SUPLEMENTO CULTURAL
No. 120 - 14 DE OCTUBRE DE 2013 - AÑO 3
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
José Javier Villarreal. Foto: Gabriela Bautista. José Javier Villarreal nació en Tijuana, el 17 de julio de 1959. Es poeta, ensayista y traductor. Radica actualmente en Monterrey, Nuevo León. Es autor de los libros de poesía: El valle. De cómo llegó la noche a comerse un sándwich, 1982; Estatua sumergida, Xalapa, 1982; Historia de la coronación, 1982; Poemas bajacalifornianos (plaquette), 1984; Mar del norte, 1988; La procesión, 1991; Noche de fundaciones, 1996; Portuaria, 1997; Bíblica, 1998; Deseos, 2003; Fábula, 2003; La santa, 2007; y Campo Alaska, 2012; y de varios títulos más de ensayo.
[Una entrevista con él en páginas centrales]
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LA GUALDRA NO. 120 / 14 DE OCTUBRE DE 2013 / AÑO 3
Dio inicio el 12 Festival Internacional de Teatro de Calle el pasado fin de semana, y hoy lunes la programación continúa con espectáculos internacionales, nacionales y locales. En páginas centrales podrá usted conocer los datos exactos. Por lo pronto, le comparto más información de dos de los grupos locales que actuarán esta semana. Este lunes 14, se presenta la compañía zacatecana Los Cosmicómicos, dirigida por Sergio Salinas, con la obra El Secreto… a través de los vasos, en la Plaza Bicentenario, a las 20:30 horas. Los Cosmicómicos inician su carrera en las calles, transformando los espacios de la ciudad en espacios lúdicos para albergar una estética escénica fresca e irreverente. Los primeros años del grupo fueron la búsqueda constante de una identidad escénica propia y de una formación grupal fuerte; hecho que se ha logrado a lo largo de la carrera del grupo, por el interés en común de los miembros activos: el quehacer teatral. La propuesta de Los Cosmicómicos pretende construir elementos escénicos al alcance del público, en la calle, dirigidos particularmente a la familia; en busca del transeúnte despistado con ganas de soñar y crear por un rato. Los personajes festivos entre la farsa y la realidad, cómicos ambulantes y creativos, son la constante de un teatro apegado al contento del público y, son uno de los elementos de cada uno de sus montajes. El Secreto… a través de los vasos: Lucía despierta de repente y se percata de que su papá aún no regresa del trabajo; aparentemente no hay nadie en casa pero, encuentra un objeto que sólo ella sabe a quién pertenece y entonces relaciona: “Los piratas han raptado a su padre”. Lucía va entonces al rescate de su papá con las mejores armas que tiene para traerlo de vuelta y para encontrarse a sí
misma “sus libros”. En el viaje, Lucía se enfrentará a universos fantásticos que guardan increíbles misterios y pruebas que sólo ella puede superar. Acompañemos a Lucía y permitámonos soñar junto con ella a través de los cuentos y las historias para antes de dormir… La semana pasada le dimos información también sobre la obra Ser o no ser Hamlet, de la compañía Teatro en Movimiento, de Zacatecas, dirigida por Manuel Trejo; aprovechamos para recordarle que se presentará el martes 15 y miércoles 16, en la Plaza Bicentenario, a las 20:30 Hrs. Esta obra transcurre en un tiempo y espacio lamentablemente indeterminado. Ser o no ser Hamlet -adaptación libre de la obra Hamlet, de William Shakespeare-, no sólo es un dilema en la altura de una sociedad en decadencia, proviene de una sensación filosófica, rica en una problemática social y ética, ya que el problema principal se agudiza en la conciencia humanista de un joven que pudiese ser cualquiera que ocupe un lugar en este espacio que nos atemoriza con su corrupción, abuso del poder, la injusticia y el libertinaje. Hamlet no sólo es el nombre del príncipe de Dinamarca, es y somos todos al momento de estar en guerra, al afrontar la violenta batalla contra la traición y la falta de lealtad y amor. Salga a la calle, apreciado lector, asista a las funciones programadas dentro de este festival que está cumpliendo ya 12 años. Desde aquí le deseamos a todas las compañías que participan mucho éxito y a usted, que tenga tardes y noches de buen teatro. Que disfrute su lectura
Tiempos brutales: epilogo por Gabriel Luévano Gurrola
La disolución de la monarquía, en vísperas de un nuevo orden [Por lealtad al rey, a la patria y a la religión Zacatecas (1808- 1814), de Mariana Terán Fuentes] por Manuel Sánchez Sánchez
Detrás del pasamontañas Crónica de un viaje a los caracoles zapatistas por Ana Lilia Félix Pichardo
José Javier Villarreal [El poeta de Higueras que nació en Tijuana] por Jánea Estrada Lazarín
Castillo de sal si puedes por Ester Cárdenas Ecos del XIII Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas [Primera parte] por Eduardo Campech Miranda
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Desayuno en tiffany’s, mon ku por Carlos Belmonte Grey Matthew Wayne Shepard por Marco Antonio Flores Zavala
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Memoria por Alberto Huerta El Picaporte por Simitrio Quezada Sueño que soy un cazador por Edgar Khonde
La vida no vale nada [Una puesta en escena de Luis Martín Solís en el Cervantino]
Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín / Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Trinidad / Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
11 12 Juan Carlos Villegas / Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
14 DE OCTUBRE DE 2013
Tiempos brutales: epílogo Por Gabriel Luévano Gurrola
Renqueando y encogiéndose a los pocos pasos de reemprender la caminata, vio primero el llanto y luego lo oyó. Cuando le dieron la noticia estaba en el campo viendo segar e inmediatamente quiso correr a la casa. Durante la marcha se dio cuenta, igual que los días anteriores al jugar con los perros, y los días que le daba permiso para acompañar a los hombres a la capital, que ya nunca podría correr sin parecer una gallina ardiendo. Si se mantenía rígido, con las manos y los pies quedos, los ojos fijos en un punto cualquiera, daba la impresión de ser un muchacho normal. Pero al adelantar un pie para caminar, comenzaban las convulsiones, el movimiento brutal de la cabeza y las manos, la torcedura de las rodillas, cerrándose. Por eso tenía que andar quedo, tanteando que no se juntaran las piernas y cuidando que el cuello se doblara poco y no lo torciera de por vida. Regularmente los perros se aburrían de él y los hombres en la camio-
Literatura
El guango (todas las fechas posibles) Jamás hubiera pensado que debajo de la tierra no existía el silencio. Jamás hubiera relacionado el ruido con la oscuridad. Porque así se sintió, aislado, negro y aturdido tras el derrumbe y en los instantes necesarios apenas para recuperar la noción de existir y la memoria de su nombre: como si ya estuviera bajo el suelo, volcado sin ataúd, ni nada, un trapo o un pedazo de juguete en qué entretenerse. Se dijo, “Me voy a morir después de ser enterrado, ¿cómo puede ser eso posible?”. Lo era, se lo demostraban las moles comprimidas, terrones de pestilencia envueltos en piel rasposa que se pegaban a la suya queriendo fusionarlo con el mundo a fuerza de presión; un martillazo detenido sobre su cuerpo punzante, abriéndose. “Ya estoy debajo de la tierra y me voy a morir”, sintió pisadas cerca y alejadas al instante, me voy a morir, voces que le llegaban en un hilito de oxígeno cada vez más escaso, me voy a morir, los costales, ¡ah, ya recordaba! Le habían dicho que se fuera de ahí y no estorbara el trabajo demoledor y fastidioso de los mayores. “Ya sé de qué están llenos estos costales y que estoy atrapado por desobediente y tonto, porque no pude aguantarme las ganas de ser metiche”, e inmediatamente pensó: “pero de todas formas me voy a morir y lo último que escucharé no será la voz de mi mamá o de mi abuela, sino este chillido que me está comiendo los oídos, un sonido de vieja que le pisan el pie y gime como rata, sin detenerse nunca”. Afuera, más allá del olor a suciedad y la geografía apabullante recién amontonada en el suelo, dos pares de manos se afanaban en algo que parecía exhaustivo y acelerado, como un rescate.
Pierre Alechinsky, La noche, 1952
neta se impacientaban, dejándolo a la mitad del trayecto, henchido de rabia, viéndolos alejarse por el camino hasta perderse. Pero esta noticia era grave. Le habían dicho “Tu papá está grave, córrele, Guango, a ver si lo alcanzas”. Casi para llegar a la casa percibió de lejos a su madre, por eso vio el llanto antes de oírlo. Ella se acercaba a un hombre y escondía el rostro en una tela negra que bajó al sentir al hijo defectuoso a unos metros, quien no logró descifrar en ese momento (la verdad es que en ningún otro) el significado de la cara debatible entre la desolación, la ira, o sencillamente, el asco. Asco por él, o por la muerte de su padre. Hormigas a los flancos de esa frontera oscura hecha de bloques. Del lado del aire, la superficie, los hombres apiñados como las hormigas que descubren una piltrafa, trozos de alimento, y son requeridas por la afortunada que halló el ya vuelto banquete. Parece que el trocito encontrado había que rescatarlo del estiércol. Por otra parte, las pequeñas hormigas del lado interno de la fron-
tera, es decir, debajo, caminan en los espacios libres del cuerpo magullado. Lo pican y lo muerden, reconociendo. Está vivo, intuyen y piensa lo mismo el Guango, con la conciencia recuperada, sabedora ya que el barullo de afuera se debe a él: lo tratan de sacar aún con vida. Mientras, se agarra de la imagen de una muchacha a la que pensaba hablar desde hacía meses, para no sentir la asfixia: Alejandra. Ella fue la única que no se burló de mí, o al menos en un principio, viera usted. Cuando regresé a la escuela, semanas después, el maestro condenó violentamente el nuevo apelativo que se me imputó y prohibió de manera terminante que me dijeran así. Pero mis compañeros festejaban la ocurrencia a escondidas. Esperaban salir al patio a la hora del recreo y gritarme: ¡Guango! ¡Guango!, arrojarme piedras y burlarse de los espasmos que daban conmigo en el suelo, desde donde trataba de atinar un solo golpe que desquitara mi coraje. Entonces, tirado, barrido y polvoso, distinguía a Alejandra en un rincón del patio, acompañada de Vita, mirándome fijamente, conmiserada, según yo. Sentí crecer mi amor por ella en
ese instante y decidiéndome a hablarle, una mañana lluviosa corté un girasol enorme y se lo entregué, pero sin poder articular palabra. ¿Sabe lo que hizo ella? Pues se quedó mirando la flor, tomó una de mis manos obligándome a soltarla y me dijo, como si le estuviera hablando a un animal que no entiende: “A mí no me gustan los locos”. El girasol, descansando en el lodo, se fue cubriendo de una humedad café... Empezó a distinguir el color blanco; éste lo cegaba. Luego el rojo que era su sangre manchando los bultos. La luz le llegó a los ojos y transcurrió, atravesó la carne nueva, hinchada y respirando con dolor. La luz lo germinó. Una como hierba invisible creció en sus entrañas; sus ramas gélidas se enraizaron a sus nervios punzantes y alterados, forraron sus venas, frenaron por un instante el corazón dándose cuenta con espanto del líquido que corrió por la espina dorsal en el preciso momento que quitaron el último saco de estiércol. Un líquido helado derramándose, escapado, escupido para rociar los órganos. Ahí se dio cuenta que todo se había fregado para siempre.
LA GUALDRA NO. 120
Libros
La disolución de la monarquía, en vísperas de un nuevo orden [Por lealtad al rey, a la patria y a la religión Zacatecas (1808- 1814), de Mariana Terán Fuentes] Por Manuel Sánchez Sánchez* El texto de este libro fue acreedor al primer lugar en el certamen internacional de historia “Independencia y Revolución: gestas de identidad nacional”, convocado por el Gobierno del Estado de México en el año de 2010. Mariana Terán Fuentes escribió un ensayo de y sobre Zacatecas, con una visión amplia acerca de la formación de los estados-nación en Hispanoamérica. En el texto utiliza los conceptos acertados al tema: so-
beranía, ciudadanía, opinión pública, división de poderes, representación; mismos que sirvieron para explicar el complejo tema que trata y el periodo que maneja. Va desde la abdicación de Fernando VII de España, en 1808, hasta su regreso, en 1814. Visto desde Zacatecas, capta y analiza los distintos sucesos políticos y sociales que ocurrieron. Plantea que en lo ocurrido hay heterogeneidad: Zacatecas fue una provincia leal al rey y se mani-
Por lealtad al rey, a la patria y a la religión Zacatecas (1808- 1814) de Mariana Terán Fuentes, Zacatecas, Ed. FOEM, Colección Identidad Historia, 2012, pp. 502. * Estudiante de historia, UAZ.
festó por el regreso del monarca a la Corona. Esto sucede, sin soslayar que se desató la insurgencia en la Nueva España. El tema que aborda la autora, para el caso de Zacatecas, es producto de su inquietud al momento de leer otras investigaciones respecto a “las causas de la guerra de insurgencia en Nueva España”. Pero más porque hacía falta el estudio de las singularidades de la provincia de Zacatecas, y de su papel en ese movimiento. Además de explicar el nacimiento del Estado en México. A lo largo del texto se va entendiendo el uso del concepto “lealtad”. De su implicación política, social y cultural, y entendido desde Zacatecas hacia la figura monárquica y a la religión. Esto implica un verdadero cambio en la vida política y social en el mundo hispano. Lealtad es un término que hace alusión al apego, acatamiento, fidelidad y constante compromiso con la Corona, con la figura del rey; no es casualidad que la provincia zacatecana se mantuviera leal a esta institución. Esto es notorio en lo que se escribía en Zacatecas, tal como Mariana Terán menciona: “La producción impresa y manuscrita que se elaboró en la provincia de Zacatecas durante el siglo XVIII muestra una clara manifestación de lealtad a la monarquía, refrenda el catolicismo y busca la preeminencia a través de actos de honor y caridad ante los ojos del rey y de Dios” (77). Además, la autora hace mención a la obra de José Rivera de Bernárdez, Breve descripción de la muy noble y leal ciudad de Nuestra Señora de Zacatecas, al señalar que: “Es una narración histórica y literaria que representa uno de los mejores ejemplos de la lealtad a la monarquía”. En la obra se hace una reconstrucción “del caso zacatecano” en el período comprendido entre 1808-1814. Pero no se queda en una visión enfocada al movimiento armado local; hace conexiones con diversas situaciones y circunstancias políticas acontecidas, que ayudan en su conjunto a explicar el papel de
la provincia de Zacatecas dentro de un proceso mayor, la insurgencia en Nueva España. La periodización que hace Mariana Terán es muy acertada, dado que entre los años 1808-1814 se desarrollan las ideas y los conceptos que aborda la autora. Lo hace en la interacción de la revolución hispánica, la insurgencia novohispana y la circunstancia zacatecana. En el libro se nota la pertinente utilización de la cartografía, así como una serie de tablas y gráficas estadísticas. Esto ayuda a comprender la narración desde un enfoque más integral. Así pues, el texto se complementa con el uso adecuado de estas herramientas de uso explicativo. Esto se nota, por ejemplo, cuando hace recuento de los bienes que tenían los vecinos de la provincia de Zacatecas para la defensa de la provincia y de la ciudad a manos de los rebeldes -conocidos así a los insurgentes-, estableciendo los principales sitios mineros y ganaderos que sirvieron a la Corona en cuestión económica, para el sustento de la defensa y sostén de diversos batallones. Esto es indicativo de un proceso no homogéneo de la insurgencia. Es más bien una pieza en el rompecabezas y en el mosaico del proceso de la disolución de la monarquía española en Nueva España. La provincia zacatecana, leal en distintos aspectos, en defensa contra los insurgentes, con un pensamiento de una gran colectividad sobre el deseo del regreso de Fernando VII y el salvaguardar a Zacatecas como la ciudad para el rey, sin lugar a dudas resquebraja las presunciones de la historia nacional y oficialista que por muchos años se ha construido. La aportación de la obra está más en la historiografía mexicanista, porque es un ensayo que rompe con la generalidad que hace la historia oficial; pues desde una perspectiva local, sin ignorar el amplio contexto novohispano, se puede hacer una visión que va dejando en claro que puede haber similitudes, pero también diferencias respecto a la situación de otros territorios en un periodo.
14 DE OCTUBRE DE 2013
Detrás del pasamontañas
Crónica de un viaje a los caracoles zapatistas Por Ana Lilia Félix Pichardo*
Crónica
“Detrás del pasamontañas estamos los ustedes que somos nosotros”. Mayor Ana María del CCRI
A inicios de este año la comandancia del EZLN a través de los medios impresos y electrónicos informó la apertura de la Escuelita Zapatista, curso destinado a cualquier persona o colectivo dispuesto a aprender sobre la experiencia en las comunidades zapatistas y la construcción de la autonomía en territorio rebelde de Chiapas. “La libertad según los zapatistas” fue el eje nodal en torno al cual giraron todos los contenidos del primer curso. Acudimos más de mil personas de todo el mundo a una experiencia educativa diferente, “muy otr@”; se nos proporcionó hospedaje, alimentación, traductores, servicios de salud, seguridad y un guardián que estaría al pendiente de nuestra integridad durante la estancia. Todo de manera gratuita y laica. La crónica que a continuación se presenta narra los siete días dentro de la comunidad Unión Progreso, perteneciente al caracol II Oventik. Domingo El domingo al mediodía llegamos a San Cristóbal de las Casas, inmediatamente nos dirigimos al Centro Indígena de Capacitación Integral-Universidad de la Tierra (CIDECI-UniTierra); ya había gran cantidad de gente en las inmediaciones, personas de todas las geografías1 y de todas las edades se formaban para registrarse y esperar indicaciones. Todos éramos alumnos del primer curso de la escuelita, sabíamos que acudíamos a aprender sobre la libertad según la experiencia zapatista, pero hasta el momento solamente había grandes expectativas y ansias por estar ya en los caracoles. Pablo González Casanova, un compañero de escuela -quién lo hubiera pensado-, ahí estaba junto a todos nosotros con un café en la mano y muchas emociones en el corazón. A decir verdad la primera lección que nos dieron los compas fue la paciencia, hubo compañeros que salieron hacia su caracol alrededor de las cuatro de la tarde mientras que otros esperamos en San Cristóbal hasta ya entrada la noche. Todos los ahí presentes habíamos recorrido grandes distancias para poder acudir al llamado de la escuelita. Todos teníamos rostros de alegría, sin conocernos nos ofrecimos sonrisas y las charlas comenzaron fácilmente. Había un ambiente de fraternidad, estábamos ahí por una misma causa: aprender. A las siete y media de la tarde llegó una fuerte lluvia que nos obligó a refugiarnos en las aulas del CIDECI y en la gran carpa que colocaron en la cancha. Ahí estuvimos todos más cerca; pronto se escucharon las carcajadas de los compañeros que corrían a guarecerse de la lluvia y por lo apretados que estábamos todos. Llegaban camiones, camionetas y autos particulares para transportar a los estudiantes a su caracol
correspondiente, y a pesar de eso aún no llegaba nuestro turno. Iríamos a Oventik, uno de los caracoles más cercanos a San Cristóbal; decidieron mandar ahí a las familias con niños, así que las risas y los llantos nunca cesaron en todo el día de nuestra espera. Llegaban entonces compañeros que se habían rezagado en su traslado a Chiapas y se acrecentaba el número de personas en el CIDECI. Fue entonces cuando conocí a Gonzalo Rabanal, artista chileno que por azares del destino había llegado hasta San Cristóbal, junto con su padre e hija, para presentar un performance en el centro de la ciudad, “Estoy maravillado de estar aquí”, comentaba. Fue imposible no establecer lazos de hermandad con todos los ahí presentes, cada cual con su historia de lucha y resistencia. Gonzalo y su padre trayendo consigo y para siempre los horrores de la dictadura, nosotros arrastrando cada cual nuestras tristezas y batallas perdidas en pos de la libertad, “Luchas de todos los colores”, decía María, activista española que radica desde hace años en Honduras. Por fin llegó nuestro turno y nos apuramos para subir a los camiones que nos transportarían a Oventik. Esperamos dos horas más para salir al caracol, no había cansancio, pero sí mucha risa y entusiasmo. Nos hacíamos amigos al instante e íbamos en un ambiente familiar. Conocí también a Cristina, de Austria, una mujer de 67 años, agradable persona a la que ya no volví a ver al regreso de Oventik. Cuando llegamos a Oventik era de noche y había poca visibilidad, reinaba un silencio profundo que no nos atrevimos a romper. Compas zapatistas nos fueron guiando con lámparas a través de senderos empedrados; luego la comunidad entera salió a recibirnos, hizo vallas alrededor nuestro y en un aplauso nutrido nos condujeron
al auditorio. Fue un sentimiento grande, no supe cómo nombrarlo, sólo sé que fue tan grande que sentí el pecho tan apretado, tanto, que comencé a llorar. Innumerables hombres, mujeres y niños encapuchados nos aplaudían al pasar, no sé si sonreían con sus labios, pero sí por sus ojos… eso nos llenó a todos de emoción. Dentro del auditorio nos esperaban con más aplausos fraternos y consignas libertarias. Veía los rostros a mi alrededor, todos los estudiantes guardaban lágrimas en las mejillas y otras más en los párpados. Esperamos hasta muy tarde algunos de nosotros para que nos asignaran a nuestro guardián. Interrumpieron la asignación de votanes,2 puesto que los niños estaban ya cansa-
dos y decidieron las autoridades que acudiéramos a cenar y las familias a dormir. En el auditorio se concentraron sólo las autoridades del caracol, los guardianes y los estudiantes que no acudieron en familia o con niños pequeños. No sé qué hora era, y en realidad poco importaba ya, cuando me asignaron a mi guardiana. Traía ella una pequeña niña en la espalda, quien se asustó con mi saludo; Pilar en cambio me abrazó brevemente pero con mucho entusiasmo. Esa noche dormiríamos ahí dentro, al día siguiente saldríamos a las comunidades. Parecía el auditorio un tapiz bordado con todos los colores posibles, guardianes y estudiantes bajo sus mantas, cobijas y entre sus sleeping-bags. [Continuará]
1 1500 personas estaban ahí, según informes de la comandancia del EZLN. 2 Palabra de origen maya, para los zapatistas significa: guardián y corazón del pueblo. * Ana Lilia Félix Pichardo. Estudiante de quinto semestre de la Licenciatura en Letras (UAZ). Adherente a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona y estudiante de la Escuelita Zapatista. Twitter: @ ANYTAFELIX
LA GUALDRA NO. 120
José Javier Villarreal
[El poeta de Higueras que nació en Tijuana]
Literatura
Por Jánea Estrada Lazarín
José Javier Villarreal nació en Tijuana, el 17 de julio de 1959. Es poeta, ensayista y traductor. Radica actualmente en Monterrey, Nuevo León. Es Licenciado en Letras Españolas por la UANL, Maestro en Escritura Creativa por la Universidad de Texas en El Paso, y Doctor por El Colegio de Michoacán. Desde 1986 es catedrático en la UANL, actualmente imparte las materias de literatura renacentista y barroca, y de poesía contemporánea Fue director de Los Doce Tubos y de Hogaza. Ha sido colaborador de Casa del Tiempo, El Buscón, La Gaceta del FCE, La Tempestad, Letras Libres, Plural, Punto, Renacimiento y Siempre! Obtuvo el Premio Nacional de Literatura Simón Salazar Mora, 1986; Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, 1987, por Mar del norte; Premio del Certamen Nacional de Poesía Alfonso Reyes, 1989, Monterrey, por La procesión; ganador del Primer Certamen Literario Ángela Figuera, 1989; y el Premio a las Artes UANL, en 1990. En 1998 inició su programa de radio Las aventuras sigilosas, que permanece al aire desde entonces. Desde 2006 es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte. Sus poemas han sido traducidos en otros Idiomas. Ha publicado los siguientes libros de poesía: El valle. De cómo llegó la noche a comerse un sándwich, 1982; Estatua sumergida, Xalapa, 1982; Historia de la coronación, 1982; Poemas bajacalifornianos (plaquette), 1984; Mar del norte, 1988; La procesión, 1991; Noche de fundaciones, 1996; Portuaria, 1997; Bíblica, 1998; Deseos, 2003; Fábula, 2003; La santa, 2007; Campo Alaska, 2012. Y su obra está incluida en las siguientes antologías: Una antología mínima de la poesía de Alfonso Reyes, 1982; Recopilación de la obra en verso de Fray Servando Teresa de Mier, Secretaría de Educación y Cultura del Estado de Nuevo León, 1985; Nuevo León entre la tradición y el olvido, CONACULTA, Letras de la República, 1993; su poemario Mar del norte se incluye en la compilación Premio de Poesía Aguascalientes 30 años, 1978-1987, Joaquín Mortiz/Gob. del Edo. de Aguascalientes/ INBA, 1997; La ciudad y sus poetas, R. Ayuntamiento de Monterrey, 2004.
Foto: Gabriela Bautista.
Conversamos con José Javier Villarreal en su más reciente vista a Zacatecas. Nos vimos en un café del centro de la ciudad para realizar una entrevista. Si leer a José Javier es un deleite, hablar con él lo es aún más. JE: ¿Cómo es que un bajacaliforniano llega a Nuevo León? JJV: La historia es bien complicada, tiene muchas piececitas… mi padre es de Higueras, Nuevo León; él se fue a Baja California y yo me regreso a Nuevo León, de hecho sigo teniendo mi biblioteca en Higueras… se llama así pero no hay un solo higo, lo que pasa es que los españoles llegaron, vieron nopales y tunas y pensaron que eran higos [ríe]… por eso se llama así, amo mucho ese pueblo. Mi mamá nació en el D.F., pero al año ya vivía en un rancho, La Providencia, en Baja California, que era el rancho de la familia… es ahí donde mi imaginario se puebla y se dispara: fui hijo y nieto único durante nueve años y le saqué mucho provecho
a eso. Mi generación es la primera que nace en Baja California, aunque mi abuela materna era de Sonora, mi abuelo era de Jalisco, mi madre nació en le D.F., mi padre en Higueras… Mi madre estaba en Tecate pero me tuvo en Tijuana, era eso o nacer en San Diego, California. Viví en Tecate hasta los 15 años y de ahí me fui a Guadalajara. JE: Y con tantas ciudades a tu alrededor ¿de dónde puedes decir que eres? JJV: Eso ya lo tengo resuelto: si yo publico un libro de poemas, soy de Tijuana; si el libro es de traducción, nací en Higueras; y si publico un libro de ensayos, nací en Tecate... [ríe] Digamos que son mis patrias, me siento muy bien en esos lugares. No quiere decir que ya esté cerrado el ciclo, puedo ser zacatecano también… Zacatecas es una ciudad que se me escapa del norte siendo norteña, que me seduce mucho, la arquitectura me fascina, aunque me da un poco
14 DE OCTUBRE DE 2013 de miedo porque de pronto siento que las fachadas se me vienen encima; en el norte estamos acostumbrados a ver valles, las montañas, las afueras…
JE: Como una melodía… JJV: Sí, por eso para mí el ritmo es fundamental, no bailo nada, pero a la hora que leo un verso sí lo puedo valsear, gracias a mi abuela. Mis abuelos de Baja California eran muy cultos, mi abuelo juagaba conmigo, me decía frases incompletas y yo tenía que completarlas, en mi adolescencia me di cuenta que eran frases del Quijote; o jugábamos a los nibelungos… y yo no sabía que era un poema medieval alemán. Siempre estuve rodeado de eso, mi madre fue una lectora buenísima… Casa de muñecas, me la regaló mi madre; Edipo también… [ríe] y estaba yo muy chico. JE: ¿Cómo es que surge Las aventuras sigilosas en radio? JJV: El nombre surge de un libro de Lezama Lima… un día un amigo me recomendó que tenía que leer a Lezama Lima porque era “barroco”, como yo… Leí Paradiso y después de la página 40, me encantó; sentí que era mi universo, mi patria, mi lengua… empecé a leer sus poemas y Aventuras sigilosas es un título de él. El programa de radio sigue al aire, lo inicié en el 98, sale todos los domingos de 9 a 10 de la noche, por el 102.1 de FM. Radio Nuevo León, y se puede escuchar por internet. JE: ¿Y cómo le has hecho para que perdure tanto tiempo? JJV: No sé, es un milagro… y además me pagan. No sé… Monterrey es una ciudad muy dura, muy cara, muy agresiva para cualquier artista; porque ha favorecido una clase universitaria profesionista muy competitiva pero creo que ha fallado en cuestión de lectura. Yo veo que en Zacatecas, la lectura es un plus para la ciudad… en Monterrey no. Las aventuras sigilosas es un programa de poesía, yo leo y hablo de lo que se me ocurre… en estos años he hecho muy pocas entrevistas, a José Emilio Pacheco, por ejemplo, pero nada más… Es sólo poesía. JE: Eres profesor universitario y por eso te pregunto ¿cómo hacer para que los chavos le pierdan el miedo a la poesía? JJV: En las primeras clases, mi alumnos me dicen que leen novela, algo de cuento, ensayo un poco, pero poesía
JE. ¿Llegó la noche a comerse un sándwich? JJV: Me estás hablando de hace muchos años, de mis orígenes… Y sí, sí se lo comió. La plática siguió, José Javier es un gran conversador que cuenta con una memoria prodigiosa. Enamorado de la literatura, ha creado una especie de familia imaginaria con sus autores favoritos, que son incontables, además. Pero el poeta además tiene una familia real, la que ha conformado con Minerva Margarita y sus tres hijos. Regresó a Monterrey. Tenía “llamado” al día siguiente, porque es actor en un trabajo cinematográfico que está realizando uno de sus hijos.
Su más reciente libro de poesía Campo Alaska, editado por Almadía, está inspirado en un lugar del mismo nombre, en Baja California, en donde a principios del siglo pasado existió primero un campamento de unas 500 personas; posteriormente se convirtió en un hospital para tuberculosos y después en un manicomio. Campo Alaska actualmente es un museo. Cuando Javier conoció el lugar, supo de inmediato que estaba frente a “sus ruinas” y que así se llamaría su libro. El poeta dice: “Campo Alaska es lo que pudo ser y no fue; lo que quisiste que fuera y se fue pero te arrepientes; lo que hubieras hecho pero no hiciste y te arrepientes de no haber hecho… todo bajo el mismo techo”.
JE: ¿Nunca dejas de leer? JJV: No, nunca. Pero tampoco de escribir, es un decir. Mira, cuando siento que no tengo nada qué decir, pero mi mano quiere seguir trabajando, entonces hago traducción; es como estar siempre en forma: escribir es una cuestión de músculo. Desde que le agarré el gusto a la traducción, no he parado. JE: ¿Y cómo descansas? JJV: Hago carne asada [ríe]. En serio, hacer el fuego me relaja… es una tradición que he ido adquiriendo. Ir a Higueras, a donde voy cada fin de semana, me relaja también. Es muy lindo. JE: Sigamos con la poesía… ¿Puede ésta llegar a ser “peligrosa”? JJV: Claro, muy peligrosa… [ríe] Yo creo que la poesía puede llegar a ser no curativa pero sí paliativa. Mis dolores de cabeza se me quitaban con poesía. En Babilonia, por ejemplo, la poesía eran conjuros que te sanaban… Creo firmemente en que la poesía te confronta, te revuelve, te confunde, te pone ante el vacío. Yo estoy muy cierto de que debe haber muy buenos padres de familia que en su vida han leído un poema ni lo leerán; pero también creo que hay gente que lee mucha poesía que pueden llegar a ser unos padres horrorosos. No te hace mejor ni peor. Pero creo que siempre que uno lee un poema se lee a sí mismo… ahí radica su “peligro”, que no es tal, en realidad. Tú pueblas el poema, es un lugar vacío donde el lector es el que tiene que completar lo que sigue… La poesía es como el vino, alguien me dijo que no había vino bueno ni malo, sino que el vino te sacaba o el buen bicho o el mal bicho que lleves dentro. La poesía es igual. Es una catarsis. JE: A mí siempre me ha parecido que “dibujas” los poemas, que “dibujas” historias con palabras… JJV: Te digo que eso se lo debo a mi abuela; ella me leía un cuento y luego yo salía al campo a presentificarlo, a verlo. Por eso escribo. Me doy cuenta que el poema “cuenta y canta”, en donde el “dibujar” es obligado.
AYER MISMO TE BUSCABA en las baldosas del patio, entre las tuberías que bajan, bordan la superficie del piso. En esos grifos y llaves, en el cobre, en el galvanizado y en el plástico que, ajeno, se va adueñando de los pobres interiores. Ahí estaban husmeando al calor de tu ausencia verificando las huellas, delineando el rastro, los pedazos e indicios, las gotas y flores. Estaba, y no era cierto; contemplaba, y me perdía en los montones de escombro, en esos huecos, orificios, manchas sin luz, argamasa, insalubres testigos de mi enojo e impotencia. Tallaban y perforaban, quebrando y arrasaban; era la estupidez entre varillas, anillos y el demasiado polvo; en vano corría a todas partes, subía para luego bajar, para luego emerger entre nubes de polvo, entre cables eléctricos, en la Prosperina olvidada por tantos años. Era por demás, me llamaban y yo acudía. La obra continuaba; no se veía llegar la hora de salida; de abandonar los diurnos horarios y correr a tu lado para descubrir el mismo hoyo, la misma gruta, la red de túneles, donde incansable, todas las noches, te voy llamando. [José Javier Villarreal, Campo Alaska, p. 71]
Literatura
JE: ¿Dónde empiezas a leer y escribir? JJV: En Baja California, de hecho mi abuela me leía cuentos, era muy flojo para leer… me acostaba panza arriba viendo el techo mientras ella me leía, a la hora que empiezo a escribir, me doy cuenta que llego a un punto en el que tengo que regresar; ella me condicionó el oído, porque eran frases lo que ella me leía… y ahora lo que yo escribo son versos… la prosa me es muy lejana, digo, hago prosa, ensayos, pero en cuanto a la poesía, siempre me detengo y regreso, como en zig-zag.
no. La siguiente clase están leyendo poemas. Creo que hay un prejuicio tal como cuando alguien dice que no sabe nadar y por eso no se tira a la alberca. Creo también que hay un momento ahora con los chavos, que se la pasan fumando y filosofando en el café y no sé a qué horas leen… eso sí me preocupa. No veo que haya una necesidad, una pulsión, un hambre por la lectura… no. Lo importante es propiciar a que se descubran leyendo; creo además que la lectura es una vocación. Hay que descubrirla. Comprar un libro es más barato por ejemplo, que rentar una película, porque el libro te dura muchos días y te deja mucho más. Algo ha fallado, porque no hemos logrado transmitir que un libro es una opción de vivir vidas… Yo puedo dejar de escribir, pero no de leer.
LA GUALDRA NO. 120
Por Ester Cárdenas Francisco Sánchez forever III (último) Tal como les contaba en mi anterior colaboración, finalmente, en una sala que está justo a la entrada (a mano izquierda) de la ahora Casa Municipal de Cultura, y que en aquel entonces era la Biblioteca Mauricio Magdaleno, se presentó Siglo Buñuel. Los organizadores, no sólo habían omitido enviarle su boleto de avión a Juan Antonio de la Riva para que presentara y acompañara a Francisco Sánchez, sino que -por razones que al día de hoy para mí son aún un enigma digno de Poirot-, olvidaron llevar el libro (mismo que oportunamente la editorial Juan Pablos les había hecho llegar). No importando las vicisitudes, Francisco, como aquel famoso Flautista de Hamelin, nos mantuvo atentos y maravillados con su visión, erudición y anécdotas sobre Buñuel y el cine. Después de su presentación siguió (en el mismo lugar), la de Guadalupe Loaeza, de quien por cierto él adaptó al cine (con enorme talento) uno de sus cuentos: Paty chula. Al día siguiente fuimos al Museo Felguérez, comimos, caminamos, conversamos y finalmente nos despedimos; por fortuna, sólo temporalmente pues tal como les dije en mi artículo anterior, ése fue el principio de una hermosa amistad, con él y Ana. Creo firmemente que haberlo conocido fue uno de los sucesos más importantes en mi vida; me ayudó a comprender muchas cosas, a retomar la escritura y enfrentar la vida con menos temores. Tengo aún muchas cosas que contar sobre él, pero más adelante; ahora los dejo con un poema que se convirtió en emblemático en el ámbito cinematográfico. Oda al churro* [A Ingmar Berma, Juan Orol y Compañía] Desde mi butaca onanista, uno más en la masa irredenta, atisbo mi sueño temerario en la mala película que me cuenta el cuento que quiero que me cuenten. No pido más que mi dosis habitual de cloroformo ni deseo otra cosa que el juego de imágenes y mentiras. Solitario en la muchedumbre, canto mi dulce sometimiento al filme que el crítico desdeña. Canto al churro que la mercadotecnia fabrica en serie para recreo de multitudes. Canto al cine malo: tiburones, exorcistas y enmascarados de plata, rigo tovar y harry el sucio, ed wood, isela y carrie, Canto en fin al mal gusto, al porno de hoy y demás vulgaridades que mañana serán nostalgia de minoría culta y adorno de cine-clubes.
Promoción de la lectura Por Eduardo Campech Miranda
Ecos del XIII Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas [Primera parte] En el marco del XXX aniversario de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas se realizó el XIII Congreso Nacional del área. El tema central, “La biblioteca pública como espacio social”, plantea nuevos retos y soluciones ante el vértigo de las transformaciones sociales. Emir José Suaiden, Director del Instituto Brasileño de Ciencias de la Información, plantea varios escenarios al devenir bibliotecario público: catastróficos, integrados y de excluidos. Pone los puntos sobres las íes: “En las bibliotecas públicas aparece fácilmente la oferta pobre para el pobre, como es notorio la condición de la biblioteca y de la escuela pública”, y remata con un dato contundente: “95% de las bibliotecas en América Latina nacieron a partir de donaciones y en lugares adecuados”. Plantea que la biblioteca pública, toda vez que la sociedad ha ido transformándose de una sociedad industrial a una sociedad del conocimiento, pasando por una sociedad de la información, debe brindar las posibilidades para generar riqueza, “copiar de una enciclopedia no es investigar”. Una tarea para que esto sea posible es despojar a la biblioteca de su aura escolarizada. También deben aprovechar las redes sociales, ya que ellas constituyen un recurso de búsqueda, filtros de calidad a la información que se busca, comparten información produciendo inteligencia colectiva, influyen en la comunidad y cambian lo individual por lo social. En la primera mesa de discusión, “La biblioteca pública y la democratización del conocimiento”, con la participación de Gilberto Ruiz Cáceres, Laura Ruiz Pérez y Jorge von Ziegler, también se planteó la urgencia de que el cono-
cimiento pueda generarse en las bibliotecas públicas, que éstas sean el espacio donde se den a conocer las investigaciones universitarias, pero también que el bibliotecario debe asumir el compromiso de adquirir y desarrollar las competencias digitales. “La dimensión social de la biblioteca pública”, fue el tema de la segunda mesa. La cual se caracterizó por ser una comunicación de experiencias exitosas, tanto chilenas como mexicanas, en torno a la difusión, promoción y desarrollo de las bibliotecas públicas. En esta mesa participaron Carolina Maillard Mancilla, María Asunción Mendoza Becerra, María Teresa Pérez Cruz y Socorro Venegas Pérez. Las bibliotecas públicas tienen un gran reto por delante. Reto que está en las manos del personal bibliotecario solventar. Pero también de las autoridades de todos los niveles. La formación de usuario de la biblioteca, y todos sus recursos, debe iniciar por el bibliotecario mismo. Es momento de involucrarse en la autoformación, de pretextar el desconocimiento del manejo de las TIC’s, de la fobia a la lectura, para no comprometerse en las tareas que nos han sido encomendadas. Pero también de las autoridades, ya lo dije. ¿Cómo conseguir lo anterior sin conectividad, sin electricidad, sin personal con vocación –y sí con un compromiso político-?, vaya ¿cómo hacerlo si no se muestra interés? Es momento que los interesados presenten un programa de acción, y a quien corresponda, brinde los apoyos correspondientes. O al menos, que no pongan piedras en el camino.
[* Francisco Sánchez. El Porvenir: 2 de octubre 1982. Alforja: primavera de 2000. Cinefilia es locura 22 de junio de 2004]
Maurice Prendergast, En la biblioteca, 1902
14 DE OCTUBRE DE 2013
Desayuno en tiffany’s, mon ku Por Carlos Belmonte Grey Los créditos que abren la cinta están presentados por música que remite al Acorazado Potemkin (Serguei Eisenstein, 1925) y a la fuerza dramática de las notas compuestas por Silvestre Revueltas que acompañan el vaivén de las olas en el puerto de Alvarado, Veracruz, en la cinta Redes (Fred Zinnemann y Emilio Gómez Muriel, 1934). Ambas cintas son conocidas por su sobrio mensaje socialista y el cuidado de la nítida fotografía en blanco y negro, referentes que nos ofrecen una idea del tipo de cinta que vamos a comentar, Salt of the earth. Dirigida por Herbert J. Biberman, escrita por Michael Wilson y producida de forma independiente por Paul Jarrico (los tres estaban en las listas negras del macartismo), lejana al mundo hollywoodense y actuada por apenas un puñado de actores profesionales encabezados por Rosaura Revueltas (hermana de Silvestre, Fermín y José Revueltas) y el resto del crew compuesto por verdaderos trabajadores de las minas, con el minero Juan Chacón como el cabecilla y verdadero dirigente sindical. La sal de la tierra es un alegato en favor de las reclamas proletarias contra los patrones dueños de las con-
cesiones mineras y que son, además, los expropiadores de tierras que pertenecían ancestralmente a la población convertida en mano de obra barata a causa de la nacionalización del territorio por los colonos anglosajones. La cinta, enfatiza la importancia de la participación de las mujeres en los movimientos huelguistas, la cual está muy lejos de la pasividad comprensiva “propia del género femenino”: Como barreras humanas que median el enfrentamiento físico, como sostenedoras de las marchas con el avituallamiento y como pilar de la comunidad vecinal que al ponerse en los piquetes de huelgas consigue parar, no sólo a la industria demandada, sino la economía de todo el pueblo. Biberman consiguió, en su filme, evitar la reconstrucción del movimiento de masas con un rostro amorfo e instintivo característico de la plástica muralista mexicana, al contrario, supo montar una trama que construía el sentimiento de comunidad e identidad de clases gracias a la exposición de situaciones puntuales que daban razón al movimiento. Filmada en los lugares reales de la minera Silver City en Nuevo México, durante la Guerra Fría de la polí-
Matthew Wayne Shepard Por Marco Antonio Flores Zavala* Sobre su vida, han sido filmadas cuatro películas. Tres son narrativas y una documental: Anatomy of a hate crime (dirección, Tim Hunter; guión, Max Ember; USA; 2001); The Laramie project (dirección y guión, Moisés Kaufman; USA; 2002); The Matthew Shepard story (dirección, Roger Spottiswoode; guión John Wierick y Jacob Krueger; USA-Canadá; 2002); y Laramie inside out (dirección, Beverly Seckinger; USA; 2004). La primera también fue representada como una obra teatral. En nuestros días, ha comenzado a cir cular The book of Matt: hidden truths about the murder of Matthew Shepard, de Esteban Jiménez. Es decir, el
tica mccartista, la cinta fue duramente obstaculizada por el gobierno estadounidense calificándola de “racista”, y Rosaura Revueltas fue expulsada del país a una semana de concluir la filmación por ser una “mujer peligrosa”, lo que repercutió en su carrera cinematográfica en México al quedar vedada durante casi 20 años. Sin el copyright en EUA, la cinta fue estrenada en Nueva York en 1954 y luego en México en el Cine Iris durante tres semanas, pero su popularidad se debió a la circulación en los cineclubs estudiantiles, obreros y progresistas.
caso Mateo sigue siendo una cuestión de debate. La reseña del libro, la más discutida, apareció en la influyente página de The Huffington Post. ¿A cuento de qué están estas referencias? El sábado 12 de octubre se cumplieron 15 años de la muerte de Matthew Shepard. Él falleció a causa de las lesiones que le causaron otros dos jóvenes de su edad (21 años). Sus nombres y personas ya no vienen a cuento. Ellos purgan su pena en cárceles estadounidenses. Ellos ahora tienen 36 años y pasarán el resto de su vida allí, entre paredes tristes y grises de una prisión. Los actos que causaron la muerte de Matt; la premeditación de los asesinos de secuestrar, golpear y abandonar el cuerpo herido de Matt; y la malversación de sus declaraciones, condujo a calificar los hechos como delitos de odio anti-gay. Sí, Mattew era gay. Durante el proceso, los asesinos declararon sentir pánico por un
El comentarista de la revista Variety en su crónica -luego de la exhibición de la cinta- del 17 de marzo de 1954 lanzó: “Se debe preguntar a Biberman qué espera lograr con su representación unilateral y provocadora”. En esta frase, que reconocía el valor de la cinta pero se cuestionaba el fin de las agitaciones sociales, queda marcado el sentido de una clase social que ve con temor las movilizaciones que alteren “su” orden de cosas. La cinta, afortunadamente, puede ser vista completa y subtitulada en YouTube.
presunto acoso gay. Dijeron que actuaron para defenderse. Pero en la acción extralimitaron la racionalidad en el sentido de vida. Tengo la impresión de que esos jóvenes mostraron intolerancia a la diferencia; incomprensión a la existencia de los otros; y temor a la heterogeneidad cultural y social. El caso Matt Shepard es referencia de lo que es necesario evitar, para seguir haciendo una sociedad libre, igual y respetuosa. * Historiador. Profesor universitario.
Río de palabras
Él ahora tendría 36 años de edad. Siendo hijo de la amplia clase media estadounidense, quizá intervendría en una fundación filantrópica. Igual, acaso sería profesor en una escuela secundaria. No me viene a cuento que fuese burócrata; su liberalismo era medular. Tal vez pudo ser periodista de temas internacionales. No lo podemos ya saber. Matt siempre pintó de cosmopolita. Estuvo en escuelas estadunidenses y suizas. Ingresó a la Universidad de Wyoming para estudiar ciencias políticas. Viajó por Europa, Estados Unidos y África.
Cine
La sal de la tierra
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12º FESTIVAL INTERNACIONAL DE TEATRO DE CALLE ZACATECAS 2013 Del 12 al 19 de octubre GRUPOS INTERNACIONALES CIRKOPOLIS Cirque Éloize, Canadá Sábado 12 y domingo 13; 20:30 Hrs. Plaza de Armas TRANSITion Pan Optikum, Alemania Vienes 18 y sábado 19 Plaza de Armas, 20:30 Hrs. LA RISA ES BELLA Cía Circortito, Argentina Domingo 13 y lunes 14 Plaza 450, 17:00 Hrs. VARIACIONES COTIDIANAS EN B&N Marabunta Central de Artes Libres, Chile – México – Uruguay Domingo 13 y lunes 14 Plaza Genaro Codina, 19:00 Hrs.
ONIRIA Colectivo Multidisciplinario, Guadalajara Jueves 17 y viernes 18 Plaza Miguel Auza, 19:00 Hrs. INSTRUCCIONES PARA LLORAR Tránsito Cinco, Distrito Federal Jueves 17 y viernes 18 Plaza 450, 17:00 Hrs. EL GATO (Intervenciones) Clan de Clauns, Querétaro Martes 15 y miércoles 16 Plaza Genaro Codina, 18:00 Hrs. LA SERENATA (Intervenciones) Clan de Clauns, Querétaro Jueves 17 y viernes 18 Plaza de la Caja, 18:00 Hrs.
ÉRASE UNA VEZ UN REY Colectivo Baca Teatro, Colombia Jueves 17 y viernes 18 Plazuela Genaro Codina, 19:00 Hrs.
GRUPOS ZACATECANOS EL SECRETO Los Cosmicómicos Domingo 13 y lunes 14 Plaza Bicentenario, 20:30 Hrs.
EL MOSQUITO DENGOSO Cia Trupe Emanuel, Brasil-México Martes 15 y miércoles 16 Plaza 450, 17:00 Hrs.
SER O NO SER HAMLET Teatro en Movimiento Martes 15 y miércoles 16 Plaza Bicentenario, 20:30 Hrs.
ESPECTÁCULOS NACIONALES
MOBY DICK Grupo MoMo Jueves 17 y viernes 18 Plaza Bicentenario, 20:30 Hrs.
CIRCO VENECIANO Wagner Pro, Distrito Federal Domingo 13 y lunes 14 Plazuela Goitia, 18:00 Hrs. BIOGRAFÍA PINTADA DE UN CIRCO Tránsito Cinco, Distrito Federal Martes 15 y miércoles 16 Plaza Goitia, 18:00 Hrs. EL PRÍNCIPE KUK Cornisa 20, San Miguel de Allende Viernes 18 y sábado 19 Plaza Goitia, 18:00 Hrs. VIAJEROS… EL SEÑOR DE LOS SIETE COLORES (Itinerante) La Quinta Teatro, Distrito Federal Lunes 14 y martes 15 Jardín Juárez – Congreso del Estado - Plaza Miguel Auza, 19:00 Hrs.
EL SECRETO Los Cosmicómicos Lunes 14 Plaza Bicentenario, 20:30 Hrs.
BIOGRAFÍA PINTADA DE UN CIRCO Tránsito Cinco, Distrito Federal Martes 15 y miércoles 16 Plaza Goitia, 18:00 Hrs.
ÉRASE UNA VEZ UN REY Colectivo Baca Teatro, Colombia Jueves 17 y viernes 18 Plazuela Genaro Codina, 19:00 Hrs.
EL PRÍNCIPE KUK Cornisa 20, San Miguel de Allende Viernes 18 y sábado 19 Plaza Goitia, 18:00 Hrs.
LA HIJA DEL DIABLO Grupo Leyendas de Zacatecas Martes 15 y miércoles 16 Plaza Genaro Codina, 20:30 Hrs. RETABLOS (Itinerante) La otra cara de la luna Del 14 al 18 de octubre Parateatralidad TUTÚ FLASH MOB (Intervenciones) Danzac Del 17 al 19 de octubre Parateatralidad
VIAJEROS… EL SEÑOR DE LOS SIETE COLORES (Itinerante) La Quinta Teatro, Distrito Federal Lunes 14 y martes 15 Jardín Juárez – Congreso del Estado - Plaza Miguel Auza, 19:00 Hrs.
TRANSITion Pan Optikum, Alemania Vienes 18 y sábado 19 Plaza de Armas, 20:30 Hrs.
14 DE OCTUBRE DE 2013
Memoria Por Alberto Huerta la habitación ciento cuatro del Hotel Plaza. Las cortinas están corridas. Es de madrugada. El horizonte se está borrando. Apenas si se distinguen las montañas. En el valle la nopalera… el mezquite. El azul celeste del cielo que se ve blanquecino. Las montañas lavandas. En el valle el verde de los mezquites, la hierba y las nopaleras. Es el recuerdo. ¿Por qué me quieres?, pregunto. No sé. Y adivino tus gestos. En la oscuridad. En este cuarto de hotel. ¿No escuchas voces?, preguntas. No. No oigo nada. Sólo tu voz. ¿Es polvo? ¿Vapor de agua? Me gusta amanecer junto a tu cuerpo. Oír tu respiración. ¿Quién amontonó las piedras bajo el mezquite? ¡Te van a cortar en pedacitos! Es el sueño. Él está soñando. ¿Sueña o recuerda? A lo lejos, el
espectro de las montañas. Un espectro gris-azulado. Cuando era niña jugaba así y asado. Un día ya no quise caminar ya más. En las piedras anida una ardilla. ¿Qué color tiene la luna? ¡Anda, dime! ¿La luna? ¡Sí, la luna! Dicen los que han ido y regresado que no es plateada como se había pensado. No. Ni tenía la blancura láctea de los quesos frescos, ni estaba habitada por los lunáticos… pero… ¿de qué color es entonces? Ni mucho menos cascabelera. La luna, que como todos nosotros sabemos, bueno, al menos los veinticuatro niños que cursamos el cuarto año con la profesora Luchita allá por los años cincuentas, se originó aquí, en la tierra… y en consecuencia, pues es lógico y natural que tenga los mismos colores que la tierra, sólo que no
huele a gasolina, ni a humo, ni a llantas quemadas, huele como olía la tierra hace un titipuchal de años. Frente a él la montaña. Grande. ¿Dijiste, una ardilla, allá, en la nopalera? Me gusta que me beses los pezones. Eso dijiste en el cuarto de hotel. En la oscuridad. ¿Qué horas son? Temprano. Muy temprano. Todavía no amanece. No por mucho madrugar amanece más temprano. Y que me despiertes cogiéndome. Y que me lleves a caminar por el centro. Allá, en la nopalera, la ardilla, erguida, mirando hacia todos lados, alerta. Recuerda. Recuerdas. Él está recordando. En la oscuridad dice, le está diciendo: enfrente, la montaña, los huizaches, los mezquites, la nopalera, la ardilla. Ella suspira.
Sueño que soy un cazador Por Edgar Khonde Me encuentro en una mesa o escritorio ante una mujer, vieja, con pocos dientes. La estancia es grande y húmeda, oscura, huele a orín de rata, además del sudor obsceno de la vieja. Las uñas de la vieja tienen rastros de tierra y sangre. Yo soy otro, no me reconozco, hablo la germanía y escupo cada rato hacia un lado. La vieja me ofrece un intercambio, la vida de otra por la de ella, luego me dice, ¿de dónde vienes... Edgar? Le pregunto que quién cree que soy y me responde: un cazador de brujas. O eso eras Edgar, articula mi nombre dubitativa y además forzando un acento que no reconozco. Soy Edgar, sí, le digo. He poseído el cuerpo del cazador desde mi sueño, la vieja es una bruja que tra-
ta de hacer un pacto conmigo. Le pregunto que si la otra mujer es una bruja más importante que ella, me dice que no. Es María del Refugio Rojas, tú la conoces, en una de tus historias dices que ella muere condenada por la inquisición en Zacatecas. Doy un golpe en la mesa, le pregunto cómo llegué a ese lugar, me contesta que ella me invocó. Quiero hacer este trato, dice. Mi mano en contra de mi voluntad se dirige hacia el puñal que llevo entre la ropa, antes de acercarme a ella y clavárselo a la altura del cuello me dice que si no acepto el trato María del Refugio Rojas no saldrá huyendo rumbo a la Nueva España, no se refugiará en Zacatecas, no les concederá el conjuro a Las Brillosas, no será condenada
a la hoguera, no caerá por el tiro de la mina, no llegará Alondra a la barra de aquel bar y me contará la historia de la bruja Rojas y de hecho, dice, no le escribirás cartas a Carmen, ni una sola. Detengo mi mano, me pongo de frente a ella. Le digo, estoy en un sueño, me dice, te invoqué como indica Pavic desde tu tiempo a través de tu sueño. Me levanto hasta la puerta de la celda, toco, le indico a los guardias que la dejen libre y que detengan a María del Refugio Rojas. Antes de que
salga me dice, tienes que anotar esto en tu libreta de papel piedra, ¿entiendes? Le digo que sí. Cuando esta historia sea leída por la gente de Zacatecas se comenzarán a encontrar más indicios de María del Refugio Rojas, es un conjuro, dice. Cuando despierto anoto sus indicaciones. Luego le envío el archivo de word a Jánea Estrada. Cuando lees este texto tú, amable lector, es tarde para recular, has invocado a María del Refugio Rojas y yo sigo escribiendo las cartas a Carmen.
Por Simitrio Quezada
El picaporte
“Días atrás, tiempo atrás”
Frida Kahlo, El ciervo herido, 1946
Río de palabras
Nada. Nada de nada. Ni una luz. Ningún sonido. Nada de colores. La oscuridad absoluta. En esta negrura ningún brillo. La nada. Un árbol… digo. Un mezquite. Detrás del árbol una nopalera. Son nopales jóvenes. El árbol. Arriba el cielo. Celeste. Es el recuerdo. Recuerdo un mezquite y una nopalera en una… no… un mediodía de principios de septiembre. Hacía calor. La tarde anterior había llovido. El calor era húmedo. La tierra vaporizaba. Recuerdo el mezquite… la nopalera… bajo el mezquite una piedra grande. A un lado… un montón de piedras gordas, redondas. Alguien amontonó ahí las piedras. Separó la más grande y cuadrada y la puso bajo el mezquite. ¡Te quiero mucho! Oigo tu voz. En la oscuridad él escucha la voz de ella. Es
“Meses atrás”, dicen algunos al calcar, quizá, anglicismos que retratan el pasado con el uso de la palabra “back”. Ese “back” que lo mismo significa “atrás”, “espalda” o “de regreso”. Como “Back in time” o el inolvidable “Back in black” de AC/DC. Ése es el motivo de que nuestros primos “pochos” digan generalmente, cuando están por terminar una conversación telefónica: “te hablo pa’trás”. O, después de compras: “Este producto no me gustó, así que mejor lo llevo pa’trás a la tienda”. Recuerdo que, en el Chicago de 1985, un hermano de mi madre se emocionaba y decía que su máxima ilusión era asistir al estreno de la película Back to the future. ¿Qué quiere decir eso?, pregunté. Con ojos saltones, bastante emocionado, el tío adolescente contestó: “Pa’tras, pa’l futuro”. “Días atrás”, “semanas atrás”, “tiempo atrás” y similares son incorrectas. Lo correcto es “hace días”, “hace semanas”, “hace tiempo”. Es hermosa esa palabra: “hace”. Y demasiado común ese atrás, que bien puede y debe utilizarse en expresiones que denotan ubicación. * Envíe comentarios y demás inquietudes a: siquezada@hotmail.com
LA GUALDRA NO. 120 /14 DE OCTUBRE DE 2013
La vida no vale nada
Teatro
[Una puesta en escena de Luis Martín Solís en el Cervantino] El rock marcaba tendencia en todas partes cuando, en México, un peculiar fenómeno marcó paralelamente una trayectoria musical igualmente popular: la obra de José Alfredo Jiménez. Sin conocimientos técnicos de música (silbaba sus canciones, así componía), José Alfredo consiguió una popularidad pocas veces superada. Los más conocidos intérpretes se disputaban sus canciones; él mismo comenzó a cantarlas –eran años de gloria para la radio y el cine musical mexicano-; su música se popularizó más allá de las fronteras de su país. La música ranchera de José Alfredo consiguió, efectivamente, una fuerte presencia gracias a lo simple y contundente de su mensaje: un canto desgarrado sobre el amor o su imposibilidad; la desesperanza, el dolor, la alegría; personajes y expresiones típicamente mexicanos; melodías que para siempre marcaron nuestra memoria musical. El éxito como compositor y cantante llevó a José Alfredo Jiménez a una frenética actividad profesional. Además de dar recitales y conciertos, trabajó en el teatro, en la televisión y en la radio. Aun cuando cultivaba géneros musicales no propios de su tiempo como el vals, el corrido y el huapango, sus composiciones fueron acogidas por intérpretes de todas las geografías. Mientras tanto, él colaboraba con su leyenda: la cantina, las mujeres, la música, la muerte temprana. En 1973, a los 47 años y en la plenitud de su carrera, José Alfredo murió de complicaciones hepáticas. Esta noche, con La vida no vale nada, José Alfredo llega al río de los muertos y allí le pide permiso a la muerte –esa popular dama mexicana, caprichosa y mandona- para “regresar por un tiempo a la vida”. Así podrá terminar su última canción, dedicada precisamente a ella, como pago por permitirle esos instantes borrosos del paso al otro lado. Instantes en los que la memoria, el amor y la imaginación
componen un panorama confuso y perturbador. En ese viaje de regreso “encontrará una serie de personajes imprescindibles en su vida, situaciones que lo definieron y amores que inspiraron sus composiciones. No se trata de una biografía, pero la ficción está tejida con múltiples retazos de verdad”. [Esther Hernández, Los Angeles, EUA] Cruzando el río de la muerte, José Alfredo pide permiso para regresar un tiempo para poder concluir una canción, será la última canción y estará dedicada a la muerte. En su retorno, se encontrará con una serie de personajes que fueron importantes en su vida, situaciones que lo definieron y los amores que marcaron sus melodías. No se trata de un espectáculo biográfico, pero sí de una ficción hecha con retazos de verdades. La vida no vale nada también es un abanico de las opciones escénicas y musicales que ofrece el talento en Guanajuato. Bajo la dirección de Luis Martín Solís se involucran una serie de creadores escénicos: actores, cantantes, bailarines y artistas visuales que buscan vasos comunicantes que den nuevas lecturas a la música del guanajuatense. La música de José Alfredo es tan poderosa y siempre abierta a nuevas interpretaciones, que la escucharemos con el infaltable mariachi, huapangueros y un cuarteto de jazz. El equipo creativo está conformado por Luis Martín Solís, director de escena. Libreto: Alejandro Román y Luis Martín Solís. Arreglos de jazz: Salomón Maawad. Arreglos de banda: Tano Padilla. Diseño de vestuario: Maribel Carrasco. Diseño de escenografía: Ángel Ortiz. Iluminación y producción ejecutiva: Ludwing van Gallardo. Video Ginna Álvarez. La vida no vale nada, se presenta hoy en el Festival Internacional Cervantino, en el Teatro Principal de Guanajuato. Las localidades están agotadas. Ojalá que pronto podamos verla en Zacatecas.