La Gualdra 236

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 236 /// 7 DE MARZO DE 2016 /// AÑO 5

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

El próximo viernes 11 de marzo se inaugurarán en Zacatecas las exposiciones Todos Santos, de Ángel Solano; y Espiración, de Enrique Barajas Pro. En páginas centrales, les compartimos una muestra de las obras que podrá usted ver en el Teatro Fernando Calderón y en la Galería Arroyo de la Plata, respectivamente.


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LA GUALDRA NO. 236 /// 7 DE MARZO DE 2016 /// AÑO 5

La Gualdra No. 236

Editorial

S

iempre he tenido la fortuna de vivir rodeada de mujeres inteligentes; crecí con el ejemplo de una, mi madre, en quien nunca he visto ni por asomo la sombra de la ignorancia, ni el desdén por el conocimiento, ni el miedo por el trabajo; en ese ambiente viví mi infancia al lado de mis dos hermanas menores. Conocí a mi bisabuela materna, María, una señora recia, trabajadora, empoderada, que cobijó en su regazo a su familia y la hizo fuerte, sobre todo a las mujeres de su casa; con un amor ardoroso y fervoroso las hizo ser libres y entender que la libertad exige ser congruente; mi amorosa bisabuela murió y sigue mandando a la distancia. Conocí a mi abuela paterna, Brígida, la matrona de la familia, una señora profundamente religiosa que tuvo dos oficios: era partera y también ayudaba a la gente a bien morir; trabajó toda su vida, en ella vi al final de sus días que los santos de su devoción la iluminaron haciéndola comprender que la vida es una y que hay que vivirla bien, con alegría… “esta vida es un camote y el que no lo trague se´hoga”, siempre decía. Tengo una abuela viva todavía, Inés, la más sorprendente de todas, por su historia, por su valentía; a sus casi noventa años camina erguida, derechita, sonríe; su vida no ha sido fácil, pero sonríe… y canta, se cae y se levanta… y sigue caminando derechita, porque aprendió que así se vive y que como se vive se es. “Puras viejas”, llegué a escuchar de vez en cuando, como si eso fuera algo menor; yo me reía de esas frases desde entonces, con esa risa que sale de vez en cuando para no iniciar una batalla de palabras carente de sentido; me negaba a discutir desde entonces con quien no entendía que el hecho de que yo fuera mujer no me hacía menos. Aprendí desde muy temprano que los hechos hablan por las personas, no las palabras, independientemente del sexo con el que se nazca; porque también he encontrado en mi vida a hombres excepcionales y eso también debo decirlo, pero esta semana se conmemora el Día Internacional de la Mujer y por eso ahora estoy hablando de nosotras. Nací en el último tercio del siglo pasado y también eso ha sido una ventaja para mí. Recientemente, hurgando en los archivos históricos, he confirmado

que fue un golpe de suerte haber llegado en la década de los setentas y no a principios del siglo, cuando las mujeres eran consideradas “menores de edad” aunque tuvieran sesenta años. Ahí me encontré con documentos como las solicitudes de permiso que hacían las mujeres para casarse; ante la ausencia de una figura masculina o bien, ante la negativa del padre o del hermano para que su hija o hermana se casara, ésta pedía al Ayuntamiento su venia para poder contraer matrimonio, sin esta autorización el enlace no podía llevarse cabo. Eso era a principios del siglo pasado. Hoy, las cosas han cambiado, si anteriormente una mujer que no se casaba o que no tenía hijos era mal vista en la sociedad, actualmente las mujeres tenemos el derecho a decidir cómo queremos vivir sin tener que tomar en cuenta el punto de vista masculino; podemos votar, estudiar, ser independientes, ser libres. Por supuesto que estoy generalizando, pues todavía falta mucho por hacer en términos de equidad de género, de justicia y de igualdad. El Día Internacional de las Mujeres debe servir en todo caso para recordarnos a los seres humanos de ambos sexos que tan capaces somos unos como los otros, que el hecho de que hayamos nacido con un sexo no determina ni nuestras preferencias sexuales, ni nuestras capacidades intelectuales, ni nuestras aptitudes profesionales. El 8 de marzo deberíamos de regalar flores a los hombres y a las mujeres que finalmente han comprendido que ambos podemos convivir en armonía y ser igualmente competentes en todos los ámbitos de la vida. El martes, es el día en que conmemoramos a las mujeres que con su vida abrieron camino a otras para que en la actualidad sus derechos laborales y ciudadanos sean iguales a los de los hombres; pero no está de más recordar todos los días que la equidad de género no es un asunto concluido todavía, que debemos seguir trabajando para conseguirla hasta que ya ni siquiera tengamos que hablar del tema, hasta que la condición de ser hombre o ser mujer sea sólo otro golpe de suerte. Que disfrute su lectura.

Contenido El Museo Internacional del Barroco Por Violeta Tavizón

Notas al margen Literatura periférica Por José Agustín Solórzano Glotonería Sociedad Anónima La construcción del gusto Por Edgar Khonde

Aquí sólo hay cielos oscuros Por Mauricio Flores

Todos Santos De Ángel Solano Espiración De Enrique Barajas Pro

A mi debido tiempo de Benjamín Valdivia Por Carlos Flores Que tenga noción del mar, por favor Por Eduardo Campech Miranda Mientras, la mirada Por Humberto Mayorga Castillo de sal si puedes Cine de autor Por Ester Cárdenas

Mauricio Magdaleno, para intrusos XXVIII. El Premio Nacional y Carlos Monsiváis. Una polémica descafeinada Por Conrado J. Arranz

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Directorio

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¿El fin? Por Alberto Huerta Corazón de pollo Por Pilar Alba

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El Picaporte Por Simitrio Quezada

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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6 Por Violeta Tavizón*

G

racias a la sugerencia de una querida amiga que asistió el pasado 4 de febrero a la inauguración del polémico Museo Internacional del Barroco, me dirigí a Puebla para visitar este recinto. El proyecto museístico inició en 2012 y estuvo formado por un riguroso grupo de especialistas, entre museólogos, curadores, investigadores, museógrafos, comunicadores visuales, diseñadores gráficos, entre otros. Así también desde su comienzo fue muy criticado porque parecía muy ambicioso presentar un concepto internacional sobre una de las épocas artísticas que ha marcado la historia de Occidente y que fue el Barroco. Varios investigadores reconocidos de distintas instituciones vinculadas con la historia del arte, se agruparon para extender de manera pormenorizada su desacuerdo con el proyecto, el cual se argumentaba tenía un guión débil, poca obra en exhibición y un exceso de herramientas multimedia. Lo anterior aunado a la profunda crítica acerca del diseño arquitectónico que estuvo a cargo del japonés Toyo Ito. Sin embargo, desde que ingresé, la arquitectura me envolvió, los muros altos y blancos se imponen y hacen desear ir más allá. Primero visité la exposición temporal Tornaviaje, la Nao de China y el Barroco en México, 1565-1815 con un espectacular umbral en el que se ve una réplica a escala del siglo XVIII, de un galeón proveniente de la colección del Museo Histórico Fuerte de San Diego que se encuentra en Acapulco. La selección de piezas fue de lo más atinada, la mayoría de los objetos es de colecciones particulares, del Archivo de Indias, de museos navales europeos y principalmente del Museo Franz Mayer que tiene uno de los acervos más ricos de artes decorativas en México y que prestó una gran cantidad de piezas que normalmente están en la bodega de aquel museo. La museografía atrae a cualquier tipo de público, con mamparas que simulan la silueta

de un galeón y con cédulas que muestran el intercambio económico y cultural que provocó el descubrimiento del tornaviaje. A continuación cuando finalicé mi recorrido por la exposición temporal, amablemente el personal de custodia me indicó la sala de video introductorio a la exhibición permanente. Éste es un gran salón circular con tres pantallas colocadas de forma hemicíclica y con una sorprendente pantalla que asemeja bóveda. El video de cuatro mi-

nutos enarbola y pone en alto la arquitectura barroca poblana que, según el guión propuesto, está a la par de las grandes obras maestras de la arquitectura italiana y portuguesa. Los visitantes, con los sentidos extasiados y sensibilizados por la puesta en escena del video introductorio, comienzan su recorrido por la colección permanente. El museo se divide en siete núcleos temáticos, con títulos tan atractivos como: El mundo como escenario, Puebla de los Ángeles,

El sentimiento barroco, El nuevo orden de los tiempos, Las alegorías del saber, Deleitar y conmover, y Artificios del oído. El guión desmenuza distintos géneros del barroco como lo son la arquitectura, las letras, la pintura y la escultura, el teatro, la vestimenta, las artes decorativas, la música, e incluso la ciencia. El discurso y la propuesta museográfica son incluyentes, atienden a las distintas capacidades de los visitantes. En congruencia con lo anterior, puedo imaginar que los museólogos tuvieron que basarse en la teoría de las inteligencias múltiples de Gadamer, para poder idear un concepto incluyente. Esta teoría plantea que todos tenemos distintas habilidades; mientras unas personas pueden ser lingüístico verbales, otras son lógico matemáticas, espaciales, musicales, cinestésicas, por mencionar algunas. El abuso de las ya no tan nuevas tecnologías, no me parece ni siquiera cercano. Creo que hay un justo equilibrio entre la obra artística e histórica, la información a manera de mapas mentales e infografías que se le proporcionan al visitante, y lo atractivo de algunos elementos multimedia que enriquecen la visita de los distintos tipos de públicos. Espirales, curvas, movimiento, ritmo y formas que simulan la proporción aurea, son algunas características de la arquitectura, que sin necesidad de la señalética que está puesta al inicio de cada nuevo núcleo temático, van guiando al visitante por las salas. Los puntos de descanso convergen en un gran patio central con una fuente que en el centro simula un remolino y que le proporciona al público, momentos de paz para regresar a extasiarse del barroco europeo y novohispano. Tras recorrer la sala lúdica con material didáctico para jugar a ser curador o simplemente armar rompecabezas barrocos, finalmente el deleite de la visita concluyó con una copa de vino y un platillo vegano del restaurante que se encuentra en la planta alta y que se llama Barroco. * Curadora.

Arte

El Museo Internacional del Barroco


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Notas al margen

Literatura periférica

Glotonería

Libros

6 Por José Agustín Solórzano

A

cabo de terminar La traición de Rita Hayworth, la primera novela de Manuel Puig. Cuando uno lee ficción lo que espera es que ésta se asemeje a la vida, que se acerque al modus vitae del lector de tal manera que nos sintamos identificados: vivamos la ficción. El libro me recordó a Boyhood. La película de Richard Linklater –subtitulada en Hispanoamérica: “momentos de una vida”- se filmó en el transcurso de once años, durante los cuales el protagonista, Mason, pasa de la infancia a la adolescencia entre un montón de situaciones típicas: divorcio, mudanza, amigos perdidos, primeros amores. Mientras que la ópera prima del escritor argentino tiene como protagonista a José Casals, Toto, en quien se centran las múltiples narraciones; a través de ellas acompañamos al primero infante y luego adolescente Toto, mientras deambula en un pueblo de Argentina, Coronel Vallejos, con una afición extraña para sus coetáneos -mayormente preocupados por impresionar chicas y “cogérselas”-: el cine. Cuando uno lee ficción, decía, lo que espera es que ésta sea una analogía vital. Que en el juego de espejos que es la literatura ésta se parezca a la vida de tal manera que se vuelva una simplificación; una especie de resumen de la realidad. En casos como en La traición de Rita Hayworth, Boyhood, o la reciente obra colosal de Karl Ove Knausgård, Mi lucha, la literatura intenta ser una reproducción exacta de una vida, construyendo una especie de retrato hiperrealista que echa mano de recursos estéticos. ¿Embellecer la vida? ¿Reconstruirla? ¿Rememorarla? Platón decía que recordar es vivir, y no hay nada más acertado cuando la literatura se vuelve un ejercicio de la memoria que busca construir el presente. Pero para embellecer la vida hay que fragmentarla, la memoria no es más que la discreción de los momentos vitales que fueron trascendentes o que volvemos trascendentes al rememorarlos. Escribir es volver trascendente lo que de otra manera pasaría al desván que el humano llama olvido. De esta manera el hiperrealismo que buscan estas obras se vuelve un mero pretexto estético para elegir, discernir, recopilar los fragmentos de una vida que la hacen narrable, legible, perenne. Contar una historia en tiempo real es prácticamente imposible y por supuesto, infinitamente aburrido. Para la conformación del Yo como ser con sentido es necesario un Yo narrativo. Es nuestra memoria vital la que nos construye como seres humanos (Oliver Sacks); pero ésa, la caja de recuerdos que llamamos identidad, es una caja selectiva que registra

Glotonería Sociedad Anónima

La construcción del gusto 6 Por Edgar Khonde

y saca a flote sólo los momentos que nos permitan configurar el relato de nuestra vida. Es en este sentido donde la literatura (novelística, fílmica, poética) puede retratar un rostro humano que sea narrable a pesar de estar fragmentado. Boyhood se rodó en 39 días, que se distribuyeron en los once años que duró el proceso de filmación. La traición de Rita Hayworth abarca quince años en dieciséis capítulos que a su vez son reminiscencias que sólo en algunas ocasiones se refieren directamente al personaje principal de la novela. Lo que leemos en el libro de Puig son diálogos directos entre los personajes, monólogos que se asemejan al flujo de conciencia joyciano, fragmentos de un diario, una composición literaria de la preparatoria, una carta no enviada; en fin: todas esas narraciones periféricas que conforman la narración de un Yo que como primera sospecha se refiere al protagonista, luego a los personajes que subyacen el texto y por último al lector mismo. ¿Qué tanto de lo que leemos nos pertenece? Porque la literatura de la periferia es aquélla que todos hemos transitado para llegar a nuestro propio centro vital, todos realizamos nuestra propia narración joyciana, y algunos llevamos un diario o escribimos cartas o e-mails, tal vez hemos escrito un cuento, un poema, o publicado un libro. Son esos textos anexos los que conforman el núcleo de nuestra realidad. El collage de Manuel Puig es una de esas novelas “difíciles de leer”, tan acercadas a la vitalidad que nos defraudan si lo que esperamos de la ficción es una imitación de la realidad. No sabemos qué pasa en la gran mayoría del libro –al menos no a cabalidad-, pero ¿no es así la vida, esa incertidumbre, ese desasosiego? Vivimos a la periferia de nuestro Yo, nos narramos, somos legibles, y también lectores de nosotros mismos.

Q

uizá no me enseñaron a comer, es decir, nunca tuve un instructor que me guiara por el sendero de la comida, que me expusiera a los sabores y los aromas de las diferentes cocinas del mundo, que me impulsara a experimentar y atreverme a probar bocado sí y bocado también cualquier tipo de guiso. Hay infinidad de cosas inútiles que se nos enseña en la escuela y otras que de verdad nos servirían para enfrentar la vida, quedan fuera de los programas. Ojalá que nos enseñaran a administrarnos, a cómo llevar nuestra contabilidad ante el sistema tributario (?), ojalá que nos enseñaran a construir relaciones personales más sanas y cariñosas. Estoy seguro que si en nuestra educación elemental estuviera incluida la comida, el descubrimiento de los sabores, seríamos mejores personas. Pero no se confundan, saber comer no tiene nada que ver con las convenciones sociales relacionadas con la presentación de la mesa ni ante la mesa, es decir, que conocer el uso de los artefactos y artilugios: cubiertos, loza, copas, tiempos, no implican que sepamos comer. Por saber comer, es mejor que comprendamos al concepto como un atrevimiento. Una osadía de probar y experimentar sabores y olores hasta que encontremos la combinación que de verdad nos guste. Y luego de encontrarla, ir

más allá y buscar otras. Dicho de otra manera, para saber comer hay que probar sin prejuicios. En este país tenemos una de las cocinas más diversas del mundo. Hay regiones de la república que tienen gastronomías con prestigio en el ámbito internacional, como la oaxaqueña, la poblana, la yucateca. Cualquiera de nosotros puede buscar una receta en Google o en YouTube y luego ir a un supermercado por los ingredientes. Podemos reproducir la mayor parte de los platillos que se nos ocurran con poco dinero, me consta. En las grandes ciudades del país podemos encontrar restaurantes de cocinas italiana, francesa, china, japonesa, hindú, peruana, argentina, etcétera; además de las cocinas típicas de otros estados. Salvo por el tema económico, habitamos un contexto que nos permite hartarnos de manjares y construir el gusto, que no es otra cosa que el criterio. A veces, como en muchos aspectos de la vida, lo único que falta es atrevernos a hacerlo. Un día podríamos salir de casa y probar un platillo que nunca hemos probado antes. O podría usted, querido lector, buscar en YouTube una receta sencilla de un guiso que le llame la atención, de preferencia de otro país, cocinarlo y comerlo. A veces hay que hacer cosas que no hemos hecho antes y redescubrir la vida.


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Por Mauricio Flores*

/// Portada Carne de ataúd

casi todas, después de que el feroz asesino hubiera saciado en ellas brutales instintos”.

Lectura de una época: Esquinca —¿De dónde surge esta nueva novela? —Tenía ganas de hacer una novela histórica y explorar la Ciudad de México en el cambio de los siglos XIX al XX. Una época fascinante en la que el país está a punto de convertirse en lo que es ahora, pero a la vez con muchas cosas arraigadas del pasado, como leyendas y supersticiones. Me puse a investigar y me di cuenta que fue en el periodo cuando surge la nota roja; entonces comprendí que podía convertir esta novela en una “precuela” donde se contara el linaje periodístico de Casasola. —¿Por qué de la fascinación de Casasola por la nota roja? —Casasola es mi alter ego con el cual comparto obsesiones. Pero hablando de personajes, tanto el Casasola del pasado como el del presente son arrastrados por las circunstancias hacia determinados universos, y yo, como escritor, aprovecho la situación para reflexionar sobre la parte oscura del alma humana. —¿Cómo fue la investigación para esta nueva novela? —Fue la parte más divertida. Leí varios libros sumamente entretenidos e interesantes que me dieron una idea clara de cómo eran las cosas en esa época, qué restoranes y bares había, dónde se paseaba, qué comía la gente, cómo vestía. También reuní un expediente muy completo (Archivo General de la Nación) con las notas que se publicaron sobre el Chalequero. Cuando investigas para un libro la información no solo te proporciona la atmósfera sino te da además personajes y claves para la trama. —¿Qué personajes se dificultaron más: los históricos o los ficticios? —Ambos tienen sus complejidades. Los históricos ya están: se sabe cómo eran y qué pensaban, lo que no te permite mucho margen de maniobra; el reto es ponerlos en movimiento y hacerlos creíbles. Los ficticios parten de cero; lo que da mucha libertad, pero igualmente hay que hacerlos verosímiles. —¿En Carne de ataúd leemos pasado y presente? — Mi intención fue hacer una lectura de aquella época. Personas que la han leído me dicen que encuentran referencias a lo que sucede hoy. Supongo que si hablas del pasado inevitablemente hablas del presente, sobre todo si tomamos en cuenta que el país se sigue pareciendo en algunas cosas al que era a finales del XIX y principios del XX.

Bernardo Esquinca, Carne de ataúd, Almadía, México, 2015, 296 pp. *mauflos@gmail.com

Libros

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omo ahora, cuando la estadística de los periodistas muertos y violentados permanece a la punzante alta, el ocaso del porfiriato no fue un buen tiempo para el ejercicio de informar. En Carne de ataúd, la nueva novela de Bernardo Esquinca (Jalisco, 1972) su personaje central, Eugenio Casasola, entabla un revelador diálogo con su mujer: “¿De verdad nuestras vidas corren peligro?”, pregunta Ana. “¿Cómo pudiste permitir que eso pasara?”, reclama ignorante del brete en el que su marido se encuentra: metido hasta el cogote en el caso de un asesino serial que rápido lo llevará al descubrimiento de realidades que lo supuesto; ya se enterará el lector. “Son las circunstancias”, contesta Casasola. “No es un buen momento para ser reporter en este país”, sentencia. “Las cosas están cambiando… Ya no hay lugares seguros… Aquí sólo hay cielos oscuros…”, reconocerá el periodista que se debate entre comprender los impulsos más internos de un destructor (asesino de mujeres, en su mayoría prostitutas) e hilar los cabos de un ambiente de violencia criminal alterna, proveniente de…, y que apuntan a… No echaremos a perder aquí la tensión que nos provoca la lectura de Carne de ataúd. Apasionado por la factura de los relatos policiaco y fantástico, Esquinca ubica la nueva novela en un tiempo muy bien definido por la historia y la memoria colectiva. El periodo de descomposición del régimen

/// Carne de ataúd, editorial Almadía

Aquí sólo hay cielos oscuros

porfirista que provocó el surgimiento de la Revolución Mexicana. Tiempos de severa crisis (no exclusivo en nuestra posterior formación social) que trajo consigo niveles de severa represión hacia diferentes sectores de la sociedad emergente. Incorpora además otro de los temas que paulatinamente fueron develándose en la misma historia con hache mayúscula. Me refiero al llamado espiritismo, que para los años era una práctica frecuentada por personajes del arte y la política. El tiempo señalaría al mismo Francisco I. Madero como un importante militante de la experiencia que, en Carne de ataúd, encabeza Madame Guillot, médium de cabellos rojizos que se agitan como serpientes. Con una narración en tres tiempos, la novela esquinquiana (Los niños de paja, Demonia y Mar negro, et. al.) reinaugura un buen números de sitos de la época que paso a paso habitan los personajes. De Peralvillo a San Juan de Ulúa; de los salones barrocos del Centro Histórico a los bosques de Tlalpan y el Ajusco; hasta el manicomio de La Castañeda (ya demolido) donde Casasola adelanta: “Quien sabe que va a morir ya no necesita el sueño. Ni el presente. Quien sabe que va a morir sólo vive en el pasado, y por eso se convierte en fantasma antes de tiempo”. Novela de periodistas, reporter según la expresión gringa, Carne de ataúd de Bernardo Esquinca hace también un homenaje a José Guadalupe Posada y Vanegas Arroyo. Quienes en la cotidianidad adversa de la dictadura “destacaron como visionarios […] pues ambos comprendían el potencial de las noticias trágicas y fantasiosas, y las convertían en un redituable negocio”. (Por ello el diseño de la portada, que reproduce un grabado de Posada ilustrando uno de los crímenes de Francisco Guerrero, el temido Chalequero, responsable de sembrar Río Consulado de “cadáveres de infelices mujeres, degolladas


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Exposiciones

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Todos Santos De Ángel Solano

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a serie pictórica Todos Santos realiza una reflexión acerca de la relación que existe entre lo festivo y la muerte, su analogía con lo mítico y místico arraigado en la fe y la existencia humana vinculada con el dolor, tomando como premisa el acercamiento al texto El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, quien escribe en “Todos

Santos, Día de Muertos”, que: “La vida de cada ciudad y de cada pueblo está regida por un santo, al que festeja con devoción y regularidad. Los barrios y los gremios tienen también sus fiestas”. En esta exposición las imágenes recurrentes están relacionadas con festividades pagano-religiosas en donde los fuegos de artificio, los arcos florares, los tape-

tes de aserrín, las ferias y las imágenes de santos son protagonistas. La obra de Ángel Solano se fundamenta en la investigación de temas relacionados con el sufrimiento humano como la enfermedad, el dolor y la muerte. Es Licenciado en Artes Plásticas y Visuales por la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado, “La Esme-

ralda”. Estudió pintura con los maestros Luis Nishizawa, Benjamín Domínguez y Patricia Soriano.

Todos Santos se inaugurará el viernes 11 de marzo en el vestíbulo del Teatro Fernando Calderón, a las 19:00 Hrs.


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De Enrique Barajas Pro El clasicismo de la abstracción. De la revolución de las formas a la espiración del constructivismo en la obra de Enrique Barajas Pro Entonces ellas, las formas, se vuelven polimetrías inasibles, penumbras incandescentes, quilates cubistas; Enrique, hechiza al color y a la forma con espacios absolutos donde el vacío se aísla. Ricardo Barajas Pro, 2006

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a sensibilidad humana de su obra, comienza desde esos rostros ornithoformes con expresiones antropomórficas y no acaba de reiterarse, de autoafirmarse en una legitimidad donde las ideas dejan de ser

formas, donde las formas abandonan la idea, donde el sentido se organiza una vez que la idea y la forma se concilian en una suerte de olvido. Las sensaciones, en la obra de Enrique Barajas Pro, parten de la idea, comienzan con el ser; un sido de significaciones que, por experiencia, lucha en el abismo inexistente de la conciencia, nos participan de su cromaticidad inocua donde el color negro se esgrafía como carbón encendido, los grises –ceniza de cenizas– abrazan la llama de un ocre rojizo; los azules, reminiscentes océanos celestes, nieblan los objetos, nubes hechizadas en una inspiración espirada que deja el denso humo de un blanco trote de vacíos, formas nupciales que anticipan la paz en la negrura de

unos ojos. Desde sus inicios, Enrique Barajas Pro emprendió el homérico desenlace de su obra, sus narraciones discurren en la cromaticidad del pasado; desde aquí ha espirado con una pretensión acabada y trascendente; en él, la reinvención del clasicismo adquiere dimensión personal en virtud de ser él su única perpetuidad: –Creo, nos dice, que me desarrollo por etapas que se adaptan a una forma de construir el cuadro, partiendo de lo que estoy sintiendo, pensando o experimentando. El clasicismo abstracto que encontramos en su trabajo quizá es equidistante a otros discursos, reminiscente a otras formas, significante en el código, idealizante en el pensar de la ruptura, cuando aquélla

abstracción de lo picassiano, le reveló el sinsentido del sentido y desdibujó lo dibujado con los pinceles de un narrador metadiagético, que buscará intrincarse en las formas desde un realismo subjetivo; volver para recuperar una belleza extraviada con la posmodernidad, con el lenguaje de lo global, de lo totalizante, desde el dominio del tirano que a través de obra nos incita a derrocar. Ricardo Barajas Pro

Espiración, de Enrique Barajas Pro, se inaugurará el viernes 11 de marzo de 2016 en la Galería Arroyo de la Plata, a las 20:00 Hrs.

Exposiciones

Espiración


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A mi debido tiempo de Benjamín Valdivia Poesía

6 Por Carlos Flores

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e aventuraré a escribir sobre poesía, pues aunque aún no sepa navegar entre los sílabas de su decir y los anchos mares de la hoja en blanco, encuentro el placer que me otorga cuando dice lo indecible, aquello que se pierde de la conciencia y expresa lo que somos. Nació de mí una voz homérica, a su vez susurrada por la musa, al leer A mi debido tiempo de Benjamín Valdivia, un poeta de Aguascalientes, atraído por la academia de Guanajuato, donde vive de la lectura y la estética en aquella universidad autónoma. Escuché por asuntos del aula su nombre por primera vez. Los busqué en la red, y al igual que él, puedo ver en la pantalla de mi ordenador los mensajes que me piden existir; por un lado porque me gustaría estar en las aulas de la barroca ciudad, caminar

por sus calles, y encontrar un paralelismo espiritual que las una con mi propia ciudad, aderezadas con arte y cultura; y por otro, porque encuentro en su poesía dejos de existencia. Encuentro en Valdivia mi propia insensatez, al no poder hacer las cosas a su debido tiempo en el resonar infinito de lo que debe ser. Apuesto, como el autor, a que el mundo detrás de los ojos es la búsqueda de los sabios, y por ello enseño literatura en el aula, con la esperanza de que haya otro insensato que se una a la causa. ¿La causa de qué? Del placer de sumirse entre las palabras y poder comprender, aunque sea un poco, el mundo bajo la piel del lector, ese mundo que evoca el poeta que nos ocupa. Su lectura me permite encontrar en este mundo, a pesar de su vertiginoso movimiento, sus máquinas parlantes y de las pantallas vivas con capacidad para juzgar silencios

y atraer amores, una idea, un pensamiento o una imagen capaz de evocar un mundo interior, contemplativo, absorto de los días y el tiempo, pues sé que algún día podremos cantar la cólera de los ordenadores y de quienes estuvieron detrás de ellos. Por ahora, miraré la nueva forma del haikú en Twitter Puedo entrever en sus poemas una conciencia de la brevedad de la vida y la importancia del amor, tan enorme percepción que se puede describir con tan solo ciento cuarenta y tres caracteres. Como Baudelaire, encuentra la embriaguez en el amor, y con la poesía mata el tiempo. Tal vez, encuentra también la poesía como un canto, que a diferencia de éste, si encuentra algo de verdad verdadera. La muerte se asoma, lejos, en los cielos altos, pero la lluvia apenas se ve anunciada cuando se cierra la puerta de alguien por fuera, o cuando el muerto hace sonar su voz donde

hace un momento antes estaba el cantor. Debo decir que fue una lectura agradable y sorpresiva, profunda y divertida. Esas construcciones que aparentan ser mensajes por cel me hacen pensar en un poeta libre de inhibiciones, que se atreve a decir lo que piensa sin preocuparse por las formas. Encuentro en ella, cartas de navegación por los confines del espíritu, y al mismo tiempo el ancla de mi humanidad, mi tiempo y mi momento.

Que tenga noción del mar, por favor

Opinión

6 Por Eduardo Campech Miranda

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¿

uál es el sentido de un Festival Cultural? La pregunta podría resultar obvia e inútil. Partamos de la idea que la cultura es una perspectiva del mundo. De tal manera que éste puede tener diversas lecturas. Desde este ángulo, uno de los problemas de nuestro país es el centralismo. Un grupo de personas deciden por toda la mayoría. Así se dio durante muchos años y así se da aún en algunas regiones o sectores. El argumento principal que esgrimen en estos casos es que todo es cultura. Por lo tanto, esta categoría sería como el jarrito donde todo cabe sabiéndolo acomodar. Otra respuesta a la pregunta inicial podría ser: para mostrar lo que culturalmente somos. Reflejamos, a través de diversas actividades artísticas (y no, porque todo es cultura) lo que pensamos, lo que contamos, lo que imaginamos, lo que deseamos, y explicamos nuestra estancia en este mundo en función de

lo que nos constituye como individuos y sociedad (si todo es cultura, nosotros también). No hay duda que el espectáculo de la televisión, el úsese y tírese, lo efímero, los productos para las masas han permeado en nuestra vida cotidiana. ¿Qué porcentaje de la población recuerda otra canción, del fugaz Oscar Athié, además de aquella que rezaba: “flaco, cansado, ojeroso y sin ilusiones”? En los últimos años el Festival Cultural de Zacatecas ha ido decreciendo en calidad. (Sí, ya sé, todo es cultura). La apuesta ha sido, palabras de un alto funcionario en el área: llenar los foros, en particular el de Plaza de Armas. Máximo escenario de la fiesta. Este espacio sirve para ponderar la oferta de Semana Santa. Cada que se presenta el elenco que hará suyo el céntrico lugar, las manifestaciones surgen en función de los gustos y preferencias. Pero, ¿no nos merecemos como sociedad conocer otras alternativas, otros grupos musicales, otras voces? Recuerdo una anécdota de un anciano que vivía en una comunidad de

/// Que tenga noción del mar, por favor

Teul de González Ortega. El susodicho afirmaba que el mar era una invención de la televisión, que no existía. Ante tal aseveración, se le preguntó, en qué basaba su postura. El señor contó que viajó de su comunidad a la cabecera municipal y no vio el mar; así que fue hasta Tlaltenango, después a Jerez y, por fin, a Zacatecas. Jamás vio el mar. Por lo tanto el mar no existía. Ojalá el siguiente gobierno estatal designe a alguien que conozca el mar, o que –al menos- sepa dónde está parado y a cuánta distancia, por cuáles

caminos, en qué dirección se encuentra ese mundo azul y líquido. Alguien que nos de apertura a otras miradas. Y que entienda que entre “Cómo no acordarme de ti/De qué manera olvidarte/Si todo me recuerda a ti/En todas partes estas tú” y “Morimos en mi cuarto en que estoy solo,/en mi cama en que faltas,/ en la calle donde mi brazo va vacío,/en el cine y los parques, los tranvías,/los lugares donde mi hombro/acostumbra tu cabeza/y mi mano tu mano/y todo yo te sé como yo mismo”, hay una distancia abismal.


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Mientras, la mirada 6 Por Humberto Mayorga

Río de Palabras

N

o me mires así. No lo hagas por favor. Bien sabes que me pierdo. Sabes que soy de ti cuando abres tus eternos párpados antes de que salgan las palabras ¿por qué me miras de esa forma? Esos ojos negros clavan el arma blanca de mi eterna despedida. Hoy por la mañana sería la última vez que te arrebataría el beso. Seguro lo sabías. El último con el que se cierran los amores de ocasión. Eh, baja la mirada, bien conoces mis debilidades. Ven, ven junto a mí, siéntate a mi lado. Hazme sentir que seré importante en la historia de tus grandes amores ¿recuerdas la primera vez? Estabas ahí, sobre la vieja silla que cargó tantas emociones. ¿Crees en los amores a primera vista? Yo tampoco. Y debo decir que sucedió. Mientras deletreabas mi nombre yo enfoqué la vista a tus labios: “Los besaré. Se postrarán sobre lo míos mientras deslizo la yema

de mis dedos por tu cuello y consigo pasar mis manos entre el cabello”. ¿Si recuerdas la primera vez? No te vayas. Yo me voy pero tú, por favor, no te vayas de mí. Quédate hasta siempre. A ver ¿cómo se puede olvidar el abrazo de la palabra? ¿Cómo se desprende el beso de la mirada? Ven, no tengas miedo. Cuando cruces esa calle poco transitada estaré esperando en la esquina donde termina la desesperanza. Anda, abrígate mientras llegas a mí. ¿Ves aquel farol? No te pierdas. Bajo la pesadez de su luz seremos las siluetas que la ciudad espera para contar una historia. Camina lento, despacio. Estoy cansado de las prisas, dame ese momento, vive junto a mí el eterno instante de una mirada. Por favor, regálame más de tus ojos. Cruza el miedo y arroja de una vez la cobardía. Dime que me amas. No es verdad, pero dilo. Dilo hasta que me canse de escucharte. Si tus labios se abren para decirlo, con toda seguridad sabré que estamos por siempre en el zaguán de las mentiras.

/// Pablo Picasso. Garçon à la pipe., 1905.

Castillo de sal si puedes

Cine de autor

6 Por Ester Cárdenas

E

n los años cincuenta el cine cumplió medio siglo de vida y en Europa surgió una grave inquietud: ¿qué había ocurrido con el cine como expresión artística? ¿Dónde estaba la figura del director como creador de un concepto integral de forma y contenido, más allá de las preferencias del mercado? Fue así como empezó a cobrar fuerza el llamado cine de arte o cine de autor, un tipo de películas en que el guión, la dirección, la fotografía, la música, el vestuario, la ambientación, entre muchos otros aspectos, obedecen al criterio estético del director y su equipo más cercano, dispuestos todos a trabajar a contracorriente de las tendencias del mercado e incluso renunciar al lucro. De esta manera se descollaron figuras excepcionales, como los directores Ingmar Bergman, Luchino Visconti, Michelangelo Antonioni, Federico Fellini, François Truffaut y Luis

Buñuel, por mencionar algunos. Favorecidos por un público pequeño pero inteligente, refugiados en los cine-clubes de los sesenta-setenta, éstas y otras figuras se abrieron paso poco a poco. Hoy sus obras alcanzan la calidad de clásicos y se conservan en filmotecas y museos con la misma categoría que podría darse a una pintura o escultura. Son ellos quienes permiten hablar de cine como séptimo

/// Cine de autor

arte. Mientras las producciones de las grandes compañías se ocupan de romper récords de inversión y taquilla, el cine de autor ha derivado en lo que hoy llamamos cine independiente, una variedad que ha cobrado importancia en Estados Unidos durante las últimas tres décadas con eventos como el Festival Sundance. En ocasiones las dos vertientes celebran felices encuentros y los grandes esque-

/// François Truffaut

mas de producción se ponen al servicio del talento creativo de un hombre. Tal es el caso de Fanny y Alexander, de Bergman o figuras señeras de la industria comercial como Stanley Kubrick, Francis Ford Coppola, Spielberg, George Lucas y González Iñárritu, entre otros. Hoy día, cuando el cine de autor suele encapricharse con propuestas pedantes y absurdas celebradas por los snobs, y las producciones comerciales apuestan al proyecto de idiotizar cada vez más (si es posible) a sus espectadores, el futuro del cine radica en un diálogo sincero y sencillo entre dos visiones alternativas. Los resultados pueden ser tan brillantes como El señor de los anillos, de Peter Jackson.

/// Muerte en Venecia


10 AGENDA CULTURAL MARZO 2016 PROGRAMACIÓN GENERAL MIÉRCOLES 9, 16 y 30 / 18:00 horas Todos al Centro Histórico Miércoles de Danzón Mercado J. Jesús González Ortega Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas JUEVES 10 / 19:00 horas Tradicional Concierto Banda Sinfónica del Estado de Zacatecas Dir. Salvador García y Ortega Plazuela Goitia VIERNES 11 y 18 / 18:00 horas Concierto Orquesta Típica de Zacatecas Dir. Alfonso Naranjo Mercado J. Jesús González Ortega Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas DOMINGOS 13 y 20 / 13:00 horas Tradicional Concierto Orquesta Típica de Zacatecas Dir. Alfonso Naranjo Casa Municipal de Cultura de Zacatecas

LA GUALDRA NO. 236

Entrada libre Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas JUEVES 10 / 19:00 horas Platica / presentación del nuevo disco de Enrique Toussaint En el camino blanco Auditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” Entrada libre VIERNES 11 / 19:00 horas ¡Vive la Ciudad! Theorem Post Rock - Zacatecas Nortec – Tijuana, B.C. Plazuela Miguel Auza SÁBADO 12 / 19:00 horas Muestra de Teatro Regional Centro Occidente Vengando a Pessoa Anatomía Teatro – Colima Fondo Regional para la Cultura y las Artes de la Zona Centro Occidente Patio Central del Museo Zacatecano Entrada libre SÁBADO 12 / 19:00 horas Sábados en la Cultura

Mika y sus Bichos Escalinatas del Antiguo Templo de San Agustín y Plazuela Miguel Auza Coordina: Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde” Casa Municipal de Cultura de Zacatecas MIÉRCOLES 16 / 19:00 horas Bellas Artes Presenta: “¡Leo… luego existo!” Programa de lectura en voz alta Actor invitado: Manuel Balbi Leyendo: El viaje de Sergio Pitol Auditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” Entrada libre JUEVES 17 /20:00 horas Teatro - monólogo Solo Laboratorio Teatral CoInspiración La Cascara (Juan de Tolosa 827, Centro Histórico) Entrada libre MUNICIPIOS PINOS DOMINGO 13 / 19:00 horas Muestra de Teatro Regional Centro

Occidente Vengando a Pessoa Anatomía Teatro – Colima Fondo Regional para la Cultura y las Artes de la Zona Centro Occidente Patio del Instituto Municipal de Cultura Entrada libre JEREZ MIÉRCOLES 16 / 12:00 horas Bellas Artes Presenta: “¡Leo… luego existo!” Programa de lectura en voz alta Actor invitado: Manuel Balbi Leyendo: El viaje de Sergio Pitol Teatro Hinojosa Entrada libre FRESNILLO LUNES 21 / 19:00 horas Muestra Regional de Teatro Centro Occidente Itacate Impulsus, ComediantesPantomima - Guanajuato Fondo Regional para la Cultura y las Artes de la Zona Centro Occidente Ex Convento de la Concepción Entrada libre


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7 DE MARZO DE 2016

Mauricio Magdaleno, para intrusos

6 Por Conrado J. Arranz Consagro la significación de este instante, para mí cargado de emoción, a quienes cultivaron en décadas pasadas y aún recientemente, el género de la narrativa, indudablemente una de las más vivas y cabales expresiones del alma nacional. Me refiero, puesto a dar nombres, con amorosa y fraterna recordación, a José Mancisidor, a Efrén Hernández, a Jorge Ferretis, a Francisco Rojas González, a Rafael F. Muñoz, a José Revueltas, a José Martínez Sotomayor […]. En todos ellos dio México esa guisa de universalidad que se produce cuando la inspiración local logra legitimidad. Me refiero, ya lo advertí, a aquellos a quienes no agasajó la fortuna en vida, únicamente a ellos.

C

on estas generosas palabras, formuladas el 7 de diciembre de 1981, recordando a quienes no tuvieron la misma fortuna que él, Mauricio Magdaleno recibió el Premio Nacional de las Letras, como reconocimiento a su trayectoria literaria. El autor reconoció también que éste le fue concedido gracias el empeño de Raúl Cardiel Reyes para recabar apoyos a su candidatura y, como agradecimiento, le dedicó el cuento inédito “Las campanas de San Felipe”, publicado en Sábado, el suplemento cultural de Unomásuno, con las ilustraciones de José Luis Cuevas, quien también había sido premiado con el Nacional de las Artes. Las reacciones de la cultura no se hicieron esperar, y en un artículo publicado en el mismo suplemento cultural, “El galardón a Magdaleno, premio a un estilo de imaginar el campo”, Carlos Monsiváis, entre líneas, transmitía al público la anacronía que suponía la entrega del premio a Magdaleno y aprovechaba para criticar algunas de sus obras, como La Tierra Grande: “La Tierra Grande (1949), que intenta ser ‘el esplendor y la tragedia del latifundismo en México’, y resulta la saga (confusa, mal hilvanada, reiterativa) de una familia feroz y depredadora que termina disponiendo de la simpatía del autor”. Además, aducía que Magdaleno había sido un autor que había alcanzado más relevancia en el cine que en la literatura, donde fue lastrado por el temperamento grandilocuente del Indio Fernández. Desde este púlpito, y ocho días más tarde, Monsiváis volvería a polemizar con el otorgamiento del premio a Mauricio Magdaleno, pero esta vez atendiendo más concretamente su obra: Quizás el Premio Nacional de Letras le

/// Carlos Monsiváis

acarree a Mauricio Magdaleno algunos lectores. Hoy es un hombre casi sin contextos y para los jóvenes resulta, si acaso, una figura desvaída, un alto burócrata cultural. ¿Quién entiende o acepta hoy su retórica sentimental? Afirmó, a su vez, que ni el propio autor sabía que su obra culmen fue El resplandor; que Las palabras perdidas no dejaba de ser una obra de acento testimonial y moralista convertida a narrativa con resultados no muy felices. De manera contradictoria con su texto anterior, celebraba su valor en la cinematografía mexicana, en la que siempre mantuvo su impronta. Por último, y aunque alejado de su manera de entender la literatura, reconocía los méritos que reunía el autor para recibir el Premio, al que incluso también cuestionaba: Si tienen algún sentido los premios nacionales, es de justicia el otorgado a Mauricio Magdaleno. Cualquiera que sea el juicio sobre su obra, el punto de partida será reconocer sus logros no desdeñables, para examinar después la amplitud inadvertida de su influencia y de su enérgica

invención de una realidad campirana en la que, dígase lo que se diga, siguen creyendo, por falta de alternativas y de visiones opuestas, muchos espectadores urbanos, convencidos de las leyendas desenfrenadas de crueldad, ternura, apego a la tierra y lenta demolición de existencia. En alguna entrevista cercana a su fallecimiento, Magdaleno recordó las críticas que Monsiváis le hizo: “Hay por ahí un señor de apellido Monsiváis, a quien no tengo el gusto de conocer por otra parte, que dice de una de mis mejores cosas, ‘La tierra grande’, que ‘es el elogio del latifundista’; es el ardiente amor a la tierra, nada más”. El propio Monsiváis, tras el fallecimiento de Magdaleno, sería unos de los que reivindicarían la necesidad de una crítica más atenta hacia la obra del zacatecano, repasando él mismo toda, con valiosos comentarios. Ahora sí, reconoció la novedad y la trama que supuso Concha Bretón; cómo supo adaptar el lenguaje al discurso de la época en Las palabras perdidas; y denunció la escasa atención que el mundo cultural prestó a sus obras después de la publicación de El resplandor.

Como en el caso de su contemporáneo Salazar Mallén, faltan ensayos e investigaciones sobre Magdaleno, el escéptico, el creyente, el rencoroso, el agradecido. Su obra los merece sobradamente. La polémica descafeinada con Monsiváis cobraba claridad, y su trasfondo parecía cobrar algo personal contra el autor que, una vez fallecido, se desvanecía, ¿tal vez su posición durante los tristes sucesos del 68? * (Madrid, 1979). Escritor, crítico, e investigador de proyecto en El Colegio de México. Doctor en literatura española e hispanoamericana por la UNED, con una tesis sobre el universo literario de Mauricio Magdaleno. Sus intereses de investigación son la literatura española e hispanoamericana de los siglos XIX y XX, prestando una especial atención a la narrativa mexicana y a la literatura del exilio español. Junto a Andrés del Arenal ha coordinado la colección de ensayos El muerto era yo. Aproximaciones a Juan Rulfo (Calygramma / EstoNoEsBerlín, 2013) y ha realizado la edición, el estudio preliminar y las notas de la novela El resplandor, de Mauricio Magdaleno (Clásicos hispanoamericanos, 2013). Actualmente reside en México, DF.

Literatura

XXVIII. El Premio Nacional y Carlos Monsiváis. Una polémica descafeinada


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LA GUALDRA NO. 236 /// 7 DE MARZO DE 2016

¿El fin? 6 Por Alberto Huerta Para mis carnalitos Fernando y Poncho

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Río de Palabras

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stán vivas las plantas? Digo… los árboles, los nopales… la hierba… los quelites y los quintoniles… la calabacita mayera… las zanahorias… los ejotes… el maíz… ¿Están vivos? Y las papas… ¿sufrirán cuando las están friendo? Pienso: y los garbanzos, los chayotes, los elotes y las zanahorias, los xoconostles, cuando hierven y hierven en el cocido. Y no quiero pensar en las papayas cuando las parten y las echan a la licuadora para hacer los licuados en la mañana antes de partir a la escuela… al trabajo… Toda la noche estuve pensando en eso. ¿Las plantas tienen moral? ¿Alma? ¿Ética? ¿Sentimientos? ¿Pasiones? ¿Rencores? Todavía estará viva la fresa antes de ser devorada, o ya se ahogó con el azúcar y la crema, antes de entrar en la boca de los comensales. ¿Qué vamos a comer los humanos? ¿Coca-Cola? ¿Por qué no escuchan los recolectores los lamentos… los gritos… de las naranjas cuando son recolectadas en los campos? Porque debe de ser como una amputación. ¿Cuántas naranjas cuelgan de las ramas de un frondoso naranjo? ¿Cincuenta? ¿Cien? Cien gritos en medio del naranjal. ¿De qué nos vamos a alimentar? ¿Si dejamos de ser vegetarianos… estaremos en peligro de extinción? ¿Qué sentirá una naranja o una toronja cuando la parten en dos… y la exprimen en el exprimidor? ¿Cuántas naranjas cortadas por la mitad y exprimidas cada mañana… en el mundo? ¡DEBEMOS DE EVITAR EL GENOCIDIO! Me pongo a pensar en la crueldad de poner a hervir con azúcar y agua a los higos… hasta convertirse en mermelada, en fruta cristalizada. Cada vez que se coman unos molletes con queso recapaciten, piensen, visualicen a los frijoles hirviendo en la olla. ¡Medítenlo! ¿Vale

la pena practicar tantísima crueldad? O cuando le den una gran mordida a una manzana… a una pera… a una guayaba, perfumada… a un plátano… ¡ALTO! ¡Debemos de parar! Ponerle fin a la masacre. A la carnicería. ¿Carnicería? Debemos olvidarnos de los nopalitos navegantes, las tortas de

aguacate, las fresas con crema, los ejotes con huevo, los chiles rellenos, las ensaladas verdes, el pan con tomate, los licuados de plátano, las malteadas de fresa los chayotes capeados, los jugos de zanahoria y los vampiros con betabel. Todavía estamos a tiempo. Todavía…

/// Tomás Hernández Monreal exhibe su muestra fotográfica, Sustancia de luz, en la Fundación Alfonso López Monreal en Callejón del Santero 107. Permanencia al 11 de marzo.

El Picaporte 6 Por Simitrio Quezada

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os “menos insospechados”? Vaya fenómenos del lenguaje, vaya malos entendidos. Así como existe quien se equivoca con palabras como “desnegar” o “desborrar”, también hay quien habla de los lugares o momentos “menos

insospechados”. O sea, al negar lo negado, los lugares o momentos que tienen más obviedad. Sospechar (Sus-spectare, ver por debajo) significa “imaginar algo por conjeturas fundadas en apariencias o indicios”. Aunque su participio es “sospechoso”, al agregarle el sufijo de

negación “in” cambia a “sospechado”. “Insospechado” aparece en el Diccionario como “No sospechado, inesperado”. Apliquemos el sinónimo para detectar el error: “Te encontraba en los lugares menos insospechados” equivale a “Te encontraba en los lugares menos inesperados”. Como negación de la negación nos deja afirmación, lo menos inesperado es lo más esperado. Es decir, te encontraba en los lugares más obvios.

Corazón de pollo 6 Por Pilar Alba

E

s que tienes corazón de pollo por eso te pasan tantas cosas. Deberías, mejor, ser como un roble o una piedra, completamente insensible. Así para no dejarte llevar por las palabras de la gente, por los rostros suplicantes o por las manos que se extienden en busca de una moneda. Eres demasiado débil, es lo que pasa; porque jodidos, jodidos, pues estamos todos y cada vez más; qué no lees el periódico, el internet, a poco no ves la tele. Bueno, nomás fíjate en los precios del mercado, o en la tienda, ¿con cuántos huevos salías antes por diez pesos?, ahora sólo te alcanza para dos, sí, dos míseros blanquillos. Del pan o del bolillo ni hablamos. Pero pues contigo siempre es lo mismo. Hasta parece que para ti fuera una orden: por favor… Y ahí va la mano al bolsillo a sacar la moneda, o el billete si la necesidad que te inventan es mayor: Para las medicinas, para ajustar a pagar mi luz… Siempre es así; a ver, sólo cuenta las veces que te has venido caminando a la casa porque le diste a alguien más el dinero del pasaje. Tienes corazón de pollo, ya te lo dije, así pequeñito, frágil; cualquier cuento lo destroza. Siempre hay gente que tiene más necesidad que uno, murmuras. Ahora dime: ¿qué hago?, ¿qué hacemos tú y yo?, ¿qué carajos le doy de comer a nuestros hijos?

Lo correcto es “Te encontraba en los lugares más inesperados, los más insospechados”. Los más, no los menos, pues implican lo contrario a lo que buscamos decir. A menos que originalmente quisieran comunicar “los menos esperados”, en cuyo caso no tienen por qué asentar un adjetivo con denotación negativa. Envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com


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