SUPLEMENTO CULTURAL
NO. 443 /// 17 DE AGOSTO DE 2020 /// AÑO 10
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Eva Castañeda Barrera. Foto de su archivo personal.
“Me parece que la reflexión, y en consecuencia, la escritura, tendrían que extenderse a lo colectivo, porque de eso va la vida en este momento, basta con pensar en lo que ahora mismo está sucediendo, me refiero a la pandemia producto de un virus que está enfermando a todo el planeta. Tendríamos que ser capaces de ver eso en toda su magnitud y actuar en consecuencia”. Eva Castañeda Barrera (Ciudad de México, 1981).
[Una entrevista con ella, realizada por Armando Salgado, en páginas centrales]
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LA GUALDRA NO. 443 /// 17 DE AGOSTO DE 2020 /// AÑO 10
La Gualdra No. 443
Editorial
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erardo Murillo nació en Guadalajara, Jalisco, un 3 de octubre de 1875, apenas 5 años después del pintor zacatecano Julio Ruelas, con quien coincidiría años después en la Ciudad de México, a partir de su inscripción como alumno en la Academia de San Carlos, el centro de formación en artes plásticas más importante de la época y en donde Ruelas era ya profesor. El apelativo de “Dr. Atl” le fue asignado en uno de sus viajes a París, por Leopoldo Antonio Lugones, uno de los poetas argentinos representativos del modernismo hispanoamericano. “Atl” por su referencia al agua, “Dr.” por haber estudiado en Roma filosofía (en su primer viaje a Europa financiado por el gobierno porfirista). El Dr. Atl fue un hombre muy estudioso, que logró incursionar en los círculos más importantes de la intelectualidad parisina; además de su interés por las artes plásticas, su vida en Europa estuvo marcada por su interés en los campos de la poesía, la filosofía, la política y el medio ambiente. En la capital francesa, en el año de 1900, participó en la exposición anual del Salón París y ganó una medalla de plata; con esa presea y el reconocimiento de sus colegas, regresó a México para incorporarse a la Academia de San Carlos como parte de su equipo, pero como restaurador; a la par, tomaba clases ahí mismo. Su carrera profesional en la Academia fue ascendente, entre 1914-1915 llegó a estar al frente de esta. La personalidad controvertida de este artista, sus posturas políticas a favor del arte popular y su carácter -al que han calificado como egocéntrico en exceso- propiciaron que fuera conocido como “el agitador”; interpelaba, discutía, criticaba y se inconformaba con las formas de enseñanza de la escuela, de ahí la explicación de sus posteriores críticas a Ruelas. Independientemente de eso, hay que reconocer que Murillo era sobre todo un artista disciplinado, comprometido con la investigación de nuevas técnicas y materiales para su aplicación en las artes plásticas, y que su dedicación al estudio de los volcanes y al registro de cada una de las etapas de estos, lo distinguieron en una época de grandes exponentes de la plástica nacional. Podemos identificar en su
obra una influencia marcada de las corrientes expresionistas y pos-expresionistas, en las que se privilegiaba el uso del color y del trazo para generar más que representaciones fieles de la naturaleza, sensaciones y emociones generadas por esta. El Dr. Atl, en este sentido, contribuyó con su trabajo a abordar el paisaje de una manera que no tenía parangón en la escena de las artes de nuestro país. Julio Ruelas viajó a París en 1904, mientras el Dr. Atl -quien también estuvo pensionado anteriormente en Europa por el gobierno porfiristapermanecía en México, desde donde criticaba ferozmente a los artistas mexicanos que radicaban en Europa “a costa del erario público”. Uno de esos comentarios críticos realizados por el pintor-vulcanólogo llegó a oídos de Ruelas en 1906, quien en esos momentos se encontraba trabajando en el taller del grabador francés J. M. Cazin. Cuentan sus amigos de la época, que Ruelas entró en crisis con los comentarios mordaces del Dr. Atl -a quien llegó incluso a considerar su amigo- y que producto de ese malestar generado se dedicó a crear una de sus obras más emblemáticas. Se trata del aguafuerte en el que aparece su autorretrato; en la parte superior de la cabeza se posa una figura antropozoomórfica cuyo gran pico le molesta constantemente, picoteándole; surge de ahí La Crítica, un grabado que podemos apreciar en el Museo Francisco Goitia. Hoy hablamos de Gerardo Murillo, el Dr. Atl, porque el pasado 15 de agosto se cumplieron 56 años de su fallecimiento; murió en la Ciudad de México por complicaciones respiratorias -igual que Ruelas- derivadas de la edad y de su constante exposición a las fumarolas de los volcanes que estudió con vehemencia. En contraportada de esta edición, aparece el autorretrato de Carmen Mondragón -a quien él nombrara Nahui Olin-, otro de sus grandes amores y de cuya historia hablaremos en otra ocasión. Que sea esta una manera de invitarlo, estimado lector, a conocer más de la obra de este artista mexicano talentoso, culto, controvertido y genial. Que disfrute su lectura.
Directorio
Contenido
Visionarios en la preservación del patrimonio cultural zacatecano Parte 1: Francisco García Salinas Por Carlos Augusto Torres Pérez
Desvanecer las fronteras literarias: Eva Castañeda Barrera Por Armando Salgado
Entre Las meninas de Velázquez y el Guernica de Picasso Por Francisco Tomás González Cabañas
Charles Bukowski: 100 años Por Jánea Estrada Lazarín Clásicos literarios en Netflix y PrimeVideo Por Rebeca Mejía
Amo la rareza de tocarte Por Edgar Khonde Andar Por Pilar Alba
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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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Visionarios en la preservación del patrimonio cultural zacatecano Parte 1: Francisco García Salinas
Torres Pérez
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on pocas las personas en la historia que, con gran sentido humanista, amplia conciencia histórica y una gran visión, han dedicado su existencia a la muy noble y ardua misión de salvaguardar los valores culturales de su pueblo. Su labor, generalmente incomprendida en su momento, termina, al paso de los años, por convertirse en un gran legado que fortalece la conciencia de identidad y el sentido de arraigo de generaciones enteras. Zacatecas ha tenido la fortuna de contar con personajes de tales características, que, por más de 150 años, han generado una cruzada ininterrumpida por la defensa de sus valores culturales. En la columna Ollin: Memoria en Movimiento, abordaremos en el mismo número de artículos, la figura de 4 de ellos: Francisco García Salinas con quien inicia la valoración de los monumentos antiguos como elementos indispensables para generar una identidad zacatecana hacia la primera mitad del siglo XIX, emitiendo la primera legislación en materia de patrimonio cultural en Zacatecas y una de las pioneras en el país, el Decreto de Conservación de Monumentos Antiguos; Genaro García Valdez, miembro del gabinete del Gral. Porfirio Díaz hacia la primera década del siglo XX, en que es nombrado Director del Museo Nacional y desde donde instrumentó una serie de acciones de gran trascendencia para el rescate y conservación del patrimonio arqueológico de Zacatecas; Manuel Pastrana González, egresado de la academia de San Carlos y quien recibe el nombramiento como Inspector Local, Honorario y Conservador de Monumentos Artísticos en el Estado de Zacatecas en 1917 por parte del presidente Venustiano Carranza; y finalmente, Federico Sescosse Lejeune, quien hacia 1965 funda la Sociedad de Amigos de Zacatecas A.C., logrando materializar la Ley de Protección y Conservación de Monumentos y Zonas Típicas del Estado de Zacatecas y fundar una institución de carácter normativo para vigilar el cumplimiento de la misma. Francisco García Salinas Podía afirmarse que la valoración de los monumentos antiguos como elementos indispensables para generar
/// Francisco García Salinas.
una identidad en Zacatecas comenzó hacia la primera mitad del siglo XIX en que el entonces gobernador del estado, el Lic. Francisco García Salinas, inició una época cultural en la que prevaleció el movimiento intelectual de los zacatecanos. Nació en la Hacienda de la Labor de Santa Gertrudis, en un rancho llamado La Gavia cercano al municipio de Jerez el 20 de noviembre de 1786. Fue uno de los principales iniciadores del liberalismo ocupando, entre otros cargos, el de diputado y senador de la República. En el año 1828 resultó electo gobernador del Estado de Zacatecas. Fue un gobernante que se entregó desinteresadamente al servicio de su pueblo,1 por ello la gente lo nombró cariñosamente como “Tata Pachito”. García Salinas comprendió que un conjunto de ideas y de sentimientos en la población debían ser adquiridos mediante la educación y el estudio.2 Ligado a esta idea, y en consecuencia de la tendencia que había comenzado a surgir en el México independiente en relación a la construcción de una identidad nacional a partir de nuestro pasado prehispánico, Francisco García Salinas llevó a cabo una serie de acciones vanguardistas en materia de identificación, registro y protección legal de
los restos arqueológicos en el Estado. Hacia 1831 García Salinas emite la primera legislación en materia de patrimonio cultural en Zacatecas y una de las pioneras en el país, al publicar el Decreto de Conservación de Monumentos Antiguos que amparaba la protección de las antigüedades de los indios en Zacatecas.3 Dicho decreto se derivó del descubrimiento de dos piezas de loza que pertenecían a las antigüedades de los indios del distrito de Juchipila en marzo de 1830. García Salinas consideró el hallazgo de gran importancia por lo que impulsó su investigación para conocer las antigüedades en todo el estado. Los informes que, sobre el “Cerro de los Edificios”, realizara en 1830 Marcos de Esparza, Oficial Mayor de Gobierno a petición del propio García Salinas dado el panorama desolador que presentaban aquellas construcciones antiguas,4 derivó en las primeras políticas públicas en materia de atención a monumentos antiguos en Zacatecas, las cuales se dan hacia 1832 destinadas a la conservación de bienes arqueológicos, propiamente a los vestigios arqueológicos de La Quemada. Podemos señalar que el levantamiento topográfico de La Quemada que Francisco García Salinas encarga al topógrafo alemán Carl de Berg-
/// Plano de la situación de los edificios, cimientos y caminos de las poblaciones antiguas en el llano de la Hacienda de la Quemada. Carl de Berghes. Mapoteca Manuel Orozco y Berrra. 1420-OYB-7241.
hes, representa la primera medida de conservación directa sobre un sitio patrimonial.5 Hacia 1833-1834, De Berghes presentó el plano de la zona y este magnífico levantamiento, dibujado con lujo de detalle, ha sido la principal fuente topográfica para los investigadores de la zona, manteniendo incluso su vigencia hasta nuestros días. Además del levantamiento topográfico, Carl de Berghes realizó una serie de dibujos de las principales estructuras de La Quemada registrando sus características arquitectónicas, información que el día de hoy constituye una invaluable fuente de información para los trabajos arqueológicos en el sitio. Carl de Berghes continuaría con esta labor por encargo del gobierno estatal en algunos de los sitios arqueológicos del estado como en el cerro Cruz de la Boca en Sombrerete y en el Cerro del Teúl, en donde realizó un levantamiento topográfico de gran precisión ubicando incluso los accesos a las tumbas de tiro.6 En seguimiento a este ejemplo e importante labor, hacia las últimas décadas del siglo XIX se realizaron varias inspecciones arqueológicas hacia el norte del estado en los ranchos
del municipio de Chalchihuites, emprendidas por cinco zacatecanos, los señores Carlos Fernández, Ramón Castañeda, Oliverio Díaz, Buenaventura Ríos y Genaro García.7 Este último, a la postre se convertiría en uno de los mayores impulsores del rescate de los valores arqueológicos del norte del estado de Zacatecas. 1 Sánchez Luna, Gabriela, Francisco García Salinas, Gobernador de Zacatecas (1828-1834), México, UNAM. 2 Candelas Villalba, Sergio, Los Anales de García (1786-1841), México, Ed. Porrúa, 2010, p. 859. 3 Castillo Ruiz, Norma Fabiola, Estudio y políticas públicas en la construcción social y material del patrimonio cultural en el estado de Zacatecas, México. 1953-2010, México, Tesis doctoral, El Colegio de Michoacán, Centro de Estudios Históricos, 2014, p. 238. 4 Candelas Villalba, Sergio, Op. Cit., p. 873. 5 Experiencias en Torno al Patrimonio Cultural Zacatecano: Torreblanca Padilla, Carlos Alberto. Rescate y puesta en valor de monumentos arqueológicos de La Quemada, 2014, México, INAH, p. 66. 6 Solar Valverde, Laura, La extensión oriental de la tradición de tumbas de tiro. Algunos rasgos de los complejos funerarios tempranos en el centro sur de Zacatecas, México, INAH, p. 220. 7 Medina González, José Humberto y García Uranga, Baudelina. Altavista, a 100 años de su
descubrimiento, INAH-Gobierno del Estado de Zacatecas, México, 2008.
Ollin: Memoria en Movimiento
t Por Carlos Augusto
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Poesía
Desvanecer las fronteras literarias: Eva Castañeda Barrera t Por Armando Salgado
E
va Castañeda Barrera (Ciudad de México, 1981). Escribe poesía y crítica literaria. Es autora de los libros de poesía: Nada se pierde (Versodestierro, 2012); La imaginación herida (Trajín, 2018); y Decir otro lugar (Elefanta, 2020). Algunos de sus poemas han sido traducidos al alemán, chino e inglés. Es Doctora en Letras por la UNAM y realizó una estancia posdoctoral en la misma institución. Actualmente es docente investigadora en CIELA Fraguas de la Universidad de las Artes en Aguascalientes, y profesora de literatura en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Se desempeña como coordinadora del Seminario de Investigación en Poesía Mexicana Contemporánea de la UNAM. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI-CONACYT). Ha escrito múltiples ensayos y artículos sobre crítica literaria, estos han aparecido en libros colectivos nacionales e internacionales. De esta manera, Eva Castañeda es una autora fundamental en los diálogos vigentes en torno a la creación y al análisis literario, su obra en ambas vías no centra su opinión en una zona geográfica del país, en una idea inamovible o en un género estático, sino que transita por distintas vías para expadir su apuesta al límite. Armando Salgado: Desde el interior del país, pareciera que vivir en Ciudad de México es más sencillo porque se tienen (aparentemente) más circunstancias a favor: ¿qué opinas al respecto?, ¿cómo ha sido para ti vivir en esta gran urbe y cómo ha repercutido en tu formación literaria y profesional? Eva Castañeda Barrera: He vivido siempre en la CDMX, aunque por cuestiones académicas y literarias he salido por periodos nunca muy largos a otros Estados de la República y claro está, a otros países; el hecho es que siempre regreso a la Ciudad. En ese sentido, es innegable que mi paso por este lugar ha determinado en buena medida mucho de lo que soy. Los trazos de las calles, el caos, las luces, la algarabía, el tráfico, la comida, la gente y su increíble diversidad; todo se hace presente en mi manera de estar en el mundo. Lo que hago y lo que escribo está indefectiblemente atravesado por esta ciudad. Lo anterior no me hace ignorar la realidad que se vive en muchísimos Estados de la República; las batallas que se libran para mantener a flote una serie de espacios políticos y culturales que resultan indispensables, tanto para los creadores como para las comunidades. Este punto en particular me ha conmovido profundamente, pues en el interior del país he
encontrado propuestas artísticas y literarias que han echado mano de toda la creatividad, imaginación y generosidad posibles. En ese sentido, creo que existe la falsa idea de que vivir en la CDMX es más sencillo porque todo está a la mano, inclusive creo que sucede lo contrario: somos casi 25 millones de habitantes luchando por una oportunidad. Por ello, hablando específicamente del ámbito literario, no podemos obviar el hecho de que muchísimas veces algunos apoyos, estímulos, becas, espacios físicos y simbólicos se reparten entre unos cuántos que son los mismos. Afortunadamente hay muchas y muchos que estamos trabajando para que estas prácticas se visibilicen y cambien. No sé, pienso que esta ciudad es un lugar que alberga una profunda y aterradora desigualdad social y económica. Es un lugar lleno de matices, contradicciones y sí, también precariedad. Un lugar que está en permanente construcción, igual que sus habitantes. AS: Frente a la diversidad de opiniones, ¿qué puntos de encuentro visualizas en la poesía mexicana que se escribe actualmente?, ¿hacia dónde se dirige la creación de poemas?, ¿qué caminos creativos has elegido como escritora? ECB: Creo firmemente que la poesía mexicana contemporánea es una de las más interesantes de América Latina. Parte de esta producción es un ejemplo relevante de lo bueno que está sucediendo en la literatura en español. Como escritora y académica ahora mismo me interesan los libros que apuestan por un borramiento de fronteras entre los géneros literarios, aspecto que por lo demás no es nuevo, pero sí que cada vez se hace más patente y de modos muy interesantes. Si lo pensamos, los límites de casi todo se han ido borrando. Es cada vez más evidente que las especies, las fronteras geográficas, los sexos, y por supuesto, los géneros litearios son apenas una ilusión. Asistimos a un momento de intercambio y de expansión. Entonces ¿por qué creer que no va a pasar lo mismo con las fronteras entre los géneros literarios? Me emocionan los libros que sin ambages toman los recursos que mejor les convienen, da lo mismo si es de una novela, una crónica, un ensayo, una receta de cocina o un instructivo. Me gustan los libros que asumen con absoluta conciencia esta libertad, y afortunadamente en la poesía mexicana reciente hay ejemplos muy logrados de esto. En mi caso personal debo decir que mi carrera literaria la he trazado de manera lenta y muy cuidadosa. En este punto me atrevería a decir que lo que he hecho es sólido. Por ejemplo, mi libro más reciente, Decir otro lugar
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AS: ¿Qué opinión tienes respecto a la migración de la literatura a los espacios digitales? ECB: Arriba te decía que desde hace ya mucho tiempo asistimos en todo el mundo a un momento de intercambio y de expansión. Ahora mismo en plena contingencia sanitaria el espacio virtual se convirtió en una vía fundamental para estar en contacto con las y los otros. Lo virtual ahora más que nunca es otra cara de la realidad. No obstante, esta obviedad, a veces parece que nos negamos a asimilar que el mundo se está movimiendo permanentemente. Por eso es una ilusión creer que el cambio no abraza todo y eso incluye a la literatura. En virtud de ello creo que buena parte de la literatura desde hace ya varias décadas está aprovechando este recurso, lo que me parece absolutamente natural y lógico, incluso sería un despropósito no hacerlo.
(Elefanta, 2020) es un trabajo que me llevó años de reflexión, lecturas, borraduras y reescrituras, es que no veo otro modo de trabajar. En ese libro está presente buena parte de lo que arriba te menciono, pues cuento una historia y echo mano de una serie de recursos propios de la narrativa y de la poesía, aunque no nada más. Es un libro cuya escritura me ha retado poética e intelectualmente. Al final, he quedado satisfecha y feliz con el resultado final. AS: ¿Qué retos tenemos como sociedad ante problemáticas como la violencia de género, la crisis ambiental y la contingencia actual?, ¿consideras que la literatura debe asumir estos problemas y materializarlos en lo que se escribe? ECB: Creo que la desigualdad económica es el origen de todos los tipos de desigualdades y violencias. Las profundas disparidades son un obstáculo para el cumplimiento de los derechos de las personas, además de que sus consecuencias son terribles: desigualdad de género, condiciones de vida menos dignas, impacto en el medio ambiente, y un largo etcétera. Frente a un escenario tan desolador muchas personas en todo el mundo estamos trabajando para generar formas distintas de consumo; formas más humanas y conscientes de relacionarnos con todo lo que nos rodea. Lo anterior ha provocado en muchas y muchos escritores una reflexión respecto a su quehacer literario. Los y las más concientes nos hemos embarcado en un trabajo personal que atraviesa lo político y lo estético, aspectos que en este punto de la historia resultan idisociables. En ese sentido, me interesan las escrituras litera-
rias que son producto de una profunda reflexión sobre el acontecer histórico, político, ecónómico y social. Personalmente hace mucho dejaron de interesarme los
libros que giran en torno a un “yo autista”, creo que de eso ya tuvimos mucho y los tiempos que corren no están para seguir escribiendo, y peor aún, publicando libri-
AS: ¿Qué hace Eva Castañeda en un día normal? ECB: Lo que sea necesario para salir bien librada, creo que no siempre lo logro.
Alcanzábamos el bus corriendo, contábamos monedas y llorábamos cuando era urgente. Nosotros nos juramos todo y para siempre. Nosotros invencibles y ese cuento conocido. Lo común, lo más común. Pero no. Nosotros atravesando un país de balas con el corazón entre los dientes. No lo sueltes, así como los perros corren con un hueso en el hocico. No lo sueltes. * No me acuerdo con detalle de todas las historias. Sé que sucedieron hace mucho y hace poco. Empezaré por acordarme de los pormenores. Quiero cada punto y coma. No voy a desviarme del tema: * Si lo piensas todo el tiempo algo cruzamos: líneas divisorias o fronteras, límites y términos. Arribamos con el trabajo de llevar la memoria a todas partes. Acuérdate del día en que un muro se levantó frente a nosotros, tocamos sus agujeros, medimos sus espacios. Vimos las entradas que como bocas macilentas se cerraban. Tomé tu mano mientras del otro lado las ráfagas vencían. Decir otro lugar (Elefanta 2020)
Poesía
tos en donde el mundo gira alrededor de un “yo incomprendido”. Me parece que la reflexión, y en consecuencia, la escritura, tendrían que extenderse a lo colectivo, porque de eso va la vida en este momento, basta con pensar en lo que ahora mismo está sucediendo, me refiero a la pandemia producto de un virus que está enfermando a todo el planeta. Tendríamos que ser capaces de ver eso en toda su magnitud y actuar en consecuencia.
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Arte
Entre Las meninas de Velázquez y el Guernica de Picasso Por Francisco Tomás González Cabañas t
A
sí como Thomas Lawrence manifestó la consigna “La filosofía en la pintura”, haremos lo propio con respecto a la dimensión política. Se propone un pacto lúdico, donde usted, ante las obras mencionadas, dirá cuál le gusta más por las razones o sinrazones que fuesen y nosotros desde nuestra conjetura, le diremos qué vemos de su gusto o cómo se traduce su elección estética en una opción política. En Las meninas, de Velázquez, el observador, no sabe dónde ubicarse con respecto al cuadro, ni cuál es la figura central a la que prestarle mayor atención, con esa necesidad, inexplicable, de encontrarle un sentido al arte (que es lo que la emparenta con la vida misma, el encontrar un sentido por más que no la tenga y de allí su vinculación con lo filosófico, el canal más preciso, como inexacto como para brindar sentido). Todos parecen querer invitarnos, a estar dentro del palacio. En el lugar que fuere, y en la función que sea, pero la clave parecer ser invitarnos a estar dentro. Posiblemente, la figura de los reyes, en el famoso juego de espejos, contra-espejos y retratos, sea la más incómoda, como para definir dónde ponemos a la realeza. Una pregunta, que España -ni Europa- ha definido, ni con precisión, ni con armonía, y que siempre despierta tensión, como en el cuadro, y como en la historia. Velázquez, parece exhortar al espectador, que ponga esa presencia, de acuerdo con cómo la observe, cómo la sienta o cómo la quiera, pero independientemente de dónde, una imagen ineludible e insorteable. El cuadro le despierta a quien lo observe, el gusto, el deseo de pertenencia o de querer estar dentro del palacio, en el que incluso está el propio artista, una invocación a formar parte de lo palaciego, de lo intramuros, de situarnos en cualquier lugar, por más que no sepamos dónde, ni siquiera la conveniencia o la razón del por qué. Nada ocurre afuera, todo está dentro y lo metafórico excede propiamente a la realeza y a sus cortesanos. El Guernica, de Picasso, es el otro rostro de la simbología propuesta, como contracara, contraparte o anverso y reverso de lo mismo y lo diferente. Internacio-
/// El Guernica (1937), de Pablo Picasso. Museo Reina Sofía, Madrid.
nalizado el pequeño pueblo vasco que lleva como título la obra, podríamos arriesgar que se transformó en un cierto sentido en una pintura profética en relación precisamente a la conflictividad vasca y el alto grado de violencia irracional, aún en tiempos democráticos. La tensión en el cuadro, es más que evidente, es hasta desbordante, tanto en sus colores (o en sus no colores, más allá del blanco y lo negro y su combinación, el gris) como en sus símbolos. Es más que obvia y harto estudiada la referencia a la llamada Guerra Civil Española, los primeros pasos de lo que sería englobado en el Franquismo y que aún no ha sido debidamente revisado por las autoridades judiciales de las diferentes partes de España, como de occi-
dente, donde en nombre de o bajo argucias varias, se hayan perpetrado crímenes de lesa humanidad que ni la democracia, ni el capitalismo debieran tolerar o pretender enterrar bajo lo fatuo e injusto del olvido. Es imposible no sentirse interpelado por el Guernica, no reaccionar ante lo que nos propone Picasso, quien indefectiblemente cumple con su propuesta cuando afirmó que la obra era “Un instrumento de guerra, ofensivo y defensivo, contra el enemigo”. Podríamos decir que la obra de arte, dibuja todo el afuera, no existe ningún adentro; el cuadro, incluso como secuencia o tríptico, no deja de ser una intemperie que nos conduce a todo lo que no está en un sitio seguro, sea este una casa o un palacio.
/// Las Meninas. Diego Velázquez, 1656. Museo del Prado. Madrid.
España, la españolidad, Iberoamérica, Europa, como occidente, pueden leerse bajo los dos cuadros mencionados. Uno del lado del otro, en sus entradas y salidas, en sus adentros y afuera, en sus tensiones, en sus profecías, en sus texturas, en sus colores, y por qué no, en los olores y sensaciones que puedan despertar. Seguramente y no se trataría de hacer trampa en el juego propuesto, le guste alguna otra pintura, la tenga como preferida o le resulte más cercana o familiar. Ante tal variante o posibilidad, sugerimos la obra Sin pan y sin trabajo, de Ernesto de la Cárcova, un pintor argentino que nos remite a que pensemos que el niño siendo amamantado, no deja de estar fuera de la seguridad del útero, del que tuvo que salir, como la madre, en su condición de tal, sin la posibilidad de traducirse en mujer desde otras perspectivas, y el hombre, en claro desdén con lo que está viviendo, desde su adentro, desde su hogar, se muestra insatisfecho por más que al parecer lo que nos quiera sugerir la obra es que en el afuera en el que está mirando todo está mucho peor. La realidad en la dimensión pictórica, nunca es determinante y puede ser valorada con más amplitud que en muchos otros campos de lo humano. Preguntar y preguntarnos es una obligación saludable que nos genera tener delante la imagen de un cuadro. ¿Seguimos siendo parte del cuadro de lo humano? ¿Quién es el pintor del mismo? ¿Cuánto nos agradan los pincelazos que conforman el trazo, el diseño, la técnica que dibuja lo que miramos?
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Charles Bukowski: 100 años Por Jánea Estrada Lazarín t
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Poesía
enry Charles Bukowski nació el 16 de agosto de 1920; poeta alemán nacionalizado estadounidense, falleció en Los Ángeles, ciudad en la que vivió hasta el final de sus días, el 9 de marzo de 1994. Para conmemorar el centenario de su nacimiento, compartimos en La Gualdra dos de sus poemas. Pájaro azul Hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy duro con él, le digo quédate ahí dentro, no voy a permitir que nadie te vea. Hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero yo le echo whisky encima y me trago el humo de los cigarrillos, y las putas y los camareros y los dependientes de ultramarinos nunca se dan cuenta de que esté ahí dentro. /// Charles Bukowski. 100 años. Foto del portal Poetas del fin del mundo.
Hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy duro con él, le digo quédate ahí abajo, ¿es que quieres hacerme un lío? ¿Es que quieres mis obras? ¿Es que quieres que se hundan las ventas de mis libros en Europa? Hay un pájaro azul en mi corazón que quiere salir pero soy demasiado listo, solo le dejo salir a veces por la noche
Por Rebeca Mejía
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n este periodo de cuarentena prolongada el cine continúa siendo uno de nuestros principales entretenimientos en casa. Ante la variedad de oferta que no cesa en su renovación de películas y series, es difícil conocer el catálogo completo de cualquier plataforma, mucho menos agotarlo. Aun así, vale la pena hacer revisiones constantes, especialmente cuando se trata de cine clásico, para conocer la oferta que tenemos disponible al menos temporalmente. Los clásicos literarios según Ítalo Calvino son “esos libros que nos llegan trayendo impresa la huella de las lecturas que han precedido a la nuestra, y tras de sí la huella que han dejado en la cultura o en las culturas que ha atravesado”. Los clásicos son entonces aquellos textos que
para hacer llorar a un hombre, pero yo no lloro, ¿lloras tú?
Luego lo vuelvo a meter, y él canta un poquito ahí dentro, no le he dejado morir del todo y dormimos juntos así con nuestro pacto secreto y es tan tierno como
Cuando pienso en mi muerte Pienso en automóviles estacionados en un estacionamiento cuando pienso en mi muerte pienso en sartenes cuando pienso en mi muerte pienso que alguien te hace el amor cuando no estoy
Clásicos literarios en Netflix y PrimeVideo mantienen una relación de diálogo entre diversas épocas sobre valores, conductas o etapas de la vida, encontrando a su vez distintas representaciones en el tiempo. Muchas obras literarias se han adaptado al cine, pero ¿cuáles son aquellas que también se han convertido en clásicos del séptimo arte? ¿Cuántas de ellas se encuentran disponibles en las plataformas más populares del momento como lo son Netflix y PrimeVideo? Y, siguiendo este criterio, ¿cuál de las dos tiene mejor oferta? Al encontrarnos con una lista de las “50 grandes obras literarias vistas por el séptimo arte”,* nos dimos a la tarea
de buscarlas y por qué no, hacer un recuento de las que hemos visto y/o leído también. El curioso caso de Benjamin Button (2008), El Club de la Pelea (1999), Los puentes de Madison (1995), El silencio de los inocentes (1991), Blade Runner (1982), El Resplandor (1980), Muerte en Venecia (1971) y Desayuno en Tiffany’s (1961), son las adaptaciones clásicas que pudimos encontrar en PrimeVideo. Mientras que en Netflix solo aparecen disponibles la trilogía de El Señor de los Anillos (2001 -2003), la trilogía de El Padrino (1972 -1990) y Memorias de África
cuando pienso en mi muerte tengo problemas para respirar cuando pienso en mi muerte pienso en toda la gente que espera morir cuando pienso en mi muerte pienso que no podré tomar agua nunca más cuando pienso en mi muerte el aire se vuelve completamente blanco las cucarachas en mi cocina tiemblan y pienso que alguien tendrá que tirar mi ropa interior limpia y sucia muy lejos.
(1985). En PrimeVideo pudimos encontrar además algunas adaptaciones nuevas o incluso más de una de clásicos como Asesinato en el Oriente Express, Cumbres borrascosas o Fahrenheit 451. Es innegable que la oferta de clásicos literarios en su versión cinematográfica es mucho mayor en PrimeVideo. Hasta hace algunos meses se podían encontrar algunos títulos repetidos en ambas plataformas u otros títulos que si bien no aparecen en la lista de los “50 mejores clásicos”, consideramos que son también películas de culto como Matar un ruiseñor (1962) o Atrapado sin salida (1975), esta última aún puede verse en PrimeVideo. *Publicada por la revista Qué leer, Extra, Año XIV, No. 1, España, 2009. Twitter: @RbkMej
StreamingTV
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cuando todo el mundo duerme. Le digo ya sé que estás ahí, no te pongas triste.
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Río de palabras
Amo la rareza de tocarte t Por
Edgar Khonde
C
ogí un libro de la estantería y luego me refugié en un cubículo. Quería sobrellevar la tarde, afuera llovía y no estaba dispuesto a mojarme. Calculé que la lluvia duraría un par de horas, si es que replicaba la de los días anteriores. Pensé en dormir y también en acercarme a alguien para charlar, pero ninguna cara me era familiar. Garabateé sobre una hoja de papel que llevaba en la mano y que en el anverso presentaba una suerte de propaganda de una pequeña cocina que se encontraba si no mal entendía a espaldas de la universidad. Era universitario en aquel entonces y todavía me sentía poeta. Los garabatos exponían alguna idea sobre la soledad y la conjura. Pensé que no podría sacar ningún verso de aquello, pero que no tendría que descartar la consigna si es que la aprovechaba para el discurso en alguna de mis clases de la semana siguiente. Era jueves y mis labores estudiantiles se reanudaban el lunes. Había desayunado muy temprano y el flyer me comenzó a parecer hasta poético. Mi estómago reclamaba un bocado; el soporte casual de mi escritura no me servía más que para construir imaginariamente el menú de la poslluvia siempre y cuando alcanzara las horas hábiles de aquella fonda que se anunciaba como un bistro barato. Bajé la mirada al libro, lo abrí y me di cuenta que no podía explicarme nada: El violín se estremecía, imploraba, / y sollozó de súbito, / tan infantil / que el tambor no se contuvo /. Levanté la cabeza y estiré los brazos hasta alcanzar tus manos del otro lado de la barra. O lo hiciste tú primero y yo reaccioné como si te trataras de un imán. Respondí entonces a tu fuerza y algo nervioso, como el violín, así tus manos a las mías después de tantos años de solo imaginarte. Dijiste que era raro, tocarnos, y asentí. Yo amaba esa rareza, desde la vez que rocé tu aliento y tus ojos de ocurre diciembre se posaron en los míos. No pa-
/// Nahui Olin, retrato realizado por Dr. Atl en 1922. El pintor falleció el 15 de agosto de 1964. Así lo recordamos en La Gualdra.
recía el fin del mundo y sin embargo la prensa lo estaba anunciando como si se tratara de la última novedad en ordenadores. Luego subiste a la bici y me enseñaste tu nombre. ¡Me levanté! / Tambaleando pasé entre las notas / ante el agachado horror de los pupitres /. Volví a coger tus
manos, antes de que nos escurriéramos como humo a través de las letras de un viejo poema. Yo sabía que no te podía soltar, que no quería separarme de ti pero no me salieron palabras para decírtelo. También supe que las palabras ya no fueron necesarias porque lo intuiste. Me
arrancaste desde la absorta soledad, pedaleaste mientras te miraba, volviste una vez más la cabeza para decirme que nunca te olvidara. Cerré el libro de poemas. Lo devolví a la estantería y salí a la lluvia, porque ningún fin del mundo iba a evitar que te tocara.
Andar t Por
Pilar Alba
M
e eché a andar por el camino, no volví la vista atrás. Nada de lo que dejé allá podría ya importarme. Ninguna de las voces que de allá provenían podrían detenerme. En mi cara llevaba una sonrisa que trataba de ocultar mi temor, mi ansiedad ante la incertidumbre. Sabía que no tenía nada seguro,
era consciente de que todo podría salir mal. Pero era mejor salir, andar por los caminos a quedarme parada, congelada, encerrada esperando que pasara el tiempo, se abriera la puerta y alguien viniera a sacarme, a despojarme de lo que creía mío. Decidí dejarlo todo, lo material se pierde y se recupera fácilmente; lo que uno tiene adentro una vez que se va ya no vuelve. Por eso salí, por eso no volví la vista atrás, por eso me encuen-
tro ahora, andando por los caminos. Sé que para usted será complicado, muy complicado entenderlo; ¿por qué preferir no tener un techo, un lecho donde reposar los huesos, un fuego que aminore el frío y un techo para cubrirme de la lluvia? Para mí no es difícil entender ni pretendo hacerlo. Es por eso que estoy aquí, prefiero morir andando a quedarme encerrada, a esperar que la muerte venga y me arranque este cuerpo.