SUPLEMENTO CULTURAL
No. 204 - 29 DE JUNIO DE 2015 - AÑO 5
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Omar Lemus en su estudio. Foto: Iván Medrano, el Vaca.
El artista plástico Omar Lemus nació en el 13 de julio de 1978 en Fresnillo, Zacatecas. Inició sus estudios en su ciudad natal con el maestro Mateo Gallegos y posteriormente en con Luis Rolando Ortiz. Continuó su formación en el Taller de Pintura y Grabado Julio Ruelas -cuyo fundador y director fuera el pintor Alejandro Nava- en Zacatecas, Zac., donde permaneció del año 2001 al 2003. Hace 13 años fundó su propio taller, La Nochería, y actualmente coordina también el taller Mujer Roja, en Fresnillo. En páginas centrales, en la sección El taller, el estudio, el espacio del artista, Omar Lemus nos habla de su vida y nos comparte una muestra de su obra.
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La Gualdra No. 204
LA GUALDRA NO. 204 / 29 DE JUNIO DE 2015 / AÑO 5
Hace apenas unas semanas, la Suprema Corte de Justicia de la Nación nos sorprendió al determinar que los códigos civiles que consideren al matrimonio sólo como la unión de un hombre con una mujer son inconstitucionales; y que a partir de este mes no podrá ser considerada, para la institución matrimonial, la procreación como fin último. La jurisprudencia publicada en el Semanario Judicial el 19 de junio dice que “la ley de cualquier entidad federativa que, por un lado, considere que la finalidad de aquél es la procreación y/o que lo defina como el que se celebra entre un hombre y una mujer, es inconstitucional”. Quedó establecido que dos personas del mismo sexo pueden contraer matrimonio en cualquier Estado de la República Mexicana, al afirmar que: “Pretender vincular los requisitos del matrimonio a las preferencias sexuales de quienes pueden acceder a la institución matrimonial con la procreación es discriminatorio, pues excluye injustificadamente del acceso al matrimonio a las parejas homosexuales que están situadas en condiciones similares a las parejas heterosexuales”. Antes de esto, sólo en el Distrito Federal, Coahuila y Quintana Roo era aceptado el matrimonio entre homosexuales, pero a partir de la disposición de la SCJN en todo el país deberá ser acatada la ley, aunque esta situación no se dará en automático pues falta ahora que cada Estado incorpore a su código civil la disposición. A favor de una cultura que fomente la inclusión de todas las personas como parte de una sociedad en la que sus habitantes tengan los mismos derechos, independientemente de sus preferencias sexuales, de su ideología política y religiosa, la disposición de la Suprema Corte es para nosotros una buena noticia y nos sumamos a la alegría de la comunidad LGBTTTI por este logro. Y es que no se necesita ser homosexual para congratularse con esta disposición, se necesita en todo caso un mínimo de sensibilidad para comprender que los seres humanos tenemos infinidad de posibilidades de amar, que el sexo con el que nacimos no determina nuestro destino amatorio y que es necesario comprender que las nuevas mentalidades de este siglo deben ser comprendidas para poder ser respetadas. En fechas recientes tuve la oportuni-
dad de asistir a un curso sobre Historia de las Mujeres con la Dra. Diana Arauz, y en él un grupo de estudiantes de posgrado analizábamos cómo a pesar de los avances educativos, científicos y tecnológicos, ciertas posturas con respecto a los géneros siguen teniendo tintes medievales. Es decir, somos modernos en lo que nos conviene (por supuesto estoy generalizando y ofrezco disculpas a quienes no entren en esta descripción aventurada), pero seguimos siendo profunda y escandalosamente conservadores en lo que simplemente nos negamos a comprender por salirse de la norma establecida. Incongruencia le dicen algunos, doble moral le dicen otros. Esperemos pues a que cada entidad haga los ajustes correspondientes a la ley para que sea permitido sin ningún contratiempo el que cada pareja, si decide casarse, lo haga. A propósito de esto mismo, la semana pasada, en Estados Unidos, se decretó la 14 enmienda constitucional que garantiza la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley, con lo que se obliga a todos los estados a que cumplan con la disposición que establece que las parejas homosexuales pueden contraer matrimonio. Si se fija, hay una pequeña diferencia: mientras que en México se habla de “equivalencia”, en Estados Unidos se habla de “igualdad”; sea como sea, lo interesante es que estamos siendo testigos de grandes cambios en el mundo; confío en que estas disposiciones contribuyan a que podamos ir construyendo una sociedad más responsable, más respetuosa y menos discriminatoria. En estos días se ha dicho mucho que “el amor es el amor”, yo agregaría también que “la libertad es la libertad”, y aunque lo anterior suene lógico, hay que aceptar también que en la sociedad en la que vivimos, todavía hay mucho por hacer en términos de libertad y de derechos humanos. Vamos caminando pues, en este sentido, en el de la defensa de que cada quien sea libre para expresar y sentir amor por quien quiera; que cada quien sea libre de construir un mundo que sea más amable para todos. Que disfrute su lectura. Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Notas a propósito de El último lector de Ricardo Piglia Por Edgar A. G. Encina
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De península a península, homenaje a Beatriz Espejo Por Joel Flores
El taller, el estudio, el espacio del artista II. Omar Lemus Por Jánea Estrada Lazarín
MOLEC y bibliotecas públicas zacatecanas II Por Eduardo Campech Miranda El Incal vs Ove Tenebrae Por Carlos Flores Desayuno en Tiffany’s, mon ku Olvidados, entre la Operación Cóndor y los amores telenoveleros Por Carlos Belmonte Grey
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Castillo de sal si puedes Por Ester Cárdenas
Gente en el teatro: Aarón Hernández Farfán Por Iván Guardado
Pelos Por Pilar Alba Carmen I Por Edgar Khonde Vuelas Por Alberto Huerta Derrota: Ficciones de un escribidor Por Ivi May Dzib
Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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Notas a propósito de El último lector de Ricardo Piglia Por Edgar A. G. Encina
en práctica la interpretación de múltiples dimensiones, el brillo de la luz o echa mano del espacio. Ésta es una de las dos tesis que motivan a El último lector. La otra es rastrear la figura de ese lector entendible sólo a través de su historia particular y cristalina. Es un camino que bifurca. Un sendero tantea el alejamiento: observar rezagado al lector para acotarlo. Otro sendero traza atender las migas que deja la práctica en sí, el inasible terreno que propone escudriñar los efectos y los registros imaginarios, la historia invisible y las condiciones materiales del acto de la lectura. La propuesta es recrear la historia imaginaria de la lectura. La pregunta es quién lee. La motivación es averiguar las representaciones imaginarias que produce leer ficción. Las respuestas están en la historia individual del acto que le nombra.
Leer, pero leer ficción, es un acto de libertad, de fe y de creación artística que adquiere identidad en el acto vivo e imaginario. Seguir la métrica de Piglia lleva a encontrar lectores aislados que contemplan, a adictos o a insomnes; a lectores confusos, miopes o críticos; a lectores criminales, malvados o rencorosos que utilizan con perfidia la letra y a lectores transnacionales que son la comprobación del desplazamiento interpretativo. Seguir la teoría de Piglia conduce a descubrir lectores poderosos, dispuestos para designar la forma en el acto, como Emma Bovary o Pierre Menard o Bartleby o Dupin; a distinguir su feminidad como las que acompañan a los escritores o son fatales, dóciles e inspiradoras; a lectores que se niegan a leer o los que sólo desean leer o que se liberan por la lectura; a
lectores asexuados llenos de deseo o van como detectives, lúcidos, marginados, extravagantes y célibes, o al relacionado con el dinero y el poder; al lector último, práctico, en estado puro o al lector libre en acción, persistente y ataviado con sus modismos lingüísticos. Encontrar al lector separado de la vida, sedentario, inmóvil, encerrado; el lector fuera del circuito de la literatura, vivo en los libros y la vida; a lectores interrumpidos, controlados o prohibidos, al que se ve perdido o aislado y es paranoico; al lector loco, terrorista, caníbal, náufrago, animalizado o al que pone en tela de juicio los dos grandes mitos del lector en la novela moderna: el que lee en la isla desierta y el que sobrevive en una sociedad donde no hay libros. Con Piglia encontramos la paciencia para descubrir lectores que no dan su nombre, son dramáticos o se identifican con el escritor que compuso el libro; a lectores que rastrean, recorren o consideran alternativas; a lectores sin terminar, en work in progress, que desarman los libros o le ponen precio; a releer Si una noche de invierno un viajero o 1984 o Fahrenheit 451 o Un mundo feliz o Robinson Crusoe, para preservar una tradición y salvarnos a nosotros mismos. Con El último lector le encontramos y definimos, contamos su historia y le individualizamos; apuntamos certeramente que la ficción depende de quien la construye, de quien la lee y, a su vez, en esa está en hipálage, nos a restituye cuando “Hamlet entra leyendo un libro” que nunca sabemos cuál es o a atar a Felice Bauer con la escritura; al lector que busca el sentido de la experiencia perdida o puntualiza con esperanza -según Between History and Literature- que la lectura literaria ha sustituido la enseñanza religiosa en la construcción de una ética personal; a oponernos al mundo hostil y hacer de la lectura una práctica iniciática que en paradoja crítica distingue los excesos y los peligros y marca en contemplación con los héroes novelescos y quiere alcanzar la intensidad que encuentra en la ficción. Con lectores célibes, solteros, perfectos o adúlteros que insisten en que “La historia de la lectura es también la lectura de la iluminación”, constructora de un mundo paralelo que irrumpe como lo real produciendo un efecto de sorpresa y de vacilación; a hallar al lector que lee todo como si estuviera dirigido a él o narra otra realidad e invierte esa realidad en la ficción y viceversa, y -sobre todo- a ver a Santiago como ése el último lector, múltiple y metafórico en el que sus “[…] rastros se pierden en la memoria”. 1 Ricardo Piglia, El último lector, Debolsillo, España, 2014, 1771pp.
Libros
¡Pum! Tira un puñetazo. ¡Saz! Avienta una patada. ¡Choz! Da un salto, cae y se arroja en marometa. Ése fue Santiago por varios años. Iba, venía, corría, saltaba, se recostaba en el suelo, subía por todo lo trepable y siempre, siempre, hacía sonidos de explosiones, golpes, zumbidos. El cambio fue paulatino, luego de los siete u ocho años comenzó a bajar la densidad de sus movimientos. Ahora tiene 12, continúa haciéndolo pero por menos tiempo. Pasó de ser un héroe de cómic, de caricatura televisiva o de personaje del cine a ser-ente-individuo de los que se encuentra en los mangas y sus novelas gráficas. Cambió. La forma de ver el mundo, de enfrentarse a la naturaleza y de concebir su realidad se transformó paulatinamente. Su metamorfosis fue un peregrinar en el que de llevar el mundo de la ficción a la realidad tangible pasó al intento por continuar haciéndolo y terminar por caer en cuenta en los fallos que le llevaron a cuestionarse. Ahora ha estado dando vueltas. Le cuesta un trabajo enorme hacer lo que antes le iba con la mayor de las naturalezas, se le nota cuando arguye sus cuestiones. Expone argumentos. Cuestiona su entorno. Intenta responderse por qué la realidad ficticia que lee es tan improbable, tan distante, de la realidad en que habita. Lee y se queda sentado en el sillón, en la escalera, en el balcón. Detrás de la ventanilla ha dejado de ver aquel mundo idealizado por otro en el que idealiza un mundo posible. ¡Ho, Santiago, oj-Alá en algún momento descubras que la respuesta está ahí mismo, en la literatura! Santiago es El último lector (2005) del que Ricardo Piglia (Adrogué, provincia de Buenos Aires; 1941) habla. Corrijo: Santiago pertenece a la estirpe del último lector. Reparo: Santiago es ejemplo, vida de ese lector último. Solitario. Extraviado. Atiborrado. Aturdido por la multiplicación de signos y los ecos de la lectura, busca las maneras de atar a ésta con la realidad. En su soledad, aunque rodeado por los bullicios de la ciudad, busca su particular manera de ligar universos, de hacerse de un modo particular de leer lo que sus ojos encuentran. Cuando lo veo deambular por el departamento lo veo igual a Kafka, que aún desconoce, que primero concentró “[…] la historia en un punto, luego invierte la motivación y establece nuevas correlaciones; inmediatamente narra su versión de la historia (narra lo que no ha visto el narrador original)”,1 narra lo que no hemos leído y algunas veces concluye que lo más terrible de las sirenas es su silencio. El acto de leer además de abstracción intelectual es arte. Como el que pinta, trama una escena o descifra un pentagrama, la vista es nodal igual en la literatura porque pone
Literatura
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De península a península, homenaje a Beatriz Espejo Por Joel Flores* En febrero de 2015 me encomendaron enlazar a Beatriz Espejo con el comité organizador de la Feria del Libro de Tijuana. Entonces acababa de postularme como candidato a la maestría en escritura creativa en español de New York University y, por afanes profesionales, había sostenido una breve correspondencia vía correo electrónico con Beatriz durante los últimos meses de 2014, para pedirle una carta de recomendación dirigida a la universidad, pues me pareció la escritora más idónea para hacerlo porque conoce parte de mi trabajo, luego de haber sido jurado de mi libro Rojo semidesierto en el Premio Internacional Sor Juana Inés de la Cruz. Beatriz se portó amable, con una humildad que a muchos nos falta y a pocos les sobra; y el que me hayan encargado esa tarea me pareció la mejor manera de agradecerle lo que ha hecho por mi obra y, sobre todo, por mi formación profesional al expedir una carta que guardo en el cajón de los mejores recuerdos. El homenaje será, mejor dicho ha sido, porque esta publicación saldrá una semana y tres días después, el viernes 19 de junio en uno de los recintos culturales más importantes de Tijuana. El mismo comité me encargó redactar un texto para el video homenaje que mi compañera de vida, Flor Cervantes, ha editado. El texto se los comparto como una invitación más a la obra de una maestra del cuento, a la que aún tenemos mucho qué leer y aprender. Beatriz, alguna vez leímos, gracias a tu esposo, que tus cuentos son botellas arrojadas al mar con la esperanza de que lleguen a cualquier puerto, a cualquier
ribera, a cualquier mano. Y no pudimos dejar de imaginar a una hermosa veinteañera, traviesa, al igual que animosa, alumna de Luisa Josefina Hernández, tallerista de Juan José Arreola y Julio Torri, condiscípula de José Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis y Gustavo Sainz, arrojando hace más de cuarenta años varias botellas desde el Puerto de Yucatán, para que nosotros en el Pacífico, tiempo después, pudiéramos recibirlas en una temporada de cambio climático en que las ballenas empezaron a encallarse constantemente en Playas, al igual que aparecieron las pequeñas langostas tapizando la arena y un lobo marino que no estaba muerto, sino descansando, porque dentro de nada volvería a partir. Así como parte también tu obra hacia otros mares, para enseñarnos que la buena literatura, tu literatura, no se conforma ni se estanca, sino que busca siempre nuevas corrientes y periplos. Luego de abrir esas botellas, descubrimos el brillo del espejo: en cada uno de los mensajes que se ocultan tras el vidrio, están tus cuentos, el vivo reflejo de las familias mexicanas de la clase media y media alta y el papel lúdico, afanoso, crítico y determinado por la mirada femenina, amplia de recursos expresivos, de mujer no sólo en el ámbito doméstico, sino en el académico y familiar. Hay venganzas, sí, porque esa actividad esta acendrada en la sangre de cualquier humano y no respeta género, como la de la esposa que condimenta con sangre femenina el bistec del marido para que se ingra por fin a sus encantos, o como la de la sastre de alta costura que se presta a las decisiones de Dios. Hay una admiración a lo cosmopolita, a construir los cuentos con los ojos de la viajera y la avidez por conocer qué
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Literatura
hay más allá de México, no en balde nos heredas una nueva Marilyn Monroe, una nueva Isadora Duncan, Silvina Ocampo y Silvia Plath. Pero sobre todo, en esas más de mil páginas que forjan tu obra, estás tú, la narradora disciplinada, que escribe de las siete a las diez de la mañana, que confía en las lecturas de los clásicos como Marcel Proust, que sabe latín, que se esmera por nutrir el estilo literario, que apuesta por el uso perfecto de las palabras que urden el cuento; estás tú hablándonos de la educación en la niñez en una escuela de monjas, las veces que a las madres les sacabas la lengua o les dabas una mordida en la mejilla, porque te alteraba, como a cualquier niña que honra a su padre, que lo compararan con catarrines de barriada, sólo para poner a prueba los preceptos religiosos. Estás tú siendo peinada por tus tías, mujeres de manos vivaces, caderas anchas, que trenzaban tus cabellos y los de tus primas como si estuvieran trenzando la mayoría de las historias que años después forjarían tus Muros de azogue, El cantar del pecador y Alta costura. Cuentos
y cuentos que ahora nos evocan al México de finales del siglo XX, a las mujeres que cargan la famosa doble jornada, la de las relaciones personales y las de seguir con la tarea doméstica y laboral. Esas manos delgadas y vivaces de tus tías también trazan, si nos apuran, parte de Todo lo hacemos en familia, tu primera novela que evoca al macho mexicano encarnado en los generales posrevolucionarios, en los padres conservadores, pudientes y luchones; y a las señoritas bellas y educadas que tejen y esperan, que dan puntadas por cada minuto de su vida, por cada episodio de su existencia, para crear la colcha de la memoria de la mujer mexicana, una Penélope que espera a su Odiseo bigotón, trajeado y engominado. Que en las más vastas y variadas formas de tejer evoca todos los recuerdos que la han forjado y, quizá, un posible futuro que la definirá. En las botellas que llegaron a estas playas hay, Beatriz, como en toda obra nutrida bajo el rigor de la disciplina y la afinidad por la trascendencia, más que pedagogía sobre el arte de escribir, enseñanza pura sobre el arte de contar. Uno
puede leerte y salir preñado con la amplia instrucción sobre la estructura del relato, sus modos de encubrir el conflicto, las formas de iniciar y acabar. Pues de principio a fin la mayoría de tus cuentos, algunos escritos en los setentas y ochentas, otros a mediados y finales de los noventas y unos más a la entrada del 2000, están fondeados por la búsqueda de la perfección, la sugerencia y el placer estético. Los cuentos son, nos dices, “esferas perfectas suspendidas en el aire, dan varios mensajes subterráneos y nos obligan a recordar lo leído, lo vivido, lo ya antes recordado”; nos ayudan a suponer de qué estamos hechos. Escribes como si cada cuento te haya costado una vida entera, para que a nosotros nos roben un suspiro, un parpadear de ojos. Y cultivas en ellos un amplio registro de voces, atmósferas, que no replicas ni troquelas en las siguientes narraciones. Te desmarcas de una generación de narradoras conformada por Elena Poniatowska, Cristina Pacheco y Guadalupe Loaeza, quienes (como lo predijiste hace años en una cátedra en Colima, justamente también a tu esposo) tienen un
enorme interés sociológico, pero a quienes no se les concedía entonces mayores méritos literarios. Y te unes, por afinidad, a Inés Arredondo, Guadalupe Dueñas y, en especial, a Elena Garro. Para invitarnos a entender que cada cuento tuyo vendría siendo la superación de ti misma y un mensaje cargado de nostalgia de lo que fuimos y seremos, joyas narrativas enviadas desde el Puerto de Veracruz a Playas de Tijuana, de península a península. *JOEL FLORES nació en Zacatecas en 1984. Ha residido en México Distrito Federal y España. Es autor de los libros El amor nos dio cocodrilos (2013), que fue escrito en la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Artistas, afincada en Andalucía; Rojo semidesierto (2013), que ganó el Premio Internacional de cuento Sor Juana Inés de la Cruz; y Nunca más su nombre, Premio Bellas Artes Juan Rulfo para Primera Novela. Actualmente vive en Tijuana, escribe para su página www.bunker84 y es becario del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Fotos Cortesía Archivo Personal de Beatriz Espejo.
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El taller, el estudio, el espacio del artista
Artes Plásticas
II. Omar Lemus En esta segunda parte de la sección El taller, el estudio, el espacio del artista les presentamos la semblanza del artista Omar Lemus, así como una muestra de su obra pictórica. Lemus ha participado en más de cincuenta exposiciones colectivas en diferentes galerías y museos dentro y fuera del país; también en varias exposiciones individuales entre las que destacan las siguientes: “Lo Indecible” (pintura), “Notas Negras” (arte objeto), “La Ausencia de Dios” (pintura), “La Maquinaria” (pintura, grabado, litografía), etc. Actualmente trabaja en su estudio-taller La Nochería en su ciudad natal, donde sigue produciendo. Al taller Mujer roja, que también coordina, acuden más de 15 mujeres interesadas en aprender pintura y grabado bajo su dirección. Jánea Estrada
Nací en el hospital de la Compañía Fresnillo el 13 de julio de 1978. Mi madre, María del Socorro Lemus Rentería, es originaria de Pinos y mi padre, José Refugio García Chávez, de Fresnillo. Don Cuco y doña Coco tuvieron otra hija, mi hermana Greyci Stephania. Un primer contacto con materiales fue a través del juego, con cosas que me compraban en la papelería. Recortaba papel, hacía títeres y construcciones que me parecían divertidas. Mi primera experiencia con el arte fue durante la escuela secundaria con el maestro Mateo Gallegos Campos. Me resistía a entrar a ese taller porque el atractivo en aquel entonces era el de computación; pero el trabajo que hizo el maestro Gallegos, fue el de incentivar la imaginación de sus alumnos. Tuve la oportunidad de colaborar en la elaboración de materiales para el último mural del maestro, que sería plasmado en el mismo edificio de la secundaria. Conocí en ese proceso a los maestros Miguel Gallegos, hermano de Mateo, y a Luis Rolando Ortiz. Ingresé a la preparatoria 3 de Fresnillo y en ese tiempo estuve alejado del arte. Me desempeñé de ayudante de mecánico, bolero y ayudante de electricista. En este último oficio ingresé a hacer trabajos de ese tipo en el Teatro José González Echeverría. Ahí comienza mi historia en el ámbito de la pintura. La cercanía, nuevamente, con Luis Rolando Ortiz, fue determinante. Ingresé al taller que él dirigía; estuve ahí tres años y después él mismo me llevó al Taller de Pintura y Grabado Julio Ruelas, donde conocí al maestro Alejandro Nava. Con él afiancé mis conocimientos básicos de pintura; también me enseñó dibujo. El maestro Alejandro Nava me recomendó con Nacho Vera Ponce; bajo su dirección tuve mis
Omar Lemus en su estudio. Foto de Iván Medrano.
primeras experiencias en el grabado. Después ingresé a varios cursos con maestros del Sistema Nacional de Creadores, como Benjamín Domínguez, Fernando Aceves Humana, Francisco de Santiago e Ismael Guardado. Mi aprendizaje ha sido constante. Últimamente, abrevé en los conocimientos de Ghislaine Thomas y Humberto Valdéz. En el presente año, estoy incursionando en el taller de cerámica “El Nahual”, del maestro José Pérez, oriundo de Tonalá. Mi formación interdisciplinaria se inscribe en la necesidad de dominar varias técnicas para buscar mejores proyecciones de trabajo. La formación más sólida la tengo en el arte abstracto. De esta modalidad, las satisfacciones han sido varias, tal vez la más importante sea que uno de mis trabajos fue curado y seleccionado por
el maestro Manuel Felguérez. Esto me dio la oportunidad de acudir a varias exposiciones durante el año de 2013 en Yucatán, Querétaro y Jalisco. En el ya desaparecido Circuito Centro Occidente, mostré mi trabajo, en el año 2004, como becario del FECAZ, en diez entidades federativas. Obtuve una segunda beca en el ciclo 2005-2006. Antes, formé parte del colectivo artístico fresnillense “La Escalera”, impulsado por Juan José Macías, Luis Rolando Ortiz y Leopoldo Elías Smith Mac Donald. Luego fundé el taller “La Nochería”, que tiene trece años de actividad ininterrumpida. Parte de mi proyecto personal de enseñanza es el taller “Mujer Roja”, donde imparto mis conocimientos desde el año 2013. Omar Lemus
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Ciencia Ficción
Promoción de la Lectura
MOLEC y bibliotecas públicas zacatecanas II Por Eduardo Campech Miranda Continuando con el MOLEC, en el rubro “Estímulos en la infancia para la práctica de la lectura en el hogar”, resaltan oportunidades para las bibliotecas públicas. Por ejemplo, de la muestra el 61.2% recuerda que en su hogar había libros distintos a los de texto; es decir, tres de cada diez personas entrevistadas no los tuvieron o no lo recuerdan. He ahí un nicho de expansión de los servicios bibliotecarios: la promoción de la biblioteca en aquellas zonas habitacionales donde, por diversos motivos, la disponibilidad de material bibliográfico es complicada o nula. En este aspecto las Salas de Lectura aventajan a las bibliotecas. Pero no se trata de una visita de médico o de un programa sólo de animación. Lo ideal, efectivo y productivo es realizar un diagnóstico de los lugares de reunión y convivencia de la comunidad, por rangos de edad, género, etc., pero también de la identificación de los líderes. Éstos serán unos grandes aliados para permear en la población. Una vez
Henri Matisse. Mujer Leyendo. 1894. Óleo sobre lienzo. 24.25 x 47.94 cm. Museo Nacional de Arte Moderno de París
realizado esto, el trabajo de mediación será fundamental. Se requiere un mediador hospitalario, incluyente, tolerante. Un mediador, que como su nombre lo
indica, tienda puentes, lazos y redes de la población a los libros, y que esté consciente que este trabajo será un proceso. Llevando a cabo un proyecto similar al descrito se puede aprovechar otro indicador del rubro: 53.3% de la muestra manifestó leer porque sus padres leían, porque los vieron hacerlo, porque no les indicaron “lee”, mientras ellos veían la televisión (no había Face). Llevar los libros a esos espacios (si la montaña no viene a Mahoma…), implementar un programa de accesibilidad a ellos, ofrecer la lectura y los libros como una actividad de convivencia familiar, son sólo unas cuantas acciones que impactarían en el desarrollo humano y profesional, aunado al escolar. Todo este marco de posibilidades se justifica en otro dato: sólo el 23.8% fue estimulado para acudir a las bibliotecas o librerías. Esta cifra es entendible si consideramos que la inmensa mayoría de las bibliotecas públicas no se han podido despojar de su concepción meramente
escolar. Las bibliotecas como una extensión de la escuela donde se acude a hacer una tarea, a cumplir una sanción, a visitarla para obtener un punto extra en la evaluación. Esta incapacidad de ampliar y diversificar el segmento poblacional de atención es consecuencia de, al menos, dos situaciones: las pocas o nulas iniciativas e imaginación del personal (operativo y directivo) y repetición del paradigma de la biblioteca. Insisto: estructurar un programa en base al MOLEC delinea un horizonte más esperanzador, siempre y cuando exista un interés real y auténtico por ello, para las bibliotecas. Así, aquellas áreas abandonadas, aquellas salas análogas a bodegas, aquellos bibliotecarios colegas de los centinelas, verán que sus instalaciones se convierten en punto de reunión y esparcimiento familiar. Si no hay visitantes a las bibliotecas, si éstas están en peligro de extinción, no sólo es responsabilidad de la sociedad civil. Los directivos y personal de ellas deben ver hacia sí mismos.
El Incal vs Ove Tenebrae Por Carlos Flores Moebius y Jodorowsky trataron de emprender un gran proyecto en los años 70 con la producción de la película Dune, basada en la novela de Frank Herbert con el mismo nombre y ganadora del premio Nebulosa a la mejor obra de ciencia ficción. En ese proyecto, que prometía bastante, también participaron Orson Welles, Chris Foss, Salvador Dalí, Pink Floyd y H. R. Giger, desgraciadamente luego de 5 años de trabajo el proyecto se hundió en el olvido. La película fue retomada en los años 80 bajo la dirección de David Lynch, con música de Toto y la actuación de Sting, pero pese a que fue un excelente filme con efectos especiales sorprendentes para su tiempo, no cabe duda que muchos nos quedamos con las ganas de ver el primer intento. Pero fuimos compensados con la obra gráfica de El Incal, pues en ella se mezclan las tendencias místicas de la pluma de Alejandro Jodorowsky y el gusto por la fantasía y la ficción de Jean Giraud que ya se gestaba en la publicación Métal Hurland. Sin duda es una magnifica pieza del cómic francés, ya que aparte del asombroso arte gráfico de Moebius posee una gran fuerza narrativa delirante y mítica. El Incal es un objeto con propiedades metafísicas que apareció por azar en las
manos de un detective de tercera categoría llamado John Difool, quien ya había aparecido ya en Métal Hurland con sus habilidades para moverse en el mundo astral, y que por alguna razón lo va a conducir en una aventura hacia el centro de su mundo, atascado de desechos y basura humana, que conduce a otras dimensiones y a la morada de la contraparte del mencionado objeto. Una vez
unidas las dos partes, revelarán a John y a sus acompañantes el importante papel que juegan para impedir que el universo entero se convierta en oscuridad. De entrada el argumento es genial, pues es una obra épica de dimensiones tan grandes como El señor de los anillos o La guerra de las Galaxias, que más o menos versan sobre lo mismo, pero en las manos de Jo-
dorowsky se le dota a éste, podríamos decir molde narrativo, de extravagancias propias del artista y de visiones sátiras y cómicas al estilo francés. Así las cosas, el presidente u ofidtad mayor, es un sujeto que recurre a la clonación presidencial cuando el cuerpo que posee ya se ha deteriorado o enfermado, y el círculo de poder donde se desenvuelve es una especie de Olimpo, donde la clase poderosa que le rodea y lame los pies está envuelta de una extraña y artificial aureola como la de los santos de las estampitas religiosas. Es un mundo en decadencia, gobernado por líderes igual de decadentes, en el cual ya se están gestando una serie de revoluciones para tumbar el trono. Una que viene del pueblo comandado por Raimo, una especie de senador que representa la voz de la clase trabajadora; y otra, por los habitantes de la Ciudad Tecnos, especie de comunidad religiosa quienes bajo la oración de Ove Tenebrae tratan de sumir al universo entero en las tinieblas. Por si fuera poco, está el arte de Moebius, lleno de detalles e ideas geniales que sorprenden al lector cada vuelta de imagen, pues logra configurar un mundo mítico, nacido de la mente de Alejandro, en una extraordinaria obra gráfica extemporal que vale la pena tener en la biblioteca del hogar.
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Desayuno en Tiffany’s, mon ku Olvidados, entre la Operación Cóndor y los amores telenoveleros Por Carlos Belmonte Grey
Cine
La productora y escritora boliviana Carla Ortiz tuvo la iniciativa de mezclar el formato de la telenovela en un largometraje basado en una historia política, “es una forma de llegar a la gente, de mostrarle esa terrible parte de la historia olvidada por nuestras generaciones y escondida por los medios de comunicación”. Por eso creó Olvidados. Ortiz se refiere a la Operación Cóndor dirigida por los Estados Unidos de Norteamérica para apoyar la instauración de dictaduras en Latinoamérica, especialmente exitosa durante los violentos periodos de militarismo en Argentina, Bolivia y Chile. Ortiz confió la co-dirección de la cinta al mexicano Carlos Bolado y el papel estelar recayó en el actor fetiche de la saga política de Luis Estrada, Damián Alcázar, con el respaldo del argentino Rafael Ferro y la propia Carla Ortiz. La boliviana nos dio una entrevista durante el pasado Festival de Cannes, pero entonces no tuvimos espacio para publicarla y creemos que bien vale la pena comentar este proyecto de historia novelada. Durante casi dos horas el guión se pasea por diferentes escenarios pero siempre en el mismo ambiente de las lúgubres reuniones políticas, casernas militares y cárceles clandestinas dedicadas a la tortura de detenidos
y posteriormente desaparecidos. Un discurso político -que busca ser denunciatorio- arropado por historias amorosas. Los fragmentos se cuentan por breves capítulos, con diálogo que plantean casos cerrados y que luego se cortan sin resolución para enmarañar el tejido dramático y dar el toque de suspenso tan característico de las telenovelas latinoamericanas. Ortiz se balancea, sensualmente, durante toda la película. Declara su amor eterno a su novio y su lucha por la justicia –eso sí, sin mancharse las manos políticamente hablando-. Aguanta todas las torturas, anima a mantenerse en vida a sus compañeros de injusticia y grita su inocencia, a pesar de las miles de agresiones que sufre a lo largo de una
temporalidad histórica sin límites evidentes. En este tono se van presentando los capítulos: denunciando, sí, a la Operación Cóndor, la violencia y las injusticias por los desaparecidos y reprimidos; pero cuidando de no mostrar tendencias políticas. Es más bien un llamado a la conciliación política y al final de las guerras ideológicas. El objetivo principal es recordar el pasado para no olvidarlo. Para que las “nuevas generaciones conozcan su historia”. Recordando
también que eso es historia, y que es el tiempo de “unir esfuerzos para construir el país y la unidad latinoamericana”, comentó la productora que está además en conversaciones por filmar proyectos parecidos en otros países latinoamericanos. Y es que al parecer, su fórmula telenovelera-fílmica, ha tenido buena recepción en las televisoras –suponemos comercialmente- y va a incorporarse, al menos Olvidados, en las currículas de educación básica.
Castillo de sal si puedes Por Ester Cárdenas “En la infancia todos los libros contienen presagios, nos señalan el futuro, y como la adivinadora que en las cartas vislumbra un largo viaje o peligro de morir ahogados, los libros influyen en nuestro destino”. Graham Green Libro-Feria de Verano El 18 de junio del año en curso, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) organizó en la Plazuela Miguel Auza, una excelente feria del libro cuya duración fue de cuatro días, y su denominador común la historia y la antropología. Invitaron a Trillas, Fondo de Cultura Económica, Cal y Arena, Ediciones del INAH, Santillana, Publicaciones de Investigación y Posgrado de la UAZ y a la Asociación de Libreros de Zacatecas (ALZA). Cada día hubo diversos conciertos de cámara y un taller de cerámica en el cual niños y
adultos reproducían hermosas piezas del museo de Guadalupe (tazas) y diversos objetos del museo del INAH. ¿Y qué decir del montaje y mobiliario? , elegante y pulcro. Todo un éxito. Uno de los asistentes nos preguntó por qué los miembros de la ALZA no utilizábamos un mobiliario similar en nuestras ferias, la respuesta fue simple: no tenemos los recursos para ello. El próximo primero de julio iniciará la Libro-Feria de Verano en su edición número diecisiete. El sitio del montaje será en la parte externa del Portal de Rosales. La Presidencia Municipal nos proporcionará unos toldos bastante decorosos y el invitado de honor será El Libro. Creo firmemente que una feria del libro se compone de tres elementos esenciales: el libro, el lector y el expositor, lo demás es un plus. Trece seremos los expositores con una gran diversidad de bibliografía: li-
bros descatalogados, novedades, narrativa, esoterismo, historia, superación personal, filosofía, poesía, teatro, biografías, metodología, feminismo, cine, economía, ciencia, psicología, sociología, una gran variedad
de material infantil y juvenil, novela negra, ciencia ficción, fantasía y un largo etcétera. Nuestro mobiliario será modesto pero digno y el libro heterogéneo, cautivante, perturbador, sugestivo y recreativo.
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MUESTRA INTERNACIONAL DE CINE CINETECA ZACATECAS Lunes 29 de junio 18:00 y 20:00 Hrs. EL NIÑO Y EL MUNDO Dir. Alê Abreu Brasil/ 2013/ 80 min. Un niño que sufre por la falta de su padre, quien ha dejado a la familia para irse a trabajar a algún lugar distante, sale de la aldea donde vive para descubrir un mundo fantástico, dominado por animales-máquina y seres extraños. El niño y el mundo es una animación. Realizada con diferentes técnicas audiovisuales, que del collage a los gráficos computarizados, retrata los problemas del mundo moderno y el contraste entre el campo y la ciudad a través de una mirada singular. Martes 30 de junio 18:00 y 20:00 Hrs. HAGEN Y YO Dir. Kornél Mundruczó Hungría-Alemania-Suecia/ 2014/ 119 min. Cuando en Hungría una nueva ley impone un impuesto considerable por los perros de razas mestizas, los refugios caninos se llenan rápidamente de mascotas abandonadas. Lili, de 13 años, lucha por proteger a su perro, Hagen, pero su padre lo suelta en la calle. Cuando Hagen es capturado y enviado a la perrera, los perros aprovechan para escapar e iniciar una revolución contra los seres humanos. En un interesante juego de géneros que va de la fantasía al terror, Kornél Mundruczó presenta una metáfora de la aceptación y tolerancia hacia las minorías sociales. Miércoles 1º de julio 18:00 y 20:00 Hrs. HERMOSA JUVENTUD Dir. Jaime Rosales España-Francia/ 2014/ 102 min. Natalia y Carlos son dos jóvenes de clase media sin un trabajo fijo. No han terminado sus estudios y todavía viven con sus padres; sus limitados recursos les impiden desarrollarse como les gustaría. Ante el embarazo de ella, deberán conseguir un empleo que les permita llevar una estabilidad en sus vidas; sin embargo, la situación de su país, España, los condiciona a buscar curiosas alternativas para conseguir dinero. El pulso de una generación desilusionada es el
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motor de la óptica en esta cinta, centrada en las actitudes de una juventud irónica y divertida cada vez más inmersa en un mundo tecnológico y desesperanzador. Jueves 2 de julio 18:00 y 20:00 Hrs. MOEBIUS Dir. Kim Ki-duk. Corea del Sur/ 2013/ 89 min. Estrenada mundialmente en la 70 edición de la Muestra de Venecia, Moebius presenta la historia de una mujer que consumida por el odio contra su marido busca vengarse de él, pero termina hiriendo al hijo y desapareciendo después, abrumada por la culpa. Tras hacerle la vida miserable al hijo, ahora el padre pretende cuidarlo con devoción, asumiendo para ello una decisión extrema. Pero, cuando la esposa vuelve, la familia se ve inmersa en una destrucción terrible.
Domingo 5 de julio 18:00 y 20:00 hrs. SOMBRA BLANCA Dir. Noaz Deshe Tanzania-Alemania-Italia/ 2013/ 117 min. Alias, un niño de África central, es un albino objeto de burlas y vulnerable a un peligro terrible: la creencia entre los médicos brujos y gente de la región de que los cuerpos de los albinos ofrecen poderes mágicos, lo que ocasiona que muchos albinos sean asesinados o mutilados. Tras presenciar el asesinato de su padre, su madre lo envía lejos para encontrar refugio en la ciudad, al cuidado de su tío. Ahí Alias entrará en una nueva vorágine.
Viernes 3 de julio 18:00 y 20:00 hrs. LA TIRISIA Dir. Jorge Pérez Solano México/ 2014/ 110 min. Cargado de metáforas culturales, el relato de La tirisia es conducido a través de la experiencia de Cheba y Serafina, dos mujeres que se enfrentan a la maternidad en una comunidad azotada por la pobreza, el machismo y los tabúes sociales en medio de los gigantes cactus de la Mixteca Poblana. Ambas padecen la “enfermedad del alma” a la que alude el título y deberán decidir si conservan a sus hijos o los abandonan para permanecer con sus hombres.
Lunes 6 de julio 18:00 y 20:00 Hrs. RADICALES Dir. Kelly Reichardt. Estados Unidos/ 2013/ 112 min. Los activistas Josh y Dena comparten algunas perspectivas políticas con Harmon, un exmarino conocedor de explosivos. Juntos deciden hacer frente a la actual cultura industrial, que provoca grandes daños al medio ambiente. Su objetivo es hacer estallar una presa hidroeléctrica como acto simbólico; sin embargo, la sensación de paranoia y las posibles consecuencias de sus actos los colocan en una situación delicada, pues deberán elegir entre la fugacidad y el combate. En su más reciente trabajo, Kelly Reichardt nos presenta una reflexión sobre el extremismo político en relación a los problemas ecológicos.
Sábado 4 de julio 18:00 y 20:00 Hrs. EL JUICIO DE VIVIANE AMSALEM Dir. Ronit Elkabetz, Shlomi Elkabetz Israel-Alemania-Francia/ 2014/ 115 min. En Israel no existe el matrimonio civil ni tampoco el divorcio. Sólo los rabinos pueden legitimar un matrimonio o su disolución, pero ésta sólo es posible si se tiene el pleno consentimiento del marido, quien al final tiene más poder que los jueces. Viviane Amsalem ha estado solicitando el divorcio por tres años, pero Elisha, su marido, no está de acuerdo. Su fría intransigencia le da a Viviane la determinación de luchar por su libertad, pero el ambiguo papel de los jueces para dar seguimiento al proceso hace que la tragedia compita con lo absurdo.
Martes 7 de julio 18:00 y 20:00 Hrs. AMAR, BEBER Y CANTAR Dir. Alain Resnais. Francia/ 2013/ 108 min. En medio de los ensayos de una obra de teatro amateur, Colin y Kathryn reciben la noticia de que a su amigo George Riley le quedan pocos meses de vida. El matrimonio lo invita a que se una a ellos en la obra, lo que desatará un torbellino de emociones, no sólo para Kathryn –quien fuera el primer amor de George–, sino también para sus amigas Tamara y Mónica y sus respectivas parejas. En la última película antes de su muerte en 2014, Alain Resnais adaptó por tercera ocasión una pieza teatral de Alan Ayckbourn, confinando la acción a un mundo artificial, casi completamente de estudio, en el que recrea un tragicómico teatro de vanidades.
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Gente en el teatro: Aarón Hernández Farfán Por Iván Guardado*
Ante las circunstancias actuales en el país y sobre todo en nuestro Estado, el sentido de la palabra teatro se desprestigia por las acciones comunes de los políticos y la ficción pareciera invadir nuestra cotidianidad, perdiendo un poco el sentido de lo real. En este sentido, me parece importante hablar sobre teatro, para deslindarlo de los prejuicios y darle la importancia que durante años ha tenido en nuestra sociedad. El fenómeno teatral es una una válvula de escape que confronta al espectador y lo obliga a concientizar y accionar. Obligar a accionar no es fácil; pocos son quienes toman en serio esta profesión y más allá de la farándula realizan un ejercicio para dignificar la presencia del hecho teatral en una sociedad que parece indiferente a su entorno. Haciendo una revisión a ejercicios de investigación teatral de hace algunos años a la fecha, recuperé una entrevista que tuve la fortuna de hacerle al maestro Aarón Hernández Farfán sobre la importancia social del teatro en la actualidad. Aarón Hernández Farfán es Licenciado en Historia por la UNAM, pero su pasión por el teatro lo llevó a realizar la carrera de actuación en el Centro de Estudios Teatrales en el Distrito Federal, así como cursos con reconocidos creadores de la escena nacional e internacional como Luis de Tavira en Casa del Teatro y con Peter Schumann. Su proceso creativo no sólo se ha dado en la actuación, también ha formado parte de proyectos teatrales y cinematográficos, desde la asistencia de dirección, gestión y dirección de los mismos. En sus montajes encontramos riesgo, exploración y experimentación del lenguaje escénico. A propósito de Alicia, de la dramaturga Bárbara Colio; Pedazos del apocalipsis, del dramaturgo Martín López Brie; y el entrañable montaje Last Mar, escrito y actuado por el tijuanense Carlos Valencia, son algunas propuestas que han ubicado como una figura importante en la escena nacional a Aarón Hernández Farfán. IG: ¿Qué es lo que hace que el fenómeno teatral se convierta en arte? AHF: El poder participar de un acto contemplativo no pasivo, sino absolutamente
Teatro
“La representación que contempla de sí mismo, a la par de los otros espectadores, unifica, genera un acto de comunión y al revelar lo que nos es común, se fortalece la consciencia colectiva, y con ello, la concepción de una ciudadanía y una sociedad vinculada entre sus miembros”. Aarón Hernández Farfán
Foto: Archivo personal de Aarón Hernández Farfán.
activo, donde se atestigua la representación de todo aquello que no puede sernos ajeno (lo humano, lo invisible hecho visible), así como la conjunción de los elementos que se agrupan dentro de una representación teatral lo definen como un arte sin lugar a dudas. ¿En qué otro terreno, por ejemplo, podemos comprender la complejidad artística, humana y espiritual resguardada en tres letras: S E R? Ya lo dice la reconocidísima frase shakespereana: “¿Ser o no ser?” Esa pregunta fue escrita para ser representada en el teatro, desde mi punto de vista, el arte por excelencia. IG: ¿Cómo valorar una obra de teatro? AHF: Creo que la forma más clara de dar respuesta a esta pregunta radica en la enorme sabiduría que comparte Peter Brook en su libro clásico El espacio vacío. En él están todas las claves para efectivamente valorar el hecho teatral desde sus vertientes mortal, sagrada, tosca e inmediata con sus múltiples matices. Quien lea este libro podrá, en efecto, valorar (y no en términos económicos, sino en términos humanos) podrá valorar, repito, el teatro. IG: ¿El teatro tiene alguna función social? AHF: Ésta es quizás la pregunta que encuentro más difícil de responder, pues para ello también debe cuestionarse qué tipo de sociedad es la que sirve de referencia.
Así como se recurre al dicho “la ciudadanía tiene al gobernante que se merece”, se puede agregar, que la ciudadanía tiene el teatro que se merece, pero no resulta una respuesta del todo satisfactoria. Últimamente he pensado mucho en la función del teatro. Es difícil precisarla porque prácticamente podría asegurarte que hay teatro incluso antes de la existencia de la sociedad, pero en efecto, el teatro se ha ido transformando al paso del tiempo y sí, cumple una función. No es posible aquí retomar a toda una serie de importantes autores pero, creo que en principio el teatro permite precisamente la toma de consciencia sobre el corpus social. Rompe el principio de lo individual (que por ejemplo Nietzsche retoma en El nacimiento de la tragedia) y permite la vinculación social del individuo que se abandona de sí mismo para adentrarse en la ficción. La representación que contempla de sí mismo, a la par de los otros espectadores, unifica, genera un acto de comunión (no olvidemos que los ritos son en gran medida la base de la que nace el teatro), y al revelar lo que nos es común (es decir, lo humano y lo divino conjugados en la ficción), se fortalece la consciencia colectiva, y con ello, la concepción de una ciudadanía y una sociedad vinculada entre sus miembros. Sostengo como teoría que la ciudadanía griega, asistente frecuente al teatro, tenía
perfectamente bien asimilado este proceso, y que de hecho un ciudadano que se preciara de serlo debía acudir al teatro para fortalecer su ciudadanía. Es imposible comprobar esta tesis, pero me parece que otros ejemplos la refuerzan: es el caso de la ciudadanía inglesa (asidua asistente al teatro y orgullosa de su tradición teatral) alemana o la francesa; en América Latina el ejemplo más claro lo constituye la ciudadanía argentina, hay una unificación ciudadana que se expresa en las salas teatrales, repletas de asistentes. Queda entonces la pregunta ¿qué función puede tener el teatro en la sociedad mexicana? Desde mi particular punto de vista, la de conformarla de hecho, estructurarla con una base sólida, romper el principio de aislarnos como individuos, para crear el cuerpo colectivo que finalmente nos permita acceder al derecho del ejercicio de nuestra ciudadanía, asumiendo con ello las responsabilidades y obligaciones que conlleva, lo que a la larga, haría de la mexicana una sociedad más coherente, unida, fuerte y activa. No perdamos de vista que la raíz etimológica de la palabra “drama” significa acción. Un espectador que no asiste al teatro claramente no comprenderá los alcances de su accionar en colectivo e individualmente. * Director de La Ciénega Teatro. Estudiante de la Licenciatura en Artes de la UAZ.
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LA GUALDRA NO. 204 / 29 de JUNIO DE 2015
Pelos Por Pilar Alba
Río de Palabras
Para Uriel Martínez Hay pelos por todas partes. En los sillones, en las almohadas, en los asientos de las sillas del comedor, en las mesas de centro. Son miles de pelos. Entre la ropa sucia, entre la ropa limpia, en el cajón de los zapatos. Hay pelos entre los libros, entre las hojas de los cuadernos, confundidos con la tinta de las plumas. Otros pelos se encuentran esparcidos en los muros del patio de servicio, a veces el viento los lleva a otras casas pero luego los regresa. En la cocina también hay pelos, ya lo dije, los hay por todas partes; en la estufa, quemándose con el fuego del piloto, despidiendo un olor hiriente, desagradable. Entre los platos
y las cazuelas, en el cajón de las cucharas. Entre los trapos para limpiar la mesa. En el fregadero. Hasta en el refri, en la mantequilla, diluidos en los botes de la leche. Hay pelos muchos, sí, ya lo dije. El problema es que no sé de dónde vienen, el problema es que no sé qué hacer con ellos. Me compré una aspiradora, cupieron en ella algunos millones de pelos, pero no fue suficiente, hay rincones a los que no llega el mango, que no pueden ser aspirados. La escoba no los barre, los esparce y no hay en la casa suficientes bolsas para meterlos. Me recuesto sobre ellos con resignación, también hay pelos en mi cuerpo… ahora lo entiendo, es de ahí de donde han estado saliendo.
Vuelas Por Alberto Huerta Miro que vuelas. Veo que tu cuerpo se eleva y vuela. Sí, estás volando. Como paloma, como un papalote, como globo. Como cuando se fragmenta un diente de león, y cada fragmento vuela y forma una nube. Como colibrí. Cierro los ojos. Veo puntos de colores, luminiscencias, multicromáticas. Así es donde surge el miedo. Vuelas y yo no me lo puedo explicar. Te escapas de mis brazos. ¿Cómo explicar que el cuerpo pierde peso y vuela? Se eleva. Sube. Asciende como
un globo. Ya no está aquí, entre mis brazos. Porque nos estábamos abrazando. Hacíamos el amor… Tu cuerpo se va. Ya no está aquí, enredada en las sábanas. Desnuda. Ingrávida, con los cabellos revueltos y una sonrisa plena y amplia. Giras. Das giros en el aire. Te quedas suspendida. Eres una pieza de cohetería. Estallas y tu cuerpo fragmentado en mil colores, mil luces, porque en un momento eres luz. Y nada más. Y yo, embobado, te estoy mirando.
Carmen I Por Edgar Khonde Es uno de esos días que no me decido entre abrir la siguiente botella de ron o ponerme a leer otro libro; podría intentar hacer ambas cosas, pero sé que no lo lograría, tengo que decantarme por una. Soy incapaz de hacer dos cosas simultáneas. Soy incapaz de pensar en dos posibilidades al mismo tiempo. Ni modo, soy unidireccional, unívoco. En ésas estoy, voy a tirar los dados o echarme un volado, cuando suena el timbre, escucho por el interfono su voz, es ella, es Carmen. Carmen la de la escritura, la de las cartas, la de las palabras y la que hace libros, esa Carmen. La que en latín significa poesía. Esa Carmen habla por el interfono, contestó, le digo que pase. Abro la puerta y la veo, veo a Carmen. (Cada que la veo, pienso en su cuerpo, en el calor y la humedad de su cuerpo, en su piel, en sus rincones, sus aromas, en su boca, su coño, sus muslos, pienso en todo lo que la compone, a Carmen, en lo que le da significado, en su nombre.)
Pasa y se sienta en el sillón. Le digo que deberíamos emborracharnos hasta perder los calzones. Entonces se pone de pie, se alza a medio muslo la falda y se saca las bragas. Luego se vuelve a sentar y me las arroja casi en la cabeza. Nos quedamos cerca de dos minutos en silencio, esperando algo. Me levanto al minibar y saco una botella de Bacardí. Luego reviso la nevera, no tengo coca. Le digo que necesito una coca cola. Me observa desde el sillón: tomo las llaves, abro la puerta, le digo que vuelvo en un minuto. Bajo las escaleras del edificio. Me dirijo al Oxxo, pero no, sigo sobre Revolución, a la Flor de Valencia. No sé por qué tiene la manía de echarme a perder las cosas. Apenas entro a la cantina y le digo al barténder que me sirva tequila y dos cervezas, todo junto revuelto en una cubeta. Estoy dispuesto a emborracharme hasta perder la cabeza, como siempre, como todos los días.
Derrota: Ficciones de un escribidor Por Ivi May Dzib* Con mirada de niño un hombre vomita los últimos dioses que de no haber sido por él hubieran muerto en el desierto y siente el vacío y la finitud de la carne y la amargura como un largo suplicio que sólo el vicio hubiera podido apagar Con mirada de hiena una mujer escupe en la acera su desprecio por los parias y los arrincona a punta de legislación no se arrepiente de los hubiera en los ojos de los niños ateos que la contemplan como si fuera un monstruo de mil cabezas y ninguna bonanza Con mirada iracunda un anciano se sienta en la banca de un parque a robar comida a las palomas que se atrincheran y presentan batalla porque saben que comer es difícil y hay que defenderse a punta de picos y espada Con la mirada finita hacia el infinito una pareja de enamorados está a punto de matarse se miran con tanto amor que no se sabe quién será el primero en atacar por la espalda.
Amanecer. Óleo sobre tela. 1911. Max Pechstein, su autor, falleció un día como hoy, 29 de junio, pero de 1955. Así recordamos a este artista alemán en La Gualdra.
*ivimayd@hotmail.com