La Gualdra 247

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 247 /// 23 DE MAYO DE 2016 /// AÑO 5

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Rafael Coronel. El Tastuán y la niña de Jerez. Acrílico sobre tela. 200 x 600 cm. Museo Rafael Coronel, Zacatecas, Zac.

¿Sabía que esta obra se encuentra en Zacatecas? Se trata de El Tastuán y la niña de Jerez, y fue realizada en 1998 por el pintor zacatecano Rafael Coronel (1931). Usted puede apreciarla en el museo que lleva su nombre, ubicado en el ex convento de San Francisco; en él encontrará además una magnífica colección de más de 5000 máscaras mexicanas donadas a este recinto por el propio artista. Los invitamos a que visiten el Museo Rafael Coronel.


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La Gualdra No. 247

Editorial

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l sueño de Juan Enríquez Rivera fue durante muchos años tener una estación de radio. Corría el año de 1991 y todo estaba listo -tras una ardua labor de convencimiento para que le otorgaran el permiso-, para que el Grupo Plata comenzara con sus transmisiones, fue “el 26 de abril de ese año, cuando a través del 94.7 Super G FM del cuadrante se oyó la canción ‘Libro Abierto’. Ese tema, del compositor Gerardo Reyes, marcó el inicio de una nueva época en los medios de comunicación del Estado de Zacatecas, al abrirse dos opciones (el 91.5 Estéreo Plata comenzó a transmitir minutos después) innovadoras y comprometidas con la sociedad”. Desde entonces a la fecha ha transcurrido un cuarto de siglo, mismo que será festejado durante todo el año, porque a don Juan, además del radio, le obsesiona el trabajo y le encanta la fiesta. Usted seguramente recordará que hasta hace apenas muy pocos años las oficinas de Estéreo Plata estaban ubicadas en la planta alta de la Violeta, en la avenida Hidalgo; luego fue necesario que éstas se trasladaran a Guadalupe en 2014. El edificio que hoy ocupa este grupo radiofónico es el reflejo de lo que este gran equipo de trabajo desea conseguir: consolidarse como una empresa comprometida con la difusión cultural en Zacatecas, de ahí que surgiera también un nuevo proyecto llamado Cultura en Plata. Sus nuevas instalaciones son en realidad una galería, un espacio en el que usted puede apreciar dos vitrales hermosísimos de Alfonso López Monreal; el primero de ellos, Transparencias Hertzianas, cubre prácticamente todo el techo del área de recepción; el segundo, muy taurino, se encuentra instalado en la oficina privada de don Juan, en la que además se exhiben piezas artísticas que hacen alusión a la más hermosa de todas las fiestas, y si se me permite el término, la más culta de todas –incluso con el peso de ser tan controvertida-. Decía que el edificio que alberga

a las dos estaciones de radio que cumplen este año su 25 aniversario es también una galería, y es que ahí encontrará lo mismo una colección de aparatos de radio antiguos, que una selección muy bien cuidada de obras de arte, que incluye, además de las de López Monreal, otras piezas que conviven armónicamente en el mismo espacio, de autores como Rafael Coronel, Manuel Felguérez, Fernando Zaragoza, Roberto Reveles, José Manuel Enciso, Juan Carlos Villegas y Fernando Candber, sólo por mencionar algunos autores. La faceta de Enríquez Rivera como coleccionista lo sitúa como un gran apasionado del arte, pero no se ha limitado sólo al coleccionismo. De un tiempo a la fecha se ha propuesto además impulsar proyectos editoriales, que complementa con las diversas actividades de promoción y encuentro cultural realizados frecuentemente en la planta alta del edificio de la Av. Colegio Militar. Y es que además, ha sabido conformar con el paso de los años, un gran equipo de trabajo que comparte con él su misma visión y a eso le ha dedicado sus empeños desde que decidió dedicarse a la radio. Me llena de alegría saber que los proyectos de don Juan no paran, que tiene planes de seguir impulsando el arte y la cultura desde su trinchera, ese espacio en Guadalupe donde también nosotros hemos tenido las puertas abiertas en diferentes ocasiones y hemos contado con su apoyo cuando así lo hemos requerido. El Grupo Plata cumple 25 años y en La Gualdra nos sumamos también a la celebración manifestando nuestro reconocimiento a todos quienes conforman esta empresa radiofónica. A usted, estimado lector, le invitamos a que visite sus instalaciones para que aprecie una muy buena muestra de arte zacatecano, le aseguro que don Juan lo recibirá encantado, porque además, es un excelente anfitrión. Que disfrute su lectura.

Contenido Medea material Obra inspirada en el texto de Heiner Müller Por Magdalena Okhuysen

Lo que hay que saber sobre las huelgas Por José Juan Espinosa Zúñiga

Eduardo Sacheri El único modo de gritar un gol como ese Por Mauricio Flores

Episodios del Barroco-Chichimeca de Enrique Salinas Enríquez Por Isabel Terán Elizondo

Bibliotec@ Digital Zacatecas Por Eduardo Campech Miranda Imágenes zacatecanas del siglo XX Por Carlos Flores

Desayuno en Tiffany’s, mon ku ¡Gracias, jefe! Por Évelyne Coutel Castillo sal si puedes Por Ester Cárdenas

Notas al margen El sentido como dirección (otro experimento imaginativo) Por José Agustín Solórzano

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Directorio

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

La Chillona Por Alberto Huerta La culpa Pilar Alba

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

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12 Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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Medea material Obra inspirada en el texto de Heiner Müller

Teatro

/// Fotografía de Magdalena Okhuysen

6 Por Magdalena

Okhuysen

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l personaje de Medea mantiene vivo su espíritu de resignificaciones por la empatía con una figura femenina que tiene la posibilidad, perspicacia y decisión para “empoderarse”. La puesta en escena de Espacio Vacío Teatro y Grupo Parasubidas Teatro, originaria de Michoacán, arranca con un escenario marino al que se integran tres personajes con la insistente manifestación de un “Yo” que se afirma compulsivamente y como motivo subyacente al tema de esta historia de venganza. Esta puesta está inspirada en un texto de Heiner Müller, autor inspirado, a su vez, en una extensa tradición dramatúrgica, poética, literaria y fílmica pero, sobre todo, en la abundantísima tradición crítica y filológica que se ha generado alrededor de la tragedia de Eurípides. El ejercicio de apropiación de este texto por parte de Espacio Vacío y Grupo Parasubidas Teatro es, sin embargo, muy limitado por una idea muy parca del personaje de Medea: una Medea que enfrenta a Jasón con insultos de elaborada complejidad poética (palabras difíciles de seguir y aires de una posmoderni-

dad enfermiza, pretendidamente panóptica); una Medea dividida que es capaz de matar a sus hijos para vengar su lecho traicionado por las aspiraciones que llevan a “su” hombre a buscar el cuerpo de otra mujer; una Medea “empoderada” por la energía destructiva que se desprende del puro arrebato de la sinrazón (una sinrazón supuestamente femenina por naturaleza… ¿de verdad podemos creer que esa fuerza brutal sostiene el poder femenino?). Éste es el sentido que nos transmite la representación de Gunnary Prado Coronado. Por otra parte, vale decir que los integrantes de la compañía son conscientes de una línea de recodificaciones sobre Medea (mencionaron específicamente, además del de Müller, por supuesto, los textos de Eurípides, Apolonio de Rodas y Séneca, por parte de la tradición grecolatina, y las Medeas de Lars von Trier y Pier Paolo Pasolini, en el siglo xx); es así que los elementos más sobresalientes y relevantes para la representación de su Medea material están presentes o aludidos en el escenario, reinterpretando algunas metáforas escénicas (notable, por ejemplo, y acertada, también es justo decirlo, la metáfora de la escena final; el escenario cuenta apenas con dos o tres elementos: telas que simulan

primero el mar y luego la tierra firme, un timón y un cajón de madera que funciona en un primer momento como embarcación y más adelante como algo parecido al enkíklema del teatro griego, un carrito multiusos que se deslizaba en el escenario para presentar elementos metaescénicos, o para añadirse como elemento escenográfico; este cajón se presta para presentar visualmente la metáfora de una interesante oposición entre el aire y la tierra, y que tiene su origen desde la tragedia de Eurípides: cuando Jasón llega a buscar a Medea después de sus crímenes pregunta a las mujeres del coro por ella y al mismo les advierte: “Tendría que huir por lo más alto del éter o hundirse en lo más profundo de la tierra para escapar al castigo que merece” y que Jasón no duda en ningún momento que habrá de recibir, de ahí la intención irónica de sus líneas que, para su sorpresa, se transforman en una ironía que se invierte de modo muy amargo, porque Medea aparecerá en lo más elevado del éter montada en el carro que le da Helios para huir impunemente de Corinto, mientras Jasón pide, desde una tierra cada vez menos firme, que al menos le permita ver y tocar por un momento el cuerpo de sus hijos, antes de despedirse de ellos para siem-

pre. En la puesta de Espacio Vacío Teatro esta escena se representa con Jasón constreñido por el espacio reducido a los ángulos de ese cajón que había sido su nave, mientras Medea pronuncia sobre el mismo su discurso final. La puesta en escena responde al interés de la Muestra Regional de Teatro Centro Occidente para presentar obras que, de alguna(s) manera(s), desafíen la imaginación de sus espectadores, por lo que la apuesta de presentar una obra de Medea está, sin duda, en consonancia con este propósito; sin embargo, el evento teatral es algo más complejo, y la historia de Medea es uno de los retos más desafiantes para que el escenario se transforme en la potencia que es: una integral de elementos (visuales, sonoros y acústicos, verbales) dispuestos para conformar una atmósfera sumamente singular en la que los habitantes del mundo “real” y los del mundo de la ficción logren fundirse en la magia de un momento artístico que la haga aparecer. El personaje de Medea ofrece mucho material para que se dé el milagro de esa magia, aunque es necesario profundizar en ese universo para convocarla; desde la concepción inicial de la esencia del personaje, Espacio Vacío no lo consigue.


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LA GUALDRA NO. 247

Opinión

Lo que hay que saber sobre las huelgas

/// Diego Rivera. Detalle del mural de Palacio Nacional

6 Por José Juan

Espinosa Zúñiga*

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a huelga es por antonomasia un hecho laboral. En el siglo XIX Friedrich Engels se refirió a ella como “Yo no sé de qué me hablan”. La célebre oración del mecenas de Marx sigue siendo utilizada en los tiempos modernos por los filósofos económicos. Se sabe que la primera huelga fue realizada por Dios, que luego de seis días de laboriosas actividades, suspendió trabajos. Igualmente es sabido por propios y extraños que nadie respondió sus puntos petitorios, por lo que ésta continúa hasta nuestros días. Las huelgas en el pasado solían realizarlas hombres de pelo en pecho, auténticos rebeldes que libraban su batalla por su sobrevivencia. Se prolongaban el tiempo necesario (generalmente hasta donde el cuerpo aguantaba), y solían terminar por un juego de vencidas, que es sabido siempre gana quien puede hacer los me-

jores gestos a su contrincante. El ganador podía reducir los salarios y aumentar la actividad laboral unas cinco horas más al día, o al contrario, ganar mucho más y trabajar mucho menos. El perdedor (o perdedores), además tenía que invitar los tragos a todos los presentes en la taberna de la esquina, mientras juraba que todo había sido en plan de broma. Las huelgas en la actualidad suelen ser muy diferentes. Quienes las realizan están protegidos por el Gran Jefazo Estado y cuentan con una popularidad que los distingue en diccionarios, enciclopedias y constituciones como trabajadores, sin importar las largas horas de descanso que se toman durante sus jornadas laborales. Es evidente que hoy en día las huelgas suelen ser mucho más divertidas, pese a que duran minutos, la mayoría de las veces horas, y raramente días. El lugar de trabajo se clausura indefinidamente con banderas rojinegras, serpentinas y vasos de colores.

Durante las guardias nocturnas se sirven ponches con piquete y galletas de animalito. A diferencia de las resoluciones físicas que acontecían en el mundo antiguo, ahora terminan en una cena elegante, con promesas de fidelidad y entrega de anillos. Hay muchos tipos de huelgas y sus miembros —casi siempre trabajadores, aunque no necesariamente— se distinguen unos a otros por características muy definidas. Existe la huelga general, donde todos los trabajadores, la mayoría desempleados, se unen en un cese de actividades. Esta huelga tiene una gran importancia social, puesto que otorga la oportunidad a los ociosos de sentirse útiles. La huelga de hambre, muy socorrida por vegetarianos y anoréxicos, es la que más atención recibe por parte de los patrones, medios de comunicación y restauranteros, y es que a nadie le gusta llevar en la conciencia las muertes por inanición. Se sabe que los niños se divierten

en ellas arrojando cacahuates a los huelguistas. Por su parte la huelga ambulante nunca se desarrolla en el lugar de trabajo, y al ser itinerante es muy socorrida en los países donde la mayoría de la población son judíos. En México es muy común (además de confusa), pues sus miembros la adoptan a través de una suspensión de labores que los lleva a otras actividades, como marchar por las calles vestidos con simpáticas gorritas, mientras engullen toneladas de nieve de limón. La huelga intelectual, una de las más raras de todas, la realizan intelectuales anónimos desde el anonimato, con ilustrados trabajos que permanecen en prensa hasta que ésta termina. También existe la huelga soviética, que preferentemente se realiza en el mes de octubre, según se haya planeado en el contrato colectivo. Sus miembros, armados de hoz y galones de cerveza, protestan contra los empleados por cualquier ataque a sus derechos laborales, por ejemplo, si no hay rollos de papel de triple hoja en los baños. Por su parte la huelga japonesa, que extrañamente sólo la realizan los chinos, consiste en una sobreproducción de bienes que lleva al patrón a la ruina por las toneladas de mercancías que no puede almacenar en sus pequeñas bodegas transnacionales. Se sabe que esta huelga la realizaron varias veces los petroleros en México durante el gobierno de Miguel de la Madrid. Para unirme al paro de labores no nos extendemos más, pues nunca es bueno hacer demasiada ciencia en días festivos. Si hubiese algo que agregar como posdata, es que las huelgas casi siempre tienen obscuros trasfondos políticos y económicos (sobre todo económicos), y aunque no todo es dinero conviene recordar aquella frasecita de Groucho Marx: “¡Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero... ¡pero cuestan tanto!”.


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Eduardo Sacheri

El único modo de gritar un gol como ese Segunda parte y final

Libros

6 Por Mauricio

Flores *

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nemigo de cierta filosofía que dicta sentencias —“ganar es todo”; “ganar no es lo más importante, es lo único”— el escritor argentino Eduardo Sacheri (1967) se adentra en los laberintos del fútbol para hacer suya aquella sentencia de Albert Camus: las cosas más importantes de la vida me las enseñó este juego. En el que, como en todo juego, se pierde o se gana. Esa filosofía del ganar-ganar, escribe Sacheri, “ignora, oculta, desprecia, el laborioso entretejido de los días y los actos de los hombres. Los accidentes, los azares, las decepciones, los intentos. La verdad simple y profunda de que no sólo importan los qué sino que importan los cómos. Ese lugar esencial que tienen las formas”. Tal vez por ello, los veintiséis textos contenidos en su nuevo libro Las llaves del reino cuenten historias acerca del fútbol, es cierto, pero surgidas, proyectadas, observadas desde cualquier rincón de las actividades humanas. Sin olvidar que la experiencia, cualquiera que sea, contiene siempre la emoción sincera de alguien que sabe de luces y sombras. Quien lo mismo recuerda “el mejor gol de la historia” que las reiteradas derrotas semanales de su equipo preferido, incluso con ironía. Se gana o se pierde, no hay más. “Sí. Siempre puede ser peor. Y ver jugar a nuestro equipo nos muestra que sí, que siempre se puede estar peor —sostiene Sacheri—. Basta con esperar a la semana que viene”. Alguien dijo que la vida, al menos para los futboleros, es lo que sucede entre mundial y mundial, y que Sacheri lleva al extremo al negarle todo juicio a un futbolero “con siete semanas sin fútbol”. Siempre habrá liga, copa, torneos de verano, competiciones sudamericanas, europeas, mundiales. Posibilidades para comprobar que el fútbol es “siempre infinitamente más que un deporte” y espacio para recrear nuestras más íntimas magias y leyendas. Porque, bien dice el narrador, “uno no elige el momento en que lo asaltan los milagros”. Autor de La pregunta de sus ojos, novela que Juan José Campanella llevó

al cine como “El secreto de sus ojos” y con la cual obtuvo el Óscar a la Mejor Película Extranjera en 2010, Sacheri no niega su afición por Independiente de Avellaneda, un equipo no siempre en los primeros sitios de los torneos argentinos. Preferencia, como cualquiera, más bien gratuita. “Esperanza desbocada”. ¿Qué hace que siempre haya rivalidades? ¿Siempre unos de un lado y otros del contrario? ¿Amarillos y rojos? ¿Galácticos y pueblerinos?

Con un pie en el futuro

C

ualquier futbolero sabe lo insípido que resulta ver un partido diferido, cuando se conoce el resultado. En ciertas circunstancias puede tener cierto atractivo. No sé: supongamos que el equipo de uno ganó un clásico. Está bueno revivirlo unas horas después, con el corazón en calma, apreciando lo que horas antes, en medio de la excitación y la tensión, en medio de la algarabía o de la angustia, uno no puede apreciar. Pero ya no es lo mismo. El fútbol, me parece, para ser fútbol, tiene que conjugarse en tiempo presente, un presente que siempre está con un pie en el futuro. Lo importante no es, en el fondo, ver los goles de hace un rato, sino saber qué va a pasar con esa pelota que cruza el mediocampo exactamente ahora. Eduardo Sacheri

Como un enajenado Imposible que Sacheri dejara fuera, en este recorrido que se lee a ritmos futboleros y sin entretiempo, su lectura del 22 de junio de 1986, resultante de su experiencia —maravillosa en sí, maravillosa al contarse— siendo un joven enamorado. El caso es que el cronista en ciernes (portero en activo) fue invitado por su novia a ver el partido en una comida (asado) familiar. Y hasta ahí fue, preocupado, eso sí, por la manera en que experimenta el fútbol. “Grito, salto, comento, puteo, reclamo, gambeteo, sudo, relato, gesticulo, despejo los balones sueltos en el área propia, estiro la pierna para llegar con lo justo a las pelotas indecisas de la mitad de la cancha. En otras palabras: doy un espectáculo bochornoso para cualquiera que no entienda de este juego”. Fue ahí donde supo del “primer gol que no grité”

Estadio Azteca

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rendido, a tu botella vacía Esa que antes, siempre tuvo gusto a nada Apretando los dedos, agarrándome Dándole mi vida, a ese paraavalanchas. Cuando era niño, y conocí el Estadio Azteca

(la Mano de Dios) y, cuatro minutos después, del “mejor gol de la historia”. “Sé que dejé de respirar cuando [Diego Armando Maradona] se tomó un instante para quedar de vuelta de zurdo, después del último enganche al dejar pagando a Shilton [portero inglés]. Y después no sé más nada”. “Mejor dicho, cuando recupero la conciencia, estoy colgado de los barrotes de una ventana, a un metro del suelo, con los pies sobre el alfeizar, gritando como un enajenado, insultando a los ingleses y a la madre que los parió, deshaciéndome la garganta, descoyuntándome la mandíbula, desintegrándome las cuerdas vocales, que es el único modo de gritar un gol como ese”. Eduardo Sacheri, Las llaves del reino, Alfaguara, Argentina, 2015, 296 pp. * mauflos@gmail.com

Me quedé duro, me aplastó ver al gigante De grande me volvió a pasar lo mismo Pero ya estaba duro mucho antes.

Dicen que hay bueno malo, Dicen que hay más o menos Dicen que hay algo que tener Y no muchos tenemos, Y no muchos tenemos.

Dicen que hay, dicen que hay Un mundo de tentaciones También hay caramelos Con forma de corazones.

Prendido a tu botella vacía Ésa que antes siempre tuvo gusto a nada. Andrés Calamaro


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LA GUALDRA NO. 247

Libros

Episodios del Barroco-Chichimeca de Enrique Salinas Enríquez*

/// Enrique Salinas. Foto de Carlos Segura

6 Por Isabel Terán

Elizondo

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nicio mi comentario aludiendo a lo acertadísimo del título. En las páginas que fungen como presentación, Enrique Salinas confiesa con modestia que no es de su autoría la acuñación del término Barroco Chichimeca, sino que es tan solo su “descubridor”. Sea una cosa o la otra, lo cierto es que logra con buen tino poner en la mesa de discusión un asunto que muchos académicos y neófitos perciben, pero que necesita de mayor estudio y disquisición: que hay muchos y muy distintos tipos de Barroco y que en numerosos lugares, sobre todo en Latinoamérica y especialmente en México, se trata de un estilo que jamás feneció y sigue vivito y coleando entre nosotros en nuestra manera de ser y en nuestra realidad. El autor insiste en que el Barroco Chichimeca no existe -es decir, añadiríamos nosotros que no existía hasta hoy, ya que no había tenido la fortuna de contar con un descubridor que lo convirtiera en algo real y lo diera a conocer-; sin embargo, Enrique Salinas también admite que basta cierta sensibilidad para percibirlo en el entorno y

la historia de Zacatecas; y cabe decir que él, con su aguda sensibilidad y su incansable afán por rastrear y difundir los vestigios de la memoria regional a la que da en llamar “documentalia zacatecana”, logra exitosamente identificar y caracterizar esa aura o espíritu vernáculo tan peculiar, pero lo que es más loable, consigue con su libro hacérselo ver también al lector, tanto si se trata de lugareños como de fuereños. Es así como texto a texto, a través de los cien episodios que se reúnen en el libro, la noción de Barroco Chichimeca va tomando una forma definida hasta que se materializa por fin en un concepto, posible y verosímil, en la mente del lector, quien después de hacerlo propio será incapaz de volver a mirar a la ciudad, la región, sus aconteceres y personajes de una manera ingenua. Pero el apelativo de Barroco Chichimeca va aún más allá, pues el libro, además de testimoniar diversos, abigarrados y disímiles ejemplos de esta esencia vernácula que queda testimoniada a través de anécdotas, personajes, leyendas, hechos, lugares, estampas, monumentos y escritos varios, que abarcan cronológicamente desde la apócrifa fundación oficial de la

ciudad hasta nuestros días, deviene a su vez él mismo en una muestra, quizá la más representativa, de este mismo y novedoso concepto, que describe, como diría el historiador Luis González y González, la matria. El propio libro de Enrique Salinas es, por excelencia, la suma y compendio del Barroco Chichimeca. Y esto se puede constatar a varios niveles. Por ejemplo, da muestras de su barroquismo en la conjunción de varios géneros y tipos textuales, ya que es al mismo tiempo crónica, reseña, artículo periodístico, anecdotario, narración literaria e historia, aunque es posible que haya algunas otras variables que ahora se me escapan. Además, su estilo combina lo mejor del discurso escrito y oral, pues por un lado se encuentra la erudición de las disquisiciones etimológicas, históricas, lingüísticas y/o literarias, acompañadas de elegancia y precisión lingüística, pero por el otro la sencillez y hasta la coloquialidad. A todo ello se le suma un peculiar escepticismo per se y un fino humor rayando en la ironía y a veces en el sarcasmo, que en no pocas ocasiones propician la sonrisa cómplice del lector, y en otras francamente le provocan de plano una carcajada. Estilo tan propio

de la forma expresiva natural del autor, que uno puede perfectamente imaginarse que está charlando con Enrique Salinas frente a un café y no leyéndolo. Y esto me lleva a comentar otra cosa: una característica más del barroco era la importancia que se le concedía a la memoria y sus procesos mentales, y sobre este punto me quiero referir a dos cosas: por un lado a la disposición de los episodios en el libro, y por el otro a la estructura interna de los mismos. Encontrar la mejor forma de organizar cien textos escritos en diferentes épocas y con variadas temáticas debió haber sido una decisión difícil, aún cuando el hilo conductor fuera el hasta entonces supuestamente inexistente concepto del Barroco Chichimeca, de modo que asumo que la disposición final, a medio camino entre la cronología de los eventos reseñados y los bloques temáticos, pero sin que estas etiquetas se convirtieran en una camisa de fuerza, reproducen de algún modo el vaivén del flujo de la conciencia, de la memoria y de el lenguaje oral, que avanza y retrocede en el discurso, que a veces se dispersa y se repite, para finalmente retomar el hilo, enfilar el rumbo y llegar al punto a donde se quería llegar. Y algo parecido sucede en la estructura de cada uno de los episodios: una anécdota le sirve al autor lo mismo para remontarse en el tiempo a épocas pasadas, que para acudir al diccionario o para consultar una fuente académica, que para recordar la anécdota de algún personaje o relatar una historia personal, familiar o de algún amigo. Todo ello llevando al lector de la mano a través de un recorrido que al principio pareciera ser laberíntico –otro tópico del barroco- pero por el que sin embargo el lector fluye de manera natural, descubriendo hacia el final del episodio las insólitas conexiones que el autor quería mostrarle y para lo cual fue necesario seguir sus intrincados pasos. Y otra cosa hay que reconocerle a Enrique Salinas es su habilidad, probablemente perfeccionada gracias a la indispensable noción de economía de la escritura periodística, de construir relatos completos y autosuficientes en unas cuantas páginas. Otro síntoma del barroquismo del libro es que los personajes que transitan por sus páginas corresponden a muy diferentes registros: próceres y personalidades nacionales o internacionales, pero también personas comunes y corrientes. Y lo mismo se puede decir de los sucesos reseñados:


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Libros

desde hechos de envergadura como podría ser la fundación de la ciudad, hasta anécdotas aparentemente triviales, pero a los que el autor contextualiza y reivindica de tal modo que logra convencernos de redimensionar su importancia. A dos cosas más me quiero referir: la primera, al hecho de que en este libro en el que se conceptualiza el Barroco Chichimeca, Zacatecas es la medida y el punto de referencia de todas las cosas y del resto del mundo. Y de ningún modo lo digo en sentido negativo, sino que me limito a señalar un proceso metodológico que sirve de trasfondo si no a todos, sí a la mayoría de los episodios. Ya lo señala el propio autor en alguna parte del texto: “el que busca encuentra”, y él se dedica a encontrar esos insólitos paralelismos, de la misma manera en la que el poeta, para construir una metáfora novedosa, pone en contacto e interrelaciona conceptos pertenecientes a campos semánticos tan distintos, que a simple vista podían parecer no sólo lejanos, sino incompatibles. De este modo es como la metáfora nos permite apreciar desde un nuevo ángulo la realidad y Enrique Salinas nos descubre la dimensión universal de Zacatecas, haciendo converger la microhistoria con el acontecer internacional. La segunda, que este libro habla indudablemente de Zacatecas, de su historia, sus monumentos, sus escritos, su arquitectura y su arte, y su gente, pero como cada cosa que hacemos y cada texto que escribimos no puede ser de ningún modo ajeno a lo que somos, este libro también habla de Enrique Salinas, por lo que es íntimamente personal, no sólo por el hecho de que muchos de los textos están escritos en primera persona, sino porque su propia vida no puede –ni debe- desligarse de la esencia y el acontecer de la región y la ciudad. Especialmente llamó mi atención el episodio titulado “Ibargüengoitia, grosso modo. Atisbos de su intimidad” en el que el autor, ante la inexistencia de una biografía de este escritor señala: Cada volumen de su prosa periodística contiene un segmento del rompecabezas autobiográfico [...] En cada relato hay un número impreciso de piezas, las cuales, ensambladas con las restantes, develan vida y milagros de nuestro literato. Su trayectoria está escrita allí, dispersa en fragmentos sin secuencia que permiten rastrear desde escenas hogareñas hasta el autoexilio definitivo en París.1

A partir de esta reflexión, Enrique Salinas intenta construir un esbozo de la biografía no escrita de Ibargüengoitia partiendo de fragmentos tomados de diferentes textos. Y yo no sé si se percató de ello, pero exactamente lo mismo podría decirse de su libro, ya que por sus páginas deambulan anécdotas personales y familiares en las que se hacen presentes su abuela, sus padres y tíos, su esposa y su hija, así como de sus relaciones con sus amigos y sus viajes. Él mismo o alguien más, tiene en todos estos pasajes las bases de la historia de una vida que está por escribirse. Un comentario aparte me merece el libro en cuanto a su materialidad. Mi reconocimiento a la labor que desde hace algunos años han venido haciendo los integrantes del Proyecto editorial

de la Universidad Autónoma de Zacatecas, cuyo trabajo ha ido crecido en calidad, tanto en el cuidado de la edición como en el diseño editorial. Este libro en particular es un muy buen ejemplo de su excelente labor. Por ultimo, no quisiera dejar de comentar que un libro como Episodios del Barroco-Chichimeca que encarecidamente les invito a adquirir y leer

sabiendo que no se arrepentirán, sólo pudo haber sido escrito por alguien que, a pesar de sus reticencias y escepticismo, y como en toda relación, con sus períodos de entusiasmo y decepción, ama profundamente a Zacatecas y busca contagiar a propios y extraños de que miren con los mismos ojos de enamorado al indefectible objeto de su pasión. A mí ya me convenció.

* Fragmento del texto leído en el Museo Zacatecano, durante la presentación del libro Episodios del BarrocoChichimeca, de Enrique Salinas Enríquez, el 30 de marzo de 2016.

Salinas Enríquez, Enrique, Episodios del Barroco Chichimeca, Universidad Autónoma de Zacatecas-Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde, Zacatecas, México, 2016, pp. 247-248. 1


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LA GUALDRA NO. 247

Promoción de la lectura

Bibliotec@ Digital Zacatecas

6 Por Eduardo Campech

Miranda

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ay una candidata a la alcaldía de la capital zacatecana que ha involucrado el tema de la lectura en su campaña proselitista. Quien asesora a Judit Guerrero sabe del alcance de las redes sociales, pero también de la importancia de acercar la lectura a la población abierta. Aprovechan el largo desierto en bibliotecas virtuales y bases de datos que existen en la red y que carecen las bibliotecas públicas por falta

6 Por Carlos Flores

Historia

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in duda, la Historia como disciplina nos ha dejado mucho, pues gracias a ella podemos entender nuestro pasado, el origen de nuestra cultura y acercarnos a la respuesta de la pregunta ¿qué somos?; los materiales historiográficos nos han permitido reconstruir lo ya acontecido, que aunque se encuentra lejos en el tiempo se puede abstraer gracias a la labor del historiador. Pero, sin duda, la fotografía es uno de los testimonios más poderosos para atestiguar el tiempo perdido, una imagen congelada que nos transporta al momento mismo el evento. Como parte de un proyecto final de una clase de la Unidad Académica de Historia, los alumnos María Montserrat Varela y Juan Luis Macías llevaron a cabo un proyecto visualmente interesante, en donde se dieron a la tarea de recopilar fotografías antiguas, facilitadas por habitantes de la ciudad de Zacatecas, con las cuales montaron una exposición nada menos que en las insta-

de presupuesto, gestión, conocimiento e interés. El poner a la lectura como elemento de campaña es de entrada algo poco común. Veamos qué encontramos en el sitio Bibliotec@ Digital Zacatecas, cuya dirección electrónica nos dirigirá a una página que concentra las bases de datos, bibliotecas virtuales y recursos que se ofrecen a quien se registre. La primera opción, “Libros electrónicos”, nos redirecciona hacia BiblioTechnia, plataforma con libros electrónicos (no descargables) que se pueden leer en línea. ¿Cuáles títulos encontraremos? Primordialmente obras y autores clásicos de la literatura

universal. El total, hasta el 18 de mayo de 2016, eran 102 títulos disponibles. En el comando “Multimedia” encontraremos el acceso a “Amoxpohua”, sitio muy recomendable por cierto, donde encontraremos material en torno al arte, etnias, literatura, lenguas, patrimonio, arqueología mexicanas. También hay libros, principalmente de arte; “El Mundo del Museo” es un recorrido virtual a través de los museos más famosos del mundo; “Smartkids” es un sitio por diversos recursos del interés infantil: biografías de personajes, cuentos, fábulas, aprendizajes, manualidades. En “Interés General”, vuelve la lectura

Imágenes zacatecanas del siglo XX laciones del Archivo Histórico de la ciudad, mostrando al espectador zacatecano ventanas a su pasado inmediato, con fotografías del principio del siglo XX. La exposición titulada como Imágenes del siglo XX (Historia de memoria perdurable) ha sido montada por la Universidad Autónoma de Zacatecas, a través de la Licenciatura de Historia y con el apoyo del Archivo Histórico y la Asociación de Historiadores Elías Amador, pero sobre todo bajo la coordinación de estos dos destacados estudiantes y la participación de las familias zacatecanas que permitieron que sus acervos fotográficos pudieran ser exhibidos. En las imágenes podemos ver rostros de los antepasados zacatecanos que evocan las costumbres del principio de siglo. Fotografías de niños con sus juguetes, de parejas

con sus vestidos de bodas, personajes de la alta alcurnia paseando en sus vehículos, miembros de las familias actuales que comparten con estos algunos rasgos fisionómicos, una mirada o un cierto aire que nos puede hacer pensar que la vida y los seres que pueblan son una continuidad temporal que se esparce año con año y siglo con siglo.

de los clásicos en el sitio “Cuentimundo” y en “Formación para el trabajo”, está el acceso a “Eduvyt”, donde se ofrecen capacitaciones online. Resulta interesante la apuesta por la lectura. Espero no sea sólo un acto de campaña y manifieste en la práctica el compromiso cotidiano con el libro y la lectura. Que el uso de las tecnologías abone al desarrollo de los servicios bibliotecarios y no sean excusa para dejar de hacer o, en el peor de los casos, liquidar a las bibliotecas. Que este tipo de esfuerzos vayan acompañados de un plan, con metas, objetivos, indicadores claros. Que se eduque para la selección e información en el mundo que es la red. Cuando refiero todo lo anterior, quiero decir que en todos esos procesos se involucre al personal bibliotecario. Éste es partícipe en cada uno de ellos. Ejemplo, o retracción, del supuesto que la biblioteca pública es una institución primordial para el desarrollo individual y comunitario. Si este agente, el bibliotecario, queda fuera, será un mero testigo de los acontecimientos, testigo mudo. Para conseguir lo anterior, sería conveniente conocer los planes de capacitación bibliotecaria, la sensibilización y acercamiento hacia las humanidades y, desde luego, su formación lectora.

La idea era rescatar y crear un acervo de imágenes sacadas de los álbumes familiares. Más que una exhibición fotográfica de un acervo histórico, podemos ver historias personales, intimidades que han estado guardadas por años entre hojas y cubiertas por el polvo. Rostros y personajes que incluso escapan a los recuerdos de los donantes y que, sin embargo, han sido parte de la evolución de éstos. Sería interesante que otras familias se unieran a este proyecto y sacaran del baúl esas viejas impresiones para formar un mosaico de historia, de testimonios, de escenas congeladas que nos ayudaran a concebir un Zacatecas que se ha perdido en las olas del tiempo, a conocer rostros que alguna vez respiraron el ambiente de la ciudad. Una felicitación para los alumnos que concibieron el proyecto y a la directora del Archivo Histórico del Estado, María Auxilio Maldonado Romero, por cobijar este pequeño proyecto que puede crecer y convertirse en un acervo realmente impresionante.


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23 DE MAYO DE 2016

Desayuno en Tiffany’s, mon ku ¡Gracias, jefe!

6 Por Évelyne Coutel

Cine

¡

Gracias, jefe !, cabe dentro de un subgénero de películas que no se ven con mucha frecuencia en la cartelera de cine: la “comedia documental”; es decir, una producción cinematográfica que representa hechos sacados de la realidad pero que supone a la vez una teatralización de los mismos conllevando, pues, una fuerte dimensión provocativa. La comedia documental puede incorporar imágenes de archivo –como ocurre aquí con los extractos de telediarios y reportajes– y prescindir de actores para dar la palabra a personas de a pie. De esta forma constituye un soporte idóneo para expresar indignación contra algo o alguien y para desvelar los aspectos más vergonzosos de un comportamiento o de un acto. En el caso de ¡Gracias, jefe!, el blanco de la sátira mordaz es Bernard Arnault, un hombre de negocios conocido como uno de los más ricos del mundo. En 2007 el líder del grupo LVMH cerró la fábrica Ecce ubicada en Poix-du-nord, una localidad del norte de Francia. Para satisfacer el afán codicioso de su dueño, esta fábrica –la última en producir trajes masculinos de marcas tan prestigiosas como Kenzo o Dior en el territorio francés– fue descentralizada en el este de Europa, provocando la ruina de muchas familias francesas que se quedaron en el paro. Para revelar las consecuencias y la catástrofe social que dicha maniobra trajo consigo, el realizador François Ruffin –quien es ante todo el fundador de Fakir, un periódico satírico

de izquierda, fuertemente comprometido y con base en Amiens, otra localidad del norte de Francia– asume un papel similar al de Michael Moore y escenifica una farsa cuyos protagonistas, además del propio François Ruffin, son Serge y Jocelyne Klur, una pareja de obreros que fueron despedidos y nunca volvieron a encontrar trabajo, llegando a una situación que les obliga a prescindir de calefacción y comida y a vivir bajo la amenaza de que su casa sea incautada. El propósito de la farsa no es sino chantajear a Bernard Arnault para sacar a Serge y Jocelyne de su desamparo económico. A través

de esta escenificación el documental logra una venganza e invierte los papeles entre el “Goliat del lujo”, como se le llama en el cartel, y los “peones” aplastados por las deudas. Lo cierto es que el procedimiento surte efecto en el espectador, como lo muestra el éxito de la cinta que, en el momento en que escribimos, lleva doce semanas en la cartelera. Hasta cierto punto este éxito se puede atribuir a una forma de curiosidad por ver una película que se sale de las sendas habituales y que además es protagonizada por unos “ch’tis”, un término que se aplica a la población del norte de Francia y que más precisamente remite a la manera de

hablar y al acento cómico propio de algunos de ellos, en particular de los vecinos de la zona donde se rodó el documental. Además de estos elementos no cabe duda de que el contenido social de este documental, que con su fuerte carga irónica arremete sutil y violentamente contra la codicia del magnate, es lo que más atrajo a los públicos que se conmovieron con la situación de la pareja Klur. La pregunta que se nos ocurre es cómo el primer protagonista de esta farsa habrá reaccionado frente a este documental que, a modo de un espejo, le ofrece un reflejo de lo despiadado que es y hasta lo presenta como un monstruo.

Castillo sal si puedes 6 Por Ester Cárdenas

contrato académico y todos juntos volvieron a Inglaterra. Laura (según palabras de Rosa Montero) vampirizó a Graves y dominó a Nancy. Vivieron juntos durante cuatro años hasta que en 1929 apareció en sus vidas el poeta irlandés Geoffrey Phibbs, quien luego de tres meses salió corriendo y Laura se tiró de un cuarto piso y Graves de un tercero. (Ambos sobrevivieron sin consecuencias corporales). Posteriormente Phibbs y Nancy se enamoraron (estuvieron juntos cinco años) y Laura y Graves se fueron a vivir a Palma de Mallorca (de 1930 a 1936). Luego volvieron a Inglaterra donde Laura se relacionó epistolarmente con Schuyler Jackson (poeta estadounidense y crítico literario de Time) y ella y Graves se trasladaron a Estados Unidos en 1939 y Laura terminó casándose con Schuyler que la obligó a cortar con todos sus amigos, incluido Graves, quien (afirma Rosa Montero) se casó con una chica sensata y regresó al mundo

Libros

U

no de los libros que leí con más fruición fue Historias de mujeres de Rosa Montero. Tengo un vago recuerdo de haber leído algunas de estas historias en el País dominical. El libro se publicó en 1995 pero tardó un buen rato en llegar a México y lo leí hasta 1999. El libro trasciende lo anecdótico y se adentra en lo más íntimo de cada una de las mujeres cuyas vidas aborda sin sensiblería. Una de sus premisas es el hecho de que algunas personas en el transcurso de la vida simplemente envejecen, otras van madurando; otras por el contrario, se pudren y otras se desbaratan. La parte dedicada a Laura Riding (poeta y crítica literaria) la titula: La más malvada y en la primera línea afirma que era una bruja. Nos cuenta que Laura, inteligente y pérfida, fue atrapando en su delirio

a un buen puñado de gentes valiosas, sin la serenidad y el equilibrio suficientes como para enfrentarse a ella, que era una fuerza maligna comparable a un tornado: allí por donde pasaba, todo se derruía. Convivió con Robert Graves (poeta, novelista y ensayista inglés) durante trece años. En 1925 entró en contacto epistolar con él, que ya era un escritor conocido, ella tenía 24 años -recién se había separado de su primer marido- él treinta, una esposa (Nancy Nichols, pintora, izquierdista y feminista) y cuatro hijos. El verbo iluminado de Laura fascinó a Graves y la invitó a irse a vivir con él y su familia a Egipto, donde estaba contratado como profesor durante tres años. Ya en el Cairo, lo que se conocía como un ménage-à -trois, se convirtió (capitaneado por Laura) en la Trinidad o el Círculo Sagrado. A Laura se le ocurrió que la casa en la cual vivían estaba embrujada y Graves rompió el

de los cuerdos. Riding y Schuyler vivieron juntos durante treinta años, ella se dedicó a cocinar y limpiar para él y no volvió a escribir jamás un solo poema. ¡Qué historias!


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LA GUALDRA NO. 247

AGENDA CULTURAL DE MAYO 2016 MIÉRCOLES 25 / 18:00 horas Todos al Centro Histórico Miércoles de Danzón Mercado J. Jesús González Ortega Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas JUEVES 26 / 19:00 horas Tradicional Concierto Banda Sinfónica del Estado de Zacatecas Dir. Salvador García y Ortega Plazuela Goitia VIERNES 27 / 18:00 horas Concierto Orquesta Típica de Zacatecas Plazuela Goitia Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas DOMINGO 29 / 13:00 horas Tradicional Concierto Orquesta Típica de Zacatecas Casa Municipal de Cultura de Zacatecas Entrada libre Coordina: Casa Municipal de Cultura de Zacatecas

LUNES 23 / 19:00 horas Muestra Regional de Teatro Centro Occidente Urikubo La Gaviota - Querétaro Fondo Regional para la Cultura y las Artes de la Región Centro Occidente Patio Principal del Centro Cultural Ciudadela del Arte Entrada libre JUEVES 26 / 19:00 horas Bellas Artes Presenta: “¡Leo… luego existo!” Lectura en voz alta con: ARCELIA RAMÍREZ Leyendo: “Ojos de papel volando” de María Luisa Mendoza Patio Central del Museo Zacatecano Entrada libre SÁBADO 28 / 20:00 horas ¡Vive la Ciudad! en el Teatro Worldmusic Almoraima – España Teatro Fernando Calderón Entrada libre

MUNICIPIOS JEREZ JUEVES 26 / 12:00 horas Bellas Artes Presenta:

“¡Leo… luego existo!” Lectura en voz alta con: ARCELIA RAMÍREZ Leyendo: “Ojos de papel volando” de María Luisa Mendoza Teatro Hinojosa Entrada libre

MUSEOS Y GALERÍAS ANTIGUO TEMPLO DE SAN AGUSTÍN Colección Soledad Pintura de gran formato Fundación Sebastian Colectiva Permanencia: 18 de junio

MUSEO FRANCISCO GOITIA Caesura Won H. Lee Escultura Permanencia: 26 de junio

MUSEO DE ARTE ABSTRACTO “MANUEL FELGUÉREZ” E-8 Escultura Contemporánea, México Colectiva: YvonneDomenge, Pablo Kubli, Ernesto Hume, Pedro Martínez, Ernesto Álvarez, Luz Zaga, María José de la Macorra y Arno Avilés Sala Mayor, Temporal I y II Permanencia: 25 de junio PUERTAS, Jesús Mayagoitia Sala de los Zacatecanos Permanencia: 25 de junio

MUSEO ZACATECANO Aves nocturnas Jesús Reyes Cordero Pintura, grabado, dibujo, escultura, arte-objeto e instalación. Salas temporales 1,2 y patio del pozo Permanencia: 31 de julio

CENTRO CULTURAL CIUDADELA DEL ARTE Exposición Permanente Sala despacho imperativa “Antonio Aguilar Barraza” Exhibición de fotografías, trofeos, documentales, vestuario y premios recibidos a lo largo de su carrera artística. De martes a domingo, de 10:00 a 17:00 horas Planta Alta / Entrada libre


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23 DE MAYO DE 2016

Notas al margen

/// Nicanor Parra. Foto de Fundación Iberoamericana.

6 Por José Agustín

Solórzano

N

icanor Parra escribió que su poesía podía perfectamente no conducir a ninguna parte. Vamos a comenzar por ahí. Pensemos en la literatura como en algo que se mueve, es decir, según las leyes de la mecánica clásica, en algo que tiene dirección y velocidad. Imaginemos por ahora que los objetos abstractos (el discurso literario) responden a las mismas leyes que los objetos concretos. De ser así podríamos entender la literatura como un objeto en movimiento, y la dirección de la misma sería (aprovechándonos del término) el sentido, hacia dónde se dirige ese objeto-discurso. La velocidad con que se mueve tendría que ver con la fuerza aplicada que se utilizó para cambiar el objeto de su estado de reposo a su estado de movimiento. Llamemos lectura a esta fuerza. La lectura como una forma de energía que se aplica sobre el objeto literario concreto (el texto) para provocar que éste se mueva, y con ello adquiera dirección-sentido, y cierta velocidad. Pudiéramos seguir por este camino y

hacer crecer la analogía. La mecánica como teoría puede servirnos para entender la literatura desde otra perspectiva, anexándola al mundo “real” y concreto podemos analizarla como un objeto más sensible y perceptible físicamente, incluso podríamos sacudirle un poco todo ese polvo místico del que la han cubierto los siglos. A esta analogía, decía, podríamos ampliarla, y agregar también el término de aceleración, el de masa, el de peso y quizás incluir el tiempo y la distancia, pero aunque sería posible, en esta nota me ceñiré a la dirección. Para continuar nuestra disertación también será necesario que entendamos la lectura (esa fuerza) como un acto creativo, una energía generadora, activa y no pasiva. Pensándolo así tendríamos que concebir la escritura como una forma de lectura. Quien escribe está leyendo, decodificando sus propios pensamientos, traduciendo ideas abstractas a una lengua concreta con la finalidad de comunicar. El leer como fuerza que genera movimiento e imprime sentido. Quien lee escribe y quien escribe está leyendo. Parra, que además de ser poeta es maestro de física, nos regala la frase con la que

empecé este texto: sí, la literatura no tiene por qué conducir a ningún sitio. El discurso literario, si bien tiene movimiento y dirección, no tiene principio ni final, solo sentido, y el mismo está mayormente dado a través de la lectura. Cada lector aplica su energía para generar el movimiento y dirigir el objeto leído. Siendo estrictos el discurso no se mueve hacia un punto determinado del espacio discursivo, sino que simplemente se mueve, y es ese movimiento el que lo vitaliza y le da un sentido. El sentido no es sólo dirección, sino también significado. Cuando golpeamos una pelota ésta adquiere una dirección y una velocidad, la dirección que le damos puede o no ser consciente. En el caso de las bolas de billar, por ejemplo, comúnmente lo es y responde a la finalidad de ganar el juego. Se le imprime un significado, un valor dado por un sujeto consciente.1 Lo mismo pasa con el objeto literario. Cuando generamos el movimiento estamos imprimiendo una energía que, si es consciente, también genera una dirección que significa, es decir: que da sentido a lo leído. El discurso literario como objeto autó-

nomo y ajeno al sujeto genera un sentido propio que, a pesar de todo, está supeditado al sujeto consciente que le imprimió el movimiento. Yo leo y creo movimiento discursivo. Yo leo y creo significado. Yo leo y creo dirección y sentido. Con la lectura dirijo todos los signos (inmóviles, pasivos) del texto hacia una dirección concreta que, si bien es indeterminada, se rige por la batuta del lector. Cuando nos preguntan: ¿cuál es el sentido del texto que acabamos de leer?, o en lenguaje llano: ¿qué entendiste? Nuestra respuesta será consecuencia de un fenómeno físico (leer) por medio del cual generamos que un objeto (texto) adquiriera movimiento y conscientemente sentido, dirección. Por otro lado, retomando lo que aseguraba más arriba: el discurso literario no tiene ni principio ni final. Así como los objetos en reposo guardan una energía potencial y mantienen un movimiento relativo en función al movimiento del Universo y sus observadores, el objeto texto guarda la misma relación con el Discurso Literario Universal; es decir: siempre se mantiene en movimiento y jamás se detiene. El texto no para realmente su movimiento discursivo, al igual que la energía no se crea ni se destruye, sino que sólo se transforma, así el texto pasa del papel a la mente y del objeto concreto a la abstracción ideal para luego salir de nuevo, con un sentido renovado, hacia otro texto concreto. Así se recrea la lectura y la energía fluye sin origen ni destino fijo. Cuando leemos o escribimos asistimos a un fenómeno que puede explicarse de diferentes maneras. Ésta, echando mano de una analogía con la física, nos permite acercar dos disciplinas que parecieran muy distintas pero que no lo son tanto. En la literatura hay mucho de física (todo realmente) y en la física hay mucho de literario. Una poética de la realidad, eso pudiera ser el discurso físico. A pesar de que los fenómenos físicos pueden suceder independientemente de los sujetos conscientes (observadores). La física también nos ha enseñado que el papel del observador juega un papel clave en la percepción del fenómeno. No negamos que existe el suceso sin el hombre, pero lo importante para nosotros (los sujetos) es percibir el suceso, pues si no se percibe no existe en nuestra realidad. También recomiendo ver las respuestas que da Roman Ingarden sobre la pregunta de si la obra de arte literaria puede ser un objeto ónticamente autónomo. En Ingarden, Roman, La obra de arte literaria, Taurus, México, 1998. 1

Notas al margen

El sentido como dirección (otro experimento imaginativo)


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LA GUALDRA NO. 247 /// 23 DE MAYO DE 2016

La Chillona S

oy como un río de agua salada que fluye constante. Que hace que se me escurra por la cara el rímel en largos y oscuros arroyos negros… lagrimones. Siempre he sido una chillona. Mis hermanos y mis primos me decían La Llorona entre burlas, risas y chacoteos. La Chillona. Lloro por cualquier cosa: con las películas amorosas… o dramáticas… o cómicas. Lloro de felicidad y de contento. De coraje o de tristeza. Soy un mar de lágrimas en las despedidas y en los velorios. En

las bodas y graduaciones. Lloré cuando mi primer novio, Tomasito, me dio un beso en los labios bajo un naranjo en flor. Desde niña he parado de llorar. De hacer pucheros de la nada, por cualquier bobada. No paré de llorar cuando le permití a Jacinto tocara y acariciara, besara y apretujara algunas partes íntimas de mi cuerpo. Chillé de coraje la vez que vi como el vecino, un briago sin oficio ni beneficio sacó a empujones, en refajo y descalza, a su esposa, mi vecina, a la calle. Furioso y feroz. Todos los vecinos se asomaron por puertas y ventanas… pero no hicimos nada. La pobre mujer durmió en el sereno, acurrucada en un

rincón el resto de la noche. Hecha un ovillo. El marido la metió al otro día en medio de una oleada de insultos y guantones. Pidiendo rapidito su desayuno. Sí, lloré mucho, de coraje e impotencia. Muerta de miedo. Lagrimeo en la noche, antes de acostarme, cuando le rezo con fe y devoción a mi ángel de la guarda. Y durante el verano, época de chaparrones y chubascos no dejo de llorar de nostalgia y tristeza. Lloro a mares cuando recibo regalos, felicitaciones… La pura verdad… no sé qué va a pasar.. Pero estoy segura que me voy a quedar convertida en un charquito de agua salada…

/// Pedro Coronel. Todavía vivo. Óleo sobre tela. 1958. Colección particular. Un 23 de mayo como hoy, pero de 1985, falleció el pintor zacatecano Pedro Coronel. Así lo recordamos en la Gualdra.

Río de Palabras

6 Por Alberto Huerta

La culpa 6 Pilar Alba

A

mí ni me echen la culpa, yo ni sé que es eso de sentirse culpable, angustiada u observada por medio mundo. Nunca he sabido qué es eso de los remordimientos, de no poder dormir en la noche o de que se atore la comida a medio bocado.

Yo simplemente no le hago caso a esas cosas. Para que ni empiecen con que yo fui, con que me vieron, con que ahí estaba. Porque les voy a decir que sí. Efectivamente yo fui, por eso me vieron porque ahí estaba. Pero de ahí a que tenga que estar pidiendo disculpas o muriéndome por el arrepentimiento, pues ahí sí ya no; porque de eso nada. Yo lo hice y

además lo disfruté. ¿Qué hay testigos? Por supuesto que hay testigos, porque no andaba escondiéndome de nadie. La pura voluntad fue la que me llevó a hacerlo. Si quieren culpas pues échensela a alguien más que quiera cargar con ella. Yo no, ni me vean, no pienso arrepentirme, porque para mí lo que se disfruta no puede ser ni culpa ni pecado.


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