras la ventana verás que el nuevo día vendrá... Desde los montes al valle, desde los ríos al parque, desde la aldea a la calle, de la ciudad a los mares…” Por su lado, Fernando Rivera Calderón, David Aguilar y Alex Otaola compusieron “Grita el silencio”, la que ya puede escucharse en diversas plataformas. Producida por el lúcido Camilo Froideval, en ella participan Alfonso André, Los Liquits, Yokozuna y otros amigos más. La última canción de la trilogía fue de Ely Guerra y Centaurus: “Acción y gloria”. Esta verá la luz en febrero. Lo que se recaude con todas irá al fondo de #LevantemosMéxico, una iniciativa gestionada por Ambulante. Dicho esto, queda agregar que durante esta experiencia no vimos intentos tipo “We Are The World” ni ganas de autopromoverse con la tristeza. Nos parece que cada involucrado respondió diáfanamente al movimiento de resortes antiguos que debemos seguir aprovechando. Por lo pronto, lectora, lector, le pedimos que busque estos temas en la red y que nos ayude a compartirlos en pos de quienes sufren. Volviendo al inicio y, como dice Rob Riemen, sigamos combatiendo:“Lo que la sociedad ha perdido es la noción de humanismo en el discurso cívico, eso es algo que debemos recuperar lo antes posible porque, de lo contrario, nos enfilamos al desastre.” Buen domingo de Año Nuevo. Buena semana. Buenos sonidos ◆

CINEXCUSAS

Alonso Arreola y Jaime López

Luis Tovar

cinexcusas@yahoo.com

LA BÚSQUEDA INTERNA

S

I EN VIRTUD DE UNA filmografía clara y decididamente alejada de posturas complacientes en temas que para otros resultan escabrosos, con o sin razón a Claire Denis ya la perseguían epítetos estilo “provocadora”,“escandalosa” y otros similares, Un Beau Soleil Interieur (Francia-Bélgica, 2017), razonablemente rebautizada en México como Una bella luz interior, no ha hecho sino incrementar esa fama, se insiste, bien o mal ganada, merecida o inmerecida, que es decir justificada o todo lo contrario. Añádase al rumor mitad comprensible, mitad sólo malediciente que la precede, el hecho de que para esta cinta Denis se hizo acompañar, en calidad de guionista, de la no menos “ave de tempestades” literaria llamada Christine Angot –a quien por cierto está dedicada esta entrega de La Jornada Semanal–, para que la combinación devenga en infaltables e innumerables cuestionamientos al filme, pero no tanto en torno a la forma, el estilo, la propuesta estética ni cualquier otro aspecto estrictamente cinematográfico, sino al contenido, a la historia que se cuenta en sí. A todo lo anterior súmese un dato que contribuye, y no poco, a la polémica de múltiples aristas en torno a Una bella luz interior: el punto de partida, no argumental sino conceptual, son los Fragmentos de un discurso amoroso, que el también francés Roland Barthes, ensayista, semiólogo y filósofo publicara hace exactamente cuatro décadas, pero que hasta el día de hoy sigue suscitando desencuentros intelectuales de alto calibre, entre quienes sin mucha plausibilidad postulan una idea del amor y lo amoroso que necesita de una profunda revisión, habida cuenta del constante fracaso de sus tesis en el terreno de la realidad, y por el otro lado quienes, como Barthes en los

Fragmentos…, identifican –sin deplorar, sino únicamente dando cuenta y haciéndose cargo de dicha condición– precisamente la fragmentariedad del concepto mismo y, por consiguiente, su anclaje en un individualismo, en un estado de soledad cada vez más absoluto y arraigado, que no sólo es consecuencia de esa falta de ligazón entre el sentimiento amoroso y sus objetos –personas, posesiones materiales, situaciones, experiencias, etecé–, sino ambas cosas a la vez: causa y consecuencia, en un ritornello al que cada miembro de la sociedad se encuentra sometido, aun sin ser consciente de que inclusive sus más denodados y honestos esfuerzos por establecer vínculos signados por la estabilidad, la durabilidad y otras “dades”, se hallan condenados a una condición finita y, habitualmente, fugaz.

Christine Angot, Claire Denis y Juliette Binoche

La trama de Una bella luz interior, cuyo título se revela engañosa e inteligentemente contradictorio, se hace constante eco de las anteriores dicotomías: en el personaje de Isabelle –interpretada por una Juliette Binoche que vuelve por sus fueros de manera intensísima y convincente– se resumen todos los sinos contemporáneos de lo que también podría ser considerado un “fin de la historia”, o una “posverdad” más allá de la idea de lo postmoderno, pero no a nivel colectivo sino estrictamente personal. No son el éxito profesional, ni el bienestar económico, ni la libérrima disposición del tiempo y el cuerpo de uno mismo, ni el nivel cultural requerido para ser en buena medida consciente de la propia conducta y de sus consecuencias… nada de lo anterior es bastante para sacudirse la noción, clarísima en su sorda gravedad, de que la felicidad es asequible sólo de a ratos, y de que para alcanzarla debe uno tragar más de un sapo y, aún, que hay ocasiones en las que la felicidad pareciera consistir en ese sapo, precisamente. Hábiles como pocas para confeccionar personajes y tramas francamente contrapuestas a eso que suele llamarse “corrección política”, aquí sobre todo en materia de sexualidad, perspectiva de género y feminidad –que no feminismo–, Angot y Denis hacen de Isabelle un reflejo del espíritu de la época contemporánea. Empero, y a diferencia de las multitudes que no se atreverían jamás a la sinceridad consigo mismas, Isabelle pone en práctica, y de manera tan sostenida que se le vuelve vida y pensamiento cotidianos, una búsqueda que sólo por encima, nada más en apariencia, es la del “hombre ideal” –y quienes concluyan tal simpleza deberían leer al menos El incesto y Una semana de vacaciones, de Angot, y por supuesto los Fragmentos…, de Barthes–, pues en el fondo se trata, como el propio título indica, de una búsqueda hacia dentro ◆


ENSAYO

31 de diciembre de 2017 • Número 1191 • Jornada Semanal

"¡

Chicos, si tuviera un poco de espacio, les harían unos tallarines!”, dijo la señora Ph(i) Nk0 a todos aquellos que, como ella, estaban en el punto donde se conglomeraban la materia y la energía del Universo. Una familia de inmi‑ grantes, una encargada de limpieza y el señor Q fwfq , entre otros, compar‑ tían con Ph(i) Nh0 esos momentos anteriores al Big Bang, explosión génesis del Universo. Así lo relata Italo Calvino en su cuento “Todo en un punto”, al referirse al origen de la radiación electromagnética, los soles, las galaxias y nosotros, tema que puede quitar el sueño a los detectives cósmicos. Sus pesquisas señalan que después del Big Bang, cuando el Universo tenía apenas un microsegundo de edad, la temperatura era de 5.5 billones de grados centígrados de temperatura y la presión equivalente a 100 mil cuatrillones de atmósferas, se formó una sopa‑plasma de quarks (partículas que conforman a los protones y neutrones de los átomos) y gluones (especie de pegamento que une a los quarks). Esas cantidades e información inima‑ ginables sólo “nos llevan a hacer tsssss”, subraya Alberto Güijosa, inves‑ tigador del Instituto de Ciencias Nucleares ( icn ) de la unam . Tal vez un “tssssss” más largo provocará saber que esa sopa primordial es equivalen‑ te a un hoyo negro.

El plasma primigenio y los agujeros negros Norma Ávila Jiménez

e l principito Entre los diferentes tipos de físicos están los teóricos formales que se dedi‑ can a pensar en universos imaginarios a los cuales les aplican fórmulas y leyes físicas, analizan lo que sucedería y traen el resultado de vuelta al mundo real. Un ejemplo de esto es lo que hizo Einstein cuando imaginó qué pasaría con una persona dentro de un elevador que fuera en caída libre; obviamente, él no lo experimentó. De ese pensamiento surgió su Teoría de la Relatividad General. Si al Modelo Estándar –una fórmula que describe la estructura de la materia– se le modifican datos, se obtiene uno de esos universos imaginarios, también denominados de “juguete” –sin un sentido peyorativo, explica el doctor Güijosa. Hace veinte años, el físico argentino Juan Maldacena, experto del Insti‑ tuto para Estudios Avanzados ubicado en Princeton, examinó dos de estos universos: uno, conformado por partículas, tres dimensiones, con gluones y sin fuerza de gravedad, y el otro, por cuerdas o “liguitas” en vez de punti‑ tos o partículas, nueve dimensiones, sin gluones y en donde sí existe la fuerza de gravedad. Este último estaría basado en la teoría de cuerdas, aquella que plantea la posibilidad de unificar las cuatro fuerzas esenciales del cosmos (la electromagnética, la débil, la fuerte y la gravedad). Son universos totalmente diferentes, tanto como los libros Guerra y paz, escrita en ruso, y El principito, escrito en francés, asegura el investigador del icn. Sin embargo, Maldacena demostró que son idénticos, aunque suene absurdo. “Una analogía sería que luego de usar un diccionario para tradu‑ cir Guerra y paz del ruso al francés, ¡nos diéramos cuenta que dice exacta‑ mente lo mismo que El principito! Después de veinte años, tenemos mucha evidencia de que a nivel de esos dos universos eso es verdad.” ¿En qué se puede utilizar este descubrimiento de Maldacena? Un ejem‑ plo es el estudio de la sopa primordial mencionada al inicio. Alberto Güijo‑ sa explica que cuando se trata de deducir qué sucede en un campo con partículas que interactúan con mucha intensidad –como en el plasma primi‑ guerra y paz y

genio–, hacer los cálculos basados en la física tradicional es muy difícil. “Si uno usa el ‘diccionario’ de Maldacena para traducir al lenguaje de la teoría de cuerdas, se simplifican las matemáticas”; por lo tanto, para averiguar el grado de viscosidad de la citada sopa caliente, algunos teóricos experimen‑ tales optaron por utilizar lo propuesto por el físico argentino. Lo curioso es que al “traducir” los datos se encontraron con que la sopa pasaba a ser ¡un hoyo negro!, esos caníbales del Universo que se tragan casi todo. “Parece algo sacado de la manga que para obtener el grado de visco‑ sidad se debía estudiar un agujero negro”, subraya el doctor Güijosa. Aún contra lo señalado por el sentido común, los especialistas trabajaron en esa ruta y encontraron que, en ciertas unidades, tiene un valor alrededor de .1, equivalente al de un líquido perfecto. Aquí un paréntesis: si se metiera un fluido con esa característica en una botella con tapa, se saldría y avanzaría sobre la mesa donde estuviera la botella, seguiría sobre el piso y las paredes, y continuaría su camino; esa información podría haber inspirado a Alfred Hitchcock para una de sus secuencias. Cuando los físicos experimentales dieron a conocer los resultados de sus complicadísimas mediciones, se observó que ese valor es bastante cercano al calculado por los teóricos de cuerdas.

D ale a tu cuerpo alegría , M alDacena Durante la inauguración del pasado Festival de Arte y Ciencia El aleph, organizado por la Coordinación de Difusión Cultural de la unam, el escritor y divulgador de la ciencia José Gordon platicó al público asistente que cuando Juan Maldacena dio a conocer su teoría durante un Congreso sobre Teoría de Cuerdas realizado en 1998, detonó que los científicos en la cena bailaran y cantaran “dale a tu cuerpo alegría, Maldacena”, una manera informal de reconocer el impacto que su descubrimiento ha tenido en la física. “La teoría clásica del espacio‑tiempo plantea‑ da por Einstein y la mecánica cuántica, basada en probabilidades –que dieron lugar a las dos revoluciones de la físi‑ ca del siglo xx –, llega un momento en que dejan de ser válidas para explicar todos los fenómenos del Universo”, subrayó Maldacena en el citado festival. Por ello los científicos hacen anotaciones en el pizarrón, conver‑ san con colegas, caminan, leen, obser‑ van, hasta que de repente encuentran algunas respuestas cósmicas ◆

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