SUPLEMENTO CULTURAL
No. 72 - 15 DE OCTUBRE DE 2012 - AÑO 2
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Fotografía: Marco Antonio Santos Ramírez. Zona Arqueológica de La Quemada, Villanueva, Zacatecas. Salón de las Columnas, Equinoccio de Primavera 21 de marzo de 2012, 6:15 pm. [El equinoccio se ve igual en primavera que en otoño]. En la imagen se observa desde el centro del Salón de las Columnas, la puesta del sol en la sierra de Morones, entre el muro o paramento lateral y la columna de acceso al recinto. Con esta observación de la puesta del sol se registraba el inicio de la temporada de vida (equinoccio de primavera en la tradición occidental) y la culminación de la temporada de muerte en la época prehispánica. Centro INAH Zacatecas.
“El pasado se contempla, se admira, pero no se transforma ni se apropia. La única reinterpretación posible es la oficial. La conservación es un ejercicio de poder; la necesidad de permanencia se perfila con un carácter institucional. Entonces surge la necesidad colectiva de destrucción simbólica, un acto en el que la sociedad se traslade desde la creencia ciega hasta la crítica consciente. La Quemada Pública se inserta en este ejercicio de deconstrucción de la conservación como estrategia de poder”. Adela Goldbard. Pág. 6y7
15 DE OCTUBRE DE 2012 / AÑO 2
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La onceava edición del Festival Internacional de Teatro de Calle terminó el pasado sábado 13 con la presentación del grupo catalán La Fura dels Baus y su espectáculo Botafumeiro; sin duda, fue lo mejor de todo el festival. La experiencia de este grupo se evidenció en los dos espectáculos de este año: desde el primero, Ícaro y la Red Humana, los espectadores vivimos un espectáculo alucinante: cuarenta y tres personas, ataviadas en blanco, colgadas de una estructura horizontal guiada por una grúa, se posaron en la Plaza de Armas para tejer una red de figuras en movimiento; el despliegue de luces sobre la red complementaba perfectamente la imagen: al fondo el Cerro de la Bufa, en el centro arriba la trama pendiente de hombres y mujeres; abajo, el público fascinado, mientras escuchaba los acordes de la banda de músicos tocando. El segundo espectáculo fue la culminación de una historia que inició el sábado pasado; ahora, un Botafumeiro humano surcó la plaza, fue depositado en un costado para que la red se elevara nuevamente hasta el centro del escenario, donde descendió mientras O Fortuna era interpretada por un monumental coro. La Fura dels Baus –El Hurón del Baus- grupo dirigido por Jürgen Müller, tiene la peculiaridad de integrar a la gente oriunda del lugar donde se presenta a sus espectáculos; en esta ocasión, tanto los actores que entretejieron la red como los que participaron en el Botafumeiro, son zacatecanos; mucha felicidades a todos quienes participaron en este proyecto. El director de este grupo catalán tiene una visión muy clara en la que diferentes factores confluyen y se complementan. En primer lugar está perfectamente definido que el espectáculo de calle debe integrar a los actores al espacio que interviene –porque más que teatro, es una intervención artística del espacio público-; el escenario es la calle, sus muros, sus edificios, las escalinatas, el piso, los techos, todo es útil, nada sobra. Tan importante es la piedra como la estructura metálica. La tecnología utilizada es un auxiliar, un complemento necesario, pero no lo más importante ni lo único; la grúa, las luces, la pólvora, las estructuras prefabricadas son el vehículo para lograr que se desplace, se mueva, actúe… un todo. De nada servirían todas estas cosas si la fuerza dramática no estuviera definida desde
el principio. Lo que presenta La Fura no es una ocurrencia nada más en la que todos estos elementos mencionados aparecen fortuitamente para sorprender al público: hay una historia, una cadena de acciones que se eslabonan para crear una narración visual, sensorial, auditiva, una acción dramática. Así, podemos identificar que en sus espectáculos hay una fábula –argumento- clara, una exposición en el que se define el marco escénico y los personajes; el desarrollo sigue el ciclo narrativo de manera natural hasta llegar a un turning point, a un momento en que las cosas cambian de dirección –Ícaro aparece en el escenario, o un personaje surge de pronto al reventarse un saco de agua que cuelga en el aire-; el clímax no se confunde, ni hay finales abiertos ni desconcertantes: la música inicia cuando debe, en el momento justo para acompañar –sin hacer foco- y dar paso al desenlace. Así son los espectáculos de este grupo catalán, en donde la fuerza principal es el elemento humano, disciplinado, convencido, coordinado. Sus espectáculos son emocionantes, contundentes. Sí, para producir un espectáculo como éstos se requiere de inversiones muy grandes, en las que el dinero para producción, por paradójico que suene, no es lo más importante. Lo que más se requiere es invertir tiempo y recursos económicos en estudios, en capacitación e investigación, en viajes… en libros. ¿Cuánto no habrá viajado Jürgen Müller para tener ese conocimiento y dominio de los espacios? ¿Cuántos libros habrá leído? ¿Cuántos espectáculos habrá presenciado alrededor del mundo? ¿Cuántos museos habrá visitado? ¿A cuántos conciertos habrá asistido? ¿Cuántas películas habrá visto? ¿Cuánto tiempo le dedicará a crear sus espectáculos, a entenderlos antes de montarlos? Educar el intelecto es igual de importante que nutrir el espíritu. Igual de costoso. Fura dels Baus ha presentado en Zacatecas dos espectáculos grandes y grandiosos –no confundir, no son lo mismo-; segura estoy que una obra no tiene necesariamente que ser grande para ser grandiosa.
El espejo del león (I) El amor en La Sonata de Kreutzer por Gabriel Luévano Gurrola
Magia y lenguaje por Nelson Guzmán Robledo
No desearás Claves, acertijos y enigmas en la nueva novela de David Martín del Campo por Mauricio Flores
La Quemada Pública, por Adela Goldbard
Catarsis de un promotor de lectura por Eduardo Campech Miranda Diario de Mateo por Mateo Estrada Gaviria
A veces por Pilar Alba
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Instruccionario por Edgar Khonde
14 años de Avance Universitario por Jael Alvarado Desayuno en Tiffany’s, mon ku por Carlos Belmonte y Lluna Llecha
Grupo Negro: Futurum 2 Por Miguel Carrillo F. Poema escrito en un trayecto regular – y cuatro semáforos por Roberto Galaviz
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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín / Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Trinidad / Diseño
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Juan Carlos Villegas / Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
15 de octubre DE 2012
El espejo del león (I) Por Gabriel Luévano Gurrola Todas las familias felices son iguales, pero las familias infelices lo son siempre a su manera. León Tolstoi, Ana Karenina La Rusia, el animal dormido soñando tormentas, un pavorreal que parpadea en la conduerma de las pasiones entumidas. Escenario de pensadores y liróforos deslumbrantes, define en su seno un modelo de hombre; adusto a la vez que apacible, estoico al igual que sosegado. De esta idea de hombre ruso, deviene la identificación de León Tolstoi como un partícipe de la idiosincrasia rusa y aún más, un paradigma de acendramiento y defensa del ideal ante las conveniencias sociales. El gran león de Rusia, inserto en lo más profundo de la conciencia literaria como una de los mejores novelistas del siglo XIX pasa fúlgido, cual espejismo, espectro moralista, ideólogo fiero, fundador de una escuela para siervos, reformador liberal en el campo educativo, amante de la humanidad sin comparación, sincero imitador de Diógenes. Tal es la visión convencional del autor de La Guerra y la Paz y Ana Karenina. Sin embargo, mientras exploramos cada vez con mayor ímpetu, más allá de estas dos eminentes novelas, en el terreno críptico de la vastedad que representa la obra de Tolstoi, encontraremos un quiebre, no total, claro, pero sí desconcertante, con el realismo en el que acostumbramos indulgentemente ubicar al autor. Las obras a las que me refiero, entre ellas Confesión (1882) y ¿Qué es el arte? (1898), reflejan un irreductible fantasma, con el que Tolstoi convivió prácticamente desde su infancia hasta su singular muerte, y esto es, la eterna contradicción que esbozó en su alma, una urdimbre de crisis emocionales y conyugales. Una dicotomía apabullante e irreconciliable a primera vista: la aceptación o tolerancia de la vida sensual, que todos sin excepción practicamos y el deseo imperante de desprenderse de la bestialidad que nace de lo sensorial en pos de una vida amorosa espiritualmente. Este lastre, persigue a Tolstoi sobre todo en las últimas etapas de su vida que él mismo divide. En las primeras, insulsa infancia inocente y vacua juventud, se perfilan la hiperestesia y la asimilación del dolor ajeno que evolucionará
para acerarse y terminar en un fanatismo ambivalente. Pues en las etapas mencionadas, que podrían responder a las que Kierkegaard califica como vida estética, Tolstoi tiene los primeros contactos sexuales con prostitutas o míseras aldeanas así como con el juego y sobre todo la vanidad de pensarse mártir y redentor de cuantos le rodean. Estas características continúan en la edad adulta, período en que contrae matrimonio con Sofía Andreievna Bers, y en la que Tolstoi lleva paralelamente los dos enfoques ya mencionados. Es en la última etapa de su vida, vida religiosa según Kierkegaard, cuando el giro estremecedor que le anega en una filosofía ascética en extremo, es más claro. Y es en esta etapa cuando aparece la obra donde convergen con mayor crudeza el pensamiento moralista y los rasgos biográficos. Es claro La Sonata de Kreutzer, severa crítica del matrimonio, que pondera una filosofía abstemia y depurada. La literatura es siempre un reflejo del demiurgo que mueve la pluma y separa las realidades al compás de la imaginación. El escritor no es ente autónomo, vive de lo que escribe y escribe de lo que vive y viven los que lo rodean, y Tolstoi era conocedor de esto. A pesar del desesperado intento de marcar un valladar tajante con el personaje central, en el prólogo que escribió para la novela, no se escapa en ningún momento de ser identificado ampliamente con él. Ya que la libertad que otorga el lenguaje literario, respecta a la expresión de las ideas, le otorga a Tolstoi las herramientas necesarias para plasmar su pesada crítica en una historia habitada por variados personajes, que ilustran en mayor medida, el sentir de Tolstoi con aquéllos que no compartían su ideología. Cada palabra escrita y cada vuelta de hoja, el ritual por excelencia de la razón humana, espejo de la conciencia, reafirman indómitas, la realidad del autor. Ahora bien, en un grado mayor se percibe al leer la novela, teniendo en cuenta la biografía de Tolstoi, más que los acontecimientos que son fielmente paralelos a los que vivió, la influencia directa del estado de ánimo
Klavdy Lebedev, Al hijo, 1894
degradado al que lo tenían sumido los constantes conflictos con su mujer. En esta novela, Tolstoi desarrolla una visión muy subjetiva, nueva y difícil de digerir, del concepto de amor y el papel que en realidad juega en la sociedad y aquel cambio y toma de conciencia que se deben asumir para rectificar nuestra posición respecto a él. La novela está narrada en primera persona. El narrador, se halla en un vagón de tren, en compañía de algunas personas. Al transcurso del viaje, algunas de ellas, con el propósito de romper el hastiado silencio, comienzan a dar sus puntos de vista, primero respecto al divorcio, posteriormente sobre el amor. Entre los puntos de vista de los que Tolstoi echa mano para confeccionar un mosaico incipiente de opiniones, que servirán como telón de fondo a su ideología del amor, se encuentran las de un viejo, chapado a la antigua, que desprecia la educación cada vez más libre y defiende la idea de la sumisión de la mujer y la tranquilidad de la ignorancia. Entre los que desmienten esa moción, se encuentra una mujer y su acompañante, que prodigan el amor sin ata-
duras, que consagra el matrimonio. Es decir, no se puede quejar acerca de la infelicidad que embarga a aquéllos que son obligados a casarse, pues se les ha orillado a esa situación. A partir de estas opiniones, pasando por el fastidio que le proporcionan al anciano antediluviano, una vocecilla cascada y débil irrumpe súbitamente en la conversación; es el personaje principal, Posdnichev. Contrariados por las incisivas cuestiones que les dirige este singular personaje, desvaído y enfermizo, los allí reunidos abandonan el vagón, al darse cuenta de que ese hombre mató a su esposa y huye en busca de un lugar para olvidar. Únicamente permanecen Posdnichev y el narrador. Es entonces cuando Posdnichev se dedica a narrar su historia, en la que da cuenta de los detalles y de su pensamiento acerca del matrimonio y el amor. Entre las principales ideas, que engloban todo lo que se narra, está la prelación de la abstinencia sobre el sexo y la utilidad del matrimonio, sólo como justificación de la procreación. En la historia de Posdnichev, identificamos inmediatamente las similitudes con la vida de Tolstoi.
LA GUALDRA NO. 72
Magia y lenguaje
Por Nelson Guzmán Robledo
Lenguaje
Y el nombre de todo ser viviente habría de ser el que el hombre le había dado Génesis, 2, 19
Rene Magritte, Magia negra, 1934
Las palabras duplican ilusoriamente lo real, son el espejo a través del cual observamos al mundo y a las cosas que en él han recibido nombre. Pero tal y como sucede con el espejo, la imagen que nos devuelven no son los objetos mismos que reflejan. Si el pensamiento humano y el lenguaje son fenómenos necesariamente especulares (la misma palabra especulación proviene del latín speculum, espejo), entonces el mundo humano del lenguaje es semejante a un espejismo. Toda palabra se convierte inmediatamente en concepto desde el momento en que no debe servir justamente para la vivencia original, única, absolutamente individualizada, a la que debe su origen. Todos los conceptos surgen por igualación de lo desigual. Aunque una hoja jamás sea igual a otra, el concepto de hoja se forma prescindiendo arbitrariamente de las diferencias individuales, olvidando las características particulares, como si en la naturaleza hubiera algo, fuera de las hojas, que fuera la “hoja”.1 El mundo que vemos sin embargo, está ya atravesado por las palabras de las que nos servimos cuando lo observamos. Un recién nacido no
enfoca su mirada porque no distingue con claridad los objetos entre sí. Sus ojos perciben un flujo de estímulos visuales que no llega a percibir como imágenes, pues éstas suponen un contorno que anteponemos a los colores del mundo. Por ello la primera imagen que puede formarse un ser humano tras nacer es la del rostro de su madre, que el deseo le lleva a identificar con la suficiente claridad como para distinguirla del fondo amorfo de cosas. El mundo que está delante de nuestros ojos ya se encuentra atravesado por el lenguaje a través del cual nombramos y discernimos unos objetos de otros. Es un espejismo reflejado por la superficie del lenguaje, que por tanto no está en posibilidades de dictar la cifra de las cosas. Por ello pretender que el lenguaje y el concepto enuncien la “verdad” no es sino el “espejismo” mayor de la conciencia humana. Por tanto, ¿qué es la verdad? Una multitud en movimiento de metáforas, antropomorfismos: las verdades son ilusiones que se han olvidado que lo son, metáforas que han perdido su fuerza sensible, monedas que han perdido su imagen.2
1 Nietzsche, Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. 2 Ibíd. 3 Marcel Scwob, Vidas imaginarias.
El esfuerzo por salir del espejo del lenguaje lo da entonces la experiencia íntima de las cosas singulares. La cual es precisamente la tarea del arte. El arte está en oposición con las ideas generales, no describe sino lo individual, no desea sino lo único. No clasifica, desclasifica. Mirad una hoja de un árbol, con sus nervaduras caprichosas, sus tintes variados por la sombra y el sol, la tumefacción que le produjo la gota de lluvia, la picadura que le hizo el insecto, la huella argentada que le dejó un caracol, el primer oro mortal que anuncia el otoño; buscad otra hoja exactamente igual en todas las grandes selvas de la tierra: os desafío.3 La literatura es entonces el medio por el cual, lo universal del lenguaje retorna a la singularidad irrepetible de la emoción estética. Ello no es casual. El lenguaje en tanto medio de duplicación del mundo tiene como fuente y estructura fundamental la magia. Sir James George Frazer, en ese extraordinario libro que es The Golden Brough explicaba que la magia siempre opera mediante el desplazamiento simbólico de la analogía o del contagio. Dos cosas en el universo son de cierta manera idénticas por sus similitudes y por su proximidad. A la primera le llamó magia simpática (de symphateia que es la afinidad natural entre dos cosas) que procede por analogía y homeopática (del griego homoios igual y pathos, suceso o coyuntura, es decir lo que acontece en el mismo punto) que se sustenta en la contigüidad y el contagio. La magia denota el carácter fundamental del universo simbólico y por consecuencia del lenguaje. Mediante la operación que se realiza sobre un objeto que sirve como símbolo, se tiene la facultad de incidir sobre otro, ya sea por su naturaleza análoga o contigua, porque es de la misma naturaleza o porque se han tocado. Por ello el aspecto poético que encontramos en los mitos tiene como origen la metáfora, es decir, la analogía. Un indígena que vierte sangre, alcohol y tabaco en un pequeño pozo cavado en la tierra está simulando la nutrición y los placeres que a ella
se le brindan para que prodigue a su vez los frutos que alimentan al hombre; la abundancia de semillas de maíz vertidas sobre jícaras puestas en el suelo es el símbolo de la fecundación sexual que por su parte simula la fertilidad de los campos y asegura buenas cosechas; la figura esculpida de un dios en la piedra es el signo perentorio de su inmortalidad, es el dios y es a su vez el símbolo del dios. Roger Caillois en su libro L’Homme et le sacre enfatizaba particularmente la fuerza del contagio en la mentalidad primitiva. El temor al contagio estaba a la base de su conducta. La fuerza de ciertas sustancias como la sangre o el semen, o de ciertos actos como el incesto o el homicidio, lejos de tener el trasfondo moral de la culpa que el cristianismo ha puesto en el hombre, ejercían su efecto por horror a la mancha que los actos, los objetos y las palabras dejan con su proximidad y a los riesgos que traen consigo. Por ello leemos en Sófocles que la ciudad de Tebas vio agostarse sus campos, ser invadida por el manto de la peste o extenuarse el ganado por el acto incestuoso y parricida de Edipo, que como subversión del orden desencadenó sin saberlo el caos y multiplicar las calamidades que asfixiaron la ciudad de las siete puertas. Influenciado por la concepción que de la magia ofrecía Frazer, Roman Jakobson explicaba que el lenguaje, en tanto es una duplicación simbólica de lo real, debe tener como fundamento un vínculo que sólo puede tomarse de la analogía o de la contigüidad, y que se expresan en dos tropos fundamentales: la metáfora y la metonimia; la analogía y la contigüidad. Lo que en última instancia nos remite al trasfondo mágico de las palabras, pues el lenguaje, es el medio que hace posible invocar lo ausente por la asociación imaginaria que vincula los símbolos con aquello que les excede: el mundo inefable de lo real. Sólo por ello, las palabras tienen además el poder fundamentalmente mágico de la poesía. Pues pueden también disolverse en sí mismas y dejando de representar y de nombrar un mundo que las excede, se abandonan a su propia irrealidad.
15 de octubre DE 2012
Claves, acertijos y enigmas en la nueva novela de David Martín del Campo Por Mauricio Flores*
Libros
Eran mediados de los setenta. Apenas descubría las maravillas de este mundo, y que con veintitantos años a cuestas se magnifican sin remedio. Debe haber sido entonces que advirtió en la escritura una de las mejores fórmulas de permanencia y reconocimiento. Desde donde “quiero me reconozcan” —dijo en entrevista reciente—, y no por “mis borracheras, adulterios, posiciones políticas, los altos que me he pasado en la vida o las veces que le he mentado la madre a los presidentes”. Son voz y narrativa de David Martín del Campo (Ciudad de México, 1952), un imprescindible en la literatura mexicana contemporánea. Con un manuscrito bajo el brazo, Martín del Campo fue entonces a las oficinas que don Joaquín Diez Canedo tenía en la colonia Roma. Le extendió su opera prima: donde unos adolescentes espantados por los acontecimientos del 68 se dirigen al mar, última estación en la que encuentran anclaje. La novela tenía otro título, sin embargo, el gran editor la rebautizó como Las rojas son las carreteras (1976), basado en un episodio de ésta, justo cuando al extender un mapa buscando por dónde peregrinar, alguno de los jóvenes señala las líneas y expresa: “las rojas son las carreteras”. Al paso de los años, en la narrativa de Martín del Campo un escenario se mantiene recurrente: el mar. Los personajes que permanecen: las mujeres. Otra constante: el alcohol. La fusión de ellos ha dado como resultado novelas fundamentales. Cómo no recordar Dama de noche (1990) e Isla de lobos (1987), además de media docena publicadas con posterioridad. Ahora el autor nos vuelve a sorprender con su agudeza novelística. Tan vibrante y depurada que puede permitirse los juegos que se le apetezcan. Antojos, eso sí, siempre pensados y materializados en función del lector. Ese supuesto multiplicado que cuando abre las páginas de No desearás, acompañada de la aclaración “novelas de ebriedad, fornicación y olvido”, ¡ni se imagina lo que la lectura le depara! ¿Una novela acerca de la filmación de “La noche de la iguana”, realizada en nuestro país por John Huston en la década de los sesenta?, ¿otra sobre ese colectivo del glamour cinematográfico, misma década, en la que rondan Liz Taylor, Ava Gardner y Richard Burton?, ¿una más que se argumenta en función de las anteriores, a fin de descubrirlas y descubrirse a un tiempo?
No desearás, sabrán quienes se pierdan (encuentren) en ella, es todo eso y más. “Claves, acertijos, enigmas”. Pasajes de una “estirpe que no se privó de nada”; búsqueda de una certeza en medio de las mentiras, exageraciones y poses; arribo a un puerto del que todos, incluidos narrador y lectores, habrán emigrado en otro momento de la historia. Con epígrafes de Mateo y Faulkner, pistas que alertan sobre la extensión del territorio a ocupar, la nueva novela de Martín del Campo vuelve también a la recreación de actores y fechas antes incorporados a su narrativa. En No desearás están periodistas, esa “gente sin horario, sin planes más allá del tercer día y, bastante frecuente, sin escrúpulos”. Seres a los que les apura la gana de exclamar: “A partir de mañana pondremos una tienda de merengues”. Y ésa no muy lejana mañana del 19 de septiembre que, como en Dama de noche (mal llevada al cine por Eva López Sánchez y protagonizada por Cecilia Toussaint en 93), representa otra vez una especie de gozne que posibilita la resolución de todas las historias contadas, así se ubiquen en las calles de Obrero Mundial de la Ciudad de México o en las de algún pueblo costero. (“¡Ay, Virgen Santísima! ¡El fin del mundo!”).
Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pues Yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. MATE0 5, 27-28
¿Quién puede estar cómodo en este mundo… a menos que esté dormido? WILLIAM FAULKNER
El autor Luego de cursar la carrera de Comunicación realizó estudios de cinematografía. Es autor de más de veinte novelas, entre otras Dama de noche (1988), Alas de Ángel (1990), El año del fuego (1996), Cielito lindo (1999), Mátalo (2007), La noche que murió Freud (2010) y Las siete heridas del mar (2011). Ha obtenido diversos reconocimientos, entre otros los premios Internacional Diana de Novela 1990 y Nacional de Literatura Monterrey-Impac 1996. Fue corresponsal en Madrid y ha publicado además libros de crónica, reportajes y biografías. Es uno de los escritores más sobresalientes de su generación. David Martín del Campo, No desearás, Alfaguara, México, 2012, 272 pp. * mauflos@gmail.com
La Quemada Pública, por Adela Goldbard
Artes visuales
LA GUALDRA NO. 72
La Quemada Pública, la apertura de un viejo debate en la arqueología Por José Humberto Medina González* En la Plaza 450 de la ciudad de Zacatecas, la artista Adela Goldbard y un colectivo de trabajadores edificaron cinco columnas huecas y redondas construidas a partir de cajas de cartón, unidas con mecate y pegamento, verdaderas réplicas de aquéllas existentes al interior de la majestuosa edificación conocida como el Salón de las Columnas ubicada en las ruinas de la Quemada. Ante una audiencia pública numerosa, esta magnífica obra de arte, fue completamente borrada del paisaje urbano, no sólo al ser quemada por los mismos agentes que la crearon y edificaron, sino también al removerse las cenizas producto de su destrucción. Una de las más valiosas aportaciones de la artista, se encuentra en el impresionante registro fotográfico y cinematográfico de las enormes dimensiones que alcanzó un fuego controlado que en minutos destruyó esta obra; referencia clara a los episodios de incendios ocurridos en épocas pretéritas en el sitio arqueológico. Testimonios sobre estos eventos ocurridos ahí, provienen de las fuentes históricas del s.XVI que señalaron a los “indios amigos” como los responsables de haber quemado estas ruinas; y de los hallazgos realizados por los arqueólogos, quienes al excavar adentro del Salón de la Columnas y en las habitaciones
del edificio denominado como el “Cuartel”, encontraron que sus pisos, paredes, así como vigas de madera y techos colapsados estaban quemados y calcinados al ser presa del fuego. A partir de estos hallazgos, se escribió que los incendios fueron producto de acontecimientos sociales sumamente violentos que propiciaron el súbito abandono de la población. Otros arqueólogos sospechan -por falta de informes- que aquellos edificios principalmente del área monumental pública y religiosa, dañados por el fuego -no existe evidencia de quema en áreas habitacionales excavadas- tal vez fueron encendidos de manera selectiva y premeditada por la misma población con el fin de clausurarlos ritual y ceremonialmente. Quizás esta valiente propuesta artística, al entrar dentro de la esfera de la arqueología, active de nueva cuenta este debate, pero aún más que promueva y obligue a los arqueólogos que dejen constancia de sus hallazgos en informes y archivos para que las siguientes generaciones puedan continuar estas investigaciones. De nuevo el arte contemporáneo abre la puerta a una disciplina -como es el caso de la arqueología de Zacatecas- que desde adentro evita cualquier forma de discusión y cuestionamiento. * Arqueólogo y candidato a Doctor por la Universidad de Bonn, Alemania.
Por Eric Nava En muno nos hemos propuesto producir proyectos que lleven al espectador a reflexionar acerca de sí mismo y su entorno: crear experiencias que nos aparten de la realidad, no como una forma de escape, sino para tomar distancia frente a lo cotidiano. La Quemada Pública de Adela Goldbard gira en torno al patrimonio visto como una imposición del poder, pero también como una construcción colectiva. Podríamos decir que el patrimonio real de una comunidad resulta del enfrentamiento entre el ideal político y los valores de la comunidad. Para los habitantes de Zacatecas ese conflicto es habitual: vivimos y trabajamos en un lugar que ha sido declarado “Patrimonio de la Humanidad”. ¿Pero hasta qué punto esta “declaración” ha limitado nuestra relación con la ciudad y sus espacios públicos? Como las de La Quemada, estas piedras se han convertido en objetos intocables; la diferencia es que la ciudad no está muerta, no es el símbolo de un pasado mítico: es un espacio vivo. La Quemada Pública fue construida por un grupo de voluntarios: Erick Espinosa, Merle
García, Jessica Ruelas, Eva Miranda, Elisa Adame, Paulina Robles, Eduardo Chávez, Luis Hernández, Joselyn Zapata y Daniela Delgadillo, dirigidos todos por Roberto Romo. Alex Albert hizo el registro en video. La realización del proyecto fue posible gracias al apoyo de la Casa Municipal de Cultura de Zacatecas y al patrocinio del Patronato de Arte Contemporáneo, A.C. * Coordinador muno. Horarios de visita a La Quemada Pública: martes a viernes de 10 a 3 y de 5 a 7. Sábados de 10 a 5. Domingos de 10 a 3. Citas para grupos: info@muno.mx
15 de octubre DE 2012
La conservación como ejercicio de poder Por Adela Goldbard* cuperación y conservación de las arquitecturas antiguas. La preservación del origen constituye el valor simbólico más importante de las ruinas arqueológicas. “Esto es lo que queda de nuestro pasado. Esto es lo que necesitamos preservar, alejar de la destrucción”. La urgencia contemporánea por la conservación se apoya en la necesidad de trascendencia, de presencia y permanencia del orden establecido. Porque un pasado común, visible, sólido permite la recreación del mito de identidad y se traduce en la cohesión social que se necesita cuando el mismo presente no la genera. Permitir la degradación del pasado es en realidad degradar el presente. Es necesario construir un pasado común y permitir el retorno colectivo al origen. En esta ilusión de una democracia de la memoria todos regresamos como turistas a nuestro pasado, conservamos nuestro origen impuesto y sobre-interpretado; incluso lo fortalecemos a través de la duplicación fotográfica. Las ruinas y los monumentos se conservan y se reconstruyen como artefactos de cohesión social: enaltecer un pasado en común para mantener una frágil unidad nacional. Y una colectividad a-crítica acepta la imposición y se mantiene lejos de las estructuras de piedra para no dañarlas. El pasado se contempla, se admira, pero no se transforma ni se apropia. La única reinterpretación posible es la oficial. La conservación es un ejercicio de poder; la necesidad de permanencia se perfila con un carácter institucional. Entonces surge la necesidad colectiva de destrucción simbólica, un acto en el que la sociedad se traslade desde la creencia ciega hasta la crítica consciente. La Quemada Pública se inserta en este ejercicio de deconstrucción de la conservación como estrategia de poder. A partir de la reproducción con
material efímero de las columnas del sitio arqueológico de La Quemada, se busca desacralizarlas. Estas nuevas estructuras endebles se edificaron para ser destruidas en un acto que busca evidenciar el ejercicio de control ligado a la preservación física de las ruinas. Es la colectividad la única que debe decidir su relación con el pasado a partir de la construcción e incluso destrucción desde su presente. Es por eso que La (nueva) Quemada se construye y se destruye de manera colectiva. Investigaciones recientes demuestran que el incendio que acabó con la ciudad de La Quemada no fue provocado por pueblos enemigos. La destrucción fue una respuesta de los mismos pobladores a la necesidad de desacralización del objeto simbólico. A través de un acto ritual colectivo se produce la destrucción del objeto físico, un acto necesario para poder abandonar la ciudad sagrada. Este acto ritual en nada se relaciona con el ejercicio de poder implícito en la destrucción de una ciudad enemiga. La Quemada Pública genera un nuevo ritual de destrucción y, por medio de éste, habla de la trascendencia de la acción en contraposición a la trascendencia de la persistencia física. Cuando una colectividad se involucra en la construcción de la memoria colectiva, ésta se legitima por sí misma; cuando el pasado se impone desde el exterior, desde las instituciones, se acude a la presencia física, a lo duradero, como instrumento de legitimación. La necesidad de conservar las ruinas arqueológicas no responde al desmoronamiento del pasado, sino al del presente. Pero si es el presente el que se derrumba, ¿no deberíamos comenzar por la construcción activa del mismo y no por la conservación autoritaria del pasado?
* (Cd. México, 1979) Estudió la licenciatura en Letras Hispánicas en la UNAM. Realizó estudios de fotografía en la Escuela Activa y en el Centro de la Imagen, así como una residencia en l’Ecole Supérieure d’Art et Design de Saint-Étienne. Obtuvo el Premio Centenario Zona MACO 2012, el Gran Premio de Adquisición en la VIII Bienal Monterrey FEMSA; seleccionada en la XII Bienal de Fotografía, mención honorífica en el Encuentro Nacional de Arte Joven 2007. Obtuvo el apoyo del Programa de Fomento y Coinversiones a Proyectos del FONCA 2009-10. Becaria de The Tierney Fellowship 2008-09; becaria del programa Jóvenes Creadores del FONCA 2005-06. Su obra ha sido exhibida ampliamente en México, tanto de forma individual (Museo de la Cd de Querétaro, MASIN, Museo Arocena, MAC-SLP, Galería Enrique Guerrero), como colectiva (Museo de San Ildefonso, MARCO, Centro Cultural de las Artes, CECUT, Centro de la Imagen, Fototeca de Pachuca, Biblioteca Vasconcelos, Polyforum Siqueiros, Estación Indianilla, etc). Ha participado en exposiciones en Alemania, Rusia, Hungría, Holanda, Filipinas, Argentina, Washington y Nueva York. Actualmente imparte el Taller de Producción de Fotografía en la ENPEG La Esmeralda. http://adelagoldbard.com
Artes visuales
La construcción de los mitos de origen era para los pueblos antiguos de México una necesidad vital. El origen era sinónimo de continuidad y repetición, y la efectiva ocurrencia de lo que ahora llamamos un mito se comprobaba por la misma existencia del universo. Sin embargo, ante la necesidad de anclar su propia narración primigenia y de legitimarse ante los conquistadores como pobladores antiguos de la región, los aztecas tuvieron la necesidad de probar de forma fehaciente su relato mítico. Fue entonces cuando la ciudad abandonada de La Quemada se transformó para los aztecas -y para los conquistadores- en Chicomostoc, el lugar mítico de su origen. El relato de su migración desde el norte no era suficiente; la legitimación ante los españoles se debía apoyar en la presencia física y no en la retórica sagrada. El fetichismo del signo transformó a La Quemada en Chicomostoc: la presencia física le daba fuerza al relato ante la mirada extranjera. Aquí se verifica cómo el fetiche se traduce en fuerza: de ahí su etimología. Siguiendo con esta lógica occidental, la destrucción del objeto es también un ejercicio de poder: destruir el objeto físico es acabar con su valor de signo. Por eso era necesario para edificar una nueva religión, destruir las construcciones sagradas de otra. Pero este acto de poder acudía a un fetichismo que no era propio de los pueblos antiguos, por eso la destrucción física no fue, al menos de inicio, una estrategia efectiva para la conquista espiritual de los pueblos del México antiguo. Siglos después, con el inicio del proceso para forjar una nación independiente, el mito de origen se vuelve de nueva cuenta necesario. Acudir al pasado en busca de un origen legitimador de la nación, se traduce a partir del siglo XIX en un esfuerzo institucional de re-
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Por Mateo Estrada Gaviria Martes, agosto 26 de 2003 [Estación de tren, Reus, 8:00am]. El avión lo tomé en Monterrey. Antes de ir al aeropuerto, conocí el MARCO y la catedral. Allí está un retrato del fundador del Opus Dei. Lo tienen como lo que es: un santo para los católicos. El aeropuerto, como todo aeropuerto, es parte de otro mundo. Es un área de tránsito. En la hora de espera miré subir un avión. Casi todo mundo traía un celular en la mano. Quién puede saber si era para dar indicaciones; o, eran poses, porque todos sonreían. Los que más llamaron mi atención fue una pareja de hombres. Quizá eran funcionarios de una universidad. Hablaban de becas, convenios, profesores. Uno era viejo, el otro era joven. El mayor, con múltiples gestos mostraba interés en el silencio. Recogió todos los periódicos abandonados y se sentó a mi lado. El joven permaneció de pie. Estaba procurando crear méritos. Hablaba de sus clases, de que sus alumnas –con énfasis: alumnas- le agradecían las dinámicas grupales. Sus claves sociales eran una chamarra de piel, porque la “reunión sería en la hacienda” y la nariz (como las hermanas Del Palacio), cuya forma indolente de mirar de arriba abajo a otro exhibe su interés por despreciar y reñir con los competidores. En el avión, el del vuelo a Madrid, las personas me fueron extrañas. Una chica me atrajo, por su nariz afilada. Imaginé que un golpe, el más leve, le devolvería a su rostro chato… Siendo vuelo nocturno: dormí. En el cielo no soñé. Pasé la aduana sin problema. Sin nadie que me recibiera, fui en metro a Atocha. Los vagones tienen televisor. Para abrir o cerrar, la puerta del vagón se toca y abre con una manija. Los carros tienen aire acondicionado. En Atocha compré El País. ¡A las once pm!, el altavoz avisó que el trayecto del tren se desviaría y duraría más. No supe comprar una bocata. Cené papas y soda. Viajé en el camarote 41, del carro 14. El cuarto lo compartí con un vasco y dos argentinos -éstos iban a un partido de soccer-. Platicamos de Maradona y la familia… Me regalaron una “torta de milanesa” y mucha plática. Preguntaron por El chavo del ocho. No acerté una respuesta, salvo su frasecita de “eso, eso, eso”. Uno de los argentinos preguntó por Galilea Montijo (la novia de Cuauhtémoc Blanco). No dije que sólo estudiaba. Tampoco que iba por una crisis familiar… En el bar pidieron “cañas” con sprite. ¡Cerveza clara con dulce! Tomé tres, pero directas. No me emborraché, el calor lo impidió. A las seis me despertó un boletero. Bajé en Tarragona [están construyendo el AVE de Madrid a Barcelona]. En taxi nos condujeron a Reus. Fui de copiloto…
Catarsis de un promotor de lectura Por Eduardo Campech Miranda Existe una frase muy socorrida entre algunos sectores un tanto letrados o muy leídos (como se decía antaño) y es la siguiente: “Si Kafka hubiera nacido en México, sería un escritor costumbrista”. Afirmación que sin lugar a dudas describe mucho de las situaciones que se presentan cotidianamente en este país: el campesino se muere de hambre; el albañil no tiene casa; uno es susceptible de ser hurtado lo mismo vivo que muerto; un país donde hay manifestaciones porque no se construye un puente peatonal en una vialidad y cuando ya está construido, la gente sigue cruzando por debajo de él; donde se cree que la belleza física nos salvará de la pobreza. En este país lleno de discursos en favor de la lectura y de pocos lectores, las paradojas como las mencionadas también se presentan en algunos promotores de lectura. Hay quien decide dedicarse a la promoción de la lectura y formación de lectores como quien decide ser médico, abogado, profesor, y hacen de esta actividad su modo de vida, su fuente de ingresos. Sin
embargo, como aún no existe un título que avale los conocimientos en esta rama, se cree que el empeño que un promotor de lectura pone en cada taller, actividad o acto es sólo movido por el gusto y la pasión. Por ello resulta absurdo y hasta insultante, que por cuestiones administrativas un promotor de lectura tenga que esperar más de un mes para recibir su pago por un servicio ofrecido. Este tipo de situaciones sólo denota la insensibilidad de los funcionarios y/o administrativos, además de la desvaloración y falta de respeto por el trabajo de promoción de lectura. Y por combatir el problema (si es que existe tal problema) de la poca lectura en la población mexicana en general y zacatecana en particular. A título personal, el hecho de que mi trabajo me apasione, me fascine, no significa que lo deba regalar. Hay quien podría descalificar esta labor bajo el pírrico argumento de que sólo nos dedicamos a leer. Ése es el punto, disfrutamos y hacemos lo que se le exige como obligación a un importante sector
de la población; por otro lado, también tenemos múltiples necesidades básicas: alimento, vivienda, vestido, educación, de la misma manera que los directivos y administrativos de las instancias culturales y educativas que requieren nuestros servicios. Es entendible que el pago se tarde hasta una semana, pero ¿mes y medio? Es un insulto, reitero, al trabajo y dedicación. Ahora bien, y como lo mencioné en el segundo párrafo, si el argumento para no cumplir con la obligación del contratante es que no se cuenta con un título académico que avale los conocimientos, habilidades y competencias (palabra “putilla”, citó Argüelles en algún texto), entonces que el padecimiento lector lo atiendan sus doctores (algunos muy similares) que no leen, ni publican y se olviden de consultar al pasante de médico brujo. Con la esperanza que este texto sea leído en la infinita paciencia de mis acreedores y la más extensa indiferencia de la institución aludida (y personas que resulten responsables), quedo de ustedes.
Nadir Afonso, Madrid, 1995
15 de octubre DE 2012
A veces Por Pilar Alba
A veces no me quiero enamorar pero a veces sí. De repente me entra el deseo, me dan ganillas, más cuando veo unos ojos alegres, de ésos con cierto brillo en la mirada, en una carita chula, cuando uno de ellos se cierra como invitación, como desafío, y crecen las ganas tanto que parece que no van a dejar de crecer nunca. Y es entonces cuando viene la invitación, la copa, una bailadita si se presta el ambiente, la plática el brazo que se cruza por los hombros y “en mi casa tengo buenos discos y una botella de vino”, y yo no sé de esa música mucho menos de vinos, pero ahí anda el corazón, papaloteando como cometa en febrero en la época de los meritos vientos. Y llegamos a su casa, derechito a la cama sin plática ni música ni vinos ni nada… no importan, se rompe el silencio, con los gritos, con los gemidos que no pueden ser acallados, que bien pudieran despertar a todo el barrio si no fuera porque a esa hora de la madrugada todos se en-
Norman Rockwell, Cupido
cuentran profundamente dormidos. Y todo acaba y terminas abrazada con la oreja en su pecho escuchando los latidos de su corazón que cada vez se vuelven más lentos, hasta que recuperan el ritmo y se vuelven ronquidos. Y estás a punto de quedarte dormida, cuando algo lo despierta. Luego todo se vuelve rápido, confuso… busca su ropa, te avienta la tuya y viene la frase lapidaria: “Te llevo a tu casa… mañana tengo que trabajar temprano”. Y el orgullo te obliga a no llorar, a vestirte pronto, a despedirte con un “Ahí luego nos hablamos”, que quiere ser frío pero no llega a serlo. Y tu corazón se resquebraja un poquito, cuando el cerebro le ordena ser fuerte, aguantar, tener huevos y no dejarse vencer por tan poco. “No valía la pena”, repites como un mantra que no cura ni madres pero lo repites. Y por fin en tu casa, acostadita en tu cama te asosiegas vuelves al mundo y te dices: a veces sí me quiero enamorar, pero a veces mejor no.
Instruccionario Por Edgar Khonde Llámele cada cinco minutos y cuelgue. Insista en recordarla, no haga caso de que el tiempo es un buen consejero y la distancia mata. Imprima en cada nota su pasión abrasante con unas gotas de Channel, envíelas. Cinco cartas de amor diarias (aunque sean ridículas) sazonadas por la inhóspita soledad y los días que ya no estará con ella se antojan en esta receta. Ronde su esquina, pase tres veces por su casa antes de la merienda; retenga en su corazón lo que más le duela y después métalo en un frasco de conservas. Finja con tremenda seriedad su suicidio y argumente a su favor que vive en un país con alto índice en desempleo. Limítese a no limitar su devoción, es más, constrúyale un santuario y dedíquele un mural en chabacano. Confíele que ella es su único sueño. Póngase borracho y desde Garibaldi tome el móvil para dedicarle un “cielo rojo”, un “como un duende”, un “sabes una cosa”. Mencione que huye del mundo como huye de sí mismo porque está incompleto. Beba más de siete rones y atrévase a tocarle las piernas. Escriba su nombre en los árboles, en los muros de su cárcel, en la negrura. Tómela de la mano para invitarla al tango que Gardel cantó para ciertas ocasiones. Murmure con instantes las palabras que enmudecieron cuando ella lo contemplaba. Asegúrese de no ser visto al llorar para que nadie diga que es usted un chantajista. Siéntase deses-
perado de no tener sus manos porque seguramente otro las tiene entre las suyas. Brinde como cada noche por ella, en un círculo concéntrico y eterno. Vuele, suéñela, añórela, nostálgiela; viva de los pasos que camina, de los lugares que no conocieron, de las veredas largamente recorridas. Grite que miran el mismo sol y son mojados por la idéntica lluvia. Sature su correo. Lance una tesis sobre las gotas resbalando por su cuerpo. Mírela descalza, contémplela indecisa (mientras usted se muere por abrazarla por besarla por tocarla por contarle al oído eso que usted le cuenta a la poesía). Tóquela donde antes estuvo. Detenga los segundos que recuerda. Conspire contra el destino. Haga caso omiso de los espectaculares. Deletree centímetro a centímetro sus labios; encuéntrela de casualidad. Olvídese de Dios y la suerte. Huélala, Transpírela. Escuche su respirar mientras duerme. Vigile su andar profundo sobre el pasto y sobre el asfalto porque unas huellas así, ya no se borran. Repita las llamadas y cuelgue. Mecanografíe sus formas. Ingiérala en la vigilia. Siéntala, vívala, extráñela. Ámela, ámela. Indispóngase si eso lo hace feliz y no se olvide de cierta cosa: usted ya no podrá olvidarla. * http://edgarkhonde.blogspot.com/ http://www.facebook.com/edgar.khonde http://twitter.com/edgarkhonde
Edvard Munch, Cupido y Psique, 1907
LA GUALDRA NO. 72
La Cineteca Zacatecas está ubicada en calle Dr. Hierro #303, centro histórico de Zacatecas. La proyección de las películas se realiza de manera gratuita, con fines culturales y educativos. Excepto 16 TOUR DE CINE FRANCÉS Y 11ª SEMANA DE CINE ALEMÁN
16 TOUR DE CINE FRANCÉS, DEL 11 AL 17 DE OCTUBRE. $30.00 boleto. Estudiantes con credencial $20.00 Lunes 15, 18:00 y 20:00 Hrs. -CORTO: LA HERIDA DE LUCRECIA Dir. Sabrina Maldonado -PELÍCULA: LOS HOMBRES LIBRES Dir. Ismael Ferroukhi. Francia/ 2011/ 100 min. En el París de la Segunda Guerra Mundial, un inmigrante argelino se siente motivado para alistarse en la resistencia por la inesperada amistad que desarrolla con un hombre judío. Martes 16, 18:00 y 20:00 Hrs. -CORTO: CUANDO DESPIERTE Dir. Yoame Escamilla Del Arenal -PELÍCULA: TRES MUNDOS Dir. Catherine Corsini. Francia/ 2012/ 100 min. Al es un exitoso joven a punto de casarse con la hija de su jefe y ascender en el concesionario de coches en el que trabaja. Miércoles 17, 18:00 y 20:00 Hrs. -CORTO: QUINCE AÑOS Dir. Liliana Torres -PELÍCULA: DECLARACIÓN DE GUERRA Dir. Valérie Donzelli. Francia/ 2011/ 100 min. PREMIOS: 2011: Premios Cesar: 6 nominaciones, incluyendo mejor película y director. 2011: Festival de Gijón: Mejor película (ex-aequo), actriz (Donzelli) y actor (Jérémie Elkaïm). Una pareja, Romeo y Juliette. Un niño, Adam. Un combate, la enfermedad. Y, sobre todo, una gran historia de amor, la suya...
11ª SEMANA DE CINE ALEMÁN,DEL 18 AL 25 DE OCTUBRE $30.00 boleto. Estudiantes con credencial $20.00 Jueves 18, 18:00 y 20:00 Hrs. ALTO EN EL CAMINO Dir. Andreas Dresen. Alemania/ 2011/ 110 min. 2011: Festival de Cannes (sección “Un certain regard): Mejor película (ex-aequo) Viernes 19, 18:00 y 20:00 Hrs. BÁRBARA Dir. Christian Petzold. Alemania/ 2012/ 105 min. 2012: Festival de Berlín: Oso de Plata - Mejor Director Sábado 20, 18:00 y 20:00 Hrs. GERHARD RICHTER, PINTOR Dir. Corinna Belz. Alemania/ 2011/ 97 min. Domingo 21, 18:00 y 20:00 Hrs. ESTO NO ES CALIFORNIA Dir. Marten Persiel. Alemania/ 2012/ 90 min. Lunes 22, 18:00 y 20:00 Hrs. EL RÍO SOLÍA SER HOMBRE Dir. Jan Zabeil. Alemania/ 2011/ 80 min. Martes 23, 18:00 y 20:00 Hrs. TÓTEM Dir. Jessica Krummacher. Alemania/ 2012/ 86 min.
Miércoles 24, 18:00 y 20:00 Hrs. EL LADRÓN Dir. Benjamin Heisenberg. Alemania/ 2010/ 100 min. Jueves 25, 18:00 y 20:00 Hrs. LO MISMO, PERO DIFERENTE Dir. Detlev Buck. Alemania/ 2009/ 100 min. MATINÉ Domingo 21, 12:00 Hrs. EL CADÁVER DE LA NOVIA
15 DE OCTUBRE DE 2012
14 años de Avance Universitario Por Jael Alvarado
El programa radiofónico “Avance Universitario” de la UAZ, cumplió catorce años al servicio de la difusión institucional. La emisión, que salió al aire por primera vez un 6 de octubre de 1998 a través de la señal de Radio Zacatecas 97.9 de F.M., se ha mantenido en el gusto de un público ávido de información, cultura y entretenimiento respaldados por el conocimiento de los docentes, investigadores, artistas y alumnos universitarios. Para conmemorar un año más de la emisión, se celebró en el patio central de la Rectoría de la UAZ una ceremonia en la que estuvieron presen-
tes el rector de esta casa de estudios, Armando Silva Cháirez; el Director del Instituto Zacatecano y Cultura, Gustavo Salinas Iñiguez; la Directora de Radio Zacatecas, María Teresa Velázquez; el Responsable de la Unidad de Radio, René Henkel Díaz y la Coordinadora de Comunicación Social de la UAZ, Claudia Torres González. En su participación, Torres González comentó que la radio “es un excelente medio para el aprendizaje, porque despierta la imaginación. Es un apoyo para la educación formal porque puede ser escuchada en cualquier momento, lugar y puede constantemente transmitir pequeños mensajes que reafirman valores y conceptos”. En esta ceremonia se entregaron dos reconocimientos especiales. El primero, a la ex Coordinadora de Comunicación Social y fundadora de Avance Universitario, Amelia Nora Martínez Sánchez; el segundo fue para Radio Zacatecas, que ha sido la casa de Avance Universitario en este largo trayecto. El reconocimiento fue entregado a María Teresa Velázquez, Directora del 97.9 FM.
Desayuno en Tiffany’s, mon ku Por Carlos Belmonte y Lluna Llecha
Viaje de ida y vuelta El cine, no solamente en México, ha ayudado a exculpar la muerte en defensa del honor. Ver a un marido, ofendido o engañado por su mujer, golpearla o matarla y ser socialmente excusado por la “grave falta” cometida, es corriente. Como lo es también ver a un marido en lágrimas alcanzar el perdón. De derechos humanos, respeto o actualización de las leyes, ni hablar, y mucho menos en el cine en donde todo es posible. Que una hija, recién huérfana de madre y desorientada por el cambio de ciudad, sufra humillaciones, violaciones, sobajamientos, insultos, golpes que la orillen al suicidio o a desaparecer de la vida social, son justificaciones para que el padre tome justicia por su propia mano y mate, al menos, a quien considera la causa inicial del mal. Después de Lucía” es así de cruda, de seca, de directa —aunque no explícita—, un alimento a la legitimación de la justicia inmediata. Una tensión que comienza desde el interior de un carro, con una cámara en diagonal, localizada a medio plano entre el retrovisor y el cráneo del chofer, mientras sentimos el rugir del motor y el nerviosismo del conductor; fue nada menos que la ganadora en Cannes 2012 en la categoría Un Certain regard (premio que se otorgó a “Año bisiesto”, de Michael Rowe, hace dos años). El film, estelarizado por Tessa (hija de la actriz Nailea Norvind), será el que represente a México en los próximos premios Oscar como Mejor Película Extranjera y en los Goya como Mejor Película Iberoamericana. Dirigida por Michel Franco, la película nos llevará a atravesar el país de costa a costa, desde Puerto Vallarta, parando para (aparentemente) establecerse en la Ciudad de México, hasta las playas de Veracruz: viaje de ida y vuelta. Un padre viudo que intenta proteger a su hija ante el cambio de ciudad por la muerte de la madre; es un coloso de pies de barro más bien atendido por su adolescente “fresita” de Polanco. Los colegiales nos mostrarán lo cruel que es la juventud. Aunque burgueses en el film, despliegan una brutalidad que no entiende de clases y que bien puede manifestarse de formas diferentes según los medios de los implicados. Es una de esas películas en las que al salir del cine el efecto sigue marcando a los espectadores: la complicidad con el padre, la desesperación por la vejación, el disgusto por las relaciones personales, y por qué no, la ansiedad por la imposibilidad de ayudar a la protagonista y gritarle “¡defiéndete!”. Es una cinta que esperamos tenga difusión y exhibición en los cines comerciales de todo el país para que salga de los circuitos intelectuales y de asesoría juvenil a los que creemos interesará de sobremanera. En cines mexicanos a partir del 19 de octubre.
LA GUALDRA 72 / 15 DE OCTUBRE DE 2012
Artes visuales
Grupo Negro: Futurum 2
En la Galería Central del CENART (ubicada en Río Churubusco No. 79, esquina Calzada de Tlalpan, cerca de la estación del Metro General Anaya) desde el jueves 13 de septiembre hasta el 5 de octubre de 2012, permaneció en exhibición la exposición Futurum 2, que consta de una serie de cuadros, escultura, video y propuesta sonora. Futurum 2 fue desarrollado por Grupo Negro, constituido por los pintores Cora Van, Tarsicio Pereyra, Charlie Tomorrow y Javier Cortez. Ellos, básicamente se han desprendido de la parte figurativa, trabajan sobre los colores y su gran capacidad de combinación entre sí, densidad y textura, obteniendo diversas formas alternativas a la figura. Ésta, provoca sobre el espectador diferentes reacciones y emociones, inmediatas unas y otras, no tanto. Existe un amplio
Foto: Yessica Padilla
dominio de la gama cromática, se siente un uso preferente de colores fríos, duros; y aún con la presencia de cálidos, éstos se matizan mediante el trabajo del grupo en atmósferas tibias y luminosas, obteniéndose sensaciones increíblemente mates y refulgentes. Como los cuadros negros de Cora Van y Tarsicio Pereyra; en el primero de ellos no es pleno, aunque de inmediato lo parezca, su alma consta de líneas azules, profundas y rayas claras difuminadas que lo hace plenamente alegre; el otro negro, contiene bandas oscuras cuidadosamente tejidas en cada trazo, ofreciendo una especie de tablero u orden oscuro; una calma en la complicación. Por otro lado, los colores vivos y serios de los cuadros de Javier Cortez, con zonas amplias, regulares y diminutas, en diálogo y balance,
Por Miguel Carrillo F.
obtienen formas escondidas y/o inexistentes pero parecidas a ciertos bosquejos de una naturaleza minimalista y tal vez a uno que otro ser perdido y recuperado, con un rojo graffiti, flotando en una atmósfera entre etérea y trágica sobre sus negros, rojo, naranja, amarillo y blanco. Cora Van, tiene un trazo mágico en todas sus formas, pues además de recordarnos a Kelly también nos lleva a ciertas formas de soulages evolucionadas con su trazo, se apoya en sus fondos negros, un color forma, luego sobre ellos en un cierto orden rectángulos en un color diluido al color forma, dando repentinamente la imagen de cubos de hielo. En otros Cora compone en una especie de tríptico, igual con fondo negro y cubiertos de un azul difuminado, sirviendo de base para que aparezcan las formas de una especie de monolitos horizontales en color rojo y azul en los extremos mientras que en el centro del tríptico aparece otro monolito azul tenue pero vertical y un poco más grande que los de los extremos. Un juego de formas en un ambiente azul; divertido resulta contemplarlo. Charly Tomorrow
presenta más que trabajo plástico una serie de propuestas que consisten en una imagen de gran formato de fotografía y en ella adiciona color, desprendiéndose de esa realidad fotográfica para emitir una propuesta plástica; otra, es una reproducción de música en un sistema alejado del teatro en casa normal pero que sí se puede escuchar como ambiente en casa; y además, un video con música también ambient, al estilo de 77 million paintings, de Brian Eno. Tarsicio Pereyra presenta pequeñas piezas colgantes de cerámica, dando una lluvia densa y espaciada, casi transparente y nada Calder; aunque también impresiona su cuadro negro con diminutos blancos, grises y azules, una especie de zoom a un Pollock o a un fragmento de la Vía Láctea. Grupo Negro está formado por los zacatecanos Javier Cortez y Tarsicio Pereyra y los alemanes Cora Van y Charlie Tomorrow, ellos coincidieron en Real de Catorce, San Luis Potosí, espacio mágico y sagrado por la naturaleza, tal vez por ello nació este buen grupo con una muy interesante propuesta plástica.
Foto: Yessica Padilla
Poema escrito en un trayecto regular – y cuatro semáforos -
Léase mientras se escucha: Amor de cuatro paredes / Julión Álvarez * En el camino a casa por la ventana de mi auto -allá afueraa una velocidad que no entiendo la vida se parece a ti eres los labios rosas de lipstick barato de la adolescente que espera el autobús, eres la zapatilla en los pies finos de la mujer rubia en el acelerador del Audi que me rebasa en la curva -su casi contacto, me recuerda el nuestro – que más bien es siempre una alegoría eres las piernas de la modelo del espectacular del centro comercial que veo apenas por el retrovisor desde donde también veo tu pasado como un accidente viejo al que nadie llega con una camilla y te lleva -yo lo haría, pero tenemos tanta prisa-
Por Roberto Galaviz eres el aroma a vainilla francesa del café que me tomo a prisa para que nadie note mis ganas de ti eres la música en la radio de un acordeón italiano que se abre sus pliegues y se disfruta -pienso en abrir los tuyos, y disfrutarteeres el sostén que se asoma por la camisa desabotonada de la mujer que me sonríe en el semáforo en rojo eres el polvo que sus neumáticos dejan a mi lado mientras de nuevo te imagino porque, por el momento, no tengo más opciones eres el encanto de una mujer extraña a la que primero le romperé el vestido y después el corazón eres en el momento exacto todo lo que no eres y entonces, eres perfecta porque sé que mientras allá afuera la vida se parezca tanto a ti estoy en el camino correcto.