SUPLEMENTO CULTURAL
NO. 476 /// 26 DE ABRIL DE 2021 /// AÑO 10
DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN
Susana Salinas. Árboles de sombra ausentes. Óleo sobre tela. 80 x 60 cm.
“Hablar de espacios íntimos y callados es fácil para quien los recorre día a día, sin embargo difícil puede ser la tarea de algunas veces tolerarlos o incluso sobrellevarlos. Ese momento en el que las reflexiones se vuelven un monólogo repetido, que alcanza a veces una tonada de arrullo para sopesarlo todo. Un arrullo que avanza, cambia y se transforma con finales distintos en esta ocasión extendiéndose como una alfombra de pastoso verde con la promesa de florecer, de que habrá un tiempo, un lugar en donde los árboles servidos a la mesa llegarán a darnos la sombra anhelada para descansar bajo sus copas, en donde el sol no interrumpa el sueño y todo pase como pasa el aire entre sus ramas. Árboles de sombra ausentes es el retrato de un instante de quien aguarda la esperanza...”. Susana Salinas (con esta pieza obtuvo el primer lugar en pintura en la II Bienal Olga Costa y hoy la compartimos con ustedes).
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LA GUALDRA NO. 476 /// 26 DE ABRIL DE 2021 /// AÑO 10
La Gualdra No. 476
Editorial
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ste lunes 26 inicia la Feria Virtual del Libro de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México; en esta ocasión está dedicada al escritor, crítico literario, periodista cultural y docente Juan José Reyes (1955-2020); el estado invitado es Nuevo León, no obstante, los participantes de esta prestigiada feria, cuyas actividades podremos ver desde hoy hasta el próximo 2 de mayo, son de todo el país. Gran acierto, en tiempos como los que vivimos, que las actividades culturales de descentralicen cada vez más, que se tome en cuenta a quienes desde todos los estados de la república están produciendo y contribuyendo al mundo mexicano de las letras, la música y de las artes en general. Hace años, hablar de descentralización de lo cultural se veía como algo inalcanzable, como un escenario casi utópico; de alguna manera lo que se hacía en la capital del país era considerado como “lo importante” y lo que se realizaba al interior, desde Yucatán hasta Tijuana, era conocido en menor medida y por lo tanto, carecía de la contundencia en términos mediáticos, que se requería para dar a conocer lo mucho que se produce en provincia. Sin embargo, son cada vez más los proyectos que desde el interior del país se gestan y al ser inclusivos no desestiman de ninguna manera la calidad. Esta feria del libro, hecha desde la CDMX, tiene la fortuna de contar en su equipo de trabajo a personas cuya visión ha propiciado que las puertas se abran para todos aquellos que, desde hace años, trabajan profesionalmente en los distintos campos de la cultura y las artes; es el caso de su director, el poeta, editor y conductor José Ángel Leyva, originario de Durango, quien ha sabido conjuntar esfuerzos y establecer una red de colaboraciones a lo largo de todo México con escritores y artistas de otras disciplinas en cada uno de sus proyectos editoriales y radiofónicos, en los que constantemente vemos la participación tanto de mexicanos como de extranjeros. Leyendo el programa auguro que será toda una semana de gozo puro para quienes, desde casa, podremos conectarnos a las transmisiones de conversatorios, presentaciones de libros, revistas y video-poemas, programas de TV, conciertos, documentales, conferencias, lecturas en voz alta, y homenajes a distintos personajes.
A propósito de estos últimos, el primero estará dedicado a los miembros de la comunidad universitaria que contrajeron el virus durante esta pandemia de Covid-19. El segundo homenaje será para Juan José Reyes y estará a cargo de David Huerta, Joaquín Díez-Canedo y Elena Poniatowska con la moderación de Rowena Bali. Ambos se llevarán a cabo este 26 de abril, el primero a las 10:00 y el segundo a las 13:00 Hrs. El jueves 29 de abril a las 19:00 Hrs. el homenaje será para Rocío González; los comentarios estarán a cargo de Irma Pineda, Natalia Toledo y Teresa Dey, teniendo como moderadora a Beatriz Juárez. El domingo 2 de mayo a las 18:00 Hrs., el homenajeado será Ramón López Velarde, de quien celebramos este 2021 los 100 años de su poema La Suave Patria y conmemoramos el primer centenario de su fallecimiento; participarán Fernando Fernández y Ernesto Lumbreras con la moderación de Felipe Vázquez. Un día antes, el sábado 1 de mayo, a las 18:00 Hrs., estaremos conversando con Marco Antonio Campos también sobre su más reciente libro, el Diccionario Lopezvelardeano; ojalá que pueda ver la transmisión porque si leerlo es un placer, escuchar a su autor lo es todavía más. Los invito a que sigan toda la programación de esta Feria Virtual del Libro de la UACM por su página de FB [https://www.facebook.com/PublicacionesUACM]. Las actividades pueden ser consultadas en la página oficial1 y en la página web de ljz.mx. Antes de terminar, debo decir también que me llena de alegría encontrar como participantes dentro de las múltiples actividades programadas, de Zacatecas, a Elda Araceli García Mayorga, Hesby Martínez Días, Roberto Gerardo Lugo Botello, Rubén Esteban Villegas Aguirre, Federico Priapo Chew Araiza, Edgar Adolfo García Encina, entre otros muchos más. Felicidades a todos quienes hacen posible actividades como esta, muy especialmente a José Ángel Leyva. Y a nuestros lectores, les recomiendo que consulten el programa y participen de esta feria ¡Disfrutemos de la fiesta del libro y la cultura! Que disfrute su lectura.
Directorio
Contenido La presencia Insurgente en Aguascalientes Por Christian Medina López Velarde
Babel vs. esperanto Por Guillermo Nemirovsky
Juan Gabriel Vásquez Hacer visibles los recuerdos Por Mauricio Flores
La tregua de Mario Benedetti Por Miguel Ángel de Ávila González Niña otra vez Por Pilar Alba
Nomadland, de Chloé Zhao: tierra de nadie, hogar de todos Por Adolfo Nuñez J. Tránsito y felicidad, un documental de la felicidad de trans-femenino Por Carlos Belmonte Grey
La Suave Patria Por Ramón López Velarde
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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com
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https://feriadellibro.uacm.edu.mx
Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx
Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial
La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.
Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com
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La presencia Insurgente en Aguascalientes
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a Villa de Aguascalientes fue fundada en 1575 un 22 de octubre, y durante el periodo novohispano se fue conformando como un lugar próspero que, gracias al paso del Camino Real de Tierra Adentro y a su posición estratégica, fue una parada casi obligada entre el norte del territorio y la región del Bajío; logró conformarse como una región rica de la Nueva Galicia y con las reformas borbónicas terminó siendo parte de la Intendencia de Zacatecas, territorio al que todavía pertenecía en el año de 1810 cuando inició el movimiento insurgente que a la postre traería como resultado la independencia y formación de lo que hoy es México. En este tenor, vale la pena recordar que fue en la región del Bajío, no tan distante de Aguascalientes, donde el movimiento independentista cobró fuerza bajo la dirección de Miguel Hidalgo y que después del fracasado intento de tomar la Ciudad de México, se refugió en Guadalajara de donde salió a combatir a los realistas en Puente de Calderón, para salir huyendo con miras de llegar a los Estados Unidos; sin embargo, y a pesar de la cercanía de Aguascalientes con estos lugares, la presencia Insurgente fue menor de lo que se podría pensar, es por ello que en los próximos párrafos daremos cuenta de los tres momentos en que la gesta independentista dirigida por los insurgentes dejó huella más profunda en la villa y sus alrededores: La participación insurgente del sacerdote José Pablo Calvillo. Nacido en 1763 en la población de Huejúcar -hoy Calvillo, Aguascalientes-, desempeñó su ministerio sacerdotal en varios lugares y para 1810 tenía el grado de Teniente de Cura en el Pueblo de Indios de Jesús María, Ags., puesto que abandonó al enterarse del levantamiento de Hidalgo para unirse a él cerca de Guadalajara, una vez que había reclutado una tropa de indios flecheros en la región de Colotlán; con ellos participó en la batalla de Puente de Calderón, de donde escapó junto a Hidalgo para guiarlo hasta su pueblo natal, Huejúcar, para después cruzar la Sierra de Guajolotes y llegar a la Hacienda de San Blas de Pabellón, donde se separaron y el padre Calvillo regresó para combatir en la región de los cañones. Después de la muerte de los cabecillas de la insurrección en Chihuahua, logró el indulto y fue destinado para Aguascalientes donde permaneció durante 1814; debido a su pasado insurgente se vio envuelto en reyertas con las autoridades, mismas que decidieron recluirlo en el antiguo convento de Guadalupe Zacatecas donde murió apenas dos años después confinado en una especie de prisión domiciliaria debido a su
/// Ex hacienda de Pabellón de Hidalgo, o antigua hacienda de San Blas de Pabellón. En este lugar, Miguel Hidalgo fue relevado del mando. Foto de Christian Medina López Velarde, Centro INAH Aguascalientes.
participación en el movimiento independentista. La deposición del padre Miguel de Hidalgo como jefe de las tropas insurgentes. Fue el 24 de enero de 1811 y después de haber perdido la Batalla de Puente de Calderón contra Félix María Calleja, que
Hidalgo llegó con las pocas tropas que le quedaban a la Hacienda de San Blas de Pabellón, perteneciente a la alcaldía de Aguascalientes; ahí ya lo esperaban Allende y otros jefes insurgentes, que molestos con él desde tiempo atrás, aprovecharon el desastre ocurrido en la batalla para echarle en cara sus
fallas y atropellos como dirigente de la insurgencia y al final relevarlo del mando, continuando con ellos su marcha al norte casi en calidad de prisionero y solo como una figura moral que alentaba a los pocos hombres que quedaban fieles a la causa. Tal vez por lo importante de la figura de Hidalgo en la gesta independentista, este hecho acontecido en Aguascalientes es el que más se recuerda y que llevó a que aquella hacienda de San Blas trocara su nombre por “Pabellón de Hidalgo”. La batalla del Maguey. Para 1811 el cabecilla insurgente que se movía en las tierras hidrocálidas era Ignacio López Rayón, quien para el 2 de mayo de aquel mismo año fue avisado de la presencia de tropas realistas provenientes de Zacatecas al mando de Miguel Emparan, por ello salió al Rancho del Maguey, a poca distancia de la Villa de Aguascalientes, con el fin de combatirlo; así, en este lugar se dieron algunas escaramuzas que terminaron con la huida de Rayón, quien no paró hasta llegar a la Piedad en Michoacán, dejando la plaza hidrocálida en manos realistas en las que permaneció hasta el triunfo del ejército Trigarante. Todo parece indicar, por los pocos datos que se tienen de aquella época, que más allá de estas acciones Aguascalientes se mantuvo al margen de la lucha de independencia, pues incluso cuando Agustín de Iturbide logró consumarla, la única noticia de festejos que se tiene en la Villa se reduce a una lacónica nota del párroco José María Berrueco que a la letra dice: “Nota importante: se juró la independencia en esta Villa el día 6 de julio de 1821”.
/// Ex hacienda de Pabellón de Hidalgo, o antigua hacienda de San Blas de Pabellón. Fue donde Hidalgo fue relevado del mando. Christian Medina López Velarde, Centro INAH Aguascalientes.
* Subdirector del Centro INAH Aguascalientes.
Ollin: Memoria en Movimiento
Por Christian Medina López Velarde* t
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Elucubraciones
Babel vs. esperanto Por Guillermo Nemirovsky* t
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ay dos fantasías simétricas que recorren la historia (y la prehistoria) de la lingüística: la primera, ya definitivamente abandonada, concierne la búsqueda de un habla original, supuestamente practicado por Adán y Eva. Cuando Cristóbal Colón se topó con los primeros indígenas, muchos creyeron que estos eran los habitantes del paraíso, pero al intérprete Luis de Torres, que el almirante genovés había tomado la precaución de llevar consigo, de nada le sirvieron sus conocimientos de hebreo, mozárabe y árabe. Lo que no le impidió “traducir” lo que oía por medio de analogías dudosas, produciendo confusiones poco menos que desopilantes (“caribe” se transformaba en caníbal, y de caníbal pasaba a la idea de can, luego explicaba doctamente que existiría una tribu de caníbales con cara de perro). La segunda fantasía consiste en la creencia, y para algunos el anhelo, que todos los idiomas acabarán juntándose, reuniendo a la Humanidad toda, hermanada en un mismo destino. En otro orden de ideas, Noam Chomsky, el célebre lingüista norteamericano, lleva décadas buscando identificar lo que él llama la gramática universal, común a todos los idiomas. Y lleva décadas, también, dándose de bruces con una realidad plural que se niega a obedecerle. La idea de un idioma común no deja de ser loable porque, de realizarse, despejaría los escollos de la dificultad de comunicación entre los pueblos, inducida por el plurilingüismo. Del volapük al esperanto (que el poeta Michel Deguy llama maliciosamente “desesperanto”), muchos fueron los intentos de creación de lenguas artificiales que aspira(ba)n a sustituir las lenguas naturales. Ahora bien, ¿qué sucedería si alguno de estos proyectos se concretizara? ¿Qué se perdería, o más bien, qué se pierde cuando un idioma desaparece? Aquí cabe recordar que 25 lenguas mueren cada año, aproximadamente una cada 15 días. Una idea común es que los idiomas no son sino una serie de palabras, y que cada término tiene su equivalente en cualquier habla. En verdad, cada comunidad hablante lleva en su idioma una cosmogonía propia, es decir, un modo de representarse la realidad según categorías que le son propias, y que la realidad no impone de por sí. Dicho de otro modo, nuestro pensamiento es como cautivo del idioma que lo genera, que lo estructura y lo moldea. Las categorías aristotélicas del ser, vaya casualidad, corresponden exactamente a las categorías gramaticales del idioma griego. Es probable que Aristóteles, de haber sido hispanohablante, por ejemplo, habría pensado en otro sistema de categorización, al disponer de dos verbos ad
/// La Torre de Babel. Pieter Brueghel. Óleo sobre tabla.1563. Museo de historia del arte Kunsthistorisches, en Viena, Austria.
hoc: ser y estar. Más cerca de nosotros, cronológicamente hablando, el psicoanalista francés Jacques Lacan propuso una de esas frases sibilinas que únicamente él sabía acuñar (no vamos a discutir aquí ni su pertinencia ni su sentido, la propongo a título de ejemplo): “hablar es ser hablado”. Con este uso inédito, e incluso incorrecto, de la voz pasiva, pretendía doblegar a la gramática, para lograr lo que se llama un “efecto de sentido”, algo común en poesía y, por cierto, también en filosofía. Volviendo a las hipótesis gratuitas como las que me hicieron imaginar a un Aristóteles hispánico, el lingüista francés Michel Launay observa finamente que un ciudadano del imperio romano jamás hubiera podido forjar esta idea, pues el verbo “hablar” en latín, loquor, ya es de por sí una voz pasiva. El latín no se dejaba doblegar así nomás. Aristóteles y Lacan, y todo ser pensante, son tributarios y cautivos del idioma en el que piensan. Un libro maravilloso publicado en Francia, y cuyo tamaño es inversamente proporcional al enorme valor de su contenido,1 traza con mucho humor las pautas gramaticales de los idiomas más improbables, los que se practican “en el culo del oso”, según la poética expresión estoniana (existen, hoy, unos 6000 idiomas, y muchos de ellos no cuentan con una descripción). En él me entero, por ejemplo, que en kalam, lengua papú de Nueva Guinea oriental, “vi un animal de este tipo” se dice Knm nb nnk. No
tengo la menor idea por qué oscura razón, saber esto me pone a mí tan feliz. Es muy improbable que algún día este conocimiento me sirva para algo, más allá de presumir en este artículo. También me gusta saber que, en georgiano, con transcripción latina, gvprckvni significa “nos la pela” (¡hablando de frutas!). Pero estas consideraciones fonéticas y lexicales son menos interesantes que aquellas meramente gramaticales, más reveladoras de la cosmogonía antes mencionada. En lengua tariana, practicada en la Amazonia brasilera y en Colombia, en el departamento Vaupés, se usan unos sufijos llamados evidenciales, que indican de qué manera la información transmitida fue adquirida. Si uno dice “un perro lo ha mordido”, debe indicar si fue testigo ocular del hecho, o si lo supo porque escuchó gritos y ladridos, si alguien se lo contó, si lo dedujo al ver las heridas, o si llegó a esta conclusión tras una larga reflexión. El uso inapropiado de dichos sufijos hace que lo consideren a uno mentiroso, aunque a nuestro entender (de hispanohablantes) nos parezca que dijo la verdad. Este tipo de mentiras, desconocido en otros lugares, nos sería útil en sumo grado en estos tiempos de fake news y de “hechos alternativos”. En aymara, lengua andina hablada, entre otros lugares, en el norte de Chile, la idea de pasado se proyecta hacia adelante, incluso en los gestos, mediante la palabra nayra, que también significa “ojo”, “a la vista” o “al
frente”. El término que traduce el concepto de futuro es qhipa, y quiere decir “detrás”, “a la espalda”. Es una visión del tiempo radicalmente diferente de la que conocemos, pero se justifica plenamente, dado que al pasado ya lo conocemos, lo podemos “ver”, mientras que el futuro es siempre incierto. A mí, que me cuesta tanto someterme a la tiranía de la “flecha” del tiempo, me procura cierto sosiego saber que al menos un pueblo ha logrado invertirla, más no sea conceptualmente. El trabajo de lingüistas y gramáticos es, a veces, ingrato, siempre indispensable, y en ocasiones heroico, cuando atraviesan selvas impenetrables durante meses para compartir la existencia de pueblos remotos, y aprender y describir sus lenguas. Quiero rendir homenaje a una de ellas, Ana Fernández Garay, quien reunió a los últimos ancianos locutores del idioma tehuelche, antaño practicado en la Patagonia, y hoy ya difunto. Solamente puedo imaginar lo que sintió cuando se dio cuenta de que nunca conocería la verdadera pronunciación del tehuelche, porque los poquísimos hablantes que a duras penas aún lo podían practicar ya no tenían dientes. *Traductor, profesor de la Universidad d’Evry-Universidad Paris-Saclay.
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Poésie du gérondif, J.-P. Minaudier, ed. Le Tripode (2017).
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Juan Gabriel Vásquez Hacer visibles los recuerdos Por Mauricio Flores*
profesional ulterior. México, cuando “ya desencantado”, logra salir de Colombia sin contratiempos e inexplicablemente. “Pero así ocurrió: Sergio se alojó en un hotel de nombre Sevilla, en la calle Bucareli, pasó la tarde viendo libros de segunda en la calle Donceles y en la noche se metió a un cine desastrado donde proyectaban El último tango en París”. 7. “A veces los hombres que van juntos a la batalla se detestan más entre ellos que al enemigo común”, escribe Vasili Grossman (citado en Volver la vista atrás). “Por mucho que oteo el mar a lo lejos, yo tampoco veo otra cosa que fango por todas partes […] estrangulados por el pañuelo rojo que nos pusimos al cuello”, escribe Claudio Magris en Alla cieca. 8. “Las lápidas son novelas concentradas —de nuevo Magris—. O mejor, las novelas son lápidas dilatadas; un verbo —navegó— que se convierte en una crónica minuciosa de tempestades, bonanzas, abordajes, motines”. O como lo piensa Sergio Cabrera, “los recuerdos eran invisibles como la luz, y así como el humo hacía que la luz se viera, debía haber una forma de que fueran visibles los recuerdos, un humo que pudiera usarse para que los recuerdos salieran de su escondite, para poder acomodarlos y fijarlos para siempre”. 9. Mucho de esto representa Volver la vista atrás, una novela que al revisitar los caminos que emprendieron los actores del cambio revolucionario en nuestra región, también lo hace por el sitio de sus emociones.
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uan Gabriel Vásquez (1973), escritor bogotano, ha publicado un libro de gran utilidad para el entendimiento cabal de los movimientos revolucionarios de nuestra América Latina. Una novela de no ficción, comenzaríamos por anotar, que detalla y extiende las vidas de los integrantes de una familia española-colombiana, y que va de su irrupción en la Guerra Civil española, pasa por el Exilio, la Revolución Cultural china y el Movimiento Guerrillero colombiano para desembocar en un nostálgico presente. “Toda una generación —leemos en Volver la vista atrás—, toda una generación de latinoamericanos cuya vida quedó empeñada en una causa enorme”. 1. Novela nostálgica (de entrada tenemos con su título, tomado de un verso del poeta español Antonio Machado, a quien autor y muchísimos pequeños descubrimos en la voz del catalán Joan Manuel Serrat) Volver la vista atrás cuenta las anudadas vidas del cineasta colombiano Sergio Cabrera, su hermana Marianella, y su padre, el dramaturgo Fausto Cabrera quien, junto a su esposa, adentró a la familia completa al movimiento revolucionario, y específicamente a la guerrilla colombiana de influencia maoísta. 2. Personajes reales que transitan por esta novela a partir de la comunicación que le hacen a Sergio, estando en España en un festival cinematográfico dedicado a su obra, acerca de la muerte de su padre. Punto de partida de la gran reconstrucción histórico-filial, narrada por el personaje luego de largas conversaciones con el autor. 3. “¿En qué momento llegan unos padres a la convicción de que la revolución puede educar a sus hijos mejor que ellos mismos?”. La novela cuenta la experiencia de los jóvenes hermanos Cabrera en la China de Mao, en una época en la que la revolución china no pasaba por buenos momentos, hecho que no impidió el establecimiento de centros de adiestramiento guerrillero, digamos que para exportación. 4. Tiempos también del “culto a la personalidad”, tan perjudiciales a las experiencias de ruptura y cambio, en donde no hay posibilidad para la duda. “Duda e incertidumbre eran las peores enemigas del revolucionario”. Sergio y Marianella completarán su instrucción, no sin
ciertos señalamientos de “burgueses y privilegiados”, en miras el regreso a su natal Colombia, y su integración al movimiento guerrillero. 5. Ya en Colombia, pronto los hermanos se enfrentarán a los dogmatismos revolucionarios, señalándola (a ella) “de desviación ideológica, de despreciar la vida armada, de estar en contra de China y, por lo tanto, de ser prosoviética, estalinista y simpatizante del ELN. La llamaron contrarrevolucionaria y le recordaron sus orígenes burgueses”. “Primero me fusilan por la espalda y luego me ayudan”, dirá Marianella desde su nueva identidad, la compañera Sol. 6. Dos paradas hará Sergio en su itinerario revolucionario. París, donde presenciará el inicio del movimiento de mayo del 68 y sabrá de Louis Malle, cineasta que de alguna manera marcó el rumbo de su vida
En palabras del autor Volver la vista atrás es una obra de ficción, pero no hay en ella episodios imaginarios. Esto no es una paradoja, o no lo ha sido siempre. El Diccionario de construcción y régimen de Rufino José Cuervo, por poner un ejemplo al que le tengo cariño, trae esta acepción en la entrada del verbo fingir. «Modelar, diseñar, dar forma a algo, a) dicho de objetos físicos como escultura y similares, tallar». No es distinto lo que he intentado en estas páginas: el acto de la ficción ha consistido en extraer la figura de esta novela del gigantesco pedazo de montaña que es la experiencia de Sergio Cabrera y su familia, tal como me fue revelada a lo largo de siete años de encuentros y más de treinta horas de conversaciones grabadas [...] Para cuando estalló la pandemia del coronavirus, ya esta novela estaba encontrando su voz y descubriendo su arquitectura. Ahora estoy convencido de que la escritura dio origen y propósito a los días caóticos de la cuarentena, y en más de un sentido me permitió conservar una cierta cordura en medio de aquella vida centrífuga. En otras palabras, ordenar un pasado ajeno fue la manera más eficaz de lidiar con el desorden de mi presente”. Juan Gabriel Vásquez *** Juan Gabriel Vásquez, Volver la vista atrás, Alfaguara, México, 2021, 478 pp. * @mauflos
Op. Cit.
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Río de palabras
Libros
La tregua de Mario Benedetti Por Miguel Ángel de Ávila González t
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Solo me faltan seis meses y veintiocho días para estar en condiciones de jubilarme. Debe hacer por lo menos cinco años que llevo este cómputo diario a mi saldo de trabajo” Así comienza La tregua, de Mario Benedetti, en la que Martín Santomé decide escribir un diario durante un año y inicia escribiendo sobre su jubilación; tiene 49 años de edad y comienza a sentir el inclemente paso del tiempo. Lleva una vida gris, rutinaria “de su casa al trabajo y viceversa”, triste, tiene buen puesto y mejor salario en la empresa (una refaccionaria) y a su cargo tres empleados. Es un eficiente contable. Tiene tres hijos adolescentes con los cuales no ha convivido lo suficiente de tal modo que para él son unos desconocidos; les proporcionó educación y los recursos necesarios para que se desarrollaran porque era su obligación. Su esposa muere al nacer su tercer hijo. La tregua es ante todo una intensa novela de amor. Martín conoce a Laura, quien ingresa a trabajar a la misma empresa y de la que se enamora. Nos narra el problema de la diferencia de edades: ella tiene 24 años. El libro lleva este título porque Dios le concede una tregua dentro de su inmovilidad, dentro de su fastidio. Laura tiene ojos verdes, segura, inteligente y decidida. Acaba de tener un desencuentro amoroso. Paulatinamente se van tomando cariño y afecto hasta volverse incondicionales. Uno de los puntos más logrados del libro es precisamente el comprobar cómo va pasando de un indudable interés basado en el atractivo de Laura hasta un profundo enamoramiento del que ya no podrá escapar.
Martín escribe en su diario: “Me atraían sus ojos, su voz, su cintura, su boca, sus manos, su risa, su cansancio, su timidez, su llanto, su franqueza, su pena, su confianza, su ternura, su sueño, su paso, sus suspiros. Pero ninguno de esos rasgos bastaba para atraerme compulsiva, totalmente. Cada atractivo se apoyaba en otro, ella me atraía como un todo, como una suma insustituible de atractivos, acaso insustituibles”. La sola presencia de Laura le basta-
ba para sentirse dichoso: “Ella me daba la mano y no hacía falta más. Me alcanzaba para sentir que era bien acogido, más que besarla, más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, ella me daba la mano y eso era amor”. Martín desarrolla una especie de teoría sobre la felicidad: “De pronto tuve conciencia de que ese momento, de que esa rebanada de cotidianidad, era el grado máximo de bienestar, era la Dicha. Nunca
había sido tan feliz como en ese momento, pero tenía la hiriente sensación de que nunca más volveré a serlo, por lo menos a ese grado, con esa intensidad. La cumbre es así. Además estoy seguro de que la cumbre es solo un segundo, un breve segundo, un destello instantáneo y no hay derecho a prórrogas”. Lo demás es lo de menos: su hijo Jaime confiesa en su momento que es homosexual, lo que provoca la ira de su hermano Esteban, quien lo agrede. Jaime abandona la casa dejando una nota terrible llena de reproches para su padre, que se entera de su condción de homosexual a través de su hija Blanca. La nota sirve también para poner el descubierto la relación secreta entre Martín y Laura, Jaime dice haberlos visto juntos. Esto obliga a Martín a presentarle a su hija a Laura y se hacen muy amigas, lo que aumenta la felicidad de Martín, que siente que está viviendo un momento pletórico y ahora sí anhela la llegada de su jubilación para entregarse por completo a una vida con Laura. Pero ella muere. Considerando que ya había fallecido su primera esposa Martín comienza a concluir que está condenado a la miseria. La entrada de su diario correspondiente el 23 de septiembre dice: “Dios mío, Dios mío, Dios mío...”. La tregua es una novela que penetra profundamente en la condición humana, esperanzadora, delicada, provoca recuerdos nostálgicos, lo que pudo haber sido y no fue. *** Mario Benedetti, La tregua, Ediciones DEBOLSILLO, undécima reimpresión, México, 2019.
Niña otra vez t
Por Pilar Alba
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veces, más bien siempre, quiero ser niña otra vez. No por una cuestión de evasión de la realidad o por el miedo al compromiso que la madurez implica, sino por todo lo que no necesitaba en aquellos tiempos y sin embargo poseía. De entre todo eso lo que más añoro es el tiempo, sí, todo ese tiempo que tenía, las horas interminables, los veranos eternos. Esa elasticidad de los minutos que se
prolongaban más allá de los sesenta segundos. Los sabores, los olores y los colores que se intensificaban. Es que pasa el tiempo y las cosas pierden su brillo, se pierde la inocencia y entonces la madurez permite ver sucesos que la inocencia ocultaba. Las miradas ya no son inocentes, los abrazos ya no son sinceros y los saludos a veces llevan más de una sola intención. Quisiera ser niña otra vez, es un deseo que constantemente viene; pero no puedo, no debo, no es humanamente posi-
ble; aunque no se puede vivir llorando; esperando un milagro o un acto de magia, porque des-
afortunadamente la esperanza, también, cuando uno deja de ser infante muere.
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Nomadland, de Chloé Zhao: tierra de nadie, hogar de todos t
Por Adolfo Nuñez J.
tando un estilo de vida nómada. Tomando esta premisa como principal punto de partida, Zhao plantea un acercamiento naturalista hacia una comunidad poco conocida en Estados Unidos, y que surge como una respuesta dignificante de sus habitantes ante las falsas promesas del sueño americano. En medio de todo se encuentra Fern, quien, moviéndose entre un lugar y otro, siempre buscando nuevos trabajos, se unirá a distintas personas que transitan por los hermosos paisajes del oeste norteamericano como almas solitarias. En dicho proceso, McDormand interpreta de manera magistral a una mujer que se encuentra al margen de
la sociedad y de la existencia misma, anteponiendo su individualidad y viviendo bajo sus propios términos. La cinta es una suerte de mezcla entre ficción y documental (la mayoría de las personas que la protagonista conoce son nómadas reales interpretándose a sí mismos), que logra captar a la clase trabajadora, personas de bajos recursos “sin casa, pero no sin hogar”, quienes aprenden a subsistir y salir adelante en un país que poco a poco los ha ido relegando. Con enorme humanismo, sensibilidad y haciendo uso de un preciosismo visual notable, la directora va montando una historia que lejos de seguir una estructura conven-
Desayuno en Tiffany’s, mon ku Tránsito y felicidad, un documental de la felicidad de trans-femenino Por Carlos Belmonte Grey t
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Desde que me hice la operación me siento feliz. Me siento mujer. Ya hasta pienso y siento como mujer […] Antes, cuando era hombre y estaba casado yo siempre tenía ganas de sexo, y buscaba a mi mujer y ella no estaba disponible. Ahora que soy mujer ya yo tengo ese beneficio, de estar sin ganas e indisponible. Ahora ellos me buscan a mí. Cuando era hombre aprendí las técnicas para ligar, ahora como mujer las conozco y sé cómo ligar […] La primera vez que me metí un dedo para
descubrir aquello que me acaban de crear fue una sensación de ouahhh, la sensibilidad una pasada, ahí tenía ya mi clítoris y mi vagina, hasta un himen”, cuenta en diversos momentos Rosa María. Ella es el personaje central del documental Tránsito y felicidad dirigido por Jonas Benarroch y que forma parte de la selección del Festival Visiones de lo Real, en Suiza. El lector podrá, quizás, darse cuenta que se trata de un documental sobre el proceso, el conflicto y la resolución de una persona trans-género y trans-sexual, que ha completado su transición hacía la feminidad con la operación de una vaginoplastia.
El director catalán acompañó a su amigo de infancia -y luego amiga, ya adultos- en la última etapa de su transición, desde la decisión de operarse hasta su implicación posterior en los movimientos municipales de defensa y reconocimiento público de las personas trans-femeninas y trans-masculinas, y por tanto, en la defensa de nuevas normalidades que rompan con la heteronormatividad. El documental de 77 minutos pone de relieve la dicotomía de la evidente masculinidad de los rasgos físicos de Rosa María, a pesar de la operación y las hormonas, y la afirmación de un discurso feminizado que al final de cuentas, es el elemento que debería
ser determinante en la asignación del género. Por ejemplo: - Benarroch coloca su cámara constantemente detrás o al costado del caminar de Rosa María en la calle: se trata de una persona de más de 1.80 m. de altura y cerca de 100 kilos, robusta, de caminar fuerte con piernas abiertas, hombros anchos. Daría la impresión de ser un hombre disfrazado. - Luego en la playa, ella con bikini y completamente desenvuelta, asumiendo la alegría de su cuerpo femenino. - La voz no ha cambiado, y aunque para Rosa María su cuerpo es femenino y así debería ser tratada su voz sigue siendo masculina, a las críticas que le hacen sobre esto, ella responde que “la voz no la hace hombre ni mujer”. A esta corporeidad del filme se opone el discurso de asignación de roles femeninos y masculinos: el apetito sexual, la cocina y ganas de cocinar, la limpieza del departamento, la ropa, la sensibilidad, las idas a las estéticas. Es un documental que con la sola voz de su personaje central y el entorno de esta (familia y activismo) muestra el conflicto personal de géneros asignados y creados. Sin embargo, y para concluir con este debate infructuoso por clasificar a la gente, ella misma lo cierra: “Categoría: FELICIDAD. Orientación sexual: no os importa. Pero lejos del estigma social, hemos realizado este documental de la forma más normalizadora posible, sin dramas (los justos), sin penas (las justas), con risas (algunas duraderas) y ninguna forzada”. Un documental que seguramente podremos encontrar en muestras de cine en México, eso esperamos.
Cine
N
omadland (2020), el tercer filme de la realizadora Chloé Zhao, luego de las estupendas Songs my brother taught me (2015) y The rider (2018), parte de ser la constatación de un país cuyo sistema económico falló, al mismo tiempo que se vuelve un detallado y compasivo retrato de aquellos que viven sin un domicilio fijo y que viajan siempre de manera ininterrumpida. El filme sigue las idas y venidas de Fern (Frances McDormand), una mujer de 61 años que vivió por mucho tiempo en Empire, Nevada, una ciudad corporativa que desapareció después de que la fábrica de yeso local quebrara, esto como resultado de la crisis económica de 2008. Tras la muerte de su esposo, y habiendo perdido prácticamente todo, Fern decide guardar sus pertenencias en un depósito, comprar una van y recorrer el oeste del país. Así, entre trabajos temporales y espacios abiertos, Fern conocerá a muchas otras personas que igual que ella, tuvieron que dejar todo lo que conocían atrás y acabaron adop-
cional, se va armando en el camino. Dicha narrativa se establece a partir de las reflexiones personales de Fern respecto a lo que ha vivido hasta el momento, así como de las incógnitas sobre lo que le depara el futuro, cuestión que no podría percibirse más acorde a los tiempos actuales. Con todo, Nomadland no es una visión romantizada de la vida nómada, así como tampoco pretende ser una denuncia condenatoria al capitalismo. La gran virtud del filme de Zhao es que, al fin y al cabo, se trata de un relato sobre conectar con distintas personas a lo largo de una vida, y cómo es que dichas conexiones definen o reconfiguran una identidad propia. Esto está representado en el viaje de Fern, quien íntegra e impetuosa elige la vida nómada como algo parecido a la libertad, así como una vía para aceptarse a sí misma, entendiendo sus alcances y limitaciones. Ella comprende que su vida es un camino que se mueve todo el tiempo hacia adelante, donde las personas están ausentes, pero jamás desaparecen, permanecen en lugares, en objetos o en su memoria. Al final, el viaje más importante de Fern es la acción de autor reconocerse.
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LA GUALDRA NO. 476 /// 26 DE ABRIL DE 2021
Centenario de La Suave Patria
La Suave
Patria Por Ramón López Velarde t
Proemio Yo que solo canté de la exquisita partitura del íntimo decoro, alzo hoy la voz a la mitad del foro a la manera del tenor que imita la gutural modulación del bajo, para cortar a la epopeya un gajo. Navegaré por las olas civiles con remos que no pesan, porque van como los brazos del correo chuán que remaba la Mancha con fusiles. Diré con una épica sordina: la Patria es impecable y diamantina. Suave Patria: permite que te envuelva en la más honda música de selva con que me modelaste por entero al golpe cadencioso de las hachas, entre risas y gritos de muchachas y pájaros de oficio carpintero.
Primer acto Patria: tu superficie es el maíz, tus minas el palacio del Rey de Oros, y tu cielo, las garzas en desliz y el relámpago verde de los loros. El niño Dios te escrituró un establo y los veneros de petróleo el diablo. Sobre tu capital, cada hora vuela ojerosa y pintada, en carretela; y en tu provincia, del reloj en vela que rondan los palomos colipavos, las campanadas caen como centavos. Patria: tu mutilado territorio se viste de percal y de abalorio. Suave Patria: tu casa todavía es tan grande, que el tren va por la vía como aguinaldo de juguetería. Y en el barullo de las estaciones, con tu mirada de mestiza, pones la inmensidad sobre los corazones. ¿Quién, en la noche que asusta a la rana,
no miró, antes de saber del vicio, del brazo de su novia, la galana pólvora de los juegos de artificio? Suave Patria: en tu tórrido festín luces policromías de delfín, y con tu pelo rubio se desposa el alma, equilibrista chuparrosa, y a tus dos trenzas de tabaco, sabe ofrendar aguamiel toda mi briosa
raza de bailadores de jarabe. Tu barro suena a plata, y en tu puño su sonora miseria es alcancía; y por las madrugadas del terruño, en calles como espejos, se vacía el santo olor de la panadería. Cuando nacemos, nos regalas notas, después, un paraíso de compotas, y luego te regalas toda entera suave Patria, alacena y pajarera. Al triste y al feliz dices que sí, que en tu lengua de amor prueben de ti la picadura del ajonjolí. ¡Y tu cielo nupcial, que cuando truena de deleites frenéticos nos llena! Trueno de nuestras nubes, que nos baña de locura, enloquece a la montaña, requiebra a la mujer, sana al lunático, incorpora a los muertos, pide el viático, y al fin derrumba las madererías de Dios, sobre las tierras labrantías. Trueno del temporal: oigo en tus quejas crujir los esqueletos en parejas; oigo lo que se fue, lo que aún no toco, y la hora actual con su vientre de coco. Y oigo en el brinco de tu ida y venida, ¡oh, trueno!, la ruleta de mi vida.
Intermedio: Cuauhtémoc Joven abuelo: escúchame loarte, único héroe a la altura del arte. Anacrónicamente, absurdamente, a tu nopal inclínase el rosal; al idioma del blanco, tú lo imantas y es surtidor de católica fuente que de responsos llena el victorial zócalo de cenizas de tus plantas. No como a César el rubor patricio te cubre el rostro en medio del suplicio; tu cabeza desnuda se nos queda hemisféricamente, de moneda. Moneda espiritual en que se fragua todo lo que sufriste: la piragua prisionera, al azoro de tus crías, el sollozar de tus mitologías, la Malinche, los ídolos a nado, y por encima, haberte desatado del pecho curvo de la emperatriz como del pecho de una codorniz.
Segundo acto Suave Patria: tú vales por el río de las virtudes de tu mujerío. Tus hijas atraviesan como hadas, o destilando un invisible alcohol, vestidas con las redes de tu sol, cruzan como botellas alambradas. Suave Patria: te amo no cual mito, sino por tu verdad de pan bendito; como a niña que asoma por la reja con la blusa corrida hasta la oreja y la falda bajada hasta el huesito. Inaccesible al deshonor, floreces; creeré en ti mientras una mexicana en su tápalo lleve los dobleces de la tienda, a las seis de la mañana, y al estrenar su lujo, quede lleno el país, del aroma del estreno. Como la sota moza, Patria mía, en piso de metal, vives al día, de milagros, como la lotería. Tu imagen, el Palacio Nacional, con tu misma grandeza y con tu igual estatura de niño y de dedal. Te dará, frente al hambre y el obús, un higo San Felipe de Jesús. Suave Patria, vendedora de chía: quiero raptarte en la cuaresma opaca, sobre un garañón, y con matraca, y entre los tiros de la policía. Tus entrañas no niegan un asilo para el ave que el párvulo sepulta en una caja de carretes de hilo, y nuestra juventud, llorando, oculta dentro de ti el cadáver hecho poma de aves que hablan nuestro mismo idioma. Si me ahogo en tus julios, a mí baja desde el vergel de tu peinado denso frescura de rebozo y de tinaja: y si tirito, dejas que me arrope en tu respiración azul de incienso y en tus carnosos labios de rompope. Por tu balcón de palmas bendecidas el Domingo de Ramos, yo desfilo lleno de sombra, porque tú trepidas. Quieren morir tu ánima y tu estilo, cual muriéndose van las cantadoras que en las ferias, con el bravío pecho empitonando la camisa, han hecho la lujuria y el ritmo de las horas.
Patria, te doy de tu dicha la clave: sé siempre igual, fiel a tu espejo diario; cincuenta veces es igual el ave taladrada en el hilo del rosario, y es más feliz que tú, Patria suave. Sé igual y fiel; pupilas de abandono; sedienta voz, la trigarante faja en tus pechugas al vapor; y un trono a la intemperie, cual una sonaja: ¡la carretera alegórica de paja!
24 de abril de 1921