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11 DE MAYO DE 2020
Encuentros casuales con una figura clave del cine en español3 Conocí a José María Riba hace muy poco tiempo, apenas cuatro años. Con la asociación Españolas en París, él organizaba una edición Júnior del Festival Different!, para que los jóvenes de los institutos franceses pudieran ver cine en español, y había establecido ya unos sólidos contactos con la universidad de la Sorbona a través de mi compañera de universidad, Nancy Berthier. Los dos me propusieron que organizáramos una charla para los estudiantes con Marc Recha, el director catalán que acababa de terminar su película Un dia perfecte per volar, interpretada por su joven hijo Roc. Nos citamos en La Bonbonnière, un café que está en la esquina de la universidad, y cuando llegué los tres estaban ya allí. José María charlaba animadamente con Roc, gastándole bromas, y Marc le llamaba con amistosa sorna l’avi (“abuelo”, en catalán). Fue la primera vez que lo vi en persona. La charla con los estudiantes se impregnó de ese ambiente de familia inventada con el que me había encontrado al entrar en el café. Poco sabía entonces del recorrido profesional de José María. Aquel mismo año me lo volví a encontrar en el Festival de Cannes, que estaba cubriendo por primera vez con Carlos Belmonte. Mayor fue mi sorpresa cuando, unos meses después, volvimos a cruzarnos con él en el Festival de Cine de Morelia. Ya no podía ser solo casualidad. Apenas unas pocas horas después de que yo aterrizara en México, se había producido uno de los acontecimientos políticos más traumáticos en la España de los últimos tiempos, que me afectaba de manera muy íntima: la brevísima y fallida declaración de independencia de Catalunya, a finales de octubre de 2017. José María tenía orígenes vascos y catalanes, y con él comentamos la situación política, pero lo que parecía preocuparle más era qué repercusiones iba a tener para la ya frágil industria del cine española y catalana. Como decía, poco a poco fui descubriendo que esos encuentros repetidos iban más allá de la casualidad. Me fui enterando de que había sido programador en el Festival de San Sebastián, donde había participado
/// José María Riba en la Sorbona de París.
/// Nancy Berthier y José María Riba en el Club de profesores de la Sorbona.
en el nacimiento de Cine en Construcción (un programa que apoya las coproducciones de cine latinoamericano), que había sido delegado general de la Semana de la Crítica en Cannes y que, desde hacía ya algún tiempo, era la pieza clave para seleccionar qué cine en español llegaba a ese festival, abriéndole la puerta del mercado internacional. Con él, pude participar en la organización de otros encuentros entre realizadores y estudiantes, y colaborar como miembro del jurado del premio Sorbona con el Festival Different!, el único especializado en cine español en París, que también servía de plataforma para montar nuevos proyectos y facilitar la distribución del cine español en Francia. Se me quedaron, sin embargo, en el tintero muchas preguntas que hubiera querido hacerle como investigador de cine, y que me hubieran ayudado a entender hasta qué punto José María Riba contribuyó a modelar la imagen del
cine español y latinoamericano que se hace y se ve hoy internacionalmente. Pero ahora, al hacer memoria, las imágenes que surgen con más fuerza son las de l’avi. Gracias, Jose (sin acento)4 Jamás lo había recordado de esa manera, pero a principios de diciembre 2007, luego del Festival de Huelva, vine a París. Y conocí a una de esas personas que te recuerdan darle gracias a la vida. Entre otras cosas tenía el proyecto de un programa de radio sobre cine en Venezuela, y Mima Fleurent me puso en contacto con José María Riba. Lo entrevisté en el Café Daguerre donde por primera vez estuve expuesto a su respirar cinematográfico, porque ciertamente “Jose” lo que respiraba y transpiraba era cine. Y ello lo hacía con generosidad, humor, y al mismo tiempo con una modestia y una humildad como pocos. Atención, si era necesario un “tate quieto”,
Riba sin aspavientos, gracias por todo5 Para mí ya eran siete años tratando con Riba. Ya mucho lo han dicho mis compañeros arriba. Solo quiero manifestar mi admiración por quien era el hombre más influyente, o quizás hasta el filtro, del cine latinoamericano en Europa; y todo esto asumido sin un solo aspaviento. Solo era generosidad. Y vuelvo al ejemplo de Gael García Bernal: hace un año, Riba y yo estábamos sentados -me ayudaba con una programación- en la sala de Soixantième en el Festival de Cannes; el actor mexicano iba a presentar a su película Chicuarotes y al entrar a la sala se acercó para saludar a Riba y decirle frente a todos sus acompañantes “Gracias a él, nosotros llegamos a Cannes. Gracias a Riba llegó Amores perros al mundo”. En muchos proyectos me ayudó, en programaciones para la Universidad de Guadalajara. Pero lo más reciente, y que me sigue impresionando, fue el acuerdo para colaborar entre la Universidad de Evry y las proyecciones de Españolas. Mis alumnos deberían ir para interpretar las charlas entre el público y los equipos de las películas (directores y actores). Para él interpretar era natural, pero para otros es un suplicio; para alumnos de 22 años aprendiendo español toparse con una sala de cine de más de 200 personas, y el talento al lado, es una prueba de sudor a chorros. Y a pesar del riesgo de dejar el encuentro a los jóvenes se atrevió a hacerlo: luego, tras la proyección, a más de uno lo hizo llorar por las reprimendas, pero les hizo perder el miedo al escenario. Siempre tenía Riba días de más de 24 horas. Gracias. Nancy Berthier, catedrática de artes visuales en la Sorbona. 2 Véronique Pugibet, profesora investigadora de artes visuales en la Sorbona. 3 Sergi Ramos, profesor investigador de cine en la Sorbona. 4 Alejandro Izquierdo, doctorante de la Sorbona y crítico de cine. 5 Carlos Belmonte Grey, profesor investigador de cine Universidad de Evry y UdeG. 1
Cine
también allí era un experto. Españolas y el Select, a veces con sus perros, en Montparnasse, se convirtieron en un lugar de rencuentro entre idas y vueltas Caracas-París. Le consultamos sobre dónde podíamos ir con Lo que lleva el río, filme de Mario Crespo y llegamos al Festival de Berlín. Más vueltas de la vida, siempre en su rol de promotor cinematográfico, en el marco del Festival Different! El otro cine español, encuentro anual del “otro cine español”, hicimos equipo en la Sorbona para coordinar con Nancy Berthier una jornada de estudios, “Cine en resistencia, el cine iberoamericano”. Los académicos tuvimos la oportunidad de escuchar la palabra de los profesionales de la industria, productores, distribuidores, exhibidores y críticos del cine de España y América Latina, provenientes del siempre disponible para quien lo necesitara “carnet de direcciones” de José María. Gracias a su invitación ya son cuatro años de enriquecedoras vivencias en los Premios Lumières. Larga es la lista de virtudes que podría compartir de este maestro y compañero sobre las cuales hay un consenso total. Pero sé que eso no le gusta y se incomoda. Simplemente diré: gracias, harás mucha falta.
creación de Españolas en París: dar a conocer un cine distinto. Apostabas, pero acertabas. En el marco de ese festival, tomaste en cuenta a los escolares sabiendo que, formando al público desde temprana edad, cuando fuera mayor apreciaría, sería potencialmente curioso y crítico. Recuerdo así la proyección de La jaula de oro, con QuemadaDíez y sus actores en el Majestic Passy, lleno de alumnos, profesores y estudiantes de la Sorbona. Cuando los actores empezaron a bailar hip-hop, los alumnos no dieron crédito, pero pronto empezaron a marcar el ritmo vitoreándolos. Habías logrado una hermosa sinergia. Te agradezco tu participación con Diego Galán, tu querido amigo, en una jornada que había organizado (2013). Es que tenías tantos contactos e ideas que era una maravilla colaborar contigo. Tu gran profesionalismo, tu bella persona sumamente generosa, tu formidable sentido del humor y tu carácter apasionado se combinaban con una gran humildad y discreción. La prueba es que me ha sido imposible hallar fotos de ti entre todos mis archivos. ¡Qué pena! Descansa en paz, amigo.