SUPLEMENTO CULTURAL
No. 29 - 19 DE DICIEMBRE DE 2011 - AÑO 1
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Manuel Felguérez (1928), mexicano. La tecnología deshumanizada victima del hombre, 1969. Óleo / tela. 517x495 cm. Colección INBA - Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez.
Las vacaciones de fin de año llegaron y con estas fechas llega también el momento de planear qué haremos estos días de descanso. Le propongo algunas cosas, entre otras, que lea. Para empezar espero que disfrute el contenido de esta Gualdra; en esta ocasión la sección Río de Palabras aumentó su extensión para incluir a cuatro talentosos jóvenes zacatecanos. Gabriel Luévano, oriundo de Fresnillo, estudiante de letras en la UAZ, quien durante estos meses ha participado con una serie de ensayos literarios, ahora nos sorprende con dos poemas de su autoría. J. Manuel Trujillo, zacatecano, estudiante de letras en la misma institución, nos regala cinco minificciones. Mención especial merece Oscar Édgar López, quien participa por segunda ocasión en este suplemento con tres poemas de su libro inédito Pretendida liviandad de los paseantes y a quien no tengo el gusto de conocer personalmente; un día me mandó un correo electrónico contándome que era un profesionista que necesitaba trabajo, que era egresado de la UAZ, que era pintor y además, escribía; me mandó su poemario y un libro de cuentos –inéditos ambos- y una nota en la que me contaba que la crisis por no tener trabajo había llegado a tal punto, que su gato lo había empezado a mirar con miedo. ¿Por qué le cuento esto? Porque me parece indignante que jóvenes preparados, con tanto talento, que SÍ LEEN, se preparan académicamente y que luchan todos los días por hacer de este mundo un lugar mejor, no tengan trabajo, por lo tanto no tienen aguinaldo y mucho menos vacaciones. Lea usted la sección de Río de Palabras de este número y dígame por favor que coincide conmigo: es una tremenda injusticia lo que pasa con los jóvenes creadores en nuestro país. En páginas centrales, encontrará un cuento de otro talentoso zacatecano egresado de la UAZ,
quien radica ahora en Mexicali y es autor de dos libros: Joel Flores. A propósito de libros, Ester Cárdenas nos hace una muy buena recomendación: esta Navidad, si su presupuesto le permite hacer regalos, obsequie un libro; ella nos da una lista de títulos que seguramente serán de su interés y que puede comprar en cualquier librería –aunque de preferencia hágalo en Andre.a, porque ahí lo atenderá ella, colaboradora asidua de este suplemento, y seguramente le hará un descuento-. Eduardo Campech Miranda le manda una carta a Silvia Garza Benavides, quien recientemente presentó su libro en esta ciudad; y Mariana Terán nos da una muy buena noticia sobre otro joven zacatecano quien recientemente obtuvo un premio por su trabajo editorial: Juan José Romero, a quien le mandamos también un abrazo de parte de todo el equipo gualdreño. Para todos aquellos lectores que no saldrán de la ciudad, va la segunda recomendación: visite las exposiciones que recientemente se han inaugurado. En el ex templo de San Agustín se encuentra Retrofutura, del pintor Rafael Coronel, una exposición magnífica, excelentemente bien curada y museografiada, cuya sala negra es un deleite para los ojos y el espíritu. En la Galería-Bar El Estudio, ubicado frente al Museo Pedro Coronel, podrá apreciar usted la más reciente producción gráfica de Alberto Ordaz –director del taller litográfico Veta Gráfica-. Y en el edificio MUNO –en la calle Genaro Codina- se encuentra arte/cómic (moneros que pintan, cruces entre la alta y la baja cultura, una colectiva de arte cómic curada por bef), exposición realizada con el apoyo del FONCA a través del programa de coinversiones culturales gracias a la impecable labor profesional de Eric Nava y Plinio Ávila –a quien le
mandamos un abrazo por su cumpleaños celebrado el pasado día 17-. Y ya que estamos en Navidad, mi tercera recomendación es que si ha de regalar algo, además de un libro, le sugiero que regale una obra de arte. En Zacatecas existen muchos talleres independientes, a los que puede usted apoyar, comprando alguna de las obras -de diferentes artistas zacatecanos- que ahí se producen: La Sala Galerías y Taller Enrique Guzmán, La Veta Gráfica, Taller El Topo, Taller Rayón 5.5.4,
Taller La Segunda Escalera, El Estudio, Taller de Emilio Carrasco en la Casa Municipal de Cultura, MUNO, Esculturaes, etc. O bien, contacte directamente a los artistas zacatecanos de su preferencia. Mándenos un correo electrónico si acaso no sabe dónde se encuentran ubicados los talleres o si desea contactar a algún pintor en especial. ¡Felices fiestas! Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Gabriel Luévano Gurrola J. Manuel Trujillo Oscar Édgar López
Laureles 22 por Joel Flores
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Castillo de sal si puedes por Ester Cárdenas
Juan José Romero, editor por Mariana Terán Carta abierta a Silvia Garza Benavides por Eduardo Campech Miranda
Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
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Jánea Estrada Lazarín / Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Trinidad / Diseño
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibída la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
7 8 Juan Carlos Villegas / Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
Por Gabriel Luévano
19 DE diciembre DE 2011
Rencor tranquilo
Por J. Manuel Trujillo Mala compañía Si te hubiera conocido antes creo que jamás hubiera llegado a este punto. Eres lo que la gente suele llamar destructivo o maligno, pero así te acepto –creo–, no me molesta que cada día quieras matar mis intentos de despertar, y mucho menos que entre tus uñas se desgarre la carne que jamás tendrás, porque estas heridas, en verdad puedo jurarlo, son producto de mi imaginación.
Un sueño en la memoria En la región más cercana a ese valle fue donde te encontré, eras de forma irregular y menuda, destilabas aún el aroma que me atrajo desde tantos kilómetros. Recuerdo que me abrazaste y te tomé entre mis manos, hasta entonces perdí toda noción de mí, quizá fue un espejismo, pero conservo todavía tu esencia en la mirada.
Metamorfosis Hoy saqué de mi cabeza esa idea del ser, comencé a sentir y correr tras lo que deseaba, pero había olvidado que con ello perdería mi identidad. Ahora el signo del capricornio dirige mis acciones y me arrepiento al ver las huellas hechas por las dos pezuñas en la tierra.
Deseo post mortem Yo sí puedo desear tu cabello, tu piel, tus manos y tus ojos, porque nunca los he tenido, ni siquiera esa noche. Tú eras fría, las manos me helaban con el roce y los cabellos, navajas de obsidiana, por lo menos brillaban más que las niñas ocultas tras los párpados. Por eso me eres ajena y maldigo a quien lo ha dispuesto así.
Permanencia indefinida Alguna vez encontré en mi bolsa esa última moneda con la que compraría el boleto hacia mi país. Aquí es mucho más barato viajar; de cada cinco personas, tres han salido de su casa y llegado a la primera esquina con un centavo. La moneda que tengo sólo vale la mínima parte de una fracción equivalente al tiempo que llevo en este lugar o, por lo menos, es lo que me ha dicho el hombre que está plasmado en ella...
Por Oscar Édgar López Pretendida liviandad de los paseantes
Estoy cansado y mi alma no tiene prisa el aire me trae consigo callados relámpagos de voces en mi ventana, enarcado, yago en medio de un punto sin respiro. Estoy cansado y sin embargo no puedo dormir en la misma cama en la que tú y el silencio eran un mismo golpe raído. Creo que me cambiaré de casa tal vez hoy, tal vez mañana pero eso sí, me llevaré el cansancio a cuestas para que no tengas una lápida donde poner tu nombre y yo tendré entonces mil algarabías que vestir para demolerme a carcajadas ya sin cuerpo verdadero o dolencia segura. Me llevaré las golondrinas de acero que nos miraban a tientas los retratos de generales de plástico sonriente las paredes de silencio que construí para encerrarte dentro muy dentro para que tuvieras que beberte todas las palabras que nunca me dijiste, en mi boca, porque eso fuiste siempre: una boca para el silencio. Sí, eso haré, virgen insufrible te dejaré libre de mi cansancio y entonces correrás alegre y habrás perdido, porque en los senderos que te desvivan los pasos no hallarás camino que te plazca como el que tuviste a mi lado, cuando llegabas a desentender el ocio uniendo mis pedazos como una estudiante de geometría, porque tendrás todo y no tendrás nada, me llevaré los gritos, las manos, las caricias todo eso, hoy o mañana sin prisa.
Recuento de ser hombre Necesito un corazón acongojado para juntarlo al mío. abrir un zaguán en la mirada del atardecer para cantar a las mariposas mi tristeza. Necesito dormir bajo la tierra una noche y renacer en los ojos del abedul para ser el relámpago de arena que sueñan los ciegos la campana en que la muerte nos observa necesito un corazón acongojado para llorarle la distancia de la ausencia. Campo a medio día Debajo de tu sitio la llanura en fuego perpetuo como un nido, espesura, de gorriones hervidos, en su propia sangre.
A mi esposa e hija: a mis Cleones....
IV Llanto dulce, urdimbre involuntaria, hechizo de la especie, di con sus lágrimas riego de invierno, ¿sólo cosas, no hay pues encantamiento? Volvió a llorar llegó el silencio. V En combates negados dimos gloria a luchas con defensas vencidas, hay que aclarar que nadie corregir quiere el embuste de quien nos enfrenta; date un chance para agarrar el viaje, no me digas que estas tranzas son todo lo que tienes, apostarle a tu veneno en corto me niego, ya le caigo, que esté chida la raza.
VI De todos los vecinos prefiero al poste de luz de la esquina, firme y simple en su misión, efectivo como ningún funcionario, respetable como ningún policía, ahuyenta con bocanada de luz amarilla a ladrones y pervertidos, a las víctimas de la historia, es decir a los románticos del romance enlatado. Orgulloso y alto, no todos sus parientes son tan sanos, algunos han perdido el ojo por el tino de una piedra lanzada a propósito, palacio de aves, vigilante eléctrico, meadero de canes, mecedora de vagos, lienzo de grafómanos, vocero de luchadores, fantasma de amor para los coches, amuleto de la desconfianza, bestia de cables, corruptor del paisaje, sin tu luz no hay sombra que maldiga.
AGENDA
LA GUALDRA NO. 29
Laureles Por Joel Flores*
Para el doctor Cervantes, que lo llevamos en el corazón Fueron varias las veces que buscamos entrar a la calle Laureles 22, pero por más que lo intentábamos, jamás podíamos. Por aquel entonces queríamos mudarnos de casa y una amiga de Flor nos había recomendado vivir allí. Es una zona agradable, nos decía, les va a encantar el área verde y la disponibilidad de los vecinos. Pero no conseguíamos acceder a la calle ya fuera porque obras públicas rehabilitaba la zona, protección civil hacía simulacros de sismo y acordonaba la entrada o porque Antorcha Campesina tomaba el bulevar y no daba el paso a nadie. Durante esas fechas vivíamos en Ex ejido Coahuila, cerca de la UABC y Plaza Centenario. Teníamos menos de tres meses en la ciudad y buscábamos cambiarnos de casa porque sufríamos con las tuberías. Cada que llovía, la coladera de la entrada se atascaba y el agua del pasillo se colaba al departamento. Una rata entró al cuarto de lavado por el desagüe, se hospedó sin nuestro consentimiento en el departamento y nos traía vueltos locos. Por más que poníamos trampas y veneno para ahuyentarla, nos superaba en inteligencia y velocidad. Pero lo de las tuberías y la rata en realidad eran meros pretextos que usábamos para enmascarar la verdadera razón de por qué queríamos mudarnos. También por aquel entonces estaba muy reciente la muerte del papá de Flor e intentábamos no caer en la tristeza. Creíamos que mudarnos podría motivarnos a retomar nuestros proyectos. Nos habíamos venido a Mexicali para estar más cerca de la familia de mi esposa. Su padre había enfermado de cáncer y su madre no tenía quien la apoyara. Cuando llegamos a la ciudad, nos motivaba la idea de trabajar muy duro, ganar dinero y encontrar las maneras para que mi suegro sanara. Si la medicina y cuidados que proveen los hospitales del Estado no ayudaban, recurriríamos a los que están pasando la frontera o al
traslado a Cuba, país avanzado en oncología. Las posibilidades las tendremos, decía mi esposa. Los primeros días estaba muy entusiasmada. No bajaba la guardia porque estábamos más cerca de su familia. El haber viajado más de 20 horas en carretera para llegar acá se había convertido en la esperanza de que su padre libraría el cáncer y yo podría conocerlo. Estoy Segura que se van a caer muy bien, tienen muchas cosas en común. Verás que conocerá a nuestros hijos. Es tan cariñoso, agregaba. Las veces que llegamos a visitar a sus padres, yo solía pasarlas en la sala. Mi suegro no podía levantarse de la cama porque había recibido quimioterapia y los cuartos aledaños los usaban como bodega de los cilindros de oxígeno, de armarios montables que guardaban los medicamentos y de cuarto de huéspedes para los doctores y enfermeras que lo atendían. Así que sólo pudimos conocernos a distancia, es decir, mientras él estaba en cama, Flor y yo subíamos a su cuarto y desde el marco de la puerta intercambiábamos algunas palabras. El primer día que estuve allí nos presentó mi esposa, Papá, él es Joel, el hombre con quien voy a casarme. Yo me mostraba algo temeroso de que no aprobara la decisión por mi aspecto, mi edad o los estudios que había cursado, pero se puso contento y me dijo bienvenido a la familia Cervantes. Recuerdo que mi suegro comenzó a hablarme con su voz fatigada de tanto luchar contra el cáncer sobre cómo era Flor de niña, lo tanto que la amaba, los cachorros que llegó a tener y tiene. Me contó cuando su hija decidió involucrarse en la política y cuando decidió también irse a vivir a Los Ángeles a estudiar actuación y otras tantas cosas. Recuerdo también que me habló de él, cuando recién llegó solo a Tijuana y sin nada, más que el certificado de médico anestesiólogo y muchas ganas de traerse consigo a su familia, ganar dinero, comprar una casa, echar raíces y dar a sus hijos
Grant Wood, Un país desnunado
lo que jamás tuvo de niño y adolescente. Con el primer pago fuerte que gané, compré a mis hijos una computadora para que se familiarizaran con algo que cambiaría el futuro de cómo pensamos. Y así fue, mi esposa es comunicóloga, está dentro del cuarto de guerra de gobierno del estado de Baja California y es estratega en medios alternativos. Después de esa primera visita, hicimos otras más. Recuerdo que cruzamos constantemente La Rumorosa, una autopista cubierta de cerros y mucho aire, y que en invierno se puebla de nieve y neblina. Yo dormía en el sillón junto a Flor cada que la enfermedad de mi suegro nos lo permitía. Porque todas las noches se ponía mal y había que atenderlo. Uno de esos fines de semana pensamos que por fin se iba a recuperar. Antes de que desayunáramos, bajó a la cocina y nos dijo tengo ham-
bre, quiero desayunar con ustedes. Mi esposa se aguantó el llanto y le respondió claro que sí, papito, ¿dónde te quieres sentar? Ven, en esta silla, junto a mi mamá. Y mi suegro tomó asiento y desayunó con nosotros lo poco que pudo comerse del caldo. Se veía agotado, pero sonreía. Esa mañana sentí que algo estaba por irse, algo que iba a dolerle a mi esposa y a su familia, y con ello a mí. Desde que Flor y yo nos conocimos, una especie de conexión emocional nos unió. Soy torpe definiendo esto, pero cada que algo malo me pasaba en el diario que trabajaba en Zacatecas o a ella en el canal de televisión que conducía, nos dábamos cuenta sin estar juntos. Su tristeza era mi tristeza. Su felicidad era mi felicidad. Mi suegro contó un par de chistes después de comer: cuando estás enfermo de cáncer, la comida te sabe a papel, a periódico. Ya me comí toda la sección deportiva, nos hizo reír.
19 DE diciembre DE 2011
Regresamos a Mexicali y Flor se notaba más serena. Al principio creí que resignada porque se había prefigurado el futuro. Pero después descubrí que no. Estoy segura que mi papá va a sanar. Si Steve Jobs la libró. ¿Por qué mi padre no?, me preguntó sin pensar que al mes siguiente fallecería el fundador de Apple. Al cabo de dos días, sin embargo, llegué por ella a su trabajo y estaba angustiada. Su madre le había llamado para decirle tu papá está muy mal, se complicó toda la noche y ahorita están en la casa los médicos hablando de su salud. No te vengas, hija, yo puedo con esto. Pero decidimos irnos ese mismo momento a Tijuana y cuando
llegamos descubrimos que mi suegro estaría pocos días con nosotros. Los médicos hablaron con ella. Le enseñaron las tomografías, cuánto había avanzado el cáncer y sugirieron que era mejor que su padre se quedara en casa, ni pensar en hospital. Toda la noche mi mujer y su madre la pasaron en el cuarto, ayudándole al médico a checar el ritmo cardiaco y la respiración de mi suegro, y a revisar si no se habían vaciado los tanques de oxígeno. A veces subían y bajaban o me pedían que fuera a la farmacia a comprar tal medicamento. Otras veces Flor tenía que cruzar la frontera para surtir recetas médicas que no se podían surtir en Tijuana. Fue una noche de actuar mucho y pensar poco.
Al final, los doctores se fueron yendo de casa, uno por uno, como si las cosas se fueran a componer. Mi suegro ya no hablaba, sólo nos miraba cuando quería que lo cambiáramos de posición en la cama o cuando la mascarilla que le ayudaba a respirar le incomodaba. Flor y su mamá no perdían esperanza. Creían que en cualquier momento se quitaría ese plástico, nos miraría a todos y nos haría reír con uno de esos chistes que le gustaba contar. Pero por la madrugada las cosas no volvieron a ser como antes, y en lugar de dormir, recién entró el nuevo día, fuimos a comprar flores, a la funeraria y a la iglesia. Los días siguientes estuvieron marcados por una tristeza terrible. Mi esposa pidió permiso de faltar al trabajo y la pasaba en cama, no quería comer ni tampoco salir a pasear. Por las noches lloraba y me decía que sentía a su padre muy lejos, como si ya no lo fuera a ver jamás. Y mis palabras, más que ayudar, se convirtieron en insulsas: un cúmulo de sonidos sin significado, que no lograban siquiera hacerla ver que no todo estaba perdido. Y era lógico: si habíamos venido a Mexicali a ayudar a liberar a mi suegro del cáncer, ahora que todo se había derrumbado era como si nos hubieran movido el piso. Ya no teníamos sueños que cumplir. Cierta mañana Flor se despertó como si hubiera tenido una premonición y me pidió: mudémonos de casa. Después decidimos hacer hasta lo imposible para entrar a Laureles 22 ese mismo día. Avisamos a nuestros jefes que llegaríamos a trabajar más tarde, cancelamos todos los compromisos que teníamos y preferimos dejar el carro para no tener problemas con hallar estacionamiento. Salimos frente a la UABC, caminamos el bulevar Justo Sierra hasta el Hotel Luserna y Plaza Fimbres. Doblamos en Jardines del Valle y seguimos. Al entrar por fin a la calle Laureles 22, percibí que sí, tal y como decía la amiga de mi esposa, la zona era acogedora y agradable. Me hizo sentir algo que tenía años sin sentir y pensé que no volvería a sentir jamás: el olor a plantas frescas que habitaba el patio de mi abuela, los niños jugando afuera de una casa como jugaba yo, tranquilidad como si las cosas que habitan el mundo no pudieran moverse nunca. En la esquina de una casa, Flor me detuvo y me dijo ésa es mi
abuelita. Y yo no supe qué contestarle. Sólo fijé mi vista a una señora de vestido azul que regaba el jardín de su casa y escuché que gritó ey, por fin llegaron, pensé que no iban a venir a comer. Ya ven que siempre me dicen que tienen mucho trabajo. Mi esposa me miró como si sus ojos buscarán la respuesta a lo que estaba pasando. Y de pronto nos sorprendió el claxon de un carro que pedía que nos quitáramos de en medio de la calle. El conductor era el amigo que tenía más de un año desaparecido y su familia pensaba que se había ido de la ciudad porque le debía dinero al crimen organizado. Sin saber qué decirle, me saludó y se disculpó por no haber podido ir a nuestro matrimonio por el civil. Dejé de sentir la mano de mi esposa y la descubrí abrazando a su abuela y que le decía te extraño tanto, no sabes cuánto me haces falta. Su abuela le contestó yo también te extraño, mi niña. Lo bueno que ya llegaron. Atónito, busqué volver en mí porque lo que estaba sucediendo no debía de estar sucediendo. Es decir, no tenía ninguna respuesta que respondiera a la situación en la que nos encontrábamos. Y por más que me obligué a resolver las cosas, las cosas seguían estando en su sitio. ¿Por qué no pasan a la casa?, nos preguntó la abuela de mi esposa. Y miré que en la cochera estaba estacionado el Máxima color negro de mi suegro y que en el umbral estaba la mecedora de mimbre en la que se sentaba antes de enfermar de cáncer y encontré también en la cochera a Jazz y a Beethoven dormidos junto a mi Naomi, cachorros que fueron quedándose en el camino como se quedan los bonitos recuerdos quebrados por los decesos. Flor cogió a su abuela del brazo, caminaron a la puerta y cuando las vi desaparecer en la sombra del interior de la casa, entendí que allí encontraría la paz que tanto estaba buscando, la persona que ella deseaba ver para abrazar y decirle las cosas que siempre deseó decirle pero por una u otra razón no pudo hacerlo. Y creí que yo tenía que buscar a los míos, aquellos amigos que se fueron antes de tiempo y aquellos familiares que se fueron sin despedirse, alguien que quizá me estaba esperando en alguna casa aledaña, alguien que quizá buscaba un abrazo mío o un beso. Observé el final y el inicio de la Calle Laureles 22. Y en lugar de dirigirme a cualquier sitio, me senté en la banqueta a esperar a que Flor deseara volver a nuestra casa.
* Nació en Zacatecas, México, en 1984. Estudió la licenciatura en Letras en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Ha escrito dos libros, El amor nos dio cocodrilos (cuento) y Plaza de Armas (relato). Sus artículos, ensayos y cuentos se han publicado en distintos medios electrónicos e impresos de Brasil, España, Nicaragua y México. Ha sido becario del FECAZ en las emisiones 2004-2005 y 2009-2010; del FONCA, Jóvenes Creadores, en el 2006-2007, y residió del 2008 al 2009 en la Fundación Antonio Gala, en Córdoba, España. Actualmente trabaja como redactor y editor en CETYS Universidad de Mexicali; asimismo, escribe habitualmente en la sección “El trabajo de los días” del blog literario elnocturnodiurno.com, del que es editor asociado.
LA GUALDRA NO. 29
LUNES 19 Pastorela: Los Pastores Los Cosmicómicos, Dir. Sergio Salinas Foro Monumental de la FENAZA (Megavelaria) 16:00 horas Posada 17:00 horas Foro Monumental de la FENAZA (Megavelaria) Narración Oral Cuentos de navidad y otros relatos de frío Enrique Argumedo, Perú & María Eugenia Márquez, Zacatecas Un sueño de navidad… Una navidad de sueño Grupo Pasos Libres Dir. Susana Alemán Pista de Hielo, Plaza de Armas, 19:00 horas MARTES 20 Programa Especial La Navidad de Tatiana Pista de Hielo, Plaza de Armas, 19:00 horas
MIÉRCOLES 21 Concierto Navideño Emilia López Yáñez, Soprano Jorge López Yáñez, Tenor Compañía de Ópera de Zacatecas Dir. José Manuel Delgadillo Coord. Gral. Patricia Ahumada Pista de Hielo, Plaza de Armas, 19:00 horas Orquesta Sinfónica Juvenil de la U.A.Z. Dir. Cristina Pestana Templo de Santo Domingo, 20:00 horas JUEVES 22 Coro del Estado de Zacatecas & Orquesta Barroca Dir. Arturo García Cuellar Pista de Hielo, Plaza de Armas, 19:00 horas Orquesta de Cámara “Jóvenes Solistas de México” Dir. David Hernández Alonso Templo de Santo Domingo, 20:00 horas VIERNES 23 Villancicos Saxofones Proposición 4 Dir. Ernesto Treto Pista de Hielo, Plaza de Armas, 19:00 horas
LUNES 26 Villancicos Acústica, Dir. Omar Márquez Pista de Hielo, Plaza de Armas, 19:00 horas MARTES 27 Villancicos Ernesto Ruiz Pista de Hielo, Plaza de Armas, 19:00 horas MIÉRCOLES 28 Villancicos Acústica, Dir. Omar Márquez Pista de Hielo, Plaza de Armas, 19:00 horas JUEVES 29 Villancicos Saxofones Proposición 4 Dir. Ernesto Treto Pista de Hielo, Plaza de Armas, 19:00 horas VIERNES 30 Pastorela: Los Pastores Los Cosmicómicos, Dir. Sergio Salinas Pista de Hielo, Plaza de Armas, 19:00 horas
Proyecto de Programación Artística en Municipios JALPA
FRESNILLO
CHALCHIHUITES
Sábado 31 de diciembre 13:00 horas, Parroquia del Señor de Jalpa Ensamble Aramara Dir. Alfonso Naranjo
Lunes 19 de diciembre 19:00 horas, Pista de Hielo Programa Especial La Navidad de Tatiana
Martes 20 de diciembre 18:00 horas, Jardín Principal Pastorela “Los Pastores” Grupo Los Cosmicómicos Dir. Sergio Salinas
RÍO GRANDE
SOMBRERETE
Lunes 19 de diciembre 18:00 horas, Plaza Principal Pastorela “Todos a Belén” Grupo La Ciénega Teatro Dir. Iván Guardado
Miércoles 21 de diciembre 18:00 horas, Plaza Constitución Pastorela “Los Pastores” Grupo Los Cosmicómicos Dir. Sergio Salinas
20:00 horas, Templo de Santa Elena Coro del Estado de Zacatecas & Orquesta Barroca Dir. Arturo García Cuellar
20:00 horas, Templo de Santo Domingo Coro del Estado de Zacatecas & Orquesta Barroca Dir. Arturo García Cuellar
JEREZ DE GARCÍA SALINAS Sábado 17 de diciembre Teatro Hinojosa, 20:00 horas Pastorela Más saben las diablas por diablas… que por diablos Guía Nocturna, Dir. Julia Robles Martes 20 de diciembre Teatro Hinojosa, 20:00 horas Coro del Estado de Zacatecas & Orquesta Barroca Dir. Arturo García Cuellar
ZACATECAS (Comunidad de Benito Juárez) Miércoles 21 de diciembre Teatro Hinojosa, 20:00 horas Orquesta de Cámara “Jóvenes Solistas de México” Dir. David Hernández Alonso
Martes 20 de diciembre 16:00 horas, Kiosco de la Plaza Principal Pastorela: ¿Cuál Pastorela? Torrena Danza & Teatro Dir. Gricelda Torres 17:00 horas, Kiosco de la Plaza Principal Posada
19 DE diciembre DE 2011
Por Ester Cárdenas En días pasados traté de reacomodar y sacudir los libros de mi pequeña biblioteca y hacer espacio a las nuevas adquisiciones, me encontré el maravilloso Cuarteto de Alejandría de Durell en dos diferentes ediciones, una de Sudameriacana y otra de Hérmes, aun recuerdo el sitio en que adquirí Justín, en una librería de Cristal de Torreón Coahuila, estaba entre un montón de libros de remate, casi salté de gusto cuando me lo topé, justo era una de los tantos libros que aparecían mencionados en Rayuela del siempre querido y admirado Cortázar. Así cada uno de los libros que libraba del polvo me llevaba a recordar cuándo, dónde y por qué había comprado tal o cual libro o quién me había obsequiado éste o aquél; leí con fruición algunas dedicatorias, recordé historias, rostros, olores, palabras, sentimientos y llegué a la conclusión que el mejor regalo que se puede recibir y obsequiar es un libro; mis perfumes y bufandas se han quedado en algún cajón del olvido, los libros permanecen y me permiten reconstruir mi historia y los que han formado parte de ella, por eso me tomo la libertad de invitarlos, en estas fiestas navideñas y de fin de año a obsequiar un libro y en ese tenor les sugiero y menciono algunos títulos: Laguna de Barbara Kingsolver, editado por Lumen. La autora revisa las vidas de Frida y Diego, y las circunstancias políticas de su época. A través del personaje de Harrrison Shepherd y de sus diarios, la escritora recupera los recuerdos de la casa en la que vivieron y trabajaron los artistas, un lugar por donde pasaron un sin fin de personajes. En él podemos ver la manera en que la política puede llegar a transformar el destino de cada individuo. La caída de los gigantes del autor de Los pilares de la tierra, Ken Follett, editado por Plaza & Janés, es un adictivo best seller que nos describe un gigantesco fresco de la Europa de principios del siglo veinte. En esta novela los personajes se ven envueltos en las convulsiones diplomáticas y civiles que provocan el estallido de la Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa y que les trae como consecuencia un cambio radical en su vida cotidiana. El cementerio de Praga editado por Lumen, del catedrático de semiótica que hace treinta años nos sorprendió con la siempre vigente En nombre de la rosa: Umberto Eco. La novela, presentada en forma de diario, sigue la trayectoria infame de un misántropo piamontés, Simone Simonini, que ha sido criado en el antisemitismo más visceral y que ha consagrado su vida a la falsificación de documentos de toda índole, vendiéndose siempre al mejor postor, canaliza su don para la
copia perfecta hacia el mal. Único personaje ficticio de toda la trama, por ella asoman Freud, Dumas, Ippolito Nievo, Maurice Joly… El cementerio de Praga es al folletín decimonónico lo que El nombre de la rosa a la intriga detectivesca. Solar, novela editada por Anagrama, del escritor inglés Ian McEwan, autor (entre otras) de Expiación. McEwan a través de Beard compone una farsa sobre la turbia moralidad del ser humano, el poder destructivo del deseo, de la ambición profesional y los ridículos mecanismos del autoengaño del individuo para no lidiar con sus miserias. Historia del mundo con los trozos más codiciados, de Fernando Garcés Blázquez, y editado por Ariel; en este libro su autor se olvida de la tradicional manera de contar la historia, con fechas, guerras y sucesiones de reyes y reinas, para adentrarse en los territorios menos conocidos de los productos que han marcado su tiempo: ¿Quién ha sido el hombre más rico de la historia?, ¿qué relación hay entre una empresa de neumáticos y la guía de restaurantes más selecta del mundo?, ¿es el Stradivarius la marca de violín más cara? Éstas y muchas más preguntas nos responde en este libro su autor. Libro lúdico e ilustrativo. El Álamo, novela editada por Planeta, de Paco Ignacio Taibo II, narrador, periodista historiador y fundador del género neopoliciaco en América Latina; en esta novela nos narra la historia de la batalla en el fuerte El Álamo, defendido por doscientos colonos texanos independentistas, masacrados por tropas mexicanas –encabezadas por el general Antonio López de Santa Anna- le da una vuelta de tuerca a la historia oficial; como siempre, ameno e ilustrativo. La Biblia Vaquera, libro editado por Sexto Piso, de Carlos Velázquez, originario de la comarca lagunera. Este singular volumen de relatos captura los elementos más deformes de una realidad que escapa a toda clasificación, el autor, utiliza un lenguaje personal para crear mundos situados en otra dimensión. Con una ironía inmisericorde retrata la brutal comicidad de las tragedias y los triunfos de personajes arrasados por situaciones tan absurdas como verosímiles. El nombre del viento editado por Plaza & Janés (DeBolsillo) escrito por Patrick Rothfuss. En esta novela el personaje central Kvothe es artista, músico, mago y, finalmente, héroe; un ser que busca venganza. Su historia nos es narrada por el propio Kvothe, utilizando el recurso inteligente de alternar el presente (el momento en el que narra
su leyenda) con el pasado (su historia), un pequeño ardid que muy bien administrado por el autor convierte a El nombre del viento en una excelente novela de misterio. Del género fantástico este libro es una excelente opción para las tres edades. La elegancia del erizo editado por Seix Barral, escrito por la francesa Muriel Barbery, nos narra la historia de Paloma, una niña de doce años que oculta una inteligencia extraordinaria y de Renée, la portera que lleva mucho tiempo fingiendo ser una mujer común. Ambas viven en el número siete de la calle Grenelle, un inmueble burgués de París. Juntas, Renée y Paloma descubren la belleza de las pequeñas cosas, invocan la magia de los placeres efímeros e inventan un mundo mejor. El tiempo entre costuras editado en Temas de Hoy, escrito por María Dueñas, es una novela de amor y espionaje, cuya personaja central la joven modista Sira Quiroga abandona Madrid en los meses convulsos previos al alzamiento arrastrada por el amor desbocado hacia un hombre a quien apenas conoce. Juntos se instalan en Tanger, donde todo lo impensable puede hacerse realidad. Esta novela es una aventura apasionante en la que los talleres de alta costura, el glamur de los grandes hoteles, conspiraciones políti-
cas y las oscuras misiones de los servicios secretos se funden con la lealtad y el poder irrefrenable del amor. 1Q84, de Haruki Murakami editado por Tusquets, es una novela en la que la maldad y el amor acceden por puertas opuestas a un intrincado laberinto dominado por extrañas leyes sobrenaturales. Dos jóvenes tokiotas con problemas de socialización, Aomame y Tengo, descubren ser las figuras clave a la hora de restituir el equilibrio a un mundo que se desgaja con el tenebroso apoyo de las sectas. Libro del abandono, libro de poesía editado por Era y escrito por el poeta zacatecano Javier Acosta: hoy por hoy una de las voces más interesantes de la poesía nacional, quien en 2006 ganó el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde y cuatro años después se hizo acreedor al Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2010. Invocación de Eloísa, editada por Era, del narrador, ensayista y pintor zacatecano Gonzalo Lizardo, es una novela con grandes sorpresas para el lector y como cada una de las escritas por este autor exquisita y refinada, búsquela, es una buena opción. Podría pasarme toda la tarde recomendando libros pero no es posible, el espacio tiene su límite. ¡Felices fiestas!
Juan José Romero, editor
LA GUALDRA NO. 29
Por Mariana Terán*
Pictographia Editorial, casa editora bajo la dirección de Juan José Romero Romero con sede en la ciudad de Zacatecas, obtuvo un importante reconocimiento otorgado por el Premio a! Diseño 2011. El jurado estuvo integrado por Patricia Christensen, Kenya González y Jorge Rodríguez, quienes revisaron distintas muestras editoriales: boletines, revistas, portadas de revistas, folletos, libros de arte, catálogos de arte, artículos, libros, cubiertas de libros, informes anuales, banners, carteles, ilustraciones digitales, entre otros. Pictographia Editorial fue reconocida al ser propuesta con tres trabajos: el libro Ramas artesanales del Estado de Zacatecas, y dos catálogos de arte: Obra: Antonio Pintor y Francisco Goitia, obsesión en soledad. Juan José Romero tiene en su haber la formación y diseño editorial de varias decenas de libros académicos patrocinados por distintas instituciones, entre otras por el Instituto Zacatecano de Cultura, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la
Universidad Autónoma de Zacatecas; ha elaborado excelentes catálogos y libros de arte como los citados arriba y el del pintor Ismael Guardado, Articulaciones sígnicas. Obra pública; también formó múltiples folletos de divulgación de las tradiciones artesanales del Estado de Zacatecas y de las actividades de producción artística y estética. Inmejorable el libro del festival internacional de Teatro de Calle, con la fotografía de Ernesto Moreno y Gabriela Flores. Qué puedo decir del volumen conmemorativo por los 175 años de la UAZ: Mucho más que dos, con el magnífico diseño de portada de Gonzalo Lizardo. El trabajo de Juan José Romero como editor comenzó con la revista estudiantil Finisterre, hace más de diez años, cuando era alumno de la Licenciatura en Letras. Al lado de Gabriela Omayra, Carlos Hinojosa, Juan Rocky, decidieron navegar por las aguas turbulentas y azarosas del trabajo de edición de estudiantes para estudiantes. Tuvo el compromiso de publicar varios números donde se co-
nocieron algunos ensayos de alumnos de Historia, Arqueología, Filosofía y Letras. Entonces era mi alumno del noveno semestre de Letras. Nunca imaginé su potencial en la edición. Ahora lo apreciamos como un editor de calidad en Zacatecas. De los trabajos propuestos en este importante certamen internacional Premio a! Diseño 2011, Juan José Romero fue reconocido por Francisco Goitia, obsesión en soledad. Tengo el volumen en mis manos: tonos, tipo de papel, tipografías; distribución de las imágenes, secciones y, sobre todo la fotografía de Gabriela Flores muestran que es posible llegar a la excelencia. Valdrá la pena leer el colofón y reconocer que este libro para Juan Romero, es, como lo sugiere, una constancia de su labor como editor por diez años en Zacatecas, su ciudad natal. A partir de ahí se inicia una nueva aventura, no se sabe el punto de llegada, nadie lo sabemos, pero aquilatamos todos aquellos puntos de los que partió para llegar a este mundo de Jauja.
De aquel alumno que emprendió su revista Finisterre no ha pasado mucho tiempo. La carrera profesional de Juan Romero, Juanito, para los cuates, ha sido meteórica. Cuando me enteré de semejante distinción, le envié un correo electrónico diciéndole que era mi orgullo. Él, sólo contestó, “el verdadero orgullo, está en la amistad”.
* Profesora universitaria e investigadora.
Carta abierta a Silvia Garza Benavides Por Eduardo Campech Miranda
Estimada Silvia: He leído con detenimiento y placer tu libro La promoción de la lectura. Primero tu llamada telefónica para invitarme a la presentación, y después ésta misma, generaron esa expectativa por tener, por abrir tu libro, interactuar contigo a través de tu escritura. Me congratula encontrar infinidad de coincidencias. Las primeras son las hipótesis: la lectura en la escuela sigue siendo rígida, muchas veces, incluso, es mecanismo correctivo o disciplinario. Pocas, pero poquísimas ocasiones se brinda el acto lector como un acto de libertad. La segunda hipótesis también la comparto: la mayoría de los maestros no son lectores. Y me refiero a lectores autónomos, como los que pretende formar el Programa Nacional de Lectura. Tengo varias explicaciones para ello, pero lo abordaré en otra ocasión. Ahora es tiempo y espacio para tu texto. La tercera hipótesis, referente a las bibliotecas escolares, tiene mucho de relación con la primera: la ausencia de flexibilidad. Confieso que no soy partidario de los concursos de lectura, sin
embargo, los resultados que compartes me llevan a replantearme esa estrategia para formar lectores. Durante la narración de cómo se fue diseñando el certamen, saltan datos, circunstancias y acciones que el ámbito escolar no siempre contempla: Estas dos últimas obras fueron elegidas por un gran número de estudiantes debido a tres razones: buena parte de los maestros las promovieron por conocerlas y por ser de su dominio y su gusto… (p.33).
Un error recurrente es ofrecer un listado de libros seleccionados por el mediador o por el gurú literario del mediador o por quien sea y espera que el lector se decida por uno de ellos. Si se está trabajando con personas cuya relación con la lectura es nula o casi nula, entonces no conocen de autores, géneros, escuelas, corrientes, etcétera y será para ellos poco atractivo. De tal manera que compartir la trama, comentar un poco sobre el autor, ofrecer un abanico variado de libros, donde ellos exploren libre-
GARZA Benavides, Silvia: La promoción de la lectura, México, UANL, 2010, 91. p.
mente, lean las cuartas de forros y tengan en sus manos la posibilidad de continuar o desistir en su selección, es ofrecer una invitación a la lectura más personalizada. El tercer capítulo, en el cual acertadamente se da a conocer la voz de los jurados, hay textos que no tienen desperdicio. Tal es el caso del de Armando Alanís Pulido, María Dolores Hernández Rodríguez o el de Roldán Salazar Mendiguchia, este último lleno de poesía y que a la luz de los últimos acontecimientos de cultura general, literatura, lectura de nuestros políticos me detonó una reflexión que abordaré en un futuro cercano. Finalmente, el cuarto capítulo es el testimonio escrito y palpable del trabajo realizado, de la corroboración de la teoría y el sentido común en la promoción de la lectura. Los libros espejo y los libros ventana hicieron su aparición. La red de significados de estos alumnos, agregó un hilo más que les permitirá asir la lectura de la realidad, en un viaje de ida y vuelta. Silvia, te agradezco la generosidad de darnos un poco de tu ex-
periencia, de mostrar otras vías, de no dosificar recetas, de otorgarnos la certeza de que el trabajo de promoción a la lectura da frutos y satisfacciones. Va un abrazo y un saludo afectuoso.