La Gualdra 111

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SUPLEMENTO CULTURAL

No. 111 - 12 DE AGOSTO DE 2013 - AÑO 3

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Alberto Huerta nació en Zacatecas, Zac., el 13 enero de 1945. Fue coordinador del Taller Universitario de Teatro de la Universidad Autónoma de Zacatecas por más de 30 años. Obtuvo el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 1977, por Ojalá estuvieras aquí. Ha contribuido durante años a la formación de jóvenes actores y narradores, y se ha cumplido su expectativa de formar “buenos mexicanos”. Su labor como coordinador de diversos talleres es altamente reconocida, su contribución al teatro en Zacatecas en indiscutible, así como su calidad como escritor. [Una entrevista con Alberto Huerta, en páginas 5, 6 y 7]


LA GUALDRA NO. 111 / 12 DE AGOSTO DE 2013 / AÑO 3

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Regresamos de vacaciones con una entrevista a un amigo y colaborador gualdreño: Alberto Huerta. En las páginas 5, 6 y 7 encontrará usted la entrevista que realizamos y un texto que hace Pilar Alba sobre él mismo. Quienes viven en Zacatecas seguramente lo recordarán como el coordinador del Taller Universitario de Teatro Carlos Ancira, que tuvo su sede en el Teatro Fernando Calderón, durante más de 30 años. Quienes viven en Coahuila, San Luis Potosí, en Salamanca, o en municipios como Jerez y Tlaltenango tal vez tuvieron oportunidad de conocerlo cuando él visitaba esos lugares para impartir talleres o de narrativa o de teatro. En otras entrevistas realizadas en números anteriores, a Eduardo Román Quezada Torque, a Víctor Hugo Rodríguez Bécquer y a Ester Cárdenas –quienes trabajaron con él en talleres de teatro en distintas épocas-, Alberto Huerta ha sido mencionado con frecuencia por ellos como un ser humano que marcó a toda una generación zacatecana, en el ámbito de las letras y el teatro. Efectivamente, Alberto Huerta ha contribuido en mucho a la formación de jóvenes actores y narradores, y se ha cumplido su expectativa de formar “buenos mexicanos”. Su labor como coordinador de diversos talleres es por todos reconocida, su contribución al teatro en Zacatecas en indiscutible, y su trayectoria y calidad como escritor datan de hace casi cincuenta años. Aún recuerdo la primera vez que vi una obra de teatro dirigida por Huerta, Acto sin palabras, de Samuel Beckett, en el Teatro Calderón. Quedé sorprendida. Quizá sea ése el elemento que nunca se pierde con Alberto Huerta: la sorpresa, pues es un ser humano que construye historias, las recrea, y las cuenta de una forma única. Compartimos con ustedes una breve reseña biográfica de nuestro invitado de honor en esta Gualdra: Alberto Huerta nació en Zacatecas, Zac., el 13 enero de 1945. Fue coordinador del Taller Universitario de Teatro de la Universidad Autónoma de Zacatecas por más de 30 años. Obtuvo el Premio Nacional de Cuento San Luis Potosí 1977, por Ojalá estuvieras aquí. Antologías: Jaula de palabras, prólogo y Selección de Gustavo Sainz, Grijalbo, 1981. Ritos de Iniciación, una antología de cuentos de adolescencia, selecc. de Gustavo Sainz y Alejandra Luiselli. 13 Rojo, Antología contemporánea de escritores y poetas del Partido Comunista Mexicano, compilación y prólogo de Gonzalo Martré, Arte y Literatura, La Habana, Cuba, 1983. Entre el silencio y la estridencia. La protesta literaria del 68, prólogo, selección y notas de Ivonne Gutiérrez, colección la Torre Incli-

nada, 1989. Itinerario inicial. La joven narrativa de México, introducción y selección de Roberto Bravo, Universidad Autónoma de Chiapas, Colección Maciel, 1984. Memoria de la palabra, compilación de Mario Muñoz, UNAM-INBA, Textos de Difusión Cultural, 1994. Zacatecas cielo cruel tierra colorada, poesía, narrativa, ensayo y teatro; selección, prólogo y notas de Severino Salazar, Conaculta, 1994. Cuento: 6x3=18 (colectivo), Extemporáneos, 1977. Declaro sin escrúpulos (colectivo), UNAM, Punto de Partida, 1977. Ojalá estuvieras aquí, Joaquín Mortiz, 1978. 13 rojo (colectivo), Fondo de Cultura Popular, 1978. Buenas noches, todo está bien (colectivo), La Cocina, 1980. Domingo y otros textos, Casa de la Cultura Enrique Ramírez y Ramírez/Delegación Venustiano, colección Práctica de vuelo, Carranza, 1982. La mirada, Ayuntamiento de Zacatecas, 1985. Torito no murió en la vecindad (con Alejandro García y David Huerta), Colección septiembre 19, Voluntariado del Congreso del Estado de Aguascalientes, 1986. Almohadón de vientos, Premiá, El Pez Soluble, 1987. Block de notas, Joaquín Mortiz, Serie del Volador, 1989. La prosa de la revista Cartapacios (colectivo), SEP, colección Piedra de Toque, 1992. Mírame a los ojos (en colaboración con Pilar Alba), Crónica Municipal de Zacatecas, IZC, serie Roberto Ramos Dávila, 2001. ¡Chamán! ¡Chamán!, Ediciones de Botella, colección En la barra, Zacatecas, 2005. Cuarteto, Ediciones SPAUAZ, colección Cuadernos del quinto patio, Zacatecas, 2005. Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, El Sol de Zacatecas, colección La Soldadera, Zacatecas, 2006. Suave que me estás matando, Centro de Arte y Nuevas Tecnologías ediciones, 2006. El aliento amoroso de la nada, Ediciones de Medianoche / Universidad Autónoma de Zacatecas, 2010. Novela: Motel Paraíso, Conaculta, Tierra Adentro, 1980. Teatro: Ciego amor, Casa de la Cultura del Estado de México, 1974. ¡El tren, que viene el tren!, Ediciones de Medianoche / Universidad Autónoma de Zacatecas, 2011. Actualmente, dirige un taller de narrativa para la universidad; lo hace, curiosamente, en un café del centro histórico. Me pregunto por qué en nuestro Estado, un personaje como él no tiene un espacio idóneo para su taller; y me pregunto también por qué los cuatro libros que tiene terminados no han sido editados. Y más que buscar respuestas, busco ahora personas e instituciones que apoyen en la edición de esos cuatro libros que deben ser publicados. Mientras tanto, lo invito a que lea este número, que disfrute su lectura. Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Lelia Driben Un atisbo a la Generación de la Ruptura por Mauricio Flores

Vivo de nostalgia por María Brunereau El Templo de las Musas por Violeta Tavizón Mondragón

Alberto Huerta, entre historia e historia… por Jánea Estrada Lazarín Alberto Huerta quiere puros atletas por Pilar Alba

Diario de Mateo por Mateo Estrada Gaviria Viaje a la Sierra Gorda I por Eduardo Campech Miranda

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El Picaporte por Simitrio Quezada La ventisca por Fernando Cuervo Ilustraciones, fórmulas y consejos para conseguir una mujer, o varias, según el caso por Roberto Galaviz Ávila

Desayuno en tiffany’s, mon ku por Carlos Belmonte y Lluna Llecha Colaborador invitado: Geoffroy Huard Castillo de sal si puedes por Ester Cárdenas

Ella dijo por Alberto Huerta 4 sueños I/IV Sueño con un cuadro por Edgar Khonde

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Días-noche por José Cruz

Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín / Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Trinidad / Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas / Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


12 de agosto DE 2013

Lelia Driben

Un atisbo a la Generación de la Ruptura

Libros

Por Mauricio Flores * Fue un puñado de creadores que se aventuró a romper con una tradición artística. No más de veinte. Pero que si se calibran en cuanto sus aportaciones, constituyen un caudal de herencias para el México contemporáneo. La paradoja radica en que (retadores) se conformaron como colectivo ulterior al de los muralistas (revolucionarios). Son la llamada Generación de la Ruptura.

Pero habrá que enlistar sus nombres: Gilberto Aceves Navarro, Lila Carrillo, Arnaldo Coen, Pedro Coronel, José Luis Cuevas, Enrique Echeverría, Manuel Felguérez, Fernando García Ponce, Alberto Gironella, Roger von Gunten, Rodolfo Nieto, Brian Nissen, Tomás Parra, Gabriel Ramírez, Vicente Rojo, Kazuya Sakai y Francisco Toledo. Además, como lo hace Lelia Driben en La Generación de la Ruptura y sus antecedentes (FCE), de esa suerte de alentadores que para ellos representaron Vlady y Juan Soriano. Y hasta de los modernistas solitarios Rufino Tamayo, Carlos Mérida, Gunther Gerzso, Mathias Goeritz y Wolfgang Paalen. En la perspectiva, claro está, de la tercia Orozco, Rivera y Siqueiros. Porque en suma, advierte la propia Driben, qué fue si no el mayor momento del muralismo: “una singular y controvertida vanguardia en México, al compás de una sociedad que afloraba de la gesta revolucionaria y comenzaba a difundir cambios en la sociedad y en el Estado-nación”. Tras diez años de intensa actividad, los muralistas darían paso a lo que la autora de esta obra denomina, apoyada en Octavio Paz, los modernistas solitarios. Una soledad artística provocada por “el dominio excesivo y autoritario de la demasiada prolongada

Escuela Mexicana de Pintura, que practicaba un indigenismo pictórico y un realismo localista desgastado, reiterativo, epigónico y patético a veces, aunque muchos de ellos tienen algunas obras bien logradas”. Hasta que la casa en la que vivía Vlady, hijo del poeta ruso Victor Serge y llegado a nuestro país en 1943, se volvió centro de reunión de lo que sería el colectivo estudiado, además de dar domicilio a la galería Prisse, nombre propuesto por Gironella. Vendrían después otras galerías: Proteo, Antonio Souza, Juan Martín (donde se concentraría la obra del grupo), Pecanins, así como exposiciones, salones, premios. (Fue Gironella quien propuso que la galería se llamara Prisse. Ello porque un día llegó un sueco al lugar y, mientras observaba las obras que enseguida compraría, un gato entró a la sala y su atractivo —que parecía querer competir con los cuadros— distrajo su atención, quien comenzó a llamarlo ¡prisse, prisse!). La Generación de la Ruptura, así con mayúsculas, estaba consolidada. Diverso y coincidente a un mismo tiempo, el grupo, y gracias a su obstinación, “se transformó en el abanico diverso y cambiante que compone el vigoroso acervo de la pintura mexicana”.

El nombre No hay duda de que la Generación ha sido motivo de polémica en diferentes momentos del arte plástico mexicano. Su mismo nombre es causa de controversia. Teresa del Conde, recuerda Driben, fue quien propuso identificar al colectivo como tal. “Ella comenta que tomó esta definición de una reflexión hecha por Octavio Paz al respecto”. Si bien Vicente Rojo prefiere decir que fue la generación de la apertura. De acuerdo a la autora, se trata de “los artistas que abrieron colectivamente las puertas de la vanguardia internacional en México”.

Lelia Driben es estudiosa y crítica de arte. Colabora en diversos medios impresos y es autora de varios libros: Donde ellos vivían (1996); José Francisco, la pintura de lo inasible (1986); Melecio Galván, el artista secreto (1993); Vicente Rojo. El arte de las variaciones sutiles (1996); Gironella (2001) y Fernando González Gortázar (2008).

Dos zacatecanos Pedro Coronel (1921-1985). Como un viajero incansable, identifica Driben al artista plástico zacatecano. Será en París (1947) donde conozca a Octavio Paz, Victor Brauner, Constantini Brancusi y Sonia Delaunay. “Diez años mayor que los miembros de la Generación, Coronel comienza siendo un referente de los mismos y teniendo en su conciencia visual la lección de Rivera, Orozco Siqueiros y Tamayo. Después se convertirá en un par de los más jóvenes, con todo su talento y madurez artística”.

Manuel Felguérez (Valparaíso, 1928). Artista que “dispara una concepción de la visualidad deshabitada de huellas que se relaciona con los impulsos secretos, ésos que laten en la hondura de cuerpo y espíritu y que conforman el último lazo con el romanticismo. Siguiendo a Paz y Juan García Ponce, Driben afirma que en la obra de Felguérez “se trata de mostrar invisible en lo visible, porque toda obra es, en primera y última instancia, visualidad, y ni siquiera en El espacio múltiple y La superficie imaginaria todo es visualidad; siempre hay ocultos indicios, pero el acento está puesto en la visualidad”.

Lelia Driben, La Generación de la Ruptura y sus antecedentes, Fondo de Cultura Económica, México, 2013, 64 pp. y láminas. *mauflos@gmail.com


LA GUALDRA NO. 111

Vivo de nostalgia

Artes visuales

Por María Brunereau* Recientemente me preguntaron que cuál había sido mi proceso de adaptación en la cuna del arte mundial, mi respuesta fue espontánea: “yo vivo de nostalgia”. Inevitablemente recordé al gran Neruda, quien sostenía que la nostalgia es un sentimiento reservado única y exclusivamente para la propia tierra. Soy hija de un inmigrante francés enamorado de México y desde niña viví la migración y la biculturalidad como algo normal, entre más crecía más descubría que para mis amigos no era igual. Fue esta “normalidad” la que me llevó a salir de México, ésta es la verdadera razón de por qué llevo más de 10 años viviendo en Europa, primero en Francia y ahora en Italia; yo como mi padre, también me enamoré de una tierra extranjera ¡y cómo no enamorarse de este país, paraíso cultural para un artista! Recorrer las calles de sus principales ciudades es como caminar en un museo al aire libre; en Italia es fácil encontrar frescos ejecutados con gran maestría y destreza, inclusive en las iglesias de los pueblos más minúsculos. Aquí se respira, se come y se vive el arte. Mi trayecto artístico en Italia ha estado lleno de logros, sueños

y también de muchas desilusiones; al inicio era todo novedad, intentaba dar a conocer mi trabajo, me apoyaba en galerías que elogiaban mi obra, críticos de arte que “extrañamente” sabían decir sólo cosas bonitas y curadores que ofrecían exposiciones por todas partes; pero poco a poco mi mundo color de rosa se fue opacando y con el paso del tiempo el desencanto tocó a mi puerta y llegué a comprender perfectamente cómo estaba construido el camino del artista emergente, extranjero y no. En Italia hay un exceso de artistas -o al menos de gente que se cree artista- y nunca falta el listo que le saca jugo a la situación prometiendo lo inalcanzable, obviamente los honorarios por sus servicios deben ser pagados. El problema es que la única manera de conocer el esqueleto de este sistema es después de haber pasado por cada una de sus partes. A cuántos artistas no he visto cerrar caballete y retirarse. Obviamente no todo está perdido, caso contrario habría renunciado yo también, con el tiempo se conoce a las personas correctas y se sigue adelante con objetivos más claros, la calidad artística mejora y las ideas son siempre más maduras. Es un simple proceso de crecimiento.

Y entonces ¿por qué digo que vivo de nostalgia si estoy recorriendo el camino que me apasiona con todo y pros y contras? Porque antes de emprender este largo viaje no imaginaba qué comprendía en la práctica la migración, no sólo a nivel personal sino también a nivel profesional. Todos los días extraño a mi familia, el sol, la gente, la comida... Cuando leo las columnas en los periódicos acerca de lo que

* Pintora. Nació en Querétaro en 1975, vive en Italia desde el 2001; desde hace 18 años cultiva su más grande pasión, el arte. Ha participado en más de 50 exposiciones personales y colectivas en cinco países diferentes.

El Templo de las Musas

Museo de Guadalupe, CONACULTA-INAH

El Museo de Guadalupe, escaparate del arte mexicano de los siglos XVII a los albores del XX El Consejo Internacional de los Museos (ICOM) señala que un museo, es un espacio que alberga los testimonios materiales o bienes representativos de la evolución de la naturaleza y del hombre. La palabra museo etimológicamente encuentra su origen en el vocablo griego museion, nombre que en la antigua Grecia se le dio al Templo de las Musas; lugar destinado para practicar y proteger las bellas artes y donde se encontraban las musas –nue-

ve deidades que además de ser hermanas, representaban cada una un artede tal forma que eran también fuente de inspiración para los artistas. En la actualidad, el museo es un lugar donde convergen manifestaciones de la humanidad y/o de la naturaleza, que por distintos valores han sido seleccionadas para formar parte de una colección; así también es un espacio vivo, en el que se trabaja para resguardar, conservar, investigar,

sucede en México me asusta cómo ha cambiado, a veces siento que no lo reconozco y me niego a aceptar que sea la realidad, a veces pienso que vivo de una idealización de mi propia tierra, entonces me pongo a pintar e invento y reinvento para aplacar mi nostalgia, excavo en lo más profundo de nuestra cultura y de mí misma, y descubro que amo mi patria y en la distancia la vivo a través de mi forma de hacer arte.

Por Violeta Tavizón Mondragón*

comunicar, exhibir y difundir tanto el continente (edificio), como el contenido (acervo). Zacatecas se distingue por su amplia oferta museística, las colecciones que se exhiben son únicas y dan cuenta no sólo de la evolución del arte en nuestro Estado y en México; sino también a través de ellas conocemos los distintos momentos históricos por los que el país ha transitado. Zacatecas tiene en su haber a uno de los museos más antiguos de México, el Museo de Guadalupe, abierto en 1917 como Museo de Antigüedades del Ex Convento de Guadalupe y que tuvo como primer director al reconocido pintor Manuel Pastrana, a quien recordamos el pasado 3 de agosto en la conmemoración su 75° Aniversario Luctuoso. El Museo de Guadalupe se encuentra en el inmueble que antiguamente estuvo destinado a ser el Colegio Apostólico de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe, de ahí partieron numerosos grupos de franciscanos que caminaron a lo largo del Camino Real de Tierra Adentro, fundando misiones que ayudaron y facilitaron la colonización de aquellas tierras inhóspitas. De los siete colegios que se fundaron en Nueva España, el

antiguo Colegio de Guadalupe ha sido el único que conserva una gran parte de sus obras, en el lugar original para el que fueron creadas. Por su continente y su contenido, fue nombrado por UNESCO en 2010, Patrimonio Cultural de la Humanidad. El Museo está dividido en 24 salas en las que se observan ya sea obras hechas ex profeso para el Colegio, como salas que tienen temas particulares. En todas estas salas están expuestas alrededor de 550 piezas (en su mayoría de la época virreinal) que datan desde el siglo XVII, hasta los albores del siglo XX. Concluye el recorrido la colección de 44 obras de Manuel Pastrana, acervo que comprende piezas del Museo de Guadalupe y de la familia Aguilar Jiménez. No puede dejar de visitar y redescubrir el Museo de Guadalupe, tesoro artístico y arquitectónico de nuestro país. Abierto de martes a domingo, de 9 a 18 horas, el costo de entrada es de 46 pesos; se exime de pago a niños menores de 13 años, adultos mayores de 60 y alumnos y maestros con credencial. Los domingos la entrada es gratuita para todo el público. Seamos turistas de nuestro bello Estado. * Curadora


12 de agosto DE 2013

Alberto Huerta,

entre historia e historia… Por Jánea Estrada Lazarín

Jánea Estrada: Gracias por aceptar la entrevista. Alberto Huerta: Gracias a ustedes, por acordarse de mí. JE: Siempre nos acordamos de usted… ¿sí le queda claro todo el cariño que la gente le tiene, todo lo querido que es? AH: No… porque de pronto me encuentro… solo. Volteo pa´ todos lados y no veo nada. Siempre que me sucede algo, de cualquier índole, un montón de gente me deja de hablar.

de teatro más importante en Zacatecas de toda una época, la comprendida por las últimas tres décadas del siglo XX hasta el 2006, año en el que decidió retirarse del teatro. Su taller, el Carlos Ancira, es el que más permanencia y constancia ha tenido dentro de la Universidad; fundó su propia escuela, basada en la disciplina y en una metodología didáctica muy particular en la que pretendió siempre que sus alumnos fueran buenos actores, buenos lectores y más que otra cosa “buenos mexicanos”. Es novelista, cuentista, dramaturgo, director de teatro, actor, pedagogo teatral; actualmente coordina un taller de narrativa de la universidad; y generosamente, desde hace unos meses, es colaborador de La Gualdra. Vive en Jerez, Zacatecas, rodeado de sus libros que cada vez son más y poco a poco han ido ocupando toda su casa, en la que convive con ellos, con sus películas y sus gatos. Recientemente estuvo hospitalizado y en su estancia en el hospital recibió tantas visitas que él mismo se muestra sorprendido: “Me visitó tanta gente que pensé que ahora sí ya no la contaba”. Y sin embargo, la sigue contando. Gracias a Pilar Alba –su alumna, su entrañable amiga- quien concertó una cita para que platicáramos con él, nos reunimos en un café del centro histórico.

Por ejemplo, cuando hice una huelga de hambre aquí en el portal, todos los integrantes del partido al que dizque pertenecía, me dejaron de hablar… fue hace muchos años, ya ni me acuerdo por qué era la huelga [ríe], creo que era por un asunto de trabajadores eventuales de la UAZ, por su puesto yo nunca fui eventual... Fue a resultas de esa huelga de hambre, que me apareció una úlcera que me mandó al hospital hace unos meses, yo creí que ya me iba… Yo sabía que tenía esa úlcera,

Foto tomada del libro Miradas, miradas, de Gabriela Bautista

pero como no me daba muchos problemas no le hacía caso… sólo cuando me enojaba o estaba muy contento me acordaba, porque las emociones fuertes me afectaban. JE: ¿Cambia su vida a partir de eso? ¿Ya no fuma? AH: Sí cambió. Yo seguía fumando, tomando cafecito… mira, ahora tomo té; todo lo que me resultaba sabroso no lo puedo tomar. Ya no fumo, los últimos cigarros fueron unos Cohiba cubanos, muy buenos, el día que me internaron. No lo decidí yo, fueron las circunstancias, y pa´ qué me pongo de necio, ¿no? Ahorita yo me siento no bien, pero ¿quién está bien al cien por ciento, no? Desde la primera operación que me hicieron en estos últimos años –de la próstata-, me quedó permanentemente, y no es metáfora, un mal sabor de boca. Esa operación fue muy sangrona, arroja uno sangre a lo canijo. Ahí requerí cuatro unidades de sangre y ahora requerí seis; claro, la recuperación de la primera operación fue mucho más lenta que ésta de la úlcera… JE: ¿Qué pasaba en esos días previos a la operación reciente? ¿Qué le afectó tanto? AH: Yo pensé que nada más estaba triste, porque en esos días acababa de perder a dos queridos amigos. El primero fue Cabeza de Vaca y el segundo Víctor Sandoval. Estaba triste y decaí-

do, desganado, duré una semana sin levantarme de la cama… JE: Háblenos de ellos… AH: Cabeza de Vaca y yo fuimos buenos amigos desde el 68. Yo sabía que me andaba buscando, antes de morir, me dejaba muchos recados en el Facebook; pero como yo a eso entro muy de vez en cuando… como no le sé, se me hace algo así como formarme en la cola de las tortillas… a mí qué me importa si amaneciste con migraña, o los chismes de la vecina… ¿no? JE: ¿Tiene Facebook? Es útil para muchas cosas también, ¿no le parece? AH: [ríe] Para decir que uno es culto poniendo frases de otros sin haberlos conocido… Que no pongan frases, ¡que lean! De qué les sirve poner 10 frases de Cortázar, 4 de Nietzsche… mejor que lean por lo menos un libro, o un cuento, no pido más, ya no Rayuela, un solo cuento de Cortázar… la falta de lectura se nota a leguas. Como aquel amigo harto conocido, por eso no digo su nombre, que no leía nada y hablaba de libros que nunca había leído. Yo me preguntaba cómo podía hablar de esto sin ningún tipo de pudor… por supuesto conmigo no discutía… Yo no concibo que la gente no lea, tal vez porque yo crecí con los libros.

[Continúa en la pág. 6 y 7]

Literatura y teatro

Hablar con Alberto Huerta es todo un privilegio por varias razones, es un gran conversador del que siempre se aprende, su vida completa es en sí la mejor de sus historias. Él es el principal protagonista de un cuento que inicia con un joven que nace un 13 de enero de 1945 en la ciudad de Zacatecas y que tuvo la fortuna de tener cerca de él una biblioteca inmensa -propiedad de su bisabuelo- que devoró por completo con avidez por aprender cosas nuevas. Cuando inició sus estudios ya sabía leer, y no ha dejado de hacerlo desde entonces. Ese cuento se volvió novela –de varios tomos- porque sus múltiples vivencias y sus experiencias de vida lo han llevado a encontrarse con una diversidad de personajes que se han ido involucrando en ésta su historia; como los que encontró en las Islas Marías cuando viajó hasta allá invitado por el Mtro. Víctor Sandoval para que coordinara algunos talleres; o los que conoció en la región de los Cañones en Zacatecas cuando iba a impartir clases de manera voluntaria; los de los talleres literarios en Coahuila, en San Luis Potosí; o los que se fueron sumando en su paso por la escuela de Odontología, por el Partido Comunista, por la Universidad Autónoma de Zacatecas… Alberto Huerta es considerado, sin temor a equivocarme, como el maestro y director


Literatura y teatro

LA GUALDRA NO. 111 nando un taller de narrativa. He retomado la escritura otra vez, porque tenía ya como dos años que no lo hacía. Alfonso López Monreal, un amigo que quiero mucho, me decía cuando hablaba con él en estos meses pasados “ponte a escribir, cabrón” [ríe] y ya lo estoy retomando; por eso le dedico el cuento “Ella dijo”, se lo debo, es un cuento chiquito. He terminado libros que tenía iniciados, acabé una novela. También he estado escribiendo teatro.

Foto tomada el día de la entrevista. Juan Gerardo Sampedro, Alberto Huerta y José de Jesús Sampedro.

JE: ¿Tenía usted muchos libros en casa cuando niño? ¿Cómo nace su amor por la lectura? AH: Yo vivía con una tía abuela que tenía una inmensa biblioteca de más de cinco mil ejemplares, que me regaló, y yo por tonto perdí, por no decir que me los robaron. Leo desde que me acuerdo, desde antes de entrar a primaria, por eso me aburría mucho en clases… Yo leía todo, era la biblioteca de mi bisabuelo, ahí leí todo lo de Julio Verne, muchas novelas de Émile Zola, de Emilio Salgari. Y nunca fui buen estudiante… me tardé años para salir de la preparatoria… [Llega Pilar, se abrazan. Huerta sonríe. ¿Cómo estás?, pregunta ella. ¿Pues cómo me ves?, contesta él. Te veo muy bien, dice, y se sientan.]

AH: Pues sí, estoy bien. Uno tiene que lucir de acuerdo a su edad, no pintarse los pelos rojos ni ponerse tatuajes de ésos que venden en la tienda de la esquina. Si vas a rayarte, pues ráyate, ¿no? No hay que andarse con ridiculeces… [ríe] JE: ¿Tiene usted tatuajes? AH. Sí, claro. Pero de verdad. Y desde antes de que los tatuajes se pusieran de moda. En las Islas Marías me los hice, hace ya tanto que ni me acuerdo cuándo… JE: Estábamos hablando de Víctor Sandoval también, que fue quien lo invitó a trabajar a las Islas Marías… AH: Sí, además de ser mi amigo, es papá de mi compadre Alejandro. Por eso me dolió mucho su muerte. Yo trabajé para Víctor Sandoval, él me mandó a las Islas Marías porque yo se lo pedí, cuando él trabajaba en Bellas Artes. Siempre que nos veíamos era el mismo Víctor de siempre, siempre atento, amable. Cuando me enteré estaba yo en cama, hubiera querido estar con mi compadre, pero no pude ir. No tenía ánimos ni de levantarme, de ahí me fui al hospital.

JE: ¿Tuvo miedo? AH: Miedo no, pero tuve la certeza de que me iba a morir. La vi muy cerquita. Las dos veces que he estado hospitalizado. La primera no podía bajar ni al primer piso. Me tuvieron que internar de urgencia en un hospital particular en Jerez, todo fue muy rápido, me operaron y ya después vino la preocupación de la deuda que había adquirido. No quería ni pensar, entonces me dediqué a leer para no pensar, porque como no podía salir a conseguir la lana para pagar… me dediqué a leer. Hoy puedo decir que le debo la vida a Paco Ignacio Taibo II, porque me leí otra vez toda la colección de novelas en las que aparece Héctor Belascoarán Shayne [ríe] en un solo tomo, que tiene una dedicatoria escrita por él que dice: “Ojalá Belascoarán, en tiempos oscuros como éstos, te cuide los sueños como a mí”, y sí me los cuidó… JE: ¿Le cambió en algo la vida ver tan de cerca la posibilidad de irse? AH: A mí me cambió la vida, en muchas cosas. Totalmente, sobre todo en mi relación con las personas. Cae uno en cuenta en algo que deberíamos tener siempre presente, a mí me lo dijo una vez Luis Buñuel: “La vida es como un suspiro”. Lo conocí mientras yo participaba en la filmación de una película de José Agustín -Luz externa-, un día que no tenía llamado. Sin querer el productor y yo fuimos a dar a su casa a una fiesta, de la que salí borrachísmo, por cierto. Yo volví a recordar esa frase y dije: se me hace que este rocanrol ya se está acabando, comencé a echar cuentas y me dije, pues sí, se me hace que ya es tiempo de que se acabe… Todos debemos tener la certeza de que tarde que temprano nos tenemos que ir, a mí me cayó el veinte de que debe uno de dejar muchas cosas superfluas, vanidosas, siempre uno anda soñando hasta en pendejadas, de que va uno a triunfar, y yo la voy a seguir haciendo, y me tienen que publicar… y, y, y… y es puro “y”… y se vuelve uno mezquino y hasta perverso por lograr todo eso. Y

cuando la ve uno cerquita dejan de importar esas cosas por las que hizo uno tantas tonterías. JE: ¿Y qué empieza a importar a partir de eso? AH: Irse con dignidad. Como dicen en mi pueblo: “Flojito y cooperando”. Ya cuando uno ve que la libró, entonces dice ¿qué es lo importante? Pues disfrutar lo poquito que le queda a uno, lejos de todas esas envidias y mezquindades: vivir. Disfrutar algo así tan simple como una paleta de limón. Me siento en una banca, me como una paleta de jamaica o de limón, eso me gusta, sin añorar un vaso de leche, ni chiles rellenos, ni queso, que me gustaban y no los puedo comer más. Hay que actuar conforme a la edad que tiene uno, y no ser algo patético. Hay que aprovechar lo que tenemos, disfrutar la vida, a los amigos, aunque sean pocos. JE: Mientras usted estuvo ahí, mucha gente estuvo al pendiente de su salud, tal vez usted no se dio cuenta… AH: Sí me di cuenta. Gracias. Cuando estaba ahí, un día, abrí los ojos y me asusté porque ahí estaban Ester y Sampedro… ésa fue una sorpresa, dije: en la madre, entonces sí estoy mal, pero ni tanto, porque aquí ando; mira, traigo en la mochila hasta una foto de Sampedro. Eso me hizo replantearme muchas cosas. Necesitaba sangre, y desde la ventana veía que la gente que menos esperaba llegaba a donar, vi a una familia completa: a él, a su esposa y a su hijo. Una vez Pilar me dijo, por qué no te pones a mano con la gente, y le hice caso, me fui a Aguascalientes a ver a unos parientes, de regreso me dije: yo ya cumplí, pero no vuelvo [ríe]. Ya hora digo, bueno, hay que tolerarnos. JE: Pero de eso también se trata la vida, ¿no? De aprender a tolerarnos… AH: Sí, pero hay algunos que nomás no… [ríe otra vez] JE: ¿Y qué está haciendo ahora? ¿Volvería a hacer teatro? AH: No, teatro no creo. Estoy coordi-

JE: ¿Desde qué edad escribe? ¿Empezó escribiendo teatro? AH: Escribo desde hace mucho, pero ya en serio, a los veinte años. Primero teatro –de eso no hay nada publicado-, empecé a ganar premios de teatro, yo mismo los dirigía, yo mismo los actuaba… de pronto me daba miedo porque ganaba premios y reprobaba literatura en la prepa… Luego empecé con el cuento, después hice una novela. Sampedro me recomendó ir a un taller a San Luis con Miguel Donoso, al que le aprendí el rigor, el que debe estar presente en la escritura. Yo escribía generalmente en la noche, porque durante el día estudiaba y trabajaba en el teatro… inicié a trabajar teatro con Alejandro César Rendón, que después estuvo en la SOGEM. Iba al principio de fisgón, una cosa trajo a la otra y terminé actuando. Después de eso empecé a dirigir, cosas mías, de otra gente… en el Instituto Nacional de la Juventud Mexicana. Había un cafecito aquí en el centro, del Dr. Carlos Perales y él fue mi primer mecenas, me decía “Cómo ves si hacemos esto: yo doy tamales y atole y tú montas una obrita, todo por el mismo boleto”, nos apoyaba mucho, sobre todo a mí; iba por mí a la prepa, y nos íbamos a ver teatro al D.F., de entrada por salida… con él vi mucho teatro. Luego entré a la universidad y duré más de treinta años dirigiendo el taller de teatro. JE: Muchos de sus alumnos lo recuerdan como un maestro que les enseñó cosas importantísimas de la vida, que les enseñó a leer… Usted marcó a toda una generación ¿recuerda a todos sus alumnos? AH: Sí. Les regalaba los libros. No podía tener a gente en mi grupo que no leyera. Siempre he tenido clara una cosa, que luego fui reafirmando, yo sabía que era alguien privilegiado: primero, sabía leer, escribir, sumar, restar, eso en este país es un privilegio; fui a la universidad, no todos pueden hacerlo. Tengo una carrera universitaria aunque no la ejerzo, soy doctor, no de los que echan mentiras, sino de los que curan. Uno siempre debe estar agradecido, pude leer, escribir, viajar, tuve unos maestros magníficos… yo siempre voy a recordar a uno que mientras fue mi maestro nos llevábamos pésimamente mal, pero con el tiempo me di cuenta de que él no me había enseñado cosas que vienen en los libros, sino que nos había enseñado a mí y a mis compañeros toda su experiencia de vida. Yo ahí aprendí que uno debe ser generoso,


12 de agosto DE 2013

Alfonso López Monreal y Alberto Huerta

JE: Recuerdo que cuando yo lo conocí, en el Teatro Calderón, usted montaba obras de Beckett, de Ionesco… independientemente de que hubiera público para ese tipo de teatro ¿cómo hacía usted para seleccionar el repertorio? AH: Yo tenía que leer, entonces yo decía, bueno, esto a mí me gustaría hacerlo. Entonces, a veces era casi inmediato que podía montarla, pero en otros casos no. Por ejemplo, con Paisaje, de Harold Pinter, tenía yo mucho tiempo leyéndola y queriendo montarla pero no se daba, hasta que me encontré con Ester Cárdenas… se la di a leer, me dijo que ya la conocía, y me dijo yo le entro. Entre David Villarreal, Ester y yo la hicimos. Después la hicimos con Pilar, siempre recordando ese primer montaje… La gente decía que era teatro “difícil”, pero ¿por qué difícil?, era lo que yo me preguntaba, a mí no me interesaba darles el chicle masticado… Me interesaba montar cosas interesantes, aquí, en la sierra, en la región de los

cañones, en donde llegamos a montar a Beckett, y en donde la gente se acercaba al final, conmovida, para agradecerme que llevara teatro hasta allá, al Cañón de Tlaltenango, a unos pueblos lejanos, perdidos, no nos patrocinaba nadie… y la gente entendía ese teatro “difícil”, entonces creo que la gente entiende lo que quiere entender, y lo que no puede, hay que aprender a hacerlo… Conversar con Alberto Huerta, como dije al principio, es todo un privilegio. La plática duró cerca de cuatro horas y pudimos haber seguido todo el día sin parar; sin embargo, hubo qué hacerlo. Acaba de releer el Ulises, Las noticias del Imperio y José Trigo. Retomó el hábito de la escritura. Tiene por lo menos cuatro libros inéditos, que habrá que publicar… más los que siguen, porque Huerta no ha terminado de construir su historia, porque hoy está más vivo que nunca y porque le queda mucho rocanrol por delante. Gracias por la entrevista, por las horas, por las palabras, por los secretos, Alberto Huerta.

Literatura y teatro

ese doctor es Rubén Acevedo Sánchez, y un día yo se lo dije en la calle: muchas gracias, maestro, por lo que me enseñó. Yo aprendí con el tiempo que lo que yo supiera debería de transmitirlo, y de la manera como a mí me lo enseñaron, de a gratis, yo no tenía que quedarme con eso, porque el conocimiento nos lo dan prestado. Aunque aparentemente lo que enseñamos no tiene que ver con la materia que impartimos, todo va al mismo costal… alguien me preguntaba un día si yo estaba formando actores, y yo decía: no, son muchachos universitarios que ojalá que sean buenos profesionistas, pero ojalá y mejor todavía, que sean buenos mexicanos. Porque uno ve a cada patán deambulando por la vida y uno se pregunta si no tuvieron un maestro o una maestra que les enseñara cómo comportarse. No sólo se debe enseñar a leer, a escribir, a actuar… se necesitan otras cosas: cómo ser buena persona, por ejemplo.

Alberto Huerta quiere puros atletas Por Pilar Alba Alberto Huerta quiere puros atletas, oía decir cuando las personas preguntaban en qué taller de teatro estaba. Tal vez no al grado de la disciplina de un atleta, pero sí realizábamos una rutina diaria que exigía alto esfuerzo físico, y quienes estuvimos en el taller comprendíamos por qué ese trabajo. Las obras que como director de teatro eligió para presentar exigían ese esfuerzo, eran obras cuyos personajes manejaban en su mayoría emociones contenidas, que sin un previo entrenamiento, no era posible llevar a cabo. Ésa era una parte del trabajo de Alberto en el teatro, otra parte esencial era la teoría; sí, en el taller leímos a varios teóricos del teatro, veíamos vídeos que lo complementaban; cuando aún no existía el internet ni el Youtube. A los integrantes que como,

yo mostraban la intención de adentrarse más en el teatro, se nos proporcionaban generosamente lecturas; Huerta nos cedía parte de su tiempo para realizar nuestros trabajos o nos daba la oportunidad de fungir como asistentes en la dirección. Cada puesta en escena era un proceso de enseñanza, las presentaciones una evaluación cuando, valga decirlo, todavía no se usaba la educación en competencias ni esas teorías que hoy están tan en boga y tanto confunden. Aprendíamos en el ver, en el analizar, en el hacer. Situación semejante se dio cuando Alberto Huerta, en su profesión también de escritor, decidió abrir el taller de narrativa: lectura de textos de los integrantes, lectura de autores ya reconocidos, crítica y, una vez más, lectura de teoría, eran la constante en el tra-

bajo del taller. Ambos talleres contribuían a la formación de creadores pero, sobre todo, de espectadores y lectores que también son muy necesarios; un público crítico y analítico de lo que se le ofertara. A pesar de las adversidades, Alberto sigue contribuyendo en la formación de jóvenes escritores; contribuye, no forma, porque él siempre lo ha declarado: no es un maestro. Y no lo es, porque si lo fuera no habría hecho tanto. Tal vez Alberto Huerta sí quería puros atletas de la creación, de la verdad en el arte, porque él mismo es como un atleta que a pesar de la lluvia, del camino sinuoso, sigue en el empeño de llegar a la meta. ¿Qué, cuál será esa meta? Simplemente ser feliz; a mí muchas veces me lo ha confesado.


LA GUALDRA NO. 111

Diario de Mateo

Por Mateo Estrada Gaviria Jueves, abril 29 de 2004: Encontré un departamento. Es compartido. Lo situé en un periódico de avisos [Segundamano]. La responsable es una señora colombiana. El lugar está en el centro de la ciudad. Llamé desde el hospital. Fui, lo miré e inmediatamente pagué la renta. Por un mes. El depa tiene otras tres habitaciones. Están vacías. Ya llamé a Leganés y Reus. Me han chingao por mi arribo solitario. Nos miraremos la semana próxima. Estuve en la clínica entre las diez y dos de la tarde… Viernes [escrito a las ocho treinta y ocho de la noche. Está en la estancia común]: La televisión es malísima. Las noticias dan cuenta de homicidios de perros. Sigo hablando poco. La colombiana nunca está en casa. Cuida un anciano. Fui una hora a la clínica, en la tarde. Es para conocer al personal que más ha vivido con él. He vuelto a llorar… Sábado [escrito desde las cinco de la tarde. Está en la estancia común]: Compré El País por Babelia. El despachador no dejó que pagara en la mano. Recorrí el centro de la ciudad. No es feo. El mapa presume las calles como un laberinto de distancias largas. La caminata desengaña. El centro tiene una catedral, cinco plazas con cafeterías y terrazas caras, dos cines, una feria del libro poquitera y repetitiva. El encanto lo miro en los edificios. Casi todos son de tres pisos con fachadas enjutas. Las calles no huelen mal, aunque sí hay un toque de humedad, por la proximidad al mar. El cuarto tiene lo indispensable: cama matrimonial con colchón de resortes indiscretos, sábanas añosas, un estante de bejuco, un sillón donde pongo la toalla para secar, un ropero y un buró. Los muebles me remiten a las películas de los sesenta. Aquí estoy, en la notoria circunstancia de vivir con sobras, con objetos sobrevivientes y estorbosos en otros lugares. Ahora son utensilios presentes en fotografías olvidadas. El piso es cuadriculado. Las paredes, sin manchas de humedad u hongos, no tienen colgaderas. Lo dejaré así. No quiero crear recuerdos visuales. Leí el periódico sin beber café. No compré nada de alcohol, ahora sólo queda imaginar quién diablos es el chico de Picasso [“Muchacho con pipa”, 1905]. El día que inicie el proceso de desconexión, la obra será subastada en Nueva York. “Pablo le ordenó desnudarse. Miro un cuerpo sin historia. La piel era pobre. No existían huellas, ni gracia. Él percibió que el contratante no tenía el interés acostumbrado...”.

Viaje a la Sierra Gorda I Por Eduardo Campech Miranda

Zona arqueológica de Toluquilla, en Querétaro

La idea surgió cuando al leer una revista de México Desconocido apareció la Sierra Gorda de Querétaro. Es así como arribamos a la ciudad capital de ese Estado: Santiago de Querétaro, espacio colonial muy similar a Zacatecas por su arquitectura e historia novohispana. De hecho existe una leyenda de una

Pablo Picasso, Muchacho con pipa

mujer que mandó asesinar a su rico y anciano esposo, para quedarse con su riqueza. Esta mujer se conoce como La Zacatecana. Su casa es ahora un hermoso museo. A cuarenta minutos de la capital se encuentra el pueblo mágico de Bernal, custodiado por su imponente peña, un monolito que

es el tercero más grande del mundo. El poblado es pintoresco por sí mismo. Uno pude subir a la peña. En vehículo hasta sus faldas, más arriba a través de un rústico camino que se pierde entre la vegetación. Aunque el ascenso pueda ser cansado para más de uno, la perspectiva es fabulosa. A escasos veinte minutos de Bernal nos encontramos en Cadereyta de Montes. Para el turista sin referencias históricas este lugar podría llamar su atención por su barbacoa (la cual sé que es muy publicitada, pero no pude corroborarlo) o por las tres iglesias que comparten una misma plaza. Sin embargo, si aborda el tranvía turístico la explicación de la guía le ampliará y enriquecerá la visión, además de llevarlo por rincones del poblado. A propósito de la cercanía de la FENAZA, en Cadereyta los espectáculos de la Feria son gratuitos. Nuestra travesía nos llevaría a San Joaquín. El mapa estimaba poco más de sesenta kilómetros. Ese trayecto se presenta a través de una angosta carretera con muchas curvas. El paisaje cambiará del semidesierto al bosque de coníferas. Habrá oportunidad de pasar al lado de una mina de mármol. Para quien viaja por vez primera a destino, el camino puede parecer eterno. Se recomienda que el conductor no tema a las alturas, o en su defecto, evite volver la mirada a los desfiladeros que se extienden a un costado de la carretera. Unos kilómetros antes de llegar a San Joaquín, tome la desviación a Toluquilla, y déjese impresionar por los vestigios de ese asentamiento minero prehispánico. En la época de su esplendor se extraía de ahí almagre, cinabrio y mercurio. Toluquilla es la zona arqueológica más grande del estado queretano. Por el camino, tanto a San Joaquín como a este sitio, le ofrecerán manzanas, no pierda la oportunidad de consumir unas frutas jugosas y con gran sabor. Poco después, unos cien metros, de la desviación a Toluquilla, el viajero encontrará las Grutas de Herrera. Caprichosas esculturas formadas a través de los siglos por la naturaleza. Por treinta pesos usted tendrá derecho a ingresar a este museo pétreo. San Joaquín es pequeñito, desde el mirador se aprecia un pueblo minero, pintoresco, tranquilo. Con unos paisajes extraordinarios. También es sede de dos importantes festivales: uno de rock y oro más de huapangos. Estando ahí no deje de visitar el museo comunitario.


12 de agosto DE 2013

[Leerse obligatoriamente escuchando: Paso fino / Plastilina Mosh]

Por Roberto Galaviz Ávila

Por Simitrio Quezada El verdadero significado de Ipso facto Manoseado durante generaciones en el ámbito legal, pero no explicado cabalmente, hemos visto cómo se modifica el significado original de la expresión latina Ipso facto. Muchos creen que significa “al instante”, “rapidísimo”, “pero como vas”. Algunos amigos del empresario Carlos Slim difunden, incluso, que significa “en infinitum”. En realidad, el adjetivo latino Ipsus significa “el mismo”. Factus significa “el hecho”. Literalmente, Ipso facto significa “por el hecho mismo”, ya que está declinado en el caso ablativo, lo que implica que debe ir acompañado por una preposición, en este caso, de causa. Algunos especialistas en Derecho lo traducen como “en el acto”. Con todo, de ahí derivan su significado a “rápidamente”, lo cual no es preciso en ámbitos fuera de la jurisprudencia. Pongo un ejemplo: Si un hombre es sorprendido robando una joyería, ipso facto debe ser consignado a las autoridades judiciales. Por estar haciendo eso, pues. Si mi compadre sorprende a su esposa copulando con otro hombre, se molestará ipso facto. No quiere decir que “en ching…” o “luego luego”, sino “por lo mismo”. Más vale aclararlo ipse turbatione, es decir: por la misma confusión.

El picaporte

Ilustraciones, fórmulas y consejos para conseguir una mujer, o varias, según el caso

* Envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com

Audrey Kawasaki , Desplumada

Se trata de geometría: la seducción es asunto de lógica. Yo no entiendo a los solitarios por omisión, sufren por la voz de una mujer, a veces por el recuerdo de una yo digo, pobres, tristes, tontos ¿cómo es que pueden pasar tanto tiempo a veces meses o años enteros sin recibir un beso, sin hablar del pasado con alguien que no conoce siquiera su presente? Digo pobres tristes tontos ¿cómo es que sufren tanto por obtener una hermosa falda tirada al lado de su cama? Si es tan fácil una mujer piensa que sus piernas son un trofeo un trofeo que debemos ganar, a mí me gusta ese juego y a ellas también

Por Fernando Cuervo no debería haber problema alguno sin embargo, los hay porque algunas mujeres no entienden nada de nada no saben la lógica, no saben de justicia , -no importa qué méritos hagas querrán que creamos que nada es suficientedigo: pobres, tristes, tontas ¿cuánto tiempo pueden estar solas sin recibir una cena en un restaurante lujoso, sin tener una reservación en el mejor hotel de playa, sin sentir celos, sin sentirse enamoradas? Alguien tiene que desmentirme ahora alguien dígame que es diferente: -las mujeres piensan que sus piernas son un trofeo, lo único que hay que entender es la forma de obtenerlohay cientos y cientos de formas: música, dinero, un tono de voz agradable, una mirada de odio, flores, un gesto de indiferencia… todo conduce siempre a la geometría de la naturaleza humana: el juego.

Si tan solo hubieras dicho una palabra. Yo habría abordado en algo que no estuviera referido a mí y la palabra que hubieras expresado, fuera la que fuera, me habría rescatado como una mano que auxilia en el abismo. Eran pasadas las siete de la tarde y la luz murió o para ser más exactos cayó en coma, ya que los cables que la conducían hasta nosotros resultaron dañados y de un momento a otro perdimos comunicación con ella. Pero sabíamos que la luz regresaría en cualquier instante, sólo era cuestión de esperar. Qué lástima. En la mañana papá nos había advertido de la ventisca que últimamente sacudió algunos árboles y techos de pequeñas casas. Yo me abrigué sin darle tanta importancia. Y tú con tu gorro, bufanda y guantes como si viviéramos en algún polo del globo terráqueo. Al salir del colegio nos encarrilamos a la parada del autobús. Todo parecía tan normal, la ventisca es otro habitante de por aquí. En el camino hacia nuestra casa escuchamos las mismas anécdotas de esta temporada, si alguien vio cómo se cayó un anuncio, que si los perros aúllan y se esconden o que el viento está enojado y se roba la ropa de los tendederos. Al parecer la gente se divierte morbosamente con las historias de la ventisca. A mí me tenían un poco harto, pero tú las escuchabas con atento miedo. Las cosas sucedieron como siempre en casa. Hasta que papá nos habló porque tardaría más en llegar

debido a una urgencia del trabajo. Él sabía que no nos preocuparíamos tanto, nosotros nos hemos acostumbrado a nuestra mutua compañía sin nadie más. El viento rugía con, de vez en cuando te asomabas con tus ojos redondos de asombro al ver pasar los trozos de cosas que se perdían en el aire. En el reloj, la manecilla gorda apuntaba un par de centímetros después del siete. Los bombillos de todas las habitaciones cerraron sus ojos de cobre y no los volvieron a abrir. Te tomé del hombro para que no te asustaras y susurraste mi nombre. Caminamos palpando los muebles, tratando de reconocerlos con nuestras manos. El mapa de la casa estaba trazado en nuestra mente e intentábamos visualizarlo como cuando se lee una carta en plena oscuridad ayudado por una vela. Nosotros no teníamos esa lámpara imaginaria, así que sólo nos sentamos en unas sillas del comedor, no quisimos seguir caminando: el miedo aumentaba al mismo paso que la fuerza de los vientos, como si atravesaran encima de nosotros. Observaba tus ojos en la oscuridad, quizá lo imaginé, quizá sólo el brillo de ellos. Un minuto tuvo que pasar para que te dijera algo, pero no hubo respuesta, simplemente tu nombre se perdió en un eco apenas audible. El brillo ya no estaba. Tal vez si tu boca hubiera liberado una palabra, o hubieras movido algún objeto me habría percatado de lo ocurrido. Me enteré, inútilmente, cuando la energía eléctrica regresó y la ventisca había cesado.

Río de palabras

Es difícil entender a una mujer -no tanto tenerla,bastan palabras, un poco de música una billetera más o menos gruesa o una tarjeta de crédito, un tono de voz agradable tú sabes, cosas sencillas de conseguir.

La ventisca


LA GUALDRA NO. 111

JUEVES 15 18:00 horas Clase Magistral Roberto Aymes 20:00 horas Jazz Pedro Julio Avilés Project, México-Cuba Con una sólida trayectoria familiar, respaldada por la legendaria Orquesta de los Hermanos Avilés, la más antigua de Latinoamérica, el saxofonista cubano Pedro Julio Avilés, nacionalizado mexicano, se presenta con su proyecto binacional México-Cuba, donde rescata una herencia musical de ambas culturas, no sólo de tiempos contemporáneos, sino de tiempos ancestrales. 21:00 horas Jazz Roberto Aymes New Vocal Jazz Quartet, México Esta agrupación, es una digna representante del jazz mexicano de clase mundial, que sin pretensiones de estar descubriendo algo nuevo, sí logra por medio de la tradición de la buena música, hacer cambios definitivos en cada uno de los temas musicales que desarrolla teniendo como base la larga tradición de la canción americana, la producción cinematográfica y la realización de la música que ha acompañado a varias generaciones de espectadores de la pantalla televisiva. VIERNES 16 17:00 horas Clase Magistral Eddie Gómez

19:00 horas Jazz La Tierra Jazz Fusión, Zacatecas Si bien su trayectoria como grupo no es muy extensa, se puede decir sin vacilación, que todos sus integrantes llevan ya al menos la mitad de su vida dedicados a la música en diversos géneros: clásica, jazz, rock, pop, blues, etc. Lo cual es justamente lo que enriquece las posibilidades musicales y expresivas de La Tierra. 20:00 horas Jazz Iraida Noriega Harmonic Trío, México Considerada como la mejor intérprete del Jazz en México, ha compartido escenarios con los músicos más importantes del género: Agustín Bernal, Aarón Cruz, Enrique Neri, Emiliano Marentes, Magos Herrera, Eugenia León, Hebe Rossell, Diego Maroto, Fernando Toussaint, entre muchos otros. Cuenta con más de 10 discos que la han llevado por diversos escenarios alrededor del mundo y recientemente salió al mercado su disco de jazz folk “Caracolito” con excelentes calificaciones en iTunes América Latina. 21:00 horas Jazz Eddie Gómez Trío, Estados Unidos El bajista puertorriqueño, residente de la Gran Manzana, es dos veces ganador del Premio Grammy; legendario músico que desde los once años inició sus estudios musicales. Además de haber alternado con grandes exponentes del Jazz desde sus primeros años de carrera, Gómez colaboró por once años con el Trío de Bill Evans.

SÁBADO 17 20:00 horas Blues La Estación Blues, Zacatecas Identificada con todo lo que representa este género para la cultura y música de las sociedades contemporáneas, esta agrupación ha adoptado el blues como forma de expresión para de ahí partir al desarrollo de su propio estilo y personalidad. Entre sus objetivos se encuentra pugnar porque los eventos relacionados con la música de blues tengan una regularidad más estrecha y con esto propiciar una mayor difusión que permita incrementar gradualmente el número de adeptos a este género. 21:00 horas Blues Ensamble Ardiente, México Proyecto musical que se origina en 2009, bajo el nombre de Ensamble Burning Harp, cuando Vicente Zarco y Erik Enríquez se encuentran con la oportunidad de formar una banda de blues que antepuso a la armónica en primer plano y recuperó la catarsis que caracterizó por muchos años el blues y que define el género musical. Catarsis que lleva al músico y al público a un estado de conciencia y sensibilización de la condición humana y su circunstancia social. Ensamble Ardiente, aporta su trabajo para el movimiento de blues hecho en México y colabora en los trabajos de la Asociación Mexicana de Blues (Blues, Arte Musical. A.C.). DOMINGO 18 10:00 horas Clase Magistral Ensamble Ardiente

La Cineteca Zacatecas está ubicada en calle Dr. Hierro #303, centro histórico de Zacatecas. La proyección de las películas se realiza de manera gratuita, con fines culturales y educativos. Entrada general gratuita a excepción de las funciones programadas en la Segunda Semana de Cine Independiente: $30.00 Estudiantes con credencial y personas de la 3ª. edad $20.00 Lunes12 18:00 y20:00 Hrs. MOSCA Dir. Bulmaro Osornio México/2011/ 97 min.

Jueves22 18:00Hrs. EL JOVEN MANOS DETIJERAS Dir. Tim Burton EUA /1990/ 98 min.

Jueves29 20:00Hrs. SWEENY TODD Dir. Tim Burton EUA/2007/ 117 min.

Martes13 18:00 y20:15 Hrs. EL INGENIERO Dir. Alejandro Lubezki México/2012/ 129 min.

Jueves22 20:00Hrs. ED WOOD Dir. Tim Burton EUA/ 1994/ 124 min.

Miércoles14 18:00 y20:00 Hrs. MI UNIVERSO EN MINÚSCULAS Dir. Hatuey Viveros México/2011/ 90 min.

Viernes 23 18:00Hrs. MARCIANOS AL ATAQUE Dir. Tim Burton EUA/1996/ 106 min.

Viernes30 18:00Hrs. ALICIA EN EL PAÍS DELAS MARAVILLAS Dir. Tim Burton EUA/2010/ 108 min.

Jueves15 18:00 y20:00 Hrs. BUSCANDO A LARISA Dir. Andrés Pardo México/2012/ 79 min. Viernes16 18:00 y20:00 Hrs. CAMPO ABIERTO Dir. Juan Carlos Martín México/2012/ 75 min. Sábado17 18:00Hrs. LA GRAN AVENTURA DEPEE-WEE Dir. Tim Burton EUA/ 1985/ 90 min. Sábado17 20:00Hrs. LO IMPOSIBLE Dir. Juan Antonio Bayona España/2012/ 107 min. Domingo 18 12:00 Hrs. BEETLEJUICE Dir. Tim Burton EUA/1988/ 93 min. Domingo 18 18:00 Hrs. BATMAN Dir. Tim Burton EUA/1989/ 121 min. Miércoles21 18:00Hrs. LE JOUET (EL JUGUETE) Dir. Francis Verber Francia/ 1976/ 96 min. Miércoles21 20:00Hrs. BATMAN REGRESA Dir. Tim Burton EUA/ 1992/ 130 min.

Viernes30 20:00Hrs. SOMBRAS TENEBROSAS2012 Dir. Tim Burton EUA/2012/ 113 min.

Viernes 23 20:00Hrs. LA LEYENDA DEL JINETESIN CABEZA Dir. Tim Burton EUA/ 1999/ 105 min.

Sábado31 18:00Hrs. FRANKENWEENIE Dir. Tim Burton EUA/2012/ 87 min.

Sábado24 18:00Hrs. EL PLANETA DE LOSSIMIOS Dir. Tim Burton EUA/2001/ 120 min.

Sábado 31 20:00 Hrs. VIAJE ALUCINANTE AL FONDO DE LA MENTE Dir. Ken Rusell EUA/ 1980/ 102 min.

Sábado24 20:00Hrs. BIG FISH Dir. Tim Burton EUA/ 2003/ 126 min. Domingo25 12:00Hrs. CHARLY Y LA FÁBRICADE CHOCOLATE Dir. Tim Burton EUA/ 2005/ 126 min. Domingo25 18:00Hrs. VAMPIROS EN LA HABANA Dir. Juan Padrón Cuba/1985/ 69 min. Miércoles28 18:00Hrs. LACARAPATE (LA GRAN ESPADA) Dir. Gerard Oury Francia / 1978/ 100 min. Miércoles28 20:00Hrs. EL CADÁVER DE LANOVIA Dir. Tim Burton EUA/2005/ 75 min. Jueves29 18:00Hrs. Función especial en coordinación con el INAH y Museo Zacatecano. Tema “La conquista a fuego y sangre” CINEDEBATE Con la presencia del Dr. Francisco González Hermosillo

FRESNILLO CINECLUB LOS TRES CHIFLADOS Lugar: Auditorio del edificio nuevo, plantel 3 dela UAZ. Coordina: Cineclub Los tres chiflados y Cineteca Zacatecas ENTRADALIBRE. Funciones11:30 Y 17:00 Hrs. Jueves 15de agosto FULL METAL JAQUET Dir. Stanley Kubrick Reino Unido/ 1987/ 120 min. Jueves 22 de agosto ODISEA DEL ESPACIO 2011 Dir. Stanley Kubrick Reino Unido/ 1968/ 139 min. Jueves 29de agosto EL RESPLANDOR Dir. Stanley Kubrick EUA/ 1980/ 146 min.


12 de agosto DE 2013

Cine

Por Ester Cárdenas

Desayuno en tiffany’s, mon ku Por Carlos Belmonte y Lluna Llecha Colaborador invitado: Geoffroy Huard*

Almodóvar y su avión de locas Mucha expectativa creó la más reciente película de Pedro Almodóvar, Los amantes pasajeros, entre otras cosas, por su multiestelar reparto encabezado por Javier Cámara y la intervención “de a cuates” de Penélope Cruz y Antonio Banderas como los andaluzzez catetos. El manchego regresó al género que le hizo famoso, la comedia, algo que le pedían sus fans desde hace años tras su largo paso por el cine negro, explícitamente crítico. Desgraciadamente, para muchos comentaristas de cine y sus fans, la decepción supera con creces su decimonovena película, pues al hacer lo que se le pedía, pareció repetirse y adolecer del carácter transgresor y subversivo que caracterizó sus primeras comedias. En cambio, podemos sentir a un Almodóvar que se “aloca” divertidamente en su comedia, montada con secuencias cercanas al teatro de variedad, con número musical incluido, en un tono de completo relajo sin pretensiones de crítica intelectual, porque la denuncia, sobre todo política, no tiene nada de velado y sí mucho de exhibicionista. El Chavela Blanca –en homenaje a su musa musical Chavela Vargas- es un avión de la compañía Península que vuela con destino a México D. F. pero un problema técnico hace temer lo peor a la tripulación y a los pasajeros. Este miedo a la muerte incita a los personajes a desvelar uno tras otro sus secretos íntimos y grillados relacionados, principalmente, con el sexo. Estas revelaciones convierten el drama de la situación en una comedia loca y, sobre todo, de locas. En efecto, los tres azafatos de la primera clase son gays variopintos y graciosos

interpretados magistralmente por tres grandes actores: Javier Cámara (Joserra), Carlos Areces (Fajas) y Raúl Arévalo (Ulloa), que hacen la película divertida y con un acérrimo humor gay a base de diálogos y coreografías muy trabajadas. Sirva de ejemplo la coreografía sobre la canción “I’m so excited” de The Poiter Sisters que se va a convertir, sin lugar a dudas, en un momento de antología almodovariano. Aparecen otros personajes periféricos interpretados por Lola Dueñas, Cecilia Roth, entre otros, cuya actuación ya no queda por demostrar. Participa también, José María Yazpik en el rol del asesino a sueldo y macho mexicano en donde la vida “sí vale, y hay gente que paga mucho por ella”. Almodóvar hace gala de su estatuto de crítico político de la democracia española, y para ello utiliza la metáfora del piloto que no sabe muy bien cómo gestionar una grave situación de emergencia y que, además, no informa a los pasajeros de segunda clase, los duerme durante todo el viaje, para así criticar la gestión del presidente Mariano Rajoy con las políticas de “austericidio”. Es, también, una crítica al pueblo adormecido, representado por los pasajeros dormidos de la segunda clase, que no luchan en masa por sus derechos. A pesar de estos suculentos elementos almodovarianos, sin olvidar la música del inseparable compositor Alberto Iglesias que ha realizado prácticamente todas las bandas sonoras de las películas de Almodóvar, nos encontramos más al Almodóvar anhelante de su tan querida movida madrileña con sus “aguas de valencia”, que al enamorado de su actual España “campeona”. * geoffroy.huard@gmail.com

Y me hizo reír y llorar… El Torque

La conjura de los necios Curioso destino de John Kennedy Toole, oscuro profesor de literatura que se suicidó en 1969, a los 32 años, sin haber llegado a ver publicado este libro insólito, marginal, cómico y desesperado a un tiempo, una obra aparte dentro del contexto de la literatura estadounidense del siglo veinte, que sin embargo, publicado diez años más tarde en una oscura y minoritaria editorial universitaria de Luisiana, se convirtió en un best-seller inmediato y alcanzaría el codiciado Premio Pulitzer al año siguiente. Fue la obstinación de su madre, que se paseó con el voluminoso manuscrito bajo el brazo por innumerables editoriales, la que produjo el milagro. La conjura de los necios es una narración épica y cómica, basada en la deformación sistemática de personajes, anécdotas y escenarios, en la que un personaje fabuloso –Ignatius J. Reilly, treintañero solterón que vive con su madre, holgazán y místico al revés- tropieza insistentemente con una realidad cuya deformidad perturba y pervierte, hasta hacerla volar en pedazos. La imagen de Nueva Orleans que trasmite este libro es la de una ciudad “famosa por sus jugadores, prostitutas, exhibicionistas, anticristos, alcohólicos, sodomitas, drogadictos, fetichistas, onanistas, pornógrafos, estafadores, mujerzuelas, por la gente que tira la basura en la calle, por sus lesbianas... gentes todas que viven en la impunidad mediante sobornos”. Definición puesta en boca del protagonista en la tercera página del libro, y que luego será desarrollada en las otras trescientas. Ignatius J. Reilly es además un glotón, reprimido sexual, aquejado de misteriosos trastornos físicos –como el cierre de la válvula pilórica por perturbaciones emocionales- monárquico legitimista, lector de Boecio, y escritor incansable de un gigantesco, disperso y truculento por lo absurdo cahier de doléances contra un mundo carente de “teología, geometría y buen gusto”. Este personaje, en este escenario explosivo dinamita la realidad, sus valores, sus sistemas de convivencia y producción y las relaciones de poder. También es verdad que en su torno se concitan prostitutas, celestinas, negros lumpen, capitalistas desvariados, policías incompetentes, líderes gay, obreros insatisfechos que se apuntan a cualquier revolución absurda –como llegar a la revolución mediante la conquista del ejército por los homosexuales- para reintegrarse con mayor dureza que nunca en el sistema, y una madre posesiva progresivamente desposeída de su hijo, quien al final huye en brazos de una difícil novia obsesa sexual y política, en busca de otros escenarios a dinamitar. La conjura de los necios es una obra solitaria, personal, irreductible, marginal y en principio destinada al fracaso. Amigo lector, compre su boleto en editorial Anagrama y atrévase a descender a los infiernos del ridículo universal de la mano de John Kennedy Toole.


LA GUALDRA NO. 111

Ella dijo

4 sueños

I/IV Sueño con un cuadro Por Edgar Khonde

Por Alberto Huerta

Río de palabras

Para Alfonso López Monreal

Ella dijo: -y la voz retumbó como retumbaba la tormenta ese verano- Decía que ella dijo: ¡Me voy! Y me dejó con las palabras alborotadas en la boca. Perplejo. Hecho un trapo. No volvió ni por sus pantaletas blancas puestas a secar en las llaves de la regadera, ni por el cepillo de dientes, ni el vestido negro con florecitas blancas. Ni el sostén azul cielo que se quedó haciendo equilibrios en el respaldo de una silla de madera. Tampoco por el cepillo de cerdas naturales con el que cada noche se cepillaba el cabello. Dejó en el olvido la fotografía de sus

padres que descansa en el librero. El estuche donde guarda sus bolígrafos y lápices. Su block de notas. El suéter beige. La receta secreta y celosamente guardada de los pacholes de la tía Clarita. La pomada de la Campana. Sus inseparables gafas de sol. Un paquete de chicles de yerbabuena. No se llevó la bata color de rosa. Ni las zapatillas blancas de lona. Ni el libro de poemas de Jaime Sabines. No se llevó absolutamente nada, todo lo dejó abandonado, simplemente se fue meneando las caderas, con la mirada brillante y una media sonrisa…

Días-noche Por José Cruz* I La gran verdad de la vida es que no hay vida ni hay tal verdad. Llegamos a esa primicia de nacer, de ser nacido de la hembra con la lengua de fuera por tanta sed de llanto; nos cogimos hasta de los ojos para sentir ese terrible estertor de muerte y excitación. “Permíteme condenar tus ojos y lo que miran con insistencia”, sacudió mi cerebro ese arrebato tuyo. No tomamos rumbo pues no existía más que una parálisis en los huesos; y dolía el amor no correspondido que tenía su suite en una covacha llamada paz mental y que no era más que la indecisión de los indecisos. Bajarle estrellas a la noche era dejarla vacía y sin estrellas; una gran mancha negra azulácea convertía en hoyo la nada sideral, para sorpresa de muchos: Dios era ahora un gran agujero oscuro. II Si no estoy aquí estoy allá. Con mis pesados huesos y mi gran cerebro no podría hacer más que condolerme del territorio donde moriré. Un caleidoscopio se asoma al alba: vida entre vidas y después, la muerte. Ayúdame a a aclarar estas reglas de los colores que existen sólo para el ojo y su romance con el sol. ¿Por qué la luz de Alicia es amarilla y la mía es azul? Muy fácil. Tú... superas a Alicia en conocimientos y por eso irradias una tonalidad más oscura de luz; aunque provengas de ese refilón de * Blues y Luz. José Cruz. 2013. M.R. Copyright.

claridad, tus partículas están cubiertas de polvo y de mugre de antiguos tiempos, mi viejo amigo. Y si no estás aquí ni estás allá es que morirás en diez segundos.

Camino de noche por la plaza principal vestido con pijama, paso tres calles hasta que me encuentro ante un jardín en el que a pesar de la hora se extiende el bullicio de la tarde, me acerco. Sobre el piso veo a un hombre viejo y de ropas raídas. Ante él hay un tendido de plástico marrón y encima del plástico cajas diminutas. Comprendo entonces que el concierto de grillos que me ha ido guiando por las calles proviene de esas cajas, que ahora advierto como jaulas. Me pongo en cuclillas, levanto una y me la pego al oído, la regreso a su lugar, levanto otra y repito la operación. Cuando voy a levantar la tercera el viejo alza la vista para murmurar algo que no distingo. Busco en la bolsa de mi pantalón pensado que me ha pedido dinero. No encuentro ninguna moneda, estoy a punto de levantarme cuando el viejo vuelve a murmurar, le pregunto qué quiere. Me dice que los grillos están murmurando. Escucho entonces que alguien me llama, volteo. Veo a una mujer de cabello negro que articula mi

III Lo terrible de vivir en la mentira es creerla y amueblarla y habitarla y poseerla y profesarla y difundirla y sostenerla y pasarla de boca en boca y vestirla como túnica, como sotana, como jeans, como trusa, como falda, como liguero, como sombrero, como corbata, como libro, como poema, como certidumbre, como traje de noche, como prólogo, como libro de rezos, como cuento de terror, como sombrilla, como impermeable, como bastón, como púlpito, como archivo, como dogma, como inquisición, como vendible, como digerible, como posible, como curso pragmático, como discurso, como memoria, como historia, como propósito, como meta, como gabardina, como mascota, como santa, como droga, como moneda de cambio, como virtud, como dicho, como santuario, como iglesia, como recreación, como fuga, como evasión, como oxígeno, como suero, como engaño, como artilugio, como chantaje, como prisión, como jaula, como cadalso, como tortura, como vital, como vivible, como fe, como sustento, como única y verdadera.

Umberto Boccioni, Nocturno

nombre, me incorporo totalmente, el viejo me toma de la mano y me entrega una jaula. Camino hasta donde ella no deja de sonreír, quedamos frente a frente a escasos centímetros, me abraza. Llevo instintivamente la jaula del grillo que traigo en mi mano derecha a mi oído y lo que antes era chirridos se convierte en una voz mecánica que dice: Mar Hernández, callejón de San Patricio número 9. Ella se separa un poco de mí, me toma de la mano, da dos pasos y se vuelve, lo que pasa es que no sé dónde está mi casa. Despierto. Tres días después habiendo localizado la dirección que me había dicho en el sueño el grillo, toco una puerta pero nadie me abre, rompo una ventana y entro. Recorro la casa hasta dar con una habitación imperada por una pintura de dos metros por ochenta centímetros que retrata una joven llamada Mar H. El cuadro está firmado por un pintor llamado Santos Llorens con una dedicatoria que dice: Hasta que los grillos repitan tu nombre.


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