La Gualdra No. 46, lunes 16 de abril de 2012

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SUPLEMENTO CULTURAL

No. 46 - 16 DE ABRIL DE 2012 - AÑO 1

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Foto: Alejandro Ortega Neri

Eblen Macari -nació en la Ciudad de México un 27 de octubre de 1955- estuvo recientemente en Zacatecas para presentar “De Beirut a Cosamaloapan” en el marco del 26 Festival Cultural Zacatecas 2012. El Macari Ensamble está integrado por Olga Martínez -clavecín-, Eblen Macari -guitarra y jarana jarocha, Kabalan Macari –percusiones-, y en esta ocasión tuvieron como artista invitado a Mauricio Sotelo –integrante de Cabezas de Cera-.


La noche del viernes pasado tuve la fortuna de asistir a la Ópera Madama Butterfly, en el Teatro Fernando Calderón. La música -de Giacomo Puccini- estuvo a cargo de la Orquesta Filarmónica de Zacatecas, bajo la dirección de Alfonso Vázquez; las actuaciones de Maribel Salazar (soprano), Encarnación Vázquez (mezzosoprano), Darenka Chávez (soprano), José Luis Ordóñez (tenor) y Jesús Suaste (barítono), fueron simplemente extraordinarias. Oscar Tapia fue el director de escena. Varias son las razones para celebrar este tipo de acontecimientos. Primero, debo reconocer la sensibilidad que tuvieron las autoridades del 26 Festival Cultural Zacatecas para programar una función de ópera de esta magnitud. Y digo esto porque los cantantes que participaron esta noche son profesionales mexicanos con una larga trayectoria y experiencia en la ópera reconocida a nivel internacional. Maribel Salazar (Cio Cio San, Madama Butterfly) representó impecablemente al personaje principal esta noche -el año pasado lo hizo en el Palacio de Bellas Artes-. Es la misma soprano que el año pasado nos deleitara con su voz en el concierto de José Carrreras. Su actuación fue soberbia, convincente; su voz: inigualable. Encarnación Vázquez (camarera de Cio Cio San), nacida en Aguascalientes, nos demostró por qué es toda una institución en el mundo de la ópera. José Luis Ordóñez (B. F. Pinkerton) actuó tan bien que el público terminó odiando a su personaje. Jesús Suaste (cónsul de los Estados Unidos en Nagasaki) –fundador y director de la Compañía de Ópera de Morelos- tuvo una actuación inmejorable. Y Darenka Chávez (esposa americana de Pinkerton) nos deleitó con una participación sublime. La actuación especial de Sara Manzo, como Dolore, hijo de Cio Cio San, estuvo a la altura de las circunstancias. Madama Butterfly estuvo muy bien dirigida escénicamente por Oscar Tapia; el director logró un excelente trabajo actoral. La escenografía fue minimalista, el vestuario muy adecuado a la época, bien cuidado; y salvo algunos apuntes en iluminación, en general el trabajo escénico fue de primer nivel.

El Teatro Fernando Calderón estuvo lleno. Se agotaron las localidades. Y lo que más me gustó de esto es que la mayoría de los asistentes era gente zacatecana; y me gustó porque esto comprueba que sí hay público dispuesto a asistir a este tipo de espectáculos en nuestra ciudad. También asistieron muchos turistas que a la salida comentaban lo extraordinaria que había estado la función y lo baratos que habían estado los boletos. La ópera duró más de dos horas y nadie –o casi nadie, porque no se notó que pasara- abandonó la sala antes de que finalizara la función. Por el contrario, el público permaneció de pie aplaudiendo durante muchos minutos cuando los artistas aparecieron para agradecer al público la ovación. La Orquesta Filarmónica de Zacatecas merece una mención especial por su profesionalismo, por la pasión que imprimen en cada uno de sus conciertos. Ésta es una oportunidad para retomar la idea de que la OFILZAC tenga una temporada de conciertos más constante durante el año. ¿Por qué nada más durante el festival tenemos la oportunidad de escucharlos tan seguido? En estos cinco años transcurridos desde su fundación, además de su calidad interpretativa, la orquesta ha tenido una capacidad de convocatoria indiscutible. La mayoría de sus conciertos programados han tenido una asistencia más que aceptable; los recintos donde han tocado durante este tiempo han estado llenos. Y si la gente va a los conciertos y sale satisfecha, y si además constantemente está preguntando por qué no hay continuidad en los mismos… creo que es hora de manifestarnos (pacíficamente) para pedir que la Orquesta Filarmónica de Zacatecas tenga una temporada –por lo menos- al año. Muchas felicidades a todos los que colaboraron en esta puesta en escena: actores, músicos, productores, escenógrafos, iluminadores, maquillistas, vestuaristas, gestores y técnicos. Pero sobre todo felicito al público que asistió, porque eventos de esta categoría no se dan en Zacatecas todos los días –aunque deberían-. Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Un Mundo Dantesco (I) por Gabriel Luévano Gurrola

La alucinación de un mundo normal (II) por Nelson Guzmán

Arrebatos de la memoria (Breve comentario superficial y gimnástico sobre el texto de Francisco Martín Moreno) por José Manuel Ruiz Regil

Eblen Macari De Beirut a Cosamaloapan (pasando por Zacatecas) por Jánea Estrada

Por qué el arte nos puede salvar como sociedad en esta época por Eduardo Campech Miranda La sensibilidad por Edgar Khonde

Dejemos atrás la maldita creencia de que el público zacatecano no sabe de arte por Rossalina López García

muno en zona maco por Eric Nava Castillo de sal si puedes por Andrea Sampedro

Fugitiva por Juana Lucía Oliva Bernal Lo sé por Pilar Alba Poema para decir tu ausencia por Roberto Galaviz

Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín / Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Sandra Andrade Trinidad / Diseño

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibída la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

3 4 5 6 7 8 9 11 12 Juan Carlos Villegas / Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


16 de abril DE 2012

Un Mundo Dantesco (I) Por Gabriel Luévano Gurrola

Porque yo creo que el día en que deje de comer me voy a morir, y entonces me iré con toda seguridad derechito al infierno. Y de allí ya no me sacará nadie, ni Felipa, aunque sea tan buena conmigo, ni el escapulario que me regaló mi madrina y que traigo enredado en el pescuezo... Fragmento de “Macario” de Juan Rulfo

Despertar a la violencia Cuando la conciencia del tiempo comenzaba a clarear en mi cabeza, empecinada en volcarme a la santidad que el anacronismo supone, los cuernos del demonio resplandecían de humo, y yo era humo. La tierra bailaba bajo mis pies, arrancada de su solidez ficticia, como una girándula de luz escarlata, suspendida en el eje del viento. Cerca de mí, podía escuchar los lamentos de un árbol próximo. Entonces levantaba la vista del libro y me daba cuenta que eran más los árboles que aguardaban el rezo de mi mirada. Ahí estaban, inmóviles, oscilantes, sus hojas, infinitamente tristes. Me acercaba de vez en cuando a ellos, para arrancar moroso su corteza. Entonces la mano era pérgola y el tronco víctima imaginaria. Al nacimiento del arrebol, tomaba el ya entonces raído volumen y emprendía el jubiloso camino a casa. Detrás, los árboles habían cesado su jerigonza de silencio, no obstante, discernía ahora gritos de nervudas gargantas, con una sensación de que se hundían en ¿brea? No me importaba entonces la fidelidad al texto, siempre y cuando su recuerdo me destemplara un poco de la rutina, en el camino de vuelta mientras ancianas de aire me observaban. Al entornar la puerta de la casa todo volvía a ser lo mismo. Un “dónde estabas, siéntate a cenar”. Y me sentaba, ya sin gritos, lluvia de granizo o traidores masticados. Luego a dormir plácidamente, sin pesadillas. Pero no me quejaba. Había tomado mi dosis de ficción del día y me jactaba de un sueño intranquilo, para tener algo que contarme en cuanto amaneciera. Fueron muchas las tardes que desvivían las horas de mi primera juventud, en las que recostado en el filo del morbo, leía la historia del hombre que bajó a los infiernos acompañado de un poeta. En el relato, se presentaba un mosaico de sufrimiento absolutamente necesario en ese entonces, al menos en mi caso. Cuerpos despedazados, tiranos mitológicos, deformaciones de la naturaleza lógica de las cosas. No entendía cómo mi madre hubiera podido regalarme aquello, si era ella la que me decía que al pasar revista a los tormentos infli-

gidos a los pecadores, se amedrentaba de tal forma que pocos deseos de pecar le quedaban. Tal vez hubiese visto el libro como una insoslayable oportunidad de afianzar la “eficaz” educación católica con la que me habían nutrido. No estoy seguro, pero me queda claro que si ése fue el motivo, resultó bastante irrisorio. En un contexto donde la limpieza del vocabulario, las buenas maneras, los domingos de rosario maquinaban una rutina donde anegado, buscaba la manera de rebelarme sin hacer ruido, La Divina Comedia instauró la dulcemente prevaricadora pasión por los libros. Indirectamente, cada página me adentraba en la violencia del mundo. Creo que esa manera fue la idónea, pues estuvo presente en todo momento un mediador que me salvaguardaba de la ya por sí paupérrima valentía de mi estómago. Hablo claro de la imaginación. Con ella, no podía estar más que seguro. La administración correcta de realidad sin exageración peligrosa. Yo mismo definía los tormentos de manera que no dañaran mi sensibilidad pueril y mataba dos pájaros de un tiro: me rebelaba frente a un riguroso mundo de spleen y “aquí no pasa nada” y me divertía con ello. Mediante digería el vedado placer que dispone la libertad para imaginar, la imagen del poeta italiano adquiría más y más santidad a mi gusto. Cómo era posible que un solo hombre, pudiera haber escrito con lujo de detalle la geografía de los tres reinos infrahumanos, y todavía se jactara de haberlos recorrido. Sencillamente estaba fascinado, pues con un célere movimiento de su mano, pensaba, colocó a su albedrío a una plétora de personajes históricos y literarios, en los “comodísimos” cubiles del averno. El universo estaba en sus manos. Confieso que en esa primera juventud ya mencionada, sólo me di guisa de leer el infierno. Sinceramente lo demás me prometía sólo un boleto al mundo de los sueños y no estaba dispuesto a sacrificar mi descubrimiento de la violencia. Sin embargo, Dante no fue mi primer enfrentamiento con ella, si bien ya estaba de

Gustave Doré, ilustración para la Divina Comedia de Dante

cierto modo profetizado. Era aún un niño mofletudo, con ojos de abandono a cuestas y doble naturaleza, es decir, mientras podía ser un querubín que no rompía un plato, podía convertirme en un “chamucohijodetumadre vete de aquí” que ya había pintado nubes en las paredes. La casa de mis abuelos era entonces un lugar de sorpresas constantes en la que ninguno de sus parajes por más recónditos que fueran me estaba prohibido, salvo el cuarto donde dormía mi abuelo. Aceptaba conformista el respeto a la privacidad senil, siempre y cuando estuviera a la vista. Cuando no, fraguaba silentes estrategias y ya estaba dentro. La necesaria inspección era efectuada. A veces chicles, fotografías, quizá la dentadura que tanto me horrorizaba, un sinfín de curiosidades de viejito salían a mi encuentro. Pero cierto día, descubrí curiosidades desconocidas para mí. Sobre una desvaída mesa de noche, una pequeña pila de revistas viejas. Presuroso me dediqué a hojear lo que tenía delante. El libro vaquero, obscenos relatos, diarios del año del caldo y de repente, algo que llamó singularmente mi atención. Escondida, una tímida revista, amari-

lla, con letras negras chisporroteadas, salió a mi encuentro. Me fue difícil entender lo que veía, hallarle forma al bífido protagonista de mis ulteriores miedos. Entendí a los pocos segundos: era una mujer, partida a tajos de machete. Inmovilidad, obcecación, un “qué hace aquí, ándele” y de nuevo en el zaguán arrancado del tiempo, antaño, de acendrada inocencia. Como Adán probó la manzana que lo hizo distender su pureza de espíritu, yo había probado lo que era el hombre en realidad. Tal vez por ese incipiente enfrentamiento con la violencia y la profunda aversión hacia el dolor humano que experimenté, el nacimiento de la literatura, ostentando un discurso distinto, bello, trabajado, que me ofrecía la libertad del descubrimiento de una manera lejanamente amable, significó el único juego que verdaderamente disfruté. Sin embargo, una reminiscencia de aquel primer desgarre con la monotonía ya relatado, aparecía amenazante. Con enormes letras negras, sobre el cadáver, había alcanzado a leer: “ESPECTÁCULO DANTESCO”. Una probadita de lo que lamentablemente nos tocaría ver más adelante.


LA GUALDRA NO. 46

La alucinación de un mundo normal (II) Por Nelson Guzmán

No hay una percepción real de las cosas; percibir es imprimir sobre la superficie de los objetos que palpamos, las huellas de nuestros significados y aun de nuestro cuerpo. Quien mira el mundo, inadvertidamente se ve a sí mismo en él. Toda sensación de un objeto mediante un órgano de nuestro cuerpo, implica siempre la percepción del órgano que siente. La mano no sólo toca la superficie áspera de la piedra: ahí donde las yemas de los dedos tocan la piedra, es donde al mismo tiempo la piedra toca la mano; de igual modo nuestro mundo visual presupone la anatomía del ojo humano: los colores, la distancia y el tamaño de los objetos implican los receptores nerviosos, la convexidad de la córnea, la flexibilidad del cristalino. El aspecto difuminado de las cosas que ve el miope se debe a la forma de su ojo. No es que perciba mal el mundo, sino que percibe (al igual que quien tiene una vista “normal”) el mundo con sus ojos y con la forma de sus ojos. Pensar que hay una “normalidad” en la percepción, es olvidar que en toda percepción están implicados necesariamente nuestro cuerpo y nuestro entendimiento. Según se dice, un recién nacido mira el mundo como un lienzo lleno de colores sin profundidad puesto que no enfoca la mirada. Es hasta que conoce los objetos, cuando su ojo tiene la capacidad de definir sus contornos y entonces es que puede verlos. Si bien es cierto que hay una percepción habitual de las cosas, esto sucede sólo cuando las cosas mismas desaparecen para convertirse en signos de nuestro lenguaje. El hábito es el aire que erosiona la singularidad de las cosas. Mientras más sentido acampa sobre el territorio de los objetos, más cautivos están en nuestras redes de significado; y mientras más los conocemos, menos los vemos. El entendimiento es así una prisión de los sentidos; una puerta que se cierra ante la extrañeza que cada objeto debería provocar, perplejidad que por pereza o por resignación hemos abatido para fingir que ejercemos un dominio sobre ellos. No es extraño que cuando nuestra visión del mundo escapa de sus significados habituales, creemos ver en él un jeroglífico sin descifrar; la matriz del sentido necesita entonces expansión y el juego libre de los significados ocupa el lugar de los caminos ya bien trazados por las huellas de nuestro andar.

Fotos: Isis Vargas

Es bien conocido que entre los Wixaxika, el consumo de híkuri está asociado con sus prácticas rituales (el costumbre), para las que realizan una peregrinación a Wirikuta. Entre otras cargas emotivas, su ingesta está asociada con un acto purificatorio que les remite a la inocencia primigenia, semejante a la del recién nacido que no ha conocido aún los goces de la carne, ni el uso de las palabras. La ubicación geográfica de Wirikuta es por lo demás significativa, pues en relación a las sierras que habitan se encuentra hacia el oriente, lugar donde sale el sol y donde en el comienzo de los tiempos éste ha emergido de la tierra desde el cerro Leunar (el cerro Quemado). La asociación de la infancia y Wirikuta la encontramos también en sus ciclos rituales. Las fiestas que se celebran tras la cosecha del maíz (fiesta del tambor o del elote, en huichol Tatei Neixa) duran todo el día y la noche, pero ambos tienen sentidos bien diferenciados. Durante el día, el mara’kame (cantador) acompaña su canto con el tañido de un tambor de palo de roble y cuero de venado que simula el paso de este animal en una suerte de viaje místico hacia Wirikuta. Formando un círculo en dirección al oriente, los niños menores de cinco años (el cinco es el número del orden espacial, pues son cinco rumbos los que lo definen: los cuatro cardinales y el cenit) agitan unas sonajas y llevan en su cabeza un tocado de plumas y nierikas (cruces rematadas

con rombos formados de estambre), cuyo número se corresponde con el de las fiestas en las que han participado anteriormente. En la noche, los adultos danzan en círculo al ritmo del tambor, esta vez para dirigirse a Aramara, en la costa del Pacífico, lugar de las sombras donde el Sol se pone, lugar del declive de la vida del adulto y del brillo solar. Wirikuta es así, el territorio de la infancia y del alumbramiento. No es casual que sea ahí el lugar donde crece el híkuri sagrado, cuya manducación abre los ojos de quien vuelve a ser como un recién nacido. Para quien haya probado el híkuri, no será extraño que su vista recupere el privilegio del sentido sobre el concepto, como el niño que antes que las figuras percibe los colores de las cosas. Una mirada diáfana necesita despojarse de las impurezas, filtros y lentes que el intelecto pone entre el ojo y el mundo. La transparencia desnuda los colores de las cosas, que dejan de ser conceptos para convertirse en sensaciones. El tiempo, la causalidad, el espacio: todas las coordenadas que rigen nuestra percepción habitual del mundo adquieren una consistencia inusitada; al igual que nuestro cuerpo, se vuelven flexibles, plásticas. El espacio modifica los axiomas de su geometría; el tiempo, el cauce por el que el pasado y el presente se distinguen. En general, se tiene la impresión de mirar por primera vez el valle que se extiende en el horizonte y que toca en la lejanía el límite del cielo, como si en su unión acudiéramos a la fundación de la signatura de las cosas. El mundo interno y el exterior desvanecen también sus fronteras precisas, una sensación de pertenencia y de fluidez desenmascara la falacia habitual de nuestra egolatría. A diferencia de otras drogas o el alcohol, el híkuri no produce ninguna sensación de ebriedad, ninguna facultad del intelecto parece colapsarse. Sólo el horror de incursionar en un mundo inusitado puede perturbar la percepción del alma que injustificadamente puede sentir culpabilidad o cobardía y probablemente por ello, los wixas se han impuesto desde siempre el deber de purificarse con ayuno y sacrificio. En fin, el mundo del híkuri plantea una severa objeción al precario mundo de las horas, pues al correr el velo de nuestro entendimiento abre nuestra percepción para comprender que eso que llamamos habitualmente verdad, no es sino la alucinación en la que habitualmente vivimos.


16 de abril DE 2012

Arrebatos de la memoria (Breve comentario superficial y gimnástico sobre el texto de Francisco Martín Moreno) Por José Manuel Ruiz Regil Por encima de los deslices eróticos que promete la novela, que a decir del género es una sucesión de cuentos independientes inspirados en los rasgos de personalidad de los héroes históricos, y cuyo conjunto no entrega ninguna historia entreverada más que la del apabullado destino de México (por si fuera poco), las anécdotas de alcoba no son para escandalizar a ningún lector consuetudinario que se haya revolcado en las páginas de Miller, Bukowsky o Beigbeder, por citar sólo algunos hijos del complejo Fitzerald, de donde surge también el trabajo malicioso del Mexicano Enrique Serna o la sublime prosa poética del erotómano Alberto Ruy Sánchez, o de tantos otros que, lejos de pretender escandalizar, renombran el sexo y sus múltiples maneras. Que un servidor público, político o ideólogo tenga exaltaciones sublimes, amores imposibles, deseos de poseer a otro, debilidad por las mujeres, por los hombres, o por ambos; pasión por la carne y sus fluidos, exabruptos lascivos, aproximaciones venéreas dentro, sobre, cabe, contra, ante, bajo por o fuera del matrimonio, a favor o contra natura, no es extraordinario dentro de la zoología que ofrece la condición humana, y no por ello dejan de sorprender, reflejar, agradar, confrontar o estimular las imágenes que ofrecen las detenidas descripciones de Martín Moreno. Con esto quiero decir que si bien la inserción de estos pasajes constituye un atrevimiento preciso por la irreverencia histórica que representa –lo cual resulta sumamente terapéutico para el exceso de sobriedad y ceremonia con que tratamos la mentira oficial-, no debería ser (y no lo es, de hecho) el punto más destacable de la obra, sino la seria y profusa documentación, el análisis y la contextualización que relato a relato el autor entrega para que el lector arme los episodios de su propia historia; la de todos los mexicanos, comprendiendo el antes y el después, aun cuando los personajes se hallen tan separados en el tiempo como lo están José Vasconcelos y Sor Juana. Esta distancia histórica da tiempo a que el lector se reponga de un primer horror para entrar al siguiente e identificar los patrones de conducta idiosincráticos que invaria-

blemente desembocan en la misma tragedia. Como una noria que se cansa de dar vueltas siempre en el mismo sitio, sin moverse apenas un poco en el país del no pasa nada. Cada capítulo es un ensayoficción que funciona de manera independiente y a la vez aporta a la visión general, lo que hace a la obra actual y fácil de leer de muchas maneras. La estructura y tratamiento de cada ensayo obedece a un vicio de carácter de cada personaje en cuestión. La voz narrativa es consecuente con su propia historia. La de Maximiliano es contada por Carlos Bombelles, quien resulta ser su amante desde niño y acaba siendo chaperón custodio de Carlota en su exilio.

Porfirio Díaz es juzgado por Dios, ante quien no tiene grandes posibilidades de justificación. En el juicio al todopoderoso, el uso del narrador omnisciente es divinamente inapelable. El caso de José María Morelos y Pavón, revela a un ser humano entrañable. Una confesión en primera persona que revela al verdadero autor intelectual de la lucha de independencia, y lo rescata como persona que obedece a ilusiones, miedos, sueños y equivocaciones, muy humanas. Francisco Villa se debate con su conciencia. Doroteo Arango le echa en cara las innumerables barbaridades que no puede soslayar su memoria, creando un limbo donde se debate entre el cinismo y la culpa.

A pesar de la imagen áurica del Ateneo, los documentos entregan a un José Vasconcelos fascista, decepcionado de los mexicanos –como todo el que ha apostado a la educación y la cultura en este país-, cuya tormentosa relación con María Antonieta Rivas Mercado posibilita su ascenso a la candidatura presidencial. ¿Imaginarse al maestro de la juventud liado con Hitler o Goebbels? Eso sí matiza mucho el busto broncíneo del prócer. Otro de los textos más logrados, llenos de lirismo y verdad histórica es el de Sor Juana Inés de la Cruz. La voz de su alter ego, la Condesa de Paredes, esposa del Virrey, es quien narra esta historia enclaustrada de amor al amor y amor a las letras. En la correspondencia de una a la otra denuncia al autor intelectual y material de la muerte de la décima musa: su propio confesor. Moreno traza una monja sensual, extática, sublime, arcangélica, dedicada al conocimiento y con una pasión imposible. Denuncia en voz del poder el escarnio y la injusticia producidos por la envidia de los inquisidores, y traza la pureza de un amor platónico apenas realizado en la carne. La obra de Francisco Martín Moreno arrebata exclamaciones de sorpresa, indignación, coraje y pena sobre lo que es y ha sido la historia de saqueo físico, moral e intelectual de este país. Es muy importante que la gente común y corriente, no sólo los especialistas, historiadores y estudiosos, conozcamos y entendamos la correlación de estos hechos, salpimentados con algunas anotaciones lúbricas sumamente palatables, para tomar en cuenta que la gente en el poder goza y padece de los mismos apetitos que los demás, sólo que tienen más posibilidades de satisfacerlas, muchas veces a costa de la confianza, el abuso e incluso todavía, con el consentimiento innoble del pueblo. Por mi parte agradezco el interés en la historia que la obra de este autor despertó en mí, lo que no lograron mis maestros en su momento. Continúo con el resto de sus libros aprendiendo de su agudeza para el detalle, la capacidad de crítica y denuncia, y la frescura para cuestionar a quienes llevan el destino de este país atado a la cintura.


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Foto: Alejandro Ortega Neri

Eblen Macari

De Beirut a Cosamaloapan (pasando

Por Jánea Estrada Jánea Estrada: ¿desde cuándo te dedicas a la música? Eblen Macari: ¡Uuuuy! Desde hace muchos años, era prácticamente un chavo, desde finales de los setenta. Mi familia no es de músicos y sin embargo mi hermana canta también. Pero la familia no tuvo mucho qué ver –aunque mi mamá, ahora que recuerdo, era bailarina-. JE: ¿Tus padres tienen origen libanés? EM: Sólo mi padre; pero tanto él como mi mamá son de familias yucatecas. JE: ¿Es precisamente por este origen libanés de tu padre que surge el proyecto de fusionar música libanesa con mexicana? EM: Un poco, sí… yo de niño pensaba muy poco en mis orígenes libaneses; fue hasta hace poco que me surgió la inquietud de visitar el Líbano, a Zgharta, y fue una experiencia muy

len Macari naci en la iudad de M ico un de octu re de e tu o recientemente en acateca ara re entar “ e eirut a o amaloa an” en el marco del Fe ti al ultural acateca l blen acari nsamble dio un concierto emoti o de calidad lo e ectadore e mo traron or rendido gratamente de e ta fu i n de m ica tradicional me icana con m ica origi naria de ano de donde e u familia aterna te en am le logra com inar armonio amente la guitarra contem o r nea la arana aroc a el cla ec n ercu ione del medio oriente recu e rando la ra ce ra e arroca de la m ica me icana n u concierto con u la li ertad creati a de la im ro i aci n con la e loraci n de lengua e mu icale de anguardia la in uen cia de tradicione onora milenaria creando un onido nico original l gru o e a re entado en lo rinci ale fe ti ale de M ico gira or orteam rica uro a entroam rica ra il ano la ndia r imamente e re entar en ortugal l en am le e t integrado or lga Mart ne cla ec n len Macari guitarra arana aroc a a alan Macari ercu ione en e ta oca i n tu ieron como arti ta in itado a Mauricio otelo integrante de a e a de era ro ec ando u e tancia en nue tra ciudad laticamo con len Macari uien c arl con no otro ama lemente demo trando ue adem de er un gran m ico e un er umano en i le di ue to iem re a dialogar

bonita, porque me encontré con la familia de mi abuelo, un hombre muy bueno y generoso dedicado al comercio en Yucatán, llegó a tener mucho dinero y mandaba periódicamente una cantidad a su tierra; cuando llegué allá me di cuenta que él había contribuido a construir la catedral, algunas escuelas, me recibieron muy bien, porque lo quieren mucho, y como me llamo igual que él… Eblen en árabe coloquial, Kabalan en clásico. JE: ¿Qué significa tu nombre? EM: Significa “El que acepta”. JE: ¿Y si aceptas? ¿Qué acepta Eblen en este país? EM: ¿Yo? [risas] ¡Sí acepto! Este país ha sido muy generoso conmigo… lo acepto, me ha aceptado. Tocar aquí en Zacatecas, en esta plaza –Miguel Auza- es como tocar en cualquier lugar de Europa, y aquí la gente se junta, disfruta mucho de la música.

JE: ¿La tuya es música del mundo? EM: El término es ambiguo, porque todo es música del mundo… la música mexicana está llena de elementos de muchos otros lados, así, el son jarocho, la música barroca mexicana, pueden embonar muy bien con la música de otros países, como la del Líbano, con la que se logra una muy buena fusión. Esto realmente es mi música, con excepción de un son, “La Lloroncita”; una romanesca del siglo XVI y una tarantela del siglo XVII. JE: ¿Qué te emociona más de este proyecto? EM: Bueno, disfruto mucho tocar con mi familia; llevo tocando con mi hijo 10 años, pero es la primera vez que tocamos juntos, con él y con Olga, mi mujer. Es, se puede decir, un proyecto de familia. Tenemos dos años tocando juntos, hace un año salió este disco – que se puede conseguir en iTunes-.


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embargo es muy interesante que estados como Zacatecas, con tantas carencias, siga sosteniendo un festival como éste; otro tipo de burócratas hubieran dicho “hay que ahorrarnos esta lana para destinarla a otras cosas”. La ignorancia les gana a algunos, pero es importante que la cultura no sea considerada como un lujo, sino como un derecho del pueblo. Y cuando hablo de preservar la cultura me refiero además del arte, a la preservación de tradiciones, de comida, de lenguas autóctonas, de música…

JE: ¿Tienes nuevos proyectos musicales en la mira? EM: Sí, hay otro proyecto en el que tocamos juntos con Cabezas de Cera; acabamos de sacar un disco llamado Avant Folk; somos mi hijo y yo tocando con los hermanos Sotelo. Es un proyecto más electrónico, es un ensamble electroacústico… Además de eso, con Macari Ensamble viajaremos a Lisboa en junio. JE: Y a propósito de viajes, tú que andas por tantos lados de este país ¿cómo lo ves últimamente? EM: Mi percepción es que el país es de gente buena, de gente amable. Lo que está mal son sus gobiernos y todo lo paralelo a ellos. Pero su gente es buena, últimamente andamos un poco de capa caída, medio azorados con tanta violencia. Lo que es una guerra entre “ellos” nos afecta a los que no tenemos nada que ver. Hace 15 años el DF era muy inseguro y ahora resulta que somos la ciudad más segura del país. Vamos a ver qué pasa… vamos a esperar a que cambie el gobierno.

por Zacatecas)

JE: ¿Hay algún tipo de música que te guste más? EM: Escucho mucha música barroca, el son jarocho, algunas cosas del jazz no tradicionales. A mí me gusta todo… [rectifica] bueno, casi toda la música, pero más la tradicional, la del mundo, la que se acerque a la gente, que establezca contacto sensorial con el que la escucha, que tenga algo que ver con la vida, que lo ponga a vibrar sin necesidad de explicaciones. En México la gente es muy musical, le gusta mucho la música… no somos bailarines, porque somos muy malos bailando. JE: ¿No te parece que anteriormente había un compromiso social más grande por parte de la comunidad artística? ¿Que ahora el sector artístico anda medio de capa caída, como tú dices, a diferencia de otras épocas? EM: Hay una aparente actitud de conformismo; pero esque está muy

complicado que como artistas nos confrontemos con los malos… no es nuestro papel. Vivimos en una época en la que te metes con los malos y te mueres, te metes con los políticos y ¡te vetan! [risas] Es un asunto de los políticos arreglar lo que desarreglaron ellos… Mira, sin

JE: ¿Qué tipo de música es la que no te gusta? EM: Lo que no me gusta mucho es el blues… me aburre. JE: ¿Qué lee Eblen Macari? EM: Leo bastante, me gusta mucho la historia, leer a los cronistas… por ejemplo ahora estoy leyendo historia de Veracruz, del siglo XVI. Leo novela latinoamericana, a Carpentier; las primeras novelas de Fuentes; a Pessoa… Lo que no leo son bestsellers. Es una pena que la gente ya no lea, el internet es una de las razones, y que los libros están muy caros…

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Foto: Alejandro Ortega Neri


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Por qué el arte nos puede salvar como sociedad en esta época Por Eduardo Campech Miranda Antes de salir de vacaciones, proyecté a unos niños de sexto grado la cinta La vida es bella, de Roberto Benigni. Durante el desarrollo de la trama, fue muy evidente el impacto que iba causando la película en cada uno de los chicos. Así, hubo quienes no prestaron mayor interés y en la primera oportunidad se retiraron. La mayoría de estos niños tiene un raquítico o nulo acercamiento con las diversas manifestaciones artísticas, practica deportes de contacto y es experta en videojuegos. Un segundo sector, lo conformaron quienes se interesaron por la película, pero tuvieron que retirarse (algunas fallas técnicas y de logística retardaron el inicio). Varias señoritas y jovencitos preguntaron dónde podrían conseguir la película y el final de

la misma. Curiosamente, estos niños leen con frecuencia, asisten a eventos culturales, mantienen una conversación constante con sus padres. El último tercio del grupo se divide en dos subgrupos: los que se quedaron por interés real y los que tuvieron que quedarse. Estos últimos estaban más pendientes de la hora en que llegarían por ellos que por la cinta. El número de ellos realmente fue pequeño, a los sumo tres. En tanto, en los primeros, se presentó la siguiente dinámica: cuando comienza la persecución hacia los judíos, y se colorea de verde al caballo, sólo quienes siguieron la trama desde el inicio lo asumieron como una escena dramática; para los otros, fue algo chusco. Lo mismo sucedió en las últimas escenas, cuando Gido intenta es-

capar y rescatar a su amada principessa. Mientras algunas señoritas y dos o tres jóvenes, aguantaban las lágrimas ante el funesto desenlace, otro preguntaba a qué hora lo iban a fusilar, con un interés mórbido, y haciendo burla y escarnio de sus compañeras. Es decir, se presentaron al mismo tiempo dos posturas ante el dolor ajeno: la solidaridad y empatía por un lado, y la indiferencia y burla por otro. A estas alturas no me extrañó que los alumnos que manifestaban simpatía por el protagonista, practicaran alguna disciplina artística o deportes de conjunto, van exposiciones, conciertos, obras de teatro. Con el otro chico pasó exactamente lo contrario. Zacatecas es una ciudad que ofrece múltiples oportunidades de apreciación artística, es co-responsabilidad de la escuela y la familia de

acercar la cultura a la población. Y me refiero a un fin estético, de apreciación, y no sólo a que se envíe a los chicos a los museos, se pasen copiando la ficha técnica (como si eso fuera lo más importante) y no aprecien la obra de arte en sí misma. Hace un par de años, la licenciada Luisa Hernández y su hermoso proyecto Gira Pirinola, mostró que es cuestión de voluntad institucional el llevar conciertos didácticos a las colonias de la capital zacateca y descentralizar la oferta cultural. El proyecto tuvo trabas cuando se requirió que las instituciones asumieran lo que un grupo de ciudadanos voluntarios hicieron durante algunos meses. Es tiempo de empatar la política cultural y la educativa. Hasta la próxima.

que ser intelectual, pensada, concebida como una cualidad humana, entender que el campesino que cuida de su arrozal en Vietnam y el conductor del ferrocarril que atraviesa el oeste de los Estados Unidos son, vistos desde diferentes aristas, la misma

persona, aunque no habiten el mismo tiempo espacio. La emoción, el ser emocional es una partitura completamente diferente, es una cualidad del ser, del ser concebido como un agente animado. El ser emocional no se delimita al humano. Perros, gatos, elefantes, son emocionales, y existirán individuos en cada especie más emocionales que otros, como en las sociedades humanas. A través de la emotividad, sin embargo, uno no puede responder a las dificultades o a las hecatombes. No sé, y tampoco conozco método para averiguarlo, si en las demás especies exista la cualidad del ser sensible. Incluso en mi espacio tiempo me es sumamente complicado percibir a sujetos sensibles dentro de mi especie. Demostrar las emociones no implica rastro de sensibilidad. Lo que sí implica la sensibilidad es detenerse a pensar y preguntarse qué ha sido de los otros. Lo lamentable es que pertenezco a un tiempo y a una sociedad que se consume en el individualismo. Lo rescatable para mí, es que a parte de considerarme contemporáneo del tendero de la esquina, también me considero contemporáneo del peatón que recorre la rúa de Varsovia en 1923, y del poeta del siglo uno de antes de nuestra era.

La sensibilidad Por Edgar Khonde*

Un escritor puede imaginar vetas para arrancar palabras y sobre todo para corregir frases, construir un párrafo, conformar una cuartilla. En mis años como lector he ido tratando de reconstruir esos hechos, existieran o no, para adentrarme en la memoria e identificarme con cada sintagma que percibo. En mi experiencia como escritor puedo decir que nada es dejado al azar, porque el azar resulta ineficaz para provocar, incitar, inspirar al público. Veo a un sujeto, observo a un individuo, me alimento de sus emociones, de sus descaros, de sus sucesos. Lo real es que el sujeto existe porque es una convención de sus contemporáneos, porque el mismo sujeto no existe para el transeúnte que camina sobre una rúa de Varsovia en 1923, lo ficticio es que el mismo sujeto existe para un lector que transcurre dentro del siglo XXI, año 2011 para ser precisos. El lector lo hace presente en su imaginario porque descifra los símbolos que significan al concepto: hombre. El privilegio del lector es que simultáneamente conoce a un individuo del año 1934, que no es el transeúnte varsoviano, y a una poeta que vivió cien años antes de nuestra era, y que al salir al estanco conversará con el intendente del lugar. La sensibili-

Kris Lewis, Rose

dad, conversaba con Alicia, es una profunda reflexión, es un entender que somos símbolos y que el otro nos da significado a través de nuestros actos; el otro, el intérprete, nos demostrará que existimos o que somos estatuas de sal. La sensibilidad tiene

* Nació en el D.F. el 9 de agosto de 1979. Tiene una licenciatura en Lengua y Literatura por la UNAM y otra en Lingüística por la UAM. Es integrante de Sonidero Mandril y le atiende amablemente en el restaurante de comida mediterránea Mikonos. http://edgarkhonde.blogspot.com/


16 de abril DE 2012

Dejemos atrás la maldita creencia de que el público zacatecano no sabe de arte Por Rossalina López García* Cada año hemos presenciado con distintas aspiraciones y grados de ansiedad lo que los organizadores culturales cocinan con sazón de sabiduría o ignorancia en cuanto al tema del arte; viajan, ven y traen a nuestra mesa propuestas interculturales que nos dejan un sabor de boca amargo o placentero en el mejor de los casos. Ser continuos espectadores ha propiciado generaciones de público zacatecano que demandan presenciar propuestas con calidad artística; hemos aprendido a reconocer los elementos necesarios para aplaudir de pie una escena o texto teatral devastador, la composición y uso de la técnica de un cuadro, la lectura de líneas poéticas sublimes y las notas musicales más subversivas de un instrumento. Sin embargo, se desborda una funesta insistencia al pensar que la sociedad sólo es capaz de digerir espectáculos reciclados y carentes de estructura conceptual. Ni los niños, ni los jóvenes y adultos somos espectadores pasivos, mudos y sordos, mucho menos ciegos ante un sinnúmero de horrores en el contenido de nuestra agenda cultural, ya que limita de manera lamentable al espectador en su análisis crítico sobre lo que sucede en el arte contemporáneo. Vivimos con el deseo latente de que surjan eventos artísticos que desplieguen nuestra imaginación o melancolía. Tenemos hambre de arte. Desde que éramos niños llegábamos de todos los rincones de esta ciudad para apreciar el juego dramático y experimentar en la mesa de muchos artistas plásticos una técnica de arte, antes que realizar una simple manualidad. Crecimos entre el teatro, los conciertos y las galerías, nos permitimos extasiarnos bajo las fatalidades que se colaban por las grietas de la nave del museo Rafael Coronel, sin meseros o mesas con manteles largos que fijan la reservación de un ciudadano influyente: nada de eso era necesario para perdernos entre las notas de los mejores jazzistas y grupos alternativos. Nuestros festivales culturales iniciaron con un modesto presupuesto que sólo permitía sacar fotocopias para los programas de mano. Desde entonces, las cosas han cambiado: se cumplen requerimientos técnicos es-

tridentes, se realizan pagos cuantiosos a artistas que complacieron el gusto de la élite social, así como a otros que muchas veces se quedaron con foros casi vacíos por una mala estrategia publicitaria. Se ha logrado lleno total con artistas que no requieren ser comerciales o estar de moda para ser apreciados por un público de provincia; sin embargo, en ocasiones lamentablemente hemos perdido la oportunidad de tener en nuestros escenarios a grupos valiosos porque algún funcionario desconoce de su trayectoria. Tiene usted toda la razón, maestro Luis Félix, en lamentar que los ciclos de guitarra, talleres o charlas con los artistas invitados se hayan perdido. No es el gusto simplemente lo que determina la calidad de cada festival, es el aporte e impacto en la educación visual, auditiva y sensitiva del público. No podemos esconder la mano después de haber arrojado al escenario a un grupo que no cuenta con la preparación y madurez necesaria para hacerse llamar “artista”; sabemos qué determina este concepto -mínimo podemos consultar la definición por internet-, pero desafortunadamente vuelve año tras año a renacer la mal-

dita creencia de que “el público zacatecano y los visitantes no saben de arte” y se insiste en mezclar eventos de calidad artística con espectáculos comerciales y sosos. Aun a pesar de las múltiples lecturas que se hacen en cuanto al tema, siguen prefiriendo eventos musicales que pertenecen a una feria y no a un “festival cultural”, al igual que pasarelas de carros alegóricos y desfiles de carnaval, que verdaderas propuestas de teatro de calle; o se programa una mezcla de presentaciones de grupos de danza que muchas veces parecen más un fin de cursos de talleres de verano, en lugar de grupos realmente consolidados en el quehacer del trabajo corporal en toda su expresión. No podemos desistir… hemos visto demasiado como para ir en picada, hemos tenido contacto durante numerosos festivales con artistas de talla internacional, hemos presenciado en el escenario propuestas que han penetrado nuestras entrañas sensitivas; sería lamentable, nocivo para nuestra salud física y mental dejar que el barco de la cultura naufrague y se hunda en la absurda idea de que el quehacer artístico sólo corresponde a los intelectuales bohemios de una cantina o de aquéllos que finalmente buscan manifestarse entre charlas sordas a los oídos de los que realmente tienen el sartén por el mango en cuestión de producción y contratación. No somos un público ignorante, no deseamos que nuestros hijos o alumnos se conviertan en ello, no

podemos conformarnos con sólo ver pirotecnia y grúas levantando objetos luminosos; mucho menos aceptaremos que se crea que deseamos que nos muestren espectáculos masticados, digeridos y defecados. El quehacer del arte nos propone más allá del cumplimiento de entretener, divertir y sorprender; hagámonos responsables de una verdadera cultura de procesos creativos que desemboquen en un real conocimiento e intercambio intelectual y artístico, con expresiones metafóricas, vocablos que nos lleven a descubrir nuevos lenguajes que difieran del mero sentido común. Eduquemos estimulando la vista y el oído, con propuestas que asalten a nuestros sentidos con las texturas, el color, los sabores de las cuerdas y el desdén de cada imagen fotográfica bañada en gestos dramáticos. Llenemos nuestras plazas y calles de aire que nos permita respirar sólo arte que oxigene nuestra mente y nos alimente cada víscera con propuestas genuinas e innovadoras, arriesgadas y sostenidas en bases firmes de técnica y método, lectura y confrontación filosófica y poética. Finalmente sabemos que el alma sólo se nutre de este tipo de alimento.


LA GUALDRA NO. 46

VIERNES y SÁBADOS e enda de acateca Frente a atedral ora MARTES 10 Marte de lectura en o alta ra de urora Re e artici an Mediadore de ala de ectura lumno de la nidad cad mica de etra de la lico en general e t ulo de la ineteca acateca ntrada li re ora DOMINGOS 15, 22 y 29 radicional oncierto r ue ta ica de acateca ir Florentino Ra go a a a Munici al de ultura de acateca ntrada li re ora oordina a a Munici al de ultura de acateca

SÁBADOS 21 y 28 Re tauraci n irtual del ntiguo em lo de an gu t n ora

Funci n con unta ontem or nea amenca an ar a de la ir gnacio otolongo rttem o tudio ir le andra arc a acromonte ir ecilia ecerra eatro Fernando alder n ntrada li re ora

SÁBADO 21 an a fol l rica re encia ultural lantel de ocaliente illa arc a eatro “Ram n e elarde” ntrada li re ora MIÉRCOLES 25 ella rte a toda arte ectura en o alta “ eo luego e i to” M ctri atio del Mu eo acatecano ntrada li re ora

nauguraci n de la e o ici n de fotograf a Fe te ando la an a en acateca olecti a e t ulo del eatro Fernando alder n ino de onor ora ermanencia de ma o MUNICIPIOS FRESNILLO MIÉRCOLES 25 Funci n con unta ontem or nea ra e tudio Fare an ir il ia ara a ora a dana ir lanca auti ta ntrada li re ora eatro c e err a

XXX ANIVERSARIO DEL DÍA INTERNACIONAL DE LA DANZA el al de a ril DEL 25 AL 29 ine ineteca acateca ntrada li re ora

ru o

Funci n con unta Ja contem or nea fol l rica a o i re ir u ana lem n an a ir icente e a om a a tatal de an a Fol l rica de acateca ir ar ara la uela oitia ora DOMINGO 29 Funci n con unta l ica ra e amenca fol l rica aller de allet l ico del ir lanca latorre a dana ir lanca auti ta a ar a ir erardo alle om a a tatal de an a Fol l rica de acateca ir ar ara eatro “Ram n e elarde” ntrada li re ora

JUEVES 19 y 26 radicional oncierto anda inf nica del tado ir al ador arc a rtega la uela oitia ora

DEL 25 AL 27 Me a Redonda re encia de lo irectore de ci ante Radio acateca FM ora

SÁBADO 28 Funci n con unta cl ica contem or nea ra e du arte cademia de allet l ico ir driana Mart ne uer o n rt uer o n rt ir u ana alerio Ra t rea ir amela orrea eatro del M ntrada li re ora

arti

VIERNES 27 Funci n con unta ontem or nea amen ca fol l rica tudio Fare an ir il ia ara a rtefacto M il ir Mauro ire aller de aile Flamenco del ir nge le alle allet Fol l rico de acateca ir Franci co Ja ier ri e la uela oitia ora

JEREZ JUEVES 26 ella rte a toda arte ectura en o alta “ eo luego e i to” M ctri ntrada li re ora eatro ino o a MUSEOS Y GALERÍAS ANTIGUO TEMPLO DE SAN AGUSTÍN Retrofutura ra del Mtro Rafael oronel ermanencia de unio

MUSEO DE ARTE ABSTRACTO MANUEL FELGUEREZ intura l uimi ta Mat rico ra de l aro lancarte ala de o ici n em oral ermanencia Junio olecti a de intura traccione uer taro ala de o ici n em oral ermanencia Junio olecti a de cer mica ierra Fuego ala de lo acatecano ermanencia Junio i ita guiada ru o e colare une mi rcole ue e ierne de ora re ia cita

a

i ita guiada ara familia omingo de a ora re ia cita eg n di oni ilidad entrada gratuita ara lo acatecano MUSEO FRANCISCO GOITIA ran arencia ru o egro arlie omorro arci io ere ra ora an Ja ier orte ala de o icione em orale ermanencia a ta ma o MUSEOGRABADO o ici n enta de o ra gr ca Franci co oledo icente Ro o Manuel Felgu re l erto a tro e ero Mu eo de rte tracto “Manuel Felgu re ” e lune a ado de a el mu eogra ado com MUNO i ici n enta de o ra gr ca em ierc Marcelo al aretti linio ila rne to Morale dam eec eto de di e adore me icano acu a centro i t rico e lune a ado de a ora el muno com m TALLERES, CURSOS Y SEMINARIOS allere de an a allet l ico lanca latorre an a ontem or nea Mauro an a Flamenca ngele alle an a Ja u ana lem n e lune a ierne e a ora e enero a unio

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CENTRO CULTURAL CIUDADELA DEL ARTE allere de M ica uitarra rom eta ntonio Ram re acar a e a ora e ago to a unio


16 de abril DE 2012

muno en zona maco Del 18 al 22 de abril, muno, el nomuseo de arte contemporáneo, se presentará en Zona Maco México, uno de los encuentros de arte contemporáneo más importantes de Latinoamérica que se realiza en el Distrito Federal. En su novena edición, Zona Maco reúne a 96 galerías de veinte países, curadores y directores de museos y otros espacios dedicados al arte contemporáneo. Asimismo, el público interesado podrá asistir a las conferencias organizadas por La Colección Jumex, donde se hablará sobre diversos tópicos de arte y coleccionismo en México. Directores y curadores invitados hablarán de los espacios internacionales de arte contemporáneo donde trabajan, y conversarán con profesionales mexicanos acerca de los programas que realizan. También se ha dedicado una sección para presentar proyectos realizados ex profeso: Zona Maco Sur, curada por Patrick Charpenel. En la serie de conferencias, los artistas in-

vitados comentarán las líneas de investigación de su trabajo y realizarán una contextualización de la pieza que muestran en relación al conjunto de su producción. Finalmente profesionales del arte dialogarán acerca de las posibilidades y retos del trabajo editorial mediante la publicación de catálogos, libros, publicaciones periódicas y otros dispositivos que son pensados para una diversidad de intereses y perfiles. En paralelo diversos espacios de la Ciudad de México presentarán nuevas exposiciones. El Palacio de Bellas Artes inaugura Quodlibet, de Pablo Helguera, en la que muno colabora, a partir del 20 de abril. Transmisiones de Frecuencia, de Marcelo Balzaretti, quien exhibió en muno en 2008, se abre al público desde el 13 de abril en Galería Distrito 14, en la colonia Roma. muno participa en la sección nuevas propuestas, destinada a galerías y organizaciones no lucrativas con menos de cinco años de ex-

Por Eric Nava periencia. La selección fue realizada por Pablo León de la Barra, curador independiente, e incluye a 26 espacios de Brasil, España, Inglaterra, Suiza, Alemania y México. Para su presencia en Zona Maco, muno ha preparado una selección de proyectos que cuestionan el aura de la pieza única y su papel como motor principal del mercado de arte. Las obras, a cargo de Pablo Helguera, Emilio Chapela y Gustavo Artigas son un adelanto de las exposiciones que se han programado para su sede actual a lo largo de 2012. En conjunto, se trata de un cuestionamiento al objeto artístico como fetiche. ¿Qué es más valioso: la posesión o la experiencia que propicia un objeto artístico? ¿De qué manera nuestra percepción cambia cuando nos enfrentamos a un múltiple? Zona Maco representa un escaparate que permitirá dar a conocer a nivel nacional e internacional la producción de arte contemporáneo que ha realizado muno en Zacatecas.

Libros de Emilio Chapela, de una serie de libros imposibles de escribir. El muno presentará tres: Duplicación, Replicación y Mecanización.

Por Andrea Sampedro El sábado se terminó el Festival Cultural Zacatecas 2012, así que les comentaré en esta ocasión el recuento de los daños; más bien contarles qué me pareció el festival: debo decir que hubo un par de cosas bastante rescatables, pero principalmente quiero recomendarles a los organizadores que tengan más cuidado el próximo año y que cumplan con su trabajo y organicen mejor los eventos. Para empezar con lo malo, fui a ver a Café Tacuba, para entrar había fila y estuvimos esperando desde más o menos las 6:45 pm hasta casi antes de las 8:00 pm (obviamente nos perdimos a las bandas que abrieron). Claro, al menos tuvimos la suerte de entrar, porque según escuché hubo cerca de quinientas personas (muchas de las cuales sí traían boletos) que se quedaron afuera porque “ya no había cupo”. Aunque en cuestiones musicales el festival tuvo algo para cada gusto, me parece que les hicieron falta eventos de otras ramas artísticas como el teatro y la literatura, porque aunque sí hubo obras de teatro y presentaciones de libros de calidad, faltaron even-

tos de fuera de Zacatecas que harían el festival más interesante. También hubo olvidos muy grandes de cosas que no incluyeron en el programa, como ciertos conciertos, también los eventos de los municipios que se llevaron acabo en la segunda semana del festival y por supuesto la feria de libro. Ahora pasando a las cosas buenas (para no extenderme demasiado porque punto por punto podría llevarme una plana completa de La gualdra) debo decir que la mayoría de los eventos a los que asistí en la plazuela Miguel Auza la primera semana (tanto los recuperados conciertitos de trova como los eventos de Jazz y música del mundo) fueron inmejorables, es una lástima que el horario se mezclara con el de los conciertos principales en Plaza de Armas porque era una música que valía totalmente la pena, desde que se abrió el foro con la agrupación El Código Postal, pasando por los trovadores Carlos Arellano, Edgar Oceransky y por supuesto Adrián Villagómez, hasta un muy divertido grupo de jazz llamado Triciclo Circus Band. A veces hasta me parecía que eran dos

Hua.Ra.Che Gráfica. colectivo.huarache@gmail.com

festivales separados, uno de conciertos de música en Plaza de Armas y otro de conciertos “independientes” en la plazuela Miguel Auza. El Festival Cultural debería de ser un todo que incluyera los aspectos principales del arte de manera

equilibrada: música, teatro, literatura, danza… y que esto fuera local, nacional e internacional. Así que, va mi recomendación: encargados de la cultura en Zacatecas, aprovechando que están ahí hagan su trabajo con apertura, responsabilidad y desenfado…


LA GUALDRA NO. 46 / 16 DE ABRIL de 2012

Fugitiva

Por Juana Lucía Oliva Bernal*

Nunca había contemplado una libélula, es verdad que las veía volar alrededor de los campos, en lo efímero del cielo, en la esencia de un sueño y aun en el rayo de una espiga; mas ahora puedo percibirla frágil, casi triste, casi nada… ella piensa quizá, anhela tal vez sobre el frío cristal traspasar la barrera que la separa de las nubes y puede sentir al igual que yo el aroma de la vida campestre en su eterno, hermoso devenir matutino: las alas al viento, el olor de la tierra húmeda y el girasol que duerme esperando el beso del sol. ¡Y pensar que sólo un instante me separa de ella! El temor me invade, tocarla podría significar perderla, así que me extasío en su verdor de reina, palpándola con el pensamiento. Entonces me parece ver sus ojos como dos gotas

de rocío, puras en su renacer, artísticamente delineadas de sorpresa. Creo que de alguna forma siente mi extravío ante su presencia, sin embargo me permite un leve acercamiento, no oso acariciar su sencillez exquisita porque sé que al hacerlo pudiera herir su cuerpo de hada, su luz virginal. Es entonces que su movimiento se hace perceptible, su precipitada huida me conmueve, la convierte en volátil fugitiva de mi ilusión; no intento detenerla porque sé que no pertenece a este mundo mortal, ella ha venido de un sueño, eclipsada por el deseo de aventura a conquistar el alma de una niña, a sanar un corazón herido. * Estudia el sexto semestre en la Unidad Académica de Letras de la UAZ. rosanocturna1@ live.com.mx Frida Kahlo, Abrazo amoroso

Poema para decir tu ausencia [Leerse mientras se escucha: Ya lo sé que tú te vas / Juan Gabriel]

Por Roberto Galaviz* A Amparo Dávila ¿Cómo digo tu ausencia? Cómo le quito lo abstracto y le pongo colores de dónde saco la piel que ha de cubrir en medio de esta autopista –en la que te piensoel vacío que hay en mi asiento de copiloto que quizá, más que yo te extraña. Cómo levanto el peso de tus piernas que ya no tengo, en la noche que ya no espero. Cómo le digo a esta nueva mujer que está a mi lado que sus besos, son tus besos. Cómo le advierto a tus zapatillas en el armario que estás más lejos que Próxima Centauri y que además tu órbita ya se ha roto en diez mil doscientos pedazos, que no vuelves. Cómo digo tu ausencia, si no es con este consuelo de aferrarme a tus últimas cosas que a poco se destiñen como aquel esmalte azul crema que llevabas con tus manos a mi espalda. Cómo digo tu ausencia si lo que me queda de ti es todo aquello que ya no tengo. * Rockstar_mex@hotmail.com

Lo sé

Por Pilar Alba

Sé que romperé tu corazón. Lo sé. Se quebrará en pedazos como un jarro lleno de agua que se resbala de las manos haciéndose añicos en el suelo, mojando la tierra, desprendiendo un olor a lluvia. Chasqueará como una rama que se parte sobre la rodilla para poder atizar el fuego con el cual se aminorará el frío de la noche. Crujirá, como la hoja seca que se pisa a propósito para poder cruzar y continuar el camino. Sé que romperé tu corazón, lo sé, por más que intente evitarlo, por más que rodee por las calles, llegaré a tu casa, llamaré a la puerta; abrirás con ella tu corazón y me lo pondrás enfrente, sobre una bandeja. Y entonces será inevitable, sucederá lo antes dicho, lo sé: porque tus ojos me miran de esa manera, porque tus brazos me rodean mientras tus labios susurran en mi oído, suplicando: rómpelo.


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