La Gualdra 203

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SUPLEMENTO CULTURAL

No. 203 - 22 DE JUNIO DE 2015 - AÑO 5

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Claudio Valdés Kuri en Zacatecas. Foto de Alejandra Celis Almanza

Claudio Valdés Kuri es un prestigiado director mexicano, reconocido como uno de los artistas latinoamericanos con mayor presencia internacional. Fundador y director la compañía Teatro de Ciertos Habitantes. Paralelamente, ha dirigido ópera en los festivales y teatros más relevantes de Alemania, Gran Bretaña, España y México. Sus creaciones se han presentado exitosamente en los cinco continentes. Conversamos con él en su reciente visita a Zacatecas para presentar La vida es sueño, en el Festival Cosmicómico de Teatro Alternativo Internacional.

[La entrevista con Claudio Valdés Kuri en páginas centrales]


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LA GUALDRA NO. 203 / 22 DE JUNIO DE 2015 / AÑO 5

En este número tengo el gusto de presentarles una entrevista con el director de teatro Claudio Valdés Kuri; un artista extraordinario que ha dedicado su vida al arte y que desde muy pequeño incursionó en el teatro, el cine y la música. Claudio es el fundador de la compañía Teatro de Ciertos Habitantes que recientemente se presentó en Zacatecas como parte del Festival Cosmicómico de Teatro Alternativo Internacional, con la obra La vida es sueño, un auto sacramental de Calderón de la Barca. Realizamos la entrevista antes de la presentación de la obra en mención y pese a toda la información que nos proporcionó sobre cómo había sido el proceso de investigación y de montaje, de platicarnos todo lo que íbamos a ver y cómo se había construido ese discurso escénico tan cercano a la alquimia, al verla simplemente nos quedamos maravillados. Quien tuvo la oportunidad de verla, coincidirá conmigo en que ésa fue una obra excepcional. Desde el inicio atrapa a los espectadores, que entran al teatro y se encuentran ya con todos los actores en escena ejecutando una coreografía que nos hace recordar a la maquinaria de un reloj. Tic-tac, tic-tac, los actores mueven sus brazos al compás de una música imaginaria; tic-tac, se mueven casi marchando; tic-tac, son un reloj marcando con cadencia los minutos que transcurren. Sí, desde ese momento empezó la magia, porque sin llamadas de por medio la obra había ya empezado y nosotros, el público, estábamos participando de ella. Cuánta razón tiene Valdés Kuri al decir que en la obra de Calderón de la Barca -que se presentó sin ningún tipo de modificación o adaptación al texto original- hay alquimia de por medio; y que en ese sentido el montaje está lleno de referencias filosóficas relacionadas con el hermetismo. El hermetismo es un movimiento doctrinal que combina de alguna manera el esoterismo con la religión; su nombre viene del dios Hermes, quien figura como el centro de esta doctrina, el considerado mensajero de los dioses, era también invocado como Trimegisto, que significa “el tres veces grande”. Me puse investigar un poco en la red sobre este movimiento y me encontré un artículo de Cristóbal Macías, quien dice al respecto que esta divinidad se le atribuyeron “una serie de textos

ocultistas, de temática diversa (alquimia, magia y astrología), que se conocen con el nombre genérico de Corpus Hermeticum, una parte importante de los cuales procede de las traducciones que los griegos hicieron de tratados egipcios de ocultismo y que comenzaron a realizarse sobre el siglo II a.C., y cuyo éxito fue inmediato”. Lo que resulta sorprendente es que Calderón de la Barca, en este auto sacramental, haya introducido este tipo de pensamiento mágico; sobre todo si tomamos en consideración que este poeta y dramaturgo español madrileño había estudiado con los jesuitas en una época temprana de su vida y posteriormente se graduaría en derecho canónigo y civil de la Universidad de Salamanca; es decir, Calderón sabía muy bien cómo introducir de manera sutil la doctrina de Hermes Trimegisto en esta obra en la que la lucha del bien y el mal es el tema central. La puesta en escena de Valdés Kuri es formidable. En la entrevista que realizamos al director de Teatro de Ciertos Habitantes, éste resaltaba que Calderón de la Barca, como buen dramaturgo, había vivido al extremo su vida y que tal vez eso le había dado la facilidad de saber cómo llegar a lo más recóndito de las emociones humanas. Resulta apasionante adentrarse también en la vida de este dramaturgo español, quien cuando joven estuvo dedicado a los estudios religiosos, luego decidió abandonarlos para ingresar al ejército y llevar una vida disipada y hasta pendenciera; rodeado de placeres y de poder, a través de sus obras teatrales se ganó la simpatía de Felipe IV, tanto que incluso fue nombrado caballero de la orden de Santiago por el rey. Tras una serie de crisis, ya entrado en la madurez, decidió retirarse de la vida mundana e ingresar a la Tercera Orden de San Francisco para posteriormente ser ordenado como sacerdote. Le doy todos estos datos para contextualizar lo extraordinario de su auto sacramental en el que logra introducir conceptos de alquimia y salir airoso en una época en la que pudo haber sido condenado por tal atrevimiento. Claudio Valdés Kuri nos habla de esto y más en la entrevista que le hicimos y que ahora compartimos con ustedes. Que disfrute su lectura.

José Kuri Breña, escultor zacatecano Por Violeta Tavizón

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Nadie en casa Por Belinda L. de la Torre Los diamantes y el amor Por Roberto Galaviz Puesto de ti Por Edgar Khonde Reescribir la historia Por Mauricio Flores

Claudio Valdés Kuri El teatro y la alquimia Por Jánea Estrada Lazarín

La novela criminal en 3 pasos (3) Por Carlos Flores MOLEC y bibliotecas públicas zacatecanas I Por Eduardo Campech Miranda

Desayuno en Tiffany’s, mon ku Por Geoffroy Huard

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Castillo de sal si puedes Por Ester Cárdenas

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Mauricio Magdaleno, para intrusos XIV. Mauricio Magdaleno y Mariano Azuela Por Conrado J. Arranz

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Ya no recuerdo Por Alberto Huerta Lotería Por Pilar Alba

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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22 de JUNIO DE 2015

El Templo de las Musas

José Kuri Breña, escultor zacatecano Por Violeta Tavizón

Arte

El arte zacatecano del siglo XX ha resonado en diversos lares y es bien conocida la obra de los artistas más representativos. Sin embargo, en esta pléyade figura uno que ha destacado más por su trabajo escultórico y orfebre, él es José Kuri Breña. Hace algunos meses tuve el honor de entrevistarme con su hijo, el fotógrafo José Kuri Breña Orvañanos, quien amablemente me mostró la obra de su padre y me contó algunas anécdotas sobre su vida. En este sentido hay mucho que decir sobre el maestro Kuri Breña y por ello, de manera muy breve mencionaré algunos datos sobre su vida. El escultor nació en la ciudad de Zacatecas en 1912, en el seno de una familia con raíces libanesas y zacatecanas. Su padre fue Antonio Kuri, comerciante libanés y su madre Juana Breña, hija de un general liberal. Cuenta una de las anécdotas de la vida de don Antonio Kuri, que salió de Líbano buscando aventuras y prosperidad, de ahí que llegó primero a Argentina en donde vivió por un tiempo; sin embargo, decidió viajar a México para encontrar mejor suerte. Decidió vivir en Zacatecas ya que gente que conocía le había dicho que la ciudad era próspera por la minería, de ahí que arribó a nuestro Estado y comenzó a desarrollar diversos comercios novedosos para la época y el lugar. Entre ellos sobresale la apertura del Salón Azul en febrero de 1912. Este espacio fue el primer cine hecho ex profeso para la exhibición cinematográfica. Así también montó la primera fábrica de sodas y por varios años estuvo a cargo de la administración del Teatro Calderón. Mientras tanto, José Kuri Breña crecía entre la Hacienda de Ciénegas en Jerez y en Zacatecas, al lado de sus dos hermanos y su madre, quien decidió enviarlo alrededor de los quince años a la Orden de las Misiones del Espíritu Santo en la Ciudad de México. Después de ocho años de estancia en la orden, Kuri Breña descubrió que no quería dedicar su vida a Dios; no obstante ahí develó ciencias apasionantes para él como la teología o la filosofía y a la par se dio cuenta que el derecho y el arte serían su verdadera vocación. Para la década de 1930, Kuri Breña ingresó a la Escuela Libre de Derecho para estudiar la carrera de abogacía y conforme avanzaba en sus estudios, comenzó a estudiar cursos en la Escuela Nacional de Arte, antigua Academia de San Carlos. En la siguiente década descu-

brió otra pasión que fue la música e ingresó al Conservatorio Nacional para estudiar la carrera de pianista. Ahí conoció los ritmos de la música, las texturas de los intrumentos y la armonía en las notas, lo cual le ayudó directa o indirectamente a mejorar aún más su trabajo escultórico. Su pasión por el arte lo dejó de lado cuando comenzó a trabajar como abogado del Banco de Comercio, actual Banco Bancomer BBVA, jubilándose con más de treinta años de labor ininterrumpida. Pero a pesar de encontrar ahí el sostén de su familia, su disciplina y rigor hicieron que pudiera a la par desarrollar su don creativo a través de la escultura y la orfebrería. Trabajó por mucho tiempo en el taller del escultor costarricense José Zúñiga, ambos desarrollaron un lenguaje escultórico de corte nacionalista en donde las figuras femeninas con aires indígenas fueron el hilo conductor de su producción. Esta identidad artística basada en el costumbrismo y nacionalismo, así como la permanente búsqueda de nuevas técnicas, lo hicieron también entretejer una fuerte

amistad con el pintor Luis Nishizawa. Entre su lenguaje iconográfico prevalecen algunos elementos que fueron una constante en su obra, entre ellos destacan: la mujer, alegoría simbólica de la madre tierra, de donde todos venimos,1 los caracoles, los instrumentos musicales y la propia música, elementos naturalistas como las rocallas o las hojas, reminiscencias del arte barroco. Para la década de 1970, José Kuri Breña era un artista reconocido que comenzaba a presentar sus exposiciones individuales en galerías y museos, así también desde entonces su obra fue altamente valorada y cotizada en el mercado del arte, encontrándose sus principales coleccionistas en Estados Unidos, Canadá, Francia y México. El artista murió en la ciudad de México en 2004 y su familia trabaja permanentemente en difundir la obra del escultor José Kuri Breña. 1

ARROYO, Tobías, Kuri Breña, Esculturas, Lito Color, México, 1985.


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LA GUALDRA NO. 203

Nadie en casa Río de palabras

Por Belinda L. de la Torre* Toc toc toc toc toc Evite tocar la puerta, señor vendedor, vecina chismosa, falso colega; puedo escuchar sus pasos cerca de mi casa. Por eso apagué las luces: no hay nadie. Deje su fastidioso toc, toc, toc, para otra ocasión. No abriré. La pereza y la desilusión me dejaron desparramada en una cama. Desde aquí veo una estúpida serie en la televisión. Una tras otra, devoro cucharadas de helado con chispas de chocolate para mitigar la ansiedad. La porquería regada entre las sábanas ya no me provoca náuseas ni asco. Los restos de comida, las migas de pan y la coca-cola derramada se pegan a mi cuerpo gordo. Apesto a sudor y podredumbre. Las moscas revolotean sobre un pedazo de sándwich rancio olvidado en una mesa, me exaspera su aleteo. Toc toc toc toc toc ¡No hay nadie en casa! Suena el maldito teléfono. Hey, tú que es-

tás al otro lado de la línea en un jodido lugar que desconozco: ¡no hay nadie en casa! Me desespero, parezco una puta adicta al crack. Reúno más fuerzas que ganas para levantar mi pesado y apestoso trasero de la cama. Logro alcanzar la bocina: ¡no hay nadie en casa! Arranco los cables y destrozo el aparato contra el piso. Toc toc toc toc toc ¡No insistan! Logro bajar los peldaños de la escalera, no sin cierto esfuerzo. Encolerizada abro la puerta: ¿no escucharon que no hay nadie en casa? Del otro lado del umbral, una soledad perra responde: “Domicilio equivocado; perdone usted la molestia”. * (Zacatecas, 1990) Estudió Letras en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Trabajó en los grupos de teatro independiente “Luciérnagas de papel” y “Stigma”. Fue asistente de Marco Antonio Fonseca Guzmán, productor y locutor de Radio Zacatecas.

Paul Gauguin. Retrato de Upaupa Scheklud.

Los diamantes y el amor Por Roberto Galaviz I. Hablamos el mismo idioma aunque yo lo he pulido por años como un diamante, para que brille. Lo mío es amor lo tuyo, odio II. No debes sentirle mal, antes tuve que partir muchos diamantes y uno que otro corazón para perfeccionar la técnica un diamante en bruto y un corazón en bruto son lo mismo, sólo pueden pulirse con el mismo material antes del proceso ambos

tienen la niebla, la opacidad y la insignificancia propia de un objeto gris si no se tiene cuidado son frágiles como un trozo de madera, basta atinar la veta con demasiada fuerza para romperlos irremediablemente III. Si se han cuidado a fuego preciso el amor y los diamantes son indestructibles pero basta saber el punto indicado para destrozarlos con la extrema facilidad IV. Pocos son los diamantes que pueden convertirse

Puesto de ti Por Edgar Khonde

en verdaderas joyas en el amor es igual. Muchos sólo sirven como herramienta industrial piezas irregulares que son usadas para hacer brillar a otras V. Yo soy una de esas piezas -extrañas y anormalessólo sirvo para hacer brillar a otras: contigo lo intentaré aunque debes saber que puedo romperte pero también, hacerte brillar VI. Aunque no lo creas tú & yo hablamos el mismo idioma.

Aquí me tienes bien puesto, anochezco bien puesto de ti; con tu ropa abaldosando el cuarto; y los espejos y mis manos que cada una contiene el rastro de tu carne; y los rasgos que en mi imaginación tendieron: toda tú y tu cuerpo sobre la cama; toda tú, completa un continente; toda tu piel como palabra que cabe completa en la palabra piel y la deshace, amanezco harto hasta tu olor; tengo tus formas contenidas en mi estructura de hombre; tengo las huellas de tus pies como enunciados formando significado; tengo tu significado, los ruidos, los gemidos; tengo tu boca que en mi boca ha sucedido; tengo el sonido de tu voz que dice: “Tómame y cógeme”, atardezco sobre ti y sobre mí; anudada tú a un yo que se desdice y se desmiente y se dispara; y se desmonta y te desmonta y te monta; y se reduce a un conglomerado de sensaciones y aromas; anudada tú a un yo que alunece también sobre tus nalgas; que alunece abrazado a tu cintura; que alunece también como en tu boca; que se revuelva cuando te esparces en almizcle, anochezco sí como los gatos; como si-

luetas que saltan y se atrapan; anochezco sí como los gatos que en los tejados combaten fieros; hasta quedarse en el sexo contra sexo; hasta quedarse sin fuerzas de construir relatos; como siluetas que juegan a; esas siluetas que juegan mientras aman; que mientras juegan transcurren las estrellas; y cuando paran regresan a la cama, amañano los vestigios de la noche; amañano mi boca con tu boca; mi corazón prensado entre tus muslos; amañano la luna que alunezco; y también como las aves regreso; como las aves que anidan lo que anidan; amanezco bien puesto de ti; atestado con la esencia de tu origen; con la fragancia también de tu epidermis; con el olor de todos tus rincones, ermitaño en mi bóveda, ermitaño como ermitañan los que están solos; ausente de todos los que vienen a buscarme; anochezco en ti como amanezco y como soy: suave y salvaje; y como soy en ti como no soy en nadie; amanezco: y ya sabes, xata, bien puesto de ti, bien Carmen; como si te hubiera esnifado, como si te hubiera pulverizado, como si te hubiera metido en mí; todo tu cuerpo en rayas de coca.


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Reescribir la historia Por Mauricio Flores *

Nuevas visiones Conocido por su fatídico fin, se cuenta que Álvaro Obregón siempre estuvo atento a sus negocios agrícolas. “Cuenta el anecdotario”, escribe Matute Aguirre, “que un diplomático lo vio en Sonora vestido con overol y le dijo que no lo reconocía disfrazado, a lo que repuso: “No, andaba disfrazado cuando era presidente, yo estoy habituado a vestir así”. Gran productor de garbanzo, Obregón fue víctima de varios atentados. El “más sonado” consistió en arrojarle una bomba cuando paseaba en un coche descubierto

por Chapultepec. “La policía arrestó al ingeniero Segura Vilchis y al sacerdote Miguel Agustín Pro [zacatecano de origen], quien fue fusilado y convertido por ello en mártir. Obregón, quien salió ileso, para dar muestra de valor, la tarde del día que sufrió el atentado asistió a una corrida de toros”. No obstante, los intentos en su contra se consumarían, cuando, el dibujante José de León Toral disparó en su contra. Obregón murió en La Bombilla, al lado de Aarón Sáenz, cuando la orquesta ejecutaba “El limoncito”. La polémica sobre la muerte del general sonorense es renovada por Matute Aguirre. Ello tras recordar la detención y condena de la llamada Madre Conchita, en las Islas Marías, y precisar: “Es posible que el grupo interesado en privar de la vida a Obregón no haya sido un círculo cerrado de católicos, sino que ellos hubieran estado inspirados por [Luis N. Morones] y el propio presidente [Plutarco Elías] Calles. Pero tampoco hay pruebas contundentes y esto pertenece al terreno de la especulación. Sin embargo, ante la protesta de los obregonistas, la estrella de Morones fue eclipsada. Hubo de ser retirado de las altas representaciones que ostentaba en un proceso que la parodia teatral de la época llamó el “desmoronamiento”. La tensión entre obregonistas y callistas fue muy fuerte y para que las cosas no llegaran a enfrentamientos mayores, el Congreso eligió al licenciado Emilio Portes Gil como presidente interino, mientras se convocaba a nuevas elecciones”. Vidas mexicanas. Diez biografías para entender a México, un libro para reconciliarnos, diez veces, con la Historia. Gisela Von Wobeser, coordinadora, Vidas mexicanas. Diez biografías para entender a México, FCE, México, 2015, 292 pp. * mauflos@gmail.com

Devenir histórico Malinche: doña Marina. Traductora que sirvió de intérprete al conquistador Cortés. “Buena consejera y espía”, papel que Bernal [Díaz del Castillo] se encargará de recalcar a cada momento. Antonio Valeriano: gobernante de Azcapotzalco. Dominaba el náhuatl, el castellano y el latín. Autor del célebre Nican mopohua. Se le conocía como “el gran latino”. Sor Juana Inés de la Cruz: primera gran defensora de las mujeres en nuestro país, con un notable sentido de equidad, escandaloso para su época. Murió cuando tenía 46 años. Miguel Hidalgo y Costilla: traductor de Tartufo, de Moliere, que puso varias veces en escena. Pionero en todo el continente al abolir la esclavitud y proponer el establecimiento de un congreso que dictara “leyes suaves, benéficas, acomodadas a las circunstancias de cada pueblo”. Antonio López de Santa Anna: “apasionado de los placeres, del brillo militar, valiente, sin ideas fijas, pronto a sacrificarse por cualquier bandera y a sacrificar a los demás, también personifica los defectos del pueblo mexicano, por eso fue siempre popular”, de acuerdo a Justo Sierra. Ramón Corona: diplomático, gobernador de Jalisco. Se dice que Porfirio Díaz lo primero que preguntaba al despertar era si Jalisco no se había alzado. Murió apuñalado por un loco el 10 de noviembre de 1889. Venustiano Carranza: el único Don de la Revolución mexicana. También el único de los líderes que rebasaba los 50 años. Frida Kahlo: la pintora más reconocida del mundo occidental. Prototipo de la mujer que sufre. Octavio Paz: “vio a México desde un mirador distinto al nuestro, un mirador patriarcal (…) desatender su visión no sería sólo un acto de insensatez sino de soberbia (…) la obra de Paz es un milagro aún mayor: en ella comulgan las generaciones de México”.

Libros

La historia, se dice con insistencia, no es cuestión exclusiva del pasado. Por el contrario. Ramas y raíces de ésta se encuentran a nuestra vista. Si bien, también se reconoce, cuando la contemplamos podemos transportarnos a pasados remotos. Sólo imaginados. Lo subraya de mejor manera Gisela Von Wobeser, coordinadora de un bello librito recientemente puesto en circulación por el Fondo de Cultura Económica, Vidas mexicanas. Diez biografías para entender a México. “Cada época reescribe y reinterpreta el pasado”. Puesto que, dama mayor que solemos nombrarla y escribirla con mayúscula, la Historia se “vincula estrechamente” con las necesidades del presente. Ahora, en la segunda década de un nuevo milenio, nos parecen inadmisible las maneras en que se desplegaba hasta hace poco nuestra historia. Oficial, de bronce y hasta de estampitas compradas en los estanquillos del barrio. Historia de buenos y malos. Sin posibilidad alguna de perfiles intermedios. Derivado de cuestiones como éstas, Von Wobeser percibió la pertinencia de reescribir, al menos, nuevas biografías de un puñado de “héroes” y “antihéroes” del acontecer nacional. De hombres y mujeres de carne y hueso: científicos, artistas, políticos, luchadores por la libertad y la justicia, militares y educadores. Diez fundamentales que se acercan al número apostólico. ¿Tales? Malinche, Antonio Valeriano, Sor Juana Inés de la Cruz, Miguel Hidalgo y Costilla, Antonio López de Santa Anna, Ramón Corona, Venustiano Carranza, Álvaro Obregón, Frida Kahlo y Octavio Paz. Decena de imprescindibles que desde el título de sus respectivas semblanzas comienzan a proyectarse al lector con marcada nitidez. Indígena emblemática… Filólogo políglota… Poeta… Párroco insurgente… Villano decimonónico favorito… Campeón de la lucha contra el conservadurismo y la intervención extranjera… El único Don de la Revolución… Caudillo triunfador de la Revolución mexicana… Pintora… Y el mantel olía a pólvora… ¿Los autores correspondientes? Antonio Rubial García, Miguel León-Portilla, Mercedes de la Garza, Carlos Herrejón Peredo, Josefina Zoraida Vázquez, José M. Muriá, Javier Garciadiego, Álvaro Matute Aguirre, la propia Von Wobeser y Enrique Krauze. Todos ellos miembros de la Academia Mexicana de la Historia. Personajes, detectará el lector, más conocidos unos que otros, y que representan el acontecer de los siglos XVI al XX, y que su simple mención muestran la diversidad cultural generada a lo largo de los años en lo que denominamos la Nación (también con mayúscula) mexicana. Por qué acercarse a libros como Vidas mexicanas. Diez biografías para entender a México, preguntará el lector. Sin duda por lo ya advertido, una nueva visión equilibrada de personajes y contextos. Pero también por la efectividad y la destacada escritura de cada uno de sus autores. También por los hallazgos y las anécdotas. Porque es un libro que nos pone de frente ante los personajes; rodeados éstos de un sinnúmero de espejos que arrojan una entretenidísima gama de imágenes. Hasta el aquí y el ahora: al México del 2015.


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Claudio Valdés Kuri El teatro y la alquimia

Teatro

Por Jánea Estrada Lazarín Fotos de Alejandra Celis Almanza

Claudio Valdés Kuri es un prestigiado director mexicano, reconocido como uno de los artistas latinoamericanos con mayor presencia internacional. Funda y dirige su propia compañía Teatro de Ciertos Habitantes. Paralelamente, ha dirigido ópera en los festivales y teatros más relevantes de Alemania, Gran Bretaña, España y México. Sus creaciones se han presentado exitosamente en los cinco continentes. La crítica especializada lo ha hecho merecedor de múltiples reconocimientos. Importantes instituciones le han comisionado y co-producido sus obras: Festival Internacional de Edimburgo, Theater der Welt (Alemania), Wiener Festwochen (Austria), Kunsten Festival des Arts (Bélgica), Teatro Real (España), Festival Internacional Cervantino, Compañía Nacional de Teatro-INBA, entre otros. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Artes de CONACULTA. La revista Líderes Mexicanos lo ha reconocido como uno de los líderes más influyentes del país. Conversamos con él en su reciente visita a Zacatecas cuando estuvo aquí para presentar La vida es sueño, en el Festival Cosmicómico de Teatro Alternativo Internacional. Jánea Estrada Lazarín: Hablemos de ti… ¿cómo fue que te metiste a esto del teatro? ¿Iniciaste con la música? Claudio Valdés Kuri: No, yo siempre hice teatro, desde niño. Mis recuerdos más lejanos están en el teatro. Informalmente inicié a los 2 años; una vecina me invitó a actuar en una pastorela… me dicen también en casa que yo de niño juntaba a mis primos y vecinos y montaba obras con ellos. Luego entré a un coro, a los siete años, y a un grupo de teatro a los 11; este grupo tenía la intención de formar a la gente de teatro desde niños, la directora era Susana Wein. Digamos que fue una preparación profesional diferida por muchos años; crecí en el arte, en la música, en el teatro, ya también, curiosamente, crecí en el cine. Mi primera película la hice a los 11 años.

Entré a teatro e hice mi primera producción de cine; hice varios cortometrajes. Luego hice un largometraje, de los 15 a los 18 años; digo, era muy joven, pero no eran producciones tan caseras. Una de ellas era cine de época, pero ésa es otra historia. El hecho es que siempre el teatro, el cine y la música me han acompañado. Digamos que entré a hacer la carrera de cine con varios cortometrajes y un largometraje filmados.

JE: Hablemos de cine, ésa parte yo no la conocía… CVK: Mi primera película se llamó La guerra de las desgracias.

JEL: ¿Por qué estudiaste cine y no teatro en ese momento? CVK: Siempre soñé hacer cine de niño; sin embargo, me di

cuenta que mi imaginación resolvía más en términos teatrales, escénicos. Entonces a la par hice teatro, pero también fundé un grupo de música antigua, Ars Nova, con el que viajé a muchas partes del mundo. Hacía varias cosas a la vez, pero me di cuenta que finalmente todo convergía en el escenario; y partir de mi primera puesta en escena, encontré en el teatro una manera de expresión muy natural en el que confluían todas las artes. Dejé de cantar, de hacer cine, dejé de actuar y me centré en la producción, la dirección y la dramaturgia de mis obras… JEL: ¿Regresarás a actuar algún día? CVK: Sí, ahora es posible que regrese a actuar y hacer cine. Estoy en un momento de cambios y aperturas bien interesantes. Lo que en un momento me fortaleció, es decir, centrarme en la dirección de escena y en la dramaturgia, me dice ahora que tal vez sea necesario enfocarme en otras cosas; porque si te quedas centrado en algo te cierras. Ahora estoy sintiendo la necesidad, pero dejo que se mueva sola. JEL: El teatro se impone… ¿cuál fue tu primer montaje? CVK: Fue Becket o el honor de Dios, fue la obra que fundó la compañía aunque no le pusimos todavía Ciertos Habitantes, porque no sabíamos lo que estábamos creando. Esta obra se estrenó en el 98 e inmediatamente tuvo un reconocimiento enorme; empezamos a presentarla en varias ciudades del país y en muchos países. Incluso vine a Zacatecas a buscar plazas de presentación porque la obra se presentaba en escaleras… pero aquí no prendió la mecha; de hecho hicimos una gira por todos los estados vecinos que tuvieron confianza en un grupo de jóvenes no sólo entusiastas sino con un trabajo muy bien hecho. Luego vino De Monstruos y Prodigios, que sí se presentó aquí; después El automóvil gris, Dónde estaré esta noche, El gallo, y Todavía siempre. Y


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JEL: ¿A qué se debe eso? CVK: Se debe al largo periodo de reflexión, de investigación y de gestación de los proyectos. JEL: Hablemos de ese proceso, porque montar una obra no es sólo encontrar un texto y buscar a los actores para que lo representen… CVK: Mira, a todas las obras que hemos hecho les han precedido varios años de investigación. Concretamente para montar La vida es sueño, a mí me tomó aproximadamente 20 años de estudio y 1 año y medio de montaje. En los trabajos previos se puede ver al artista multidisciplinario que es al mismo tiempo actor, cantante y bailarín; para La vida es sueño, además quise dar el paso de que los actores fueran además instrumentistas. JEL: Es que en La vida es sueño todos tocan un instrumento en escena… CVK: Sí, ahora todos tenían que tocar instrumentos además de actuar, cantar y bailar, con un texto de una profundidad y una dificultad extrema. Entonces se hizo una elección de una dotación instrumental muy singular -la familia de las jaranas, el arpa, el trombón y el violín- y se conformó este ensamble de actores multifacéticos. Pero sí, no sólo es el tiempo de investigación, o el tiempo natural para poder darle la profundidad a un texto tan importante, se considera también el tiempo de cómo el actor se hace músico, cómo el músico actor… al mismo tiempo que vas buscando los hallazgos que van a conformar el discurso escénico, vas capacitando a la gente con herramientas que le van a servir todavía más allá de una puesta en escena en específico. JEL: ¿Cuántas horas entrenaron al día y ensayaron para La vida es sueño durante este año y medio de montaje? CVK: 5 horas cinco días a la semana. Más la tarea que se llevaban los actores a casa. Es un trabajo de tiempo completo… pero no es pagado. JEL: ¿Cómo le haces para sostener una compañía en esas circunstancias? CVK: Primero trabajando mucho. De tal manera que el que entrega su tiempo, su disposición, en este caso el actor que entrega su emoción y su alma tiene que saber que atrás hay un sustento de trabajo, y de aval, de testimonio de que se logran los proyectos, que se difunden y que tienen una buena presencia: ése es el primer lazo de confianza que tiende el actor. ¿Cómo haces para que un actor profesional acepte trabajar de esta manera? Además de lo mencionado, el actor sabe que cuando llega a su ensayo ya está todo preparado y que hay un equipo de producción que está sosteniendo todo esto, no se pierde el tiempo. Y lo más importante: hay una conexión con el discurso que se está emitiendo y los actores saben que es un campo donde pueden llevar a sus últimas consecuencias el ser artistas. En un proceso apurado no necesariamente vas a poder tocar esos extremos, ni vas a expandir tus habilidades; en un proceso largo, si hay disponibilidad, voluntad y talento se puede lograr. Yo creo que

los actores encuentran eso, un campo de expansión a su arte que a veces se olvida, cuando lo haces de oficio; porque cuando lo haces rápido el actor recurre a lo que ya conoce de sí, para hacer eficiente. JEL: Eso con los actores… ¿ocurre lo mismo con los directores? CVK: Si el actor le da lo que necesita para sacar algo rápido, pues no le va a pedir algo más. Si el director se conforma entonces se da lo que ocurre con frecuencia, el caso de los actores que caen en la repetición, se repiten las acciones y las habilidades de actores muy talentosos que se repiten mucho; ves al mismo actor instalado en un personaje porque éste es eficiente y el director dice pues adelante. JEL: Entonces tú vas acompañando al actor para que vaya construyendo su propio personaje… ¿o qué haces? CVK: Provocar. Más que acompañar yo provoco. Utilizo las provocaciones para que el otro descubra en sí, para que el grupo descubra junto, para que yo me sorprenda también de los hallazgos y se vaya conformando el discurso. JEL: ¿De dónde proviene esa técnica tuya de dirección? ¿Cuáles son tus influencias? CVK: Es ecléctica. Yo estudié teatro con Susana Wein. Mis influencias más fuertes vienen del cine documental; el trabajo con Miguel Ángel Gaspar, un director mexicano que vive en Viena, del grupo Carpa Theater, al cual yo pertenecí junto con Kaveh Parmas. De Miguel Ángel que es un loco y un gran investigador, aprendí muchas cosas. Otra escuela que es muy importante, que no está dentro del campo de lo teatral, es mi trabajo dentro de la terapia transpersonal. Tengo formación de terapeuta transpersonal. JEL: ¿En qué consiste eso y cómo lo aplicas al teatro? CVK: Es esta parte de la terapia que acepta que se puede ir más allá de la persona. Más allá del terapeuta y del consultante, hay energías que van más allá de las personas. El trabajo Freudiano se enfoca en lo mental, pero lo transpersonal es más cercano a los postulados de Jung, que acepta que hay otras realidades, además de la inmediata. Ingresé a esto por geniales crisis de la vida; las crisis generan conocimiento, entras en ellas cuando ves que un modelo ya no funciona y tienes que buscar la salida; en esa búsqueda me acerqué a la terapia transpersonal y fue tanto lo que recibí, y en tan poco tiempo, que me propuse investigarlo a fondo para aplicarlo a los procesos artísticos para poder contener a los grupos y para poder apoyar a los actores. Mi terapia se centra en el actor y el público. Concibo el teatro cada vez más como un servicio y cada vez más tiene esta intención de utilidad, algo que le resulte útil al espectador.

JEL: ¿Éste es el caso de La vida es sueño? CVK: Creo que La vida es sueño lo cumple, en gran medida. Sí se conjuntan las partes de mi desarrollo personal con mi parte artística. Convergió un tema que habla de la expansión de la conciencia a través de este cuerpo que es nuestro vehículo -creo que Calderón de la Barca lo sintetizó de una manera magistral-; el texto está escrito en un lenguaje alegórico, del siglo XVII, sumamente complejo, y para traducirlo al espectador contemporáneo lo tuve que traducir primero para mí mismo. En una primera lectura me subyugó el lenguaje, la belleza del lenguaje, no entendía nada, pero intuía que había algo ahí; luego empecé a entenderlo en el nivel semántico en un contexto religioso, y después… apareció Calderón el alquimista: todo ese sustrato ocultista, hermetista, es increíble. Con esta obra había que investigar sobre lo simbólico de los ritos que expone el autor, y es como descubrimos a Calderón como un gran alquimista; eso está presente en La vida es sueño, no de manera obvia, pero sí utilizando un lenguaje alegórico y metafórico muy rico. En esta puesta en escena, el lenguaje está íntegro, tal cual lo concibió Calderón de la Barca y ése fue uno de los grandes retos cumplidos. JEL: ¿El montaje fue alquímico? CVK: Eso pretendemos. Para lograrlo, se juntaron todos estos ingredientes mágicos contenidos en el texto, para que al público le resultara atractivo; y parte de ellos fue la introducción de varias tradiciones mexicanas, danzas simbólicas y étnicas, música virreinal mexicana hasta el son jarocho. En la época de Calderón eran muy comunes las justas entre poetas y esto es justamente lo que se hace ahora en Veracruz, en Tlacotalpan, o en la Huasteca Potosina… alguien está en este mismo momento versando tal como lo hacía, con décimas perfectas, Calderón. La obra barroca por excelencia no ha perdido su vigencia ni su universalidad. Concluimos así la entrevista con Claudio Valdés Kuri, uno de los más talentosos directores teatrales que hay en América Latina en la actualidad, quien ama su profesión y quien tal vez pronto nos dé la noticia de su regreso al escenario como actor.

Teatro

ahora La vida es sueño. Siete trabajos en 17 años de haberse fundado Ciertos Habitantes.


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LA GUALDRA NO. 203

La novela criminal en 3 pasos (3)

Talleres

Por Carlos Flores El Neopoliciaco, como Víctor Tronquillo apodó a la novela criminal mexicana, al igual que la novela norteamericana, nos narra un mundo donde la delincuencia y el crimen son comunes, la diferencia entre ambas es que los mundos que se plantean son muy diferentes, y a la vez muy parecidos, y se muestran en ambas literaturas como un vastísimo campo de referencias criminales comunes pero matizadas en diversos tonos y colores. En la novela criminal mexicana, producción norteamericana sirvió de inspiración, pero que lo que viene a marcar la diferencia es el tipo de sociedad que se describe. Al igual que el thriller gringo, la novela negra local nos describe un mundo lleno de criminalidad, pero en la primera, la mayoría de los casos nos plantea un mundo donde el crimen es generado por la lucha de clases y la ambición; la segunda nos narra a una sociedad víctima de un centralismo corrupto que mueve las esferas criminales y de poder con las mismas manos. Los enfoques de la novela criminal azteca son variables, los hay donde participan espías y judiciales como en El complot mongol

Poco a poco fue destacando en un submundo de pequeños hampones y haciendo contactos con aquella fuente de poder, que aún se presentaba nebulosa ante sus ojos miopes, y en la que se materializaba el estado mexicano: un funcionario del Departamento de D.F., la Dirección General de Preparatorias de la UNAM, un secretario de la Facultad de Derecho, un dirigente priista de las colonias del sur del D.F, un comandante de grupo de la judicial, en fin, el estado mexicano.1

de Rafael Bernal, hasta donde el crimen es cometido por razones de territorio entre vendedores y payasos ambulantes como en La Muerte de un artista de Mauricio-José Schwarz, así como –la especialidad– crímenes cometidos por las autoridades policiacas como en Algunas nubes de Paco Ignacio Taibo II. La visión de la novela criminal mexicana es más crítica, es la queja de un ciudadano que se da cuenta del por qué de su miseria, de quiénes mataron a Paco Stanley, de quiénes mataron a Colosio y de

quién desapareció a los 43, de quién se roba el dinero del pueblo y que, sin embargo, no puede hacer nada por resolverlo. Es la descripción de un país en manos de la corrupción. Los autores mexicanos se han centrado más en la descripción de su pueblo que en los motivos y la forma del crimen. Nos damos cuenta que el poder está formado por gente miserable que tiene la paciencia de soportar a más miserables y que esa gente no dudaría en asesinar a miles de personas por mantener las cosas como están:

MOLEC y bibliotecas públicas zacatecanas I Por Eduardo Campech Miranda El INEGI ha publicado recientemente los principales resultados MOLEC (Módulo sobre lectura), dicha medición se encuadra en el denominado bienestar subjetivo. El objetivo general es generar información de la conducta lectora de la población mexicana alfabetizada mayor de dieciocho años. Los ejercicios estadísticos de este tipo cada día se perfeccionan más, y con ello permite contar con un amplio panorama del fenómeno estudiado. Considero conveniente que no se queden, pues, sólo como una fotografía de un instante social, si no por el contrario, que sean utilizados como un diagnóstico donde puedan delinearse e incidir las políticas públicas en torno a la lectura. En pocas líneas me referiré a las bibliotecas públicas zacatecanas. Primero, y sin perder de vista que se trata de un muestreo nacional, las bibliotecas como espacios que brindan disponibilidad bibliográfica tienen muy poca identificación y reconocimiento: sólo el 10.4 % las visitó en los últimos tres meses antes del levantamiento de la encuesta (que fue en febrero de 2015). En primer lugar están las tiendas departamentales, las cuales –al margen de su

José de Ribera. San Jerónimo leyendo. Óleo sobre tela.

presencia y de la inversión en sus campañas de mercadotecnia-, tienen a favor la permanencia cautiva de lectores potenciales. ¿Y si las bibliotecas públicas hicieran conve-

nidos de colaboración, exposición, resguardo, préstamo y seguimiento del material bibliográfico con instancias gubernamentales y de la iniciativa privada?, ¿cuántas horas –y personas- es-

La novela mexicana es una novela de denuncia, de impotencia, del fracaso de una cultura que siempre ha sido saqueada y explotada, que ha prometido más de lo que puede ofrecer y tomado más de lo que podría obtener. El crimen en la novela mexicana es una condena, una maldición que difícilmente se puede combatir. El crimen es la autoridad y la ley de México. El Estado ha cometido los crímenes más horrendos en la historia de México, es en el Estado donde recae la idea del crimen, donde se origina la corrupción, donde la muerte tiene su morada, y todo lo demás son problemas de borrachos y drogadictos. 1 TAIBO II, Paco Ignacio. Algunas Nubes. p. 42.

tán en las salas de espera de los hospitales? Ahí tenemos un espacio para propiciar accesibilidad y disponibilidad bibliográfica. Hay bibliotecas que son atendidas por una sola persona, hay bibliotecarias que cobran la fabulosa cantidad de ochocientos pesos mensuales, dos circunstancias adversas. Pero también hay chicos y chicas que desean hacer su servicio social. Me parece que sería más provechoso (personal, profesional y socialmente) que ponerlos a sacar fotocopias. ¿Por qué las librerías aparecen en segundo lugar? (21.1%) Sencillo: porque se cuenta con las novedades bibliográficas. Si usted quisiera leer, por ejemplo, Inferno de Dan Brown, tendrá que esperar, al menos, tres años para que esté en los estantes de las bibliotecas públicas. En ese lapso, la obra ya fue descargada millones de veces. Pero ante este escenario los defensores, a ultranza, del libro impreso, los legisladores bienintencionados, las voces que se desgarran porque no van lectores a las bibliotecas guardan silencio. Tan sepulcral como sospechoso, ¿cuántos de ellos, no digamos que leyeron y analizaron el MOLEC, sino conocen de su existencia? Si en este espacio se ha cuestionado la conducta lectora de funcionarios en cuyas manos están los designios de las políticas públicas concernientes al tema, ¿por qué no dudar de su involucramiento en las noticias, investigaciones? La pauta la dan sus discursos gastados, sin propuesta, sin compromiso, con la firme idea de crear lectores como si fueran producto de una maquiladora y de la buena disposición de algunos mediadores.


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22 de junio DE 2015

Desayuno en Tiffany’s, mon ku Trois souvenirs de ma jeunesse, Arnaud Desplechin, 2015

Por Geoffroy Huard

Cine

En una tranquila y nublada mañana parisina que celebra la victoria de la Segunda Guerra Mundial, fui a ver en el Barrio Latino, entre la Sorbona y el Panteón, la nueva película pseudoautobiográfica de Arnaud Desplechin, Trois souvenirs de ma jeunesse, seleccionada en la Quincena de los Realizadores del Festival de Cannes. Sin embargo, no se trata precisamente de una película “ilustre” como los hombres enterrados a apenas cien metros de uno de los pocos cines independientes que quedan en la zona. Casi todas las películas de este director francés han sido presentadas en Cannes, como por ejemplo Comment je me suis disputé... (ma vie sexuelle) en 1996, que se puede considerar como la segunda parte de Trois souvenirs de ma jeunesse a pesar de haber sido realizada unos diez años antes. En esta cinta aparece de nuevo el protagonista Paul Dédalus, un antropólogo que trabaja en el Ministerios de Asuntos Exteriores. En ella recuerda y reflexiona desde París sobre “tres recuerdos de [su] juventud” como indica el mismo título: una infancia infeliz, el colegio y una historia de amor con Esther en Roubaix, su ciudad natal al norte de Francia. Aparece

una serie de flashbacks constantes al principio de la película con un objetivo de cámara en modo telescópico para mostrar al espectador la vuelta al pasado. No obstante, este proceso repetitivo de vaivenes entre el presente y el pasado desaparece rápidamente a partir de la historia de amor entre los dos adolescentes, una historia que se convierte en el argumento del filme como si se tratara de un segundo proyecto independiente. Si bien los protagonistas adolescentes, Quentin Dolmaire y Lou Roy-Lecollinet, desconocidos hasta ahora, iluminan la película por su belleza y carisma, los diálogos resultan forzados y sobreactuados así como

la voz de un narrador con tono teatral y las referencias culturales que son puros clichés de “bobos” parisinos (burgueses/bohemios). Esas referencias se presentan como cultas pero no van más allá del nivel medio requerido en el instituto (por ejemplo el protagonista es antropólogo entonces lee Tristes trópicos...). La película tendrá sin lugar a duda cierto éxito popular porque representa una tópica historia francesa de amor para los extranjeros.

Empero, a pesar de cierta originalidad formal (por ejemplo la protagonista se dirige al espectador cuando lee sus cartas de amor como si fuéramos el destinatario), las historias de amor cursi me empiezan a aburrir. Y ¿a ustedes?

Castillo de sal si puedes “La perfección es una pulida colección de errores”. Mario Benedetti

Por Ester Cárdenas La tregua Varias veces he escuchado a tipos que se repiten una y otra vez en programas “culturales” de los diversos canales de televisa descalificar a Mario Benedetti en general y su novela La tregua en particular, su argumento es que es fácil y cursi, punto. Disiento absolutamente de su decir. El personaje central es un hombre de cuarenta y nueve años (Martín Santomé) cuya vida gris transcurrió en una oficina donde realizó un trabajo tedioso, rutinario, atroz. Lleva un diario de vida que empieza un día once de febrero. Anota sus reflexiones y los acontecimientos triviales de la oficina, de su familia. Tiene tres hijos, uno de los cuales es homosexual. Es viudo y su existencia carece de aventuras o estímulos. Su destino ni siquiera es cruel, es

mediocre. A los pocos días de iniciar su diario, cuando le faltan seis meses para jubilarse, ingresan empleados nuevos a su departamento, entre ellos una joven llamada Laura Avellaneda. Con gran indecisión y timidez este hombre inicia una relación con ella, a quien llama Avellaneda, no Laura. Vive así un romance y cree haber hallado la dicha. No cuento el final. Benedetti, más poeta que novelista, describe la vida del oficinista común, ese héroe anónimo que vegeta y sobrevive aplastado por tinteros y papeles, sin ninguna posibilidad de salir de un mundo pegajoso e inútil. La historia de Martín Santomé es casi demasiado real y el estilo de Benedetti casi carente de artificios. Se reconoce el influjo de Camus y de Sartre en su angustiosa e irremediable soledad Mario Benedetti fue uno de los es-

critores más fecundos del boom hispanoamericano. Nació el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, Uruguay. Dirigió la revista Marginalia y formó parte de la “generación del 45 o “generación crítica”. Después del golpe militar de 1976 en su país vivió más de diez años en el exilio. Escribió más de ochenta libros (cuento, novela, poesía, teatro y ensayo) y fue traducido a más de veinte idiomas. Sus poemas fueron musicalizados por Daniel Viglietti, Nacha Guevara y Joan Manuel Serrat. Murió el 17 de mayo de 2009 en Montevideo Uruguay. Miles de personas se dieron cita para despedirlo. Sin duda fue y es uno de los poetas más queridos y leídos en el mundo hispanoamericano. El marketing editorial nada tiene que ver con él, su escritura lo representa.


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LA GUALDRA NO. 203

Segundo Festival del Corrido, Zacatecas 2015 a Don Antonio Aguilar Del 20 al 23 de junio de 2015 Sábado 20 de junio 17:30 horas Presentación de grupos y solistas de la etapa final del Segundo Concurso de Interpretes Aficionados al Corrido. 18:30 horas Premiación a los primeros tres lugares por categoría del Segundo Concurso de Intérpretes Aficionados al Corrido. Foyer del Teatro Fernando Calderón. 19:30 horas INAUGURACIÓN Eric del Castillo – México Acompañado del Grupo Zacatecas de Rubén Esparza y la cantante Cecy Torres Teatro Fernando Calderón Domingo 21 de junio 18:00 horas Espectáculo multidisciplinario “La voz del pueblo, en sus corrido” – Zacatecas Con la participación de: Flor de María, Pepe Salinas, Jorge Montalvo y Martín Aguilar. Dirección: César Lara Bañuelos Teatro Fernando Calderón Lunes 22 de junio 18:00 horas “Nuestra añoranza zacatecana” Los Pequeños Cantores de Zacatecas Dirección: Cecilia Oliva 19:00 horas Conjunto Estampa Norteña – Zacatecas Teatro Fernando Calderón Martes 23 de junio 19:00 horas Conjunto Contero – Zacatecas CLAUSURA 20:30 horas Lorenzo de Monteclaro

Plazuela Miguel Auza

PROGRAMA ACADÉMICO

Sábado 20 de junio 13:00 horas Homenaje Juan Diego Razo Oliva (1941-2014) Investigador de la lírica popular mexicana Comentan: Antonio Avitia Hernández, Verónica Dávila y Miguel Ángel García. Modera: Aída Martínez Patio del Museo Zacatecano 17:00 horas Conferencia: Corrido Histórico Mexicano Imparte: Antonio Avitia Hernández Presenta: Luis Díaz Santana Patio del Museo Zacatecano 19:00 horas Conferencia: Contar cantando y cantar contando: corrido y cultura popular en la frontera MéxicoEstados Unidos. Ponente: Dr. José Manuel Valenzuela Arce - Colegio de la Frontera Norte Presenta: José Martín de Santiago Moreno Patio del Museo Zacatecano Domingo 21 de junio 13:00 horas Conferencia: Ensayos sobre el corrido fronterizo Imparte: Luis Díaz Santana Presenta: Claudia Solís Andrade Patio del Museo Zacatecano Lunes 22 de junio 13:00 horas Presentación del libro El corrido zacatecano

contemporáneo, de Valentín de la Sierra al siglo XXI De Luis Rubio Hernansaez Comentan: Francisco Valerio Modera: Laura Elena Ramírez Ediciones del IZC. Colección “Centenario de la Toma de Zacatecas” Patio del Museo Zacatecano

19:00 horas Presentación del libro: El Corrido Zacatecano De Cuauhtémoc Esparza Edición Especial IZC. Colección: “Centenario de la Toma de Zacatecas” Comentan: Veremundo Carrillo, Jesús Manuel Díaz Casas y Margarita Esparza Modera: Alfonso Vázquez Sosa Patio del Museo Zacatecano PROGRAMA CINETECA ZACATECAS

Sábado 20 de junio 18:00 hrs. VIVA MÉXICO Y SUS CORRIDOS Dir. Mario Hernández México/ 1982/ 80 min. 20:00 hrs. LA MUERTE DE PANCHO VILLA Dir. Mario Hernández México/ 1974/ 85 min. Domingo 21 de junio 18:00 hrs. LA MUERTE DE UN GALLERO Dir. Mario Hernández México/ 1977/ 115 min. Martes 23 de junio 18:00 hrs. BENJAMÍN ARGUMEDO Dir. Mario Hernández México/ 1978/ 097 min.


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22 de junio DE 2015

Mauricio Magdaleno, para intrusos XIV. Mauricio Magdaleno y Mariano Azuela Por Conrado J. Arranz

Literatura

Carta de Mariano Azuela a Mauricio Magdaleno. Archivo de Rosario Magdaleno.

Mariano Azuela

Mauricio Magdaleno y Mariano Azuela pertenecen a dos generaciones diferentes que reflexionaron en torno a las consecuencias de la Revolución Mexicana. Por un lado, el escritor zacatecano entró en relación con la familia de Azuela, a través del hijo primogénito del escritor de los Altos de Jalisco, Salvador, a quien había conocido en la Escuela Nacional Preparatoria, en los grupos que se formaron para brindar apoyo a la candidatura de José Vasconcelos como presidente. Por otro lado, Magdaleno mantuvo con Mariano Azuela una relación de mutuo reconocimiento literario, y el primero siempre tuvo guiños intertextuales en su obra, que nos remiten a la obra del jalisciense, quizá el más claro es el que se produce en El resplandor, en la escena en donde Graciana cuida de las heridas de guerra a Olegario y emprenden ambos una relación que dará como fruto a Saturnino Herrera, el personaje principal de la novela. De igual forma ocurre en Los de abajo cuando hieren gravemente a Demetrio Macías, y éste mantiene relaciones con la mujer que lo cuida. Magdaleno tal vez se preguntó qué hubiera pasado si aquellos dos personajes hubieran tenido un hijo, y así pudo haber

concebido al personaje Saturnino Herrera. El reconocimiento de la influencia de Los de abajo en su obra se produjo en el libro de ensayos Retórica de la Revolución (1978), en el que Magdaleno afirma: Por lo que ve al alto rango de la novela Los de abajo no se funda en las excelencias del relato (que es modelo de sencillez, naturalidad y concisión): reside en el epicismo de su voz, la más magistral voz épica de México desde el testimonio de Bernal Díaz del Castillo. Los de Abajo […] es la novela fundamental de la Revolución.

Por cierto, Magdaleno había nacido en la región conocida como el Cañón de Juchipila, precisamente en la misma en que se desarrollan las principales acciones bélicas de Los de abajo. Azuela se convirtió en el modelo que debía seguir la novela realista, sin descartar la experimentación de nuevos procedimientos literarios, pero nunca abandonando el debate en torno a la realidad mexicana del momento. Magdaleno así se lo reconocería desde su ‘púlpito’: la columna periodística que tenía en El Universal: En la novelística de Azuela, por primera vez, nos asomamos a respirar el aire nuestro. El acontecer de las almas y el suelo

mexicanos se estremeció, al pronto, de verdad y de belleza. Aflora de su hondón el canto y se difunde en universalidad solamente en razón a la potencia de los juegos en que hunde sus raíces, y el canto de Azuela las hunde en pleno misterio de la tierra de México, y por ellos sus jugos son poderosos, netos y egregios. Apliquen otros la lente al inane modelo surrealista o pretendan traducir en fórmulas europeas el desbordante fluir del fenómeno autóctono, que eso se irá con la moda y ni siquiera obtendrá un escaño en la multiplicada variedad de las capillas exóticas (26-X-1937).

El camino que siguió Magdaleno en su obra estuvo marcado por estos preceptos. En los años previos a este artículo, el consolidado autor Mariano Azuela supo valorar la obra en progreso de Mauricio Magdaleno, y refiriéndose a Campo Celis (1935), le diría en una carta del 21 de septiembre de 1935: Sus primeras páginas me revelaron una obra seria, de sólida construcción, y que confirmé del todo al terminar su lectura. Su estilo sobrio y macizo, sin reminiscencias de trabajos anteriores de la misma índole, personal y único, constituye para mí uno de sus méritos principales […]. Si así comienza usted, no es aventurado augurarle los mejores aciertos del éxito definitivo en sus futuras obras.

El otro aspecto que Mariano Azuela destacó de Magdaleno en una nueva epístola, de 24 de abril de 1936, fue su capacidad de trabajo y multiplicidad para ensayar a México desde diferentes disciplinas literarias: Permítame felicitarlo ante todo por su gran laboriosidad. Tiene usted tres libros en prensa, escribe artículos para los diarios, desempeña las labores de su oficina, prepara trabajos para el teatro. ¡Qué fuera de nuestro México si tantos hombres con sobra de talento tuviesen una poquita siquiera de voluntad para trabajar! Es usted un ejemplo digno de imitación por esta juventud de ahora avorazada sólo al éxito que se traduce en pesos, poco importa la bandera con que esos pesos se esconden. *(Madrid, 1979). Escritor, crítico, e investigador de proyecto en El Colegio de México. Doctor en literatura española e hispanoamericana por la UNED, con una tesis sobre el universo literario de Mauricio Magdaleno. Sus intereses de investigación son la literatura española e hispanoamericana de los siglos XIX y XX, prestando una especial atención a la narrativa mexicana y a la literatura del exilio español. Junto a Andrés del Arenal ha coordinado la colección de ensayos El muerto era yo. Aproximaciones a Juan Rulfo (Calygramma / EstoNoEsBerlín, 2013) y ha realizado la edición, el estudio preliminar y las notas de la novela El resplandor, de Mauricio Magdaleno (Clásicos hispanoamericanos, 2013). Actualmente reside en México, DF.


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LA GUALDRA NO. 203 / 22 DE MAYO 2015

Ya no recuerdo

“Quizá más solo Quizá más triste que siempre”. Raimón

Río de Palabras

Por Alberto Huerta Ya no recuerdo nada. Todo se me olvidó. Todo. Además, no quiero acordarme. Es de noche y me están comiendo los zancudos. Necios. Tercos. Zumbadores. Me pasé la tarde sentado. Sin pensar. Sólo dando manotazos a los zancudos. La noche es oscura. Sofocante. En el cielo no se pueden ver a las estrellas. Ya nadie puede ver a las estrellas en el cielo. No, ya no recuerdo nada. No hay nada digno de recordar. Nada. Hoy vi a los chanates caminando sobre el césped. Entre los macizos de flores. Y desde lejos pude oír el oleaje del mar. Y el canto de los pájaros. No, ya no recuerdo nada. Ni a nadie. Se escucha el zumbido de las moscas. Es una nube negra que se mueve nerviosa. Las moscas. Obstinadas. Zumbadoras. El calor. La nube moviéndose de un lado para el otro. Una niña canta. No se ve dónde está. Pero se podía oír su voz. Una voz La exposición Viaje a ninguna parte, de Nino Magaña, se inauguró el pasado 18 de junio en dulce. Melodiosa. ¿Hay un arroyo? el Museo Francisco Goitia. Puedo escuchar también el ruido del agua corriendo. Si ponía atención podía oír correr el agua. Agua mansa. Y me digo: si hay agua potodo en medio del calor. Arriba y abajo. El sudor se vaporiza. dré lavarme la cara y los pies. Las axilas. Remojarme el cabello. Ya no recuerdo más. Ya no. Y caí en cuenta que había hombre, Beber grandes buches. Tengo sed. A veces es muy conveniente ancianos, jóvenes, mujeres, niños, deambulando, que aparecen olvidar. Todo. No guardar nada. Vaciarlo todo. Bostezar. Un y desaparecen. ¡Zaz! Y luego se evaporan. Se hacen humo. Me gran bostezo. Ya no importa nada. Todo ha perdido importanduele la panza. La saliva me sabe a fierro. Se me revuelve el escia. Amores. Deseos. Querencias. Cosas. ¿Y aquéllos que fuetómago. Se hace nudo. Nudo ciego. Pensé en Dios. Sí, en Dios. ron nuestros más entrañables compañeros? ¿Quiénes? ¿Todos No quiero recordar. No. No. No. Me pongo a silbar. Chiflando ellos? ¿Y ellas? ¿También? ¿No volver a verlos jamás? ¿De eso nomás. Como cuando se tiene miedo, Cuando uno tiene miedo se trata? La niña sigue cantando. Y yo estoy muy confundido. se pone a chiflar y listo, se conjura al miedo. El miedo se va, Se mezclan los ruidos, los sonidos, las voces, los zumbidos. quién sabe por qué, pero se va. Ya no me importa que no me Vuelvo a bostezar. Me estoy aburriendo. Alzo la vista al cielo. acuerde de ella. Ya ni qué. Al final del corredor la luz. Una luz Vuelan dando círculos grandes, pequeños los carroñeros. Alzo brillante. Ya no recuerdo nada. Ya no. Veo a la parvada de pála vista al cielo y ahí están. Siempre han estado allá arriba. jaros negros que vuela haciendo círculos. Dando vueltas. Van y Abajo, las moscas, los zancudos. Las nubes negras de moscas. Y vienen. Rapidito. Luego desaparecen en la arboleda. ¡Aaaaaah!

Lotería Por Pilar Alba

El juego está incompleto, sí, le faltan dos planillas y como siete cartas. Hace mucho que no juego a la lotería, pero no la he tirado, está en el cuarto del patio donde guardo tantos y tantos trebejos. A veces cuando no tengo nada que hacer, que es muy seguido, voy a ese cuarto, dizque a poner orden y por fin decidirme a tirar ese montón de cosas que ya nada más hacen bulto, que cultivan insectos, cucarachas. Micifuz me ayuda a que no proliferen los ratones sino ya

me andaría con la plaga. Pero siempre termino por no tirar nada, alguna utilidad tendrá luego, pienso; y arremolino las cosas consiguiendo un equilibrio casi imposible para que no se venga todo abajo. Otras veces voy así nomás sin ninguna intención a ver qué me encuentro, a ver qué me sorprende. Hoy he estado jugando todo el día a la lotería; sí, así, aunque esté incompleta, en solitario. Muchas personas no saben que se puede jugar con una sola persona,

o más bien contra un rival más poderoso que es el azar, quien a cada rato nos sorprende con sus movimientos. He completado planillas completas, otras veces sólo el centro, una línea o alrededor. Me he pasado bastante tiempo, que bien que me sobra, recordando cuáles son las siete cartas que me faltan: la Maceta, el Barril, el Soldado, la Dama, el Valiente, la Escalera y… el Negrito, no sé por qué siempre el Negrito se me olvida.


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