¿Quién no ha escuchado la frase “el patio de mi casa”?
El dedicar esta nueva edición a este elemento arquitectónico nos ha hecho recordar muchas emociones, anécdotas y experiencias que hemos vivido desde niños en el patio de la casa de la abuela, de la escuela, de la iglesia o de nuestra propia casa: como el despertar con el canto de los pájaros, el dejarles un plato con un poco de alpiste para que coman, o el simple hecho de contemplarlos cuando visitan nuestro jardín con el propósito de comer frutos, saborear el néctar de las flores o tomar agua de los pequeños charcos que se formaron con la lluvia.