SUPLEMENTO CULTURAL
NO. 420 /// 17 DE FEBRERO DE 2020 /// AÑO 9
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Brenda Ríos. Foto de Zoé Ríos Ferreira.
Brenda Ríos (Acapulco, 1975). Escritora y tallerista, vive actualmente en la CDMX. Es autora de una decena de libros, entre los más recientes destacan: Raras, ensayos sobre el amor, lo femenino, la voluntad creadora (Turner, México, 2019); La sexta casa (Instituto Sinaloense de Cultura, México, 2018); y Aspiraciones de la clase media (Ediciones Liliputienses, España, 2018). Colabora en la revista Casa del Tiempo y en otros espacios literarios. Premio Estatal de Poesía María Luisa Ocampo 2018; Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2013. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte 2019.
[Una entrevista con Brenda Ríos, por Armando Salgado, en páginas centrales de esta edición]
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LA GUALDRA NO. 420 /// 17 DE FEBRERO DE 2020 /// AÑO 9
La Gualdra No. 420
Editorial La gastronomía zacatecana es deliciosa. Hablar de ella es hablar de nuestra historia y de todos los procesos culturales que se han desarrollado en nuestra región; seguramente muchos de nuestros platillos tienen coincidencias con los de otros lugares, pero la interpretación que nuestra gente ha dado a su propio concepto de “buen sabor” es inigualable. Lo afirmo como una zacatecana orgullosa de su tierra, pero también como una buena comedora; cuando digo esto me refiero a que uno también puede aprender a comer degustando y desentrañando cada uno de los detalles que conforman un buen plato de comida: el olor, la consistencia, la apariencia, la temperatura, la combinación de ingredientes, la armonía que debe tener todo lo involucrado para que al contacto con el paladar, el primer bocado nos de una idea de llegar a un buen puerto en el que los placeres detonan y generan, sobre todo, felicidad. Comer algo rico también tiene que ver con la memoria; un buen platillo tiene además de la buena voluntad del cocinero de que así sea, la manera de hacernos recordar momentos importantes en nuestra vida. Así, una sopa de arroz o fideos bien hechos nos puede hacer volver a la cocina de la abuela, aquella que visitábamos con cierta frecuencia y en la que se nos recibía con un abrazo, una sonrisa y un “siéntese a comer, m’ija, que está recién hechecita la sopa”; una comida de Cuaresma, puede regresarnos también a las comidas familiares de la infancia, en las que se probaban no uno sino hasta 7 platillos diferentes... a esas tardes en las que desde que nos presentaban los orejones de calabaza bañados en salsa de tomate, ya imaginábamos que después de todo eso llegaría la capirotada o las torrejas bañadas en miel de maguey. Comer bien, además, nos despierta el sentido de la gratitud y nos hace sentirnos afortunados por el alimento recibido; pero comer, cuando se hace con buena disposición, nos abre además las puertas para experimentar la variedad y peculiaridad de los sabores de la tierra. Hace unos meses me enteré por Miguel Iwadare, un amigo potosino a quien me une entre otras cosas el amor por la cultura y la comida, que “La ruta del sabor”, el programa conducido por Miguel Conde en Canal 11, estaba ini-
ciando una nueva temporada y que la producción tenía planeado un recorrido por esta región del país. Nos pusimos en contacto con Carlos Prieto, el productor, y de inmediato congeniamos para llevar a cabo en Zacatecas la filmación de tres programas en los que cocineros tradicionales pudieran hablar de lo que se cocina por acá; gracias al apoyo del Clúster Turístico y Cultural de Zacatecas, se hicieron las gestiones pertinentes para que en septiembre se llevaran a cabo. De tres programas planeados originalmente resultaron 4: dos de ellos grabados en la Exhacienda Las Mercedes con la participación de Adriana Fernández y Wendy Córdova -del Itacate-; el tercero en el municipio de Trancoso en el que Lalo y Lupita cocinaron pan ranchero y condoches dulces y salados; y el cuarto, grabado en la Finca Santa, en Guadalupe, con la participación del chef Miguel Quezada Barroso -y su equipo de la UNIVER-. Fue un trabajo en equipo genial y he de decir que cada día compruebo más que la colaboración decidida de todos puede generar resultados que redundan en el beneficio tanto de quienes participan y patrocinan, como también, y quizá sea lo más importante: de nuestro Estado. Y es que Zacatecas tiene mucho por ofrecer a su gente y a quienes nos visitan. Mi agradecimiento a todos quienes colaboraron en este proyecto, a Miguel Conde y al equipo de producción de Canal 11; a Miguel Iwadare; al Hotel Santa Rita y a Laura Zesati; a Vinos Tierra Adentro; a Carlos López Aranda y a Miguel Quezada de la UNIVER; a Adriana y Wendy del Itacate; a Lalo, Lupita y Mary de Trancoso; a la familia Lozano de la Exhacienda Las Mercedes; y a la familia Martínez, de Finca Santa. El próximo martes 18 de febrero se transmitirá en cadena nacional, por el Canal 11, a las 20:00 Hrs., el primero de los programas. El grabado en Guadalupe se transmitirá el 3 de marzo; el de Trancoso, el 21 de abril; y el último, también de Zacatecas, el 9 de junio -el caldo de rata aquí es el protagonista-. A ustedes, apreciados lectores, los invito a ver los programas, pero sobre todo, a divulgar y promover, que #EnZacatecasSeComeMuyBien. Que disfrute su lectura.
Contenido Primero aprendan Por Alfonso López Monreal
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Aspiraciones de la clase media y el realismo en la poesía de Brenda Ríos Por Armando Salgado
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Nona Fernández Narrar los horrores de la dictadura Por Mauricio Flores
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Las mujercitas de Greta Gerwig Por Adolfo Nuñez J. Opiniones Por Edgar Khonde Desayuno en Tiffany’s, mon ku La Berlinale 2020 [Festival de Cine de Berlín] Por Carlos Belmonte Grey
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Pregunta Por Pilar Alba
Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Directorio
Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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Primero aprendan* 6 Por Alfonso López
Monreal
Arte
A ti, contorno de la gracia humana, recta, curva, bailable geometría, delirante en la luz, caligrafía que diluye la niebla más liviana. A ti, sumisa cuanto más tirana, misteriosa de flor y astronomía, imprescindible al sueño y la poesía, urgente al curso que tu ley dimana. A ti, bella expresión de lo distinto, complejidad, araña, laberinto donde se mueve presa la figura. El infinito azul es tu palacio. Te canta el punto ardiendo en el espacio. A ti, andamio y sostén de la pintura. [Rafael Alberti]
¿Q
ué está pasando con nosotros? ¿Por qué somos presa fácil de tanta superficialidad y mentira mediática? Lo creemos todo y nadie parece ya preocupado por reconsiderar cuál es el papel del aprendizaje ni la idoneidad o utilidad de los textos teóricos. El repudio inicial de las vanguardias a la academia parece justificar por extensión el desprecio a toda la enseñanza. En años recientes he sido invitado varias veces a dar cursos en el Taller de Gráfica del Museo Felguérez, con alumnos que vienen de todas las latitudes, rincones de nuestro país y uno que otro extranjero; los cursos duran de dos a tres semanas y son, hasta cierto punto, intensivos. Mis palabras de bienvenida siempre son las mismas: Yo no vendo este curso como se venden los productos en los medios, yo no voy a decir que van a aprender inglés en dos semanas, que si se lavan el pelo con X jabón les va a salir el pelo o que van a perder siete o más kilos en diez días si se untan determinada crema, etcétera (por cierto, creo que todos estos productos, junto con los leedores del futuro que se han cansado de ganar dinero a expensas de nuestra inocencia o ignorancia, deberían de prohibirse, o cuando menos, controlarse rígidamente). Dos o tres semanas nos darán solo la oportunidad de constatar el alto grado de dificultad que se tiene para dominar una técnica o profesión; si acaso se les darán los medios y el camino correcto que hay que recorrer para enfrentar la verdadera autenticidad, y poder tener una idea de los procesos. Busco dejar claro, por encima de todo, que la falta de autocrítica lleva sistemáticamente a aceptar cualquier producción; aquella que se reconoce y vende como la única realidad posible. Desgraciadamente, muchos de nuestros artistas carecen precisamente de esa autocrítica; no creo necesario comprobarlo y menos dar nombres, pero sí creo que en mucho y en muchos se debe, además de la falta de una educación formal, a que no se conocen las más elementales reglas y conceptos del dibujo. Se les olvida que con unos medios tan elementales, como el carbón o el grafito, se han dilucidado los temas clave del arte, que el dibujo está íntimamente relacionado con la moral, la filosofía, el conocimiento científico,
/// Julio Ruelas. La Crítica. Aguafuerte. 1906
las costumbres y el lenguaje. En su tratado del dibujo, Juan José Gómez Molina nos dice cómo, a través de los trazos, podemos llegar a una formación sentimental del dibujante, a adquirir conceptos básicos en la teoría del arte, como son conocimiento y naturaleza, el concepto de la libertad, y elementos de reflexión importantísimos como son el percibir y describir. Pero no quiero que pueda pensarse que todas estas reflexiones son solo para mis colegas, no: estas son perfectamente aplicables a nuestros profesionistas, técnicos, universitarios y políticos. Estos, a su vez, carecen (muchos de ellos, la mayoría, no todos) del más básico conocimiento de nuestra lengua; solo basta comparar un texto, edicto o discurso de un diputado del siglo XIX o principios del XX con uno contemporáneo; o bien los escritos de los antiguos maestros con los de los actuales... y ya no digamos de nuestros rectores o nuestros ex presidentes.
Por increíble que pudiera parecernos, ahora que contamos con tanta tecnología, con tantos programas de corrección en nuestras computadoras, con áreas administrativas cada vez más grandes, con más especialidades, que nos dicen que nuestras escuelas cuentan cada vez con más presupuesto, instalaciones... la verdad, al menos para mí, es que nuestro discurso es cada vez más pobre y, peor, cada vez más vacío. Lo más peligroso es hacer pensar a nuestros jóvenes y niños que todo lo pueden con solo apretar un botón; que la comprensión del mundo que los rodea va a llegarles por internet en un programa de dos semanas con facilidades de pago; o que si programan su “lap” tocarán como el mismísimo Chopin, o ya de “perdis” las rolas de Miguel Bosé. Y, regresando a mis colegas, es igual o peor hacerles creer que una mañana pueden levantarse y decidir que son pintores, por lo general abstractos, y por lo regular muy
antiacadémicos y vanguardistas; sin entender que es igual de malo o bueno un cuadro abstracto que un figurativo, dependiendo esto siempre de su valor intrínseco. ¿Qué nos pasa, pues? Que para todo debe tenerse una trayectoria, un conocimiento y el dominio de una técnica, cualquiera que esta última sea. Desgraciadamente en nuestro medio se nos acusa de elitistas por exigir excelencia. Yo jamás calificaría a un buen cirujano, a un buen maestro o a un buen ingeniero como elitista. Estamos llenándoles los bolsillos de dinero a los que nos venden basura, sobras, desperdicios, desechos, escoria, cochambre, polución y chatarra; estamos produciendo al vapor miles de profesionistas inservibles, pero con título, y con esto haciendo millonarias a las llamadas universidades patito. Yo los invito a que primero aprendan a dibujar. * Texto leído hace unos años durante una exposición en Zacatecas.
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Aspiraciones de la clase media y el realismo en la poesía de Brenda Ríos Poesía
6 Por Armando Salgado
BR: Fue un viaje extraño. Profundo, diría. Me sentí bien y mal. Escribí un libro y bueno, ya es algo. Brasil me gusta mucho, tengo gente amada ahí. Ahora atraviesa un fenómeno de retroceso en materia de derechos humanos; la ultraderecha ha socavado la vida cultural y ha minado al arte. Un país en censura tendrá que esperar un periodo de ajuste y de reestructuración pero mientras los artistas, las mujeres, los homosexuales, los negros, los profesores, los activistas, los indígenas, los defensores del amazonas y todos aquellos que hacían algo a favor de su comunidad la están pasando realmente mal.
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renda Ríos (Acapulco, 1975). Escritora y tallerista. Vive actualmente en un sexto piso en la Ciudad de México. Es autora de una decena de libros, entre los más recientes destacan: Raras, ensayos sobre el amor, lo femenino, la voluntad creadora (Turner, México, 2019); La sexta casa (Instituto Sinaloense de Cultura, México, 2018); y Aspiraciones de la clase media (Ediciones Liliputienses, España, 2018). Algunos pueden ser descargados en la página cuadronegroediciones. org. Colabora en la revista Casa del Tiempo y en otros espacios literarios. Premio Estatal de Poesía María Luisa Ocampo 2018; Premio Nacional de Poesía Ignacio Manuel Altamirano 2013. Miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte 2019. Su poética es concisa y clara, irónica por momentos, muy profunda cuando los contextos personales la alcanzan, y detonadora cuando el exterior se asoma por las persianas de su oficina temporal. Brenda Ríos se suma a las distintas generaciones de Guerrero que han presenciado los embates de una sociedad convulsa, y que a pesar de esos contextos, levantan la mano con firmeza en la literatura nacional. Armando Salgado: En este inicio de década, ¿cuál consideras que es el estatus de la poesía mexicana?, ¿cómo ubicas tu poesía entre tanta diversidad de estéticas?, ¿qué sitio ocupan las tierras guerrerenses? Brenda Ríos: Divido a la poesía mexicana en dos tipos: la que suele ser “visible” y “exitosa”, ganadora de premios, que circula en librerías, y la otra: la de bajo perfil, con pocas pretensiones, que transita en redes más que en libros impresos, que no se piensa hecha para meter a concursos y que tiene un propósito entre lo lúdico, lo estético y la confrontación. Una poesía consciente de que no está en “la vitrina”. Hay mucha tela de dónde cortar y (casi) auguro vendrán voces menos formales y sobrias a contar de este país siempre en el acantilado de lo peor. Sobre mi lugar ahí no lo pienso mucho. Yo empecé a escribir poemas porque leía tantas cosas malas que pensé Yo también puedo hacer eso. Y así empecé. Cuando menos me di cuenta ya había hecho un libro. De la poesía de mi estado te puedo decir que apenas sale de un cascarón decimonónico y rimado y se incorpora como un auto lento a la pista general. Hay de todo, pero lo más importante es que ya existen dos o tres generaciones de poetas. Eso, en sí, es celebratorio. AS: ¿Qué relación tienes con Acapulco?, ¿en este puerto tuviste tus primeros descubrimientos como lectora?, ¿consideras indispensable regresar a esos sitios guardados en la memoria para hacer literatura? BR: Regreso a Acapulco porque ahí tengo a mi madre. Me gusta por momentos, pienso en irme a vivir ahí, pero luego ocurre que nomás no se me da hacerlo. No es fácil vivir en un sitio así: pobre, sucio, donde la calidad de vida
/// Brenda Ríos. Foto de Aline Xavier Mineiro
está vetada para la mayoría de sus habitantes. No hay agua, es uno de los sitios más corruptos del planeta (la exagerada no vino) y es una especie de infierno salido de una mala película mexicana. No considero indispensable volver. Pero lo hago. AS: Aspiraciones de la clase media (Ediciones Liliputenses; España, 2018), aborda los múltiples acontecimientos —internos y externos— que se repiten una y otra vez en las nuevas condiciones de la vida moderna; Escenas del jardín (Mantis Editores, 2015), duele: pulsa en un mismo latido el quebranto y la reconciliación. ¿Qué elementos estuvieron presentes en la escritura de ambos poemarios?, ¿tienen alguna relación con La sexta casa (Instituto Sinaloense de Cultura, 2018)?, ¿qué otros libros tuyos nos sugieres conocer y dónde se consiguen? BR: Aspiraciones de la clase media lo hice poco después de haber trabajado en una oficina, donde hago un recuento crítico de toda esta cosa aspiracional del deseo de la vida cubierta, con prestaciones sociales, como fuimos educados a soñar, y esto ocurrió pocos años después de Escenas… son preocupaciones distintas. Son personas distintas quien ahí escribe. Uno es más irónico que el otro. Escenas… surge de gol-
pe, es la muerte del padre y a la vez una parte más narrativa y simpática que es la historia de dos amantes. La sexta casa es otra historia. Es un libro que fue armado/pensado por unos diez años. Lo dejaba dormir, volvía, y así. Incluso al final lo edité muchísimo porque había una voz antigua que no parecía la misma que tengo. Como ver una foto tuya de antes con kilos de más o menos y que te cuesta trabajo reconocerte. Ahí hablo de mis abuelos, de la casa de la abuela en la Costa Grande de Guerrero. De las casa donde viví entre Acapulco y la Ciudad de México (donde me mudé nueve veces). Tengo tres libros de ensayo editados por espacios independientes que son difíciles de conseguir. Entonces los edité en versión digital y están en línea para distintas plataformas en cuadronegroediciones.com y recientemente salió una muestra de mi trabajo en poesiamexa.wordpress.com, mi libro se llama Proyectos Espirituales y ahí hay poemas de varios de mis libros publicados e inéditos. AS: Respecto a las residencias y los viajes: ¿cómo te fue en Sacatar, Brasil, durante esa estancia?, ¿cuáles son tus impresiones sobre la cultura, el arte y la poesía brasileña?
AS: Frente a un país convulso, ¿cuáles son los retos que consideras fundamentales respecto a la violencia de género, la corrupción en las instituciones públicas y la gentrificación masiva de nuestra realidad?, ¿a qué otras alternativas podemos aspirar? BR: No podemos vivir en un país que divide a hombres y mujeres desde las políticas públicas, estamos en una guerra de género como no se veía hace mucho. Eso, vinculado al profundo racismo y clasismo, la misoginia y el machismo tremendista, no está haciendo posible una reconciliación entre las partes. Hay que educar desde la primaria y la casa a que niños y niñas merecen el mismo trato, que somos ante todo personas. Si no se comienza ahí se corre el riesgo de normalizar la violencia desde siempre. Los feminicidios guardan una relación cercana con eso: saber que no habrá proceso penal, que saldrán impunes aun si hay pruebas. Sin apoyo de las instituciones encargadas de preservar las leyes y de prevenir la violencia las mujeres tienen poca posibilidad de sobrevivir. El país se compone del horror de lo que en verdad sucede y el horror de las personas bienpensantes que se asustan sin hacer nada. Y eso incluye a las autoridades mismas. AS: ¿Qué suele hacer Brenda Ríos cuando visita el puerto? BR: Me gustaría decir que tengo la vida de mirrey que todos imaginan. De jetset. Curioso, Acapulco es el segundo municipio más pobre del país, después de Ecatepec, y aún se tiene la idea de que los que vamos somos vecinos de Luismi. Y bueno, no. Es un lugar donde hace calor, hay moscos, hay demasiados turistas en fin de semana. Y cuando voy, suelo estar en casa con mi madre haciendo vida doméstica: hacer el súper, cocinar, ser ama de llaves un rato. Pocas veces voy a la playa. Si debo trabajar me encierro en mi cuarto con ventilador porque en los espacios abiertos es imposible estar (las terrazas son románticas cuando no hay moscos). Desde que renuncié a la oficina prometí ir más seguido, incluso pasar un mes entero ahí. Por alguna razón he podido hacerlo en el verano. Es someter el amor familiar a una tortura: hay que bañarse tres veces al día y trabajar en pelotas en un cuarto cubierto con mosquiteros con un aparato que respira aire caliente. Como verás, hay que ser francocanadiense y soportar en el invierno temperaturas de -25° para creer que eso es el paraíso.
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una mujer y los ingleses aman las rosas le ponen agua en la base de la maceta y alargan su vida crecer en un país sin sol es ya un logro creo en los estofados lentos con papas tomates y romero creo en la vida doméstica: de ella sale el mundo verdadero el que no es de las ideas. Amo el mundo que no es de las ideas ni viene de una cueva con sombras creo en el sol de verano calentando cabezas y hombros antes de calentar el resto de los cuerpos creo en los cuerpos que se calientan con sol y con su propia energía
los regresé a tiempo nunca me excedí no hay que dejar que el cuerpo tierno domine para que haya amor debe haber contención y brindé en la fiesta imaginaria con mis rivales ellas sonreían llenas de agradecimiento porque su plan no fue alterado ellas eran las señoras y yo la anfitriona de un corazón tan grande de un alma tan poderosa que no tomé a ningún hombre para mí los alimenté de mí y los dejé libres como a cualquier hombre normal de este mundo
Credo creo en las ollas de nueva tecnología mármol, aluminio, acero creo en un solo dios creador de todo incluidas las ollas con garantía de por vida creo en tus manos en los dientes cariados en la barba de tres días creo en tu acento cuando pronuncias ciertas palabras creo en tu pereza creo que podríamos vivir cincuenta años juntos pero no lo sabemos aún y nos da miedo la idea creo que una rosa abierta es el sexo de
creo en tener aspiraciones suaves al inicio e intensas después o viceversa creo en arrepentirse en darnos cuenta a mitad de una fiesta donde todos ríen, bailan, acercan su cuerpo a otros cuerpos, de que estamos muy muy aburridos de todo el aburrimiento es un cansancio especial creo que no podemos esperar grandes cosas de un país en cuyos lavabos públicos hay instrucciones para lavarse las manos creo que lo hemos dicho todo y el silencio es alta tecnología: no se pega nada los alimentos conservan su pureza ¿te imaginas? el brócoli puro, verde intenso, el ajo, los espárragos, los trozos de carne el silencio es algo a prueba de todo y se puede meter a la máquina de lavar platos qué belleza
Poesía
Monogamia No conocí a las esposas de mis hombres (todos ellos con un perfil particular quijada pronunciada, altos, morenos, manos alargadas temblaban al verme y, sospecho, al no verlas a ellas, las dueñas del tiempo) Las imaginé redondas, endulzadas por una vida relativamente simple aunque a veces se estresaban un poco, al retrasar la cena, un niño que se niega a lavar los dientes, comer o dormir como hacen los niños normales del mundo imaginé que todas ellas eran una sola mujer ojos de vaca: llenos de amor ganaron la batalla de un matrimonio dócil sin haber sacado el cuchillo del cajón de la cocina Yo los despedía aún febriles ellas los recibían calmados y en paz como si hubieran ido a misa: con fe y con culpa como hacen los hombres normales del mundo Me habría encantado hacer una fiesta sólo para ellas yo usaría un vestido azul y ellas sabrían quién era yo y todas sabrían quiénes eran las demás Se darían consejos del hogar y la crianza de cómo lograr mantener atados a los maridos con un hilo suave pero flexible de amor y chantajes finos que no se deben creer cada una tendría un vaso de vino y en la otra mano el hilo amarrado, como debe ser Yo no soy el centro de esta historia cruzada a los veintisiete hombres que amé
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Op. Cit.
Nona Fernández
Narrar los horrores de la dictadura
6 Por Mauricio Flores*
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ecordar lo doloroso, se dice, es volverse a doler. ¿Por qué, entonces, ejercer la memoria? Para saldar la cuenta, cerrar el capítulo, voltear la página…, se responde desde el lugar común. O para habitar dimensiones que (aunque reales) parecieran ahora inimaginadas. Los sitios que habitaron miles de represores y torturadores en el Chile pinochetista, por ejemplo. Dimensiones desconocidas, advierte Nona Fernández (Santiago, 1971), que al desplegarlas en lo literario recobran su verdadera y total realidad, y nos permiten avanzar en la vida: salir de ahí. La dimensión desconocida: así se llama la nueva novela de Fernández, lo que (ayudados por su portada) nos remite de inmediato a la serie televisiva norteamericana de décadas atrás. “Sentada frente a un televisor en blanco y negro del comedor de diario de mi vieja casa, veía los capítulos de la Twilight Zone —leemos—. Mentiría si dijera que recuerdo con detalle la serie, pero tengo grabada esa sensación de inquietud que me seducía y la voz del narrador que invitaba a participar de ese mundo secreto, un universo que se desarrollaba más allá de las apariencias, detrás de los límites de lo que estábamos acostumbrados a ver”. Será ahí, en ese rincón de la realidad inadvertida, donde la novelista encontrará (al paso de los años) a Andrés Antonio Valenzuela Morales, torturador de la dictadura pinochetista. ¿Cuánto tiempo puede un ser humano guardar un secreto? ¿Estirar los silencios que cuestionan su humanidad, lo colocan frente a un espejo y, tras de este, le revelan los otros rostros que en algún momento de su vida fueron significativos y dejaron huella? Valenzuela Morales, nos cuenta Fernández, se presenta un día a las puertas de un medio de información para revelar la experiencia que lo lacera: la de torturador de uno de los regímenes más inhumanos de los tiempos recientes. Para divulgar los detalles de una actividad generalizada, tras el derribamiento del gobierno democrático de Salvador Allende, nunca ajenos a la sociedad aún en reconstrucción. La narración no dejará en ningún momento este hecho confesional, consignado incluso en la prensa de mediados de los 80, y poder así mostrarle al lector una manera de habitar experiencias extremas. Un entrar en dimensiones oscuras, negadas, distorsionadas, desconocidas, ahora desde lo literario.
Sucesión de escenas Difícil vuelta a los años del “hombre que torturaba”. Sucesión de escenas que habrán de revelarse en la novela como “un mensaje” que cobrará forma precisamente ahí, en su nivel de ficción, si bien originadas en otro tiempo. “En la sucesión veloz de acontecimientos en la que habitó, en el torbellino de imágenes que consumo y desechó a diario, estas se han mantenido intactas frente al tiempo y el olvido. Como si fueran controladas por una fuerza de gravedad distinta, no flotan ni salen disparadas en el espacio dando tumbos sin dirección. Siempre están ahí, resistiendo. Vuelven a mí o yo vuelvo a ellas, en un tiempo circular y espeso como el que respiro”. Imágenes que se van acumulando en la novela y parecen confluir en un único momento, una pregunta: cómo fueron posible las acciones del “hombre que torturaba”. La conformación de esa “dimensión desconocida” en la que sucumbieron miles de chilenos, apresados, torturados, muertos y desaparecidos por la dictadura. “Pura bestialidad disfrazada de plan maestro”. ¿Será posible escapar de este mundo de terror?, se pregunta la narradora. “¿Podremos salir de ahí y dar al mundo la mala noticia de lo que fuimos capaces de hacer?”. Lo que sí fue posible fue esta novela de Fernández (con la que obtuvo el Premio de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2017) donde se compendia el doloroso dilema al que se enfrentó la sociedad chilena tras el golpe de estado de 1971. El fin de la gran época li-
bertaria del siglo XX, iniciada en primero de enero de 1959. “Fuego de la historia”, a la manera de la recordada “We didn´t start the fire”, de Billy Joel, donde se enuncian nombres de personajes de la historia, la música, el cine, el deporte, libros, películas, series de televisión, acontecimientos. “Una idea” del mundo en el que crecimos. We didn´t start the fire/ It was always burning/ Since the world´s been turning/ We didn´t start the fire/ No we didn´t light it/ But we tried to figth. “Nosotros no empezamos el fuego. No lo encendimos, pero intentamos apagarlo”.
Space Invaders, dictadura e infancia El horror de la dictadura chilena es retratado en Space Invaders (la nueva novela de Nona Fernández) dando voz a un grupo de niños que a partir de sueños y recuerdos reconstruyen los años de oscuridad, señalando las normas que regían sus vidas, la desaparición inexplicable de algún hermano mayor y la repentina partida de una compañera que de vez en vez les mandaba cartas formales firmadas con una estrella pintada con tinta. La autora presenta a estos compañeros de primaria como testigos conscientes, protagonistas involuntarios y participantes políticos que se comunican formando una memoria donde “no hay palabras, ni nombres, solo un cuerpo de muchas patas y manos y cabezas”.
Space…, editada en México por el Fondo de Cultura Económica se presentará el próximo jueves 20 de febrero, en el marco de las actividades de la Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería en la CDMX.
La autora Patricia Paola Fernández Silanes (Santiago de Chile, 1971), mejor conocida como Nona Fernández, es narradora, guionista y actriz. Ha sido galardonada, en diversos años (2006, 2008, 2012 y 2013) con el Premio Altazor en la categoría de guion de TV, además del Premio Sor Juana Inés de la Cruz (en 2017) por su novela La dimensión desconocida. En 2011 fue elegida por la Feria Internacional del Libro de Guadalajara como uno de los 25 Secretos mejor guardados de la literatura latinoamericana. Entre sus obras también se encuentran las novelas Mapocho (2002), Av. 10 de Julio Huamachuco (2007), Fuenzalida (2012), el libro de relatos El Cielo (2000) y la obra de teatro “El Taller” (2013). **** Nona Fernández, La dimensión desconocida, Random House, México, 2017, 236 pp. ——Space Invaders, Fondo de Cultura Económica, México, 2020, 320 pp. * @mauflos
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Las mujercitas de Greta Gerwig 6 Por Adolfo Nuñez J.
6 Por Edgar Khonde
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/// Fotograma de la película Mujercitas de Greta Gerwig.
cesivamente masculino. Esta búsqueda de cada una de las cuatro mujeres para definir su propio camino se vuelve un viaje lleno de dificultades y contratiempos, pero cuyo crecimiento se vuelve una experiencia humana familiar e identificable, y cuya universalidad también radica en los momentos de su pasado, los cuales terminan por definir y fortalecer a cada una como personas. Con enorme melancolía, el pasado y el presente se funden en pantalla, Gerwig enfatiza en ambos tiempos mediante el uso de colores cálidos en las imágenes de la memoria, en contraste con los tonos grises del presente y el regreso al hogar materno.
Esta narrativa episódica dota al filme de un sentido literario representado en las cuatro hermanas en medio de los capítulos de un libro escrito por Jo; el cual es entregado a un editor quien forma parte de una editorial fría, de mente cerrada y manejada por hombres. Este elemento es utilizado por la directora como una herramienta para desarrollar una interesante y aun relevante crítica contra aquellos que menosprecian las historias escritas por y para las mujeres. Este carácter metatextual del filme termina por señalar que Jo March es un alter ego tanto de Gerwig como en su momento lo fue de May Alcott, y en ese sentido el filme cobra
relación con Lady Bird (2017), la ópera prima de la realizadora y en donde su protagonista -también interpretada por Ronan y también otro alter ego de la directora- de igual manera enfrenta un crecimiento emocional similar para encontrar su lugar en el mundo. Al final esta nueva adaptación y la manera en la que sus personajes y los dilemas que enfrentan trascienden hasta tiempos modernos son una clara prueba del poder que la ficción tiene para retratar la condición humana, para vernos en ella y ayudarnos a encontrar nuestro lugar en el mundo. Y al igual que las hermanas March, para recordarnos que no estamos solos.
Opiniones
/// Pieza exhibida por la Galería The Pill, de Estambul, en la Material Art Fair, CDMX.
Tierra, yo animaría a la roca interestelar por medio de tuits y proclamas desde la comodidad de mi estudio e incluso subi-
ría un video a YouTube titulado: Vénganos meteorito. Si mañana el planeta decidiera reacomodarse o congelarse, sepan que
caminaría cantando y bailando hacia la nieve o hacia las entrañas de la Tierra; me propondría como el primero para el cadalso natural no como mártir sino como sujeto de pruebas para que el fin del mundo no falle. Como leerán, soy un apóstata de la apostasía. Lo cual sería una contradicción sino fuera porque el término enmarca perfectamente su significado. No creo en nada ni le creo a nadie (ni a mí) porque creer no es una vía para acercarse a la verdad, la verdad como relato argumental sobre lo que perciben y no nuestros sentidos. Yo renuncié a opinar por una cuestión incluso banal: mi tiempo. Opté por bailar, ir al cine, comer, leer, estar con ella, o simplemente hacer nada. Pero si tuviera que volver a la trinchera de opinador, créanme que me contagiaría de coronavirus y cruzaría el mundo entero con tal de alcanzar el fin de la humanidad, porque la humanidad es la enfermedad más contagiosa que he visto.
Río de Palabras
n el principio de los tiempos de la masificación de las redes sociales, periodo que me tocó presenciar y experimentar, me di a la tarea de opinar de todo. Me convertí en un opinador profesional y confesional. No había sustancia que no conociera y palabra que no dominara. Afortunadamente perdí el hábito y fui capaz de tomar distancia. He sido tentado a asumir la responsabilidad de decir algo sobre cualquier cosa, pero a quién quiero engañar: soy un perfecto irresponsable. No solo eso, he comprendido que el silencio me hace libre. Sin embargo, ante acontecimientos recientes me he replanteado mi neutralidad, aunque es necesario aclarar que de ninguna manera soy neutral. Estoy contra todo tipo de gobierno y autoridad. No defiendo ni argumento a favor de banderas, himnos, creencias o tendencias. Supongo que eso más menos dibuja el tipo de pensamiento que contengo; por supuesto ese pensamiento puede ser modificado por el aleteo de una mariposa o una piedra en el zapato (aunque las piedras son mejores rompiendo vidrios). Si hubiera un meteorito atravesando el espacio dispuesto a incrustarse en la jeta de la
Cine
L
ittle Women, la novela de Louisa May Alcott (publicada en 1868) ha inspirado una enorme cantidad de adaptaciones fílmicas al pasar de los años. A primera vista, resultaría sorpresivo que una cineasta como Greta Gerwig estuviera interesada en una obra tan antigua, pues tanto en la actuación como dirigiendo, sus trabajos están anclados a la realidad y las incertidumbres de los tiempos modernos. Sin embargo, ese desconcierto e inquietud sobre qué deparará el futuro también está presente en los personajes de Jo, Beth, Amy y Meg, y como tal, la directora se asegura de que sus adversidades sean retratadas de manera dinámica y actualizada. Con un guion adaptado por la propia Gergwig, Mujercitas (2019) toma como base el material original y los eventos representados, pero juega con el paso del tiempo y la cronología de los mismos. Estructurado en dos partes, el filme se enfoca en la historia de las protagonistas a partir de que tienen mayor edad a la vez que recuerdan su infancia juntas en una serie de flashbacks. De manera no lineal, Gerwig aborda los sucesos definitorios en la vida de las hermanas March a la par de que retrata con sumo detalle sus esperanzas, decepciones y sueños. En ese sentido, la historia de Jo (Saoirse Ronan) refleja las tensiones (también mencionadas en la novela) entre las aspiraciones personales y el conformismo establecido por la sociedad burguesa de la época. Dicha tensión también es representada en las otras tres hermanas, que simbolizan la forma particular de acercarse, como mujer, a un mundo que todavía es ex-
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LA GUALDRA NO. 420 // 17 DE FEBRERO DE 2020
Cine
Desayuno en Tiffany’s, mon ku
La Berlinale 2020 [Festival de Cine de Berlín] 6 Por Carlos Belmonte
Grey
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l próximo 20 de febrero inicia el 70 Festival de Cine de Berlín, La Berlinale. Este es, a gusto de quien escribe, el festival que más se disfruta -junto con el Cinelation de Toulouse-. Quizás sea por la ciudad, la dinámica de festival más cercano, o por los criterios de selección. Pero se disfruta. La industria cinematográfica mexicana tendrá presencia en la sección de Competencia; no con directores, pero sí en coproducciones: Siberia, de Abel Ferrara, coproducción Italia-Alemania-México, en Competencia; El prófugo, de Natalia Meta, coproducción México-Argentina en Competencia; Los lobos, de Samuel Kishi Leopo en Generation Kplus (ya había asistido en 2014 con su Somos Mari pep). Seis mexicanos en Berlinale Talents: Rodrigo Antonio Garay (crítico de cine); Alfredo González Unibe (editor); José Luis Alejandro Guzmán (cinefotógrafo); Paloma Perta (actriz y productora); José Daniel Zúñiga (cinefotógrafo y director); y Kenji Kishi Leopo (músico)
Especiales y Series de la Berlinale: un espacio para las preocupaciones especiales del festival. Encuentros es la plataforma que tiene el objetivo de mostrar trabajos que retan la estructura y la estética. Berlinale Shorts: se trata de una explora-
ción cinematográfica con propuestas radicales y generalmente controversiales. Panorama: son cintas realizadas, lo mismo por directores consagrados que debutantes, con propuestas independientes y artísticas en busca de llegar a la gran audiencia.
Generation: sección destinada a la temática infantil y juvenil. Perspektive Deutsches Kino: son alrededor de 12 cintas que pueden ser cortometraje, documental o ficción, a fin de promover los talentos alemanes. Forum o Forum Expanded, son las propuestas más libres, vanguardistas y experimentales de ensayos, de reportajes, de documentales o de ficciones. Retrospective y Homage: dos secciones que rinden homenaje a clásicos de la cinematografía y a directores vivos. Además de estas secciones, el festival organiza un programa de presentaciones especiales en donde el cine se une a otras disciplinas creativas, de ahí tres secciones: Culinary Cinema para abordar la comida, el placer y el medio ambiente; Berlinale Goes Kiez, proyecciones del programa oficial realizadas en los barrios de la ciudad de Berlín con una vida artística dinámica; y por último, NATIVe, una mirada al cine indígena. Esperamos que la cobertura gualdreña este año sea de su agrado, iniciamos el próximo día 21 de febrero.
Río de Palabras
En busca del Oso de Oro La Berlinale entrega en la Competencia el Oso de Oro, el de Plata y el Teddy Award (temática queer). Este año el jurado de la competencia internacional es presidido por Jeremy Irons. Del 20 de marzo al 1 de abril se proyectaran más de 400 filmes y recibirán a unos 16 mil invitados Las secciones y los Osos El festival se divide en nueve secciones principales y varias especiales que se van acomodando según la temática de los filmes: Competición: compuesta por filmes que marcan tendencia por su propuesta artística o temática.
6 Por Pilar Alba
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olo el recuerdo de su cara se quedó en su memoria, decidió borrar todo lo demás lo que no era necesario o lo que le causaba más daño. Siempre que le preguntaban por él, su mirada se desviaba hacia algún punto ciego y su memoria se instalaba en la imagen de aquel rostro que por muchos años tuvo que ver al despertar todas las mañanas. Sus labios contestaban quedito pero firmemente: No sé qué fue o ha sido de él. Ante lo cual los que la cuestionaban callaban y desviaban el tema prudentemente. Pero esa mujer no, esa mujer iba con toda la intención de removerle el
Pregunta pasado, de extraer de su mutismo las verdades que intuía. Llegó hasta ella con una fotografía, por lo que la imagen no tuvo que estar en su mente, la tenía ahí frente a sus ojos. ¿Qué sabes de él? Le escupió en la cara la pregunta. La mujer con la foto en la mano, la cuestionaba con voz firme y determinada, no permitiría evasivas. Ella
trató de fugar la mirada, pero no encontró ningún punto ciego, porque la mujer le presentaba la imagen cada vez que intentaba evadirla. No sé qué fue o ha sido de él; respondió como usualmente lo hacía. La mujer no se contentó con la respuesta, no calló ni desvió el tema: ¿Qué sabes?, volvió a preguntar firmemente. Entonces ella no
pudo retener las lágrimas, no pudo evadir el recuerdo. Su memoria le trajo además de la imagen del rostro las de sus manos golpeando su cuerpo, las de sus pies pateando sus entrañas, la de su voz gritándole que la odiaba. Lo maté, respondió firmemente, de seguro ha de estar pudriéndose debajo de esas tapias.