La Mandragora
del «LEÓN FELIPE»
Año VII ~ Nº 5 (Febrero, 2007)
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http://centros5.pntic.mec.es/ies.leon.felipe2/mandrago/index.html lamandragora@iespana.es ~ lamandragora@gmail.com ~~~~~~~~~~~~~~~~ Revista de información, debate y creatividad ~~~~~~~~~~~~~ El sueño de la razón produce monstruos
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León Felipe
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EL INVIERN0
MASCARADAS DE INVIERNO EN LA PROVINCIA DE ZAMORA
SUMARIO Pág.
1 ~ PORTADA
Amantes, por René Magritte
2 ~ EL INVIERNO
Mascaradas de invierno en la provincia de Zamora, por Salustiano Fdez.
3 ~ RELATO Y FOTO
El valor verdadero, por Soraya Pedrero
4, 5, 6 y 7~ LIBROS, RELATOS, DIBUJO
+ Libros = + Libres / New Life!, por Acuario / Dicen que una loka / El pozo de los deseos, por Mistic Lady
8 y 9 ~ CINE, POESÍA, DIBUJO
por Luis Alberto de Cuenca, Irving, Zuro,
Pyros
10 y 11 ~ CONMEMORACIÓN Y DIBUJO
VIII Centenario del Cantar de Mío Cid / Dibujo, por Víctor Martínez Parra
12 y 13 ~ TALLER DE ARTESANÍA
Los Carochos (Riofrío de Aliste)
La Filandorra (Ferreras de Arriba)
Modelar, por Asunción Alonso
14 y 15 ~ GRANDES ESCRITORES ACTUALES ENRIQUE VILA-MATAS: Información recogida por Salustiano Fdez.
16 y 17 ~ SOMALIA 2006 - PLAYSTATION 3 El Zangarrón (Montamarta)
por Nuestro Hombre en África (M.A.F.)
18, 19 y 20 ~ CREACIÓN LITERARIA
Los sauces del cementerio, por Marta Hernando
21~ COLORÍN, COLOREANDO... Dibujo
22, 23, 24 y 25 ~ NARRADORES ACTUALES El inocente, por José María Merino
26 ~ DESDE EL OJO DEL HEAVY -Heavy Metal: Blind Guardian, por Iván García // Fotocomposición: Santi en Córdoba con un Picasso descorazonador, por Salustiano Fdez. 27 ~ AGENDA Y CONCURSO LITERARIO Agenda de actividades extraescolares / XXXI Concurso Literario “León Felipe”
28 ~ CONTRAPORTADA
Dibujo, por Carmen Cadierno / El-del-fin El Zangarrón (Sanzoles)
COLABORA: Los Carochos (Riofrío de Aliste)
DIRECCIÓN: Salustiano Fernández REDACCIÓN/COLABORADORES: Estela Astorga, Sara Blanco, Cristina Cabero, Carmen Cadierno, María Cadierno, Iván García, Marite García, Emilio Grande, Marta Hernando, Ubaldo Hidalgo, Lady of the Artic, Hellen de León, Emperatriz Losada, Laura M. Pintado, Tomás-Néstor Martínez, Pilar Mielgo, Lorena Pedrero, Soraya Pedrero, Beatriz Rabanales, Camino Rivera, Ester Rodero, Marta Rodero, Paula Rodríguez, Ana Sánchez, Miguel Ángel Sanz, VitiM, Nuria Vizán...
IMPRIME: Gráficas CUBICHI EDITA: I.E.S. León Felipe
Avda. Federico Silva, 46 49600 BENAVENTE (Zamora)
Las opiniones publicadas en La Mandrágora son exclusivamente de sus respectivos autores
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El Tafarrón (Pozuelo de Tábara)
REVISTA LA MANDRÁGORA DEL «LEÓN FELIPE»
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a provincia de Zamora conserva toda una rica variedad de mascaradas de invierno. Recorren las calles a la vez que la escasa pero limpia luz del solsticio de invierno vive su apogeo. Salen con estridentes colores, amenazantes figuras y sonoras zarandajas para calentar la imaginación y el humor de las gentes cuando el Sol apenas puede calentar sus cuerpos y sus campos. Salen con insolencia, con insistente bullicio, con deleite vulgar, con toda la parafernalia de lo que no se sabe de dónde viene ni a dónde va, pero que alegra a todos sin excepción, sean sabios o ignorantes, poderosos o débiles, políticos o personas de bien. Míralos, míralos, no son la puerta de Alcalá, y sin embargo le dan fuerte al “manubrio del ludibrio del bodrio” del invierno con chucallos (cencerros) y calantrañas (colgantes): los Diablos de Sarracín, los Cencerrones de Abejera, el Pajarico de Villarino Tras la Sierra, el Zangarrón de Sanzoles y el de Montamarta, el Tafarrón de Pozuelo de Tábara, la Obisparra de Pobladura de Aliste, los Carochos de Riofrío de Aliste, la Visparra de San Martín de Castañeda, la Filandorra de Ferreras de Arriba... .- SALUSTIANO FERNÁNDEZ
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n muchacho acudió apesadumbrado a un sabio anciano zen: –Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que soy torpe y algo tonto. ¿Cómo podría mejorar? ¿Qué puedo hacer para que me valoren más? El maestro, sin mirarlo, le dijo: –Cuánto lo siento, muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mi propio problema. Quizá después… -Y, tras hacer una pausa, agregó-: Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver este asunto con más rapidez y, después, tal vez te pueda ayudar. –Por supuesto, maestro –titubeó el joven, pero sintió que otra vez era infravalorado y sus necesidades postergadas. –Bien –asintió el anciano. Se quitó el anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y, dándoselo al muchacho, agregó–: Toma el caballo que está fuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo porque he de pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. El joven tomó el anillo y partió. Apenas llegó, empezó a ofrecerlo a los mercaI. E. S.
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RELATO Y FOTO
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deres. Éstos lo miraban con algún interés, hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando mencionaba la moneda de oro, algunos reían, otros le volvían la espalda y sólo un viejecito fue tan amable como para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de ese anillo. Alguien le ofreció una moneda de plata y una vasija de cobre, pero el joven rechazó la oferta. Después de ofrecer su joya a cada persona con la que se cruzaba en el mercado, y abatido por su fracaso, montó en el caballo y regresó. ¡Cuánto hubiera deseado tener él esa moneda de oro para así entregársela al maestro, liberarlo de su preocupación y recibir su ayuda! Entró en la habitación: –Maestro –dijo–, lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quizá pudiera conseguir dos o tres monedas de plata, pero no creo que yo pueda engañar a nadie respecto del verdadero valor de este anillo. –Qué importante es lo que has dicho, joven amigo –contestó sonriente el maestro–, debemos conocer primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo? Dile que quisieras vender el anillo y
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por Sor aya
Pedrer
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pregúntale cuánto te da por él. Pero no importa lo que te ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo. El joven emprendió el camino. El joyero examinó el anillo minuciosamente con su lupa, lo pesó y luego concluyó: –Dile al maestro, muchacho, que, si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo. –¡58 monedas! –exclamó el joven. –Sí –replicó el joyero–. Yo sé que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero si la venta es urgente… El chico corrió emocionado a la casa del maestro a contarle lo sucedido. –Siéntate –dijo el maestro, después de escucharle–. Tú eres como este anillo: una joya, valiosa y única. ¿Qué haces realmente para que los demás descubran tu verdadero valor? Y, diciendo esto, volvió a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda.
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◄ LA NOVEDAD Autor:
NICHOLAS GANZ
Título: Graffiti mujer Editorial Gustavo Gili S.L., Barcelona, septiembre 2006, 232 págs., 37 €
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raffiti mujer es un homenaje a las mujeres artistas del graffiti en todo el mundo. Este libro reúne la obra de más de 125 mujeres, entre quienes se encuentran algunas de reconocido prestigio internacional, como Lady Pink, de Nueva York, o Mickey, de Ámsterdam, y junto a ellas, una amplia galaxia de prometedoras artistas. Con comentarios de las propias autoras y textos introductorios de la artista americana Swoon y de la autora Nancy Macdonald, éste es un libro indispensable para cuantos se sientan atraídos por el arte urbano. • Nicholas Ganz, alias Keinom, es un pintor, diseñador y escritor alemán, que trabaja tanto en la calle como en su estudio. Ha viajado por todo el mundo para reunir el material de este libro. Lleva más de diez años documentánose sobre el arte de la calle y la cultura del graffiti. Para más información sobre el autor y su obra, visita su web personal www.keinom.com (en inglés). ■
EL CLÁSICO ► Autor: a
Ramón Gómez de la Sern
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RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA
Título: Don Ramón María del Valle-Inclán Editorial Espasa-Calpe, Madrid 2007, 256 págs., 19 €
erá esta biografía la guía íntima de la vida y los secretos personales del alma de Valle-Inclán, aquel personaje ilustre, escritor de raza, que vivió, según su propia expresión, “en un Madrid absurdo, brillante y hambriento”. Gómez de la Serna llegó en esta obra al logro dramático y expresivo del cuadro de una vida difícil y mágica, haciendo que don Ramón del Valle-Inclán pose, como en un filme, gallardo y apostólico, revelando toda su vida por orden de andanzas, éxtasis y calvarios. Una biografía muy buscada y agotada, publicada en Austral en 1944 y que rescata la nueva serie Gran Austral como una obra de coleccionista. RAMÓN GOMEZ DE LA SERNA: Nació en Madrid. Desde muy temprano sintió afición por el periodismo. Creó un estilo conocido como el «ramonismo», sinónimo de independencia y provocación. Fue un autor prolífico con más de cien libros de todos los géneros y de la «greguería», que él mismo definió como ‘metáfora más humor’. ■
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Con la colaboración de la Librería «Alfonso» de Benavente, esta sección reseña libros.
EL DE AQUÍ ► Autor: TOMÁS
SÁNCHEZ SANTIAGO Título: Calle Feria
XI Premio de Novela «Ciudad de Salamanca»
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l zamorano Tomás Sánchez Santiago (1957) acaba de obtener el XI Premio de Novela “Ciudad de Salamanca” con su obra Calle Feria. La obra presenta un «retrato preciso» de la existencia de la España provinciana de los años treinta a los cincuenta del pasado siglo, en una capital que pudiera ser Zamora. Sánchez Santiago, que compitió con 192 autores, es reconocido poeta. Lo atestiguan obras como Amenaza en la fiesta, La secreta labor de cinco inviernos, Vida del topo, En familia, Ciudadanía y la más reciente El que desordena. En prosa ha publicado Para qué sirven los charcos y El descendiente. Su bibliografía se completa con estudios y ediciones, sobre Bécquer, Barral, Gamoneda y Claudio Rodríguez, y sobre Zamora y la vanguardia. Tomás Sánchez Saniago estuvo en nuestro Instituto, junto con el grupo poético ‘Magua’ al que pertenece, en un coloquio-lectura de poemas con motivo del Cuarto Centenario del Quijote (2005). Además, el profesor de Lengua y Literatura Española Tomás-Néstor Martínez lleva publicadas en La Mandrágora dos reseñas críticas de sendas obras suyas: “Detrás de los lápices” (nº 5 del Año II, Diciembre-2001), y “Para qué sirven los charcos” (nº 9 del Año IV, Febrero-2004). Desde aquí felicitamos al escritor por su reciente éxito y le volvemos a agradecer su presencia entonces, así como la de sus compañeros del grupo ‘Magua’, en el León Felipe . ■
◄ CÓMIC JUVENIL Autor: VARIOS
AUTORES
Título: Campeones del mundo 2006. Big in Japan Edita Federación Española de Baloncesto, Madrid, noviembre 2006, 134 págs., 16,95 € RELATO DEL TRIUNFO ESPAÑOL EN EL MUNDIAL DE BALONCESTO
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l cómic ‘Big in Japan’, que narra la victoria de España en el Mundial de Japón, editado hace dos meses por la Federación Española de Baloncesto (FEB), cuenta en 134 páginas las aventuras de los jugadores para lograr el título. Fue todo un éxito editorial las pasadas navidades, siendo el tercer libro más vendido. Los ingresos del libro estarán destinados al plan social que desarrolla la FEB bajo el proyecto ‘Nuestro Baloncesto Integra’ (NBI), iniciativa que pretende promover la práctica del baloncesto entre menores que residen en zonas difíciles de Sevilla, “como instrumento para inculcarles valores de solidaridad, igualdad, responsabilidad y valoración del trabajo”. ■
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RELATOS, FOTO, DIBUJO
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NEW LIFE! Corre el humo por encima de su cabeza y, cual fantasma colándose por cerradura, penetra en su interior desde el techo hasta la nariz, hasta los pulmones… y altera por completo su estado de ánimo. En su torso, donde aún quedan restos de lo que un día fue un músculo ardiente resuena el eco de dos palabras: libertad, amor. Relajado por naturaleza, inquieto artificialmente se ha olvidado de unos ojos y unos gestos que fueron totalmente mentira… dudosos al menos. Pero con el pelo cayéndole sobre las cejas y aquellas manos entrelazadas con las suyas en la memoria le resulta más fácil revivir esas caricias y así curar los estigmas de la desilusión. Se abre la puerta y vuelve la luz. Unas deportivas verdes ocultan parte de lo que fue una vez su plena confianza en las personas, que quedó a los pies de quien no supo apreciar a alguien así. Las piernas, la cintura, el ombligo… Unos párpados luchando para ocultar el sentimiento de soledad voluntaria por no haber aceptado antiguos sentimientos –fuesen reales o no–... No había duda, estaba ahí. Alguien recuerda, se ríe… y sonríe. ¿Certeza o ilusión? No hay nada cierto, sólo el momento… y en muchos las verdades fueron mal contadas. Se acerca como siempre tratando de hacer temblar el suelo, le acaricia la cara y, con más arrugas de las que recordaba, dice: “¡Lo conseguí!… ya te quiero!” …¿acaso esperaba respuesta?
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CREACIÓN LITERARIA
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Un triste relato
EL POZO DE LOS DESEOS
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n un bosque lejano, iluminado por finos halos de luz blanca y decorado con árboles tan bellos como extraños, una bella ninfa vivía entre las aguas del gélido río que lo recorría, cada uno de los ramajes de los enormes árboles crecían gracias a la belleza de ésta. Durante el día se sumergía en sus aguas tapando su rostro ante las miradas mezquinas que la esperaban. Todos aseguraban que se la oía llorar al aparecer la luna sobre su tez: lentamente se levantaba de su lecho acuoso y se apoyaba junto al viejo sauce quien le susurraba bellas palabras de ánimo, sólo entonces varios ojos curiosos pudieron verla. Un viejo mago, arisco y tacaño con una barba tan larga que rozaba el inalterable suelo bañado de hojas secas, habitaba el adentro del bosque, era bien sabido que el mago era sabio y esquivo en la misma magnitud, poseedor del pozo de los deseos más bello jamás visto construido en didar, una piedra extinguida que sólo existió muchos años atrás en el bosque formada por lágrimas de dioses y algún que otro diamante. Su belleza era extraordinaria y su brillo, indescriptible. El mago tenía un hijo joven y bello, con un color de ojos exacto al color de la piedra didar, hipnotizante. La tristeza de la ninfa supuso la sobriedad del bosque que se vistió con árboles secos y famélicos donde los bellos halos de luz blanca se convirtieron en oscuridad impenetrable, miedo y tenebrosidad que inundaba los corazones de las criaturas del bosque. El mago que se bastaba de algunos de esos halos para producir sus encantos anunció una recompensa a quien encontrara el alivio de la tristeza de esa delicada ninfa. Miles de duendes bordearon el bosque con ansias de poder preguntarle a la bella ninfa un remedio infalible para su
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amarga tristeza. Su joven hijo se opuso a tal recompensa que consistía en las nupcias con quien encontrara la respuesta, pero su padre, nunca tomó en consideración su posición. La madre del joven apuesto, esposa del mago, era una reina de ninfas, la ninfa más bella jamás existida, murió en las turbiedades del río. La tristeza que al mago le sobrevino hizo que prohibiera terminantemente a su hijo mantener relaciones con una de ellas, pues más temprano que tarde la sangre de una ninfa de tal río no aguanta por mucho tiempo su frío y muere cuando su belleza alcanza una dimensión incalculable. La tristeza de la joven no era otra que el amor imposible que sentía hacia el joven que le hechizó con sus ojos límpidos. Una elfa envidiada por todas las elfas, de carácter fuerte y prepotente, consiguió la respuesta juntando su oído a la corteza del sauce donde se grabaron las conversaciones entre el sauce y la ninfa y apresurándose al mago le contó la respuesta. La tristeza
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de la ninfa era burlada a los cuatro vientos como una simple moneda de cambio que esperaba su recompensa. La boda se prepararía en cuestión de días y el joven mago lloró su desgracia y su soledad sin su ninfa. La boda no podía ser celebrada en aquel oscuro bosque. Hizo llamar a la ninfa buscando una solución para tal penumbra. La belleza de ésta superaba a la reina de todas ellas, madre del joven, y por ello se le concedió la inmortalidad en el mundo del río. Una ráfaga susurró su nombre y poco a poco se levantó de las aguas bañadas por el reflejo de la luna llena. Caminando con sigilo entre los árboles secos siguió una fina lucecilla que le guiaba por un herboso camino, la luz no era otra que el brillo de las piedras del pozo, y tras él, el mago. Acarició el bello y triste rostro de la ninfa y le preguntó amablemente -¿Qué te atormenta? Pide tu salvación a las aguas del pozo de didar...
dos por el mago sin percatarse del daño pidió su deseo endiablado, no era otro que permanecer al lado de su amado. El mago la observó pronunciar las palabras con una sonrisa, satisfecho con un peso menos. Inesperable resultó su sorpresa cuando vio cómo poco a poco la ninfa fue empujada por un fuerte y negro viento a las profundidades del pozo que la invitaron a saludar a la muerte, inmortalidad toda ella de su cuerpo borrada. El joven mago había muerto minutos antes buscando a su amada en las profundidades del río cuyo frío no pudo soportar, y envuelto por centenares de ninfas, descansó arropado en una dulce agonía, el pozo cumplió fielmente el deseo de la ninfa que logró dibujarla una sincera sonrisa colocando su lecho de muerte junto al de su amado...
Por Mystic Lady: para Padmé mi apoyo incondicional.
Sumida en embrujos lanza-
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ESTRENOS DE
DA
UNA
INCÓMO D A D R VE
BABEL
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TU MUSA Convéncete primero de que le caes simpático, de que lo pasa bien cuando sale contigo. Llévala a casa luego, sírvele un par de copas y, en un momento dado, mordisquéale el cuello. Unas veces querrá pasar al dormitorio, otras alegará una indisposición y otras te contará tu vida por entregas. Muéstrale en cada caso la dosis de cariño que te pidan sus ojos. Sé generoso siempre. Trata de conservarla como sea a tu lado. Sin ella, sin tu musa, no eres nadie, poeta. ---------
Colorea el dibujo a tu gusto
INSOMNIO La vida dura demasiado poco. No da tiempo a hacer nada. No hay manera de reunir los suficientes días para enterarte de algo. Te levantas, abrazas a tu novia, desayunas, trabajas, comes, duermes, vas al cine, y ni siquiera tienes un momento para leer a Séneca y creerte que todo tiene arreglo en este mundo. La vida es un instante. No me explico por qué esta noche no se acaba nunca.
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Hoy el cielo está nublado los pájaros no cantan ya, cuando no estás a mi lado el mundo deja de soñar. Dime tú, niña hermosa, dónde te podré hallar cuando te hayas marchado y no te vuelva a ver más. Hoy el cielo está nublado, aunque sé que volverás. Pa’ 4º A
THE ZURO
LUIS ALBERTO DE CUENCA
El escritor Luis Alberto de Cuenca (Premio de la Crítica, 1985, y Premio Nacional de Traducción, 1987) estará en el Instituto León Felipe ofreciendo una charla el próximo 17 de abril.
The deepest surface IRVING
pediré ser siempre tuya.
y si la eternidad acabase
Desearé tenerte una eternidad
por ti vivo y por ti muero.
en ti confío, mi vida,
En ti encontré el amor,
y ese amor lo hallé en ti.
profundo, liberal, ardiente,
Encontré un amor verdadero,
hasta que por fin lo encontré.
casi me parecía envejecer,
Esperé un tiempo eterno,
pero ningún amor hallé.
muchos falsos galanes,
Tuve decepciones,
un amor deseé.
Un amor, eso es,
SIEMPRE TUYA
Dedicado con la mejor de las intenciones a Carmen, María, Nuria y Sara
Las gotas repican aumentan, horadan al último hueco de lo rojo el fuego apagado, ¡sécame! Lo alto derrama ¡al suelo!, el aliento de lo último -lo primero se fugaLa jerga se mantiene, mis niños desgarrador-es ¡a ver! ¿Dios? ¡qué pinta en este lienzo! Baja, y saca de aquí la energía, nos pertenece: The colour
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VIII Centenario 1207-2007 PRUEBA DE COMPRENSIÓN 1.- ¿Cómo se llamaban las hijas del Cid? a) Doña Elvira y doña Sol. b) Doña Elvira y doña Juana. c) Doña Juana y doña Sol. 2.- Sus maridos eran: a) Los infantes de Castilla. b) Los infantes de Valencia. c) Los infantes de Carrión. 3.- ¿Qué suceso ocurrió un día? a) Que atacaron los moros. b) Que se escapó un león de la jaula. c) Que se formó una tormenta. 4.- ¿Cómo se comportaron los infantes de Carrión? a) Con gran valentía. b) Con indiferencia. c) Con cobardía. 5.- ¿Qué hizo Fernando González? a) Meterse debajo del escaño. b) Ponerse tras la viga de un lagar.
En Valencia con los suyos vivía el Campeador; con él estaban sus yernos, Infantes de Carrión. Un día que el Cid dormía en su escaño, sin temor, un mal sobresalto entonces, sabed, les aconteció: Escapose de una jaula, saliendo fuera, un león. Los que estaban en la Corte sintieron un gran temor; recogiéronse sus mantos los del buen Campeador, y rodean el escaño en guarda de su señor. Allí Fernando González, infante de Carrión, ni en las salas ni en la torre ningún refugio encontró; metiose bajo el escaño, tan grande fue su pavor. Diego González, el otro, por la puerta se salió diciendo / con grandes gritos: -¡Ay, que no veré Carrión! Tras la viga de un lagar metiose con gran temor; todo el manto y el brial sucios de allí los sacó. En esto que se despierta el que en buen hora nació; de sus mejores guerreros cercado el escaño vio: -¿Qué pasa aquí, mis mesnadas? ¿Qué queréis? / ¿Qué aconteció? -Es que, mi señor honrado, un susto nos dio el león. Apoyándose en el codo, en pie el Cid se levantó. El manto se pone al cuello y encaminose al león. La fiera, cuando vio al Cid, al punto se avergonzó; allí bajó la cabeza, y ante él su faz humilló. Nuestro Cid Rodrigo Díaz por el cuello lo tomó, y lo lleva de la mano, y en la jaula lo metió. A maravilla lo tiene todo el que lo contempló. Volviéronse hacia la sala donde tienen la reunión. Por sus dos yernos Rodrigo preguntó, y no los halló; aunque a gritos los llamaban, ni uno ni otro respondió, y cuando los encontraron, los hallaron sin color. No vieseis allí qué burlas hubo en aquella ocasión; mandó que tal no se hiciese nuestro Cid Campeador. Sintiéronse avergonzados los Infantes de Carrión; fiera deshonra les pesa de lo que les ocurrió.
Anónimo, Poema del mío Cid (Versión de Francisco López Estrada)
PRUEBA DE COMPRENSIÓN 6.- ¿Dónde se escondió Diego González? a) Debajo de la cama. b) Tras la viga de un lagar. c) Detrás de las cortinas. 7.- ¿Quién es “el que en buen hora nació”? a) El Cid Campeador. b) El infante de Carrión. c) Fernando González. 8.- ¿Qué hizo el león al ver al Cid? a) Levantó la cabeza para verlo. b) Bajó la cabeza y humilló su faz. c) Emitió un rugido. 9.- ¿Qué hizo el Cid con el león? a) Lo soltó en el campo. b) Lo llevó a un circo. c) Lo llevó a la jaula. 10.- Los infantes de Carrión se sintieron: a) Orgullosos. b) Avergonzados. c) Contentos.
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c) Salir corriendo.
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TALLER DE A R T E S A N Í A MODELAR
El modelado, “un arte universal”.-
por Asunción Alonso
Alfares que perviven en la provincia de Zamora.-
La arcilla es una tierra suave que, con el agua, forma una pasta dúctil, blanda y grasienta, muy fácil de trabajar. El hombre, desde los primeros tiempos, no ha dejado de modelar: estatuillas, serpientes, juguetes y objetos diversos. Estos trabajos hechos con barro y cocidos a fuego, se llaman cerámicas; secos simplemente sin cocer, son los modelados.
Hoy en Europa o África, el modelado es un arte de actualidad y muy extendido.En la India, los ceramistas hacen estatuillas que representan a sus animales sagrados: elefantes, vacas caballos etc. En América del Sur se fabrican figurillas de simbolismo religioso. El modelado es uno de los medios de expresión más antiguo, popular y sencillo. Es como un juego, que hace pasar al hombre de la realización en plano (dibujo, pintura) a la creación tridimensional del relieve. Es también una toma de contacto con el mundo, porque hay un placer sensible en la acción de modelar.
Taller de Artesanía
Nos sorprende la pervivencia, aun en nuestros días, de núcleos alfareros. En ellos son las mujeres exclusivamente las encargadas de realizar todo el proceso para elaborar los cacharros, hecho que nos permite conocer los aspectos de una tradición milenaria consistente en la elaboración de las piezas en una tortea o rueda baja, tarea realizada siempre en la calle, en patios o corrales. De entre estos alfares que hoy siguen produciendo cerámica citaremos: Pereruela, Moveros, Zamora, Toro y Benavente. El uso de arcillas con abundancia de cuarzo o mica entre sus componentes, les confiere cualidades refractarias, gran porosidad y resistencia, con unas coloraciones una vez cocidas que varían desde el blanco al ocre claro o rosa. Las piezas elaboradas se utilizan para el fuego, y para contener agua y vino. Las piezas más demandadas son: tinajas, jarras, cazuelas, botijos, platos, tazas, azucareros, etc.
Modelado: Espejo
Modelado: Reloj de pared sigue >>>
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Taller de Artesanía
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Papel mâché.Al principio de nuestra era, los chinos descubrieron que, mezclando corteza de árbol, cáñamo, trapos viejos y algún que otro componente exótico y original, se podía obtener una pasta especial que llamaron papel. Pero no sólo usaron este material para escribir sobre él o, más adelante, imprimir, sino que, observando sus cualidades de ligereza y dureza, lo utilizaron también para fabricar objetos sólidos: cajas, bandejas..., creando así una artesanía en torno al modelado del papel. En Occidente, esta artesanía se ha llamado, con una expresión proveniente del francés, papel mâché (papel masticado). Modelar en papel mâché es un trabajo fácil en el cual los protagonistas son nuestra imaginación y destreza manual. Por lo demás, sólo necesitamos un pequeño espacio, buena luz y dejarle campo libre a nuestro espíritu artístico. No olvidemos que podemos convertir la artesanía del papel mâché en un oficio con beneficio, puesto que sus cualidades permiten usarlo
Modelado: Máscaras sin pintar
para decorar objetos tan atractivos como cajas, joyeros, marcos, bandejas o máscaras, y muchos otros que nuestra imaginación quiera fabricar. Para comenzar, debemos hacer un armazón de la estructura del objeto que queremos realizar y usarlo como base: podrá ser de alambre, cartón o plástico. Usaremos como material básico el papel. Existen dos métodos para la confección de objetos de papel mâché: el de las tiras y el de la pasta de papel. Este último método consiste en fabricar una pasta moldeable con la que conseguiremos objetos de textura suave y un acabado fino; si lo pulimos y pintamos, el resultado puede asemejarse al metal esmaltado o a la madera. La pasta de papel la fabricaremos nosotros, mezclando papel con agua y añadiendo cola blanca. Modelado: Máscaras pintadas Una vez aca-
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bado el objeto lo dejamos secar, lo pulimos con una lija fina y lo pintaremos con pinturas al agua y por último daremos barniz. • Objetos a realizar: máscaras, cajas, volúmenes, espejos, centros de flores... • Cantidades y proporciones para hacer el papel mâché: - un cuarto de kilo de pasta de papel - dos cucharadas de alkyl - un vaso de yogur de agua caliente. - se le puede añadir un chorro de aceite (Es aconsejable, aislarlo con plástico o papel albal y dejarlo en la parte baja del frigorífico)
MÁSCARAS.Materiales que necesitamos: -vendas de escayola -pasta de papel: ¼ de kilo -alkyl -un vaso vacío de yogur -una bolsa de plástico sin letras -periódicos -papel higiénico -lija fina de madera -pinturas al agua -pinceles: plano, redondo nº 3 y 5 -cúter -tijeras.
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Enrique Vila-Matas, premio de la Real Academia Española por Doctor Pasavento
ENRIQUE
La Real Academia Española ha concedido el premio que lleva su nombre, correspondiente a 2006, a la novela Doctor Pasavento, del escritor Enrique Vila-Matas. Este premio, dotado con una medalla de oro y veinticinco mil euros, se otorga alternativamente a la mejor obra de creación o de investigación lingüística o literaria del bienio precedente, escogida entre las candidaturas presentadas por las veintidós Academias de la Lengua Española. En Doctor Pasavento, una novela que sitúa “el ejercicio de creación literaria en el centro de la experiencia humana, ha valorado la Academia su exigente cuidado formal y lo que supone como decidida renovación del lenguaje narrativo en la línea de las mejores tradiciones europeas y americanas”, se añade en la nota de la RAE. Enrique Vila-Matas (Barcelona, 1948) cierra con la novela premiada hoy por la Academia una trilogía basada en la búsqueda de la identidad y en la reflexión sobre el oficio de escritor. La novela Doctor Pasavento, editada por Anagrama, recibió el pasado mes de abril el Premio de la Fundación José Manuel Lara Hernández, concedido por doce editoriales españolas y dotado con 150.000 euros. La obra del escritor Enrique Vila-Matas, uno de los más originales y reconocidos de España, está traducida a numerosos idiomas y ha sido galardonada con premios como el Ciudad de Barcelona (por Bartleby y compañía), el Internacional de Novela Rómulo Gallegos (por El viaje vertical) y el Herralde de Novela (por El mal de Montano). El premio de la Real Academia Española le ha sido entregado a Vila-Matas el pasado 25 de enero en el marco de la celebración del «Día de la Fundación pro Real Academia Española», que incluyó también un homenaje a Don Francisco Ayala. París no se acaba nunca es una revisión irónica de los días de aprendizaje literario del narrador en el París de los años setenta. Fundiendo autobiografía, ficción y ensayo, nos va contando la aventura en la que se adentró cuando, en una buhardilla de París, redactó su primer libro. Esta novela es también la historia de cómo en su juventud el narrador viajó a esa ciudad para imitar literalmente la vida bohemia de escritor principiante de Hemingway, quien contó, en París era una fiesta, que allí fue muy pobre y muy feliz y de cómo, por el contrario, el narrador fue muy pobre y muy infeliz. Aunque, eso sí, logró allí escribir su primera novela y, además, descubrió que, como decía John Ashbery, después de vivir en París, uno queda incapacitado para vivir en cualquier sitio, incluido París. Pág.
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GRANDES ESCRITORES ACTUALES
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Enrique Vila-Matas nació en Barcelona en 1948. En el 68 se fue a vivir a París, autoexiliado del gobierno de Franco y buscando mayor libertad creativa. Durante estos años subsistió realizando pequeños trabajos para ‘Fotogramas’. Publicó su primer libro en 1977. Sus obras son mezcla de ensayo, crónica periodística y novela. Su literatura, fragmentaria e irónica, diluye los límites de la ficción y la realidad. Ha desarrollado una amplia obra narrativa que hasta la fecha ha sido traducida a nueve idiomas. Actualmente es uno de los narradores españoles más elogiados por la crítica nacional e internacional, aunque los premios y el reconocimiento en España le han llegado tardíamente.
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GRANDES ESCRITORES ACTUALES
VILA-MATAS
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DOCTOR PASAVENTO de VILA-MATAS, ENRIQUE EDITORIAL ANAGRAMA, S.A.
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Año de Edición: 2005 392 págs. Ciudad de Edición: MADRID 19 €
V edición del Premio de Novela Fundación José Manuel Lara El héroe moral del escritor y doctor Pasavento es Robert Walser, de quien admira su afán por pasar desapercibido, la vida de bella infelicidad que llevó y la extrema repugnancia que le producían el poder y la grandeza literaria. Perseguir el destino de este escritor significa para Pasavento retirarse del mundo, como lo prueba esa caligrafía suya que se va haciendo cada vez más microscópica y le lleva a sustituir el trazo de la pluma por el del lápiz porque siente que éste se encuentra más cerca de la desaparición, del eclipse. «No escribo para ser fotografiado», dice en cierta ocasión. Quiere apartarse, y un día desaparece. Cree que indagarán, que le sucederá lo que a Agatha Christie cuando la buscaron por toda Inglaterra a lo largo de once días y al final fue encontrada. Pero al doctor Pasavento no le busca nadie y poco a poco va imponiéndose esta sencilla verdad: nadie piensa en él. Le veremos entonces recurrir a la estrategia de la renuncia: el acto extremo con el cual algunos raros escritores se aseguran el único modo de captar el destello de la vida plena e inexpresable, no sofocada por el poder. Le veremos renunciar al yo, a su grandeza y a su supuesta dignidad, y hasta creer que está encarnando por sí solo la historia de la desaparición del sujeto en Occidente. «Lo que yo quiero es seguir existiendo sin ser molestado», dice el doctor Pasavento, y luego, de forma algo contradictoria, se pregunta si será capaz de vivir sin que nadie se acuerde, ni lejanamente, de que existe. Viaja al manicomio suizo donde Walser vivió tantos años apartado del mundo y se acerca al ejercicio de un arte muy peculiar y en el que su escritor más admirado fue un consumado maestro: el arte de convertirse en nada.
Historia abreviada de la literatura portátil es tal vez la obra más emblemática, ya casi legendaria, de Enrique Vila-Matas. Publicada en 1985, fue traducida inmediatamente a un gran número de idiomas y, más allá de las páginas del libro, originó diversas conspiraciones en la vida real. La conspiración shandy o sociedad secreta de los portátiles fue fundada en 1924 en la desembocadura del río Níger y quedó disuelta tres años después, tras un espectacular escándalo, en Sevilla. Formaron parte de la conjura shandy, entre otros, Duchamp, Scott Fitzgerald, Walter Benjamin, César Vallejo, Rita Malú, Valery Larbaud, García Lorca, Pola Negri, Berta Bocado, Alberto Savinio y Georgia O’Keefe. Dos requisitos eran imprescindibles para formar parte de la sociedad secreta: junto a que la obra artística de uno fuera portátil, es decir, que no fuera pesada y pudiera ser fácilmente trasladable en un maletín, la otra condición era la de funcionar como una perfecta máquina soltera. Aunque no imprescindibles, se recomendaba también poseer ciertos rasgos que eran considerados como específicamente shandys: sexualidad extrema, espíritu innovador, ausencia de grandes propósitos, insolencia, tensa convivencia con el doble, simpatía por la negritud y nomadismo infatigable. I. E. S.
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NUESTRO HOMBRE EN ÁFRICA
SOMALIA 2006 - PLAYSTATION 3 Nuestro hombre en África nos manda su relato en forma de pantallas de playstation 3 con crecientes niveles de dificultad. El “juego” de salvar vidas ha de sortear a los señores de la guerra y a otros señores del mal, incluida a la señorona naturaleza, a veces madre y a veces madrastra.
NIVEL 1.- INUNDACIONES Septiembre 2006. El río Shabelle se ha desbordado en múltiples lugares desde la frontera con Etiopía hasta su desembocadura, convirtiendo la región en una piscina. Tu objetivo es evitar la propagación de epidemias –pon especial atención al cólera y a la malaria- y vigilar que no se produzca una crisis nutricional.
PANTALLA 1.1.- EL CONSEJO DE ANCIANOS. Estás reunido con 60 ancianos de otros tantos pueblos afectados por las inundaciones. Tu objetivo es firmar un acuerdo para realizar distribuciones de mosquiteras en sus aldeas, garantizando la equidad del reparto y la seguridad de tu equipo. Llego a un acuerdo con el Consejo de Ancianos repartir 2 mosquiteras por familia, pero las cifras de población que me intentan colar están infladas hasta un 800%. Discutimos; la tensión ambiental crece por momentos. Les cuento una versión del cuento de la gallina de los huevos de oro. Yo soy la gallina. Nos echamos unas risas y firmamos los acuerdos. Gano 200 puntos. En una de las aldeas más díscolas acordamos contar el número de casas para verificar la población total. El día del recuento veo que hay unos 300 iglús de caña y telas con pinta de haber sido montadas 5 minutos antes. Pierdo 75 puntos, por primo; los de la aldea se ganan 600 mosquiteras y el premio Lazarillo de Tormes.
PANTALLA 1.2.- EL RÍO. Los caminos están cortados por el agua. Tu objetivo es transportar 16.000 mosquiteras a los 60 pueblos afectados. Alquilamos 3 tractores con los que cubrimos un 80% de los pueblos. Allí donde no pasan los tractores utilizamos porteadores. Objetivo cumplido en 55 pueblos: gano 500 puntos. Todavía nos quedan 4 ó 5 pueblos a los que sólo se puede llegar por el río. UNICEF nos deja una barca. Remontando el río, nos atacan tres cocodrilos. Matamos a dos de ellos. Ventajas de ir con el kalashnikov a todas partes. Gano otros 80 puntos.
PANTALLA 1.3.- MUJERES DESESPERADAS. Uno de tus trabajadores te la ha metido doblada, organizando una distribución de mosquiteras sin informarte, curiosamente en el pueblo de sus parientes. Este pueblo no debería estar incluido en la lista de beneficiarios, por proximidad a la ciudad y el riesgo de provocar un efecto llamada. El día del reparto hay cientos de mujeres rodeando a tu equipo, que se encuentra desbordado e incapaz de abastecer a todo el mundo. Tu objetivo es sacar a tu equipo de allí sano y salvo. Aunque nunca debía haberse hecho una distribución en esta aldea, ahora es demasiado tarde para cancelarla. Los Ancianos no se atreven a identificar las mujeres que son del pueblo y separarlas de las foráneas, por miedo a desatar la violencia de éstas (las somalíes son de armas tomar). Acordamos repartir una única mosquitera por familia, para que alcance para todos. Pierdo 100 puntos. Mi empleado capullo se gana un warning. Como reciba otros dos, se va a la calle.
PANTALLA 1.4.- ASALTADORES DE CAMINOS. Ojo con los bandidos. Tu objetivo es completar la distribución de mosquiteras sin incidentes. El último día de distribución, en el penúltimo pueblo, aparecen 20 golfos apandadores armados con kalashnikov y machetes. Interrumpen el reparto y se llevan suculento botín: 160 mosquiteras, ocho por cabeza. Ningún herido. Pierdo 50 puntos. Las Cortes Islámicas deciden hacer una distribución de comida a algunos de los afectados por las inundaciones. Los muy patanes lo hacen en pleno centro de Jowhar, al lado de uno de nuestros centros de salud. Se forma un caos fenomenal, con intentos de robos y tiros al aire incluidos. Mando dos coches con seguratas armados hasta los dientes para sacar a la enfermera que está trabajando a 50 m de allí. La pobre llega a la oficina más avergonzada por la operación rescate –tipo Air Force one– que asustada por el tiroteo. Cero puntos.
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NIVEL 2.- LAS CORTES ISLÁMICAS Octubre 2006. Las Cortes Islámicas controlan Jowhar desde Junio. Tu objetivo es mantener una relación cordial con las nuevas autoridades, de mutuo respeto y colaboración en lo que atañe a sanidad pública, pero preservando la imagen de neutralidad de MSF.
PANTALLA 2.1.- ¿FALSAS ALARMAS? El gobernador te llama para reportar posibles casos de cólera en Culomundo e inundaciones en Quintopino, y transmitirte su temor a la gripe aviar tras la extraña muerte de una bandada de pájaros con brazaletes de una universidad croata (!?) Tu objetivo es cerciorarte de qué diablos pasa, e intervenir si fuere menester. Lo de los pájaros suena a coña pero salió hasta en la televisión sueca. Cuando llegaron a manos del veterinario estaban tan descompuestos que éste no hizo más que quemarlos, sin poder analizar nada. Queda archivado como expediente X. El cólera era una simple diarrea por usar un remedio casero malsano; los de la aldea tenían ganas de llamar la atención para que les hiciéramos caso, cual niño malcriado. Las inundaciones nos harán extender el reparto de mosquiteras y la vigilancia epidemiológica a otros pueblos. Las Cortes Islámicas se quedan razonablemente satisfechas con nuestra intervención. Gano 100 puntos.
PANTALLA 2.2.- LOS IMPUESTOS. Las Cortes Islámicas requisan todos los coches MSF porque los propietarios se niegan a pagar los impuestos (son coches alquilados). Tu objetivo es recuperar los coches inmediatamente. Nos tiramos varios días presionando a los propietarios infructuosamente. Simultáneamente, los combates se aproximan por el oeste. Con combates y sin coches, decidimos evacuar al equipo a Nairobi. Como Murphy nunca falla, el mismo día que nos vamos los propietarios ceden y las Cortes nos devuelven los coches. Regresamos 5 días después, con los combates alejados. Pierdo 300 puntos por los días de inacción.
PANTALLA 2.3.- EL COMANDANTE CHULOPLAYA Y EL SALVOCONDUCTO. Un comandante chuloplaya y quince milicianos armados tienen retenidas a cinco expatriadas MSF en el dispensario de Burene, que se encuentra a una hora de Jowhar. El muy capullo no quiere dejarlas salir hasta que se vistan “correctamente”, esto es, nada de usar pantalones. Las chicas ya iban con el pelo cubierto, tal como se había acordado con el gobernador. Tu objetivo es liberar las cinco expatriadas y evitar que este incidente vuelva a repetirse. Me reúno ipso facto con el gobernador para mostrarle mi indignación. INADMISIBLE!! Voy con el Noguera, que borda el papel de poli malo; yo hago de poli bueno, que es más agradecido. Exigimos la liberación inmediata de las chicas, unas disculpas por el incidente y un salvoconducto antitocacojones. OJITO: Mientras no nos concedan los tres deseos, mantenemos cerrado el centro de salud en donde ocurrió el incidente. ¡ÓRDAGO, CAGO’N ROS! Tras una llamada del gobernador al comandante capullo, las chicas vuelven a Jowhar sin contratiempos. Lo más triste es que el muy membrillo ni siquiera actuaba por creencias religiosas; acababa de hacerse con el cargo y estaba sacando pecho. La carta de disculpas del gobernador llega esa misma tarde. Toca mantener el órdago: no abro el dispensario de Burene hasta que no reciba un salvoconducto que reconozca el respeto de las Autoridades a nuestras operaciones. El gobernador se me cabrea, pues considera que ya se había plegado suficientemente a mis demandas y cree que quiero humillarle. Sube la tensión. Intento verle de nuevo para apaciguarle, pero soplan vientos de guerra en Baidoa y tiene que irse con urgencia a Mogadishu. Pasan los días; el dispensario sigue cerrado; el gobernador, ausente; y la comunidad de Burene echando chispas contra el comandante capullo y las Cortes Islámicas. Sigue aumentando la tensión entre las partes implicadas. Todos salimos perdiendo. ¡Qué estrés! Una semana después del cierre, el vicegobernador se reúne conmigo y me da el puto papel. Reabrimos Burene y todos respiramos. De ésta no habré perdido puntos, pero lo que es pelo...
(continuará) I. E. S.
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CREACIÓN LITERARIA
LOS SAUCES DEL CEMENTERIO por
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Me gustaba sentarme allí a pensar y a tratar de olvidar por un pequeño instante lo insignificante de mi vida.
sólo un juguete manejado por un niño caprichoso. Me gustaba sentarme allí a pensar y a tratar de olvidar por un pequeño instante lo insignificante de mi vida. Estaba claro que una muchacha como yo no podía estar por ahí cuando ya había oscurecido, pero estaba harta de tanto obstáculo y solía escaparme para poder ver el anochecer, sola, únicamente acompañada por el frío, el viento, la luna y los muertos, esos pobres engañados y condenados a llevar una vida insignificante y servicial para su señor que les promete la vida eterna. Yo nunca creí aquellas historias, yo estaba convencida de que no había nada más allá, que esto era todo. Pero en aquella época pensar esto se consideraba inmoral y más para una muchacha como yo, por ello fingía que la Palabra del Señor me interesaba
aquella jornada fría propia del invierno. La quietud que se respiraba en aquellos momentos sólo era interrumpida por las campanas de la vieja iglesia casi derruida del monasterio que se encontraba en la zona mas alejada del pueblo, junto a las montañas. Yo observaba esta escena mientras el viento ondeaba mis cabellos en un alto desde el que podía observar todo aquello. Sentada allí en la fría roca sintiendo el viento en mi rostro moviendo mi pelo, empujando mis ropas, me sentía libre. Todo aquello me llenaba de una paz que no soy capaz de explicar con palabras. Oía el viento ulular entre los sauces del cementerio. Yo era un alma inquieta mi mente estaba llena de preguntas a las que nunca encontraba respuesta. Mi corazón se sentía encerrado dentro de aquel cuerpo de muchacha de dieciocho años, atada a las costumbres de la época, condenada a un futuro ya escrito, alienada de mi propia vida ante un dios que controlaba todo lo que yo hacía y castigaría en el más allá mis actos en esta vida. Me sentía encadenada a la tierra sin poder pensar por mí misma, como una marioneta que alguien mueve desde lo alto a su antojo para representar una historia triste y descabellada,
y acudía cada día a los oficios, pues no podía dejar que me descubrieran. Sentía que la vida no tenia sentido, lo descubrí cuando apenas era una niña y descubrí que los cuentos de hadas nunca se hacían realidad, que todos aquellos seres que aparecían en los historias eran fruto de creencias populares y de mentes adultas que querían crear algún tipo de ilusión a los pobres niños. Sabía que las historias se adornaban y exageraban
a noche comenzaba a caer sobre las lomas de las altas montañas que rodeaban el frondoso valle. El viento soplaba con fuerza aquella tarde, zarandeaba de un lado a otro los sauces del cementerio haciéndolos bailar hipnóticamente de un lado a otro. Las últimas viudas que lloraban a sus muertos comenzaban ya a secar sus lágrimas y se disponían a regresar a la realidad de sus vidas. Todo quedaba desierto al llegar la noche. Los niños se acostaban y el silencio que había era sepulcral. Los hombres llegaban a casa cansados de toda
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Marta Hernando Lera
para impresionar a los que las escuchaban, por lo general analfabetos, con ellas se podía controlar su mente haciéndoles creer que es cierto lo que en realidad no existe. Por ello, yo sola desde hacia unos cuantos años había dejado de creer en lo que contaban los Evangelios que nos inculcaban desde muy pequeños, creía que los hombres habían inventado todo aquello para controlar a la inmensa masa de gente, que temerosa creía a pies juntillas todo lo que ellos les decían por miedo a represalias futuras. Mi vida transcurría así entre la mentira, el dolor y mis momentos de libertad sentada en aquel gélido peñasco sin oír nada, sola, infinita, sintiendo que formaba parte de la tierra, y soñando que quizás algún día la muerte viniera a por mí y que todo aquello se acabara. Sabía que en ese momento sería libre, pues no habría nada, ni amor, ni tristeza, ni soledad, ni reglas, simplemente la nada. Estas ideas de la muerte cada vez cobraban más sentido en mi joven mente, ya que mi vida no era nada agradable. Era la menor de siete hermanos todos ellos varones, mis padres eran ya bastante mayores y yo nunca había sido una hija deseada. Recuerdo oír a mi hermano mayor decir que mis padres no querían tenerme y que estaban pensando en tirarme al arroyo en cuanto naciera, pues eran demasiado pobres para hacerse cargo de un bebé. También me contó que este descabellado plan estaba a punto de efectuarse hasta que una anciana que caminaba con su ganado vio la escena y obligó a mi madre a llevarme a casa y criarme. Crecí bastante feliz pues la anciana acudía todos los días a verme y me colmaba de besos e historias que yo escuchaba atentamente, me despertó
Recuerdo oír a mi hermano mayor decir que mis padres no querían tenerme. el gusanillo del saber y por ella ahora sé todo lo que sé. Una húmeda y nebulosa mañana de noviembre descubrí la fatal noticia, mi bienhechora había fallecido, yo entonces sólo tenía nueve años. Este sigue >>>
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CREACIÓN LITERARIA
>>> acontecimiento me marcó profundamen- menudo me propinaban, por eso quería te, pues ella era muy creyente y estaba morir, alejarme de todo aquello. Sabía segura de que Dios sería bondadoso con que no podía escapar pues tarde o temella y que la llevaría a su reino de glo- prano me encontrarían y la paliza sería aún peor que las que ria. Me juró en su lecho Comprendí que no recibía a diario. A veces de muerte que siempre estaría conmigo, que merecía la pena vivir deseaba con todas mis nada malo me pasaría sometida a nadie, yo fuerzas que la paliza fuera tan fuerte que acabara porque ella estaría a mi controlaba mi vida, con mi miserable vida, lado para evitar los manadie más. pero ni ese triste deseo se los tratos que recibía a menudo de mi familia. Que rezaría por me concedía. mí, que todo cambiaría, que mi vida seHe decidido escribir esa hisría mejor. Me animaba a creer y así fue durante algún tiempo, pero las palizas se toria para poder expresarme ya que no repetían, ahora estaba sola en el mundo, puedo hablar con nadie. Estoy sola atra-
pues la única persona que me quería había desaparecido para mí. Nada mejoraba y si yo quería seguir aprendiendo debía esconderme, ya que a menudo mis hermanos cogían y quemaban mis libros, que eran el único recuerdo que yo tenía de la anciana. A una temprana edad comprendí que ella me había mentido inculcándome sus creencias, pues yo pedía ayuda a Dios y a ella misma, pero ninguno escuchaba mis súplicas. Comprendí que no merecía la pena vivir sometida a nadie, yo controlaba mi vida, nadie más. Pasaban los años y yo cada vez me daba más cuenta de que yo tenía razón, mi futuro lo escribía yo. Estaba harta de la vida que llevaba; era tan insignificante que si yo no estaba, nadie me echaba en falta, por eso disfrutaba de esos pequeños momentos de libertad. Yo no era nada, mi rostro estaba amoratado de los golpes que a
pada en este mundo, ahogada por sus sogas, condenada en vida, luchando por salir pero a la vez anhelando la muerte. Nunca he experimentado el amor, nunca nadie me ha querido, excepto mi pobre ancianita. También ella era para mí mi verdadera madre, pero ahora ya no estaba y las ansias de dar cariño me estaban quemando las entrañas, necesitaba una sonrisa que me hiciera sentir un poco querida, un abrazo que me diera seguridad, un beso que hiciera volver a latir mi corazón. Una noche volví a casa toda empapada pues la lluvia del otoño me había sorprendido mientras regresaba, el agua helaba mis huesos y yo tiritaba mientras unos sudores fríos caían por mi frente. Llegué a casa y entré por la ventana del cuchitril en el que yo dormía. Me acosté y me tapé con la manta que yo misma me había tejido. No pude entrar en calor, los sudores eran cada vez más abundantes, y mis dientes castañe-
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teaban sin cesar, no podía estarme quieta pues los escalofríos invadían todo mi cuerpo. Intenté taparme con algo más pero todo era inútil, sentía que estaba enferma y no sabía qué sería de mí a partir de entonces. Logré dormirme, no sé exactamente el tiempo que pasé así, sólo recuerdo que cuando me desperté mi padre estaba junto a mi cama esperándome con una vara en ristre. Y mirándome encolerizado dijo con sarcasmo: “¿ya es hora de que se levante la princesa?”. Y sin aguardar explicaciones golpeó mi enfermo cuerpo una y otra vez. Quedé tendida en el suelo. Mientras me pegaba murmuraba cosas que ya no recuerdo. Mi cabeza daba vueltas, y pedía a ese dios en el que no creía que me matara, ya no quería vivir más. Mis súplicas, como era acostumbrado, no fueron escuchadas. Pasaron unos días, no sé cuántos, pudieron ser meses porque no recuerdo nada hasta que hace poco desperté en un psiquiátrico de la ciudad. Descubrí que estaba allí porque el médico una tarde había pasado por mi casa para ver a uno de mis hermanos que se encontraba enfermo, según me dijeron el médico se sobresaltó al verme en aquellas condiciones. Decía que deliraba, que hablaba incoherencias, que incluso me había revelado. La verdad es que no sé si todo aquello ocurrió o fue una invención de sus perversas mentes. Me dijeron que había sufrido unas extrañas fiebres que me producían delirios y amnesia pasajera. Hay días como hoy en que recuerdo todo pero otros pasan ante mí sin que pueda disfrutar apenas de ellos. Pasé allí unos días, aunque aquello era mejor que mi antiguo hogar, mi alma aún estaba atada. Mis días transcurrían encerrada en una húmeda habitación oscura por la que la luz sólo entraba a través de una minúscula ventana situada en lo alto de la fría pared. Pasaba el día intentando recordar y escribiendo, con algunos papeles que había conseguido coger, todo esto que ahora cuento. Ahora que nadie me buscaba necesitaba escapar de allí como fuese. Por ello tracé un plan: Todas las mañanas nos dejaban 15 minutos para poder pasear por los estériles jardines del sanatorio, aquella era mi oportunidad para escapar. Esa mañana me vestí como de costumbre con la bata de color sigue >>>
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CREACIÓN LITERARIA
>>> pardo que se nos daba como uniforme que ha pasado desde que descubrí y guardé bajo ella mis pocas pertenen- los cuerpos, sólo sé que tengo que cias, cogí un cuchillo del comedor y lo acabar con esto. Soy una asesina escondí bajo mis ropas, temía que al- aunque no recuerde nada de lo que guien me descubriese y quería algo para he hecho, por tanto, esta será mi sentencia de muerte. defenderme. Me aproxiAquí acaSentía el viento mé sigilosamente a la ba la historia de mi verja y me acerqué a en mi cara vida, la historia de una la zona en que la valla aquella mañana triste muchacha que era más fácil de saltar. de diciembre. Los nunca amó, la histoObservé que nadie me árboles desnudos ria de una mujer sin miraba y salté con todas mis fuerzas. No sé que encontraba a mi fe, la historia de una cómo, pero logré pasar paso me parecían el marioneta manejada al otro lado. Mi corazón jardín más hermoso. por alguien que le reservaba este fatídico latía deprisa, corrí colina abajo tan rápido como mis débiles pier- final. Me voy pues para siempre, nas me permitían. Sentía el viento en ahora no siento miedo, pues sé que mi cara aquella mañana de diciembre. no hay nada más, por que sé que si Los árboles desnudos que encontraba a Dios existiera no hubiera permitido mi paso me parecían el jardín más her- que se cumpliera el fatal acontecimoso. Todo era bello, aunque hacía frío miento, sé que no hay nada más mis mejillas estaban encarnadas pues la allá, sé que ahora ya no sentiré. Se sangre volvía a fluir por ellas, mis ojos acabaron el dolor y las lágrimas, la desbordados y mis pulmones llenos de soledad y el miedo; sólo seré nada. las historias y del miedo que nos produAdiós para siempre. la libertad que respiraba. Reía por pricen, sólo sentí tranquilidad a su lado. No mera vez en muchos años, reía tanto dijo nada pero su sonrisa y su mirada lo Una lágrima cayó por mi rosque incluso alguna lágrima se me escadijeron todo. Yo también le sonreí y supe paba, era tal la cantidad de sensaciones tro al terminar de leer aquel aterrador que por fin su alma se encontraba libre. que experimenté en aquel momento que relato. Sabía que era terrible lo que haUn haz de luz procedente de su pecho no soy capaz de explicarlas. Sentía por bía hecho, pero ella no era consciente iluminó la estancia en la que yo me enfin que ahora la vida cobraba sentido, no de sus actos. Entonces ya no sentí miecontraba, una fuerte brisa ondeó sus sé por qué pero la embriaguez de liber- do. Sabía que los amargos lamentos que cabellos, se elevó unos palmos sobre el tad me hacía sentir optimista y volver a había escuchado durante toda la noche, suelo, y con otra sonrisa se desvaneció creer. Llegué hasta el pueblo, al que no no eran sino los lloros de la joven de en las sombras volviendo de nuevo a las quería volver por nada del mundo, pero la historia. Sabía que estaba allí, la sentinieblas mi habitación. Encendí las velas había una fuerza inexplicable dentro de tía dentro de la casa, pero sabía que no y apreté junto a mi pecho su relato. A la mí que me empujaba a dirigirme hasta quería hacerme daño, sólo quería que mañana siguiente salí al exterior y sobre allí. No sé por qué, ni qué pasó, mi vis- se la escuchara, que alguien supiera la corteza del único sauce que aún queta se nubló y no recuerdo nada a partir que ella había existido. Descubrí por las daba desde su época, grabé: “Mi alma de entonces. Cuando volví en mí, grité descripciones del relato no te olvida”. de horror, no podía creer lo que había que mi nueva casa ha- Vi mi enorme culpa, Desde que la hecho, mis manos estaban cubiertas de bía sido construida cer- pero lo cierto es que historia llegó a mis manos sangre, mis vestidos, mi rostro. Descubrí ca del cementerio de la no recordaba nada. mi vida cambió por comun hacha en mi mano, que tiré al sue- historia. Sabía que ahopleto, yo era una mujer lo horrorizada. Miré a mi alrededor y vi ra ella estaba aquí atraque nunca había creído en los fantasuna fatal escena, los cuerpos de mi ma- pada, pues nadie sabía que existía, por mas. Pero aquella experiencia hizo camdre y mi hermano, que estaba enfermo, ello yo la invité a que se manifestara. biar mi punto de vista y me hizo darme degollados y apaleados de una manera Un escalofrío recorrió mi cuerpo, las vecuenta de que no sabemos nada de lo brutal. “Yo no puedo haber hecho eso”, las se apagaron y todo quedó en la más que sucede a nuestro alrededor, de lo me repetía. Y mi corazón latía atronando absoluta oscuridad. Sentí los lamentos que es cierto y de lo que no, de las histomis oídos. Un profundo dolor invadía mi más cerca, pero esta vez no sonaban rias que inventamos, hasta dónde puepecho, lloré y lloré por aquella gente que a desesperación. Oí unos pasos junto de llegar nuestra imaginación; si ella en nunca me había querido. Vi mi enorme a mi puerta que se abrió tímidamente, realidad fue la asesina de sus familiares, culpa, pero lo cierto es que no recordaba tras ella apareció la joven, con su veso si fue todo fruto de su enajenación; y nada. Era por la mañana temprano, así tido pardo manchado de sangre, su tez me hace pensar si verdaderamente noque el resto de mis hermanos y mi pa- blanca, sus ojos amoratados, y la marsotros existimos o esto sólo es un sueño dre aún tardarían en volver. Debía hacer ca de una gruesa soga alrededor de su más de nuestras retorcidas mentes. ● transparente cuello. Nunca antes había algo. No sé exactamente el tiempo visto yo a un fantasma pero a pesar de FIN
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León Felipe
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NARRADORES ACTUALES
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EL INOCENTE por José
María Merino
Jose María Merino ha demostrado su maestría para aproximarse a lo misterioso y para cruzar los límites siempre inquietantes que separan la vigilia del sueño. Tiene en su haber el Premio Nacional de la Crítica (1986), el Nacional de Literatura Juvenil (1992) y el Miguel Delibes (1996). Entre sus muchos libros destacamos un pionero libro de poseía, Sitio de Tarifa (1972), y otros muchos libros de prosa, La orilla oscura, El oro de los sueños, El heredero, Ficción continua, Cuentos de los días raros, Cuentos del libro de la noche, etc. La reseña crítica del último libro citado, realizada por el profesor Tomás-Néstor Martínez, fue publicada en el nº 7 del Año VI (Abril-2006) de La Mandrágora. Y si todo va bien, el 9 de febrero José María Merino ofecerá una charla-coloquio en nuestro Centro.
E
l profesor Sierra acostumbraba a mostrarse bastante cercano a sus alumnos. No le costaba sonreír, ni hacer bromas, y raras veces se enfadaba. Sin embargo, aquella mañana había entrado en clase con talante serio, un aire diferente del habitual, y después de sentarse en su mesa permaneció un rato sin hablar, mirándonos despacio, como si no nos reconociese. Al principio se pudieron escuchar algunas risitas, como anticipos jocosos del chiste que la gente estaba esperando, pero luego todos nos quedamos también silenciosos, contemplándole con la misma atención con que él nos miraba a nosotros.
Habló por fin para decirnos que aquel día la clase iba a ser distinta, que no íbamos a tratar directamente ningún tema del programa, que nos iba a contar una historia. Enseguida matizó lo que había dicho y añadió que, para que la cosa no pareciese tan rara, su relato podíamos considerarlo como una narración oral, y además en primera persona, exclamó, sonriendo por primera vez. Luego se puso de pie y, acercándose a la parte delantera de su mesa, se apoyó en ella y se cruzó de brazos, recuperando con ello una de sus posturas preferidas. Yo creo que entonces todos nos sentimos más relajados. -La historia que os voy a contar empieza hace quince años. Yo tenía
entonces vuestra edad. Imaginaros a mis amigos y a mí cuando íbamos a estudiar al instituto. Vosotros nos miráis como si pensaseis que siempre hemos sido adultos, y nosotros solemos olvidar que también fuimos adolescentes. En fin, los años han pasado, como pasarán para vosotros, y yo he perdido el contacto con casi todos mis compañeros de entonces. Me fui a estudiar la carrera lejos de aquella ciudad, otros también se marcharon, nos dispersamos. Sólo he seguido teniendo comunicación con uno de ellos, Héctor, que nunca se movió de allí. Casi no hemos vuelto a vernos, y apenas sabríamos nada el uno del otro, si no fuese porque al final de cada año nos cruzamos unas postales, contándonos en pocas palabras cómo nos ha ido y deseándonos feliz año nuevo. Pero ayer por la noche mi antiguo amigo Héctor me telefoneó, muy conmovido, para decirme que había muerto su hermano Fidel, otro de los compañeros de aquellos años. La noticia me trajo a la cabeza muchas cosas de entonces, y una aventura muy rara, misteriosa, que nunca he podido olvidar. Esta mañana, de camino hacia aquí, he decidido contárosla, aunque siga sin encontrarle explicación. A lo mejor os la cuento para volver a escuchármela a mí mismo, para seguir intentando entenderla. Se acercó a la pizarra y trazó una especie de circunferencia, como si fuese a componer un diagrama, pero enseguida nos dimos cuenta de que era un dibujo sin objeto, un puro garabato, pues mientras hablaba fue dibujando
rayas alrededor sin ton ni son. -Llevábamos siendo amigos varios cursos. Héctor, Antonio, Luis, a éste siempre le llamábamos Beli, una abreviatura del apellido, y yo. Íbamos juntos al cine, al río, de paseo, jugábamos entre nosotros a los juegos de cada temporada, al fútbol, nos pasábamos los apuntes, intentábamos ayudarnos en los exámenes. Soltó la tiza y volvió a apoyarse en su mesa. En medio de la pizarra quedó pintado un sol deforme. -Aquel curso vino al instituto, a la clase anterior a la nuestra, el hermano de Héctor, Fidel, al que acabaríamos llamando Fidelín. Sabíamos que Héctor tenía un hermano pero nunca le preguntábamos por él, porque se decía que aquel chico no estaba bien, y que por eso lo tenían interno en un colegio especial, pero aquel año lo pasaron a los cursos normales. Que el chico no estaba bien se notaba enseguida, en cuanto se le oía hablar. Era bastante alto, más que la mayoría de los de su edad, un poco gordo, con unos andares muy desmañados, y tenía cierta dificultad para hablar y para entender las cosas. El mismo día que llegó, uno de los mayores, con el que tropezó en el recreo, le dio un empujón llamándole subnormal, retrasado mental. Héctor, que lo oyó, se lanzó contra él como un rayo y empezaron a darse puñetazos. A Héctor le costó sangrar por la nariz y a su contrincante un ojo morado, y ambos fueron castigados, pero nadie volvió a tratar mal a Fidelín. Héctor decía que su hermano era un inocente, que es como llamaban antes en los pueblos a esos chicos. “Mi hermano es un inocente, y a los inocentes hay que respetarlos”, decía. “Mi hermano no se mete con nadie, y nadie tiene derecho a meterse con él”. Su afán de proteger a Fidelín llegó a tal punto que lo incorporó a nuestra pandilla. Lo llevaba con nosotros a jugar al fútbol y lo ponía de árbitro, menos
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>>> mal que no le hacíamos caso, al cine, de paseo, a la feria, cuando la había. Así, Fidelín se convirtió en otro miembro del grupo, y al fin nos acostumbramos a su extraña forma de andar y de hablar, a sus ocurrencias, que nos hacían reír sin remedio, y el propio Héctor acabó tolerando nuestras burlas amistosas hacia su hermano. Por ejemplo, cuando le explicaron en clase la fotosíntesis, nos
contó que las plantas respiraban como nosotros, que si nos fijábamos bien se podía ver que cada hoja se hincha y se deshincha, y que los árboles hacen ruido de soltar el aire, de vez en cuando. A veces se ponía a hablar con los bichos, una hormiga, una oruga, un escarabajo, a preguntarles cómo se encontraban, qué habían comido, que qué tal la familia. Una vez, en navidades, fuimos a la iglesia de San Francisco, que ponía un belén muy celebrado, y se echó a llorar porque decía que el buey del portal tenía los ojos demasiados tristes. Otra vez que fuimos al río a pescar, nos amargó
la tarde, porque, según él, aquellos barbos que habíamos sacado estaban gritando de sentir que se ahogaban fuera del agua. En algunas ocasiones se exaltaba un poco, y aquella fue una de ellas, y Héctor dijo que se lo iba a llevar a casa para que le diesen una pastilla, pero antes tuvimos que devolver la pesca al río. A veces hacía cosas raras, a lo mejor el parque estaba solitario y él echaba a correr como si persiguiese una pelota real, o se ponía a hablar como si conversase con alguien, mirando a un punto vacío. Pero, con sus rarezas, era un compañero dócil, pacífico y alegre.
to, los restos de las grandes montañas desaparecidas. Para extraer el oro, en aquellas montañas se perforaban largos túneles, con trabajo muy duro de esclavos, y luego se hacía entrar por allí a presión agua que llegaba a través de un sistema de canales que también los esclavos habían excavado en la roca viva de las montañas circundantes. El agua derrumbaba los túneles y arrastraba la tierra hasta unos enormes lavaderos en que quedaban depositadas las pepitas de oro. El lugar estimuló nuestra imaginación, pues mis amigos y yo pensábamos que sin duda en aquella tierra debía de quedar todavía oro, mucho oro. De modo que nos propusimos buscarlo. El recuerdo de aquellas lejanas ilusiones le hizo sonreír. Guardó silencio y se puso a mirarnos otra vez de uno en uno, como si se preguntase cuál podía ser la quimera en que soñaba cada uno de nosotros. No había risitas, ni comen-
E r a bastante raro que un profesor, aunque fuese don Miguel Sierra, se pusiese a contarnos historias de su vida, de manera que todos estábamos pendientes de sus palabras. -La historia que os voy a contar sucedió aquel mismo curso o al siguiente, ya no estoy seguro. En el instituto habíamos hecho una excursión a un paraje de montes carcomidos que son el resultado de la minería del oro en tiempo de los romanos, hace dos mil años. Lo llaman Las Médulas. Es un lugar extraño, silencioso, muy solitario. Entre grupos de árboles se alzan, como esqueletos de tierra de color amarillen-
tarios, nadie se movía. Aquellas confidencias insólitas nos estaban resultando demasiado sorprendentes. -Aprovechamos otra excursión escolar. Mentimos en casa. Ya sé que esto que os digo no resulta muy ejemplar, pero así fue. Coincidiendo con el tiempo de la excursión verdadera, de la oficial, y empleando el dinero en la nuestra, nosotros nos iríamos a los viejos restos de las minas romanas. Conseguimos unas tiendas de campaña pequeñas, sacos de dormir para todos. Calculamos la comida necesaria, el agua. Llevaríamos azadas, palas de jardín, cedazos, linternas, pilas. El viaje fue una odisea, dos autobuses primero, con un largo tiempo de trasbordo entre uno y otro, luego una interminable caminata
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con todo a cuestas. Mientras tanto, le íbamos contando a Fidelín el objetivo de nuestra excursión, le hablábamos de los canales, del agua que había hecho derrumbarse las galerías y que arrastraba la tierra en torrentes de arenas auríferas, de los esclavos sudorosos, de los soldados vigilantes, del oro que al cabo brillaría en los grandes depósitos, una vez arrancado de la tierra. No podíamos saber si era consciente de nuestras referencias a un tiempo tan lejano, el mismo tiempo en que había nacido Jesucristo, pero él nos escuchaba con interés, se contagiaba de nuestro entusiasmo de buscadores de aquel oro con que estaban hechos los anillos de matrimonio, los pendientes y las pulseras de nuestras madres y hermanas, los cálices de las iglesias, las monedas de las leyendas. Llegamos al lugar bastante tarde. El sol declinante iluminaba los picos de aquellos montes roídos y les hacía parecer los dientes de una enorme dentadura abierta en el valle. Se levantó de nuevo para acercarse a la pizarra y guardó silencio mientras dibujaba unas siluetas quebradas, acaso las de aquellos montes con aspecto de grandes dientes puntiagudos y llenos de caries. Contempló unos instantes lo que había dibujado, dejó la tiza, y antes de volver a sentarse se limpió cuidadosamente los dedos con el trapo. -Cuando empezamos a montar las tiendas, comenzó a manifestarse el desasosiego de Fidelín. Se había acercado a una parte del monte en que se abría la enorme boca de una de las antiguas galerías, pero volvió corriendo a donde estábamos. “El agua, el agua” balbuceaba, “aquí las tiendas no, por aquí pasa el agua, nos llevará, nos aho-
garemos”. Le aseguramos que eso era imposible, que hacía cientos y cientos de años que ningún agua que no fuese la de la lluvia mojaba aquellos parajes, pero se puso tan nervioso, que Héctor nos pidió que cambiásemos el emplazamiento de las tiendas para que se tranquilizase. Buscamos otro sitio y no lo encontramos tan llano. Sin embargo, tuvimos que aguantarnos. Estábamos arrepentidos de haberle contado nuestro proyecto a Fidelín con tanto fervor, pues sentíamos que habíamos sido nosotros mismos los causantes de aquella actitud suya. Mientras acabábamos de montar las tiendas y de ordenar las cosas, Fidelín volvió a merodear por el bosquecillo. Héctor le había dicho que no fuese lejos, que no se apartase mucho de nosotros, y regresó al cabo de un rato, muy excitado. “¡Los esclavos!”, gritaba “¡los esclavos!”. Parecía despavorido. “¡Hay muchos, muchos! ¡Los atan con cadenas para llevarlos a dormir, les dan de cenar un pedazo de pan!”. “Vale, Fidelín, ahora vamos a cenar nosotros”, le dijo Héctor, pero Fidelín nos hizo seguirle, mientras corría con sus andares bamboleantes. El sol ya se había puesto y había una opacidad azulada, una bruma ligerísima embalsada entre las masas picudas de los montes arruinados. Fidelín señalaba aquella opacidad como si mostrase algo muy interesante. “Los soldados, los e s c l a v o s ”, murmuraba, pero allí no había otra cosa que árboles, rocas, y la oscuridad que iba
depositándose en silencio sobre todas las cosas. Regresamos con él al campamento, pero parecía muy nervioso, y Héctor estaba contrariado. “Mira que si hoy le da uno de sus ataques aquí, lejos de todo el mundo, sin pastillas”. Pero al cabo Fidelín dejó de hablar de aquellas cosas, de los esclavos desarrapados, de los soldados con sus lanzas y escudos. Hicimos una hoguera, cenamos con hambre unos bocadillos. Yo creo que sentíamos la aventura como un sabor, como un tacto en la piel. Salió una luna enorme, al principio rojiza, luego amarillenta, por fin blanca como nieve, que llenó el paraje de claroscuros, de sombras movedizas. Empezaban a oírse cantos o graznidos de pájaros, aleteos, crujidos en la maleza, ruidos de insectos, sonidos en lo oscuro que nos inquietaban, aunque disimulásemos. La narración del profesor Sierra se había hecho más lenta y parecía recrearse en la memoria de aquel anochecer. Tras una pausa, se puso de pie para reclinar otra vez el cuerpo en la mesa, cruzado de brazos y de piernas. -Acordamos el plan del día siguiente: penetrar en alguna de las grandes cuevas, cavar, cerner la tierra cavada en busca de las riquísimas pepitas. A la luz de la hoguera los ojos de Fidelín brillaban muy abiertos, como si permaneciese pasmado por alguna visión. Después de un rato, seguros de que la jornada próxima estaría llena de estupendos hallazgos áureos, nos acostamos. Estaban en la tienda más pequeña Héctor y Fidelín, y en la otra Antonio, Luis Belinchón y yo. Creo que a todos nos costó un poco quedarnos dormidos, porque aquellos murmullos del monte parecían dar señal de muchas presencias acechantes, y la lona de la tienda, iluminada por la luna, mantenía sobre nuestras cabezas un raro fulgor. Pero al fin caímos en el sueño. Nos despertó de repente la voz de Héctor, que llamaba repetidamente a su hermano, y luego
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sonó la cremallera de nuestra tienda. El tono de la voz de Héctor daba señal de su inquietud: “¡Fidelín no está en la tienda, ni alrededor! ¡Ha desaparecido!” gritaba. Salimos de los sacos, nos abrigamos un poco, cogimos las linternas. Ante la noche, a la vez luminosa y llena de sombras indescifrables, nos sentíamos confusos, desorientados. “¡Hay que encontrarlo!”, decía Héctor. Nos separamos y recorrimos el lugar llamándole a voces, pero no contestaba. La búsqueda duró bastante tiempo, y a veces nos encontrábamos los propios buscadores, sobresaltándonos, pues no conseguíamos identificarnos en lo oscuro. Después de un rato bastante largo volvimos a concentrarnos en el campamento. Héctor propuso ir al pueblo a pedir ayuda. Los demás no sabíamos qué hacer. La noche se había puesto fresca y yo, entre el frío y el sueño, tenía una fuerte sensación de pesadilla. Cuando habíamos decidido que iríamos al pueblo Héctor y yo, y que los demás permanecerían en el campamento, con un fuego encendido para señalar el lugar, se escuchó la voz de Fidelín. Estaba en el borde del bosquecillo, mirándonos con los mismos ojos desorbitados que había mostrado a la luz de la hoguera. Musitaba palabras ininteligibles y sufría una fuerte tiritona. Héctor le obligó a acostarse, nos acostamos todos, y nos quedamos durmiendo hasta que el sol estuvo muy arriba. El profesor Sierra había bajado de la tarima y estuvo moviéndose con parsimonia por los pasillos entre los pupitres, deteniéndose de vez en cuando para mirarnos de cerca, como si estuviese hablando con cada uno de nosotros. Volvió a subir a la tarima, se apoyó otra vez en su mesa y se frotó las manos con lentitud. -Os preguntaréis a dónde quiero ir a parar. Bueno, la aventura, así contada, parece que no tiene nada de particular, y estoy seguro de que bastantes de vosotros, chicos o chicas, habéis vivido alguna noche semejanI. E. S.
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te. Pero aquella vez sucedió algo que no consigo explicarme, algo que me ha hecho evocar aquella noche con viveza, cuando supe que el pobre Fidelín había muerto. Os dije que dormimos hasta la media mañana. Nos despertamos con hambre. El sol tan cálido y el descanso nos habían puesto de buen humor y acosábamos entre risas a Fidelín para que nos contase en qué discoteca o club de alterne se había metido. Él nos miraba un poco aturdido, porque no entendía nuestras bromas. Luego, cuando ya no le hacíamos caso, dijo que había encontrado el oro. Así lo dijo: “Encontré el oro”. Era una salida tan rara, que los ojos de todos nosotros quedaron fijos en él. “Lo tienen en unas cajas de hierro muy grandes. Hay allí muchos soldados, pero no me cogieron. Estaban allí mismo, al lado mío, pero no me dijeron nada, como si no me viesen”. Metió entonces la mano en un bolsillo del pantalón y sacó algo que brillaba en su palma. “Os las traje de recuerdo, las más gordas que encontré. Una para Héctor, otra para Antonio, otra para Miguel, otra para Beli”. Eran cuatro piedrecitas doradas, del tamaño de avellanas. En la clase había eso que se llama verdadera expectación, aunque luego supe que, como yo, muchos pensaban que el profesor Sierra nos estaba gastando una broma. El caso es que se desabrochó la camisa, sujetó una cadena que llevaba al cuello y, tras soltarla, nos enseñó un pequeño colgante dorado. -Aquí está la mía. Echarle un vistazo, si queréis, írosla pasando. Oro puro, macizo. Ese fue el oro que conseguimos, aunque yo no puedo imaginar de dónde lo sacó el pobre Fidelín. Y ahora que lo he vuelto a recordar, pienso que acaso lo más razonable sea no seguir dándole vueltas al asunto. ●
© Ministerio de Educación y Ciencia
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Perpetuum mobile, por SaLuT.
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DESDE EL OJO DEL HEAVY
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ho) quiero muc alguien que (Dedicado a
BLIND GUARDIAN
He escuchado el nuevo disco de los Blind, el grupo germano varía ligeramente su estilo, pero yo que también he escuchado bastante Blind Guardian digo que en muchas canciones queda precioso, a destacar creo que Turn The Page, canción con esos motivos medievales que caracterizan muchas de las canciones de los Blind, y una canción preciosa: Carry The Blessed Home; en esta canción ponen voces y arreglos para que dé un resultado precioso, con una estructura muy melódica, os aseguro que Blind Guardian con sus letras sobre dragones e historias épicas con canciones como ésta puede llegar a enamorar hasta a la persona que más aborrezca el heavy, por eso animo a escuchar de todo pero para aquel que sea cerrado cerrado… En pocas palabras, un gran trabajo aunque no tan bueno como los demás. Aun así, Notable
Estoy hasta la cebolla y cada rato que pasa se me va más la olla, me paro a pensar y escucho una voz que me dice: estás como una grandísima mierda. No gano, nunca gano, y ya no es que pierda, son los palos que me llevo. Otro lunes más, lo mismo de siempre, me paro a pensar y escucho, escucho el aire y si me quedo un rato más, escucho hasta el tiempo pasar. No puedo parar, pues la rutina me ha logrado llevar, voy lejos, muy lejos, pero despierto y sigo aquí. Atrapado y sin salida, y si la hay no la encuentro, y si la encuentro está cerrada. Me gustaría que cambiara pero no me da la gana, pudiéndolo cambiar no lo hago, y si lo intento siempre sale mal. Me paro a pensar y escucho, escucho por escuchar pues no oigo, no, a mi oído no le pasa nada, es de más adentro... Arriba, levanta, quita las legañas, desperézate, nosotros te esperamos. Ya sale el sol y con él las esperanzas. Miras a tu alrededor buscando unos ojos que te devuelvan la mirada, buscas y hallas, ahí está ella de pie, sentada, tumbada y de todos los colores, no te importa y te acercas, su fragancia te embriaga, y ya no paras, ya no escuchas los palos, ahora besos son, y sí, todos te los llevas tú. La salida no la buscas, y si la encuentras la tapias, no quieres salir. No oyes nada y no te importa, ni tampoco puedes ver, los sentidos desaparecen pero sientes más que nunca. Ya no paras ni escuchas, y sólo ella... A TI QUE UN DÍA CREÍ QUE ME QUERÍAS… Fdo: SCG
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r Santi en Córdoba con un Picasso descorazonado La Mandrágora del ‘León Felipe’ está disponible en internet en la página del Instituto:
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AGENDA, CONCURSO LITERARIO
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FEBRERO: −> Día
2: Viaje organizado por el Dpto. de Francés a Valladolid para ver una obra de teatro. Para los alumnos de 3º y 4º de E.S.O.
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Día 9: Dentro del programa «Encuentros Literarios en los I.E.S.» que auspicia el Ministerio de Cultura a través de la Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, el escritor José María Merino dará una charla coloquio en el Aula de Usos Múltiples. Para alumnos de 4º de E.S.O. Hora: 12,30 aprox.
Día 26: Jornada de puertas abiertas de la Universidad de Salamanca. Viajarán a Salamanca alumnos de 2º de Bachillerato. ------------------------
BASES 1.- Podrán participar todos aquellos alumnos que cursan sus estudios de Educación Secundaria Obligatoria, Bachillerato y Ciclos Formativos en los Centros de la Provincia de Zamora. 2.- El tema de la presente edición será de libre elección tanto en prosa como en verso. 3.- Los trabajos se presentarán escritos a máquina a doble espacio y por una sola cara, o impresos con procesador de textos interlineado a 1,5 líneas. En ambos casos, la extensión no habrá de sobrepasar los diez folios para la prosa y cincuenta versos para la poesía. 4.- Se otorgarán DOS PREMIOS:
1º Prosa...............150 euros
1º Poesía..............150 euros
Los trabajos se presentarán en lengua castellana.
5.- Los trabajos se presentarán firmados con seudónimo y para mantener el anonimato, incluirán un sobre cerrado que contenga los datos personales del autor, domicilio y Centro donde cursa sus estudios. En el exterior del sobre, figurará únicamente el seudónimo y el título del trabajo. 6.- El plazo de prsentación finalizará el día 9 de abril de 2007. Resolución del jurado: 16 de abril. Entrega de premios: 20 de abril. 7.- Los trabajos se presentarán en mano o por correo en:
I.E.S. “León Felipe”
Avda. Federico Silva, 46
49600 BENAVENTE (Zamora)
8.- Los trabajos premiados serán propiedad del Instituto. Los no premiados podrán retirarse dentro del mes siguiente al fallo. 9.- El Jurado se reserva el derecho de resolver cuantas dudas se presenten. Su fallo será inapelable, sometiéndose todo concursante a estas bases.
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«La estación de los amores,viene y va, y los deseos no envejecen, a pesar de la edad. Si pienso en cómo he malgastado yo mi tiempo, que no volverá, no regresará, más. La estación de los amores, viene y va, y llegará sin avisar, ya verás, te sorprenderá.» La canción es de Franco Battiato, el compositor e intérprete italiano afincado en el nomadismo músical. El disco: Ecos de danzas sufí, de 1985.
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Es tan cierto como el calentamiento global que la estación de los amores sigue yendo y viniendo: en billetes con versos encendidos y febriles, de una caligrafía temblorosa, o en billetes de curso legal, con el número nítidamente estampado en las dos caras del papel. Viene y va, pero no podemos bañarnos, ay, dos veces en el mismo río ni en el mismo mar. Por eso a los ‘amores ola’, de hola y adiós, de ida y vuelta, se les debe llamar con propiedad ‘amares’. Febrero es testigo. El-del-fin Pág.
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