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LA GUALDRA NO. 427
Poesía
Ir contracorriente: Cristina Bello t
Por Armando Salgado
C
ristina Bello (Morelia, Michoacán, 1995) es egresada de la licenciatura en Literatura Intercultural de la ENES Unidad Morelia. Fue becaria del IX Curso de Creación Literaria para Jóvenes Escritores de la Fundación para las Letras Mexicanas y la Universidad Veracruzana en la categoría de poesía, también participó en el Festival Cultural Interfaz Guanajuato-2018. Ha publicado sus poemas en medios digitales e impresos. Obtuvo mención honorífica en el Premio Nacional Universitario de Poesía “Desiderio Macías Silva” (2017). Cristina Bello es parte de una generación de escritores jóvenes de centro occidente del país, quienes han articulado un diálogo fresco y diverso en Michoacán, permitiendo la inclusión y la apertura a otras fronteras poéticas. Particularmente la voz de Cristina es concisa y clara, y se suma a estos diálogos intergeneracionales para transitar desde este continuo asidero de la tradición y las vanguardias, hacia los nuevos paradigmas de este siglo. Armando Salgado: Mucho se menciona sobre poetas radicados en el norte, en el centro y en el sur del país. Sin embargo, la región occidente levanta la mano y ha gestado una generación de jóvenes interesantes. A partir de lo anterior, ¿qué significa para ti vivir en Morelia?, ¿qué atmósfera en torno a la creación se respira en Michoacán? Cristina Bello: Considero que Morelia es una capital cultural, no solo por los festivales oficiales, también por las actividades de los artistas independientes a lo largo del año. Respecto a la creación, hay mucha gente generando literatura. Basta con acercarse a los cafés o bares que de repente parecieran lugares de invisibilidad, pero no, hay un esfuerzo e interés genuino por escribir y compartir con otros. Hay poetas de mi generación con quienes me siento acompañada como Isis Olaya, Fredy Villanueva, Jesús González Mendoza, Erik Moya, Luis Oseguera, Ivana Fauvet y Miguel Ángel Santos, quienes están justo levantando la mano para la literatura de occidente. En ese sentido, la producción literaria, no se ve reducida a los foros o mesas que organizan las instituciones.
AS: Las personas llegan a la literatura de formas distintas. ¿Cómo llegaste tú?, ¿qué opinión tienes sobre otras poéticas que transgreden el formato tradicional impreso?, ¿consideras que los tiempos actuales son ideales para escribir sin estereotipos? CB: Cuando era niña pasaba las tardes en casa de mis abuelos paternos y una vez
/// Cristina Bello. Foto de Miguel Ángel Santos.
que acababa los deberes y mis primos se iban de la casa, le decía a mi abuela que estaba aburrida y ella me respondía que en el estudio había muchos libros para leer. Así que primero fue por ocio. Después de manera más seria en la preparatoria, la maestra de Literatura me dio a leer Nocturna Palabra de Elías Nandino y como la prepa tenía un enfoque artístico, nos pedían llevar nuestros poemas y los tallereábamos en clase; ahí me di cuenta de que lo que me atrapaba de la poesía era su brevedad y la música que genera. Pienso que es importante tomar otras formas que no sean el papel o las mesas de literatura, en Michoacán está el Slam de Poesía para Morras quienes llevan un trabajo admirable, creo que cuando uno hace poesía se involucra todo; pones tu voz, tu mente y tu cuerpo en ello. Para mí escribir sin estereotipos acompaña a
esta trasgresión, creo que siempre van a existir y a veces depende de los escritores y escritoras desmontarlos. AS: Sabemos que no hay fórmulas exactas para hacer literatura. A partir de tu experiencia: ¿qué recomendaciones compartirías a quien se inicia en la escritura de poemas? CB: Yo también me siento amateur en esto, pero pienso que el camino de la escritura siempre va acompañado de la lectura, mi consejo sería leer lo doble de lo que uno escribe. Pienso que en mi experiencia universitaria evité quedarme solo con lo que las materias me dictaban que debía leer e incluso escribir. Muchas veces la vida académica y la escritura poética parecen dos fuerzas que tiran hacia lados contrarios, pero creo que la clave está en aprender a equilibrarlos y que la investigación no está peleada con la creación.
AS: ¿Cómo fomentar otros procesos de cohesión social desde la literatura, tomando en cuenta distintos problemas como la violencia de género y las alarmantes cifras de feminicidios en México? CB: Lo primero para mí es reconocer que la violencia de género existe, visibilizarla y a partir de ahí nombrarla desde la literatura. Ya se está haciendo un trabajo importante al respecto, pienso en Este cuerpo no soy, de Verónica G. Arredondo; o Las cosas que perdimos en el fuego, de Mariana Enríquez. Otra cosa que considero importante es gestionar espacios donde se hable sobre la violencia y la creación de redes de apoyo ya sea a través de talleres de poesía, crónica u otros géneros. También propuestas como las técnicas de bordado que conjuntan la práctica y las letras me parecen ejercicios para apropiarnos y crear comunidad.