La Gualdra 213

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SUPLEMENTO CULTURAL

No. 213 - 14 DE SEPTIEMBRE DE 2015 - AÑO 5

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

En este número, presentamos la foto-galería de la serie “El derecho a la felicidad”, de Julio César Aguilar Fuentes de Monterrey, N.L. Este trabajo fue merecedor del tercer lugar del Concurso Regional de Fotografía Los Derechos Humanos, auspiciado por la Secretaría de Cultura de Coahuila y Cuartoscuro. La exposición se encuentra actualmente en exhibición en la Fototeca de Zacatecas Pedro Valtierra.


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LA GUALDRA NO. 213 / 14 DE SEPTIEMBRE DE 2015 / AÑO 5

Mes patrio, así le llamamos en México a septiembre porque en este mes celebramos y conmemoramos fechas significativas en la historia de nuestro país. Un 13 de septiembre de 1847 se libró la Batalla de Chapultepec en la que Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Francisco Márquez, Juan Escutia, Juan de la Barrera y Vicente Suárez dieron su vida por defender a la patria y se convirtieron desde entonces en los Niños Héroes. La noche del 15 de septiembre de 1810 el cura Hidalgo inicia el levantamiento contra el yugo de los españoles y en la madrugada del 16 da el Grito de Dolores en el que entre otras consignas se dijo: “¡Viva la patria y reine por siempre en este continente americano nuestra sagrada patrona la santísima Virgen de Guadalupe!, ¡muera el mal gobierno!”, con este grito se da inicio a la Guerra de Independencia de nuestro país, que no se consumaría sino hasta el 27 de septiembre 1821, de acuerdo a la historia oficial. La noche del 26 de septiembre de 2104 y durante la madrugada del día 27 un grupo de estudiantes de la Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa Guerrero fueron atacados a mansalva por un grupo de policías municipales. El saldo de esa batalla desigual entre gente armada y estudiantes fue de 7 muertos, 27 heridos y 43 desparecidos. Justo el día en que se celebraba el 193 Aniversario de la Consumación de la Independencia mexicana, nos despertamos con la noticia de que los estudiantes normalistas habían sido atacados. Mes patrio: septiembre. Mes de informes gubernamentales llenos de cifras sin sentido, de declaraciones fantasiosas en las que se nos dice que México, el Estado y los municipios “marchan por buen camino”. He estado revisando periódicos de hace más de 60 años a la fecha y me doy cuenta que el discurso prácticamente ha sido el mismo durante estas fechas: el progreso, la modernidad, el bienestar humano se “logran” gracias a las acciones de nuestros políticos; de acuerdo a los informes nunca hemos estado mejor que en el momento en el que los gobernantes en turno se felicitan a sí mismos por lo talentosos y comprometidos que han sido durante su gestión. La población ha sido convocada durante sexenio tras sexenio a “apretarse

el cinturón”, a colaborar solidariamente con nuestros insignes gobernantes para sacar adelante al país, al Estado, al municipio. Septiembre: mes patrio. El presidente con más señalamientos por actos de corrupción en la historia anunció hace unos días que ‘‘la cultura es una prioridad nacional’’, tan es así que propuso para el 2016 un recorte de 3 mil 103 millones para el gasto cultural –véase La Jornada del 10 de septiembre-, así como en antropología, cine, televisión, teatro y librerías. Pero también anunció que se instituiría el Premio Nacional de Artes y Literatura en los campos de lingüística y literatura, bellas artes, historia, ciencias sociales y filosofía, así como artes y tradiciones populares, y que este premio consistiría en de 100 mil pesos para los ganadores. ¡100 mil pesos! Mientras que el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación tendrá en 2016 un ingreso anual de 6 millones 766 mil 428 pesos; mientras el salario mínimo de un trabajador es de alrededor de 70 pesos diarios; y mientras un diputado federal gana 74 salarios mínimos al día: un promedio de 5180 pesos diarios libres de impuestos por “servir a la nación”. Mes patrio: septiembre. Las calles de esta ciudad están vigiladas, rondines policiacos a todas horas del día; un miedo agrio se percibe. Las notas de los medios nacionales nos piden precaución, las notas de los voceros oficiales nos piden que no hagamos caso a los rumores. Mientras, en este mes en el que se ha anunciado que el progreso está llegando gracias a las reformas estructurales aprobadas, sigue habiendo niños que piden limosna en las calles: el Alacrán, Isabel y Marisol no estudian, venden pomadas y aretes de chaquira durante el día y hasta altas horas de la noche; gente en condición de calle duerme afuera de la ex-alhóndiga de Zacatecas –hoy Casa Municipal de Cultura-. Nos han dicho que gracias a la cruzada contra el hambre seguimos siendo pobres “pero ya no tanto como antes”. Septiembre: gritemos mañana que somos libres, seguramente la rosa de Guadalupe nos tendrá reservado un milagro. Que disfrute su lectura. Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Esclavos en dos orillas Por Gabriel Luévano Gurrola

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El Templo de las Musas Un criollo oaxaqueño Por Violeta Tavizón

Guillem Martí La guerra se ha perdido Por Mauricio Flores

“El derecho a la felicidad” Fotografía de Julio César Aguilar Fuentes

Con frustración y esperanza Eduardo Campech Miranda El Quijote en el México del siglo XIX Por Rebeca Mejía López

Desayuno en Tiffany’s, mon ku Por Carlos Belmonte Grey Castillo de sal si puedes Por Ester Cárdenas

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Mauricio Magdaleno, para intrusos XIX. El guionista de “El indio” Fernández Por Conrado J. Arranz

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Hartazgo Por Edgar Khonde Una sombra Por Alberto Huerta Bancas Por Pilar Alba

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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Esclavos en dos orillas Por Gabriel Luévano Gurrola

va de los extremos de un edificio hecho de lodo, sangre y retórica revolucionaria (ahora embozadamente entreguista) y es consciente de que tiembla. El mexicano (cada vez más un producto inducido por las nociones bruscas de la supuesta unidad) efectivamente está aislado, esclavizado, suspendido en una vida extremosa, pero tiene los remordimientos y los sentidos tan ansiosos que lo ciegan de tanto imaginar su futuro y tratar de domar su pasado. El drama de Salvador es una variante de esa frustración. En Cantar de ciegos, el segundo libro de relatos de Carlos Fuentes, vagan el seductor obcecado, el hombre nostálgico deseoso de volver al pasado ignorando que éste lo encuentra a uno siempre primero, el niño que descubre los enredos del laicismo y la mojigatería como hijos siameses de una moral hipócrita, el marido que busca dar jaque mate al tiempo amando la sangre de dos generaciones. Todos los personajes son hermanos de Andrés Aparicio y de Fortunato, otros entes del universo cuentístico de Fuentes: banderines que miden las abismales distancias de los habitantes de México. Los personajes de Carlos Fuentes quieren trascender la pobreza de su entorno. Huyen de la ignorancia, lo amorfo, aquello que se presenta licuado, gratuito, fútil, absoluta-

mente inservible. El extremo a la ignorancia y la mediocridad no es la superación (palabra aquí, odiosa), tampoco el conocimiento, siempre un conjunto de datos, sentencias, supersticiones que terminan por resultar corredizas como el agua en los dedos, cuando se creía haber atenazado un monolito concreto y seguro. El extremo alcanzado por ellos, ávidos de alejarse del caos, es la apariencia de vida. Un simulacro, una burla, un evanescente orden aplaudido por la moral traicionera y clasista que nos dice, igual que muchos patrones, que la mejor manera de sortear las injusticias es obviarlas, considerándolas propias de una región nacida para ellas, ignorarlas. Al principio de la aventura existe una intuición del fracaso, horriblemente idealizado en el futuro. Cuando se llegan al otro cabo de ese viaje, a lo que se supuso era el magnífico porvenir, lo mejor que pueden hacer los personajes es pensar que se ha obtenido una clave para entender el mundo, y han triunfado con respecto al punto de partida. Sin embargo el mundo se les sigue escurriendo. Ellos no lo aceptan (¿quién lo hace?). Han dado tal importancia al tiempo, tomándolo como una insustituible invitación a la mejoría. Pero todo es desastre y mentira, nada los salva. Y el impulso por negar la insuficiencia, por atesorar el mínimo gramo de energía que aún les pertenece, los lleva a inventar una ignorancia, una negación, vuelven al otro lado de la cuerda, propensos aún más a caer al abismo de los dos extremos (la ordinarez y la apariencia), un pozo que se abre como una boca esperando al trapecista segundos antes de brincar del trampolín, sin haber practicado lo debido, aunque así lo cree ¿Y quién puede practicar lo suficiente? Si se pierde una oportunidad para ser otro porque se tiene miedo de no estar listo, el tiempo lo cobra doble, se vuelve destino. Y cuando llega el destino las palabras de la muerte y la soledad se alían, hunden en un socavón más profundo, insalvable. El caos es el conjunto de demonios y errores que no se pueden evitar. En él chapotean el hombre que impelido por la dirección encontrada en un libro va a buscar a una muchacha, un adúltero cínicamente fiel a un nombre y una filiación, un anciano rejuvenecido por la leperada y una mujer más joven, la solterona piadosamente maniática, la tímida y apocada dueña de una boutique casada repentinamente en un viaje de crucero con un hombre que le mostrará una frivolidad que devorará la suya, el maestro que paga caro el precio de buscar la salvación, una salida. Cantar de ciegos es, junto el cuarteto Agua quemada, quizá el libro de cuentos más hermoso y negro de Carlos Fuentes. Cantar de ciegos: el clamor brutal del Chac Mool, estridencia de trueno, luego chasquido susurrante con el que los protagonistas de siete relatos pretenden hacerse oír entre dos orillas de un mar de ruido, de fruslería, de esperanza.

Literatura

En un país donde la tesitura del día a día amenaza con desdibujar ese fantasma encarnizado que es comúnmente llamado alma mexicana, y reemplazar el pensamiento por la rapidez agotadora del vehículo, la cultura desechable que requiere reciclarse a la velocidad de los mismos y fugaces placeres (creídos la firme fibra de la unidad nacional) y la aceptación única de un hambre física (la cual tiene una hermana olvidada, intangible, espiritual), es un lugar común considerar al orbe práctico como el polo desdeñado e irreconciliable del orbe intelectual. Cuando un cultivador de la mente y el lenguaje, el oído, el tacto como agente reinventor, alcanza los fastos de su dominio artístico y crítico (o cree alcanzarlos) y el confort muchas veces artificial de los beneficios de éste, olvida, desprecia, ve como un sacrificio social inexorable, alejado, al fragoso movimiento de oficios y fuerzas anónimas. El que trabaja no puede pensar: el que piensa ya trabajó, qué más. Este lugar común, entre el prejuicio y la infranqueable realidad, no ha dejado de producir debates, temas y circunstancias literarios. En el borde de intelectualismo, donde se debería (y muchas veces está) el gremio magisterial, se halla el motor para el avance reflexionado del país, por vías consensuadas, sensibles, rumbo a concepciones que harían de la inclusión un ejercicio de todos, callejero: la clase dentro y la clase fuera, complementaria, rememoración de la fraternidad laboral con otros grupos sociales. No siempre es así, claro. Cuando se unen los dos rubros del quehacer humano, no se complementan, sino que se empalman, friccionan el entendimiento. Son el resultado de la iniquidad de un sistema en donde la miseria no exenta ni al pensamiento ni al oficio. Salvador Rentería, protagonista del cuento “El costo de la vida”, aprende en torno a este fenómeno una lección irreversible. Obligado a buscar un segundo empleo porque el salario de maestro no le alcanza para cubrir los gastos del hogar, en donde yace su esposa enferma, la emprende de ruletero. La primera jornada lo encuentra inmiscuido en una lucha clandestina y los albores de la huelga de profesores. La amalgama de una pobreza que se complementa con otra no irradia nobleza, nos advierte de un problema grave. El fin del cuento es cruelmente “mexicano”, universalmente predecible, sin dejar de ser estrujante, sin dejar de poner en la mesa el hecho de que México no sólo resulta un país de contrastes. También castiga a aquél que cruza el pasillo que


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LA GUALDRA NO. 213

El Templo de las Musas

Un criollo oaxaqueño Arte

Por Violeta Tavizón*

En agosto se cumplió el seen México. El texto es un análigundo aniversario de esta sis descriptivo y minucioso en sección y por eso decidí estorno a los diferentes aspectos cribir sobre uno de mis pintécnicos y estéticos de la imatores favoritos del barroco gen de la Virgen de Guadalupe, novohispano, el oaxaqueño que van desde la conservación Miguel Cabrera. Los artistas inexplicable de la misma hasta del barroco tuvieron a su lo burdo del material de su socargo la tarea de plasmar y porte, pasando por la calidad del dar forma a las aspiraciones dibujo, las proporciones de la estéticas de una sociedad figura, los pigmentos, el colorido, cuya concepción del mundo su hermosura y el simbolismo. y de la vida giraba en torno Así también el pintor realizó una a la religión católica. El bacopia a escala y proporción del rroco fue un movimiento ayate, con la intención de que que se distinguió porque fuera llevada a Italia. en su pintura, arquitectura, En 1754 el padre jesuita escultura y literatura, se enJuan Francisco López se precontraban distintos elemensentó ante el Papa Benedicto tos que colmaban todos los XIV con la copia de la imagen espacios. que había realizado Cabrera, De padres españoles, Micon la intención de que el ponguel Cabrera nació en 1695 tífice beatificara la imagen, el en la antigua villa de Anterezo litúrgico, bendijera el culto quera, en el mismo año en y extendiera los beneficios a que murió sor Juana Inés de México como única tierra en la Cruz. El pintor trabajó en donde se había aparecido la su juventud temprana como sagrada imagen. Tras la visita comerciante en Oaxaca y del jesuita y la entrega de la posteriormente ingresó a un pintura, el 25 de mayo del taller de pintura en la misma mismo año, se ordenó, mandó ciudad. Decidió probar y decretó la legitimidad del suerte en la capital novohispatronato de la Guadalupana en pana e ingresó, posiblemente Nueva España. como oficial, al taller del Cabrera no sólo se dedicó a pintor José de Ibarra, quien producir obra religiosa, sino que Miguel Cabrera, Indios gentiles, Siglo XVIII, Óleo sobre tela. después se convirtió en uno también retrató a la sociedad Museo de América. de sus más cercanos amigos. novohispana. De ahí que la HisEstaba estipulado por la toria del Arte lo reconoce como ordenanza del gremio de pintoel pintor de castas, sus series se res que el oficial, para llegar a ser maestro, tenía y el gremio de los pintores, que policromaban pueden apreciar en distintos museos, principalque ser examinado por el veedor. En el caso de o estofaban las maderas, además de ayudar al mente en el Museo de Historia Mexicana en MonCabrera, el encargado de inspeccionarlo fue Crismaestro en la elaboración de pintura mural y de terrey y en el Museo de América en Madrid. tóbal de Villalpando, uno de los artistas más aclacaballete. El tema sobre este pintor es inagotable ya que mados de la época. El examen consistía en realiYa consolidado como artista, en 1751 el arzomuy fue versátil. Especialistas como la historiazar una obra de muy buena factura, que mostrara bispo Rubio y Salinas le solicitó analizar el ayate dora de arte Paula Mues en su libro La libertad del la facilidad del artista para dibujar y para utilizar de la Guadalupana, para que determinara si el pincel, han idagado otras facetas de Cabrera ya los pigmentos; así también tener un profundo copincel que lo había ejecutado era milagroso o teque fue, junto a Ibarra, el fundador de la primera nocimiento en los tratados y Sagradas Escrituras, rrenal. Junto a colegas suyos como José de Ibarra Academia de Pintura en México, que antecede a ya que el tema frecuentemente era religioso. o José Ríos Arnaez, Cabrera revisó cautelosala de San Carlos. Tras su examen logró convertirse en maestro mente la obra en la que estaba impresa la Virgen Se conocen alrededor de seiscientas obras del y montó uno de los talleres más prolíficos del side Guadalupe. pintor, tanto en México, como en el extranjero. glo XVIII. De forma atípica, con los años, el taller Para 1756, el pintor publicó el libro Maravilla Su obra la podemos apreciar en la Ciudad de Méde Cabrera reunió a dos importantes gremios: el americana y conjunto de raras maravillas observadas xico, Puebla, Tepozotlán o Zacatecas. de los escultores, quienes se dedicaban a tallar la con la dirección de las reglas del arte de la pintura en madera para crear fastuosos retablos y esculturas; la prodigiosa imagen de Nuestra Señora de Guadalupe *Curadora.


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Guillem Martí

La guerra se ha perdido Por Mauricio Flores*

Libros

Por desproporcionado que parezca, fueron españoles —republicanos, principalmente— quienes constituyeron después de los judíos el grupo más numeroso de deportados que la temible Gestapo llevó desde Francia a los diferentes campos de exterminio nazi. Ubicados temporalmente en el territorio galo, la mayoría de ellos provenía de la cercana Catalunya, último reducto del sueño republicano —socialista, revolucionario, democrático, libertario y hasta anarquista— al que le llegó su hora final una mañana de finales de enero de 1939. Pocos de los que salieron de Barcelona por aquellas fechas —trajín de dolor y esperanza a un tiempo— sospechaban el devenir. Unos cuantos también lograron mantener los lazos familiares y de afecto —padres con hijos, esposas con maridos— y abrirse un camino de paz, arrebatadas las esperanzas de una España nueva. Ejemplo de esto es la vida de Miquel Serra i Pamies (1902-1968), conseller de la Generalitat catalana en los últimos meses del gobierno republicano, cuando lo que quedaba de él ante el avance de las tropas franquistas por la península, se radicó en Barcelona. A Serra i Pamies, de ideología marcadamente catalanista, se le considera históricamente el salvador de esa ciudadpuerto. Un personaje que por distintos medios evitó la destrucción de la urbe, antes acordada (diríase decretada mediante la táctica de tierra quemada) por los aliados de la República, los influyentes soviéticos. La intención de éstos, del Komintern, del mismo Stalin, era no dejar en pie ninguno de los servicios fundamentales barceloneses (Metro, electricidad, puentes, carreteras). Nada. Y Serra i Pamies, salido de las filas del Partido Socialista Unificado de Catalunya, arriesgó vida y relaciones para impedir la ejecución de la orden. Algo que la fuerza y el autoritarismo de los soviéticos habrían de cobrarse. Derrotada la República, Serra i Pamies fue llamado a cuentas a la misma Unión Soviética, donde fue presentado en juicio ante sus propios compañeros, y en el que fue acusado de diversos cargos, incluso el de ser masón. El catalán pudo sortear al stalinismo y, tras un periplo por las prisiones soviéticas, Siberia y América del Sur, llegó a nuestro país gracias a la ayuda humanitaria de organizaciones civiles. Aquí (en Guadalajara) se reencontró con su mujer y su hija, y aquí murió el 14 de junio del libertario 1968. La parte fundamental de su vida —episodio no del todo difundido por la historia— es ahora novelado por

Guillem Martí (con la colaboración de Jordi Solé) en ¡Quemen Barcelona!, donde se entrelazan episodios de esperanza y derrota; amor y tristeza. Significados del exilio Comienza bien ¡Quemen Barcelona! Prosigue igual y pronto su ritmo y la incorporación de nuevos personajes la suben a niveles de precipitación. De modo que el lector queda sumiso a sus pasajes, desarrollo y desenlace, si bien éste se suponga de antemano. Tanto su arranque narrativo: un hombre solitario (Serra y Pamies) que espera en una discreta estación de autobuses de la Ciudad de México de principio de los 40 a su esposa e hija, como su capítulo final: la realización del encuentro, la acercan al lector mexicano, sabedor de los significados del exilio español, cercano a los miles de hombres y mujeres que encontraron en este país un sitio de sobrevivencia y futuro. Son sólo diez días los que cuenta la novela. Pero cuánto puede suceder en ese periodo cuando los acontecimientos de la historia se desencadenan. Mucho habrán de vivir en unos cuantos días los personajes de ¡Quemen Barcelona! Cuando la realidad “siempre es más terca que las quimeras”. O cuando, lo sabe el Serra i Pamies novelado por Martí, “no queda nada que esperar de las instituciones”. Barcelona se hunde, retrata la novela. Los franquistas avanzan. El mundo entero tiembla y observa incrédulo el huevo de la serpiente. Mientras, en España permanece un “pueblo digno, abandonado ahora por las potencias que se autoproclaman democráticas y traicionado por unos líderes ineptos y dubitativos”. Pueblo en el que piensa Serra i Pamies, a contrapelo de la cada vez más desvanecida influencia de políticos y corrientes, “nuestros bien amados líderes de la República [que] si se hubiesen preocupado un poco más de tirotear a los facciosos y un poco menos de matarse entre ellos, ahora las cosas serían diferentes”. La guerra se ha perdido, lo saben Serra i Pamies y su joven esposa; Trini y Carolina, jóvenes que alternan sus tareas matutinas con sus labores nocturnas; Lazarev, el agente soviético que añora una vida en paz, al lado de su amor español, en su lejano Moscú. Por una Barcelona agonizante, “sombra de sí misma”, desfilarán las sombras de Rafael Alberti, Antonio Machado, Max Aub, Ernest Hemingway, André Malraux, Robert Capa y Santiago Carrillo (pieza clave para la recapitulación final)

y que la mirada novelística de Martí lo recupera como “un joven rechoncho de sólo veinticuatro años con cara de pan, labios finos, vida y nariz redonda bajo las gafas de cristales circulares”. “La guerra de España, la guerra que no podía

perderse, se ha perdido”. Resta en reencuentro de Serra y Pamies y Teresa: instante en que se desvanecen “toda la tristeza, la derrota, y la amargura”, para dar paso a ellos dos. “Sólo quedan ellos dos”.

Responsables de una tragedia

¿Tú crees que si los barceloneses conocieran este episodio me mostrarían agradecimiento por ello? A mí, que podía perder la vida en Barcelona en mis dilaciones y contraórdenes primero y después en Moscú, en el proceso, ¿crees que alguno de los vecinos a quien le esperaba una muerte segura me daría las gracias? No, hermano Josep. Los pueblos se olvidan de los peligros que han pasado y viven el presente. Si algunas gestas recuerdan son las bárbaras, no las humanas [...] A mi entender nadie puede afirmar haber cumplido con su deber, ni como catalán ni como hombre público. Todos, absolutamente todos, somos responsables de la tragedia de nuestro pueblo. Lo único que yo podría demostrar es que no he sido un cobarde. Fragmento de una carta de Miquel Serra i Pamies dirigida a su hermano, una vez instalado en la ciudad mexicana de Guadalajara. Guillem Martí, ¡Quemen Barcelona!, Planeta, México, 2015, 576 pp. *mauflos@gmail.com


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Artes visuales

“El derecho a la felicidad” Fotografía de Julio César Aguilar Fuentes*

*Tercer lugar del Concurso Regional de Fotografía Los Derechos Humanos, auspiciado por la Secretaría de Cultura de Coahuila y Cuartoscuro. La exposición se encuentra actualmente en exhibición en la Fototeca de Zacatecas Pedro Valtierra.


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Artes visuales


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Con frustración y esperanza Promoción de la lectura

Eduardo Campech Miranda

Al concluir la lectura de este libro me ha quedado un doble sabor de boca: el de la frustración y el de la esperanza. Frustración, porque en el prólogo de Celia Mireles Cárdenas quedan plasmadas las argumentaciones y evidencias de la importancia de las bibliotecas (en este caso, universitarias) y archivos que revistan para la sociedad. Porque, citando a Javier Pérez Iglesias, “Necesitamos bibliotecas como necesitamos parques, agua potable, aire puro, transporte público, educación, sanidad y otras manifestaciones de los servicios públicos que benefician a toda la sociedad y que, a pesar de lo que digan los adoradores del mercado, pueden aportar beneficios”. Frustración, porque desde los aparatos gubernamentales no se percibe esa importancia medular. Frustración, porque el texto en cuestión nos traza el camino de la modernización de bibliotecas universitarias, tan lejano de las bibliotecas públicas. Es así como Manuel Fermín Villar Rubio hace una descripción de la evolución de las bibliotecas a cargo de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Evolución que va desde lo conceptual hasta la infraestructura, pasando por los servicios y cobertura. Frustración porque sin bien las bibliotecas públicas y universitarias comparten desafíos, estas últimas, en conjunto, llevan la delantera a las primeras. Porque, como menciona J. Alberto Arellano Rodríguez, las instituciones educativas (y sus recintos y servicios bibliotecarios) deben ser pilar para generar una estructura de conocimientos que permita al alumnado enfrentar las exigencias del mercado laboral. Servicios que van acompañados de la profesionalización (en el sentido más amplio del término) del bibliotecario. De ahí que Patricia Guadalupe Ramos Fandiño y Beatriz

Rodríguez Sierra, planteen la necesidad de integrar “el tema de espacios físicos de las unidades de información que bajo esquemas modernos, funcionales y estéticos, permitan que los usuarios y el personal que en ellas labora gocen de condiciones óptimas para el estudio, la investigación y el desarrollo del trabajo bibliotecario y archivístico”. Lo anterior se refuerza con el texto de Roberto J. Ancona Riestra, quien presenta el proyecto Biblioteca del Parque Científico y Tecnológico del estado de Yucatán; mismo que conoceremos desde sus bases documentales, presupuestales y arquitectónicas. Por su parte, Juan René García Lagunas realiza un recuento histórico de cómo se fue transformando el Sistema de Bibliotecas de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Rosa María Martínez Rider, Juan Miguel Castillo Fonseca y Celia Mireles Cárdenas, resaltan la importancia de los archivos, por lo cual es urgente que se delineen políticas y acuerdos para su preservación y conservación. Finalmente, Edgar Adolfo García Encina, parte del incendio del Archivo de Zacatecas, para enumerar varios episodios trágicos causados por el fuego. Las experiencias y opiniones vertidas en este volumen podrían frustrar, como en mi caso, a quienes desde el ámbito de las bibliotecas públicas somos testigos de la poca o nula importancia que estos espacios generan en las políticas públicas de los gobiernos municipales y estatales; de la carencia de un proyecto de modernización de sus espacios, servicios y personal. De frustración porque si continua esta inercia, no habrá mucha distancia entre esa indiferencia y los siniestros comentados por Edgar García Encina. Pero también arrojan la esperanza de alguien lo lea y descubra, que una biblioteca

no es “un lugar donde se acumulan libros”, según palabras de Villar Rubio. Esperanza de que se ponderen las bibliotecas en su justa dimensión, en que hay gente interesadas en ellas, en los libros, en los archivos, en la memoria escrita.

El Quijote en el México del siglo XIX

Literatura

Por Rebeca Mejía López La historia de la lectura siempre me ha resultado un tema fascinante. ¿Qué se leía? ¿Quiénes leían? ¿Cuándo y cómo lo hacían? ¿Solos, en voz alta, acompañados, en la sala o en el jardín? Las costumbres de la lectura dicen mucho del contexto histórico y nos permiten imaginar épocas con criterio más amplio que incluye la cultura y la vida cotidiana como vías de reflexión. Me resultó por demás interesante encontrarme con un pasaje dedicado exclusivamente a don Quijote y Sancho Panza en la obra del poeta y político mexicano Guillermo Prieto, Memorias de mis tiempos (1886). Prieto no pretende ser un testimonio para la escritura de la historia de México. Sin embargo, aunque su relato es muy personal, trasciende, en mi opinión, la mera autobiografía pues remite desde el habla popular, su tono irónico, la crítica social, la sátira y un lenguaje poético a la realidad de un México de la segunda mitad del siglo XIX. Encontramos vestigios de la vida cotidiana en su relato y podemos explorar personajes, costumbres, paisajes y situaciones políticas de forma mucho más personal.

Uno de mis pasajes favoritos al leer la obra, fue cuando Prieto narra los carnavales de la ciudad de México: “Alborotando conciencias, escandalizando a las ancianas y sembrando inquietudes en el corazón de las familias, por aquellos tiempos aparecía como triunfante el carnaval; hasta poco antes sumido entre los anatemas de la Iglesia y el desprecio. Como en todo sociedad hipócrita y opri-

mida, el carnaval fue un fiat de licencias”. En uno de estos carnavales Prieto se encontró con Fernando Calderón e Ignacio Rodríguez Galván, amigos suyos y harto conocidos en México por sus talentos poéticos. Abierto y alegre el uno, y taciturno y encogido el otro, eran inseparables. Para el carnaval “determinó Fernando vestirse de Sancho Panza, con toda la propiedad posible, y ca-

racterizar a Ignacio de Don Quijote”. Prieto narra que, al principio pasaron desapercibidos entre la multitud de la gente. “Algunos conocedores del libro inmortal de Cervantes, se dirigieron a Don Quijote y le oyeron parlar en un castellano antiguo, tan atildado, fluido y correcto que no pudieron contener su admiración. Dirigiéronse a Sancho y fueron tan abundantes y oportunos sus refranes, tan agudos sus chistes y llenas de tanta sal y gracia sus respuestas, que llovían aplausos. Rodríguez conocía el castellano antiguo como nadie en aquella época, y Calderón se sabía de memoria el Quijote, de ahí es que se caracterizaron sus personajes, al punto de suspenderse la circulación de coches, cesar el ruido, enmudecer la música y formar un espectáculo lleno de interés con los dos personajes que nos ocupamos”. El pasaje anterior, estimado lector, me hizo preguntarme: ¿Cómo leemos en la actualidad? ¿Solos, con música, con café, en voz alta, en la tablet? ¿Leemos El Quijote? ¿Cómo se lee El Quijote, resumido, en partes, por párrafos, por temas? Los clásicos gozan fama de ser lectura sólo para expertos, abandonemos esta idea y disfrutemos las grandes obras. *Comentarios: Twitter: @RbkMej


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Desayuno en Tiffany’s, mon ku Una última y nos vamos Por Carlos Belmonte Grey

Cine

El héroe aparece por la puerta principal del Teatro de la Ciudad, a contra luz, y entra con la trompeta tocando un solo, es el prólogo de un arreglo de la canción “El gustito” (si bien recuerdo). El recurso es similar a las películas de adolescentes hollywoodenses y utilizado en los clímax de las tramas. El mariachi se arranca desde el fondo del escenario, el chamaco camina muy despacito, sus compañeros esperaban con ansia al hijo desobediente, los coros se arrancan el alma y el público se encrespa de emoción como en una pelea de gallos: es la exuberancia del nacionalismo mexicano. La cinta Una última y nos vamos, ópera prima del director Noé Santillán-López y estelarizada por Héctor Bonilla y Martha Higareda es una serenata al pueblo creyente de la nación y de la religión, o de las dos fundidas. El mariachi Tierras Rojas de Arandas, Jalisco, es seleccionado para reemplazar a otro mariachi en

el concurso nacional de Mariachis a celebrarse en la Ciudad de México. El premio son 250 mil pesos y cantar la serenata a la Virgen de Guadalupe en la Basílica. Los siete miembros, algunos originales de la primera etapa ahora mezclados con otras nuevas adquisiciones, buscan a un octavo, a un trompeta, que en el ideal debería ser el hijo de uno los fundadores. Sin embargo, éste se resiste porque prefiere conservar su banda de rock, a lo “Tokyo Hotel”, y huir de esa vida pueblerina. Finalmente lo convencen, los ocho parten en una destartalada camioneta y comienzan la etapa del road-trip.

Aventuras, peleas, amoríos, confesiones, bromas, machismo, paisajes y colores folclóricos son los interludios de las canciones del mariachi durante los ensayos y las serenatas, aunque, como es de esperarse, durante el concurso nacional se concentran los sones. Curiosamente vemos las presentaciones integrales de los dos mariachis de machos mientras que aquél en donde la cantante es una mujer, sólo algunos fragmentos. El sincretismo de la identidad y el fin de las asperezas individuales se funden en la Basílica de Guadalupe, durante el gallo del 12 de diciembre. Aquí, y no en los Pinos o en el Zócalo

capitalino o en Dolores Hidalgo, o en la Bufa de Zacatecas, está la “Meca” de la Nación. La devoción es para la virgen, el respeto es para la bandera y el sentimiento popular está en el mariachi. Ingredientes montados sin tapujos a lo largo de casi 110 minutos. Santillán-López y su productora, la actriz Martha Higareda, crearon una especie de High School Musical al más puro estilo del programa de Televisa “La Rosa de Guadalupe” en su idea de rescatar la tradición (¿acaso necesita el mariachi rescatarse?) Claro, el mensaje final, las tradiciones mexicanas unen generaciones.

Castillo de sal si puedes El hombre que confundió a su mujer con un sombrero Por Ester Cárdenas Una de mis editoriales favoritas era la de Muchnik Editores. Mis primeros años por la FIL Guadalajara el primer lugar que visitaba era la distribuidora que entre muchas editoriales que manejaba tenía la de Muchnik, ahí encontré por primera vez las traducciones de los libros de Elias Canetti y las de Oliver Sacks, recuerdo que me llamó enormemente la atención el título de uno de los libros de Sacks: El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. El libro está compuesto por veinte relatos fascinantes y la historia que da el título a la colección narra el caso del Dr. P., distinguido compositor y profesor de música que perdió la ca-

pacidad de reconocer objetos. Aunque la calidad de su visión es impecable, el paciente confunde a su mujer con un sombrero y actúa en consecuencia. Pero no está demente. No presenta desórdenes de memoria y es capaz de conversar normalmente y tocar el piano con gran habilidad, pese a no poder leer música (no reconoce las notas en la partitura). Otro de los casos es el de Jimmie, un paciente con síndrome de Korsakoff (debido al alcohol), capaz de vivir sólo el presente. En un momento dado, el Dr. Sacks le pasa un espejo. De inmediato Jimmie, que cree estar todavía en la adolescencia, ve su rostro

envejecido y se aterra. No importa, dice Sacks. Un minuto después habrá olvidado la penosa experiencia de ver su realidad actual. En otro relato, un paciente era incapaz de reconocer sus propios miembros y empujaba fuera del lecho su pierna izquierda. Por último, y para no contar todo el libro, sólo comentaré que Sacks presenta casos de “retardados” mentales, capaces de logros sorprendentes. Oliver Sacks nació en Inglaterra en 1933, fue un neurólogo y escritor, aficionado a la química y divulgador de la ciencia, falleció en Nueva York el 30 de agosto de 2015 a causa de un cáncer terminal con

metástasis múltiple en el hígado. Sus libros han sido reeditados por Ed. Anagrama y no es difícil conseguirlos, su lectura es amena e interesante y nos permite reflexionar a profundidad acerca de la condición humana. Hay que leerlo.


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LA GUALDRA NO. 213

Miércoles 16, 18:00 Hrs. Sala Mauricio Magdaleno Película invitada Entrada libre VÍRGENES SUICIDAS Dir. Sofía Coppola EUA/ 1999/ 97 min. Miércoles 16, 20:00 Hrs. Sala Mauricio Magdaleno ESTRENO* LA TIRISIA Dir. Jorge Pérez Solano México/ 2014/ 110 min. Jueves 17, 18:00 Hrs. Sala Mauricio Magdaleno ESTRENO* LA TIRISIA

Dir. Jorge Pérez Solano México/ 2014/ 110 min. Jueves 17, 20:00 Hrs. Sala Antonio Aguilar Película invitada Entrada libre NARANJA MECÁNICA Dir. Stanley Kubrick Reino Unido/ 1971/ 137 min. Viernes 18, 18:00 Hrs. Película invitada Entrada libre Sala Mauricio Magdaleno LA LEYENDA DE LA PRINCESA KAGUYA Dir. Isao Takahata Japón/ 2013/ 137 min. Viernes 18, 19:00 Hrs. Sala Antonio Aguilar Ciclo de Cine Erótico

Entrada libre AÑO BISIESTO Dir. Michael Rowe México/ 2010/ 94 min. Viernes 18, 20:00 Hrs. Sala Mauricio Magdaleno Película invitada Entrada libre LA DANZA DE LA REALIDAD Dir. Alejandro Jodorowsky Chile-Francia-México/ 2013/ 130 min. Sábado 19, 18:00 Hrs. Sala Antonio Aguilar ESTRENO*

SEPTIEMBRE 2015 MIÉRCOLES 23 y 30 18:00 horas Todos al Centro Histórico Miércoles de Danzón Plazuela Miguel Auza Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas JUEVES 17 y 24 19:00 horas Tradicional Concierto Banda Sinfónica del Estado de Zacatecas Dir. Salvador García y Ortega Plazuela Goitia VIERNES 18 y 25 18:00 horas Concierto Orquesta Típica de Zacatecas Plazuela Goitia Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas DOMINGOS 20 y 27 13:00 horas Tradicional Concierto Orquesta Típica de Zacatecas Casa Municipal de Cultura de Zacatecas Entrada libre Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas LUNES 14 19:00 horas Concierto de viola, violín y piano David Hernández Alonso, viola Mauricio Lazorczyk, piano Francisco Méndez, violín

LA TIRISIA Dir. Jorge Pérez Solano México/ 2014/ 110 min. Sábado 19, 20:00 Hrs. Sala Mauricio Magdaleno Película invitada Entrada libre EL EXORCISTA Dir. William Friedkin EUA/ 1973/ 121 min. Domingo 20, 12:00 Hrs. Sala Mauricio Magdaleno Matiné Entrada libre LAS AVENTURAS DE TINTIN.

Auditorio del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez Entrada libre VIERNES 18 20:00 horas ¡Vive la Ciudad! Rock alternativo Hello Seahorse! – México, D.F. Plazuela Miguel Auza SÁBADO 19 19:00 horas Sábados en la Cultura Música con arpa Sonidos del ayer Escalinatas del Antiguo Templo de San Agustín y Plazuela Miguel Auza Coordinan: Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde Y Casa Municipal de Cultura de Zacatecas DOMINGO 20 12:00 horas Recital didáctico de viola Oscar Antonio Pinedo Nava Casa Hogar de la Tercera Edad LUNES 21 12:00 horas Recital didáctico de viola Oscar Antonio Pinedo Nava Estancia de Día “Casa del Abuelo” LUNES 21 16:00 horas Recital didáctico de viola Oscar Antonio Pinedo Nava COBAEZ Roberto Cabral del Hoyo

MIÉRCOLES 23 19:00 horas Bellas Artes a todas partes Presenta: “¡Leo... luego existo!” Y “¿Quieres que te lo lea otra vez?” Programa de lectura en voz alta Actriz invitada: EMILIA CARRANZA Leyendo “Cuentos reunidos” de Beatriz Espejo Patio Central del Museo Zacatecano Entrada libre SÁBADO 26 19:00 horas Concierto Orquesta de Cámara del Estado de Zacatecas Dir. Arturo García Cuéllar Solista: Juan Alzate, saxofón Auditorio del Museo de Arte Abstracto “Manuel Felguérez” Admisión $50.00 SÁBADOS 26 19:00 horas Sábados en la Cultura Música Colectivo de Rock Escalinatas del Antiguo Templo de San Agustín y Plazuela Miguel Auza Coordinan: Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde Y Casa Municipal de Cultura de Zacatecas DOMINGO 27 19:00 horas Concierto Orquesta Filarmónica

EL SECRETO DEL UNICORNIO Dir. Steven Spielberg EUA/ 2012/ 107 min. Domingo 20, 18:00 Hrs. Sala Mauricio Magdaleno Película invitada Entrada libre MEDIA NOCHE EN PARÍS Estados Unidos / 2011/ 96 min. Dir. Woody Allen * Entrada general $30.00 Estudiantes con credencial, personas con discapacidad y personas 3ª edad $20.00

de Zacatecas Director Invitado: Lanfranco Marcelletti Solista: Santiago Piñeirúa, piano Teatro Fernando Calderón Admisión $50.00

Del 21 de septiembre al 14 diciembre Centro Cultural Ciudadela del Arte Mayores informes: Subdirección de Enseñanza e Investigación del I.Z.C. Tel: 922 21 84 Ext. 117

MUNICIPIOS MUSEOS Y GALERÍAS VETAGRANDE MARTES 15 19:30 horas Canciones y corridos del terruño Estampa Norteña Dir. Esaúl Arteaga Domínguez Programa de Desarrollo Cultural para la Juventud Plaza Principal JEREZ MIÉRCOLES 23 12:00 horas Bellas Artes a todas partes Presenta: “¡Leo... luego existo!” Y “¿Quieres que te lo lea otra vez?” Programa de lectura en voz alta Actriz invitada: EMILIA CARRANZA Leyendo “Cuentos reunidos” de Beatriz Espejo Teatro Hinojosa Entrada libre

MUSEO DE ARTE ABSTRACTO MANUEL FELGUÉREZ Escultura Venas de acero De Águeda Lozano Sala Temporal I Permanencia: 30 de septiembre Pintura Un impulso creativo De Fernando García Ponce Sala Temporal II Permanencia: 30 de septiembre MUSEO ZACATECANO Pintura Apuntes sobre mi vida De Humberto Carrasco Permanencia: 30 de septiembre

TALLERES, CURSOS Y SEMINARIOS

MUSEO PEDRO CORONEL Pintura De naturaleza y esencia De María Ángeles Chávez Permanencia: 31 de octubre

Diplomado 2015 Literatura Clásica Española Serie: Las Raíces de Nuestra Cultura II Seminario: Barroco

MUSEO DE BRACHO Fotografía Morismas de Bracho Permanencia: 31 de diciembre


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14 de SEPTIEMBRE DE 2015

Mauricio Magdaleno, para intrusos XIX. El guionista de “El indio” Fernández Por Conrado J. Arranz*

Literatura

Como afirmamos en la anterior entrega, fue el productor Agustín Fink quien acercó a Mauricio Magdaleno al director de cine Emilio el Indio Fernández, con quien trabajaría por primera vez en la elaboración del guión de Flor silvestre (1943), una adaptación de la novela Sucedió ayer, de Fernando Robles. Diego Rivera afirmaría que Flor silvestre fue la mejor película del cine mexicano (según nos cuenta la investigadora Virginia Medina Ávila, que estudió pormenorizadamente la labor de Mauricio Magdaleno en el cine en su tesis de maestría: Mauricio Magdaleno: el crédito que nadie lee. El guión cinematográfico, literatura para ser admirada). Magdaleno recordaría años después en una entrevista de Eugenia W. Meyer: Adapté algunas obras debido a que Fink […] compró varias y, entre ellas, una novela muy mala llamada Sucedió ayer; me la entregó: -A ver qué haces con ella. Emilio Fernández me preguntó qué pensaba. -Yo digo que no se puede hacer nada, es muy mala. Y me dijo: -Pues la desbaratamos y realizamos lo que nos dé la regalada gana. […] La novela era una porquería, aunque el autor fuese mi amigo; una porquería. Sin embargo, salió una muy buena película. Sigo creyendo que Flor silvestre es la mejor cinta del “Indio”.

Como anécdota, y según nos cuenta la propia Virginia Medina, dentro de esta cinta se encuentra la primera y única canción que

Mauricio Magdaleno compuso, “El herradero”, y que sin embargo no registró, hasta que sí lo hizo Pedro Galindo, a quien hoy se le atribuye la autoría. Mauricio Magdaleno comenzó su actividad cinematográfica de una manera vertiginosa. Ese mismo año de grabación y estreno de Flor silvestre, trabajaría en otra película relevante, María Candelaria (1943), donde chocó por primera vez con el temperamento del Indio: Hubo una serie de choques, a tal grado, que casi no se filmó: con los señores del dinero, con Dolores del Río, con Emilio, con todos. Y como a esas fechas yo ya le tenía confianza, le podía discutir; él se enojaba. […] a mí se me hacía muy cuesta arriba, muy artificioso, muy estúpido que todo eso ocurriera en Xochimilco […]. Que la odiaban, que la habían tratado de matar porque su madre era prostituta, pero si entre las indias no hay esas teorías de prostitutas, no. Ésta era mi hipótesis, Diego Rivera me dio la razón.

Pero además de con el Indio, Mauricio Magdaleno trabajó ese año con los directores Fernando Soler en Tentación (1943) y con Miguel M. Delgado en Miguel Strogoff o El correo del zar (1944). Después de este inicio meteórico probó suerte él mismo como director de hasta cuatro películas: El intruso (1944), Su gran ilusión (1944), La herencia de la llorona (1946) y La fuerza de la sangre (1946). El propio autor reco-

nocería que lo hizo exclusivamente por dinero, y aceptó su limitación como director. Nunca me interesó la dirección, pero si me hubiesen ofrecido trescientos mil pesos por realizar La Biblia, lo habría hecho: resultará muy mala, pero lo hago. En realidad jamás volví a dirigir y nunca lo haré otra vez: fue una experiencia muy frustrante, yo no dominaba el oficio. Podía visualizarlo, cerrar los ojos e imaginar las escenas, a la hora de llamar: -¡Cámara! Me daba cuenta de que no era lo que yo deseaba.

El trabajo de Mauricio Magdaleno, por tanto, se adhería al cine en la medida en que éste mantenía una íntima relación con la literatura, y no tanto en cuanto a ser parte de la “nueva” labor profesional, en la que en realidad había recaído por la escasa remuneración económica que tenía su actividad literaria y la escasa motivación profesional que le proporcionaba la responsabilidad política. Entre esos parámetros debía encontrar Mauricio Magdaleno su espacio de creación y motivación personal dentro de la potente industria cinematográfica mexicana. Y gracias a esa sensibilidad literaria del autor, el espectador pudo ver en el cine adaptaciones de obras de autores como Federico Gamboa, Juan Valera, Jules Verne, Pierre Benoit, Michel Weber, José María Carretero, por citar algunos. El escritor zacatecano afirma sobre este equilibrio: El “indio” […] no leía nada ¡qué va a

leer! Pero de cine sabía al revés y al derecho, podía repetir la historia que hizo en 1909. Recuerdo que cuando Pepita Jiménez, se volvía loco […]. Ese filme se lo impusieron; los señores del dinero le dijeron a Fink: -No sería malo que se hiciera eso. Y le insistieron; Emilio Fernández tuvo que leerle, pero no entendía, que un cura y tal y tal. Porque ente Juan Valera y Emilio Fernández no hay nada en común: Juan es el anti-Emilio y Emilio es el anti-Juan.

El tiempo dio para que incluso pudiera realizar el guión de Río escondido (1947), de Emilio el Indio Fernández, inspirándose en su propia obra literaria culmen, El resplandor. Estas motivaciones quizá mantuvieron encendida la llama creadora del autor, que todavía intentaría el regreso al género novelístico, aunque ya no con el éxito ni la destreza que le caracterizaron en El resplandor. * (Madrid, 1979). Escritor, crítico, e investigador de proyecto en El Colegio de México. Doctor en literatura española e hispanoamericana por la UNED, con una tesis sobre el universo literario de Mauricio Magdaleno. Sus intereses de investigación son la literatura española e hispanoamericana de los siglos XIX y XX, prestando una especial atención a la narrativa mexicana y a la literatura del exilio español. Junto a Andrés del Arenal ha coordinado la colección de ensayos El muerto era yo. Aproximaciones a Juan Rulfo (Calygramma / EstoNoEsBerlín, 2013) y ha realizado la edición, el estudio preliminar y las notas de la novela El resplandor, de Mauricio Magdaleno (Clásicos hispanoamericanos, 2013). Actualmente reside en México, DF.


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LA GUALDRA NO. 213 / 14 DE SEPTIEMBRE 2015

Hartazgo Río de Palabras

Por Edgar Khonde

Alguien podría convertirse en zapato esta noche y caminar. O en pluma. O en conejo. Convertirse en cualquier otra cosa que no sea uno mismo. Todas las mañanas me descubro ante el espejo del cuarto de baño y me veo, y me miro. Me observo y distingo los ojos y la boca. Son mis ojos y mi boca. Quisiera no verme, es decir, mirar al espejo y descubrir que no estoy ahí. Quisiera que el espejo me regresara la imagen del alguien más o ninguna. Todos los días de mi vida, larga o corta, voy a estar conmigo y eso es tan pesado, tan rotundamente pesado que varias veces he pensado en asesinarme. Y no porque me deteste. Hay días en que me soy agradable. No todos, no la mayoría. La mayor parte del tiempo me soy indiferente. He pensado que si me viera en la calle no me saludaría. Que si me encontrara conmigo en un bar, no cruzaría palabra. Que si me encontrara en una comisaría me delataría para ser enviado a la horca. No sé cuántos de ustedes están dispuestos a morir en la raya por sí mismos, pero yo no. Yo estoy seguro que un día de éstos simplemente me largo, me abandono, me dejo. Un día me despertaré, cogeré mis cosas y no diré a dónde voy. Y espero estar en otro lugar donde no tenga que ser yo. Donde no tenga mi rostro ni mi nombre. Donde no escriba. Donde pueda dedicarme a la pesca o a correr la bolsa o a meterme tanta droga que me olvide de siquiera ser alguien. Un día de éstos simplemente me largaré muy lejos de mí mismo.

René Magritte. Retrato de Edward James. 1937. Inglaterra. Fundación Edward James

Una sombra Para Yolanda y Gerardo de la Torre “La muchacha era una sombra en mi memoria”. Miguel Donoso Pareja

Bancas

Por Alberto Huerta Tu cuerpo emergiendo de golpe, de improviso, de en medio de la oscuridad, en plena canícula, con los calorones encima, en esta noche oscura de insomnios y sudoraciones pegajosas, bebiendo agua de jamaica con hielo, sentado, mirando hacia el pasillo, y apareces tú, desnuda, sin pronunciar palabra, calladita, como se aparecen los muertos, las ánimas en pena, cerré los ojos apretando fuerte los párpados y muy quedito dije: —¡San Ernesto de la Higuera! Y en seguida el pasillo se inundó con una fragancia que no era perfume sino el aroma de tu cuerpo. El olor a mujer. Un olor que en seguida identifiqué como tuyo, no podía ser de nadie más.

Para Alba, Josué y Camila

Y seguí con los ojos cerrados, con el sabor a jamaica en la boca, sintiendo la ropa húmeda de sudor. En ese preciso momento se escuchó un trueno. Abrí los ojos… Ya no estabas. Vi el relámpago como un latigazo azotando la negrura del cielo. Y empezó a llover. Primero de a poquito, pero con gotas grandes, muy sonoras. Luego se desató el aguacero con muchos truenos y relámpagos, el chubasco. Y me quedé muy quieto. Sentado, me llevé el vaso a los labios. Despacio me bebí el resto del agua de jamaica escuchando el tintineo de los hielos contra el vidrio del vaso. La lluvia se llevó tu aroma. Me quedé sin nada. En plena canícula.

Por Pilar Alba Las bancas de todas las plazas, de todos los parques y alamedas, en todas las ciudades o países, tienen nombres y apellidos. No me refiero a los nombres de los donantes que como se estila en algunos ayuntamientos son grabados al pie de las bancas, en el respaldo o en alguno de los reposabrazos con el fin de pasar de alguna manera, aunque sea ésa, a la historia. No, las bancas tienen el nombre y apellido de todos aquéllos que alguna vez se sentaron en ellas, pero no sólo para descansar o reposar un poco del trajinar del día o del paseo en una ciudad ajena; tienen el nombre de aquéllos que las hicieron suyas. Aquéllos que lloraron en ellas la pena por un ser querido, aquéllos que leyeron sentados sobre ellas aquellas cartas que contenían malas o buenas noticias. De aquellos niños que las tuvieron algunos días como cuna o aquéllos que las convirtieron en su hogar por un tiempo. Tienen el nombre de los abrazos de despedida, de los abrazos, de los reencuentros. Tienen el nombre de los novios candorosos de mañanas y tardes; y también el de los apasionados amantes de las noches. Algunas, tristemente, tienen el nombre de asesinos y delincuentes que planearon o cometieron en ellas sus atroces acciones... ¿qué le van a hacer?, no son las pobres bancas las que eligen quién se sentará sobre ellas.


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