La Gualdra 477

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 477 /// 3 DE MAYO DE 2021 /// AÑO 10

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

Rubén Rivera García. Archivo personal del poeta.

“En mi cielo lucho contra mis propios demonios y desde allí me reconcilio con ellos. En cada poema voy muriendo, en cada poema renazco de nuevo”. Rubén Rivera García (Guasave, Sinaloa, 1962), ha obtenido, entre otros reconocimientos, el Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura en el 2000 y una mención honorífica en el Premio Internacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz 2012 con el libro Caravana de sombras, donde aborda la vida y muerte de Arthur Rimbaud. Recientemente obtuvo el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2021 con Sendero de suicidas.

[Una entrevista con él, realizada por Beatriz Pérez Pereda, en páginas centrales]


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Editorial Hace apenas unas semanas, como parte de las actividades programadas en el Festival Cultural Zacatecas, se presentó Granada y Zacatecas. Ensayo fotográfico de algunas conmemoraciones religiosas, de Manuel Martínez Delgado. El libro fue editado por la Secretaría de Cultura y del Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde -gracias al Programa Ediciones 2020-; la edición y diseño estuvieron a cargo de Juan José Macías y la corrección de estilo la realizó Sara Margarita Esparza. Se trata de un libro con pasta dura, de lujo, cuyo color berenjena en los forros enmarca una bellísima fotografía de la Virgen de la Soledad al pasar por la calle Fernando Villalpando, durante la Procesión del Silencio llevada a cabo el Viernes Santo en Zacatecas Su autor es Doctor en Pedagogía por la UNAM y profesor-investigador jubilado de la Universidad Autónoma de Zacatecas, institución en la que estudió Ingeniería Química y la Maestría en Educación. Integró el Cuerpo Académico Consolidado: UAZ-150 “Cultura, currículum y procesos institucionales; con la línea de investigación “Sujetos y procesos institucionales”. Manuel Martínez Delgado ha publicado varios libros, dos de ellos enfocados a rescatar la memoria histórica de Tlaltenango, lugar en donde nació en 1954: Tlaltenango. Imágenes y evocaciones (2015), publicado por la Fundación Pedro Valtierra, A.C., CONACULTA, Gobierno del Estado de Zacatecas, el Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde y la Fototeca Zacatecas Pedro Valtierra; el otro, Tlaltenango. Fotografías del recuerdo (2006), es un libro digital editado por la Universidad Autónoma de Zacatecas, bajo la coordinación del autor, Sergio Mayorga Magallanes, Antonio Cortés Quiñones y Antonio Jaimes Silva. En estos dos títulos, al igual que en el más reciente, la protagonista es la fotografía, porque Martínez Delgado ha hecho de esta actividad un oficio en el que el interés por preservar la memoria mediante la imagen ha sido la constante. Dice Daniel Hernández Palestino, en el prólogo, que “Mediante la serie fotográfica que se presenta en el libro, se advierte desde el inicio que el material no se orienta precisamente por una documentación del acto religioso como un fin en sí mismo, sino que se finca en la experiencia estética de la advocación para captar las representaciones procesuales del rito, ya sean los detalles escénicos, el conjunto de elementos que componen la narración de las procesiones o las cate-

gorías sociales que permanecen inmersas en cada campo religioso claramente diferenciado socioculturalmente”; y es que Granada y Zacatecas... no es solo un catálogo de fotografías, es, de acuerdo con su autor, un ensayo fotográfico en el que se muestran las similitudes de dos ciudades -Zacatecas y Granada- que bien podrían “ser hermanas” por sus múltiples coincidencias culturales. De las conmemoraciones religiosas en Granada, se incluyen cuatro fiestas: Procesiones de Semana Santa, Celebración de la Santa Cruz, Procesión Sacramental del Corpus Christi, y el retorno de la Virgen de las Angustias: de la Catedral Metropolitana a su Basílica. De las relativas a Zacatecas: Procesión del Silencio del Viernes Santo, el Regreso de la Preladita: de la Catedral Basílica de Zacatecas a su santuario en Guadalupe, y Desfile tradicional del Día de Muertos. El autor identifica similitudes entre las celebraciones de estas dos ciudades distantes y afirma que, aunque separadas por un océano “comparten más de lo que uno pueda imaginar. Ciudades señoriales con una vida cultural muy activa, con festivales variados todo el año, con museos e iglesias por doquier [...] ambas son multiculturales y de intercambio continuo y permanente, son y han sido la cuna de grandes artistas (pintores, poetas, escritores)”. Muy grata experiencia la de tener en mis manos este libro; lo he disfrutado con detenimiento, no solo por la hermosura de las más de noventa imágenes aquí presentadas, sino porque efectivamente, don Manuel Martínez Delgado logra establecer un vínculo entre estas dos ciudades y nos motiva a seguir investigado sobre la riqueza cultural de sus tradiciones. El autor ha tenido la oportunidad de pasar temporadas largas en la ciudad española, pero vive actualmente en Zacatecas, de ahí que el ensayo fotográfico realizado tenga esa mirada acuciosa, sensible y analítica; su interés, intuyo, va más allá de mostrarnos imágenes comparativas, al conducirnos a encontrar en la belleza algo más profundo... hay quienes le llaman Dios -y no me refiero a religión alguna-. El libro puede ser solicitado en el Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde y es de distribución gratuita. Ojalá pueda hacerse de algún ejemplar. Que disfrute su lectura.

Contenido El Agente Topo, de Maite Alberdi Por Adolfo Nuñez J. Decencia Por Pilar Alba

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Rubén Rivera, el sendero de la poesía Por Beatriz Pérez Pereda

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The human voice, de Pedro Almodóvar, o el imaginario de la ruptura Por Nancy Berthier

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Documentales en el Festival Visions du réel Por Sergi Ramos Desayuno en Tiffany’s, mon ku Temporada de campo, un documental de los vaqueros, en Visions du réel Por Carlos Belmonte Grey

Europa y la desmemoria Por Guillermo Nemirovsky

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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Directorio

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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po de personas que en la mayoría de los casos suele ser olvidado o relegado por la sociedad de la que alguna vez formó parte. La propuesta de Alberdi consiste en hacer una mezcla de diversos géneros fílmicos, tales como el noir, el cine de detectives, la comedia de enredos y el drama humanista, todo vertidos en una estructura clásica de documental de observación. El resultado es una película ingeniosa, afectiva y muy conmovedora, cuyas escenas están montadas a partir de las conversaciones que don Sergio tiene con todos aquellos que conoce en su tarea como agente infiltrado. Esta misión encubierta es el dispositivo que la directora utiliza para darle forma a su visión, que no es otra más que visibilizar las condiciones físicas, mentales, y sobre todo, emocionales en las que se encuentra una parte significativa de la comunidad de adultos mayores. Para don Sergio la verdad se vuelve clara, y el resultado de sus investigaciones, aunque inesperado, no puede ser más evidente: al final del día, son pocos los ancianos en ese hogar que reciben visitas de sus amigos y familiares. Algunos ya ni recuerdan porqué están ahí y hasta han olvidado a las personas que alguna vez los quisieron. Lejos de ser un filme de denuncia social y evitando el drama fácil, El Agente Topo es una apuesta valiosa e innovadora que logra apelar a la sensibilidad del espectador. Se trata de un emotivo retrato sobre aquellas personas que han llegado al ocaso de su vida, pero que como don Sergio, desean pasar sus últimos años recolectando nuevas experiencias con sus seres queridos y viviendo de la manera más digna posible.

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ómulo Aitken, el encargado de una agencia de detectives privados, publica un anuncio en un periódico local, donde ofrece un empleo de tres meses a un hombre de entre 80 y 90 años. Este peculiar aviso llama la atención de distintos candidatos, y una vez que todos son entrevistados por Rómulo, el elegido es Sergio Chamy, un hombre de 83 años lleno de carisma, así como de un enorme entusiasmo por el trabajo que debe realizar. La labor de don Sergio consiste en infiltrarse dentro de un geriátrico, y al igual que un “agente topo” investigar, sin que los empleados lo noten, si se llevan a cabo maltratos hacia los residentes del lugar. Esta misión se debe realizar por encargo de una clienta de la agencia de Rómulo, quien sospecha que su madre, que habita dicho hogar de ancianos, está siendo maltratada. Es así que don Sergio, después de recibir un entrenamiento para su misión (que incluye aprender a tomar fotos con la cámara de su celular y enviar mensajes de voz por Whatsapp), se adentra en el geriátrico, donde después de hacer sus indagaciones, se debe reportar con Rómulo al final de cada día para informarle sobre los avances de la investigación. Al pasar el tiempo, don Sergio hará amistad con gran parte de las personas que habitan ese lugar hasta volverse una parte integral de dicha comunidad. El Agente Topo (2020) documental dirigido por la chilena Maite Alberdi, es una producción que destaca por su original propuesta, así como por la manera en la que capta, con suma dignidad, a un gru-

6 Por Pilar Alba

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ebería tener la decencia de morirse de una buena vez. Le dijo con ojos de odio, queriendo que su mirada fuera una daga que cercenara de una vez por todas esa vida que a pesar de casi consumirse se negaba a fenecer. Recibió con disgusto el legajo de análisis, las múltiples recetas médicas y la costosa cuenta de la consulta. Tomó por el brazo al anciano y lo llevó a su carro. Es que hay que ver qué descaro, estar robándose el oxígeno de los otros, si ya vivieron, ya hicieron y deshicieron deberían de irse de una buena vez y dejarnos a los demás vivir tranquilos. El anciano no escuchó, hace años que su sentido

del oído se había perdido en el tiempo. Pero por su actitud parecía que entendía completamente todo. Al llegar a su casa bajó con la ayuda del hombre que se empeñaba en seguir vociferando al abrir la puerta. Mire nomás qué desorden, qué apestadera, si vienen cada semana a hacerle el aseo, nada más gasta uno el dinero sin sentido, todo sigue igual de cochino. El viejo se sintió por fin a salvo en su casa, ahí era feliz con lo que tenía a mano. Recibió las pastillas y las instrucciones de toma. El hombre salió, queriendo huir de ahí lo más pronto posible. Subió al carro, encendió el motor, pisó fuerte el acelerador y se estrelló con otro coche al doblar la esquina. El anciano, respiró aliviado, y sin saber por qué, esbozó una gran sonrisa.

Río de Palabras

Decencia

Cine

El Agente Topo, de Maite Alberdi


Poesía

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Rubén Rivera, el sendero de la poesía 6 Por Beatriz Pérez Pereda

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l 4 de marzo de 2021 se anunció al ganador del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2021, esta vez el premio recayó en Rubén Rivera García, poeta nacido en Guasave, Sinaloa (1962), egresado de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas de la UAS; una sorpresa para la comunidad literaria y para el propio Rubén, que es un perfil discreto en el mundo de las redes sociales y los eventos literarios, aunque tiene alrededor de una decena de libros publicados y ha obtenido, entre otros reconocimientos, el Premio Nacional de Poesía Clemencia Isaura en el 2000 y una mención honorífica en el Premio Internacional de Poesía Sor Juana Inés de la Cruz 2012 con el libro Caravana de sombras, donde aborda la vida y muerte de Arthur Rimbaud. De su obra, Domingo Argüelles ha dicho que “la imagen lírica y el hondo testimonio de la existencia son los elementos fundamentales”, agregaría que escribe en la paciencia y cree en la emoción del verso. Sus intereses no son solo los relativos a la poesía, también es fotógrafo y traductor; en 2014 publicó el libro Maasobuiquim Sones de venado donde recoge los cantos y sones de sus amigos yoremes. De estos temas y más Rubén Rivera nos platica en esta entrevista para La Gualdra: Beatriz Pérez Pereda: ¿Cómo definirías tu poética, qué elementos consideras en tu concepción o visión de la poesía? Rubén Rivera García: Trato de buscar que el mensaje que quiero trasmitir al lector o al hombre en general, sea en sí mismo expresivo y vivencial, utilizando las figuras literarias y en especial el tropo por excelencia: la metáfora. Que el poema esté sujeto al ritmo y que sea como un río que fluye dejando sonar su música. Los elementos que se fraternizan con mi poesía son el amor, el desamor, la alegría, la tristeza, la fugacidad de la vida, el rencor, el erotismo, todos esos sentimientos que habitan la casa del corazón en todo el trayecto de nuestra vida. En mi cielo lucho contra mis propios demonios y desde allí me reconcilio con ellos. En cada poema voy muriendo, en cada poema renazco de nuevo. BPP: En tu libro Caravana de sombras abordas la vida de Arthur Rimbaud, en el poemario hay contexto histórico, incluso añades mapas, fotografías… ¿Cuál es tu proceso creativo, realizas una investigación previa, lees mientras escribes? RRG: Este libro se fue fraguando lentamente, mediante una investigación de los estudiosos que han escrito sobre la vida del poeta Arthur Rimbaud, de una relectura de su poesía completa y de su correspondencia. Me llevó tres años definir toda su estructura. El libro incluye reproducciones de fotografías tomadas por Arthur Rimbaud y por sus amigos, así como un mapa que descifra el recorrido de ese último viaje

hacia Abisinia. En todo el proceso del libro busqué hablar del hombre que sufre, del hombre que insulta, del hombre que padece las inclemencias del tiempo y de la desesperación. Se confecciona su propia ropa y, para simplificar el proceso de su elaboración, idea métodos ingeniosos, por ejemplo para evitarse el engorro de usar botones. Por las tardes se pasa aprendiendo idiomas y recitando el Corán. Es leal, triste y orgulloso. BPP: Recientemente fuiste galardonado con el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2021, un premio de mucha tradición y probablemente el más importante de México, ¿qué

representa para ti, cómo dialogas con la tradición de este premio, en qué momento de tu obra poética llega este reconocimiento? RRG: Representa una gran satisfacción, ya que es el resultado del esfuerzo dedicado por tanto tiempo en el sendero de la poesía. Pero, en honor a la verdad, me sorprendió haber ganado este premio, ya que es un galardón de larga tradición y uno de los más importantes y prestigiosos de México. Por lo que, desde luego, todos los poetas queremos ganarlo. La verdadera poesía va más allá del premio. Un amigo poeta me dijo: que lo hayas ganado es un voto de confianza a esa otra poesía que se puede hacer en México, lejos de las mafias y camarillas, centrada en

el trabajo consistente que se logra a base de golpear las palabras. Es, también al mismo tiempo, una apertura a las múltiples expresiones y visiones de la poesía que existen en nuestro país. En ese sentido, también gana la poesía y gana el premio. El premio llega en un momento en el que la poesía no deja de seguir su camino y a veces nos acompañamos en los abismos del espíritu que todos podemos experimentar como seres sensibles y pensantes. BPP: En Sendero de suicidas, tratas el tema del suicidio de algunos poetas, ¿cómo llegaste a este tema, cuál fue la búsqueda estética o las motivaciones para desarrollarlo?


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BPP: En tu semblanza se menciona que eres poeta y fotógrafo, cómo ha incidido la fotografía en tu trabajo poético, o viceversa, quizá sea la poesía la que ha incurrido en tu mirada de fotógrafo. Platícanos un poco sobre esto. RRG: Decía Roland Barthes: A través de toda cámara fotográfica, debe de existir un ojo poético. Coincido con él, hay que saber mirar el mundo que nos rodea y transformarlo en poesía, es decir, vivimos en un mundo vulgar, hay que embellecerlo. Y no solamente hay que saber mirar, hay que saber oler, sentir, palpar… El poeta Su Shi dijo de Wang Wei: En su pintura hay poesía, y en su poesía pintura. Mis trabajos creativos fotográfico y poético se fraternizan y se vuelven uno solo para embellecer al mundo. BPP: Publicaste un libro bilingüe en la lengua de los pueblos mayos yoremes, Maasobuiquim Sones de venado (Difocur, 2014), ¿cuál es tu postura frente a la traducción y el rescate de la cultura y lengua de los pueblos originarios? RRG: Es muy difícil traducir un poema o un canto ancestral de una lengua a otra, sin que exista la traición del original dentro del lenguaje y su comunicación. Realmente fui un intermediario guiado por una energía mayor para llevar a cabo ese trabajo espiritual de los cantos o sones de venado. El poeta Víctor Luna, dice en el prólogo del libro: Los sones de venado representan precisamente esa muestra de la gran poesía a la que aspira a llegar todo poeta, una poesía que sea escrita por todos, cantada por todos, y escuchada por los dioses, que le sirva para acercarse a lo sagrado en un éxtasis anónimo. Realmente el libro es de los mayos yo-

Rimbaud se burla de sí mismo por el disfraz y entre azulados nubarrones dice: Soy un servidor de Dios. En fin, ¡escrito está!, ¡así es la vida y no tiene nada de divertido! Me voy lejos a descansar de mí mismo y de los demás. ¡Vamos! La marcha, la carga, el desierto, el hastío y la rabia. Al atardecer deja tras de sí a los implorantes leprosos y el hedor de la civilización. Recorre la selva de ruidos y el sol extiende su plumaje aterciopelado que cae entre los árboles. Se oye un batir de alas semejante a un huracán. Lejos están los países de la blanca lepra y una procesión de elefantes avanzan a Babile. Rimbaud dice: buen negocio, buen negocio en marfil. ¡En marcha camelleros, en marcha, grita desesperado!, ¡ah, los pulmones abrazan, rugen las sienes!, ¡la noche rueda en mis ojos con este sol! La luna sale sonando sus pulseras y la desdicha abre sus párpados. Rimbaud dormita sobre el camello con un rifle entre sus manos y su sombra le apunta a la cabeza desde la aún ardiente arena del desierto nocturno. remes de Sinaloa, de su tradición, de su danza, de su música… Mi trabajo fue una investigación con mis amigos yoremes, músicos, danzantes, fiesteros, rezadores… Maaso muquila Tebuj-yucu yoleme Jactua juiya anigua-po oou yumila-taca Venado muerto Hombre vuelto flor ¿en qué parte del mundo del monte te desangras? BPP: Actualmente quiénes son los autores que estás leyendo, lees únicamente poesía o también narrativa, ensayo, etc., cuéntanos un poco sobre tu biblioteca personal. RRG: Leo de todo. Actualmente estoy leyendo a Tu Fu, Wang Wei, la obra completa de Alberto Caeiro, Giuseppe Ungaretti, Walt Whitman y al poeta de la fugacidad de la vida, Omar Khayyam.

Poemas de Rubén Rivera García ESPERANDO EL ZUMBIDO

Cuando un hombre presiente su muerte habla con lo que ama: dame una almohada, mujer, porque siento que caigo. Solo se oyen abejas y un silencio de agua. SUEÑO DESGARRADO Pienso en los caballos de bruma, en los mendigos doblados por el frío. Estamos platicando, las miradas relampaguean en los platos llenos de cucarachas. El preso que duerme a mi lado tiene una corona de moscas y ronca. La luz del foco nos hace girar como insectos. RUMBO A BUBASSA Bajo el imperio del sol va montado sobre un camello; lleva una toalla enredada en su cabeza y un manto rojo como un musulmán.

MALDITOS CONTRA BONITOS Qué bueno que te fuiste Arthur Rimbaud burlando a todos tus contrincantes. Pájaros suplan, pues, faltas de gentes que son poetas curados en salud. Whitman, Cavafis, Rilke, y un alud de bellos jugadores delirantes. Varias figuras, rostros y semblantes, corren tras de ti, Baudelaire y Artaud. Pero lo malo es que todo esto viene a dar en un fracaso irremediable como el amor si el tiempo lo detiene, fallar un gol es más que despreciable; Rimbaud corrió como loco hasta la meta, falló: no era futbolista, era poeta.

Poesía

RRG: Llegué a este tema a través de un diálogo que tuve con el poeta guasavense Román García sobre el suicidio del poeta ruso Serguei Esenin. Conversamos en torno a lo contradictorio e inverosímil que resulta el que un poeta que le canta a la vida, tome la determinación de quitársela por su propia mano. Y a partir de ese diálogo, hice una investigación histórica, en torno a los poetas que se han suicidado. El libro lo fui estructurando por apartados, los que se suicidaron por bala, agua, soga, gas, veneno, barbitúricos, anhídrido carbónico, raíles, vacío, entre otros. Y así se fue fraguando el libro. Me llevó cinco años terminarlo. La búsqueda estética del libro era buscar un mensaje claro y preciso, mediante un lenguaje sencillo y profundo, sin perder el ritmo y el tono, acompañado de recursos expresivos y figuras literarias que hicieran de cada poema el último viaje, como un merecido homenaje de cada poeta suicidado. La motivación que me llevó escribir este libro fue fraternizarme con todos estos poetas que entregaron su vida, a sí mismos, al vacío, a la nada.


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The human voice, de Pedro Almodóvar, o el imaginario de la ruptura

Cine

6 Por Nancy Berthier

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os gustaría que la ruptura fuera un corte limpio. Directo y limpio, de un solo golpe, como la espada que decapita. Pero la ruptura es un desgarro”. Así comienza el libro de Claire Marin sobre las Ruptura(s), y de eso trata la última película de Pedro Almodóvar, The human voice, una adaptación libre de la obra de Jean Cocteau, La voz humana, publicada en 1930. Rodada durante el primer confinamiento, The human voice declina el tema de la ruptura como desgarro. En la soledad de un escenario único, el de su apartamento, una actriz (Tilda Swinton) interpreta una versión revisitada del texto de Cocteau, la última conversación telefónica de una mujer con quien fue su amante durante cuatro años. En un dispositivo que se asemeja a un monólogo, ya que el espectador solo escucha sus propias palabras, la actriz expresa estados emocionales contradictorios: aparente indiferencia, pasión aún viva, desesperación, ternura, ira, dolor, súplica... La obra original se ha convertido en paradigmática en nuestro imaginario de la ruptura, que representa como puro desgarro. En el contexto de los años treinta, Cocteau retomaba un tema muy presente en el teatro de bulevar, el de la amante despechada, acorde con la realidad social de un mundo en el que las mujeres estaban mayoritariamente excluidas del mundo del trabajo productivo y confinadas al espacio de la reproducción y/o la dependencia. El escritor reivindicó una perspectiva realista que perfilaba una sociedad patriarcal en la que el hombre era el futuro de la mujer. Al mismo tiempo, su título le confería una dimensión universal, colocando en el centro de la narración la llamada voz “humana”, en la que se aloja el dolor del abandono, que es intemporal. Esto explica la posteridad de un texto que fascinó a generaciones de creadores y actrices (Simone Signoret, Ingrid Bergman, Ornella Muti, Sophia Loren...) que dieron voz y cuerpo a la que, en el texto, se denomina indefinidamente (“ella”). Además, la modernidad que representa el uso del teléfono, uno de los primeros medios de comunicación a distancia, no ha hecho más que aumentar con su espectacular desarrollo a lo largo del tiempo, con -y luego sin- cables, fijo y luego móvil. The human voice es la tercera variación de Almodóvar en torno a este texto, después de La ley del deseo (1987) y Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988) que explotaban la obra como un elemento entre otros de ficciones complejas. En

The human voice, el cineasta se acerca más a la obra original. Este mediometraje se basa en una escenificación despojada, en la que la mayor parte de la acción se desarrolla en el apartamento de la mujer abandonada, con el único tema de la llamada telefónica final de su antiguo amante. La ruptura como desgarro se manifiesta en la voz y la interpretación de la actriz que pasa por la misma sucesión de estados emocionales contradictorios, entre el dolor, la desesperación, los impulsos agresivos y la ira. El escenario en el que se desenvuelve sigue siendo un espacio de desastre, un antiguo “nido de amor”, según la voluntad del director, donde cada color y cada objeto están dotados de un poderoso valor simbólico en eco a su situación. Las pertenencias de su amante, maletas y ropa, son manifestaciones de su presencia fantasmal y síntomas del desgarro en su ambivalencia: alternativamente rechazadas y adoradas, como el traje que golpea con un hacha y acaricia un poco más tarde. Los espejos le devuelven la imagen de la inscripción despiadada en su rostro del desgarro. La ruptura introduce en ella una duda existencial que intentará resolver ingiriendo pastillas: “Cuando te aman, no dudas de nada. Cuando amas, dudas de todo”, escribió Colette. El motivo del perro del amante, evocado por Cocteau, se refuerza mediante una presencia constante que duplica la expresión de la devastación, eco animal de esta: “Es como un alma en pena”, comenta ella, “te echa tanto de menos”. La frialdad de la comunicación a distancia es acen-

tuada por el uso de auriculares Bluetooth, que intensifican la expresión de la soledad de la mujer. Ya ni siquiera está conectada a su interlocutor por un cable y da la impresión de estar soliloquizando. Algunos críticos resaltaron la falta de fidelidad a Cocteau, sobre todo en lo que respecta al final de la historia, que termina así: “Date prisa. Adelante. ¡Corten! ¡Corte rápido! ¡Corten! Te quiero, te quiero, te quiero, te quiero, te quiero .................... (El receptor cae al suelo)”. El espectador intuye las patéticas secuelas de una vida rota y enteramente dedicada a desgarrarse, sugiriendo el dramaturgo que “la actriz diera la impresión de desangrarse, de perder la sangre, como un animal que cojea, de terminar el acto en una habitación llena de sangre”. En la película de Almodóvar, en cambio, la mujer abandonada opta por transformar el desgarro en un “corte limpio”, lo que no había logrado con el hacha, pero que materializa con el fuego. Su gesto incendiario, al que su examante asiste desde la distancia, es acorde con su deseo de borrar definitivamente los restos de su amor perdido, huellas fantasmales de un pasado que había permanecido indeleble hasta entonces: “Soy yo quien arde, mi amor”. Por muy doloroso que sea, es ella quien toma la iniciativa de poner fin a la conversación (“Cuelgo. Tengo que aprender a colgar, cariño”) y de volver a tomar su destino en sus manos, liberada del mortificante vínculo, tirando el teléfono. Rompe la situación de encierro, psíquico y material, que la última secuencia

materializa con su salida al exterior tras un largo huis clos, vestida con un último traje, cuyo carácter informal contrasta con el incómodo vestido de Balenciaga de la primera secuencia. El soliloquio se convierte en un diálogo cómplice con el perro, subrayado por un elocuente intercambio de miradas. Las palabras que le dice reflejan su plena conciencia de que aún le queda un largo camino por recorrer para alcanzar el olvido: “Más vale que te hagas a la idea de que vamos a llorar juntos”. Pero es a este precio que puede finalmente retomar las riendas de su vida, con un recobrado sentido del humor y un compañero de infortunio. La transformación que hace el cineasta del final de la historia corresponde a una actualización de la obra, casi cien años después de su estreno. Si el dolor de la ruptura amorosa sigue siendo actual, lo que no lo es tanto es la dependencia social de la mujer respecto al hombre, o al menos su aceptación. El sentido de la vida de la protagonista no está determinado exclusivamente por la mirada masculina de su amante. En el fuera de campo de este final, el espectador puede imaginar una secuela de resiliencia que se apoyará en otros elementos ricos y múltiples que ella había mencionado al principio del recurso, cuando fingía indiferencia: “lanzarse al trabajo”, al ocio (restaurante, teatro, compras), o a ver a sus amigos. Con esta elección, el cineasta opta por deconstruir los estereotipos de género en torno a la “mujer rota”, necesariamente derrotada. Sin temor a ser infiel.


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Documentales en el Festival Visions du réel 6 Por Sergi Ramos

/// Esquirlas.

Reconstruyendo la realidad desde la infancia Esquirlas, de Natalia Garayalde, vuelve sobre un episodio que la realizadora argentina vivió en 1995, cuando tenía doce años, en su ciudad natal de Río Tercero. El tres de noviembre de ese año estalló la fábrica de municiones militares de su localidad, desperdigando una lluvia de bombas por toda la ciudad, y generando un caos que se convirtió en tragedia nacional. La versión oficial de los hechos, proclamada por el propio presidente de la República Carlos Menem, impuso la versión del accidente. La casi totalidad del metraje de Esquirlas utiliza los fragmentos de los videos domésticos que Natalia grabó de niña con su hermano, empezando por entrañables juegos infantiles hasta la confusión generada por el accidente y sus posteriores consecuencias. La realizadora, veinticinco años después, retoma ese mate-

/// El síndrome de los quietos.

rial para reconstruir otra versión del caso, que dormitaba latente en las imágenes grabadas por una (no tan) ingenua mirada infantil y que, desde el pasado, parecía esperar su exhumación para convertirse en una prueba contra la versión oficial de los hechos. Esquirlas consiguió merecidamente el premio especial del jurado en la selección Burning Lights. Filmar lo invisible También en esa competencia, la película vasca Jo Ta Ke realizada por Aitziber Olaskoaga, elabora otro dispositivo de contraimagen. El documental empieza evocando la grabación de un concierto que el grupo de hardcore vasco Negu Gorriak realizó frente a la cárcel de Herrera de la Mancha, en 1990, como un acto constitutivo del imaginario de la izquierda independentista vasca. La realizadora, sorprendida por el rechazo de los propios miembros del grupo de volver hoy sobre esa grabación, decide emprender un viaje hacia la prisión

para comprobar hasta qué punto se le impide grabar imágenes relacionadas con ese acontecimiento y ese lugar, a fin de mantener oculto uno de los conflictos recientes de la democracia española. Al documental solo le queda filmar lo invisible para recuperar ese episodio histórico. La ciudad vacía Desde otro punto de vista, el director español Elías León Siminiani con El síndrome de los quietos, presentado en la competencia internacional de cortos y medios metrajes, realiza un supuesto falso documental, inspirado en la figura tutelar del realizador colombiano Luis Ospina. Este parte de las imágenes de las calles desiertas de Bogotá, por culpa de la pandemia, para volver sobre otros episodios históricos en que las calles de la ciudad se vaciaron, proponiendo un inesperado recorrido de corte distópico por la historia de la ciudad y del país.

/// Jo Ta Ke.

Desayuno en Tiffany’s, mon ku

Temporada de campo un documental de los vaqueros, en Visions du réel 6 Por Carlos Belmonte

Grey

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eguimos con esta segunda entrega del 52 Festival Visiones de lo Real (Visions du réel) de la ciudad de Nyon (Suiza) y aprovechando las cosas buenas del online. Presentamos hora el documental mexicano Temporada de campo de la directora Isabel Vaca. Este es uno de los 10 trabajos mexicanos que estaban en el festival. Escribimos estas líneas porque es un tema que invade no solo elementos básicos del nacionalismo mexicano (la vida en el campo y del charro) sino porque el mundo

rural está ahora aun más idealizado que antes de la pandemia. Isabel Vaca ha seguido el verano de un chico en la Hacienda La Punta de Jalisco (hacienda de ganado de lidia). El chico se entrena para ser un vaquero que cuida los toros, los arrea y se ocupa de otras tareas del campo. Un chico que ha ido apenas unas cuantas veces a la ciudad de Aguascalientes para comprar cosas en el Wal-Mart, que prefiere la vida en el campo y sobre el caballo a la obligación de ir a la escuela. Es un documental de lo llamado comming of age, películas sobre la maduración de sus

personajes que pueden ser, o documentales, o ficciones. De un chico, Bryan, que vive con sus abuelitos y se prepara para madurar al lomo de caballo y con una riata en la mano, y de vez en cuando en los cajones para vacunar al ganado. Y por las tardes juega con sus amigos y cuenta sus ilusiones. Es, además, como ya comenté, una reminiscencia de la vida idílica del campo. De levantarse en una casa humilde, pero en el campo y listo para ir al caballo. Y por supuesto, tener un patrón al que se le debe hasta el derecho al piso en donde se vive. Quizás, esto es lo que más llama la aten-

ción del filme: que se trata de un respeto a la vida del campo, a la hacienda y al patrón, como si 90 años desde el primer cine de comedia ranchera no hubieran pasado; como si el impacto de los procesos políticos no hubiera, o más bien, no han tocado el campo mexicano. El mediometraje fue parte de la Competición Internacional de Cortos y Medio metrajes; aunque no tuvo reconocimiento alguno, esta podría ser una de las cintas que se pueden programar en las muestras regionales, en cinetecas y eventualmente tener un dossier pedagógico para funciones escolares.

Cine

Imagen y contraimagen Esta edición del festival permitió comprobar hasta qué punto el documental cumple una función de contraimagen, es decir que funciona como el reverso de la interpretación de la realidad difundida por los canales mediáticos o institucionales, revelando sus carencias, manipulaciones o distorsiones. Estos documentales se caracterizan por tener una alta dimensión reflexiva, que evidencia la falsa transparencia de los discursos audiovisuales oficiales, es decir la idea que las imágenes remiten a la realidad que muestran, obviando que estas imponen un sentido a los acontecimientos que narran, instrumentalizándolos. Al contrario, el documental reflexivo, al explicitar su naturaleza de construcción discursiva, permite ofrecer un modo más consciente de acercamiento a lo real y deslegitimar al discurso institucional, proponiendo su contraimagen. Una parte de la

selección de documentales en español del festival suizo permitió dar cuenta de ello.


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Europa y la desmemoria 6 Por Guillermo

Elucubraciones

Nemirovsky*

E

n algunas costas europeas, o en las excrecencias de Europa como las Islas Canarias, en contadas ocasiones, se pueden ver los improbables esquifes que, con mucha suerte, culminan una arriesgada travesía hacia el “viejo continente”. Llevan nombres pintorescos o exóticos: pateras, cayucos; y arriban atiborrados de personas casi inánimes, corroídas por la sed, y como borrachas de una mezcla absurda de última esperanza y extrema desesperación. Son los que huyen de la locura de su tiempo, la inclemencia de las sociedades en las que les tocó nacer, los rigores de las tiranías, la pobreza prometida o el sometimiento del hambre. Son, sin duda alguna, los seres más vulnerables que nuestra época canalla pueda engendrar. Parias entre los parias, en la tierra y en el mar. A veces, los medios difunden imágenes surrealistas de bañistas estivales, estupefactos de ver llegar un puñado de miserias agolpadas entre fragilísimos maderos, con la muerte en la mirada y el asombro de haber sobrevivido. Estos Ulises de odiseas sin gloria, despojados hasta de su dignidad, tras un brevísimo arrebato de solidaridad playera, van a tener que darse de bruces con una perversa e ingeniosa burocracia que los mantendrá casi siempre en un limbo legal, a la merced de nuevas persecuciones y de las versiones modernas de la esclavitud. Pero estos son los que llegaron, los que triunfaron de las olas, los que por suerte o por ciencia, supieron orientar sus barcas. Luego están, o más bien ya no están, los miles y miles que no lo consiguieron, los que se perdieron en el oleaje y desaparecieron, con sus sueños, en la vastedad del Mare Nostrum. Ningún radar, ninguna pantalla registra su tragedia, no perturbarán el sosiego de los bañistas ni alterarán el relato de nuestros noticieros. Desaparecieron, y nada más. El Mediterráneo se ha convertido (hasta es banal decirlo, y esta banalidad es de por sí profundamente indignante) en un cementerio de agua. Pero que nadie se confunda, no se trata de fatalidad, ese concepto tan cómodo que se suele convocar cuando de naufragios se habla. Este cementerio fue construido gota a gota, válgame la expresión, no por el empeño de migrar pese a los tremendos peligros que aguardan a los desdichados, sino por los obstáculos que se alzan, ley tras ley, en el camino de la supervivencia. Sólo en Francia, la patria de los Derechos Humanos, como también le gusta nombrarse, desde 1985 se han cambiado las leyes relativas a la inmigración y el asilo en 21 ocasiones, prácticamente una ley cada año y medio. Y cada cambio significó un escollo más, una dificultad suplementaria, una valla cada vez más infranqueable. En gran parte de Europa, cunde un discurso que deshumaniza al migrante, por razones meramente electoralistas. Se le acusa de querer aprovecharse de la “generosidad” de las leyes sociales que “despilfarran” fortunas en favor de delincuentes. La ultraderecha ha conseguido asentar la figura del vividor que, desde el fondo de su remota aldea, estudia las ventajas y las desventajas de los sistemas so-

ciales vigentes acá y acullá. No es infrecuente oír, en los medios de Francia, a intelectuales autoproclamados que propagan escandalosos improperios sobre los inmigrantes menores, “ladrones y violadores” por naturaleza. El mismo discurso estigmatizante prolifera, actualmente, en las paredes de Madrid, a través de la campaña electoral del partido ultraderechista Vox. Siempre habrá un juez amigo que no considerare estas incitaciones al odio como un delito, sino como una mera opinión, exenta de toda consecuencia. En algunos países europeos, como Hungría, la situación es aun peor, aunque casi no exista en sus tierras la tan temida inmigración. No quisiera parecer ingrato: debo reconocer que, a mí, Francia me salvó la vida al otorgarme el asilo político en 1976, cuando tuve que huir de mi país en el que arreciaba una de las dictaduras militares más cruentas de la historia reciente. Pero no puedo olvidar que, si en aquella época hubiesen regido las leyes de hoy día, probablemente me habrían sometido a un regreso forzoso, con las consecuencias letales que podemos imaginar. No me corresponde hacer un balance de mi estadía en Francia, pero creo haber participado en su prosperidad y, como cada inmigrante, haber añadido mi valor al crisol de valores de la comunidad. Lo que tampoco puedo olvidar, pero que la desmemoriada Europa calla escru-

pulosamente, como si se tratara de una ficción sin vínculos con la realidad, es que antes de ser tierra de inmigración, este continente lo fue de emigración, una emigración caudalosa, por no decir desaforada. Entre 1820 y 1920, se calcula que más de 60 millones de europeos buscaron mejor suerte en otros continentes, transformando para siempre sus culturas y su sociología. Después de 1945, otros 15 millones emigraron a su vez. En casi todos los lugares, principalmente en América Latina y en Norteamérica, el recibimiento fue, cuando menos, generoso (lo digo sin idealizar, sé perfectamente que en muchos países, esa acogida se concibió en detrimento de ciertas poblaciones autóctonas). Aun así, el Chile del Frente Popular (1939), por iniciativa del poeta Pablo Neruda, afretó un barco para llevar a 2200 refugiados republicanos españoles al país andino. El México de Lázaro Cárdenas acogió cerca de 20.000 refugiados (algunas fuentes citan cifras más altas), movilizando los recursos del estado para su recibimiento e integración. Cuando no huían de la guerra, los europeos también huían del hambre, como los irlandeses, o de la miseria, como los italianos. El despotismo también desplazó a millones de ciudadanos. En mayor o menor medida, todos se enfrentaron a las dificultades del exilio, obviamente. Pero el andamiaje cuasi distópico de las leyes

actuales, que restringen de manera abrumadora las posibilidades de migrar legalmente a Europa, no se les aplicaba. Cabe agregar un dato importante: las realidades inclementes de las que huyen hoy los candidatos al naufragio son, en cierta medida, pero no solamente, claro está, productos de la colonización. (Las élites locales africanas llevan, asimismo, una inmensa parte de responsabilidad, por no haber logrado construir un Estado estable y probo). Hace pocas semanas, el presidente francés, Emmanuel Macron, recibió un informe que concluía que el Estado francés no tenía razón alguna para presentar disculpas oficiales a Argelia, con el argumento de que la colonización fue cometida por generaciones anteriores. Se reconocen responsabilidades, pero no la necesidad de presentar disculpas o expresar arrepentimiento. Ahora bien, si Francia y buena parte de Europa son, aún hoy, tierra de prosperidad, esto se debe en parte a los saqueos y los crímenes del colonialismo. La desmemoria y la ingratitud de Europa siegan miles de vidas. De las riquezas robadas siguen viviendo, y para conservarlas, cierran las fronteras y los ojos, a no ser que estén en una playa de canarias, y se topen brutalmente con la realidad. *Traductor, profesor de la Universidad d’EvryUniversidad Paris-Saclay.


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