SUPLEMENTO CULTURAL
NO. 451 /// 12 DE OCTUBRE DE 2020 /// AÑO 10
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Luis López Loza. Foto cortesía del MAAMF.
“Ante las obras de Luis López Loza tenemos la sensación, vertiginosa unas veces, pesadamente conscientes otras, de que cada cuadro en vez de afirmar busca una imposible ausencia de límite”. Juan García Ponce La inauguración de la exposición Figuraciones, del maestro Luis López Loza, no pudo ser inaugurada el mes de marzo pasado debido a la pandemia del COVID-19. Sin embargo, el pasado viernes 9 de octubre el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez abrió nuevamente sus puertas para que esta exposición pueda ser apreciada. [Más de esta exposición en páginas centrales]
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LA GUALDRA NO. 451 /// 12 DE OCTUBRE DE 2020 /// AÑO 10
La Gualdra No. 451
Editorial
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res museos de arte en Zacatecas fueron reabiertos este 9 de octubre tras haber permanecido cerrados durante 6 meses debido a la contingencia sanitaria ocasionada por la pandemia del Covid-19. La ciudad de Zacatecas está actualmente en semáforo naranja y como ya se había anticipado y atendiendo todas las medidas de prevención e implementando rigurosos controles sanitarios, se tomó la decisión de abrir parcialmente el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, el Museo Zacatecano y El Universo de Pedro Coronel. La noticia fue muy bien recibida por la población y por los prestadores de servicios de la ciudad capital. Estos museos estarán funcionando provisionalmente solo los fines de semana y las áreas de visita están limitadas para poder tener un mejor control; en el caso del MAAMF los usuarios pueden entrar a las exposiciones temporales de Hiroyuki Okumura y a la de Luis López Loza; en el Museo Zacatecano podrán visitar la exposición temporal de Tomás Hernández Monreal, la Sala de Hierros Forjados, la Sala de Casa de Moneda y la Sala de Arte Huichol; en el caso del Museo El Universo Pedro Coronel solo se puede acceder a la planta baja, en la que podrán ingresar a la Sala de Arte Oriental y al patio que contiene las esculturas de Pedro Coronel. Por disposición de la Secretaría de Salud, solo pueden ingresar a estos espacios personas mayores de 12 años y menores a 60; el uso de cubrebocas es indispensable y mantener una distancia de por lo menos metro y medio entre los visitantes también. Este pasado fin de semana la entrada fue gratuita, pero a partir del viernes 17 se cobrará la cuota habitual. Las medidas implementadas son indispensables para prevenir los contagios y en el caso del cobro de la entrada, para poder generar el efectivo que tan urgente es en estos momentos para sufragar los gastos generales mínimos necesarios que tienen los museos. Recordemos que el 23 de abril, como parte de los ajustes presupuestales, fue publicado en el Diario Oficial de la Federación el decreto mediante el cual se instruye no ejercer el 75% del presupuesto disponible de las partidas de servicios generales y suministros. Visité la exposición Figuraciones del maestro Luis López Loza y constaté que todas las disposiciones sanitarias se cumplieron. Hay tapetes con líquido desinfectante en las entradas; al llegar
se toma la temperatura de los usuarios, luego es aplicado gel desinfectante antes proceder al registro -en esta ocasión piden datos como el mail y el teléfono, para en un determinado caso poder contactarlos en caso de un posible contagio-; las señalizaciones en el piso indican la distancia a la que se puede estar con relación a los otros visitantes y guían adecuadamente en la dirección de por dónde se debe circular. El personal está capacitado y es atento con los visitantes. Parece que todos, usuarios y personal de los museos, estamos en la misma sintonía: debemos cuidarnos para evitar la propagación del virus y permitir así que estos espacios continúen abiertos al público. Para motivarlos a que vayan el siguiente fin de semana y disfruten de los acervos de nuestros museos, incluimos en esta edición textos e imágenes de la exposición de Luis López Loza, que no pudo ser inaugurada el mes de marzo, pero que puede ya verse en el MAAMF. Me gustó mucho la exposición, después del recorrido por la muestra de este maestro integrante de la generación de la Ruptura salí con un ánimo optimista. No obstante, la preocupación por la escasez de recursos para la operación efectiva de los museos continúa; el presupuesto federal para cultura es limitado y hay que esperar el muy posible -y comprensiblerecorte del prepuesto estatal. Afortunadamente, han ido surgiendo iniciativas para paliar la situación de precariedad por la que están atravesando los museos específicamente, como la que está impulsando Interactividad Cultural y Desarrollo A.C. con el concurso de personas con una excepcional trayectoria en la dirección y en las diversas áreas de actividad de estos recintos; se trata una iniciativa con proyecto de decreto, por medio de la cual se pretende adicionar el artículo 190 (BIS) de la Ley del Impuesto Sobre la Renta, para crear el Estímulo Fiscal a Proyectos Museísticos (EFIMUSEOS) y que permitiría la inversión de la iniciativa privada en proyectos específicos relacionados con estos espacios. De aprobarse la deducibilidad de ISR al invertir en este rubro, los museos encontrarán una vía para no morir en el intento de continuar con sus actividades. La próxima semana hablaremos con más oportunidad de este caso. Que disfrute su lectura.
Directorio
Contenido
Almudena Grandes Una extendida cárcel, una batalla interminable Por Mauricio Flores
Figuraciones, de Luis López Loza en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez
La protección del patrimonio cultural en tiempos de COVID-19 Por Miriam Pineda Bravo
Desayuno en Tiffany’s, mon ku À coeur battant / El fin del amor: una historia desde el Skype Por Carlos Belmonte Grey Babyteeth, de Shannon Murphy: el glorioso despertar Por Adolfo Nuñez J.
Claro que no somos una pompa fúnebre Por Gioconda Belli Fernet Por Edgar Khonde
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La misma canción Por Pilar Alba
Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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Almudena Grandes Una extendida cárcel, una batalla interminable
t Por Mauricio
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Flores*
a extendida cárcel en que se convirtió el territorio español durante la dictadura de Franco tuvo estaciones verdaderamente sórdidas. Los llamados manicomios, como el famoso de Ciempozuelos, donde fueron recluidos miles de enfermos mentales que, obligados a recibir los tratamientos más inhumanos, fueron síntesis de un régimen sustentado por la alianza entre el Estado y la Iglesia católica. “Un modelo a escala de la sociedad a la que pertenecía, una patología de un país enfermo”, se lee en La madre de Frankenstein, quinta entrega de la saga que la madrileña Almudena Grandes (1960) dedicó para hablar de aquella “batalla interminable”, la guerra civil española. De “enfermedades men-
tales” se habla en esta nueva entrega, “la peor cárcel que existe”, para lo cual la autora recupera la olvidada historia de Aurora Rodríguez Carballeira, una famosa parricida quien, tras enfrentar un juicio y librar la prisión, llega a Ciempozuelos, donde permanecerá el resto de sus años, diagnosticada como paranoica. Estancia que llevará al lector, enhebrándose certeza e imaginación, al develamiento de muchas vidas más, detenidamente las de Germán Velázquez, el joven médico encargado del tratamiento de la ingresada, “qué dolor tan grande tener que matar a mi propia hija, menos mal que no sufrió”, y la de la enfermera María Castejón. Aunque si hiciéramos un recuento pormenorizado, las existencias dilatadas en La madre de Frankenstein sumarían más de cien, el
listado de personajes que incluye al final el libro rebasa ese número. Son las vidas, bonitas o feas, de los hombres y las mujeres de “un país fracturado, donde nadie era libre en absoluto, ni siquiera para enamorarse fuera del carril social al que estaba asignado desde su nacimiento”. Existencias sostenidas como por alfileres, como la de Germán, a quien su padre lo envía gracias a un salvoconducto internacional a Suiza luego del triunfo franquista. O la de María, la nieta del jardinero de Ciempozuelos, experiencia de pobreza y abandono. Ambos personajes ligados a Aurora, la otra gran protagonista de la novela, de ahí el título, “a mí no me engaña nadie, les dije que ya estaba bien de tontería”, uno por haberla visto en el consultorio de su padre cuando era un niño, otra por haberle ense-
ñado a leer en sus primeros años. Por ello la permanente cercanía, especie de cariño que en todo momento busca su explicación fundamental, a esa mujer “que para el resto de la sociedad seguía siendo un monstruo, una asesina despiadada, un nombre maldito de la crueldad humana”. Testigos de la cotidianidad del manicomio y de la misma España, “todos
vivimos en un cementerio, pero algunos estamos vivos todavía”, Germán y María acompañarán los días y las constantes alucinaciones de la enferma. Luego de Inés y la alegría (2010), El lector de Julio Verne (2012), Las tres bodas de Manolita (2014) y Los pacientes del doctor García (2017) y ahora La madre de Frankenstein, resta a la autora entregarle al lector Mariano en Una sinopsis
En 1954, el joven psiquiatra Germán Velázquez vuelve a España para trabajar en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos, al sur de Madrid. Tras salir al exilio en 1939, ha vivido quince años en Suiza, acogido por la familia del doctor Goldstein. En Ciempozuelos, Germán se que reencuentra con Aurora Rodríguez Carballeira, una parricida paranoica, inteligentísima, que le fascinó a los trece años, y conoce a una auxiliar de enfermería, María Castrejón, a la que doña Aurora enseñó a leer y escribir cuando era niña. Germán, atraído por María, no entiende el rechazo de esta, y sospecha que su vida esconde muchos secretos. El lector descubrirá su origen modesto como nieta del jardinero de manicomio, sus años de criada en Madrid, su desdichada historia de amor, a la par que los motivos por los que Germán ha regresado a España. Almas gemelas que quieren huir de sus respectivos pasados, Germán y María quieren darse una oportunidad, pero viven en un país humillado, donde los pecados se convierten en delitos, y el puritanismo, la moral oficial, encubre todo tipo de abusos y atropellos. Almudena Grandes, La madre de Frankenstein, Tusquets, espala, 2020, 560 pp. * @mauflos
Op. Cit.
… la primavera que empezaba no era para nosotros. A. G.
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Figuraciones, de Luis López Loza Arte
en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez
Sueños convertidos en colores t Por Beatriz Espejo Desde antes, a los ocho o nueve años, no lo recuerda con precisión, empezó a pintar lo que alcanzaba su vista, aves, mesas, jaulas, personas. Surgían los primeros síntomas de una vocación incipiente. Antes de terminar el bachillerato entró a la Escuela de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, en parte, dice, porque le quedaba cerca y le revalidaban materias. La verdad era que daba los primeros pasos para cumplir su destino. Su maestro de escultura fue Héctor Cruz; de dibujo Santos Balmori y luego Erasto Cortés Juárez; de grabado Isidoro Ocampo y Carlos Alvarado Lang; Ceferino Palencia les daba clases de historia y de pintura universal. Todos se proponían que sus jóvenes alumnos, ávidos de tropezarse con la destreza, visitaran museos y entendieran lo que consiguen las líneas bien trazadas y los claroscuros que le dan relieve a la figura… [...] En el café-restorán Carmel de la llamada Zona Rosa, solían comer varios artistas noveles que pagaban sus alimentos con cuadros. Allí Luis expuso por primera vez. Cuenta como anécdota que en medio de la exhibición se apagó la luz y Jacobo Glantz, dueño del local, sacó un montón de velas para que el evento continuara. Comenta riendo que no vendió ningún cuadro. Pero a partir de ahí se integró a la Galería Antonio Souza y conoció lentamente el éxito. Hoy día son casi innumerables las exposiciones individuales y colectivas en que ha participado, tanto en México como en el extranjero. Son además muy nutridos los premios, las bienales, las comisiones, la bibliografía y hemerografía ocupadas no solo en mencionarlo, sino en destacar el valor de esa tarea suya que le valió la Beca John Simon Guggenheim y el más alto galardón otorgado por el gobierno mexicano: el Premio Nacional de Ciencias y Artes, sin mencionar que es miembro de la Academia de Artes. [...] Afirma que siendo casi niño leyó al Marqués de Sade y a Henry Miller quienes lo impresionaron para siempre, por la cual, si se observan con atención, muchas de sus piezas entrañan un erotismo poético aunque como toda pintura donde se desarrollan impresiones exultantes, necesite del espectador sensible para desarrollar un diálogo complejo dentro de la aparente libertad creadora. Pintor culto, posee libros que lee entusiasmado, algunos los ha ilustrado con tal destreza que pueden considerarse obras de arte tanto por el texto como por la manera de presentarlos.
“Indagar la anatomía de una obra, ya sea pintura, escultura o grabado, equivale a realizar un análisis de las formas que la componen. La mayoría de las formas que creo están inspiradas en fuentes muy diversas, literarias, musicales, visuales, dúctiles y hasta olfativas”. Luis López Loza
“La pintura es una travesía larga, desde la privacidad del estudio hasta la exhibición de la obra. En ella siempre se está en compañía, de aquellos quienes nos han acompañado y de los que hemos aprendido”. Luis López Loza
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Arte
“Ante las obras de Luis López Loza tenemos la sensación, vertiginosa unas veces, pesadamente conscientes otras, de que cada cuadro en vez de afirmar busca una imposible ausencia de límite”. Juan García Ponce
“Pertenece a una raza de artistas singulares, con un estilo tan propio que cualquier imitación resultaría caricaturesca. Sus piezas unidas por un sello inconfundible las da por terminadas cuando no puede llegar más allá de lo conquistado”. Beatriz Espejo
“Debo señalar que su actividad creativa es sumamente completa pues además de pintor es un excelente grabador, que también mantiene gran calidad como escultor, así como en todo oficio plástico que se le ocurre realizar”. Manuel Felguérez Luis López Loza nace en la Ciudad de México en el año de 1939. Pertenece a la generación de la Ruptura. Es Premio Nacional de las Artes 2010 y goza de presencia y reconocimiento internacional. Su obra se caracteriza por una gran calidad técnica y puede clasificarse dentro de la corriente de la Abstracción sin perder su carácter contemporáneo. Tanto en su pintura como en su gráfica, las formas geométricas establecen un diálogo entre las gradaciones y combinaciones de color y el uso contrastante de la luz. Su obra escultórica destaca, asimismo, dentro de la corriente abstracta. Estudió en la Universidad Nacional Autónoma de México, en la Escuela de Pintura y Escultura “La Esmeralda”, en el Centro Superior de Artes Aplicadas en México y en el Pratt Graphic Center de Nueva York. Pintor, escultor, dibujante, grabador, desde 1959 a la fecha ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas en México (Galería de Arte Mexicano en México, D.F., Museo de Arte Moderno en la misma ciudad) y en el extranjero (Japón, Yugoslavia, Ecuador, Estados Unidos, Canadá). La exposición Figuraciones había sido planeada para que fuera inaugurada dentro de las actividades del Festival Cultural; debido a la pandemia esto no fue posible. Sin embargo, el pasado viernes 9 de octubre el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez abrió nuevamente sus puertas para que esta exposición pueda ser vista. El museo abrirá solo de viernes a domingo de 11 de la mañana a 3 de la tarde y provisionalmente estarán abiertas solo las salas temporales. La entrada está restringida a personas mayores de 60 años y niños menores de 12. El uso de cubrebocas es indispensable.
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Ollin: Memoria en Movimiento
La protección del patrimonio cultural en tiempos de COVID-19 [Primera parte]
/// Procesos de limpieza de esculturas.
/// Limpieza de retablos de cantera.
Por Miriam Pineda Bravo* t
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ada la actual crisis sanitaria que enfrenta nuestro país por el COVID-19 y ante las medidas establecidas para combatir la pandemia a nivel mundial, se ha generado entre el gremio de profesionales del campo de la conservación del patrimonio cultural una serie de interrogantes en torno a las nuevas dinámicas que enfrentará la disciplina en favor de la conservaciónrestauración de los bienes culturales muebles e inmuebles, en su camino hacia una nueva normalidad. Ante esta situación, en la que lo primordial es proteger la salud de las personas, es necesario reflexionar sobre las medidas que se deben tomar en edificios y artefactos históricos y la eficacia o repercusión que estas pautas tendrán sobre nuestro patrimonio. La aplicación de una serie de medidas preventivas puede significar la correcta conservación de los bienes culturales. Desde la declaración de emergencia sanitaria en toda la República Mexicana, se ha podido observar cómo se ha desarrollado una serie de medidas sanitarias preventivas para disminuir la transmisión del virus entre las que sobresalen las tareas de desinfección de espacios públicos y de objetos. Si bien existen productos y soluciones eficaces para inactivar el virus sobre nuestras manos y sobre las superficies de distintos materiales, hay que tomar en cuenta que las medidas de desinfección en masa de edificios patrimoniales y objetos son contraproducentes, ya que los pro-
/// Limpieza de retablos de cantera por parte del personal del INAH.
ductos y técnicas empleados contienen químicos y sistemas de aplicación pensados para instalaciones sanitarias, industriales o alimentarias, vehículos, oficinas, etc. y no contemplan un protocolo apropiado para los complejos y delicados materiales de los bienes culturales. La falta de una metodología de desinfección desarrollado exprofeso para bienes culturales con el objetivo de eliminar el virus pone en peligro el amplio espectro de objetos artísticos e históricos que componen el patrimonio cultural mexicano; la aplicación de un protocolo industrial con productos ordinarios puede derivar en daños irreparables. El área de conservación y restauración del Centro INAH Zacatecas pretende en esta primera entrega, compartir con los lectores cómo es que estos productos comúnmente
utilizados en la desinfección del virus, afectan los materiales que forman parte de nuestro patrimonio cultural; esto con la finalidad de evitar que se produzcan daños y nuestros bienes muebles sean conservados en las mejores condiciones durante esta pandemia. Los productos más utilizados para desinfectar son los que contienen Hipoclorito de Sodio (Cloro), Peróxido de Hidrógeno (Agua Oxigenada), Amoniaco y sus derivados (Sales de Amonio Cuaternario); estos tres productos tienen efectos corrosivos y son altamente oxidantes, su aplicación sobre los materiales históricos ya sean bienes muebles o inmuebles no es recomendable ya que a mediano y largo plazo pueden producir alteraciones de las capas pictóricas en el caso de pinturas y esculturas.
El caso del alcohol etílico o etanol, por ejemplo, es un disolvente que daña gravemente pinturas, barnices y aglutinantes; causa desprendimientos y debilitamiento de la superficie al disolverse su estructura, lo que a largo plazo se traduce en efectos adversos en bienes muebles -donde esté presente este material-, como lo son retablos, cuadros, policromías de esculturas, relieves, tintas de libros, documentos antiguos, etc. Algunas empresas especializadas en limpieza doméstica e industrial tienen nuevas soluciones desinfectantes para hacerle frente al COVID-19, soluciones procedentes de otros campos y utilizadas sobre materiales contemporáneos, pero que son nocivas para los bienes culturales y obras de arte. La mayoría tiene restricciones para la salud, como el caso del Ozono; para que este sea efectivo contra el coronavirus, es necesaria una exposición prolongada que resulta dañina para el ser humano, además de ser altamente oxidante y causar reacciones químicas en elementos orgánicos como libros, documentos y textiles; su uso está prohibido a nivel internacional por las organizaciones encargadas de la preservación del patrimonio cultural. Otro de los instrumentos utilizados como medida de desinfección es el uso de la luz ultravioleta, la cual solo tiene efectividad si se aplica con gran intensidad y durante largos periodos; esta luz puede ocasionar quemaduras internas en las personas y alterar la composición química de los materiales que están expuestos. Asimismo los sistemas de pulverización electrostática, vaporización, nebulización, etc., son sistemas para mejorar la aplicación de los produc-
tos desinfectantes ya señalados, lo que los hace igualmente peligrosos para el patrimonio cultural. El riesgo está en el producto utilizado y no en su modo de aplicación. Finalmente debemos tener muy en cuenta que el virus tiene una supervivencia de hasta 5 días en la superficies dependiendo del material del que estén conformados los objetos, por lo que un espacio aislado es un espacio seguro y no requiere medidas extraordinarias de limpieza y desinfección. La mejor medida para no dañar nuestro patrimonio cultural es la prevención; los bienes culturales no se contaminan, al menos que un portador del virus los manipule o se acerque a ellos sin protección; en todo caso debemos ser precavidos en cuanto al uso y manipulación -por citar otro ejemplo- de los objetos litúrgicos, la mejor desinfección del patrimonio se dará con el propio paso del tiempo. En nuestra próxima entrega se compartirá una serie de medidas alternativas para la limpieza y desinfección de bienes muebles culturales mediante acciones que no pongan en riesgo la salud de las personas, pero que contribuyan a disminuir las fuentes de riesgos y los daños colaterales que pudiera ocasionar el uso inadecuado de productos desinfectantes. * Responsable del área de conservación y restauración del Centro INAH Zacatecas. Las fotos de que acompañan este artículo petenecen al Área de conservación y restauración del Centro INAH Zacatecas.
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Desayuno en Tiffany’s, mon ku
À coeur battant / El fin del amor: una historia desde el Skype Cine
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Por Carlos Belmonte Grey
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emos comenzado a ver las películas preseleccionadas para los premios de la Academia de los Lumières 2021 (premios de la prensa extranjera en Francia) y cada año nos preparamos para organizar cómo ver tantas. Había visto algunas de ellas y me alistaba para comentarles una historia de amor de dos mujeres ya en edad avanzada, pero la noche del jueves vi una película francoIsraelí, A coeur battant (The end of love) de la cineasta Keren Ben Rafael, y decidí mejor escribir sobre ella. Es una película cuya historia se pasa completamente bajo la estrategia de la llamada Puesta en Pantalla; esto es cuando en el cine
vemos a los actores a través de una pantalla de televisión o de ordenador, por ejemplo, una llamada por Skype u otra plataforma. La actriz francesa Judith Chemla y el actor franco-belga Arieh Worthalter interpretan a una pareja -ella francesa y él israelí- que acaba de tener a su primer hijo. Él debe de regresar a Israel para obtener su visa y poder seguir viviendo en París mientras que ella se queda en la capital francesa para seguir trabajando y cuidar del bebé. Él regresa a la casa de la familia, desempleado y reencontrará los amigos. Entonces toda la relación se sucede a través de constantes llamadas por Skype; por ahí aman, desde ahí se convidan la comida y la bebida, ven crecer al niño, vigilan al niñero, asisten a las fiestas; las llamadas no respondidas incitan a los celos, al engaño, a la insegu-
ridad; y las respondidas en momentos climáticos del día -la mañana y la noche- pero con desfases horarios frustran los ánimos de los amantes -el sexual y el juguetón, por ejemplo-. El contexto de confinamiento recientemente vivido puede funcionar como catalizador para las empatías de los personajes. La claustrofobia de los límites marcados por la pantalla y por tanto de sus fueras de campo nos reenvían a las sensaciones de vulnerabilidad tras la imposibilidad de controlar las acciones. La única forma es el chantaje emocional y la violencia de la voz y las palabras. Por mencionar un par de puestas en escena: Ella ha salido a una cena con compañeros de trabajo y él le llama, se topa con el niñero y le pide que deje la cámara encendida para a
la vez vigilar al niño y esperar a la esposa. Al llegar y tras el interrogatorio de oficio él tiene ganas de ciber-sexo mientras que ella solo quiere dormir. Uno de los dos debe de ceder. O bien, la segunda, ella ha salido de la casa dejando al bebé en el suelo para que siga gateando, él desesperado desde el otro lado de la pantalla trata de mantener la atención del hijo para que no se mueva y corra cualquier riesgo. El bebé gatea y sale del campo, se escucha un ruido y surge la desesperación del padre por no poder controlar la situación ni verla. Ben Rafael aprovechó el recurso del fuera del campo para hacernos caer en nuestras fantasías y miedos, una estrategia que funciona de maravilla tras la coincidencia de la exhibición de la cinta y el Covid-19.
Babyteeth, de Shannon Murphy: el glorioso despertar t
Por Adolfo Nuñez J.
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n los últimos años, el drama adolescente se ha vuelto un género sumamente popular en el cine, incluso cuando los resultados no siempre han sido los mejores. Es cada vez más frecuente ver historias sobre jóvenes cuya transición de la adolescencia a la adultez tiene como trasfondo cierta condición o enfermedad que el protagonista padece. En el peor de los casos, lo único que logran estas películas es manipular a la audiencia y banalizar problemáticas reales. En su mejor faceta, se pueden encontrar historias que logran
evitar los lugares comunes del género, gracias al ingenio y corazón con que están hechas. Este último es el caso de Babyteeth (2020), cinta debut de la australiana Shannon Murphy. En ella conocemos a Milla (Eliza Scanlen), una chica de 15 años que vive en un suburbio de Sydney, y que tiene una problemática relación con sus padres (Ben Mendhelson y Essie Davis). Milla podría ser la típica adolescente, igual que el resto de sus compañeras de escuela, si no fuera por un pequeño detalle: tiene una enfermedad terminal. Un día después de clases, mientras espera el tren que la lleva a casa,
Milla conoce a Moses (Toby Wallace), un chico algunos años mayor que ella que se dedica a traficar pastillas, y que
realiza todas sus actividades con una enorme seguridad, como si no le temiera ni a la muerte. Ante tal actitud, y como era de esperarse, la joven se enamora de él al instante. Aunque su premisa no suene muy original, Babyteeth es una película que sorprende por su manera de innovar en los elementos típicos del drama adolescente. Esto lo logra gracias a un excelente guion escrito por Rita Kalnejais, que se toma el tiempo de detallar el conflicto interno de cada personaje ante las situaciones tan intensas y atípicas que están viviendo. No es solo una película sobre el crecimiento emocional y el primer
amor de Milla, también es una historia que nos explica la crisis por la que están pasando sus padres al mismo tiempo que expone los sacrificios que estos han hecho por ella a lo largo de su vida. La directora se enfoca en las dinámicas de familia ante la incertidumbre de un duelo cercano y retrata con enorme delicadeza las emociones tan intensas como incómodas que pueden surgir ante este tipo de situaciones. Para lidiar con esta complejidad, la realizadora hace uso de un estupendo sentido del humor, que logra funcionar gracias a las grandiosas interpretaciones de todos los miembros del elenco. Es así como Babyteeth se vuelve un entretenido y emotivo relato sobre aceptar la incapacidad de controlar nuestras emociones ante determinadas circunstancias. También es la historia de una joven que aprende a aceptar su situación particular, y sin importarle lo que deparará el futuro, encuentra en cada momento que vive un glorioso despertar.
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Río de palabras
Claro que no somos una pompa fúnebre t Por
Gioconda Belli
Fernet
Claro que no somos una pompa fúnebre, a pesar de todas las lágrimas tragadas estamos con la alegría de construir lo nuevo y gozamos del día, de la noche y hasta del cansancio y recogemos risa en el viento alto.
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a paradoja de este lugar, de este instante y movimiento, es que mientras inclinaba la botella y vería el fernet dentro de un vaso tequilero pensaba en ti, le dije. Yo trabajaba en un bar que hacía las veces de restaurante; la luz era tan baja que nunca reconocía el rostro de los parroquianos y eso estaba bien porque no me interesaban. Me interesaban sus billeteras eso sí, y por lo tanto, cuánto podrían beber antes de desmayarse y pagar la cuenta, propina incluida. Era el primer año del fin del mundo y yo le había jurado una promesa: volveré al fernet cuando esté contigo. El problema es que el fin del mundo se alargó toda la maldita vida no solo del planeta sino del universo entero. El Sol prefirió apagarse antes de que un atisbo de vida se asomara y la Tierra volviera a convertirse en hervidero de hormigas. Estoy contando esto desde la estadía de mi cerebro descargado en un ordenador que se encuentra alojado en una nave que vaga a la deriva en el espacio. Me he convertido en el mono infinito de Borges. Estoy dispuesto a escribir la literatura de cualquier lengua posible, humana o no. Puedo agradecer esta posibilidad, por un lado, a la pandemia, a pangolines y murciélagos, y a quien prefirió zamparse un quiróptero antes que una quesadilla de flor de calabaza. Se lo agradezco también a los hombres que volvieron a las cavernas por temor a un resfrío y se extinguieron. Hoy tengo la certeza de que tuve que haberme rendido desde el principio, así pude haber evitado tristezas, frustraciones, estrés. Nunca tuve el valor de unirme al ejército de contagiados. Me propuse salvarme porque tenía el fernet en la cabeza. Tenía el deseo de volver a tocarla, abrazarla, besarla, me tenía que mantener con vida. Un día entendí que esa idea me convertía de algún modo en inmortal. Yo no iba a fenecer mientras no cumpliera la promesa. Y ya lo ven. Soy técnicamente un organismo autómata. Presencié la extinción de la humanidad y la muerte de un sistema planetario. Supongo que no moriré nunca. Mantengo mi promesa: no voy a volver a beber fernet hasta que no sea de tu boca.
Usamos el derecho a la alegría, a encontrar el amor en la tierra lejana y sentirnos dichosos por haber hallado compañero y compartir el pan, el dolor y la cama. Aunque nacimos para ser felices nos vemos rodeado de tristeza y vainas, de muertes y escondites forzados. Huyendo como prófugos vemos cómo nos nacen arrugas en la frente y nos volvemos serios, pero siempre por siempre nos persigue la risa amarrada también a los talones y sabemos tirarnos una buena carcajada y ser felices en la noche más honda y más cerrada porque estamos construidos de una gran esperanza, de un gran optimismo que nos lleva alcanzados y andamos la victoria colgándonos del cuello, sonando su cencerro cada vez más sonoro y sabemos que nada puede
Edgar Khonde
/// La poeta nicaragüense Gioconda Belli obtiene el Premio Jaime Gil de Biedma 2020, por su obra "El pez rojo que nada en el pecho"; es la cuarta mujer en recibir este premio. Foto de Pascual Borzelli.
pasar que nos detenga porque somos semillas y habitación de una sonrisa íntima que explotará ya pronto en las caras de todos.
La misma canción t Por
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Pilar Alba
s la misma canción, la mismita. Esa que me cantaste por primera vez el día que empezamos a salir. Esa canción que hizo que me enamorara, la que funcionó como primer amarre, la que sirvió de gancho, pues. Luego recuerdo que cada vez que nos veíamos la ponías en el estéreo del carro cuando nos perdíamos por ahí, lejos de la gente, en donde nadie nos molestara, nos juzgara o dijera que hacíamos mal, como
dice otra canción, que no es esta, no, no es la misma. Esta es otra, otra muy distinta. Ahora que lo pienso si la letra no es tan romántica y su tonada es más bien guapachosa; así como para bailar, como para soltar el cuerpo, como para sacarle brillo a la pista, como para desgastar los zapatos. Pues esa, esta misma canción es la que bailamos cuando nos casamos, cuando en la fiesta ya estábamos hartos de escucharla porque el Dj la puso como cinco veces nada más porque mi primo Nando les dijo que nos gustaba, que era NUESTRA canción de
novios. Es esa misma canción la que ponías cuando nos enojábamos para que se me bajara la muina, para que perdonara tus descuidos y deslices. Es esta misma, la mismita la que ahora pones en tu celular a todo volumen para que volteé a verte, para que se me olvide que te vi en la plaza ahí también tratando de escaparte de la gente; pero no conmigo, sabrá Dios qué canción le pusiste a este, sabrá Dios cuál sea ahora su canción. Así que quita esta, apaga tu celular o lo tiro, porque ya me aburrió tu sonsonete.