La Gualdra 482

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SUPLEMENTO CULTURAL

NO. 482 /// 8 DE JUNIO DE 2021 /// AÑO 11

DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

10 años de La Gualdra. Imagen de Juan Carlos Villegas. 2021.

Con este número 482 celebramos el Décimo Aniversario de La Gualdra. En él participan colaboradores que han estado con nosotros en distintos momentos en esta primera década. Gracias a ellos y a todos quienes han nutrido este espacio editorial semana con semana, y gracias también a todos nuestros lectores. ¡Iniciamos el año 11!


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LA GUALDRA NO. 482 /// 8 DE JUNIO DE 2021 /// AÑO 11

La Gualdra No. 482

Editorial

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on 10 años cumplidos haciendo La Gualdra escribo ahora, sorprendida por el rápido correr del tiempo. Digo la verdad cuando afirmo que estos años se me pasaron más rápido de lo habitual, será porque en realidad uno vive no para contar el transcurso de los días, sino para tratar de que la elasticidad de los minutos sea posible. Dije contar y viene a mi mente ahora el número de páginas que hemos publicado en este espacio: 5260 con las que hoy salen en este número especial de aniversario, más por lo menos 300 de los números especiales relacionados con festivales internacionales de cine, teatro y música... digamos que son un aproximado de 5600 páginas, que tienen un equivalente a 5 millones de palabras. Me abruma el número, me emociona mucho más haber leído por lo menos tres veces cada uno de los artículos que en La Gualdra se han publicado, y debo confesar que pensar en la cantidad de lectores que hemos tenido hasta ahora me hace muy feliz. En alguna ocasión traté de contar el número de participantes en estos 482 números, entre escritores, fotógrafos, pintores e ilustradores, pero desistí porque son muchísimos más de los que imaginaba. En estas páginas, eso sí lo puedo decir, han aparecido las colaboraciones de cientos de creadores que admiro y respeto y no podría mencionarlos a todos por temor a que me faltara alguno. A propósito de ellos, que son quienes nutren este espacio editorial, invitamos para este número de aniversario solo a algunos, por razones de espacio; son quienes han colaborado con más frecuencia, todos han mandado sus textos desde aquel mes de junio de 2011 y de alguna manera siempre han estado presentes. La Gualdra es de ustedes, de quienes la leen y de quienes la alimentan cada semana con lo que envían para ser incluido, y yo no puedo estar más que agradecida con todos por creer en este proyecto. Les pedí que hablaran del 10, con palabras e imágenes, y, además, que mandaran una imagen de ellos para que los lectores los conozcan y le pongan rostro a los nombres que nos han acompañado en este maravilloso periplo. Aceptaron todos, como siempre... y otra vez la emoción me embarga, porque hoy podemos afirmar también que La Gualdra la hacen personas no solo

de Zacatecas, también colaboran con nosotros personas de distintos puntos del país y del extranjero. Van diez cosas relacionadas con La Gualdra para cumplir con “mis diez”, hoy recuerdo especialmente: 1. Las más de 140 entrevistas que he realizado en este espacio editorial. 2. El premio de periodismo cultural en 2011 y el de la Asociación de Cronistas del Estado. 3. Los especiales de homenajes luctuosos que hemos hecho para artistas que se fueron en esta década (Alejandro Nava, Rafael Coronel, Amparo Dávila, Manuel Felguérez, Emilio Carrasco...). 4. Festivales internacionales de cine, música y teatro: Cannes, Berlín, Venecia; el de Festival jazz de Montreux, el Festival guitare sur scene y el Festival de Aviñón. 5. Los números especiales del Festival Internacional de Poesía Ramón López Velarde. 6. El recuerdo de los amigos fallecidos durante estos diez años. 7. Los nuevos amigos encontrados aquí y los que han permanecido. 8. Los lectores, que nunca nos abandonan. 9. Las alianzas de colaboración realizadas con la Bienal FEMSA y con el INAH. 10. La Gualdra sobrevivió a la pandemia y hoy inicia su año 11, con salud. Llegar hasta aquí no hubiera sido posible sin tener el apoyo de La Jornada Zacatecas, que ha sido nuestra casa editorial y un espacio pleno de libertad y hago énfasis en esto porque también debo agradecer la confianza que me han tenido sus directivos desde el primer día -gracias, Ray-. Agradezco también a Sandra, a Carlos y a Enrique, quienes han diseñado en diferentes momentos este suplemento que además es complemento de todo un esfuerzo editorial. La portada de este número es de Juan Carlos Villegas, quien siempre me ha acompañado en esta aventura, y en ella aparecen los personajes que también han salido junto a las distintas secciones de cine, literatura, artes plásticas, música, educación, antropología e historia, teatro, filosofía, libros, poesía, literatura y río de palabras. Gracias, 10 veces gracias a todos quienes hacen posible que La Gualdra continúe. Empezamos con el año 11. Que Dios reparta suerte y salud para todos. Que disfrute su lectura.

Directorio

Contenido Letanía del número 10 Por Ángel Solano Tetrakto divino Por Carlos Augusto Torres Pérez Diez años de La Gualdra y la mística del diez Por Rebeca Mejía López y David Valerio Miranda

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La casa era Por Eduardo Campech Miranda Décadas, décimas, noticias y fiestas Por Conrado J. Arranz Mínguez El diez pitagórico y la perfección del universo Por Maliyel Beverido Diez años han pasado y… Por Mauricio Flores Sus quince primaveras Joel Flores

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Algunos besos de 10 en la memoria Por Lucía Rivadeneyra 10 reflexiones en torno a los museos Por Violeta Tavizón 10 lecturas para leer en caliente Por Carlos Flores Una moneda de 10 pesos Por Armando Salgado

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10:10 pm Por Mateo Estrada Gaviria Diez minutos Por Carlos Martín Briceño

Diez años en el cine Por Adolfo Nuñez J. 10 años de La Gualdra y 10 colaboradores del Desayuno en Tiffany’s, mon ku Por Carlos Belmonte Grey Lars y los agujeros de gusano Por Sergi Ramos

La divina edad Por Humberto Mayorga Teyes. Diez utopías Por Pilar Alba El retorno a la unidad Por David Pérez-Becerra

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Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

Carmen Lira Saade Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com Roberto Castruita y Enrique Martínez Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com


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8 DE JUNIO DE 2021

Letanía del número 10V t

Por Ángel Solano

* Estado de México.

Tetrakto divino

/// Angel Solano.

Diez años de La Gualdra y la mística del diez

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Por Carlos Augusto Torres Pérez

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egún Pitágoras el número 10 es sinónimo de divinidad y perfección y era merecedor del máximo respeto. Es el resultado de la suma de los 4 primeros números ordinales (1+2+3+4) y se representa en la Tetraktys, figura triangular conformada por 10 puntos que representa a su vez la armonía y la cual se ha reproducido en la aritmética y la geometría, así como en las bellas artes como la música, la arquitectura y la pintura. El número 10, desde luego, fue la base la numerología de grandes civilizaciones como la egipcia, la romana y la maya. Con 10 mandamientos sentaron sus bases grandes religiones como la católica y la budista. Para el ser humano el número 10 representa a lo largo de su vida, el número con el que visualizamos nuestros retos, fijamos nuestras metas y medimos nuestros logros: al nacer nuestra madre revisa que vengamos completos con los 10 dedos de nuestras manos y los 10 dedos de nuestros pies; uno de los primeros retos en nuestra vida es aprender a contar hasta el 10; en la adolescencia y juventud todos nuestros esfuerzos se enfocaban en poner la mayor cantidad de dieces en nuestras boletas de calificaciones, porque sí, el 10 también representa la excelencia.

Por Rebeca Mejía López y David Valerio Miranda

/// Carlos Augusto Torres Pérez.

El 10 marca el inicio y el final de etapas y ciclos, en décadas medimos las generaciones humanas y nuestras diferentes etapas de vida: la juventud de los veinte, la madurez de los treinta, la crisis de los cuarenta, el renacer de los cincuenta, la plenitud de los sesenta, etc. Así pues, alcanzar el número 10 siempre ha tenido un significado muy especial y para La Gualdra no podría ser la excepción, porque ha cumplido la meta de llegar a su primera década, ganándose durante todos estos años el respeto de los más destacados representantes del ámbito cultural e intelectual de Zacatecas quienes semana con semana colaboran en sus páginas, lo que lo ha llevado a alcanzar la perfección en sus contenidos, logrando con ello consolidarse como el suplemento cultural por excelencia. ¡Muchas felicidades y que vengan muchas décadas más para La Gualdra! * Zacatecas.

e cumplen diez años desde que el suplemento cultural La Gualdra ha aportado a la promoción y difusión de las artes, la literatura, las humanidades y la cultura en Zacatecas. Diez años que se dicen fácil, pero que cuando se observa la profundidad, constancia y compromiso del suplemento cultural de La Jornada Zacatecas y de su editora Jánea Estrada, se demuestra la importancia de la difícil labor de divulgar el conocimiento humanista. Las expresiones, creaciones y obras artísticas que son compartidas periódicamente, convierten a La Gualdra en un texto esencial del contexto cultural zacatecano. En sintonía con este homenaje dirigido a La Gualdra en los festejos de su primera década, podemos reflexionar un poco sobre el número diez y los significados que este representa. Por ejemplo, para la escuela filosófica de los Pitagóricos, el diez era entendido como Tetraktys, un número sagrado, puesto que significa la totalidad extendida y el equilibrio. Dicho número era representado desde una pirámide perfecta compuesta de diez puntos;

/// Rebeca Mejía.

/// David Valerio Miranda.

cuatro en la base, tres en el siguiente nivel, dos en el penúltimo y al final uno. Así, el diez es también la suma perfecta de los primeros cuatro números: 1+2+3+4=10. Para la antigua filosofía oriental china, el diez también es la representación del “Yin y yang”. Este concepto taoísta significa la dualidad, el ciclo, el nacimiento y el fin, así como el equilibrio, el balance entre lo negro y lo blanco, lo bueno y lo malo. Además de aquello que, como todo comienzo, llegado a un cenit, regresa al origen para seguir creciendo. De esta forma es como también se ha desarrollado el ciclo de La Gualdra, con todo el conocimiento y aportaciones que ofrece. Ante tan valerosa y honorable labor, agradecemos y deseamos larga vida a los ciclos gualdreños, que vengan muchos años más de compartir, mantenerse y seguir creciendo en la circulación de las ideas. Con entusiasmo esperamos seguir colaborando y siendo parte de la plenitud de los ciclos de La Gualdra. Felicidades. * Durango y Zacatecas.

Décimo Aniversario

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icen los creyentes que, al principio, diez sonidos conformaron el universo; diez oraciones. Uno: hágase la luz; dos: el firmamento en medio de las aguas; tres: las aguas por debajo del firmamento; cuatro: la tierra produzca vegetación, las hierbas den semillas, los árboles den frutos y la semilla replique el fruto dentro de la tierra; cinco: existan luceros en el firmamento para dividir el día de la noche; seis: manifiesten animales las aguas y los cielos; siete: la tierra produzca diversas especies, ocho: hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza, nueve: sean fecundos y multiplíquense, diez: les doy todas las plantas que producen semillas y todos los árboles que dan fruto. Nos contaron que son diez los enunciados del decálogo judeocristiano, prohibiciones, acotaciones o

promesas. Sabemos que son diez los números que componen y construyen el universo racional: 0, 1, 2, 3, 4 ,5, 6, 7, 8 y 9, con ellos podemos contabilizar y medir la vida. Escuchamos que la décima letra en el alfabeto hebreo se llama Yod; representa la mano que hace y que da. También es el principio generador, el punto primigenio, la expansión y la manifestación universal. Su forma es pequeña. Una semilla. La J es la letra que ocupa el lugar diez en nuestro abecedario y con ella aprendimos a jugar o juzgar. Hay varias palabras con diez letras, por ejemplo, hexasílabo y decasílabo. Eso nos lleva ha pensar en el arte, en la poesía; en los versos de la décima musa. Yo, la peor de todas. Y volvemos al número 10, octubre para los meses, la rueda de la fortuna para el tarot. Y volvemos siempre al diez, al principio de todo.


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LA GUALDRA NO. 482

La casa era Décimo Aniversario

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Por Eduardo Campech Miranda

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a casa era conocida entre la familia como “Cadena”, por la calle en que se encuentra. La casa está en los límites del Estado de México, y el, entonces, Distrito Federal. La casa era el cielo. En sus barandales nos sentábamos a contar cuántos automóviles transitaban por la avenida Texcoco. Cada jugador elegía un color. El que más se repitiera con el paso de los autos ganaba. La casa era el refugio: en 1985, en el sismo de la noche del 20 de septiembre, mientras jugábamos en la calle, al sentir el movimiento telúrico lo primero que hicimos fue correr hacia el in-

mueble; torpes, sí, pero ahí estaba la familia, nuestras madres: la seguridad. La casa era el lugar de encuentro, por eso no era extraño encontrar cada tarde a algunos chicos de nuestra edad compartiendo juegos de mesa y carritos. La casa era un laberinto y era una gran casa: podían comunicarse todas las habitaciones por puertas o taparlas y hacer salir de la nada diez apartamentos. La casa estaba a diez metros de la frontera con la capital mexicana y a poco más de diez kilómetros del Zócalo. La casa está aún en el número 10 de la calle Cadena, y ahí pasé mi infancia. * Estado de México / Zacatecas.

Diez años han pasado y…

Décadas, décimas, noticias y fiestas

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/// Conrado J. Arranz Mínguez.

memorizadas o improvisadas, que formaban y forman parte, como espejos comunitarios, del acervo de poetas y trovadores populares, aquí en México, en las tradiciones del huapango arribeño, del son jarocho sotaventino o de las valonas de Tierra Caliente, por citar algunas. La décima sirve así para dar noticia, para celebrar, para buscarnos en lo común. He de entretejer diez versos para a La Gualdra celebrar y no llegar a elucubrar pensamientos muy dispersos mejor leer los universos de sus colaboradores

El diez pitagórico y la perfección del universo t

Por Maliyel Beverido

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egún los principios pitagóricos, todas las cosas son en esencia números, y cada cifra tiene un sentido en la conformación del Cosmos. El diez es la cifra de la perfección. La tetraktys es un símbolo místico compuesto por diez puntos ordenados en cuatro filas, con uno (mónada), dos (díada), tres (triada) y cuatro (tétrada) puntos en cada fila: 1+2+3+4 = 10. Es decir la suma de los cuatro primeros números enteros y comprende el Todo: el punto, la línea, la superficie y el volumen. La tetraktys es el conjunto de la mónada, de la díada, de la tríada y de la tétrada,

/// Maliyel Beverido.

El uno es entendido como la unidad, el origen de todas las cosas, la divinidad, y es representado por el punto. El dos es el desdoblamiento de la unidad, el principio de la dualidad y también el punto que se desplaza originando la línea. El tres alude

en diez años, admiradores ordenados por Estrada que hace magia como un hada a La Gualdra rindo honores. Con el verso diez se concluye la décima y celebramos el décimo aniversario de La Gualdra. Además, pienso en la décima como una gran metáfora de lo que significa hacer cultura hoy: a partir de un lenguaje común, buscar dentro de lo más profundo de nuestro ser y desplegar la destreza del ingenio con el que navegar contracorriente. * Madrid / CDMX.

a los tres niveles que hay en los aspectos místicos (cuerpo, alma y espíritu; Padre, Hijo y Espíritu Santo; inframundo, tierra y cielo), pero desde el punto de vista de la geometría, si el uno es punto y el dos línea, el tres pasa a ser plano. El cuatro entonces encarna el universo material, como manifestación de cuatro aspectos (tierra, aire, fuego y agua; Lucas, Juan, Marcos y Mateo; toro, águila, león y hombre) y de cuatro dimensiones, alcanzando el nivel el volumen. Y de la suma de todos ellos alcanza la totalidad del Universo. Totalidad que, a su vez se remite al origen, pues al sumar las cifras que lo componen, 1 + 0, el resultado es 1, y el mundo vuelve a comenzar… * Xalapa, Ver.

Por Mauricio Flores

Todo cambia, es verdad. Para bien, para mal. Permanecen, eso sí, ciertas emociones, cosas, aspectos y afanes de los que no es sencillo desprenderse. Gustos. Convencimientos, para no nombrar más, intimidades y decoros bien resguardados, que desde el ejercicio ciudadano y profesional uno va extendiendo en el tiempo lo mejor que puede. Echándole ganas, dirían en Zacatecas. Más o menos así han transcurridos estos mis diez años y su correspondiente presencia en las páginas de La Gualdra, espacio del tipo de los que ya casi no existen, un motivo más para congratularse con todos quienes lo hacen posible, semana a semana. Sitio habitado por quien esto escribe, necio que parece, cada dos lunes con una mirada a lo más reciente de la producción editorial, y su decidida invitación a compartir lecturas. De ahí su título.

Por Conrado J. Arranz Mínguez t

a décima espinela es un sentimiento y un lenguaje común que compartimos los hispano hablantes, y a la vez una estrofa poética de diez versos con un esquema métrico que genera una musicalidad ideal para cantar y contar a un tiempo; pero también para demostrar cierta destreza poética. Su rigidez estructural a la par que su flexibilidad funcional parecen revelarnos un oxímoron o una paradoja —según el observador. Muy pronto, la décima se convirtió en una de las estrofas preferidas entre los que competían en las justas poéticas para demostrar su ingenio, con el diestro Lope de Vega a la cabeza, pero también en el hilo de las búsquedas más profundas del ser, como lo demuestran aquellas décimas famosas de Calderón en el monólogo de Segismundo, “que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son”. Después, la décima se adaptó a los habitantes y circunstancias de América y corrió de voz en voz para jugar, comunicar, cantar o noticiar. Fueron famosas las de Sor Juana, Ruiz de Alarcón o las de Guillermo Prieto, Alfonso Reyes, Pita Amor, pero también aquellas otras,

/// Eduardo Campech.

/// Mauricio Flores.

Op. Cit. ¿Cuántas obras citadas ya a la fecha?, muchas. ¿Subjetivamente?, sí. ¿Desordenadamente?, también. Pero con el rigor del ejercicio periodístico, cuando no sujeto a nada ni a nadie, que se pretende alcanzar. Enhorabuena por todo esto (por el nuevo país que vamos levantando; la nueva cultura que vamos desarrollando) y la esperanza de espacios y tiempos mejores. Diez años han pasado y… * CDMX.

Sus quince primaveras t

Joel Flores

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mí La Gualdra me sabe a Zacatecas, a complicidad, a amigos que le han abierto las puertas a mi trabajo. Leer el suplemento es como regresar a las calles y ver las amistades con las que crecí de joven. Da la casualidad que su nacimiento se empareja con los años que tengo viviendo en Tijuana. Años que, lo digo con una sonrisa grande, hemos construido un humilde patrimonio, escrito algunos libros y robado un pedacito de vida a la muerte. Aunque hay más de dos mil kilómetros de distancia, La Gualdra ha mi sido compañera de viaje, uno de los oídos principales de las buenas noticias y la casa donde se han hospedado algunos de mis textos. En diez años se puede construir un proyecto de vida, pero también renunciar a lo que uno tanto soñó. En diez años se puede ir la vida, pero, también, podemos dársela a un ser humano. En diez años se pueden leer y escribir tantos libros, pero, también, dejar en el tintero el doble de los que se escribieron. Si Jánea hubiera optado por tener un hijo en lugar de La Gualdra, ese hijo andaría ahora en los diez años, sería un niño que recorre las calles de Zacatecas y seguro las galerías de

la ciudad, y yo, en lugar de estar escribiendo esto, seguro estaría escribiendo una carta de cumpleaños al chamaco. Pero Jánea, entre otros tantos proyectos, optó por darle vida a La Gualdra como un espacio donde hemos convivido colegas con afinidades en común y se lo agradezco. Son pocos los suplementos culturales, incluso este término es ajeno para las nuevas generaciones de comunicólogos y periodistas, que llegan a esta edad. Con el tiempo han ido desapareciendo las páginas impresas en los periódicos dedicadas a la creación y la reflexión del arte. Sostenerla y conseguir colaboradores seguro no es tarea sencilla. Que vengan otras cinco vueltas al mundo más. Me apunto como chambelán para sus quince primaveras. * Zacatecas / Tijuana.

/// Joel Flores.


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8 DE JUNIO DE 2021

Algunos besos de 10 en la memoria Por Lucía Rivadeneyra

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odos los seres humanos conservan el recuerdo de pocos o muchos besos memorables. Hay ósculos, ¡vaya sinónimo!, en la historia del mundo que han perdurado en los lienzos, las esculturas, la música, la literatura, el cine, la danza, la arquitectura porque alcanzaron la calificación de ¡10! Y merecen ser evocados eternamente. Por ejemplo, El beso de Francisco Hayes, El beso de Auguste Rodin, El beso de Gustav Klimt, Los amantes de René Magritte, los besos de la película Cinema paradiso de Giuseppe Tornatore… Otros pasaron al abismo del olvido. Una vez desechados algunos cientos o miles de besos en la vida personal, los sobrevivientes -para bien o para mal- podrían organizarse en alguna capa del cerebro de acuerdo a las intensidades o las decepciones. He aquí una lista tentativa, para calificarlos en la memoria remota o reciente:

El primer beso, que dimos o nos dieron, no se olvida nunca. El segundo osciló entre el deseo, la zozobra y la sorpresa. El tercero fue decepcionante y por eso se recuerda. El cuarto generó inquietudes. En el ruedo (¿de la vida?) dicen que no hay quinto malo. El sexto debió ser marino y dejar una sed perenne. El séptimo golpea en el recuerdo porque fue en la montaña y tuvo un aroma que osciló entre la tierra húmeda y la niebla. El octavo, verdad de Perogrullo, ratificó que nunca hay un beso igual a otro. El noveno dio confianza. El décimo, el beso más reciente, no quiere decir que el último, ¡fue de 10!, él lo dijo y agregó: con un beso así, me puede subir la presión a 200.

10 reflexiones en torno a los museos t

Por Violeta Tavizón

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. Valorar y rescatar a los museos estatales. El tiempo de pandemia nos ha enseñado que el goce estético es parte de nuestra vida a través de la música, el cine, el teatro, la literatura, las artes visuales, y también los museos. Valoremos estos oasis patrimoniales. 2. Exposiciones más atractivas. Existen diversas líneas museológicas que permiten hacer planteamientos curatoriales más atractivos a los distintos tipos de visitantes; así como innovadoras estrategias museográficas y de comunicación gráfica. 3. ¿Más museos o más proyectos museológicos para los que ya están? Nada viste más que hacer un museo; pero se fortalece más la identidad de una comunidad cuando se robustecen los espacios culturales existentes. Los museos se han quedado obsoletos, luchemos por reestructuraciones y no por invenciones. 4. Turismo y museos. A lo largo de los últimos treinta años, en Zacatecas se han tratado de generar sin mucho éxito vínculos entre los museos y el turismo. Nuestros museos estatales pueden convertirse en redes de atracción turística. 5. Nuevos discursos y narrativas. Los guiones curatoriales se revisan cada cinco años, ¿hace cuánto no se actualizan los guiones curatoriales de los museos estatales? Zacatecas tiene a grandes investigadores, pero no a curadores especializados. Atendamos esta necesidad apremiante. 6. Capacitación y actualización. El frenesí de información abundante, exige que quienes laboramos en los museos estemos en constante ac-

Décimo Aniversario

t

/// Violeta Tavizón.

tualización. Desde nuestra trinchera invirtamos tiempo en renovarnos. 7. Apertura y cambio para transformar. Cambiar nos permite no estar en una zona de confort, el planteamiento de nuevos retos para los museos estatales debería formar parte de las políticas culturales de Zacatecas. Los museos son una fuente de cultura pero también son detonadores de economía. 8. Proyectos de mantenimiento. La infraestructura de Zacatecas permite que con atinados planteamientos a corto, mediano y largo plazo, los edificios que albergan a los museos estatales puedan tener mantenimiento permanente. Planificar y proyectar es el secreto. 9. Los museos, un detonador económico. Los museos estatales tienen otros márgenes legales diferentes a los federales, esto permite mayor libertad de acción para monetizar el patrimonio y hacerlo una economía autosustentable. 10. ¡Hurra! para Jánea. Mi querida Jánea, felicidades por generar un espacio reflexivo de apertura y libertad.

* Morelia / CDMX.

/// Lucía Rivadeneyra.

10 lecturas para leer en caliente t

Por Carlos Flores

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as Batallas en el desierto de José Emilio Pacheco se lee más o menos en una hora, si usted tiene que viajar, tiene una hora muerta en el trabajo, o de plano se atoró en el tráfico, le invito a conocer a Carlitos y su amor platónico, Mariana, envueltos en un México lleno de progreso, apenas dañado por la corrupción y el cochinero que vendrían a dejar los políticos posteriores. El diablo en la botella, de Robert Louis Stevenson, una historia que nos acerca a la condenación y nos lleva a ver de cerca al mismísimo demonio, donde la felicidad es tan fugaz como la propia vida, y la tragedia, casi griega, está siempre acechando, recordándonos lo difícil que es engañar al destino. El primer vuelo del vampiro, cuatro historias vampíricas que parecen ser las primeras en incluir a este ser de forma literaria en el canon occidental, salidas de la mente de Goethe, Polidori (a quien debemos el prototipo del vampiro de Hollywood), el propio Stoker con El huésped de Drácula y la excelente historia de Tolstoi que inspiraría los chupasangre de The Strain, que siempre regresan por los seres queridos. La poderosa narración, El apando, de José Revueltas, narra la terrible vida en una prisión, concentrando el tiempo y el espacio en una serie de corazones desesperados, sin esperanza, llenos de temores y ansiedades. Juan Carlos Onetti creó Cuando entonces, la evocación de una prostituta que encontró la muerte bajo extrañas circunstancias jamás descubiertas, dejando a un narrador sin resignación y agobiado por el destino. Taibo II crea una utópica historia donde los héroes son Máscara Azteca y el Doctor Niebla (después del golpe) en un México futurista, una estupenda crítica hacia un poder corrupto, aderezada con una que otra catástrofe; casi vidente, don Paco. Me falta espacio para describir otras cuatro lecturas, por lo que les dejo, nomás de pasada: Bocetos californianos de Harte, Aura de Carlos Fuentes, El fantasma de Canterville de Wilde y, por supuesto, el suplemento cultural La Gualdra, coordinado por nuestra editora, Jánea Estrada Lazarín. * Zacatecas.

*Zacatecas / Aguascalientes.

/// Armando Salgado.

Una moneda de 10 pesos t

Por Armando Salgado

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Cuántas veces podemos volver al punto donde aparentemente comenzó todo? Recuerdo que a los 10 años tuve en mis manos un libro que costó 10 pesos, era un compendio de poesía para niños que incluía textos de autores consagrados que no estaban dirigidos exactamente a la niñez. Cierro los ojos y veo el ejemplar en un tendido de libros sobre el piso en el antiguo tianguis de la calle Constitución en Uruapan. Vuelvo a cerrar los ojos y contemplo la antología entre los papeles de mi padre: “ten, te lo obsequio, me costó 10 pesos”. Una moneda de 10 con “el círculo de la Piedra del Sol que representa a Tonatiuh con la máscara de fuego” dice Banxico. A la distancia hay una gran nata de recuerdos y no sé realmente qué es real y qué no. Años atrás mi madre me obsequió una serie de cuentos que distribuía la marca Fuller, Bolita llevaba aquellos productos de casa en casa y cuando llegaba con mi mamá duraban horas hablando, recuerdo los catálogos y la variedad de cosas que imantaban mi imaginación: broches, perfumes con figuras, termos y los cuentos ilustrados que se sumaron a mi biblioteca personal hasta la fecha. Ambas constelaciones, rutas que se recalculan de forma continua, han sido el abrevadero de lo que escribo hoy, alfombras voladoras de mi infancia, inventario inagotable donde puedo entrar y salir para verme a los 10 años y saludarme 25 años después frente a un largo sueño con playa o este páramo que arde tan lento como una vaca con fiebre. * Morelia.

/// Carlos Flores.


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LA GUALDRA NO. 482

10:10 pm Décimo Aniversario

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Por Mateo Estrada Gaviria

–Escribo sobre su panza chelera-. Junio 7. Ayer voté temprano –Bicho no quiso ir hacerlo-. Salí con precauciones. Mantenemos la clausura sanitaria, tipo semáforo rojo. No acudimos al desfile del sábado. La pandemia obligó hacer otras formas para ser y convivir. Somos otra humanidad. Antier cumplimos diez meses de ser pareja. A mí me emociona contar los días, las labores y los enojos. El viernes pasado, hicimos una escena. No quiso acompañarme a una presentación; llegó y no lo vi. Salí de la convivencia para ir a un acto privado de ZC. Regresé al depa y entonces ocurrió: reclamó… conversamos y ya. El 10 (jueves) iremos a La Labor. Quiere conocer el mítico Hotel vintage. Estaremos hasta el domingo. Aprovecharé la estancia para revisar los diarios. Luego romper y quemar las libretas del pasado. Son diez cuadernos. Allá, el 10, iniciaré otro empastado. Lo compré con Julia. Por cierto, ella está orquestando una puesta en escena para los festejos de Ramón López Velarde. Este año se cumplen 100 años del fallecimiento del poeta. Hace 10 los Castrillón Abreu hicieron de lo suyo con el poeta. Sigo con el libro de Margo Glantz [Yo también me acuerdo, sextopiso, 2014] me tiene entusiasmado. No es cronológico, las cápsulas son relatos de quien ronda 360 grados en una esfera. Marco a veces hace esos juegos en Facebook y en los artículos políticos. En el viaje viene Marco. Sale, desde hace semanas, con un astrónomo francés muy joven. Bicho los presentó. La exposición sobre La Commune de Paris sigue su ruta en redes.

/// Foto de Juan Carlos Basabe.

Nunca creí que Antonio [Castrillón Abreu] hiciera contra a su familia. Es buen cachorro… Nos queremos con sinceridad. Cierro. Veremos la pelí de los 41 [El baile de los 41. Director David Pablos. Guion Monika Revilla. 2020]. * Zacatecas.

Diez minutos Por Carlos Martín Briceño t

E

l primero en entrar fue Mauricio. Yo me quedé afuera, en la semioscuridad del pasillo de aquel hospital, arrepentido por no haber tenido el valor para decirle a mi hermano menor algunas palabras que lo reconfortaran. Mamá había pedido que llegáramos puntuales. El horario de visitas para los enfermos en terapia intensiva era muy estricto. –Vengan solos, entrarán uno por uno. Máximo diez minutos –recalcó por teléfono. En una sala de espera, Lorena platicaba con mamá. Las vi de reojo: tenían las manos entrelazadas. Pinche Lorena. Ella había tenido mucho que ver con todo esto. Fue la primera en presionar a mamá para que autorizara a los médicos hacer “lo que fuera necesario”. Cuando Mauricio volvió venía muy alterado. Me di cuenta que tenía el rostro transfigurado por la pena. Lloraba. Traté de abrazarlo, pero él, tajante, me rechazó. –Apúrate, carajo, todavía faltan Lorena y mamá. Atravesé la primera puerta y me topé con un lavabo de acero inoxidable y un gancho donde colgaban batas, guantes y cubrebocas. Mientras intentaba colocarme correctamente la bata, pensé en cuánto me hubiera gustado que mi padre muriera de un paro cardíaco y no de estos putos infartos cerebrales. Probablemente él hubiera deseado lo mismo. Ya con el disfraz,

me encaminé al área de terapia intensiva. Al entrar el olor a cloro, alcohol y desinfectante hizo que comenzara a picarme la nariz. Separados tan solo por unas frágiles mamparas de plástico, había allí una veintena de lechos. Me llamó la atención que hubiera tanta gente visitando a sus enfermos. Si lo que necesitaban estos pacientes para reestablecerse era tranquilidad, en este lapso no la iban a encontrar. Papá, vestido con una de esas feas batas azules, dormía profundamente. Estaba conectado a numerosos tubos y una máscara de oxígeno le ayudaba a respirar. En su cráneo afeitado, resaltaban las costuras brillantes de la operación. Una enfermera le tomaba el pulso. –¿Cómo está? –dije, para romper el silencio. –Estable, joven –respondió, esbozando una benévola sonrisa. –Ah… –¿Es su papá? Tiene un corazón muy fuerte –agregó, abriendo mucho los ojos. Levanté la mirada y traté de sonreír. –¿Usted cree que se recupere? –pregunté, fingiendo desconocimiento, aun cuando mi madre me había advertido que los médicos pronosticaban bajísimas posibilidades. –Solo Dios sabe –respondió, colgándole la responsabilidad a la divina providencia. ¿Y para que chingados lo operaron?, me entraron ganas de gritarle, pero además de que ya sabía la respuesta –para bajarle a la familia la mayor cantidad de dinero posible–, no quise verme como un idiota. Cuando la enfermera se retiró ya había

/// Carlos Martín Briceño.

transcurrido más de la mitad del tiempo que me tocaba. Observé con detenimiento la gran cantidad de cables y aparatos que mantenían a mi padre con vida artificial. ¿Y si desenchufaba la máquina de oxígeno? Recordé que alguna vez, cuando comenzaba a desvariar por los primeros micro infartos, mientras lo llevaba en mi automóvil al médico tuvo un inesperado repunte de lucidez. Me dijo que a su edad ya no le tenía miedo a la muerte, que había vivido una buena vida y formado una gran familia. “Lo que sí no quiero”, enfatizó, “sería acabar como tu tío Alfredo, tirado en una cama sin poder hablar ni comer, obligado a que otros te limpien las nalgas”. Tres meses después me encontraba junto a mi padre en la sala de cuidados intensivos de este hospital, observando cómo el destino, coño, lo llevaba justo hacia lo que tanto temía. Coloqué mi mano derecha sobre una de las suyas y hablé en voz queda.

–Papá, soy Ricardo, ¿me escuchas? Silencio. Lo único que se oía era el ritmo de su respiración dificultosa. Volví a intentarlo, pero esta vez le apreté la mano y subí la intensidad de mi voz. –Papá, ¡soy Ricardo! Nada. Solo el sonido de su respiración. Coño. Inútil, mi padre jamás volvería a estar con nosotros. Por unos segundos pasó por mi cabeza la idea de arrimarme al respirador artificial y desconectarlo. ¡Sería tan sencillo! Me acerqué al enchufe pero una mezcla de conciencia y cobardía me hizo vislumbrar lo que sobrevendría. Imposible. No estaba listo para jugar a ser Dios. Vi en mi reloj que ya le había robado cinco minutos a Lorena. Derrotado, me acerqué a darle un beso a mi padre en la frente y di media vuelta para retirarme. * Mérida, Yucatán.


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8 DE JUNIO DE 2021

Diez años en el cine t

Por Adolfo Nuñez J.

* Zacatecas.

Décimo Aniversario

M

is películas favoritas de hace diez años fueron Drive (Nicolas Winding Refn), Hugo (Martin Scorsese), Midnight in Paris (Woody Allen) y The Artist (Michel Hazanavicius). Ese año (2011) también marcó el inicio de una relación que, casi sin planearlo, decidí tener con el séptimo arte, y principalmente con la inquietud de querer escribir sobre el mismo. Escribir sobre cine es una actividad de enriquecimiento y aprendizaje continuo, y se va dando en tanto se mantenga el hábito de seguir viendo películas. También tiene que ver con los cambios que experimentamos a través de los años, ya que estos a su vez alteran la percepción de lo que nos rodea. Lo mismo pasa con el modo en el que percibimos el cine. A veces vuelvo a ver alguna película que se estrenó en los últimos diez años, y aunque tal vez ya no tenga el mismo efecto que me

generó en un inicio, la sigo considerando una obra importante por lo que representó para mí en su momento. Algo parecido ocurre cuando leo mis textos de años anteriores. Puede que no estén redactados de la mejor manera, o tal vez en la actualidad ya ni siquiera tenga la misma opinión reflejada en esos escritos, pero los sigo teniendo presentes para recordar dos cosas: que siempre se puede mejorar y que las opiniones cambian. De los últimos diez años, llevo casi cinco escribiendo para La Gualdra, y puedo decir con total seguridad que en todo ese tiempo mi entusiasmo por ver más y más películas, así como mi deseo de escribir sobre ellas, nunca ha sido mayor. El cine es un espejo de nuestro entorno, y en los últimos diez años, la relación que he forjado con dicho arte me ha vuelto más consciente de mi realidad. En otras palabras, escribir sobre las películas que me gustan, año con año, también se ha vuelto una vía para seguirme conociendo. /// Adolfo Nuñez J.

10 años de La Gualdra

y 10 colaboradores del Desayuno en Tiffany’s, mon ku Por Carlos Belmonte Grey t

L

a Gualdra cumple ya diez años. Y la columna Desayuno en Tiffany’s, mon ku no está muy lejos de esa edad. La Gualdra nos acogió cuando ella estaba en pañales y nosotros éramos unos fetos juguetones. Desde que iniciamos han sido más de 10 los colaboradores de esta columna y de diferentes ediciones de La Gualdra y festivales de cine: Lluna Llecha (Universidad de Angers, Fr.) fue la colega con quien iniciamos en el 2012; los dos le propusimos a Jánea nos diera un espacio. Luego le siguieron dos compañeras más, ambas tesistas en aquel

entonces: Aida Antonino (Universidad Jaume I) y Evelyne Coutel (Escuela Normal Superior de Lyon, Fr.). Con ellas el proyecto tomó más forma y empezamos a festivalear en Cannes. Le siguió mi colega y compa, Sergi Ramos (la Sorbona de París). Ya más cotidianamente, alternamos semanas de publicaciones y casi todos los festivales de cine. Luego dos participaciones muy puntuales: Juan Apodaca (UABC) con el Facine de Tijuana y Javier Ramírez (UNAM sede Morelia) con el homenaje a Manuel Felguérez. Y finalmente colaboradores episódicos pero siempre presentes y grandes amigos: Xavier Robles (México), Nancy Berthier (la Sorbona de París), Marta Álvarez y Laurea-

no Montero -que son como uno- (Universidad Bourgogne Franche-Comté), Álvaro Fernández (UDG), y Paula Markovitch (Buenos Aires); ellos colaboran cuando tienen alguna investigación o coloquio en curso, o bien cuando hay algún evento que llama la atención de la academia estudiosa del cine hispanoamericano. El 11 -como el año que empezamos-, pues el más aferrado al proyecto y siempre retrasado en las entregas semanales: yo. Gracias, Jánea, por acoger a estos más de 10 aficionados y pegajosos académicos del cine que tratan de salir de las aulas universitarias.

Lars y los agujeros de gusano t

Por Sergi Ramos

H

ace apenas diez días, y después de veinte años sin ver una de sus películas, decidí mirar La casa de Jack, de Lars Von Trier. Pronto reconocí la invención formal del director danés, hasta sucumbir a la irrefrenable ansia de recuperar el tiempo perdido, visionando en cinco noches las cuatro últimas películas que dirigió entre 2009 y 2018 -casi diez años-, pero viéndolas prácticamente en el orden inverso en el que se habían filmado: Nymphomaniac, Antichrist, Melancholia. Eso

/// Javier Manrique.

quizá influyó en algo que no tardó en volverse manifiesto: cada película tendía puentes con las otras, hasta crear una densa e inesperada red de correspondencias. Citaré diez.

* Zacatecas / París.

/// Carlos Belmonte Grey.

Algunas son estructurales, como la división por capítulos y sus reminiscencias literarias; la adopción de narraciones a dos voces, un dialogismo que se convierte también en el enfrentamiento de posiciones morales opuestas y, en última instancia, en la irreconciliable relación entre los sexos; o la presencia recurrente de algunos actores, con Charlotte Gainsbourg a la cabeza. Estos ecos estructurales, sin embargo, quedan difuminados ante otras obsesiones recurrentes, y en particular la de las representaciones del cuerpo, desde la casi científica observación de los órganos genitales y penetraciones sexuales (lejos de cualquier atisbo de erotismo o incluso pornografía) hasta su mortificación, desde la asfixia producida por el ansia hasta la autoexcisión. Pero, en última instancia, lo más turbador proviene de la repetición casi literal de algunos motivos visuales. Unos rebosan de sentido, como el niño asomándose peligrosa-

mente al balcón bajo la nieve, o los puentes imposibles de cruzar. Otros aparentan ser solo minucias, como la presencia de chocolatinas o la desaparición de unas cucharas en un restaurante. Algunos pueden opinar que estas autocitas no hacen más que confirmar el agotamiento creativo de Lars Von Trier. Yo creo más bien que, como los agujeros de gusano siderales, conectan alejadas zonas temporales y espaciales, creando nuevas puertas de entrada a su obra para que la podamos ver desde otra perspectiva. Dejemos pues que una mirada retrospectiva hacia estos diez últimos años haga surgir nuestras obsesiones, fortalezas y fragilidades, y nos permita establecer nuevas conexiones con nuestro pasado, siempre llenas de sorpresas. * Andorra / París.


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LA GUALDRA NO. 482 /// 8 DE MAYO DE 2021

Décimo Aniversario

La divina edad t

Por Humberto Mayorga Teyes

1

. Entre diez hojas del árbol de la vida, un fruto se asoma bajo la luz de sol. Eva corta la décima manzana, mientras la golondrina hace su circular nido alrededor. (Renace todos los días) 2. Entre las formas de este árbol emerge un verano anticipado, la grafía de su nombre, el amanecer pausado. (Disfruta del viaje) 3. Entre las ramas doradas cuelga el pesado sueño, se arrulla el murmullo en el templo: son los cánticos de un ave abriendo paso al ensueño. (Contémplate) 4. Entre las formas del árbol, diez puntos se unen para sostener al sol. En la mañana perfecta, los cánticos y rezos consagran al manantial, que vierte la pureza dentro del crisol. (Cuida de ti) 5. Entre raíces brota el agua de la vida, se encienden los pensamientos, el líquido recorre los cuerpos, y los latidos se

vuelven mandamientos. (Aprende a vivir) 6. Entre las diez hojas del árbol emana un sagrado amanecer, festín de la significancia, dedicada a la creación; bailan las letras, nacen las energías, llega la palabra sagrada: el amor atraviesa el corazón. (Construye) 7. Entre diez hojas del árbol de la vida se escribe una oración. El sabio saluda a doncellas, al sol: conversa con las raíces, felicita a las palabras creadas por un noble Dios. (Confía) 8. Se alejan los bichos, las plagas, la maleza, las lluvias primeras de junio limpian el espacio interior. Es el árbol quien dirige y da vida al color. (Purifica) 9. Entre las diez hojas del árbol de la vida, se incrusta el tiempo, los años, el día, un vasto río de palabras sumadas a la alegría. (Crea) 10. Honremos la obra, al artista, expresemos la emoción: uno y cero se reúnen. Hoy es la gran ocasión. (Sé feliz). * Zacatecas.

/// Humberto Mayorga.

Diez utopías t

Por Pilar Alba

H

e vivido con diez utopías, empecé desde pequeña en una evasión de la realidad: salir del mundo por momentos era lo mejor que podía hacer, lo más saludable. Por eso me metía en los libros, mi primera utopía fue creer que podía viajar a través de ellos. La segunda fue creer que era invencible y me subí a una bicicleta y volé alto en la rampa y terminé con el brazo y la mitad de la cara raspadas. La tercera y cuarta son parecidas en ambas sentía que los temores de la infancia podría superarlos tomando un par de cervezas o fumándome un cigarro. La quinta es la utopía del amor, una, dos, tres, mil veces me he enamorado, mil veces he pensado esta es la buena y… bueno, aquí seguimos buscando. La sexta tiene que ver con Dios, con su presencia sanadora que podría curar la ansiedad de vivir, creía, pero me han hecho mejor remedio las pastillas que cada noche tomo para poder conciliar el sueño. Es en los sueños donde viene la séptima utopía, los deseos materiales y espirituales que parece que alguna vez se conseguirán, pero por más que se “luche” nunca llegan. La octava utopía tiene que ver con su grafía que acostada parece el infinito, sí esa idea de que lo mejor de la vida podrá alguna vez ser eterno y entonces no entiendes cómo las cosas se van acabando, cómo las personas que amas se van despidiendo. En el puesto nueve se encuentra la utopía social, esa que alguna vez me enseñó un comunista trasnochado que me metió la idea de que una justicia e igualdad social eran posibles, y aquí sigo esperando a la revolución, a que venga y como ángel vengador me haga justicia. La décima no puedo decirla, lo único que sé es que es la que me hace seguir viviendo. * Zacatecas.

/// David Pérez Becerra.

El retorno a la unidad t Por David Pérez-Becerra

C

on la punta del índice, Ociel trazó en el páramo el símbolo de la Tetraktys cuyo triángulo de puntos, cuatro, tres, dos, uno, sumaron diez destellos a cada golpe de su dedo sobre la tierra. En el pecho tenía grabada la flor de la vida que su abuela le había dibujado con el tibio aliento del tiempo, como numinoso recordatorio de que las leyes de la naturaleza y del espíritu se basan en los mismos diez principios: en la decena del umbral del dolor y en el decálogo que origina la compasión, ambas nociones contenidas en la sensorialidad de las manos humanas. Los ancestros de su linaje convertidos en piedra durante los anteriores diluvios, habían plantado como él, la trémula vara de la salud, pero las nuevas angustias habían multiplicado por diez los desahuciados. Por eso, ante aquel panorama de catástrofe, quiso dibujar aquella geometría sagrada para convocar a la concavidad inmensa que su nombre representaba. Entonces sus delgados labios pronunciaron la décima sentencia: “Todo lo que sea posible que ocurra, ocurrirá” y mientras hacia esto, las lunas que consagraban sus tobillos comenzaron a iluminarse y los

/// Fotos de Pascual Borzelli. Diseño de Verónica Martínez Moreno.

mirlos de su piel, echaron el vuelo en un rito nupcial, anunciando el comienzo de una nueva década. Así sacralizó el espacio e hizo habitable el tiempo y una vez que concluyó aquella ceremonia, grabó esta verdad sobre mi piel como diezmo a capricornio, décimo habitante del zodiaco y nodriza del rayo, para que la perfección que anunciaba aquel car-

dinal alumbrara por siempre las noches del mundo, pues la décima sefirot, el amor, es el único reino en el que el espíritu puede asumir la experiencia de su propia aniquilación para retornar a la unidad y salvar un cuerpo agotado por la saciedad de un mundo atrapado en el infierno de lo igual. * Hidalgo.


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