La Gualdra 185

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SUPLEMENTO CULTURAL

No. 185 - 16 DE FEBRERO DE 2015 - AÑO 4

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Eduardo Román Quezada, Torque. Fotografía de Julián Hugo Guajardo Esparza.

Eduardo Román Quezada nació el 26 de enero de 1952 en Juchipila, Zacatecas. Durante su juventud estudió teatro en el taller universitario con Alberto Huerta, fue precisamente por el personaje que representó de Tomás de Torquemada que se le quedó el apelativo de Torque de por vida. Estudió en la Universidad Autónoma de Zacatecas en el taller de fotografía, mismo que coordinó posteriormente; ahí enseñó a varias generaciones y compartió sus conocimientos con jóvenes aspirantes a fotógrafos. Fue también Director de Difusión Cultural de la misma institución. Realizó 24 exposiciones individuales y más de 35 exposiciones colectivas. Nuestro querido amigo Torque falleció el jueves 12 de febrero. Que descanse en paz.


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LA GUALDRA NO. 185 / 16 DE FEBRERO DE 2015 / AÑO 4

A Eduardo Román Quezada, Torque (26 de enero 1952-12 de febrero 2015)

Trato de imaginar que nuestro buen amigo Eduardo Román Quezada, Torque, pudiera leer estas palabras y sé que no hay nada más alejado de la realidad. Lo terriblemente cierto es que Torque partió el jueves pasado dejándonos a todos quienes le conocimos un tanto rotos. Terrible es que la muerte aceche y que no la podamos evitar; a veces me gustaría ser un poco más creyente para asimilar mejor la partida de quienes quiero, para creer firmemente que “están en un lugar mejor”, pero resulta difícil. Eduardo, el Torque, lejos de perseguir en vida desesperadamente la virtud y la perfección, buscó siempre las cosas bellas y placenteras de la vida. Vivió como quiso e hizo siempre lo que se le dio la gana, me lo dijo un día en el café San Patricio al que solía ir puntualmente todos los días y donde coincidíamos frecuentemente. Ahí muy seguido hablábamos de las cosas simples y cotidianas, de la comida que haríamos ese día, de su familia, de su madre que vive lejos, de sus hijos a quienes adoraba, de las largas caminatas que daba en busca de nuevas fotos, de su corazón… de su loco corazón al que tenía que cuidar porque ya le había dado uno que otro susto. De vez en cuando nos poníamos serios y hablábamos de Tarkovsky, de los amigos idos y de los conflictos del país. A veces no hablábamos, pero invariablemente llegaba a nuestra mesa a saludar, luego se iba con su andar tranquilo y su sonrisa amplia… sabíamos que lo veríamos al día siguiente. Pero la partida de Eduardo Román Quezada Eduardo Román Quezada no es significativa solo por el hecho de que fuera nuestro amigo; el Torque fue un gran fotógrafo y tiene en su acervo una de las colecciones más importantes de la vida cultural en Zacatecas del siglo XX y de lo que va de este siglo. Fue además maestro, y de los buenos; formó a muchas generaciones de fotógrafos en nuestra ciudad. Nació el 26 de enero de 1952 en Juchipila, Zacatecas. Durante su juventud estudió teatro en el taller universitario con Alberto Huerta,

fue precisamente por el personaje que representó de Tomás de Torquemada que se le quedó el apelativo de Torque de por vida. Estudió en la Universidad Autónoma de Zacatecas en el taller de fotografía, mismo que coordinó posteriormente. Fue también director de Difusión Cultural de la misma institución. Realizó 24 exposiciones individuales y más de 35 exposiciones colectivas. Recientemente celebró sus 40 años de vida profesional. Torque fue además colaborador gualdreño. El número 1 de la Gualdra inició con una entrevista suya que compartimos nuevamente en páginas centrales. Torque se marchó y el viernes lo despedimos con música, palabras cariñosas y muchos aplausos en la rectoría de la UAZ, la universidad a la que tanto quería. Nos quedamos muy tristes. Con esta Gualdra abrazamos a su esposa Rosario y a sus hijos Julio y Jaime. Va dedicada a él, con quien quiero compartir algo, aunque no me lea, aunque no me escuche: Querido Torque: Pasaste a despedirte de tus compañeros universitarios, de tus colegas fotógrafos, de tus amigos a quienes saludabas en las calles del centro histórico todos los días, de tus amigos del café. Eran las 12 del mediodía y ahí estabas en rectoría, sin poder moverte, recibiendo palabras cariñosas y aplausos de todos quienes te admirábamos… Querido Torque ¡pero si a esa hora llegabas siempre al San Patricio por tu espresso y tu pan de almendra! Martín, el amigo que siempre te lo servía, se quedó esperándote; alguien le dijo dónde estabas, tomó tu taza azul -esa que tanto te gustaba- y pidió que te sirvieran tu café mientras partía amablemente el pan del día. Eran las 12 y llegó hasta donde estabas a compartir contigo lo que seguramente tú también estabas esperando. “¿Algo más, maestro?”, dijo Martín al terminar de servirte. No contestaste, pero estoy segura que sonreías. Ahí estaba también el cariño que te tenemos todos, en esa mesa con mantel blanco no había solo pan y café. Buen viaje, amigo… Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

El juego, el ruego, el fuego Por Sergio Espinosa Proa

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In memoriam Eduardo Román Conocedor de los secretos de la luz Por Jaime Robledo Amigo, hermano, compañero Por Amigo Abel No todos somos el Torque [Carta a mi amigo] Por Alfonso López Monreal Torque Por Ester Cárdenas Eduardo Román Quezada, Torque Por Miguel Ángel Ortiz Bonilla (MAO)

El misterioso caso del cuerpo sin pezón Por Carlos Flores Teorema axiomático del amor no demostrable, pero existente Por Roberto Galaviz

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El Picaporte Por Simitrio Quezada El sufrimiento del ser Por Mauricio Flores

El Dragón Por Alberto Huerta La rebelión de los negros (dos fragmentos) Por Edgar Khonde

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A mi preparatoriana favorita, en sus 17 años Por Billy Collins [Versión: Javier Acosta] Objetos Por Pilar Alba

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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El juego, el ruego, el fuego [Sobre la serie fotográfica Juego de seducción de Eduardo Román] *

In memoriam Torque

Por Sergio Espinosa Proa

Fotografías: Eduardo Román Quezada, el Torque. Y bueno, comprobemos una vez más que los cuerpos están como diseñados para ser exhibidos. Los cuerpos son la exhibición, la exposición, la ofrenda. Un cuerpo es siempre y en cualquier parte aquello que se da. Se ofrecen, desde luego, y acaso por un necesario rodeo, a la mirada. Pero también se abren a la súplica y a la indefinición. Un cuerpo es, para llamar al deseo, o para despertarlo, un retroceso, una sombra, un no darlo todo. No darlo, al menos, a la primera. Quizá tampoco a la segunda, ni a la tercera. Quizá nunca. Un cuerpo es una señal ofrecida a quien no puede hacer otra cosa que responder. Lo cual significa que la desnudez es algo más o algo menos que un mostrar y un ofrecerse, un dejarse ver. Es un ruego. Y un juego, desde luego. No parece posible, para un artista de la lente, dejar desnuda

a la desnudez. Dejarnos frente a frente y a solas con su fuego. La piel pide en su inevitable atracción un movimiento de huida. Pide un entornar los ojos, una piedad en quien mira y cree reconocer. La piel desnuda no quiere llenar la pupila, sino hacerle sitio a una imagen que no podría alojarse en mirar alguno. La piel ruega: mírame y no te sacies. No me asfixies. Y ante todo no mires en mí aquello que imaginas necesitar. Cada línea es y no es el tibio accidente de un diseño perfecto. Pues perfecto solo es el sueño que quiere posarse en la piel y hacer de ella una pose que no sepa de sí misma. Que no lo sepa ni siquiera al final. La desnudez suplica: soy lo que ves, solo eso. Pero lo que ves es, más dentro que lo que hay dentro, una pregunta que no podrías formular. Un signo de interrogación. Un secreto. Responde:

no hay lugar para la respuesta. La desnudez es un límite. Es el borde entre la combustión y el abandono. Es el entre: la lúcida, la lívida, la líquida suavidad de un sueño. Pues la piel, como el sueño, no es jamás —así busque nuestra complicidad y nuestra aquiescencia— propiedad de quien la sostiene. Tampoco es, no nos engañemos más, de quien la acaricia o la bebe con la vista. El cuerpo se ofrenda a los sentidos, pero los sentidos solo saben de lo que a los cuerpos les hace falta para emprender el vuelo. Y para tender sobre ellos un velo. Como en una duermevela. Tal es, como bien se muestra aquí, su —infalible— seducción. * Texto de la exposición Juego de seducción de Eduardo Román. Zacatecas, mayo de 2001.


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LA GUALDRA NO. 185

In memoriam Eduardo Román Conocedor de los secretos de la luz

In memoriam Torque

Por Jaime Robledo* Eduardo Román Quezada fue un privilegiado conocedor de los secretos de la luz. Como pocos, entendió las infinitas posibilidades que ofrecen las múltiples gradaciones que van del blanco al negro, y la vasta posibilidad de los colores en la búsqueda de la materialidad, la textura y la forma. Torque, como afectuosamente le decíamos, fue un académico de la imagen. Documentalista de movimientos sociales, de la comunidad creativa y de la vida cotidiana regional, deja un enorme acervo que documenta la vida política y social desde el último cuarto del siglo pasado hasta el presente. Será necesaria una gran actividad de investigación para catalogar, organizar, dilucidar y analizar la inmensidad de imágenes en las que registró acontecimientos, personajes, sitios y eventos que conformaron la rica, diversa y compleja realidad social de los últimos cuarenta años en la entidad. En cerca de 30 exposiciones individuales y casi 40 colectivas, Eduardo Román nos aproximó a su enorme producción fotográfica, donde el rigor técnico, la búsqueda y la experimentación con otras disciplinas y técnicas fueron características que identificaban su vigor y la permanente búsqueda de la composición y la forma. El profesor Eduardo Román nos lega toda una trayectoria en el ámbito de la enseñanza de la fotografía, en la que fue un extraordinario artífice y soporte durante los cuarenta años de ininterrumpida actividad en el taller de fotografía de la UAZ, el cual coordinó desde 1976 a 2002, periodo en el que decenas de egresados aprendieron con su atenta dirección, y para muchos y muchas, constituyó la entrada al espacio de la creación. Las decenas de exposiciones que organizó y coordinó con sus alumnos, fueron plataforma de expresión de gran potencia creativa para alumnos de pocos recursos, que de otra forma jamás hubieran tenido la posibilidad de acceder al circuito creativo. Ese es, en mi opinión, uno de sus más admirables aportes: el haber formado, apoyado y encau-

sado a una gran cantidad de generaciones de jóvenes universitarios y público en general, para ejercer, con la fotografía, una actividad creativa y de comunicación de enormes proporciones que permeó a toda la sociedad zacatecana, desbordándose incluso a otras entidades. Maestro Eduardo Román Quezada, agradecemos tu aporte gráfico, tu ingenio para la creación, la enseñanza generosa y desinteresada, las grandes y enjundiosas conversaciones entre tazas de café en La Bodeguilla y otros espacios, y el agudo análisis de tu obra fotográfica y la de tus contemporáneos, sin dejar de atender la de otras latitudes en varias épocas. Buen viaje y hasta siempre. * Centro de Documentación. Fototeca del Estado de Zacatecas Pedro Valtierra. Texto leído durante el homenaje realizado en rectoría de la UAZ el día 13 de febrero.

Fotografía de Julián Hugo Guajardo Esparza

Amigo, hermano, compañero Por Amigo Abel Nunca te olvidaremos. Ahora sabemos ya que jamás te olvidaremos. Y pasarán los días -uno a uno, que no te quepa duday los dientes de insomnio de tus hijos como garfios crispados sobre el mundo. Y a nosotros aún, querido amigo, nos quedarán los últimos asuntos por resolver encima de la tierra. De esta tierra todavía, hermano, porque ni modo que ya se acabe el ancho mundo; porque ni modo que ya no seamos hijos de la doliente tierra, compañero. Y otras aguas negras y mudas bajarán remolcando fetos gigantescos burros fantásticos coágulos atónitos malolientes dioses desde los podreductos de una tierra

desterrada por las zanjas obscuras de los hombres. Y pasarán por aquí azoradas deteniéndose junto al pilar que te labramos con el temblor de las manos al marcharte como frente a una tumba que se sigue equivocando de planeta.

y las rojas barricadas de tus años. Y te esparcirán las aguas generosas entre las raíces donde se organiza la multiplicación de las espigas. Y nadie advertirá tu voz estercolada en el trajín segador de nuevas manos o en aquellas mañanas derramadas como lluvias de anís sobre la tierra.

Y llegarán los años del olvido día tras día también, seguramente. Porque ni modo de detener el tiempo, hermano; porque ni modo de poder hacerlo con una sola tumba, compañero.

Y por fin nos darás pan sin discordia en tu célula transfigurada. Solo agua viva serás; lodo tutelar otra vez, resina y fronda, regreso al caldo original donde ensayaron a encaminarse todas las paciencias.

Y tú estarás ahí, ni quién lo dude, sin enterarte de que por encima de tu huesa sosegada rondarán los azules dirigibles de tus sueños

Pero nosotros no te olvidaremos. Porque ahora sabemos ya que solo la utopía es verdad y que jamás te olvidaremos.


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16 de FEBRERO DE 2015

No todos somos el Torque [Carta a mi amigo] Por Alfonso López Monreal

venido y continuar nuestro diálogo como si nunca me hubiera ausentado. La otra es que siempre fuiste un aliado seguro en los proyectos culturales, no solo conmigo sino con todos; dábamos siempre por hecho tu apoyo, participación y tu generosidad. Nunca nos fallaste. Juntos hicimos muchos proyectos, la última colaboración fue mi intervención en algunas de tus fotografías para celebrar tus 40 años como fotógrafo, pero nos quedamos con proyectos truncos debido a tu pronta partida. No, mi Torque, no todos somos como tú. Qué difícil es encontrar una persona con tus cualidades, con esa impresión de ir y venir de tus soledades constantemente. Hoy vi cómo tanta gente y tan diversa, participó en tu funeral para celebrar con cariño tu amistad; te queremos por tu generosidad, porque nunca fuiste egoísta y tuviste la humildad necesaria para no envidiar el éxito ajeno, por tu solidaridad con las causas sociales y tu respeto al espacio de los demás. Insisto, no, no todos somos el Torque. Querido Torque, tu cámara, compañera de mil batallas… te va a extrañar. Yo te voy a extrañar en el café. En la cantina… te voy a extrañar. En las calles del centro… te voy a extrañar. En mis inauguraciones… te voy a extrañar. En las inauguraciones de los otros… te voy a extrañar. En el Santero y en el Teatro Calderón… te voy a extrañar. En las reuniones de amigos… te voy a extrañar. Cuando busque apoyo moral… te voy a extrañar. Siempre. Zacatecas, 13 de febrero de 2015

In memoriam Torque

Querido amigo Torque: Decimos con cierta frecuencia que hay quienes fueron o son “buenas personas”, ese es tu caso, la frase queda exacta para ti; pero debo de aclarar también, que en tu caso, hay que definirlo correctamente. Cuando digo “buena persona” no pienso en ese ser bonachón e inocente que tiende a pasar desapercibido; cuando digo persona, me refiero al ser humano en toda la extensión de la palabra. No fuiste un angelito -como también decimos-, pero llenaste tu mundo y el nuestro con tu presencia cotidiana en el centro de nuestra ciudad, con tu aura de tranquilidad y sobre todo con tu inquebrantable lealtad de amigo. Fuiste pues esa compañía accesible, afable y al final entrañable, ya fuera en torno a una mesa de café, o durante mucho tiempo -como dice la canción- en el rincón de una cantina. Con tu partida pienso mucho en nuestra generación y todo lo vivido, ¿Recuerdas las noches de bohemia en el convento de Guadalupe? ¿El principio de los talleres de la UAZ? ¿Las interminables veladas con Miguelito y los Huayras originales? ¿Con tu maestro Huerta? ¿Las pláticas de nuestros viajes con los huicholes y los coras? ¿Los ricos pozoles en tu casa? Podría seguir recordando, pero al final me quedo con dos cosas: para mí que fui un ausente por largas temporadas, fuiste siempre una roca anclada en mi ciudad a la que sabía que podía regresar como cualquier viajero, sentirme inmediatamente bien-

Torque. Una obra de Jorge Salmón fotografiada por Tomás Hernández Monreal.

Torque Por Ester Cárdenas Llueve, hace frío. A través de la ventana de la sala de espera del consultorio del dentista, en un segundo piso, veo los automóviles y los camiones (dejando grisáceas estelas de humo) avanzar a vuelta de rueda. Habitualmente hay bastante tráfico por la Insurgentes, hoy aún más, es viernes

y son las seis treinta de la tarde. No estoy inquieta, usualmente lo estoy cuando se acerca la hora de entrar al consultorio, la tristeza le gana al temor. Pienso en el Torque, ayer doce de febrero del dos mil quince se fue. Hoy sus amigos lo homenajeamos en el patio de rectoría. Regularmente los

homenajes me resultan incómodos, irritantes, este no. Fue como una reunión de amigos y familiares, sin autoridades universitarias (de alto rango). Alfonso Vázquez coordinó la despedida y dos de sus amigos lo recordaron por medio de la palabra, todo fue rápido y ligero. Lo recuerdo veinteañero, en el Teatro Calderón, haciendo patitos, ejercicios de dicción, fumando, conversando, siempre tranquilo. Lo recuerdo en su primer papel estelar como Torquemada (de ahí su apodo). Lo recuerdo en la oficina de difusión cultural (el director era el siempre querido y recordado Lic. Almanza) platicando y bromeando con Carmelita, lo recuerdo en las giras del grupo de teatro haciendo caso omiso del mal humor de nuestro director (el imperecederamente querido Huerta), lo recuerdo con Rosario, con su cámara, en el café, lo recuerdo…


In memoriam Torque

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LA GUALDRA NO. 185

Eduardo Román Quezada, Torque Por Miguel Ángel Ortiz Bonilla (MAO)* En un principio era la oscuridad, y también algunos dioses. No todos. En esa oscuridad Eros surgió como necesidad, como puente entre los que no se conocen y entre las materias para poder estar juntas para procrear, ser. De la oscuridad-caos está él, primero en nacer. El que da la fuerza para que las cosas y las bestias y los seres se atraigan para que lo que está separado sea unido. En la oscuridad del tiempo todo es un punto de plata. Y entre el papel y la voluntad del encuentro están estas formas sobre el papel. Designio de la luz para trasformar lo que ella ha tocado y lo que no en formas. Negros, blancos, grises. Todo en la caja negra es luz. Y de eros lo erótico, lo que pertenece al perverso alado. Y ha hecho que las materias se reúnan, ha trasformado la genealogía de los humanos y ha hecho posible que lo inesperado sea cotidiano. Entonces esta unión de materias, este proceso de trabajo no sólo es para el apareamiento, sino que constituye una fuerza primigenia que hace que las cosas puedan estar en correlación con sí mismas y con lo otro de una manera más menos armónica. Así como las imágenes que se suceden a través del tiempo, las formas que se hacen patentes en los negativos análogos o digitales están siendo dilucidadas por la materia misma, y un segundo antes y después por el ojo del observador-cazador-fotógrafo. Es entonces cuando el misterio de la oscuridad se nos revela. Se ve y se toca. Y en la oscuridad del viejo laboratorio alquímico las aguas hacen que las formas aparezcan. La mecánica para la elaboración de una imagen fotográfica es hasta cierto punto sencilla, básica. Preparar, ocultar y revelar; sin embargo, estas cuestiones básicas de la mecánica de la imagen se van trasformando en un sinnúmero de encrucijadas, significados, en un número ilimitado de posibilidades de encuentro que el buen Eros puede

Foto: Julián Hugo Guajardo Esparza

proporcionar. La imagen fotográfica es siempre un encuentro entre la oscuridad y la luz, una relación de opuestos que al estar en conjunción hacen posible lo visible. Mundo de contingencias y de opuestos. Ya de inicio el truco de la caja negra es sorprendente y misterioso. Sin tener un mapa del territorio completo podemos buscar los indicios del misterio de la luz y las sombras en fotografías. En este caso la indagación es a propósito del misterio en la obra de Eduardo Román. La figura femenina que aparece con una máscara en primera instancia parece que se oculta, que borra su identidad de las miradas indiscretas de los mirones moralistas y lascivos, hecho que se confirma al conocer el entorno social pero que no es todo el acontecimiento visual. La máscara hace que ella se trasmute en el ser cornudo de naturaleza ambigua, en el poder y la sumisión, ni humano ni natural, un intersticio entre las posibilidades de los cuerpos vistos

y deseados de lasnaturalezas ad infinitum. La serie de fotografías de Eduardo Román -Torque- dan testimonio del encuentro entre las naturalezas de cómo Eros construye un mundo de seres que pueden ser visibles y extraordinarios. La fotografía de Torque se va trasformando con las miradas propias y con el tiempo. Se diluyen las posibilidades de la imagen estática y con el uso de las nuevas tecnología los discursos visuales se apropian de nuevos caminos que quieren llegar a un mismo lugar, en donde se encuentra el primer misterio de la sorpresa y fascinación por la oscuridad, la luz y la imagen. Eduardo Román Quezada nació el 26 de enero de 1952 en Juchipila, Zacatecas. Estudió en la UAZ en las licenciaturas de derecho, economía y humanidades y en el taller de fotografía de la UAZ; posteriormente, fue coordinador del mismo. Fue becario del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes y Director de Di-

fusión Cultural de la UAZ. Tiene 23 exposiciones individuales y 34 colectivas. Su más reciente exposición puede apreciarse en el vestíbulo del Teatro Fernando Calderón. Nos encontramos con Eduardo en “La Casa del Artista”. Nos cuenta que llega a Zacatecas a la edad de 18 años, en 1971. Comenta que uno de los acontecimientos más importantes en su formación como creador, fue la participación en la Compañía de Alberto Huerta, a quien considera un gran promotor de las artes en el Estado. EDUARDO: Bajo la dirección de Huerta, participé como actor en varias obras de Jodorowsky y Samuel Beckett. Ahí tuve una escuela formidable pues siempre Alberto nos inculcaba la cuestión de la lectura. Y esa fue mi primera conmoción. MAO: De hecho, “Torque”… viene de esa época…


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EDUARDO: Sí, porque representé a Tomás de Torquemada en una obra de teatro, entonces se me quedó ese apelativo de por vida. MAO: En México estaba muy fuerte el teatro pánico con Jodorowsky, y el maestro Huerta es una de las personas que introdujo este tipo de teatro. ¿En qué te ayudó el teatro, el ser actor? EDUARDO: Creo que Huerta es el único director de teatro en Zacatecas. Como director… de su grupo salieron muchos que después se formaron como tales, pero no tienen su formación… Con él aprendimos a ver el mundo desde otra perspectiva. Sin embargo, hacer teatro fue muy bueno, pero no me llenaba… fui actor, asistente de dirección… hacíamos de todo, tramoya, luces, todo. Pero no me llenaba mucho, entonces, se empezaron a crear varios talleres y así fue como me metí al taller de foto.

de creación. La creación como experiencia. Esa experiencia tiene problemas técnicos al tratar de ponerla en la materia, ahí es donde entra la reflexión del artista, donde entra la creatividad. EDUARDO: En la creatividad va implícita la reflexión… Tienes que revolucionarte para crear, y ya cuando tienes todo ese proceso y estás seguro entonces sí dices: pues ya, lo hago.

Eduardo Román Quezada, Torque. Los coras y la mujer tortuga.

MAO: ¿Hay alguna etapa de cuando iniciaste a hoy en día que te haya interesado más? ¿Algo que te haya movido más? ¿Una de las imágenes? EDUARDO: Sí. Puedes ser… Todavía no he podido resolver el tema sobre el desnudo, es muy difícil, he hecho algunos pero aún no me llenan esos. Es difícil en muchos aspectos, es de las dificultades más grandes que no he podido superar.

MAO: ¡Y tenemos otra dificultad! Que las chicas tengan que mostrarse. EDUARDO: Desgraciadamente… las que ven son amistades, que saben del trabajo de uno y saben que uno es ético, profesional en ese sentido. MAO: ¿Qué posición toma el fotógrafo como espectador? EDUARDO: Yo me acuerdo perfectamente bien cuando a la mitad de mi vida laboral dando clases en el taller de foto, me di cuenta de que me estaba retroalimentando de las cosas que hacían mis alumnos, les explicaba y ellos en enseñaban sus cosas, ¿y esto? (les preguntaba). O me platicaban de su vida y así, había mucha comunicación entre mis alumnos y yo, no era una educación muy formal, de enseñanza-aprendizaje, sino que platicábamos de todo. Ese tipo de situaciones te retroalimentan siempre.

MAO: ¿Algo de la familia te llevó al ambiente artístico? EDUARDO: Mi padre fue boticario toda su vida, hacía medicamentos y menjurjes en la casa. De ahí empecé a tomar ciertas inquietudes; ya cuando me metí a la fotografía me acordé de que preparaba las probetas, medía, hacía las cosas. Y de mi madre… pues ella siempre ha sido muy culta, siempre ha leído, siempre escribía muy bien, era una mujer más o menos preparada. Pero ese ambiente no me llenó, entonces tuve que salir. MAO: Has tenido mucha relación con escritores, con poetas; ellos han usado tus imágenes, una relación muy intensa en ese sentido… EDUARDO: Sí. También estuve un tiempo en el taller de literatura Revueltas, luego me salí, sigo escribiendo, pero no me interesa tanto publicar eso, escribo poesía. Aunque también haces poesía, haces teatro con la imagen, lo que tú quieras, historias. MAO: En esa relación del teatro como espacio, el teatro como movimiento corporal, luego la poesía como imágenes, como metáforas, todo eso va aglutinando una forma

MAO: Eso es una investigación del cuerpo, pero también de la mente; la fotografía de desnudo es profundísima, creo que últimamente, o desde que se ha ampliado esta posibilidad de la fotografía con las nuevas tecnologías, se ha banalizado el desnudo. EDUARDO: Sí. Toda la foto en general, o todos los medios visuales; pintan en la computadora, hacen muchas cosas con ella; no digo que sea malo, sino que no hacen esfuerzan su creatividad, más reflexiva pues… más interior…

MAO: ¿Qué crees que te dio el taller universitario y qué es lo que te quitó estar fuera de él? EDUARDO: No solamente el taller, sino la misma Universidad; a mí me dio todo, yo estoy muy agradecido porque ahí me formé, soy un universitario de corazón. MAO: ¿Grabamos todo? Eduardo: ¡Ya no vuelvo a repetir..!

Eduardo Román Quezada, Torque. Cortesía de la Fototeca Zacatecas.

* Entrevista publicada el 6 de junio de 2011 en la Gualdra No. 1. Hoy, la publicamos nuevamente en memoria de nuestro querido amigo Torque quien falleció el día 12 de este mes.

In memoriam Torque

Eduardo Román Quezada, Torque. De la serie Garage.


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LA GUALDRA NO. 185

El misterioso caso del cuerpo sin pezón

Río de Palabras

libros

Por Carlos Flores Los ingredientes en la mesa son un México en donde el presidente le acaba de declarar la guerra a la industria del narcotráfico, encobijados que aparecen a diario en el estado de Sinaloa, un calor que por las noches supera los cuarenta grados, un interesante soundtrack, un contrabandista de armas que ve su gran oportunidad, el padre del presidente de los Estados Unidos de América que viene a casar patos en tierra azteca, un prostíbulo donde bailan sus exóticos bailes mujeres que cobran precios que no cualquier gato puede pagar, el asesinato de dos de las mejores teiboleras del Alexa, el cadáver de una deschichada, y, en medio, un detective con problemas existenciales atormentado por su pasado: “Edgar «el Zurdo» Mendieta se incorporó haciendo un ruido extraño al jalar el aire con la boca. Sentía que buscaba en una cueva oscura que era su estómago y daba consigo mismo disminuido, asustado, sin pasado o futuro. Eso sentía. Moriré primero que Mick Jagger, especuló”. El platillo se prepara con una prosa al estilo joyciano, que mezcla en el platón ingeniosos y variados diálogos sin los tradicionales guiones; un narrador ocasional con una voz muy versátil con tintes poéticos, irónicos, una pizca de humor negro, agudos comentarios sobre el sistema y un ligero tono de corrido; la subjetividad de personajes tan disímiles como el de la víctima a punto de ser asesinada, un boxeador al que se le cosieron los sesos con las drogas, un capo que entrega a los jefes de los cárteles sinaloenses a una tal Samantha, un gringo que odia a

muerte todo lo mexicano y un detective que no sabe armar rompecabezas pero que mediante corazonadas se va a acercando a la verdad.

Teorema axiomático del amor no demostrable, pero existente

Podría usar la retórica más básica para hacer descender ante tus ojos las diecinueve estrellas más cercanas, y ponerlas, una a una, junto a tus años podría llevarte a un lago en

calma, tomar tus manos y ver cómo la luz, al atardecer, como niño que se esconde, te deja una sombra perfecta entre los labios y entonces, besarnos podría demostrar que hasta tu nombre y el mío son falsos que existimos solo y mientras tanto estamos juntos que lo demás es una ficción ins-

El Picaporte Por Simitrio Quezada “Vario tiempo”, expresión arcaica

Por Roberto Galaviz Podría hablarte del amor y decirte por ejemplo, cómo es una noche sin nosotros en Budapest, o como todos, lo dirían, en París.

Para servirlo se decora con los ingredientes básicos de la novela negra: un crimen para resolver, las pesquisas que van revelando cada vez más un mundo en manos del crimen al estilo mexicano –tan magistralmente narrado que se siente uno en casa–, un detective inspirado tal vez en Filiberto García, Philip Marlowe, Belascoarán Shyne y el agente de la Continental de Red Harvest, un poco de acción con AK-47 y AR-15 y un poco más de suspenso. El resultado es una excelente novela policiaca en un escenario mexicano, que logra conjugar todos aquellos elementos que hacían una gran novela negra y que hicieron tan indispensables en las bibliotecas caseras las obras de Raymond Chandler, Dashiell Hammett y Chester Himes, entre otros. Pues como aquellas, logra crear un detective muy humano con una carga subjetiva que le define y con las agallas suficientes para ir a husmear en los sitios más cabrones del mundo sinaloense, además de recrear el slang mexicano del narco, de la policía ministerial y la idiosincrasia mazatleca, así como la descripción de la estructura de la mafia y sus modus operandi de una manera muy natural. Y así, como final de las novelas de suspenso el nombre del asesino se revela hasta el final, dejamos hasta este momento el nombre del escritor: Élmer Mendoza y la novela La prueba del ácido. Nace en Culiacán en 1949, es docente de la UAS y ha escrito además Un asesino solitario, El amante de Janis Joplin y Efecto tequila, que próximamente estarán en mi biblioteca.

pirada, -no séen Tarantino, Murakami o Bukowski Podría decirte que el amor existe y que es homogéneo como simple agua de mar, (que de simple, tiene tan poco) Podría, pero no quiero, porque el amor no se demuestra, -como todos se cansan de decirel amor ocurre y entonces, somos.

Despierta bastante polémica la expresión conformada por adjetivo y sustantivo “vario tiempo”. Algunos gramáticos la rechazan; sin embargo el Diccionario sí reconoce a “vario” como palabra. Lo más convencional es, de hecho, “algún tiempo”. “Vario tiempo” es en realidad una expresión poco utilizada y en bastante desuso. Es un arcaísmo que, por lo mismo, puede sonar incorrecto para muchos, sobre todo los puristas del idioma. Recordemos, a fin de cuentas, que la palabra “vario” se utiliza más en plural.

* Lo invito a que envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com


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16 de FEBRERO DE 2015

José Revueltas, poeta

El sufrimiento del ser Por Mauricio Flores *

La última voz El hombre se establece.

libros

Nada cuesta imaginar una sociedad nueva. Libre de injusticias y fingimientos. Lo hacemos en la fila del transporte público, en las responsabilidades cotidianas, frente a la obra literaria —prodigiosa— de quienes hicieron lo propio en cada uno de sus frentes. Desde la narrativa, las reflexiones políticas, filosóficas y estéticas y hasta en la poesía. Me refiero a José Revueltas (1914-1976), recientemente homenajeado, cada vez, por fortuna, más leído. Más ahora en su vertiente poética, en días en que circula profusamente la reunión de la obra en dicho género: El propósito ciego. “La escritura es falsa —escribió Revueltas—, pero el testimonio es verdadero”. ¿Puede haber mayor sinceridad? Bien lo dice José Manuel Mateo, editor de El propósito ciego: los poemas de Revueltas “no obedecen a la circunstancia, al automatismo ni se reducen al valor de testimonios y rarezas. Cada uno constituye una respuesta, es decir, un acto voluntario y consciente de sus posibilidades para alcanzar su extremo”. Son así poemas con dedicatoria y dirigidos a quienes se reconozcan en sus voces. Apúntese usted, lector de La Gualdra, no se arrepentirá. Se lo aseguro. Poemas, concluiré con Mateo, que como toda la obra y vida revueltiana nos llevan al reconocimiento del hombre, la humanidad. Al usufructo del derecho a ser libremente no felices. Y al sitio donde (como el Gregorio Los días terrenales) se reconocerán las no tareas del hombre: “la absoluta falta de tareas del hombre, su ninguna finalidad, su condición definidora que es el sufrimiento del ser, el sufrimiento de saberse finito en el tiempo y finito en el espacio limitado de su vida y de su historia”. ***

El hombre establece su camino en mitad de su propia resurrección y empieza, entonces, a crecer. A dejar que sus manos, en torno de él, crezcan un poco y se olviden. No sé —no sabemos qué hacer— en ese mundo lento y puro que hemos perdido totalmente. Sin embargo, tengo cielo. Tengo muchas cosas dentro de mi corazón. Y vuelvo otra vez a verte inmaterial, terrestre como las mejores cosas diosa mía, hecha de frutos, de savia, de luces. Y me quedo ante ti, nuevamente viejo y perdido, sin mi voz, sin mi silencio una vez más atravesado por los siete pecados capitales. He visto, compañeros míos, sus ojos. Eran los mejores ojos del mundo, y los he visto. No había lágrimas en ellos, pero los he visto. Su silencio me llenó de paz y de pureza. Desde entonces soy un mejor hombre. Y desde entonces espero. Leyendo a Óscar Oliva De la muerte, no. Sálvenme de la vida Sálvenme de mis ojos Ya invadidos de gusanos, De la herrumbre de mis huesos Y del alma. Atrás doctores, hechiceros, sacerdotes, Oradores, ideologías en acecho: De morir, no. Sálvenme de la vida eterna, De las cosas que toco y miro, Sálvenme del amor y de mis padres muertos, Sálvenme de este no ser En perpetua agonía.

México, 14 de junio de 1973

tormenta. Ayer escribí unos versos:

*** Salid a la tormenta No pedir perdón. En este caso no pedir perdón es no transigir ante nuestra pequeña dicha personal, hacerla a un lado. “Solo es digno de la vida libre aquel que pasa sus días en lucha desigual”, decía Goethe. Y a mí me entusiasma, me enorgullece, me hace amarte más, el que tú comprendas esto. Porque así no solamente eres mi esposa, sino algo más todavía; mi camarada, mi hermana, una mujer que marcha conmigo sin miedo a la

Inquilinos: dejad vuestros tugurios Salid a la tormenta con vuestras madres y vuestros hijos que el Hombre no quiere ni reclama casa! Guadalajara, Jal., 20 de diciembre 1939 José Revueltas, El propósito ciego, FCE, México, 2015, 110 pp. Fotografías: José Revueltas. Iconografía, FCE, México, 2015, 180 pp. * mauflos@gmail.com


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LA GUALDRA NO. 185

FEBRERO 2015 Miércoles 18 18:00 horas Entrada libre Ciclo de amor y amistad En coordinación con el archivo histórico de la UAZ LE HAVRE: EL PUERTO DE LA ESPERANZA Dir. Aki Kaurismäki Finlandia/ 2011/ 94 min. Miércoles 18 20:00 Hrs. Entrada libre Ciclo de amor y amistad En coordinación con

AGENDA CULTURAL FEBRERO 2015 MIÉRCOLES 18 y 25 18:00 horas Todos al Centro Histórico Miércoles de Danzón Mercado “J. Jesús González Ortega” Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas JUEVES 19 y 26 19:00 horas Tradicional Concierto Banda Sinfónica del Estado Dir. Salvador García y Ortega Plazuela Goitia VIERNES 20 y 27 18:00 horas Concierto Orquesta Típica de Zacatecas Dir. Alfonso Naranjo Mercado “J. Jesús González Ortega” Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas DOMINGO 22 13:00 horas Tradicional Concierto

el archivo histórico de la UAZ TRES COLORES: ROJO Dir. Krzysztof Kieslowski Francia/ 1994/ 97 min.

Ciclo de amor y amistad. En coordinación con el archivo histórico de la UAZ YAMAKASI Francia/ 2001/ 91 min. Dir. Ariel Zeitoun

Jueves 19 20:00 Hrs. Entrada libre Ciclo de amor y amistad En coordinación con el archivo histórico de la UAZ POPULAIRE (MI HISTORIA ENTRE TUS DEDOS) Dir. Regis Roinsard Francia/ 2012/ 111 min.

Viernes 20 18:00 Hrs. Entrada libre Película comentada Ciclo en coordinación con el Centro de la Gráfica MEDIA NOCHE EN PARÍS Dir. Woody Allen EUA/ 2011/ 96 min.

Jueves 19 20:00 Hrs. Entrada libre

Orquesta Típica de Zacatecas Dir. Alfonso Naranjo Casa Municipal de Cultura de Zacatecas Entrada libre Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas MARTES 17 19:00 horas Concierto de Gala Música clásica de Persia e India Teatro Fernando Calderón Entrada libre VIERNES 20 19:00 horas Vive la Ciudad Jazz y funk pop E-string Projet – Zacatecas Sara Valenzuela – Guadalajara, Jal. Plazuela Miguel Auza SÁBADO 21 19:00 horas Temporada de Conciertos Orquesta de Cámara del Estado de Zacatecas Director: Arturo García Cuéllar Solista: Alain Del

Viernes 20 20:00 Hrs. Estreno nacional exclusivo Sede única con entrada libre con motivo

Real, piano Auditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” Admisión $50.00 SÁBADO 21 19:00 horas Sábados en la Cultura Concierto de piano Mario Morones Escalinatas del Antiguo Templo de San Agustín y Plazuela Miguel Auza Coordina: Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde” Casa Municipal de Cultura de Zacatecas DOMINGO 22 13:00 horas Espectáculo musical para niños y jóvenes PAPIROPLÁSTIKA, La Banda del Club. Rock n’ Chaviza Plazuela Goitia JUEVES 26 19:00 horas Trova Adrián Villagómez Café “Casa de Moneda”

del 6º. Aniversario de la Cineteca Zacatecas. IDA Dir. Paweł Pawlikowski. Sábado 21 18:00 Hrs. Entrada libre Película comentada Ciclo en coordinación con el Centro de la Gráfica LOS MODERNOS Dir. Alan Rudolph EUA/ 1988/ 126 min. Sábado 21 20:30 Hrs. Entrada general $30.00 Estudiantes con credencial, personas con discapacidad y personas 3ª edad $20.00 IDA

Centro Cultural Ciudadela del Arte SÁBADOS 28 19:00 horas Sábados en la Cultura Luis Díaz Leaños y el Ensamble Azul Escalinatas del Antiguo Templo de San Agustín y Plazuela Miguel Auza Coordina: Instituto Zacatecano de Cultura “Ramón López Velarde” Casa Municipal de Cultura de Zacatecas MUNICIPIOS VALPARAÍSO VIERNES 20 17:00 horas Poesía, música y canto Impronta Cultural José Martín de Santiago Moreno, poeta Edgar López Hernández, guitarrista Cantante invita@ Instituto Municipal de Cultura PINOS LUNES 23 19:00 horas Danza árabe

Dir. Paweł Pawlikowski Polonia-Dinamarca/ 2013/ 82 min. Domingo 22 12:00 Hrs. Matiné. Entrada libre Ciclo en coordinación con el Centro de la Gráfica VINCENT Y YO Canadá/ 1990/ 100 min. Dir. Michael Rubbo Domingo 22 18:00 y 19:30 Hrs. Entrada general $30.00 Estudiantes con credencial, personas con discapacidad y personas 3ª edad $20.00 IDA Dir. Paweł Pawlikowski

Shahdana Dir. Blanca Bautista Jardín Principal MUSEOS Y GALERÍAS MUSEO DE ARTE ABSTRACTO “MANUEL FELGUÉREZ” Thomas Ghislaine Sala Temporal I Permanencia: 28 de febrero La Transmutación de la Energía Raúl Herrera Sala Temporal II Permanencia 28 de febrero MUSEO FRANCISCO GOITIA Ànidá De Susana Salinas Permanencia: 22 de marzo de 2015 FOTOTECA DE ZACATECAS PEDRO VALTIERRA “De aquí soy. Concurso Nacional de Fotografía Cuartoscuro 2014” Exposición Colectiva Permanencia: 18 de marzo del 2015.


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16 de FEBRERO DE 2015

El Dragón Para Bernardo Araujo

El Dragón Ayala, parado en medio del crucero Constituyentes y Revolución con una fila de automóviles frente de él. Los automovilistas lo ignoran. Él, en medio de la calle, con la antorcha humeante en una mano, y en la otra la botella verde con tractolina. Cuenta con pocos minutos mientras cambia de rojo a verde el semáforo. Escupe a presión el chorro de petróleo acercando al mismo tiempo la antorcha: surge la llamarada. Repite el acto una, dos veces, los demás van con la mirada fija en el automóvil de enfrente, haciéndose pendejos. Las mujeres con la vista en el espejito, terminándose de maquillar o hablando por el celular. Al pie del semáforo: la mochila de mezclilla, con las antorchas, la caguama… Por la noche el escenario será en la Plaza Hidalgo, junto con los mariachis, los gruperos, los tríos, los jaraneros, los teporochos, los que andan taloneado piedra, un gallo, de perdida, unas muñecas… para andar bien arreglados… bien acá, ese… las putas que hacen la calle inhalando en

un kotex impregnado de activo, con los ojos dormilones enmarcados con grandes pestañas postizas. Y los faquires que se dan sus acostones sobre el piso cubierto de botellas rotas y tablas cuajadas de clavos. Y los merolicos que venden imágenes de San Juditas y te previenen de las malas amistades, del vecino envidioso, de los compañeros de trabajo que te cabulean, de los que están ansiosos de agarrarle las tepalcuanas y los chicharrones a tus horas extras, de tu compadrito santo con el que vas a chelear y al fut y que se ve a escondidas con tu señora esposa, y que le da sus buchezotes a la botella de ron jamaiquino, el que guardas celosamente para hacerte tus cubas en las grandes ocasiones. Y él, el Dragón Ayala, nada más esperando acabar el numerito para chiquitearse la caguama, mientras camina arrastrando los tenis sobre el adoquinado rumbo al cuarto de azotea donde habita y duerme sobre un catre de doblar, eructando a cerveza y petróleo. Soñando que tiene una esposa joven y

Río de Palabras

Por Alberto Huerta

Eduardo Román Quezada. El molino y la lectora. Cortesía de la Fototeca del Estado de Zacatecas.

bonita y unos cuartos en una vecindad, con el patio lleno de macetas, y tendederos repletos de ropa recién lavada, y un trabajo con hora-

rio y salario mínimo, y un radio Motorola… Y una tele… aunque sea chiquita… y en blanco y negro…

La rebelión de los negros (dos fragmentos) Por Edgar Khonde 1 A veces es una mierda la escritura. Porque sí, porque algo no te convence, una palabra, una sílaba, una pinche coma, todo un texto, pero eres incapaz de avanzar. Es un callejón sin salida y o bien, mandas el texto al carajo o lo arreglas. He mandado muchas cosas a la mierda, pero antes he intentado mejorarlas. Hay una cosa de supervivencia, no darse por vencido. Lo fácil sería hacer Harry Potter. Yo hago 3 o 4 historias como esas -como las que escribe Rowling- antes de levantarme de la cama y con una mano atada a la espalda, ¡bah! A quién le interesa eso. Hay que ir ahí donde el lenguaje se fractura, pienso, y no hay sino un abismo que se llama Literatura.

2 Parecía un chiste: Morant el argentino, Hernández Estrada el español y yo, mexicano. Estaban también Planas, director de una editorial pequeña y Barbosa, el impresor. Habíamos concluido la conjura. Hernández Estrada escribiría un falso Octavio Paz que pasaríamos como inédito. Planas se encargaría de cuidar la edición y el diseño con su equipo. Se imprimiría en el taller de Barbosa. Y Morant, lo distribuiría entre vendedores ambulantes y librerías pequeñas. Para cuando el establishment se diera cuenta, habríamos vendido al menos cien mil ejemplares. Y aunque después los burócratas de la cultura salieran a desmentirlo, el libro se convertiría en un mito. Subiríamos los archivos digitales a internet para que todos pudieran imprimirlo con la mejor calidad o con cualquier impresora. Convertiríamos nuestro Octavio Paz

en un best seller. Yo tenía preparadas tres reseñas. Hernández Estrada comentó que todavía no escribía el libro. Señalé que no era necesario leerlo. Morant sugirió que a lo mejor tampoco era necesario escribirlo. ¿Y entonces? Escojamos poemas de Paz, busquemos sinónimos y antónimos y reversionémoslos. Al final Hernández Estrada dijo que quería ser Octavio Paz por un instante y que escribiría el libro. Y lo escribió. Las reseñas saldrían en distintas publicaciones, bajo todos los nombres con que firmo. Abrí el libro, leí el primer verso del primer poema y luego leí el poema completo. Morant también leía, levantó la cabeza y saludó a Hernández Estrada: Esta vaina la hubiera firmado Octavio Paz, eres un cabrón, escribes mejor que el viejo. Planas espetó un ‹se los dije› al tiempo que abría una botella de merlot y derramaba un poco.


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LA GUALDRA NO. 185 / 16 DE FEBRERO 2015

A mi preparatoriana favorita, en sus 17 años Río de Palabras

Por Billy Collins* [Versión: Javier Acosta] ¿Te das cuenta de que si hubieras comenzado a construir el Partenón el día de tu nacimiento ya nada más te faltaría un año para terminarlo? Desde luego, no podrías tú sola; pero no te preocupes, está bien así. Te amamos por ser quien eres. ¿Pero sabías que a tu edad Judy Garland ya se embolsaba 150,000 dólares por película, Juana de Arco conducía el ejército francés a la victoria y Blas Pascal ya limpiaba su cuarto? Quiero decir, ya había inventado la calculadora. Desde luego habrá tiempo para hacer todo eso el resto de tu vida, luego de que salgas de tu habitación y comiences a florecer o al menos recojas tus calcetines. Por alguna razón, aún recuerdo que Lady Jane Grey fue reina de Inglaterra a los quince años, solo que luego fue decapitada, así que no debe servirte de ejemplo.

Siglos después, cuando tenía tu edad, Franz Schubert lavaba los platos de su casa y eso no le impidió componer dos sinfonías, cuatro óperas y dos misas completas, al muchacho. Desde luego que eso sucedió en Austria, en tiempos del lirismo romántico, no aquí, en las afueras de Cleveland. Y francamente, ¿a quién le importa si Annie Oakley ya era una tiradora experta a los 15 años o si María Callas debutó en Tosca a los 17? Pensamos que eres especial así como eres, jugando con tu comida y mirando el vacío. A propósito, mentí cuando dije que Schubert lavaba los trastes; pero eso no significa que nunca ayudara en su casa. * Billy Collins, nacido en Nueva York en 1941, ha recibido la distinción de Poeta Laureado del Congreso de los Estados Unidos, su último libro, Aimless Love (Random House, 2014), es un recuento que recoge gran parte de su obra e incorpora nuevos poemas.

Eduardo Román Quezada. De la serie Garage, II. Fotografía digital.

Objetos Por Pilar Alba

Eduardo Román Quezada. De la serie Garage. Fotografía digital.

Hay cosas que se ven mejor a la distancia. Dicen por ahí que salir de las situaciones es bueno, que al regresar te encuentras con objetos que jamás habías pensado, portadores de recuerdos que estaban ahí quietos, agazapados, esperando dar el zarpazo como los felinos ante la comida. Pero ahí están y salen, se te plantan en la cara mirándote retadoramente. Se te meten por los cuencos de los ojos, por los oídos, por las fosas nasales y ya adentro no puedes liberarlos. Dicen por ahí, sobre todo los

psicoanalistas o los doctores corazón que abundan en las cafeterías, en las reuniones familiares, que es bueno recordar; que el recuerdo es el inicio de la cura, del cambio de situación. Por eso es que salí por un tiempo, regresé y encontré esos cientos de objetos impregnados del olor penetrante de los recuerdos, me miraron a la cara, me cuestionaron por haberlos dejado abandonados tanto tiempo, ahora me atormentan todo el tiempo, cobrándome cada segundo, cada día de mi alejamiento.


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